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LA OBESIDAD

Monografía de la
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ENDOCRINOLOGÍA
LA OBESIDAD
Monografía de la
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ENDOCRINOLOGÍA

Federico J.C.-Soriguer Escofet


Coordinador de la Edición
© Sociedad Española de Endocrinología, 1994

Reservados todos los derechos.

«No está permitida la reproducción total o parcial de este libro,


ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna
forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico,
por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso
previo y por escrito de los titulares del Copyright».

Ediciones Díaz de Santos, S.A.


Juan Bravo, 3A. 28006 MADRID
España

I.S.B.N.: 978-84-7978-160-6
Depósito Legal: M. 17.730-1994

Fotocomposición: Fer, S.A. (Madrid)


Impresión: Edigrafos, S.A. Getafe (Madrid)
COLABORADORES

Presentación Ana Sastre (Madrid)


(Dr. F. Sánchez Franco Ovidio Vidal (La Coruña)
(por la Sociedad Española de
Endocrinología) Autores
Antonio Alastrué Vidal (Badalona)
Introducción Mariá Alemany (Barcelona)
(Dr. Federico J.C.-Soriguer Escofet F. Barredo (Granada)
(Coordinador de la Edición) M. A. Broggi (Badalona)
Rafael Carmena (Valencia)
Editor Isabel Caro (Valencia)
Felipe F. Casanueva (Santiago de
Federico J. Casimiro-Soriguer Escofet Compostela) D. Casas (Badalona)
(Málaga) Federico J. Casimiro-Soriguer Escofet
(Málaga)
Coeditores F. Cordido Carballido (La Coruña)
Antonio Alastrué Vidal (Badalona) Carlos Diéguez González (Santiago de
Mariá Alemany (Barcelona) Compostela) C. Diez (Badalona)
Rafael Carmena (Valencia) Fernando Escobar (Granada)
Carlos Diéguez González (Santiago de L. E. Escudero (Badalona)
Compostela) Isabel Esteva de Antonio (Málaga)
Fernando Escobar (Granada) María L. Fernández Soto (Granada)
Pedro Pablo García Luna (Sevilla) J. Formiguera (Badalona)
Emilio Herrera Castillón (Madrid) Mario Foz (Badalona)
Elena Ibáñez Guerra (Valencia) Juan García Arnés (Málaga)
Juan Pedro López Siguero (Málaga)
Gonzalo Martín Peña (Móstoles)
VII
VIII COLABORADORES

Pedro P. García Luna (Sevilla) X. Mira (Badalona)


Stella González Romero (Málaga) Gabriel Olveira Fuster (Málaga)
Emilio Herrera Castillón (Madrid) José Luis Pereira Cunill (Sevilla)
Elena Ibáñez Guerra (Valencia) Xavier Remesar (Barcelona)
S. Jorge Méndez (La Coruña) M. Rull (Badalona)
Miguel Ángel Lasunción (Madrid) M.a Soledad Ruiz de Adana Navas
Juan Pedro López Siguero (Málaga) (Málaga)
Federico Mallo Ferrer (Vigo) L. Sánchez Planell (Barcelona)
Gonzalo Martín Peña (Madrid) Ana Sastre (Madrid)
S. Jorge Méndez (La Coruña) P. Soria (Madrid)
B. Martínez (Badalona) Francisco Tinahones Madueño (Málaga)
José F. Martínez Valls (Valencia) Ovidio Vidal (La Coruña)
F. Martínez Ramonde (La Coruña) Fernando Villamil Fernández (Sevilla)
Contenido

Presentación ................................................................................................................................. XI
Introducción..................................................................................................................................... XIII

Primera parte
EPIDEMIOLOGÍA Y CLÍNICA

Capítulo 1. LA MEDIDA DE LA MASA GRASA, G. Martín Peña ….. ...................................................... 3


Unidad de Nutrición. Servicio de Medicina Interna. Hospital de Móstoles (Madrid)
Capítulo 2. CLASIFICACIÓN Y CLÍNICA DE LAS OBESIDADES, O. Vidal Vázquez, F. Cordido
Carballido, F. Martínez Ramonde, S. Jorge Méndez ................................................................ 19
Unidad de Endocrinología. Hospital Juan Canalejo (La Coruña)
Capítulo 3. EPIDEMIOLOGÍA DE LA OBESIDAD, F. Escobar-Jiménez, M. Fernández Soto,
F, Barredo ............................................................................................................................... 27
Unidad Metabólica. Servicio de Endocrinología y Nutrición Clínica. Cátedra de Medicina Interna I.
Hospital Universitario (Granada)
Capítulo 4. OBESIDAD Y RIESGO CARDIOVASCULAR, J. F. Martínez Valí, R. Carmena ........... 35
Servicio de Endocrinología. Hospital Clínico Universitario (Valencia)
Capítulo 5. SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL,
F. J. C.-Soriguer Escofet, I. Esteva de Antonio, J. García Arnés .............................................. 49
Sección de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición. Hospital Regional Carlos Haya (Málaga)
Capítulo 6. EL NIÑO OBESO, J. P. López Siguero......................................................................... 77
Unidad de Endocrinología Pediátrica. Hospital Regional Carlos Haya (Málaga)

Segunda parte
FISIOPATOLOGÍA DE LA OBESIDAD

Capítulo 7. FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO, E. Herrera Castillón, M. A. La-


sunción..................................................................................................................................... 97
Departamentos de Investigación del Hospital Universitario Ramón y Cajal y de la Universidad de
San Pablo. CEU (Madrid)

IX
X CONTENIDO

Capítulo 8. MODELOS ANIMALES Y EXPERIMENTALES DE OBESIDAD, F. Mallo Ferrer,


F. F. Casanueva, C. Diéguez González .................................................................................... 119
Departamento de Biología Fundamental, Universidad de Vigo y Departamentos de Fisiología y
Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela (Galicia)
Capítulo 9. TERMOGÉNESIS Y OBESIDAD, F. J. C.-Soriguer Escofet, I. Esteva de Antonio…….. 129
Sección de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición. Hospital Regional Carlos Haya (Málaga)
Capítulo 10. PSICOLOGÍA Y OBESIDAD, E. Ibáñez Guerra ........................................................... 149
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos. Universidad de Valencia
Capítulo 11. EL APETITO EN EL CONTROL DEL PESO CORPORAL, X. Remesar, M. Alemany . 159
Departamento de Bioquímica y Fisiología. Universidad de Barcelona

Tercera parte
TRATAMIENTO

Capítulo 12. TRATAMIENTO DIETÉTICO, S. González Romero, G. Olveira Fuster, F. J. C.-Sori


guer Escofet ............................................................................................................................. 177
Sección de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición. Hospital Regional Carlos Haya (Málaga)
Capítulo 13. LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA
OBESIDAD, P. Soria, A. Sastre ................................................................................................ 213
Servicio de Nutrición Clínica. Hospital Ramón y Cajal (Madrid)
Capítulo 14. INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA OBESIDAD, E. Ibáñez Guerra, I. Caro . . . . 249
Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos. Universidad de
Valencia
Capítulo 15. TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO DE LA OBESIDAD, J. L. Pereira Cunill, F. Villa-
mil Fernández, P. P. García Luna .............................................................................................. 257
Unidad de Nutrición Clínica y Dietética. Servicio de Endocrinología. Hospital Universitario Virgen
del Rocío (Sevilla)
Capítulo 16. EJERCICIO Y OBESIDAD, M.a S. Ruiz de Adana, F. Tinahones Madueño, F. J. C.-
Soriguer Escofet ....................................................................................................................... 269
Sección de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición. Hospital Regional Carlos Haya (Málaga)
Capítulo 17. OBESIDAD SEVERA: CIRUGÍA BARIÁTRICA, A. Alastrué Vidal, M. Rull, J. For-
miguera, D. Casas, L. E. Escudero, X. Mira, L. Sánchez Planell, B. Martínez, C. Diez, M. Foz,
M. A. Broggi.............................................................................................................................. 285
Unidad de Trastornos de la Alimentación. Servicios de Cirugía General, Medicina Interna, Ra-
diología, Psiquiatría y Psicología Clínica. Hospital Universitario Germán Trías i Pujol (Badalona)
Presentación

Con esta monografía la Sociedad Española autor y pudiendo ofrecer su difusión y distri-
de Endocrinología comienza un nuevo Área de bución a distintas compañías que pueden tener
Actividad: la publicación de textos científicos interés en el contenido de publicación.
de temas de nuestra especialidad. En nombre de la Sociedad Española de En-
La S.E.E. establece los temas prioritarios y docrinología quiero agradecer muy since-
nomina a un experto para ser editor o coordi- ramente la colaboración generosísima del
nador de la monografía y establecer las condi- Dr. Federico Soriguer que ha dedicado su en-
ciones concretas de publicación y difusión de tusiasmo y su tiempo a la organización de esta
la misma. Se requiere que estas monografías monografía. También agradezco a los Autores
tengan la participación de varios autores ex- de los distintos capítulos su generosidad y su
pertos en los distintos puntos concretos que in- esfuerzo, ya que no reciben otra compensación
tegran un tema determinado, como en este que la satisfacción de comunicarse con los de-
caso obesidad. Con esta actividad la S.E.E. más miembros de la Sociedad y con otros pro-
pretende mejorar la información científico-téc- fesionales. También deseo expresar formal-
nica a los miembros de la Sociedad y a otros mente el agradecimiento a la Editorial Díaz de
médicos de otras especialidades que estén in- Santos por la actitud positiva que ha tenido en
teresados por los temas motivos de las mono- la publicación de esta monografía sobre obesi-
grafías. También servirán en otros casos para dad.
coordinar determinados estudios o recogida de
datos epidemiológicos, clínicos y terapéuticos
de los distintos centros y profesionales que es-
tán integrados en la S.E.E. Indirectamente se
busca también que estas publicaciones sean
una forma adicional de soporte económico
para la Sociedad, reservándose los derechos de Fdo. Dr. F. SÁNCHEZ FRANCO

XI
Introducción

Cuando en octubre de 1992 el Dr. F. Sán- personas que necesitándolo fracasan sistemáti-
chez Franco, entonces presidente de la Socie- camente en sus intentos.
dad Española de Endocrinología, me pidió que La estructura de la obra no ha sido ajena a
coordinara la obra que ahora presentamos, ini- las grandes aportaciones recientes al tema,
ciamos una larga andadura, cuya primera y pero ofrece una composición algo diferente ya
más importante dificultad fue la selección de que en su lógica interna intenta seguir los con-
los capítulos de los que debía constar. sejos de D. L. Sackett (Epidemiología clínica.
Concebida como una monografía de consul- Una ciencia básica para la medicina clínica.
ta, tiene también la pretensión de llegar a Ediciones Díaz de Santos, 1989), cuando afir-
cuantos lectores, médicos o no, estén interesa- ma (p. 7) que la mayor parte de los textos mé-
dos en uno de los más importantes problemas dicos están estructurados de manera inversa a
de salud de nuestro tiempo. como se produce el razonamiento y el acto
Durante el tiempo que ha durado la elabo- médico, pues comienzan con la descripción de
ración de la obra han aparecido importantes la fisiología o de la fisiopatología para llegar fi-
contribuciones monográficas sobre la obesi- nalmente a la descripción de la clínica y de la
dad. Sin ser las únicas, queremos citar la obra epidemiología, que es exactamente el camino
de P. Björntorp y B. N. Brodoff (Obesity: J. B. inverso del proceso diagnóstico.
Lippincott Com. 1992) y el suplemento mo- Esta es la razón por la que el libro comienza
nográfico del Annals of Internal Medicine con la definición de obesidad y la nominación
(Methods for voluntary weight loss and con- de aquello sobre lo que el resto del libro trata.
trol. National institutes of health thecnology La obesidad es, por definición, un acumulo
assessment conference, 1993; 119:02-764). excesivo del depósito graso del organismo. Si
Este gran interés de la medicina y de la bio- utilizamos los referentes nosológicos de la clí-
logía por la obesidad es también la expresión nica clásica, la obesidad es una enfermedad del
de la gran atención que el problema de la obe- tejido adiposo, tal como la cirrosis hepática es
sidad tiene en el mundo desarrollado de nues- una enfermedad del hígado. El grado de obe-
tro tiempo. Tal como comentan Danford y sidad puede ser medido con suficiente preci-
Fletcher, editores del Annals of Internal Medi- sión mediante el índice de masa corporal
cine, en nuestro mundo se da la paradoja de (IMC), también conocido como índice de
mucha gente que intenta perder peso sin ne- Quetelet, que es el resultado de dividir el peso
cesitarlo verdaderamente (al menos desde el en kilogramos por la talla elevada al cuadrado.
punto de vista de su salud), y de muchas otras Su uso está bastante generalizado y es fácil de
XIII
XIV INTRODUCCIÓN

calcular mediante sencillos nomogramas. Ha- bien. F. Escobar, M. L. Fernández Soto y


bitualmente se define un IMC = 28 como pun- F. Barredo, del Sevicio de Endocrinología y
to de corte a partir del cual la obesidad se con- Nutrición Clínica del Hospital Universitario
vierte en un factor de riesgo de importancia de Granada, han resumido de manera clara y
creciente para el aumento de prevalencia de didáctica la prevalencia e incidencia de la obe-
diabetes, hipertensión arterial y otras compli- sidad a partir de una selección de la numerosa
caciones. Aunque en la práctica clínica con- información que se dispone en la actualidad.
vencional la simple inspección visual de los La definición de la normalidad de un crite-
pacientes y el cálculo del IMC pueden ser su- rio antropométrico es uno de los grandes retos
ficientes, la medida del IMC no está exenta de de la medicina de siempre. La epidemiología
críticas y puede ser insuficiente en otras mu- clínica afronta este reto desde coordenadas
chas circunstancias. El primer capítulo del li- algo diferentes a los de la clínica tradicional.
bro trata de definir los instrumentos de medi- La definición de normal puede establecerse a
da del órgano que define la obesidad: el tejido partir de criterios culturales, estadísticos (p. ej.,
adiposo. El Dr. Gonzalo Martín, de la Unidad en puntuaciones calculadas a partir de la des-
de Nutrición del Hospital de Móstoles, ha re- viación estándar de la distribución muestral o
visado de una manera sistemática los procedi- estableciendo el punto de corte a partir de de-
mientos que la clínica y la fisiología disponen terminado percentil), o de criterios de riesgo,
hoy para medir la masa grasa. Es éste un cam- diagnósticos o terapéuticos. El interés clínico y
po apasionante en el que en los últimos años se sanitario de la obesidad debe establecerse no
han producido importantes novedades, mu- tanto a partir de criterios estadísticos, cultura-
chas de ellas accesibles —por incruentas y re- les o diagnósticos, sino utilizando criterios de
lativamente baratas— a la práctica clínica. riesgo (establecimiento de un peso a partir del
En el comienzo, la clínica fue sobre todo cual no aumentan los riesgos sobre la pérdida
una disciplina taxonómica. Definir, agrupar y de salud que acompañan al incremento de
clasificar, ha sido uno de los grandes retos a los peso). Este ha sido el esfuerzo realizado por
que los estudiosos de la obesidad se han en- J. F. Martínez Valls y R. Carmena en el capí-
frentado desde que ésta empezó a ser conside- tulo sobre las obesidades como factor de riesgo
rada un problema de salud. Este ha sido el tra- cardiovascular.
bajo realizado por O. Vidal, F. Cordido, T. Dada la singular relevancia que en los últi-
Martínez y S. G. Méndez, de la Unidad de En- mos años ha demostrado tener la vieja intui-
docrinología del Hospital Juan Canalejo. ción del Profesor Vague sobre el significado clí-
Aunque no hay datos precisos de nuestro nico del tipo de distribución de la grasa corpo-
país, algunas estadísticas de EE.UU. muestran ral, hemos considerado conveniente completar
que el 50 por 100 de las mujeres americanas y esta primera parte del libro, dedicada a la clí-
el 25 por 100 de los hombres siguen alguna nica y epidemiología de la obesidad, con un
dieta relacionada con el aumento de peso. Esta capítulo monográfico sobre el significado clí-
circunstancia convierte a la obesidad no sólo nico del tipo de distribución de la grasa cor-
en un problema clínico, sino sobre todo en un poral. Los estudios epidemiológicos y un cú-
problema sanitario, social y económico de mulo creciente de experiencias clínicas han
gran importancia. El espectacular aumento de comprobado que las obesidades tipo «manza-
la prevalencia en los países desarrollados, la in- na» o «del bebedor de cerveza» se asocian con
dudable asociación entre la presencia de obe- más frecuencia a muerte súbita, diabetes o hi-
sidad y numerosos factores de riesgo cardio- pertensión arterial que aquellas obesidades con
vascular, la gran demanda de asistencia médi- distribución tipo «pera». Además de los méto-
ca que la población obesa reclama, la dos para el cálculo de la masa grasa revisados
diferencia de prevalencia entre comunidades, en el capítulo primero, se imponen hoy la in-
etc., obliga a plantear la obesidad como una troducción de otros que nos permitan definir
cuestión de salud pública. Es la epidemiología el tipo de distribución de la grasa corporal, de
la ciencia que desarrolla el arte de saber contar entre los que el más sencillo y estandarizado es
INTRODUCCIÓN XV

el cálculo del cociente entre las circunferencias un lugar central, junto con el hígado y el
a nivel de la cintura y la cadera. F. J. C. Sori- músculo, en la regulación del metabolismo in-
guer, I. Esteva de Antonio y J. A. García Ar- termediario. En última instancia, cualquiera
nés, de la Sección de Endocrinología del Hos- que sea la causa de la obesidad, el tamaño del
pital Regional Carlos Haya, de Málaga, am- depósito graso será el resultado del balance li-
plían desde esta perspectiva monográfica pogenético-lipolítico de la reserva de triglicéri-
algunas de las cuestiones tratadas en los capí- dos acumulados en el interior de las células
tulos precedentes. adiposas. El conocimiento de las relaciones
La importancia que los hábitos alimentarios metabólicas del tejido adiposo con el resto de
y la actividad física adquiridos desde la infan- la economía y de su regulación enzimática y
cia pueden tener sobre el balance energético de hormonal son imprescindibles para compren-
la vida adulta, el significado que una determi- der adecuadamente los mecanismos del balan-
nada dotación adipocitaria adquirida desde la ce positivo de energía que supone cualquier
infancia pueda tener sobre la obesidad en la obesidad. Es la misión de la clínica dar nom-
madurez, así como las peculiaridades que el bre a los procesos morbosos y ayudar a los pa-
tratamiento de la obesidad lleva consigo en cientes a resolver aquellas cuestiones que les
esta época de la vida, nos llevó a encargarle a hacen sufrir. Pero es también función de la
J. P. López Siguero, de la Unidad de Endocri- medicina constituirse en intermediaria entre
nología Pediátrica del Hospital Regional Car- las necesidades del paciente y la complejidad
los Haya, de Málaga, que resumiera las singu- de los procesos biológicos y de los mecanismos
laridades de la obesidad infantil. Es éste un ca- de la enfermedad. El conocimiento del funcio-
pítulo que puede leerse autónomamente, pero namiento del organismo, tal como la fisiología
al mismo tiempo es complementario del resto nos aporta, es imprescindible para desarrollar
de los capítulos del libro. una praxis cargada de razones y capaz de cam-
No podía ser éste sino un libro multidiscipli- biar al ritmo que los avances del conocimiento
nar pues el tejido adiposo no es sólo el órgano de los procesos biológicos produce.
que enferma o que aumenta de tamaño, es En el largo camino del conocimiento de la
también un auténtico laboratorio experimen- obesidad humana, el desarrollo de modelos
tal a cuyo estudio se han dedicado los fisiólo- animales y experimentales ha sido de capital
gos de las últimas décadas. A los jóvenes inves- importancia. Este ha sido el cometido empren-
tigadores tal vez pueda parecerles sorprendente dido en este libro por F. Mallo Ferrer, F. Ca-
recordar que la consideración del tejido adi- sanueva y C. Diéguez González, del Departa-
poso como órgano metabólicamente activo sea mento de Biología Fundamental de la Univer-
relativamente reciente, aunque ya en el Hand- sidad de Vigo y del Departamento de
book of physiology of adipose tissue, editado Fisiología y Medicina de la Universidad de
por Renold y Cahill en 1965, se recogían 4.169 Santiago de Compostela. Aunque la extrapo-
citas bibliográficas referidas al tema. Desde en- lación de los modelos animales a la biología
tonces la atención y las publicaciones sobre el humana está sujeta a limitaciones bien cono-
órgano adiposo han aumentado extraordina- cidas, la investigación experimental permite
riamente. desarrollar modelos imposibles de evaluar en
E. Herrera y M. A. Lasunción, del Departa- los seres humanos, que son ante todos sujetos
mento de Investigación del Hospital Universi- de derechos, lo cual impide que se lleven a
tario Ramón y Cajal y de la Universidad San cabo manipulaciones experimentales, a veces
Pablo-CEU-Madrid, han realizado una extensa imprescindibles, para contrastar determinadas
actualización de la fisiopatología del tejido adi- hipótesis. Por otro lado, el modelo experimen-
poso, a partir de su propia experiencia y de tal permite también separar aquello que perte-
una amplia utilización de la bibliografía. Po- nece a la biología de aquello otro que es pri-
demos ver en este capítulo las bases que justi- vativo del ser humano: la cultura, que tanta
fican la consideración del tejido adiposo como importancia va a tener en la génesis de la obe-
un órgano metabólicamente activo que ocupa sidad como problema de salud pública.
XVI INTRODUCCIÓN

El debate entre naturaleza y cultura, entre servado en el obeso son más una consecuencia
biogénesis y sociogénesis es común a todos los que una causa de la obesidad, es imposible
problemas que afectan a la manera de enfer- comprender la obesidad como un problema
mar del ser humano, pero adquiere una espe- poblacional si nos acercamos a ella como una
cial significación en la comprensión de la obe- cuestión que sólo puede ser explicada en tér-
sidad, pues ésta es indisociable de los procesos minos «biologicistas». Es ésta una aproxima-
de ingesta nutricional y de la relación del hom- ción reduccionista que ignora que la obesidad
bre con el mundo exterior a partir de una de es además un síntoma de la ruptura del equi-
las ventanas en donde la cultura y la naturale- librio del hombre con los alimentos, equilibrio
za son absolutamente indisociables, como es la que es la expresión más enraizada de la cultura
búsqueda de nutrientes: la alimentación. en la biología. Comprender al paciente obeso
La aparente aproximación biologicista de X. desde la perspectiva etnográfica, sociológica,
Remesar y M. Alemany, del Departamento de psicológica es tan importante como conocer
Bioquímica y Fisiología de la Universidad de las causas, (moleculares y genéticas) por las
Barcelona, no se contrapone a la aparente que el tratamiento de la obesidad se somete
aproximación cultural de E. Ibáñez, desde la con tanta dificultad a las leyes de la termodi-
Cátedra de Psicología de la Personalidad de la námica. Así, al igual que podemos hablar de
Universidad de Valencia. una fisiopatología de la obesidad, también po-
Mientras que las dos terceras partes de la hu- demos hacerlo de una psicopatología de la
manidad padecen o están en zonas de riesgo de misma. Comprenderlo así es de gran impor-
padecer hambre por carencia de alimentos, el tancia para poder introducir en el tratamiento
gran problema de la sociedad occidental es la de la obesidad pautas de modificaciones del
lucha contra el hambre como apetito desorde- comportamiento, así como para poder desa-
nado. Remesar y Alemany revisan la impor- rrollar programas de prevención poblacional
tancia del control neuroendocrino del apetito, en aquellas comunidades donde la obesidad se
mientras que E. Ibáñez plantea el problema de ha convertido en una cuestión de salud públi-
la obesidad como una cuestión fundamental- ca, por su alta prevalencia. Este es el espíritu
mente cultural. que anida en el capítulo desarrollado por
Esta aproximación dual no es más que la ex- E. Ibáñez, del Departamento de Personalidad,
presión de la complejidad y la necesidad de un Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la
abordaje holístico de la cuestión de la obesi- Universidad de Valencia, capítulo que com-
dad. De todas maneras, cualquiera que sea esta pleta la segunda parte del libro.
aproximación, la cantidad total de grasa en el La tercera parte del libro corresponde al tra-
tejido adiposo estará siempre sujeta a las leyes tamiento de la obesidad. Tal como dicen los
de la termodinámica. Por este motivo, en el constructivistas, toda información, todo cono-
penúltimo capítulo de esta segunda parte del cimiento de la realidad tiene sentido si abre
libro F. J. C. Soriguer Escofet e Isabel Esteva nuevas posibilidades para actuar eficazmente.
de Antonio, de la Sección de Endocrinología Si la clínica es una disciplina que tiene como
del Hospital Regional Carlos Haya, de Málaga, misión resolver o ayudar a resolver problemas
revisan la cuestión de la obesidad como un (enfermedades), los dos apartados primeros de
problema termogénico. Una aproximación este libro sólo se justifican si nos permiten in-
que, de la mano de las nuevas técnicas in- fluir de alguna manera en la historia clínica de
cruentas que permiten medir el gasto energéti- un paciente obeso. Es el tratamiento de la obe-
co de manera compatible con la actividad nor- sidad uno de los grandes retos clínicos de nues-
mal de los individuos, nos proporciona un fu- tro tiempo, un tiempo en el que la obesidad se
turo esperanzador en el conocimiento holístico convierte también en un problema clínico. Las
de la obesidad en humanos. dificultades para el tratamiento de la obesidad
Aunque muchos creen, y en este libro se en- constituyen la experiencia común de todos
contrarán abundantes citas sobre ello, que los aquellos médicos que reciben pacientes obesos
cambios del comportamiento alimentario ob- en sus consultas; también son el común deno-
INTRODUCCIÓN XVII

minador de las grandes series publicadas, sobre E. Ibáñez e I. Caro completan la visión psi-
todo si el seguimiento de los pacientes se plan- cológica y sociogénica, ya iniciada por E. Ibá-
tea a largo plazo. ñez en un capítulo precedente. Una aproxi-
Sin embargo, el mejor conocimiento de la mación antropológica imprescindible para
génesis de la obesidad, extensamente expuesto conseguir tratar a los pacientes obesos de ma-
en los capítulos anteriores, y la introducción nera holística.
de nuevos conceptos y procedimientos para Cuando el balance negativo de energía no se
afrontar el tratamiento permiten hoy que po- consigue con la dieta y el ejercicio, los clínicos
damos ser algo más optimistas. disponen aún de dos herramientas muy pode-
Conseguir un balance negativo de energía si- rosas para tratar a los pacientes obesos. Tanto
gue siendo la única manera racional de pro- los fármacos como la cirugía de la obesidad
ducir una pérdida de peso. S. González Ro- han cambiado de manera notable en los últi-
mero, G. Olveira Fuster y F. J. C.-Soriguer de- mos años. Su empleo exige conocer de modo
sarrollan en extensión los fundamentos de la profundo no sólo la fisiopatología y la socio-
intervención dietética sobre las personas obe- patología del caso concreto sobre el que se
sas que quieren perder peso. P. Soria Valle y plantea una indicación, sino también los ries-
A. Sastre Gallego, de la Unidad de Nutrición gos que tal procedimiento de intervención
Clínica y Dietética del Hospital Ramón y Ca- plantea.
jal, de Madrid, se enfrentan al reto de la pres- Esta revisión crítica es la que ha llevado a
cripción dietética desde una perspectiva nove- cabo J. L. Pereira Cuñal, F. Villamil Fernán-
dosa como es la utilización de sistemas exper- dez, P. P. García Luna, de la Unidad de Nutri-
tos al servicio del tratamiento de la obesidad. ción Clínica y Servicio de Endocrinología del
En su capítulo, los lectores encontrarán menús Hospital Universitario Virgen del Rocío de Se-
y algoritmos que les permitirán acercarse a las villa, sobre el uso y abuso de los anorexígenos.
necesidades calóricas de paciente de una ma- Finalmente A. Alastrué Vidal, M. Rull, J.
nera más eficiente. Formiguera, D. Casas, L. E. Escudero, X.
Disminución de la ingesta o aumento del Mira, L. Sánchez Planell, B. Martínez, C.
gasto, estos son los dos términos de la ecuación Diez, M. Foz y M. A. Broggi, de la Unidad de
termodinámica. Por eso el ejercicio no puede Trastornos de la Alimentación del Hospital
dejar de ser una parte del tratamiento de la Universitario Germans Trías i Pujol de Barce-
obesidad pues, aunque por sí sólo es difícil que lona, realizan una puesta al día de los proce-
consiga resultados espectaculares, los benefi- dimientos quirúrgicos que actualmente se uti-
cios añadidos a los termogénicos como eficaz lizan para el tratamiento de la obesidad severa,
ayudante en la reversión positiva de los nu- aportando a esta monografía su amplia expe-
merosos factores de riesgo asociados a la obe- riencia en la cirugía de la obesidad mórbida.
sidad, justifican su inclusión con personalidad Una experiencia que nos permite, con los au-
propia en el apartado correspondiente al trata- tores, afirmar que la cirugía bariátrica es hoy
miento de la obesidad. Este ha sido el cometi- una alternativa terapéutica formal para deter-
do llevado a cabo por M. S. Ruiz de Adana, minadas formas de obesidad.
F. Tinahones Madueño y F. J. C.-Soriguer Es-
cofet, de la Sección de Endocrinología del
Hospital Regional Carlos Haya. Federico J. C.-Soriguer Escofet
Primera parte

EPIDEMIOLOGÍA Y CLÍNICA
1
La medida de la masa grasa
G. Martín Peña

INTRODUCCIÓN MODELOS DE COMPOSICIÓN


CORPORAL
El aumento en la grasa corporal es la carac-
terística que mejor define la obesidad. Algunos La composición corporal del organismo hu-
sujetos, como los deportistas, pueden tener un mano suele simplificarse estableciendo dife-
peso superior al normal a expensas de la masa rentes compartimentos con alguna caracterís-
muscular y no pueden considerarse obesos; sin tica en relación con la técnica de medida. Has-
embargo, personas con vida muy sedentaria y ta los estudios de Forbes en cadáveres no se
desarrollo muscular escaso pueden mantener conoció por primera vez la composición ele-
un peso normal a expensas de un aumento en mental del organismo por análisis químico (5).
la grasa corporal (1) Actualmente es posible determinar in vivo el
oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, calcio
Medir la grasa corporal total (GCT) o el
y fósforo, que representan el 99 por 100 del
porcentaje de grasa corporal (% GC) ayuda a
peso total del organismo(4). Otros componentes,
definir con mayor precisión el límite entre los
como potasio, cloro, sodio, magnesio, hierro,
sujetos obesos y los que no lo son. También es
contribuyen a un 0,5 por 100 adicional del
de interés conocer la modificación en la com-
peso total. Un modelo de composición corpo-
posición corporal que se produce como efecto
ral incluyendo estos elementos se ha denomi-
del tratamiento con dietas hipocalóricas, es-
nado elemental o atómico, y con técnicas iso-
pecialmente durante las pérdidas de peso ma-
tópicas adecuadas se pueden medir cada uno
sivas, donde la composición óptima del peso
de ellos (Figura 1.1).
perdido debe aproximarse a un 75 por 100 de
Si consideramos la composición del organis-
grasa y a un 25 por 100 de masa libre de grasa
mo a nivel molecular, los componentes prin-
(MLG), ya que no es posible perder o ganar
cipales son agua, lípidos (en su mayoría trigli-
solamente grasa sino que las pérdidas y ga-
céridos), proteínas y minerales. Este modelo de
nancias de peso se hacen a expensas de grasa
cuatro compartimentos es el más común en el
yMLG (2, 3, 4) .
estudio de composición corporal, y en muchas
La intención de este capítulo es comentar al- ocasiones se simplifica a un modelo constitui-
gunos aspectos de los métodos más sencillos o do por sólo dos compartimentos: grasa y masa
más importantes para medir la masa grasa del libre de grasa (MLG) (Figura 1.1).
organismo. Desde un punto de vista funcional o meta-

3
LA OBESIDAD

Figura 1.1. Modelos de composición


corporal basados en el contenido en
elementos o en moléculas. (Modificado
de Heymsfield et al. 1992.)

