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La Declaración de Derechos de Virginia, adoptada el 12 de

junio de 1776, está considerada la primera declaración de derechos


humanos moderna de la historia, aunque tiene un importante
antecedente en la Carta de Derechos Inglesa (Bill of Rights) de 1689.
Fue adoptada por la Convención de Delegados de Virginia como parte
de la Constitución de Virginia en el marco de la Revolución
Americana de 1776, en la que las 13 colonias británicas en América
obtuvieron su independencia. A través de la Declaración de
derechos de Virginia se animó a las demás colonias a
independizarse de Gran Bretaña.
Es un documento que proclama que todos los hombres son por
naturaleza libres e independientes y tienen una serie de derechos
inherentes de los cuales no pueden ser privados. Fue el antecedente
directo de la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano de 1789 realizada por la Revolución francesa y de la Carta
de Derechos de los Estados Unidos, que entró en vigencia en 1791 en
la forma de diez enmiendas a la Constitución de Estados Unidos.
El borrador inicial del documento fue realizado por George
Mason entre el 20 y el 26 de mayo de 1776, y posteriormente fue
modificada por Thomas Ludwell Lee y la propia Convención de
Virginia. Mason se inspiró en la Carta de Derechos Inglesa (Bill of
Rights) de 1689, pero a diferencia de aquella rechaza la noción de
clases privilegiadas o funciones gubernamentales hereditarias, como
sucedía (y aún sucede) en la monarquía británica.
La Declaración de Derechos de Virginia está compuesta por dieciséis
artículos en donde están enumerados los derechos pertenecientes al
pueblo de Virginia... como las bases y fundamento del Gobierno: a la
vida, a la libertad, a poseer propiedades, al debido proceso, libertad de
prensa y religión, etc. También establece la soberanía popular, la
prohibición de privilegios de nacimiento (igualdad ante la ley), la
división de poderes, el juicio por jurados, etc. Algunos especialistas
destacan el hecho de que la Declaración de Virginia convivió con
la esclavitud y la falta de derechos para las mujeres.

La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (en


francés: Déclaration des droits de l'homme et du citoyen), aprobada
por la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de
agosto de 1789, es uno de los documentos fundamentales de
la Revolución francesa (1789-1799) en cuanto a definir los derechos
personales y los de la comunidad, además de los universales.
Influenciada por la doctrina de los derechos naturales, los derechos
del Hombre se entienden como universales.
Aun cuando establece los derechos fundamentales de los ciudadanos
franceses y de todos los hombres sin excepción, no se refiere a la
condición de las mujeres o la esclavitud, aunque esta última seria
abolida por la Convención Nacional el 4 de febrero de 1794. Sin
embargo es considerado un documento precursor de los derechos
humanos a nivel nacional e internacional. No fue hasta que Olympe de
Gouges, en 1791, proclamó la Declaración de los Derechos de la
Mujer y la Ciudadana que las mujeres entraron en la historia de los
derechos humanos.
La Declaración fue el prefacio a la Constitución de 1791. La
primera traducción americana completa de sus 17 artículos al español
es obra de Antonio Nariño, publicada en Bogotá en 1793.
Una segunda versión ampliada, conocida como Declaración de los
Derechos del Hombre de 1793 fue aprobada posteriormente e
incorporada a la Constitución francesa de 1793, ambas de muy breve
aplicación. Seguida de la Declaración de los Derechos y Deberes del
Hombre y del Ciudadano de 1795 en la Constitución de 1795 que
establece el Directorio.
En el derecho constitucional francés, la Declaración de 1789 es parte
de la Constitución francesa de 1946, que agrega los derechos sociales
en su preámbulo, y de la Constitución francesa de 1958 que conserva
el preámbulo de la Constitución de 1946.
TRES GENERACIONES DE DERECHOS HUMANOS

Artículo principal: Tres generaciones de derechos humanos


La división de los derechos humanos en tres generaciones fue
concebida por primera vez por Karel Vasak en 1979. Cada una se
asocia a uno de los grandes valores proclamados en la Revolución
Francesa: libertad, igualdad, fraternidad.
Los derechos de primera generación son los derechos civiles y
políticos, vinculados con el principio de libertad. Generalmente se
consideran derechos de defensa o negativos, que exigen de los
poderes públicos su inhibición y no injerencia en la esfera privada. Por
su parte, los derechos de segunda generación son los derechos
económicos, sociales y culturales, que están vinculados con el
principio de igualdad. Exigen para su realización efectiva de la
intervención de los poderes públicos, a través de prestaciones y
servicios públicos. Existe cierta contradicción entre los derechos
contra el Estado (primera generación) y los derechos sobre el Estado
(segunda generación). Los defensores de los derechos civiles y
políticos califican frecuentemente a los derechos económicos, sociales
y culturales como falsos derechos, ya que el Estado no puede
satisfacerlos más que imponiendo a otros su realización, lo que para
éstos supondría una violación de derechos de primera generación.
Por su parte, la tercera generación de derechos, surgida en la doctrina
en los años 1980, se vincula con la solidaridad. Los unifica su
incidencia en la vida de todos, a escala universal, por lo que precisan
para su realización una serie de esfuerzos y cooperaciones en un nivel
planetario. Normalmente se incluyen en ella derechos heterogéneos
como el derecho a la paz, a la calidad de vida o las garantías frente a
la manipulación genética, aunque diferentes juristas asocian estos
derechos a otras generaciones: por ejemplo, mientras que para
Vallespín Pérez la protección contra la manipulación genética sería un
derecho de cuarta generación, para Roberto González Álvarez es una
manifestación, ante nuevas amenazas, de derechos de primera
generación como el derecho a la vida, la libertad y la integridad física

l esencialismo es la doctrina según la cual algo, un objeto, es lo


que es en virtud de su esencia, es decir, de una o varias
propiedades que de perderlas el objeto en cuestión perdería su
naturaleza. Cuando se habla de la esencia o de la naturaleza de algo,
estamos hablando de tales propiedades. Es un punto de vista
metafísico según el cual, detrás de todo lo que es aparente y
accidental está lo esencial y necesario. Por ejemplo, un esencialista
diría que el hecho de que mi ordenador, la carcasa de este, sea negra
es accidental o contingente, que mi ordenador sería el mismo aún
cuando le cambiara la carcasa o se la quitara definitivamente. Sin
embargo, diría el esencialista, si cambias sus propiedades esenciales,
entonces el ordenador dejará de ser lo que es. Tal vez lo transformes
en una tostadora o quede inservible, pero perderá su naturaleza.
el sistema de derechos naturales del hombre se deriva de su dignidad;
otros, como Hegel o Kant, afirmaron que la libertad es fundamento de
los derechos humanos y, al mismo tiempo, el principal de éstos. Kant
representó la culminación de un proceso encaminado a depurar las
teorías iusnaturalistas de elementos históricos o empíricos, al
fundamentar su teoría del Derecho natural en principios a priori,
entendidos como exigencias de la razón práctica.

Iuspositivismo

Las tesis positivistas se oponen frontalmente a las iusnaturalistas, ya


que consideran que el único conjunto de normas que tiene carácter
jurídico es el Derecho positivo.[69] Afirman, por tanto, que la
positivización tiene carácter constitutivo, al negar la juridicidad del
Derecho natural o incluso su existencia. John Austin consideró que los
derechos humanos forman parte de las normas sociales que influyen
en el Derecho, pero no son Derecho:[70] para muchos positivistas, los
derechos humanos son ideas morales, pero sin valor jurídico por sí
mismas. Para que tengan dicho valor, deben incorporarse al
ordenamiento jurídico: las leyes son la formulación jurídica de la
voluntad soberana del pueblo y obligan a su cumplimiento. No es
necesario ni procedente acudir a otro sustento que el legal.

Utilitarismo

Según John Stuart Mill, los derechos son reglas para la maximización
de la felicidad; pero añade que los derechos no son absolutos dado
que, en determinadas condiciones excepcionales, su cumplimiento nos
aleja tanto del fin (maximización de la utilidad social) que no cabe
compensar la pérdida de felicidad con el peso, importante, que
tienen.[89]

Esta fundamentación utilitarista ha sido objeto de críticas que enfatizan


la falta de garantía de los derechos humanos, que podrían ser violados
para la consecución de la mayor felicidad para el mayor número. En
esta línea han incidido especialmente John Rawls[85] o James
Fishkin.[90] Thomas Nagel y muchos otros han denunciado el uso del
enfoque utilitarista para justificar el uso de violencia a gran escala
contra la población civil o el uso de armas de destrucción masiva
entendidas como un mal menor, la forma más rápida de obtener la
victoria en una guerra y evitar, supuestamente, un mayor número de
muertes.[91] La reacción de los utilitaristas ante estas críticas hicieron
surgir teorías como la del utilitarismo de normas, el utilitarismo de
normas ideales o la integración de un principio de respeto a las
personas. Richard Brandt define el utilitarismo de normas como el que
afirma que "un acto es obligatorio sólo si la aceptación uniforme de
una regla correspondiente maximizará la utilidad esperable".[92] El
utilitarismo de normas, por lo tanto, no valora sólo los efectos de un
acto específico, sino los efectos de su generalización.

UNIDAD 2 DELIMITACION CONCEPTUAL DE LOS DERECHOS


HUMANOS

Derechos humanos y derechos naturales los derechos humanos son


derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna
de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico,
color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los
mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos
son interrelacionados, interdependientes e indivisibles.

El uso del término "derechos naturales" se identifica con una posición


iusnatulalista, incluso situada en momentos históricos anteriores, y
supone una terminología anticuada. En efecto, el iusnaturalismo
contemporáneo utiliza otros términos como derechos morales, aunque
todavía se encuentran en España defensores del término derechos
naturales y también en la cultura jurídica anglosajona. En el origen de
la historia de los derechos humanos, éstos aparecían como derechos
naturales y en las primeras declaraciones liberales del siglo XVIII en
los modelos americano y francés encontramos consagrada esa
expresión como la habitual para designar a los derechos del hombre.
Como sinónimo de derechos naturales.
Los derechos fundamentales tienen una larga historia, que se remonta
aproximadamente al siglo XVII o XVIII, cuando los pensadores
empezaron a ver el derecho natural como algo que debería ser algo
más, algo caso sagrado, así a lo largo de varios siglos se presenta lo
que en Francia nació con el nombre de droits fondamentaux, traducido
al español: derechos fundamentales. Como una concepción que
pudiera estar más acorde en ésta época de apreciaciones globales
podríamos considerar que los derechos fundamentales son aquellos
derechos subjetivos garantizados con jerarquía Constitucional que se
consideran esenciales en el sistema político que la Constitución funda
y que están especialmente vinculados a la dignidad de la persona
humana. En algunos países pueden ser explícitos y en otros implícitos
o tácitos. En nuestro país estos derechos están de manera escrita
(explicita) en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos. De tal manera que nuestra carta magna otorga medios
para defender los derechos fundamentales que les corresponden a
todo ser humano por el solo hecho de serlo como lo son: el derecho a
la vida, a la libertas, a la igualdad, a la propiedad, a la seguridad
jurídica, los derechos político electorales, a la salud, a decidir el
número de hijos, a la educación y así podríamos seguir mencionando
todos aquellos contemplados por nuestra Constitución en el capítulo
primero que versa sobre las Garantías individuales; aunque tal vez
debería de ser a los Derechos Fundamentales del Hombre.

Gregorio Peces-Barba Martínez, menciona que la expresión derechos


fundamentales es forma lingüística más precisa y procedente para
hacer mención de los derechos humanos; por las siguientes razones.
Es más precisa que la expresión derechos humanos y carece del
lastre de la ambigüedad que ésta supone y puede abarcar las dos
dimensiones en las que aparecen los derechos humanos, sin incurrir
en los reduccionismos iusnaturalista o iuspositivista.

2.3 Derechos Humanos y Derechos Subjetivos.

Al hablar de derechos subjetivos estamos ante un término más


moderno y técnico con poca incidencia en el lenguaje natural, que
situamos en la terminología propia del Derecho, que a veces por sus
implicaciones lógicas y el contexto de su génesis lingüística supone un
obstáculo importante para él no jurista.
De algún modo los derechos subjetivos dan la versión positivista de
los derechos naturales, amparados ambos en el mismo marco cultural.

Es mejor distanciarse de este término que ofrece más dificultades que


ventajas para impulsar la reflexión práctica de los derechos humanos.
Pérez Luño señala que se trata de una categoría histórica adaptada al
funcionamiento de un determinado tipo de estado, el liberal y a unas
condiciones materiales que han sido superadas por el desarrollo
económico-social de nuestro tiempo.

Este término puede ser escogido para expresar el núcleo del


problema, sin perjuicio de que en el interior del razonamiento de los
operadores jurídicos se usa se usa y se seguirá usando para
denominar a los derechos humanos.

2.4 Derechos Humanos y Garantías Individuales.

Guillermo Cabanellas de Torres estima por garantías individuales el


conjunto de declaraciones, medios y recursos con los que los textos
constitucionales aseguran a todos los individuos o ciudadanos el
disfrute y ejercicio de los derechos públicos y privados fundamentales
que se les reconocen.

La suprema Corte de Justicia de la Nación, define a las garantías


individuales, como derechos públicos subjetivos considerados a favor
de todo habitante de la República que dan a sus titulares la potestad
de exigirlos jurídicamente a través de la verdadera garantía de los
derechos públicos fundamentales del hombre que la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos consigna, esta es, la acción
constitucional de amparo. El hecho de que el artículo 1°.
Constitucional señale que "en los Estados Unidos Mexicanos todo
individua gozará de las garantías que otorga esta Constitución",
significa que los derechos que todo ser humano tiene son
perfectamente reconocidos, pero su efectividad depende de que sean
garantizados es decir, afianzados o asegurados mediante normas de
rengo supremo, de modo que las autoridades del Estado deban
someterse a lo estipulado por ellas.

Los derechos humanos universales están a menudo contemplados en


la ley y garantizados por ella, a través de los tratados, el derecho
internacional consuetudinario, los principios generales y otras fuentes
del derecho internacional. El derecho internacional de los derechos
humanos establece las obligaciones que tienen los gobiernos de tomar
medidas en determinadas situaciones, o de abstenerse de actuar de
determinada forma en otras, a fin de promover y proteger los derechos
humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos.

Unidad 3 Los derechos humanos en el estado moderno

Hobbes y el absolutismo En el Leviatán Hobbes justifica el


absolutismo como política ideal contra los males de la sociedad y el
Estado es presentado como el instrumento que remedia el estado de
naturaleza en el que el hombre se ve envuelto en una situación de
guerra de todos contra todos, donde no hay lugar para la paz y la
armonía. Hobbes parte de la idea que el hombre, para subsanar una
situación caótica y salvaje, establece leyes para la paz y el orden
mediante un pacto o contrato social, en el que el poder se otorga a un
solo hombre o a una asamblea de hombres, el Estado o Leviatán, que
aúna todos los poderes individuales y es soberano absoluto. El estado,
por tanto, pese a ser artificial y contrario a la naturaleza humana, es
considerado un mal menor, y garantiza la supervivencia y la paz entre
los hombres a costa de perder autonomía y libertad individual. En la
portada original del Leviatán queda simbolizada la teoría hobessiana.
En ella se observa una figura gigante en el centro, el Leviatán,
sostiene con los brazos extendidos, simbolizando dominio, una espada
y un báculo en cada mano, uniendo el poder secular y religioso. Para
Hobbes, cuyo planteamiento del poder es laico, la religión es útil, a
nivel pedagógico, ya que predica la sumisión y atempera el pueblo,
aunque no debe tener poder.

John Locke y el gobierno civil

El filósofo inglés John Locke (1632-1704) inaugura una nueva


concepción sobre el contrato que fundamenta del Estado. Propone la
más fuerte variación dentro de la corriente iusnaturalista, al imaginar
un nuevo pacto, el cual ya no tenía origen divino y podía revocarse en
cualquier momento. Esto llevaría a la creación de un nuevo Estado de
naturaleza justificado en el reconocimiento de la libertad individual de
los integrantes del pacto y en el origen del estado en sociedad.

Para Locke el estado de naturaleza era una "condición no política en la


que los hombres viven independientemente de su voluntad en
ausencia de una autoridad constituida, de un poder común", este tipo
de Estado sería prácticamente inexistente y su contraparte sería lo
que el denomina la "sociedad civil" que definiría como la "situación
política constituida por un esfuerzo racional y voluntario de los
individuos". Al igual que Hobbes y otros más, para Locke el Estado
civil es una creación artificial y el paso entre el estado de naturaleza y
dicho Estado, no sería por sucesión natural, sino por una convención
voluntaria llamada "contrato", la forma en que se expresaría la
voluntad de los hombres para establecer el poder político.

En el sistema propuesto por John Locke existirían tres fases o


estadios, 1) el estado de naturaleza, 2) el estado de guerra y 3) la
Sociedad civil. La paz reinaría en la primera y tercera etapa y tendría
que sucederse dichas etapas unas a otras.

Se afirma que Locke es un pilar fundamental dentro de la ideología


llamada liberalismo, ya que en su "Ensayo sobre el gobierno civil",
exalta los derechos individuales, como eje importante en la vida del
ser humano en la sociedad. El hombre en naturaleza posee un
conjunto de derechos individuales, de carácter irrenunciable. El
liberalismo de Locke otorga gran importancia a la individualidad de los
habitantes de una comunidad para así poder establecer serios límites
al poder. Así es como Locke desarrolla su concepto de libertad:
"Derecho de los hombres para conducirse y disponer de sus bienes
como les convenga, respetando los límites que establece la ley
natural, sin depender de la voluntad de otra persona", el orden
quedaría subordinado a este valor supremo.

También desarrollaría igualdad: "el estado dentro del cual el poder y la


jurisdicción son recíprocos y donde existe un equilibrio entre las
posesiones", y derivado de estas reflexiones quedaría el concepto de
trabajo, con el cual los hombres a los que Dios les había dado un
mundo en común, podían pasar de la propiedad común a la propiedad
privada. Sin embargo, Locke pensaba que este derecho de
apropiación no podía ir más allá de las necesidades; quien toma más
de lo necesario afectaría el derecho de otros hombres. Con esta serie
de reflexiones Locke daría un fuerte impulso a la economía como parte
vital del desarrollo y destino de la sociedad.
En base a este dominio de la libertad individual, Locke buscaba
formular un contrapeso al poder soberano, y así menciona que, el
único principio válido para regir la sociedad civil es el principio de
mayoría, y que el Estado debía actuar únicamente como juez en las
controversias entre los ciudadanos. Las modificaciones al contrato que
propone Locke, permitirían afirmar el principio de legitimidad basado
en el consenso, y por su parte el poder político se fundamentaría en el
consenso de los individuos manifestado en el contrato social.

Para John Locke el poder soberano debía ser limitado, divisible y


resistible, esto con el fin de que no degenerara el poder, y el
gobernante fuera acotado por límites estrictos marcados por la ley, Los
cuatros límites principales, según Locke son:

1) No es ni puede ser un poder absolutamente arbitrario sobre las


vidas y los bienes de las personas

2) No puede atribuirse la facultad de gobernar por decretos


improvisados y arbitrarios

3) No puede arrebatar ninguna parte de sus propiedades a un hombre


sin el consentimiento de éste

4) No puede transferir a otras manos el poder de hacer leyes

Como el eje de su propuesta se basaba en la propiedad y en el


liberalismo, Locke sostenía que el fin fundamental del Estado es que
todos puedan poseer y garantizar su propiedad, tomando en cuenta el
respeto a la ley y la lucha por el bien común. Además, solo el
consenso podía crear al Estado, quedando excluida la conquista. El
Estado debería estar dividido en sus funciones en tres poderes:
legislativo, ejecutivo y federativo. El primero de ellos es el poder
supremo y tiene derecho para dirigir a la comunidad y decidir sobre el
uso de la fuerza pública. El poder ejecutivo debería encargarse de
ejecutar las leyes y debería estar encomendado a personas distintas a
las legislativas. Por último estaría el federativo, facultado para hacer la
guerra y la paz, entablar alianzas, y este poder debería estar separado
del ejecutivo, es decir recaer en diferentes manos.
Una de las características más importantes de este nuevo pacto
propuesto por Locke era el hecho de que este podía ser revocado o
transferido a otra persona en el momento en que la sociedad lo
juzgara conveniente.

En mas de un sentido la aportación de John Locke fue determinante


para la filosofía política que vendría años más tarde. Locke busco
establecer un contrapeso al inmenso poder soberano que reinaba en
aquellas épocas, equilibrio basado en los principios de individualidad,
trabajo y libertad. Además, fue uno de los fundadores indiscutibles de
la corriente económica inglesa que junto con los sociólogos franceses
y los filósofos alemanes, iban a configurar el pensamiento político
moderno.

Kant y la ilustración La Ilustración es la liberación del hombre de su


culpable minoría de edad o incapacidad, es decir, la imposibilidad de
servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Decimos que es culpable
porque no tiene el valor de pensar por sí mismo y se atribuye esto a
dos tipos de causas: internas y externas. Las causas internas son la
pereza y la cobardía. La pereza porque el solo hecho de pensar por sí
mismo cuesta esfuerzo y la cobardía por el miedo a liberarse de los
tutores y tomar responsabilidades. Las causas externas son los tutores
que trazan el camino que después obligan a seguir a los demás
impidiéndoles ser libres y convirtiéndolos en sujetos dóciles y
obedientes incapaces de caminar por si solos.Por todo ello, la
Ilustración es algo que todos deberíamos hacer Saphere Aude
(Atrévete a pensar) Atreverte a decidir y a cargar responsablemente
con tu vida porque ese es nuestro derecho, y solo entonces será
cuando seamos soberanos de nuestro proyecto vital.

Kant y la ilustración

Biografía: Nació en 1724 en Königsberg -antes de Alemania, ahora


de Polonia-, ciudad de la que sólo salió en una ocasión. Fue un
hombre profundamente religioso, extraordinariamente metódico y
disciplinado en su trabajo. Era hombre de buen corazón, de pueblo,
que permaneció soltero durante toda su vida -como Descartes,
Espinosa, Locke y Leibniz-. Es el representante típico del aburrimiento
y abulia que producen una vida dedicada por entero al estudio y la
enseñanza. Estaba muy impregnado de los ideales ilustrados y
simpatizó con los ideales de la independencia americana y de la
revolución francesa. En su tiempo dio testimonio de pacifista
convencido, antimilitarista y opuesto a toda forma de patriotismo
nacionalista excluyente.

Kant adelantó importantes trabajos en los campos de la ciencia, el


derecho, la moral, la religión y la historia creyendo haber logrado,
inclusive, un compromiso entre el empirismo y el racionalismo.
Aceptando que si bien todo nuestro conocimiento empieza con la
experiencia, no todo procede de ella,3 dando a entender que la razón
juega un papel importante.
Kant argumentaba que la experiencia, los valores y el significado
mismo de la vida serían completamente subjetivos si no hubiesen sido
subsumidos por la razón pura, y que usar la razón sin aplicarla a la
experiencia, nos llevaría inevitablemente a ilusiones teóricas.
El pensamiento kantiano fue muy influyente en la Alemania de su
tiempo, puesto que proyectó la filosofía más allá del debate entre
el empirismo y
el racionalismo. Fichte, Schelling, Hegel y Schopenhauer se vieron a sí
mismos expandiendo y complementando el sistema kantiano de modo
que con él justificaban el idealismo alemán. Hoy en día, Kant continúa
teniendo una gran influencia en la filosofía analítica y continental.

Breve esbozo de sus intereses filosóficos: Kant fue el autor que


con mejor fortuna intentó realizar la síntesis entre las dos grandes
corrientes filosóficas de la modernidad, el racionalismo y el empirismo.
Pero además estudió y aportó soluciones originales a otros muchos
problemas ya tradicionales en filosofía, tanto en el terreno
epistemológico y puramente especulativo como en filosofía práctica y
moral. Kant resultó ser la figura de mayor relieve del movimiento
ilustrado y uno de los filósofos más creativos y originales de todos los
tiempos. Sólo puede ser entendido desde la perspectiva de los
intereses de la Ilustración. Los cuatro intereses fundamentales de Kant
fueron:

[a] Crítica de la razón, siguiendo los intereses filosóficos de la


Ilustración;
[b] Crítica de la razón teórica, en relación con el conocimiento que
puede proporcionarnos de la naturaleza;

[c] Crítica de la razón práctica, del conocimiento moral y de la tarea


que corresponde a la moral;

[d] Visión personal de la religión y de la historia.

Con frecuencia Kant es presentado como un filósofo


especulativo y teórico, interesado exclusivamente por
cuestiones relacionadas con el conocimiento racional.
Pero, a decir verdad, todo su pensamiento intenta ser una
respuesta seria a los problemas filosóficos, culturales y
sociales de su tiempo. El objetivo principal de su filosofía
es aclarar en lo posible las cuestiones planteadas en
la actividad científica, la acción moral, la ordenación de
la convivencia social y la realización de proyectos
históricos mediante la acción política.

Jean Jacob Rousseau y el contrato social

Rousseau produjo uno de los trabajos más importantes de la época de


la Ilustración;6 a través de su El contrato social, hizo surgir una nueva
política.7 Esta nueva política está basada en la volonté
générale, voluntad general, y en el pueblo como depositario de
la soberanía. Expone que la única forma de gobierno legal será
aquella de un Estado republicano, donde todo el pueblo legisle;
independientemente de la forma de gobierno, ya sea una monarquía o
una aristocracia, no debe afectar la legitimidad del Estado.8 Rousseau
da gran importancia al tamaño del Estado, debido a que una vez la
población del Estado crece, entonces la voluntad de cada individuo es
menos representada en la voluntad general, de modo que cuanto
mayor sea el Estado, su gobierno debe ser más eficaz para evitar la
desobediencia a esa voluntad general.9

En sus estudios políticos y sociales Rousseau desarrolló un esquema


social, en el cual el poder recae sobre el pueblo, argumentando que es
posible vivir y sobrevivir como conjunto sin necesidad de un último
líder que fuese la autoridad. Es una propuesta que se fundamenta en
la libertad natural, con la cual, Rousseau explica, ha nacido el hombre.
En El Contrato Social, Rousseau argumenta que el poder que rige a la
sociedad es la voluntad general que mira por el bien común de todos
los ciudadanos.10 Este poder solo toma vigencia cuando cada uno de
los miembros de una sociedad se une mediante asociación bajo la
condición, según expone Rousseau, de que “Cada uno de nosotros
pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección
de la voluntad general; y cada miembro es considerado como parte
indivisible del todo”.11 En fin, Rousseau plantea que la asociación
asumida por los ciudadanos debe ser “capaz de defender y proteger,
con toda la fuerza común, la persona y los bienes de cada uno de los
asociados, pero de modo tal que cada uno de éstos, en unión con
todos, solo obedezca a sí mismo, y quede tan libre como antes.”11

La obra rousseauniana argumenta que esta asociación de los hombres


no es algo natural.12 El hombre sale de su estado natural de libertad
porque le surgen necesidades de supervivencia que le imponen la
creación de algo artificial, ya que el hombre no es sociable por
naturaleza y no nació para estar asociado con otros. Es
voluntariamente que se unen los unos a los otros y fundamentan este
vínculo con el desarrollo de la moralidad y la racionalidad para
satisfacer las necesidades que la naturaleza le ha impuesto. La moral
y la razón se hacen evidentes en la sociedad al establecer un modelo
normativo capaz de crear un orden social que evite la dominación de
unos sobre otros y que involucre una representación participativa de
todos los miembros de la sociedad.13

Mediante El Contrato Social, Rousseau le abre paso a la democracia,


de modo tal que todos los miembros reconocen la autoridad de
la razón para unirse por una ley común en un mismo cuerpo político,
ya que la ley que obedecen nace de ellos mismos.14 Esta sociedad
recibe el nombre de república y cada ciudadano vive de acuerdo con
todos. En este Estado social son necesarias las reglas de la conducta
creadas mediante la razón y reflexión de la voluntad general que se
encarga de desarrollar las leyes que regirán a los hombres en la vida
civil.14 Según Rousseau, es el pueblo, mediante la ratificación de la
voluntad general, el único calificado para establecer las leyes que
condicionan la asociación civil.15 De acuerdo con la obra de Rousseau,
todo gobierno legítimo es republicano, es decir, una república emplea
un gobierno designado a tener como finalidad el interés público guiado
por la voluntad general. Es por esta razón que Rousseau no descarta
la posibilidad de la monarquía como un gobierno democrático, ya que
si los asociados a la voluntad general pueden convenir, bajo ciertas
circunstancias, la implementación de un gobierno monárquico o
aristocrático, entonces tal es el bien común.14

En su modelo político, Rousseau atribuye al pueblo la función


de soberano. A este término no le asigna características que designan
a una sola clase o nación, sino la representación de una comunidad de
los que desean formar un Estado y vivir bajo las mismas leyes que son
la expresión de la voluntad general. El pueblo, como soberano, debe
llevar a cabo una deliberación pública, que ponga a todos los
ciudadanos asociados en un plano de igualdad, en la cual el cuerpo no
puede decidir nada que atente contra los intereses legítimos de cada
uno. Las leyes en la república de Rousseau están desarrolladas
conforme al orden social, establecido por la naturaleza del pacto social
y no por las convenciones humanas de un sólo individuo. Las leyes
deben fundamentarse en las convenciones que traducen en reglas las
exigencias de la racionalidad y moralidad humana, al tiempo que no
atentan contra el ideal de la justicia que impone que todos los
asociados se respeten los unos a los otros.14 Rousseau establece que
las reglas de la asociación deben ser el resultado de la deliberación
pública, ya que en ella se encuentra el origen de la soberanía. Las
leyes nacidas de la deliberación no serán justas y la soberanía no será
legítima si la deliberación no respeta el interés común y si los
ciudadanos no aceptan las condiciones por las que las reglas son
iguales para todos.

UNIDAD IV.- LOS DERECHOS HUMANOS EN EL ORDEN


MUNDIAL.

4.1 Angel G. Chueca Sancho.


4.2 Araceli Mangas Martín.
4.3 Diego J. Liñán Nogueras.
4.4 Francisco del Pozo Ruiz.
4.5 Ignacio Ara Pinilla.
4.6 José Catán Tobeñas.
4.7 Juan Ruiz Manero.
4.8 Luigi Ferrajoli.
4.9 Manuel Atienza.
4.10 Manuel Díez de Velasco.
4.11 Nicolás López Calera.
4.12 Rafael Hernández Marín.
4.13 Romani Fernández de Casadevante.
4.14 Susana Sanz Caballero.
4.1 Ángel G. Chueca Sancho.

Profesor Titular de Derecho Internacional Público y RRIIen la


Universidad de Zaragoza y miembro del Seminario de Investigación
para la Paz de Zaragoza, es Subdirector del Departamento de
Derecho Público de la Universidad de Zaragoza. Ha sido Profesor
Invitado en diversas Universidades españolas. Ha participado en
congresos y reuniones científicas de ámbito internacional y estatal.
Investiga el derecho del Medio Ambiente, la Unión Europea, la
protección internacional de los Derechos Humanos y los derechos de
los extranjeros (esta última materia la trabajajuntamente con P. Aguelo
Navarro, Presidente de la Subcomisión de Extranjería del Consejo
General de la Abogacía Española). La Comisión Nacional Evaluadora
de la Actividad Investigadora le ha evaluado positivamente 4 sexenios
de actividad investigadora.Además le han sido positivamente
reconocidos cinco períodos de actividad docente.

Él habla de una calificación de principios en derechos como los


siguientes:

El derecho a la diversidad cultural, religiosa y lingüística.

La igualdad entre hombres y mujeres, enunciado como “principio de


igualdad”.

Los derechos del menor, en concreto el principio del interés superior


del menor.

El derecho de las personas mayores a llevar una vida digna e


independiente y a participar en la vida social y cultural.

La misma calificación sirve para el derecho de las personas


discapacitadas a beneficiarse de medidas que garanticen su
autonomía, su integración social y profesional y su participación en la
vida de la comunidad.
El derecho de los trabajadores o sus representantes, la información y
consulta; e incluso el derecho de negociación y de acción colectiva y el
derecho a protección en caso de despido injustificado.

Lo mismo cabe decir, finalmente, del derecho de acceso a las


prestaciones de la Seguridad Social y a los servicios sociales básicos,
de la protección de la salud o del derecho a un desarrollo sostenible y
un alto nivel de protección del medio ambiente.

El efecto de la calificación de 14 normas (más de una cuarta parte de


las normas de la Carta que enuncian derechos) como “principios”
resulta francamente demoledor. Privando de justiciabilidad a estos
“principios”, estamos vaciando de contenido a un importante número
de derechos, sobre todo sociales, estamos convirtiendo esos derechos
en simples objetivos programatorios. Esta vía ya fue seguida en la
vigente Constitución española de 1978 y, en virtud de ella, los
principios reconocidos en el Capítulo III del Título I de nuestra
Constitución (artículos 39 a 52), por mor del artículo 53, 3º de la misma
Constitución española, quedan convertidos en papel mojado porque
sólo podrán ser alegados ante la jurisdicción ordinaria de acuerdo con
lo que dispongan las leyes que los desarrollen y cuando los
desarrollen. En realidad, la tesis recogida en este texto normativo no
es demasiado novedosa; existe una corriente doctrinal (perceptible sin
dificultad en las doctrinas alemana, española y estadounidense, por
ejemplo) según la cual los derechos al trabajo, a una vivienda digna,
etc., como escribe Franz C. Mayer, serían una especie de poesía
constitucional: bellos para leer, pero sin efecto jurídico preciso. En
otras palabras, esta decimonónica concepción veteroliberal
(revitalizada por los “neocon” de todo tipo) niega la existencia de
derechos humanos que no sean los simples derechos civiles y
políticos. Si tal doctrina se analiza desde la perspectiva del Derecho
internacional de los derechos humanos, debe ser claramente
rechazada. Así, la Declaración y el Programa de Acción de Viena,
adoptado por la Conferencia de la ONU en 1993, dicen: Todos los
derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y
están relacionados entre sí. En síntesis, comparando el contenido de
la Carta con el lema de la Revolución francesa, podemos afirmar que
aquélla se ha quedado en la libertad, pero a pesar de la denominación
formal de los Títulos III (Igualdad) y IV (Solidaridad) los derechos
proclamados en la Carta no han llegado hasta la igualdad y ni siquiera
otean en la lejanía la solidaridad o la fraternidad.

Existen, sin embargo, algunas soluciones que permiten superar esas


carencias.
En primer término, la calificación de numerosos derechos sociales
como principios reduce a cenizas tales derechos. Al imperar la
concepción decimonónica veteroliberal, y a la vez “neocon”, negamos
a esos derechos fundamentales o humanos su cualidad de tales.
No es éste el sentido actual del Derecho internacional de los derechos
humanos; no es ésta la dirección tomada, por ejemplo, por el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en el
que, por cierto, son partes los 25 Estados miembros de la Unión. Si
deseamos lograr una plena Unión de derecho, dicha Unión debe
rescatar el sentido y los derechos (auténticos derechos humanos)
presentes, entre otros textos, en el citado Pacto o en la Carta Social
Europea, adoptada en el seno del Consejo de Europa. En segundo
lugar, situándonos en el terreno de los extranjeros, la Carta de los
derechos fundamentales no resiste un análisis comparativo entre su
contenido y el de los tratados de derechos humanos, en los cuales,
por cierto, los Estados miembros de la Unión también son partes. En
esa cuestión concreta, la Unión sufre una gran carencia que se deja
sentir cada día en la vida de numerosas personas. Parece como si la
sombra de la sentencia dictada en el caso Sloman Neptun no dejara
de crecer, no dejara de proyectarse sobre otros aspectos distintos a
los salariales. La superación de esta carencia exige una acción
internacional clara de la Unión: la adhesión a la Convención
internacional para la protección de los derechos de todos los
trabajadores migratorios y de sus familiares, adoptada en 1990 en el
ámbito de las Naciones Unidas. De momento, dicha adhesión ni se
plantea en el terreno institucional de la Unión. La tercera carencia es,
sin duda, la inexistencia de un recurso directo del particular cuando
vea violados sus derechos fundamentales, bien por actuaciones
directas de la misma Unión, bien por actuaciones de los Estados
miembros al aplicar el derecho de la Unión. La superación de esta
carencia exige nada menos que una profunda revisión de la
Constitución, sobre todo de las normas que se refieren al Tribunal de
Justicia.
4.2 Araceli Mangas Martín.
Catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones
Internacionales de la Universidad de Salamanca desde 1986. Antigua
directora del Centro de Documentación Europea de la Universidad de
Salamanca (desde julio de 1996 a abril de 2008). Actualmente,
Directora del Departamento de Derecho Público de la Universidad de
Salamanca.

Su pensamiento a sido manifestado en innumerables obras pero, todo


versa sobre algunos puntos cruciales que son marcados de la
siguiente manera: La Carta de las Naciones Unidas tiene entre sus
muchos méritos el haber reconocido en 1946 la fe en los derechos
fundamentales y en la dignidad y el valor de la persona humana con
alcance universal, partiendo del postulado de la igualdad sustancial de
todos los seres humanos. La idea central de la Carta es que la paz,
síntesis de la libertad y la seguridad, no se puede alcanzar si la
opresión y la injusticia castigan a los seres humanos.

Este reconocimiento internacional conlleva que los estados no pueden


blindarse en la competencia doméstica (por ejemplo, la seguridad). La
doctrina soviética ponía el énfasis en la noción de no injerencia; la
doctrina occidental viene sosteniendo que todo Estado tiene un interés
legítimo en proteger los derechos de cualquier ser humano, lo que
implica un derecho de protesta y censura respecto de conductas
ilícitas de otros estados.

La falta de concreción de la Carta fue subsanada por la Declaración


Universal de los Derechos Humanos de 10 de diciembre de 1948. Se
quería expresar, tras el horror y miseria moral del nazismo, un ideal
común para la humanidad. No es un tratado internacional sino una
recomendación formalmente desprovista de fuerza vinculante. Pese a
ello, ningún otro texto jurídico o político ha tenido tanto impacto real y
formal en la comunidad internacional. Ha sido la fuente de inspiración
de decenas y decenas de tratados internacionales, ya universales, ya
regionales, vinculados a ella. Así, el Convenio Europeo de Derechos
Humanos (CEDH) adoptado en Roma en 1950, que une hoy a todos
los estados del continente, reconoce que es «la garantía colectiva de
algunos derechos enunciados en la Declaración Universal».

