Anda di halaman 1dari 2

El discurso lineal y el experimental en El almuerzo desnudo de William Burroughs

El propio Burroghs describe al lenguaje como un virus que se aloja en el individuo en forma
de dependencia de líneas, a partir de esa metáfora puede cobrar sentido la palabra
“metabolismo” para describir el modo en que el autor quiere apropiarse de la experiencia y
configurar literatura, arte. No habla de trastornos psicológicos respecto a la droga, sino del
problema del metabolismo en la sociedad contemporánea, o sea de cómo digerir
situaciones, emociones, personas, etc. Ciertas cosas como las drogas que vienen de un
origen natural y se sintetizan o no, la cultura no la puede procesar, como la literatura es
parte de la cultura tampoco. Por eso recurre a procedimientos que tratan de dar cuenta de
esa percepción mediante el discurso d la forma que parezca lo menos forzadamente
posible: cut up, la yuxtaposición de imágenes. Cuando narra a las experiencias que
exceden lo decible usa esa poética. Por ejemplo en una escena donde tienen relaciones
dos hombres y una mujer parece que llega un punto que con el discurso narrativo, lineal no
puede seguir expresándose y pasa a una poética de acumulación de imágenes,
incoherente (pag. 62). Para dar cuenta de esas sensaciones que son un límite entre la
cultura y lo no-cultural, natural o salvaje va dejando atrás representaciones en ese ejemplo
pertenecientes a la cultura como el transporte, la escuela hasta hablar del mar, mosquitos,
etc. Entonces esa incoherencia se reduce porque existe una relación de asociación, si bien
azarosa y experimental de lo no dicho como lo que está por fuera de lo cultural y tiene que
ver más bien con algo salvaje, incivilizado. Se da a lo largo de la novela y particularmente
lo explicita en el principio con la distinción que hace de las drogas naturales a las
sintéticas, la literatura también tiene que sintetizar las emociones de los personajes y
cuando el discurso lineal no lo logra aparece la poética descripta o la inverosimilitud para
dar cuenta de lo no-dicho, eso que excede al lenguaje. Cuando vuelve a hablar de la
“gente normal y corriente” como llama en un capítulo a los médicos se presenta otra vez la
narración lineal. Por eso esas representaciones del ciempiés gigante, podría resonar la
temática que La naranja mecánica también quiere contar, pero la diferencia está en el
empleo del lenguaje, en el orden del discurso. La bestialidad que encarna el control tanto
de los mecanismos de los médicos, como la droga misma que deja en la inacción de los
personajes, el narrador cuenta que solo cuando se activa el reloj de la droga retorna el
movimiento. Se puede relacionar con la quietud del lenguaje que nombra en los adictos, lo
llama el problema para el lenguaje en uso, la carencia de interpretación y emoción. Hay un
vínculo entre movimiento, lenguaje y tiempo. El tiempo-droga como menciona el propio
narrador es por momentos compulsivo, repetitivo, rítmico cuando se activa el reloj y quieto,
anulado cuando todavía no surge la necesidad, carente de referencia con el mundo.
Carencia de referencia que la inverosimilitud proporciona cierto grado de
autorreferencialidad. O se mueven de forma bestial o directamente no se mueven,
diferentes técnicas para ilustrar el control de los personajes.

Por otro lado, la función que cumplen los paratextos de autor (Introducción, el prefacio
atrofiado y el apéndice) presentan y amplían el tema que unifica la novela que es la
adicción a todo tipo de drogas. Pero no lo hace de forma dramática, ni superada, sino que
apela a una objetividad científica, sobre todo química. Llega a la conclusión de que el
problema de la droga se corta con apomorfina y punto.
Frente a ese relato testimonial lineal, medianamente objetivo, genera todavía más impacto
el uso experimental tanto con el lenguaje como con los géneros y la voz científica, objetiva
del principio vuelve a aparecer en el texto con la voz del narrador. Este es un narrador
extrapuesto muy objetivo, distanciado. Esa objetividad produce una contradicción de un
lenguaje y otro, cierto engaño en la función de los prólogos de presentar el problema en el
lugar de lo decible, la narración y la argumentación lógica y causal, pero resolverlo en la
ficción en la experimentación, la poética de vanguardia. La pregunta sería si esos
paratextos son parte o no del texto para llamar quizás la atención de la seriedad, de darle
una categoría lógica para captar lectores antes de introducirlos en el viaje de la
experimentación sin previo aviso. Posicionarse en lo testimonial es una forma de tratar de
reguardar a la ficción de críticas, del juicio.

Al género novela Burroghs aporta una ruptura de la estructura y un trabajo diferente con el
lenguaje al estallar la conciencia, la destrucción del ego y los cánones sociales. Por eso es
conflictivo el uso del discurso porque trata de la adicción y no de las drogas, ya que
distingue al peyote, LCD, la marihuana en un primer momento de la heroína, cocaína,
morfina y de las que se dedica son las del segundo grupo, por ser compulsivas, vacías,
secuenciales. Esas percepciones, experiencias son las que intenta asimilar el discurso
más bien poético, fragmentario cuando las quiere cortar, vencer, mientras que las partes
lineales, narrativas serían las que se identifican con la adicción, la compulsión, el lenguaje
como un virus como lo entiende el propio Burroghs

Anda mungkin juga menyukai