Tecnicas para Animación de Grupos

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ÍNDICE
Introducción 7
Capítulo 1: Las técnicas de animación de grupos 11
Capítulo 2: Criterios para la utilización de las técnicas

de animación de grupos 23
Capítulo 3: Aspectos estructurales de las técnicas de

animación grupal 31
Capítulo 4: Técnicas de presentación 35
Capítulo 5: Técnicas de formación de grupos 81
Capítulo 6: Técnicas de integración grupal 95
Capítulo 7: Técnicas de conocimiento personal e

interpersonal 163
Capítulo 8: Técnicas de trabajo y estudio 205

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INTRODUCCIÓN
Para los seres humanos la experiencia de lo social es

indisociable de la existencia de los grupos y de las organiza-
ciones. La mayor parte de nuestra vida se desenvuelve en el
seno de diferentes grupos. En ellos y por ellos adquirimos las
herramientas para compartir, intercambiar y desarrollar ap-
titudes para hacer efectiva la interdependencia inherente a
nuestra condición humana.
No obstante, es muy común que muchas experiencias

grupales que hemos tenido a lo largo de la vida no hayan sido
satisfactorias. Es probable que esa situación se haya debido
en gran parte a fallas en la dinámica y la estructuración de
los grupos en que participamos. Fallas producidas por la ex-
cesiva naturalización de lo grupal (la creencia de que los
grupos son la resultante “natural” de la socialidad humana)
y por la mirada espontaneísta sobre su formación y evolu-
ción. Por el contrario, los grupos sociales se configuran en
torno a necesidades e intereses particulares y
contextualizados; configuración que supone un proceso so-
cial de construcción grupal de carácter intencional. En defi-
nitiva, muchas experiencias sociales las realizamos dentro
de agrupamientos. Si bien muchos de éstos poseen el poten-
cial para convertirse en grupos, no logran realizar ese pasa-
je por el desconocimiento de los fenómenos grupales por parte
de sus líderes.
En el contexto de la sociedad contemporánea en que

los vínculos y las relaciones humanas se regulan por una ló-
gica de flujos de circulación y redes de intercambio a partir
de puntos de referencia móviles y dinámicos, lo grupal ad-
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quiere una nueva significación y requiere de una acción sis-

temática y bien fundamentada. Este libro de técnicas de ani-
mación grupal pretende aportar herramientas para todos aque-
llos que coordinan o se preparan para coordinar y liderar
diferentes tipos de grupos.
En nuestro anterior texto “Lo grupal en las institu-

ciones educativas: herramientas para su análisis” (Ed. Bru-
jas, 2003) ofrecimos recursos teóricos para una lectura de
los procesos grupales. Si bien el libro que estamos presen-
tando es autónomo del anterior, tiene una estrecha relación
con aquel. En este texto de técnicas de animación grupal
hemos pensado en ofrecer a los lectores un menú de diferen-
tes propuestas orientadas a promover lo grupal. No obstan-
te, estas propuestas tienen que ser aplicadas de manera con-
cienzuda y con metas de desarrollo grupal claramente
preestablecidas. Para ello, es necesario que los coordinado-
res “puedan leer” la vida grupal a través de las herramien-
tas teóricas, por lo que sugerimos la lectura del texto al que
hemos hecho referencia.
Los lectores encontrarán en este libro un conjunto

considerable de técnicas que hemos recopilado de diferentes
fuentes, incluidas las de nuestra propia experiencia como
animadores de grupos en organizaciones sociales, religiosas
y educativas. Las técnicas son presentadas utilizando un cri-
terio evolutivo, es decir siguiendo la secuencia del proceso
grupal descripta por los teóricos.
El texto se ha estructurado en capítulos en que se

abordan diferentes cuestiones. El primer capítulo ofrece unas

breves demarcaciones conceptuales que permiten dar cuen-
ta del significado que otorgamos al concepto de técnicas de
animación grupal. El segundo capítulo explicita algunas nor-
mas y criterios para la utilización de las técnicas, centrándo-
nos especialmente en el rol del coordinador/animador. El ter-
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cer capítulo describe los criterios considerados en la elabo-

ración de las técnicas y el significado de los íconos utilizados
en la exposición posterior. Los capítulos siguientes tratan
sucesivamente sobre las técnicas de presentación, de for-
mación de grupos, de integración grupal, de conocimiento
personal e interpersonal y de trabajo y estudio.
Como los lectores irán descubriendo muchas de las

