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“LA REGULACIÓN DE

CONDUCTAS EN NIÑAS
Y NIÑOS EPISTEMOLOGÍA DE LA
EDUCACIÓN

PREESCOLARES”.
La regulación emocional ha sido abordada desde diferentes enfoques a lo
largo del tiempo debido a la gran relevancia atribuida a las emociones en
cada momento del desarrollo del ser humano. Sin embargo, desde la
revolución cognitiva se evidencia un notable interés en la investigación de
todos los procesos de orden interno, siendo la regulación emocional uno
de los comportamientos más estudiados, además de la cognición.
GOBIERNO DEL ESTADO DE CHIAPAS
SECRETARIA DE EDUCACIÓN
CENTRO DE ESTUDIOS UNIVERSITARIOS SAN CRISTÓBAL
MAESTRÍA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
CLAVE 07PSU0204Z
SABATINO/VESPERTINO

ENSAYO EN LA LINEA DE INVESTIGACION: PRAGMÁTICA

TEMA:
“LA REGULACIÓN DE CONDUCTA EN NIÑAS Y NIÑOS
PREESCOLARES”.

MATERIA:
EPISTEMOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN

CATEDRATICO:
DRA. YOLANDA CABALLERO COUTIÑO

PRESENTA:

LEP. GABRIELA GONZÁLEZ HERNÁNDEZ

TAPACHULA DE CÓRDOVA Y ORDOÑEZ, CHIAPAS A 28 DE OCTUBRE DE 2017.


El tema que intento estudiar en este ensayo, lo denomino, “la regulación de
conducta en niñas y niños preescolares”, lo ubico en la línea, pragmática; como
educadora pues me propongo analizar algunas experiencias y teorías recuperadas
de mi trabajo docente en la atención al desarrollo personal y social de niñas y niños
en la regulación de sus conductas en interacción con sus pares.

El dominio de las emociones y la atención son componentes de la


autorregulación en desarrollo, que constituyen las primeras formas en que
preescolares aprenden a dominar y adquirir el autocontrol emocional y cognitivo,
esencial para relacionarse de manera competente a lo largo de la vida en distintos
grupos sociales en que participe.

La construcción de este ensayo me demanda conocer el desarrollo


emocional en niñas y niños sobre los procesos de construcción de la identidad,
desarrollo afectivo y regulación de emociones que permiten la interacción con sus
pares.

En ese sentido, es necesario conocer cómo crear ambientes estimulantes,


cálidos y acogedores que favorezca en niñas y niños actitudes de confianza,
autoestima, respeto, curiosidad, creatividad, empatía, expresión oral y puedan
enfrentar los retos de aprendizaje con mayor seguridad que contribuyen
eficazmente en el desarrollo de identidad personal.

Construir un marco explicativo sobre como aprenden niñas y niños de tres a


cinco años de edad, para reflexionar e identificar las necesidades de aprendizaje
de los preescolares, a partir del análisis de las bases para el trabajo en preescolar.

Diseñar secuencias didácticas que faciliten la comunicación, el trabajo entre


pares y la autonomía en niñas y niños, mediante la selección adecuada de formas
de organización didáctica para lograr los aprendizajes esperados al realizar dichas
actividades.
La expresión oral y el juego son algunas estrategias importantes para estos
procesos, porque la progresión en su dominio por parte de niñas y niños les
permite construir representaciones mentales, capacidades de verbalización y
control a lo que perciben, sienten y captan de los demás, así como de algunas
disposiciones de cooperación, empatía, respeto a la diversidad y participación en
grupo.

Planificar, organizar y aplicar situaciones didácticas con estas estrategias


cobran relevancia en estos procesos, por la progresión en su dominio por parte de
niñas y niños que les posibilita construir representaciones mentales, desarrollo de
capacidades de verbalización y control frente a lo que perciben, sienten y captan
de los demás.

La interacción entre pares ofrece grandes posibilidades de apoyarse,


compartir lo que saben y aprender a trabajar de forma colaborativa.

Finalmente, reflexionar sobre la intervención docente para identificar logros


y dificultades en niñas y niños en la regulación de conductas en sus procesos de
aprendizaje, es una tarea significativa para la construcción de este ensayo.

El motivo por el que elegí este tema tiene que ver con el fortalecimiento de
habilidades intelectuales para comprender cómo brindar una atención a la
diversidad de niñas y niños, particularmente a quienes muestran necesidades de
diálogo para comunicarse, compartir materiales y resolver conflictos entre pares.