bólico, el organismo puede considerarse for- y la hipertrofia de algunos órganos como el co-
mado por grasa y los espacios intracelular y ex- razón también contribuyen a este aumento en
tracelular, con los respectivos componentes de la MLG (4).
agua y solutos. Los componentes intracelulares En casos de obesidad extrema, y especial-
también se conocen con el nombre de masa mente si los pacientes tienen edemas, el mo-
celular. delo tradicional de dos compartimentos no se
La aplicación de métodos de imagen, como puede aplicar por la alteración en la hidrata-
la TAC o la resonancia nuclear magnética, han ción del organismo. La densidad de la MLG se
permitido establecer nuevos modelos de tipo altera con respecto a las cifras de sujetos nor-
anatómico, basados en los componentes de te- males. La relación agua corporal total/masa li-
jido adiposo, masa muscular, masa visceral y bre de grasa se desvía de la cifra de 0,73 y tam-
hueso. bién la relación entre el potasio corporal total
Los conceptos de tejido adiposo y grasa no y la MLG.
son superponibles, aunque en ocasiones se uti-
lizan con el mismo significado. La grasa repre-
senta el 80 por 100 del peso del tejido adiposo; LIMITACIONES DE LOS MÉTODOS
el 20 por 100 restante lo forman espacio inters-
DE MEDIDA DE COMPOSICIÓN
ticial, tejido conectivo y vasos sanguíneos. Por
lo tanto, el tejido adiposo tiene una parte que CORPORAL
es químicamente grasa y otra que se puede
considerar masa adiposa libre de grasa. Para- La primera limitación técnica a las medidas
dójicamente, aunque el tejido adiposo global- de composición corporal en sujetos obesos está
mente tiene poco contenido en agua, la por- en el mismo peso del individuo, ya que el pa-
ción libre de grasa del tejido adiposo tiene un nículo adiposo excesivamente grande no per-
contenido acuoso proporcionalmente mayor mite coger un pliegue cutáneo entre los brazos
que la MLG del resto del organismo, ya que el del lipocalibre, incluso las balanzas clínicas no
componente celular es pequeño en proporción permiten pesar sujetos con más de 150 kg.
al extracelular. Esta es una de las razones por La composición corporal cambia con la
la que la MLG aumenta en los sujetos obesos. edad, especialmente en los niños durante la
El aumento de la masa muscular, del esqueleto maduración de los tejidos y del esqueleto y
LA MEDIDA DE LA MASA GRASA 5

también el de los ancianos en los que aumenta trabajos o ejercicios pesados, en parte debido a
el agua extracelular y disminuye la masa un aumento de la masa ósea ya que el músculo
ósea(4). Por ello parece razonable, que la me- tiene una densidad de 1,0643 g/cc (2, 6).
dida directa de los compartimentos que cam- El peso de un sujeto fuera del agua se puede
bian más con situaciones fisiológicas o patoló- medir con facilidad, pero dentro del agua re-
gicas, puede mejorar la precisión y exactitud sulta algo más difícil. Este error puede dismi-
de las medidas. Puesto que el ACT y la masa nuirse tomando como referencia del peso la
ósea son los componentes que varían más con media aritmética de las tres últimas pesadas de
la edad, sexo y otros factores, la medida de es- diez medidas consecutivas. Puesto que la den-
tos compartimentos por técnicas independien- sidad del agua varía con la temperatura, hay
tes podría mejorar la estimación de la GCT. que conocer ésta con una precisión de 1° C.
Sin embargo, las estimaciones de la composi- También es necesario medir el volumen resi-
ción corporal a través de la medida de varios dual pulmonar con el sujeto dentro del agua o
compartimentos diferentes también puede lle- fuera de ésta, pero en cualquier caso en la mis-
var a la propagación de los errores. Es decir, ma posición en que se pesó dentro del agua.
cada método de medida de un compartimento El peso sumergido también se afecta por el
tiene su propio error, de tal forma que la me- volumen del gas intestinal, que se estima entre
jora en la estimación de los espacios por sepa- 30 y 100 ce y no se considera una fuente de
rado se compensan en parte por los errores co- error importante (5), aunque se debe hacer la
metidos en cada compartimento que medi- medida de densidad en ayunas para minimizar
mos. esta fuente de error.
Con las correcciones oportunas por la den-
sidad del agua, la ecuación para calcular la
DENSIMETRÍA densidad del cuerpo viene dada por la fórmula:

La composición relativa a una mezcla de


dos componentes de diferente densidad puede
deducirse si conocemos la densidad de cada
componente por separado y de la mezcla. Por
lo tanto, podemos deducir la proporción de
grasa del organismo si conocemos la densidad Donde, De: Densidad corporal; P: Peso fuera
de la grasa, de la MLG y del propio sujeto. del agua. Ps: Peso sumergido; Da: Densidad
Para ello es necesario conocer el peso y el vo- del agua; Vr: Volumen pulmonar residual.
lumen del sujeto, para lo que se recurre a mé- Y de aquí se calcula el porcentaje de grasa
todos de desplazamiento de agua basados en el corporal por las fórmulas de Siri (7) o Brozek (8):
principio de Arquímedes o bien a desplaza-
miento de agua o aire en un pletismógrafo.
En la estimación de la composición corporal
con este método se asume que el cuerpo está
compuesto de dos compartimentos: grasa y
MLG. El primer compartimento es química-
mente grasa y la MLG es tejido «químicamen-
te» sin grasa. Este método asume una densidad
constante para la grasa y la masa libre de grasa.
La grasa tiene una densidad de 0,9 g/cc; sin
embargo, la densidad de la MLG es inconstan- Las dos fórmulas dan porcentajes de grasa
te, en parte condicionada por la proporción de que difieren en menos de un 1 por 100 cuando
hueso de este compartimento, y se ha estimado la densidad del sujeto se encuentra entre 1,0-
de 1,08 a los 10 años y de 1,1 en los adultos. Ug/ml.
La densidad aumenta en sujetos que realizan A pesar de las fuentes de error, la densime-
6 LA OBESIDAD

tría es un procedimiento muy fiable con un El grado de obesidad se puede expresar de


error estándar de 0,002-0,003 g/cc en una sola dos formas diferentes, como porcentaje de gra-
medida, lo que viene a corresponder a un 1 sa corporal, o como grasa en medida absoluta.
por 100 en la estimación del % GC. El coefi- El problema de expresar el grado de obesidad
ciente de correlación entre medidas repetidas como porcentaje radica en que la relación no
de densidad en el mismo día es de 0,995(9). es lineal, ya que un sujeto engorda añadiendo
Los errores de medida en la estimación de la grasa y MLG en una proporción de 75 y 25
composición corporal mediante densimetría por 100, respectivamente, luego al aumentar
son probablemente pequeños, pero los errores porcentaje de grasa se acercará asintóticamen-
en las asunciones en que se basa esa técnica te al 75 por 100, sin llegar a sobrepasarlo por
son parcialmente desconocidos y probable- mucha grasa corporal que tenga dicho sujeto
<2)
mente grandes, salvo en adultos jóvenes, y . Sin embargo, la grasa corporal mantiene con
también la mayor fuente de error en las el peso una relación lineal con una pendiente
estimaciones(6). Las ecuaciones desarrolladas de 1,27 y una r = 0,960, y cuando se divide el
para medir composición corporal son adecua- peso y la grasa corporal por la altura al
das para varones blancos jóvenes, pero proba- cuadrado se mantiene una pendiente de 1,28
blemente es necesario establecer fórmulas di- con una r = 0,955, indicando que por cada
ferentes para sujetos de distintas razas y edad kilo de grasa que gana un sujeto su peso au-
que pueden tener una densidad diferente de- menta en 1,27 kg; o que 1/1,27 = 78,7 % del
pendiendo de varios factores, entre ellos de la exceso de peso es grasa. Cuando se efectúa la
estructura ósea (6). regresión de la grasa en función del peso se ob-
La densimetría mediante la fórmula de Siri tienen las ecuaciones (2):
sobreestima el % GT en ancianos porque la Grasa/A2 = 0,713 • Peso/A2 - 9,74 para
densidad de la MLG en estos sujetos es menor hombres
al perder parte de la masa ósea (10). Grasa/A2 = 0,715 - Peso/A2 - 12,1 para mu-
Debido a la variación en la densidad de la jeres
MLG, se han desarrollado modelos que inclu- Donde A2 = altura al cuadrado.
yen la determinación del agua corporal total y
de la masa ósea para estimar de forma más Tomando las cifras en su conjunto puede
precisa la densidad de la MLG y el % GC. In- aceptarse que aproximadamente el 75 por 100
cluso con las fórmulas actuales y el modelo bi- del exceso de peso en la obesidad es grasa. Por
compartimental, la densimetría hace estima- tanto, puede utilizarse el IMC para estimar la
ciones más precisas del % GC que la estima- grasa corporal de forma aproximada mediante
ción del agua corporal por dilución isotópica o las ecuaciones antes expresadas (2). Otros auto-
el estudio de absorción de rayos gamma1"'. res, como Forbes (5), no consideran este índice
tan buen indicador de la grasa corporal por el
hecho de que, a medida que el peso aumenta,
ÍNDICE DE MASA CORPORAL Y la proporción de grasa total contribuye a una
ANTROPOMETRÍA mayor proporción de este peso, independien-
temente de que la relación entre grasa y MLG
El índice de masa corporal (IMC), también se gane en torno al 75/25.
llamado índice de Quetelet, relaciona el peso La sensibilidad del IMC para detectar obesi-
con la altura en el cociente: dad utilizando la densimetría como técnica de
referencia es bastante baja en varones y algo
Peso Kg) mejor en mujeres (12).
2
1MC = altura (m) El error estándar de la estimación de la grasa
corporal mediante el IMC es del 5 por 100,
Tiene la ventaja de que los dos componentes mientras que el error de la técnica de medida
del índice, el peso y la altura, se pueden medir de pliegues cutáneos por el método de Durnin
fácilmente y con gran precisión. y Womersley (l3) es del 4 por 100 (14). Las limi-
LA MEDIDA DE LA MASA GRASA 7

La MLG esta correlacionada con la altura


(elevada al cuadrado), pero esta correlación no
es lo suficientemente fuerte como para hacer
estimaciones en la composición corporal, pero
sí para tenerla en cuenta en otras estimaciones.
El coeficiente de correlación de peso con el
MLG y ACT es de 0,83 y 0,84 respectivamen-
te. De la altura con la MLG, de 0,85 a 0,83;
coeficientes de correlación tan elevados como
r = 0,9 (SEE = 3,12) se han encontrado con
modelos en los que se utilizaban el peso, altu-
ra, edad y sexo para calcular la MLG (17), pero
estas fórmulas deben verse con muchas reser-
vas ya que generalmente no se han validado en
otra población diferente a la que se desarro-
llan.

MEDIDA DEL AGUA CORPORAL

Figura 1.2. Clasificación de la obesidad según IMC.


El agua en el organismo se puede determinar
2
Peso/Altura . Grado: IMC < 25. Grado I: IMC 25-29,9. por el principio de dilución, según el cual el
Grado II: IMC: 30-40. Grado IV: IMC > 40. (Garrow JS volumen de agua puede estimarse conociendo
1987.) la cantidad de un soluto administrada inicial-
mente y la concentración final en alguna
taciones de la estimación del % GC mediante muestra corporal después de un tiempo de
el IMC derivan principalmente de que la rela- equilibrio. Una asunción de este método es
ción entre el % GC no muestra una relación li- que el agua forma una fracción constante de la
neal con el IMC y además las fórmulas son po- MLG de 0,732, cuando realmente el agua re-
blaciones específicas y relacionadas con la es- presenta del 69,6 al 77,9 por 100 (l) , y en obe-
tructura corporal, especialmente con la sos aumenta la hidratación de la MLG como
longitud de las piernas( 1 5 , I 6 ) . El IMC no es ya comentamos anteriormente.
buen indicador del grado de obesidad en la Los isótopos utilizados con más frecuencia
adolescencia, donde varones y mujeres pueden son el deuterio, tritio y 18O. La medida precisa
tener un mismo IMC con diferencias impor- del volumen de dilución puede realizarse re-
tantes de grasa. curriendo a varios métodos diferentes y exige
Evidentemente, el IMC no refleja con preci- la corrección por factores, como el espacio de
sión la grasa corporal de un atleta joven, en el dilución del isótopo, las pérdidas mesurables y
que cabe esperar un desarrollo muscular im- las pérdidas insensibles. En todos los casos hay
portante, ni tampoco en una persona de edad una sobreestimación del contenido en agua to-
con una MLG disminuida, pero con un peso tal relacionado con el intercambio de hidróge-
normal a expensas de un aumento de la grasa no con proteínas y otras moléculas. (Para el
corporal. Sin embargo, tiene la ventaja de que D2O del 3 por 100, para el 3H2O del 6 por 100 y
es muy fácil de obtener desde medidas básicas para el H2O18 del 0,5 por 100) (4).
como el peso y la altura, y que además propor- Asumiendo el contenido en agua de la MLG
ciona una clasificación de la obesidad en la como de 0,732, se calcula la MLG y la GCT
que se basan algunas estadísticas de supervi- como la diferencia entre el peso y la MLG.
vencia. Una reproducción de los gráficos para La densimetría no se puede aplicar a niños
clasificar la obesidad en función del IMC pue- menores de 8 años, ancianos o personas con
de verse en la Figura 1.2. algunas enfermedades. En estos casos el ACT
8 LA OBESIDAD

se puede determinar mediante dilución de óxi- coeficiente de correlación de 0,9, explicando


do de deuterio. El sujeto bebe una cantidad de no más de un 85 por 100 de la varianza de la
óxido de deuterio y, después de un período de grasa corporal total. Muchas de estas ecuacio-
absorción y equilibrio, el ACT se calcula a par- nes son poblaciones específica y dan altos coe-
tir de la concentración de este isótopo en la ficientes de correlación en la población en la
sangre o saliva. La técnica es sencilla e inocua, que se desarrollan, pero no en otras que pue-
no se requiere mucha colaboración del sujeto, den ser antropométricamente diferentes(19).
pero hace falta disponer generalmente de un En el desarrollo de algunas de estas ecuaciones
Servicio de Medicina Nuclear. se han incluido muy pocos sujetos que puedan
ser considerados realmente obesos (19).
Las más aceptadas son las de Durnin y Wo-
PLIEGUES CUTÁNEOS mersley(13) y las de Jackson y Pollok para
hombres (21) y las de Jackson et al. para mujeres
(22)
La estimación de la GCT mediante la me- , que pueden ser aplicables a un amplio
dida de pliegues cutáneos (MPC) se basa en la segmento de la población.
asunción de que las medidas de pliegues en Las fórmulas de Durnin y Womersley utili-
unas pocas localizaciones son representativas zan el logaritmo de la suma de cuatro pliegues
del tejido adiposo subcutáneo y de la GCT. cutáneos (bíceps, tríceps, suprailiaco y subes-
Otras asunciones desde un punto de vista téc- capular) para hallar la densidad, y a partir de
nico son: 1) la compresibilidad de la piel es aquí calcular el porcentaje de grasa. Las ecua-
constante; 2) el espesor de la piel es mínimo; ciones varían tanto en la pendiente como en la
3) la distribución del tejido adiposo es fija; ordenada en el origen para cinco grupos de
4) la proporción de grasa en el tejido adiposo edad y sexo. Evidentemente, éste no es un pro-
es constante, y 5) la proporción entre la grasa cedimiento rápido de cálculo, por lo que ge-
interna y subcutánea es fija (6). neralmente se recurre al uso de tablas (Ta-
La facilidad con la que se comprime un plie- bla 1.1). Para hombres y mujeres, tomados
gue cutáneo es una fuente de error; no varía globalmente, las ecuaciones son:
entre hombres y mujeres, pero aumenta con el
grosor del panículo adiposo y disminuye con la Densidad (g/cm3) = 1,1765 - 0,0744 log PC
edad (l6). La medida del pliegue cutáneo toma Densidad (g/cm3) = 1,1567 - 0,0717 log PC
en consideración no solamente el grosor de te- Donde PC: suma de pliegues cutáneos.
jido adiposo, sino también el grosor de la piel,
que varía según la localización anatómica y el Estas fórmulas tienen el inconveniente de
sexo de los pacientes. La proporción de grasa que la mayor parte de la grasa subcutánea se
en el tejido adiposo tampoco es constante, y la encuentra en los miembros inferiores (18), donde
correlación entre el tejido adiposo subcutáneo no se realiza ninguna medida según este
y la grasa corporal total es del 0,75 en hombres procedimiento.
y 0,89 en mujeres (18). Las ecuaciones de Jackson y Pollock (21) y
El error intraobservador e interobservador Jackson et al. (22) utilizan en su fórmula el cua-
para la mayoría de los pliegues puede dismi- drado de la suma de los pliegues, para deter-
nuirse hasta 1 mm si se tiene en cuenta un mé- minar densidad corporal y de aquí derivar el
todo escrupuloso, que defina claramente tanto porcentaje de grasa. Incluyen la medida de sie-
los lugares de medida como los instrumentos y te pliegues (tríceps, pectoral, axilar, subesca-
la técnica (6). En estudios que incluyen pobla- pular, abdominal, suprailiaco y muslo) la edad
ciones numerosas, el error puede ser mayor (16). y la suma de los perímetros del brazo y cintu-
Desde 1950 se han propuesto más de 100 ra. Un modelo más simple, con solamente tres
fórmulas diferentes para calcular la GCT por pliegues, da resultados prácticamente simila-
la medida de pliegues cutáneos (6). Estas fór- res, pero con el inconveniente de que algunos
mulas han conseguido resultados variables que de estos pliegues (abdominal, muslo y suprai-
en los mejores casos se sitúan alrededor de un liaco) no se pueden medir en sujetos obesos
LA MEDIDA DE LA MASA GRASA 9

Tabla 1.1. PORCENTAJE DE GRASA CORPORAL


[para un rango de suma de cuatro pliegues cutáneos (bíceps, tríceps, subescapular y
suprailiaco) para hombres y mujeres de diferentes edades calculados según las
fórmulas de Durnin y Womersley]
Pliegues Hombres Mujeres
cutáneos (edad en años) (edad en años)
mm 17-29 30-39 40-49 50+ 16-29 30-39 40-49 50+
15 4,8 — — — 10,5 — — —
20 8,1 12,2 12,2 12,6 14,1 17,0 19,8 21,4
25 10,5 14,2 15,0 15,6 16,8 19,4 22,2 24,0
30 12,9 16,2 17,7 18,6 19,5 21,8 24,5 26,6
35 14,7 17,7 19,6 20,8 21,5 23,7 26,4 28,5
40 16,4 19,2 21,4 22,9 23,4 25,5 28,2 30,3
45 17,7 20,4 23,0 24,7 25,0 26,9 29,6 31,9
50 19,0 21,5 24,6 26,5 26,5 28,2 31,0 33,4
55 20,1 22,5 25,9 27,9 27,8 29,4 32,1 34,6
60 21,2 23,5 27,1 29,2 29,1 30,6 33,2 35,7
65 22,2 24,3 28,2 30,4 30,2 31,6 34,1 36,7
70 23,1 25,1 29,3 31,6 31,2 32,5 35,0 37,7
75 24,0 25,9 30,3 32,7 32,2 33,4 35,9 38,7
80 24,8 26,6 31,2 33,8 33,1 34,3 36,7 39,6
85 25,5 27,2 32,1 34,8 34,0 35,1 37,5 40,4
90 26,2 27,8 33,0 35,8 34,8 35,8 38,3 41,2
95 26,9 28,4 33,7 36,6 35,6 36,5 39,0 41,9
100 27,6 29,0 34,4 37,4 36,4 37,2 39,7 42,6
105 28,2 29,6 35,1 38,2 37,1 37,9 40,4 43,3
110 28,8 30,1 35,8 39,0 37,8 38,6 41,0 43,9
115 29,4 30,6 36,4 39,7 38,4 39,1 41,5 44,5
120 30,0 31,1 37,0 40,4 39,0 39,6 42,0 45,1
125 30,5 31,5 37,6 41,1 39,6 40,1 42.5 45,7
130 31,0 31,9 38,2 41,8 40,2 40,6 43,0 46,2
135 31,5 32,3 38,7 42,4 40,8 41,1 43,5 46,7
140 32,0 32,7 39,2 43,0 41,3 41,6 44,0 47,2
145 32,5 33,1 39,7 43,6 41,8 42,1 44,5 47,7
150 32,9 33,5 40,2 44,1 42,3 42,6 45,0 48,2
155 33,3 33,9 40,7 44,6 42,8 43,1 45,4 48,7
160 33,7 34,3 41,2 45,1 43,3 43,6 45,8 49,2
165 34,1 34,6 41,6 45,6 43,7 44,0 46,2 49,6
170 34,5 34,8 42,0 46,1 44,1 44,4 46,6 50,0
175 34,9 — — — — 44,8 47,0 50,4
180 35,3 — — — — 45,2 47,4 50,8
185 35,6 — — — — 45,6 47,8 51,2
190 35,9 — — — — 45,9 48,2 51,6
195 — — — — — 46,2 48,5 52,0
200 — — — — — 46,5 48,8 52,4
205 — — — — — — 49,1 52,7
210 — — — — — — 49,4 53,0

porque no caben entre los brazos del lipocali- Para mujeres:


bre (l9). Las ecuaciones resumidas son: Densidad = 1,0994921 - 0,0009929 PC +
Para hombres: 0,0000023 PC2 - 0,0001392 E
Densidad = 1,2093800 - 0,0008267 PC + Donde: PC (hombres): suma de pliegues to-
0,0000016 PC2 - 0,0002574 E rácico, abdominal y muslo. PC (mujeres):
10 LA OBESIDAD

suma de los pliegues tríceps, muslo y suprailia- Tabla 1.2. COEFICIENTES DE CORRELACIÓN
co. E: edad. Y ERROR ESTÁNDAR DE LAS ECUACIONES
Las ecuaciones de Jackson y Pollock o Jack- DE DURNIN Y WOMERSLEY Y
JACKSON Y POLLOCK
son et al. dan resultados de densidad superio-
res a las de Durnin y Womersley (19), que dan Hombres Mujeres
un mejor coeficiente de correlación y un me- C.C. E.E.E. C.C. E.E.E.
nor error estándar que las anteriores en la es- Durnin y Womersley 0,87 (0,008) 0,80(0,010)
timación de la densidad de los sujetos (Ta- Jackson y Pollock 0,86 (0,008) 0,78(0,010)
bla 1.2).
La medida de pliegues cutáneos infraestima C.C: Coeficiente de correlación. E.E.E.: Error estándar de la estimación.
la GCT en sujetos de más de 60 años en los
que suele haber aumento de la grasa intra-
abdominal (20). punto intermedio entre dos referencias anató-
Se ha intentado mejorar la estimación de la micas, debe utilizarse una cinta métrica para
grasa corporal incluyendo en la ecuación otras localizar con precisión este punto. El pliegue se
variables como la edad, el peso, la altura u toma con dos dedos, situándolos separados
otras medidas antropométricas. Como en cual- unos 8 cm, y elevando la piel 1 cm. Los dos
quier modelo de regresión, la estimación me- dedos se mantienen cogiendo el pliegue hasta
jora a medida que se incluyen más variables en que la medida se ha realizado. Los brazos del
el modelo, pero lo hace más engorroso y más lipocalibre deben estar perpendiculares a la
dependiente de la muestra. La variable intro- piel. La piel se comprime con la presión del li-
ducida con más frecuencia es el peso, que por pocalibre, por lo que la medida se toma gene-
sí solo ya tiene correlación con la grasa corpo- ralmente después de 2 segundos y con la lectura
ral total, y por ello mismo no mejora la esti- más próxima a 0,1 mm. En el cómputo final se
mación en atletas y sujetos musculosos donde utiliza la media de tres medidas consecutivas.
esta variable refleja más la MLG. Posiblemen- El lugar del cuerpo, izquierdo o derecho, donde
te, una contribución interesante es la de Nop- se toman las medidas, afecta poco a los resulta-
pa et al.(24), que obtiene una r = 0,92 (SEE = dos, pero se debe hacer siempre con la misma
2,96) para el cálculo de la grasa en un modelo norma. (En EE.UU. se suele medir el lado de-
que incluye también el peso, la circunferencia recho y en Europa el izquierdo.)
a nivel de las caderas y la suma de los pliegues 1. Pliegue del bíceps:
subescapular y tríceps. Sin embargo, este mo- a) El sujeto debe estar en pie, relajado y
delo no es aplicable a varones por la menor con las palmas de las manos mirando
acumulación de grasa en la zona de las caderas hacia delante.
y también por la menor relación del peso con b) Lugar: en la línea media en la zona an-
la grasa corporal total. terior del bíceps y 1 cm más alto que el
pliegue del tríceps.
Técnicas de medidas de los c) Dirección del pliegue: vertical.
pliegues cutáneos(25) 2. Pliegue del tríceps:
a) Sujeto en pie con el brazo flexionado
La localización de los pliegues a elegir de- 90° para localizar el punto. Al realizar
pende de la población que estemos midiendo y la medida el brazo debe estar extendido.
de la fórmula que elijamos. El lipocalibre debe b) Lugar: línea media en zona posterior en
ser de algún tipo de los que ejercen una pre- el punto medio entre el acromio y el
sión constante de 10 g/mm2, como Holtain, oleocráneo.
Lange o Harperden. Los lipocalibres de plásti- c) Dirección del pliegue: vertical.
co no permiten medidas fiables, y otros méto- 3. Subescapular:
dos diferentes no son aceptables. Cuando se a) Sujeto en pie con los brazos paralelos al
señala como lugar de medida del pliegue, el cuerpo.
LA MEDIDA DE LA MASA GRASA 11

b) Lugar: inmediatamente inferior al án- 9. Muslo:


gulo de la escápula. a) Sujeto en pie con la cadera y rodilla li-
c) Pliegue: oblicuo formando 45° con la lí- geramente flexionadas.
nea horizontal y siguiendo las líneas de b) Lugar: en el punto medio entre el plie-
pliegues de la piel. gue inguinal y el borde superior de la
4. Suprailiaco: rótula.
a) Sujeto en pie con los brazos ligeramente c) Dirección del pliegue: paralelo al eje
separados. longitudinal del muslo.
b) Dos posibles localizaciones:
1) línea axilar media: justamente pos- ANÁLISIS DE IMPEDANCIA
terior a la línea axilar media y por
encima de la cresta iliaca; CORPORAL
2) anterior: línea medio clavicular por
encima de la línea de la cresta iliaca. Una corriente eléctrica de alta frecuencia,
c) Dirección oblicua a 45°. bajo voltaje e intensidad se conduce de forma
diferente por el tejido adiposo, donde la grasa
5. Abdominal: actúa como aislante, que por la MLG, donde
a) Sujeto en pie con los brazos paralelos al el agua y electrólitos actúan como buenos con-
cuerpo, tomando la media final de la es- ductores. Estas propiedades se han utilizado
piración. para determinar la composición corporal con
b) Lugar: 3 cm lateral y 1 cm inferior al una técnica conocida como análisis de impe-
ombligo. La localización a la izquierda dancia corporal (AIC). Aunque los primeros
o derecha deberá ser la misma para to- estudios realizados por Thomasset datan de
dos los sujetos. 1962 (26), hasta mediados de la pasada década
c) Dirección del pliegue horizontal. no se generaliza la utilización de este método
6. Medioaxilar: en EE.UU., y aún no está establecido con cla-
a) Sujeto en pie con el brazo derecho lige- ridad la utilidad y limitaciones del AIC. La téc-
ramente separado del cuerpo. nica se realiza de forma muy simple con un
b) Lugar: en la línea medioaxilar a nivel de aparato portátil, y la composición corporal se
la unión xifoesternal. calcula a través de un «software» en ocasiones
c) Dirección del pliegue: horizontal. Algu- incluido con el mismo aparato y otras veces
nas fórmulas indican tomar el pliegue con ayuda de un PC. Sin embargo, los fabri-
en vertical. cantes son reacios a facilitar las fórmulas que
utiliza el software, por lo que generalmente no
7. Pectoral:
podemos saber las limitaciones de nuestro mé-
a) Sujeto en pie con los brazos paralelos al
todo a menos que hagamos nuestro propio
cuerpo.
programa utilizando fórmulas conocidas.
b) Lugar: pliegue axilar anterior lo más
Algunos autores consideran que el AIC ofre-
alto posible.
ce estimaciones más precisas que la antropo-
c) Dirección del pliegue: oblicuo y dirigido metría para determinar composición corpo-
hacia el pezón. ral (27-29)5 mientras que otros opinan lo contra-
8. Pantorrilla: rio (9,23,30) . El coeficiente de correlación de la
a) Sujeto sentado con las rodillas flexio- estimación del % GC por medida de pliegues
nadas 90°, o en pie con la cadera y ro- cutáneos y densimetría por inmersión varía
dilla flexionadas 90°. entre 0,87 y 0,99(13, 31, 32), mientras que el coe-
b) Lugar: en la zona medial de la pantorri- ficiente de correlación mediante AIC oscila en-
lla en el punto de la máxima circunfe- tre 0,79 y 0,987 (33-34). Guo et al .(35) encontraron
rencia. que la estimación de % GC en hombres,
c) Dirección del pliegue: paralelo al eje mediante la medida de pliegues cutáneos, no
longitudinal de la pierna. mejoraba con la medida de la resistencia, pero
12 LA OBESIDAD

sí en mujeres. Sin embargo, el AIC aporta la atribuyó a la expansión del volumen extrace-
ventaja de tener menor error por la variabili- lular en comparación con el intracelular, y
dad intra y entre observadores (36). Además la también a hidratación diferente de la MLG en
técnica de medida puede estandarizarse más pacientes muy obesos (41) . Por ello, el modelo
fácilmente y se realiza sin dificultad en sujetos de dos compartimentos probablemente no es
encamados. Tampoco está sujeta a factores adecuado para el estudio de estos pacientes
como la compresibilidad de la piel o la escala con obesidades extremas.
de los lipocalibres, especialmente en sujetos
con obesidades extremas, en los que no es po-
sible medir algunos pliegues cutáneos con el Valoración de la pérdida de peso
lipocalibre ( 1 9 ) . Hay una buena correlación mediante AIC
(r = 0,93) entre el % GC calculado por la me-
dida de pliegues cutáneos y por AIC (36). El objetivo en el tratamiento de la obesidad
Se ha señalado que mediante AIC se so- es modificar la composición corporal hasta lle-
breestima la GCT en sujetos normales o del- gar a un peso próximo al ideal con una pro-
gados y se infraestima en obesos (29, 34, 37). Segal porción de grasa en torno a un 25-30 por 100
demostró una relación entre la GCT y el error en las mujeres y a un 20-25 por 100 en los
en la estimación de la GCT, por lo que desa- hombres. Para alcanzar esta meta se debe per-
rrollaron fórmulas específicas para varones y der grasa y MLG en proporciones próximas al
mujeres obesos. Sin embargo, Gray et al.(37) no 75/25(2). Esta proporción ideal de pérdida de
han encontrado ventajas en estas fórmulas peso no es posible alcanzarla mediante el ayu-
específicas para sujetos obesos, obteniendo no total, en las fases iniciales de dietas muy hi-
una r = 0,94 en individuos con % GC oscilan- pocalóricas o con dietas inadecuadas, en las
do entre 8,8 y 59 por 100, y demostrando que cuales la pérdida de peso se realiza a expensas
incluso las fórmulas específicas de Segal so- de una proporción elevada de MLG. Por ello,
breestiman la MLG en sujetos con más de un ante pérdidas de peso grandes, y sobre todo si
42 por 100 de GCT. se efectúan en cortos períodos de tiempo, la es-
Cuando se ha utilizado el K40 como técnica timación de las proporciones de peso perdido
de referencia respecto al AIC, también se ha ayudan a conocer el efecto del tratamiento.
encontrado una sobreestimación de la MLG Gray (20), estudiando seis mujeres obesas que
en obesos (38). perdieron una media de 10 kilos en dos sema-
Lukaski (39), analizando los residuos de la re- nas, encontró una buena correlación entre las
gresión entre las medidas de la GCT mediante medidas de composición corporal realizadas
densimetría y AIC, encontró solamente una con densimetría y AIC antes del tratamiento y
correlación de 0,33 entre la GCT y los residuos después de la dieta. Otros autores han encon-
de las estimaciones; lo que expresado en tér- trado resultados similares en las estimaciones
minos de coeficiente de determinación (CD = de composición corporal tras la pérdida de
0,10) quiere decir que la obesidad explica el 10 peso mediante AIC y densimetría, llegando a
por 100 del error cometido en la estimación de la conclusión que el AIC estima adecuadamen-
la GCT mediante AIC. Por tanto, también in- te la composición del peso perdido con dietas
fluyen otros factores no medidos. Cuando los hipocalóricas (36, 42). Se observó que tanto las
sujetos se tomaron en su conjunto no se con- fórmulas de Lukaski (27), como las de Segal (28),
firmó la relación entre GCT y los errores en la miden adecuadamente la composición corpo-
estimación de ésta. Sin embargo, cuando la po- ral en estos pacientes y con una precisión si-
blación se dividió en cuatro grupos según la milar a las ecuaciones de Durnin y Womers-
GCT, en el cuartil con mayor proporción de ley (l3) basadas en la medida de cuatro pliegues
grasa y donde se encuentran más representadas cutáneos. Otros autores han encontrado que la
las mujeres, se observaba que la línea de regre- técnica de Jackson y Pollock (32) estima con
sión entre valores estimados y medidos se se- mayor precisión la composición corporal du-
paraba que la línea de identidad (40). Ello se rante la pérdida de peso que el AIC (43).
LA MEDIDA DE LA MASA GRASA 13

