Anda di halaman 1dari 26
RLVISIA DE DERECHO PENAL Y CRIMINOLOGIA, 2 Byoc, 1. erruninani 2 (2608 pi, 75-100 IMPUTACION OBJETIVA, PARTICIPACION UNA AUTOPUESTA EN PELIGRO Y HETERO- PULSTA EN PELIGRO CONSENTIDA Exige Cruprasar Open Careilratica de Hereho penal de ta Universidad Complutense dle Madeidl Dedicado a ta memoria de Luis Felipe Ruiz Anton L EL probler En la participacién ea una autopuesta cn peligre —por ejemplo! cl teivero vende herofna al drogadicio, falleciendo este postertormente al inyeetarscla, debido al alto grado de pureza de la droga, circuns- fancia que era dessanccida tanto por el vendedor core por el com prador'y a instancia de otro conductor, un motorista acepia compecit con aquel en tna carrera prohibida por las nermas de diligencia. niuriendoo resltando hcrido el segundo en el curso de su propia acti vidad imprudente’— el problema que se plantea es el de si la utuerte © las lesiones sufridas por la vietima deben imputiirsele a quicn pene- 16 la aulopuesta en peligro, es decir, y en nuestros ejemplos: al ven- dedor de la herofna, al que desafié al motorista muerte o heride a pa Geipar en lacompeticion, 9 si, por el contrario, la propia imprudencia de Ta victima exeluye la imputacién objetiva de! resuliada a quien: imprudentemente tambign, dio origen a que el sujeto pasivo se some- licra voluntariamente a una situacién de riesgo, " Asi, surmesto de hecho de la sentervie de PS do 20 de fibres de 1893, A. 1383. V también la sertencia dle 29 de mayo de 1991, A, 398. 4 Ash el ups the hecho de kr eontencka del TS 25 de septicnbee de 1986, A. 4897 UND, Rede Da ant © Erna N° Fuenelvwin 3 dn 16 _EwRtOvE ciWERNAT ORDEIG Fin la heteropucsta en peligro consentida, al igual que en la auto. puesta, la victima acepla lambién el riesgo de lesién, pero, a diferencia de la segunda, donde es el sujeto pasivo cl que, en altima instancia, ¥ con su propia actividad, se aulocatisa su mucric: 0 cl dao @ sw intezr dad fisica, en la heteropuesta es un tercero cl que, come autor directo, mats ¢ lesiona a la véctima, si hien ésta es consciente dev asume— el riesgo de lesidn para su vida 6 su integridadl al que aquél le esté some: tienda, Como ciemplo de heicropuesta en peligro puede acudivse al de la persona que, consciente de que quien se encuentra al volante de un aulomdvil ni ticne pestniso ni sabe conducis, accede, no obstanle, oct par el puesto de acompanante, produci¢ndose posteriorinente, a conse- euencia de una previsible maniobra impradente del conductor, ua acci- dente de citculacién en cl gue la vietima pierde la vida o resulta esionadla, lo que plantearfa nmevement: la pregunta de consciente del peligro por parte del acompafiante excluiria —por ausen- cia de imputacién objetiya la responsubilidad del conductor por um homicidio imprudent? I. La necesidad de distingnir entre la partic una autopuesta en peligro y la heteropuc consentida yen pac 1 en peligro Independientemente de si la hetero y la autopuesta eu peligro deben recibir ¢ no el mismo tratamiento juridicopenal y que Ta posicion dog: maticu mis extrema martiene que, por ausencia de imputacién objeti- ya, en ambos casos queda cxchtida la responsabilidad por delito impru- dente del tercero, tanto cuando convence a oure de que se ponga a sf mismo en peligro, aulocauséndose este tillimo una lesiéa, como cuando es el propio tercero el que, como autor material, causa la muerte o las Iesiones de una victima que ha asumido la situacién de riesgo, lo cier- toes que en el delite doloso cl CP, tanto en los delitos contra la vida como en los delitos contra Ia integridlad lisica 0 psiquica, exige que se lleve a cabo esa diferenciacién —que, naturalmente, y como toda diferenciacis presenta casos Limite cn los que es dificil decichr si, por ejemplo, e ios ante una cooperacién al suicidin 6 ante um homicidia consent ido. vy parte de ella para vincular distintas comsecuencias juridicas. Porque en los delitos dolosos contra la vicla si el tercero enirega a la victima, con conoeimiento de que ésta la va utilizar para causarse su propia muct # by las sontencias del 1S de 23 de diciembre de 1963, A. 8148, y 26 de enero de: 1981, A. 2465, 50 cantemplan supnestos de hecho en los que, a consecnencia del iS del eonaduetor del vebierls, fallecen los avompairites qe hablan cerissntido en fs siteacidn de riesgo que ‘stalan corriendo, b UNH. feta cle es Peay Clentnolog NO Patanndiio 2 {UTICION ORIETWA, PARTICIPACION EN UNA AUTOPUESLA 1” te, na inycecidn con una sobredosis de morfina, siendo la propia victi- mu la que se la uplica, y, de esta manera, se suivida, equel responde, sobre la base del art, 143.2, de una cooperacién al sicidio con la pena de pri- sién de dos a cinco atios, mientras que si ese tercero aplica por sf inisiae ala victima, y con la anuencia de ésta, Ja inyeecién letal, entonces cl tipo que entra en juego es el del homicidio consentido del art. 143.3 yla pena aplicable seria enionces kn mis elevaca de prisién de seis a dies afiost, ¥ por lo que se refiere 4 los delitos dolosos conta Ta Inwgridad fisica: Si el tercero daa le victima un hacha para que se ampute la mano, ¥ la vi tima lo have, enlonces aquél no responde penabnente de nada, ya que se limita a participar en una conducta aifpica —en una autole: que el lezislacor en el Titulo «De las lesiones» no ha creado un prevep- o especial que inerimtine la induecién 6 la cooperneisn a esa autolesién, al contrario de lo que sucede en los delitos contra la vida, donde existe una disposicion expresa que castiga ln induccion yu