Así mismo, con la necesidad de fortalecer las habilidades específicas en


cuanto a la identificación, selección y sistematización de información para
comprender los procesos de desarrollo personal y social, particularmente, en
cómo regulan su conducta niñas y niños de tres a cinco años de edad.
En la edad preescolar, niñas y niños son capaces de identificar sus
emociones y la de sus pares y necesariamente muestran dificultades para
controlar el miedo, la ira y la frustración.

Las distintas expresiones emocionales de niñas y niños, estilos y ritmos de


aprendizajes y conductas están influidos por los entornos de orden familiar, social,
cultural y escolar, por lo que aprender a regularlos les implica retos distintos.

Para que niñas y niños preescolares regulen la expresión de sus emociones


necesitan renunciar a sus deseos más inmediatos, esto posibilitará paulatinamente
una comprensión de sus estados emocionales y sus reacciones en situaciones
particulares.

En este sentido, niñas y niños deben desarrollar su capacidad de pensar


antes de satisfacer sus deseos y enfocar la atención en determinadas tareas para
actuar cada vez más independiente en los contextos personales y sociales que
dan lugar a la autorregulación de sus emociones.

Cuando niñas y niños regulan sus emociones, toman decisiones e identifican


las consecuencias de sus acciones, desarrollan su autonomía. Es decir, son
capaces de participar en actividades complejas y al mismo tiempo sentirse
motivados para explorar el mundo que les rodea; aprender de él y adquirir ciertas
responsabilidades.

Desde el enfoque constructivista, Vygotsky sugiere que, niñas y niños:

“…están predispuestos a ciertas ‘funciones elementales’ que se transforman en


funciones mentales superiores a través de la interacción”; pues los infantes
construyen herramientas mentales desde edades tempranas como la percepción,
afectividad, memoria, atención y lenguaje que se fortalecen al interactuar con otros.
(Cit. Pos. Meece Judith: Desarrollo del niño y del adolescente: SEP: 24).
Estos procesos sociales se realizan con acciones sencillas a complejas a
medida que adquieren habilidades y conocimientos con la mediación de adultos o
pares con mayor dominio de esas habilidades o conocimientos. En estas acciones
estos mediadores ajustan su nivel de orientación y asistencia para que los
aprendices asuman progresivamente responsabilidades y fortalezcan durante la
interacción esos aprendizajes.

La educadora como mediadora de aprendizajes plantea problemas a resolver


y proporciona estrategias o medios con los que puede solucionarlos.

Esta asistencia es denominada como andamiaje por Jerome Bruner que al


aplicarse en procesos de enseñanza y aprendizaje se convierten en intervenciones
que realiza el enseñante en relación al nivel de competencias del aprendiz que guía.
En este sentido, entre más necesidades educativas muestre el educando, más
acciones de andamiaje deberá prever la docente. (Bodrova Elena y Deborah J.
Leong: La Zona de Desarrollo Próximo: 2004: 42).

Cuando estos procesos se articulan en el desarrollo de las actividades


didácticas, favorecen el desarrollo individual de niñas y niños e incrementan el grado
de madurez social e incrementa la calidad de sus relaciones interpersonales, lo que
refleja una mejora en las conductas prosociales ante las reglas de comportamiento
socialmente aceptadas.

El programa de estudios, guía para la educadora, dos mil once plantea


específicamente un propósito educativo del campo formativo, desarrollo personal y
social:

“niñas y niños aprendan a regular sus emociones, a trabajar en colaboración, resolver


conflictos a través del dialogo y a respetar reglas de convivencia en el aula, en la
escuela y fuera de ella, actuar con iniciativa, autonomía y disposición” (SEP: 2011: 17).
Un componente significativo de este campo es la identidad personal
relacionada con los sentimientos, comportamientos y capacidades, que están
vinculadas con las competencias sociales y emocionales que permiten la regulación
de conductas y la capacidad para establecer relaciones interpersonales.

La construcción de la identidad personal, señala el autoconcepto como las


características fisiológicas, cualidades y limitaciones, que preescolares construyen
juicios sobre su aspecto personal. Y la autoestima como los juicios de valoración y
reconocimiento, en ellos y en otros.

Construir estos conceptos en niñas y niños preescolares, implica movilizar su


amplio repertorio emocional, lo que al mismo tiempo posibilita el inicio de la
comprensión y la regulación de las emociones; pues inician a interpretarlas,
organizarlas y expresarlas dándoles un significado que impacta en el control de sus
impulsos y reacciones dentro de un contexto social específico.

En esa lógica, las formas de organización didácticas en el contexto escolar,


como la individual, en pequeños grupos o grupal, ofrecerán un ambiente de
aprendizaje que favorezcan la inclusión a la diversidad, la formación de valores y el
establecimiento de relaciones entre iguales positivamente que se caracterizan por
la cortesía y el respeto mutuo.

