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EL REALISMO POLÍTICO DE HANS MORGENTHAU

El 19 de julio de 1980 falleció Hans Morgenthau, politólogo alemán que sistematizó como pocos la teoría realista para explicar las relaciones
internacionales. Su libro más importante es “Política entre las naciones. La lucha por el poder y la paz”.

En el primer capítulo Morgenthau expone los lineamientos básicos de una teoría realista de la política internacional. Toda teoría debe
validarse de manera empírica y pragmática. La teoría debe, pues, ser juzgada por su capacidad para ordenar y dotar de significado a una
masa de fenómenos que sin ella sería imposible comprenderlos. Para Morgenthau la historia del pensamiento político se reduce al
antagonismo entre dos escuelas de pensamiento. Por un lado, la concepción según la cual cualquier orden político puede establecerse en un
lugar y momento determinados en función de específicos principios abstractos y universalmente válidos. Parte del supuesto de la natural
bondad del hombre y supone que cuando un orden social no llega a estar a la altura de lo que exige la razón, ello se debe a la ausencia de
conocimientos, a la incapacidad del hombre para comprender la realidad que lo circunda, a la existencia de instituciones obsoletas o bien a la
perversión de grupos o individuos. Otorga una confianza ciega a la educación, a la reforma de la realidad y al empleo ocasional de la fuerza
para corregir los defectos de la realidad.

Por el otro, la concepción que sostiene que la realidad, imperfecta desde el ángulo racional, es el fruto de fuerzas que hacen a la esencia de
la condición humana. Si se pretende mejorar el mundo no queda otro camino que trabajar con estas fuerzas y no contra ellas. Pero siempre
resulta posible una aproximación a ellos a través de la capacidad del hombre de arribar a soluciones negociadas. “Esta escuela, por lo tanto,
extrae de un sistema de represiones y equilibrios un principio universal aplicable a todas las sociedades pluralistas. Recurre a precedentes
históricos antes que a principios abstractos y aspira a que ocurra el menor mal posible antes que el bien absoluto”.

EL REALISMO POLÍTICO: PRINCIPIOS FUNDAMENTALES: Luego de presentar el meollo de ambas corrientes ideológicas Morgenthau
expone los principios medulares de la teoría realista de las relaciones internacionales.

1-“El realismo político supone que la política, al igual que toda la sociedad, obedece a leyes objetivas que arraigan en la naturaleza humana. A
los efectos de cualquier mejoramiento de la sociedad es necesario entender previamente las leyes que gobiernan la vida de esa sociedad. El
funcionamiento de esas leyes es completamente ajeno al curso de nuestras preferencias; desafiarlas significa el riesgo de exponerse al
fracaso”. El realismo está convencido de la existencia de leyes objetivas de la política y de la capacidad del hombre de elaborar una teoría
racional que las explique, aunque de manera imperfecta y parcial. También cree en la capacidad humana para discernir entre verdad y opinión
en el ámbito político, es decir, entre el conocimiento sustentado en los datos de la realidad e iluminado por la razón y lo que es mero juicio
subjetivo, ajeno a la realidad e influido por los prejuicios y el optimismo.

Para la teoría realista la condición humana, lugar donde arraigan las leyes objetivas, ha permanecido invariable desde el momento en que el
pensamiento chino, indio y griego descubrió tales leyes en la época antigua. Ello significa que en el terreno de la teoría política la novedad
lejos está de ser una virtud, mientras que la antigüedad lejos está de constituir un defecto. Para Morgenthau una teoría antigua no tiene por
qué ser considerada automáticamente como anticuada. Las teorías políticas, sentencia, deben someterse permanentemente a la doble prueba
de la experiencia y la razón. Siempre están sujetas a refutación. No son dogmas revelados.

Para el realismo toda teoría supone corroboración empírica y significado a través de la razón. En el ámbito específico de las relaciones
internacionales supone que la naturaleza de cualquier política exterior surge del análisis de las decisiones que se adoptan y sus
consecuencias. A través del estudio de los actos políticos protagonizados por los actores principales de las relaciones internacionales-los
gobernantes-se estará en condiciones de averiguar cuáles fueron sus verdaderos objetivos. Sin embargo, el análisis de los hechos no resulta
suficiente para comprender una política exterior determinada. Es vital acercarse a la realidad política con la ayuda de un esquema racional o
marco teórico que sugiera al científico de la política los posibles significados de la política exterior. “(…) debemos ponernos en el lugar del
estadista que tiene que colocar cierto problema de política exterior bajo ciertas circunstancias; conviene entonces preguntarnos cuáles son
las alternativas racionales (presumiendo siempre que actúa de modo racional) que debe elegir y que encuadran el problema, y cuáles de estas
alternativas racionales deberá elegir el estadista que actúa bajo aquellas circunstancias. La comprobación de esta hipótesis racional, contra
los hechos reales y sus consecuencias, da sentido teórico a los hechos de la política internacional” .

