En todo caso, el nuevo escenario que vive la sociedad boliviana enmarcada bajo
la nueva CPE y realizando una revisión al estatuto orgánico de la universidad
boliviana, pone la universidad ante diversos desafíos que a continuación
puntualizamos:
Hasta hace poco (los años 60 y 70) la universidad boliviana parecía cumplir su
función transmisora de conocimientos, centrada en la enseñanza, con una
población estudiantil relativamente reducida social y demográficamente (espacio
casi propio de la clase media y alta, urbana, de la sociedad boliviana), en la que
la investigación no ocupó un lugar central. Además, tenía un reconocimiento
social, es decir una legitimidad, no sólo porque representaba el ascenso o
aseguramiento social y cultural sino igualmente porque fue el espacio de las
luchas sociales revolucionarias. Empero, desde los años 80 y sobre todo los 90,
el espectro se torna difuso con la ausencia de ideologías motoras de cambio, la
institucionalización de una forma burocrática de funcionamiento, el ingreso
masivo de la nueva población inmigrante rural-urbana (actualmente la UMSA
cuenta con más de 70.000 estudiantes), y la reiteración de un modelo
universitario enseñante. Al respecto, algunos autores han hablado de crisis de la
universidad. En todo caso, los marcos jurídicos descritos en este trabajo dejan
evidente que el campo de la educación superior se diversifica. Está claro que
desde ahora (siguiendo la ley) la universidad ya no es la única vía para formarse
a nivel superior.
- La formación de maestros