técnicas se basan en “dinámicas de grupo” más generales y
conocidas por los agentes del campo social y educativo, lo
que facilitará su uso en las prácticas cotidianas. Asimismo,
observarán que la mayoría de ellas propone actividades liga-
das al contexto de la vida cotidiana del mundo contemporá-
neo, lo que contribuye a hacer una experiencia vital dotada
de significatividad y que a la vez puede promover la reflexión
y el debate sobre ciertos temas.
Si bien el texto se denomina “técnicas para la anima-

ción de grupos”, entendemos la palabra “técnica” en un sen-
tido más laxo que el que sugiere su significado. A nuestro
criterio, la técnica constituye una herramienta maleable, una
tecnología blanda que el animador debe ajustar a sus necesi-
dades, sus características personales y su realidad grupal.
No pretendemos que los lectores utilicen cada técnica como
una receta o una prescripción infalible. Por el contrario, cree-
mos que como toda herramienta estas técnicas son sólo un
medio que puesto en manos de personas creativas pueden
encontrar aplicaciones interesantes y generar nuevos recur-
sos para la mejora de la vida grupal. Invitamos a nuestros
lectores a tomar las técnicas de animación grupal como orien-
taciones, como disparadores para reflexionar y operar de
modo renovado sobre los grupos de los que forman parte.
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CAPÍTULO 1
LAS TÉCNICAS DE ANIMACIÓN DE GRUPOS

En este capítulo se realizan algunas aclaraciones
terminológicas, necesarias para esclarecer el significado de
diferentes conceptos vinculados a las técnicas de animación
grupal. Iniciamos el análisis con el tratamiento del concepto
“dinámica de grupos”. Esta expresión es utilizada de diver-
sas maneras según el contexto de aplicación. En general,
uno de los aspectos críticos de su utilización es que puede
hacer alusión tanto a un cuerpo conceptual, a una técnica, a
un instrumento o a un concepto operatorio al servicio de esa
técnica.
El término «dinámica» proviene del campo de la Físi-

ca, y se relaciona con la expresión dinamis. Con ella se de-
signaba una fuerza física, en clara referencia al trabajo del
esclavo que en la antiguedad constituía la única fuerza de
trabajo que guardaba relación con la producción económica.
Se aprecia en la esencia del término «dinámica» una conno-
tación teleológica, es decir, que tiende hacia algún fin. De
acuerdo a este significado etimológico, la expresión dinámi-
ca de grupos se vincularía a las fuerzas y tensiones internas
que se producen en el intercambio entre personas articula-
das en la intencionalidad de configurar un grupo social.
Desde que las ciencias humanas y sociales tomaron a

los grupos humanos como objeto de interés científico, la di-
námica de grupos tuvo un creciente interés tanto por sus
desarrollos teóricos, como por sus derivaciones en el campo
de las intervenciones sociales y educativas. Algunos autores
no dudan en considerar que «la expresión dinámica de gru-
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pos se usa para describir un campo de estudio, una rama de

las ciencias sociales que se dedica a aplicar métodos cientí-
ficos para determinar por qué los grupos se comportan en la
forma en que lo hacen» (Knowles, Malcom e Hilda, 1969).
Según esta perspectiva la dinámica de grupos constituiría
una disciplina o por lo menos un capítulo relevante dentro de
la teoría de los grupos. Se observa que estos autores propo-
nen que se trata de un campo de estudio, perteneciente al
ámbito de las ciencias sociales y en el que se producen nue-
vos conocimientos a partir de la aplicación de métodos científi-
cos. De acuerdo a este posicionamiento, la dinámica de gru-
pos puede considerarse un campo teórico o conceptual que
pretende describir y explicar los procesos que acontecen den-
tro de los grupos sociales.
Sin embargo, los mismos autores señalan otra signi-

ficación para el concepto al afirmar: «también la expresión
dinámica de grupos ha llegado a usarse para describir un
creciente cuerpo de conocimientos aplicados o una tecnolo-
gía, que intenta traducir los descubrimientos o teorías del
conocimiento básico en principios y métodos prácticos». En
este sentido, la dinámica de grupos se presenta como una
tecnología social, es decir como un conjunto de dispositi-
vos, procedimientos y acciones tendientes a orientar inter-
venciones grupales. Éstas se fundamentan en los principios
teóricos y operativos formulados en el campo de la teoría
de grupos.
De lo antes expuesto, podemos deducir que el térmi-

no «dinámica de grupos», en sentido amplio, hace alusión a
los procesos de interacción que movilizan al grupo. En senti-

do estricto, alude a las técnicas y/o estrategias que se po-
nen en práctica, en base al conocimiento de los procesos
grupales, con el fin de operar sobre la conducta de los indivi-
duos a fin de que arriben a la consecución de algún objetivo
determinado.
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La dinámica de grupos en su dimensión tecnológica

