Hay una duda entre los abogados del país sobre la cuestión de los progenitores
que desean reclamar la extinción o caducidad del derecho del alimentado a recibir una
pensión alimenticia (el Código de la Niñez y Adolescencia utiliza los dos términos
indistintamente en su artículo 32). La duda es si esta extinción del derecho debe
plantearse como una demanda nueva dentro del juicio de alimentos respectivo,
cumpliendo los requisitos que el Código Orgánico General de Procesos establece para
toda demanda, o si sería suficiente una petición simple al juez para que declare dicha
caducidad, como era usual hacerlo antes de la vigencia del COGEP.
En cualquiera de estos dos casos, ni siquiera hacen falta medios probatorios para
justificar estas situaciones, pues las partidas de nacimiento de los alimentados son parte
de los expedientes de los procesos de alimentos, y el juez pude verificar directamente y
de manera sencilla si un alimentado cumplió efectivamente, la edad que el alimentante
dice que cumplió. En el caso de quienes han cumplido los dieciocho años, son ellos los
obligados a justificar que se encuentran estudiando y que pueden continuar siendo
titulares del derecho hasta los veintiún años, pues la carga de la prueba para estos casos,
está claramente establecida en el artículo innumerado 4.2 del Código de la Niñez, y recae
sobre el alimentario, pues la norma señala que son titulares del derecho de alimentos:
“Los adultos o adultas hasta la edad de 21 años que demuestren que se encuentran
cursando estudios en cualquier nivel educativo que les impida o dificulte dedicarse a una
actividad productiva y carezcan de recursos propios y suficientes”. [LO RESALTADO FUERA
DEL TEXTO DE LA LEY].
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Hay otros que consideran que no basta con una petición simple, sino que la
extinción del derecho del alimentario debe tramitarse como una demanda nueva
(incidente lo llaman algunos) ante el mismo juez que conoce la causa principal de
alimentos. Quienes opinan así, se fundamentan, por ejemplo, en que todo incidente dentro
de un juicio de alimentos (y el Código de la Niñez reconoce, en rigor, dos: el de rebaja y
el de aumento de la pensión alimenticia) se tramita actualmente como una demanda ante
el juez; demanda que puede presentarse utilizando los formularios establecidos para el
efecto por el Consejo de la Judicatura, o bien sin utilizarlos, cumpliendo en lo principal
los requisitos del 142 del COGEP. El procedimiento, desde luego, sería el sumario, por
lo que señala el artículo 332.3 del COGEP, que obliga a tramitar por esta vía “la
pretensión relacionada con la prestación de alimentos y los asuntos previstos en la ley de
la materia y sus incidentes”. Más allá de estos pruritos formales, no se ve que quienes
adoptan esta posición tengan una razón de fondo para abogar por el procedimiento que
abogan para resolver las pretensiones de extinción del derecho a los alimentos.
Ahora bien, detengámonos a pensar, por unos momentos, las implicaciones que
tiene el tramitar la petición de caducidad del derecho a percibir pensiones alimenticias
como una demanda. En primer lugar, esta demanda debe cumplir con todos los requisitos
de las demandas (con todo lo que en materia de esfuerzos y gastos significa esto para el
demandante); estará por supuesto, sujeta a la calificación y admisión a trámite por parte
del juez. Una vez admitida a trámite, deberá citarse al demandado quien, generalmente
está perfectamente enterado de la existencia de la demanda de extinción de su pensión
alimenticia, pero frecuentemente “hace como si no la conociera” y espera (a veces durante
muchos meses, e inclusive años) hasta ser legalmente citado. Una vez realizada la
citación, el demandado deberá contestar la demanda, y esta contestación deberá ser a su
vez notificada al demandante para que se pronuncie sobre ella y, si es el caso, anuncie
nuevos medios de prueba referidos a los hechos relatados en la contestación a la demanda.
Cumplidas estas formalidades, el juez convocará a la audiencia respectiva, donde las
partes deberán atravesar por todas las fases que el código procesal establece para la
audiencia única en el procedimiento sumario: tratamiento de posibles excepciones previas
deducidas por el demandado, declaratoria de validez procesal, fijación del objeto de la
controversia, conciliación, anuncio y admisibilidad de medios probatorios de las partes,
práctica de la prueba, alegatos y resolución del juzgador en audiencia. De la resolución
que dicte el juez caben, desde luego, todos los recursos horizontales y verticales
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establecidos en el COGEP, lo que implica que la demanda de caducidad del derecho a
percibir una pensión alimenticia bien podría tener que litigarse en dos instancias.
Ahora bien, confrontados los dos procedimientos mediante los cuales los jueces
actualmente tramitan la pretensión presentada por un alimentante de que se declare
caducado el derecho del alimentado a continuar percibiendo una pensión de alimentos, es
mi criterio que, definitivamente, esta pretensión debe ser tramitada como una simple
petición y no como una demanda en toda la regla. Expongo mis argumentos:
1. El artículo 169 de la Constitución (que prevalece por sobre las disposiciones tanto del
CONA como del COGEP) señala claramente que “El sistema procesal es un medio
para la realización de la justicia” y a continuación nombra algunos de los principios
procesales destinados a hacer viable el fin anterior: entre otros, están los principios de
simplificación, celeridad y economía procesal.
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en una o dos providencias, es definitivamente más “económico” procesalmente que
hacerlo como un juicio completo.
4. Se ajusta también al principio de celeridad, que persigue desde siempre que los
tiempos en los que la administración de justicia resuelve las pretensiones de los
ciudadanos sea prudencial, pues ya se sabe que la justicia que mucho tarda, no es
justicia; por ello, muchas de las reformas procesales incorporadas por el COGEP,
tendían justamente a reducir los “tiempos de resolución de causas” de nuestra
administración de justicia. Por lo anterior, resulta contradictorio que cuestiones que
antes se resolvían sin mayores formalidades, se pretenda ahora, por puro amor al
formalismo, que sean resueltas con todos los ritos de un proceso completo.
En todo caso, la discusión está propuesta, y siempre será interesante escuchar a quienes
abogan en favor de la tesis contraria a la que estoy defendiendo en estas líneas.