cooperacion al con pontanienio atfpico del suictdio; en cambio, sie! ervero, en ver de entre: gar cl hacha a la vietima con la que ésta después se automutila, seccio na por st mismo la mana que el sujeto pasivo ha colocado vohuntariamente, y con el propésito de que se la eorten, sobre la tabla de uma carniceria, la consecuencia juridica es que ese (ereere ya no queda impune como sise hubiera limiado-a partici par cn la autolesién de otro, sinto que responde penalmente como auttor ce unas lesiones consentidas, entrando en juego el lipe privilegiade del art, 1555, De todo ello se signe: Si en los delitos dolosos el CP exize diferencia, porque los tipos que entran en jucgn san distintos, 0 ni siquicra existe um tipo plicable, y porque son distintas también, obviamente, las con. secuencias juridicas —induccion y cooperavion al suicidio u homicicio consentido, partieipaci6n iraponre en una autolesién o responsabilidad como autor de unas lesiones consentidas—, entre quien mata a otro.con su dumiencia (art. 143.3) y quien coopera a que otra se mutie a si misma (art. 143.2), entre quien mutila a la victima con su consentimiento (art +, por sjemmplo, lt sentencin del TS de 15 de diciembye de 1977, A, A868, dowule se eastiga por un humicilie eonsentida del art. 409, sltimo inciso, P1974 (que se ‘correspond coa al vigerte art. 143.3 CP 1405) al hombre casado que, con la anueneta de su anmante galtsra, que deseaba movil, «personal y materialmente invests 2 In referide joven los dew gromos de dicho meclicomento chlvides en agin [nna slesis mortal de “Nembutal detcrminando asi lalleciniienion, eovacirulase, con ell, ls sentencin dl tihunal de instancia que, equivocadamente; abs aplieady a quien adiministr6 a Inyeccion el anil al suiculio delart, 409, primer inciso, CP 1933 (quese cornssponee, co uy fundainerval, con el vigente art, 143.1 2 CP 1995), Cc, por ejemplo, la sentencia del T'S de 5 de junio de 2002, A-8035, en la que se condleaa por unas lesiones consentidas del art. 155 CP al hombre que, en el curso de unas relacianes saddomasonuistas libremente consenticas por ambas partes, causé sravisimas lesions 3 9 (UNE ei de Pal na = Cid, No" eis 2 (2008 78 ENRIQUE GINBERNAY ORDETG 155) y quien ayuda 2 otro para que se autolesione (comportamiento ati- pleco), entonces tambien tiene gue ser posible distinguir enire ta paritek pacion imprudente en una antiopuesta en peligro de quien, con su actua- tion asimismo imprudente, se mata a sf inisina (es el propio drogadlicio el que negligentemente se inyecta kt hetofina adulteraca teal que le ha vendido un tereero) » fi heteropuesta en peligro de quien mata a otro, por- ue, sin saber condueir, estrella un coche contra un acbol, pereciende. el acompatiants que ha accedido a viajar en el vehieulo, a pesar de que conocia el peligro que corria al dejar en manos del conductor mexper- loel manejo de dicho vehicula mm. Gi de proteceién de fa nor mas planteados aa ta (esis que mantione que es el eriterio del fin 1 el que soluciona los proble- Seyiin una direeeidin dogmatica mantenida en los inicios de fa teoria de la imputacién objetiva, v que todavia se sigue clefendiende actual mente, en los supuesins de conducta imprudenie de ta vfetima, y ney especialmente en aquellos de autopuesta en peligro, ka responsabilidad del tercero que originé imprudentemente esa auitopmes ia quodar excluida sobre la base del criterio de! «fin de proteccion de Ta normay, Cieriamente que este criteria —a pesar de lis erfticas a las que ests sienclo sometido filtimame sigue conservando si plena vigencia para Jundamentar en algunos casos de causacion dolosa o imprucente le un resultado tipivo por qué, no obsiante, queda exchiida la impittacion obje- liva y, con ella, la tipicidad de la conducta, ¥ asi, el sfin de proteccin de la norma» es el que explica, por ejemplo, por qué no responde el autor imprucete de un atropello por la muerte de la vietima que, después de ser arollada, fallece a consecuencia de un incendio que se dleclara en el hospital al. que ha sido waskatada para ser curada de sus. he Si cl lenislador prrohihe que se circule negligentemente, la finalidad que con todo ello persigue es, obviamente, la de prevenir que quien resulta alro- pellado pueda mori por las lesiones que le produce el conductor impru lenic, pero lo que con ello ni quiere —mi puece— impedir es que el acei- flentade perezea abrasado en el incendio deun edlifieio, ya que el estableciniento de esa prohibicién no tiene incidencia alguna en la cvi lacion © no-evitacion de una muerte ea tales cireunstancias, porque podria muy bien suceder que precisamente ese airopella—si variamos wo ile los factores del supuiesto de hecho con el que estamos aperando, juibiera impedida que lo vicrima pereciera abrasada, pues si lo que se incendia no es el hospital, sino su casa, en donde se habria encontrado en el caso de no haber resuliado lesionada por el autor imprudente, {NEM Revita le Direc Poul Chm, N° Extends 212800) LIACION OMIETD'A, PARTICTONCTON EN UNA AULOMULESEA 19 entonces habria sido precisamente en el hospital donde se hubier’ enicon- tradc a salvo, evitando asf que las Hamas acabasen con su vida mientras se encontiaba cn su vivienda —ileso hasta entonces, porque no habria sulrido atropello alguno— contemplando tranquilamente la television. Con otras palabras: Sie! lepislador quiere prevenir, en serio, que una per- yona perevca abrasada cu uni etificio, entonces le surgiria la duda de sit debie prohibir o permitir que alpuien atropellara a otro imprudente: menic, porque silo que se incendia es Ta casa donde vive la victima, entonces serfa precisamennte la circunstancia de encontrarse en el pilal —porlo que lo procedente seria permitir el atropello— la que habria salvado Ta vids del sujeto pasive, de donde se sipuc: la finalidad que per sigue el legislador al prohibir que se atropelle imprudentemente a otra persona es prevenir que se pueda producir la muerie a consecuencia de las heridas sufridas en el accidente, pero no a consecuiencia de un ineen- dio, ya que aquella aceién pucdle condicionar inndistirrtamente que peve?: ca abrasado (si lo que es pasto de las lamas cs el hospital) como que se salve de esa clase de muerte (si, mientras se encuentra en el hospital, lo que se incendia es su casa): el fin de proteccién de ky norma que veda esa conduct no es el de impedir un fallecimicnio a consecueucia de incenclios de edificios, y, por ella, si se produce en esas circunsiancias, procede ka absolueién del autor del accidente por un homicide impra dente, por falta de imputacién objetiva, ya que la mucrt: por inceudio no pertenece a la clase de las que queria impedic el legislador cuando esta blecié la prohihicisn de circular imprudentemente por kis carreteras" Oue cl eriterio del «tin de proteceisn de le aorma> siga Siendo uno de los hasicos para exchuir la imputacién abjetiva, como acaba de expo- ren el analisis del «caso del incendion, sdlo demuestra su vigencia para los casos que caen centro de su ambito de aplicacion; pero dicho ciilerio es solamente uno de tos que informan ta teorfa de la imputa- cién objetiva, sin que sea posible extender su apheabilidad « otros supuestos en Ths gue [a eventual ausencia de inputacion objetiva s6lo puede explicarse sobre la base de otra clase de consideraciones Coando se mantiene que en los casos de participacioa en una auto puestit en peligro quien, por ejemplo, ha propuesto imprudentemente la carrera de motociclelas dentro del casco urhano, debe quedar exen- to de responsabilidad criminal por ausencia de imputacién objetiva sabre la base del criterio del fin de proicccién de la norma, si el atro competidor, tambiGn imprudente, resulta muerio, no se aleanza a com- © Queen cass similares del incendko It ausencia dle imytaelon objetiva abla que recanduciela al crterio del fir de proteccion de kx noc, es ana tests egteestablec ya'en Inks «Delos cualfeados por el resulted y causalidads, 1986, ppp 150157 (py 161 ee la reimpresion de este libro de 1990) ©OUNED. Reina de Deeks Honaly Crono, No" Fabian 2 (3) 80 FNRIOWE (INMBERUAL ORDENG prender cémo con ese criteria se puede Hegar a semejante solucién, Pues si algaien impulsa a otva persona a colocurse en uma situacion de auto riesgo que acaba desembocando en un resultado lesive para la vietima, aqudl, con su conducta imprudente, esta conclicionando la conducta asi- mismo imprudente de quien le hace caso, siendo previsible que, como de ligchw sucede, este Gltizme resulle muerte, visiblemente las lesiones de bi Si el lereoro causa imprudent y p vietiina, por mucho que ésta sea consciente del rieszo que corte, Ia afi: macion apodictica de que la norma que establece deberes de diligeacia no quiere abarcar aquellos casos en los que la victima asimisto actia de manera negligente, y que, en consccuencia, queda excluida Ta impu- tacion objetiva del resultado, carece de cualquier clase de explicacion razonable, putes en ninguna parle estd escrito, ni ello puede deducirse (ampoco de una inexplieada c inexplicable interpretacién teleoldgica, que la responsabilidad por homicidio o lesiones timprudentes deb que- dar restringida sdlo a aquellos casos en los que la victiar se ha com- portado euidadosamente. To que acabo de exponer no significa que el factor de la conducta amiesgada de la victima no pueda excluir—al menos en determinaclos casos— la imputacién objetiva: significa solamente que ca. ¢stos supuestes al crilerio del Tin de proteccion de la norma no se le ha per- dido nada, que ks eventual ausencia de imputsicién objetiva tend ser fundamentada necesariamente sobre la base de otras consideracio, hes, ¥ que pretender decidir aqué sobre La responsabilidad 0 trrespou- sabihidad con aquel criterio no pasa de ser una afirmacién gratuita con Jo que se trata de argumentar tina solucién intuitiva — pero np racio- nalmente— alcanzada, para la que se vecurre & un atopos» prestigioss del fin de proteccién de la norma— cuya aplicabilidlad a los casos que nos ocupan ni siquicra se intenta —porque no se puede — desarro, Tar con una infaima solide NID, Revise de Deteoho Peal Crime, ° Eurcondasi (2008 {JACION OULLSIUA, PARTICIPLCION EN ENA ALTO PLES, al IY. Critica a la tesis que mantiene que el eriterio de Ia «competencia por organizaciéw y el de Ins supuestas mbencias> de la vielima y del terecre son los que solucionan los problemas planteados «ine |, Segtin un sector reciente de la doctrina, que ha encontrado tam- bién eco en ta jurisprudencia, y que cuenta coa muy cualificudlus defen. sores en la literatura nacional, la presencia © ausencia de imputacién abjetiva en los casos de auto: y de heteropuesta en peligro debe resol- verse argumentande, coma criterio rector, con el de la «compotencia por vrganizacion», criteriy éste ideado originariamente por Jakobs como dcierminante, junto al de la «comnpetencia institucional», para clasiti- car en la omision impropia los dos grupas imaginables de posiciones de gorante’, Dentro de la competencia por organizacién, donde, aquellos aquicnes les inncumbe, stienen que