aspira a que los participantes en un grupo adquieran -me-
diante los procesos de interacción grupal promovidos por el
dispositivo de intervención- conceptos y conocimientos res-
pecto a algún foco temático; nuevas maneras de percibir la
realidad y de percibirse dentro de la realidad; modificacio-
nes en las actitudes, en las formas de ser y de sentir como
sujetos individuales y como sujetos integrados a un grupo de
pertenencia.
Como señalamos anteriormente, la dinámica de gru-

pos como tecnología pretende generar técnicas. Éstas son
procedimientos estandarizados a través de los que se pre-
tende lograr unos resultados predefinidos. Como en toda tec-
nología social, las técnicas de intervención son indicativas,
no prescriptivas, ni mucho menos normativas. Se trata de
técnicas maleables, adaptables y flexibles que pueden ser
ajustadas según las particularidades del contexto, de la or-
ganización, de los sujetos y de los objetivos que se persigan
con su uso.
Las técnicas para dinamizar grupos son el conjunto

de medios, instrumentos y procedimientos que, aplicados al
trabajo en grupo, sirven para estimular su acción y funciona-
miento para alcanzar sus propios objetivos. Son maneras de
organizar la actividad del grupo, teniendo en cuenta los co-
nocimientos que aporta la teoría de la dinámica de grupos.
Como sostienen Cirigliano y Villaverde (1975:78) “las técni-
cas de grupo son maneras, procedimientos o medios
sistematizados de organizar y desarrollar la actividad de
grupo”. Los autores aclaran que se basan en conocimientos

suministrados por las teorías de dinámica de grupos y afir-
man que “los medios o los métodos empleados en situaciones
de grupo para lograr la acción del grupo se denominan técni-
cas grupales”.
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Estas técnicas permiten fortalecer la estructura del

grupo, al que le dan una cierta base de organización para que
pueda funcionar como tal. Como señala Andueza, M. (1983:35)
las técnicas grupales están cimentadas científicamente y pro-
badas por la experiencia; “enseñan en forma experimental y
aumentan la energía natural del grupo. Son instrumentos o
medios para el logro de objetivos. Dan las estructuras nece-
sarias para la consecución de los mismos”.
Las técnicas de grupo favorecen modos de interacción

y de encuentro interpersonal orientados por valores de res-
peto, tolerancia, colaboración y reciprocidad. Favorecen las
relaciones humanas y el trato interpersonal generando un
contexto que incide positivamente en la adquisición de cono-
cimientos. Andueza (1983:35) sostiene que estas técnicas
“tratan de establecer un puente entre los miembros del gru-
po. Propician el surgimiento de habilidades, generan una edu-
cación más moderna, enseñan a pensar activamente y a es-
cuchar comprensivamente, desarrollan el sentido de coope-
ración y fomentan el intercambio. La dinámica de grupos, a
través de sus diversas técnicas, trata de conseguir que los
individuos se desarrollen, crezcan, maduren, establezcan
nuevas formas de relaciones, estimulen y organicen el apren-
dizaje y ejerzan la función de guía”.
En definitiva, las técnicas de grupo permiten una me-

jora de la calidad de los procesos grupales. Su utilización
revela la intención de “construir” lo grupal mediante activi-
dades y procesos que estimulan las sinergias y fuerzas que
circulan entre los integrantes del grupo. La designación que
en este texto hemos adoptado de técnicas para la animación

de grupos, tiende a enfatizar el valor que éstas tienen para
generar climas de crecimiento y mejora grupal. Antes de pro-
seguir realizaremos algunas acotaciones acerca del concep-
to de animación, retomando los aportes de la animación so-
cio-cultural como campo de intervención social.
14
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Según el diccionario la palabra animación tiene dife-

rentes acepciones. La primera de ellas indica “expresión en
las acciones, palabras o movimientos”. Esta acepción enfatiza
el aspecto expresivo de las conductas humanas, al ser éstas
un modo de manifestación de la interioridad de la persona.
Otro significado que el diccionario otorga a esta palabra es el
de “concurrencia de gente”; acepción que alude al encuentro,
la interacción con otros en un espacio-tiempo determinado.
Por último, también significa “alegría”. Estas tres acepciones
se implican y permiten caracterizar adecuadamente la ani-
mación socio-cultural como una acción o actividad social.
Bound y Miller (1997) destacan las connotaciones de

la palabra animación como filosofía de intervención social.
Afirman que la animación socio cultural pretende dar vida a,
inspirar, vivificar, avivar las condiciones vitales de las per-
sonas, los grupos y los colectivos. Para estos autores el ani-
mador es el que actúa con los participantes, o con los otros,
en situaciones donde el aprendizaje es un aspecto central de
la actividad, asistiéndolos para trabajar con y a partir de la
experiencia personal y grupal.
La UNESCO define a la Animación Sociocultural como

