Derecho Laboral
CAPITULO I
Aspectos generales
1. Derechos humanos laborales
Dentro de los derechos humanos, podemos encontrar a los derechos humanos laborales.
Canessa Montejo nos explica que éstos "son ese conjunto de derechos laborales recogidos
en los tratados internacionales de derechos humanos y/o consagrados en los textos
constitucionales, que resultan indispensables para el respeto de la dignidad humana
dentro de las relaciones laborales y que aseguran la satisfacción de las necesidades
básicas dentro del mundo del trabajo.
Por su parte, Marcos-Sánchez y Rodríguez apuntan que los derechos humanos laborales
"son los que se orientan a posibilitar condiciones mínimas de vida r de trabajo para todas
las personas, así como la organización de los trabajadores para su defensa, reivindicación
v participación sociopolítica.
Sin embargo, dichos autores precisan que a pesar de que "hay una aceptación retórica de
que los derechos laborales también son derechos humanos' a menudo falta voluntad
política por incluir todos los derechos del trabajador-ciudadano en la práctica de los
derechos humanos, por parte de los Gobiernos e incluso de algunos organismos
internacionales.
Por su parte, Villavicencio sostiene que hay que concordar la interpretación de los
derechos humanos laborales con quienes afirman de manera concluyente que hay ciertos
derechos como la libertad sindical, huelga, seguridad social, que son juzgados como
derechos humanos quizá porque, a pesar de su dimensión inmediatamente laboral
trascienden el puro ámbito del Derecho del Trabajo para contribuir a la definición de una
forma democrática de organización social y de distribución del poder en su seno (De la
Villa Gil, García Becedas y García Perrote Ecartin, 1991, p.64.
Por Subordinado
cuenta
ajena Libre
Autónomo
Productivo
Trabajo Por Forzoso
Humano cuenta
propia
No
productivo
esta facultad del empleador de dirigir la actividad del trabajador, se llama poder de
dirección. De esta forma, la subordinación y el poder de dirección son dos
expresiones de un mismo fenómeno. Ahora bien, este último tiene varias
manifestaciones. Las principales son: dirigir (dictar las órdenes necesarias para la
ejecución de las mismas), fiscalizar (verificar si el trabajador está cumpliendo las
órdenes dadas) y sancionar (imponer sanciones disciplinarias, dentro de los
límites de la razonabilidad, si el trabajador incurre en cualquier infracción o
incumplimiento de sus obligaciones). Artículo 9' LPCL, D.S. N" 003-97-TR
(27.03.97)
Como excepción, se menciona expresamente que no genera relación laboral, la
prestación de servicios de los parientes consanguíneos hasta el segundo grado
(abuelos, padres, hijos, nietos y hermanos), para el titular o propietario (persona
natural) de un negocio, conduzca éste o no el negocio personalmente, salvo pacto
en contrario. Tampoco genera relación laboral la prestación de servicios del
cónyuge. 2'' D.C.T y D. LPCL, D.5. No 003-97-TR (27.03.97)
c. Remuneración
La remuneración se encuentra definida en nuestra legislación, como el íntegro de
lo que el trabajador recibe por sus servicios, en dinero o en especie, cualquiera
que sea la forma o denominación que se le dé, siempre que sea de su libre
disposición.
En esta definición podemos resaltar tres aspectos: el carácter contraprestativo, los
bienes con los que se paga y la libre disposición. Los dos últimos aspectos, se
relacionan, como explicaremos en las próximas líneas.
Gracias al carácter contraprestativo, el trabajador que pone a disposición del
empleador su actividad, tiene que recibir algo a cambio: una contraprestación; que
en el Derecho Laboral, se llama remuneración. Sin embargo, ésta no se agota en
dicho carácter contraprestativo. Esto es así, porque existen supuestos en los cuales
corresponde la percepción de remuneración, sin que exista prestación efectiva de
servicios; por ejemplo, los descansos remunerados o Ia licencia con goce de
remuneración.
Ahora bien, el pago puede ser en dinero o en especie. Sin embargo, las normas no
nos señalan que proporción debe existir entre uno y otra. Pero como hemos
- La jurisprudencia.
- El contrato de trabajo
a. La Constitución
La Constitución es la manifestación de la soberanía popular. Esto le brinda el
respaldo de ser la norma suprema del Estado. Por eso, es el lugar ideal para
regular y determinar de manera general, las fuentes del Derecho.