Muchas constituciones, como la española de 1978, la incorporan como


pauta superior de inspiración o interpretación, y no citan concretos
tratados sobre derechos humanos sino sólo la Declaración Universal.
Su evolución hacia fuente de derecho muestra que la fuerza
obligatoria de un instrumento jurídico sobre derechos humanos no es
necesariamente la consecuencia de su forma. La Corte Internacional
de Justicia, máximo órgano judicial de la ONU, confirmó en 1970 que
existen en materia de derechos humanos obligaciones que tienen un
carácter universal e imperativo (sentencia Barcelona Traction).

Sería muy fácil enumerar los grandes éxitos normativos y también sus
efectos positivos al establecer un patrón o mínimo común
denominador universal. También sería fácil apuntar hacia países
concretos en los que se violan los derechos humanos de forma
evidente, como Cuba, Venezuela, Guinea Ecuatorial, Zimbabue,
China, Birmania, etcétera, o a continentes casi enteros como Africa y
buena parte de Asia, para constatar las inmensas bolsas de
resistencia al respeto de los derechos humanos y su transgresión en
forma de pobreza e injusticia social.

Como es fácil acusar a otros, prefiero volver la mirada sobre nosotros,


los europeos, para medir su respeto. Nuestras constituciones, nuestro
sistema judicial, los numerosos convenios internacionales que
aceptamos y cumplimos evidencian un alto nivel formal y real, el más
elevado de protección en el mundo. Pero, ¿no ha habido graves
violaciones en los últimos años en Europa?

Desde el brutal ataque del 11-S en Nueva York, la gran mayoría de los
estados y la opinión pública estamos de acuerdo en que la prioridad
fundamental de nuestra seguridad es la lucha contra el terrorismo
global. Pero, ¿deben callar las leyes? España reaccionó tras las
acciones terroristas del 11-M con toda la dureza y templanza del
Estado de Derecho. Los terroristas islamistas, con nombres y
apellidos, ante los jueces y en las cárceles. Sin derogar leyes de
civilización ni desmantelar el Estado de Derecho. Los terroristas saben
que su victoria está en la respuesta histérica a sus ataques brutales.
Y, por desgracia, algunos estados occidentales democráticos han
respondido al terrorismo islamista desprendiéndose de los límites del
Estado de Derecho.

En ese marco hay que circunscribir las graves violaciones de los


derechos humanos sucedidas en Europa entre 2001 y diciembre de
2005 con los llamados vuelos de la CIA. Fueron sacadas a la luz en
noviembre de 2005 por el diario The Washington Post y la cadena de
televisión ABC News. Los organismos internacionales europeos
reaccionaron de forma impecable haciendo investigaciones
minuciosas y contrastadas que cualquiera puede leer en internet: la
Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa realizó un informe
estremecedor (Doc. 10.957, 12/6/2006), la Comisión Venecia de dicho
organismo (363/2005, 16/3/2006) y el Parlamento europeo aprobó una
resolución e informe (A6-0020/2007). Hoy, todas las violaciones a los
derechos humanos y al derecho humanitario internacional realizadas
en cualquier parte del mundo están documentadas y se pueden
comprobar. Es una de las ventajas de la democracia y de la sociedad
de la información frente a las mentiras de los gobiernos.

El informe del Consejo de Europa asegura que se creó una tela de


araña o red global para la violación de los derechos humanos que no
fue casual ni episódica. Durante cuatro años y hasta diciembre de
2005 se realizaron, con el consentimiento o la pasividad de una
quincena de Gobiernos europeos, las detenciones ilegales o
secuestros de varias decenas de personas así como entregas
extrajudiciales de personas acusadas de terrorismo islamista; además,
se realizaron 1.245 vuelos gestionados por la CIA desde Guantánamo,
Afganistán e Irak con aeronaves civiles (los vuelos civiles no precisan
autorización según normas de OACI) y militares -datos minuciosos
entregados por Eurocontrol que los informes estiman como prueba
irrefutable- en los que se transportaban seres humanos utilizando el
espacio aéreo y aeropuertos europeos (algunos españoles) hacia
determinados países de Europa (nunca España) donde presuntamente
se les aplicaban técnicas avanzadas de interrogación (eufemismo
oficial para enmascarar la tortura).

En el informe del Consejo de Europa se cita a Suecia, Bosnia-


Herzegovina, Reino Unido, Italia, Alemania y Turquía como
responsables de violaciones de los derechos de seres humanos
concretos (donde hubo secuestros tolerados o entregas
extrajudiciales); y se cita por colusión activa o pasiva (haber tolerado o
no ejercido su deber de control en su territorio) a Polonia y Rumania,
por albergar los centros secretos de detención, a Alemania, Turquía,
España y Chipre, por ser plataformas para los vuelos transportando
ilegalmente a detenidos hacia tales centros, a Irlanda, Reino Unido,
Portugal, Grecia e Italia, por ser «escalas» de tales vuelos. También
se expresan serios indicios de otras colaboraciones ilegales (a Suiza)
y no se oculta que pueda haber más estados. También se reconoce
que los convenios sobre los estatutos de las Fuerzas Armadas de la
OTAN no cubren ese tipo de transporte ilegal ni pueden eximir de
aplicar las obligaciones imperativas del Convenio Europeo (CEDH).

Los derechos humanos presumiblemente violados por los estados


europeos no permiten excepciones o matizaciones ni tan siquiera en
tiempos de guerra; están en nuestras constituciones y en los
convenios internacionales que hemos aceptado. Con esos secuestros,
detenciones ilegales, transporte ilegal transnacional de personas para
ser torturadas, se ha violado el respeto a la dignidad humana, el
derecho a la libertad y la seguridad, el derecho a no ser devuelto,
expulsado o extraditado a un Estado que practique la tortura o el trato
inhumano (non refoulement), el derecho a un recurso efectivo, a un
juicio justo y la prohibición de torturas y otros tratos inhumanos o
degradantes.

Como decía uno de los informes es «la historia de seres humanos


que, en muchos casos y sólo tras años de detención, han sido
declarados totalmente ajenos a los hechos de los que se les acusaba.
Se trata de personas a las que se negaron los derechos más
elementales, con frecuencia obligadas a sufrir tratos degradantes y
humillantes».

Si hubo consentimiento de los países europeos, exonerará a EEUU


del hecho ilícito de la utilización ilegal del territorio de otros estados,
pero no a los estados europeos de haber ayudado o colaborado en la
comisión de actos ilícitos de otro Estado, así como de la violación de
derechos humanos protegidos por el CEDH por parte de los estados y
de la eventual responsabilidad penal de cuantas personas activamente
los consintieron o los toleraron con su pasividad.

A diferencia del Parlamento europeo, que supo estar al lado del


Estado de Derecho, no se puede comprender la cobardía moral del
Consejo de ministros de la UE que debió velar por el respeto del
artículo 6 del Tratado de la Unión, ni de numerosos gobiernos
democráticos de Europa cuando se negaron a hacer investigaciones ni
a solicitar explicaciones a EEUU y exigir listas creíbles de las personas
transportadas.

Tampoco las listas negras de Naciones Unidas (incluyendo a personas


y organizaciones sospechosas de terrorismo) son un modelo de
respeto a la Declaración Universal: violan sus reglas fundamentales
del derecho al juicio justo (cargos concretos, derecho de defensa y de
apelación). El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha reconocido
que, si bien procede luchar por todos los medios legales contra el
terrorismo, la aplicación de las listas negras mediante normas
comunitarias han violado «los derechos de defensa, y en particular del
derecho a ser oídos y del principio de tutela judicial efectiva»
(sentencia de 8 de septiembre de 2008, Kadi).

Las innumerables víctimas del terrorismo internacional merecen


justicia. Pero no hay crímenes buenos ni verdugos benefactores en un
Estado de Derecho. Sesenta años después de la Declaración
Universal hemos asistido a la mayor violación de los derechos
humanos cometida por estados democráticos.

4.3 Diego J. Liñán Nogueras.

Catedrático y Director del Departamento de Derecho Internacional


Público y Cátedra Jean Monnet en la Universidad de Granada. Es
autor de obras y trabajos científicos de gran prestigio publicados en
España y en otros países. Es miembro de los Consejos Científicos de
diversas revistas del área internacional y europea y ha sido Presidente
de la Asociación Española de Profesores de Derecho Internacional y
Relaciones Internacionales. Asesor jurídico de instituciones públicas y
privadas, en la actualidad es miembro del Consejo Científico del Real
Instituto Elcano.

Los tratados constitutivos de las Comunidades Europeas no recogían


en sus textos originarios ninguna disposición sobre derechos humanos
debido a que, en el momento de su conclusión, los objetivos de
integración económica eran prioritarios.

La formalización de los derechos humanos y de las libertades


fundamentales se ha ido introduciendo tímidamente a través de las
modificaciones de los tratados constitutivos por el Acta Única Europea
de 1987, por el tratado de Maastricht de 1992 y por el tratado de
Amsterdam de 1997. Para él, el papel de Tribunal de Justicia de las
Comunidades Europeas (TJCE) en materia de derechos humanos y
fundamentales ha jugado un papel muy importante, el peso de la
construcción jurisprudencial del tribunal ha sido fundamental.

Dos factores de índole política de la Unión Europea han coadyuvado a


que los derechos humanos hayan adquirido una magnitud externa de
los estados miembros, por un lado la ampliación y por el otro la
consolidación de los ámbitos de su acción exterior. Por un lado la
Unión Europea goza de un sistema para exigir su respeto como
requisito para la adhesión y sancionar a sus estados miembros en
caso de violaciones graves y persistentes de estos derechos. Esto se
ha recogido en el Tratado de Unión Europea reformado en Amsterdam
en el artículo 7. Y la exigencia de respeto a los mismos por terceros
países a través de la problemática y aún poco construida política de la
condicionalidad. ¿Cómo ha venido el TJCE construyendo
jurisprudencia en materia de protección de los derechos humanos?

En primer lugar, nos menciona que los derechos fundamentales de las


personas están comprendidos dentro de los principios fundamentales
del Derecho Comunitario, esto se puso de manifiesto por el TJCE en
sentencia Stauder (Sent. 12.11.1969, Stauder, 29/69, p.419). El TJCE
confirmó que los principios generales del Derecho Comunitario
constituyen el elemento de sustanciación normativa de los derechos y
libertades fundamentales en el orden jurídico comunitario. En segundo
lugar, en la Sent. 17.12.1970, International Handelsgesellschaft, 17/70,
p. 1135. El tribunal añadió que la protección de los derechos
fundamentales está inspirada en los principios constitucionales
comunes a los Estados miembros. En tercer lugar, el uso de los
instrumentos jurídicos constitucionales de los Estados miembros,
especialmente del Convenio Europeo de Derechos Humanos de 1950,
como elemento de referencia. Mediante la Sent. 14.5.1974, nold, 4/73,
p.491. se afirmó los instrumentos internacionales relativos a la
protección de los derechos humanos, en los que los Estados
miembros han cooperado o a los que se han adherido, pueden
facilitar, asimismo, indicaciones que es preciso tener en cuenta en el
marco del Derecho Constitucional.

El tema de los contenidos esenciales es la óptica bajo la cual ha


trabajado el TJCE , bajo esta perspectiva , el contexto jurídico
comunitario se caracteriza por una diversidad que obliga a más
matizadas consideraciones. Con el fin de exponer la diversidad de
estatutos jurídicos dependiendo del tipo de derechos se distinguirán
entre los contenidos esenciales funcionales, especiales, y generales.

Como nos ha mostrado este autor el tema de los derechos


fundamentales, su contenido así como sus mecanismos de defensa y
protección constituyen una de las partes que engloban la problemática
de los derechos fundamentales.

4.4 Francisco del Pozo Ruiz.


Profesor de Derecho Internacional de la Universidad de la Rioja y
Diego J. Liñán Nogueras es catedrático de Derecho Internacional
Público y Relaciones Internacionales en la Universidad de Granada.
Han trabajado aspectos de Derecho comparado.
Se ha sostenido que la dignidad humana es el fundamento de los
derechos humanos. Para algunas personas el concepto de dignidad
humana parece ser algo abstracto o subjetivo. Sin embargo, algunos
tribunales constitucionales han definido el concepto.
Así, el Tribunal Constitucional español, en la STC 53/1985, determinó
que “la dignidad es un valor espiritual y moral inherente a la persona,
que se manifiesta singularmente en la autodeterminación consciente y
responsable de la propia vida y que lleva consigo la pretensión al
respeto por parte de los demás”. Posteriormente, el mismo tribunal
estableció, en las STC 120/1990 y 57/1994, que “la dignidad ha de
permanecer inalterada cualquiera que sea la situación en que la
persona se encuentre, constituyendo, en consecuencia, un
invulnerable que todo estatuto jurídico debe asegurar”.

Esta posición se reitera en el expediente 010-2002-AI/TC, donde el


Tribunal Constitucional del Perú afirmó que “la dignidad constituye un
mínimum inalienable que todo ordenamiento debe respetar, defender y
promover”. Esta serie de ideas son las que nos muestra el profesor,
referente a los primeros 18 artículos del Convenio Europeo para la
Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales.

4.5 Ignacio Ara Pinilla.

Catedrático de la universidad se laguna.


Se denomina abuso del derecho a la situación que se produce cuando
el titular de un derecho subjetivoactúa de modo tal que su conducta
concuerda con lanorma legal que concede la facultad, pero su ejercicio
resulta contrario a la buena fe, la moral, las buenas costumbres o los
fines sociales y económicos delDerecho . Igualmente, es el accionar
de quien en ejercicio de un derecho actúa con culpa o dolo , sin
utilidad para sí y causando daños a terceros.

No admitir el abuso de derecho significaría impedir que ni los poderes


del Estado ni los particulares puedan, al amparo del ejercicio de un
derecho fundamental, limitar o atacar a otro derecho fundamental o
bien para desviarse de los límites intrínsecos en el ejercicio del
derecho de que se trate.

La teoría del abuso del derecho fue formulada al inicio del siglo XX .
Su principal impulsor fue el francésJosserand . A su juicio, ningún
derecho era absoluto y el ejercicio de las facultades otorgadas por la
ley, debía ser conforme al espíritu que impulsó su sanción.

Contrario a esta teoría, encontramos a Planiol . Planiol sostenía que si


hay abuso, no hay derecho. A su juicio, un acto abusivo sería al mismo
tiempo conforme y contrario al derecho, y esto era imposible.

SISTEMAS. LA TEORÍA DEL ABUSO DEL DERECHO


PUEDE DEFINIRSE POR DISTINTOS SISTEMAS.EN
PRIMER LUGAR, ENCONTRAMOS EL SISTEMA
SUBJETIVO, QUE HACE HINCAPIÉ EN SI EL
TITULAR DEL DERECHO ACTUÓ CON DOLO O
CONCULPA . EL SISTEMA OBJETIVO, EN CAMBIO,
CONSIDERA QUE UN ACTO ES ABUSIVO SI
EXCEDE LOS OBJETIVOS DE LA LEY QUE
OTORGA TALES DERECHOS.
Sistemas subjetivos.

Intencionalidad. Dentro de los sistemas subjetivos, encontramos


a aquel que se guía por la intencionalidad, es decir, que sostiene
que un acto es abusivo si existe la intención de dañar.
Negligencia. Otra interpretación se guía por lanegligencia . Esta
también se encuentra dentro de los sistemas subjetivos. De
acuerdo con esta, un acto es abusivo si el ejercicio del derecho
se realizó con culpa.

Falta de Interés Legítimo

Ambos sistemas, el de la intencionalidad y la negligencia, equiparan el


acto abusivo al acto ilícito. Para superar este problema, también
dentro del sistema subjetivo, existe la consideración por falta de
interés legítimo. Esto quiere decir que un acto es abusivo, también
cuando hay una inexistencia de utilidad. Esta utilidad no es sólo
económica sino de cualquier tipo, es cualquier beneficio que se pueda
obtener por el ejercicio de los derechos. La apreciación de utilidad es
la que la convierte en un subsistema subjetivo.

Ejercicio contrario a los fines sociales y económicos. Ya en los


sistemas objetivos, encontramos, en primer lugar al ejercicio contrario
a los fines sociales y económicos. De esta manera, la teoría procura
determinar cuáles eran los fines que tenía la ley al conceder los
derechos al titular y de ese modo, verificar si el ejercicio fue conforme
a éstos. Ejercicio contrario a la buena fe, la moral y las buenas
costumbres. Finalmente, sin necesitar demasiada explicación, un
último sistema considera actos abusivos a aquellos que sean
contrarios a labuena fe , la moral y las buenas costumbres .

4.6 José Castán Tobeñas.


Un jurista español y estudió los derechos de personalidad, mientras
Ignacio Ara Pinilla ha escrito múltiples obras, alguna de ellas en
homenaje a Gregorio Peces-Barba en donde realiza interesantes
análisis sobre los derechos humanos.

Gregorio Peces-Barba (Educación para la ciudadanía y derechos


humanos, Espasa, Madrid, 2007, p. 191) afirma: “la globalización no
tiene porque ser presentada como una reacción enfrentada a los
derechos. Podría pensarse que, muy al contrario, se trata de
unfenómeno que podría favorecer la satisfacción de los derechos. La
cuestión principal es en este punto como gestionarla para llevar a cabo
esa satisfacción. Seguramente aquí es, donde surgen los problemas
de la globalización, en el sentido de que hasta el momento,la gestión
de la globalidad parece dar la espalda al discurso de los derechos”.

Gustavo Zagrebelsky (El derecho dúctil. Ley, derechos y justicia, 7ª


ed., trad. de Marina Gascón, Trotta, Madrid, 2007, pp. 10-14) sostiene
que, con la transición del Estado de Derecho al Estado Constitucional,
la soberanía se ha transformado debido a la actuación de fuerzas
corrosivas internas y externas, como son: el pluralismo político y
social, la formación de centros de poder alternativos y concurrentes al
Estado, la institucionalización supraestatal y la atribución de derechos
a las personas que pueden hacer exigibles y justiciables ante
jurisdicciones internacionales demandando a los Estados por su
actuación u omisión en perjuicio de dichos derechos.

¿Crees que el concepto tradicional de soberanía ha cambiado?


¿Cómo opera la jurisdicción internacional de derechos humanos frente
a Estados soberanos?

4.7 Juan Ruiz Manero.

Juan Ruiz Manero es catedrático de filosofía del Derecho de la


Universidad de Alicante. Forma parte del consejo editor de la
revista Doxa. Cuadernos de filosofía del Derecho, es miembro de los
consejos de redacción de las revistas Isonomía y Derecho privado y
Constitución y del comité científico de la revista Analisi e Diritto.

Ruiz Manero se dedica a buscar respuesta de una serie de problemas


centrales en los cuales se desglosa la cuestión general de qué
oraciones son los enunciados jurídicos.

El capítulo 1º está consagrado a la célebre dicotomía entre principios y


reglas, que fue puesta en boga por la crítica de Dworkin al
juspositivismo imperante cuando él inauguró una nueva tendencia.
Tanto se ha escrito sobre esa dicotomía que sería inabarcable, en un
espacio razonable, tratar exhaustivamente todos esos debates. No es
ésa la tarea que se proponen nuestroautor, sino que únicamente
aborda el problema en la medida en que lo necesitan para sentar
premisas para su ulterior desarrollo, haciendo eso sí una digresión
para responder a las críticas que su planteamiento ha recibido de otros
filósofos del derecho, como Luis Prieto Sanchís y Aleksander
Peczenik.
El capítulo 2º está consagrado al estudio de las reglas que confieren
poderes. Los autores se suman al punto de vista que inició Hart (y que
guarda cierta similitud con algunas de las ideas de Kelsen) de que hay
una diferencia entre las normas que permiten o prohíben ciertas
conductas y las que determinan qué normas tienen vigencia, o sea
aquellas cuyo papel estriba en determinar mecanismos por los cuales
entran en vigor autorizaciones o prohibiciones, mas que en sí no son
ni lo uno ni lo otro.

Atienza y Ruiz Manero naturalmente extienden tal dicotomía también a


los principios (mientras que Hart sólo la aplicaba a reglas, pues en su
construcción no hay tal dualidad de reglas y principios). Nuestros dos
autores hacen un alarde de persuasividad para convencer a sus
lectores de lo bien fundado de esa dicotomía, y hallamos así en ese
capítulo y su apéndice elegantes y agradables discusiones de los
tratamientos de Bulygin- Alchourrón, Ricardo Caracciolo, D.
Mendonça, J.J. Moreso y P. Navarro.

El capítulo 3º está consagrado a los enunciados permisivos. Sabido es


que éstos constituyen un hueso duro de roer para una serie de teorías
de los enunciados jurídicos, y que concretamente en el mundo de
habla hispana las teorías de Alchourrón han tenido eco, dando lugar a
planteamientos hoy ampliamente aceptados entre los jusfilósofos
hispanohablantes de línea analítica, el distingo entre permisiones
internas y externas y el consiguiente rechazo del principio de
permisión (lo que no está prohibido es lícito).

Atienza y Ruiz Manero examinan, con cuidado y meticulosidad, la


irrelevancia pragmática de las normas permisivas (salvo precisamente
en aquellos contextos en los que son pertinentes), los enfoques de Alf
Ross (las normas permisivas como excepciones a las normas de
obligación de un sistema jurídico), de von Wright (las normas
permisivas como promesas), la dualidad de permisos fuertes y débiles
de Alchourrón-Bulygin autores que tienden (sobre todo el segundo en
un famoso artículo) a concebir a las normas permisivas como
derogatorias, incluso como derogaciones anticipadas. Creo que las
tesis en el capítulo 3º son las más sólidas de su libro, tal vez porque a
diferencia de lo que sucede con las tesis de los otros cuatro capítulos
es más fácil estar de acuerdo con ellos sin compartir una carga
teorética un tanto pesada y compleja la cual involucra un montón de
presupuestos sobre el papel práctico orientativo de los enunciados
jurídicos, una cierta visión de la razón práctica y una concepción
estructuralista del sistema de enunciados de un ordenamiento jurídico,
etc.

Lo más aceptable de sus tesis o lo más difícil de rechazar es que los


enunciados permisivos son semánticamente superfluos, pero
pragmáticamente útiles a fuer de aclaratorios, cuando las acciones
que vengan permitidas por ellos no están prohibidas. Por otro lado,
surge para nuestros dos autores una espinosa cuestión acerca de la
relación entre las normas permisivas y las normas que confieren
poder. Si parte del significado o del impacto de una norma permisiva
estriba en impedir que la propia autoridad dicte normas que prohíban
la conducta de que se trate, entonces ¿cómo se relaciona eso con las
normas por las que se constituyen las atribuciones de tales
autoridades? ¿Ha de entenderse que tal impedimento es un límite
definido a los poderes, o que es una prohibición a los titulares de los
mismos para mandar o prohibir ciertas cosas? En general, Ruiz
Manero piensa que tiene poco sentido conferir a un órgano o persona
el poder de dictar normas de cierto tipo y a la vez prohibirle
absolutamente ejercer ese poder.
4.8 Luigi Ferrajoli.

Luigi Ferrajoli (Florencia , 6 de agosto de 1940 ) es unjurista italiano y


uno de los principales teóricos delgarantismo jurídico , teoría que
desarrolló inicialmente en el ámbito del Derecho penal , pero que
considera, en general, un paradigma aplicable a la garantía de todos
los derechos fundamentales .[] Ferrajoli se define como
[]
un iuspositivista crítico. Desde 1970 fue profesor de Filosofía del
derecho y de Teoría general del derecho en la Universidad de
Camerino , donde además fue decano de la Facoltà di
Giurisprudenza(Facultad de Ciencias del Derecho) y, desde 2003 , en
la Universidad de Roma III .

En 1998, en la revista italiana Teoría política, Luigi Ferrajoli publica un


articulo titulado “Derechos Fundamentales”. Dicho trabajo, debido a las
cuestiones que trató, generó una discusión importante entre los
principales juristas italianos. Destaca en esta exposición la elaboración
de un concepto de democracia con dos vertientes: una formal y otra
sustancial. La segunda de ellas se constituye en una propuesta de
solución a la conflictiva relación entre democracia y derechos
fundamentales. La propuesta ferrajoliana es un proyecto interesante y
cuyo objetivo es lograr una verdadera y particular visión del mundo.
Sin lugar a dudas, la propuesta de Ferrajoli es una visión singular y
provocadora. Es singular pues pareciera ser, que desde el momento
en que someta la democracia al derecho, ha invertido los términos de
la relación derecho-política y su resultado es el sometimiento de lo
político a lo jurídico. Es provocadora puesto que la reformulación de lo
democrático deja muchos sinsabores a los defensores de la
democracia.

Para Ferrajoli, El Estado de derecho garantista, se ofrece como la


mejor alternativa para la limitación de esos poderes. Estado de
derecho garantista que exige dos cosas: una concepción propia de la
teoría del derecho y una filosofía política. Requiere de una exclusiva
visión de la teoría del derecho debido a que el Estado garantista
cambia el paradigma clásico del derecho por una alternativa distinta y
crucial para las exigencias de las sociedades actuales. Por otra parte,
necesita de la re-elaboración de una filosofía política particular que
atienda la demanda de la nueva relación entre política y derecho. En
otras palabras, y de ahí se desprenden sus tres acepciones de
garantismo Ferrajoli pretende elaborar una teoría general del
garantismo con visiones propias del Estado de derecho, teoría del
derecho y filosofía política. []

El Estado de derecho, para Ferrajoli no funcionó y por ello, hay


necesidad de crear un modelo específico y ese modelo lo encuentra
en el Estado constitucional garantista. Un Estado constitucional
caracterizado por una doble sujeción: formal y sustancial. Ferrajoli,
siguiendo a Bobbio, dedica una parte para explicar sobre la diferencia
entre gobierno sub lege o gobiernoper lege. Es decir entre un gobierno
bajo la tutela de leyes (sub lege) y ungobierno a través de leyes (per
leges). A su vez, el primero se divide en un gobierno con poderes
otorgados por leyes (sentido débil o formal) y en ungobierno de poder
limitado por leyes (en un sentido fuerte o sustancial). Con estas
observaciones, Ferrajoli afirma que el término Estado de derecho se
usa aquí en la segunda de ambas acepciones; y en este sentido es
sinónimo de garantismo. Por eso designa no simplemente un ‘estado
legal’ o regulado por la ley sino un modelo de Estado nacido con las
modernas Constituciones y cuyas características principales son la
legitimación formal y legitimación sustancial (que se materializa en la
garantía de los derechos fundamentales). Interpreto a Ferrajoli de la
siguiente forma: el Estado de derecho fue entendido como un Estado
que sólo demanda la legitimación formal; es decir una legitimación que
proviniera de un poder otorgado por leyes y que sólo conmina al
cumplimiento de una forma legal. Ahí está el peligro pues hasta los
gobiernos totalitarios pueden revestir una forma legal. Por el contrario,
los estados constitucionales exigen una legitimación sustancial;
legitimación que pende de un contenido estricto en la limitación de
poderes.

Ferrajoli ha tomado postura respecto a dos temas primordiales de los


derechos fundamentales: el concepto y su fundamento. El primero,
para él, es una creación artificial y convencional y por lo tanto
verificable o refutable con referencia al objeto de investigación. Pero lo
segundo al ser normativo exige un proceso racional de justificación de
los fines o valores éticos-políticos que aquellos sean capaces de
satisfacer. Veamos enseguida cada uno de ellos. Son derechos
fundamentales todos aquellos derechos subjetivos que corresponden
universalmente a todos los seres humanos dotados del status de
personas, de ciudadanos o personas con capacidad de obrar;
entendiendo por derecho subjetivo cualquier expectativa (de
prestaciones) o negativa (de no sufrir lesiones) adscrita a un sujeto por
una norma jurídica; y por status la condición de un sujeto, prevista
asimismo por una norma jurídica positiva, como presupuesto de su
idoneidad para ser titular de situaciones jurídicas y/o autor de los actos
que son ejercicio de éstas.
4.9 Manuel Atienza.
Manuel Atienzaes catedrático de Filosofía del Derecho de la
Universidad de Alicante. A sus obras ya bien conocidas (Las razones
del derecho, 1991, Tras la justicia, 1993, Las piezas del derecho,
1996, El sentido del derecho, 2004), se suma ahora este importante
trabajo en el cual Atienza plantea, siguiendo las grandes tradiciones
anglosajonas, y también las innovaciones de la teoría jurídica
continental, una concepción diferente del derecho: considera que el
derecho es esencialmente una actividad argumentativa que tiene que
ver con el lenguaje, con la lógica y con otras formas de argumentación
un tanto soslayadas en la cultura jurídica contemporánea, como la
tópica, la retórica, y la dialéctica, disciplinas todas que tienen su origen
en el mundo antiguo y, sobre todo, en la obra de Aristóteles.
La idea que ha constituido un paradigma, en el mundo
contemporáneo, a partir de la influencia de Kelsen, de que la esencia
del derecho reside en la norma, o que el derecho consiste en ciertas
acciones subjetivas y difícilmente racionalizables del juzgador, han
sido poco a poco desplazadas por las nuevas teorías, de fundamento
filosófico que muestran más bien que el derecho es una actividad
práctica, incluso más, una especie dentro del género amplio de la
argumentación práctica, tal como se da especialmente en el discurso
ético y moral.

En su trabajo se da a la tarea de analizar con detención las distintas


concepciones clásicas del derecho para demostrar que todas ellas
han sido superadas, no en el sentido de haber sido abandonadas,
sino más bien en el sentido hegeliano –que considera que en la
síntesis se incorporan elementos de diversas posturas y se rechazan
otros y de este modo la síntesis resulta fructífera y novedosa.

Los autores que tiene a la vista y con los cuales dialoga Atienza son
fundamentalmente Alexy, MacCormick, Peczenik, Arnio, Dworkin,
Summer, Raz, Toulmin, Taruffo, Prieto Sanchís, Pérez Lledó, Moreso,
Vega, Ruiz Manero, Aguiló y algunos otros.

Atienza sostiene, razonablemente, que la argumentación jurídica ha


pasado a tener en la cultura jurídica contemporánea un valor singular
gracias a varios factores que tomados conjuntamente ofrecen una
explicación satisfactoria. En primer lugar observa que las
concepciones del derecho características del siglo XX no han tomado
en consideración que el derecho es una actividad, en el sentido de
Wittgenstein y que como tal es lenguaje en acción, lenguaje destinado
a persuadir y convencer con el fin de establecer una cierta pretensión,
en el caso del derecho, de justicia y de verdad.

Otro factor es de carácter práctico lo que salta más a la vista del


observador, es el derecho como una actividad en la que los actores
que intervienen deben dedicar un esfuerzo significativo a argumentar;
esto se ve con evidencia en el juicio oral y es característico de los
actuales estados constitucionales de derecho. En esta dimensión ha
influido notablemente el derecho anglosajón que tradicionalmente ha
sido un derecho argumentativo. Observa que los derechos
continentales han aceptado e incorporado en sus prácticas la
argumentación como núcleo central de la actividad de los jueces, pero
también de los legisladores.

Un tercer factor que destaca Atienza es lo que él llama el paso del


Estado legislativo al Estado constitucional; es decir, un estado en el
que la Constitución contiene un principio dinámico del sistema político
jurídico, esto es, la distribución formal del poder entre los diversos
órganos estatales; ciertos derechos fundamentales que limitan o
condicionan la producción, la interpretación y la aplicación del
derecho; mecanismos de control de la constitucionalidad de las leyes,
lo que trae como consecuencia que el poder estatal ve limitado su
poder en tanto tiene que justificar en forma clara sus decisiones. El
estado democrático y las prácticas democráticas exigen también que
el juez no tome sus decisiones exclusivamente mirando hacia el
interior de la institución jurídica, sino que debe hacerlo de cara a la
comunidad ante la cual en definitiva debe responder. Todo ello
supone en un estado constitucional el sometimiento completo del
poder al derecho, a la razón. Atienza desataca mucho, y a mi modo de
ver muy bien, que en definitiva la regla más universal de control que
rige la vida racional de los hombres es la regla de la razón. A cada
momento en las disputas coloquiales y técnicas se suele aceptar un
argumento diciéndole al interlocutor sí, tú tienes razón o por el
contrario tú no tienes razón. La presencia o la ausencia de razón
validan o desmoronan un argumento y por tanto una pretensión de
justicia o de verdad.

Por último, Atienza insiste en que la democracia presupone, siguiendo


las ideas de Nino, ciudadanos capaces de argumentar racional y
competentemente en relación con las acciones y las decisiones de la
vida en común.

En este libro Atienza estudia con atención las diversas fases del
derecho, las teorías más relevantes para concluir en definitiva que la
visión más actualizada y fecunda del derecho requiere una mirada
pragmática, en el sentido riguroso que este concepto adquiere en la
filosofía anglosajona contemporánea. Sin desconocer los aspectos
lógicos, semánticos y materiales del derecho, Atienza se inclina por
rescatar y reactualizar las ideas clásicas modernamente expresadas
por los pensadores antes señalados, de que el derecho es una
actividad en la que la necesidad de convencer mediante argumentos
(retóricos, lógicos y dialécticos), principalmente constituyen la base
sobre la cual se construye el derecho práctico (de abogados y jueces
fundamentalmente) y, sobre los cuales recae la meditación científica y
filosófica de la iusfilosofía contemporánea.

En mi opinión se trata de un libro bien informado, redactado con esa


claridad que exigía Ortega a los filósofos (la claridad es la cortesía del
filósofo, decía el pensador madrileño), lleno de sugerencias y de ideas
innovadoras que conviene conocer a todo aquel que se interese por la
teoría y la filosofía jurídica contemporáneas y, sin duda, encontrará en
este libro una puesta al día que enriquecerá su visión y su concepción
del mundo jurídico tal como es debatido y comprendido en el mundo
contemporáneo.

4.10 Manuel Díez de Velasco.

Manuel Díez de Velasco Vallejo (Santander , Cantabria, 22 de


mayo de 1926 - Baza , Granada , 20 de octubrede 2009 ) fue
un jurista español , que destacó por su dedicación docente
como catedrático de Derecho Internacional Público y Privado y su
actividad. como Magistrado del Tribunal Constitucional español , Juez
del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas y Consejero
electivo del Consejo de Estado de España .

En su trayectoria de jurista hay que destacar tambiénsu faceta como


magistrado, primero del Tribunal Constitucional (1980-1986), en el
que participó en los decisivos primeros años de dicha institución, y en
el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (entre 1988-
1994), donde se labró un prestigio unánimemente reconocido. Tras
esta actividad jurisdiccional volvió al Consejo de Estado, organismo al
que ya había sido nombrado consejero electivo en 1987 y en el que
desempeñó sus funciones de asesoramiento en dicha condición hasta
el 2008. Es lógico que tan destacadas actividades tuvieran múltiples
reconocimientos: en 1979 ingresó en el Institut de Droit International y
en 1984 pronunció su discurso de ingreso en la Real Academia de
Jurisprudencia y Legislación. Fue investido doctor honoris causa por
las universidades Carlos III de Madrid (1993) y Granada (1997).

En sus numerosas publicaciones destacan dos preocupaciones


esenciales de su labor intelectual como jurista: la protección
internacional de los derechos humanos y el proceso de
integración europea del que fue adalid desde sus años de
juventud. Su dedicación de primera hora al derecho comunitario
europeo le llevó a dirigir la Revista de Instituciones Europeas, primera
revista científica española dedicada a este ámbito. Sus obras
destinadas a la docencia, como las tituladas Instituciones de derecho
internacional público y Las organizaciones internacionales han tenido
numerosas ediciones y constituyen una referencia obligada en estas
materias.

4.11 Nicolás López Calera.


Catedrático de Universidad y Director del Departamento de Filosofía
del Derecho de la Universidad de Granada (España). Ha sido Premio
Extraordinario en la Licenciatura y en el Doctorado en Derecho por la
Universidad de Granada. Ha realizado estancias de investigación en
las Universidades de Colonia y Munich (Alemania), en la Universidad
de Módena (Italia) y en las Universidades de Cambridge, Oxford,
Edimburgo y Bristol (Reino Unido).

En su prólogo, López Calera explica lo que intenta con este manual


dirigido a los alumnos de 1º de Derecho. Afirma que no pretende ser
exhaustivo en la temática ni profundizar en los problemas que se
tratan, sino sólo ofrecer unos esquemas fundamentales en los que
quiere dar "algunos" planteamientos generales de "algunos grandes
interrogantes sobre el Derecho y "algunas" líneas de respuestas. Se
plantean problemas y se atisban soluciones. Es una información
básica y una hipótesis de trabajo con finalidad pedagógica y por eso
se ha sacrificado algo la profundidad y el rigor a la claridad y sencillez
del método expositivo.
El capítulo I trata del conocimiento humano. Los esfuerzos
cognoscitivos del hombre se han centrado alrededor de dos problemas
que no han "podido ser resueltos definitivamente": si el hombre conoce
las cosas tal como son en sí mismas (objetividad y certeza del
conocimiento humano); si el hombre conoce la totalidad real de un
objeto (radicalidad y ultimidad del conocimiento humano).

La ciencia y la filosofía, intentan resolver estos dos grandes


interrogantes. El autor se pregunta qué son una y otra, y responde que
no va a dar contestaciones "absolutas" sino precisiones históricas y
metodológicas. Y en esa línea constata la existencia de dos clases de
saber, según la experiencia cultural: el filosófico y el científico, y hace
un breve "balance histórico" aunque lo que le interesa es "lo que se
opina hoy sobre esta distinción de saberes".

De la filosofía queda una específica actitud teorética, que puede ser


llamada filosófica, por la que se siguen buscando respuestas
razonables a interrogantes que no son reductibles a través del análisis
científico, tal vez: porque, como decía Russell hay cuestiones que no
tienen todavía respuestas científicas.

