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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD


ESCUELA DE MEDICINA

PROYECTO

TEMA:
DERRAME PLEURAL

PARALELO:
“E”

ESTUDIANTE:
Calderero Alcivar Scarlett
Cañarte Montero Ernesto Andres
Cedeño Aguirre Eberth Ramiro

Cedeño Salazar Anthony Edmundo

Flores Andrago Fausto

Mejía Zambrano Andi Jahir

DOCENTE:
Dr. Walter Mecías

PORTOVIEJO-MANABÍ-ECUADOR
Octubre 2017 – Febrero 2018
Resumen

Un derrame pleural es una acumulación de líquido adicional en el espacio entre los


pulmones y la pared torácica. Esta área se denomina espacio pleural. Aproximadamente
la mitad de las personas con cáncer desarrolla derrame pleural.
La pleura normal es una fina lámina lisa y semitransparente que recubre, separadamente
en el lado izquierdo y derecho del tórax, el pulmón y sus cisuras (pleura visceral), la
porción lateral de las estructuras mediastínicas, el diafragma y la cara interna de la
pared torácica (pleura parietal), ocupando una superficie total de aproximadamente 90
cm2/kg de peso El espacio entre pleura parietal y visceral se denomina cavidad pleural.
En condiciones fisiológicas, esta cavidad está ocupada por una mínima cantidad de
líquido (0,26 mL/kg) que contiene baja. Se presenta un paciente diagnosticado con
derrame pleural y diabetes mellitus tipo II, se le han hecho diversos exámenes para
confirmar el diagnóstico el más específico entre ellos la tomografía computada que
evidencion con claridad el derrame pleural.

Introducción

El derrame pleural se define como la acumulación anormal de líquido en el espacio


pleural, más que una enfermedad, es el resultado del desequilibrio entre la formación y
la reabsorción del líquido como manifestación de alguna condición que incluso puede
amenazar la vida del paciente. La mayoría de las veces es secundaria a enfermedad
pleural o pulmonar, pero puede también ser causada por enfermedades extrapulmonares,
sistémicas o neoplásicas.

La historia clínica y el examen físico son claves para abordar a un paciente con derrame
pleural. El adecuado enfoque depende de las características del líquido y su
diferenciación entre exudado y trasudado, lo cual ayuda no sólo a minimizar costos,
sino también a disminuir las posibilidades diagnósticas y proporcionar una terapéutica
adecuada. (Toro, 2009)1

En Estados Unidos de Norteamérica existe una incidencia anual estimada de DP de


500,000 casos nuevos relacionados con falla cardíaca; los derrames paraneumónicos
representan 300,000 casos, los derrames malignos 200,000 casos (debidos en primer
lugar, a cáncer pulmonar con 60,000, 50,000 casos a cáncer de mama, a linfoma 40,000
y el resto de casos corresponden a otras enfermedades neoplásicas extrapulmonares).
Sólo 2,500 casos son ocasionados por tuberculosis (TB). (Light, 2011)2

En Chile y otros países de Sudamérica existe actualmente una alta incidencia en


derrames pleurales y varían entre un 20% al 40% de pacientes hospitalizados por
neumonía como lo indica Fernando Paz y cols. Igual afirmación sucede en Colombia,
donde hay una alta tasa de incidencia en derrames pleurales y van del 36 % al 57 % del
total de pacientes ingresados como lo señala el Dr. Rodríguez en su trabajo estadístico.
(Shoemarker, 2005)3

El derrame pleural en su gran mayoría se ha relacionado con procesos neumónicos y por


lo general los tratamientos aplicados van dirigidos a esta etiología, esto se debe a que en
nuestro medio es frecuente la presencia de neumonía, esto casi siempre hace sospechar
que esta sea la causa principal sin tomar en cuenta otras etiologías, dando lugar a un
tratamiento que quizás no sea el indicado, logrando de esta forma empeorar el estado
del paciente o no llegar a una solución rápida y eficaz.