“... el conjunto de prácticas sociales que tiene como finali-
dad estimular la iniciativa y la participación de las comuni-
dades en el proceso de su propio desarrollo y en la dinámica
global de la vida sociopolítica en que están integradas». Esta
definición plantea el carácter motivador de las acciones de
animación para que las personas y los grupos puedan asumir
un rol más activo en la satisfacción de sus propias necesida-
des de desarrollo, responsabilidad que se extiende a la parti-

cipación social y política de su comunidad. De alguna manera
esta definición enfatiza la naturaleza emancipatoria de las
actividades de animación.
Otra definición establece que: “animación es el estí-
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mulo para la vida mental, física y emocional de las personas

en un contexto determinado, que las mueve a emprender un
amplio rango de experiencias a través de la cual ellas en-
cuentran un alto grado de autorrealización, autoexpresión y
conciencia de pertenecer a la comunidad”. Esta definición
subraya el efecto que sobre las personas pueden ejercer las
actividades de animación. Estas promueven una acción que
implica al sujeto como totalidad a la vez que se lo estimula y
promueve para que pueda alcanzar sus metas personales y
desarrollar la capacidad de influenciar en el grupo y de man-
tenerse vinculado a él.
En definitiva, las técnicas permiten dinamizar los grupos

en tanto:
✓ Buscan que los sujetos se impliquen y comprometan
con su crecimiento personal y social.
✓ Promueven el compromiso, la participación, la toma
de conciencia y la inclusión de todos los integrantes.
✓ Pretenden que los sujetos exploren y exploten todo
su potencial y sus capacidades.
✓ Tratan de generar conciencia de que “todos somos
parte de lo mismo” , por lo que el proceso de
humanización se hace con otros y entre otros.
¿CUÁLES SON LOS APORTES DE LAS TÉCNICAS DE ANIMACIÓN

GRUPAL?
La decisión de incorporar técnicas de animación grupal

en las intervenciones sociales supone el conocimiento de los
beneficios y sentidos que las mismas tienen para el desarro-

llo del grupo. Por ello, parece necesario recordar algunos de
los sentidos subyacentes que apuntalan y sostienen este modo
de abordar los procesos grupales. Estos sentidos dan susten-
to a los aspectos instrumentales de las técnicas pero los
desbordan en tanto remiten a sentidos ideológicos y político-
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sociales específicos. La adopción de cualquiera de las técni-

cas de animación grupal supone que quien las utiliza preten-
de desplegar no sólo una actividad, o aplicar una “tecnología
social blanda” sino dar cuerpo a “una intención” de configu-
rar una experiencia socializadora alternativa y orientada por
un sistema de normas y valores democráticos y participativos.
Las técnicas de animación grupal implican una re-

estructuración de los modos tradicionales de ejercer la
autoridad y de utilizar el poder legítimo que tienen los
coordinadores o animadores. También implican una
resignificación de los modelos tradicionales de transmi-
sión y circulación de la información. De ello se deduce que
el coordinador de un grupo que decida aplicar técnicas de
animación grupal, tiene que percibirse a sí mismo como
alguien capaz de romper con los modelos tradicionales de
coordinación grupal, desmarcándose del cumplimiento es-
tereotipado de sus roles.
Las técnicas no le restan poder ni autoridad al coor-

dinador, sino que cualifican su rol y lo potencian en su carác-
ter de responsable de “la salud grupal”. En las sociedades
contemporáneas el poder ya no es representado solamente
como dominio sobre un grupo de personas ni como un atribu-
to de quien ejerce el gobierno y el control, sino como una
capacidad para generar, distribuir y circular el poder que flu-
ye dentro del grupo y de las organizaciones; y que tiene a los
sujetos sociales como sus depositarios y agentes. En ese sen-
tido, el coordinador de un grupo tiene que estar dispuesto a
reposicionarse y visualizarse como un nodo que favorece la
interacción, el intercambio y que cataliza la energía de los
integrantes del grupo en favor de los intereses del conjunto.
La utilización de técnicas de animación grupal contri-

buye a configurar una experiencia socializadora alternativa y
orientada por un sistema de normas y valores democráticos
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y participativos. ¿Por qué decimos alternativa? Porque las