En definitiva, la filosofía como actitud metacientífica, distinta de la


ciencia, no ha muerto. "Si la filosofía se entiende como esfuerzo
teórico-práctico por trascender, desde una racionalidad crítica y no
dogmática, la experiencia de los hechos, de la vida de la misma
ciencia, la filosofía seguirá manteniendo su legitimidad".
Aunque hay una hegemonía de la ciencia, queda abierta la posibilidad
de una filosofía de esta naturaleza y, con esta "actitud filosófica"
pretende analizar el problema y el tema del Derecho.
El segundo capítulo, lo dedica a los saberes jurídicos, distinguiendo: El
Derecho Natural, la Ciencia del Derecho y la Filosofía del Derecho.
Afirma que han existido distintas concepciones filosóficas sobre el
Derecho Natural, pero todas han estado de acuerdo en que es un
saber metacientífico. "Históricamente ha sido en sus varias
formulaciones uno de los modos dominantes durante siglos, para la
comprensión filosófica del Derecho". Subraya como una de las
preocupaciones fundamentales del Derecho Natural la búsqueda,
comprensión y explicación de una legalidad natural, universal e
inmutable, base de todo ordenamiento jurídico concreto de las
comunidades históricas.

La afirmación de una ciencia jurídica, frente al Derecho Natural, resultó


de la dialéctica que enfrentó a la filosofía clásica, con el concepto
moderno de ciencia y que llevó sobre todo en el siglo XIX sus
consecuencias, en general, al ámbito del conocimiento social y, más
particularmente, al terreno del conocimiento jurídico.
La ciencia encuentra una especial dificultad en tratar el tema de los
valores y por eso tiene sentido un saber metacientífico que tenga por
finalidad fundamental, reflexionar sobre aquellos objetos y realidades
que tienen especiales dificultades para su tratamiento científico. "Esto
va a suceder con el derecho que es una realidad determinada por
valores". Puede haber una ciencia del Derecho, en el sentido
anteriormente expuesto (con las limitaciones de las ciencias sociales)
y, también, "sin dogmatismo" puede construirse una Filosofía del
Derecho. Afirma que no va a hacer especulación teórica iusnaturalista
ni ciencia del Derecho. Entiende por filosofía "un saber metacientífico
sobre el derecho, que metodológicamente se apoya en la ciencia
jurídica y en las ciencias sociales en general, para, a través de la
critica argumentada y razonable, comprender profundamente la
compleja realidad del derecho, más allá de su nueva comprensión
científica". Esto es, el hombre intenta saber no sólo lo que es el
derecho (ciencia del Derecho), sino lo que debe ser el Derecho
(filosofía del Derecho) y, aunque la misión de la Filosofía es más
amplia que la puramente crítica y utópica, éste es el sentido que
quiere subrayar el autor en este manual. En el capítulo tercero, López
Calera pretende elaborar un concepto de derecho a través de una
profundización sobre lo que la experiencia social o individual más
inmediata ofrece como derecho.
Distingue el derecho de otros imperativos coactivos que no lo son por
su finalidad: "el Derecho es un imperativo de carácter coactivo, que
regula los comportamientos sociales de individuos y grupos, con el fin
de establecer la justicia, esto es, una convivencia justa". Sin embargo,
no es posible una respuesta definitiva para todo tiempo y lugar sobre
qué es la justicia. En cada sociedad, es distinta la consideración de lo
que es el orden social justo. Hay una respuesta aproximada. "Un cierto
sentido común histórico, en torno a lo justo". Trata también del
derecho como facultad del sujeto o derecho subjetivo, para pasar a
analizar con más detalle el concepto de derecho objetivo: la ley y las
normas jurídicas.

Afirma que el derecho se caracteriza, porque manda con una fuerza


organizada (aunque no es la única característica), el derecho como
ley, es un criterio indicador, un condicionante de naturaleza coactiva
de los comportamientos sociales de los hombres. El derecho
condiciona y manda para establecer la justicia, para conseguir una
convivencia justa. Las acciones objeto del derecho, son las que
afectan a una convivencia justa.
Para que se entienda mejor y más exactamente qué es derecho
objetivo, dedica el tercer apartado de este capítulo, al concepto de
norma jurídica. Concepto que toma del positivismo jurídico: es una
proposición que prescribe algo, trata de influir en el comportamiento de
un sujeto para modificarlo.

Las normas jurídicas existen como un conjunto ordenado según


jerarquía de fines y según materias. El derecho, es también un
ordenamiento jurídico en el que hay un orden, por ejemplo: de la
codificación. Concluye afirmando que: Los ordenamientos jurídicos,
como sistemas completos y cerrados de normas, manifiestan la fe del
hombre moderno en su capacidad creadora de normas jurídicas, que
ya no necesitaba la referencia a un derecho transcendental, como era
el derecho natural. Para delimitar con mayor claridad el concepto de
derecho, a partir de este momento y hasta el final del capítulo, trata de
Derecho natural y derecho positivo; derecho y moral; derecho y fuerza;
y, derecho y economía.
Expone las dos concepciones jurídicas distintas del derecho que
suponen el iusnaturalismo y el positivismo. Y afirma, que la Pretensión
del iusnaturalismo, no puede negarse como pretensión teorética, con
tal de que esta quede exenta de la certeza absoluta de una
comprensión universal y esencial No estamos de acuerdo en que esa
pretensión, pueda elevarse a postulado indubitable para todos los
hombres, pues, no hay garantías de que ese conocimiento metafísico
sea realmente así, lo que existe es, pluralidad de teorías sobre
cuestiones fundamentales que interesan al hombre, no hay un
conocimiento universalmente válido y que transcienda la experiencia y
las posibilidades de verificación empírica.
4.12 Rafael Hernández Marín.

Rafael Hernández Marín es doctor en Derecho por la Universidad de


Bolonia y catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de
Murcia. Es autor, entre otros, de los siguientes libros: El Derecho como
dogma(1984), Historia de la filosofía del Derecho
contemporánea (1986), Teoría general del Derecho y de la ciencia
jurídica (1989), Introducción a la teoría de la
norma (1998), Interpretación, subsunción y aplicación del
Derecho (1999), y Las obligaciones básicas de los jueces (2005).
Dentro del desarrollo de las sentencias, existen múltiples corrientes en
torno a los contextos de justificación y descubrimiento de la decisión
judicial, las teorías de la argumentación, la interpretación, la
jurisprudencia de intereses, el realismo jurídico y el
neoconstitucionalismo, entre otras, han dedicado buena parte de su
estudio a la actividad judicial y al deber de motivación de las
decisiones que resuelven conflictos interpartes, independientemente
de los contextos o jurisdicciones en que sean tomadas. Los jueces,
según Rafael Hernández Marín, deben llevar acabo la justificación de
las decisiones, la cual tiene que contener todas las premisas usadas
en su razonamiento, que serán sustentadas con la tesis ontológica, la
tesis filosóficalingüística, la tesis interpretativa, la tesis fáctico-jurídica
y la tesis sintáctica/ sintáctico-semántica. La tesis ontológica es la
norma en sí, es un “enunciado jurídico”, dicho enunciado debe ser la
conclusión a la que deben llevar las premisas, debe ser entonces la
“premisa mayor”, el problema que surge sería ¿cuál es la
interpretación que el operador jurídico, en este caso el juez, le da al
enunciado jurídico? en este punto, la tesis interpretativa afirma que el
sentido otorgado a la norma debe ser probado, de no ser así, puede
infringir la necesidad doctrinal en cuanto se habla de motivación; pero
de igual forma la no interpretación no quiere decir que la decisión
material sea incorrecta. Ahora bien, esta interpretación se debe hacer
en el enunciado, que por el tema tratado se relacione con un
enunciado primario y no debe ser entonces interpretado como un
enunciado secundario con el objeto de usarlo como eje central para
manejar el tema en concreto, de este problema se encarga la filosofía
del lenguaje jurídico. Para empezar a abordar el eje central de la
sentencia, el juez debe asemejar la norma a los hechos acontecidos,
esta asimilación es denominada “enunciados calificativos”, cuando se
logra empalmar la norma a los hechos lo denominaremos “cuestión
fáctico-jurídica”, esta “cuestión” se suele dividir entre “cuestión fáctica”
y “cuestión jurídica”; la división corresponde dependiendo de qué
etapa se trate. bien sea empírica o analítica. Cuando estamos frente a
la etapa empírica lo que deseamos es entender los hechos que dieron
origen al problema del litigio y de esta forma poder realizar el empalme
mencionado antedicho y para ello el juez se vale de todo instrumento
probatorio posible que sea legal, dicha actividad judicial se realiza con
el “razonamiento probatorio”, razonamiento que lo lleva a formular
premisas (las cuales deben ser manifestadas dentro de los hechos
solamente procesales, pues estando dentro de la etapa empírica el
juez no puede formular premisas que lo saquen de la esfera creada
por las pruebas, pero sí es factible que realice conclusiones por fuera
de esta esfera). La razón de ser de que las conclusiones del
razonamiento probatorio puedan salirse de las esfera de las pruebas y
asistir hechos extraprocesales es la de poder abrir el campo mostrado
y así darse una mejor idea de los hechos con el fin de ampliar los
“enunciados calificativos verdaderos”. Así las cosas, existen tres fases
dentro de la etapa empírica: la primera es cuando el juez analiza los
hechos, la segunda cuando se confrontan los hechos con las pruebas
y la tercera cuando las pruebas no son claras o no ayudan a crear
premisas que lleguen a las conclusiones o a la conclusión, en este
caso, lo que se intenta formular es una “conclusión altamente
probable”. Teniendo la conclusión, entramos en la etapa analítica y de
esta forma encontramos la “cuestión jurídica”, de ahí lo que hacemos
entonces es tomar la conclusión y empezar a hablar en términos
jurídicos, de esta forma lo que obtenemos es hablar en lenguaje legal:
el problema que ocurre es cuando en la “cuestión jurídica” no existe o
no hay un acuerdo de la definición legal de algún concepto; cuando
esto ocurre lo que sucede es que no habría dos cuestiones (una
“fáctica” que sería la conclusión y una “jurídica” que sería la
determinación del lenguaje legal) sino solo una cuestión (entonces la
“cuestión jurídica sería la misma que la fáctica”). El juez debe
entonces entrar a valorar y argumentar su decisión conforme a las
normas establecidas, normas que por la ambigüedad de las palabras
pueden llevar al juez a discrecionalidades y, por la misma vía, llegar a
arbitrariedades cuando se aparta del sentido jurídico que debe primar
en su decisión. De todo lo anteriormente expuesto, nos surge un
cuestionamiento acerca de si en realidad en la práctica el juez lleva a
cabo los pasos dogmáticos dados por la doctrina, pues como sabemos
la academia generalmente se dedica a reglar los procesos que se dan
naturalmente en el mundo del derecho, y quizá sea esta una de las
causas del distanciamiento entre la teoría y la práctica, pues al querer
formalizar actividades que surgen y obedecen a procesos de
conocimiento no parametrizados lo que se generan son choques
ideológicos, en algunos casos irreconciliables.
4.13 Romani Fernández De Casadevante.
Catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones
Internacionales en la Universidad del País Vasco. Autor de numeras
publicaciones, entre las cuales cabe destacar Derecho Internacional
de los Derechos Humanos, (Diles, 2003) y Terrorismo y Derechos
Humanos: una aproximación desde el Derecho Internacional (ed.
Dykinson, 2005).

Los derechos humanos y las libertades fundamentales son patrimonio


de todos los seres humanos, son inalienables y están garantizados por
la ley. Su respeto es una salvaguardia esencial contra un excesivo
poder del estado. Su observancia y pleno ejercicio son base de la
libertad, la justicia y la paz. El pleno respeto de esos preceptos es la
base sólida sobre la que nos habla este autor.

4.14 Susana Sanz Caballero.


Catedrática de Derecho Internacional Público en la Universidad CEU
Cardenal Herrera Titular de la Cátedra Jean Monnet de la Universidad
CEU UCH, es Licenciada en Derecho (Facultad de Derecho de la
Universitat de Valencia, 1991) Master en estudios avanzados en
ciencias sociales (Instituto Juan March de Estudios e Investigaciones,
Fundación Juan March 1993) Diplôme d’expert en Droit International
des Droits de l’Homme (Institut International des Droits de l’Homme,
Estrasburgo 1994) Doctora en Derecho (Universidad Jaume I,
Castellón 1998).

Para ella los grupos vulnerables constituyen una amalgama muy


heterogénea de colectivos tremendamente diferentes entre sí. Lo que
une a estos colectivos es la situación de partida desventajosa que
sufren a la hora de ver reconocidos muchos de sus derechos
humanos. No hay un numerus clau-sus de grupos vulnerables ni lo
puede haber. En esta obra se pretende dar cuenta de la situación de
algunos de esos grupos desde una perspectiva internacional y/o
europea. Los grupos estudiados son los reclusos, las personas con
discapacidad y los inmigrantes. Otras dos de las contribuciones a esta
obra presentan el panorama general de la protección de los grupos
vulnerables en el Consejo de Europa y el concepto de persecución en
derecho penal internacional. Asimismo, se incluyen dos trabajos sobre
la relación entre la mujer y desarrollo y otro sobre la relación entre
mujer y acceso al agua. La mujer no es un grupo vulnerable. Es la
mitad de la población mundial y su situación per se no es de
vulnerabilidad ni de dependencia. Pero la mujer a menudo es
discriminada en determinadas situaciones o se ejerce violencia sobre
la misma. En esas ocasiones, su situación es de vulnerabilidad. Esta
obra pretende ofrecer una información actualizada y certera, desde
una perspectiva del Derecho Internacional de los Derechos humanos,
sobre las normas, la jurisprudencia y la doctrina internacional en
relación con los grupos vulnerables.

Presentación La protección de los grupos vulnerables por el Consejo


de Europa Luis Jimena Quesada El Derecho Penal Internacional y la
definición de persecución: evolución normativa, doctrinal y
jurisprudencial José Henrique Fischel de Andrade Traducido al
español por Alejandra Laura Videla Los reclusos como grupo
vulnerable, marginal y en situación de especial dependencia: La labor
de Naciones Unidas Susana Sanz Caballero ¿El valor de la vida se
debe medir en función de las capacidades de cada persona?:
Reflexiones en torno al aborto eugenésico a la luz del Derecho
Internacional y la Constitución Española Amparo Sanjosé Gil Los
inmigrantes como grupo vulnerable. La regulación jurídica de la
inmigración en la Unión Europea. Especial referencia a los derechos
de participación política: el sufragio activo y pasivo Ainhoa Uribe
Otalora Mujer y desarrollo en el siglo XXI: resultado de un largo y difícil
proceso Ruth Abril Stoffels Mujer y agua. Breve estudio desde el
derecho internacional Adela Aura y Larios de Medrano.
UNIDAD V.- MARCO JURÍDICO.

http://estudiososdelderecho.blogspot.mx/2011/10/derechos-
humanos-unidad-5.html

5.1 Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).


5.1.1 Fundamento Constitucional.
5.1.2 Ley de la CDNH.
5.1.3 Competencia.
5.1.4 Procedimiento de Queja.
5.1.5 Recomendaciones.
5.2 Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).
5.2.1 Ley de la CDHDF.
5.2.2 Competencia.
5.2.3 Procedimiento de Queja.
5.2.4 Recomendaciones.
5.3 Comisión Nacional para prevenir y erradicar la discriminación.
5.3.1 Ley Federal para prevenir y erradicar la discriminación.
5.3.2 Competencia.
5.3.3 Acciones Afirmativas.
5.1 Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Desde el punto de vista de la defensa de los derechos de los


ciudadanos, podríamos decir que los antecedentes más lejanos de la
Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) se encuentran
en el siglo XIX, con la promulgación de la Ley de Procuraduría de
Pobres de 1847 que promovió don Ponciano Arriaga en el estado de
San Luis Potosí. Pero es hasta la segunda mitad del siglo XX, y como
consecuencia de una enfática demanda social en el ámbito nacional y
de las transformaciones en la esfera internacional, que comienzan a
surgir diversos órganos públicos que tienen como finalidad proteger
los derechos de los gobernados frente al poder público.

Así, en 1975 se creó la Procuraduría Federal del Consumidor,


teniendo como finalidad la defensa de los derechos de los individuos,
pero no necesariamente frente al poder público. Asimismo, el 3 de
enero de 1979 se instituyó la Dirección para la Defensa de los
Derechos Humanos en el estado de Nuevo León, por instrucciones de
su entonces Gobernador, doctor Pedro G. Zorrilla. Posteriormente, en
1983, el ayuntamiento de la ciudad de Colima fundó la Procuraduría
de Vecinos, que dio pauta al establecimiento de dicha figura en la Ley
Orgánica Municipal de Colima del 8 de diciembre de 1984, siendo
optativa su creación para los municipios de dicha entidad.

Por su parte, el 29 de mayo de 1985 la Universidad Nacional


Autónoma de México estableció la Defensoría de los Derechos
Universitarios, y en 1986 y 1987 se fundaron la Procuraduría para la
Defensa del Indígena en el estado de Oaxaca y la Procuraduría Social
de la Montaña en el estado de Guerrero, respectivamente. Más
adelante, el 14 de agosto de 1988, se creó la Procuraduría de
Protección Ciudadana del estado de Aguascalientes, figura prevista
dentro de la Ley de Responsabilidades para Servidores Públicos.
Meses después, el 22 de diciembre, se configuró la Defensoría de los
Derechos de los Vecinos en el Municipio de Querétaro. Además, en la
capital de la República el entonces Departamento del Distrito Federal
estableció la Procuraduría Social el 25 de enero de 1989.

5.1.1 Fundamento Constitucional.


Respecto de los antecedentes directos de la CNDH, el 13 de febrero
de 1989, dentro de la Secretaría de Gobernación, se creó la Dirección
General de Derechos Humanos. Un año más tarde, el 6 de junio de
1990 nació por decreto presidencial una institución denominada
Comisión Nacional de Derechos Humanos, constituyéndose como un
Organismo desconcentrado de dicha Secretaría. Posteriormente,
mediante una reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el
28 de enero de 1992, se adicionó el apartado B del artículo 102,
elevando a la CNDH a rango constitucional y bajo la naturaleza
jurídica de un Organismo descentralizado, con personalidad jurídica y
patrimonio propios, dándose de esta forma el surgimiento del llamado
Sistema Nacional No Jurisdiccional de Protección de los Derechos
Humanos.

Finalmente, por medio de una reforma constitucional, publicada en


el Diario Oficial de la Federación el 13 de septiembre de 1999, dicho
Organismo Nacional se constituyó como una Institución con plena
autonomía de gestión y presupuestaria, modificándose la
denominación de Comisión Nacional de Derechos Humanos por la de
Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Esta reforma constituye
un gran avance en la función del Ombudsman en México, ya que le
permite cumplir con su función de proteger y defender los Derechos
Humanos de todos los mexicanos. Su actual titular es el doctor Raúl
Plascencia Villanueva.

5.1.2 Ley de la CNDH.

Ley De La Comisión Nacional De Los Derechos Humanos.

Ley Publicada En El Diario Oficial De La Federación El 29 De Junio De


1992.

Título I

Capítulo Único. Disposiciones Generales

ARTÍCULO 1o. Esta ley es de orden público y de aplicación en todo el


territorio nacional en materia de Derechos Humanos, respecto de los
mexicanos y extranjeros que se encuentren en el país, en los términos
establecidos por el apartado B del artículo 102 constitucional.
ARTÍCULO 2o. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos es un
organismo que cuenta con autonomía de gestión y presupuestaria,
personalidad jurídica y patrimonio propios, y tiene por objeto esencial
la protección, observancia, promoción, estudio y divulgación de los
derechos humanos que ampara el orden jurídico mexicano.

ARTÍCULO 3o. La Comisión Nacional de Derechos Humanos tendrá


competencia en todo el territorio nacional, para conocer de quejas
relacionadas con presuntas violaciones a los Derechos Humanos
cuando éstas fueren imputadas a autoridades y servidores públicos de
carácter federal, con excepción de los del Poder Judicial de la
Federación. Cuando en un mismo hecho estuvieren involucrados tanto
autoridades o servidores públicos de la Federación, como de las
Entidades Federativas o Municipios, la competencia se surtirá en favor
de la Comisión Nacional. Tratándose de presuntas violaciones a los
Derechos Humanos en que los hechos se imputen exclusivamente a
autoridades o servidores públicos de las Entidades Federativas o
Municipios, en principio conocerán los organismos de protección de
los Derechos Humanos de la Entidad de que se trate, salvo lo
dispuesto por el artículo 60 de esta ley. Asimismo, corresponderá
conocer a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de las
inconformidades que se presenten en relación con las
recomendaciones, acuerdos u omisiones de los organismos
equivalentes en las Entidades Federativas, a que se refiere el artículo
102, Apartado B, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos; así como por la no aceptación de sus recomendaciones
por parte de las autoridades, o por el deficiente cumplimiento de las
mismas.

ARTÍCULO 4o. Los procedimientos que se sigan ante la Comisión


deberán ser breves y sencillos, y estarán sujetos sólo a las
formalidades esenciales que requiera la documentación de los
expedientes respectivos. Se seguirán además, de acuerdo con los
principios de inmediatez, concentración y rapidez, y se procurará, en la
medida de lo posible, el contacto directo con quejosos, denunciantes y
autoridades, para evitar la dilación de las comunicaciones escritas. El
personal de la Comisión Nacional deberá manejar de manera
confidencial la información o documentación relativa a los asuntos de
su competencia.
Título II. Integración De La Comisión Nacional De Los

Derechos Humanos

Capítulo I. De La Integración Y Facultades De La Comisión

Nacional

ARTÍCULO 5o. La Comisión Nacional se integrará con un Presidente,


una

Secretaría Ejecutiva, hasta cinco Visitadores Generales, así como el


número de visitadores adjuntos y personal profesional, técnico y
administrativo necesario para la realización de sus funciones. La
Comisión Nacional, para el mejor desempeño de sus
responsabilidades, contará con un Consejo.

ARTÍCULO 6o. La Comisión Nacional tendrá las siguientes


atribuciones:

I. Recibir quejas de presuntas violaciones a Derechos Humanos;

II. Conocer e investigar, a petición de parte o de oficio, presuntas


violaciones de Derechos Humanos en los siguientes casos:

a) Por actos u omisiones de autoridades administrativas de carácter


federal;

b) Cuando los particulares o algún otro agente social cometan ilícitos


con la tolerancia o anuencia de algún servidor público o autoridad, o
bien cuando estos últimos se nieguen infundadamente a ejercer las
atribuciones que legalmente les correspondan en relación con dichos
ilícitos, particularmente tratándose de conductas que afecten la
integridad física de las personas;

III. Formular recomendaciones públicas no vinculatorias y denuncias y


quejas ante las autoridades respectivas, en los términos establecidos
por el artículo 102, Apartado B, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos;
IV. Conocer y decidir en última instancia las inconformidades que se
presenten respecto de las recomendaciones y acuerdos de los
organismos de Derechos Humanos de las Entidades Federativas a
que se refiere el citado artículo 102, apartado B, de la Constitución
Política;

V. Conocer y decidir en última instancia las inconformidades por


omisiones en que incurran los organismos de derechos humanos a
que se refiere la fracción anterior, y por insuficiencia en el
cumplimiento de las recomendaciones de éstos por parte de las
autoridades locales, en los términos señalados por esta ley;

VI. Procurar la conciliación entre los quejosos y las autoridades


señaladas como responsables, así como la inmediata solución de un
conflicto planteado, cuando la naturaleza del caso lo permita;

VII. Impulsar la observancia de los Derechos Humanos en el país;

VIII. Proponer a las diversas autoridades del país, que en el exclusivo


ámbito de su competencia, promuevan los cambios y modificaciones
de disposiciones legislativas y reglamentarias, así como de prácticas
administrativas, que, a juicio de la Comisión Nacional, redunden en
una mejor protección de los

Derechos Humanos;

IX. Promover el estudio, la enseñanza y divulgación de los Derechos


Humanos en el ámbito nacional e internacional;

X. Expedir su Reglamento Interno;

XI. Elaborar y ejecutar programas preventivos en materia de Derechos


Humanos;

XII. Supervisar el respeto a los Derechos Humanos en el sistema


penitenciario y de readaptación social del país;

XIII. Formular programas y proponer acciones en coordinación con las


dependencias competentes que impulsen el cumplimiento dentro del
territorio nacional de los tratados, convenciones y acuerdos
internacionales signados y ratificados por México en materia de
Derechos Humanos;

XIV. Proponer al Ejecutivo Federal, en los términos de la legislación


aplicable, la suscripción de convenios o acuerdos internacionales en
materia de Derechos

Humanos;

XIV Bis.- La observancia del seguimiento, evaluación y monitoreo, en


materia de igualdad entre mujeres y hombres;

XV. Las demás que le otorguen la presente ley y otros ordenamientos


legales. Art. 7

ARTÍCULO 7o. La Comisión Nacional no podrá conocer de los asuntos


relativos a:

I. Actos y resoluciones de organismos y autoridades electorales;

II. Resoluciones de carácter jurisdiccional;

III. Conflictos de carácter laboral; y

IV. Consultas formuladas por autoridades, particulares u otras


entidades, sobre la interpretación de las disposiciones constitucionales
y legales.

ARTÍCULO 8o. En los términos de esta ley, sólo podrán admitirse o


conocerse quejas o inconformidades contra actos u omisiones de
autoridades judiciales, salvo las de carácter federal, cuando dichos
actos u omisiones tengan carácter administrativo. La Comisión
Nacional por ningún motivo podrá examinar cuestiones jurisdiccionales
de fondo.

Título III. Del Procedimiento Ante La Comisión Nacional

Capítulo I. Disposiciones Generales

ARTÍCULO 25. Cualquier persona podrá denunciar presuntas


violaciones a los Derechos Humanos y acudir ante las oficinas de la
Comisión Nacional para presentar, ya sea directamente o por medio
de representante, quejas contra dichas violaciones. Cuando los
interesados estén privados de su libertad o se desconozca su
paradero, los hechos se podrán denunciar por los parientes o vecinos
de los afectados, inclusive, por menores de edad. Las organizaciones
no gubernamentales legalmente constituidas podrán acudir ante la
Comisión Nacional de Derechos Humanos para denunciar las
violaciones de Derechos Humanos respecto de personas que, por sus
condiciones físicas, mentales, económicas y culturales, no tengan la
capacidad efectiva de presentar quejas de manera directa.

ARTÍCULO 26. La queja sólo podrá presentarse dentro del plazo de un


año, a partir de que se hubiera iniciado la ejecución de los hechos que
se estimen violatorios, o de que el quejoso hubiese tenido
conocimiento de los mismos. En casos excepcionales, y tratándose de
infracciones graves a los Derechos Humanos, la Comisión Nacional
podrá ampliar dicho plazo mediante una resolución razonada. No
contará plazo alguno cuando se trate de hechos que por su gravedad
puedan ser considerados violaciones de lesa humanidad.

ARTÍCULO 27. La instancia respectiva deberá presentarse por escrito;


en casos urgentes podrá formularse por cualquier medio de
comunicación electrónica. No se admitirán comunicaciones anónimas,
por lo que toda queja o reclamación deberá ratificarse dentro de los
tres días siguientes a su presentación, si el quejoso no se identifica y
la suscribe en un primer momento. Cuando los quejosos o
denunciantes se encuentren recluidos en un centro de detención o
reclusorio, sus escritos deberán ser transmitidos a la Comisión
Nacional sin demora alguna por los encargados de dicho centro de
detención o reclusorio, sus escritos deberán ser transmitidos a
Visitadores Generales o adjuntos.

ARTÍCULO 28. La Comisión Nacional designará personal de guardia


para recibir y atender las reclamaciones o quejas urgentes a cualquier
hora del día y de la noche.

ARTÍCULO 29. La Comisión Nacional deberá poner a disposición de


los reclamantes formularios que faciliten el trámite, y en todo caso
orientará a los comparecientes sobre el contenido de su queja o
reclamación. Las quejas también podrán presentarse oralmente,
cuando los comparecientes no puedan escribir o sean menores de
edad. Tratándose de personas que no hablen o entiendan
correctamente el idioma español, se les proporcionará gratuitamente
un traductor.

ARTÍCULO 30. En todos los casos que se requiera, la Comisión


Nacional levantará acta circunstanciada de sus actuaciones.

ARTÍCULO 3l. En el supuesto de que los quejosos o denunciantes no


puedan identificar a las autoridades o servidores públicos, cuyos actos
u omisiones consideren haber afectado sus derechos fundamentales,
la instancia será admitida, si procede, bajo la condición de que se
logre dicha identificación en la investigación posterior de los hechos.

ARTÍCULO 32. La formulación de quejas y denuncias, así como las


resoluciones y Recomendaciones que emita la Comisión Nacional, no
afectarán el ejercicio de otros derechos y medios de defensa que
puedan corresponder a los afectados conforme a las leyes, no
suspenderán ni interrumpirán sus plazos preclusivos, de prescripción o
caducidad. Esta circunstancia deberá señalarse a los interesados en el
acuerdo de admisión de la instancia.

ARTÍCULO 33. Cuando la instancia sea inadmisible por ser


manifiestamente improcedente o infundada, será rechazada de
inmediato. Cuando no corresponda de manera ostensible a la
competencia de la Comisión Nacional, se deberá proporcionar
orientación al reclamante, a fin de que acuda a la autoridad o servidor
público a quien corresponda conocer o resolver el asunto.

ARTÍCULO 34. Una vez admitida la instancia, deberá ponerse en


conocimiento de las autoridades señaladas como responsables,
utilizando en casos de urgencia cualquier medio de comunicación
electrónica. En la misma comunicación se solicitará a dichas
autoridades o servidores públicos que rindan un informe sobre los
actos, omisiones o resoluciones que se les atribuyan en la queja, el
cual deberán presentar dentro de un plazo máximo de quince días
naturales y por los medios que sean convenientes, de acuerdo con el
caso. En las situaciones que a juicio de la Comisión Nacional se
consideren urgentes, dicho plazo podrá ser reducido.

ARTÍCULO 35. La Comisión Nacional, por conducto de su Presidente


y previa consulta con el Consejo, puede declinar su competencia en
un caso determinado, cuando así lo considere conveniente para
preservar la autonomía y autoridad moral de la institución.

ARTÍCULO 36. Desde el momento en que se admita la queja, el


Presidente o los Visitadores Generales o adjuntos y, en su caso, el
personal técnico y profesional, se pondrán en contacto inmediato con
la autoridad señalada como responsable de la presunta violación de
Derechos Humanos para intentar lograr una conciliación entre los
intereses de las partes involucradas, siempre dentro del respeto de los
Derechos Humanos que se consideren afectados, a fin de lograr una
solución inmediata del conflicto. De lograrse una solución satisfactoria
o el allanamiento del o de los responsables, la Comisión Nacional lo
hará constatar así y ordenará el archivo del expediente, el cual podrá
reabrirse cuando los quejosos o denunciantes expresen a la Comisión
Nacional que no se ha cumplido con el compromiso en un plazo de 90
días. Para estos efectos, la Comisión Nacional en el término de
setenta y dos horas dictará el acuerdo correspondiente y, en su caso,
proveerá las acciones y determinaciones conducentes.

ARTÍCULO 37. Si de la presentación de la queja no se deducen los


elementos que permitan la intervención de la Comisión Nacional, ésta
requerirá por escrito al quejoso para que la aclare. Si después de dos
requerimientos el quejoso no contesta, se enviará la queja al archivo
por falta de interés del propio quejoso.

ARTÍCULO 38. En el informe que deberán rendir las autoridades


señaladas como responsables contra las cuales se interponga queja o
reclamación, se deberá hacer constar los antecedentes del asunto, los
fundamentos y motivaciones de los actos u omisiones impugnados, si
efectivamente éstos existieron, así como los elementos de información
que consideren necesarios para la documentación del asunto. La falta
de rendición del informe o de la documentación que lo apoye, así
como el retraso injustificado en su presentación, además de la
responsabilidad respectiva, tendrá el efecto de que en relación con el
trámite de la queja se tengan por ciertos los hechos materia de la
misma, salvo prueba en contrario.

ARTÍCULO 39. Cuando para la resolución de un asunto se requiera


una investigación, el Visitador General tendrá las siguientes
facultades:
I. Pedir a las autoridades o servidores públicos, a los que se imputen
violaciones de Derechos Humanos, la presentación de informes o
documentación adicionales;

II. Solicitar de otras autoridades, servidores públicos o particulares


todo género de documentos e informes;

III. Practicar visitas e inspecciones, ya sea personalmente o por medio


del personal técnico o profesional bajo su dirección en términos de ley;

IV. Citar a las personas que deban comparecer como peritos o


testigos; y

V. Efectuar todas las demás acciones que conforme a derecho juzgue


convenientes para el mejor conocimiento del asunto.

ARTÍCULO 40. El Visitador General tendrá la facultad de solicitar en


cualquier momento, a las autoridades competentes, que se tomen
todas las medidas precautorias o cautelares necesarias para evitar la
consumación irreparable de las violaciones denunciadas o
reclamadas, o la producción de daños de difícil reparación a los
afectados, así como solicitar su modificación cuando cambien las
situaciones que las justificaron. Dichas medidas pueden ser de
conservación o restitutorias, según lo requiera la naturaleza del
asunto.

ARTÍCULO 41. Las pruebas que se presenten, tanto por los


interesados, como por las autoridades o servidores públicos a los que
se imputen las violaciones, o bien que la Comisión Nacional requiera y
recabe de oficio, serán valoradas en su conjunto por el Visitador
General, de acuerdo con los principios de la lógica y de la experiencia,
y en su caso de la legalidad, a fin de que puedan producir convicción
sobre los hechos materia de la queja.

ARTÍCULO 42. Las conclusiones del expediente, que serán la base de


las recomendaciones, estarán fundamentadas exclusivamente en la
documentación y pruebas que obren en el propio expediente.
5.1.3 Competencia.

En la ley de la CNDH en su artículo tercero nos menciona la


competencia, diciendo:
ARTÍCULO 3o. La Comisión Nacional de Derechos Humanos tendrá
competencia en todo el territorio nacional, para conocer de quejas
relacionadas con presuntas violaciones a los Derechos Humanos
cuando éstas fueren imputadas a autoridades y servidores públicos de
carácter federal, con excepción de los del Poder Judicial de la
Federación. Cuando en un mismo hecho estuvieren involucrados tanto
autoridades o servidores públicos de la Federación, como de las
Entidades Federativas o Municipios, la competencia se surtirá en favor
de la Comisión Nacional. Tratándose de presuntas violaciones a los
Derechos Humanos en que los hechos se imputen exclusivamente a
autoridades o servidores públicos de las Entidades Federativas o
Municipios, en principio conocerán los organismos de protección de
los Derechos Humanos de la Entidad de que se trate, salvo lo
dispuesto por el artículo 60 de esta ley. Asimismo, corresponderá
conocer a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de las
inconformidades que se presenten en relación con las
recomendaciones, acuerdos u omisiones de los organismos
equivalentes en las Entidades Federativas, a que se refiere el artículo
102, Apartado B, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos; así como por la no aceptación de sus recomendaciones
por parte de las autoridades, o por el deficiente cumplimiento de las
mismas.

La CNDH es competente para tramitar una queja en los siguientes


casos:

 Cuando las autoridades administrativas de carácter federal, con


excepción de los del Poder Judicial de la Federación, cometan
actos u omisiones que violen los derechos humanos.
 Cuando una persona cometa un ilícito con la tolerancia o
anuencia de algún servidor público o autoridad federal, o cuando
estos últimos se nieguen, sin fundamento, a ejercer las
atribuciones que legalmente les correspondan en relación con
dichos ilícitos; particularmente tratándose de conductas que
afecten la integridad física de las personas.
 Cuando se presenten inconformidades por las omisiones o por la
inactividad en que incurran las Comisiones Estatales de
Derechos Humanos, así como por la insuficiencia en el
cumplimiento de sus recomendaciones, por parte de las
autoridades locales.
En los casos antes mencionados, la CNDH tiene competencia para
conocer las quejas relacionadas con presuntas violaciones a derechos
humanos en cualquier lugar del territorio nacional.

¿Cuándo no tiene competencia la CNDH para tramitar una queja? La


CNDH no podrá conocer los asuntos relativos a:

 Actos y resoluciones de organismos y autoridades electorales;


ya que las instancias competentes para conocer de éstos
asuntos son el Instituto y el Tribunal Electoral.
 Resoluciones, laudos o sentencias emitidas por tribunales
judiciales, administrativos o del trabajo.
 Conflictos de carácter laboral, aún cuando el empleador sea una
dependencia federal; ya que existen órganos especializados
para conocer de estos asuntos, como son las Juntas Federales
de Conciliación y Arbitraje y el Tribunal Federal de Conciliación y
Arbitraje.
 Consultas formuladas por autoridades, particulares y otras
entidades, sobre la interpretación de las disposiciones
constitucionales y legales, ya que esta facultad es exclusiva del
Poder Legislativo.
 Conflictos entre particulares, ya que la competencia de la CNDH,
únicamente le permite conocer de actos y omisiones atribuibles a
autoridades o servidores públicos federales.
 Violaciones a los derechos humanos en materia agraria, ya que
son competencia de la Procuraduría Agraria.
 Asuntos de naturaleza ecológica, los cuales debe conocer la
Procuraduría Federal de Protección al Ambiente.
 Violaciones a los derechos humanos cometidas por autoridades
o servidores públicos de las entidades federativas o de los
municipios.

5.1.4 Procedimiento de Queja.

Las bases del procedimiento son expuestas en su artículo cuarto.

ARTÍCULO 4o. Los procedimientos que se sigan ante la Comisión


deberán ser breves y sencillos, y estarán sujetos sólo a las
formalidades esenciales que requiera la documentación de los
expedientes respectivos. Se seguirán además, de acuerdo con los
principios de inmediatez, concentración y rapidez, y se procurará, en la
medida de lo posible, el contacto directo con quejosos, denunciantes y
autoridades, para evitar la dilación de las comunicaciones escritas. El
personal de la Comisión Nacional deberá manejar de manera
confidencial la información o documentación relativa a los asuntos de
su competencia.

Para que la CNDH pueda tramitar una queja, ésta deberá:

 Ser presentada por escrito en las instalaciones de la CNDH, o


enviarse por correo o por fax. En casos urgentes, se admitirán
las quejas no escritas que se formulen por otro medio de
comunicación como el teléfono; en este caso, únicamente se
deberán mencionar los datos mínimos de identificación. Cuando
se trate de menores de edad o de personas que no puedan
escribir, pueden presentar su queja oralmente.
 Dirigirse a la CNDH o a su Presidente, Doctor Raúl Plascencia
Villanueva y solicitar expresamente la intervención de este
Organismo Nacional.
 Estar firmada o presentar la huella digital del interesado; la
CNDH no admite comunicaciones anónimas. Por ello, si en un
primer momento, el quejoso no se identifica o firma su escrito de
queja, deberá ratificarlo dentro de los tres días siguientes a su
presentación.
 Contener los datos mínimos de identificación, como son:
nombre, apellidos, domicilio y, de ser posible, un número
telefónico en el que se pueda localizar a la persona a la cual le
han sido o le están violando sus derechos fundamentales o, en
su caso, se deberán proporcionar los datos de la persona que
presenta la queja.
 Contar con una narración de los hechos que se consideran
violatorios a los derechos humanos, estableciendo el nombre de
la autoridad presuntamente responsable.
 Entregarse, de ser posible, acompañada de todos los
documentos con que la persona cuente para comprobar la
violación a los derechos humanos.