Además, el que sea norma suprema significa que prevalece sobre todas las demás
normas y obliga a todos (tanto a los poderes públicos, como a los particulares) a
observar su cumplimiento de manera ineludible.
La importancia que tiene la Constitución, desde el punto de vista del Derecho
Laboral, radica en que aquélla establece los principios y derechos humanos
laborales que deben ser las guías de todo el ordenamiento.
b. El tratado
El tratado, de acuerdo con Novak Talavera y Salmón Gárate, puede ser definido
como "el acuerdo de voluntades entre dos o más sujetos de derecho internacional
con capacidad para concertarlo; celebrado en forma verbal o escrita, regido por el
derecho internacional y destinado a crear, modificar o extinguir derechos de este
ordenamiento.
Ahora bien, en cuanto al rango normativo, Novak Talavera señala que, "la actual
Constitución Política del Perú de 1993 no deja mayores dudas respecto al rango
normativo de los tratados.
En efecto, el inciso 4 del artículo 200° de la Constitución atribuye rango de ley a
los tratados sin hacer distinción alguna entre tratados celebrados por el Congreso,
vía Resolución Legislativa y aquellos ratificados por el Presidente de la República
(vía Decreto Supremo). “Pero, mención especial merecen los tratados de derechos
humanos, gracias al artículo 3 de la Constitución.
Al respecto, el mencionado autor, apoyándose en Rubio Correa, apunta que "los
derechos de la persona consagrados en instrumentos internacionales (tratados,
declaraciones, etc.), hayan o no sido ratificados por el Perú (...) pueden ser
considerados derechos con rango constitucional en nuestro ordenamiento
jurídico".
Las características de los decretos legislativos, según nuestra Constitución, son las
siguientes:
Se trata de una situación excepcional dentro de la producción de normas
estatales.
Para que tengan validez, la delegación legislativa, debe constar en una ley
autoritativa emitida por el Congreso.
Sólo pueden regular las materias expresamente delegadas.
La duración de la delegación es por un tiempo limitado.
Lo dicta el Presidente, con la aprobación del Consejo de Ministros.
No puede regular materias relativas a reforma constitucional, la aprobación de
tratados internacionales, leyes orgánicas, la Ley del Presupuesto y Ley de
Cuenta General de La República.
El Presidente de la República tiene el deber de dar cuenta al Congreso de cada
decreto Legislativo que promulgue.
e. El decreto de urgencia
De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 118 inciso 19 de nuestra Constitución,
los decretos de urgencia sólo pueden tratar materia económica y financiera. En ese
sentido, por lo excepcional de su naturaleza, sus alcances deben restringirse a lo
estrictamente indispensable.
Por ello, deberían afectar únicamente a los derechos laborales económicos
regulados en la Ley de Presupuesto y otras normas conexas, ya que se trata de
materia económica que repercute directamente en el Estado. Por eso, ya que las
normas del Presupuesto, no regulan derechos laborales del sector privado, no sería
posible que el decreto de urgencia tenga injerencia sobre ellos.
f. El reglamento
El reglamento es el acto normativo típico del Poder Ejecutivo. Por lo general, se
presenta a través de decretos supremos que son emitidos por el Presidente de la
República.
Su función en nuestro ordenamiento jurídico, es ejecutar y reglamentar: las leyes,
los decretos legislativos y otras normas con rango de ley, siempre dentro de los
límites que éstas hayan fijado.
Por tanto, no podrá transgredir ni desnaturalizar la norma que le da origen.
- Los que se realizan para uniformizar las sentencias que se han pronunciado de
manera distinta. para casos similares (artículo 116 de la Ley Orgánica del
Poder Judicial).
- Los que se realizan para resolver un caso importante (artículo 400° del Código
Procesal Civil).
e. Las sentencias anulatorias de normas, que pueden ser de dos tipos:
- Las del Tribunal Constitucional, que elimina las leyes o normas con rango de
ley, que sean inconstitucionales.
- Las de la Corte Suprema, que elimina los reglamentos o demás normas de su
nivel, que vulneren la Constitución, la ley o las normas con rango de ley.
h. El convenio colectivo
El convenio colectivo es uno de los productos de una negociación colectiva. Aquél
se define como todo acuerdo que exista entre el empleador o grupo de
empleadores y una organización sindical de trabajadores (o a falta de ésta, los
representantes de los trabajadores), destinado a regular las remuneraciones,
condiciones de trabajo y en general las relaciones entre trabajadores y
empleadores.