En ese sentido, es importante que la docente seleccione de manera eficaz


las formas de organización didácticas que propicien una educación integral y
armónica, que consoliden las competencias sociales y por tanto se tienen que
implementar durante el trayecto formativo de niñas y niños para que su proceso sea
significativo y posibilite la reflexión sobre cómo su comportamiento afecta a él y a
otros.
Algunas necesidades básicas de aprendizaje que muestran niñas y niños de
preescolar en cuanto a su regulación de conductas al interactuar con sus iguales
durante las actividades didácticas de la intervención educativa; es atender las reglas
establecidas, apoyar a quienes percibieran, compartir material, escuchar opiniones,
solicitar la palabra y respetar turnos; aunque muchas veces conocen algunas pautas
de conductas socialmente aceptadas como los valores de colaboración, respeto y
tolerancia para una mejor convivencia de entendimiento, aceptación y empatía, no
se tiene una comprensión total de ellas.

Vivir en sociedad, demanda en los individuos el desarrollo de competencias


afectivas y sociales para interactuar bajo reglas de convivencia, generalmente
impuestas desde fuera del grupo. Estas incluyen la regulación de impulsos,
emociones, sentimientos y acciones, que posibiliten una convivencia sana, pacífica
y de respeto.

La familia como nicho de desarrollo es el primer contexto donde los pequeños


empiezan a interactuar y padres, madres o cuidadores los impulsan y motivan para
la construcción de su personalidad, potencian su valoración personal y la seguridad
en sí mismos, por ello, en el aula se manifiesta una diversidad de formas de
interactuar y ser de cada pequeño.

Esta diversidad se identifica en las necesidades manifestadas en niñas y


niños del aula, que demandan distintas formas de intervención docente para
favorecer la regulación de conductas, comprender los diferentes roles que
desempeñan y consecuentemente, mejorar sus relaciones interpersonales.

En opinión de Rosa María Torres, las necesidades básicas de aprendizaje se


entienden como el conjunto de conocimientos, capacidades, actitudes y valores que
el ser humano deberá desarrollar para sobrevivir en la sociedad en que se
desenvuelve; mejorar y aprender.
Estas necesidades son demandas que el ser humano presenta a lo largo de
su vida que se modifican con su desarrollo y contexto sociocultural en que se
desenvuelve, incluyen el desarrollo de diversas competencias para resolver
problemáticas comunes de todos los seres humanos y son específicas porque
hacen posible la construcción de nuevos conocimientos cada vez más complejos
para afrontar los desafíos del mundo cambiante en que viven.

Aunque es necesario destacar que algunas niñas y niños asumen su


responsabilidad en las diferentes situaciones en que participaban, las limitantes por
otros, originan resultados negativos que provocan malestares emocionales o
soluciones de contacto físico durante las actividades, que impiden un
establecimiento de relaciones positivas con sus pares.

En la actualidad, la regulación emocional es considerada un proceso


dinámico, que puede mejorar mediante procesos educativos y el paso del tiempo
(Ribero-Marulanda y Vargas Gutiérrez, 2013). Desarrollos teóricos y experimentales
sostienen que la regulación emocional es una capacidad que se desarrolla en
etapas tempranas y en el marco de relaciones diádicas.

La relación padre/madre-hijo ha sido uno de los vínculos que ha revelado


ser de fundamental importancia para el desarrollo de estrategias de regulación
emocional. Para ello, la mayoría de los padres emplean diversas estrategias tales
como la intervención directa, el modelado, el reforzamiento selectivo, el control del
ambiente e instrucciones verbales.

Calkins, Gill, Johnson y Smith, (1999) concluye que la reactividad emocional


y la regulación emocional permiten predecir dos comportamientos sociales claves
en niños de dos años: la cooperación y el conflicto. Esto demuestra la importancia
de la regulación emocional como prerrequisito para el desarrollo de diversas
conductas socialmente relevantes.
La regulación emocional es una habilidad necesaria para el adecuado
desenvolvimiento en un contexto cambiante, que excede en muchas circunstancias
las capacidades de afrontamiento de los individuos. Si bien las competencias
necesarias comienzan a gestarse en edades muy tempranas, son fuertemente
influenciables por la calidad de las interacciones sociales y continúan
desarrollándose incluso hasta la vejez.

Mediante las intervenciones adecuadas se puede ayudar a los individuos a


generar estrategias de regulación emocional que pueden tener un impacto
significativo sobre la calidad de las interacciones sociales, el nivel de bienestar
(Schutte, Manes y Malouff, 2009), el desempeño en el ámbito laboral (Kavita Singh,
2008), entre muchos otros.

