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“En cuanto a mi vida sexual, lamentablemente siempre acababa degustando el

mismo menú: los jueves, paella. Indefectible. Cuatro besos, cuatro toques de teta,
dos lengüetazos clitoridianos y meterla. Pim, pam, pum, fuego. ¿Dónde quedaba la
imaginación? ¿En qué oscura reserva podía residir el juego erótico, la fantasía? Era
como si la monotonía política y la carencia de espíritu crítico hubieran contagiado la
intimidad. ¿Existían otros ecosistemas que pudieran regirse por otro tipo de reglas
o, mejor aun, donde estas se redujeron al mínimo? ¿Existía algún espacio donde
pudiera ser yo misma?
Armarios de cuero: relatos de vida BDSM

No todo el amor sabe a vainilla.

Un dia cualquiera entras a la heladería más completa e inmensa de la ciudad, un


surtido de cientos y cientos de sabores y combinaciones están frente a tus sentidos,
puedes elegir el que quieras y entonces eliges un buen y clásico helado de
vainilla…

El crisol que propone la sexualidad humana parece similar , en un mundo donde


cada vez hay más automatas estresados ligados a la rutina diaria, donde un simple,
conocido y furibundo coito termina siendo el epítome de la unión de las relaciones
de pareja resulta sumamente refrescante encontrarse con una gran variedad de
sabores, algunos conocidos, otros raros y sumamente complejos y aquellos que
siempre has deseado probar (pero no te has atrevido) bueno, pues el BDSM te los
pone sobre la mesa y no solo como una efímera experiencia si no como forma de
vida.

EL BDSM( Bondage y Disciplina; Dominación y Sumisión; Sadismo y Masoquismo.)


es mucho mas amplio que lo que sus siglas pueden mostrar a primera vista y mucho
mas que lo puramente sexual, bajo una relación contractual que lo hace “Sano,
Seguro y Consensuado” (SSC) y como toda exteriorización humana, trasciende en
manifestaciones amalgamicas de erotismo y parafernalia , protocolos, arte,
fantasías , deseos, placer, amor y dolor . ¿Pero porque tenemos esa relación tan
profunda entre dolor y el placer?.

Muchas de las actividades humanas implican dolor y aunado a ello muchas


conllevan a experimentar placer; comer picante, rascarte una costra, realizarte un
tatuaje, o una rutina extenuante en el gimnasio pudieran ser ejemplo para algunos
de nosotros, estos se debe a que toda manifestación de dolor provoca que nuestro
sistema nervioso central genere sus propios narcóticos así que libera endorfinas,
proteínas las cuales su función es bloquear dicha sensación, pero eso no es todo lo
que el dolor hace en n nuestro cuerpo pues como contraste a las experiencias
“placenteras” hace que entremos en una sinergia donde donde percibimos en
mayor o menor medida olores o sabores específicos, una vez sabiendo esto no es
de extrañar que compaginen tan bien el dolor y el placer en ese golpe directo de
euforia y sensibilidad que tiene el erotismo.

Todos somos actores, todos llevamos un papel y cierto rol a realizar dependiendo
de nuestro contexto y de quien nos acompañe, de la misma forma podemos
encontrar una dualidad de rasgos preponderantes en el BDSM, la dominación y la
sumisión, siendo asi que el dominante como sujeto activo induce, sugiere, convence
o impone sus deseos al sujeto pasivo o sumiso quien consiente el ánimo y actuar
del dominante, lo que nos lleva a un papel que va más allá del umbral del dolor y el
placer, hablamos de un profundo sentido de empatía, confianza, entrega, aceptación
y poder.

¿Pero que tan “Normal” resulta el BDSM en la sexualidad? es decir ¿seremos


enfermos por gustar ser inmovilizados, flagelados, dominados? o por complementto
¿someter y controlar?. Algunos estudiosos de la Psicología establecen la existencia
de una sexualidad “normal” y otra “Anormal, para el fallecido Doctor Judd Marmor
psiquiatra de gran influencia durante la década de los 60s en la supresión de la
homosexualidad de la lista oficial de trastornos clínicos de la American Psychiatric
Association mencionó:

“ un comportamiento sexual “saludable” es aquel que es motivado principalmente


por sentimientos afectuosos y ternura, busca tanto dar como recibir placer,
discrimina en cuanto a la elección de pareja, y es motivado por tensiones sexuales
recurrentes en un contexto de atracción física y afecto.

El comportamiento sexual “enfermo”, en cambio, es usado como un medio para


descargar ansiedad, hostilidad y culpa, busca sólo recibir placer, no discrimina en la
elección de su pareja y es provocado por tensiones no eróticas que son a menudo
compulsivas.”

Bajo este tenor y respecto al principio de consensualidad predominante en el


BDSM, no solo nos encontramos con un abanico de “sabores” sino también con la
pauta para desmitificar dicha forma de vida y reconocer fuera de la supercheria
melosa y acolchada de ciertas cintas y novelas la filosofía, sus simbolismos, sus
contrastes (de los que esperamos hablar y ahondar proximamente) pero sobre todo
poder emprender y comprender la honestidad y visión casi bendita sobre los
deseos sexuales que tenemos todos los humanos, y no quedarnos simplemente
sentados, y excitados sin saber a donde correr limitando nuestro placer e
imaginación.

Bibliografía recomendada:
-“The Loving Dominant” (1994) de John Warren
-“La venus de las pieles”. (1870) de Sacher-Masoch
-“Armarios de cuero: relatos de vida BDSM (2007) de Fernando Sáez Jiménez y
Olga Viñuales
-Historia de O. (1954) de Pauline Réage

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