asegurar su propia organizacion, de tal manera que no se desprendan riesgos quc excedan del nivel permi- lidon, Jakobs inchuye, por cjemply, la posicién de garante del empresa rio para contencr loy riesgos derivados de su industria, asf como la del propietario de una casa para controlar su tejadn, a fin de que las tcjas. que la integran no se desprendan sobre la calle! ‘Tansponiendo este criterio de la «competencia por organizacion» de Ja omisién impropia a los casos de auto: y de heteropuesta en peligro, se habla de que «un afectade que se coloca en ina situacién arricnga da, 0 que, imputablemente, no se desprende de ella, es conipetente el mismo para las consecuencias [lesivas|, tanto de las conocidas como de las que no Jo sons, ya que «las (erceras personas no linen que adaptar su organizavién con un mayor cuidedo que el propio titular del bien juri= dico a riesgos que ha originado este titular, exisliendo uma «compe- tenci cima y tina «ompetencia del autors, para lo cual es «decisivo .., determinar si la victima ha desesmpeiado el rol de victimay Sobre la base de las precedentes consideraciones se plantea la pre- gunta de si la victima wha organizado su lesién 9 nom, de qué es le que ‘(a bipartieion de Jakob de las pasicionas de garante: mo 6s mas que tn nieve hombre para denominar la venerable troria de las funciones de Armin Kaelin, coiaciclicruo fa posicién de garante derivada de la competencia par orzaniracion, en To sencial, cum la del garante-vigilante de Kardon, v la que tiene <1 origen en la competenela institucional, con lade garante-pratacior de ests ultims auton * Por sat pare, Las posiciones devivadas de la ceempetoncia institucional coinciden bbésicamonte con tas que atribuye Armin Kaufman al yarante-peotector, inc luycidy Jolcsbs enue ellos ls derivadas ee bs relacion paterniofiial y hs del matcinonia, figarauy af, por jemplo, ly ebligacion a los paces de allaventar y de-eniharde sts jos, 9 la de feada nny de los. conynges de innyedir pels para ta vida, Ia salud « la libertad dle sit parek. TUN. Mavs de Bazil Bel 9 Crsnotagin 8." sana? (2003) » ENRIQUE GIMBERNAT ORDE pertencce a la «incumbencia de la vietinnan, y qué es lo que seria de la sinenmbencia de un terceroy, de «actividades arriesgadas organivadas conjuntarnente por victima y aulors, y de en) ola N° rvend {TON OBJETIVA, PARTICIPACION EN UNA AUTOPUESTA, 85 —porque, si el suictda no fuera autorresponsable, entonces estarfamos en presencia de un homicidio o de un asesinato cometido en autoria 2, por niuy aulorresponsubles que sean, ello no excluye, sino deja intacta la punibilidad de quienes participan en la automucct> (ast, 143.1 y 2), y que el bomiciclio en el que consiente wna persona auto- responsable -porrue, aon juego nites vos una anit ria mediata-, iguelmente, y por muy autorresponsable que ella sea, tam- poco excluye, sino todo 6 contrario: conciciona lat responsabilidad del homicida por un delito del ari. 143.3. Asimismo, y con cardeter absolu- fo —que no excepcional ni no-generalizable— para todos los delitos dolo- sox contra lo inegridad fisica o psiqutca, el Codigo Penal vigente hat estat blecido —excluvendo la responsabilidad tinicamente en Jos supuestos de participacién dolosa en una autolesién— que quien lesiona a una per- Sona autorresponsable com su conscatimicnto — si no fucra autorres ponsable, serian aplicables los tipos de las lesiones comunes, ¥ no el pri- vilegiado de las lesiones consentidas—, de nuevo, y por muy autorresponsahlements que preste su anucneis, es punible por unas, lesiones del art, 155, sin que ese supuesto «principio de autorresponsa- hilidads tenga virtualidad algina para impedir la includible aplicoeion al autor de dicho precepto, De donde s¢ sigue, resumiendo esta se da objecion: No solo es que el «principio de autorresponsabilidady — con el que se quiere fundamentar la imputacién a la vfetima y Ta no: impuincién a los terceros le las consecuencias lesivas cuyo riesgo de praduceién ha sido acep.ade por aguélla—no ha sido contemplado por el Codigo penal: es que fo he tenido en cuenta expresainente, con carac- (er general para (odes los defilos dolosos contr: Le vida y la ihtegridad, pero para descartar su vigencia, y para estableces, por encima de cual quier duda posible, que, con la excepcién de le participacién dolosa en tuna autolesién, lt actuseidn autorresponsable de la vielima no excluye la punibilidad de los tereeros. ina Te fuera, enn Finalmente: Fl autor de este trabajo ests muy lejos de profesar res: peto reverencial de clase alguna por la jurisprudeneia del Tribunal Supremo: ésta, como cualguier otro producto intelectual, solo puede tener la fuerza de conviccidn que le den, no su autoridad, sino la soli- dez de los argumentos racionales sobre los que se base, Pero que cien- vados de la Sala 2° del Tibucal Supreme —cada uno, por si decirlo, de su padre y de su madre—, a lo largo de mas de un siglo, ininterrompidarmente, y con algunas reservas y matizaciones en fechas muy recientes, hayan establecide que no existe xcompensacion de cul pas» en Derecho penal, v que la imprudencia de la victima no puede cxeluir la punibilidad del autor, si éste ha aetuade tambign de manera negligente, no deja de ser un indicio de que no pucde ser corrects esa vuelta a [a tortilla» que propugna Ia teoria de las xesferas de compe Ieneias y del eprincipio de aniorresponsabilidads, en el sentido de que > UNL, Active dé Bence inl y Ctnivolan Nimans 312000) 86 FRIOUE GIMAERNIT ORDEN: ahora hay que mantener Ja (esis compleuuneute opuesta de que por muy imprudentemente que haya actuado cl autor de una heteropuesta en peligra consentida 0 el participe en una autopuesta, si ha concurrido también la culpa de ks vietina, slo sta, y nunca ayuéllos, se ponsable por las consecuencias lesivas sabrevenidas, V. Primera toma de posicién: la participacién en una atlopuesta cn peligro es en principio, impune en dere cho espaol 1, Ensw art, 143..