Es importante mencionar, que todos los servicios que la CNDH


proporciona son gratuitos; para solicitarlos no es necesaria la ayuda
de un abogado, ya que este Organismo Nacional cuenta con el
personal capacitado para auxiliar, orientar y asesorar jurídicamente a
quien lo requiera.

5.1.5 Recomendaciones.

Cualquier persona puede denunciar presuntas violaciones a los


derechos humanos y presentar directamente una queja ante la CNDH,
o por medio de un representante.

Cuando los interesados estén privados de su libertad o se desconozca


su paradero, la queja la pueden presentar los parientes o vecinos de
los afectados, sin importar que sean menores de edad.

Es importante señalar que la queja sólo podrá presentarse dentro del


plazo de un año, a partir de que se inició la violación a los derechos
humanos. Sin embargo, cuando se trate de violaciones graves a los
derechos fundamentales, la CNDH podrá ampliar dicho plazo.

Desde el momento en que se admite una queja, se inicia un


expediente que es asignado a un visitador adjunto, quien es el
responsable de su trámite hasta su total conclusión.

Por otra parte, es necesario establecer que las quejas presentadas


ante la CNDH, así como las resoluciones y las recomendaciones
formuladas por este Organismo, no afectan el ejercicio de otros
derechos y medios de defensa que puedan corresponder a los
afectados conforme a lo dispuesto por las leyes. En este sentido, no
se suspenden ni se interrumpen los plazos y términos establecidos en
los distintos procedimientos legales para hacer valer un derecho.

5.2 Comisión de Derechos Humanos del DistritoFederal (CDHDF).

La Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) se


creó el 30 de septiembre de 1993. Es el más joven de los organismos
públicos de defensa de los derechos humanos que existen en México,
los cuales tienen fundamento en el artículo 102, apartado B, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que consagró
en la Ley Suprema de nuestro país la institución del Defensor del
Pueblo. El Defensor del Pueblo surgió en Suecia a principios del siglo
XIX. Hoy existe, con diversas variantes, en muchos países del mundo.
Se trata de un mediador de gran prestigio y gran calidad moral entre la
autoridad y los gobernados, que busca fórmulas conciliatorias de
resolución de conflictos entre unas y otros. El Defensor del Pueblo es
absolutamente autónomo no sólo respecto de las autoridades
gubernamentales sino también de partidos, empresas, grupos de
presión y asociaciones religiosas. La autonomía es una característica
esencial del defensor público de los derechos humanos.

Qué es la CDHDF y sus atribuciones

La CDHDF es la institución encargada de conocer sobre quejas y


denuncias por presuntas violaciones a los derechos humanos
cometidas por cualquier autoridad o persona que desempeñe un
empleo, cargo o comisión en la administración pública del Distrito
Federal o en los órganos de procuración y de impartición de justicia
que ejerzan jurisdicción local en el Distrito Federal. ??El Presidente de
la CDHDF —también llamado Defensor del Pueblo— es designado por
la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y su actuación al
frente de la Comisión es autónoma, es decir, no está supeditado a
autoridad o servidor público alguno. ??El funcionamiento de la CDHDF
está regido por su propia Ley y su Reglamento Interno.

Son atribuciones de la CDHDF (artículo 17 de la Ley de la Comisión


de Derechos Humanos del Distrito Federal):

 Recibir quejas de presuntas violaciones a derechos humanos.


 Conocer e investigar, a petición de parte o de oficio, presuntas
violaciones de derechos humanos en los siguientes casos:

a) Por actos u omisiones de índole administrativo de los servidores


públicos o de las autoridades de carácter local del Distrito Federal, a
que se refiere el artículo 3ro. de esta Ley.

b) Cuando los particulares o algún agente social cometa ilícitos con la


tolerancia o anuencia de algún servidor público o autoridad local del
Distrito Federal, o bien cuando estos últimos se nieguen
infundadamente a ejercer las atribuciones que legalmente les
correspondan en relación a dichos ilícitos, particularmente tratándose
de conductas que afecten la integridad física de las personas.

 Formular propuestas conciliatorias entre el quejoso y las


autoridades o servidores públicos presuntos responsables, para
la inmediata solución del conflicto planteado cuando la
naturaleza del caso lo permita.
 Formular Recomendaciones públicas autónomas, no
vinculatorias y denuncias y quejas ante las autoridades
respectivas.
 Impulsar la observancia de los derechos humanos en el Distrito
Federal.
 Proponer a las diversas autoridades del Distrito Federal, en el
ámbito de su competencia, la formulación de proyectos de las
modificaciones a las disposiciones legislativas y reglamentarias,
así como de prácticas administrativas que a juicio de la cdhdf
redunden en una mejor protección de los derechos humanos.
 Promover el estudio, la enseñanza y la divulgación de los
derechos humanos en su ámbito territorial.
 Expedir su Reglamento Interno.
 Elaborar e instrumentar programas preventivos en materia de
derechos humanos.
 Supervisar que las condiciones de las personas privadas de su
libertad que se encuentren en los centros de detención, de
internamiento y de readaptación social del Distrito Federal estén
apegadas a derecho y se garantice la plena vigencia de sus
derechos humanos, pudiendo solicitar el reconocimiento médicos
de reos o detenidos cuando se presuman malos tratos o torturas,
comunicando a las autoridades competentes los resultados de
las revisiones practicadas.

Estas atribuciones se entienden sin perjuicio de las que en la materia


correspondan también a la Comisión Nacional de Derechos Humanos
(CNDH), y para su ejercicio se promoverá la instrumentación de
mecanismos de coordinación que sean necesarios al efecto, y

· Las demás que otorguen la presente Ley y otros ordenamientos


legales y reglamentarios.

5.2.1 Ley de la CDHDF.

Última Reforma Publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal


839 de fecha: 14 de mayo de 2010. Ley publicada en la Primera
Sección del Diario Oficial de la Federación, el martes el 22 de junio de
1993. Al margen un sello con el Escudo Nacional, que dice: Estados
Unidos Mexicanos.- Presidencia de la República. CARLOS SALINAS
DE GORTARI, Presidente Constitucional de los Estados Unidos
Mexicanos, a sus habitantes sabed: Que el H. Congreso de la Unión,
se ha servido dirigirme el siguiente DECRETO "EL CONGRESO DE
LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, DECRETA: LEY DE LA
COMISIÓN DE DERECHOS HUMANOS DEL DISTRITO FEDERAL

CAPÍTULO I Disposiciones Generales

ARTÍCULO 1.- Las disposiciones de esta Ley son de orden público e


interés social y tendrán aplicación en el Distrito Federal en materia
local de derechos humanos respecto de los mexicanos y extranjeros
que se encuentren en el territorio de aquél, en los términos del artículo
102, apartado B de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos. (REFORMADO, G.O. 14 DE ENERO DE 2003)

ARTÍCULO 2.- La Comisión de Derechos Humanos del Distrito


Federal es un organismo público autónomo con personalidad jurídica y
patrimonio propios que tiene por objeto la protección, defensa,
vigilancia, promoción, estudio, educación y difusión de los derechos
humanos, establecidos en el orden jurídico mexicano y en los
instrumentos internacionales de derechos humanos.

Así como el combatir toda forma de discriminación y exclusión,


consecuencia de un acto de autoridad a cualquier persona o grupo
social. El patrimonio de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito
Federal se constituye con los bienes muebles e inmuebles que se
destinen al cumplimiento de su objeto y las partidas que anualmente
se le señalen en el Presupuesto de Egresos del Distrito Federal, así
como con los ingresos que reciba por cualquier concepto, derivados
de la aplicación de las disposiciones de esta Ley.(REFORMADO, G.O.
14 DE ENERO DE 2003)

ARTÍCULO 3.- La Comisión de Derechos Humanos del Distrito


Federal será competente para conocer de quejas y denuncias por
presuntas violaciones a los derechos humanos, cuando éstas fueren
imputadas a cualquier autoridad o servidor público que desempeñe un
empleo, cargo o Comisión local en el Distrito Federal o en los órganos
de procuración o de impartición de justicia cuya competencia se
circunscriba al Distrito Federal.
ARTÍCULO 4.- Serán sujetos de las responsabilidades establecidas en
las leyes correspondientes las autoridades o servidores públicos que
ejerzan censura a las comunicaciones dirigidas a la Comisión de
Derechos Humanos del Distrito Federal o escuchen o interfieran las
conversaciones que se establezcan con funcionarios de dicha
Comisión. (REFORMADO, G.O. 14 DE ENERO DE 2003)

ARTÍCULO 5.- Todas las actuaciones y procedimientos que se sigan


ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal deberán
ser ágiles gratuitos y expeditos y estarán sujetos sólo a las
formalidades esenciales que requiera la documentación de los
expedientes respectivos. Se seguirán además de acuerdo con los
principios de buena fe, concentración y rapidez, procurando en medida
de lo posible el contacto directo y personal con los quejosos,
denunciantes, las autoridades o servidores públicos, para evitar la
dilación de las sanciones. (ÚLTIMA REFORMA, G.O. 28 DE
OCTUBRE DE 2005, ADICIONANDOSE DOS PÁRRAFOS)

El personal de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal


deberá dar trato confidencial a la información o documentación relativa
a los asuntos de su competencia, mientras se efectúan las
investigaciones relativas a las quejas o denuncias de que conozca. No
obstante lo anterior, las resoluciones, conclusiones o
recomendaciones serán públicas, en términos de la Ley de
Transparencia y Acceso a la Información Pública del Distrito Federal,
debiendo requerir a los denunciantes y quejosos su consentimiento
por escrito, en el primer acuerdo o resolución que se emita,
únicamente para publicar sus datos personales, en el entendido de
que la omisión a desahogar dicho requerimiento constituirá su
negativa. No se considerará como negativa, cuando el quejoso haya
cambiado de domicilio sin hacerlo del conocimiento de la Comisión de
Derechos Humanos del Distrito Federal, y se desconozca su
paradero.(REFORMADO, G.O. 14 DE ENERO DE 2003)

ARTÍCULO 6.- La Comisión en el desempeño de sus funciones, en el


ejercicio de su autonomía y en el ejercicio del presupuesto anual que
se le asigne por Ley, no recibirá instrucciones o indicaciones de
autoridad o servidor público alguno.

5.2.2 Competencia.
Los artículos 18 y 19 de la Ley de la Comisión de Derechos Humanos
del Distrito Federal

La CDHDF no podrá conocer de los casos concernientes a: La


Comisión por ningún motivo podrá examinar cuestiones
jurisdiccionales de fondo.

 Actos y resoluciones de organismos y autoridades electorales,


 Resoluciones de carácter jurisdiccional;
 Conflictos de carácter laboral, y
 Consultas formuladas por autoridades, particulares u otras
entidades, sobre interpretación de disposiciones constitucionales
y de otros ordenamientos jurídicos.

Para los efectos de esta Ley, se entiende por resoluciones de carácter


jurisdiccional:

 Las sentencias o laudos definitivos que concluyan la instancia.


 Las sentencias interlocutorias que se emitan durante el proceso;
 Los autos y acuerdos dictados por el juez o por el personal del
juzgado o tribunal u órgano de impartición de justicia, para cuya
expedición se haya realizado una valoración y determinación
jurídica o legal, y
 En materia administrativa, los análogos a los señalados en las
fracciones anteriores.

Todos los demás actos u omisiones procedimentales diferentes a los


señalados en las fracciones anteriores serán considerados con el
carácter de administrativos y, en consecuencia, susceptibles de ser
reclamados ante CDHDF.

5.2.3 Procedimiento de Queja.

Con fundamento en lo dispuesto en el Artículo 86 Fracción III del


Reglamento Interno de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito
Federal, es posible presentar una queja vía internet, sólo tiene que
llenar los campos con los datos señalados. Primero, revise las
siguientes anotaciones que aclararán la competencia de la Comisión
de Derechos Humanos del Distrito Federal.
1.- De acuerdo con lo dispuesto por el Artículo 18 de la Ley de la
Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, la Comisión no
podrá conocer de: Actos y resoluciones de organismos y autoridades
electorales; resoluciones de carácter jurisdiccional; conflictos de
carácter laboral; consultas formuladas por autoridades, particulares u
otras entidades respecto de la interpretación de disposiciones
constitucionales y otros ordenamientos jurídicos.

2.- No es necesario contar con un abogado o representante


profesional ajeno a esta Comisión para presentar quejas

3.- Los servicios de esta Comisión no tienen costo alguno.

El registro de la Quejas es vía internet en la


páginawww.cdhdf.org.mx ; donde se tiene que llenar el formulario que
abajo se muestra.

Al presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito


Federal
Doctor Luis González Placencia

Bajo protesta de decir verdad, solicito la intervención de la CDHDF por


considerar que la queja que formulo es de su competencia.

Los datos personales recabados serán protegidos, incorporados y


tratados en el Sistema de Datos personales, Sistema Integral de
Gestión de Información (SIIGESI), el cual tiene su fundamento en el
artículo 36 fracción IX del Reglamento Interno de la Comisión de
Derechos Humanos del Distrito Federal, cuya finalidad es llevar a cabo
un control en tiempo real de la información necesaria para el ejercicio
de las funciones de esta Institución a través de gestiones tales como:
el control de servicios brindados a los peticionarios y peticionarias,
expedientes de queja, Recomendaciones, y no podrán ser transmitidos
acorde con lo dispuesto en los artículos 5 y 51 de la Ley de la
Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal y 10 de su
Reglamento Interno.

Asimismo, se le informa que sus datos no podrán ser difundidos sin su


consentimiento expreso, salvo para fines estadísticos y las
excepciones previamente previstas en la Ley de Transparencia y
Acceso a la Información Pública del Distrito Federal y la Ley de
Protección de Datos Personales para el Distrito Federal.

La Responsable del Sistema de datos personales es la Lic. Martha


Patricia Orozco Pérez, y la Dirección donde podrá ejercer los derechos
de acceso, rectificación, cancelación y oposición, así como la
revocación del consentimiento es Avenida Universidad Número 1449,
colonia Florida, Pueblo Axotla, código postal 01030, Delegación Álvaro
Obregón, México, Distrito Federal.

La o el Titular de los datos podrá dirigirse al Instituto de Acceso a la


Información Pública del Distrito Federal, donde recibirá asesoría sobre
los derechos que tutela la Ley de Protección Datos Personales para el
Distrito Federal al teléfono 56 36 46 36; correo
electrónicodatos.personales@infodf.org.mx o www.infodf.org.mx.

Nombre Completo:

Nombre Completo de la(s) persona(s) cuyos derechos humanos


fueron presuntamente violados:

Dirección: Colonia:

Delegación: Código Postal:

Teléfono:

Correo Electrónico:
Describa los Hechos:

Autoridad que se señala como presunta responsable:

5.2.4 Recomendaciones.

Verifique que sus datos sean correctos. Si tiene dudas, puede ponerse
en contacto con la institución vía correo
electrónico: quejas@cdhdf.org.mx Vía telefónica: 5229 5600 o diríjase
a: Avenida Universidad, número 1449, colonia Florida, Pueblo de
Axotla, delegación Álvaro Obregón, código postal 01030, en México,
Distrito Federal.

La CDHDF tiene la facultad por ley de elaborar una Recomendación


cuando una investigación resulta, en efecto, una violación de derechos
humanos. Esta medida se toma también en los casos en que se ha
formalizado una conciliación y ésta es incumplida. En las
Recomendaciones se exponen los hechos, las diligencias practicadas,
las pruebas y los argumentos sobre violaciones a los derechos
humanos al haber incurrido la o las autoridades en actos u omisiones
que representaron un agravio para las y los ciudadanos.

La Recomendación es uno de los instrumentos más importantes para


la defensa de los derechos humanos, pues aunque no tiene carácter
vinculante en principio, constituye la exhibición pública del abuso y las
irregularidades en las que incurren algunos(as) funcionarios(as)
públicos(as). Sin embargo, una vez recibida y aceptada la
Recomendación, la autoridad o servidor público de que se trate, queda
obligado a su total cumplimiento.

En la Recomendación se señalan las medidas que proceden para la


efectiva restitución de los afectados en sus derechos y, en su caso,
para la reparación de los daños y perjuicios que se hubiesen
ocasionado.

Las Recomendaciones de la CDHDF exigen la reparación del daño de


acuerdo con los más altos estándares, que incluyen tanto la
indemnización pecuniaria como la satisfacción y no repetición, a través
de la restitución del honor y el buen nombre, el reconocimiento y la
reinserción social. Esto, mediante mecanismos como oferta de trabajo,
inscripción a programas de acceso a los servicios de salud, vivienda,
capacitación, becas escolares, atención psicológica y, en general,
todos los servicios que provee el Estado orientados a un estado de
bienestar que compense, en la medida de lo posible, la afectación
moral a las víctimas.

Cada uno de los puntos recomendatorios tiene un fin determinado, que


en conjunto deben responder a los tres principios básicos que rigen la
intención de una Recomendación. La reparación del daño es uno de
ellos, así como la no repetición de los hechos que propiciaron la
violación a los derechos humanos y lasanción a los responsables de la
violación de los derechos humanos. Desde la pasada administración
se han planteado puntos recomendatorios que tiendan a modificar o
establecer nuevas políticas públicas para evitar futuras violaciones,
con lo que no sólo se busca proteger a la persona agraviada, sino a la
sociedad en su conjunto.

A sugerencia del Consejo de la CDHDF, en el nuevo formato se


incluye el apartado “Posicionamiento de la Comisión frente a la
violación de los derechos humanos”, en el cual se hace un
razonamiento ético-político en torno a la relevancia de la violación
concreta que da origen a la Recomendación. Esta declaración, sin
duda incrementa el costo de la Recomendación para la autoridad y
constituye una oportunidad para incorporar antecedentes que sitúen el
caso en el contexto de otras violaciones similares que hayan dado
lugar a recomendaciones, en especial si éstas no han sido cumplidas.

El Posicionamiento es el espacio en el que conviene asentar la


doctrina que en materia de derechos humanos sostiene la necesidad
de exigir la responsabilidad de los servidores públicos involucrados,
justifica la obligación que tiene la autoridad de reparar el daño y la
compromete con la no repetición.

Un elemento que se debe destacar en materia de puntos


recomendatorios es que la CDHDF inició la práctica de solicitar a la
autoridad responsable de violaciones de derechos humanos que
ofrezca disculpas públicas a los agraviados o, en su caso, a los
peticionarios. Es un mecanismo de uso común en el ámbito
internacional y es considerado como una de las mejores prácticas para
evitar la repetición de las violaciones.

5.3 Comisión Nacional para prevenir y erradicar ladiscriminación.

El Consejo Nacional para Prevenir La Discriminación, CONAPRED, es


un órgano de Estado creado por la Ley Federal para Prevenir y
Eliminar la Discriminación, aprobada el 29 de abril de 2003, y
publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 11 de Junio
del mismo año. El Consejo es la institución rectora para promover
políticas y medidas tendientes a contribuir al desarrollo cultural y social
y avanzar en la inclusión social y garantizar el derecho a la igualdad,
que es el primero de los derechos fundamentales en la Constitución
Federal.

El CONAPRED también se encarga de recibir y resolver las


reclamaciones y quejas por presuntos actos discriminatorios
cometidos por particulares o por autoridades federales en el ejercicio
de sus funciones. Asimismo, el CONAPRED desarrolla acciones para
proteger a todos los ciudadanos y las ciudadanas de toda distinción o
exclusión basada en el origen étnico o nacional, sexo, edad,
discapacidad, condición social o económica, condiciones de salud,
embarazo, lengua, religión, opiniones, preferencias sexuales, estado
civil o cualquier otra, que impida o anule el reconocimiento o el
ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las
personas (artículo 4º Ley Federal para Prevenir la Discriminación).
Esta entidad cuenta con personalidad jurídica y patrimonio propios, y
está sectorizada a la Secretaría de Gobernación. Además, goza de
autonomía técnica y de gestión, adopta sus decisiones con plena
independencia, y no está subordinado a ninguna autoridad para sus
resoluciones en los procedimientos de reclamaciones o quejas.
(artículo 16 de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la
Discriminación).
5.3.1 Ley Federal para prevenir y erradicar la discriminación.

Vicente Fox Quesada, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, a


sus habitantes sabed: Que el Honorable Congreso de la Unión, se ha
servido dirigirme el siguiente DECRETO "EL CONGRESO DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, DECRETA: SE EXPIDE LA LEY
FEDERAL PARA PREVENIR Y ELIMINAR LA DISCRIMINACIÓN

ARTÍCULO ÚNICO.- Se expide la Ley Federal para Prevenir y Eliminar


la Discriminación, para quedar como sigue:

CAPÍTULO I

DISPOSICIONES GENERALES

Artículo 1.- Las disposiciones de esta Ley son de orden público y de


interés social. El objeto de la misma es prevenir y eliminar todas las
formas de discriminación que se ejerzan contra cualquier persona en
los términos del Artículo 1 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, así como promover la igualdad de oportunidades y
de trato.

Artículo 2.- Corresponde al Estado promover las condiciones para que


la libertad y la igualdad de las personas sean reales y efectivas. Los
poderes públicos federales deberán eliminar aquellos obstáculos que
limiten en los hechos su ejercicio e impidan el pleno desarrollo de las
personas así como su efectiva participación en la vida política,
económica, cultural y social del país y promoverán la participación de
las autoridades de los demás órdenes de Gobierno y de los
particulares en la eliminación de dichos obstáculos.

Artículo 3.- Cada una de las autoridades y de los órganos públicos


federales adoptará las medidas que estén a su alcance, tanto por
separado como coordinadamente, de conformidad con la
disponibilidad de recursos que se haya determinado para tal fin en el
Presupuesto de Egresos de la Federación del ejercicio
correspondiente, para que toda persona goce, sin discriminación
alguna, de todos los derechos y libertades consagrados en la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en las leyes y
en los Tratados Internacionales de los que México sea parte.

En el Presupuesto de Egresos de la Federación para cada ejercicio


fiscal, se incluirán, las asignaciones correspondientes para promover
las medidas positivas y compensatorias a favor de la igualdad de
oportunidades a que se refiere el Capítulo III de esta Ley.

Artículo 4.- Para los efectos de esta Ley se entenderá por


discriminación toda distinción, exclusión o restricción que, basada en
el origen étnico o nacional, sexo, edad, discapacidad, condición social
o económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión,
opiniones, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, tenga
por efecto impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de los
derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas.
También se entenderá como discriminación la xenofobia y el
antisemitismo en cualquiera de sus manifestaciones.

Artículo 5.- No se considerarán conductas discriminatorias las


siguientes:

I. Las acciones legislativas, educativas o de políticas públicas positivas


o compensatorias que sin afectar derechos de terceros establezcan
tratos diferenciados con el objeto de promover la igualdad real de
oportunidades;

II. Las distinciones basadas en capacidades o conocimientos


especializados para desempeñar una actividad determinada;

III. La distinción establecida por las instituciones públicas de seguridad


social entre sus asegurados y la población en general;

IV. En el ámbito educativo, los requisitos académicos, pedagógicos y


de evaluación;
V. Las que se establezcan como requisitos de ingreso o permanencia
para el desempeño del servicio público y cualquier otro señalado en
los ordenamientos legales;

VI. El trato diferenciado que en su beneficio reciba una persona que


padezca alguna enfermedad mental;

VII. Las distinciones, exclusiones, restricciones o preferencias que se


hagan entre ciudadanos y no ciudadanos, y

VIII. En general, todas las que no tengan el propósito de anular o


menoscabar los derechos, y libertades o la igualdad de oportunidades
de las personas ni de atentar contra la dignidad humana.

Artículo 6.- La interpretación del contenido de esta Ley, así como la


actuación de las autoridades federales será congruente con los
instrumentos internacionales aplicables en materia de discriminación
de los que México sea parte, así como con las recomendaciones y
resoluciones adoptadas por los organismos multilaterales y regionales
y demás legislación aplicable.

Artículo 7.- Para los efectos del artículo anterior, cuando se presenten
diferentes interpretaciones, se deberá preferir aquella que proteja con
mayor eficacia a las personas o a los grupos que sean afectados por
conductas discriminatorias.

Artículo 8.- En la aplicación de la presente Ley intervendrán las


autoridades y los órganos públicos federales, así como el Consejo
Nacional para Prevenir la Discriminación.

CAPÍTULO II

MEDIDAS PARA PREVENIR LA DISCRIMINACIÓN

Artículo 9.- Queda prohibida toda práctica discriminatoria que tenga


por objeto impedir o anular el reconocimiento o ejercicio de los
derechos y la igualdad real de oportunidades. A efecto de lo anterior,
se consideran como conductas discriminatorias:
I. Impedir el acceso a la educación pública o privada, así como a
becas e incentivos para la permanencia en los centros educativos, en
los términos de las disposiciones aplicables;

II. Establecer contenidos, métodos o instrumentos pedagógicos en que


se asignen papeles contrarios a la igualdad o que difundan una
condición de subordinación;

III. Prohibir la libre elección de empleo, o restringir las oportunidades


de acceso, permanencia y ascenso en el mismo;

IV. Establecer diferencias en la remuneración, las prestaciones y las


condiciones laborales para trabajos iguales;

V. Limitar el acceso a los programas de capacitación y de formación


profesional;

VI. Negar o limitar información sobre derechos reproductivos o impedir


el libre ejercicio de la determinación del número y espaciamiento de
los hijos e hijas;

VII. Negar o condicionar los servicios de atención médica, o impedir la


participación en las decisiones sobre su tratamiento médico o
terapéutico dentro de sus posibilidades y medios;

VIII. Impedir la participación en condiciones equitativas en


asociaciones civiles, políticas o de cualquier otra índole;

IX. Negar o condicionar el derecho de participación política y,


específicamente, el derecho al sufragio activo o pasivo, la elegibilidad
y el acceso a todos los cargos públicos, así como la participación en el
desarrollo y ejecución de políticas y programas de gobierno, en los
casos y bajo los términos que establezcan las disposiciones
aplicables;

X. Impedir el ejercicio de los derechos de propiedad, administración y


disposición de bienes de cualquier otro tipo;

XI. Impedir el acceso a la procuración e impartición de justicia;


XII. Impedir que se les escuche en todo procedimiento judicial o
administrativo en que se vean involucrados, incluyendo a las niñas y
los niños en los casos que la ley así lo disponga, así como negar la
asistencia de intérpretes en procedimientos administrativos o
judiciales, de conformidad con las normas aplicables;

XIII. Aplicar cualquier tipo de uso o costumbre que atente contra la


dignidad e integridad humana;

XIV. Impedir la libre elección de cónyuge o pareja;

XV. Ofender, ridiculizar o promover la violencia en los supuestos a que


se refiere el artículo 4 de esta Ley a través de mensajes e imágenes
en los medios de comunicación;

XVI. Limitar la libre expresión de las ideas, impedir la libertad de


pensamiento, conciencia o religión, o de prácticas o costumbres
religiosas, siempre que éstas no atenten contra el orden público;

XVII. Negar asistencia religiosa a personas privadas de la libertad, que


presten servicio en las fuerzas armadas o que estén internadas en
instituciones de salud o asistencia;

XVIII. Restringir el acceso a la información, salvo en aquellos


supuestos que sean establecidos por las leyes nacionales e
instrumentos jurídicos internacionales aplicables;

XIX. Obstaculizar las condiciones mínimas necesarias para el


crecimiento y desarrollo saludable, especialmente de las niñas y los
niños;

XX. Impedir el acceso a la seguridad social y a sus beneficios o


establecer limitaciones para la contratación de seguros médicos, salvo
en los casos que la ley así lo disponga;

XXI. Limitar el derecho a la alimentación, la vivienda, el recreo y los


servicios de atención médica adecuados, en los casos que la ley así lo
prevea;
XXII. Impedir el acceso a cualquier servicio público o institución
privada que preste servicios al público, así como limitar el acceso y
libre desplazamiento en los espacios públicos;

XXIII. Explotar o dar un trato abusivo o degradante;

XXIV. Restringir la participación en actividades deportivas, recreativas


o culturales;

XXV. Restringir o limitar el uso de su lengua, usos, costumbres y


cultura, en actividades públicas o privadas, en términos de las
disposiciones aplicables;

XXVI. Limitar o negar el otorgamiento de concesiones, permisos o


autorizaciones para el aprovechamiento, administración o usufructo de
recursos naturales, una vez satisfechos los requisitos establecidos en
la legislación aplicable;

XXVII. Incitar al odio, violencia, rechazo, burla, difamación, injuria,


persecución o la exclusión;

XXVIII. Realizar o promover el maltrato físico o psicológico por la


apariencia física, forma de vestir, hablar, gesticular o por asumir
públicamente su preferencia sexual, y

XXIX. En general cualquier otra conducta discriminatoria en términos


del artículo 4 de esta Ley.

5.3.2 Competencia.

Su ámbito de competencia abarca toda la federación.

Si bien la ley pretende ser reglamentaria del artículo primero


constitucional y se funda en dicho precepto constitucional, en virtud de
que el Congreso de la Unión no cuenta con facultades expresas
(artículo 73 de la Constitución) ni tampoco de facultades implícitas (73-
XXX), carece de atribuciones y competencia constitucional para
legislar en materia federal en contra de la discriminación; en
consecuencia la ley comentada pudiera tener un vicio de
inconstitucionalidad de origen al no ser expedida por autoridad
competente, toda vez que dicha facultad para legislar en contra de la
discriminación estaría reservada para las entidades federativas, en los
términos del artículo 124. En efecto, mediante una acción de
inconstitucionalidad o un juicio de amparo contra la ley que se
comenta y que es de carácter heteroaplicativa, se podría impugnar la
ley comentada, porque no respetó la garantía de autoridad competente
prevista en el artículo 16, en relación con los artículos 1°, 21, 73, 102-
B, 124 y 133 de la Constitución. Además, se invaden las atribuciones y
competencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos,
organismo constitucional autónomo que tiene una base constitucional
y la atribución exclusiva para conocer de quejas por violaciones a los
derechos humanos que otorga el orden jurídico mexicano y de donde
sí se desprende del propio artículo 102-B, las facultades expresas del
Congreso para establecer a nivel federal y en exclusiva, el organismo
protector de los derechos humanos. El argumento anterior se sostiene
por el razonamiento jurídico siguiente. Se señala literalmente en el
párrafo 4° del mencionado precepto constitucional: “El organismo que
establezca el Congreso de la Unión se denominará Comisión Nacional
de los Derechos Humanos”, y más adelante el párrafo 8° dispone que
dicho Órgano.

Constitucional Autónomo, conocerá ”las inconformidades que se


presenten en relación con las recomendaciones, acuerdos u omisiones
de los organismos equivalentes en las entidades federativas”. De tal
suerte que jurídicamente el Congreso de la Unión tiene el mandato
constitucional para establecer el organismo federal de protección de
los derechos humanos e incluso en la propia Constitución se
estableció el nombre del mismo.

Las legislaturas de las entidades federativas, por su lado, tienen


también la obligación constitucional de establecer (legislar) las
comisiones de las entidades federativas (equivalentes), por lo que ni el
Congreso de la Unión (legislador ordinario federal), ni las legislaturas
de las entidades federativas tienen facultades para establecer otros
organismos que protejan los derechos humanos, entre los que se
encuentran las prácticas discriminatorias previstas en la ley
comentada y en el artículo 1° de la Constitución, lo cual redunda en
una invasión de competencias y atribuciones conferidas
exclusivamente por la Carta Magna, a las comisiones de derechos
humanos.
5.3.3 Sanciones y medidas administrativas.
El presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación
(CONAPRED), Ricardo Bucio Mújica, capacitó al Consejo Estatal para
Prevenir la Discriminación de Baja California Sur -de reciente creación-
con la finalidad de integrar su plan de trabajo y el reglamento, con el
cual operará el Consejo de la entidad, y cuyo objetivo es salvaguardar
el derecho a la No discriminación e Igualdad de las personas.

Dentro de las actividades en esta entidad, Bucio Mújica llevó a cabo


reuniones con el Consejo Estatal y organizaciones civiles relacionadas
con el tema, en las que explicó el funcionamiento del CONAPRED, así
como la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación con la
finalidad de formular el reglamento de la ley estatal en la materia y
planear la aplicabilidad de la Ley local de manera transversal.

Baja California Sur es parte de los 13 estados de la República,


además del Distrito Federal, que cuenta con Ley Estatal para Prevenir
y Eliminar la Discriminación, de la cual destaca que es la única que
impone sanciones que van de los 10 a mil salarios mínimos y 15 días
de trabajo comunitario para difundir el derecho a la No discriminación.
También es parte de las nueve entidades y el DF que tipifican la
discriminación como delito.

El titular del CONAPRED se reunió también con el presidente de la


Comisión Estatal de Derechos Humanos, con dos diputadas locales y
con el contralor del estado, en relacion al impulso de las leyes
estatales y nacionales.

Entre las leyes federal y local de BCS para prevenir y eliminar la


discriminación hay similitudes en el procedimiento de Quejas y
Reclamaciones para atender presuntos actos de discriminación,
promoción de políticas públicas, difusión de la cultura de la no
discriminación y denuncias.

En ese sentido, radican también diferencias respecto a la ley federal,


como la prohibición de la discriminación a minorías, grupos y
colectivos; la ley estatal incorpora como motivo de exclusión la
identidad de género, la exigencia de la prueba de gravidez y la de
detección de VIH.

El presidente del CONAPRED expresó que el consenso entre los


estados y las instituciones es de compromiso y apoyo mutuo para
impulsar una agenda común, e hizo un llamado a construir la
democracia en el país a través de prácticas tolerantes e incluyentes
para todas las personas y la creación de políticas públicas que
reviertan los estragos actuales de la discriminación en los ámbitos
familiar, social, cultural, político y económico.

Artículo 83.- El Consejo dispondrá la adopción de las siguientes


medidas administrativas para prevenir y eliminar la discriminación:

I. La impartición, a las personas o a las instituciones que sean objeto


de una resolución por disposición dictada por el Consejo, de cursos o
seminarios que promuevan la igualdad de oportunidades;

II. La fijación de carteles en cualquier establecimiento de quienes


incumplan alguna disposición de esta Ley, en los que se promueva la
modificación de conductas discriminatorias;

III. La presencia del personal del Consejo para promover y verificar la


adopción de medidas a favor de la igualdad de oportunidades y la
eliminación de toda forma de discriminación en cualquier
establecimiento de quienes sean objeto de una resolución por
disposición, por el tiempo que disponga el organismo;

IV. La publicación íntegra de la Resolución por Disposición emitida en


el órgano de difusión del Consejo, y

V. La publicación o difusión de una síntesis de la Resolución por


Disposición en los medios impresos o electrónicos de comunicación.
La imposición de estas medidas administrativas a los particulares, se
sujetará a que éstos se hayan sometido al convenio de conciliación
correspondiente.

Artículo 84.- Para determinar el alcance y la forma de adopción de las


medidas administrativas dispuestas por el Consejo se tendrán en
consideración:

I. El carácter intencional de la conducta discriminatoria;

II. La gravedad del hecho, el acto o la práctica discriminatoria, y

III. La reincidencia.
Se entiende que existe reincidencia cuando la misma persona incurra
en nueva violación a la prohibición de discriminar.

Artículo 85.- El Consejo podrá otorgar un reconocimiento a las


instituciones públicas o privadas, así como a los particulares que se
distingan por llevar a cabo programas y medidas para prevenir la
discriminación en sus prácticas, instrumentos organizativos y
presupuestos. El reconocimiento será otorgado previa solicitud de
parte interesada. La Junta de Gobierno, a propuesta de la Presidencia
del Consejo, ordenará verificar el cumplimiento de los requisitos
señalados. El reconocimiento será de carácter honorífico, tendrá una
vigencia de un año y podrá servir de base para la obtención de
beneficios que, en su caso, establezca el Estado, en los términos de la
legislación aplicable.

