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Jacobo Mutioz, Figuras del desasosiego moderno. Encrucijadas filoséficas de nuestro tiempo, Antonio Machado / Minimo trénsito, Madrid, 2002. Narra un mito de raiz gnéstica que Inquictud, viéndose reflejada en el agua de un rio, decide moldear un trozo de arcilla en imitacién de su imagen; después, pide a Jupiter que infunda espiritu a la figura, La discusin que surge entre ambos para decidir quién debe dar nombre a la criatura -a la que se suma la Tierra, que no en vano ha puesto su mate- tia- es resuelta de este modo por el juez Saturno: “Ti, Jupiter, por haber puesto el espiritu, lo recibiras a su muerte; ti, Tierra, por haber ofteci- do el cuerpo, recibirés el cuerpo. Pero por haber sido Inquietud quien primero dio forma a este ser, que mientras viva lo posea Inquietud. Y en cuanto al litigio sobre el nombre, que se lame homo, pues de humus esté hecho”, La fibula, transmitida por Higinio y recogida entre otros por Goethe, Heidegger y Blumenberg, testimonia el antiguo reconoci- miento del desasosiego como condicién y limite de la conciencia huma- ha, reconocimiento que la modemidad no parece haber hecho mas que radicalizar. Perdida toda certeza iltima, todo fundamento teolégico u ontoldgico verdaderamente firme, tampoco la promesa de la emaneipa- cidn, tan poderosamente articulada por la Tlustracién y cuyos resultados se han ido haciendo visibles a lo largo del pasado siglo, es capaz de sostener hoy la reflexién filosdfica. Quien entienda, a la manera de Spinoza o de Nietzsche, que no cabe sino amar el propio destino, se vera Ilevado a preguntarse, con Adorno, “si el tinico estado digno del hombre no seria aquél en que uno no pueda agarrarse ya a nada”. Recorrer los itinerarios de la filosofia contempordnea desde la con- dicion que le sirve de trasfondo -su problematica relacién con el deve- nir social, politico y cultural de Occidente- es la intencién del libro que comentamos, en el que Jacobo Muiioz contiméa la serie de investiga 218 Recensioni ciones que ha desarrollado a lo largo de los tiltimos afios. Obras como Lecturas de filosofia contempordnea (1978) ¢ Inventario provisional (1995), a las que han de sumarse una larga lista de traducciones -Marx, Nietzsche, Lukacs, Wittgenstein, Heidegger, Horkheimer- y ediciones - El desafio del relativismo (1997), Karl Kraus y su época (1998), Compendio de epistemologia (2000) 0 La impaciencia de la libertad: Michel Foucault y lo politico (2000)-, atestiguan el profundo conoci- miento de Jacobo Muiioz sobre este contexto intelectual y su intencién de analizarlo sin reducir, siquiera minimamente, la complejidad de sus caminos entrelazados. En Figuras del desasosiego moderno. Encrucijadas filoséficas de nuestro tiempo encontramos una serie de estudios que nos colocan ante los problemas de esta edad crucial del pensamiento en la que la Ilustracién se mide cara a cara con sus resul- tados, La riqueza y amplitud de los materiales empleados en estas inve- stigaciones no oculta su fuente nutricia: la tradicién del pensamiento critico, punto de anclaje de la trayectoria intelectual del autor. De hecho, es la propia consciencia de las exigencias de esta tradicién -que pide constante renovacién- la que permite a Jacobo Mufioz dar un paso adelante con respecto a ella, de manera casi hegeliana. Es imposible ahora, para nosotros, que tenemos los resultados del proceso de racio- nalizacién demasiado a la vista, juzgar a la Ilustracién del mismo modo en que ésta se juzgaba a si misma y adherimos inocentemente a su pro- grama. Pero, de igual manera, se nos hace dificil pensar en ese progra- ma como una pura apariencia: no parece posible alejarse del ideal de autoconsciencia y autodeterminacién sin renunciar a la idea misma de emancipacién. La esquiva naturaleza de los ideales modernos nos enfrenta mas bien a la realidad de un mundo incurablemente escindido , al rostro “bifronte” de la Tustracién. Asi se hace constar en la misma introduccién de la obra, en la que se advierte que “hablar tras las terri- bles experiencias del siglo que acabamos de dejar atras de Tlustracién es hablar de un legado ambiguo, sobre cuyos aspectos negativos y efecto remitificador resulta obligado seguir reflexionando. Pero es también hablar de un conjunto de promesas atin incumplidas. Y, por tanto, de expectativas muy profundas” (p. 17). Es, en fin, “hablar de una racio- nalidad te6rica y practica ain abierta” (p. 18). Estamos en disposicién, Rocinante Studi ¢i osofia in Lingua Spagnola Recensioni 219 por ello, de tratarnos con los hitos del proceso, con Weber, con Lukacs, con Heidegger, de otra manera: hemos aprendido, ciertamente, a dudar de las ilusiones de la razén, pero sabemos de su poder constituyente, y conocemos igualmente