Resultados similares se han obtenido por luar cambios en la composición corpo-


Deurenberg et al.(44) estudiando doce sujetos ral (1,2,48)
durante dos días y midiendo la MLG mediante Se ha utilizado el AIC para estudiar la pér-
densimetría y AIC. En un segundo estudio de dida de peso en dieciséis sujetos sanos tras la
quince días de duración, utilizando las mismas permanencia en grandes alturas. Después de
técnicas, se encontró que la pérdida de MLG una pérdida de 5,9 kg en dieciséis días, el AIC,
estimada con AIC fue menor que la determi- aplicando nueve fórmulas diferentes previa-
nada con densimetría, en un grupo de doce mente validadas, sobreestimó la pérdida de
mujeres obesas que perdieron una media de MLG utilizando la densimetría como técnica
10 kilos (45). Las fórmulas de Segal producían un de referencia (49).
error de 0,3 kg en la estimación de la MLG con En una reciente revisión se ha cuestionado,
significación estadística, y las de Lukaski desde un punto de vista metodológico, la ca-
producen el mismo error pero sin significación pacidad de esta técnica para cuantificar de for-
estadística (44, 45). Los autores atribuyen estas ma precisa la modificación en la MLG cuando
discrepancias al efecto de la pérdida del glucó- hay variaciones en el peso (50).
geno y agua que lo hidrata durante los prime- Esta falta de consistencia en los resultados
ros días de adelgazamiento, que no se detecta- entre diversos estudios se ha atribuido proba-
ría con AIC, pero sí mediante densimetría. La blemente al modelo de dos compartimentos de
corriente de 50 kHz, empleada en este trabajo, referencia en el que los espacios medidos son
no penetra totalmente la célula y por tanto no la GCT y la MLG. En una situación de pérdi-
valora correctamente el espacio intracelular; o da de peso rápida, en la que hay inicialmente
bien el glucógeno y el agua que lo hidratan, consumo del glucógeno e importante pérdida
por su baja conductividad, no son detectables de nitrógeno y proteínas, ocurren cambios
con el AIC. Sin embargo, otros autores han en- apreciables en los fluidos y proteínas del orga-
contrado una buena relación cuando la esti- nismo que probablemente se explicarían mejor
mación de la composición del peso perdido se en un modelo de composición corporal en el
realiza mediante ACT con D2O como referen- que se midieran otros compartimentos del or-
cia (46). Por tanto, el error se debe probable- ganismo además de los mencionados.
mente a las fórmulas empleadas. En el estudio
de Kusner, a diferencia del de Deurenberg, el
peso entra a formar parte de la fórmula como
variable independiente, lo que puede contri- OTROS MÉTODOS
buir a mejorar la precisión de la estimación.
También hay que tener en cuenta que la Conductividad eléctrica total
densimetría estima realmente grasa desde un
punto de vista químico. Sin embargo, el tejido Esta técnica, conocida en inglés con el acró-
adiposo está compuesto además por membra- nimo de TOBEC (total body electrical conduc-
nas celulares, vasos y espacio intersticial, que tivity), es un método actualmente experimen-
no desaparecen al perder peso y que sí condu- tal, que incluimos aquí para diferenciarlo de la
cen la corriente eléctrica. BIA (body impedance analyzer). El sistema
No ha sido posible demostrar la validez de consiste en una cámara de medida rodeada por
ninguna de las ocho fórmulas diferentes (24.26, 27, vueltas de un solenoide por el que se hace pa-
.35, 44, 43, 34)
para estimar la perdida de la MLG sar una corriente alterna de 2,5 MHz, que ge-
inducida por tratamientos con dietas nera un campo electromagnético. Cuando un
hipocalóricas en un período de veintiocho días objeto conductor se sitúa en el interior del so-
en los que se utilizó la medida del balance ni- lenoide, pero sin contacto con él, interacciona
trogenado para estudiar las modificaciones en con el componente magnético del campo disi-
la composición corporal (30). Estudio que me- pando parte de la energía en forma de calor (en
rece especial consideración, ya que el balance torno a 1 mW). La energía perdida se detecta
nitrogenado es la técnica más precisa para eva- como un cambio en la fase de la impedancia
14 LA OBESIDAD

del solenoide. El sistema informa de la diferen- tes tejidos, y de igual forma se puede estimar la
cia en las medidas cuando el solenoide está va- proporción de grasa midiendo solamente teji-
cío y cuando contiene el conductor; la diferen- dos blandos. La ASF para medir GCT tiene un
cia se expresa numéricamente como TOBEC o error estándar suficientemente grande como
índice de conductividad, y guarda relación para no ser considerada una técnica exacta y
tanto con la forma del conductor como con el precisa para investigación, ni suficientemente
volumen de éste (51). sencilla para utilización clínica (53).
En la ADF se asume que el organismo está
compuesto por dos tejidos solamente: hueso y
Ultrasonidos tejidos blandos de una composición uniforme.
Esta asunción no es correcta, puesto que la
La ecografía en modo A se ha utilizado
grasa tienen una atenuación diferente del
como una alternativa a la medida de pliegues músculo, agua y otros órganos, y la proporción
cutáneos con lipocalibres para la estimación de
de ésta varía según la región anatómica (54). La
la cantidad total de grasa, pero esta técnica es
proporción de tejidos blandos que se mide sue-
menos precisa que la medida habitual de los le estar en torno al 60 por 100, pero a pesar de
pliegues cutáneos (16).
estas limitaciones la grasa medida con esta téc-
La ecografía en modo B puede ser tan fiable
nica mantiene un coeficiente de correlación de
como la medida con lipocalibre, pero la utili- 0,92 con la grasa medida mediante densime-
zación de equipos hospitalarios es prohibitiva-
tría por inmersión y algo mejor en sujetos nor-
mente cara y los aparatos portátiles diseñados
males, en los que se mide el nitrógeno median-
con esta finalidad no se han estudiado con te activación in vivo, el agua mediante dilución
detalle (l6).
isotópica y el calcio mediante DEXA (11). El
coeficiente de variación para la estimación de
Absorciometría de fotones la MLG mediante ADF con gadolinio se ha
considerado del 2,1 por 100 y para la GCT de
La absorciometría de fotones, conocida co- 7,6 por 100 (53). La ADF con gadolinio se ha
loquialmente en castellano como «densitome- validado en poblaciones normales frente a la
tría», se ha desarrollado como un método para densimetría por inmersión, potasio corporal
determinar densidad ósea y contenido mineral total. La ADF-DEXA tiene un coeficiente de
del hueso. La absorciometría simple de fotones variación menor que la ADF con gadolinio (55).
(ASF) se realiza con 125I, radiación de una sola La ADF tiende a sobreestimar la GCT en
energía, mientras que la absorciometría dual sujetos muy obesos (56).
de fotones (ADF) utiliza una fuente de irradia-
ción de dos energías diferentes. Inicialmente se
utilizaba una fuente de gadolinio (l53Gd) con Potasio corporal total
emisión de fotones a 44 y 100 KeV, pero estos
aparatos están siendo sustituidos por la absor- El potasio es un elemento principalmente
ciometría dual de rayos X (conocida también intracelular, que está prácticamente ausente en
con el acrónimo de DEXA-DPX en las publi- los triglicéridos del tejido adiposo. El potasio-
caciones en inglés), que a través de un filtrado 40 (K-40) es un isótopo presente en la natura-
de la emisión producen radiaciones de 40 KeV leza en una proporción constante del 0,012
y 70 KeV. Este método produce una irradia- por 100, y que emite una radiación gamma a
ción que no es importante (52). En ambas téc- 1,46 MeV, característica, que puede ser detec-
nicas la irradiación a distintas energías se ab- tada mediante contadores externos adecua-
sorbe de forma diferente, dependiendo de la dos (9).
composición de la sustancia que atraviesa. Se Estas propiedades permiten determinar la
puede así calcular la cantidad de tejidos blan- MLG a partir del contenido en potasio corpo-
dos y la masa ósea si se conoce el coeficiente ral total. En la práctica esto es algo más com-
de atenuación de la irradiación en los diferen- plejo ya que se necesitan contadores especiales
LA MEDIDA DE LA MASA GRASA 15

en una habitación con paredes de plomo o ace- jido adiposo se ha utilizado para intentar cuan-
ro sin radiactividad, procedentes generalmente tificar la cantidad total de grasa por el volu-
de barcos de la época prenuclear, que aíslen al men de distribución de estos gases. Desafortu-
sujeto y al contador de la radiación externa. El nadamente el tiempo de equilibrio es
error de esta técnica para determinar potasio demasiado prolongado para que estas técnicas
corporal total está en torno a un 5 por 100 (9). puedan tener alguna utilidad.
Una vez estimado el potasio corporal, se puede
calcular la MLG sabiendo que su contenido en
potasio es de 2,66 y 2,50 g/k de MLG en hom- BIBLIOGRAFÍA
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2
Clasificación y clínica
de las obesidades
O. Vidal Vázquez; F. Cordido Carballido;
F. Martínez Ramonde; S. Jorge Méndez

INTRODUCCIÓN bajo si no excede del 25 por 100, moderado


para el 30 por 100, alto si se llega al 35 por
En la obesidad se pueden considerar múlti- 100, muy alto para el 40 por 100 y peligroso
ples criterios de clasificación según tengamos cuando es del 50 por 100 (obesidad mórbida).
en cuenta aspectos cuantitativos, cualitativos, c) DISTRIBUTIVO; Según la localización pre-
etiológicos, evolutivos, etc.(1). dominante del acumulo graso puede denomi-
La intención para clasificarla será la de reu- narse visceral, abdominal, andrógena o cetrí-
nir información suficiente para caracterizarla y peta, cuando se localiza preferentemente en el
obtener así una base que permita comprender abdomen y que se asocia a un mayor riesgo de
su etiología y evolución, y hacer un pronóstico complicaciones; frente la periférica, de cadera,
en relación a su riesgo y consecuencias clíni- ginoide o centrífuga, que lo es menos (5).
cas, que aumentan la morbilidad y mortalidad d) ENERGÉTICO si consideramos que puede
al repercutir en los distintos órganos y siste- ser inducida por inactividad de origen social,
mas. Finalmente, para hacer las recomenda- laboral, limitación física o excesivo aporte por
ciones terapéuticas adecuadas (2). una dieta inadecuada en cantidad, composi-
ción, distribución, etc.(6).
e) ETIOLÓGICO cuando consideramos facto
CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN res genéticos, endocrinológicos, hipotalámicos
(o centrales) inducidos por fármacos, psicoló-
Para la clasificación de la obesidad podemos gicos, sociales, etc. (Tabla2.2) (31).
valorar los siguientes aspectos (Tabla 2.1):
a) ANATÓMICO : A nivel celular podemos
considerar las obesidades como hiperplásicas CLASIFICACIÓN ETIOLÓGICA
cuando hay un aumento del número de célu-
las. Está asociada a la aparición de la obesidad
en las épocas de crecimiento y tienen un ma- Genética
yor factor de riesgo. Hipertróficas cuando lo
que aumenta es el tamaño celular, con una Existen diferentes cuadros genéticamente
mas fácil reversibilidad de la obesidad (3, 4). determinados que se acompañan entre otras
b) CUANTITATIVO: La cuantía de sobrepeso alteraciones de obesidad, como el descrito por
vincula el grado de riesgo que es aceptable Bardet-Bield (7) que asocia retinitis pigmentaria,
para un sobrepeso del 20 por 100 (mínimo), retraso mental hipogonadismo, anomalías
19
20 LA OBESIDAD

Tabla 2.1. CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN su origen hipofisario, adrenal (adenomas o car-


DE LA OBESIDAD cinomas) o por tratamientos con corticoides.
ANATÓMICOS
Hiperplásica (número) Patología ovárica
Hipertrófica (tamaño)
La obesidad aparece fundamentalmente en
DISTRIBUTIVOS el síndrome de Stein-Leventhal (ovario poli-
Visceral quístico) acompañando a alteraciones mens-
Periférica truales, hirsutismo moderado y facilidad para
CUANTITATIVOS la infertilidad (13).
Riesgo Sobrepeso
Bajo 2 por 100
Hiperinsulinismo
Moderado 3 por 100
Alto 3 por 100 El aumento de la secreción de insulina in-
Muy alto 4 por 100
crementa la masa grasa, tanto en situaciones
Peligroso > 5 por 100
(Mórbida) espontáneas (insulinoma) como por sobredo-
ETIOLÓGICOS (Tabla 2.2) sificación en la diabetes, directamente, o a tra-
vés del incremento del apetito (2, 1).
digitales y las variaciones descritas por Lauren-
ce-Moon. El síndrome de Alstrom-Hallgren Hipotiroidismo
con datos del anterior, sordera nerviosa y dia- En el hipotiroidismo hay un aumento de
betes mellitus, pero sin polidactilia ni retraso peso en relación al descenso del metabolismo
mental. basal, con enlentecimiento de múltiples reac-
Síndrome de Cohén (8): Hipotonía, obesidad ciones oxidativas y disminución de la produc-
troncular, retraso mental, paladar ojival, facies ción de calor. La ganancia de peso no suele ser
característica. Síndrome de Carpenter (9) con llamativa y sólo en raras ocasiones se llega a
craneosinostosis, exoftalmos, sindactilia, bra- una obesidad marcada (14). Parece existir cierta
quimesofalangia, paladar ojival, etc. S. de Pra- relación entre la apnea de sueño, hipotiroidis-
der-Willi (1O) que presenta obesidad, hipotonía
muscular, retraso mental, hipogonadismo, Tabla 2.2. CLASIFICACIÓN ETIOLÓGICA DE
criptorquidia, talla baja con manos y pies pe- LA OBESIDAD
queños. Algunos presentan DMNID (diabetes 1. PRIMARIA 0 IDIOPÁTICA
mellitus no insulín dependiente) ( 1 1 , 12 ) .
2. SECUNDARIA
A) Neuroendocrina
Endocrinológica Síndrome hipotálamo/hipofisario
(neoplasia, inflamatoria, vascular)
S. de Cushing
La deficiencia de hormona de crecimien-
Hipotiroidismo
to (GH) se asocia con aumento de grasa cor- Ovario poliquístico
poral que disminuye con el tratamiento Seudohipoparatiroidismo
sustitutivo(2). Hipogonadismo
Déficit de H. crecimiento
Hiperfunción suprarrenal (4) Hiperinsulinismo/insulinoma
B) Yatrógena
En el síndrome de Cushing es característica Fármacos (psicotropos, corticoides)
la presencia de obesidad con localización de la Cirugía hipotalámica
grasa en tronco y región cervical posterior, con C) Disbalance energético
Nutricional (dieta grasa)
brazos y piernas relativamente delgadas, hiper- Inactividad (forzada, social)
tensión, hirsutismo, intolerancia a la glucosa, D) Genética
trastornos menstruales, plétora, etc., tanto en
CLASIFICACIÓN Y CLÍNICA DE LAS OBESIDADES 21

Tabla 2.3. CONSECUENCIAS CLÍNICAS (convulsiones, somnolencia hipo/hipertermia,


DE LA OBESIDAD etc.) (20).
1. Incremento de la mortalidad
2. Enfermedad cardiovascular
Cardiopatía isquémica Inducida por fármacos
Insuficiencia cardiaca
3. Hipertensión arterial Antidepresivos tricíclicos (amitriptilina), ci-
4. Diabetes mellitus
5. Hipercolesterolemia
proheptadina, fenotiacidas, medroxiprogeste-
Hipertrigliceridemia rona, corticoides, estrógenos, etc., producen
6. Disfunción pulmonar aumento de peso a través de distintos mecanis-
S. obesidad-hipoventilación-sueño mos (acción en el sistema nervioso central, dis-
7. Litiasis biliar tribución de la grasa, retenciones hídricas...)
8. Neoplasias por lo que se deben tener en cuenta al hacer la
Varón: colon, próstata Mujer:
útero, mama, vía biliar
anamnesis.
9. Arteriopatia crónica

Obesidad y factores sociales


mo y el síndrome de obesidad hipoventila-
La obesidad, tiene mayor prevalencia en los
ción (15).
niveles sociales más bajos, con un menor nivel
educativo e ingresos, que en los mas altos (21).
Por disbalance energético También influyen la raza y el sexo, mayor en
el varón blanco y en la mujer de color (22).
La inactividad física, forzosa (por enferme-
dad) o condicionada por el estilo de vida se-
dentario de la sociedad industrializada, reduce
Obesidad por condicionantes
el gasto energético (16) y favorece la aparición psicológicos
de obesidad. Otro factor causal importante es
la dieta inadecuada por exceso de aporte caló- Determinadas situaciones ambientales en la
rico, tipo de alimentación, reducido número infancia engendran respuestas emocionales
de ingestas (hecho fácilmente comprobable en que condicionan el exceso de ingesta, obesidad
animales de experimentación) ( l 7 ) , sobreali- reactiva(23), frente a la obesidad por desarrollo
mentaciones en edades tempranas (primeras en la que los problemas emocionales son mí-
semanas de vida), lactancia artificial, introduc- nimos. El obeso constituye, no obstante, un ar-
ción precoz de alimentos sólidos, la frecuencia quetipo emocional en el que existe mayor fre-
de ingesta, etc. (l8). cuencia de depresiones, privación emocional,
problemas familiares, testarudez, necesidad de
autonomía, con carácter frecuentemente defi-
Obesidad hipotalámica nido como difícil.
Entendemos como tal la relacionable con al-
teraciones de la zona ventromedial del hipotá- REPERCUSIONES CLÍNICAS
lamo de forma espontánea (19) (raro en el hom-
bre), o inducida por traumatismos, tumores,
procesos malignos, enfermedades inflamato- La obesidad grave (sobrepeso mayor de 40
rias (19) que se acompañan de signos clínicos de por 100) conduce a un aumento de la morta-
hipertensión intracraneal (cefalea, vómitos, lidad por diabetes, coronariopatías y cáncer,
edema de papila), alteraciones endocrinas (dé- pero sin evidencia clara en la obesidad
ficit gonadal, diabetes insípida, insuficiencia moderada (24, 25, 26). En la Tabla 2.3 se resumen las
adrenal o tiroidea) o trastornos neurológicos consecuencias clínicas de la obesidad.
22 LA OBESIDAD

DIABETES MELLITUS ríos, menarquías tempranas, menopausias tar-


días, hirsutismo que se correlaciona con el ín-
La obesidad es uno de los factores de riesgo dice cintura/cadera elevado, posiblemente por
más importante para la diabetes mellitus no el aumento de producción de estrógenos en el
insulín dependiente (DMNID), existiendo una tejido adiposo por conversión de la androsten-
estrecha correlación entre el sobrepeso y su diona a estrena. En las mujeres menopáusicas
prevalencia (27), sobre todo cuando se conside- obesas, el aumento de estrógenos pudiera rela-
ran los índices de masa corporal (IMC) y au- cionarse con la mayor incidencia de Cáncer
(33, 34)
mento de la relación cintura/cadera. Existen
muchos estudios confirmatorios en países
como Suecia, Noruega, y Estados Unidos (24).
Hiperinsulinismo
ENFERMEDAD CARDIOVASCULAR En la obesidad hay una clara situación de hi-
perinsulismo, en la que parecen estar implica-
En la obesidad existe un notable aumento de dos la disminución del aclaramiento de la in-
cardiopatía coronaria a través de otros factores sulina por el hígado (35), un aumento de la re-
de riesgo, como hipertensión, hiperlipemia y sistencia, la disminución del número de
diabetes con una relación lineal (24) entre obe- receptores y defectos postreceptor, sin descar-
sidad y mortalidad. Esta relación parece ser tar alteraciones en la secreción de glucagón y
menos evidente para obesidades moderadas del péptido inhibidor gastrointestinal (36), que
con IMC inferior a 30, existiendo controver- están aumentados.
sia (28) para aceptarla como factor de aumento y
progresión de la aterosclerosis coronaria (29). Sí
se acepta un riesgo en U (aumenta progre- Secreción de hormona de
sivamente con el aumento de peso y el mínimo crecimiento
riesgo se sitúa en sobrepesos del 15-25 por
l00)(28.29) En la obesidad hay una disminución de la
secreción de GH, tanto basal como de la inte-
grada, o a los distintos estímulos farmacológi-
ALTERACIONES ENDOCRINAS cos o fisiológicos como el sueño, ayuno, dieta
proteica y ejercicio. Estas alteraciones no se re-
Testiculares lacionan con el aumento de peso, sino con el
aumento de la masa grasa. La alteración de la
La obesidad se puede relacionar en el hom- secreción de GH en la obesidad parece deberse
bre con oligospermia, impotencia y valores ba- a un defecto hipotalámico pues la célula so-
jos de testosterona (30), en razón inversa al grado matotropa retiene una gran capacidad secreto-
de sobrepeso alcanzado, pero sin alteraciones ra en respuesta a ciertos estímulos como
importantes en las fracciones libres, que GHRP-6 (37). La somatomedina C o IGF-I, no
están proporcionalmente aumentadas ( 3 1 ) por obstante, se mantiene normal (38) sin producirse
la reducción de la SHGB (globulina fijadora de déficit de crecimiento (39).
las hormonas sexuales). Cuando el sobrepeso
excede del 200 por 100 sí hay disminución de
la fracción libre de testosterona (32). Prolactina

No se producen alteraciones en su secreción


Ováricas basal(40, 41) pero sí ante algunos estímulos far-
macológicos (sulpiride, insulina, betablo-
En la mujer se puede encontrar amenorrea, queantes, etc.) (40) con una menor respuesta,
disminución de la fertilidad, ciclos anovulato- sin que exista una entidad clínica definida.
CLASIFICACIÓN Y CLÍNICA DE LAS OBESIDADES 23

Adrenal
se relaciona con el carcinoma de próstata, que
Los valores de cortisol, cortisol libre urinario puede incrementarse hasta un 20-30 por 100,
y los ritmos circadianos son habitualmente de colon y recto. En las mujeres con el carci-
normales en los obesos, a pesar de que existe noma de endometrio (hasta 4 veces más fre-
un metabolismo aumentado del cortisol. Las cuente), de mama (1,5 veces más) y de la re-
aparentes elevaciones de los metabolitos uri- currencia del mismo (5O, 51). Hablamos siempre
narios, y sus aclaramientos, son normales si de pesos superiores a un exceso del 40 por 100.
son referidos a la eliminación de creatinina (42). Las distintas cifras de incidencias están muy
Tampoco parece haber modificaciones en los supeditadas a los parámetros tomados como
valores de los andrógenos suprarrenales (43). referencias (51)

Tiroides ALTERACIONES RESPIRATORIAS


No se han objetivado alteraciones en la T4 ni En la mayoría de los obesos no existen alte-
en la T4 libre (44, 45) y el incremento de la T3 está raciones de los tests funcionales de ventilación
en controversia (45). No se ha demostrado o intercambio de gases, lo cual cuestiona si las
tampoco resistencia a la hormona tiroidea alteraciones observadas son secundarias a en-
pero pudiera haber cierto grado de pérdida de fermedad pulmonar o cardiaca y no a la obe-
receptores celulares a la T4. sidad en sí misma (52). Existe una minoría de
pacientes que presentan hipoventilación, hi-
Paratiroides percapnia y somnolencia (síndrome de Pick-
wick), sin correlación fija con el grado de obe-
En la obesidad existen valores más elevados sidad, pero sí con los aspectos mecánicos res-
de PTH que en el grupo de sujetos con peso piratorios, con reducción del volumen de
normal (45, 46, 47), junto a aumentos de AMP-cíclico reserva, capacidad vital y total. En las obesi-
urinario (47) y 1,25 dihidroxivitamina D, pero dades mórbidas hay trastornos de hipoxia, más
con normalidad del Ca sérico e iónico (46, en relación con la hipoventilación que por dé-
47, 48)
ficit de la perfusión. Pueden presentar apnea
co , sin que esté claro cual es la causa y de sueño (53), relacionables con situaciones de
consecuencias de este hiperparatiroidismo hipoventilación, acentuación de los episodios
secundario (48). normales de apnea, anormalidades de la mus-
culatura respiratoria o lingual, que lleva a si-
tuaciones de hipercapnia. Tampoco se pueden
Otras alteraciones hormonales descartar alteraciones centrales del control
respiratorio (54).
Existe una disminución de la secreción de
vasopresina a la sobrecarga acuosa y solucio-
nes salinas hipertónicas, que se corrigen al per- HIPERTENSIÓN
der peso (49), pero sin repercusiones en el equi-
librio hídrico. Las personas con sobrepeso tienen mayor
Se describen aumentos de la beta-endorfina, tendencia a la hipertensión arterial, siendo un
que no desaparecen al perder peso, implicán- factor de riesgo no sólo para su aparición, sino
dola en los mecanismos etiológicos. también para su progreso, existiendo evidencia
clara (estudio Framingham) del aumento pro-
gresivo de la tensión arterial (TA) (55) según el
CÁNCER grado de aumento de sobrepeso. Un aumento
del 20 por 100 sobre el peso ideal se asocia a
Está confirmada una relación entre la obesi- incrementos de hasta ocho veces la incidencia
dad y la prevalencia de cáncer. En los varones de hipertensión (56), con reducción al perderlo.
24 LA OBESIDAD

Esta relación es más evidente en el tipo de obe- frecuencia de patología de osteoartritis (Estu-
sidad hipertrófico (por aumento de volumen dio Framinghan) originando además proble-
de la célula grasa) y de localización visceral, de mas en la dosificación y toxicidad de los fár-
forma similar al de las alteraciones del meta- macos y en el resultado de la cirugía (66, 67).
bolismo de los lípidos e hidratos de carbono a
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3
Epidemiología de la obesidad
F. Escobar-Jiménez; M. Fernández-Soto; F. Barredo

INTRODUCCIÓN Y NOCIÓN PREVALENCIA GENERAL


La obesidad puede definirse como el aumen- De forma general, en los países desarrollados
to del tejido adiposo en relación, patológica, al se está produciendo un aumento en la preva-
tejido magro. El concepto «patológico» debe lencia de la obesidad, que incluso llega a repre-
aplicarse naturalmente a esta relación o en re- sentar hasta un 50 por 100 de población ma-
ferencia a una población seleccionada para yor de 40 años. El aumento del sobrepeso du-
este fin y teniendo en cuenta la edad, el sexo y rante los últimos 20 años y la asociación con
la talla. un estado socioeconómico bajo (3) sugiere que
La distinción entre sobrepeso y obesidad ya es los factores ambientales contribuyen en parte
un hecho clínico-epidemiológico, y de igual ma- al riesgo de obesidad. Sin embargo, los estu-
nera la distribución del panículo adiposo y su dios poblacionales muestran que las caracterís-
dependencia del sexo, talla y ciertos diámetros ticas ambientales explican sólo una proporción
corporales empiezan a ser tenidos en cuenta (1, 2). muy pequeña de la variación global en el peso
Posiblemente las definiciones de obesidad corporal (4). La similitud del peso entre los
que contengan el aumento del índice de masa miembros de una misma familia sugiere que
corporal (IMC > 30 kg/m2) y la distribución los factores genéticos son importantes, aunque
de la grasa según el índice cintura-cadera no bien conocidos.
(> 0,85 en mujeres y > 0,95 en hombres) En Europa, las cifras de prevalencia pueden
sean las más acertadas (por el momento...), variar en hombres entre un 2 a un 40 por 100
pero otros muchos estudios clásicos han utili- y en mujeres entre un 2 y un 50 por 100 (3). La
zados porcentajes sobre el peso ideal, relación dispersión observada puede atribuirse a la uti-
peso-talla, etc., y con estos criterios han segui- lización del IMC para la definición de obesi-
do grupos de población aportando datos epi- dad, incluyendo dentro de esta misma catego-
demiológicos todavía muy válidos. ría al sobrepeso (IMC27-30 kg/m2). Estos da-
En el análisis epidemiológico de este capí- tos pudieran coincidir con los de ciertos países
tulo analizaremos: de América del Sur y con los que se han publi-
a) La prevalencia general y su progresivo cado de Australia, siempre que se haga una
aumento en la edad infantil, adulta y en terce- precisión metodológica al IMC o incluso al
ra-cuarta edad. pliegue tricipital y, más acertadamente, a am-
b) La asociada a morbilidad específica, con bos(4).
o sin estudios importantes de mortalidad. Un reciente editorial(5) puntualiza las varia-
27
28 LA OBESIDAD

ciones para la población de los EE.UU. entre más modernos estudios epidemiológicos, acer-
20 y 74 años en cuanto al progresivo aumento can bastante la prevalencia de sobrepeso y obe-
del IMC, como resultado del disbalance meta- sidad y la relacionan incluso a la propia morbi-
bólico entre «ingesta-gasto» y con la consi- mortalidad de grandes poblaciones con similar
guiente inclusión de predisposición, que natu- distribución geográfica y racial.
ralmente atribuyen a la genética. El aspecto geográfico, referido más concre-
Entre 18 y 74 años, las observaciones com- tamente a la prevalencia de sobrepeso (10 por
prendidas entre los años 1976 y 1980 demues- 100 ó más del peso corporal ideal y/o la suma
tran que casi un 25 por 100 van a presentar un del pliegue tricipital y subescapular sobre
IMC medio de 27,3 kg/m2 o mayor. Un 10 por 28 mm), está reseñado en el Seven-Countries
100 de hombres y hasta un 15 por 100 en mu- Study. Las variaciones e incrementos de pre-
jeres son portadores ya de 30,4 kg/m2 o supe- valencia que aquí se publican comienzan en
rior. La obesidad grave (> 35 kg/m2) puede Japón (2 %) y le siguen: Grecia (11 %), Finlan-
presentarse en cualquier edad del estudio, pero dia (4 %), Yugoslavia (29 %), Italia (28 %), Ho-
tanto en raza blanca como negra son más sig- landa (32 %) y, finalmente, Estados Unidos de
nificativos los períodos de edad entre 25 y 44 América (63 %) (8, 9).
años. En América del Sur, a excepción de Brasil y
El análisis estadístico para 52 Intersalt referi- Trinidad, en general, la prevalencia es similar
do por Rose (6), e incluido asimismo en este a la media europea. En las Islas del Pacífico,
editorial (5), muestra una importante correla- Hawaii presenta estudios con IMC superiores a
ción entre grupos, teniendo en cuenta el IMC 30 kg/m2, lo que la diferencia de otras muchas
(> 30 kg/m2) y otros marcadores de prevalen- islas en las que la población autóctona es ex-
cia de obesidad, llegando ésta a representar 0,94 traordinariamente delgada (7, 9).
de índice de riesgo estadístico demostrado. El National Center for Health Stadistics
También hay que señalar nuestro afán en ofrece datos de 34 millones de personas con
«adjuntar» el método utilizado para definir la sobrepeso en EE.UU., de los cuales 12,4 millo-
obesidad en los distintos estudios epidemioló- nes (35 %) eran obesos graves en 1983. Esta
gicos; por ejemplo el IMC, al referir la preva- proporción ha aumentado 10 años después (5) y
lencia de obesidad o de sobrepeso, debe tam- sigue incrementándose en inmigrantes, tradi-
bién acompañar al lector motivado, pues los cionalmente de bajo IMC como los japoneses,
criterios para esta patología según los años a que emigran a Hawaii o a California, o irlan-
que se refiera van a ser distintos, y a veces, por deses que modifican su residencia al área de la
tanto, no comparables. ciudad de Boston. Éstos, al igual que aquéllos,
Señala el estudio de Epstein e Higgins (7) que con hermanos y familiares que se quedan con
entre el IMC que era deseable en 1959 (IMC el mismo IMC durante toda su vida al no exis-
21,5-22 kg/m2, según sexo) y el de 1983 (IMC tir «cambios» geográficos de habitat, contri-
22,4-22,7 kg/m2), prácticamente no existen di- buyen a aumentar los índices de prevalencia
ferencias en cuanto a normalidad; un 20 por para el sobrepeso y la obesidad, al adaptarse a
100 podía llegar a un sobrepeso (25,8 a 27,2) un «nuevo estilo de vida» con factores ambien-
en este período, constatándose un aumento tales «distintos», que desde luego no contribu-
hasta del 40 por 100 en la valoración de un yen a mantener un peso ideal (5, 7, 9).
área metropolitana, con porcentajes para este Aunque la asociación de sobrepeso y obesi-
mismo período que oscilaban entre un 30,1 y dad guarda una estrecha relación en familias
un 32,3 por 100 aproximadamente. de obesos, tal vez sea interesante dedicar un
Este pequeño párrafo de confuso plantea- comentario sobre un aspecto que empieza a
miento puede coincidir con la impresión del preocupar de forma general. Estamos refirién-
lector cuando globalmente analiza una biblio- donos al aumento progresivo de obesidad en la
grafía en el tiempo, sin tener en cuenta que las población infantil y adolescente.
definiciones van cambiando y la «presión últi- Independientemente de los factores genéti-
ma» de buenos, precisos, amplios y sobre todo cos, el «ambiente», entendido como aumento
EPIDEMIOLOGÍA DE LA OBESIDAD 29