En conclusión, desde la corriente filosófica pragmática, la regulación de conductas


en niños preescolares es una situación emocional posible de lograr con mayor éxito
al tener los conocimientos oportunos en cuanto al desarrollo y desenvolvimiento de
los niños a esas edades.

La regulación de emociones es un proceso de aprendizaje de niñas y niños que


puede favorecerse con apoyo de los adultos para realizar diversas actividades y
acciones hasta el punto de realizarlas por sí mismos.

El desarrollo de estos procesos define la forma en que se apropiarán niñas y niños


de sus competencias sociales de un contexto diverso, libre y justo para construir
relaciones armónicas, y a su vez, al adquirir y promover la autorregulación de su
conducta, asuman los principios esenciales para la aceptación y convivencia.

Esto demanda en los individuos el desarrollo de competencias afectivas y sociales


para interactuar bajo reglas de convivencia, generalmente impuestas desde fuera
del grupo. Estas incluyen la regulación de impulsos, emociones, sentimientos y
acciones, que posibiliten una convivencia sana, pacífica y de respeto.
Esta diversidad se identifica en las necesidades manifestadas en niñas y niños del
aula, que demandan distintas formas de intervención docente para favorecer la
regulación de conductas, comprender los diferentes roles que desempeñan y
consecuentemente, mejorar sus relaciones interpersonales.

Para ello, las capacidades, disposición y actitudes de las educadoras son de


importancia para crear una relación armónica con los infantes, que active el proceso
de aprendizaje en colectivo donde se favorezca el sentido del entendimiento y
aceptación para permitir el intercambio sociocultural y la inclusión de todos en las
actividades dentro y fuera del aula.

En ese sentido, la tarea educativa comienza cuando las educadoras conjugan sus
conocimientos sobre lo que significa aprender y como atender a sus alumnos en
este proceso de complejidad, en el cual, se fortalecen los conocimientos iniciales y
se enseñan los nuevos conocimientos para la vida.

Con este estudio doy cuenta que mucha de la información estudiada se ha llevado
a cabo en el campo laboral pero de una manera desordenada y asistemática donde
no puntualizamos nuestros propósitos y objetivos en dichas intervención docente y
que muchas veces pasamos desapercibido o etiquetamos con facilidad a los
educandos sin un profundo análisis y búsqueda de sus comportamientos.

Por último, como propuesta para docentes, padres, madres y cuidadores de niños
preescolares, para desarrollar la autorregulación de conductas podemos llevar a
cabo junto con ellos, diversas actividades físicas e intelectuales con propósitos
educativos y de autorregulación como: la elaboración de alguna receta de postres,
lecturas de cuentos, juegos de mesa, deportes, bailes, actuaciones o simplemente
el dialogo, donde pongan en juego sus emociones, y puedan valorar, reconocer sus
cambios de ánimos y las consecuencias que provocan de forma positiva y negativa
hacia los otros que están a su alrededor. Dándoles la orientación necesaria para
modelar y mejorar su conducta para un mejor desempeño intelectual, físico y
emocional en su contexto familiar, escolar y social.
REFERENCIA BIBLIOGRAFICAS

BODROVA, Elena, J. Leong. Devora. “La zona de desarrollo próximo” en


Herramientas de la mente, el aprendizaje en la infancia desde la
perspectiva de Vygotsky. Coordinación editorial de la Biblioteca del
Normalista. México: 2004.
CONANGLA, M. (2005) Crisis emocionales, la inteligencia emocional
aplicada a situaciones de limite. Barcelona: Amat editorial

DIRECCIÓN General de Desarrollo Curricular y de la Dirección General de


Formación continua de maestros en servicio. “Programa de estudio
2011. Guía para la educadora” en Educación Básica Preescolar.
SEP. México: 2011.

GONZALEZ, A. (2001) Autorregulación del aprendizaje: una difícil tarea,


iberPsicologia, 6(1), 30-67.

MEECE, Judith. En Desarrollo del niño y del adolescente. SEP. México: 2000.

PLANA, AGNES, (2007). Educación emocional y en valores. España:


Wolters Kluwer España S.A.

SCHAFFER, RUDOLPH. (2000). Desarrollo Social. Siglo XXI editores S.A.

SEEFELD, Carol, Wasik Bárbara. “Crecimiento y desarrollo de los niños


de cuatro y cinco años” en Preescolar: los pequeños van a la
escuela.

TORRES, Rosa María. “Necesidades básicas de aprendizaje” en Qué y


Cómo aprenden. Coordinación editorial de la Biblioteca del Normalista.
SEP. México: 1998.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS WEB

 http://www.cienciapsicologica.org/pubs/notas/clinica/item/104-
regulacion-emocional
 https://redie.uabc.mx/redie/article/view/268/708

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