En cuanto a los tipos de cláusulas del convenio colectivo, la mayoría de la
doctrina apunta a dividirlas en cláusulas normativas, obligacionales y
delimitadoras. Las cláusulas normativas, se definen como aquellas que vinculan
de manera general y abstracta a todos los trabajadores. En nuestro ordenamiento,
la expresión fuerza vinculante (artículo 28 inciso de la Constitución, y el artículo
42 de la LRCT), alude al efecto normativo de dichas cláusulas. Las
obligacionales, sólo vincularán a las partes que han suscrito el convenio; es decir,
solo a la organización sindical (o representantes) de los trabajadores y al(los)
empleado(es). Las cláusulas delimitadoras, por su parte, son las que establecen el
ámbito territorial, funcional, personal y temporal del convenio colectivo.
Sobre la jerarquía de las cláusulas normativas del convenio colectivo, nuestra
Constitución no le atribuye un nivel específico. En tal sentido, se ubica dentro de
las normas emanadas de la autonomía privada, pero necesariamente es superior
entre ellas debido a que ha sido creado de manera bilateral (en contraposición, por
ejemplo, al reglamento interno de trabajo, que es de producción unilateral).
principio. Éste señala que ante una norma que tenga varias interpretaciones, se debe
elegir aquélla que sea la más favorable al trabajador.
Para una parte de la doctrina, sólo será posible que el intérprete escoger la
interpretación más favorable para el trabajador, cuando no vaya en contra de la
interpretación literal y de la ratio legis de la norma. Ahora bien, desde el punto de
vista del ámbito objetivo, este principio solo se aplica en la interpretación de
productos normativos. Por tanto, no se admitirá que se aplique, por ejemplo, en la
valoración de las pruebas en procedimientos administrativos o procesos judiciales, ni
tampoco como regla de interpretación de un contrato de trabajo. Y desde el punto de
vista del ámbito subjetivo, la doctrina coincide que el titular de la protección que
brinda este derecho, son los trabajadores. Sin embargo, hay una discrepancia sobre la
titularidad de este derecho para las organizaciones sindicales. Sobre el particular,
Neves Mujica apunta que "caben dos posiciones: o se rechaza el principio, porque las
partes están equilibradas y ya no se justifica un favorecimiento interpretativo, o se
admite, porque la paridad puede ser en ciertos países o períodos más teórica que real
y, en todo caso, Io que beneficia al colectivo reincide sobre los individuos que lo
componen. Nos inclinamos por esta segunda.
Por otro lado, desde el punto de vista de nuestra Constitución, el in dubio pro
operario se debe aplicar luego de haber agotado los demás métodos interpretativos
que propone la teoría general del derecho (como por ejemplo, el método literal, el
lógico, el sistemático, etc.)
Por último, este principio se encuentra positivizado en nuestro ordenamiento, en el
artículo 26 numeral 3 de la Constitución y en la Ley Procesal del Trabajo, en el
artículo ll de su Título Preliminar.
5.2. Norma más favorable al trabajador
Se aplicará este principio, cuando dos o más normas regulen en forma incompatible
un mismo hecho.
Pero para entender mejor este principio, es mejor que se aclare el término
incompatibilidad. Ésta puede abarcar dos supuestos distintos: la contradicción y la
divergencia. Las cuales se distinguen en dos aspectos: según el tipo de normas que
concurren y los efectos de esta concurrencia. En cuanto al tipo de norma, las
clasificaciones relevantes se basan en el origen y el ámbito. De acuerdo al origen,
puede ser internacional (como el tratado), estatal (como la ley), profesional (como el
convenio colectivo) o social (como la costumbre). Y de acuerdo al ámbito, puede
clasificarse en general o especial. Ahora bien, si el origen y el ámbito de las normas
que concurren en la regulación del hecho coinciden, habrá una contradicción. Y si
hay coincidencia en uno de los aspectos (por ejemplo: distinto origen e igual ámbito)
o no la hay en ninguno (origen y ámbito distinto) se producirá una divergencia. Y en
cuanto a los efectos de la concurrencia, si estamos ante una contradicción, la
incompatibilidad entre las normas genera la eliminación de una de ellas, y por ende,
ya no habrá conflicto. En cambio, si estamos ante una divergencia, una de ellas se va
inaplicar para el caso en concreto, pero la otra seguirá vigente.