y selección de alimentos de alto contenido en aquéllas que no han estado embarazadas (23).
hidratos de carbono refinados; la moda de Para muchos hombres, la transición de un es-
ciertas comidas «rápidas y/o basura», así como tado de vida anterior, asociado con la adoles-
los «vicios» derivados de la preferencia de estas cencia, a una vida sedentaria en la edad adulta,
poblaciones por ingerir dietas bajas en fibra, se va a asociar con frecuencia al aumento de
altas en bebidas azucaradas y el progresivo peso. Hay evidencias en el estudio Framing-
cambio de estilo de vida, con mayores índices ham y otros estudios epidemiológicos realiza-
de sedentarismo en esta población (escaso de- dos durante el servicio militar, que los hom-
porte, mucha TV, etc.), aumentan considera- bres han ganado progresivamente peso durante
blemente su «disbalance energético» hacia ele- este siglo (24). Es evidente que el aumento de
vaciones del IMC y, lo que es peor, mal acos- peso se produce a lo largo de la vida adulta
tumbramiento-educación alimentaria en las hasta la sexta década. El desarrollo de obesidad
etapas venideras. en la tercera edad no es un suceso habitual y
Así los estudios más recientes confirman un puede sugerir alguna alteración en el balance
aumento progresivo del IMC entre el llamado de energía. La «soledad social» de nuestros
«fin» de la primera infancia, sobre 16 kg/m2 mayores, el defecto que al jubilado se le confie-
entre 6-7 años, para dar un «salto» cercano a re con la «no ocupación» y, sobre todo, el ex-
19-20 kg/m2 sobre los 12 años y existir en el ceso de sedentarismo, provocan que, además
momento de la pubertad un IMC de 27-28 kg/ de prolongarse las expectativas de vida, haya
m2, en una cuarta parte de los adolescentes, cada vez más obesos en la terdera edad.
tanto en Europa como en EE.UU.(2,7) .
En una población española, y evaluando
2.932 niños entre 4 y 17 años de ambos sexos, PREVALENCIA DE LA OBESIDAD
en cuanto a IMC y pliegue tricipital, la preva- COMPLICADA
lencia de obesidad oscila para varones entre un
15,41 y 21,50 por 100 y para mujeres entre Aunque muchos estudios clásicos asocian la
17,75 y 23,12 por 100 (10). obesidad en general a morbilidad más o menos
Este estudio puede ser parco en observacio- específica y a mortalidad, el conocimiento de
nes, no haber «entrado» en una publicación de esta entidad y su precisión diagnóstica (impe-
mayor impacto, y sobre todo no haber insisti- dancia, RX, densitometría, RMN y estudio de
do en metodología y referencias a otras pobla- volúmenes, pliegue tricipital, índices cintura-
ciones españolas o a su seguimiento(11), pero cadera, etc.) están acercando el tipo de obesi-
hay que decir que los pocos estudios que exis- dad al riesgo de padecer determinado proceso
ten no son suficientes, por lo que esfuerzos que, como «cascada» metabólica, conduce a
unilaterales como éste son bienvenidos, lla- un síndrome plurimetabólico en el que suce-
mando la atención asimismo, que en el área den desde alteraciones básicas de la bioquími-
mediterránea posiblemente sea baja la tenden- ca general y hormonal, hasta la lesión, con fi-
cia a la obesidad. nal irreversible, del sistema vascular (13).
En un estudio clásico de prevalencia de so- Por esto la distribución regional de la grasa,
brepeso y obesidad en jóvenes de 34 países, los además de esta precisión diagnóstica, no debe
valores son inferiores al 11 por 100 en Jordania, ser para el epidemiólogo un «preciosismo»,
10 por 100 en Canadá, 11 por 100 en Jamaica sino una necesidad para un acercamiento real
y Chile o 5 por 100 en Bolivia y Trinidad (l2) . en el estudio de sus consecuencias.
Cabe destacar que los primeros años de la Aunque otro capítulo profundizará en este
vida adulta son importantes para el desarrollo tema, hay que decir que la obesidad abdomi-
de obesidad, tanto en hombres como en mu- nal eleva el riesgo de hipertensión, diabetes
jeres. Para las mujeres, un hecho primordial lo mellitus, hiperlipemia, aumento del ácido úri-
constituye el embarazo, considerando que por co, al igual que la presencia de enfermedad co-
término medio éstas ganan varios kilos dos ronaria o el aumento de la patología de la ve-
años después del embarazo, comparadas con sícula biliar y vejiga (14).
30 LA OBESIDAD

La grasa visceral, por tanto, debe ser tenida reseñable para el infarto cerebral (< 0,7 %), la
en cuenta, al mismo tiempo que su aumento enfermedad de vesícula biliar (1,7-2,8 %) o
con la edad, su componente genético y la par- simplemente para la disnea de esfuerzo (4,3-
ticipación de andrógenos y factores-hormona 6,4 %) o el dolor torácico (2,1-1,9 %) (19, 20). To-
de crecimiento (15, 16). dos estos cuadros se pueden enlazar con «ac-
El riesgo más importante está para la presen- cidentes bruscos» que conducen a la muerte y
cia de arteriosclerosis. Existen dos estudios que, tanto por los estudios de Agencias de Se-
pioneros de enorme trascendencia epidemio- guros como por los escasos de población, hay
lógica, en los que se demuestra en cinco co- que tener ya en cuenta (21), aún más cuando la
munidades muy amplias (8.400 hombres, 40- edad va influyendo desfavorablemente hacia
64 años, seguidos una media de 8,4 años) que las fatales consecuencias y cada vez más la
la obesidad se asocia fuertemente con el riesgo obesidad está implicada.
de una primera lesión coronaria (l7) .
En el Seven Countries Study, como expresión
de un trabajo colaborativo de varios países: BIBLIOGRAFÍA
EE.UU., Japón y Europa, la obesidad tiene una
relación directa con el angor en general. En la
población europea, tanto el aumento de IMC 1. Rose G. Population distributions of risk and di-
como el de pliegue cutáneo tienen una impor- sease. Nutrí Metab Cardiovas Dis 1991; 1: 37-
tante asociación estadística con el infarto de 40.
miocardio y con la insuficiencia coronaria(18). 2. Despres JP. Obesity and lipid metabolism: Re-
Trasladamos una idea general al lector inte- levance of body fat distribution. Curr Opin Li-
pidol 1991; 2: 5-15.
resado en la reciente revisión de Sjóstróm (19); 3. Sobel J, Stunkarse, AS. Socioeconomic status
tanto para hombres como para mujeres, el co- and obesity a review of the literature. Phychol
ciente que se presenta entre obeso/«azar» de Bull 1989; 705: 260-275.
complicaciones, es para el angor, en hombres, 4. Roña RJ, Monis, RN. National study of health
sobre 15 y para mujeres oscila entre 6,8 y 37. and growth: Social and family factors and over-
En relación a la intolerancia hidrocarbonada y weight in english and scottish parents. Ann Hu-
a la diabetes, entre 5,2 a 24 y, naturalmente, man Biol 1982; 9: 147-156.
para la hipertensión arterial 2,1-11 y la claudi- 5. Epidemic obesity in the United States (Edito-
cación intermitente 4,6 y 26-105, teniendo en rial). Arch Intern Med 1993; 153: 1040-1044.
cuenta hombres y mujeres, respectivamente. 6. Rose G. The strategy of preventive medicine.
Como se puede deducir, la obesidad es un fac- New Nork NY, Oxford University Press, 1992.
7. Epstein FH, Higgins M. Epidemiology of obe-
tor determinante en la lesión vascular, que em- sity. En: Bjórntorp P, Brodoff, BN, (eds.): Obe-
pieza a estar ya bien establecido (19) sity. Philadelphia, J. B. Lippincott Co., 1992:
El clásico estudio de Drenick en 1980, si- 330-342.
guiendo 200 pacientes obesos durante 7,5 8. Mancini M, Contaldo F, Farinaro E, et al. Me-
años, pudo demostrar que la mortalidad en el dical complications and prevalence of obesity in
paciente obeso era hasta 12 veces mayor que Italy. Bibl Nutr Dieta 1986; 37: 1.
en no obesos para edades comprendidas entre 9. Gigolini M, Seidel JC, Charzewska J, et al. Fat
25 y 34 años y, unas 6 veces mayor si se com- Distribution metabolism and plasma insulin in
paraban edades entre 35 y 44 años (20). european women: The European Fat Distribu-
Como resumen general, la enfermedad car- tion Study. En Bjórntrop P, Rossner S. (eds.):
diovascular en primer lugar (54 %), el cáncer Obesity in Europe 88. London, John Libbey,
1989.
(8 %), las complicaciones de la diabetes (4 %),
10. Noguerales PJ, Ruiz J MA, Martínez N JM,
forman la primera categoría de causas de Calero F M. Estudio epidemiológico de la obe-
muerte. No hay que dejar de destacar los acci- sidad infantil y adolescente en población infan-
dentes y los suicidios (10 y 6 %), porque rara til meridional española. Enfermería Clínica
vez se recogen en estudios de este tipo (20). 1992; 2(1): 22-27.
Morbilidad inferior ya es consistente pero 11. Ruiz I. Comparación con otros estudios longi-
EPIDEMIOLOGÍA DE LA OBESIDAD 31

tudinales. En: Hernández M. (ed.): Crecimiento Final reports of the pooling project. J Chronic
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17. The Pooling Project Research Group: Rela- 125-153.
tionship of blood pressure, serum cholesterol,
smoking habit; relative weight and ECG abnor- Agradecimientos: A la señorita Susana Quijano
malities to incidence of major coronary events: Gutiérrez, por su labor técnica de secretaría.

PostScriptum del editor


F. J. C.-Soriguer Escofer y F. J. Tinahones Madueño
En el curso del Segundo Congreso de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, que ten-
drá lugar después de la aparición de esta monografía, está previsto la celebración de un simposium mo-
nográfico sobre la epidemiología de la obesidad en España y en las diferentes comunidades autónomas de
nuestro país. En él se abordarán críticamente los diferentes estudios sectoriales realizados a lo largo de los
últimos años. Por otro lado, recientemente (febrero de 1994), después de la entrega de los originales de
esta obra ha sido publicado un estudio sobre prevalencia nacional de la obesidad con datos obtenidos a
(1)
partir de la Encuesta Nacional de Salud Española .
(2)
Ya en la Primera Conferencia Internacional sobre el Control del Peso Corporal hubo un general
acuerdo de que un peso poblacional óptimo podría ser aquel entre el 20-25 del IMC (peso dividido por la
talla al cuadrado) (BMI: Body Mass Index). No obstante, la clasificación de la obesidad en función del IMC
no está universalmente aceptada.
En la tabla modificada de la publicación de Kluthe R. y Shubert A. (1985) se resumen una serie de tra-
bajos europeos sobre prevalencia de obesidad, utilizando para definirla diferentes criterios. Esta diferencia de
criterios podría explicar buena parte de las importantes diferencias encontradas en los distintos estudios.
32 LA OBESIDAD

PREVALENCIA DE OBESIDAD EN EUROPA

PREVALENCIA %
País y población en estudio Edad (años) N.° de sujetos Índice de obesidad

Varones Mujeres Ambos


Austria 20-40 _ > 20% índice de Broca _ 5-15
«Chequeo» de salud 60 > 20% índice de Broca 13, 7-27 17, 6-41 -
Bulgaria 35≥74 4.198 > 20% índice de Broca - _ 19,1
83% de nueve ciudades
Dinamarca 18-20 551 ≥25,7 BMI 9,9 _ -
Muestra de soldados 18-20 263 ≥25,7 BMI 10,2 _ -
Copenhaguen
RDA _ 79.708 >20% índice de Broca - _ -
Población representativa: > 20% índice de Broca 14 32 -
Urbana >20% índice de Broca 23 49
Rural
Alemania: República Federal 30-60 4.709 >20% índice de Broca 14 -
Municipio de Eberbach
Gran Bretaña 20-26 5.362 >20% índice de Broca 5-12 6-11 -
Cohorte Nacional
Holanda 19-31 3.857 25-29,9 BMI 22 12
Jóvenes de EDE ≥ 30BMI 2 2
Noruega 40-49 3.751 > 15-25% índice de Broca 14,1 _ -
20 consultas de médicos
Rumania 15-65 100.482 >25%(MLI) _ 32,2
Urbana >25%(MLI) 25,4 40,9
Rural >25%(MLI) 22,2
Suiza 25-34 149 ≥24,5 BMI 14,5
Empleados de la industria 35-44 721 ≥24,5 BMI 27,5
45-54 1.187 ≥ 24,5 BMI 35,5
55-64 934 ≥24,5 BMI 44,0
65 339 ≥ 24,5 BMI 43,0
Estudio de los 7 países
Norte de Europa
(Finlandia, Holanda) 40-59 2.439 ≥27 BMI 13,0 - -
Sur de Europa 40-59 6.519 ≥27 BMI 23,1 - -
(Italia, Grecia, Yugoslavia)
España entrevistas
(1)
Encuesta Nacional de Salud 26.647
20-24 ≥30 BMI 1,7 0,4 1,0
25-34 id 4.5 3,1 3,8
35-44 ¡d 7,9 6,4 7,2
45-54 id 9,4 13,7 11,4
55-64 id 11,2 17,1 13,9
65-74 ¡d 11,0 17,0 13,6
75 y más id 8,5 15,1 11,6
TOTAL 7,3 8,4 7,8
España (Málaga) 10.075
(3)
Población laboral activa ≥30 BMI 5,7 1,4 4,2
$20 id 6,4 1,8 5,1
21-25 id 9,1 2,4 7,6
26-30 id 11,9 3,7 10,2
31-35 id 14,9 5,0 13,2
36-40 id 18,4 11,9 17,6
41-45 id 20,0 23,1 20,3
46-50 id 18,2 29,4 19,4
51-55 id 21,5 22,2 21,5
56-60 id 12,8 5,1 11,2
TOTAL
EPIDEMIOLOGÍA DE LA OBESIDAD 33

PREVALENCIA DE OBESIDAD EN EUROPA (Continuación)

País y población en estudio Edad (años) N.° de sujetos índice de obesidad PREVALENCIA %
Varones Mujeres Ambos
(4)
España (Málaga) 7.500

Asociaciones de vecinos 10-19 >20% MLI 2,0 5,8 _


20-29 id 22,7 26,0 -
30-39 id 36,2 51,0 _
40-49 id 38,9 58,0 -
50-59 id 38,0 61,0 _
60-69 id 38,0 59,0 -
(5)
Ueida (España) > 30 BMI (Total) 8,8
Estudio de prevalencia
de hipertensión arterial >18
l6)
Almería (España) Adulta ≥ 30 BMI (Total) 18,0
(7)
León (España) Adulta ≥ 30 BMI (Total) 23,0
BMI = Body Mass índex
MLI = Metrop. Life Insurance
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4
Obesidades y riesgo
cardiovascular
J. F. Martínez Valls; R. Carmena

INTRODUCCIÓN man parte del abanico que integra todas las si-
tuaciones de riesgo conocidas para padecer un
La obesidad se ha definido como un «exceso accidente vascular coronario o cerebral.
de almacenamiento de energía en forma de Por el contrario, la obesidad ginoide o sub-
grasa, que se manifiesta la mayoría de las veces cutánea (representativa de la mujer) sólo guar-
por un peso inadecuadamente elevado, cuando da relación con mayor predisposición a la in-
es comparado con el de sujetos de la misma suficiencia venosa periférica.
edad y sexo». Desde la descripción inicial de Vague hasta
La experiencia clínica demuestra que la obe- el momento actual, numerosos estudios han
sidad humana es una condición heterogénea y corroborado la primera impresión del investi-
multifactorial en cuya aparición están impli- gador francés, según la cual la aparición de hi-
cados numerosos factores etiológicos, entre los pertensión arterial, hiperlipidemia e intoleran-
que la herencia y el medio ambiente juegan un cia a los hidratos de carbono y/o franca diabe-
importante papel (muchas veces determinadas tes mellitus tiene lugar con mayor frecuencia
condiciones ambientales hacen aflorar una en presencia de obesidad abdominal.
obesidad no manifiesta que tenía como único
factor etiológico una cierta predisposición ge- CLASIFICACIÓN
nética). De lo que hoy nadie duda es de la ma-
yor morbimortalidad de los sujetos con mayor DE LAS OBESIDADES
peso. Ya Hipócrates, hace 2000 años, manifes- Aunque el diagnóstico de obesidad se realiza
taba que «la muerte súbita es más frecuente en desde el mismo momento en que el paciente
el obeso que en el individuo delgado»(1). Ade- entra en la consulta, es imprescindible detectar
más, el patrón de distribución topográfica del y diferenciar la obesidad como problema esté-
tejido adiposo, diferente en cada sujeto, se ha tico de aquélla que representa un riesgo poten-
convertido en la última década en el factor con cial grave para la salud, a medio o largo plazo.
mayor poder predictivo para desarrollar enfer- Según esta idea, podemos clasificar la obesi-
medad cardiovascular; de hecho, la llamada dad desde cuatro puntos de vista(2):
obesidad androide o abdominal, denominada
así inicialmente por Vague en 1947, por ser la 1. Grado de obesidad.
forma típicamente aparecida en el varón, es la 2. Tipo celular.
que se encuentra estrechamente relacionada 3. Distribución de la grasa.
con las complicaciones metabólicas que for- 4. Etiología.
35
36 LA OBESIDAD

Tabla 4.1. CLASIFICACIÓN DE LA OBESIDAD con el que se mire. Desde el punto de vista te-
SEGÚN EL IMC rapéutico, es la obesidad hiperplásica la de
peor pronóstico, por cuanto es la que aparece
IMC 20-25 25-30 30-35 35-40 > 40
en los primeros años de vida, período en el que
Clase 0 1 2 3 4 tiene lugar la multiplicación de los adipocitos,
Grado 0 I II II III condicionando un aumento del volumen de
Denominación Normal Sobrepeso Obesidad Mórbida grasa a expensas del incremento del número de
Riesgo ↓↓↓ ↓ ↑ ↑↑ ↑↑↑ células, que pueden además aumentar de ta-
↓. bajo; ↑: moderado; ↑↑ : alto; ↑↑↑ : muy alto: ↓↓↓ : muy bajo. IMC:
maño. Es fácil comprender que si, por el mo-
índice de masa corporal. mento, las únicas armas terapéuticas que po-
seemos contra la obesidad sólo pueden influir
sobre el tamaño de la célula, pero no sobre su
GRADO DE OBESIDAD número, la obesidad hiperplásica se erige en la
más difícil de afrontar desde el punto de vista
Atendiendo a este primer parámetro, la terapéutico; si, por el contrario, el enfoque de
práctica clínica diaria ha demostrado que el la obesidad se hace desde el punto de vista de
cálculo del índice de Masa Corporal (Body su repercusión sobre la salud, la obesidad hi-
Mass Index) o ecuación resultante de dividir el pertrófica, producida en el sujeto adulto, ge-
peso en kg por el cuadrado de la talla en me- neralmente correlacionada con el morfotipo
tros (IMC = P(kg)/Tm2) es la fórmula más ade- androide y en la que es posible además encon-
cuada para hacernos una idea de la magnitud trar un cierto componente hiperplásico cuan-
del exceso de peso de un determinado sujeto. do el IMC > 35(3), es a la que hay que prestar
En función de los resultados, podemos clasifi- una especial atención por su asociación a las
car a los individuos obesos en diferentes clases anomalías metabólicas que se unen al riesgo
(clasificación de Bray) o grados (clasificación cardiovascular.
de Garrow) (Tabla 4.1). Actualmente se inten-
ta no utilizar la clásica nomenclatura, según la
cual: DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA
IMC = 20-25 Normopeso
IMC = 2 5 - 3 0 Sobrepeso Ya se ha comentado que fue Vague quien
IMC= 30 - 40 Obesidad sentó las bases para una clasificación anató-
IMC > 40 Obesidad mórbida mica de la obesidad, distinguiéndola en an-
IMC > 50 Superobesidad droide o en ginoide por ser características del
por las connotaciones psicológicas que pueden hombre o de la mujer, aun cuando ambos ti-
tener sobre el paciente utilizar términos peyo- pos se pueden manifestar indistintamente en
rativos. ambos sexos. El morfotipo androide se identi-
fica por el acumulo de grasa en tronco y ab-
domen —tipo manzana—, mientras que el
TIPO CELULAR morfotipo ginoide distribuye la grasa de ma-
nera predominante en región fémoro-glútea
Desde este punto de vista, la obesidad puede —tipo pera— (Figura 4.1).
diferenciarse en hiperplásica (en ella existe un Esta clasificación anatómica, adelantada a
aumento de la población de adipocitos, siendo su época, fue la primera en asociar una deter-
sin embargo éstos de tamaño normal) e hiper- minada distribución de la grasa, con la apari-
trófica (el aumento de la proporción de grasa ción de trastornos metabólicos responsables de
se produce a expensas del mayor tamaño del una mayor morbimortalidad vascular. Estu-
adipocito, siendo el número de los mismos dios recientes iniciados por Larsson y Kisse-
normal). bah (4,5) han puesto de manifiesto que la obesidad
La importancia de cada una de estas dos for- androide o abdominal, fácilmente evaluada
mas de obesidad se relaciona con el enfoque por el llamado índice cintura/cadera,
OBESIDADES Y RIESGO CARDIOVASCULAR 37

Figura4.1. Patrón de distribu-


ción del tejido adiposo. Mujer: Dis-
tribución ginoide, mixta o androi-
de. Varón: Distribución androide o
ginoide.

cociente resultante de dividir el perímetro de la


cintura a nivel del ombligo por el perímetro de
de la cadera a nivel de cresta iliaca, ambos me-
didos en centímetros), constituye un factor de
riesgo de primera línea cuando es superior a
0,95 en el varón y 0,85 en la mujer(6).
A partir de estas publicaciones surgen nu-
merosos trabajos en los que se intenta buscar
parámetros que definan con la mayor exacti-
tud posible cómo es la distribución grasa de un
sujeto determinado; de esta forma, y mediante
la realización de una TAC a nivel umbilical
(IV vértebra lumbar)(7,8), se puede conocer por 1 = Grasa mesentérica y epiploica (grasa portal/grasa intraperito-
neal) (■).
medición de áreas, calculadas en centímetros 2 = Grasa retro o extraperitoneal (0); 1 + 2 = grasa visceral (grasa
cuadrados, la cantidad de tejido adiposo de- intraabdominal/grasa abdominal profunda).
positado en región subcutánea o intraabdomi- 3 = Grasa subcutánea (O).

nal (Figura 4.2). Esta diferenciación es a todas Figura 4.2. Nomenclatura y anatomía de los depósitos
luces imposible de realizar con la simple me- grasos abdominales.
38 LA OBESIDAD

ETIOLOGÍA

Aunque sabemos que muchas veces la obe-


sidad no obedece a un único mecanismo y en
ella se acumulan múltiples factores, hay que
reconocer que la obesidad exógena o por so-
brealimentación, independientemente de
como se encuentren los mecanismos termoge-
néticos o cual sea su carga genética, constituye
más del 99 por 100 de todas las obesidades. De
todas formas, sea cual sea la etiología de la
obesidad, podemos asegurar que, a excepción
de obesidades secundarias a hipotiroidismo, la
causa de aquélla apenas guarda relación con el
riesgo cardiovascular.
Una vez hemos clasificado y evaluado la
obesidad en términos de grado, tipo, distribu-
ción de tejido adiposo y etiología, es conve-
niente ubicar al sujeto dentro de un determi-
nado patrón de riesgo; para ello utilizamos el
Figura 4.3. Modelo de representación de la grasa abdo- algoritmo ideado por Bray (Figura 4.4). El él se
minal, desarrollado a partir de una figura cilíndrica (repre-
sentada por el rectángulo) y una forma bicónica (represen-
consideran como Factores de complicación:
tada por el doble cono). La fórmula de este modelo fue de- 1. índice cintura cadera > 0,95 en el hom-
sarrollada por Valdez, R. (cit. 10).
bre y > 0,80 en la mujer.
2. Diabetes mellitus.
dida de perímetros corporales superficiales.
3. Hiperlipidemia.
Utilizando los métodos radiológicos mencio-
4. Hipertensión arterial.
nados, ya podemos diferenciar dentro de la
5. Sexo masculino.
obesidad androide dos subtipos de distribu-
6. Edad < 40 años.
ción: obesidad abdominal visceral (OAV) y
obesidad abdominal subcutánea (OAS). Ha-
blamos de OAV cuando el volumen de grasa
visceral dividido por volumen de grasa subcu-
OBESIDADES Y RIESGO
tánea es > 0,4; por el contrario, la OAS se de- CARDIOVASCULAR
fine cuando el anterior índice es < 0,4. La
obesidad abdominal visceral se encuentra di- Actualmente existe una importante contro-
rectamente implicada en la aparición de alte- versia sobre si la obesidad tiene una relación
raciones metabólicas como intolerancia hidro- causal o casual en la aparición de enfermedad
carbonada, hipertrigliceridemia, hipercoleste- cardiovascular. En las Figuras 4.5 y 4.6 pode-
rolemia, hiperinsulinismo, etc.(9). mos observar las diferentes hipótesis plantea-
Muy recientemente ha sido publicado un das: en la primera de ellas se define el hecho de
trabajo de Valdez et al.(10), en el que se presenta que la obesidad per se es capaz de producir hi-
un nuevo índice (índice C o índice de coni- pertensión, hipercolesterolemia, hipertriglice-
cidad) (Figura 4.3). ridemia, diabetes mellitus, hiperinsulinismo,
Según los autores de este trabajo, este índice de manera que la enfermedad vascular sería
posee mejor valor predictivo que el índice cin- considerada como secundaria a un evento pri-
tura cadera, para la aparición de diabetes me- mario que sería la propia obesidad. La segunda
llitus no insulinodependiente (DMNID) e hi- hipótesis incluye a la obesidad entre otros fac-
pertensión. Es evidente que son necesarios más tores capaces de inducir aterosclerosis y que,
trabajos que corroboren estos hallazgos. de alguna manera, son producidos por un de-
OBESIDADES Y RIESGO CARDIOVASCULAR 39

Figura 4.4. Algoritmo para clasifica-


ción de riesgo. El paciente se coloca
primero en una categoría basada en
el índice de masa corporal. La presen-
cia o ausencia de factores de compli-
cación establece el grado de riesgo
para la salud. Los factores de compli-
cación son aumento de la proporción
abdominal-glútea (varón = 0,95, mu-
jer = 0,80), diabetes sacarina, hiper-
tensión, hiperlipidemia, sexo masculi-
no y edad menor de 40 años. (Bray,
GA, 1987.)

terminado estilo de vida que se caracteriza por y las principales anormalidades metabólicas
una elevada ingesta calórica. Sea cual sea la hi- asociadas a ellas, responsables de riesgo cardio-
pótesis verdadera, lo que sí es cierto es el hecho vascular:
de que el exceso de peso constituye un impor-
tante factor de riesgo; dentro de este contexto,
como ya hemos tenido ocasión de comentar, el Obesidad e hiperlipoproteinemia
patrón de distribución de la grasa es determi-
nante, siendo la obesidad abdominal visceral la Es un hecho comprobado la frecuente apa-
única que se asocia a un incremento de la rición de alteraciones en los lípidos y lipopro-
mortalidad(11) (Figura 4.7). teínas plasmáticas en los sujetos obesos. Las
Estudiaremos a continuación con algo más anomalías más frecuentemente encontradas se
de detalle la relación que existe entre obesidad relacionan con el patrón de distribución de la
40 LA OBESIDAD

Figura 4.5. Asociación esquemática entre obesidad, factores de riesgos cardiovascular, enfermedad cardiovascular
(ECV), muerte súbita (MS) y mortalidad. Nótese que el fumar es menos frecuente entre los sujetos obesos.

adiposidad. Se sabe que la lipoproteinlipasa dad es la reducción de los niveles plasmáticos


(LPL) y la lipasa hepática (LPH) juegan un im- de HDL, también producida por una dismi-
portante papel en el catabolismo de las nución en la actividad de la LPL, junto a un
lipoproteínas(l2). En los obesos con morfotipo aumento de la actividad de la LPH, lo cual
androide se encuentra con frecuencia hipertri- comporta un incremento de su catabolismo;
gliceridemia asociada al mismo tiempo con estas anomalías revierten muchas veces cuan-
una composición alterada de las lipoproteí- do el sujeto es sometido a una drástica reduc-
nas(l3); esta elevación de los triglicéridos plas- ción de peso (14,15,16). Estos cambios aumentan
máticos parece estar relacionada con un defi- notablemente el riesgo cardiovascular del in-
ciente catabolismo de las VLDL, debido a una dividuo obeso. Por último, cabe destacar la
reducción en la actividad de la LPL junto con existencia de una elevación de las LDL, como
un aumento en la síntesis hepática de aquéllas. fenómeno resultante del aumento de las
El hiperinsulinismo e insulinorresistencia que VLDL, de las que derivan metabólicamente
se presenta en estos sujetos es también respon- molécula a molécula. La insulinorresistencia,
sable del incremento en la síntesis de VLDL. el hiperinsulinismo y la intolerancia a la glu-
La alteración en la composición de las lipo- cosa, como tendremos ocasión de exponer al
proteínas consiste en que las VLDL se encuen- final de este capítulo, se asocian a un acumulo
tran enriquecidas con apoproteína B, lo cual de grasa en región visceral, y las alteraciones
hace que estén dotadas de mayor poder ateró- metabólicas descritas se correlacionan con las
geno, al igual que ocurre con las LDL. anomalías lipídicas señaladas. Por ello no re-
Además de la hipertrigliceridemia, otra ano- sulta descabellado asociar la hiperlipidemia
malía frecuentemente encontrada en la obesi- aparecida en el obeso con su morfotipo.