técnicas promueven un modo de interacción entre los miem-
bros del grupo que se contrapone con la lógica competitiva e
individualista que predomina en la mayoría de las organiza-
ciones y en la vida social contemporánea. Además, aunque las
técnicas bien aplicadas mejoran los procesos afectivos y diná-
micos de todo grupo, lo importante es que también aseguran
la eficacia. Es decir, que mediante la realización de las tareas
que le son propias, todo grupo puede alcanzar los objetivos
que le dan sentido. Las técnicas de animación permiten que
las personas contribuyan a la organización y al grupo a través
de acciones realizadas con otros, con conciencia de constituir
un nosotros que trasciende los objetivos particulares.
En su dimensión tecnológica, es decir como una pro-

puesta de intervención social estandarizada, las técnicas de
animación grupal encarnan una opción por un sistema de nor-
mas y valores sociales de tipo participativo, crítico y
emancipatorio. Cuando se utilizan técnicas de animación den-
tro de algún grupo, se está permitiendo a los participantes
aprender a ser-estar-con otros
El uso de las técnicas de animación grupal con alguna

intencionalidad pedagógica supone una reestructuración de
los modelos tradicionales de transmisión educativa. En pri-
mer lugar, se requiere superar la concepción del grupo-clase
como un simple agregado de sujetos que integran un grupo
formal (definido institucionalmente) constituido por desig-
nación externa. La meta principal de un educador compro-
metido con lo grupal es la de facilitar la transformación del
agrupamiento inicial en un grupo social con identidad y per-

tenencia. Enfatizar lo grupal implica que el educador asuma
una posición de liderazgo y de facilitación de las interacciones
entre los integrantes de su grupo, abandonando los modos
radiales que lo tienen como el centro de los procesos
comunicacionales. El educador que asume la tarea de animar
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el grupo y de promover su conformación como tal, también

tiene que superar la pretensión habitual de homogeneizar y
de uniformar a los integrantes. Por el contrario, parte de la
diferencia intrínseca de la diversidad de los miembros del gru-
po para promover la unidad, la cooperación y la colaboración
entre ellos. Asimismo, el espacio educativo debe reestructu-
rarse a fin de que los miembros del grupo-clase puedan
interactuar con mayor facilidad entre sí y con el educador. El
aula o salón de clase tiene que ser concebido como un espacio
dinámico y flexible que brinde el soporte para la interacción,
la comunicación y la realización del trabajo compartido.
Las técnicas de animación grupal producen una movi-

lización integral de las personas, lo que las convierte en un
poderoso recurso formativo. El encuadre grupal confronta al
sujeto consigo mismo (sus capacidades, potencialidades, ap-
titudes, valores, limitaciones) y con los otros (la comunica-
ción, el intercambio, la producción compartida, el uso de sím-
bolos comunes) en una dialéctica de mutua implicación. El
trabajo grupal como filosofía de la intervención social debe
promover el logro de una mayor coherencia e integración
entre lo que se dice, cómo se actúa, cómo se siente y cómo
se piensa. Los grupos son una especie de laboratorio social
en el que se ensaya, se aprende y se pone en escena roles
sociales y modos personales de interpretarlos. El grupo es
una suerte de laberinto de espejos en el que el sujeto puede
verse reflejado en las acciones, palabras, valores y actitu-
des de los otros. Espejos frente a los que puede experimen-
tar sensaciones de agrado o de disgusto; de enojo o de
empatía; de identificación o de rechazo; de aprobación o de
censura. Espejos que devuelven la imagen de lo que la parti-
cipación personal genera en los otros; imagen que obliga a la

reflexión y el replanteo de actitudes, creencias y acciones
que a veces requieren de transformaciones y cambios.
Las técnicas de animación grupal favorecen la circu-
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lación de los recursos personales de sus integrantes. Permi-

ten recuperar los saberes previos de los miembros del grupo
y facilitan la construcción colectiva de conocimientos. La ac-
tividad grupal potencia el entreaprendizaje, es decir la ex-
periencia subjetiva que la adquisición de saberes sólo es po-
sible por el soporte vincular que se entabla con otros y por el
intercambio de conocimientos no sólo con el animador sino
con los otros integrantes del grupo. Entreaprender significa
aprender con y aprender a través de los otros. El trabajo
grupal genera además la conciencia de que aprender con otros
amplía las posibilidades individuales y a la vez produce mar-
cas subjetivas vinculadas al/los otro/s como portador/es de
una diferencia que enriquece y complementa las perspecti-
vas individuales.
Las técnicas de animación grupal requieren la impli-

