La victoria de Donald Trump, al igual otras tantas cosas que están sucediendo en los
últimos años (el auge de la ultraderecha en Europa, la caída del comercio asiático, el
Brexit o la guerra en Siria y Yemen), nos muestra que vamos por el camino del Escenario
3. No podía ser de otra forma, ya que la energía siempre nos dijo que ese era el escenario
más realista.
¿Qué es el Escenario 3? Los escenarios son una especie de narrativa que intenta atisbar
el futuro. Son utilizados por las Naciones Unidas y otras agencias internacionales para
intentar predecir el futuro de la humanidad y agrupar sus reflexiones en torno a visiones
coherentes. Nosotros llamamos Escenario 3 a una de estas visiones arquetípicas que
barajan las agencias internacionales y que utilizamos en nuestro estudio donde las
comparábamos con los límites energéticos.
Había un cuarto escenario en juego, el Escenario 4, que consiste en una visión un poco más
amable del 3. En él se produce un importante cambio en los valores, la sociedad reacciona
contra un consumismo sin sentido y contra la falta de respeto por la vida. Ciudadanos y
países deciden asumir sus responsabilidades siendo un ejemplo “verde” para el resto.
Aunque las barreras al comercio de mercancías se vuelven a construir, las barreras a la
información tienden a ser eliminadas. El énfasis se pone en encontrar soluciones
regionales para los problemas sociales y ambientales, normalmente combinando cambios
drásticos en los estilos de vida con estilos descentralizados de gobernanza. El Escenario
4 sería el ecologista, el de la autonomía local, el de la cooperación y el open-source.
El triunfo de Trump, como otras tantas cosas, nos muestran que las opciones del
bussiness as usual ya no son lo que solíamos llamar bussines as usual. Ya no podemos optar
entre la globalización neoliberal o la globalización un poco más social del desarrollo
sostenible. Ahora las únicas opciones políticas posibles son las del Escenario 3
(neoconservadores, ultraderecha, PP) o las que podrían surgir de un Escenario 4
(anticonsumistas y ecosocialistas).
La izquierda tradicional tiene que despertar y dejar de perseguir futuros tipo “ desarrollo
sostenible buscando una globalización un poco más amable o más verde. Sólo las opciones
políticas muy conscientes del decrecimiento y los límites del planeta pueden ser un
discurso sólido frente a los neoconservadores.
Es preciso en estos momentos desarrollar una alternativa política que esgrima los valores
del anticonsumismo, la defensa de la tierra, la vida y la cooperación, y, con ello,
contrarreste las tendencias autodestructivas neoconservadoras que nos conducen a una
peligrosa competición por los recursos en un planeta en constante degradación.
Marga Mediavilla