Figura 4.6. Representación esquemática de la posibilidad de que un factor primario (ingesta excesiva de energía) cau-
se un número de factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) y muerte súbita (MS), incluyendo obesidad.
OBESIDADES Y RIESGO CARDIOVASCULAR 41

pertensión arterial, tanto actuando en conjun-


to como por separado.
La relación existente entre hipertensión y
distribución del tejido adiposo se estudiará
más tarde con más detalle, pero conviene re-
cordar que la obesidad androide se asocia a hi-
pertrofia de adipocitos; las células grasas ab-
dominales son más sensible al efecto antilipo-
lítico de la insulina que las de otras regiones
corporales (así es cómo el hiperinsulinismo
produce hipertrofia), mientras que son igual-
mente sensibles al efecto lipolítico de las cate-
colaminas.
Figura 4.7. Representación esquemática de la posibili-
dad de que la muerte prematura se asocie sólo con un Obesidad y anomalías en el
subgrupo de obesos (en negro). metabolismo de la glucosa

En 1985 el comité de expertos en diabetes de


Obesidad e hipertensión arterial la OMS refería que la obesidad es el factor de
riesgo más importante para la aparición de
En la obesidad es conocida la relación exis- diabetes mellitus no insulinodependiente
tente con hipertensión arterial, la cual puede (DMNID). Aproximadamente el 80 por 100
atribuirse a una elevación del volumen sanguí- de pacientes con diabetes tipo II (DMNID) son
neo, permaneciendo normales las resistencias obesos y el 60 por 100 de los sujetos con obe-
vasculares periféricas. De nuevo, la existencia sidad presentan intolerancia a los hidratos de
de hiperinsulinismo-insulinorresistencia puede carbono.
ser responsable de la aparición de alteraciones Como ya hemos tenido ocasión de comen-
como: tar, todavía se discute sobre si la obesidad
constituye per se un factor de riesgo indepen-
* Incremento en la retención de sodio diente para el desarrollo de aterosclerosis; lo
* Aumento de la actividad simpática que sí está fuera de toda duda es la relación di-
* Alteraciones en el transporte de cationes recta y estrecha que la obesidad tiene con las
de membrana anomalías aparecidas en el metabolismo de los
hidratos de carbono, y ésta sí que se relacionan
Estos tres eventos son capaces de generar hi-
fuertemente con coronariopatía, enfermedad
cerebrovascular y vasculopatía periférica (17).
Tabla 4.2. INFLUENCIA DEL PESO CORPORAL La dificultad para un eficaz aclaramiento de
(IMC = ÍNDICE DE MASA CORPORAL: la glucosa plasmática, la existencia de hiperin-
PESO/TALLA2) SOBRE EL ESTADO sulinismo basal, junto a un aumento de los ni-
METABÓLICO Y LA PRESIÓN ARTERIAL
veles de insulina a lo largo de las 24 horas del
día y una respuesta exagerada en la secreción
de insulina, en respuesta a ciertos estímulos
(sobrecarga oral de glucosa, arginina o gluca-
gón), son hallazgos característicos encontrados
en el paciente obeso.
A esta dificultad de la insulina para ejercer
su acción biológica sobre los carbohidratos se
• P < 0,01. Diabetes Intervention Study (DIS): resultados a los la conoce como insulinorresistencia. Es un he-
5 años. (M. Hanefeld. Clin. Invest. Ateriosclerosis, 1991.) cho comprobado que la resistencia a la insuli-
42 LA OBESIDAD

y como demostró Bjórntorp (19), la obesidad


androide, determinada por el índice cintura/
cadera, predispone a la insulinorresistencia
puesto que en ella está aumentada la síntesis
de triglicéridos en el hígado, vía vena porta, en
respuesta a una mayor oferta de ácidos grasos
libres a partir de los depósitos abdominales de
grasa. De esta manera los adipocitos viscerales
contribuyen, en mayor grado que los situados
en región subcutánea, a la aparición de altera-
ciones lipídicas y a la tolerancia a la glucosa.
Por último, y para hacer notar la importan-
cia global de la obesidad en relación a las ano-
malías metabólicas descritas, podemos obser-
var los resultados del Diabetes Intervention
Study (DIS), en el que se demuestra que tras
años de seguimiento hay una fuerte correla-
ción entre factores de riesgo coronario e índice
de masa corporal (Tabla 4.2).
Figura 4.8. Síndrome metabólico-hormonal: impacto so-
bre la arteriesclerosis. (M. Hanefeld. Clin. Invest. Arterios-
clerosis, 1991.) Obesidad-insulinorresistencia
na puede inducirse en sujetos no obesos me- Ya hemos apuntado que la forma bajo la
diante una ganancia ponderal deliberada, su- cual se distribuye la grasa en nuestro organis-
giriendo que esta anomalía metabólica es mo constituye un elemento de riesgo impor-
secundaria a la obesidad y no a un evento pri- tante que predispone a la aparición de un cor-
mario. Cuando a un sujeto obeso se le somete tejo de trastornos metabólicos, entre los que se
a dieta hipocalórica, la secreción de insulina incluyen intolerancia a la glucosa, DMNID,
mejora espectacularmente remedando la secre- hiperapobetalipoproteinemia, hipoalfalipopro-
ción fisiológica con sus picos normales (18). Tal teinemia, hipertensión arterial y, en definitiva
y última instancia, enfermedad aterosclerosa
coronaria o cerebral. Todos estos trastornos se
incluyen en lo que se ha dado en llamar sín-
drome metabólico hormonal (Figura 4.8).
Los mecanismos etiológicos implicados con
la topografía de la grasa corporal, y en conse-
cuencia con el tamaño de los depósitos grasos
en región intraabdominal visceral, incluyen
factores genéticos, ambientales y neuroendo-
crinos (20, 21). La mayoría de los estudios ponen
de manifiesto que todos estos mecanismos se
encuentran relacionados con un tipo determi-
nado de obesidad (androide) y están mediados
por un marcado aumento de resistencia a la
acción de la insulina, así como una secreción
anómala de la misma. La coexistencia de estas
alteraciones sugiere que las mismas pueden es-
Tabla 4.3. Elementos que pueden formar parte de me-
canismos biológicos potencialmente responsables de in-
tar originadas por una sensibilidad a la insuli-
sulinorresistencia en la obesidad visceral. na disminuido . Los estudios dosis-respuesta de
OBESIDADES Y RIESGO CARDIOVASCULAR 43

Figura 4.9. Dinámica de la insulina en la obesidad visceral y diabetes mellitus no insulinodependiente: papel de los
ácidos grasos libres (AGL).

utilización de glucosa mediada por la insulina, de insulina se añaden asimismo trastornos


utilizando técnicas de clamp euglucémico, así cualitativos en su liberación: la primera fase fi-
lo ponen de manifiesto(22). El estado de insu- siológica, que se produce en respuesta al estí-
linorresistencia que acompaña a la obesidad mulo alimentario, está retrasada; existe ade-
visceral afecta a la respuesta insulínica en to- más una alteración en los pulsos normales de
dos los órganos. Otras alteraciones que pode- secreción, de tal manera éstos no aparecen y se
mos encontrar son: capacidad disminuida de produce un perfil de aumento continuo. Estos
supresión por insulina de la producción hepá- hechos apuntan a que los mecanismos respon-
tica de glucosa, aumento de flujo de ácidos sables de que la insulina se libere en dos fases
grasos libres, con fallo en los mecanismos de están alterados, lo cual podría ser consecuencia
su reducción por el aumento de los niveles de de una disfunción autónoma de la inervación
insulina, etc. En la Tabla 4.3 se esquematizan pancreática. Es objeto actual de investigación
los mecanismos vasculares y metabólicos que la naturaleza de esta alteración en la regula-
entran a formar parte de la etiología de la mar- ción en el contexto de la obesidad abdominal y
cada resistencia insulínica aparecida en la obe- que podría hacerse extensiva a la acción de la
sidad abdominal. La insulinorresistencia tien- insulina en diferentes órganos y tejidos, jugan-
de a ser compensada en parte por un incre- do un papel importante en la progresión pau-
mento de la secreción pancreática de insulina. latina hacia la aparición de DMNID (23).
La producción prehepática de la misma se co- Cuando se comparan sujetos delgados con
rrelaciona significativamente con el grado de obesos afectos de obesidad ginoide y obesos
sobrepeso, lo cual sugiere que el hiperinsulinis- con morfotipo androide, se observa que en es-
mo está en función de la masa total de grasa; tos últimos existe una marcada reducción de la
sin embargo, este aumento de la insulina no es extracción hepática de insulina. Subsiguiente-
suficiente para compensar el grado de resisten- mente, la liberación posthepática de la misma
cia a aquélla. A estos defectos cuantitativos en está elevada y ello conduce a una disminución
la secreción en la velocidad de aclaramiento.
44 LA OBESIDAD

Estudios recientes han puesto de manifiesto al. Relation of body fat distribution to metabo-
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libres a los hepatocitos, tal y como ocurre en la Metab 1982; 54: 254-260.
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insulina y se exacerban los estados de hipoin- gical aspects. Int J. Obesity 1991; 75: 1-8.
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OBESIDADES Y RIESGO CARDIOVASCULAR 45

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PostScriptum del editor


F. J. Tinahones Madueno y F. J. C.-Soriguer Escofer

¿EL DESCENSO DE PESO DISMINUYE EL RIESGO


DE MORTALIDAD ASOCIADO A LA OBESIDAD?

El descenso de peso disminuye el riesgo de muerte


En capítulos anteriores ha sido destacado el papel de la obesidad como factor de riesgo de muerte por
su frecuente asociación a hipertensión, hiperlipemia y diabetes mellitus y por la documentada asociación
de la obesidad troncular con riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular.
Podría deducirse que el descenso de peso conlleva una reducción en el riesgo de muerte y un incre-
mento en las esperanzas de vida.
Los trabajos(1, 2) realizados con los datos de las compañías de seguros americanas aparecidos en la
década de los cincuenta, encontraban un descenso de la mortalidad en los sujetos que bajaban de peso
durante la valoración. En estos trabajos se utilizó el descenso en la prima del seguro como marcador indi-
recto del descenso de peso. Las casas de seguros imponían primas menores a los que bajaban de peso
asumiendo que al hacerlo disminuía el riesgo de mortalidad. La mortalidad fue menor, tanto en hombres
como en mujeres, en aquellos que habían reducido la prima a lo largo de su vida, encontrándose descensos
de la mortalidad en torno al 16-37 por 100 para los hombres y 20-39 por 100 para las mujeres.
En la misma línea Hammond y Garfinkel(3) publicaron la diferencia de mortalidad entre sujetos que ba-
jaban menos de 5 kilogramos o ganaban peso y aquellos que perdían más de 5 kilogramos durante un
tiempo de 1 a 4 años. El número de sujetos evaluados fue de 445.875 mujeres y 385.534 hombres. En el
grupo que perdió mas de 5 kilogramos se encontró un descenso de la mortalidad cardiovascular del 1 por
100 en mujeres y del 11 por 100 en hombres y con respecto a la muerte súbita un descenso del 25 por
100 en mujeres y del 6 por 100 en hombres. Pero no encontraron efecto beneficioso en aquellos sujetos
que perdían más de 10 kilogramos.
Otro trabajo posterior de Wannamethe y Sharper(4) valoró la diferencia de riesgo cardiovascular entre
hombres que ganaban más del 4 por 100 de su masa corporal y aquellos que descendían de peso o ga-
naban menos de ese 4 por 100. Estos autores encontraron un descenso del 10 por 100 de la mortalidad
total en aquellos que alcanzaron peso normal, mientras que los que no normalizaron su peso se incrementó
el riesgo de muerte.
Un artículo aparecido en The New England Journal of Medicine(5), en 1990 demostró que también en
mujeres el exceso y el incremento de peso es un factor de riesgo cardiovascular. El estudio se realizó sobre
115.886 enfermeras. Las mujeres con BMI > 29 tuvieron tres veces más riesgo de enfermedad cardiovas-
cular que aquellas con un BMI < 21. Por otro lado este incremento del riesgo fue más del doble en aquellas
mujeres que ganaron más de 20 kg desde los 18 años hasta el momento del estudio.
46 LA OBESIDAD

Pero aunque estos trabajos parecían resolutivos a lo largo de esta última década, no todos los trabajos
han estado de acuerdo al respecto. En 1983 apareció un artículo en el Lancet (6) que indicaba que tras va-
lorar durante 25 años el cambio de peso y seguir a los sujetos durante 10 años, aquellos que no cambiaban
de peso o aquellos que ganaban unos 10 kilogramos tenían un menor riesgo de morir que aquellos que
bajaban de peso o ganaban más de 10 kilogramos.

La variabilidad del peso es un factor de riesgo de muerte


Hamm et al (7) seleccionaron a un grupo de sujetos sanos que trabajaban en una compañía eléctrica y
observaron el cambio de peso que se producía a los 20, 25, 30, 35 y 40 años. Los sujetos fueron divididos
en tres grupos: 1) Sujetos que no habían variado de peso en más de un 5 por 100 a lo largo de su vida, 2)
aquellos que habían ido ganando de peso progresivamente, comprobado en las revisiones quinquenales,
hasta incrementar al menos un 10 por 100 su peso inicial. A los 25 años se investigó sobre su estado de
salud y las muertes producidas, encontrándose que aquellos que presentaban un cambio cíclico de peso
presentaban el doble de riesgo cardiovascular que los otros dos grupos. El riesgo de cáncer fue una vez y
media más en el grupo de cambio cíclico de peso con respecto a los constantes en el peso que aquellos
que mantuvieron el peso constante y los que ganaron peso tenían tres veces más riesgo de cáncer que
aquellos que tenían un peso constante.
Lisnner et al (8), en un estudio posterior valoraron la variabilidad en el peso de la cohorte del estudio
Framinghan cada dos años; después de 8 visitas se dejó un período de tiempo donde las muertes no se
contabilizaron y se evaluó la mortalidad a partir de este momento junto con la morbilidad coronaria. Estos
autores encontraron en un modelo de regresión, donde se introducían el resto de factores de riesgo co-
nocidos, unos coeficientes de regresión altamente significativos entre la variabilidad del peso y la morbi-
mortalidad coronaria, y la muerte total, no así con la muerte por cáncer.

Descenso de peso e incremento de la mortalidad


Desde el artículo publicado en el Lancet muchos trabajos(9-13) han sido publicados en la misma línea
relacionando de una forma directa el descenso de peso con incremento en el riesgo de muerte.
En 1992 Lee y Paffenbarger(14) publicaban los resultados del estudio de seguimiento de una cohorte
de alumnos de Harvard. A los alumnos se les encuesto en 1962-66 sobre su peso, hábito tabáquico y gra-
do de actividad física y se volvieron a valorar en 1977, evaluando en 1988 la mortalidad ocurrida. Se divi-
dieron a los sujetos en 5 grupos en función de la pérdida o ganancia de peso entre 1962-66 y 1977 (pér-
didas de más de 5 kg, entre 1-5, no cambio de peso, ganancia entre 1-5 y más de 5 kilogramos). Encon-
traron una curva de riesgo cardiovascular y muerte en forma de U, con la base en los sujetos que no
cambiaban de peso y las ramas ascendentes tanto en los que perdían peso como los que ganaban peso,
esta tendencia se mantuvo cuando estudiaron de forma independiente los fumadores y no fumadores y los
que tenían un BMI superior o inferior a 25.
Una de las críticas que han recibido los trabajos que relacionaban las pérdidas de peso con el incre-
mento de la mortalidad era que la voluntariedad en la pérdida de peso era de difícil valoración y muchos
sujetos podrían perder peso por la existencia de una enfermedad concomitante que le hiciera perder peso
y ocasionara el incremento de mortalidad registrado. Para obviar este problema, Pamuk et a/.(15) diseñaron
un estudio epidemiológico en el que se valoró la pérdida de peso entre el 1971-1974. Para evitar el sesgo
de la voluntariedad en la pérdida de peso no se contabilizaron las muertes ocurridas en los primeros 5 y 8
años después de la última valoración del peso. En este trabajo se separaron a los sujetos en tres grupos
en función de la pérdida porcentual de peso con respecto al BMI previo: (<5 %, 5-15 %, > 15 %). Tanto
en hombres como en mujeres se registró un progresivo incremento en el riesgo de muerte cardiovascular
y mortalidad total a medida que la pérdida de peso era más cuantiosa. Sólo hubo una excepción en los
hombres que tenían un BMI >29. En este grupo las pérdidas de peso entre el 5-15 por 100 redujeron el
riesgo cardiovascular de una forma significativa. Este dato no se encontró en las mujeres con BMI > 29,
en las que la reducción de peso incrementó también el riesgo.
Blair et al.(16) diseñaron un estudio de forma parecida a Pamuk et al., pero introdujeron una exhaustiva
valoración de los otros factores de riesgo cardiovascular. Blair agrupó los sujetos en diferentes rangos de
desviación estándar de cambio de peso intrapersonal y en función de que perdieran peso, ganaran peso,
mantuvieran el peso, perdieran y ganaran peso con pérdida al final y los que tuvieron cambios cíclicos de
OBESIDADES Y RIESGO CARDIOVASCULAR 47

peso con ganancia final. Los sujetos que presentaban mayor coeficiente de variación de peso tenían el
doble de riesgo cardiovascular que los de menor coeficiente, considerando los otros factores de riesgo co-
nocidos (Figura 1). En cuanto a la tendencia de la variabilidad, los que se mantuvieron en su peso presen-
taron el menor riesgo y los grupos de mayor riesgo fueron los que perdieron peso solamente y los que
tuvieron cambios cíclicos (Figura 2). Estos resultados no variaron ostensiblemente cuando se dividieron a
los sujetos por su consumo de tabaco y su BMI.
Los mecanismos biológicos por los cuales los cambios en el peso pueden incrementar el riesgo de
mortalidad no están claros. Algunos autores plantean como hipótesis que el repetido sometimiento a dietas
severas con fluctuaciones en el peso deprime la tasa metabólica, incrementa los depósitos de grasa y la
preferencia dietética por la grasa (17, 18). Otros estudios, sin embargo, no apoyan esta hipótesis (19, 20). Son ne-
cesarias más investigaciones básicas para interpretar estos hallazgos epidemiológicos.
Mientras éstas se producen, la mayor parte de los autores siguen considerando razonable recomendar
bajar peso a sujetos con obesidad importante.

Figura 1. Cambio de peso-muerte (hombres).

Figura 2. Desviación estándar del cambio de peso-muerte (hombres).


48 LA OBESIDAD

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5
Significado clínico del tipo de
distribución de la grasa corporal
F. J.-C. Soriguer Escofet; I. Esteva de Antonio; J. García Arnés

INTRODUCCIÓN arterial (9, 10), así como con otras enfermedades


como la gota y tal vez ciertas enfermedades
La grasa subcutánea recubre bajo la piel articulares (155).
prácticamente toda la superficie corporal, pero
varía marcadamente con la edad, sexo y con
las regiones anatómicas, así como de unas per- LA DISTRIBUCIÓN CORPORAL
sonas a otras (1). GRASA A LO LARGO DE LA
El estudio de la distribución grasa subcutá-
nea ha disfrutado del interés de los estudiosos HISTORIA
durante años (2), pero la importancia clínica de
la misma, aunque observada ya por Vague en En un texto hipocrático leemos: «La muerte
1947, es relativamente reciente. Vague (3) cla- súbita es más frecuente en aquellos que son
sificó las obesidades en androides y ginoides, naturalmente grasos que en los delgados» (11)
según el tipo de distribución grasa superior o Desde entonces el significado médico del peso
inferior, demostrando ya que esta clasificación corporal no ha sido independiente de la estruc-
tenía significado clínico pues el tipo de distri- tura cultural dominante.
bución androide se asociaba con algunas enfer- El hecho de que la obesidad no esté aleato-
medades, como la diabetes, gota o arterioscle- riamente distribuida ni a lo largo de la historia
rosis (4). de las mismas sociedades, ni tampoco entre di-
Sin embargo, la confirmación epidemiológi- ferentes grupos humanos, nos hace ver la na-
ca de aquellas observaciones clínicas no se pro- turaleza social de la obesidad a lo largo de la
duce hasta muy recientemente, cuando Kisse- historia. Tres aspectos debemos considerar:
back et al. (5) demuestran una correlación po- 1) El dismorfismo sexual; 2) la relación entre
sitiva entre la prevalencia de diabetes y el tipo modernización y obesidad, y 3) la concentra-
de distribución (central) de la grasa corporal, ción de la obesidad en ciertos grupos étnicos o
medida por la relación entre la circunferencia sociales. Existiendo excelentes revisiones sobre
corporal a nivel de la cintura y las caderas. los dos últimos aspectos (12), sólo haremos al-
Muy pronto el propio Kissebach (6) y otros gún comentario al primer punto.
autores ( 7 , 8 , 9 ) confirmaron estas observaciones, La mayor contribución al dimorfismo se-
así como la asociación entre la obesidad tron- xual la aporta la cantidad y tipo de distribu-
cular con otros factores de riesgo cardiovascu- ción grasa. En los jóvenes adultos varones de
lar, como la hiperlipidemia o la hipertensión las sociedades occidentales el tejido adiposo
49
50 LA OBESIDAD

supone aproximadamente el 15 por 100 del ferencias culturales y alimentarias que las
peso corporal, mientras que en mujeres el 27 genéticas (18).
por 100 (14). Los hombres tienen una relación Los estudios realizados sobre figurillas de
circunferencia de la cintura/circunferencia de mujer del período del paleolítico alto encuen-
la cadera (WHR) mayor que las mujeres, de- tran que la mayoría de ellas eran obesas, mu-
bido a las diferencias en la estructura esquelé- chas incluso esteatopígicas y con frecuencia
tica entre ambos sexos, así como al mayor acu- aparentan estar embarazadas (tiene interés se-
mulo de grasa en las mujeres en la región glú- ñalar que estas figurillas de mujer han sido en-
teo femoral y al mayor acumulo del hombre contradas en toda Europa, salvo en Espa-
en la región intraabdominal. Estas diferencias ña) (15).
en el WHR entre los hombres y las mujeres No siempre la obesidad ha estado social-
contribuyen notablemente a las diferencias so- mente estigmatizada como ocurre en la actual
máticas sexuales en la especie humana. Es im- sociedad occidental e incluso en EE.UU. los
portante señalar que, a pesar de las importan- ciudadanos de origen mexicano hablan de bad
tes diferencias en el tipo de distribución grasa fatness (gordura mala) para distinguirla del sig-
corporal entre sexos, estas diferencias no están nificado positivo de la gordura que correspon-
relacionadas con las diferencias en la prevalen- de a su concepción tradicional de la obesidad.
cia de enfermedades entre sexos (p. ej., Un estudio transversal sobre el ideal de belleza
DMNID o hipertensión arterial), asociación femenina, realizado sobre numerosas socieda-
que como veremos se encuentra sólo con el des (15, 19) , nos informa de que la mayoría de
tipo de distribución troncal de la grasa, cual- ellas reconoce el valor estético de una obesidad
quiera que sea el sexo(13). Estas diferencias en o sobrepeso moderado, sobre todo en caderas
función del género parecen tener consecuen- y muslos (Tabla 5.1).
cias también en la prevalencia de obesidad,
pues a pesar de las posibles diferencias meto-
dológicas en la valoración de obesidad en fun- EL PESO TOTAL CORPORAL: EL
ción del sexo, en todas las poblaciones estudia- PROBLEMA DE LOS ESTUDIOS
das la prevalencia de obesidad es mayor en ANTROPOMÉTRICOS EN LA
mujeres que en hombres (l5) .
Aunque volveremos a hablar de la impor- INVESTIGACIÓN NUTRICIONAL
tancia de la herencia en el tipo de distribución
grasa, los recientes estudios en gemelos (l6) y en El índice de Quetelet
los indios Pima (17) parecen haber demostrado
suficientemente el papel de la herencia en la En la investigación de las desviaciones del
aparición de la obesidad. No obstante, tal peso normal, además del test del espejo (uno
como Brown (15) sugiere, es posible que el papel de los más sencillos y baratos para observar las
de la influencia genética sea más importante en variaciones nutricionales), han sido utilizadas
poblaciones con relativamente poca he- numerosas variaciones de diferentes medicio-
terogeneidad cultural (como Dinamarca o los nes antropométricas, muchas de las cuales no
indios Pima). En un estudio realizado por no- superan en ventajas al anterior.
sotros hemos comprobado la estrecha relación De entre todos los procedimientos siguen
entre la talla de las parejas jóvenes casadas y siendo las tablas de la Metropolitan Life Insu-
que la talla de los niños a los 4 años estaba más rance Company (20) en los adultos, y en niños
asociada con la ingesta alimentaria a lo largo por debajo de 5 años las de Tanner y Whiten-
de la primera infancia que con la talla de los house (21) los instrumentos más utilizados para
padres, de manera que los padres más bajos identificar las desviaciones nutricionales a par-
correspondían a aquellos cuyos hijos ingerían tir del peso individual.
menos calorías y proteínas, lo que indirecta- Las tablas de las compañías de seguros ame-
mente viene a indicar que en nuestro medio se ricanas han sido de gran utilidad para estable-
transmiten con carácter más dominante las di- cer criterios sobre tasas de mortalidad, pero
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL 51

Tabla 5.1. ESTÁNDARES DE BELLEZA precisión la grasa corporal (7, 27) y, sobre todo, es
FEMENINA: CARACTERÍSTICAS incapaz de identificar el tipo de distribución de
ANTROPOMÉTRICAS la grasa corporal (28) cuya importancia y sig-
CARACTERÍSTICAS % de opiniones nificado revisaremos más adelante en exten-
favorables sión. Objeciones que en opinión de Garrow no
serían suficientes para invalidar su uso, sobre
Todo el cuerpo 0
Obesidad extrema Sobrepeso u 81
todo ante la ausencia de alternativas más pre-
obesidad moderada Delgadez 19 cisas y sencillas para medir la grasa corpo-
ral (29,30) .
Mamas 50
No obstante, la relación peso/altura debe ser
Grandes y largas 50 utilizada con cautela en los estudios nutricio-
Pequeñas nales, sobre todo en niños. En algunas pobla-
Caderas y muslos 90
ciones (p. ej., países en vías de desarrollo) la
Grandes o grasos 10 frecuentemente encontrada baja estatura para
Delgados su edad cronológica se acompaña paradójica-
mente de una mayor relación peso/altura (31).
Talla 30
Alta 60
Estos niños bajos de mayor peso para su altu-
Media 10 ra, en el contexto de los estándares occidenta-
Baja les, podrían ser considerados incluso obesos.
Pero si la ingesta calórica fuese suficiente para
Pond CM. Morphological aspects and the ecological and me- mantener la relación peso/talla elevada, ¿cómo
chanical consequences of fat deposition in wild vertebrates.
15
Ann. Rev Ecol Syst 1978; 9:519-528 (cita ).
no lo es para mantener un adecuado creci-
miento lineal en estos niños?. Trowbridge, en
un estudio reciente (32) sobre niños del Perú, en
tienen en la actualidad importantes limitacio- los que valoró además de las medidas antro-
nes debidas, por un lado, a la antigüedad de los pométricas habituales la composición corporal
datos y por haber sido obtenida la información mediante agua marcada isotópicamente, llega
para la elaboración de dichas tablas con ropa y a la conclusión de que estos niños bajos con
zapatos (22, 23). una relación peso/talla elevada tienen menor
Al estar el peso en función de la talla, se han concentración grasa, además de una propor-
desarrollado numerosos índices con estos dos ción corporal diferente (mitad superior del
parámetros, tales como peso/talla, peso/talla2 cuerpo más larga y mayor capacidad torácica).
o peso/talla3. De entre todos ellos ha sido el ín- Es decir, la relación peso/talla puede sugerir
dice de masa ponderal (BMI) P/T2 (descrito ya diferentes interpretaciones para diferentes po-
por Quetelet en 1869) (24) el más utilizado y el blaciones.
que mejor correlaciona con la grasa total cor- Todo el mundo está de acuerdo en conside-
poral. Existe además una estrecha relación en- rar obeso solamente a aquellas personas que
tre el BMI y las tasas de mortalidad en las di- tienen un aumento de la masa grasa, pero el
ferentes poblaciones estudiadas, correlación diagnóstico de obesidad se sigue estableciendo
que justifica la clasificación de Garrow de la fundamentalmente a partir de medidas antro-
obesidad en función del P/T2 (25): pométricas, corrigiendo el peso por la edad,
P/T2 sexo, talla, etc.
GRADO 0 ....................... 20-24,9 La antropometría al servicio del estudio y
GRADO I........................... 25 - 29,9 diagnóstico de los problemas nutricionales
GRADO II ......................... 30-40 debe ser concebida como un test diagnóstico
GRADO III ........................ > 40 que contribuya a separar los pacientes bien nu-
tridos de aquellos que no lo están (33). Dado
Recientemente las limitaciones al empleo de que el criterio de decisión está basado en la
este índice han sido ampliamente discutidas elección de un punto de separación, esta deci-
pues, según algunos autores, no reflejaría con sión, como en cualquier otro test diagnóstico,
52 LA OBESIDAD

lleva en sí mismo aparejada la posibilidad de la ción estudiada, cuya media es una desviación
inadecuada clasificación de algún sujeto (falsos estándar (a la derecha) (+ 1SD) de la media
positivos o falsos negativos). teórica de la población de referencia, de ma-
Por otro lado, todas las variables antropo- nera que la media estandarizada de este hipo-
métricas sólo tiene sentido si son ajustadas tético ejemplo sería +1,0, debiendo tener am-
para grupos de edad, no existiendo consenso bas distribuciones, la teórica y la muestral, la
sobre la delimitación de las marcas de clase misma desviación estándar (SD = 1,00). Como
para los grupos de edad, imprecisión cronoló- se ve en la figura, existe un cierto grado de so-
gica que puede tener importantes consecuen- lapamiento entre ambas curvas y la intersec-
cias a la hora de la catalogación del estado nu- ción ocurre a la mitad de la distancia entre am-
tricional de un sujeto en función de criterios bas medias, lo que ocurre siempre que la SD
antropométricos (34). de ambas distribuciones es igual.
Finalmente, la falta de control de calidad de Por eso es importante ajustar los cálculos de
las técnicas y procedimientos usados para prevalencia en los estudios de patologías rela-
construir las tablas de referencia de las medi- cionadas con la nutrición, tanto por los falsos
das antropométricas (con o sin zapatos, vesti- positivos, tal como la OMS recomienda (37),
do o no, en decúbito o de pie, etc.), así como como por los falsos negativos, como reciente-
la falta de precisión de muchos de los aparatos mente ha propuesto Mora (36), usando como
de medición, hace aún mayor el riesgo de una criterio de decisión diagnóstica no un punto de
inadecuada clasificación (34). corte (p. ej., < P95), sino un área de decisión
La obesidad, paradigma en los países desa- (cut-off curve) tal como recomendaba Ke-
rrollados de enfermedad nutricional, es un ller (38), pues siempre es preferible comparar
buen ejemplo de las dificultades de los estudios distribuciones a comparar prevalencias crudas,
antropométricos aplicados al diagnóstico de ya que éstas siempre inducen un cierto grado
las enfermedades nutricionales. de distorsión de la realidad.
Concebida como aumento del tamaño del De esta manera es posible calcular la preva-
tejido adiposo, es una de las situaciones en las lencia estandarizada de desnutrición o de obe-
que la clásica separación entre lo normal y lo sidad a partir de:
patológico resulta más difícil de conseguir.
Es bien conocido que la mayor parte de las PS = MP - FP + FN
medidas antropométricas se distribuyen de Siendo:
manera aproximadamente gaussiana y con
una ligera desviación hacia la izquierda respec- PS: prevalencia estandarizada, definida
to a la distribución normal de la población teó- como la proporción de individuos en la pobla-
rica como referencia (35, 36). Resulta por ello ción observada que están fuera de la distribu-
inevitable un grado variable de solapamiento ción normal de la población de referencia.
entre la población normal y cualquier muestra MP: medida de la prevalencia calculada so-
poblacional estudiada. Desde esta perspectiva, bre la población observada, como la pro-
la decisión de seleccionar a un sujeto como porción de sujetos encontrados bajo un pun-
obeso va a depender del punto de corte que a to de corte de la población de referencia
priori se establezca (criterio de decisión diag- [p. ej., > percentil 95(P95)].
nóstico). Desde este momento, como con cual- FP: falsos positivos, estimados como la pro-
quier otro procedimiento diagnóstico, la pre- porción de sujetos esperados por encima del
valencia de obesidad en una población deter- punto de corte y que no son propiamente obe-
minada va a depender inevitablemente de la sos. En la Figura 5.1, para 2SD por encima de
presencia de falsos positivos y falsos negativos la media: área (c) y para 1 SD por encima de la
que toda decisión basada en criterios de pro- media: áreas (c) + (d).
babilidad (bayesiana) conlleva. FN: falsos negativos, estimados como la pro-
La Figura 5.1 muestra una hipotética distri- porción de sujetos esperados por debajo del
bución gaussiana de una determinada pobla- punto de corte de la población de referencia y
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL 53