UNIDAD 6

Teoría Jurídica de los Derechos Fundamentales Uno de los principales


exponentes de la Teoría Jurídica de los Derechos Fundamentales es
Robert Alexy, quien de manera directa señala que: ⇒ “Sobre los
Derechos Fundamentales pueden formularse teorías de tipo muy
diferente. Las teorías históricas que explican el surgimiento de los
derechos fundamentales, las teorías filosóficas que se ocupan de su
fundamentación, y las teorías sociológicas acerca de la función de los
derechos fundamentales en el sistema social son sólo tres ejemplos.”
41 ⇒ “Una teoría de los derechos fundamentales de la Ley
Fundamental es una teoría de determinados derechos fundamentales
positivamente válidos. Esto la distingue de las teorías de los derechos
fundamentales que han tenido vigencia en el pasado (teorías histórico-
jurídicas) como así también de las teorías sobre los derechos
fundamentales en general (teorías teórico-jurídicas) y de teorías sobre
derechos fundamentales que no son los de la Ley Fundamental, por
ejemplo, teorías sobre los derechos fundamentales de otros Estados o
teorías de los derechos fundamentales de los estados federados que
integran la República Federal de Alemania. El hecho de que haya que
distinguir entre estas diferentes teorías no significa que no existan
conexiones entre ellas. Las teorías histórico-jurídicas y las teorías de
los derechos fundamentales de otros Estados pueden, dentro del
respectivo marco de la interpretación histórica y de la interpretación
comparativa, jugar un papel importante en la interpretación de los
derechos fundamentales de la Ley Fundamental.”42 ⇒ “Una teoría
jurídica de los derechos fundamentales de la ley fundamental es, en
tanto, teoría del derecho positivo de un determinado orden jurídico,
una teoría dogmática.”43 ⇒ “Siempre que alguien posee un derecho
fundamental, existe una norma válida de derecho fundamental que le
otorga este derecho. Es dudoso que valga lo inverso. No vale cuando
existen normas de derecho fundamental que no otorgan ningún
derecho subjetivo.”44 Otra postura que se presenta sobre los
derechos fundamentales la da Luigi Ferrajoli, a través de interrogantes
que permiten dilucidar “¿Cuáles son los derechos fundamentales?, y
¿qué hacer frente al desafío del mercado global y los
particularismos?”. Con base en estas dos interrogantes, el autor
considera que “… los derechos que por su importancia deben ser
garantizados son aquéllos cuya defensa es necesaria para la paz, los
derechos de igualdad de las minorías que garantizan un pleno
mutlticulturalismo y los derechos que protejan a los débiles frente al
más fuerte. El Estado no sólo debe garantizar los derechos
fundamentales frente a lo público sino también frente a lo privado,
incluyendo los derechos sociales y el marco del derecho 41 Alexy,
Robert, Teoría de los Derechos Fundamentales. Centro de Estudios
Constitucionales. Madrid, España, 1993. p. 27. 42 Ibídem, p. 28. 43
Ibídem. p.29. 44 Ibídem. p. 47. División de Universidad Abierta Guía
de estudio para la asignatura Derechos Fundamentales 59
internacional, para así combatir la crisis del constitucionalismo frente a
una globalización sin reglas ni controles que acentúan las diferencias
entre las personas.”. 45 En el ámbito nacional, se puede señalar la
postura del ideólogo Ulises Schmill Ordoñez, quien en su ponencia
sobre el tema46, al cuestionarse sobre ¿Qué son los Derechos
Fundamentales?, ha señalado que: ü Son contenidos de normas
jurídicas positivas, Constitución o Tratados. ü Son reflejos subalternos
de normas constitucionales o de los tratados que establecen los
contenidos necesarios, excluidos o potestativos de las facultades
concedidas a los órganos. ü El respeto a un Derecho Fundamental es
el ejercicio regular de las facultades por parte de los órganos del
Estado con relación a cualquiera de los eventos comprendidos de los
actos facultados. ü La violación a un Derecho Fundamental es el
ejercicio irregular de las facultades adscritas a los órganos del Estado.
ü Los particulares, en sus relaciones recíprocas no pueden violar los
Derechos Fundamentales, sólo los órganos del Estado. ü Los Delitos
no son violaciones a los Derechos Fundamentales. Esta última postura
se encuentra corta en lo que refiere a la violación de Derechos
Fundamentales entre particulares, como se señala más adelante.
Constitución y Derechos Fundamentales Como ya lo hemos
mencionado, y hemos fijado nuestra postura, en cuanto a que los
Derechos Fundamentales son primordialmente aquellos que están
reconocidos en la Constitución y, ante la relevancia de la misma, se
hace necesario revisar algunos conceptos sobre los que se
desenvuelve éste documento fundamental. La Constitución, como
elemento básico de los Derechos Fundamentales impone a la política
límites jurídicos y la vincula a principios compartidos47. Hay varias
acepciones que se le ha dado a la Constitución, considero que cada
una de ellas tiene razón y que todas juntas harían una buena
definición de lo que es la Constitución. Para Dieter Grimm, el término
“Constitución” fue inicialmente un concepto empírico, que pasó del
ámbito de la descripción de la naturaleza al del lenguaje jurídico-
político para designar la situación de un país, la forma en que éste se
ha configurado mediante las características de su territorio y sus
habitantes, su evolución histórica y las relaciones de poder en él
existentes, sus normas jurídicas e instituciones políticas. 45 Ferrajoli,
Luigi, Sobre los Derechos Fundamentales. Tomado de artículo
publicado en “Cuestiones Constitucionales”, Núm. 15, julio-diciembre
de 2006. p. 1. 46 Schmill Ordoñez, Ulises Dr., Ponencia: Construcción
teórica del Concepto de Derechos Fundamentales, basado en la
Teoría de Kelsen. 14 de abril de 2012. Dentro del Diplomado “La
práctica forense del nuevo juicio de amparo y la protección efectiva de
los derechos humanos”. Facultad de Derecho-UNAM. 2012. 47 Grimm,
Dieter, Constitucionalismo y Derechos Fundamentales, estudio
preliminar de Antonio López Pina, Editorial Trotta, 2006. España. Pág.
14. División de Universidad Abierta Guía de estudio para la asignatura
Derechos Fundamentales 60 La Constitución suele identificarse con el
conjunto de normas que regula de modo fundamental la organización y
el ejercicio del poder estatal, así como las relaciones entre el Estado y
la Sociedad pero, como ya se mencionó, el significado actual de la
Constitución va más allá, los derechos fundamentales en ella
establecidos, desde su origen, limitaban el poder del Estado a la
protección y el equilibrio de la libertad individual y la división de
poderes prevenía el peligro de abusos. 48 Sobre la funcionalidad de la
Constitución La Constitución tiene por objeto el poder supremo mismo.
Su finalidad declarada es la juridificación del ejercicio del poder
político; para ello recurre a las antiguas ideas de orden que la
modernidad había superado, adaptándolas a las nuevas
circunstancias. Originalmente, el poder político se concebía tan sólo
como administración de un orden de origen divino que le había sido
otorgado y era independiente de la voluntad de aquél. Como
consecuencia del sisma religioso, que privó a ese orden de
fundamento, y de las guerras civiles confesionales que desencadenó y
que fue imposible superar en el marco del orden tradicional, así como
de la acelerada transformación social, que mermó la adecuación del
derecho tradicional a estos problemas, el poder político se emancipó
del orden divino, alzándose a sí mismo a la categoría de fuente de un
nuevo orden terrenal. Por consiguiente, la competencia del poder ya
no quedaba limitada a hacer cumplir el derecho, sino que abarcaba
también su establecimiento. De este modo, el derecho dejó de ser
criterio de validez eterna para convertirse en un producto contingente
de la voluntad política. Por medio de la Constitución se lograba
compatibilizar la sujeción jurídica del poder con la positivización
irreversible del derecho, a la vez que el establecimiento y la imposición
de éste se vinculaban al derecho positivo.49 En consonancia con su
función, la Constitución es, antes que nada, un conjunto de normas
jurídicas, de principios, de directrices. Esta cualidad no implica que
represente la realidad social, sino que crea en ella expectativas cuyo
cumplimiento no se da por descontado; precisamente por ello necesita
apoyo jurídico. De este modo, la Constitución se sitúa a distancia de la
realidad, lo que le otorga la capacidad para servir de regla de
comportamiento y de juicio a la política. La condición más importante
de la validez efectiva de una constitución es su base consensual. Sin
la disposición general de los actores políticos a cumplir la Constitución,
incluso cuando ésta perjudica sus propósitos particulares, sin un
respaldo de la población que haga políticamente arriesgada su
infracción, se desarrolla una Constitución carente de poder efectivo o
proclive a perderlo en situaciones de crisis. Lo que figura en la
Constitución no es ya sólo el objeto, sino las premisas de las
decisiones políticas, es en este punto donde se halla el otro servicio
irremplazable de la constitución normativa. Desde un principio la
Constitución sólo puede proporcionar un marco que posibilite las
decisiones políticas, no que las haga innecesarias. Las constituciones
que llevan demasiado lejos la juridificación de la política ponen ellas
mismas las bases de su elusión y menosprecio; el perfeccionismo
constitucional convierte a la constitución en irrelevante.50 48 Ibídem,
p. 29 49 Ibídem. p. 30 50 Ibídem. pp. 31 a 33 División de Universidad
Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos Fundamentales
61 Los Derechos Fundamentales en la Constitución Mexicana Antes
de la reforma constitucional del 10 de junio de 2011: En la Constitución
Federal de los Estados Unidos Mexicanos sólo se encontraban dos
menciones directas sobre el término “Derechos Fundamentales”: En el
artículo 18, párrafo cuarto, donde sólo refiere a las personas de entre
12 y 18 años de edad, señalando: La Federación, los Estados y el
Distrito Federal establecerán, en el ámbito de sus respectivas
competencias, un sistema integral de justicia que será aplicable a
quienes se atribuya la realización de una conducta tipificada como
delito por las leyes penales y tengan entre doce años cumplidos y
menos de dieciocho años de edad, en el que se garanticen los
Derechos Fundamentales que reconoce esta Constitución para todo
individuo, así como aquellos derechos específicos que por su
condición de personas en desarrollo les han sido reconocidos. Las
personas menores de doce años que hayan realizado una conducta
prevista como delito en la ley, sólo serán sujetos a rehabilitación y
asistencia social. Quedando la pregunta: ¿Hay derechos específicos
de las personas en desarrollo, diferentes a los Derechos
Fundamentales? En el artículo 20, en el apartado A, de los principios
relacionados con el proceso penal, en la fracción IX se menciona que
“Cualquier prueba obtenida con violación de Derechos Fundamentales
será nula.” La Constitución de nuestro país manejaba por separado lo
que son los derechos humanos y lo que son las garantías individuales,
esto se denota cuando señala en el artículo 2, apartado A. fracción II.-
“Aplicar sus propios sistemas normativos en la regulación y solución
de sus conflictos internos, sujetándose a los principios generales de
esta Constitución, respetando las garantías individuales, los derechos
humanos y, de manera relevante, la dignidad e integridad de las
mujeres. La ley establecerá los casos y procedimientos de validación
por los jueces o tribunales correspondientes.” Por cuanto a otras
menciones que se hacen en la Constitución, relacionadas con los
Derechos Humanos: En el Art. 2, apartado B, fracción VIII, refiere a
abatir las carencias y rezagos que afectan a los pueblos y
comunidades indígenas, para lo cual, entre otras cosas, las
autoridades tienen la obligación de velar por el respeto de sus
derechos humanos. En el artículo 21, párrafo 9º, habla de la actuación
de las instituciones de seguridad pública, las cuales tendrán la
obligación de regirse por los principios de legalidad, objetividad,
eficiencia, profesionalismo, honradez y “…respeto a los derechos
humanos reconocidos en esta Constitución”. Cabe remarcar la
limitante puesta en éste artículo, al señalar sólo el respeto a los
derechos humanos reconocidos en la Constitución, criterio que se
amplió en el momento en que se dio por asentada la reforma
constitucional en materia de derechos humanos, donde se reconoce
de manera explícita el catálogo de los derechos humanos expuestos
en los instrumentos internacionales de los que México es parte. En el
artículo 102. Apartado B. Refiere a la conformación de los organismos
de protección de los derechos humanos que ampara el orden jurídico
mexicano. División de Universidad Abierta Guía de estudio para la
asignatura Derechos Fundamentales 62 En el artículo 105, en la
fracción II se habla de las acciones de inconstitucionalidad y de
quienes las pueden ejercitar, encontrándose en este supuesto, de
acuerdo al inciso g), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos
en contra de leyes de carácter federal, estatal y del Distrito Federal,
así como de tratados internacionales celebrados por el Ejecutivo
Federal y aprobados por el Senado de la República, que vulneren los
derechos humanos consagrados en esta Constitución. Asimismo los
organismos de protección de los derechos humanos equivalentes en
los estados de la República, en contra de leyes expedidas por las
legislaturas locales y la Comisión de Derechos Humanos del Distrito
Federal, en contra de leyes emitidas por la Asamblea Legislativa del
Distrito Federal. Considerando la reforma constitucional del 10 de junio
de 2011: Con la reforma hecha a la Constitución, en materia de
Derechos Humanos, se tiene que: ⇒ Las menciones directas sobre el
término “Derechos Fundamentales” son las mismas dos, no se
presentó variación alguna. ⇒ Por cuanto hace a las referencias ya
existentes al término “Derechos Humanos”, pasó de 4 a 21
menciones51. Dentro de las principales aportaciones que se pueden
encontrar en la Reforma, se destaca: • El nombre del Capítulo I, del
Título Primero: Antes: De las Garantías Individuales. Ahora: De los
Derechos Humanos y sus Garantías. Lo que viene a clarificar lo que
se menciona con anterioridad, con relación a la diferencia que existe y
debe marcarse entre Derechos Humanos y Garantías, donde los
segundos son los mecanismos que me van a permitir defender o
proteger a los primeros. • En el artículo primero se presentan cambios
y precisiones. Por cuanto hace el cambio del término: "todo individuo",
por el de: "todas las personas", no se clarifica cual es la ganancia que
se tiene. Por personas ¿debe entenderse que el término refiere a
personas físicas y personas morales?, como si antes no existiese
alguna protección para las personas morales, tal vez se quiso darle
una connotación más amplia al término. En la exposición de motivos
de la iniciativa que se presentó para reformar este artículo, no se
señala algo específico sobre el particular, se asume que se trató de
dar una mayor amplitud al término a quien iba referida la adecuación.
Ante la amplitud o claridad que se da de la aplicación de la norma
internacional en nuestro ámbito interno, surge el cuestionamiento
sobre la manera en que se va a poder cumplir con lo establecido tanto
en el ordenamiento interno como en el externo, si existen muchas
deficiencias en cuanto a la aplicación del interno, adicional al hecho de
la amplitud de la normatividad nacional, lo que implica que ahora se
tendrá que considerar, por parte de los órganos jurisdiccionales, lo
establecido en al menos 168 Tratados Internacionales de los que el
Estado Mexicano es parte en los que se reconocen derechos
humanos. El sentido de una reforma no debe ser meramente
declarativa y llena de buenas intenciones sino tendiente a ser
aplicativa, desde un punto de vista real, asequible y eficiente. Cabe
señalar que esto no era óbice para que no se pudiesen observar los
tratados internacionales, o que no se pudiese dar la posibilidad de 51
Esta cantidad no considera cuando se hace referencia a los
organismos de defensa de los derechos humanos, como la Comisión
Nacional de Derechos Humanos o Comisiones Estatales de Derechos
Humanos. División de Universidad Abierta Guía de estudio para la
asignatura Derechos Fundamentales 63 la reparación por parte del
Estado, como se puede observar en tesis jurisprudenciales emitidas
por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.52 A efecto de no
alargar el tema sobre puntos de vista de la Reforma Constitucional,
que al final del día no es el motivo principal del presente trabajo, sólo
enunciaré los cambios que se presentan en nuestra norma
fundamental, aunado al hecho de que durante el transcurso de lo que
se vaya disertando más adelante, sea necesaria la referencia a
algunos puntos en específico de dicha reforma: • Se establece la
interpretación conforme. • Aparece, o más bien, se remarca el principio
pro homine. • Se remarcan las obligaciones del Estado en materia de
Derechos Fundamentales: Promover, respetar, proteger y garantizar
los derechos humanos. • Se trata ya el tema de reparar las violaciones
a los derechos humanos por parte del Estado, • Se remarca la no
discriminación por preferencia sexual. • Se establece la obligatoriedad
de dar una educación orientada hacia el respeto a los derechos
humanos. • Se abre la posibilidad a los extranjeros de solicitar asilo
por causas de carácter humanitario. • Para la suspensión de garantías,
se establecen condicionantes para los casos de excepción. • Se añade
al sistema penitenciario la obligatoriedad de organizarse sobre la base
del respeto a los derechos humanos. • Se reconoce Derecho de
Audiencia al extranjero. • Se suprime la capacidad de investigación de
la SCJN, pasa esta facultad a la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos (CNDH)53. • Ahora las autoridades deberán justificar la
negativa a las recomendaciones de la CNDH. • Se fortalece la
autonomía de los organismos estatales de protección de los derechos
humanos. • Se le otorga personalidad a la CNDH para interponer
acciones de inconstitucionalidad. • El nombramiento del titular de la
CNDH se establece que sea a través de consulta pública. La Reforma
permite clarificar o precisar algunos aspectos en materia de defensa
de los Derechos Fundamentales, se puede considerar como un
avance en la materia, aunque un avance limitado, un avance que no
va acompañado de elementos que permitan ver la voluntad de
respetar los derechos humanos por parte de quienes los pueden
violentar. Se menciona que se deben respetar, pero la sola mención
de la palabra "respetar" no implica una orden tajante que hay que
cumplir por el sólo hecho de estar plasmada en nuestra Constitución,
lo que sería un ideal. De respetarse los Derechos Fundamentales no
habría necesidad de contar con 52 Registro No. 180431. Localización:
Novena Época. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. XX, Septiembre de
2004. Página: 1896. Tesis: I.4o.A.440 A. Tesis Aislada. Materia(s):
Administrativa: TRATADOS INTERNACIONALES. SU APLICACIÓN
CUANDO AMPLÍAN Y REGLAMENTAN DERECHOS
FUNDAMENTALES. Registro No. 163164. Localización: Novena
Época. Instancia: Pleno. Fuente: Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta. XXXIII, Enero de 2011. Página: 28. Tesis: P. LXVII/2010.
Tesis Aislada. Materia(s): Constitucional: DERECHOS HUMANOS. SU
VIOLACIÓN GENERA UN DEBER DE REPARACIÓN ADECUADA EN
FAVOR DE LA VÍCTIMA O DE SUS FAMILIARES, A CARGO DE LOS
PODERES PÚBLICOS COMPETENTES. 53 Esta atribución ya estaba
señalada en el Art. 6, fracción II de la Ley de la Comisión Nacional de
Los Derechos Humanos, antes de la reforma Constitucional del 10 de
junio de 2011. División de Universidad Abierta Guía de estudio para la
asignatura Derechos Fundamentales 64 órganos defensores de los
Derechos Humanos. No se establecen políticas que hagan ver la
tendencia hacia el respeto de los Derechos Fundamentales, sólo se
observa la necesidad de remarcar lo necesario para la defensa de los
derechos humanos que muy probablemente se violentarán. En
México, en el ámbito del sistema interamericano de protección de los
derechos humanos, hoy en día, la fuente de los derechos
fundamentales y de las garantías individuales no se limita únicamente
al texto de 1917, sino que, por el contrario, los tratados internacionales
en esta materia han otorgado una nueva dimensión a los Derechos
Fundamentales, tanto en lo que hace a la determinación de sus
contenidos, como en lo que respecta a los órganos encargados de su
interpretación y aplicación.54 En la Constitución Federal, como ya se
mencionó, el Capítulo I, del Título Primero, se denomina “De los
Derechos Humanos y sus Garantías”, contemplando los artículos del 1
al 29. Cabe mencionar que los artículos 25, 27 y 28 no refieren a
garantías individuales sino a la propiedad y a la rectoría económica del
Estado. El artículo 26 habla sobre la planeación y el desarrollo de
nuestro país, en todo caso debería considerarse como derechos
sociales y no individuales. Otra mención directa que se hace a los
términos "derechos humanos" y “Garantías individuales”, se da en el
artículo 103, relacionado con el amparo contra leyes o actos de la
autoridad que violen los derechos humanos y las garantías otorgadas
para su protección por la Constitución. Se puede llegar a dilucidar
cuales son las garantías, en razón de la denominación que se hace del
capítulo I, del Título Primero de la Constitución, aunque en la práctica,
conforme se ha ido avanzado en la positivización de los derechos
humanos, se puede observar que hay otras garantías que están fuera
de los artículos del citado capítulo, como ejemplo se pueden
mencionar: • Artículo 33, en cuanto a los extranjeros que tienen
derecho a las garantías que se señalan en el capítulo de los derechos
humanos y sus garantías. • Artículo 35, que habla de los derechos de
votar y ser votado, del derecho de asociación. Esto como uno de los
principales derechos fundamentales que se dan desde el mismo
reconocimiento de los derechos políticos, como parte de la primera
generación de los derechos humanos. • Artículo 37, apartado A, la
garantía de no ser privado de la nacionalidad. • Artículo 123, de los
derechos de los trabajadores. Por cuanto hace al órgano autónomo
defensor de los Derechos Humanos en nuestro país, la Comisión
Nacional de los Derechos Humanos, la autonomía de acción esta
reforzada por la discrecionalidad de la que goza en la organización de
su despacho, en la elección de sus colaboradores, en la dirección y en
el desempeño de sus actividades. El ciudadano tiene acceso directo,
sin necesidad de ser representado por abogado, su trabajo es gratuito,
su competencia abarca a toda la administración pública, incluida la
militar, conoce de actos administrativos, no conoce de ningún otro tipo
de acto, aunque no sólo de autoridades administrativas, sino de
cualquier autoridad, con la única salvedad, como lo establece el ap. B
del art. 102 de la Constitución – del Poder Judicial de la Federación.
No conoce de: asuntos en materia electoral ni respecto de las
resoluciones de carácter jurisdiccional; tampoco realiza consultas de
54 Mijangos y González, Javier, Los Derechos Fundamentales en las
relaciones entre particulares, Editorial Porrúa – Instituto Mexicano de
Derecho Procesal Constitucional, primera edición. México, 2007, p.
276. División de Universidad Abierta Guía de estudio para la
asignatura Derechos Fundamentales 65 interpretación.55 Lo que viene
a representar varias limitantes en lo que debe ser su función como
defensor de todos los derechos humanos, adicional al hecho de que al
no ser un organismo jurisdiccional, sus resoluciones son sólo
recomendaciones, las que muchas veces derivan en meros escritos de
buenas intenciones. Su función debe ampliarse más hacia el ámbito
de la búsqueda del respeto y la promoción de los Derechos Humanos.
Cabe remarcar el hecho de que ahora, con la reforma constitucional, la
CNDH conoce ya de asuntos de carácter laboral. Naturaleza y eficacia
de los Derechos Fundamentales En este apartado se dan a conocer
elementos o características de los Derechos Fundamentales que nos
van a permitir dimensionarlos en cuanto a su valor dentro de la norma
fundamental, considerando que la norma fundamental no es sólo un
conjunto de normas, sino que en ella hay también principios y
directrices, estas últimas que marcan el rumbo de las aspiraciones de
cualquier pueblo. Se busca generar el marco de referencia dentro del
que se desenvuelven los derechos fundamentales y determinar a la
vez el marco técnico-jurídico de su significado dentro del Derecho
mismo. Naturaleza Son derechos subjetivos, no sólo en cuanto
otorgan una facultad a la persona, sino también un estatus jurídico en
un ámbito de la existencia. Poseen también una significación objetiva;
son, como lo sostiene Schneider, la conditio sine qua non del Estado
Constitucional Democrático, ya que no pueden dejar de ser pensados
sin que corra un riesgo inminente el Estado Constitucional
contemporáneo. Hoy se admite que los derechos cumplen también
funciones estructurales de gran importancia para los principios
conformadores de la Constitución.56 En un Estado de Derecho
Constitucional Democrático, los Derechos Fundamentales operan
como derechos de defensa frente al Estado, salvaguardando la
libertad individual, y al mismo tiempo, se materializan operando como
elementos del ordenamiento objetivo y subjetivo.57 Desde un punto de
vista más sencillo y práctico, se puede decir que los Derechos
Fundamentales cumplen la función de ser derechos subjetivos en
cuanto a su ubicación como norma, y cumplen su significación objetiva
en cuanto a su faceta como principios que están contenidos dentro de
la ley fundamental. Esta es la doble naturaleza de los Derechos
Fundamentales, como norma y como principios. Para Robert Alexy
“No basta concebir a las normas de derecho fundamental sólo como
reglas o sólo como principios. Un modelo adecuado al respecto se
obtiene cuando a las disposiciones iusfundamentales se adscriben
tanto reglas como principios. Ambas pueden reunirse en una norma de
derecho fundamental con carácter doble.”58 55 Martínez Bullé Goyri,
Víctor M., “El Procedimiento ante los Organismos Autónomos
Protectores de los Derechos Humanos”, en la obra Derecho Procesal
Constitucional, Ferrer Mac-Gregor, Eduardo (Coordinador), 4ª edición,
Tomo II, Ed. Porrúa, Colegio de Secretarios de la SCJN, A.C., México,
2003. pp. 1453-1467. 56 Schneider, H.P., “Peculiaridad y función de
los Derechos Fundamentales de un Estado Constitucional
Democrático”, Revista de Estudios Políticos, nueva época, Madrid,
España. 1979, p. 23. 57 Nogueira Alcalá, Humberto. Op. Cit. p. 83 58
Alexy, Robert. Óp. Cit., p. 138. División de Universidad Abierta Guía
de estudio para la asignatura Derechos Fundamentales 66 Eficacia59
La inviolabilidad de los derechos esenciales significa que todas las
personas tienen derecho a que se les respeten sus derechos
fundamentales, es decir, que no pueden ser desconocidos por ninguna
persona, en ninguna circunstancia. Otra forma de expresar la
importancia o eficacia de los derechos fundamentales es afirmando
que nada legitima la amenaza, perturbación o privación a las personas
en forma arbitraria o ilegal en el legítimo ejercicio de sus derechos,
provenga esta afectación de los derechos de parte de órganos o
agentes del Estado o de personas o grupos de la sociedad civil. Los
derechos constitucionales tienen un carácter erga omnes,
independientemente de quien cometa una infracción a ellos, la cual
será siempre inconstitucional y por ende ilegítima. Los Derechos
Fundamentales son el parámetro obligatorio de interpretación y
aplicación de todo el derecho; tiene consecuencias para la actuación
del Estado en el ámbito del Derecho Administrativo y Privado, como
asimismo, en la eficacia horizontal de los derechos en las relaciones
entre sujetos de derecho privado. Los Derechos Fundamentales son,
no solamente derechos subjetivos de defensa frente al Estado, sino
también principios objetivos a los que ha de ajustarse el ordenamiento
jurídico, tienen para el Estado asimismo, consecuencias impulsoras a
su acción: fundan obligaciones estatales de protección dondequiera la
libertad jurídico-fundamentalmente garantizada se vea amenazada por
terceros o no sea ejercible sin asistencia estatal. Corresponde cada
vez más a los Derechos Fundamentales el papel de correctores de la
estrechez de miras y de corto plazo de la política, según Grimm. Allí
donde la política tiende a ser secuestrada por el beneficio electoral
inmediato, los Derechos Fundamentales recuerdan los fines
constitucionales y las obligaciones a largo plazo que están por encima
de los intereses partidarios. Dondequiera cede la política a las
presiones de poderosos intereses o privilegia a sus clientelas, los
Derechos Fundamentales recuerdan el mandato de igualdad. Siempre
quiera que, en cada vez menores secuencias de tiempo, la política
cambia las leyes con vocación de dirigir tendencias sociales de
evolución, se ve remitida a los Derechos Fundamentales, a fin de que
honre la confianza que los afectados tienen en la regulación legal que
los ha llevado a su actual condición. Quienes hacen a los Derechos
Fundamentales responsables de las tendencias sociales de
desintegración y por tal razón quieren recortarlos, yerran, para Grimm,
el blanco. Son precisamente los Derechos Fundamentales los que,
dentro de los egoísmos del sistema, generan todavía cierta unidad y
ponen riendas a la racionalidad económico-tecnológica dominante.60
Los Derechos Fundamentales como derechos subjetivos Los
Derechos Fundamentales contienen no sólo derechos subjetivos
reaccionales del individuo frente al Estado, sino que a un mismo
tiempo incorporan un orden axiológico objetivo que, en su 59 Nogueira
Alcalá, Humberto. Óp. Cit. pp. 84, 85. 60 Grimm, Dieter,
Constitucionalismo y Derechos Fundamentales. Estudio preliminar de
Antonio López Pina, Editorial Trotta, España, 2006. pp. 12, 13 División
de Universidad Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos
Fundamentales 67 condición de decisiones constitucionales básicas,
vale para todos los ámbitos del derecho, proporcionando directrices e
impulsos para la legislación, la administración y la jurisprudencia.61
Una vez que los Derechos Fundamentales son no solamente derechos
subjetivos de defensa frente al Estado sino también principios
objetivos a los que ha de ajustarse el ordenamiento jurídico, tienen
para el Estado asimismo consecuencias impulsoras a su acción: funda
obligaciones estatales de protección dondequiera que la libertad
jurídico-fundamentalmente garantizada se vea amenazada por
terceros o no sea ejercible sin asistencia estatal.62 Los Derechos
Fundamentales como derechos subjetivos públicos, Jellinek los define
en una doble dimensión: • Desde una perspectiva formal, tales
derechos constituyen pretensiones jurídicas que derivan de las
cualificaciones concretas de la personalidad; • Desde una perspectiva
material, los derechos subjetivos públicos son aquellos que
pertenecen al individuo en su calidad de miembros del Estado. De esta
forma, la fuente de los derechos subjetivos públicos es el Estado, y el
instrumento a través del cual se crean es el derecho objetivo. De
acuerdo a Jellineck, el derecho público subjetivo consiste “… en la
capacidad de poner en movimiento normas jurídicas de interés
individual”. Tiene como contenido una potestad jurídica y supone una
relación entre el individuo y el Estado. Los derechos públicos
subjetivos reducen su campo de acción únicamente a las relaciones
entre el individuo y el Estado, impiden la explicación de la validez de
los derechos entre particulares, ya que siempre el Estado es parte en
este tipo de derechos públicos subjetivos. Desde una estricta
perspectiva jurídica, los derechos subjetivos pueden desaparecer por
vía de transferencia o prescripción, mientras que los derechos
humanos o esenciales, son inalienables e imprescriptibles.63
Clasificación de los Derechos Fundamentales Por cuanto hace a la
clasificación de los Derechos Fundamentales, se puede decir que las
clasificaciones de derechos son difíciles, subjetivas y dependientes de
criterios variables y de las posiciones filosóficas que tengan sus
autores. En materia de derechos constitucionales existe una gran
diversidad de criterios. 64 61 Cit. por Stern, Klaus, “El sistema de los
Derechos Fundamentales en la RFA”. Revista del Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, núm. 1, septiembre-diciembre de 1988. 62
Grim, Dieter, Ibidem. Pág. 12. 63 Nogueira Alcalá, Humberto. Op. Cit.
pp. 55 a 57. 64 Bidart Campos, Germán. Teoría General de los
Derechos Humanos. UNAM. México, 1989. p. 172. División de
Universidad Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos
Fundamentales 68 A continuación se muestra un ejemplo de cuadro
comparativo de cuatro posturas65: Jellinek Carl Schmitt Sánchez
Agesta Luis Prieto Derechos de libertad. Derechos a prestaciones del
Estado. Derechos de participación. Derechos de libertad del ciudadano
aislado. Derechos de libertad del individuo en relación con otros.
Derechos del individuo en el Estado, como ciudadano. Derechos del
individuo a prestaciones del Estado. Derechos civiles. Económicos.
Públicos. Políticos. Sociales. Clasifica los derechos según el objeto y
finalidad de los mismos, atendiendo a los valores de libertad e
igualdad que los caracterizan desde su origen histórico. Cada una de
las clasificaciones que se presentan tienen, por sí mismas, su grado
de validez, por lo que, al no ser el tema central del presente trabajo,
sólo me concretaré a referirme, de manera enunciativa, a los derechos
de acuerdo a la clasificación de Jellinek, como una postura más
aceptable y concreta. Los derechos de libertad están referidos a la
libertad individual (libertad personal, respeto a la vida, inviolabilidad de
las comunicaciones privadas, inviolabilidad del domicilio, etc.), libertad
de pensamiento (de conciencia, de opinión e información, de
enseñanza) y a las libertades colectivas (de reunión, de asociación, de
culto). Los derechos de prestaciones del Estado suponen una acción
positiva de los poderes públicos y, excepcionalmente, de los
particulares, para la satisfacción de necesidades básicas que no
pueden ser resueltas con la propia fuerza del afectado, impidiendo el
desarrollo moral y de los planes de vida de la persona. Estos derechos
siempre tienen un trasfondo económico, y suponen una intervención
promocional sustitutoria de carácter económica del Estado. Ej.
Derecho a la salud, a la seguridad social, etc. Los derechos de
participación son los derechos públicos políticos, y suponen una
acción positiva de sus titulares, que debe ser amparada y
promocionada por el Estado y sus instituciones.66 Los derechos
políticos comprenden los derechos de participación en el poder y las
garantías de libertad. Cabe mencionar también los referidos al derecho
a la igualdad, donde están considerados todos los derechos antes
mencionados, pero desde el punto de vista de igualdad ante ellos,
como por ejemplo, igualdad ante la ley, ante la justicia, ante los
impuestos, de sufragio, entre hombres y mujeres, etc. La dimensión
objetiva de los Derechos Fundamentales La dimensión objetiva de los
derechos es una de las vertientes más importantes del
constitucionalismo, a la par y en algunos casos por encima, de la parte
orgánica de la 65 Nogueira Alcala, Humberto. Op. Cit. p 59 66 Ibidem.
Pp. 60 a 63 División de Universidad Abierta Guía de estudio para la
asignatura Derechos Fundamentales 69 conformación de los poderes,
pero que resulta ser a la postre, la menos clara en sus señalamientos.
Esta dimensión está enfocada a principios que rigen la vida política de
una sociedad, son parte fundamental del sistema jurídico de un país,
aunque en la mayoría de los casos no están bien definidos y requieren
ser pasados a la consideración e interpretación de tribunales
constitucionales. Para un mejor análisis de la dimensión objetiva de los
derechos fundamentales, se puede atender bajo la perspectiva
planteada por Robert Alexy. El doble carácter de los derechos
fundamentales, contempla el hecho de que “No basta concebir a las
normas de derecho fundamental sólo como reglas o sólo como
principios. Un modelo adecuado al respecto se obtiene cuando a las
disposiciones iusfundamentales se adscriben tanto reglas como
principios. Ambas pueden reunirse en norma de derecho fundamental
con carácter doble.”67 Los principios pueden referirse tanto a
derechos individuales como a bienes colectivos. En el caso de nuestra
Constitución, por ejemplo, no está explicito el principio de equidad, no
está explicito el principio de justicia o de solidaridad, en fin, son
principios que a la postre los tribunales constitucionales los deben
traducir (interpretar) a efecto de aplicarlos en la solución de una
controversia, lo que refiere a un caso en específico, lo que viene a
resultar que la interpretación de un principio puede tener diferentes
significados dependiendo del ámbito de la controversia en la que se
desenvuelva. Algunos señalamientos de lo mencionado, que se dan
en nuestra Constitución Federal, que nos pueden servir de ejemplo
son: “Art 25.- Corresponde al Estado la rectoría del desarrollo nacional
para garantizar que éste sea integral y sustentable, que fortalezca la
Soberanía de la Nación y su régimen democrático y que…, … Bajo
criterios de equidad social y productividad se apoyará e impulsará a
las empresas de los sectores social y privado de la economía,
sujetándolos a las modalidades que dicte el interés público y al uso, en
beneficio general, de los recursos productivos, cuidando su
conservación y el medio ambiente.” “Artículo 31. Son obligaciones de
los mexicanos: … IV. Contribuir para los gastos públicos, así de la
Federación, como del Distrito Federal o del Estado y Municipio en que
residan, de la manera proporcional y equitativa que dispongan las
leyes.” Los principios no sólo están inmersos en controversias, sino en
la misma forma organizativa o de subsistencia de un Estado. Como un
gran ejemplo de lo señalado, se puede observar la gran cantidad de
normas que surgen a raíz de la fracción IV del artículo 31
Constitucional, toda la norma resultante en materia impositiva y fiscal.
67 Alexy, Robert, p. 138 División de Universidad Abierta Guía de
estudio para la asignatura Derechos Fundamentales 70 El carácter del
sujeto activo y sujeto pasivo Cuando la autoridad violenta un Derecho
Fundamental, el sujeto pasivo es a quien se le violentan sus Derechos
Fundamentales. En el caso de defensa o exigencia de respeto de los
Derechos Fundamentales, el sujeto activo es el individuo y el sujeto
pasivo es el Estado, en la medida en que reconocen y protegen
ámbitos de libertad o prestaciones que los poderes públicos deben
otorgar o facilitar a los individuos o personas jurídicas. La eficacia de
los Derechos Fundamentales en las relaciones entre particulares La
vigencia de los Derechos Fundamentales en las relaciones entre
particulares constituye una de las problemáticas más acuciantes del
constitucionalismo de nuestros días. ¿Cómo influyen los Derechos
Fundamentales en las relaciones entre particulares? (problema de
construcción); y ¿cuáles son las garantías judiciales procedentes en
caso de una violación de este tipo? (problema de protección).68 Como
ya se mencionó anteriormente, los Derechos Fundamentales son no
solamente derechos subjetivos de defensa frente al Estado sino
también principios objetivos a los que ha de ajustarse el ordenamiento
jurídico, tienen para el Estado asimismo, consecuencias impulsoras a
su acción: fundan obligaciones estatales de protección dondequiera la
libertad jurídicofundamentalmente garantizada se vea amenazada por
terceros o no sea ejercible sin asistencia estatal. Corresponde cada
vez más a los Derechos Fundamentales el papel de correctores de la
estrechez de miras y de corto plazo de la política, según Grimm. Allí
donde la política tiende a ser secuestrada por el beneficio electoral
inmediato, los Derechos Fundamentales recuerdan los fines
constitucionales y las obligaciones a largo plazo que están por encima
de los intereses partidarios. Dondequiera cede la política a las
presiones de poderosos intereses o privilegia a sus clientelas, los
Derechos Fundamentales recuerdan el mandato de igualdad. Siempre
quiera que, en cada vez menores secuencias de tiempo, la política
cambia las leyes con vocación de dirigir tendencias sociales de
evolución, se ve remitida a los Derechos Fundamentales, a fin de que
honre la confianza que los afectados tienen en la regulación legal que
los ha llevado a su actual condición. Quienes hacen a los Derechos
Fundamentales responsables de las tendencias sociales de
desintegración y por tal razón quieren recortarlos, yerran, para Grimm,
el blanco. Son precisamente los Derechos Fundamentales los que,
dentro de los egoísmos del sistema, generan todavía cierta unidad y
ponen riendas a la racionalidad económico-tecnológica dominante.69
El deber especial de protección de los derechos fundamentales El
Estado es el principal responsable de la efectiva vigencia de los
Derechos Fundamentales. La lucha por la vigencia de los derechos
fundamentales ha sido, principalmente, el esfuerzo por limitar el
ejercicio del poder estatal a los imperativos que emanan de la dignidad
de la persona humana y sus derechos. El Estado y sus agentes tienen
la responsabilidad de la efectiva 68 Mijangos y González, Javier, Los
Derechos Fundamentales en las relaciones entre particulares, Editorial
Porrúa – Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional,
primera edición. México, 2007. p. 269. 69 Grimm, Dieter,
Constitucionalismo y Derechos Fundamentales. Estudio preliminar de
Antonio López Pina, Editorial Trotta, España, 2006. pp. 12, 13 División
de Universidad Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos
Fundamentales 71 vigencia de los derechos fundamentales dentro del
ámbito territorial donde ejercen su poder y jurisdicción, siendo función
primordial de éstos la prevención y sanción de toda clase de
conductas delictivas. El Estado es el que debe garantizar el bien
común y ejercer sus potestades respetando y asegurando los
derechos fundamentales de todos aquellos que forman parte del
mismo. Los derechos fundamentales constituyen así obligaciones que
asume el gobierno del Estado respectivo, ejerciendo su potestad para
asegurarlos, respetarlos, promoverlos y garantizarlos. Como
consecuencia de ello, el Estado y sus agentes responden ante la
comunidad internacional por su violación, siempre y cuando el Estado
acepte la jurisdicción establecida a través de Convenciones o
Tratados. Conceptualmente, sólo los gobiernos de los Estados son los
que violan los Derechos Fundamentales; las otras vulneraciones a la
dignidad de la persona y al ordenamiento jurídico estatal se
consideran como delitos si ellos son cometidos por particulares
(homicidios, robos, violaciones, injurias, calumnias, etcétera). Aunque
esto último, como se verá en el último capítulo de este trabajo, ya no
resulta ser tan preciso, en razón de la relación que este tipo de
acciones llega a tener por la omisión del Estado al momento de
atender o no atender las controversias entre particulares. El rasgo
fundamental y característico de las violaciones de los derechos
fundamentales es que son cometidos por el poder público o a través
de las potestades, competencias y atribuciones que éste pone a
disposición de los servidores públicos estatales u otros que lo ejercen.
Aunque no se debe perder de vista las acciones de los particulares
cuando éstos actúan como si fuesen entes públicos por autorización
del gobierno mismo, en éste y en todos los casos están obligados a
respetar los Derechos Fundamentales. El efecto de irradiación de los
derechos fundamentales Los Derechos Fundamentales reconocidos
en la Ley Fundamental deben ser irradiados hacia todas las
legislaciones o normatividades que surjan o dependan de ésta,
buscando con ello su total vigencia en todos los ámbitos del sistema
jurídico en el que se desenvuelven. Titulares de los Derechos
Fundamentales70 De inicio, se puede afirmar que los titulares de los
Derechos Fundamentales son todas las personas, más cuando se
habla de los derechos: A la vida, a la igualdad ante la ley, igualdad
ante la justicia, libertad de conciencia, libertad personal y seguridad
individual, etcétera. Pero también es importante diferenciar el hecho
de que existen Derechos Fundamentales que sólo se aseguran a los
nacionales, tales como: libertad de asociación política, igualdad ante
los cargos públicos, derecho a optar a cargos públicos de elección
popular, etcétera. Como parte de esto, se puede decir que una
excepción a la titularidad de los DF por parte de toda persona, lo
constituyen los Derechos Políticos, tales como: la calidad de
ciudadano, el derecho a ser elegido en cargos de elección popular, el
optar al desempeño de cargos públicos de alto nivel, el conformar
asociaciones políticas. 70 Nogueira Alcalá, Humberto. Teoría y
Dogmática de los DF. UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas.
México, 2003. Pp. 99 y 100 División de Universidad Abierta Guía de
estudio para la asignatura Derechos Fundamentales 72 Es importante
resaltar el hecho de que una persona (sujeto) se puede encontrar, en
el ejercicio de un mismo derecho, en varias situaciones jurídicas: como
titular del derecho, ejerciendo el derecho o defendiendo el derecho.
Los mexicanos como titulares de todos los derechos: minoría de edad
y relaciones especiales de sujeción No hay duda de que los
mexicanos son titulares de todos los derechos que nuestra Ley
Fundamental establece, pero su ejercicio, en más de un caso, no
puede ser aplicado de manera directa por el titular del mismo, por lo
que hay que considerarlos como casos particulares, presentándose
como tales: Minoría de edad y relaciones especiales de sujeción Hay
titulares del Derecho y de su ejercicio, pero sin capacidad para
defenderlo, siendo representados para ello por quienes determina el
orden jurídico. Por ejemplo, el derecho que tiene la niñez de acceso a
la educación básica gratuita, garantizando el mínimo deseado de
escolaridad, la primaria, secundaria y bachillerato, este derecho debe
ser defendido por los padres o tutores del menor. O cuando se
presenta la necesidad de la representación establecida por la
legislación en materia civil, cuando un infante o un incapaz deban ser
representados por un tutor, o tenga que hacerse uso de la figura del
albacea para salvaguardar sus derechos. Los derechos de los
extranjeros Este es otro segmento de titulares de derechos
fundamentales que a pesar de haberse modificado el artículo 33
Constitucional a su favor, no puede considerarse que sean titulares de
todos los derechos fundamentales establecidos en nuestra
constitución, por ejemplo los derechos políticos sólo son de los
mexicanos, como ya se mencionó, tales como la libertad de asociación
política, igualdad ante los cargos públicos, derecho a optar a cargos
públicos de elección popular, etc. Los derechos de las personas
jurídicas También es importante señalar que la titularidad de ciertos
derechos fundamentales no corresponden a las personas jurídicas
(personas morales) u organizaciones de individuos, en razón de que
no pueden ser ejercidos por ellas debido a su naturaleza, por ejemplo:
libertad personal, libertad de conciencia, el derecho a la honra de la
persona y de su familia, el derecho a la salud, el derecho a la vivienda,
etc. La titularidad de los poderes públicos u organismos del Estado La
actuación de la administración pública, centralizada o descentralizada
del gobierno, está sometida al control de los tribunales de justicia, lo
que hace que tengan derecho a una tutela judicial efectiva, cuando
sean parte de un proceso en una relación de derecho privado, como
se da en una relación laboral o comercial, por ejemplo. Un problema
que resulta trascendente es si los poderes públicos, en cuanto tales,
pueden ser sujetos de Derechos Fundamentales. De inicio se puede
considerar que no, aunque operen con personalidad jurídica de
derecho público. ¿Una televisora del Estado puede reivindicar para sí
la libertad de información? O ¿Una Universidad de derecho público
puede reivindicar el derecho a la autonomía universitaria?