los presupuestos y los resultados de las tentati- vas de superar los principios de la modernidad. Las categorias de la “tragedia de la cultura modema” adquieren de este modo un peso auténticamente critico, y no meramente desengatia- do 0 nostalgico: no se trata ya de recuperar fundamento alguno, sino de estudiar y valorar los modos en los que puede vivirse la falta de funda- mento. Cruzamos nuestras miradas con las de los intérpretes esenciales del pasado siglo sabiendo de su cardcter hibrido e inconcluso. Podemos, asi, apreciar en Weber una “filosofia trégico-pesimista de la historia, en la que ésta es asumida, mas alla de todo vano suefio de recomposicién de la unidad originaria, como destino de Ja razén carismatica unitaria y sustantiva que se autodestruye en aras de la universalizacién de una racionalidad puramente formal” (p. 35), pero también su llamada a “asumir el lado positivo, creativo de esa sustitucién del viejo monotei- smo axiolégico por una ética digna al fin de ese nombre” (p. 36). Podemos afrontar la consciencia heideggeriana “del caracter nihilista de nuestro tiempo” (p. 69), de la “homogeneidad unitaria, la uniformidad de fondo de nuestra modernidad consumada” (p. 75), certificando igual- mente las dificultades que presenta el enfoque de Heidegger “para una decision racional que presupone diferencias y 6rdenes de valoraciones. O para una asuncién de responsabilidad ético-politica intersubjetiva- mente vinculante y sometida al primado de la concrecién” (p. 79). ‘Vemos en el andlisis de la razén de Horkheimer y Adorno “el territorio conceptual y analitico modélico de una autocritica de la Tlustracién tan radical como capaz de rescatar la inapelable vigencia -a pesar de todo- de dimensiones esenciales de la propia racionalidad critico-ilustrada” (p. 92), en el que se busca “elevar a consciencia critica la ambigiiedad esencial del proyecto modemno” (p. 93), y admitimos como verdadero legado de la Teoria Critica “su aguda percepcién del mal social, su interés implacable y radical, siempre éticamente cualificado, por los aspectos oscuros del hombre, de la sociedad y de la cultura y, en ultima instancia, de la vida” (p. 121). Podemos trabar los elementos de la esté- ‘Rocinante Studi di Filosofia in Lingua Spagnola 20 Recensioni tica de la negatividad en Adorno, enfrentar la deslumbrante mirada de Benjamin sobre “fa piel del mundo pletérico de las mercancias”, que “rompe con los mitos del tiempo lineal y del progreso y al hacerlo se carga de fuerza mesiéinica y de impetu redentor” (p. 172), iluminar en Wittgenstein una “ética privada de la integridad personal” (p. 350), medir los limites del “nihilismo sin tragedia” (p. 314) de Vattimo y seguir la demorada construccién, desde el espacio del postmarxismo, de la “alternativa del disenso” de Lyotard. O asomarnos, de la mano de I. Berlin, a la “larga y honda tensin”, niicleo de la modernidad, “entre desarrollo material y miseria moral, entre emancipacién y represién, entre imposici6n violenta y aceptacién de las diferencias, entre libertad e igualdad, entre integracién y fragmentacién” (p. 187). Podemos, en fin, tomar pie en la filosofia para arrojar claridad sobre la esencia pro- blematica de las épocas: en esa linea se mueven escritos como “Otras sendas perdidas”, que sigue el itinerario de formacién de un espiritu mayor, Lukées; “Sélo un Dios puede atin salvarnos”, en el que la impo- nente figura de Heidegger queda encuadrada en el contexto que le otor ga sentido; o “La génesis del nihilismo europeo”, valioso ensayo en el que los pensamientos de Jacobi, Fichte, Schlegel, Hegel o Nietzsche sirven para dar cuenta del significado y el desarrollo del nihilismo. Ulteriores referencias -Schopenhauer, Musil, Kraus, Mann, Beckett, Ortega, Foucault...-, terminan de dar forma al complejo mosaico de la filosofia de nuestro tiempo, cuyas manifestaciones se enlazan sobre el trasfondo comin del desasosiego. Un desasosiego que es mostrado, con lucidez necesaria, no sélo bajo su forma inicial, de raiz romantica, como sentimiento de una pérdida -de identidad, de sentido, de coherencia, de valores-; sino también en sus posteriores encarnaciones, en las que se refleja la deriva del pensar modemo: desasosiego como recelo ante la consolidacién de un orden de nuevas certezas culturales y sociales, desasosiego como insatisfaccién ante el uso descreido y cinico de la constelacion de valores modernos, y, finalmente, desasosiego ante la impunidad con la que elementos esenciales del programa ilustrado -los derechos del hombre, el garantismo penal, el ideal democratico- pueden. verse subordinados de manera explicita a exigencias de tipo econdmico © estratégico. Una inquietud, en suma, que no es ya la de quien afiora, Rocinante Studi di Filosofia in Lingua