-y 2.€l CP castina, respectivamente, la induecién y la cooperacisn necesaria dolasas al suicidio, El suicidio no es um hort cidio, porque, si lo Fuera, esos dos preceptos serian superthos, ya que Ja punibilictadl de ta incuccién y de la cooperaciéin necesaria al homici- dio deriva, sin mas, poniendo en relaci6n el art. 138 con el art. 28 a) y b). Pero como en el art, 138 kt concucta que se castiga es la de amatar autroy —el sujeto active es distinio del pasive— y el suicidio ea lo que consisie es cn «matarse a sf mismo» —el sujeto activo es aqui el mismo que el pasivo—, por ello no existe ninguna deseripciéa legal que tipili- que esia Gltima conducta, y porque es atipica, ha sido necesarie crea cl art. 143.1 y 2 que, excepeionalmente, castiga la participacion en un comporlamienty la anomeric. én sno punihle Como el art, 12 CP dispone que slas acciones u omisienes impra- denies sélo se casiigarén cuando expresamente lo disponga la Ley, ello quiere decir que tmicamente si existe un precepto especifico que tipifi que la conducta imprucente paralels a la del correspondiente delito dolo- so, silo enionces ser punible tambien la realizacién imprucente del tipo objetivo. Y ello es lo que sucede en el homicidio: si se mata a «otros po objetivo inieucionadamente tipo subjetive det detito deloso— ¢l precepto aplicable es el art, 138, y si se mata a cotro» —tipo objeti vo— por negligencia —tipo subjetivo del delito imprudente— entra en juego el art, 142, ya que en cl supuesto del homicidio ka ley si que ha dispuesto xexpresamenter el «castigo» de las correspondientes eaccion 1 omision impridenies». Por eso, si cl conductor, al saltarse impru- dontemente ya gran velocidad an semafor cn rojo, atropella y «anata a otro» que cruzaba confiadamente el paso de peatones, aquél respon dera sobre la base del art, 142, porque en este caso la ley si que ha dis- puesto «expresnmentes cl eastigos dela emuerie de otra» realizuda por imprudencia. uy cambies, Ia conducta imprudente paratela ala p: pre dolosa) en el suicidig (art, 143, 1. y2) noes punible en Derecho espa icipacién (sien STD, Astin oc Poly nino, WM IMPOPTACION RILEIVA, PURTTCTPACION bal UNA AUTOPTEST. aT Aol, Rilo es asf, porque, por una parte, aguella conducta no es subsv- mible enel urt. 142 (homicicio iinprudente), ya que aqut no estamos ante un supuesioen el que, negligentemente, el ator mata wa otro», sine ante on supuesto distinto en el que ef sujcto ayuda a que «iro se mate a si mismom. ¥ porque, por otra parte, no existe en el CP una disposicién ue cuastigue expresainente» la inchiceisn y le cooperacion impruden: tes al sticidio, por lo que, a falta de una cisposicién explicita que pena- lice esas conductas imprudentes, éstas, de acuerda con lo previsio en el ait, 12, deben considctarse atipicns. 2, Ciertamente que en los casos de participacion imprudente en una automuerte imprudente —el rdealer+ vende al drogadicto hero- ina, falleciendo éste posteriormente al inyectirsela, deseonociende ambos gue lz droga estaba adulterada; el motorista invila a otro a competir dentro del casco urbano, falleciendo el dit cuencia de su propia actividad inprudente—, esc sujeto que se auto- mata imprudentemente no es un suicida, ya que el suicidio cxige con- coptualmente que uno se prive a si mismo de la vide queriendo hacerty. Pero si lormulanos en términos tecnicos juridicopenales la dilerencia entre suicidio y aulopuesta en peligro con resultado de muerte, a pesar de que ambas son conductas indubitadamente at picas, habria que definir a aquél como la automuerie dolosa y a ésta como la auionuerie imprudente, y, como en Derecho penal el dole vs mas grave que la imprudencia, de ahi habria que deducir que la y mera conducta: la atitomuerte dolosa (suicidio), Gimbicn es mas gra ve que la automuerte imprudente (autopuesta en peligro com muce te no querida de la victima), y habria que deduct, asimismo, que, como la conducta mas grave —participacién imprudente en un su cidio— es impune —por ejemplo: si el «dealer» desconoce que la dro: ga est adulterada, y que sus efectos son letales, pero el comprador To sabe, y la compra precisamente para swicidarse, la conducts de aquél seria impune, porque sélo seria constitutiva de una participa. cién imprudente cn im suicidio—, tambien tiene que serio Ta menos grave, esto es: Ia participacién impradeate en un suicidio «impr: denies —por ejemplo: tanto el vendedor comprador ignoran la adulteracisn de la droga, y este dltimo se ka inyccta (autopuesta en peligro), suicidandose, asf, «imprudentementes—. Expresindolo todo ello con una frase: si, come deberia estar fuera de discusién, Ia participacién imprudeute ent un suicidio —que, para ser tal suicidio, lien que ser siempre doloso— es impune, con mayor motivo tiene que serlo la participacisn imprudente en um suicidio «imprudentes esto es: en uma autopuests cn peligro que descimboca en la mucete de la victima. ila autlopuesta en peligra no conduce a la muerte, sino sélo a la lesion de la integridad fisica de la victima, es todavia més Facil de demos wo el [UNED, Nest deen Panay Crit, Ke stradinae> 2 2900) 88. PARIONE