De esta forma, el problema radica en determinar qué norma se escoge y porqué. Al
respecto, la teoría general del Derecho, propone tres criterios, con el siguiente orden
en su utilización: la jerarquía, la especialidad y la temporalidad. Así, si las normas
incompatibles tienen rango distinto, debe elegirse la superior sobre la inferior; si el
rango es igual, se debe seleccionar la especial sobre la general; y si tienen el mismo
ámbito, se prefiere la posterior sobre la anterior.
Ahora bien, en el Derecho Laboral, además de estos criterios, existe un principio
específico para solucionar una divergencia entre normas: la norma más favorable.
Este señala que cuando dos normas regulan de manera divergente un mismo hecho
debe escogerse la que dé mayores ventajas al trabajador. Pero este principio, no
excluye los otros criterios antes mencionados. Su utilización conjunta, depende del
caso en concreto; pero el especificarlos, escapa a las pretensiones del presente
capítulo.
5.3. Irrenunciabilidad de derechos
Se desenvuelve ante la afectación de derechos de los trabajadores. En el Derecho
existen normas dispositivas e imperativas. Las dispositivas permiten que las partes
puedan pactar en contra de lo que ellas estipulan. En cambio, las imperativas, no
permiten esto. Ahora bien, dentro de estas últimas, podemos encontrar a las normas
de derecho necesario relativo, normas de máximos de derecho necesario y normas de
derecho necesario absoluto. Las primeras, permiten que se pacte sobre aspectos que
respeten los mínimos que se establecen; las segundas, impiden que las partes
acuerden beneficios mayores a los permitidos; y las terceras, no permiten que la
específico. Por esta razón, este principio se refiere a que el Estado debe incentivar o
abstenerse, en su caso, de actuar en el ámbito de lo acordado por las partes. Así, debe
fomentar la formación de sindicatos, incentivar la negociación colectiva y proteger el
derecho de huelga de los trabajadores. Todo esto implica no colocar trabas o
requisitos engorrosos que impedirán que se ejerzan estos derechos con libertad. A la
vez abstenerse de actuar, injerir, o alterar mediante normas estatales, lo dispuesto
mediante convenios colectivos. La labor del Estado consistirá en entrar a reglamentar
allí donde los sindicatos de trabajadores y los empleadores no se pongan de acuerdo
o en el caso de que con estos se afecten derechos fundamentales. Sólo regulará en
defecto de la actuación de los particulares o si éstos lo hacen de manera equivocada
(supuestos de renuncia de parte de los trabajadores).
Uno de los temas que abarca la autonomía colectiva es el producto de la negociación
colectiva es decir, el convenio colectivo. La Constitución de 1979 le imprimía el
carácter de "fuerza de ley" (término -que es errado porque una ley no es emitida por
particulares, ni es aplicada para un grupo restringido).
Actualmente con la constitución vigente se cambió a fuerza vinculante, es decir las
partes tendrán la facultad de decidir dentro de su ámbito lo concerniente a los
derechos económicos y sociales que consideren convenientes dentro de los límites
que establece la ley, pues serán vinculantes y de carácter normativo para el ámbito
(empresa, rama de actividad gremio) en que hayan acordado este convenio (eficacia
subjetiva) y también será obligatoria para los trabajadores que entren con
posterioridad a lo establecido por el convenio colectivo (eficacia temporal). Es por
ésta razón que la fuerza vinculante de los convenios colectivos proviene de la
Constitución y no del rango que se le quiera otorgar por la jerarquía de las fuentes.
En conclusión, a pesar que se encuentra sometida a la ley porque no podrá
desnaturalizarla, un decreto o una resolución no podrá primar sobre Io negociado y
acordado consensualmente en un convenio colectivo. Artículo 28° de la Constitución
Política de 1993, artículo 4° de Convenio OIT N° 98 y artículo 42° D.S. N° 01 0-
2003-TR (05.10.2003)
5.8. Fomento de la formalidad que permite al Estado verificar el cumplimiento de lo
previsto por el ordenamiento laboral
Más que un principio del derecho del trabajo lo que busca es incentivar la formalidad
en las empresas mediante medidas tributarias, financieras, crediticias, etc. que
favorezcan a los empleadores para conseguir que estas cumplan con otorgar a sus
trabajadores todos los derechos y beneficios que prevén las normas laborales de
nuestro ordenamiento jurídico. Así, los trabajadores no se verían perjudicados en sus
derechos por este alto índice de informalidad que existe en nuestro país.