Spagnola Recensioni 21 sino la de quien observa cémo las categorias de Ia Ilustracién son rea- propiadas o refutadas en el seno de la maquinaria ideolégica y legiti- matoria de la sociedad total En virtud de este enfoque, el desasosiego, memoria de lo incumpli- do, se vuelve también, como la ironia, testimonio de la distancia entre lo existente y su justificacién, y, por ello, refugio postrero de la libertad y la resistencia. Iuminando con la misma precisidn los espejismos de la Tlustracién y las ilusiones de Ia critica a la modernidad, Figuras del desasosiego modernono muestra intencién terapéutica alguna, sino que reafirma la necesidad de habitar lo incurable, y de hacerlo de un modo no complaciente, al margen de la tentacin metafisica de las “segurida- des tiltimas, tan redentoras como aplastantes” (p. 319), La ganancia puede parecer exigua, sobre todo en comparacién con las expectativas que ilustrados © idealistas manejaban a comienzos del XIX, y que marxistas y positivistas recuperan a finales de siglo. Pero también pare- ce necesario reconocer con el autor, mas nietzscheano que hegeliano en esto, que la tarea del pensamiento no es hoy tanto integrar la negativi- dad cuanto admitir su insalvable presencia, gueriéndola incluso como condicién misma de la vida, Pues, en realidad, {no era esto lo que esta- ba en juego en la critica a los fundamentos absolutos de verdad yde valor? {No era ese el horizonte de la desacralizacién del mundo, de la muerte de Dios, el territorio propio del hombre después del hombre? «Cabe esperar, en fin, una libertad gratuita, una autonomia que no sea conflicto e irreconciliacién? Es Blumenberg quien advierte que “quiz no deberiamos cultivar sélo la rabia por la insensatez, el absurdo del mundo, sino también un poco el temor a la posibilidad de que un dia pueda estar lleno de sentido”, y no falta en esta obra el poso de este instinto intelectual, propio de quien no pretende transformar un territo- rio inhéspito sino sobrevivir en él marcando los nervios que lo recorren. Tal es el marco en el que se desarrollan los diversos estudios de la obra, caracterizados por el rigor y la originalidad de su enfoque. Ninguno de los problemas queda agotado -la voluntad del autor es explicita en cllo-, y sin embargo el pensamiento no se siente llamado a detenerse sim- plemente aqui, La recomposicién y el enlace de Nietzsche, Marx, Weber, Lukécs, Heidegger y Adomo, de una amplitud y una capacidad de rela- Rocinante Studi di Filosofia in Lingua Spagnola 222 Recensioni cién ciertamente inhabituales, tiene algo de trama final, de ultima pala- bra, que dispone los elementos de este escenario del siglo XX de tal modo que la vista es conducida hacia un nuevo campo de interrogantes. Una disposicidn a la que se une el propio estilo de Jacobo Mufioz, con- centrado y tenso, que exhibe el pensamiento al mismo tiempo que sus cicatrices y propone permanentemente al lector convertirse en sujeto de la reflexién. Un libro, en fin, de pausada cadencia, ultima encamacién, quiz, de la dialéctica propia de nuestro tiempo, la negativa, que hace suyo el vigor del desencanto y reactiva el pensamiento critico a partir de Ja documentacién de su aparente derrota. No falta melancolia en algunos de los pasajes de la obra, y sin embargo es otro aliento el que la define: mis alld de la crudeza de su diagndstico, el ejercicio mismo del pensa- miento -dotado de una legalidad propia, no psicolégica- muestra la serie de posibilidades que para la reflexion y la vida se abren en ese particular espacio de lo incierto. Entre ellas, la de “pensar la razén sin la esperanza de una tltima reconciliacién. O, si se prefiere, de asumir una perspectiva finita, nica desde la que podrian ser, en el limite, propuestos valores y nociones “fuertes’, arraigados 0, en cualquier caso, arraigables de modo siempre provisional, perfeccionable y debatible en nuestros modos de entender la vida buena” (p. 399). Como acta de una época filos6fica, Figuras del desasosiego moderno no pretende ofrecer las respuestas que tan largamente se buscaron -las respuestas siempre Ilegan tarde-, sino conservar el espacio desde el cual puede preguntarse, de nuevo con Marx, por lo esencial. Una vez que se ha osado afrontar el desencanto de las ilusiones ilustradas, una vez que se ha enfocado, con dolorosa preci- sién, el fulgor y el naufragio de un imponente siglo de pensamiento, es icito exigir al “activismo de la razén humana” conceptos ¢ instrumentos ala altura de esta edad de la “reafirmacién universal del Imperio”, nue- vas armas para esa antigua inquietud que impide que el tiempo se plie- gue definitivamente sobre si mismo. Pablo Lopez Alvarez Rocinante Studi di Filosofia in Lingua Spagnola

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