ría al diagnóstico de obesidad es la medida de


la grasa total corporal.
Los métodos actuales de medida de la masa
total adiposa están fundamentados en los pri-
meros estudios de composición corporal sobre
cadáveres, por análisis directo del cuerpo
humano (39), así como por las determinaciones
densitométricas de la grasa corporal y del con-
tenido de agua del organismo (una explicación
detallada del fundamento de estas técnicas
puede verse en (24, 40), así como en el capítulo
de Martín en la presente obra).
Todos los métodos tiene en común el asu-
mir una subdivisión artificial del cuerpo hu-
Figura 5.1. Distribución hipotética de una población, mano en compartimentos que no tienen un ra-
comparada con una distribución observada. zonable fundamento metabólico ni anatómi-
co. Hay además una básica e importante
que sí serían realmente obesos. En la Figu- diferencia entre la grasa esencial, la estructural
ra 5.1 para 2SD: áreas (a) + (b) y para 1SD: y la grasa de depósito (que es la que nos inte-
área (b). resa sobre todo calcular en los estudios nutri-
Prevalencia estandarizada (PS) que ya no va cionales y clínicos); el problema es cómo se-
a depender del punto de decisión tomado más parar los distintos tipos de grasa.
o menos arbitrariamente (p. ej., < P3 para la
desnutrición o > P95 para la obesidad), sino
de las distancias en puntuaciones diferenciales Determinación de la grasa corporal a
típicas (z) entre la media muestral y la media partir del cálculo del volumen y de la
teórica poblacional. Aproximación ésta que densidad corporal
nos permite calcular la prevalencia ajustada,
aun sin poder calcular en la práctica los falsos
Para los efectos del cálculo de la grasa cor-
positivos o negativos reales, pues carecemos de
poral el cuerpo humano puede ser dividido ar-
tests, diagnósticos definitivos, siendo una de-
bitrariamente en dos componentes: masa grasa
cisión basada en las propiedades matemáticas
y masa libre de grasa. Conociendo la densidad
de la curva de distribución de probabilidades
de los dos componentes y la de la mezcla
normal.
(masa total corporal), podríamos calcular la
Al tener en cuenta los FP y FN, esta aproxi-
proporción de los dos componentes:
mación es más adecuada en los estudios pobla-
cionales, pero no es útil en el intento de diag- a) Cálculo del volumen corporal a partir del
nóstico de un individuo aislado, por lo que la método de inmersión. Basado en el principio
elección de un punto de decisión sigue siendo de Arquímedes fue utilizado por primera vez
necesario cuando el propósito es la investiga- por Behnke (41), habiendo sido después amplia
ción nutricional de un individuo aislado, la mente desarrollado (22, 24, 42).
educación nutricional o el screening. b) Cálculo del volumen corporal, mediante
pletismografía corporal y/o dilución del he-
//o (43, 44). Este método está basado en el hecho
CALCULO DE LA MASA TOTAL de que la medida de los cambios de presión en
ADIPOSA el interior de una cámara pletismográfica es
una función de los cambios de volumen.
Puesto que el peso total corporal puede no Tanto con un método como con otro, co-
ser una buena representación del estado clíni- nociendo el peso total, el volumen corporal y
co de obesidad, la mejor aproximación en teo- la densidad, así como la densidad estimada del
54 LA OBESIDAD

compartimento graso, es posible calcular la y, menos frecuente, en la práctica y en la in-


cantidad de grasa total corporal. vestigación clínica (22).
Una revisión sobre los distintos procedi-
mientos para el cálculo de la masa total adi-
Cálculo de la grasa corporal a posa a partir de la medida de la grasa subcutá-
partir de la medida de otros nea ha sido realizada recientemente (53, 54, 55).
componentes corporales Desde 1950 se han desarrollado más de 100
ecuaciones de predicción de la grasa corporal a
Estas técnicas implican la inyección en el or- partir de la medida de los pliegues cutáneos.
ganismo de una sustancia isotópica en una Un hecho que refleja el uso creciente de la me-
cantidad conocida, esperar un cierto tiempo dida de los pliegues cutáneos y también la es-
hasta alcanzar el equilibrio dilucional en el es- casa especificidad de la medición. La represen-
pacio corporal en estudio y efectuar la medida tatividad de la medida de los pliegues cutáneos
posterior de la concentración del isótopo en el depende al menos de tres factores: a) la com-
plasma y orina o en cualquier otro lugar cor- presibilidad del tejido medido; b) la distinta
poral que pueda ser utilizado para toma de concentración grasa del tejido adiposo a lo lar-
muestras. go del tiempo y en diferentes situaciones clíni-
Basado en este principio, se han desarrolla- cas (56), y c) la amplia variación interindivi-
do varios métodos: dual en los patrones de distribución de la grasa
subcutánea. La cuestión es: ¿cuántos pliegues
a) Determinación del agua total corpo- hay que medir para que sean representativos
ral (24, 42, 45, 55) de la grasa total adiposa?, ¿cuáles son los más
b) Cálculo de la grasa corporal a partir de la adecuados?, ¿representan a la grasa intraabdo-
determinación simultánea del agua total y de minal?, etc.
la densidad corporal (46, 47). Nosotros hemos utilizado en nuestros tra-
c) Cálculo de la masa celular total: Este mé bajos la ecuación de Lohman, 1975 (57) (dedu-
todo asume que la masa corporal libre de grasa cida en jóvenes de 12 a 16 años), una ecuación
contiene 60 mmol/kg de K en las mujeres y que predice la grasa total corporal a partir de
66 mmol/kg en los hombres (48). dos pliegues cutáneos y el peso corporal.
d) Cálculo directo de la grasa corporal ba- LBM (kg) = 0,874 • P(kg) - 0,362 (PT) -
sándose en la solubilidad en la grasa de ciertos 0,403 (PS) +3,71
gases (49), como el ciclopropano o el krip- GTC - 0,135 • P + 0,373 (PT) + 0,389 (PS)
ton (Kr-85). - 3,967
(GTC = grasa total corporal; PT = pliegue tri-
Cálculo de la masa total adiposa a cipital; PS = pliegue subescapular; LBM = lean
partir de la grasa subcutánea body mass.)
La conveniencia de incluir el peso total cor-
La existencia de una buena correlación entre poral en los estudios de predicción de la grasa
la grasa acumulada debajo de la piel y la grasa total corporal ha sido corroborada por noso-
total corporal (50, 51) junto a la vieja aspiración de tros (58).
fisiólogos y clínicos de predecir la composición Recientemente Teran et al (83) han publicado
corporal a partir de medidas antropométricas dos ecuaciones en mujeres obesas que pa-
incruentas, ha provocado el desarrollo de recen predecir con mayor precisión la grasa to-
métodos que permiten establecer ecuaciones tal corporal:
de predicción con este fin.
GTC (%) = 43,427 ln CIRC + 10,906 ln
Desde la introducción por Richter en
SKF - 0,694 FOR - 4,045 RV - 236,298
1890 (52) de la medida del pliegue cutáneo, su
GTC (%) = 42,515 ln CIRC + 11,662 ln
utilización se ha generalizado con distintos fi-
SKF - 0,653 FOR - 241,677
nes, sobre todo en los estudios epidemiológicos
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL 55

Tabla 5.2. LIMITACIONES DE LOS MÉTODOS porciona la información más válida para la
PARA MEDIR LA COMPOSICIÓN CORPORAL cuantificación de los depósitos grasos abdo-
Métodos Coste Dific. FFM %d e minales (61).
técnica grasa c) Resonancia nuclear magnética (62)'
d) Impedancia eléctrica (63, 64, 65).
Agua: 2 3 3 3 e) Espectrometría de absorción fotónica.
Deuterio 5 5 4 4
Oxígeno-18 3 3 3 3
Este método descrito en 1984 se correlacio-
Tritium na bien con los cálculos de la grasa total cor-
poral realizados con pesada hidrostática, nece-
3
Potasio 4 4 4
1
sitando una tecnología poco difundida (66).
Creatinina 2 3 2
f) Método de espectrofotometría de infrarro-
Densitometría: 3 4 5 5 jos (40). Aplicado recientemente a la medida de
Inmersión 4 3 5 5 la masa adiposa, algunos estudios han fracasa
Pletismografía
do en demostrar que tenga una mejor capaci-
Pliegues cutáneos 1 2 2 2 dad de predicción que la medida de 7 pliegues
Circunferencia brazo 1 3 2 2 cutáneos (78).
Activación neutrones 5 5 5 5 Un resumen sobre las ventajas e inconve-
3-metilhistidina 2 3 3 9 nientes de los diferentes métodos puede verse
Electricidad: 5 1 4 4 en la Tabla 5.2.
Conductividad
Impedancia 2 1 4 4

Tomografía computariza- 5 5 ? ? CRITERIOS DE OBESIDAD


da
3 ANDROIDE Y GINOIDE
Ultrasonido 3 3 3
4 3 3 3
Infrarrojos Resonancia
magnética 5 5 ?
? Ni el peso ni el cálculo de la masa total adi-
Escala ascendente del 1 al 5
posa nos permiten definir el tipo de distribu-
ción grasa.
Modificado de: Lukaski HC. Method for trie assesment of hu-
man body composition: traditional and new. Am J Clin Nutr
1987; 46:537-556. Definición de obesidad ginoide y
androide
(GTC - Grasa total corporal %); In CIRC:
logaritmo natural de la suma de cinco circun- La distribución de la grasa puede ser inves-
ferencias: antebrazo, abdomen alto y abdomen tigada de diferentes maneras, aunque no exis-
bajo, muslo y pantorrilla, en centímetros; In tan aún patrones definidos que permitan en un
SKF: logaritmo natural de la suma de los plie- caso intermedio aislado incluirlo en uno u otro
gues cutáneos a nivel de tríceps y muslo, en tipo de obesidad (67, 68).
milímetros; FOR: circunferencia del antebrazo Para Vague et al.(79) la línea que separa la
medida en centímetros; RV: volumen residual grasa masculina de la femenina pasa por el
pulmonar medido en litros. ombligo a la altura del disco L4-L5. Este autor
utiliza los siguientes criterios:
Otros métodos para la detección de 1. Relación adiposo-muscular braquial y fe-
la grasa corporal: moral medido a partir de los pliegues cutáneos
en antebrazo y muslo. A partir de ambos se
a) Ecografía(63, 64, 81) puede calcular una relación adiposomuscular
b) Tomografía computarizada. De gran uti- media. El cociente entre la relación adiposo-
lidad para la cuantificación de los depósitos de muscular braquial vs. la femoral nos da un co-
grasa interna, habiéndose comprobado que ciente adiposo-muscular braquio-femoral que
una tomografía realizada a nivel de L4-L5 pro- mide el predominio de grasa en la parte alta o
56 LA OBESIDAD

baja del cuerpo, según que sea superior o infe- do la circunferencia a nivel de la cintura el me-
rior a la unidad. jor indicador de la distribución superior de la
2. Relación entre la circunferencia en el grasa, y la circunferencia a nivel de muslo
brazo y muslo. (más incluso que la circunferencia a nivel de la
3. Relación entre el pliegue deltoideo y plie- cresta iliaca) la que mejor representa la distri-
gue retrotrocantéreo. bución grasa de la mitad inferior(1). Estos mis-
4. Relación entre las circunferencias a ni- mos autores, en un trabajo posterior (76), en-
vel de la cintura (punto medio entre la 12.a cuentran que las mujeres con obesidad ginoide
costilla y la cresta iliaca y el perímetro máxi- pierden grasa tanto de la mitad superior como
mo de las caderas (WHR) (valores medios de inferior, mientras que las mujeres obesas con
0,92 en el hombre y 0,76 en la mujer) (6). Ex- distribución superior pierden grasa fundamen-
tensamente utilizado en los estudios epide- talmente de la mitad superior.
miológicos, la relación entre las circunferen- También Mueller, en un estudio reciente(80)
cias a nivel de la cintura y de la cadera parece sobre una población mexicano-americana, y
ser el método más simple y también el que utilizando una técnica de análisis de los com-
parece tener mayor utilidad como predictor ponentes principales con dos vectores princi-
de las patologías asociadas (69). Otros métodos pales (diferentes factores de riesgo conocidos y
están basados en la medida del pliegue cutá- diferentes medidas antropométricas), llega a la
neo, bien a nivel de la región subescapular conclusión de que si bien los pliegues cutáneos
sólo (70), bien por la relación existente entre y las circunferencias están igualmente correla-
varios pliegues cutáneos de la región corporal cionadas con los factores de riesgo, el análisis
superior y la inferior (7I) . de correlación canónica sugiere una mayor in-
Existen otros procedimientos, como el ín- formación de la circunferencia a nivel de la
dice de Masa Corporal Diabetógena de Va- cintura (mayor riesgo) y de la cadera (menor
gue, el método de Aschwell (en múltiplos de riesgo). De igual manera la relación cintura ca-
SD), la relación pliegue en el brazo/muslo por dera provee información válida en mujeres
TAC, circunferencia cintura/muslo y pliegue pero no en hombres, siendo en ambos sexos de
subescapular/pliegue a media pierna, pero mayor utilidad la relación circunferencia de la
no ofrecen especiales ventajas, siendo igual- cintura/circunferencia del muslo (medida a
mente representativos de la distribución gra- 2,5 cm. por encima de la rodilla). Tiene interés
sa (72,73) señalar que en este último estudio en las mu-
La utilización sólo de la medida del pliegue jeres el índice de masa corporal (BMI) corre-
cutáneo para estudiar la distribución grasa ha lacionó tan bien como las medidas de distri-
sido cuestionada (67), pues mientras que el plie- bución corporal de la grasa, una observación
gue cutáneo correlaciona sólo con la grasa sub- que está probablemente en relación con el he-
cutánea, la relación de las circunferencias: cin- cho de que el BMI en mujeres representa tam-
tura/caderas correlaciona bien con grasa in- bién a la grasa visceral. Conviene recordar, no
traabdominal medida mediante TAC ( 7 4 ) , obstante, que la circunferencia del muslo in-
siendo probablemente la relación de la distri- cluye también la estructura esquelética y que
bución grasa intraabdominal/grasa extraabdo- la circunferencia de la cintura representa la
minal uno de los más importantes patrones de capa de grasa subcutánea, la intraabdominal y
distribución androide de la grasa y el mejor el paquete intestinal. El uso del WHR se ha ge-
predictor de las complicaciones metabóli- neralizado y, aunque representa bien la distri-
cas(75) (la importancia y significado de la grasa bución grasa desde el punto de vista poblacio-
intraabdominal será comentada más adelante). nal, no hay que olvidar la posibilidad de inter-
Estudios recientes utilizando técnicas analíti- ferencias (por ejemplo, distensión abdominal
cas de regresión múltiple y componentes prin- por ascitis u otros motivos), así como que en
cipales confirman la ventaja de las circunfe- las características antropométricas debidas al
rencias corporales sobre los pliegues cutáneos componente muscular y esquelético también
en la valoración de la distribución grasa, sien- pueden contribuir al WHR(155).
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL 57

to importantes diferencias antropométricas, tal


Medida de la grasa visceral como ha sido observado en un estudio realiza-
do por nosotros (35), contribuyendo más la grasa
La grasa visceral puede hoy ser medida con subcutánea al peso total corporal en las niñas
bastante precisión mediante tomografía com- que en los niños. Estas diferencias se man-
putarizada o resonancia nuclear magnética (81). tienen a lo largo del crecimiento (18).
El significado clínico de la grasa visceral será En humanos, en el momento del nacimiento
comentado más adelante (82). el tejido adiposo contribuye más al peso total
Mediante estas técnicas parece claro que la en las niñas que en los niños, una diferencia
grasa visceral en los hombres está moderada- antropométrica más notable si se tiene en
mente relacionada con la grasa total corporal; cuenta la tardía aparición del tejido adiposo en
en cambio, en las mujeres la grasa visceral au- el desarrollo (.35, 58, 85) intrauterino. El pliegue
menta menos cuando aumenta la grasa total cutáneo que mejor correlaciona con el peso es
corporal, habiendo comprobado numerosos el pliegue tricipital (35).
estudios que las mujeres tienen, proporcional- El peso y la masa total adiposa de los RN
mente, menos grasa visceral que los hom- puede ser parcialmente explicada por las carac-
bres (84). terísticas antropométricas de la madre, ante-
cedentes diabéticos y ganancia de peso durante
el embarazo (35), así como el número de emba-
FACTORES QUE DETERMINAN LAS razos, no contribuyendo aparentemente la an-
tropometría del padre. No obstante, cuando en
DIFERENCIAS EN LA DISTRIBUCIÓN los análisis de correlación canónica se incluyen
REGIONAL DE LA GRASA las variables del padre, la significación estadís-
tica aumenta (35).
La edad, factores genéticos y diferencias ét- A partir del momento del nacimiento tie-
nicas, probablemente la alimentación y el efec- nen lugar, junto al aumento del peso, impor-
to de las hormonas esteroideas, van a condicio- tantes modificaciones de los componentes
nar el diferente patrón de distribución grasa en corporales.
condiciones normales. Tradicionalmente se consideraba que la du-
plicación del peso del nacimiento se alcanzaba
Influencia de la edad entre los 5-6 meses de vida (75), aunque estu-
dios más recientes han comprobado que esta
Aunque los primeros lóbulos adiposos apa- duplicación tiene lugar antes, pudiendo estar
recen sobre la cara ya a las 14 semanas de vida, este hecho en relación con el tipo de alimenta-
en situaciones normales la cantidad de tejido ción (87) y con la disminución del tiempo de
adiposo en el feto es mínima hasta el final del lactancia materna (esta mayor velocidad en la
octavo mes de gestación, lo que explica en par- ganancia precoz de peso, así como la mayor
te la fragilidad de los prematuros. Es en el cur- prevalencia de obesidad en la infancia de los
so del noveno mes cuando el tejido adiposo se últimos decenios, parece estar disminuyendo
desarrolla hasta alcanzar el 17 por 100 del peso en los últimos años, al menos en Inglaterra,
corporal en el recién nacido. Tiene interés co- probablemente en relación con los programas
mentar que alrededor de las 20 semanas de de educación alimentaria)(87).
gestación el incipiente desarrollo graso del feto La contribución de los diferentes compo-
se produce preferentemente en dos regiones nentes corporales a esta duplicación del peso
que a lo largo de toda la vida van a tener una no está bien establecida, aunque se sabe que el
particular significación fisiológica y fisiopato- tejido adiposo crece muy rápidamente durante
lógica. Tales son la región dorsal alta y las nal- al menos los 8-9 meses primeros de vida para
gas. decrecer posteriormente (56).
A pesar de la tardía aparición del tejido adi- Los estudios sobre el crecimiento del tejido
poso, existen ya en el momento del nacimien- adiposo han sido hechos generalmente a través
58 LA OBESIDAD

de la medida del pliegue cutáneo (78, 79). Durante


el primer año de vida se produce un rápido
aumento de la grasa total corporal, seguido de
un descenso de la proporción de grasa total
que a los 5 años, proporcionalmente, es la mis-
ma que la del nacimiento, siendo menor la
proporción de grasa en los niños que en las ni-
ñas. A partir de los 10 años, aproximadamen-
te, la proporción de grasa en diferentes regio-
nes corporales es diferente en el hombre que
en la mujer. Esta cuestión ha sido extensamen-
te estudiada por Vague et al.(3). En el hombre
es mayor la relación adiposo-muscular/bra-
quio-femoral, la relación circunferencia del
brazo/circunferencia muslo, la relación entre
el espesor de la grasa deltoidea/grasa trocanté-
rea y la relación pliegue de la nuca/pliegue re-
trosacro.
Durante algún tiempo se consideró que el
aumento de la masa total adiposa durante los
primeros años de vida tenía lugar a expensas
fundamentalmente del número de células, en-
contrándose poca relación entre el tamaño de
las células y la edad de los niños (90, 91). No obs-
tante, Hager y Sjostróm (92), en un estudio lon-
Figura 5.2. Tamaño y número de las células adiposas a
gitudinal sobre 16 niños, y nosotros mismos en lo largo del crecimiento. (Tomada de-Soriguer Escofet
un estudio transversal sobre 86 (60), demostra- ef al. Endocrinología 1981; 28: 99-109.)
mos que el tejido adiposo durante los 7-9 pri-
meros meses de vida crece sólo a expensas del perglucemia e hiperinsulinemia discreta. En
tamaño adipocitario, permaneciendo estable el nacidos de madre diabética parece haberse de-
número de células, decreciendo el tamaño al mostrado un aumento del número de adipoci-
final del primer año de vida paralelamente al tos y los recién nacidos prematuros que han
tamaño del pliegue cutáneo, para volver a au- ganado peso rápidamente podrían tener más
mentar de manera lenta y continuada poste- riesgo de ser obesos, probablemente en rela-
riormente. A partir de las 9-12 semanas de ción con una hiperplasia adipocitaria. Existen
vida el número de células adiposas comienza a evidencias en ratas de que el número de células
aumentar (Fig. 5.2). adiposas podría verse afectado por precoces
El conocimiento de las relaciones precoces factores nutricionales, sobre todo en las pri-
entre nutrición y crecimiento del tejido adiposo meras seis semanas de vida antes del destete
es de gran interés. En efecto, el peor pronóstico (94)
, habiendo comprobado nosotros en niños la
encontrado en las obesidades del adulto que estrecha relación entre la composición de
datan ya desde la infancia ha sido relacionado ácidos grasos esenciales del tejido adiposo,
con manipulaciones alimentarias en estas procedentes exclusivamente de la dieta y la ce-
fases, las cuales provocarían una hiperplasia lularidad del tejido adiposo en el primer año
celular (93). En condiciones normales el volumen devida (56) (Figs. 5.3 y 5.4).
y número de adipocitos en el momento del Ya Brook en 1972 (90) sugería que en el de-
nacimiento no parecen estar influidos por los sarrollo del tejido adiposo habría un período
niveles plasmáticos de glucosa, ácidos grasos especialmente sensible a las influencias exóge-
libres o insulina de la madre, aunque el vo- nas, que en el hombre comprendería desde el
lumen parece aumentar en el curso de una hi- período intrauterino hasta los primeros años
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL 59

Figura 5.3. Concentración de ácidos grasos en el tejido adiposo a lo largo del crecimiento. (Tomada de Soriguer Es-
cofet et al. Endocrinología 1981; 28: 99-109.)

de vida, no habiéndose aún aclarado cuál es la de los niños en el momento del nacimiento,
señal al final del primer año de vida para que como la de los padres, parece influir poco en el
el número de células adiposas empiece a cre- desarrollo estatoponderal en niños a los 4 años
cer. de edad, siendo más importante la ingesta
Es interesante señalar que la prevalencia de nutricional (18).
obesidad infantil en los países occidentales no La velocidad de acumulo de grasa, pasado el
es la misma en todas las edades, existiendo una primer año de vida, va disminuyendo hasta
estrecha asociación entre las edades con mayor producirse un «rebote adiposo» prepuberal
prevalencia y aquellas en las que la contribu- que, cuando se adelante o se acentúa, puede
ción de la grasa corporal al peso total de los ni- convertirse en un factor de riesgo de persisten-
ños es mayor (86), habiéndose sugerido (95) que cia de obesidad ya en la edad adulta (96).
cuando el acumulo de grasa es rápido (primera Ya Gran (97) sobre 16.000 mujeres blancas
infancia, período prepuberal en niños y pube- encontró que aquellas con menarquía tempra-
ral en niñas), algunos individuos escaparían a na tienen un RR mayor (RR = 1,8) de ser obe-
los mecanismos de regulación en la formación sas en la madurez. Es oportuno recordar aquí
y acumulo de grasa, llegando a ser obesos. la estrecha relación existente entre la madura-
En nuestro medio, tanto la antropometría ción sexual y algunas estructuras corporales
60 LA OBESIDAD

Figura 5.4. Concentración de ácidos grasos en el tejido adiposo a lo largo del crecimiento. (Tomada de Soriguer Es-
cofet ef al. Endocrinología 1981; 28: 99-109.)

como la masa corporal no grasa (lean body grasos de estos alimentos o algún otro compo-
mass), el tejido adiposo y la maduración se- nente (tal como para algunos animales se ha
xual, siendo conocido que el peso necesario podido comprobar) pueda tener en la madu-
para la aparición de la menarquía es de ración sexual.
48,5 kg, tal como fue demostrado por En adultos humanos la obesidad puede ser
Frisen (98) y por nosotros en una población es- producida tanto por un aumento del tamaño
colar de Benalmádena (99) (Fig. 5.5). Por tanto, como del número de adipositos (100), habién-
más que la precocidad de la menarquía su- dose confirmado también el peor pronóstico
gerida en los estudios poblacionales, el verda- en humanos de las obesidades hiperplásicas,
dero factor de riesgo, tal como ha sido cuya frecuencia es mayor en aquellos pacientes
apuntado más arriba, sería la precocidad e in- que fueron obesos ya desde niños (90). Esta aso-
tensidad del rebote adiposo, del que el adelan- ciación entre precocidad en la aparición de la
to de la menarquía no sería más que su con- obesidad e hiperplasia adipocitaria en la vida
secuencia. adulta ha sido puesta en duda por Asch-
En la revisión del estudio de Benalmádena well (160). La teoría de la existencia de períodos
hemos podido comprobar que la ingesta de al- durante el crecimiento especialmente sensibles
gunos alimentos, como los frutos secos, podría para la hiperplasia irreversible del tejido adi-
ser un factor regulador de la aparición de la poso ante diferentes estímulos, tal como tem-
menarquía independientemente del peso (da- pranamente sugirieron Knittle y Hirsch(94), ha
tos no publicados). Queda aún por establecer encontrado soportes más recientes a partir so-
la importancia que la composición de ácidos bre todo del desarrollo de técnicas que han
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL
61

Figura 5.5. ESTUDIO DE BENALMADENA: Influencia del peso corporal en la edad de aparición de la monarquía. (Esteva de Antonio I et al., 1987; nota 99.)
62 LA OBESIDAD

permitido estudiar los preadipocitos, técnicas influencia del genotipo en la grasa corporal
que han aportado nuevas perspectivas al estu- sugieren que el coeficiente de heredabilidad es
dio del crecimiento del tejido adiposo. bajo (alrededor del 5 por 100) cuando la grasa
A lo largo del crecimiento, al igual que ocu- total corporal es expresada por el BMI o la
rría con la distribución grasa, tampoco el vo- suma de varios pliegues cutáneos, y alrededor
lumen y número de los adipocitos es igual en de un 25 por 100 si es calculada por técnicas
las diferentes regiones corporales. Mientras densitométricas, Para la relación de la grasa
que en el deltoides el volumen de los adipo- tronco-abdominal, calculada a partir de los
citos no parece ser significativamente diferen- pliegues cutáneos, el componente de la va-
te a partir de la segunda infancia ni en fun- rianza explicada por la herencia fenotípica es
ción del sexo, en la región trocantérea en la del 25-30 por 100 de la varianza total. No
mujer se produce un aumento en la época pu- existen datos aún que permitan conocer la
beral, mientras que en el hombre disminuye, proporción de varianza atribuida al factor he-
aproximándose el volumen entre ambos sexos rencia que explique la distribución intraab-
a partir de los 60 años. El número de adipo- dominal de la grasa. En estos estudios existen
citos en la región deltoidea parece aumentar a importantes diferencias individuales que son
partir de los 10 años de edad, más en la mujer significativamente influenciadas por factores
que en el hombre, una diferencia mucho más alimentarios y otros no genéticamente deter-
exacerbada en la región trocantérea, en donde minados.
el número de adipocitos en el hombre alrede- Aisladamente, la grasa subcutánea medida
dor de la pubertad puede incluso descen- por los pliegues cutáneos parece ser indepen-
der (111). diente del genotipo y está sobre todo influida
por factores alimentarios. Ante la baja in-
fluencia de la herencia en la cantidad de grasa
Factores étnicos subcutánea, Bouchard et al. sugieren que el
El significado y la interpretación de las dife- factor herencia de la masa total adiposa pueda
rencias en función de la raza está aún por ser debido a la grasa de los depósitos profun-
dilucidar (84), pues las diferencias antropomé- dos.
tricas encontradas no son suficientes para jus- Aunque, globalmente considerada, la grasa
tificar los desfavorables perfiles de riesgo en- subcutánea parece poco afectada por la heren-
contrados en algunos grupos. Así, por ejemplo, cia, aisladamente la grasa subcutánea abdomi-
los mexicanos-americanos presentan con ma- nal sí parece estar influida por el genotipo (84).
yor frecuencia una distribución central de la No obstante, los cambios nutricionales pare-
grasa (a pesar de lo cual tienen una menor fre- cen influir más sobre la grasa abdominal, de
cuencia de enfermedades cardiovasculares que manera que ésta aumenta de manera despro-
los americanos no mexicanos y menor tasa de porcionadamente rápida tras la realimentación
hipertensión arterial. La prevalencia de diabe- después de un período de restricción calóri-
tes es en cambio mayor) (151). Por el contrario, ca (24).
las personas de raza negra con distribución De mayor importancia parece la influencia
troncal de la grasa parecen tener un mayor de la herencia en la adaptación individual al
riesgo que otras poblaciones en las mismas exceso de calorías, de manera que algunos in-
circunstancias (109). dividuos, poblacionalmente considerados, ten-
drían más riesgo que otros de ganar peso.
En resumen: El efecto aditivo del genotipo
Herencia parece ser bajo para la cantidad de grasa sub-
El tipo de distribución grasa corporal, así cutánea y mayor para la grasa corporal total y
como los cambios en la composición corporal el tipo de distribución grasa. Esto sugiere que
tras manipulaciones dietéticas, parecen estar la grasa visceral quizás esté más influida por el
determinados por factores genéticos ( l l 2 , 1 1 3 ) . genotipo que la grasa subcutánea.
Los estudios de Bouchard (12) acerca de la
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL 63

