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Jean Piaget

El hombre y sus ideas


Richard Evans
El crecimiento intelectual fue definido por Piaget de una manera general
en función de un modelo de adaptación biológica. La inteligencia se percibe
como un sistema abierto que se extiende al interior del ambiente para obtener el
conocimiento, pero que también tiende a cerrarse en función de la estructura
mental con el fin de englobar rasgos organizativos ya existentes. Es un avance
evolutivo entre el abrir y el cerrar para lograr un equilibrio homeostático, el cual
es llamado por Piaget como equilibrarían y se logra mediante los procesos
complementarios de asimilación y acomodación. La primera implica la
incorporación de nuevos acontecimientos a las estructuras cognoscitivas
preexistentes, y la segunda implica la transformación de una estructura ya
existente en respuesta al medio. El crecimiento intelectual se da, entonces, como
la resolución de la tensión entre la asimilación y la acomodación. Es un proceso
activo de asimilar lo nuevo a lo viejo y acomodar lo viejo a lo nuevo.
Una vez establecido el equilibrio aparece una etapa de desarrollo
intelectual.

Modelo evolutivo de Piaget


El modelo evolutivo de Piaget comprende 4 periodos:
 El periodo sensorio motor (desde el nacimiento hasta los dos años):
En este periodo el niño avanza desde un nivel neo-natal, marcado por una
total falta de diferenciación yo-mundo, a una organización relativamente
coherente, capaz de realizar acciones sensorio-motrices en su medio
inmediato. La organización es práctica e implica sencillos ajustes
perceptivos y motores a fenómenos ambientales, en lugar de
manipulaciones simbólicas. En este periodo existen 6 subetapas:
1. Primera etapa (desde el nacimiento al mes): se caracteriza por ser
la etapa de los reflejos. Crece la eficiencia de los reflejos innnatos.
Existe un comportamiento reflexivo (que indica un sujeto que no es
pasivo, que no responde simplemente a estímulos).
2. Segunda etapa (uno a cuatro meses): se producen las reacciones
circulares primarias. Son acciones espontáneas, no intencionales,
centradas sobre el cuerpo del niño (por ello el nombre de primarias)
y que se repiten una y otra vez (circulares), hasta que la adaptación
resulte establecida. El comportamiento se caracteriza por la
repetición de actos simples, los cuales no persiguen ningún
propósito y se repiten por sí mismas (ej.: succión del pulgar, palpar
una frazada).
3. Tercera etapa (de cuatro a ocho meses): se producen las
reacciones circulares secundarias. Aquí aumenta el nivel de
intencionalidad por parte del niño y su consciencia del ambiente
externo, por lo que comienza a manipular los objetos y no solo su
cuerpo (por ello son secundarias). También son circulares, pero
solo en tanto consigan resultados que le parezcan interesantes.
Ejemplo: un niño que mueve los brazos repetidamente para mover
un juguete suspendido arriba en su cuna.
4. Cuarta etapa (de ocho a doce meses): implica la coordinación de
las reacciones secundarias. Aquí los medios y fines se distinguen
con claridad, se puede observar claramente la intencionalidad. Los
esquemas (un esquema es una respuesta general utilizada para
resolver un problema particular) que no estaban asociados se
asocian. Esa nueva coordinación es posible gracias a la habilidad
del niño para generalizar o transferir un esquema. El yo y el mundo
se diferencian cada vez más. Se establece la permanencia de
objeto aunque no enteramente articulado (al ocultar un objeto del
niño éste sabe que sigue teniendo una existencia objetiva, no
“desaparece” simplemente). Ejemplo del paño. No está
enteramente articulado ya que si el movimiento del objeto se
complejiza no podrá encontrarlo.
5. Quinta etapa (de doce a dieciocho meses): el niño se percata de
que un objeto puede desplazarse en el espacio y no obstante
conserva su permanencia. La consistencia del objeto queda mejor
establecida. Aquí se desarrollan las reacciones circulares
tercearias, las cuales se caracterizan por métodos mas eficaces y
avanzados de explorar nuevos objetos o sucesos por medio de la
experimentación. Mediante la experimentación de ensayo-error el
niño descubre nuevos medios para alcanzar una meta. Mientras en
la etapa anterior el comportamiento era estereotipado, en esta
etapa el niño busca activamente nuevos medios para alcanzar
cierto fin. Explora las relaciones entre medios y fines.
6. Sexta etapa (de dieciocho a veinticuatro meses): se caracteriza por
la transición de la acción abierta a la representación mental oculta.
El niño es capaz de usar símbolos mentales para dirigirse a objetos
fuera de su ámbito inmediato. Disminuye la necesidad de una
experiencia inmediata como requisito para una actividad
intencional. El niño es capaz de diferir la imitación, de reproducir
de memoria el comportamiento de un modelo ausente mediante
símbolos. También es capaz de experimentación interna, una
exploración mental internalizada de relaciones entre medios y fines
(significa que el niño es capaz de simbolizar acciones antes de
poner en acción un comportamiento). La noción de permanencia
del objeto se establece con mayor claridad.
 Periodo pre-operacional (de dos a siete años):
Se subdivide en dos etapas:
1. Etapa pre-conceptual (de dos a cuatro años): el niño desarrolla
aptitudes lingüísticas y la habilidad para construir símbolos.
Empieza a distinguir entre significadores (palabras o imágenes que
representan hechos u objetos) y significados (sucesos ausentes de
la percepción, los hechos u objetos señalados anteriormente).
Ejemplo: “papá se pone el saco y agarra el maletín” es el
significador de que su padre está por ir a trabajar. La aparición de
la función simbólica libera al niño de actual solamente con el
ambiente inmediato. La imitación se torna menos abierta y se
internaliza cada vez más. Se evidencia la imaginación en el juego,