UNIDAD 7 Derechos fundamentales y constitucionalidad: La


regulación constitucional de los Derechos Fundamentales Algunos
autores señalan que si el sistema de derechos esenciales o derechos
humanos no ofrece a sus titulares la posibilidad de obtener su
satisfacción frente a los sujetos obligados, no hay un verdadero
derecho. Un derecho sólo es tal dentro de un ordenamiento jurídico si
es resistente frente a otros poderes. La característica de resistencia
del derecho, adquiere sentido a través de las diferentes instituciones o
instrumentos de protección de los derechos.71 El aseguramiento
constitucional de los derechos debe ir acompañado de las respectivas
garantías, vale decir, de los medios que aseguren la observancia
efectiva de los derechos asegurados por la carta fundamental. Las
garantías no se agotan en el plano interno del Estado, sino que
trascienden al plano internacional o supranacional a través de distintas
instituciones y mecanismos. 72 Como se mencionó anteriormente, la
Constitución, como elemento básico de los Derechos Fundamentales
impone a la política límites jurídicos y la vincula a principios
compartidos73. Hay varias acepciones que se le ha dado a la
Constitución, considero que cada una de ellas tiene razón y que todas
juntas harían una buena definición de lo que es la Constitución.
Resulta importante recalcar lo que Dieter Grimm señala, el término
“Constitución” fue inicialmente un concepto empírico, que pasó del
ámbito de la descripción de la naturaleza al del lenguaje jurídico-
político para designar la situación de un país, la forma en que éste se
ha configurado mediante las características de su territorio y sus
habitantes, su evolución histórica y las relaciones de poder en él
existentes, sus normas jurídicas e instituciones políticas. La
Constitución suele identificarse con el conjunto de normas que regula
de modo fundamental la organización y el ejercicio del poder estatal,
así como las relaciones entre el Estado y la Sociedad pero, como ya
se mencionó, el significado actual de la Constitución va más allá, los
derechos fundamentales en ella establecidos, desde su origen,
limitaban el poder del Estado a la protección y el equilibrio de la
libertad individual y la división de poderes prevenía el peligro de
abusos. 74 La condición más importante de la validez efectiva de una
Constitución es su base consensual. Sin la disposición general de los
actores políticos a cumplir la Constitución, incluso cuando ésta
perjudica sus propósitos particulares, sin un respaldo de la población
que haga políticamente arriesgada su infracción, se desarrolla una
constitución carente de poder efectivo o proclive a perderlo en
situaciones de crisis. Lo que figura en la Constitución no es ya el
objeto, sino las premisas de las decisiones políticas, es en este punto
donde se halla el otro servicio irremplazable de la Constitución
normativa. Desde un principio la constitución sólo puede proporcionar
un marco que posibilite las decisiones políticas, no que las haga
innecesarias. Las 71 Nogueira Alcalá, Humberto, Op. Cit., p. 101. 72
Ídem. 73 Grimm, Dieter, Constitucionalismo y Derechos
Fundamentales, estudio preliminar de Antonio López Pina, Editorial
Trotta, 2006. España. Pág. 14. 74 Ibídem, p. 29 División de
Universidad Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos
Fundamentales 74 constituciones que llevan demasiado lejos la
juridificación de la política ponen ellas mismas las bases de su elusión
y menosprecio: el perfeccionismo constitucional convierte a la
constitución en irrelevante.75 Para Ferrajoli la importancia de la
regulación constitución la remarca al señalar que “Podemos concebir
el constitucionalismo como un sistema de vínculos sustanciales, o sea
de prohibiciones y de obligaciones impuestas por las cartas
constitucionales, y precisamente por los principios y los derechos
fundamentales en ellas establecidos, a todos los poderes públicos,
incluso al legislativo.”. Bajo este aspecto, el constitucionalismo
representa el complemento del Estado de derecho, como una
extensión que comporta la sujeción a la ley de todos los poderes,
incluidos los de la mayoría, y por tanto la disolución de la soberanía
estatal interna: en el Estado constitucional de derecho no existen
poderes soberanos, ya que todos están sujetos a la ley ordinaria y/o
constitucional. La historia del constitucionalismo es la historia de una
progresiva extensión de la esfera de los derechos: de los derechos de
libertad en las primeras declaraciones y constituciones del siglo XVIII,
al derecho de huelga y a los derechos sociales en las constituciones
del siglo XX, hasta los nuevos derechos a la paz, al ambiente, a la
información y similares hoy en día reivindicados y todavía no todos
constitucionalizados. Una historia no teórica, sino social y política,
dado que ninguna de las diversas generaciones de derechos ha caído
del cielo, sino que todas han sido conquistadas por otras tantas
generaciones de movimientos de lucha y de revuelta: primero
liberales, luego socialistas, feministas, ecologistas y pacifistas. La
historia del Estado de derecho, del constitucionalismo democrático y
de los derechos humanos puede ser leída como la historia de una
larga lucha contra el absolutismo del poder, es decir de esa “libertad
salvaje” —fuente de guerras internas y externas, de desigualdades y
de omnipotencia de la ley del más fuerte— de la que habla Kant como
propia del estado de naturaleza.76 Legislador y juez en el desarrollo
de los Derechos Fundamentales El Legislador y el Juez son dos de los
principales actores en materia de defensa de los Derechos Humanos.
Dentro del ámbito de su competencia cada uno de ellos va a definir de
manera primordial lo que es el respeto y defensa de los Derechos
Fundamentales. El legislador propondrá la mejor legislación para la
defensa de un derecho que al elevarla al rango Constitucional, a
través del procedimiento propio para ello, será un Derecho
Fundamental. Esto vendrá a ampliar cada día más los Derechos de
todos los miembros de la sociedad que integra un Estado. El Juez
tiene la responsabilidad de que la aplicación de la defensa de esos
Derechos Fundamentales establecidos en la Constitución sean lo
mejor tutelados y ejercidos por cada uno de los titulares. Pero
atendiendo la responsabilidad y de manera inmersa la acción del
ejercicio del poder a través de estos medios, atendiendo los
movimientos y acciones que se presentan a través de estos dos
poderes, muchas veces en coordinación y otras en complicidad, se
hace necesario atender con cuidado las competencias y límites de
cada uno de ellos. 75 Ibídem, pp. 31 a 33. 76 Ferrajoli, Luigi. Óp. Cit.,
pp. 114-116 y 134. División de Universidad Abierta Guía de estudio
para la asignatura Derechos Fundamentales 75 La intervención del
legislador sobre los Derechos Fundamentales: delimitación y limitación
de los derechos El legislador es el órgano más apropiado para regular
los derechos, en la medida en que es el intérprete de la soberanía
nacional más representativo de la sociedad en cada momento
histórico, en virtud del principio democrático y del Estado de derecho,
excluyendo así al administrador como regulador primario de los
Derechos Fundamentales.77 El legislador debe respetar la naturaleza
jurídica de cada derecho que preexiste al momento legislativo y a los
intereses jurídicamente protegidos. Así, el núcleo objetivo intrínseco
de cada derecho constituye una entidad previa a la regulación
legislativa Dentro de una concepción unitaria, sistemática y finalista de
la Constitución, ningún derecho puede sacrificarse enteramente a los
demás derechos y bienes, por lo que las limitaciones a que tales
derechos o bienes otorguen fundamento están limitadas por la
necesidad de respetar el derecho constitucionalmente reconocido.
Desde el momento en que las limitaciones a los derechos afectan la
esencia del derecho, están desconociendo el derecho mismo, lo que
nunca puede justificarse, siendo ello siempre inconstitucional. Toda
limitación autorizada por el Constituyente que realice el legislador de
los Derechos Fundamentales, además de la necesidad de que esté
expresamente autorizada por la carta fundamental, debe ser
justificada, no puede ser arbitraria. 78 Los límites a la intervención del
legislador: contenido esencial En el caso de la regulación de un
derecho por ley orgánica constitucional, el legislador orgánico no tiene
un límite máximo en relación a la materia que le está reservada,
pudiendo regular todos los aspectos de ella hasta los detalles más
mínimos.79 El legislador debe especificar en cada ley, qué preceptos
tienen carácter de orgánicos constitucionales y cuáles no, criterio que,
en todo caso, no vincula a la Suprema Corte de Justicia de la Nación
(como Tribunal Constitucional). 80 El procedimiento de reforma
constitucional esta de cierta manera agravado cuando se trata de los
Derechos Fundamentales. En un análisis hecho a partir de la
experiencia francesa llega a concluir que todas las garantías ofrecidas
por la Declaración de derechos convergen sobre un sólo punto, sobre
la supremacía, en materia de derechos y libertades, de la ley general y
abstracta. En la Declaración de derechos y, en general, en la
revolución todo remite a la ley y a la autoridad del legislador.81 Todas
las ideologías que sustentan la revolución (francesa) llegan a esta
conclusión: la convicción de que la ley general es abstracta –más que
la jurisprudencia, como en el caso 77 Nogueira Alcalá, Humberto, Óp.
Cit., p.104. 78 Ibídem. p. 114. 79 Nogueira Alcalá, Humberto, Óp. Cit.,
p. 117. 80 Ídem. 81 Fioravanti, Maurizio, Los Derechos
Fundamentales. Apuntes de historia de las Constituciones. Editorial
Trotta. Quinta edición. 2007. España. p. 70. División de Universidad
Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos Fundamentales
76 británico- es el instrumento más idóneo para la garantía de los
derechos. Se es libre porque se está gobernado de manera no
arbitraria, porque en materia de derechos y libertades no vale ya la
voluntad de un hombre contra la de otro, porque son abolidas las
dominaciones de carácter personal, porque sólo la ley puede disponer
de nosotros mismos. Sin embargo, se abre la formidable problemática
del vínculo que es posible imponer, con finalidad de garantía, a un
legislador tan poderoso y con tanta autoridad como el presentado por
la revolución francesa. ¿En qué medida los constituyentes franceses
se plantearon este mismo problema? ¿En qué medida fueron
sensibles a la hipótesis del posible arbitrio del legislador?. Responder
a estas preguntas significa intentar un balance total y conclusivo de la
cultura revolucionaria de los derechos y libertades. Se trata de una
cultura orientada profundamente en sentido individualista y
contractualista, pero que tiende también a mezclarse, en puntos
decisivos, con un enfoque de la problemática de los derechos y
libertades de claro carácter estatalista. Tal entrelazamiento se verifica
tanto en el ámbito de las libertades civiles como en el de las libertades
políticas.82 En la experiencia estadounidense el concepto de poder
constituyente se une desde el principio al de rigidez constitucional, es
decir, a la presencia de reglas fijas –más difíciles de reformar que las
contenidas en leyes ordinarias-, a la presencia de un núcleo fuerte y
rígido del pacto constituyente, que debe ser defendido en primer lugar
del posible arbitrio del legislador, sobre todo para garantizar y tutelar
los derechos y libertades individuales.83 Finalmente, se puede ofrecer
una respuesta a la pregunta sobre el arbitrio del legislador. El
argumento historicista desdramatiza esta hipótesis, porque el
legislador, en cuanto soberano, no podrá nunca reducir los espacios
de los derechos y libertades más allá del límite fijado por el desarrollo
histórico de la nación. No podrá reducir la amplitud de las libertades
civiles, las “negativas”, que los individuos han adquirido como propias
en el tiempo, no podrá negar el acceso a la sociedad política, al
ejercicio del derecho de voto y de las libertades políticas, las
“positivas”, a quien posea la naturaleza necesaria para el ejercicio de
éstas libertades.84 El papel del juez: juez ordinario y juez
constitucional La piedra angular de la defensa de los derechos
esenciales se encuentra en el control jurisdiccional. Sólo cuando existe
tal control puede sostenerse la existencia de una protección de los
derechos. Estas garantías jurisdiccionales son brindadas por los
tribunales del Poder Judicial de la Federación, considerando a la
misma Suprema Corte de Justicia de la Nación. 85 El papel de los
jueces está enmarcado dentro de las garantías jurisdiccionales de los
derechos. El juez ordinario Bajo la Reforma Constitucional, en materia
de Derechos Humanos, de junio de 2011, la responsabilidad del juez
ordinario se incrementó al grado de tener que observar no sólo lo
establecido en la Constitución, sino también lo establecido en los
Tratados Internacionales que en materia de Derechos Humanos haya
firmado nuestro país. El Juez Ordinario es la primera instancia para
hacer valer los Derechos Fundamentales establecidos en la Ley
Fundamental. Aunque pudiese parecer que esta acción es totalmente
discrecional, no es así, está totalmente 82 Ibídem, pp. 70, 71. 83
Ibídem. p. 90. 84 Ibídem. p. 123. 85 Nogueira Alcalá, Humberto, Óp.
Cit., pp.121 y 122. División de Universidad Abierta Guía de estudio
para la asignatura Derechos Fundamentales 77 limitada a lo
establecido en la Constitución y (ahora) a los Tratados Internacionales,
debe observar esta normatividad y aplicar los principios establecidos
en la misma, tal es el caso del principio de “pro persona”. Pero en toda
acción debe atender también las limitantes que le son establecidas por
el Poder Judicial Federal, al momento de querer interpretar, ya que lo
que refiere de manera específica a la interpretación de cualquier
artículo constitucional, esto sólo le corresponde a la Suprema Corte de
Justicia de la Nación. Adicional a lo anterior, otra de las limitantes se
va a dar en el sentido de que un juez ordinario sólo atenderá la
materia de la cual es competente, es decir, no podrá resolver asuntos
de cualquier índole o materia por el sólo hecho de ser juez y
presentársele a su consideración. En este nivel es donde se puede dar
el máximo riesgo de credibilidad de respeto y defensa de los Derechos
Fundamentales, ya que es el acceso inicial hacia un acto de justicia en
el que la persona (juez ordinario) encargada de atender y ejercer la
facultada de otorgar justicia, en más de un caso puede llegar a
convertirse en un verdugo más de quien requiere y tiene necesidad de
que se le respete un Derecho. El juez constitucional A partir de la
reforma constitucional de diciembre de 1994, en materia de
conformación del Poder Judicial Federal, los integrantes del mismo,
desde los ministros, magistrados y hasta los jueces, se han venido
transformado como fieles intérpretes de la Constitución, lo que ha
llevado a que en más de un momento se le considere a la Suprema
Corte de Justicia de la Nación (SCJN) como un Tribunal
Constitucional. Aunado a esto, con la reforma constitucional de junio
de 2011, en materia de Derechos Fundamentales, la relevancia de los
integrantes del Poder Judicial Federal se ha incrementado al
remarcarse en el artículo 1, segundo párrafo, Constitucional que “Las
normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de
conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales
de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección
más amplia.”. Esto a sabiendas de que ya se venían ejerciendo estas
acciones por parte de la SCJN. Otra responsabilidad que tiene el juez
constitucional es la de atender lo relacionado al control constitucional y
ahora también atender lo que refiere al control convencional para la
solución de controversias. Cabe señalar que la principal función, que
puede ser considerada por algunos como la no más importante, es la
de dar validez a las garantías de los derechos. Esta atribución es la de
mayor contacto con toda la sociedad a la que sirve. Al final del día
resulta ser la instancia idónea para hacer valer los Derechos
Fundamentales de cualquier persona. La jurisdicción constitucional ha
encontrado en los últimos tiempos una difusión creciente como vía
para imponer la Constitución. En efecto, los tribunales constitucionales
pueden contribuir de manera esencial a la realización de las
exigencias normativas y a la obtención del consenso jurídico-
constitucional: sin esta jurisdicción, la Constitución queda liberada
únicamente a su respaldo social. Los Tribunales Constitucionales
tienen la posibilidad de enfocar la constitución de un modo
relativamente independiente de las coacciones y del mantenimiento de
los intereses del poder. En este aspecto el efecto anticipado parece
ser aún más eficaz que la decisión judicial concreta, debido a que la
existencia de controles judiciales sobre las instancias políticas obliga a
plantear la cuestión constitucional de forma relativamente temprana e
imparcial. Si dicho efecto falla, entonces la sentencia judicial revestida
de autoridad hace posible sustraer a la Constitución de la lucha
política y restaurar su función como base para el consenso de los
adversarios. División de Universidad Abierta Guía de estudio para la
asignatura Derechos Fundamentales 78 Naturalmente, la disposición a
dirimir las cuestiones relativas al poder por medio de un tribunal
requiere condiciones sociales y culturales que en modo alguno se dan
en todos los lugares donde hay una constitución. Cuando dichas
condiciones están ausentes, los tribunales constitucionales actúan en
la línea marcada por los poderosos o se condenan a la insignificancia.
El daño para la constitución en ambos casos es mayor que la plena
renuncia a la jurisdicción constitucional. En cambio, el riesgo para una
jurisdicción constitucional efectiva se halla en que los tribunales, ante
el escaso grado de precisión que contienen, sobre todo, las normas
materiales de la Constitución y al amparo de su aplicación, asuman
tareas de configuración política y, de este modo, perturben los nexos
de responsabilidad democrática y las limitaciones de funciones.86 A la
postre, resulta importante señalar algunos antecedentes que
definieron lo que debe ser el actuar de los jueces constitucionales.
Uno de ellos se da a raíz del caso presentado ante la Suprema Corte
Estadounidense a principios del siglo XIX, el caso “Marbury versus
Madison: la supremacía constitucional y el papel de los jueces (1803)”,
como resultado de la sentencia, dictada por el Juez John Marshall,
Carlos Santiago Nino ha intentado concentrar en algunas premisas y
una conclusión la estructura lógica del razonamiento de Marshall, lo
describe de la siguiente forma87: ⇒ Premisa 1. El deber del Poder
Judicial es aplicar la ley. ⇒ Premisa 2. Cuando hay dos leyes
contradictorias, no hay más remedio que aplicar una desechando la
otra. ⇒ Premisa 3. La Constitución es la ley suprema y define qué
otras normas son ley. ⇒ Premisa 4. La supremacía de la Constitución
implica que cuando entra en conflicto con una norma dictada por el
Congreso esta segunda deja de ser válida. ⇒ Premisa 5. La negación
de la premisa anterior supondría que el Congreso puede modificar la
Constitución dictando una ley ordinaria, por lo que la Constitución no
sería operativa para limitar al Congreso. ⇒ Premisa 6. El Congreso
está limitado por la Constitución. Conclusión: una ley contraria a la
Constitución no debe ser aplicada por el Poder Judicial. Otro
antecedente que resulta interesante es el que se dio como resultado
de la sentencia del caso “McCulloch versus Maryland de 1819”.
Particularmente, en esa sentencia se encuentra la idea de que la
interpretación constitucional que realiza la corte obliga a todos los
poderes públicos, tanto federales como locales. No se aclara que debe
hacer el juez con la norma contraria a la Constitución: la decisión de
Marshall y la seguida desde entonces es simplemente no aplicar la
norma, pero sin que la misma sea expulsada formalmente del
ordenamiento jurídico por virtud de la decisión judicial que constata su
contraste con el texto constitucional.88 La figura del juez, que a partir
de la Revolución Francesa y de acuerdo con la concepción del Barón
de Montesquieu, se consideraba como la boca que pronunciaba las
palabras de la ley, sin facultades para atenuar o modificar su rigor, se
ha ido transformando lentamente en un personaje activo, dinámico,
cuya actividad no es ya simplemente mecánica, sino por el contrario,
86 Dieter Grimm, Óp. Cit. pp. 36 y 37. 87 Carbonell, Miguel. Una
Historia de los Derechos Fundamentales. Editorial Porrúa-UNAM.
Primera edición, primera reimpresión. México 2010. p. 227. 88 Ibídem.
p. 231. División de Universidad Abierta Guía de estudio para la
asignatura Derechos Fundamentales 79 ha crecido en importancia
hasta llegar a convertirse en la figura central del derecho, ya que como
lo afirma Carnelutti, un ordenamiento jurídico se puede pensar sin
leyes pero no si jueces.89 El juez tiene que lograr un equilibrio de los
principios de la lógica con los de la estimativa jurídica, entre la forma
racional y el contenido axiológico, y no se puede prescindir de ninguno
de estos aspectos, si se pretende alcanzar la serena imparcialidad en
la cual radica la verdadera grandeza de su función.90 Cabe señalar
que en nuestro sistema jurídico, a raíz de las reformas constitucionales
de junio de 2011, la relacionada con la materia de amparo y la de
derechos humanos, se presenta la posibilidad de que la SCJN emita la
Declaratoria General de Inconstitucionalidad sobre alguna norma, lo
cual vendría a impactar en la inaplicabilidad general de la misma y en
la necesidad del actuar del Poder Legislativo para subsanar la falta de
la norma. Las garantías de los Derechos Fundamentales: garantías
normativas, garantías institucionales y garantías procesales El
aseguramiento constitucional de los derechos debe ir acompañado de
las respectivas garantías, de los medios que aseguren la observancia
efectiva de los derechos asegurados por la carta fundamental, ya que
sin estos la efectividad de los Derechos Fundamentales puede
reducirse a cartas de buenas intenciones. De acuerdo a Ferrajoli, los
Derechos Fundamentales deben ser protegidos por técnicas de
garantías idóneas para asegurar el máximo grado de efectividad a los
derechos constitucionalmente reconocidos, en una triple dirección:
Garantía de todos los derechos (De los derechos de libertad, de los
derechos sociales); frente a todos los poderes (frente a los poderes
públicos, frente a los poderes privados); todos los niveles: en el
derecho estatal y en el derecho internacional Las garantías de los
Derechos Fundamentales encuentran diversas clasificaciones,
siempre tratando de encontrar la mejor, la que pueda contener una
“jerarquización” más adecuada para su uso y distinción pragmática.
Como parte de lo que se señala, como título de este apartado, se
mencionan 3 tipos de garantías, tipos que se disertarán como parte o
dentro de una clasificación de las mismas. Algunas de las
clasificaciones que se encuentran son las siguientes: 1. Las garantías
nacionales y las garantías internacionales 2. Las garantías primarias91
y secundarias 92 (según Ferrajoli) 3. Las garantías genéricas internas
de los Derechos Fundamentales93 89 Fix-Zamudio, Héctor, Justicia
Constitucional, Ombudsman y Derechos Humanos. Comisión Nacional
de los Derechos Humanos. Segunda edición, mayo de 2001. México.
p. 56. 90 Ibídem, p. 57. 91 Constituyen las obligaciones (de
prestación) o las prohibiciones (de lesión) de los Derechos
Fundamentales que deben respetar y asegurar los demás, sea el
Estado o terceros públicos o privados. 92 Constituyen las obligaciones
de reparar o sancionar judicialmente las lesiones de los derechos, vale
decir, las violaciones de las garantías primarias. División de
Universidad Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos
Fundamentales 80 4. Las garantías específicas internas En la obra de
Humberto Nogueira, Teoría y dogmática de los Derechos
Fundamentales, se encuentra descrita gran parte de las clasificaciones
mencionadas. Éste autor, a partir de esos grandes rubros de garantías
hace una desagregación de ellas. En una primera aproximación las
clasifica en Nacionales e Internacionales, en el entendido de que las
garantías no se agotan o no deben agotarse en el plano nacional, es
decir, en el plano interno de un Estado. Ante la realidad jurídica que se
vive en el ámbito del derecho internacional y en especial en el
interamericano, en materia de defensa de los Derechos Humanos, se
tienen que considerar las instituciones y mecanismos de defensa que
el sistema universal y el sistema interamericano de defensa de los
Derechos Humanos proporcionan. Una forma esquemática y general
de representar las clasificaciones mencionadas es: Las garantías
nacionales pueden ser clasificadas en garantías genéricas y
específicas, y estas últimas en garantías normativas, garantías
institucionales y garantías jurisdiccionales (procesales), entre otras,
por lo que resultaría ser el lugar donde se ubicarían los tres grandes
bloques de las garantías que son de interés para este apartado. Las
Garantías Genéricas tienen que ver más que nada con esa parte de la
naturaleza de los Derechos Fundamentales que es la de los Principios
pero, de manera pragmática, la que tiene que ver con los Principios
que definen a un Estado Constitucional democrático, principios que
aseguren el desarrollo y el bienestar integral del individuo, tales como
el de la Igualdad, el de la Libertad, en todas sus acepciones, el de
Respeto a la Vida, el de la Equidad, el de la Dignidad, etc., estos
principios van a permitir, no sólo el desarrollo del individuo, sino el del
Estado, un 93 Están representadas por los principios que definen al
Estado constitucional democrático y que permiten mantener y
caracterizar una visión integral de los derechos: República
democrática, los tres poderes, estado de derecho, principio de
legalidad, etc. División de Universidad Abierta Guía de estudio para la
asignatura Derechos Fundamentales 81 Estado con instituciones de
defensa cada día más fuertes, sin que ello implique que esto sea lo
mejor, esto expresa en el sentido más estricto Las garantías
normativas de los Derechos Fundamentales Hacen referencia al
principio de legalidad en sentido amplio, concentrando su significado
en los Derechos Fundamentales, regulando su desarrollo y aplicación,
así como su reforma. Las principales en nuestro ordenamiento
constitucional son: • El principio de reserva legal (regulación del ámbito
de competencia por parte del ejecutivo y del legislador). La reserva de
ley constituye una limitación a la potestad reglamentaria del Presidente
de la República y un mandato específico del constituyente al legislador
para que sólo éste regule ciertas materias en sus aspectos
fundamentales. • La limitación del legislador, los quórums calificados
de ley y de reforma constitucional en materia de Derechos
Fundamentales.- el legislador debe respetar la naturaleza jurídica de
cada derecho que preexiste al momento legislativo y a los intereses
jurídicamente protegidos. Así, el núcleo objetivo intrínseco de cada
derecho constituye una entidad previa a la regulación legislativa.
También se le conoce como garantía del contenido esencial de los
derechos, donde se puede declarar como inválidos otros enunciados
jurídicos. Las garantías de control y de fiscalización94 Son los
instrumentos parlamentarios encaminados a supervisar la incidencia
que en la esfera de los Derechos Fundamentales o esenciales, tienen
la actividad de los otros órganos y funciones del Estado. Ejem.
Comisiones investigadoras de la Cámara de Diputados, la Auditoría
Superior de la Federación. Las garantías de interpretación 95 Se
refieren a los mecanismos destinados a garantizar que la
interpretación de los derechos se haga para favorecer su ejercicio y su
disfrute. En tal sentido está la obligación de los órganos del Estado,
todos y cada uno de ellos, de respetar y de promover los derechos
esenciales establecidos en la Constitución y también en los tratados
de derechos humanos ratificados por México y vigentes (artículo 1°
Constitucional). Las garantías institucionales 96 Se puede definir como
“factores determinados material y jurídicamente por la Constitución y
dotados de una función de ordenación en el seno del Estado y la
Sociedad”, como sostiene Edgard Schmidt-Jorttgig.97 Se identifican
por la dirección de la protección, la intensidad de la protección y la
dimensión temporal de la protección. La dirección de protección
plantea que la protección de la garantía institucional no sólo es
exigible frente a las leyes en un sentido formal, sino frente a cualquier
tipo de acto normativo. 94 Nogueira Alcalá, Humberto, Teoría y
Dogmática de los Derechos Fundamentales, UNAM, 2003, p. 118. 95
Ídem. 96 Ibídem. pp. 119, 120. 97 Gavara de Cara, Juan Carlos,
Derechos Fundamentales y Desarrollo Legislativo, Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1994. p. 96 División de Universidad Abierta
Guía de estudio para la asignatura Derechos Fundamentales 82 La
finalidad de la garantía institucional es la preservación de una
institución ante su posible deformación en sus aspectos sustantivos o
su eliminación a través de normas jurídicas. Un ejemplo de garantía
institucional en nuestro sistema constitucional es la autonomía
municipal, el rol de los partidos políticos, el rol de los medios de
comunicación social (televisión, radio, prensa), autonomía
universitaria, entre otros. Las garantías institucionales tienen por
objeto proteger instituciones públicas como institutos de la sociedad
civil. La garantía institucional se relaciona con la reserva de ley que
posibilita el desarrollo normativo y que posibilita al legislador para
regular la zona exterior de la institución, dentro de los límites
permitidos por la Constitución. Así, el principal destinatario del respeto
de la garantía institucional es el órgano legislativo. Las garantías
jurisdiccionales 98 La piedra angular de la defensa de los derechos
esenciales se encuentra en el control jurisdiccional. sólo cuando existe
tal control puede sostenerse la existencia de una protección de los
derechos. Estas garantías jurisdiccionales pueden ser brindadas por
los tribunales ordinarios o por el Tribunal Constitucional.

UNIDAD 8 BREVES CASOS DE VULNERACIÓN DE DERECHOS


HUMANOS

8.1 Aborto.

El aborto es un tema controvertido: convergen factores que forman


parte de lo más profundo de la persona; en términos jurídicos, se
ponen en juego distintas situaciones que, por su fundamental
trascendencia para la vida humana, han sido denominados derechos
humanos. Este es, justamente, el nivel de análisis que se pretende: un
estudio que parta y concluya en el Código Penal devendría restrictivo y
restringido, opacando un amplio abanico de posibilidades fácticas (y,
por ende, jurídicas) que quedan fuera de todo tipo de comprensión;
por otro lado, un estudio meramente dogmático nunca será suficiente
para solucionar conflictos sociales. Todos los derechos humanos son
igualmente necesarios: la Constitución Nacional y el sistema de
protección de derechos humanos no son células aisladas sino que
representan, justamente, un sistema que debe analizarse de forma
conjunta. Al abordar la temática del aborto suele hacerse mención del
derecho a la vida, pero no es la única manera de entender el aborto:
se encuentran en controversia, también, el derecho a la salud, el
derecho a la autonomía personal, el derecho a la educación…
8.2 Clonación.

8.3 Derechos de los adultos mayores.


8.4 Derechos de los migrantes.
8.5 Derechos de los niños y niñas.
8.6 Derechos de los pueblos indígenas.
8.7Derechos de las personas con capacidades diferentes.
8.8 Derechos de acceso a la información.
8.9Discriminación.
8.10 Eutanasia.
8.11 Homofobia.
8.12 Maternidad surrogada.
8.13 Pena de muerte.
8.14 Tortura.
8.15 Transporte de órganos.
8.16 Trata de personas.
8.17 Violencia hacia las mujeres.