Alimentación tiendo razones para pensar que las hormonas


esteroideas podrían también regular la forma-
Ya hemos hablado de la influencia que pre- ción de nuevas células adiposas (116).
coces manipulaciones alimentarias pueden te-
ner en la dotación adipocitaria del adulto. Glucocorticoides
George et al (38), en un estudio controlado
dietéticamente sobre 700 personas, parecen El efecto de los glucocorticoides sobre el te-
haber encontrado cierto grado de asociación jido adiposo se observa claramente en el sín-
entre el tipo de distribución grasa corporal y la drome de Cushing, en el que se produce una
ingesta de grasa, de manera que una ingesta redistribución superior de la grasa. Esta redis-
elevada de calorías aumenta la masa total adi- tribución es probablemente debida a un incre-
posa y cuando las elevadas calorías son ingeri- mento selectivo de la actividad lipoproteinli-
das en forma de grasa, la distribución grasa pasa (LPL) y a una disminución de la respuesta
tendería a ser troncal. lipolítica tras estímulos (116).
Recientes estudios epidemiológicos transver- En cultivos de precursores de adipocitos los
salmente realizados encuentran que el cociente glucocorticoides aumentan la actividad de la
cintura/cadera correlaciona positivamente con LPL, acelerando el proceso de diferenciación
las calorías en mujeres, inversamente con la adipocitario, un proceso que parece depender
proporción de carbohidratos, gramos de fibra de la presencia de insulina. Este efecto de los
(excepto en hombres de raza negra), actividad glucocorticoides parece estar mediado por un
física (excepto en mujeres de raza blanca). En receptor específico tanto en precursores de adi-
este estudio la relación cintura/cadera correla- pocitos como en células adiposas adultas. Exis-
cionó también positivamente con el hábito de ten importantes diferencias regionales sobre el
fumar, excepto en hombres de raza negra y efecto de los glucocorticoides en el tejido adi-
con la ingesta total de alcohol en hombres. La poso, como es bien conocido en situaciones
ingesta de cerveza estuvo consistentemente patológicas. Y este diferente efecto podría estar
asociada con el cociente, cualquiera que fuese mediado por la diferente densidad de recepto-
la raza o el sexo (l52). La asociación positiva entre res en los adipocitos. Diferentes estudios sugie-
el cociente cintura/cadera y la ingesta de al- ren que el tejido Íntraabdominal es un lugar
cohol y el tabaco, y negativa con el ejercicio especialmente sensible al efecto de los
han sido encontrada en otros estudios (153). A glucocorticoides (139), y se ha comprobado que
pesar de las numerosas asociaciones encontra- el número de receptores de corticoides es ma-
das, la debilidad estadística de alguna de ellas y yor en los depósitos de grasa intraabdominales
las numerosas excepciones obligan a interpre- que en los subcutáneos (116).
tar con cautela los resultados de estos estudios
epidemiológicos.
Gestágenos y estrógenos
Regulación hormonal El efecto de ambos sobre el tejido adiposo es
sólo parcialmente conocido. A pesar de que en
El tamaño de los adipocitos (su contenido cultivos de células ninguno de ellos tienen un
graso) es el resultado del balance lipogénesis- efecto directo sobre el adipocito, los gestágenos
lipólisis, estando sometido a una estrecha re- parecen amplificar el efecto de los glucocorti-
gulación hormonal. Las hormonas esteroideas coides. Sin embargo, in vivo existe considera-
(estrógenos, testosterona, progesterona y corti- ble evidencia de que las hormonas sexuales fe-
coides) ejercen una actividad importante sobre meninas, bien solas o combinadas, bien me-
el equilibrio lipogenético-lipolítico de los diando el efecto de los glucocorticoides,
adipositos (116), bien como lipolíticos; bien, ejercen influencia en la distribución corporal
como la progesterona, que favorece el acumulo de la grasa. Dichos efectos parecen confinados
graso en la zona femoral de la mujer, exis- específicamente a la región glúteo-femoral,
64 LA OBESIDAD

siendo responsables del aumento del tamaño ASOCIACIONES EPIDEMIOLÓGICAS


adipocitario en estas regiones en mujeres ENTRE LA DISTRIBUCIÓN GRASA Y
adolescentes (l39).
Las mujeres jóvenes tienen un mayor tama- FACTORES DE RIESGO
ño de los adipocitos en región glútea y mayor CARDIOVASCULAR
actividad LPL en la región glúteo-femoral, una
situación que se modifica en la menopausia y En estrecha asociación con lo anteriormente
que es posible restaurar con tratamiento susti- comentado, dos grandes estudios suecos han
tutivo estrogénico (55). venido a demostrar que la obesidad tronco-ab-
A pesar del indudable efecto de los estróge- dominal, medida por la relación cintura/cade-
nos y gestágenos sobre el tejido adiposo, no se ra, se asocia con mayor riesgo de morbimorta-
han encontrado receptores de manera convin- lidad cardiovascular, tanto en hombres (Estu-
cente en el tejido adiposo humano (sí se han dio de hombres nacidos en 1913) (69), como en
encontrado en otras especies), por lo que el mujeres (Estudio de Gothemburg, Suecia) (101).
efecto observado no es fácil de explicar y po- En ambos casos, la correlación entre el tipo de
dría ser realizado de manera indirecta(137), ha- distribución grasa y el riesgo de infarto de mio-
biéndose comprobado, tanto en preadipocitos cardio fue independiente y más intensa que
como en adipocitos adultos humanos, que los entre éste y el grado de obesidad medida a tra-
gestágenos compiten específicamente con los vés del índice de Quetelet (6). Otros dos grandes
glucocorticoides en los receptores de glucocor- estudios, el Estudio prospectivo de París (7I) y
ticoides (l37). el Estudio Framingham (102), han encontrado
resultados similares al analizar el tipo de distri-
bución grasa con la medida del pliegue cutá-
Andrógenos neo. Estudios realizados en otras comunidades
han encontrado también resultados similares.
La testosterona TST estimula la lipólisis en Tal es el caso del Honolulú Heart Program,
cultivos de células precursoras de adipocitos y empleando como medida antropométrica el
en adipocitos adultos y, aunque no es bien co- pliegue subescapular (70).
nocido, parece que podría tener una especifi- La importancia de la distribución central de
cidad regional, habiéndose sugerido que la la grasa como predictor de incidencias de car-
mayor actividad lipolítica encontrada en jó- diopatía isquémica parece disminuir con la
venes varones podría estar mediada por la edad, aunque en todas las edades persiste la
TST y que el acumulo de grasa intraabdomi- asociación estrecha con la mayor incidencia de
nal que se observa con la edad podría ser la muerte súbita (103). En el estudio de Gothen-
consecuencia de la disminución de los niveles burg se compararon hombres y mujeres con-
deTST (139). trolados por el tipo de distribución grasa, y
En hombres en la edad media de la vida, la desaparecieron las diferencias en la incidencia
cantidad de grasa en los depósitos intraabdo- de mortalidad cardiovascular asociadas al
minales guarda una correlación negativa con sexo. Ello sugiere que las diferencias antropo-
los niveles de TST plasmática (155). El trata- métricas asociadas a la distribución grasa po-
miento en hombres de edad media con TST drían explicar dichas diferencias.
favorece la respuesta lipolítica y disminuye la La presencia de distribución troncular de la
actividad LPL, disminuyendo la masa grasa grasa representa un RR alrededor de 2, riesgo
intraabdominal después de período prolonga- equivalente al de las hipercolesterolemias, hi-
do de tratamiento. pertensión arterial o tabaquismo.
La asociación del tipo de distribución grasa
con diferentes factores metabólicos y endocri-
nos de riesgo cardiovascular, tales como au-
mento de la relación andrógenos/estróge-
nos (l04), mayor incidencia de tolerancia anor-
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL 65

Tabla 5.3. ASOCIACIÓN ENTRE DIFERENTES una de tipo visceral, caracterizada por la acu-
CIRCUNSTANCIAS CLÍNICAS Y FACTORES mulación de grasa en la cavidad abdominal, y
DE RIESGO CON LA PRESENCIA DE OBESIDAD otra de tipo subcutánea, caracterizada por una
(ÍNDICE DE QUETELET) Y EL
acumulación preferente en dicha zona.
TIPO DE DISTRIBUCIÓN GRASA
Aunque la relación grasa intraabdominal/
2
Peso/Tall Cintura/cadera grasa abdominal subcutánea correlaciona bien
con el cociente circunferencia de la cintura ab-
Enfermedad cardiovascular 0(-) +
dominal/caderas (74), los dos índices no deben
Muerte prematura 0(-) + significar lo mismo, a juzgar por los resultados
Muerte súbita 0 +
Diabetes mellitus
de algunos estudios epidemiológicos (109).
+ +
Cáncer en la mujer + + Las observaciones epidemiológicas hasta
Hipertensión arterial + + aquí reseñadas (resumidas en la Tabla 5.3) han
Colesterol 0 + tenido su confirmación experimental en mo-
Tabaquismo - + nos en los que la extensión de la arteriosclero-
Insulina + ++ sis coronaria, experimentalmente provocada,
Triglicéridos + + fue mayor en los que tuvieron un mayor de-
Disminución de la actividad
fibrinolítica 0 +
pósito graso central (110).
Test de función hepática + +
Andrógenos (mujer) 0 +
Estrógenos + 0 EL SÍNDROME ANDROIDE
Progesterona 0 -
Cortisol + ++
Bajas por enfermedad - +
Las anteriores consideraciones han llevado a
Úlcera péptica - + Bjórntorp (154) a hablar de un síndrome androi-
Enfermedad psiquiátrica - + (mujer) de (cuya expresión clínica tradicional vendría
Uso de estimulantes - +
representada por el síndrome de ovario poli-
quístico y el síndrome de Cushing, pero que se
(13)
(Modificado de Bjórntorp) puede dar sin ambas circunstancias), que ven-
+ : asociación positiva; - : asociación negativa; 0: sin dría definido clínicamente por una distribu-
asociación.
ción abdominotroncular de la grasa, con o sin
obesidad, asociada o no a hirsutismo, pero con
mal de la glucosa, de hiperinsulinismo, una relación andrógenos/estrógenos elevada,
hipertrigliceridemia, hipertensión arterial (105), o trastornos del metabolismo hidrocarbonado y
la asociación inversa con las HDL-2(106), ha sido lipídico, una mayor incidencia de cáncer de
encontrada no sólo en adultos, sino también mama y endometrio en las mujeres, y una
en niños y adolescentes (107). morbimortalidad mayor de patología cardio-
Es interesante señalar cómo estudios recien- vascular tanto en hombres como en mujeres.
tes parecen comprobar que es la grasa visceral
(medida a nivel abdominal por TAC) la que
mejor correlaciona con los trastornos metabó- FISIOPATOLOGÍA DEL SÍNDROME
licos encontrados en la obesidad. Esta obser- ANDROIDE
vación ha llevado a Fyioka et al. (l08) a proponer
la existencia de dos tipos de obesidades:
Características del tejido adiposo
Tabla 5.4. CARACTERÍSTICAS DEL TEJIDO abdominal (Tabla 5.4)
ADIPOSO ABDOMINAL

Células adiposas epiploicas más pequeñas


(114) La masa total adiposa es el resultado del ta-
Mayor sensibilidad a los agentes lipolíticos
(117)
maño y el número de las células adiposas. Es
(118)
Disminuida acción antipolítica de la insulina
(119)
conocido que las células adiposas del tejido
Mayor número de receptores corticoideos epiploico son más pequeñas que las del tejido
(121)
Mayor actividad aromatasa (?)
subcutáneo. En general, el tamaño de las célu-
66 LA OBESIDAD

las adiposas suele seguir el siguiente orden: glú- den en las células del estroma del tejido adi-
teo > preperitoneal > abdominal > mesen- poso y no propiamente en el adipoci-
terio > tríceps > epiplón ( l l 4 ) , siendo en la to (123, 124, 125)
mujer las células de la nalga y región trocanté- La actividad aromatasa, mediada por un
rea más grandes que en cualquier otra parte complejo enzimático perteneciente a la familia
del cuerpo y más grandes y numerosas que en de los citocromos P-450 (126), es estimulada por el
el hombre (ll5) . AMPc y sus análogos, así como por aquellas
Es conveniente resaltar que los depósitos hormonas que activan el AMPc, como el
adiposos que movilizan los ácidos grasos hacia ACTH, glucocorticoides, catecolaminas. En
la vena porta (grasa portal) tienen una mayor cambio, se halla inhibida por diferentes facto-
sensibilidad a los agentes lipolíticos que los res de crecimiento, como el factor de creci-
subcutáneos (117), una sensibilidad disminuida miento epidermal, el factor de crecimiento de
a la acción antilipolítica de la insulina (118). Por fibroblastos y el factor de crecimiento
otro lado, las células adiposas intraabdomi- plaquetario (l25). Simpson (125) ha sugerido un
nales tienen mayor cantidad de receptores cor- esquema de la regulación múltiple de la acti-
ticoideos que el resto (119), y el tejido adiposo vidad aromatasa.
intrabdominal de los hombres una mayor res- Numerosos autores han encontrado una co-
puesta lipolítica a los estímulos betadrenérgi- rrelación entre la actividad aromatasa y el peso
cos que el de las mujeres (156). corporal (121) , estando elevada en las obesidades
mórbidas tanto la tasa de aromatización de A4
El tejido adiposo como fuente de a E1 como de TST a E2, y aunque se han
conversión de andrógenos en encontrado, in vitro, similares niveles de acti-
vidad aromatasa en la grasa abdominal, frente
estrógenos a la del resto del cuerpo(127), estudios recientes
sugieren que la mayor actividad androgénica
La elevación de la tasa de producción de asociada con el tipo de distribución grasa(128)
estradiol (E2) y estrona (E1) es uno de los ha- podría estar mediada por una mayor actividad
llazgos más constantes en las obesidades en la producción de estrógenos(l54). Otros es-
humanas (l57). tudios parecen, por el contrario, sugerir que,
Numerosos grupos han encontrado que la en mujeres, la actividad aromatasa está signi-
fuente de esta elevada tasa de producción de ficativamente aumentada en las obesidades gi-
estrógenos está en la aromatización en el tejido noides y que en las de distribución troncular es
adiposo de los andrógenos a estrógenos. muy parecida a las mujeres no obesas. En las
En la mujer postmenopáusica la mayor parte obesidades tronculares, la producción de E, a
de la estrona (E1) procede de la aromati- partir de A4 es elevada, por la mayor cantidad
zación periférica de la androstendiona (A4) de tejido graso; en cambio, en las obesidades
habiéndose demostrado cómo el tejido adipo- ginoides la producción de E1, es superior a las
so in vitro puede aromatizar andrógenos mujeres normales y a las obesas tronculares,
(120, 121)
, mientras que el tejido adiposo puede tanto por una mayor cantidad de sustrato
también aromatizar la testosterona a estradiol como por una mayor capacidad de aromatiza-
(E2) (122). Se ha encontrado en el tejido adiposo la ción (157)
enzima 17-beta-hidroxiesteroide-oxidorre- En la Tabla 5.5 se recogen algunos aconte-
ductasa, responsable de la intercon-versión cimientos en los que se relacionan los andró-
de androstendiona a testosterona y de E1 a genos con el tipo de distribución grasa.
E 2 ( l 2 6 ) , así como 5-alfa reductasa que trans- Las mujeres con obesidad abdominotroncu-
formaría la androstendiona y testosterona en lar tienen niveles plasmáticos más elevados de
dehidrotestosterona (121). E2 libre, debido a la menor concentración de
Tanto la actividad aromatasa, como la 17- SHBG (sexual hormone binding proteiri) que
beta-hidroxiesteroide-oxidorreductasa y pro- presentan. Por otro lado, aunque las concen-
bablemente también la 5-alfa-reductasa resi- traciones de E1 son similares en ambos tipos de
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL 67

Tabla 5.5. CIRCUNSTANCIAS RELACIONADAS En la mujer con distribución superior de la


CON LAS HORMONAS SEXUALES grasa es más frecuente la presencia de hirsutis-
QUE SE ACOMPAÑAN DE UN AUMENTO mo y trastornos menstruales, probablemente
DE LA GRASA EN LA MITAD
en relación con el peculiar perfil endocrino
SUPERIOR DEL CUERPO
caracterizado por elevados niveles en plasma
LA APARICIÓN DE LA OBESIDAD EN VARONES EL de testosterona libre y bajos niveles de
TRATAMIENTO CON TST EN VARONES HIPO-
(145)
SHBG (104, 105)
GON ADALES
Los niveles de SHBG reflejan los cambios en
EL TRATAMIENTO CON TST EN MUJERES TRAN- relación de AA/EE, siendo muy sensible a las
SEXUALES modificaciones en el balance androgénico (140).
(Por el contrario el tratamiento con EE en mujeres
aumenta el número de adipocitos en el muslo)
(146) Las mujeres con obesidad superior tienen me-
(147) nor cantidad de SHBG que las obesidades gi-
EN MUJERES CON SOP
(Por el contrario, las mujeres con predominio glúteo-fe- noides, como ha sido comentado (157, 159).
moral tienen un aumento de los EE)
(148)
Los AA pueden también producir hipertro-
LOS AA ↑↑ Y LOS EE ↓↓ EN ADIPOCITOS LA fia en las fibras musculares (141). Es probable
LPL
(149)
que tanto los bajos niveles de SHBG como el
aumentado número de fibras musculares Ilb
obesidad, la excreción urinaria de E, es mayor sean signos de hiperandrogenicidad. En algu-
en las mujeres con distribución ginoide de la nos estudios los niveles de SHBG y el incre-
grasa, lo que sugiere que la tasa de producción mento de fibras musculares Ilb, pueden par-
está aumentada en este grupo de mujeres (157). cialmente explicar los incrementados valores
En hombres obesos los niveles plasmáticos de glucosa e insulina en respuesta a una sobre-
de TST y A4 están bajos, a pesar de que la tasa carga de glucosa en mujeres obesas de predo-
de producción de TST parece normal, debido minio abdominal (142).
al mayor aclaramiento de TST y A4 encontrado En resumen, las mujeres con obesidad ab-
en los hombres obesos. dominotroncular se asocian con elevados ni-
En mujeres obesas la tasa de producción de veles de andrógenos plasmáticos, TS y EE li-
numerosos andrógenos está elevada, a pesar de bres y niveles bajos de SHBG. Por el contrario,
lo cual los niveles plasmáticos de la mayoría de las obesidades femoroglúteas se acompañan de
los andrógenos son normales o sólo ligeramen- un incremento de la aromatización de A4 a Ei
te elevados en las obesidades severas, lo que se y niveles elevados de Ej.
explica por el elevado aclaramiento, tanto de Numerosos estudios epidemiológicos han
los andrógenos que se unen a la SHBG (TST, encontrado una mayor incidencia de cáncer de
dehidrotestosterona, androstenediol), como de colon y de próstata en el hombre obeso, y de
aquellos que no se unen, como la androstene- endometrio y ovario en las mujeres obesas,
diona (157). siendo la distribución de la grasa un factor de
Aunque los niveles plasmáticos de andróge- riesgo independiente del grado de obesidad en
nos son normales o ligeramente elevados en las la aparición de cáncer de endometrio (129) y
mujeres obesas, aquellas con distribución su- probablemente de mama (150). Las relaciones
perior de la grasa tienen mayores niveles de entre esta mayor prevalencia y la mayor capa-
TST libre y de TST total (157), aunque otros au- cidad transformadora de AA a EE están aún
tores no encuentran estos resultados (159). Los por establecer definitivamente (158).
niveles de DHEA, A4 y dehidrotestosterona
(DHT) no parecen ser diferentes entre los dos
tipos de obesidades. Distribución grasa y metabolismo
En las obesidades tronculares se ha encon- hidrocarbonado
trado una mayor tasa de aclaramiento meta-
bólico para la TST y DHT, así como una ma- Es bien conocida la asociación entre obesi-
yor tasa de producción. dad e hiperinsulinemia. Estudios recientes han
68 LA OBESIDAD

Tabla 5.6. METABOLISMO HIDROCARBONADO tolerancia anormal de la glucosa mediada por


Y DISTRIBUCIÓN GRASA la insulina (105, 142), aunque su importancia en
A) Trastornos relacionados con el sobrepeso:
dicha tolerancia está aún por determinar.
Existe abundante evidencia del efecto que
↑↑ De la secreción de IRI los andrógenos pueden mediar en la
↓↓Sensibilidad hepática y periférica a la IRI insulinorresistencia (143), probablemente a tra-
B) Trastornos relacionados con la distribución vés de cambios en la morfología muscular (141).
superior: Las relaciones de causalidad de estas asocia-
ciones son, sin embargo, difíciles de establecer,
↓↓ Extracción hepática de IRI
pues también la insulina estimula la produc-
↓↓↓ Sensibilidad hepática y periférica a la IRI
ción de andrógenos en el ovario (144). Se ha de-
(Menor actividad de la glicógeno
mostrado la existencia de receptores de insuli-
I en biopsias musculares) (receptor)
na en el ovario, así como la presencia de insu-
↓↓↓ De la respuesta periférica a la IRI lina en el líquido folicular. Elevados niveles
(postreceptor)
permanentes de insulina estimularían los re-
ceptores de insulina en el ovario y probable-
mente también los del IGF-1, potenciando el
encontrado, como ya se ha dicho, una estrecha efecto estimulador de la FSH/LH. La hiperes-
asociación entre el tipo de distribución grasa timulación ovárica continuada produciría
(superior) y la hiperinsulinemia, tanto en adul-
tos (7, 9, 107) como en niños y adolescentes (107). Las
mujeres obesas con distribución ginoide de la Tabla 5.7. CARACTERÍSTICAS
grasa presentan hiperinsulinemia, hipertensión DE LAS DISTINTAS FIBRAS MUSCULARES
arterial e hipertrigliceridemia como únicas EN HUMANOS
complicaciones añadidas a la obesidad. Las TIPO 1: Alta capacidad oxidativa
mujeres con obesidad troncular presentan una
(Fibras de contrac- Alta concentración de
hiperinsulinemia más marcada, así como una ción lenta Fibra mioglobina
mayor frecuencia de trastornos del metabolis- Roja) Alta capacidad de insulín bin-
mo hidrocarbonado y diabetes, asociado a una ding
mayor actividad lipolítica y a las anomalías en Alta sensibilidad a la insulina
la regulación del metabolismo esteroideo arri- Mayor captación basal de
ba comentadas (l55). glucosa
Menor distancia de difusión
Esta hiperinsulinemia de la obesidad tron- capilar
cular parece estar más asociada con una dis- Importantes en el ejercicio de
minución del aclaramiento hepático de insuli- resistencia (p. ej., Maratón )
na, que con una secreción aumentada de la TIPO II: lla Contiene tanto fibras oxi-
misma (130). Algunos estudios sugieren que una dativas como glicolíticas
mayor producción de ácidos grasos libres pro- (Fibras de contrac- llb Baja sensibilidad a la
cedente del tejido adiposo esplácnico (tejido ción rápida Fibra insulina
altamente lipolítico como ha sido comentado) Blanca) Menor captación basal de
podría inhibir la captación hepática de insuli- glucosa
na y aumentar la resistencia periférica a la ac- Mayor sensibilidad (capta-
ción de glucosa en la
ción de la insulina (13I) , siguiendo el conocido
contracción)
ciclo de la glucosa-ácidos grasos ya descrito por Alta capacidad glicolítica
Randle (132) y posteriormente confirmado por Mayor distancia de difusión
otros(l33) , provocando la insulinorresistencia, la capilar
esteatosis hepática y la hipertrigliceridemia Importantes en el esfuerzo
encontrada en la obesidad androide. rápido de tensión (p.
sprinters, levantadores
Existe una asociación entre la mayor activi- de peso)
dad androgénica ya comentada y el grado de
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL 69

Tabla 5.8. ASOCIACIÓN ENTRE EL HÁBITO DE El tejido muscular en el síndrome


FUMAR Y EL COCIENTE CINTURA CADERA androide
No bebedores (R2 =0,22) Bebedores (R2=0,23)
Las características de las distintas fibras
Variables β SEE(β) P β SEE(β) P musculares en humanos pueden verse en la
Independ.
Tabla 5.7.
Edad (años) 0,0002 0,0001 0,2073 0,0002 0,0001 0,1400
El tejido corporal no graso (lean body mass:
BMI 0,1582 0,011 0,0001 0,1590 0,011 0,0001 LBM) está también aumentado en la obesi-
Actividad
física
dad (135) , siendo la mayor parte de este com-
- 0,0074 0,002 0,0014 0,0077 0,002 0,0008 partimento corporal tejido muscular. Las pa-
FUMAR:
cientes con distribución abdominotroncular
Habitualm. en la grasa tienen mayor cantidad de LBM
vs. nunca 0,0151 0,005 0,0059 0,0128 0,005 0,0203 que las de tipo ginoide (l19) y disponen de me-
Anteriorm.
vs. nunca
nos cantidad de fibras del tipo I y mayor del
0,0045 0,003 0,1747 0,0033 0,003 0,3215
Alcohol tipo Ilb. Esta distribución de fibras es típica-
— — — 0,0027 0,001 0,0110
mente masculina, habiéndose encontrado esta
Troisi ef al. Amer J Clin Nutr 1991; 53:104-111. proporción de fibras, según la distribución
grasa, también en hombres (119). Este distinto
hipertecosis o poliquistosis e hiperandrogenis- patrón de distribución de fibras musculares es
mo (144). también observado en la enfermedad de Cus-
Por otro lado, la importancia que esta hi- hing y en el curso del tratamiento con corti-
perinsulinemia pueda tener en la mayor fre- coides, lo cual sugiere que esta distribución de
cuencia de hipertensión arterial encontrada fibras musculares (ll6, 155, 156)
pueda ser mediada por los
en estos pacientes es en estos momentos suje- esteroides .
to de numerosos estudios (134) Es interesante, por último, señalar cómo los
Estas relaciones quedan sumarizadas en la pacientes con distribución troncular de la gra-
Tabla 5.6 y en la Fig. 5.6. sa presentan un tejido muscular con menor

Figura 5.6.
70 LA OBESIDAD

sensibilidad a la acción de la insulina, corre- disminuye, lo que sugiere una mayor utiliza-
lacionando directamente las concentraciones ción de las reservas energéticas (155). Por el con-
de insulina y péptido C plasmáticos con el trario, en el hombre, la mayor masa muscular
contenido de fibras musculares de contrac- y la mayor demanda energética (p. ej., ante
ción rápida, predominantes en el síndrome ejercicios vigorosos) podrán verse ayudadas
androide, tal como ha sido comentado, y ne- por la mayor actividad lipolítica de la grasa ab-
gativamente con la capilarización del tejido dominal, que se encargaría de regular la ex-
muscular (119, 136). tracción hepática de insulina a través de la li-
Tanto el tejido adiposo como el músculo po- beración de los FFA.
drían contribuir a la insulinorresistencia de la
obesidad androide, a través de un balance de-
sequilibrado entre la producción y el aclara- Distribución grasa corporal
miento de ácidos grasos libres a partir de un te- y factores sociales y psicológicos
jido adiposo altamente lipolítico, que provo- asociados
caría una disminución del aclaramiento
hepático de insulina y una insulinorresistencia Tanto en mujeres como en hombres con dis-
periférica. Una situación inversa a la que se tribución abdominotroncular de la grasa son
produciría en la obesidad ginoide, porque las más frecuentes el hábito de fumar y el consu-
células adiposas fémoro-glúteas, predominan- mo de alcohol, así como la existencia de estrés,
tes en este tipo de obesidad, tendrían una me- ansiedad y depresión (69, 101). (Tabla 5.8). Es
nor capacidad de movilización de los ácidos bien conocido que estas situaciones se acom-
grasos libres y sus músculos estriados estarían pañan de trastornos en la regulación del eje hi-
más capacitados para oxidarlos. potálamo-hipófiso-gonadal y adrenal y que los
Finalmente, tanto en jóvenes como en adul- esteroides suprarrenales pueden también faci-
tos y ancianos parece haberse comprobado que litar algunos de los signos anteriormente des-
el ejercicio continuado de entrenamiento dis- critos, sin que se pueda establecer en este mo-
minuye la proporción de grasa abdominotron- mento una clara relación de causalidad entre
cular. Esta preferente pérdida de grasa podría ellos (155). También se sabe que un consumo
tener efectos beneficiosos en el control de los excesivo de alcohol en la mujer aumenta el
factores de riesgo asociados y haría del ejerci- WHR (y disminuye la SHBG), quizás como
cio un método de intervención preferente de resultado de la hiperactividad del eje hipotála-
los factores de riesgo asociados al tipo de dis- mo-hipófiso-suprarrenal secundario a la inges-
tribución grasa (154). ta continuada de alcohol.
Desde el punto de vista teleológico, en las
mujeres con obesidades de distribución ginoi-
de de la grasa se produciría un acumulo exce- BIBLIOGRAFÍA
sivo de un tejido adiposo funcionalmente nor-
mal, pero con un balance positivo de energía. 1. Johston FE, Wadder TKA, Stunkard AY,
Una exageración de un proceso fisiológico que Peña M, Wang J, Pierson RN, Van Itallie TV.
originariamente podría tener la función de Body fat disposition in adult obese women. I
acumular una energía que puede ser necesaria Patterns of fat distribution. Amer J Clin Nutr
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durante el embarazo y la lactancia (137). Es in- 2. Garn Sm. Relative fat patterning: an indivi
teresante señalar a este respecto que la activi- dual characteristic. Human Biol 1955; 27: 75-
89.
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76 LA OBESIDAD

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283-89.
6
El niño obeso
J. P. López Siguero

OBESIDAD INFANTIL. susceptibilidad del huésped, que le llevan a in-


INTRODUCCIÓN crementar la ingesta alimentaria y a disminuir
el gasto energético (5).
La obesidad infantil es un problema de sa- Recogemos en esta monografía datos re-
lud importante, con implicaciones graves a lar- cientes, tanto longitudinales como transver-
go plazo. Se considera como factor de riesgo de sales de población española (Aragón y Nava-
obesidad del adulto (fenómeno de arrastre), es rra), de patrones de normalidad en cuanto a
un factor conocido que contribuye a enferme- parámetros referenciales que puedan servir
dades que van desde la hiperlipemia y arterios- como herramientas de ayuda en el diagnósti-
clerósis hasta la osteoartritis. co de obesidad infantil (6, 7). Tablas 6.1 y 6.2 y
Aunque la obesidad infantil se ha conside- Figuras 6.1-6.6.
rado una enfermedad benigna, con tan solo el Estudios comparativos de estos estándares
riesgo de obesidad en el adulto, es la causa con otros, tanto españoles (Bilbao), como
más frecuente de hipertensión en la infan- otros ampliamente utilizados extranjeros
cia (1) , y es causa de varios problemas psicoló- (Londres), muestran que son prácticamente
gicos, como pérdida de confianza en sí mismo equivalentes, con diferencias de muestreo, año
y autoevaluación negativa tanto psíquica de realización, medidas de grasa (índice de
como física. Quetelet, pliegues cutáneos, otras relaciones
La obesidad infantil es la enfermedad nutri- peso/talla) (8).
cional más prevalente en países desarrollados,
oscilando entre el 5 y 25 por 100, según datos
en USA, y entre un 4 y un 10 por 100 en Espa- Historia natural de la obesidad
ña(2,3) , dependiendo de la edad, sexo y varia-
ciones geográficas. Además hay datos que con- Hay una relación directa entre el peso del re-
firman que la prevalencia de obesidad está cién nacido con la edad gestacional y con el
aumentando en los últimos años, con incre- peso materno. Algunos niveles de hormonas
mentos inquietantes (4). maternas (insulina, lactógeno placentario) se
La prevalencia de obesidad está relacionada correlacionan con niveles de ácidos grasos neo-
con variables familiares, incluyendo obesidad natales.
de los padres, edad, tamaño de la familia y es- Después de los 6 meses, la prevalencia de
tado socioeconómico. También está asociada obesidad disminuye gradualmente hasta ni-
con factores individuales, que aumentan la veles parecidos a los observados al inicio de la
77
78 LA OBESIDAD

Tabla 6.1. DESVIACIÓN ESTÁNDAR Y PERCENTILES TEÓRICOS PESO-TALLA EN NIÑOS


NAVARROS SEGÚN SEXO
TALLA Nº casos Desviación P3 P10 P25 P50 P75 P90 P97
estándar

V H V H V H V H V H V H V H V H V H
100 35 41 1,32 1,49 14,3 13,9 15,0 14,7 15,7 15,6 16,6 16,5 17,5 17,6 18,3 18,6 19,2 19,6
105 99 92 1,64 1,74 15,5 15,2 16,4 16.1 17,3 17,1 18,3 18,2 19,4 19,4 20,5 20,6 21,6 21,8
110 15 142 2,09 2,09 16,7 16.4 17,7 17,4 18,7 18,5 20,0 19,8 21,3 21,2 22,6 22,5 23,9 23,9
115 15 129 2.38 2,50 18,2 17,9 19.4 19,1 20,7 20,4 22,2 21,9 23,8 23,5 25,3 25,1 26,9 26,7
120 19 174 2,69 3,13 19,7 19,3 21,0 20,8 22,4 22,4 24,1 24,3 25,8 26,3 27,6 28,4 29,4 30,5
125 21 152 2,70 3,17 22.2 21,8 23,5 23,3 25,0 24,9 26,7 26,9 28,6 29,0 30,3 31,0 32,2 33,2
130 23 162 3,73 4,03 23,8 23.2 25,6 25,1 27,5 27,2 29,9 29,6 32,4 32,4 34,9 35,0 37,5 37,9
135 24 184 4,09 4,73 26,0 25,8 28,0 28,0 30,2 30,4 32,7 33,3 35,7 36,5 38,3 39,6 41,2 42,9
140 28 203 4,71 5,24 28,4 27,9 30,7 30,3 33,1 33,0 36,0 36,3 39,2 39,8 42,3 43,4 45,6 47,1
145 25 186 5,45 5,44 31,6 31.5 34,2 34.1 37,0 37.0 40,4 40.4 44,1 44,2 47,8 47.9 51,7 51,9
150 19 260 6,25 6,50 34,6 36,5 37,5 39,5 40,6 42,9 44,4 47,0 48,6 51,4 52,7 55,8 57,0 60,5
155 18 352 6,53 6,53 38,1 39,5 41,2 42,6 44,5 46,1 48,6 50,3 53,1 54,8 57,4 59,3 62,1 64,1
160 20 324 7,75 6,88 41,2 42,9 44,7 46,2 48,5 49,9 53,2 54,2 58,2 59,0 63,3 63,7 68,6 68,7
165 26 153 7,49 6,63 46,6 45.7 50,2 49,0 54,0 52,5 58,6 56.8 63,7 61,3 68,6 65,8 73,7 70,5
170 26 46 8,15 7,13 50,4 49,5 54,2 53,0 58.4 56,8 63,4 61,3 68,8 66.2 74,2 71,8 79,8 76,0
175 16 8,26 54,1 58,1 62,4 67,6 73,2 78,7 84,5
180 63 7,73 59,3 63,0 67,1 71,9 77,0 82,0 87,2
185 11 6.85 61,4 64,9 68,7 73,1 77,8 82,3 87,0

V = Varones.
H= Hembras.