2-“El elemento principal que permite al realismo político encontrar su rumbo en el panorama de la política internacional es el concepto de
interés definido en términos de poder” (4). Tal concepto permite al científico de la política comprender a través de su razón los hechos de
política internacional que reclaman ser analizados. El concepto de interés definido en términos de poder sitúa a la política en un ámbito
autónomo de acción y comprensión, diferente, por ende, de otros campos autónomos como la economía, la estética, la ética y la religión. Tal
concepto permite al científico de la política distinguir los hechos puramente políticos de aquéllos que no lo son, como los económicos, que se
comprenden en términos de interés definido como beneficio, con lo cual está en condiciones de hacer teoría política, nacional y/o
internacional.

¿Cuáles son los seis principios del realismo político?


La intención el autor en este libro es presentar una “teoría racional de la política internacional”(Morgenthau, 1986:19), no a través de
conceptos, por un lado, abstractos y preconcebidos ni, por el otro lado, desligados de la realidad, ligados a un “doble sistema de
comprobación, […] en términos de la teoría política, […] de la razón y la experiencia” (ibíd., 1986:11-12).

Para el autor, primero, es el Estado-nación quien marca el “punto de referencia final de la política exterior contemporánea” (ibíd., 1986:20)
y, segundo, este campo está inmerso en la contingencia de la “naturaleza humana tal como es y por los procesos históricos tal como han
ocurrido” (ibíd., 1986:12), luego, el propósito del Realpolitik consiste en “propender a un desarrollo (autónomo) en el campo de la política”
(ibíd., 1986:25). Para evitar confusiones y malinterpretaciones, el autor presenta los seis principios del Realpolitik:

1. Racionalidad de los actores y universalidad de las leyes: se parte de supuesto que “la política, al igual que toda la sociedad, obedece
a leyes objetivas que arraigan en la naturaleza humana” (ibíd., 1986:12) así como en la “factibilidad de elaborar una teoría racional
que explique […] estas leyes objetivas”. El autor afirma que la política logra separar la verdad de la opinión y su “teoría consiste en
la verificación de los hechos y darles sentido a través de la razón” (ibíd., 1986:12-13), luego, es esta comprobación de los hechos
reales y sus consecuencias lo que da “sentido teórico a los hechos de la política internacional” (ibíd., 1986:13).

2. Interes en términos de poder: “el elementó principal que permite al realismo político encontrar su rumbo en el panorama de la
política internacional es el concepto de interés definido en términos de poder” (ibíd., 1986:13). Éste articula la relación entre la
razón y los hechos que define la política como una esfera autónoma de acción y comprensión, como portadora de una lógica propia
que distingue entre la política y el político (estadista), específicamente entre “su deber oficial, que consiste en pensar y actuar en
función del interés nacional, y su deseo personal, que tiende a la corporización en todo el mundo de los propios valores morales y
principios políticos” (ibíd., 1986:15). Así, la Realpolitik comprende no sólo elementos teóricos sino también factores
normativos: “sólo una política exterior racional minimiza los riesgos y maximiza los beneficios, […] cumple simultáneamente con el
precepto moral de la prudencia y el requerimiento político del éxito” (ibíd., 1986:18-19).

3. Importancia del contexto y sus cambios en el tiempo y espacio: “el realismo supone que su concepto clave de interés definido como
poder es una categoría objetiva de validez universal, pero no otorga al concepto un significado inmutable” (ibíd., 1986:19), en el
sentido en que “el equilibrio de poder, por ejemplo, es indudablemente un elemento constante en todas las sociedades
pluralistas” (ibíd., 1986:20).

4. Tensión entre los valores morales y la acción política: “El realismo político […] tiene conciencia de la inevitable tensión entre los
preceptos morales y los requerimientos de una exitosa acción política. Tampoco pretende eludir rápidamente ese conflicto"(ibíd.,
1986:21). De ahí que el autor considere la prudencia como el valor de “suprema virtud política” (ibíd., 1986:21) en tanto a que logra
concertar esta tensión.

5. El enfoque de análisis no debe centrarse en las ideas: “El realismo político se niega a identificar las aspiraciones morales de una
nación en particular con los preceptos morales que gobiernan el universo” (ibíd., 1986:22). Aquí el autor resalta la noción de lógica
propia una cosa es la afirmación “naciones están sujetas a la ley moral y otra muy distinta pretender saber qué es el bien y el mal
en las relaciones entre las naciones”(ibíd., 1986:22).

6. Autonomía de los estudios de la política internacional: el realismo político mantiene, por un lado “la autonomía de su esfera política
[…] piensa en términos de interés, definido como poder” (ibíd., 1986:22), por el otro lado, “no ignora la existencia y relevancia de
otros parámetros de pensamiento distintos a los políticos. Pero como realista político no pude subordinar esos parámetros a los
políticos” (ibíd., 1986:23) y finalmente, se “apoya en una concepción pluralista de la naturaleza humana” (ibíd., 1986:25) y los
comprende “cada uno de ellos dentro de sus propios términos” (ibíd., 1986:25).

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