cación integral de las personas. Mediante ellas, los sujetos
ponen en escena las diferentes facetas de su personalidad.
Por ello, constituyen un recurso interventivo apropiado para
conocer e identificar las expectativas, motivaciones y creen-
cias de los sujetos. Cuando el grupo brinda confianza se con-
vierte en un espacio para que los integrantes puedan expre-
sar las necesidades e identificar nuevas metas personales y
grupales.
En reiteradas ocasiones hemos hecho referencia a las

técnicas de animación grupal como laboratorios y escena-
rios. Estas metáforas resaltan su naturaleza artificial y de
simulacro. En otras palabras, cuando se utilizan estas técni-
cas se introduce a los sujetos en situaciones sociales en las
que pueden ensayar y aprender su guión a través de una si-

tuación social que es ficticia, que promueve un “como si”
que a la vez que es real porque efectivamente sucede, es un
simulacro porque se da en condiciones y a través de activida-
des que sirven para “el entrenamiento personal” pero que
son creadas al solo efecto del ensayo. Lo que se aprende en
20
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el laboratorio puede ser trasladado a la vida social cotidia-

na, aunque las condiciones de ésta difieren del espacio y tiem-
po de aprendizaje grupal. La filosofía que subyace a las in-
tervenciones grupales pretende que éstas favorezcan la ad-
quisición y desarrollo de competencias comunicativas y de
interacción orientadas al respeto mutuo, la participación y
la democratización. Ello puede generar una mejora en el cli-
ma social y contribuir positivamente en los procesos de co-
municación, favoreciendo el entendimiento mutuo y la remo-
ción de los obstáculos comunicativos e instrumentales que
dificultan el logro de los objetivos grupales. Por último, cabe
señalar que las técnicas de animación grupal permiten el de-
sarrollo de habilidades para la toma de decisiones y favore-
cen el logro de consensos.
21
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10
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CAPÍTULO 2
CRITERIOS PARA LA UTILIZACIÓN DE LAS TECNICAS DE

ANIMACIÓN DE GRUPOS
Ya hemos señalado que las técnicas de animación de

grupos se sustentan en los principios teóricos de la dinámica
de grupos. Ellos sugieren una serie de normas que deben ser
consideradas por quienes decidan utilizarlas.
El animador debe tener recursos teóricos que le per-

mitan comprender los procesos grupales, su dinámica y sus
componentes estructurales. El conocimiento de los funda-
mentos teóricos de la dinámica de grupos es la garantía de
que las intervenciones sociales basadas en el uso de técnicas
de animación grupal no se reduzca a un mero activismo. Ade-
más, el dominio conceptual es necesario para poder inter-
pretar los fenómenos y procesos evolutivos del grupo, sus
avances, conflictos, logros, obstáculos y necesidades. El uso
de las técnicas de animación sin un adecuado conocimiento
de sus fundamentos teóricos, no sólo limita su eficacia sino
que atenta contra los potenciales beneficios que tiene como
intervención social.
El animador debe conocer una serie de temas claves

de la teoría de grupos a fin de poder seleccionar y aplicar las
técnicas más convenientes a la situación grupal. Entre esos

temas, el animador tiene que tener recursos teóricos para
identificar los momentos del proceso evolutivo grupal y re-
conocer los componentes y procesos vinculados a la estruc-
tura y dinámica del grupo. Asimismo, tiene que conocer las
diferentes clasificaciones de las técnicas a fin de hacer más
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Account: ns145102
efectivo el proceso de selección de las más apropiadas para

los objetivos y el momento evolutivo del grupo.
No menos importante es el conocimiento de las técni-

cas de animación grupal: su estructura, su dinámica, sus po-
sibilidades y sus riesgos. El adecuado conocimiento de las
técnicas reduce las posibilidades de que el animador impro-
vise sus propuestas y que tome al grupo como conejillo de
indias con el que se experimenta. Por ello, frente al análisis
situacional de la vida grupal el animador debe evaluar cuál
es el tipo de técnica más conveniente y luego seleccionar
entre la variedad de opciones la más adecuada.
Una característica de las técnicas de grupos es que

además de estar fundamentadas en la dinámica de grupos
son procedimientos que han sido probados y que han mostra-
do su eficacia para el logro de ciertos propósitos. Si bien
hemos afirmado previamente que las técnicas grupales son
maleables y que se les puede dar un uso flexible, es necesa-
rio que el animador siga en lo posible los procedimientos
indicados en cada caso para cada una de ellas. Innovar en la
aplicación de cualquier técnica grupal supone que el anima-
dor las conoce y domina a tal punto que puede prever los
efectos que tendrán los cambios que se introduzcan. Como
afirmamos en la introducción, las técnicas no deben ser to-
madas como recetas y prescripciones inamovibles, pero tam-
poco pueden ser tratadas como meras indicaciones.
En otras palabras, las técnicas de animación grupal