UNIDAD 9 LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN LA


ORBITA INTERAMERICANA

Los Derechos Fundamentales en la Órbita Interamericana Uno


de los temas cruciales que se ha venido planteado en el ámbito del
Derecho Internacional y el Derecho Constitucional contemporáneo es
el del valor jerárquico que asumen los tratados internacionales y
particularmente aquéllos que tienen como objeto esencial la protección
de los derechos humanos. No existe duda que los derechos humanos
es uno de los temas esenciales de nuestra época y cuya protección
quedó por muchos años reservada únicamente al ámbito interno de los
estados, especialmente por medio de las declaraciones de derechos,
primero de carácter individual, y posteriormente, en el ámbito social y
a través de los instrumentos jurídicos que han venido desarrollando.
Cada Estado ha evolucionado y atendido los Derechos Humanos de
manera diferente, siguiendo la inercia que su propio desarrollo le
impone, haciendo uso de Soberanía que reside en cada uno de ellos.
Hay que entender que la universalidad de los Derechos Humanos
debe estar acorde a la idiosincrasia y la cultura de los pueblos, no
puede ser general su aplicación atendiendo recomendaciones
internacionales que vayan más allá de las decisiones que los
integrantes de un Estado quieran o hayan tomado. A partir de la
segunda posguerra, debido a la amarga experiencia de los gobiernos
totalitarios, especialmente en Alemania e Italia, surgió un fuerte
movimiento para llevar al ámbito del derecho internacional la tutela de
los propios derechos humanos, movimiento que tuvo su expresión,
primero en nuestro continente con la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, suscrita en Bogotá en mayo de
1948, y que fue seguida por la Declaración Universal de los Derechos
del Hombre expedida en París el 10 de diciembre de 1948.148 A partir
de entonces se han expedido y además, entrado en vigor, numerosos
convenios y pactos internacionales sobre derechos humanos, entre los
cuales destacan, por su carácter genérico, los Pactos de las Naciones
Unidas sobre los Derechos Civiles y Políticos, y sobre Derechos
Económicos Sociales y Culturales, de diciembre de 1966, y la
Convención Americana sobre Derechos Humanos suscrita en San
José, Costa Rica, en noviembre de 1969. Estos documentos han
recibido numerosas ratificaciones, entre ellas y de manera creciente,
las de una gran parte de los países latinoamericanos, esto último en
virtud de que varios de ellos han superado las dictaduras militares y
han recuperado su constitucionalidad democrática.149 Debido a la
tendencia hacia el reconocimiento e incorporación de las normas de
tratados internacionales en el derecho nacional, se ha presentado en
los últimos años el planteamiento de numerosas cuestiones sobre el
posible conflicto entre los preceptos internacionales y las normas de
derecho interno, especialmente cuando estas últimas poseen carácter
constitucional. Podemos afirmar que en una primera etapa, el
problema de las relaciones entre los tratados internacionales y el
ordenamiento constitucional interno en los países de América Latina
se resolvió de acuerdo con las reglas de la revisión judicial de carácter
nacional, en virtud de que varios ordenamientos de nuestra región, en
especial los de carácter federal, se inspiraron en el 148 Fix-Zamudio,
Héctor y Valencia Carmona. Derecho Constitucional Mexicano y
Comparado. Op. Cit., p. 547. 149 Ibídem. p. 548. División de
Universidad Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos
Fundamentales 118 modelo norteamericano de la carta federal de
1787, la cual estableció en su artículo VI, que los tratados ratificados y
aprobados por el Senado Federal, se incorporaban al derecho interno
y formaban parte de la ley suprema. A este respecto, la jurisprudencia
de la Corte Suprema Federal de los Estados Unidos, otorgó a los
propios tratados internacionales el carácter de normas ordinarias
federales y examinó en varios casos la conformidad de los preceptos
locales en relación con las disposiciones internacionales, y por otra
parte, desaplicó normas internacionales que se consideraron
contrarias a la Constitución Federal.150 En una época reciente se
observa la tendencia en algunas Constituciones latinoamericanas,
tanto para superar la desconfianza tradicional hacia los instrumentos
internacionales y en general hacia el derecho internacional, como para
introducir, de manera paulatina una cierta preeminencia, así sea
cautelosa, de las normas de carácter supranacional. Los Derechos
Humanos en el ámbito de la Organización de la Naciones Unidas
(ONU)151 La concepción de que una organización internacional se
encargara de la protección de los derechos humanos tiene su origen
en diversas corrientes filosóficas, sociales y políticas, a través de la
historia de la humanidad. Por mucho tiempo esta intención no pudo
concretarse y estuvo limitada a la celebración de declaraciones de
buenas intenciones entre los Estados. Después de la Primera Guerra
Mundial, surge la Sociedad de Naciones, que se puede considerar
como la primera organización universal, y en el tratado que le da
origen por vez primera se resaltó el principio de primacía de la
dignidad humana sobre los intereses de los Estados en algunos
campos, como en los territorios en fideicomiso y en la protección de
grupos minoritarios y refugiados. Esta tibieza fue sacudida por la
Segunda Guerra Mundial y sus horrores, despertando la conciencia de
la estrecha relación entre el respeto de la dignidad humana y la paz.
La Organización de las Naciones Unidas creada después de la
Segunda Guerra Mundial, con el objeto de contribuir a estabilizar las
relaciones internacionales y dar mayor consistencia a la paz, tiene su
antecedente inmediato en la Sociedad de Naciones. Para llegar a un
acuerdo sobre el carácter de la organización que pudiera conciliar
todos los intereses, fueron necesarias importantes reuniones
diplomáticas previas como la Conferencia de Ministros de Asuntos
Exteriores, realizada en Moscú en octubre de 1943, en la que
participaron Estados Unidos de América, Inglaterra y la Unión
Soviética, que tuvo como resultado la Declaración de Moscú sobre
Seguridad General, a la que se unió con su aprobación China. Uno de
los objetivos que se precisaron en esa ocasión fue la creación de una
organización internacional. Dumbarton Oaks, Estados Unidos de
América (EUA), fue el lugar de reunión para redactar un primer
proyecto de Carta de las Naciones Unidas, ahí acudieron los
representantes de China, la Unión Soviética, el Reino Unido y EUA,
durante los meses de agosto y octubre de 1944. Cuatro meses
después en febrero de 1945, se reunieron en Yalta, los representantes
de EUA, Reino Unido y Unión Soviética para discutir algunos puntos
del proyecto de Dumbarton Oaks. 150 Ibídem. p. 551. 151 Información
obtenida de diversas publicaciones realizadas por la Comisión
Nacional de Derechos Humanos. División de Universidad Abierta Guía
de estudio para la asignatura Derechos Fundamentales 119
Finalmente, del 25 de abril al 26 de junio de 1945, se realizó la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional
en San Francisco, EUA, a cuya convocatoria asistieron los
representantes de 50 países. En esta Conferencia de San Francisco
se adoptó el texto definitivo de la Carta constitutiva de la Organización,
la que firmaron los participantes de la reunión el 26 de junio de ese
año. Tres meses y medio después, Polonia que no había estado
representada, la firmó y se convirtió en el número 51 de los Estados
Miembros fundadores. La Carta dio vida a la Organización de las
Naciones Unidas que oficialmente empezó a funcionar el 24 de
octubre de 1945, una vez que este documento fue ratificado por los
cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China,
Estados Unidos de América, Francia, Reino Unido de la Gran Bretaña
y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) y la mayoría de los
demás Estados signatarios, como lo indica su artículo 110.
Actualmente forman parte de esta organización universal 191 países.
La Carta fue redactada en inglés, francés, español, ruso y chino que
son los idiomas oficiales de la Organización. Los idiomas de trabajo
son los tres primeros, aunque en la práctica los documentos se
encuentran con más frecuencia en inglés y francés. Carta
Internacional de Derechos Humanos. La llamada Carta Internacional
de Derechos Humanos se integra por los siguientes instrumentos: la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Primer Protocolo
Facultativo del Pacto de Derechos Civiles y Políticos, el Segundo
Protocolo Facultativo del Pacto de Derechos Civiles y Políticos,
destinado a abolir la Pena de Muerte y el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales. El Consejo Económico y
Social encomendó desde 1947 la redacción de esta Carta a la
Comisión de Derechos Humanos. La Comisión consideró conveniente
primero elaborar el texto de una declaración de valor moral, ya que no
existían las condiciones para proponer un tratado de derechos
humanos que estableciera normas obligatorias para los Estados.
Como resultado de los esfuerzos de este organismo, en diciembre de
1948 se logró presentar el proyecto final del documento a la Asamblea
General reunida en París, en donde se adoptó el primer instrumento
de la Carta Internacional de Derechos Humanos: la Declaración
Universal de los Derechos Humanos. La Declaración contiene además
de un preámbulo, 30 artículos que proclaman los derechos humanos y
libertades fundamentales que poseen todos los hombres y mujeres del
mundo. Los primeros 22 artículos corresponden a los derechos civiles
y políticos, los artículos 23 al 27 se refieren a los derechos
económicos, sociales y culturales. Finalmente los artículos 28, 29 y 30
reconocen el derecho de las personas a un orden social e
internacional que respete estos derechos, así como los deberes de los
individuos para su comunidad. Este documento reconoce que los
derechos que prevé no son absolutos, pero en su artículo 30 establece
que no se puede interpretar esta Declaración en el sentido de suprimir
cualquiera de los derechos y libertades enunciados en ella. Una vez
adoptada la Declaración, la Comisión de Derechos Humanos se ocupó
de la elaboración de los dos Pactos de Derechos Humanos cuya
intensa labor de redacción se realizó durante los siguientes ocho años
y fue concluida en 1954. División de Universidad Abierta Guía de
estudio para la asignatura Derechos Fundamentales 120 En un
principio se concibió la elaboración de un sólo Pacto que agrupara
tanto derechos civiles y políticos como sociales, económicos y
culturales, pero se optó finalmente por la redacción de dos tratados, de
manera que los Estados aceptaran obligarse a cumplir las
disposiciones enunciadas en cada uno de ellos. Los proyectos de los
Pactos tardaron 12 años más en su revisión hasta que, en diciembre
de 1966, se logró la adopción de sus textos. Finalmente, 10 años más
tarde, una vez reunidas las ratificaciones o adhesiones requeridas,
entraron en vigor el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales el 3 de enero de 1976 y el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos junto con su Protocolo Facultativo el 23 de
marzo del mismo año. Estos dos instrumentos abarcan un amplio
panorama de normas en su materia y vinculan a la gran mayoría de
los países del mundo con la responsabilidad de respetar los derechos
humanos ahí señalados. Actualmente son Estados partes de estos
tratados más de 145 países. El Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos aglutina 27 artículos sobre derechos esenciales del
hombre y en su artículo 28 considera la creación de un Comité de
Derechos Humanos que se encargará de la vigilancia del goce de
estos derechos. A su vez, el Protocolo Facultativo del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que entró en vigor
simultáneamente con el Pacto, contiene 14 artículos y 6 de ellos se
refieren a la competencia del Comité de Derechos Humanos para
recibir y considerar comunicaciones de individuos que aleguen ser
víctimas de una violación de cualquiera de los derechos enunciados
en el Pacto, por un Estado Parte. En diciembre de 1989 la Asamblea
General aprobó el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto de
Derechos Civiles y Políticos Destinado a Abolir la Pena de Muerte, que
entró en vigor el 11 de julio de 1991. El Comité de Derechos Humanos
también está facultado para vigilar la aplicación de este Protocolo. La
importancia de este conjunto de instrumentos que se encuentran en la
Carta Internacional de Derechos Humanos se ha reflejado en los
textos constitucionales y en las legislaciones nacionales las que han
tomado las normas de la Carta como modelo. A su vez, con frecuencia
se recurre a los principios establecidos en ella, tanto por autoridades
jurisdiccionales de los Estados como por los jueces de órganos
internacionales y regionales, para fundamentar sus opiniones. Como
órganos especializados en DH se tiene a la Comisión de Derechos
Humanos; la Subcomisión de Promoción y Protección y el Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Comisión de Derechos Humanos Esta Comisión está facultada para
formular recomendaciones, presentar propuestas e informes al
Consejo sobre asuntos contemplados en: * La Carta Internacional de
Derechos Humanos; * Declaraciones o convenciones internacionales
sobre libertades cívicas, la condición jurídica y social de la mujer, la
libertad de información y cuestiones análogas; * La protección de las
minorías; * La prevención de discriminaciones por motivos de raza,
sexo, idioma o religión; * Cualquier cuestión relativa a derechos
humanos, no contemplada en los rubros anteriores. División de
Universidad Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos
Fundamentales 121 En 1970, el Consejo aprobó la resolución 1503
(XLVIII), mediante la cual se estableció un procedimiento confidencial
para que la Comisión de Derechos Humanos como la Subcomisión de
Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías, hoy
Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos Humanos,
atendieran denuncias individuales sobre violaciones a derechos
humanos que constituyen situaciones persistentes y flagrantes en un
país concreto. Este mecanismo sí requiere el agotamiento de los
recursos internos para la admisión de la queja individual. Dentro de los
Órganos que integran la ONU, se encuentra la Corte Internacional de
Justicia: Respecto a la Jurisdicción contenciosa de la Corte, según su
Estatuto sólo los Estados miembros pueden someter casos ante la
Corte, no así los individuos y otras organizaciones no
gubernamentales o internacionales. Además para que se pueda
ejercer esta competencia se necesita la aceptación expresa del Estado
de la jurisdicción obligatoria de la Corte, según el artículo 36.2 de su
Estatuto y el artículo 36.3 del Estatuto añade que el Estado puede
condicionar su declaración de aceptación a la reciprocidad o por
tiempo determinado. En lo que refiere a la competencia consultiva de
la Corte, ésta puede emitir opiniones o dictámenes sobre cuestiones
jurídicas a solicitud de la Asamblea General y el Consejo de
Seguridad, o de los organismos especializados y otros órganos de las
Naciones Unidas, previa autorización de la Asamblea General, como
lo señala el artículo 96 de la Carta. La Corte Internacional como se
señaló no tiene competencia para tratar asuntos a petición de
individuos, por lo tanto no puede hacerse cargo de denuncias
individuales de derechos humanos. Sin embargo, en algunos casos
contenciosos ha tocado indirectamente asuntos de importancia para
los derechos humanos. La Corte ha contribuido en materia de
derechos humanos a la definición del derecho internacional de éstos,
por medio de sus fallos y de sus opiniones consultivas, existen
además varias propuestas para reforzar la participación de la Corte
Internacional en los asuntos de derechos humanos, entre ellas, se ha
planteado que conforme al artículo 96.2 de la Carta se permita al
Secretario General solicitar a la Corte dictámenes sobre cuestiones de
derechos humanos. Debido a que no existe una corte o tribunal
internacional en materia de derechos humanos, es necesario tener
presente que hay otros tribunales que no son órganos principales de
las Naciones Unidas, pero cuya creación se ha debido a acciones
nacidas dentro de esta organización ante graves situaciones que se
han dado en países concretos. En estos órganos jurisdiccionales no
tienen acceso directo los individuos, ya que son los Estados los
facultados para actuar ante los mismos. Tal es el caso del Tribunal
Penal Internacional para la Ex Yugoslavia y el Tribunal Penal
Internacional para Ruanda, creados por el Consejo de Seguridad.
Estos tribunales pueden sancionar a individuos responsables de
crímenes de lesa humanidad, genocidio y crímenes de guerra que de
una u otra manera implican violaciones a derechos humanos. Por su
parte, la Corte Penal Internacional fue creada por la Conferencia
Diplomática de Plenipontenciarios celebrada en Roma a instancias de
la Asamblea General, para impedir la impunidad y castigar a los
individuos responsables de delitos de genocidio, guerra, lesa
humanidad y agresión, sin importar el país en donde los hayan
cometido División de Universidad Abierta Guía de estudio para la
asignatura Derechos Fundamentales 122 Los Derechos
Fundamentales en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de los
Derechos Humanos (Corte IDH)152 Antecedentes Los tres principales
organismos en materia de Derechos Humanos en el Continente
Americano son: la Organización de los Estados Americanos; la
Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y la Corte
Interamericana de los Derechos Humanos. La Organización de los
Estados Americanos, es un organismo regional resultado de una larga
historia de cooperación entre Estados independientes del Continente
Americano iniciada desde el siglo XIX. Después de una serie de
reuniones, en 1948 en la Novena Conferencia Internacional de
Estados Americanos esta institución cobró vida con la Carta de la
Organización de los Estados Americanos (OEA), firmada el 2 de mayo
de ese año en Bogotá, Colombia, la cual expresamente identificó los
derechos humanos como uno de los principios sobre los cuales se
funda la Organización. Precisamente, en la misma fecha y junto con la
Carta se adoptó la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre. Bajo la estructura de la OEA y con la Declaración
Americana se establecieron los cimientos del Sistema Interamericano
para la Protección de los Derechos Humanos. Notablemente, la
Declaración Americana precedió a la Declaración Universal de
Derechos Humanos por cerca de 7 meses. La Carta de la OEA se ha
reformado por los siguientes Protocolos: Protocolo de Buenos Aires,
suscrito el 27 de febrero de 1967; Protocolo de Cartagena de Indias,
aprobado el 5 de diciembre de 1985; Protocolo de Washington,
aprobado el 14 de diciembre de 1992 y el Protocolo de Managua,
adoptado el 10 de junio de 1993. En 1959 se creó la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. Entonces, la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre se transformó en el
instrumento normativo básico de la Comisión. En 1967 por reforma a
la Carta de la OEA la Comisión Interamericana se convirtió en uno de
los principales órganos de la Organización (Protocolo de Buenos
Aires). La Convención Americana sobre Derechos Humanos fue
adoptada en 1969, en San José de Costa Rica, y entró en vigor en
1978. La Convención define los derechos humanos que los Estados
ratificantes se comprometen internacionalmente a respetar y
garantizar que sean respetados. Esta Convención vino a cambiar la
naturaleza jurídica de los instrumentos en que descansaba la
estructura institucional del sistema, además de incorporar un amplio
catálogo de derechos, estableció los medios de protección para ellos:
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, a los que declara órganos
competentes (artículo 33 de la Convención Americana) para conocer
de los asuntos relacionados con el cumplimiento de los compromisos
contraídos por los Estados partes de la Convención. México se adhirió
a esta Convención en marzo de 1981. 152 Información obtenida de
diversas publicaciones realizadas por la Comisión Nacional de
Derechos Humanos. División de Universidad Abierta Guía de estudio
para la asignatura Derechos Fundamentales 123 Los órganos
encargados de la vigilancia y protección de los derechos humanos en
el continente son la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y
la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. La Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH) fue creada en 1959 dependiente del
Consejo de la OEA, en la Quinta Reunión de Consulta de Ministros de
Relaciones Exteriores, efectuada en Santiago de Chile y se reunió por
primera vez en 1960. A la CIDH se le dio la facultad de ser el
organismo que vigilara la observancia de los derechos humanos
mencionados en la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre. Con la adopción de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos se dio un cambio sustancial al sistema
interamericano de protección y promoción de estos derechos, ya que
sólo descansaba en instrumentos declarativos. La Convención
Americana señala las características y atribuciones de la Comisión así
como su competencia y el procedimiento para las peticiones
individuales. La Comisión tiene la función principal de promover la
observancia y la defensa de los derechos humanos, según el artículo
41 de la propia Convención. La CIDH tiene su sede en la ciudad de
Washington, D.C. y está compuesta por siete miembros, los cuales
deben ser personas de reconocida calidad moral quienes actúan en
representación de todos los países miembros de la OEA. Son elegidos
por cuatro años por la Asamblea General y pueden ser reelegidos una
sola vez; no puede formar parte de la Comisión más de un nacional de
un mismo Estado, según lo indican los artículos 34 a 37 de la
Convención Americana. La directiva de la Comisión está integrada
principalmente, por un Presidente cuyas atribuciones se encuentran en
el artículo 10 del Reglamento de la CIDH, un primer Vicepresidente, un
segundo Vicepresidente y un Secretario Ejecutivo, en el artículo 12 del
mismo Reglamento se estipulan las funciones de éste último. El
Reglamento de la Comisión le faculta para crear relatorías o grupos de
trabajo para el mejor cumplimiento de sus funciones, tal es el caso de
la Relatoría para la Libertad de Expresión, la Relatoría sobre
Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias, Relatoría sobre
Derechos de los Pueblos Indígenas y Relatoría Especial para los
Derechos de la Mujer. Este órgano celebra por lo menos dos periodos
de sesiones ordinarios al año y las sesiones extraordinarias que
considere necesarias. Entre sus funciones está la de recibir y procesar
denuncias o peticiones sobre casos individuales en los cuales se
alegan violaciones a los derechos humanos de conformidad con los
artículos 41 f) y 44 de la Convención Americana. La Comisión también
puede realizar observaciones in loco, previo consentimiento del Estado
que se visita, para lo cual designa una Comisión Especial con algunos
de sus miembros (artículos 51 a 55 de su Reglamento). Con el objeto
de vigilar el cumplimiento de los derechos establecidos tanto en la
Declaración como en la Convención americanas la CIDH está
facultada para emitir informes sobre casos específicos (artículos 50 y
51 de la Convención Americana) e informes especiales sobre países,
División de Universidad Abierta Guía de estudio para la asignatura
Derechos Fundamentales 124 los cuales incluyen recomendaciones a
los Estados sobre la situación que guardan los derechos humanos y
las medidas que deben adoptarse (artículo 58 del Reglamento de la
Comisión). Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH)
Con la adopción de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, el 22 de noviembre de 1969, se creó también la Corte IDH
que empezó a funcionar con su instalación, el 3 de septiembre de
1979. La Corte IDH es una institución judicial autónoma que tiene por
objeto la aplicación e interpretación de la Convención Americana de
los Derechos Humanos, según su Estatuto aprobado por la Asamblea
General de la OEA en La Paz, Bolivia, en 1979. Su sede se encuentra
en San José, Costa Rica, pero los Estados partes de la Convención,
pueden cambiar su sede con la aprobación de dos tercios de votos en
la Asamblea General (artículo 58 de la Convención). Los artículos 52
al 65 de la Convención estipulan su organización, su competencia y
funciones. El procedimiento de este organismo está previsto en los
artículos 66 al 69 del mismo instrumento. Siete jueces integran la
Corte, quienes deben ser nacionales de los Estados miembros de la
OEA, son elegidos a título personal entre los juristas de la más alta
autoridad moral, de reconocida competencia en materia de derechos
humanos, que reúnan las condiciones requeridas para el ejercicio de
las más elevadas funciones judiciales, conforme a la ley del Estado del
cual sean nacionales o del Estado que los postule como candidatos.
No puede haber más de un juez de la misma nacionalidad. Los jueces
son elegidos para un periodo de seis años y pueden ser reelegidos
una sola vez. Para el cabal ejercicio de sus funciones, la Corte celebra
en su sede, los periodos ordinarios de sesiones que sean necesarios
durante el año. Además, puede celebrar sesiones extraordinarias
convocadas por su Presidente. La Corte IDH posee dos atribuciones
esenciales: a) La primera de naturaleza consultiva (artículo 64 de la
Convención) sobre la interpretación de las disposiciones de la
Convención Americana, así como las de otros tratados relativos a los
derechos humanos en los Estados americanos. Los sujetos
legitimados para hacer consultas a este tribunal son los Estados
miembros y los órganos competentes de la OEA. Además los Estados
miembros de la Organización, pueden consultar acerca de la
compatibilidad entre cualquiera de sus leyes internas con esta
Convención y otros instrumentos internacionales aplicables en materia
de derechos humanos. b) La segunda de carácter jurisdiccional o
contenciosa para conocer y decidir casos litigiosos en los que se alega
que un Estado Parte ha violado uno o más de los derechos y
libertades protegidos por la Convención Americana. El Estado Parte
tiene que haber reconocido dicha competencia de la Corte. En cada
periodo ordinario de sesiones de la Asamblea General de la OEA, la
Corte debe someter a su consideración un informe sobre la labor
realizada en el año anterior, en donde señalará con las
recomendaciones pertinentes, los casos en que un Estado no haya
dado cumplimiento a sus fallos. (artículo 65 de la Convención) División
de Universidad Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos
Fundamentales 125 La Corte IDH constituye la culminación del
sistema americano de protección de los propios derechos, el cual se
inspiró en los lineamientos fundamentales del modelo europeo en
cuanto a los órganos encargados de la tutela judicial de los propios
derechos fundamentales, ya que se encomienda dicha tutela a la
Comisión y a la propia Corte Interamericana, la primera como un
órgano de instrucción de las reclamaciones individuales, que no
pueden plantearse directamente ante la Corte. El sistema americano,
en virtud de la diversa situación económica política, social y cultural
del continente, y particularmente de Latinoamérica, estableció
modalidades peculiares de gran importancia, que se derivaron de la
experiencia de la protección de los derechos humanos en nuestra
región, especialmente a través de la valiosa experiencia de la
Comisión, la que como se señaló anteriormente, fue creada y funcionó
activamente a la aprobación y entrada en vigor de la Convención
Americana de Derechos Humanos. Organización de la Corte IDH153
La Corte Interamericana se compone de siete jueces, nacionales de
los Estados miembros de la OEA, elegidos a título personal entre
juristas de la más alta autoridad, de reconocida competencia en
materia de derechos humanos y que reúnan las condiciones
requeridas para el ejercicio de las altas funciones judiciales, conforme
a la ley del Estado del que sean nacionales o de aquel que los postule
como candidatos. No puede haber más de un miembro de la misma
nacionalidad (artículo 52 de la Convención y 4º. Del Estatuto). Los
jueces son designados en votación secreta por mayoría absoluta de
votos de los Estados de la Convención en Asamblea General de la
OEA, de una lista propuesta por estos mismos Estados, los que
pueden presentar hasta tres candidatos que sean nacionales del
Estados que los propone o de cualquier otro miembro de la
Organización. El cargo dura seis años y los jueces sólo pueden ser
reelegidos una vez (artículos 53 y 54 de la Convención y 5º. y 9º. del
Estatuto). No obstante que esta materia ha sido objeto de discusiones
doctrinales, la Convención siguió el ejemplo de la Corte Internacional
de Justicia y estableció el sistema de jueces ad hoc, de acuerdo con el
cual, el juez que sea nacional de alguno de los Estados partes en el
caso sometido a la Corte, conserva su derecho de conocer del mismo.
En caso de excusa, ese Estado u otro Estado parte en el asunto que
no cuente con un juez nacional, puede designar una persona de su
elección para que integre la Corte. En el supuesto de que entre los
jueces que conozcan una controversia, ninguno fuera de la
nacionalidad de los Estados partes, cada uno de ellos podrá designar
un juez ad hoc, pero si varios tuvieren un mismo interés en el caso, se
considerarán como uno sólo para el efecto de la designación. Estos
jueces especiales deben reunir las calidades señaladas para los
titulares (artículos 55 de la Convención, 10 del Estatuto, 17 del
reglamento anterior y 18 del nuevo). También se pueden designar
jueces interinos por los Estados partes de la Convención, en una
sesión del Consejo Permanente de la OEA, a solicitud del presidente
de la Corte, cuando sea necesario preservar el quórum (artículos 6º.,
inciso 3, y 19, inciso 4 del Estatuto, 16 del Reglamento anterior y 17
del nuevo). El quórum para las deliberaciones de la Corte IDH es de
153 Fix-Zamudio, Héctor y Valencia Carmona, Salvador. La
información que se proporciona en este rubro fue tomada del libro en
mención. Op. Cit. pp. 561 a 576. División de Universidad Abierta Guía
de estudio para la asignatura Derechos Fundamentales 126 cinco
jueces (artículos 56 de la Convención y 23, inciso 2 del Estatuto y 15,
incisos 3 y 4 del reglamento). Las decisiones se toman por mayoría de
los jueces presentes, con el voto de calidad para el presidente
(artículos 23, inciso 2 del Estatuto y 15, incisos 3 y 4 del reglamento).
Los jueces de la Corte IDH eligen entre ellos al presidente y
vicepresidente, por el plazo de dos años. El segundo sustituye al
primero en sus ausencias temporales y ocupa su lugar en caso de
vacancia. El presidente dirige el trabajo de la Corte, la representa,
ordena el trámite de los asuntos que se sometan al tribunal y dirige
sus sesiones (artículos 12 del estatuto y 3 a 5 del reglamento).
Además se estatuye una Comisión Permanente integrada por el
presidente, el vicepresidente y un juez nombrado por el primero. Dicha
Comisión ayuda y asesora al presidente en el ejercicio de sus
funciones, sin perjuicio de que la Corte pueda designar otras
comisiones para tratar temas especiales, las que en caso de urgencia
podrán ser nombradas por el presidente (artículos 6.1 del reglamento
anterior y 6º. del nuevo). También existe una Secretaría cuyo titular es
designado por la Corte por un periodo de cinco años y podrá ser
reelegido. El secretario deberá poseer los conocimientos jurídicos y la
experiencia requeridos para ejercer las funciones del cargo y tener
conocimientos de los idiomas de trabajo del Tribunal. Además, el
Secretario General de la OEA nombra un secretario adjunto en
consulta con el titular, el que auxilia a este último en sus funciones y lo
suple en sus ausencias temporales (artículos 14 del Estatuto, 72 a 102
del reglamento anterior y 7 a 10 del nuevo). Competencia de la Corte
IDH De acuerdo con lo dispuesto por los artículos 1o. y 2o. de su
estatuto, la Corte IDH posee dos atribuciones esenciales: la primera,
de naturaleza consultiva, sobre la interpretación de las disposiciones
de la Convención Americana, así como la de otros tratados
concernientes a la protección de los derechos humanos en los
Estados americanos; la segunda, de carácter jurisdiccional, para
resolver las controversias que se le planteen respecto a la
interpretación o aplicación de la propia Convención americana. Al
respecto, el primero de los preceptos mencionados establece que la
propia Corte es una institución judicial autónoma cuyo objeto es la
aplicación e interpretación de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos. La competencia consultiva de la Corte IDH si bien
puede calificarse como judicial en sentido amplio, no tiene carácter
jurisdiccional como lo estima un sector de la doctrina en virtud que no
implica la resolución de una controversia por un órgano público
imparcial, sino exclusivamente la emisión de un dictamen u opinión
sobre los preceptos cuya interpretación se solicita. Es en este sector
en el cual la Convención Americana otorgó una gran amplitud a las
funciones de la Corte, tomando en cuenta la situación especial del
continente americano, especialmente de Latinoamérica, en la cual, por
experiencia histórica dolorosa, existe una desconfianza tradicional
hacia el sometimiento de controversias a organismos internacionales.
En efecto, además de una gran flexibilidad en cuanto a la legitimación
activa, la facultad consultiva de la Corte Interamericana se extiende no
sólo a la interpretación de la Convención Americana sino también
respecto a “otros tratados" en los cuales se tutelen derechos humanos
y tengan aplicación en el continente americano, lo que excede
notoriamente la competencia consultiva de otros órganos judiciales
internacionales, como los de la Corte Internacional de Justicia, de la
Corte Europea de Derechos Humanos y aun de la Corte de las
Comunidades Europeas, que son mucho más restringidas. División de
Universidad Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos
Fundamentales 127 El concepto de “otros tratados”, ha sido objeto de
una interpretación extensiva por la misma Corte IDH, en la opinión
consultiva número uno, solicitada por el gobierno del Perú y resuelta el
24 de septiembre de 1982, en el sentido de que la citada competencia
consultiva de la Corte puede ejercerse, en general, sobre toda
disposición concerniente a la protección de los derechos humanos de
cualquier tratado internacional aplicable en los Estados Americanos,
con independencia de que sea bilateral o multi general, sobre toda
disposición concerniente a la protección de los derechos de los
Estados parte del mismo, o bien Estados ajenos al sistema
interamericano. Por otra parte, además de la interpretación de los
tratados de derechos humanos mencionados (artículo 64.1 de la
Convención Americana), los Estados miembros de la OEA pueden
solicitar la opinión de la Corte acerca de la compatibilidad entre
cualesquiera de sus leyes internas y los mencionados instrumentos
internacionales. La función jurisdiccional, es más limitada en cuanto
que de acuerdo al modelo europeos tiene carácter potestativo para los
Estados partes, es decir, sólo puede realizarse cuando los propios
Estados reconozcan de manera expresa como obligatoria la
competencia de la Corte, ya sea en forma incondicional, bajo
condición de reciprocidad, por un plazo determinado o para casos
específicos. Además, las controversias planteadas ante la Corte sólo
pueden referirse a la interpretación y aplicación de las disposiciones
de la Convención Americana (artículo 62 de la misma Convención).
Legitimación procesal de la Corte IDH Esta varía si se trata del
procedimiento consultivo, o bien de la tramitación de los asuntos
contenciosos. En el primer supuesto, es decir, en relación con la
competencia consultiva, la legitimación activa es muy amplia, en
cuanto pueden solicitar una opinión a la Corte, cualquier Estado
miembro de la OEA, la Comisión Interamericana, así como otros
órganos de la propia OEA, en lo que les compete. A este último
respecto, la Corte Interamericana, en la Opinión Consultiva número
dos, emitida el 24 de septiembre de 1982, expresó que los citados
órganos de la OEA, para solicitar dictámenes, deben poseer un
"legítimo interés institucional" que se deduce de los instrumentos y
normas legales aplicables a la entidad respectiva. Por lo que respecta
a la legitimación procesal en la función estrictamente jurisdiccional,
sólo pueden acudir a la Corte IDH para plantear una controversia
relativa a la interpretación y aplicación de la Convención, en primer
término la Comisión Interamericana, tratándose de reclamaciones
individuales tramitadas ante ella, o bien un Estado parte de la
Convención. Desde el punto de vista de la legitimación pasiva, puede
ser parte demandada el Estado parte de la Convención al que se le
atribuya la violación de los derechos humanos en la misma, siempre
que hubiese reconocido expresamente la competencia de la Corte
(artículo 62 de la Convención). También puede ser demanda la
Comisión Interamericana cuando un Estado objete la decisión de la
propia Comisión (artículo 25.1 del Reglamento de la Corte). Hasta la
fecha, 22 (veintidós) Estados partes han reconocido expresamente y
de manera general la competencia de la Corte Interamericana,
sometiéndose a su jurisdicción: Argentina (1984); Barbados; Bolivia
(1993); Brasil (1998); Colombia (1985); Chile (1990); Costa Rica
(1980); El Salvador; Ecuador (1984); Guatemala (1987); Haití (1997);
Honduras (1981); México (1998); Nicaragua (1991); Panamá (1990);
Paraguay (1993); Perú (1981); República Dominicana; Surinam (1987)
y Uruguay (1985). Trinidad y Tobago (Fecha de egreso: 26 de mayo
de 1999): El gobierno de Trinidad y Tobago denunció a la Corte IDH
en razón del interés de ese estado de seguir utilizando la pena de
muerte como estrategia judicial. Venezuela (Fecha División de
Universidad Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos
Fundamentales 128 de egreso: 11 de septiembre de 2012): Una serie
de incidentes entre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) y el gobierno de Venezuela determinaron la decisión de
retirarse de ese organismo. La protección de los Derechos Estos son
algunos de los casos en los cuales ha habido resoluciones por parte
de la Corte IDH y que han impactado en las políticas internas de los
citados países: • 2001, Caso "La Última Tentación de Cristo" (Olmedo
Bustos y otros) contra Chile • 2001, Caso de la Masacre de Barrios
Altos contra Perú • 2003, Caso Walter Bulacio contra Argentina • 2004,
Caso Masacre de Plan de Sánchez contra Guatemala • 2004, Caso
Myrna Mack Chang contra Guatemala • 2004, Caso Herrera Ulloa
contra Costa Rica • 2005, Caso de las Niñas Yean y Bosico contra
República Dominicana • 2005, Caso de la Masacre de Mapiripán
contra Colombia • 2008, Caso Radilla Pacheco contra México • 2009,
Caso González y otras (Campo Algodonero) contra México • 2012,
Caso Atala Riffo y Niñas contra Chile • 2012, Caso de la Masacre en
Santo Domingo contra Colombia • 2014, Caso del Alcalde Mayor de
Bogotá Gustavo Petro Urrego contra Colombia En el caso específico
de México, se han presentado 8 casos en el ámbito contencioso:154
Caso Alfonso Martín del Campo Dodd.- la primera demanda contra el
Estado Mexicano se sometió a la Corte el 30 de enero de 2003, por la
Comisión Interamericana de los DH y derivó de la denuncia
presentada ante ésta el 12 de julio de 1998. La Corte no entró al fondo
del asunto en razón de la excepción, ratione temporis, que México
interpuso al aceptar la competencia contenciosa del Tribunal. En tal
virtud la Corte no podía conocer de violaciones cometidas antes del 16
de diciembre de 1998. sólo la Comisión Interamericana de los
Derechos Humanos formuló y publicó el informe no. 117/09 sobre el
fondo del caso, señalando que Alfonso Martín del Campo fue detenido
arbitrariamente el 30 de mayo de 1992 y sometido a torturas y otros
tratos crueles, inhumanos y degradantes por policías judiciales de la
ciudad de México, para hacerle confesar el homicidio de su hermana
Patricia Martín del Campo y su cuñado Gerardo Zamudio Aldaba,
cometido la noche anterior a su captura. Caso Castañeda Gutman.-
Segundo litigio planteado a la Corte en relación con México, mediante
demanda de 21 de marzo de 2007, derivada de una petición del 12 de
octubre de 2005, se refirió a la violación de los derechos políticos
(derecho a ser votado) y a la protección judicial, en virtud de la
negativa del Estado a la pretensión del señor Castañeda de participar
154 García Ramírez, Sergio y Del Toro Huerta, Mauricio Iván. México
ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Decisiones y
Transformaciones. Editorial Porrúa- UNAM, Primera edición. México
2011. Pp. 86-120. División de Universidad Abierta Guía de estudio
para la asignatura Derechos Fundamentales 129 como candidato
independiente a la Presidencia de la República en el proceso electoral
de 2006. La Corte declaró que el Estado no había violado el derecho
político de ser elegido, que reconoce el artículo 23.1.b de la
Convención Americana, ni el derecho a la igualdad ante la ley, acogido
en el artículo 24. L Corte dispuso diferentes medidas de reparación,
entre ellas, otorgar un plazo razonable para que el Estado concluya
con la adecuación de su derecho interno a la Convención, en forma
que la legislación secundaria y las normas que reglamentan el juicio
de protección de los derechos del ciudadano se ajusten a la reforma
constitucional del 13 de noviembre de 2007, de manera que se
garantice efectivamente a los ciudadanos la posibilidad de cuestionar
la constitucionalidad de las normas relativas al voto pasivo. La Corte
ordenó la publicación de las partes considerativas y los puntos
resolutivos de la sentencia en el Diario Oficial y en otro diario de
amplia circulación nacional y el pago de costas y gastos. Caso
González y otras (“Campo Algodonero”).- presentado a la Corte en
demanda del 4 de noviembre de 2007, respecto de la denuncia
formulada ante la Comisión el 6 de marzo de 2002, se relaciona con la
desaparición y muerte de tres mujeres, dos de ellas menores de edad,
cuyos cuerpos fueron encontrados en un campo algodonero de Ciudad
Juárez, Chihuahua, el 6 de noviembre de 2001. Los hechos
acaecieron en un contexto de violencia contra las mujeres en esa
ciudad fronteriza, caracterizado por numerosos homicidios
(feminicidios) desde el inicio de los años 90. La Corte declaró que si
bien no era posible atribuir al Estado responsabilidad internacional por
las violaciones a los derechos a la vida, integridad personal y libertad
personal de las tres mujeres, a pesar de que el Estado tenía pleno
conocimiento del riesgo que corrían las mujeres, no demostró haber
adoptado medidas de prevención suficientes y efectivas, antes de
noviembre de 2001, que redujeran los factores de riesgo y previniesen
las graves manifestaciones de violencia contra la mujer en Ciudad
Juárez cuando ocurrieron los hechos de este caso. Igualmente, la
Corte declaró que el Estado había incumplido el deber de investigar y
con ello la obligación de garantizar- los derechos a la vida, a la
integridad y a la libertad, así como el deber de no discriminación
contenido en el artículo 1.1 de la Convención Americana, en perjuicio
de las víctimas que fallecieron. Por los mismos motivos, el Estado
violó los derechos de acceso a la justicia y protección judicial en
perjuicio de los familiares de aquéllas, y el mencionado deber de no
discriminación. Como medidas de reparación la Corte dispuso: • Pago
de Indemnizaciones y compensaciones por daños materiales e
inmateriales, respecto a los familiares de las mujeres fallecidas; •
Reintegro de costas y gastos; • El Estado deberá brindar atención
médica, psicológica, psiquiátrica gratuita, respecto a los familiares de
las mujeres fallecidas; • Ordenó publicar la parte pertinente de la
sentencia en el DOF, en un diario amplia circulación nacional y en otro
de amplia circulación en el Estado de Chihuahua; • Realizar un acto
público de reconocimiento de responsabilidad internacional, y •
Levantar un monumento en memoria de las mujeres víctimas de
homicidio por motivo de género en Ciudad Juárez. • Además, deberá
investigar a los funcionarios acusados de haber cometido
irregularidades y, luego de un debido proceso, aplicar las sanciones
administrativas, disciplinarias o penales correspondientes, así como
sancionar a los responsables de los hostigamientos sufridos por los
familiares de las víctimas. Caso Radilla Pacheco.- La demanda fue
presentada por la Comisión el 15 de marzo de 2008 y se refiere a la
desaparición forzada del señor Rosendo Radilla Pacheco, desde el 25
de agosto de 1974, cuando había sido privado de la libertad por
efectivos del ejército en el Estado de Guerrero. El asunto derivó de la
denuncia formulada ante la Comisión el 15 de noviembre de 2001. La
Corte estimó suficientemente acreditado que el señor Radilla Pacheco
fue detenido en un retén militar por miembros del ejército el 25 de
agosto de 1974, y posteriormente trasladado al cuartel militar de
Atoyac de Álvarez, donde permaneció detenido en forma clandestina
durante División de Universidad Abierta Guía de estudio para la
asignatura Derechos Fundamentales 130 varias semanas. Se le vio
por última vez con los ojos vendados y signos de maltrato físico. Se
trató como un acto de tracto continuo –continuo y permanente-, por lo
que la excepción argumentada por el Estado Mexicano en el primer
caso no fue atendida en éste. La Corte declaró, por unanimidad, que el
Estado es responsable de la violación de los derechos a la libertad, a
la integridad, al reconocimiento de la personalidad jurídica y a la vida,
en relación con la obligación de respetar y garantizar los derechos
contenida en el artículo 1.1 de la Convención Americana. Se puede
considerar como la segunda sentencia condenatoria para el Estado
Mexicano. Como medidas de reparación la Corte dispuso: • Pago de
Indemnizaciones por daños materiales e inmateriales; • Reintegro de
costas y gastos; • El Estado deberá brindar atención médica,
psicológica, psiquiátrica gratuita, a las víctimas que así lo soliciten; •
Ordenó publicar la parte de la sentencia en el DOF, en un diario
amplia circulación nacional y en el sitio web oficial de la PGR; •
Realizar un acto público de reconocimiento de responsabilidad
internacional, en relación con los hechos del caso y en desagravio a la
memoria del señor Radilla Pacheco y • Formular una semblanza de la
vida de éste en los términos expresado en la sentencia. • Además,
ordenó al Estado conducir eficazmente, con la debida diligencia y
dentro de un plazo razonable la investigación y los procesos penales
que se tramiten en relación con la detención y desaparición forzada
del señor Radilla Pacheco, y continuar con su búsqueda y localización
inmediata, o bien, en su caso, la de sus restos mortales. • Se ordenó la
adopción, en un plazo razonable, de las reformas legislativas
pertinentes para compatibilizar el artículo 57 del Código de Justicia
Militar mexicano con los derechos establecidos en la Convención
Americana. • Finalmente ordenó al Estado implementar, en un plazo
razonable y con la respectiva disposición presupuestaria, programas o
cursos permanentes relativos al análisis de la jurisprudencia del
Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos en
relación con los límites de la jurisdicción penal militar, así como un
programa de formación para la debida investigación y el enjuiciamiento
de hechos constitutivos de desaparición forzada de personas. Caso
Inés Fernández Ortega.- La demanda se presentó el 7 de mayo de
2009, previo trámite ante la Comisión, de la denuncia realizada el 14
de junio de 2004. Los hechos violatorios ocurrieron en un contexto de
importante presencia militar en el Estado de Guerrero, dirigida a
reprimir actividades ilegales, como la delincuencia organizada, y de
reiteradas denuncias de violación a los Derechos Fundamentales. La
demanda sostuvo la responsabilidad del Estado por la violación y
tortura de la indígena me’phaa Inés Fernández Ortega el 22 de marzo
de 2002, en la comunidad Barranca Tecuani, municipio de Ayutla de
los Libres, Estado de Guerrero. Se refirió también a la falta de la
debida diligencia en la investigación y sanción de los responsables de
los hechos; ausencia de reparación adecuada en favor de la víctima y
sus familiares, aplicación del fuero militar a la investigación y
juzgamiento de violaciones a los derechos humanos, y dificultades que
enfrentan los indígenas, en particular las mujeres, para acceder a la
justicia. La Corte calificó la violencia sexual como acto de tortura,
considerando la intencionalidad, la severidad del sufrimiento y la
finalidad del acto, toda vez que el maltrato fue infligido
deliberadamente, provocó sufrimiento grave, inherente a la violación
sexual (agravado en su aspecto psicológico y moral por las
circunstancias en que se produjo), y sirvió al propósito de sancionar a
la víctima porque no proporcionó la información que se le solicitaba.
Además el Tribunal consideró que la violación sexual de la señora
Fernández Ortega vulneró valores y aspectos esenciales de su vida
privada, constituyó una intromisión en su vida sexual y la privó de
libertad en este ámbito de decisiones. División de Universidad Abierta
Guía de estudio para la asignatura Derechos Fundamentales 131 La
Corte declaró, por unanimidad, que el Estado es responsable de la
violación de los derechos a la integridad personal, a la dignidad y a la
vida privada, en relación con las obligaciones generales previstas en
los artículos 1.1 de la Convención Americana y 1, 2 y 6 de la
Convención contra la Tortura, así como el incumplimiento del deber
establecido en el artículo 7.a de la Convención de Belém do Pará, en
perjuicio de la señora Fernández Ortega. Así mismo, la Corte declaró
la responsabilidad del Estado por la violación del derecho a la
integridad personal en perjuicio del esposo y los hijos de la señora
Fernández Ortega. La Corte examinó la intervención de la jurisdicción
militar para conocer hechos que constituyen violaciones a derechos
humanos, y a este respecto invocó la decisión adoptada en el Caso
Radilla Pacheco. La jurisdicción militar no debe actuar cuando se trate
de violación de derechos humanos de civiles. Caso Rosendo Cantú y
otras.- La Comisión Interamericana presentó demanda ante la Corte el
2 de agosto de 2009, a partir de la denuncia tramitada ante aquella
realizada el 10 de noviembre de 2003. Se planteó la responsabilidad
del Estado mexicano por la violación y tortura por parte de agentes
estatales de la indígena me’phaa Valentina Rosendo Cantú el 16 de
febrero del 2002, en el Estado de Guerrero. Al momento de los hechos
la víctima tenía 17 años de edad. La demanda reclama la falta de
debida diligencia en la investigación y sanción de los responsables y
señala consecuencias que los hechos tuvieron en la hija de Valentina,
la falta de reparación adecuada en favor de la víctima y sus familiares,
el empleo del fuero militar en la investigación y enjuiciamiento de
violaciones a los derechos humanos, y las dificultades que enfrentan
las indígenas, en particular las mujeres para acceder a la justicia y a
los servicios de salud. La Corte consideró acreditado que la señora
Rosendo Cantú fue víctima de violación sexual por 2 militares, en
presencia de otros 6, mientras se encontraba en un arroyo ubicado en
las cercanías de su domicilio al que acudió a lavar ropa. Como lo hizo
en el Caso Inés Fernández Ortega, la Corte hizo los mismos
señalamientos y requirió al Estado la continuación de los procesos de
estandarización de los protocolos de investigación de violaciones
sexuales, de programas y cursos permanentes de capacitación para
funcionarios federales y del Estado de Guerrero. Caso Teodoro
Cabrera y Rodolfo Montiel.- ecologistas del Estado de Guerrero. El 24
de junio de 2009 la Comisión IDH presentó la demanda ante la Corte
IDH, derivada de la denuncia formulada el 25 de octubre de 2001, por
la aplicación de tratos crueles inhumanos y degradantes a los señores
Teodoro Cabrera García y Rodolfo Montiel Flores, mientras se
encontraban detenidos y bajo custodia de miembros del ejército
mexicano. La demanda se refiere también a la falta de debida
diligencia en la investigación y sanción de los responsables de los
hechos, y en particular a la ausencia de investigación adecuada de
actos de tortura; la falta de reparación en favor de las víctimas; y el
desempeño del fuero militar en la investigación y enjuiciamiento de
violaciones a derechos humanos. En su sentencia, la Corte
Interamericana de los Derechos Humanos señaló que la detención de
los señores Cabrera y Montiel, por la presunta comisión de los delitos
de portación de armas de fuego de uso exclusivo del ejército, sin
licencia y siembra de amapola y marihuana, se realizó en un operativo
desarrollado en la localidad de Pizotla, el 2 de mayo de 1999, en el
contexto de importante presencia militar en el Estado de Guerrero
durante los años 90, como respuesta estatal a la actividad de grupos
armados y narcotráfico. Las Fuerzas Armadas asumieron entonces
funciones y tareas de seguridad pública, mediante patrullas en
carreteras y caminos, instalación de retenes, ocupación de poblados,
detenciones e interrogatorios y cateos de domicilios en busca de
uniformes, armas y documentos. División de Universidad Abierta Guía
de estudio para la asignatura Derechos Fundamentales 132 La Corte
declaró unánimemente que el Estado es responsable por la violación,
en perjuicio de los señores Teodoro Cabrera García y Rodolfo Montiel
Flores, de los derechos a la libertad personal (por la falta de remisión
de los detenidos, sin demora, ante la autoridad competente y la
ausencia de información sobre las razones de la detención); a la
integridad personal (por los tratos crueles, inhumanos y degradantes
que les fueron infligidos); a las garantías judiciales y a la protección
judicial; violación del artículo 8.3 de la Convención , porque los
tribunales nacionales acogieron las declaraciones ante Ministerio
Público obtenidas mediante tratos crueles e inhumanos. Se considera
pertinente señalar que se han presentado otros casos ante la Corte
IDH, pero los cuales han terminado en medidas cautelares,
recomendaciones u otras acciones que han permitido a la Corte no
entrar al fondo del caso y emitir sentencia sobre el mismo. El último
caso presentado ante la Corte con relación a México, que a
continuación se describe de manera breve y que su importancia radica
en la conclusión del mismo a través de un Acuerdo de Solución
Amistosa y Reconocimiento de Responsabilidad del Estado es: A
continuación se describe brevemente el último caso presentado ante la
Corte IDH contra el Estado Mexicano, donde se atiende a una
modalidad de solución de controversia por parte de la Corte, que abre
la posibilidad de que una mayor cantidad de casos sea resuelto en
menor tiempo, como lo es el “Acuerdo de solución amistosa y
reconocimiento de responsabilidad del Estado”: Caso García Cruz y
Sánchez Silvestre.- caso 12,288. Fecha de remisión a la Corte: 17 de
marzo de 2013. Sentencia de 26 de noviembre de 2013. El caso
refiere a un Proceso penal por los delitos de homicidio, lesiones, robo
con violencia, delincuencia organizada y daño en los bienes. Bajo los
siguientes hechos: El 9 de diciembre de 1996 el Ministerio Público
inició de oficio la averiguación previa en relación con hechos ocurridos
ese mismo día en los cuales perdió la vida un agente policial por
disparo de arma de fuego, y resultaron heridos un agente policial y
otras personas. A esta averiguación se incorporaron las declaraciones
ministeriales rendidas por los señores García Cruz y Sánchez Silvestre
los días 6 y 8 de junio de 1997. El 11 de junio de 1997 el Ministerio
Público “ejercitó la acción penal” contra los señores García Cruz y
Sánchez Silvestre por los delitos de homicidio, lesiones, robo con
violencia, delincuencia organizada, y daño en los bienes y “presentó
las diligencias de investigación” ante el Juez Penal. Ese mismo día el
Juez “resolvió librar orden de aprehensión en contra de ambos … a fin
de que fueran puestos a su inmediata disposición para continuar con
las actuaciones procesales”. “El 13 de junio de 2000, Juan García
Cruz y Santiago Sánchez Silvestre, rindieron sus declaraciones
preparatorias en esta causa penal negando las imputaciones en su
contra; además, [el señor] Sánchez Silvestre expresamente declaró
haber sido sometido a tortura”. El 6 de septiembre de 2001 el Juez
Tercero dictó la sentencia “estableciendo la responsabilidad penal de
Santiago Sánchez Silvestre y Juan García Cruz por la comisión de los
Delitos de Homicidio; Lesiones; Robo con Violencia; Delincuencia
Organizada y Daño en los Bienes ‘en agravio de [cinco personas, el]
Patrimonio del Estado de México y la Colectividad, respectivamente’”.
Los condenó “a una pena privativa de libertad por el término de
cuarenta años y mil días de multa”. Los señores García Cruz y
Sánchez Silvestre interpusieron un recurso de apelación contra esta
sentencia. División de Universidad Abierta Guía de estudio para la
asignatura Derechos Fundamentales 133 El 12 de febrero de 2002 el
Tribunal Superior de Justicia del Estado de México emitió sentencia
resolviendo el recurso de apelación, en la cual confirmó la condena de
40 años de prisión y modificó otros puntos resolutivos. Asimismo,
“desestimó las alegaciones de tortura. El 19 de diciembre de 2011 la
Fiscalía para la Investigación de los Delitos Cometidos por Servidores
Públicos inició de oficio una averiguación previa por la probable
comisión del delito de tortura en perjuicio de los señores García Cruz y
Sánchez Silvestre respecto de los hechos ocurridos en 1997. El 26 de
marzo de 2012 la Segunda Sala Colegiada Penal de Texcoco emitió
una sentencia resolviendo que era improcedente la solicitud de
declaratoria de inocencia por considerar que la desestimación del valor
probatorio de las confesiones no incidían directamente en el “valor
convictivo” que merecían los otros medios de prueba en que se fundó
la condena. El 27 de junio de 2012 presentaron una demanda de
amparo directo penal en contra del fallo penal de 5 de octubre de 2007
y contra su ejecución. El 25 de marzo de 2013 el Tribunal Colegiado
de Circuito del Centro Auxiliar de la Séptima Región concedió el
amparo directo penal. La sentencia de amparo resolvió devolver los
autos al Tribunal Colegiado de origen y ordenó a “la autoridad judicial
responsable: a) dejar Insubsistente la sentencia reclamada; b) en su
lugar, dicte otra en la que reitere las consideraciones que no fueron
materia de la concesión del amparo en relación a la acreditación de los
elementos de los delitos de homicidio calificado, lesiones, robo con
violencia y daño en los bienes; c) bajo los lineamientos de esta
ejecutoria, determine que no está acreditado el delito de delincuencia
organizada; d) Considere: el derecho de los quejosos a una adecuada
defensa; que la confesión de los quejosos fue obtenida por medio de
tortura; que el reconocimiento de los quejosos por medio de
fotografías, constituye una prueba ilícita, y que la declaración de los
elementos aprehensores […] carece de eficacia como prueba
testimonial, y e) resuelva lo que conforme a derecho proceda” con
respecto a la responsabilidad de los quejosos en la comisión de los
delitos de homicidio calificado, lesiones, robo con violencia y daño en
los bienes. El 18 de abril de 2013 la Primera Sala Colegiada Penal de
Texcoco resolvió revocar la sentencia penal condenatoria de 6 de
septiembre de 2001, dictada por el Juez Tercero Penal de Primera
Instancia del Distrito Judicial de Netzahualcóyotl, emitió una sentencia
penal absolutoria y ordenó la liberación de Juan García Cruz y
Santiago Sánchez Silvestre, la cual se produjo ese mismo día.
Sentencia 1. Respecto a la violación del derecho a la integridad
personal, el Estado reconoció que es responsable por la violación del
artículo 5.1 y 5.2 de la Convención y los artículos 1, 6, 8 y 10 de la
Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura,
debido a que después de su detención los señores García Cruz y
Sánchez Silvestre fueron sometidos a tortura “durante el tiempo en
que estuvieron en custodia de agentes policiales” y previo a rendir sus
primeras declaraciones ante el Ministerio Público. Asimismo, la
violación a dichos derechos se produjo por la falta de investigación de
las alegaciones de tortura, a pesar de que había indicios de su
ocurrencia (en las actas de sus declaraciones y en los certificados de
los exámenes médicos se hizo constar que presentaban lesiones
físicas) y de que ambos pusieron en conocimiento de las autoridades
ministeriales y judiciales los hechos cometidos en su perjuicio por
parte de los agentes policiales. 2. Respecto del derecho a la libertad
personal, el Estado reconoció que es responsable de la violación del
artículo 7.1, 7.2, 7.3 y 7.4 de la Convención, como consecuencia de no
haber garantizado efectivamente dicho derecho por no cumplir con su
deber de investigar las alegaciones de los señores García Cruz y
Sánchez Silvestre de haber sido detenidos División de Universidad
Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos Fundamentales
134 ilegalmente en su domicilio sin orden judicial, así como por
haberlos sometido a detención arbitraria porque “fueron sometidos a
tortura” durante su detención inicial y hasta que fueron puestos a
disposición de la autoridad competente. Adicionalmente, el Estado
aceptó su responsabilidad internacional por la falta de efectividad del
control judicial de la detención, ya que “la intervención judicial en el
proceso por el delito de portación de arma de fuego de uso privativo
del Ejército no resultó un medio efectivo para controlar la legalidad de
las actuaciones llevadas a cabo por los funcionarios policiales
encargados de la detención y custodia de Juan García Cruz y
Santiago Sánchez Silvestre y restablecer sus derechos, en particular
considerando las declaraciones de ambos a la luz de las constancias
médicas emitidas en el curso del proceso penal”. 3. Respecto de los
derechos a “las garantías judiciales y a la protección judicial, así como
la obligación de investigar la tortura a la que fueron sometidos Juan
García Cruz y Santiago Sánchez Silvestre”, México es responsable de
la violación de los “artículos 8 y 25 de la Convención Americana en
relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento y los artículos 1, 6, 8
y 10 de la Convención contra la Tortura”, debido a: i. “la falta de una
investigación seria, exhaustiva e imparcial de la denuncia de los
presuntos actos de tortura”, que los “compelieron a declararse
culpables de los delitos y hechos imputados en relación con la
portación de armas de fuego de uso privativo del Ejército, homicidios,
lesiones, entre otros, mediante confesiones escritas, de las cuales
posteriormente se retractaron”. Los señores García Cruz y Sánchez
Silvestre “fueron investigados y procesados judicialmente en dos
causas penales tramitadas sobre la base de las mismas declaraciones
ministeriales, en las cuales manifestaron que la detención no se
realizó en el lugar indicado por los policías judiciales que la
practicaron; y que fueron lesionados y torturados por aquellos”; ii. la
violación al derecho de defensa, respecto de las garantías protegidas
en el artículo 8.2.d, e y f de la Convención, debido a que durante las
declaraciones que rindieron el 6 de junio de 1997 ante la Policía
Judicial y el 8 de ese mes ante el Ministerio Público de la Federación
no contaron con la asistencia de un abogado defensor, así como por la
falta de una defensa adecuada derivada de las omisiones en que
incurrió la defensa otorgada por el Estado en la causa penal en su
contra por el delito de portación de arma de fuego reservada para uso
exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea; iii. la violación al
principio de presunción de inocencia protegido en el artículo 8.2 de la
Convención y a las garantías protegidas en el artículo 8.2.g y 8.3 de la
misma, así como al artículo 10 de la Convención Interamericana para
Prevenir y Sancionar la Tortura, como consecuencia de que “los
tribunales en ambas causas penales otorgaron valor a las
declaraciones ministeriales [rendidas los días 6 y 8 de junio de 1997,
respectivamente, ante el Ministerio Público del Distrito Federal y ante
el Ministerio Público de la Federación, para establecer la
responsabilidad penal de los inculpados, indicando que no habían
pruebas para demostrar la tortura”, “colocando la carga de la prueba
en su contra” y “considerando[los] presuntos culpables”. Los tribunales
no cumplieron con excluir totalmente “las declaraciones rendidas ante
el Ministerio Público y la declaración judicial rendida el 8 de junio de
1997”, lo cual debieron hacer “por cuanto la existencia de tortura
inhabilitaba el uso probatorio de dichas evidencias, de conformidad
con los estándares internacionales”. 4. Por otra parte, el Estado
reconoció que “incumplió la obligación general de adoptar
disposiciones de derecho interno, establecida en el artículo 2 de la
Convención Americana, así como la obligación contenida en el artículo
6 de la Convención contra la Tortura”. División de Universidad Abierta
Guía de estudio para la asignatura Derechos Fundamentales 135 5. La
Corte considera relevante destacar que el incumplimiento de la
obligación de investigar los hechos de tortura en el presente caso
proviene, fundamentalmente, de la omisión de las autoridades
estatales de iniciar una investigación penal para investigar esos
hechos de forma independiente de los procesos penales seguidos
contra las víctimas. La Corte considera indispensable resaltar que el
proceso penal llevado contra los señores García Cruz y Sánchez
Silvestre por portación de arma de fuego de uso privativo del Ejército
poseía un objeto distinto al de investigar los hechos de tortura
cometidos en su perjuicio. Ante las alegaciones de los señores García
Cruz y Sánchez Silvestre de haber sido torturados y las constancias
en las actas de sus declaraciones y certificados de sus exámenes
médicos de que presentaban lesiones físicas, correspondía al Estado
iniciar de oficio e inmediatamente una investigación efectiva de dichos
alegatos de tortura conforme a los protocolos y estándares
específicos. Si los hechos eran constitutivos de un delito de tortura o
de otros delitos, como lesiones, no era una determinación que
correspondiera realizar a los jueces a cargo de los procesos penales
contra los señores García Cruz y Sánchez Silvestre. Acuerdo de
solución amistosa y reconocimiento de responsabilidad del Estado 1.
El 18 de noviembre de 2013 las partes se reunieron en San José,
Costa Rica, con el fin de llevar a cabo el acto formal de firma del
“Acuerdo de solución amistosa y reconocimiento de responsabilidad
del Estado”. Dicho acto tuvo lugar en la sede del Tribunal y contó con
la presencia del Presidente del mismo, así como de una de las
víctimas, el señor Santiago Sánchez Silvestre, de los representantes
de éstas y de representantes del Estado. Las partes sometieron dicho
acuerdo ante el Tribunal y le solicitaron que emitiera una Sentencia en
la cual homologara el acuerdo, definiera su procedencia y supervisara
el cumplimiento del mismo. 2. El referido acuerdo contempla una
“solución amistosa” de la controversia en el presente caso, a la cual
arribaron las partes “a partir del reconocimiento de responsabilidad
internacional” efectuado por el Estado en dicho acuerdo. Las partes
expresaron en el acuerdo que es “su voluntad solucionar por la vía
amistosa el Caso Juan García Cruz y Santiago Sánchez Silvestre,
conforme a lo estipulado en el mismo …, omitiendo la celebración de
la audiencia pública”. 3. En dicho acuerdo el Estado expresó “su más
amplio y absoluto compromiso con el cumplimiento, respeto,
promoción y protección de los derechos humanos”. En el acápite V del
acuerdo, titulado “Base jurídica del reconocimiento de responsabilidad
del Estado mexicano”, este reconoció su responsabilidad internacional
en el presente caso respecto de los hechos y sus consecuencias
jurídicas, en los siguientes términos: Las partes acuerdan que los
hechos que conforman la base factual del presente Acuerdo y, por
ende, del reconocimiento de la responsabilidad del Estado mexicano,
son aquellos hechos probados determinados por la Comisión
Interamericana en su Informe No. 138/11 del 31 de octubre de 2011,
mismo que forma parte integral de este acuerdo. Con base en dichos
hechos, el Estado mexicano reconoce que es responsable por la
violación de los siguientes derechos contenidos en la Convención
Americana: libertad personal (artículo 7), integridad personal (artículo
5), garantías judiciales y protección judicial (artículos 8 y 25), todo lo
anterior en relación con el deber general de respetar los derechos
(artículo 1.1); por la violación de las disposiciones 1, 8 y 10 de la
Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura y; por
la violación de la obligación de adoptar disposiciones de derecho
interno (artículo 2 de la Convención Americana, en conexión al artículo
6 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la
Tortura), todas estas violaciones en perjuicio de las víctimas. División
de Universidad Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos
Fundamentales 136 Esta aceptación la realiza el Estado mexicano por
todos los hechos contenidos en el Informe de fondo No. 138/11,
incluso aquellos anteriores a la aceptación de la competencia
contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. 4. En
el acuerdo las partes también pactaron que México deberá cumplir con
diversas medidas de “reparación integral” de las violaciones
perpetradas en el presente caso en perjuicio de Juan García Cruz y
Santiago Sánchez Silvestre y con dos medidas otorgadas “de buena
fe” a favor de la hija y esposa del señor Sánchez Silvestre. Asimismo,
se acordó “su forma de cumplimiento y supervisión”. Al respecto, el
Estado manifestó que “se comprometió a acatar el […] Acuerdo […]
mediante un esquema que propicie el diálogo e involucramiento de los
beneficiarios del caso en las acciones emprendidas para tales
efectos”. 5. Por su parte, en el referido acuerdo “las víctimas y sus
representantes valoraron el esfuerzo institucional y la voluntad que el
Estado mexicano ha tenido para resolver por la vía amistosa el
presente caso, mostrada especialmente al reconocer los hechos y sus
consecuencias jurídicas acontecidos antes de la fecha de
reconocimiento de la jurisdicción contenciosa de la Corte”.
Adicionalmente, durante el acto formal de firma del acuerdo, CEJIL
sostuvo que éste reflejaba el objeto del sistema interamericano, en el
cual lo central es lograr la protección de los derechos humanos de las
víctimas y la reparación de las violaciones en su perjuicio. 6.
Adicionalmente, en el referido acuerdo las partes realizaron una
“solicitud conjunta” para que este Tribunal “desarrollara los estándares
internacionales” sobre dos temas de fondo. La solicitud fue realizada
en los siguientes términos: “a pesar de que en el presente caso ha
cesado la controversia sobre los hechos del caso y la responsabilidad
internacional del Estado mexicano y que se han pactado las
reparaciones correspondientes, subsiste la necesidad de contar con
jurisprudencia sobre el derecho a las garantías judiciales a efecto de
que hechos como los acontecidos en el presente caso no se repitan.
Por lo tanto, ambas partes solicitan a la Corte Interamericana de
Derechos Humanos que en la sentencia que se emita, desarrolle los
estándares internacionales sobre las garantías que deben respetarse
para otorgar valor probatorio a una confesión, y adicionalmente la
aplicación del principio de inmediatez a la luz de las garantías
previstas en la Convención Americana sobre Derechos Humanos”.
Posteriormente, mediante escrito de 19 de noviembre de 2013, los
representantes se refirieron a la relevancia de la solicitud conjunta
realizada en el acuerdo para el desarrollo de “estándares
internacionales en materia del valor probatorio de las confesiones y de
la doctrina mexicana de inmediatez procesal”. Al respecto, “enfatizaron
que, tal como lo reconocen las partes en el referido acuerdo, el
desarrollo de estos estándares ayudaría a evitar la repetición de actos
como los ocurridos en este caso”, y “recordaron que la utilización de
confesiones obtenidas mediante tortura es una constante en el
sistema judicial mexicano y que esta práctica se ve alentada por la
doctrina mexicana de la inmediatez procesal”. Asimismo, señalaron
que “la inclusión de esta cláusula es de tal relevancia para las víctimas
y sus representantes, que durante el proceso de negociación de la
solución amistosa su inclusión fue considerada una condición sine qua
non para arribar a una amigable composición de este asunto”. División
de Universidad Abierta Guía de estudio para la asignatura Derechos
Fundamentales 137 Los derechos a la libertad individual155 México ha
contribuido a la conformación de estándares internacionales
relevantes a través del empleo estratégico de la función consultiva de
la Corte IDH, solicitando la opinión de ésta acerca de cuestiones muy
relevantes para las relaciones exteriores de nuestro país y la
protección de personas que se encuentran en un Estado distinto al de
su origen y enfrentan una situación de riesgo o vulnerabilidad. Las dos
opiniones consultivas solicitadas por México han permitido a la Corte
Interamericana pronunciarse sobre la protección consular de personas
detenidas y los derechos de los migrantes indocumentados. Estos
temas revisten trascendencia para las relaciones internacionales de
México y para el respeto de los derechos humanos de millones de
personas en el Continente Americano: a) El derecho a la información
sobre la asistencia consular en el marco de las garantías del debido
proceso legal. OC-16/99. b) Condición jurídica y derechos de los
migrantes indocumentados. OC-18/03 Los derechos sociales En el
Estado social, ha sostenido García Pelayo, culmina todo un proceso
de modernización de las sociedades occidentales: “Estado social
significa históricamente el intento de adaptación del Estado nacional
(por el que entendemos en este caso el Estado liberal burgués) a las
condiciones sociales de la civilización industrial y postindustrial en sus
nuevos y complejos problemas, pero también con sus grandes
posibilidades técnicas, económicas y administrativas para
enfrentarlos”.156 Los diversos nombres que se le han dado al Estado
social como Estado de asociaciones, Estado providencia, Estado
benefactor y otros más, ponen de manifiesto su carácter interventor y
no vigilante, que se traduce en sus actividades como controlador
económico, administrador industrial y dispensador de servicios
sociales.157 Un grupo de Constituciones pioneras inicia el
constitucionalismo social. La Constitución mexicana de 1917 fue la
primera en incorporarse a este movimiento, a través de sus artículos
3°, 27, 28, 123 y 130. Le siguieron la Constitución Rusa de 1918 y la
alemana de Weimar de 1919. A partir de ellas, se abrió paso
definitivamente al constitucionalismo social en muchas leyes
fundamentales.158 Varias de las Constituciones latinoamericanas
recientes declaran su vocación al Estado social, pero algunas han ido
más allá consagrando un capítulo al constitucionalismo social: ley
fundamental de El Salvador, 1983, capítulo segundo, “Derechos
sociales”, artículos 32 a 70; 155 García Ramírez, Sergio y Del Toro
Huerta, Mauricio Iván. México ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Decisiones y Transformaciones. Editorial Porrúa-
UNAM, Primera edición. México 2011. pp. 65 a 75. 156 García Pelayo,
Manuel. Las transformaciones del Estado contemporáneo. Madrid,
Alianza Universidad, 1989. p. 18. Cita obtenida del libro: Fix-Zamudio,
Valencia Carmona, Derecho Constitucional Mexicano y Comparado.
Óp. Cit., p. 587. 157 Fix-Zamudio, Valencia Carmona, Derecho
Constitucional Mexicano y Comparado. Op. Cit., p. 587. 158 Ibídem ,
pp. 589, 590. División de Universidad Abierta Guía de estudio para la
asignatura Derechos Fundamentales 138 Brasil, 1990, capítulo II, “De
los derechos sociales”, artículos 6°, a 11; Costa Rica, 1949, título
quinto, “Derechos y garantías sociales”, artículos 50 a 54; Perú, 1993,
capítulo II, “De los derechos sociales y económicos”, artículos 4° a 29;
Paraguay, 1992, a partir del artículo 49 regula distintos derechos
sociales.159 Para el caso del Sistema Interamericano de Derechos
Humanos, la Convención Americana de los Derechos Humanos,
compromete a los Estados parte a atender lo relacionado a los
derechos sociales al señalar en el Capítulo III de la Convención
Americana, “DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y
CULTURALES”, Artículo 26. Desarrollo Progresivo: Los Estados
partes se comprometen a adoptar providencias, tanto a nivel interno
como mediante la cooperación internacional, especialmente
económica y técnica, para lograr progresivamente la plena efectividad
de los derechos que se derivan de las normas económicas, sociales y
sobre educación, ciencia y cultura, contenidas en la Carta de la
Organización de los Estados Americanos, reformada por el Protocolo
de Buenos Aires, en la medida de los recursos disponibles, por vía
legislativa u otros medios apropiados.