el niño desarrolla la capacidad de tratar a los objetos como
símbolos de cosas que no son (puede emplear una escoba como
un caballo imaginario). El pensamiento en esta etapa es sincrético
(agrupa las categorías de objetos de forma muy confusa). Por
ejemplo, muchos ítems diferentes (galletas, mujer, fósforos) los
coloca en una sola categoría (ej. cocina). Por otro lado, el
pensamiento es egocéntrico, ya que el niño solamente piensa
desde su propio punto de vista y no tiene la habilidad de ponerse
en el lugar del otro adoptando su rol. Tampoco puede evaluar
críticamente sus propios pensamientos, los cuales son centrados
(enfocando en un solo aspecto o dimensión del estímulo).
2. Etapa intuitiva (de los cuatro a los siete años): En esta etapa se
construyen pensamientos e imágenes más complejos que en el
anterior, y el niño va desarrollando paulatinamente su capacidad
para conceptuar. Se establece un concepto de clase o inclusión de
clase, pero se basa en la similitud perceptiva entre los objetos. El
pensamiento en esta etapa tiene como característica su
irreversibilidad, el cual se define como la incapacidad de considerar
una serie de operaciones inversas que reestablecen una situación
original. También se caracteriza por la incapacidad del niño de
reconocer el fenómeno de conservación (de cantidades de liquido
y de masa permanecen invariables pese a las transformaciones
perceptivas). El ejemplo del vaso. El niño no se da cuenta de que
existe una operación que restablece una situación original (si el
agua del vaso más alto se vierte sobre uno más corto y ancho, el
niño no se da cuenta que al hacer la operación inversa el agua
volverá a alcanzar la altura original).
 Periodo operacional concreto (de siete a once años):
Durante esta etapa el niño echa las bases para el tipo de pensamiento
lógico que se identifica con el siguiente y último periodo de desarrollo
intelectual. En este periodo el niño aprende que la cantidad permanece
invariable a pesar de las transformaciones perceptivas (ejemplo del vaso)
y logran el despliegue de operaciones inversas (logran interpretar que
verter agua de un vaso a otro y luego realizar la operación inversa, el agua
subirá al mismo nivel que al principio). Además, también desarrolla el
concepto de clase y de inclusión de clase, pueden pensar de una manera
simultánea en relaciones parte-todo. Por ejemplo, si a los niños en el
periodo pre-operacional se les muestran ocho caramelos amarillos y
cuatro marrones, y se les pregunta ¿hay más caramelos amarillos o más
caramelos? Probablemente contestarán “más caramelos amarillos”. En
cambio, los niños del periodo operacional concreto contestarán “hay más
caramelos”, lo que indica una nítida diferenciación entre partes y
totalidades. Además, presentan la capacidad de usar términos
relacionales, por ejemplo, si se le dice “A es más pequeño que B y B más
pequeño que C ¿A es más pequeño que C?” el niño podrá resolverlo
correctamente. También el niño en esta etapa puede distribuir objetos en
función de dimensiones cuantitativas, tales como peso, tamaño o escala.
Piaget denomina seriación a esa habilidad conceptual. Y por último el niño
también es capaz de utilizar una representación mental de una serie de
acciones. Ejemplo: un niño del periodo anterior puede ir de la escuela a
su casa conociendo puntos exactos de referencia donde doblar o
proseguir, en cambio un niño de este periodo puede anticipar todo el
camino a casa incluso antes de salir de la escuela.
 Periodo operacional formal (de once a quince años):
El razonamiento del adolescente en esta etapa es hipotético-deductivo.
Comienza con una consideración de un problema dado en función de una
conceptualización de todas las relaciones posibles que podrían ser
verdaderas (conjunto de hipótesis), y luego, por medio de un proceso de
experimentación combinado con un análisis lógico, cada hipótesis
individual o se confirma o se rechaza. La habilidad de generar todas las
hipótesis posibles de solución y después verificar la validez de cada una
mediante un análisis lógico es el rasgo distintivo de este periodo. En este
nivel el pensamiento es proposicional. El adolescente manipula los datos
en bruto que encuentra convirtiéndolos en enunciados o proposiciones
organizados y después desarrolla conexiones lógicas entre ellos.
Además, es interproposicional ya que implica las relaciones lógicas entre
las proposiciones formadas a partir de los datos en bruto. Piaget las llama
operaciones de segundo orden.
El individuo también es capaz de emplear un análisis combinatorio para
resolver un problema específico. Ejemplo: si se le da a un individuo tres
latas de pintura y se le dice que forme un color mezclándolas, sabrá que
tiene que combinar la lata 1 con la 2, luego la 1 con la 3, etc. En cambio,
un niño del periodo anterior no sabría considerar todas las posibilidades.
También posee la capacidad de aplicar reglas simplificadoras como una
operación de orden superior para llegar a la solución de un problema (por
ejemplo, se le pide a un individuo que seleccione de una serie de objetos
aquellos que flotan, el mismo no necesitará realizar la experiencia, sino
que aplicarán una regla simplificadora, los objetos de madera flotan por lo
que los que sean de ese material también lo harán).
Por último, se preocupan por los mecanismos del pensar, ello se explica
en la siguiente frase “Me encontré pensando en mi futuro, y luego empecé
a pensar por que estaba pensando en mi futuro, y después empecé a
pensar acerca del porqué de estar pensando porque estaba pensando en
mi futuro”.
Y en términos de interacción social el adolescente ve sus propios planes
y actividades en su relación con un grupo social idealizado. El individuo
empieza a pensarse a sí mismo como un miembro cabal de la sociedad.

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