no pueden ser aplicadas de manera mecánica ni estereotipada.
El animador tiene que evitar el peligro de volverse demasia-

do rígido en la aplicación de las técnicas y de no estar atento
a los aspectos emergentes que se despliegan en la actividad
grupal. Siempre hay que dejar espacio a la posible sorpresa y
novedad.
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Cirigliano y Villaverde (1975) sugieren que “las técni-

cas de grupo deben aplicarse con un objetivo claro y bien
definido.” Nunca se debe aplicar una técnica grupal “para
probar” o “para ver qué pasa”. Es necesario que el animador
sepa qué es lo que quiere conseguir y lo que desea movilizar
en el grupo. En ese sentido, conviene recordar que las técni-
cas son un medio y no un fin de la actividad grupal. Éstas son
recursos que están al servicio de la actividad que convoca al
grupo y de la mejora de la calidad de los procesos grupales.
La selección y aplicación de una técnica de animación

grupal debe realizarse considerando las características del pro-
ceso grupal. Una técnica se utiliza en un encuentro, pero sólo
adquiere sentido y valor dentro de la dinámica del grupo. En
tal sentido, es importante tener en cuenta los criterios de
progresión y de complejización de las tareas y procedimien-
tos. El criterio de progresión sugiere que las técnicas deben
comenzar por actividades y objetivos más simples para avan-
zar hacia otros más complejos. El criterio de complejización
atiende a los efectos de las técnicas sobre la dinámica afectiva
y emocional del grupo; por ello la aplicación de las técnicas
debe comenzar por aquellas que brindan mayor seguridad y
confianza, para progresar hacia otras en las que se promueva
la experimentación de nuevas posibilidades de expresión, de
comunicación y de desarrollo de capacidades.
Otra de las normas irrenunciables del trabajo grupal

es su orientación axiológica. Las experiencias que se pro-
mueven a través de las técnicas grupales están sustentadas
en un sistema de normas y valores que rigen su estructura y
conducción, favoreciendo y «reforzando» ciertas actitudes

en desmedro de otras. El animador es el garante de la posibi-
lidad de conquistar estos valores. Cada vez que en un grupo
se utiliza una técnica de animación se abre la posibilidad de
aprender estos valores practicándolos. El animador tiene que
explicitar los valores que subyacen a las pautas de
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«interacción» grupal, tales como: la no violencia, la toleran-

cia, el respeto, la apertura. Además, la utilización de las
técnicas de animación requiere de una atmósfera cordial y
democrática que brinde seguridad y posibilidades de expre-
sión de las particularidades de cada integrante. El sistema
de valores grupal también promueve la cooperación y las re-
laciones de colaboración entre el animador y los miembros
del grupo y de éstos entre sí.
Entre las actitudes que el animador debe proponer

durante todo el proceso de intervención grupal se destacan
el reconocimiento de que la existencia del grupo es resulta-
do del compromiso individual con los objetivos, las normas y
las actividades que estructuran la vida grupal. También es
necesario que se promueva el sentido de pertenencia y de
cooperación a través de la promoción del trabajo, la activi-
dad compartida y las decisiones consensuadas. Las actitudes
cooperativas se deben traducir en �“eltrabajo voluntario, la
buena intención y el trabajo limpio.”
Otra norma básica de lo grupal es que el intercambio

promovido por las actividades de las técnicas de animación
produce no sólo la integración de los miembros del grupo,
sino que permite ensayar relaciones que potencialmente pue-
den transformar la sociedad y las relaciones humanas. El ani-
mador no debe olvidar las recomendaciones de Cirigliano y
Villaverde (1975: 85-86) quienes afirman que:
“Todas las técnicas de grupo tienen como finalidad

implícita:
1. Desarrollar el sentimiento del nosotros.
2. Enseñar a pensar activamente.

3. Enseñar a escuchar de modo comprensivo.
4. Desarrollar capacidades de cooperación, intercambio,
responsabilidad, autonomía, creación.
5. Vencer temores e inhibiciones, superar tensiones y
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crear sentimientos de seguridad.