Caso clínico

Mujer de 76 años de edad, con antecedentes de hipertensión arterial hace 7 años tratado
con losartán 50 miligramos (mg) y diabetes mellitus tipo II hace 12 años tratada con
insulina; paciente es ingresada por presentar un cuadro clínico de más de dos meses de
evolución caracterizado por nauseas, cefalea holocraneana de mediana intensidad, tipo
pulsátil que calmaba con analgésicos (analgan) alzas térmicas no cuantificadas, disuria.
Además presentaba ulceras dolorosas en pie izquierdo y necrosis, dolor en el codo
derecho, por fractura de humero hace un año, de moderada intensidad, tipo pulsatil que
se irradia hacia el hombro derecho

Al examen físico se constató diuresis espontánea y necrosis de tercer, cuarto y quinto


dedo del pie izquierdo y a nivel de mimbro superior, el mismo se encuentra
inmovilizado.

Se hizo Rayos-X que demostró una opacidad pulmonar derecha que puede y una
opacidad a nivel del pulmón izquierdo también.
Se le realizó una tomografía computada de tórax sin administración de contraste
endovenoso y se observó derrame pleural bilateral, incremento del diámetro de las
cavidades cardiacas, placas cálcicas ateromatosas en la pared del cayado de la aorta,
escasos ganglios mediastínicos, peritraqueales y pericarinales, en los cortes
tomográficos mas caudales se observa gran formación hipodensa de aspecto quístico
simple de origen inespecífico localizado en topografía de hígado y cabeza de páncreas.

Discusión

Los pacientes con derrame pleural pueden estar asintomáticos o tener disnea. Cuando
hay inflamación activa de la pleura parietal puede haber dolor, que generalmente es
unilateral y súbito, y empeora con la inspiración. En ocasiones, el derrame puede ser
suficientemente grande como para contribuir a la insuficiencia respiratoria.

Los hallazgos físicos son matidez a la percusión en la zona del derrame, junto a
disminución de los ruidos respiratorios y ausencia de frémito táctil.4

La mayoría de los EP responde bien al tratamiento médico con antibióticos y tubo de


drenaje pleural, pero esto se asocia generalmente a hospitalizaciones prolongadas en
promedio de 25 días en algunas series y aproximadamente 18% de los EP se complican
y pueden requerir cirugía. No se encontraron descritos factores pronósticos en niños con
EP y sólo hay escasas referencias en adultos. Hospital Clínico de la Pontificia
Universidad Católica de Chilese ha propuesto como objetivo de buscar factores
pronósticos en pacientes pediátricos con EP tratados en el Servicio de Pediatría durante
un periodo de 15 años.5

Un estudio pone de manifiesto que las 3 cuartas partes de los DP en los que se realiza
una toracocentesis diagnóstica se deben, por orden de frecuencia, a neoplasias,
insuficiencia cardiaca, neumonía o tuberculosis. Las series españolas previas
coincidenen este punto, si bien la frecuencia relativa de estas 4 entidadeses variable. De
este modo, el porcentaje de pacientes con insuficiencia cardiaca es superior en series
procedentes de servicios de medicina interna, por representar esta entidad uno de los
grupos relacionados por el diagnóstico más frecuentemente atendidos por los internistas.
La tuberculosis pleural predomina en regiones españolas con una mayor prevalencia de
la enfermedad como Galicia, si bien se ha constatado un descenso progresivo en el
número de casos durante la última década; un hecho que también refleja nuestra serie.
Las causas de DP en edades extremas de la vida son distintas. Así, mientras que
aproximadamente la mitad de los DP en sujetos jóvenes (< 34 años) son tuberculosos,
en octogenarios son secundarios a insuficiencia cardiaca, una observación ya realizada
en el estudio de Villena et al. Cabe destacar en nuestro estudio el mayor peso de las
pericarditis (4%) y del hidrotórax hepático (3%) como causas de DP, en comparación
con series previas, probablemente en relación con que estas últimas reclutaron
fundamental o exclusivamente a pacientes ingresados en servicios de neumología.
Tradicionalmente se considera que la distinción entre trasudado y exudado es un primer
paso fundamental en la evaluación diagnóstica del DP. Dicha discriminación se
establece en la práctica clínica a través de los criterios de Light. La mayoría de los
trasudados corresponden a insuficiencias cardiacas (75-80%), aunque los derrames
cardiacos cumplen criterios de Light para exudado, si bien por un estrecho margen, en
alrededor de un 25% de los casos. En contraposición a la creencia de que las embolias
pulmonares pueden producir DP trasudativos, coincidimos con otros autores en que
siempre cumplen criterios de Light para exudado. Desde el punto de vista radiológico,
el descubrimiento de un DP que opacifique la práctica totalidad del hemitórax o que sea
bilateral acota el diagnóstico diferencial. Las neoplasias justifican más de la mitad de
los DP masivos9, y las insuficiencias cardiacas más de la mitad de los DP bilaterales.
Ocasionalmente, un paciente con DP bilateral tiene causas distintas del derrame en cada
hemitórax, una condición que se conoce como síndrome de Contarini. En esta y en otras
series publicadas, el cáncer de pulmones responsable de una tercera parte o más de los
DP malignos. Con alguna excepción, también hay unanimidad en cifrar en alrededor del
10% los DP malignos con un tumor primario desconocido. Sin embargo, la frecuencia
relativa de mesoteliomas varía según el área geográfica, en relación con el riesgo de
exposición al asbesto. De este modo, mientras que en nuestra serie y en otras los
mesoteliomas representaron solo un 3% de todos los DP malignos, otros estudios
españoles multiplican por 4 o 5 (13-14,5%) dicho porcentaje. Coincidiendo con lo
descrito en la bibliografía médica, en el presente estudio la rentabilidad global dela
citología del LP para diagnosticar malignidad fue aproximadamente del 60%. Sin
embargo, conviene destacar la baja sensibilidad del estudio citológico en los carcinomas
escamosos de pulmón y los mesoteliomas (25 y 27%, respectivamente). El mesotelioma
es un ejemplo paradigmático de que la combinación de la experiencia del citólogo
(paralela a la prevalencia de la enfermedad) y del empleo de técnicas de
inmunocitoquímica puede incrementar extraordinariamente el rendimiento de la
citología. Ambos factores se aúnan en el grupo australiano de Segal et al., que
recientemente han reportado una sensibilidad de la citología del LP del 73% sobre 517
casos de mesotelioma. Por último, el rendimiento citológico del LP obtenido en nuestro
estudio para tumores hematológicos.6