GIMIMIANNT ORDLIC (war por gué la participacién imprudente en la autolesién, linprudente lambign, no puede ser punible: si la purticipacién dolosa en una auto- lesion dolosa es impune, con mayor motivo lo tiene que ser la partic pacién imprademte cn una autolesion dolosa, y, con mayor motivo ait, Ta patticipaciéa impradente en une autolesién inprudente, es deci pat litipaciéu imprudente cn une aucopuesta en peligro que dleseinbo- a, asimismo imprudentemente, en la lesién de la vietina, por ejemplo: ignorando que la heraina est adulterada, el vendedor se la entrega al drogailicto, quien, después de inyectéirsela, no muere, sine que s6lo sufre un graye dafto en su salu, 3, Resumicnde en pocas palabras todo le que se acaba de exponer: Como la participacion imprudente en un suicidio (como tal suicidio, siempre doloso) es impune en Derecho espanol, ¥ como también lo es la partieipaciém imprudente (lo es, incluso, la dolusa) en una autolesiény dolosa, de ahi se sigue que igualmente tienen que ser impnnes las par- ticipaciones imprudentes cn una automuerte o en unas autolesiones imprudentes, consecuancias de lx aulopuesta en peligro en la que se ha colecado la propia victim. : La heleropucsta cn peligro, al VI, Segunda toma de posicié consentida es punible en derecho esp I. Jaa conclusion general a la que acabamos de llegar: la participa- cin en tma autopuesta en peligro eon eonsecuencias lesivas para la viclima es impunc, conchisisn que infra VILL sera sometide a algunas matizaciones y limitactones, fundamentando (odo ¢llo sobre la base de que e] Cédigo Penal no castiga ni la participacién imprudente en un suividio (come tal suticidio, siempre dolose) ni tampoco la participa cin imprudente —ni siquiera la dolosa en unas autolesiones dolo- sas, de donde hay que seguir que, por ello, también tienen que ser impunes los comportamientos atin menos graves de parlivipacién Impradente en suicidios «imprudeotes» y en autolesiones impruden- tes, aquella conclusién no es extensible, porque no se puede ulilizar jumentativa, a los supuestos de heleropucsts en peli la misma via a gro consentida. 2. Si la correspondiente figura duloso del homicidia consisie en smnatar a oiro» (art, [38 CP), sin que para la aplicaci6n del tipo tenga trasccndencia alguna el que la victima haya aceplado o no el riesgo de que Ia podian matar —lan homicidio es el que se ejecuta sorpresiva- mente sobre un wiijoto pasivo desconocido para el autor, y conel que éste acaba de cruzarse cn Ta calle (es decir: sobre una vfetima que mun Berean 2 (204 LUNE. Mew de Dane Penal » Ciniitogt. YON ORISTIVA, PARIICIPACION LN UNA AUTOPUESA. a asumido cl riesgo de yue podian matarla) como aquél que comete ¢l marido sobre la esposa enamorada, que, & pesar de las conlinuas y serias amenazas de muerte de las que est siendo objeto, no ha denmeiado al esposo y ha preferida seguir convivieado con él en. el hogar familiar (es decir: sobre una victima que sf que ha asumido el riesgo que corre su vida), no se ve el motivo por el cual en el homicidio imprudente ten- dria que regir otra cosa, y excluirse su aplicacién en el supuesto de gue Ja victinma fuera consciente de que la accion descuidada del autor podrta conducit a su: propia muerte: el CP castiga a sel que por imprudencia grave causare Ia muerte de otros (art. 142.1) yal que «por imprudeneia Teve causareLa] la muerte de otra persona (art. 621.2), y la muerte «s causa imprudentemente» (anto cnando la vietima ignora como cuando conoce el peligro al que est siendo sometida, por lo que no existe razén, alguna que pueda inapedir le subsuncién de ambos supuestos en el tipo, correspondiente del homicidio imprudente (por imprudencia grave 0 eve, sextia los casos). Y como lo mismo ex aplicable a las lesiones dolosis: el tipo doloso es almente plicable tanto si el sujeto no ha asumid riesgo alpuno como silo ha aceptado ~ la esposa cnamorada de nuestro ejemplo ha recibi docontinuas y series amenazas, no de muerte, sino de ser maltratada fis camente, amenazas que lerminan convirtiendose en realidad, de abil se signe que las lesiones imprudentes son asieniso aplicables, indo pendicntemente de que la victima haya conocido y asumido, o 9, el peli= gro al que la sometia el autor: 3. ¥ si la imprudencia consciente de la victima no anula la punibili- dad del autor el conductor responde del homicidio o de Tas lesiones imprudentes de la victima, aunque ésta, como acompafiante en el vehi. culo, bubiera conocido y asumido el manejo descuidado de aquél, y que, Finalmente, se materializ6 cn la muerte 0 en el menuseabo de la inte- pridad fisica del sujet pasivo— lo mismo debe regir cuando la impru Gencia de la vietima es ineonsciente, siendo incoasciente también, en consecuencia,, del peligro que corria si el sujeto pasivo, abstratdo en sus pensamientos y sin darst cuenta de ello, eruza la calle de una ciudad por un higar que no es un paso de peatones, y resulta atropellado, ¥ muerto o herido, por un autemévil que, en lugar de ala velocidad tndici mma permitida en vias urhanas de 50 kilometros por hora, cireula a 140, el conductor sera responsable, en funcidn de los resultados causaclos, de un homicidio 0 de unas lesiones imprudentes, porque la negligeucia, del peaton, inrelevante en el correspondiente delito deleso, Le es asi mismo en el culposo, y no hace desaparecer de la faz de la tierra lo que es clemental: que ese conductor «ha causado por imprudencia grave la muerte de otro, y que, por consiguiente, su comport mible-en el art. 142.1 CP, UND eae Biba