Existe una amplia distinción entre aquellos empleados con autorización para
representar la personalidad del Estado en determinados negocios como los
Secretarios de Estado, y el resto de los trabajadores de que dispone; detallando, en
el caso de los primeros, las distintas clases de servicios que prestan, ya fueran para
la administración general, por ejemplo, un gobernador; para la administración
especial el encargado de la hacienda pública; para la instrucción pública los
docentes; para la judicatura jueces y magistrados; para la diplomacia embajadores
y cónsules; o finalmente los consejeros de estado sin otra misión que la de informar.
No obstante dicha clasificación, ha sido muy superada en la actualidad, ya que las
teorías modernas se inclinan por diferenciar las clases de servicios personales que
le son prestados al Estado, dependiendo del motivo del desempeño de sus
funciones (legislativa, ejecutiva y judicial).
De igual manera, se pueden clasificar a los trabajadores al servicio del Estado por
nivel jerárquico en: funcionarios y empleados:
• Empleados.- Es quien presta sus servicios para algún órgano del Estado, en virtud
de un contrato y que se desempeña normalmente en actividades de apoyo al
funcionario; su labor no implica un poder de decisión, disposición de la fuerza
pública o representación estatal alguna;
a) Empleados de confianza; y
b) Empleados de base.
Cuarta: Por la naturaleza del servicio o función. Se distingue una "planta directiva,
profesional y técnica" de una "planta administrativa"; según el método funcional hay
una agrupación en clases: a) clase directiva; b) clase técnico-profesional; c) clase
semitécnica; d) clase administrativa; e) clase obrera; y f) clase de servicio.