Las Técnicas utilizadas por la Corte Interamericana de Derechos


Humanos y as garantís judiciales del proceso160 A) Tramitación de
opiniones consultivas Como se ha señalado anteriormente, la
tramitación ante la Corte IDH puede en dos categorías: consultiva y
contenciosas. A continuación se examina brevemente la primera.
Como se ha mencionado, tanto los Estados miembros de la OEA,
como los órganos de la misma Organización, en particular la Comisión
Interamericana, están legitimados para solicitar de la Corte
Interamericana la interpretación de las disposiciones de la Convención
de San José, de otros tratados concernientes a la protección de los
derechos humanos en los Estados Americanos, así como de las leyes
internas cuanto a su compatibilidad con los preceptos internacionales.
El procedimiento se inicia con la presentación de la solicitud
respectiva, cuyas copias se remiten al secretario general de la OEA,
para su remisión a sus diversos órganos interesados. Al enviar dicho
documento, el Secretario de la Corte informará dichos interesados y a
la Comisión Interamericana, que la Corte recibirá sus observaciones
escritas dentro del plazo fijado por el presidente del Tribunal (artículos
64 de la Convención, 49 a 52 del reglamento anterior y 51 a 54 del
nuevo). Con las audiencias se termina el procedimiento y se inician las
deliberaciones de los jueces para adoptar la opinión, a la cual se le da
lectura en una audiencia pública. Los jueces pueden redactar
opiniones individuales, ya sean concurrentes a de disidencia, las que
también han sido frecuentes. Finalmente, debe destacarse, que en
relación con el citado procedimiento, pueden aplicarse, cuando se
estime conveniente, las disposiciones del reglamento relativas al
procedimiento contencioso (artículos 53 y 54 del reglamento anterior y
44 a 48 del nuevo). Como resulta explicable debido a la reticencia en
aceptar la competencia contenciosa de la Corte con los Estados parte,
que lo han hecho de manera muy paulatina, el procedimiento
consultivo ha sido utilizado con mucha mayor frecuencia. En efecto,
hasta 2011 se han emitido por la Corte Interamericana trece opiniones
consultivas. Todas ellas han sido de gran utilidad 159 Ibídem, pp.
590,591. 160 Ibídem. pp. 567 a 582. División de Universidad Abierta
Guía de estudio para la asignatura Derechos Fundamentales 139 para
fijar una verdadera jurisprudencia sobre la interpretación de varios
preceptos esenciales de y Convención Americana, que de otra manera
no hubiera sido posible efectuar, en virtud de que los primeros casos
contenciosos en sentido estricto, fueron sometidos por la Comisión
Interamericana de la Corte hasta abril de 1986. Una institución
significativa que se ha utilizado en las diversas consultas, inspirándose
en el procedimiento judicial angloamericano, se refiere a los
documentos presentados en calidad de Amicus Curiae, generalmente
por organizaciones no gubernamentales que defienden los derechos
humanos. Como lo ha señalado la doctrina, no existe disposición que
se refiera expresamente a las opiniones presentadas como Amicus
Curiae. Pero su procedencia puede apoyarse en el artículo 34.1 de
ambos Reglamentos, el cual dispone que la Corte podrá, ya sea a
petición de una parte, o de los delegados de la Comisión, o bien de
oficio, oír en calidad de testigo o de perito, o de cualquier otro título a
cualquier persona, cuyo testimonio o declaración se estimen útiles
para el cumplimiento de su tarea. Una vez terminada la tramitación
escrita, la Corte puede fijar una o varias audiencias de carácter oral
para escuchar las opiniones de los delegados del Estado u
organismos que han solicitado la opinión, así como los de aquellos
otros gobiernos o entidades que tengan interés en expresar sus
puntos de vista en dichas audiencias. Ha sido una práctica constante
que la Comisión Interamericana envíe delegados a las audiencias, aun
en los casos en los cuales no ha pedido el dictamen de la Corte. B) El
procedimiento de las controversias judiciales Este procedimiento se
inspira esencialmente en el establecido para los asuntos contenciosos
sometidos a la Corte Internacional de Justicia y a la Corte Europea de
Derechos Humanos, en cuyos lineamientos procesales existe un
paralelismo, que con algunos matices han sido recogidos por la
Convención Americana y por los reglamentos de la Corte
Interamericana. La tramitación de acuerdo con el reglamento anterior
se iniciaba con la presentación de una instancia (que se calificaba de
demanda), ya sea por la Comisión Interamericana o por el Estado
parte, en este segundo supuesto, cuando se consideraba que otro
Estado parte que hubiese conocido la competencia de la Corte, habría
infringido los derechos humanos consagrados en la Convención
Americana, o en virtud de que existiera inconformidad con la decisión
de la propia Comisión (artículo 25 del citado reglamento). En el actual
reglamento 1991, la demanda debe ser fundamentada, cuyo contenido
comprenda una exposición de hechos, las pruebas aducidas, los
fundamentos de derecho y las conclusiones pendientes (artículo 26).
Medidas precautorias o cautelares En cualquier etapa del
procedimiento siempre que se trate de casos de extrema gravedad y
urgencia y cuando se haga necesario evitar daños irreparables a las
personas, la Corte podrá tomar medidas provisionales que considere
convenientes. Cuando se trate de asuntos que aún no están
sometidos a su conocimiento, el Tribunal podrá actuar a solicitud de la
Comisión Interamericana. Dichas medidas se pueden decretar en
cualquier momento de oficio, a petición de una de las partes o de la
Comisión (artículos 62.2 de la Convención, 23 del reglamento anterior
y 24 del actual). Cumplimiento del fallo Cuando la sentencia determina
la responsabilidad del Estado demandado, no puede ejecutarse de
manera forzada como ocurre en el proceso interno, por lo que un
sector de la doctrina División de Universidad Abierta Guía de estudio
para la asignatura Derechos Fundamentales 140 considera que dicha
sentencia de la Corte IDH es obligatoria pero no ejecutiva, en virtud de
que, en los términos del artículo 68 de la Convención, los Estados
partes de la misma que hubiesen reconocido la competencia de la
propia Corte, se comprometen a cumplir con la decisión del Tribunal,
en todo caso en que sean partes. Existe, sin embargo, un medio de
presión moral para lograr el cumplimiento del fallo, por medio del
informe anual que debe presentar la Corte IDH a la consideración de
la Asamblea General de la OEA, en el que, de manera especial y con
las recomendaciones pertinentes, señalarán los casos en que un
Estado no haya dado cumplimiento a su decisión (artículos 65 de la
Convención y 30 del Estatuto de la Corte).

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