onal Croll NP anit 3 3001 90. NRIOL (sa 4, La tosis que aqui se defiende para los casos dle heteropuesta en peli- gro consentida, en el sentido de que la imprudencia de la victitna no © me de responsabilidad al causante eulposo de la lesion del bien jurtdi- co, coincide con la tadieional del TS de queen Derecho penal no existe acion de cullpas», Sin embargo, la ulterior doctiina (radicio: nal del TS de que, en tales casos, la imprudencia de Ia victima puede degradar la del autor de grave aleve, no puede convencer. Porque la imprudencia grave —por ejemplo, cireulara 140 kilémetros por hora en una via urbana— se queda en lo que es: en imprudoncia grave, sin que esa infraccién temeravia de las normas de cuidado pueda verse alecta- da porque la victima haya actusdo o haya dejado de actuar también amprudentemente, Sin embargo: ciertamente que en la heteropuesta en peligro consentida —como ha sido puesto de manifiesto, acertadamen- te, por la dectrina—, cl sujeto, sélo astume ven riego, pero no consiente ni en Su muerte ni en sus Tesiones —ni quiere morirse ni acepta el menos- cabo real de su salud—, por lo que aquella figura no es paralela a la del homicidio consentido privilegiado del art, 143.3 —donde el sujeio pasi- vo quiere que le maten— ni a las lesiones consent ilegiadas del art. 155 —donde la viclima yuicre que atenten contra sw integridad Lisi- ca; pero de la existencia de esos dos tipas privilepiadas puede dedu- citse, analégicamente, que en estos supuestos de concurrencia de cul pas la de la victima paede condicionar, no la degradacién de la imprudencia del autor—de grave a leve—, ni mucho menos adn Ta impu- nidad de éste, pero si que agyuella cireunstancia sea tenida en cuenta para Ja determmmacion de una pena menos severa centco del mareo punitive correspondiente, VIL La participacién en una autopuesta en peligro y la heteropuesta en peligro consentida en la jurispra- dencia del Tribunal Supremo 1, Hasta ahora, cn el presente abajo se lian delendide dos tesis: Primera tesis: En ly participacién en una antopuesta en peligro de la viebimta que desemboca en su muerte o ent el menoseabe de sit integri- dad Fisica, esa condvecta del particine es impure, porque si el Cédigo Penal no castiga nila participacién imprudente en un suicidio doloso ai tam poco la participacién imprudente en unas autolesiones dolosas —ni siquicra castiga la participacisn dolosa en unas autolesiones dolosas—, con mayor motivo ain Lene que considerar impunes las parlicipaciones imprudentes cn un suicidio «imprudenie> o en unas autolesiones fnrpru- denies DINED Revita de Doncho Pals Cvintnuloa N” Bxraerdinaro 2/2004) _ TON ORFETIVA, PARTICIRACION EN UINA AUTOPEESTA oO Y segunda tesis: Ent ka heteropuesta en peligro consentida, es decir en aquellos casas en Ins que el Lercere —no ya como parlicipe, sino como autor material, mata o lesionaa otro imprudentemente, siendo este diti- mo conocedor del riesgo que asume—, ese artior material responde penal menie de wn homicidio 0, en su caso, de unas lesiones imprudentes, por- que camo on el hamicidio y en las lesiones doloeas es irrelovante pura {a aplicacin del tipo correspondiente que la victim haya sido o no cons: cicnte del rieszo que cotrfan sus bieues juridicos, lo mismo debe regir para los tipos paralelos del homicidio y de las lesiones imprudentes, que setdn aplicables indepcrdientemente de si el «matzdos 0 el lesionado conocian la situacion de peligro en la que se habian situado. De todas formas, y coma cn los supuesios dolosas el consentimiento de la victi ma, no en la situacién de riesgo, sino en Ia Tesién directa del bien jun dico —quicre que la maten, quiere que la lesionen— da cntraa a los lipos privilegiados de. respeciivamente, cl homicidio consentido (art 143.3) y de kas lesiones consentidas (art, 155), de ahi se sigue que en tales casos puede ser provedente, no, como ha mantenido en acasiones cl TS, a degradacién de la imprudencia de grave aleve —ya que la impru- dencia, si es grave, no deja de sorlo porque la victima conozca el peli- kro al que se expovie —, pero sf tener en cucaita esa circunstancia para, analogicamente, determinar una pena menos severa dentro del marco punitive comespondiente 2. Tndependientemente de la fimcamentaci6n jurisprucencial, que habitualmente sucle argumentar las conclusiones a las que Hoga con la no-relevancia en Derecho penal dela «compensacién de culpas, la primera tesis que he establecico — impunidad de la participacion en una autepuesta cn pelizro— discrepa de la posicién que, en términos gencrales, ha mantenido y sigue manteniendo el TS, mientras quc la segunda tesis — responsabilidad del autor de una heteropuesta con- sentida— coitieide en fos resultados con la doctrina de nuestra juris prudencia a) Y asi, y por lo que se refivre a la participacién en una autopuesta en peligro, lan de ser rechazadas, por ejemplo, la sentencia del 1S de 25 de septiembre de 1986, A. 4937, on la que se candena por homicidio Imprudente al conductor de wna molocicleta que, impruclentemente, compite con otto molorista a gran velocidad por una calle de Rarcelo- na, falleciendo el iiltime « consecuencia de una colisién ocasionada impradentzmente también, y las sentencias de 29 de mayo de 1991, A. 3983, y de 20 de febrero de 1993, A. 1383. Estas dos tltimes resoluciones se oeupan de la responsabilidad de quiicnes entregan herofna a terceras personas, quienes se la autoinyee- tan, resutando cl dropadicto lesionado en el supnesto de hecho de ka sen- tencia de 1991, y muerte en ol