El derrame pleural paraneumónico (DPPN) es el asociado a una infección pulmonar,


generalmente una neumonía, un absceso o unas bronquiectasias infectadas. Entre un 20
y 57% de las neumonías bacterianas se acompañan de un DPPN durante su curso
clínico, y alrededor de un 40% de estos son DPPN complicados o empiema, de forma
que, en todos los pacientes con neumonía debe planteársela presencia de DPPN. El
DPPN se presenta con más frecuencia en los 2 extremos de la vida, y 2/3 de los
pacientes con DPPN complicado o empiema tienen un factor de riesgo asociado como
enfermedades pulmonares (bronquiectasias, EPOC, cáncer de pulmón, tuberculosis
previa), enfermedades sistémicas que favorecen la aspiración o déficits en la
inmunidad.7
BIBLIOGRAFÍA
1. Toro, L. (2009). Derrame pleural. Medicina y laboratorio(72), 11-26.
2. Light, R. (2011). En Pleural effusions. Med Clin North Am (págs. 1055-1070).
Nashville, Estados Unidos: Elsevier.
3. Shoemarker, A. (2005). Derrame pleural. En Tratado de medicina crítica y terapia
intensiva (Tercera ed., págs. 342-343). Madrid, España: Panamericana.
4. Lee Goldman, Andrew I Schafer. Tratado de Medicina Interna.
5. Fernando Paz C, Pamela Céspedes F, Mónica Cuevas, Nicole Lecorre P, Héctor
Navarro M, Cristián García B, Sergio Zúniga R, Cecilia Alvarez G, Ignacio
Sánchez D. Derrame pleural y empiema complicado en niños. Evolución y factores
pronósticos. Rev. méd. Chile v.129 n.11 Santiago nov. 2001
6. José M. Porcela, Aureli Esquerdab, Manuel Vivesc y Silvia Bielsa. Etiología del
derrame pleural: análisis de más de 3.000 toracocentesis consecutivas. Archivos de
bronconeumología Volume 50, Issue 6, June 2014, Pages 235-249
7. Victoria Villena Garridoa, Enrique Cases Viedmab, Alberto Fernández Villarc,
Alicia de Pablo Gafasd,Esteban Pérez Rodrígueze, José Manuel Porcel Pérezf,
Francisco Rodríguez Panaderog,Carlos Ruiz Martínezh, Ángel Salvatierra
Velázquezi y Luis Valdés Cuadradoja. Etiología del derrame pleural: análisis de más
de 3.000 toracocentesis consecutivas. Archivos de Bronconeumología Volume 50,
Issue 5, May 2014, Pages 161-165

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