6. Crear una actitud positiva ante los problemas de las
relaciones humanas, favorable a la adaptación so-
cial del individuo.”
Para concluir cabe señalar una última regla de uso de

las técnicas grupales. El animador debe realizar un análisis
profundo de las situaciones, actitudes y reacciones conscien-
tes e inconscientes -individuales y grupales- que emergen
como producto de los procesos interactivos del grupo. La
vida grupal presenta una dimensión concreta, de lo manifies-
to y lo observable, pero también remite a otra dimensión
simbólica y latente. Ambas deben ser tenidas en cuenta por
el animador.
CRITERIOS PARA LA ELECCIÓN DE TÉCNICAS DE ANIMACIÓN

GRUPAL
Una de las cuestiones problemáticas de la utilización

de las técnicas de animación grupal es la vinculada a la elec-
ción de aquellas más adecuadas y pertinentes para la situa-
ción grupal. Cuando la elección de la técnica no es acertada
sus efectos sobre el grupo pueden ser negativos. Ello condu-
ce a resaltar que no todas las técnicas de animación son
aptas para cualquier grupo en la misma circunstancia. Asi-
mismo, tampoco cualquier técnica es relevante para el lo-
gro de los propósitos que persigue el animador. En definiti-
va, la elección de las técnicas grupales es una de las res-
ponsabilidades y desafíos mayores que debe afrontar el ani-
mador de un grupo. Los estudiosos de la dinámica de gru-

pos señalan algunos criterios que pueden ser orientadores
para su elección.
El primero de ellos sugiere que deben elegirse aque-

llas técnicas que sean más adecuadas para el logro de los
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Account: ns145102

Tecnicas para Animación de Grupos

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Capítulo 1: Las técnicas de animación de grupos 11

Capítulo 2: Criterios para la utilización de las técnicas

Capítulo 3: Aspectos estructurales de las técnicas de

Capítulo 4: Técnicas de presentación 35

Capítulo 5: Técnicas de formación de grupos 81

Capítulo 6: Técnicas de integración grupal 95

Capítulo 7: Técnicas de conocimiento personal e

Capítulo 8: Técnicas de trabajo y estudio 205

Para los seres humanos la experiencia de lo social es

No obstante, es muy común que muchas experiencias

En el contexto de la sociedad contemporánea en que

quiere una nueva significación y requiere de una acción sis-

En nuestro anterior texto “Lo grupal en las institu-

Los lectores encontrarán en este libro un conjunto

El texto se ha estructurado en capítulos en que se

abordan diferentes cuestiones. El primer capítulo ofrece unas

cer capítulo describe los criterios considerados en la elabo-

Como los lectores irán descubriendo muchas de las

Si bien el texto se denomina “técnicas para la anima-

modo renovado sobre los grupos de los que forman parte.

LAS TÉCNICAS DE ANIMACIÓN DE GRUPOS

El término «dinámica» proviene del campo de la Físi-

Desde que las ciencias humanas y sociales tomaron a

pos se usa para describir un campo de estudio, una rama de

Sin embargo, los mismos autores señalan otra signi-

De lo antes expuesto, podemos deducir que el térmi-

los procesos de interacción que movilizan al grupo. En senti-

La dinámica de grupos en su dimensión tecnológica

Como señalamos anteriormente, la dinámica de gru-

Las técnicas para dinamizar grupos son el conjunto

grupo”. Los autores aclaran que se basan en conocimientos

Estas técnicas permiten fortalecer la estructura del

Las técnicas de grupo favorecen modos de interacción

En definitiva, las técnicas de grupo permiten una me-

en este texto hemos adoptado de técnicas para la animación

Según el diccionario la palabra animación tiene dife-

Bound y Miller (1997) destacan las connotaciones de

La UNESCO define a la Animación Sociocultural como

des de desarrollo, responsabilidad que se extiende a la parti-

Otra definición establece que: “animación es el estí-

mulo para la vida mental, física y emocional de las personas

En definitiva, las técnicas permiten dinamizar los grupos

¿CUÁLES SON LOS APORTES DE LAS TÉCNICAS DE ANIMACIÓN

La decisión de incorporar técnicas de animación grupal

beneficios y sentidos que las mismas tienen para el desarro-

sociales específicos. La adopción de cualquiera de las técni-

Las técnicas de animación grupal implican una re-

Las técnicas no le restan poder ni autoridad al coor-

integrantes del grupo en favor de los intereses del conjunto.

La utilización de técnicas de animación grupal contri-

y participativos. ¿Por qué decimos alternativa? Porque las

En su dimensión tecnológica, es decir como una pro-

El uso de las técnicas de animación grupal con alguna

agrupamiento inicial en un grupo social con identidad y per-

el grupo y de promover su conformación como tal, también

Las técnicas de animación grupal producen una movi-

cipación personal genera en los otros; imagen que obliga a la

Las técnicas de animación grupal favorecen la circu-

lación de los recursos personales de sus integrantes. Permi-

Las técnicas de animación grupal requieren la impli-

En reiteradas ocasiones hemos hecho referencia a las

que pueden ensayar y aprender su guión a través de una si-