de la setencia de 1993, y, atmrique por con UNM, fesede Beco Peuady Cronaiga, . etnoudin 2 (2064) $2 ____ ew rronm enanrensT ORIG sideraciones ajenas al problema que ahora nos ocupa, en ninguna de las dos sentencias se imputan esas consecuencias lesivas a las personas que proporcionaron la droga, no obstante, ya nivel de «obiter dicta», ambas senteneias se inclinan por hacer responsables por las lesiones, etn caso, y por la muerte, en el otro, a Jos suminisiradores de la sustanc Frente a esto ha gue decir que, como la heroina es uni droga que se produce y comercializa de forma clandestina y sin control ce clase algu- ha, y, en consecuencia, ni el «dealer» que la verde ni la persona que se la inyceta pueden saber en el caso conereto cual es su composicidn, ni, por consiquiciite, cual es su grado de pureza ni siestd adulierada 0 no, de abt que, en el supuesio de que su adminisiracién desemboque en la lesion de la integridad Fisica o de la vida del consuinidor, estarfamnos ante une par ticipacién impradente en und autolesion o adomuertes también impra- denies, y, como la participaci6a imprudente en una axttopuesta en peligro con consceuencias lesivas debe considerarse, como ya he fundamentade anteriouncnte, impune, por ello hay que rechazar lunto ¢] resultado al que llega la sentencia de 25 de septiembre de 1986 como los «obiter dicta» con- tenidlos.en las de 29 de mayo de 1991 y 20 de febrero de 1993, b) aa) En la heteropuesta en peligro consentida con resultado de muerte 0 lesiones la (esis que acoge el T'S coincide, en los resultados, con la mantenida en el presente trabajo: ¢] autor responde por las con- scoucncias lesivas producidas. Asi se ha pronunciado el TS en, entre otras, las sentencias de 3 de diciembre de 1963, A. 5168 (responsabilidad por homicidio impruden- le del conductor de una motocicleta que circula sa excesiva velocidad, en competicion con otros motoristas, por une carretera estrecha, en lat que existen muchas curvas, sin guardar las precauciones obligadas», chocando contra un automévil, y perecienclo en el acciclente quien, cons- ciente del riesgo que cortia, viajaba cn dicha motocicleta como acom- pafiante), 26 de encro de 1981, A, 246 (condena por homicidio impru- Uente del conductor de un tractor, que se precipita por im desnivel de 1,30 metros, falleciendo cl obrero agricola que, negligentemente, iba subido en el apero que el tractor remoleaba), y 18 de marzo de 2002, A 6691 (responsabilidad por homicidio imprudente del conductor de un automévil que, tras haberse parado en el lnieral de la ealzada, y sin «comprobar que la via sc hallaba expediia, se 1 Hlando y matando a una persona que, imprudenternente tambign, esta- ba caminando «amo peatén por la carretera dentro dé la cona desti- nada a la cireulacién de coches»). Aunque, como ya he seiialads incorpora a ésta, aro. a sentence na puede decucinse si ln velinn er por ello, lampaco af Habis asumide » mo el riesgo "en oute tltime supuasto, de consciente » mo de su imapruclenei OWNED. Revista de esd Mou y ett maori 2 (2003) INIPURNCION ONLI, PAREICTIACION Re UNA ALTOPURST 93 anicriormente, el TS sucle fundamentar ésias y otras resoluciones simi lares con el argumento de que en Derecho penal no existe Ia «compen saciGu de culpas», sin embargo, la raz6n determinante de la no-exen: cidn de responsabilidad del autor reside, de acuerdo con ka tesis que aqui se mantiene, en gue, como en el hamicidio y cn las lesiones dolosas es jnrelovante para la uplicacién del tipo currecpandiente qe ma haya sido 9 no consciente del riesgo que cosrig sus bienes jurfdicos, lo mismo debe regir para los tipos paralelos del homicidio y de las lesio- nes imprudentes bb) De la doctrina practicamente unanime del 1'S de que, quien, por negligencia, mata o lesiona a otro, responde por cl correspondiente deli to imprudente, independientemente de sila vietima se ha comportado, a su vez, tambien imprudentemente, disccepa, aisladamente, la senten cia de 17 de julio de 1990, A. 6728, Dicha scatcncia se ocupa de un supuesto de hecho en el que la vie: ima, Héctor José K., reta al procesado, Carlos ©. R., a que, para pro: bar a punteria de éste, dispare conira él mientras bebe de ana botella. Carlos ©. R, acepta el desaffo y dispara, pero, en ver de acertar en la hotella, inarra el tiro, alcanzando el proyectil en el hemitérax derecho de Héctor, quien fallece a consecuencia del disparo, ELS contirma la condena por homicidio imprudente del tribunal de instancia, argu mentando su decisién en que, en el momento del disparo, la yictima celecluaba un movimiento con el cuctpo para limpiarse algo de vino que Ie habia caido encima, es decir: con el argumento de que la vielima Ho, habia consentido en un riesgo tan elevado como uguil al gue le somelié el autor, ya que lo acordado era que ésic disparase mientras aquélla bebla dela botella, y no cuando se movia par limpiarse una mancha de vino. Soptin esta sentencia del 7'S, habrfa provedido la sbsolucion, en cam bio, perausencia de imputacion objetiva, y sobre la base del crilerio del afin de proteceién de kt norman, y aumque se hubiera prochicido igual- mente la mucrtc de la vietima, of ef riesgo corride por ésia Inubiera. coite cidido con et realmente aceptado, es decir: si el autor hubiera disparado cuando el sujeto pasivo se encontraba, no limpidndose ka mancha, sino hobiendo cfectivemente de la botella, ya que Io que fundamenta aque lla responsabilidad por homicidio imprudente es la circunstancia de que Hector José R,

Anda mungkin juga menyukai