Tabla 6.2. DESVIACIÓN ESTÁNDAR Y PERCENTILES TEÓRICOS ÍNDICE DE QUETELET-EDAD EN


NIÑOS NAVARROS, SEGÚN SEXO

Desviación
EDAD N, casos P3 P10 P25 P50 P75 P90 P97
estándar
V H V H V H V H V H V H V H V H V H
4,5 154 107 1,27 1,44 13,78 13,34 14,44 14,09 15,13 14,88 15,95 15,81 16,80 16,80 17,62 17,75 18,46 18,74
5,5 184 190 1,78 1,72 13,23 13,07 14,0 13,88 14,98 14,76 16,06 15,80 17,21 16,90 18,32 17,97 19,48 19,09
6.5 183 163 1,64 1,62 13,31 13,08 14,12 13,87 15,00 14,72 16,03 15,73 17,13 16,80 18,20 17,83 19,31 18,91
7,5 214 144 1.67 1,78 13,41 13,59 14,24 14,46 15,13 15,41 16,18 16,54 17,31 17,74 18,40 18,91 19,53 20,13
8,5 232 200 1,97 2,24 13,43 13,31 14,3 14,35 15,42 15,49 16,65 16,86 17,99 18,35 19,28 19,81 20,65 21,35
9,5 262 199 2,13 2,46 13,74 13,33 14,77 14,46 15,89 15,71 17,23 17,21 18,69 18,86 20,11 20,48 21,61 22,22
10,5 249 204 2,32 2,67 14,03 13,73 15,12 14,95 16,32 16,31 17,76 17,95 19,33 19,75 20,87 21,54 22,50 23,46
11,5 298 258 2,60 2,36 14,30 14,33 15,5 15,46 16,82 16,70 18,41 18,19 21,15 19,81 21,86 21,40 23,69 23,09
12,5 259 211 2,68 2,86 14,77 14,81 16,00 16,14 17,35 17,62 18,99 19,41 20,78 21,38 22,54 23,33 24,42 25,43
13.5 247 195 2,77 2,74 14,82 15,29 16,10 16,60 17,51 18,04 19,22 19,79 21,10 21,70 22,95 23,59 24,93 25,60
14,5 229 193 2,82 2,56 15,56 16,03 16,83 17,26 18,23 18,60 19,91 20,21 21,75 21,96 23,55 23,68 25,47 25,49
15.5 263 189 2,79 2,51 16,31 16,66 17,60 17,88 19,01 19,21 20,71 20,80 22,56 22,52 24,38 24,19 26,31 25,96
16,5 260 186 2,59 2,23 17,26 17,25 18,50 18,36 19,85 19.56 21,45 20,98 23,19 22,50 24,88 23,98 26,66 25,52
17.5 186 170 2,42 2,23 18,06 17,49 19,24 18,59 20,52 19,78 22,04 21,18 23,67 22,69 25,24 24,14 26,90 25,66

V - Varones.
H = Hembras.
EL NIÑO OBESO 79

Peso kg.
NIÑOS. 0-8 años

Figura 6.1. Estándares longitudinales de niños normales de Aragón (0-8 años).


(Cit. núm. 6) (Reproducida con permiso de los autores.)
80 LA OBESIDAD

Pliegue subescapular. mm. NIÑOS. 0-8 años

Años
Figura 6.2. Estándares longitudinales de niños normales de Aragón (0-8 años).
(Cit. núm. 6) (Reproducida con permiso de los autores.)

Figura 6.3. Estándares longitudinales de niños normales de Aragón (0-8 años).


(Cit. núm. 6) (Reproducida con permiso de los autores.)
EL NIÑO OBESO 81

Peso kg.
NIÑAS. 0 - 8 años

Figura 6.4. Estándares longitudinales de niños normales de Aragón (0-8 años).


(Cit. núm. 6) (Reproducida con permiso de los autores.)
82 LA OBESIDAD

Pliegue subescapular. mm. NINAS.

Figura 6.5. Estándares longitudinales de niños normales de Aragón (0-8 años).


(Cit. núm. 6) (Reproducida con permiso de los autores.)

Figura 6.6. Estándares longitudinales de niños normales de Aragón (0-8 años).


(Cit. núm. 6) (Reproducida con permiso de los autores.)
EL NIÑO OBESO 83

edad escolar. A partir de los 6 años se observa P/T2 . P50 (del peso según edad) .100%
un aumento estable de la prevalencia hasta la P50 de la talla según edad
pubertad, mucho más marcado en niñas (9).
Cuanto más temprano es el comienzo de la De manera simple, la obesidad puede medir-
obesidad en la infancia, mayor es la posibili- se fundamentalmente de tres maneras: de visu,
dad de resolución espontánea. Al contrario, la midiendo la relación P/T o midiendo los plie-
obesidad de comienzo tardío tiene alto riesgo gues cutáneos.
de persistencia. Los pliegues cutáneos, además de poca re-
Aunque sólo 1/3 de los adultos obesos lo productibilidad, tienen el problema de una es-
fueron en la infancia, aquellos cuyo sobre- casa correlación con la grasa corporal interna,
peso fue superior a 160 por 100, entre prefiriéndose la relación P/T.
1/2 a 3/4 eran obesos en la infancia (10), luego el El IMC no debería usarse en la infancia
incremento en la severidad puede aumentar el como parámetro diagnóstico de obesidad, de-
riesgo de persistencia. Aproximadamente el 80 bido a su asociación dependiente de la edad
por 100 de los adolescentes obesos serán con la estatura y a su varianza creciente con la
adultos obesos (11). edad, incluso tras una transformación
La remisión ocurre en aproximadamente el logarítmica (15). Rolland-Cachera ha demostra-
50 por 100 de los niños con sobrepeso entre el do que puede emplearse una transformación
120 y 155 por 100, en un 27 por 100 de los que más compleja para elaborar los centiles del
tenían entre 155 y 183 por 100 y ninguno con IMC en los distintos rangos de edad (16).
sobrepeso superior al 183 por 100 (12).
Rolland-Cachera et al. han establecido los
ciclos de adiposidad infantil: hasta los 6-7 me- Clasificación
ses (25 por 100 de grasa), con caída después,
nuevo rebote a los 5-6 años y después en Prácticamente todos los niños que consultan
pubertad (13). por obesidad pertenecen a lo que podíamos
llamar obesidad exógena o simple. Dependien-
do del mecanismo de selección de los pacien-
tes, el porcentaje de pacientes de la llamada
DEFINICIÓN. DIAGNÓSTICO obesidad patológica puede variar, aunque casi
en ningún caso supera el 10 por 100 del total.
La obesidad es un exceso de grasa corporal. Someramente vamos a repasar las causas
Hay una gran dificultad en medir esta grasa, más frecuentes desde el punto de vista etioló-
en encontrar patrones de normalidad de la po- gico, aunque podríamos establecer otro tipo de
blación de referencia y en definir los niveles de clasificación en relación con la distribución de
corte a partir de los cuales sobrevienen los fac- la grasa, el porcentaje de sobrepeso (mórbida o
tores de riesgo. no), etc.
Los dos métodos más comúnmente utiliza-
dos para definir la obesidad infantil son las re-
laciones peso/talla y la medición de pliegues OBESIDAD PATOLÓGICA (Tabla 6.3)
cutáneos.
La grasa subcutánea es aproximadamente el Causas endocrinológicas
50 por 100 de la grasa total, y su medida a tra-
vés de los pliegues cutáneos es una buena apro-
ximación a la medida de los almacenes grasos
Hipotiroidismo
corporales. El principal problema es la escasa Causada fundamentalmente por disminu-
reproductibilidad. ción del gasto energético, con depósito de grasa
Dado que el índice de masa corporal (IMC = y tejido mixedematoso. Fácil de diagnosticar,
P/T2) varía con la edad, se prefiere utilizar el % especialmente por talla y por velocidad de cre-
delIMC (14): cimiento baja.
84 LA OBESIDAD

Tabla 6.3. ETIOLOGÍA DE LA OBESIDAD etc., se observa polifagia y obesidad (alteración


PATOLÓGICA del núcleo ventro-medial hipotalámico).
1. Causas Endocrinológicas:

a) Hipotiroidismo.
Pseudohipoparatiroidismo (Síndrome de
b) Déficit de GH. Albright)
c) Síndrome de Cushing.
d) Craneofaringioma. Situación rara en Pediatría, fácil de diagnos-
e) Hipotalámicas. ticar, que cursa un fenotipo peculiar e hipopa-
f) Pseudohipoparatiroidismo. ratiroidismo por resistencia a PTH.
g) Hipogonadismo.
h) Síndrome de Mauriac.
Hipogonadismo
2. Síndromes/Cromosomopatías:
a) Anomalías cromosómicas. Especialmente marcado en edad puberal
b) Otras. (teórica), con acumulo graso (en niños) en ab-
3. Disminución de la actividad física. domen y caderas, además de aumento del seg-
4. Farmacológica. mento inferior.

Síndrome de Mauriac
En niños con diabetes mellitus tipo I, con
Déficit de hormona de crecimiento hipoinsulinemia o resistencia insulínica, hepa-
tomegalia, hiperlipemia, disminución de la ve-
Depósito de grasa peculiar, localizado sobre locidad de crecimiento y retraso puberal.
todo en abdomen, con fenotipo peculiar (facies
pequeña, redondeada, micrognatia, voz fina,
micropene, etc.) Al igual que en el hipotiroi- Sindrómica/Cromosómica
dismo, cursa con talla y velocidad de creci-
miento disminuida. Anomalías cromosómicas
Síndrome de Down, Síndrome de Klinefel-
Síndrome de Cushing ter. El Síndrome de Prader-Willi (hipotonía,
retraso mental, hipogonadismo, obesidad, fa-
Raro en la infancia. En el lactante es fre- cies peculiar, manos y pies pequeños, etc.) se
cuente la presencia de un tumor con exceso de podría incluir dentro de las anomalías cromo-
glucocorticoides y andrógenos. Al igual que el sómicas, ya que en la mitad de los casos se en-
resto de patología endocrina, talla baja. cuentra una delección del cromosoma 15 en la
región 11-13.
Craneofaringioma
Otros
Obesidad de etiología multifactorial. Nor-
malmente fácil de diagnosticar, con sintoma- Síndrome de Bardet-Bield (retraso mental,
tología neurológica y endocrina. Tras el trata- retinopatía pigmentaria, poli o sindactilia, obe-
miento quirúrgico, es frecuente el incremento sidad e hipogenitalismo), Síndromes de Co-
de peso, con hiperfagia, a pesar de un trata- hén, Alstróm, Carpenter, etc.
miento hormonal sustitutivo correcto.
Disminución de actividad física
Hipotalámicos En casos patológicos con una llamativa dis-
A veces sin lesión ni tampoco evidencia de minución de la posibilidad de ejercicio y a pe-
alteraciones hormonales. Tras lesiones cere- sar de una ingesta calórica baja.
brales, traumatismos, infecciones, tumores, Guy (l7) observó que el 68 por 100 de los es-
EL NIÑO OBESO 85

colares con problemas físicos tenían sobrepeso. nético que favorece la aparición y persistencia
Entre ellos el 100 por 100 de los niños con es- de la acumulación de grasa.
pina bífida y el 30 por 100 de aquéllos con dis- El aumento de peso correspondiente a un
trofia muscular, tenían obesidad. determinado exceso de energía depende del
genotipo (23); aproximadamente el 70 por 100
de la variación del IMC era debido a factores
Fármacos genéticos, mientras que sólo el 30 por 100 se
podía atribuir a factores ambientales. En cada
Corticosteroides, valproato sódico, orexíge- individuo el grado de expresión de su genotipo
nos, etc. depende de los factores ambientales.
La influencia ambiental es innegable, como
se ha puesto de manifiesto en poblaciones tras-
OBESIDAD EXÓGENA plantadas a otras culturas (24), aunque hay razas
con diferente susceptibilidad a la obesidad,
Estos niños, la inmensa mayoría de los que
quizás en relación con no haber cambiado su
acuden a las consultas, tienen una exploración
tipo de alimentación y costumbres.
física normal, salvo la obesidad sin distribu-
Una vez expuestos los pesos relativos de los
ción característica y la hipertensión. Rara vez
factores genéticos y ambientales en el desarro-
se demuestra una ingesta claramente diferente
llo de la obesidad, pasamos a describir y anali-
en cantidad y calidad de aquellos niños con
zarlos separadamente.
peso normal.
Los niños tienen por lo general un peso nor-
mal al nacer, e inician la ganancia excesiva de Factores individuales
peso durante la lactancia, con progresivo au-
mento en las fases críticas y especialmente en
pubertad. Normalmente suelen tener una talla Ni la ingesta alta de grasa ni el nivel de acti-
alta (18), acompañada por una edad ósea acele- vidad física fueron factores de riesgo indepen-
rada, que especialmente en niñas condiciona dientes para la obesidad, aunque pueden ac-
una pubertad adelantada. Se ha observado una tuar sinérgicamente cuando están presentes en
aceleración del crecimiento, coincidiendo con el mismo niño (25). No se ha demostrado, en es-
períodos de un aumento rápido de peso (19) y tudios trasversales, diferencias en cuanto a in-
asimismo una disminución de la velocidad de gesta calórica y de principios inmediatos, entre
crecimiento ante una dieta estricta (20). obesos y no obesos (26).
En niños no se ha observado una distribu- En un estudio realizado comparando niños
ción de la grasa peculiar (como en adultos, obesos y no obesos, igualados en edad, talla y
pera/manzana). Casi todos los niños tienen un masa libre de grasa, el gasto metabólico basal
cociente cintura/caderas superior a 0,85, y no fue diferente en ambos grupos, y funda-
aparentemente en la infancia este índice no mentalmente dependía de la masa magra y de
está asociado con las características o el pro- ladead (27).
nóstico. Hay estudios que demuestran que la Otros estudios realizados en adolescentes
relación cintura/cadera varía significativamente obesos, mediante calorimetría indirecta, no
con el desarrollo puberal. Esta variación es han puesto de manifiesto una disminución del
independiente de la edad y de la grasa total, gasto energético en reposo, comparándolos
medida por el IMC (21). con hermanos no obesos (28). Aunque estos ha-
llazgos sugieren que el gasto energético en re-
poso no se relaciona con el mantenimiento de
Etiología. Factores de riesgo la obesidad, no excluye su impacto en la inicia-
ción de la misma. En estudios realizados de
Los estudios de Stunkard (22, 23), tanto en niños manera longitudinal, un gasto energético en
adoptados como en gemelos, han puesto reposo bajo fue predictivo de una futura ga-
de manifiesto el importante componente ge- nancia ponderal (29).
86 LA OBESIDAD

La escasez de relación causal entre la ingesta IMC. Sí se observó, sin embargo, una correla-
energética, gasto energético o factores que pro- ción débil negativa entre la actividad física y el
mueven un almacenamiento mayor de ener- número de horas que pasan los niños viendo la
gía, ha aumentado el interés en la posibilidad televisión.
de termogénesis reducida en el obeso. Las tasas Hay prevalencia aumentada en primavera e
metabólicas básales en obesos, niños, adoles- invierno (37), e igualmente mayor en áreas ur-
centes y adultos son comparables o mayores banas densamente pobladas.
que las de no obesos, ya que depende de la La obesidad es más frecuente en raza blanca
masa magra (aumentada en la obesidad). Los que en la negra, y asimismo en emigrantes
resultados sugieren que hay una respuesta ter- recientes (38).
mogénica reducida a los carbohidratos, media- La prevalencia de obesidad aumenta con el
da por la reducción en la actividad del sistema nivel socioeconómico (excepto en mujeres), y
nervioso simpático (30, 3l). es inversamente proporcional al nivel de ins-
Griffiths publicó que en niñas de 5 años un trucción. Realmente la clase social baja predis-
bajo gasto energético se correlacionaba negati- pone a la obesidad en países desarrollados, y
vamente con el IMC en la adolescencia (32). En viceversa (39, 40, 41).
otros estudios el índice metabólico relativo Otros factores relacionados con la obesidad
sólo justificó el 40 por 100 del incremento de infantil son hijos únicos, de familias numero-
peso, y este índice se convirtió en normal o ele- sas y de un solo padre (42).
vado una vez alcanzado el nuevo peso supe- Todos los factores ambientales se interrela-
rior. cionan y es difícil independizar unos de otros.
En relación con la conducta alimentaria de
niños obesos comparados con normales no
obesos, se observa que los primeros comen Alteraciones endocrinológicas
más deprisa y no sienten saciedad al final de la Aunque no es una endocrinopatía por sí
comida, pudiendo existir un defecto en la señal misma, se han descrito en la obesidad algunas
de saciedad o una respuesta alterada a tal señal alteraciones en niveles hormonales básales o
en niños obesos (33). estimulados, teniendo algunas de ellas un sig-
nificado patológico. En este apartado vamos a
Factores ambientales analizar las más relevantes.

En un estudio de cohorte realizado hasta los Hormona de crecimiento


2 años de vida (34), el peso del recién nacido, el En la obesidad, la respuesta de GH a test far-
peso relativo materno y la duración de la lac- macológicos está disminuida y asimismo la
tancia materna son los únicos determinantes cantidad producida en 24 horas en secreción
significativos de la obesidad a dicha edad, aun- fisiológica, manteniendo niveles normales de
que sólo explican el 24 por 100 de la varianza IGF-I.
del peso del niño. La mayor parte de la varian- Se ha demostrado que la inhibición de los
za en los índices ponderales a los 5 años no receptores beta-adrenérgicos centrales revierte
pueden explicarse por el peso al año de vida. la respuesta bloqueada de GH a GHRH pre-
La disminución de la actividad física, como sente en niños obesos. En vista del mecanismo
generadora de la obesidad, es más predictiva alegado de la acción del bloqueo beta-adrenér-
en mujeres, de obesidad en la vida adulta (35). gico (inhibición de la liberación endógena de
El efecto de la televisión se ha investigado en somatostatina), los datos sugieren que el siste-
numerosas ocasiones en relación con la génesis ma somatostatinérgico está intacto en la obe-
de obesidad. Uno de los últimos trabajos (36) no sidad, y que la secreción suprimida de GH es
ha podido encontrar ninguna asociación signi- debida a otras causas (43).
ficativa entre el número de horas empleadas en Otros factores distintos a los niveles circu-
ver la televisión y la adiposidad, medida por el lantes de insulina es probable que jueguen un
EL NIÑO OBESO 87

Tabla 6.4. COMPLICACIONES DE LA De forma algo paradójica, también se ha pu-


OBESIDAD EN LA INFANCIA blicado una disminución de la concentración
integrada de cortisol en niños obesos, ya en re-
1. Predisposición a la obesidad en el adulto. lación con un aumento del aclaramiento, con
2. Hipertensión arterial
3. Hiperlipemia (LDL-C/HDL-D > 2,2).
una reducción de la secreción o con ambos
4. Bajo nivel de capacidad física. mecanismos (53).
5. Alteraciones psicosociales.
6. Alteraciones ortopédicas. Mecanismo mineral
En niños obesos se han descrito alteraciones
mayor papel mediando los niveles reducidos del metabolismo mineral, medido por absor-
de GH que se observan en la obesidad (44). ciometría fotónica. Esto se traduce en una re-
En relación con proteínas trasportadoras y ducción del contenido mineral óseo, con un
receptores, se ha comprobado que lo niveles de aumento de PTH, compensando niveles bajos
GHBP se correlacionan positivamente con el de calcio sérico por una dieta de alto contenido
IMC y los niveles de receptores eritrocitarios a en hidratos de carbono (54).
IGF-I se correlacionaron negativa y significa- La pérdida de peso obtenida con una dieta
tivamente con IMC y con GHBP (45). balanceada baja en calorías revierte el hiper-
paratiroidismo que se observa en la obesidad.
Insulina Al parecer, esto es debido no sólo porque la
disminución del peso aumenta la respuesta
Se ha encontrado una intolerancia hidrocar- ósea a la PTH, sino por la normalización del
bonada en el 11 por 100 de una población de contenido de hidratos de carbono de la die-
niños obesos en relación con otra de no obe- ta (55).
sos, sin relación con la edad, IMC o duración
de la obesidad. Los niveles de insulina plas- Prolactina
mática fueron dos veces más altos en obesidad
que en los controles (46). La secreción de PRL en la obesidad infantil
Prácticamente todos los niños obesos tienen está disminuida tras hipoglucemia insulínica o
hiperinsulinemia, sobre todo las niñas, en re- TRH, sugiriéndose que, al igual que en la obe-
lación directa con la edad y tiempo de evolu- sidad hipotalámica del adulto, hay una altera-
ción, pero no con el tamaño de los adipoci- ción neurocrina de la liberación de PRL (56).
tos (47). Aunque la excreción urinaria de pépti-
do-C por kg de peso es la misma en obesos y
en controles, la cantidad total producida es por COMPLICACIONES
lo tanto mayor en los primeros (48).
En niñas prepuberales obesas, un patrón de La obesidad es un conocido factor de riesgo
distribución grasa troncal inferior se asoció a y generadora de complicaciones en la vida
hiperinsulinemia y resistencia insulínica (49, 50). adulta. Son menos conocidas las complicacio-
En adolescentes obesos se ha demostrado nes que se pueden observar y desarrollar du-
una insulinorresistencia, aunque manteniendo rante la infancia (Tabla 6.4).
la insulina su capacidad de retención de so- Quizás la más frecuente de las complicacio-
dio (51), lo que influye negativamente en la ten- nes de la obesidad en la infancia es la predis-
sión arterial. posición a la misma en edades posteriores. Ac-
tualmente se cree que el número de adipocitos
está más relacionado con la duración de la
Esteroides obesidad que con la edad de inicio (57). Los ni-
Se ha observado una excreción urinaria ele- ños que en los años preescolares presentan una
vada de glucocorticoides y andrógenos, que se adiposidad excesiva tienen un riesgo mayor de
normaliza cuando se relacionan los resultados ser obesos en la segunda infancia (58).
con el peso y con la edad ósea (52). Hay estudios que demuestran que el riesgo
88 LA OBESIDAD

cardiovascular en niños está relacionado con la con afectación del pico de flujo espiratorio
obesidad y con la distribución grasa (aunque (PEF) y del volumen espiratorio forzado 50
en este aspecto hay controversia). Los niños (FEV50). Al disminuir peso, las niñas norma-
obesos con predominio de grasa abdominal lizan dichos parámetros, pero no así los ni-
(cociente cintura/cadera alto) muestran un ños (66).
perfil de riesgo menos favorable que los que Más conocido son la apnea del sueño, que
tienen una distribución glúteo-femoral (59). puede condicionar una hipertensión pulmo-
La evaluación del patrón de distribución nar, y un Síndrome de Pickwick.
grasa en niños obesos, por ello, ayudará a iden- Los niños obesos son también más propen-
tificar a las personas susceptibles de riesgo car- sos a padecer infecciones del tracto respiratorio
diovascular. superior, con sibilancias, que aquéllos con
La obesidad persistente en los niños, sobre peso normal (67, 68).
todo cuando se halla acompañada de una ele- Hay alteraciones psíquicas, de conducta, tra-
vación de la tensión arterial, identifica a las fa- to diferente por compañeros de clase, escasa
milias cuyos miembros se hayan expuestos a autoestima, aislamiento, etc. Incluso se ha des-
un riesgo incrementado de fallecer por una en- crito una influencia adversa de la obesidad en
fermedad cardiovascular (60). relación con el retraso mental (69).
Lauer (61) demostró que en aquellos niños en
percentiles elevados de peso corporal, el 30 por
100 tenían una tensión diastólica superior al TRATAMIENTO
percentü-90. Hay estudios que demuestran
que la pérdida de peso disminuye la tensión ar- Antes de hablar de las medidas terapéuticas
terial, especialmente cuando se acompaña de per se, es importante dejar claro que el punto
ejercicio físico (62). La obesidad es la causa pri- clave del problema es la prevención, es nece-
maria de hipertrigliceridemia y de disminu- sario desarrollar medidas preventivas en rela-
ción del HDL-colesterol. Estas alteraciones en ción con la obesidad, especialmente en grupos
el metabolismo lipídico mejoran tras restric- de riesgo (obesidad familiar, obesidad del lac-
ción calórica y ejercicio (63). Recientemente se tante, alteraciones del comportamiento ali-
ha determinado que las anomalías lipídicas ob- mentario, enfermedades incapacitantes, etc.).
servadas en adolescentes se relacionan directa- Las estrategias deberían pasar por realizar pro-
mente con la resistencia insulínica. gramas adecuados (especialmente a nivel es-
Los niños y adolescentes obesos muestran colar) de educación sanitaria, sobre conoci-
una mayor prevalencia de hipertensión arte- mientos nutricionales básicos, estimular la ac-
rial, hipertrigliceridemia y disminución de los tividad física, cambios educativos sobre
niveles séricos de HDL-C cuando se comparan comportamiento alimentario y seguimiento
con la población normal no obesa. somatométrico permanente desde la lactancia.
En estudios trasversales amplios, realizados Los resultados del tratamiento en la obesi-
recientemente en población infantil (64), se ha dad infantil son generalmente modestos. Una
comprobado que no hay una asociación signi- significativa pérdida de peso es rara, y por lo
ficativa entre obesidad e hiperlipemia cuando general no se mantienen mucho tiempo. El
ésta se define por colesterinemia superior a número de pacientes que responden al trata-
200 mg %, pero sí lo hay cuando se define por miento con éxito constituyen aproximada-
un cociente LDL-C/HDL-C superior a 2,2. mente el 20-25 por 100 del total (70, 71, 72).
La obesidad, que se ha asociado a un bajo
nivel de capacidad física, empeora el consumo
de oxígeno máximo y submáximo ante un test ¿Quién debería tratarse?
de ejercicio, así como también el rendimiento
ante el ejercicio aeróbico corto y largo (65). Es la primera cuestión que tendremos en
Se han descrito alteraciones de la función cuenta. El objetivo teórico sería tratar a aque-
pulmonar en el 34 por 100 de los niños obesos, llos niños en los que su obesidad actuaría
EL NIÑO OBESO 89

como factor de riesgo cardiovascular, o cual- beríamos tener en cuenta algunos ítems de in-
quier otra circunstancia mórbida que afecte a tervención terapéutica:
su vida o la pueda afectar en un futuro. • Fijar objetivos alcanzables (pactos).
En el caso de obesidad en el lactante, nunca • Participación familiar.
deberíamos tratar por debajo de los 6 meses, y • Información y educación sobre nutrición.
sería peligroso entre los 6 y los 12. Muchos de • Estrategias basadas en el análisis del com-
estos niños adelgazan espontáneamente al va- portamiento (sobre todo a partir de los 9 años).
riar la dieta y aumentar el ejercicio físico. En • Plan y apoyo de la actividad física.
niños mayores, y en casos de obesidad leve o • Consejos y apoyo psíquico.
moderada, hay una tendencia a normalizar su • Compromiso a largo plazo.
peso coincidiendo con los ciclos de depósitos
de grasa y especialmente en la pubertad. En ge- Los adolescentes constituyen una población
neral, los niños con este grado no deben ser de riesgo a la hora de iniciar un tratamiento de
animados a perder peso, sino a mantenerlo la obesidad. Este grupo se ve afectado con fre-
mientras están creciendo, por los peligros in- cuencia por importantes problemas psicosocia-
herentes a la malnutrición en este período crí- les, con disminución de la autoestima. Existe
tico. un importante riesgo de desarrollo de bulimia
y/o anorexia nerviosa antes o después de ini-
ciar una terapia dietética.
Puntos básicos del tratamiento

1. Examen del paciente para comprobar su ACTUACIÓN SOBRE LA DIETA


situación física y psicosocial.
2. Explicar al niño su grado de obesidad y La restricción calórica de la dieta se utiliza
los mecanismos que la han causado y/o la en contadas ocasiones para inducir la pérdida
mantienen. de peso en el tratamiento de la obesidad infan-
3. Examinar la etiología en caso particular. til, por temor a que se produzca un retraso per-
4. Diseñar un programa terapéutico. manente del crecimiento. Sin embargo, si se
5. Control de la calidad de los métodos de controlan con detenimiento los cambios de
tratamiento. peso, crecimiento lineal, perímetro craneal y
6. Crear un sistema de tratamiento a largo masa grasa libre, es posible conseguir, con una
plazo. retricción calórica, una reducción ponderal se-
Es necesario un buen funcionamiento y apo- gura en algunos niños (73).
yo familiar para lograr en el niño cambios de El éxito inicial en la pérdida de peso se aso-
comportamiento que alteren sus hábitos que le cia con cambios favorables a largo plazo en re-
llevan a comer más o a disminuir su actividad lación con el perfil lipídico e hiperinsulinemia
física. El mal comportamiento familiar se re- reducida (74).
laciona con altos niveles de conflicto, de auto- La mayoría de los niños que pierden peso
ridad, organización y de cohesión interna. Si la logran mantener su pérdida ponderal durante
familia tuviera cualesquiera de estas caracterís- 5 años (75). El éxito a medio y largo plazo de-
ticas o no puede efectuar cambios positivos ba- pende fundamentalmente de la dinámica fa-
sados en una enseñanza o método de cambios miliar, especialmente si alguno de los padres es
de costumbres, se justifica la evaluación psico- obeso. En la práctica, la terapia dietética es un
social y el tratamiento pertinente. test de provocación de funcionamiento fami-
La comunicación y actitud inicial con la fa- liar.
milia es una clave para el éxito sobre el control En obesidad moderada (120-170 por 100),
de la enfermedad. Culpar a los padres de la hacer dietas restrictivas balanceadas, con una
obesidad del niño tiene más posibilidades de reducción en 1/3 aproximadamente en la in-
producir una reacción adversa que un éxito. gesta calórica normal, introduciendo algunos
En la relación con el paciente y su familia, de- cambios en su dieta habitual, habitualmente
90 LA OBESIDAD

incidiendo sobre la grasa y alteraciones del 7. Sólo tomar bebidas bajas en calorías.
comportamiento alimentario. 8. Regular ingesta de pan, patatas, leche y
En obesidades severas (> 170 por 100), y so- otros hidratos de carbono.
bre todo en las mórbidas con riesgo vital, se 9. Consumir alimentos enteros.
pueden utilizar dietas más restrictivas, como 10. Modificar comidas escolares.
las de ayuno proteico modificado (700-1.000
cal), con un aporte proteico de 1 a 1,5 g/kg) su- Es muy importante realizar un seguimiento
plementos vitamínicos y minerales. Debido a cercano del niño obeso que está siguiendo una
que las dietas que contienen carbohidratos me- dieta con objeto no sólo de motivarle y apo-
joran el balance nitrogenado (76), se añaden 1 yarle, sino de detectar y corregir precozmente
g/kg y día de glúcidos, unas 2 semanas después errores dietéticos, malnutrición y problemas
de iniciar la dieta de ayuno proteico modifica- de crecimiento.
do. Estas dietas causan efectos secundarios,
como hipotensión, hipoglucemia, cetosis, por
lo que las primeras fases deben realizarse den- ACTUACIÓN SOBRE ACTIVIDAD
tro del hospital. Hay que vigilar el balance ni- FÍSICA
trogenado negativo y su posible influencia so-
bre las proteínas plasmáticas: albúmina, trans- Dados los problemas metodológicos para
ferrina, complemento... medir la actividad física en niños, no es sor-
Todo régimen dietético deberá satisfacer los prendente que diferentes investigaciones ha-
siguientes criterios: yan dado resultados contradictorios en cuanto
• Regularidad en las tomas. a la relación actividad física y obesidad. Hay
• Aporte suficiente de proteínas (mínimo 1 autores que han encontrado relación (77, 78) y
kg/día). otros no (79-81). Las revisiones más recientes no
• Bajo aporte energético, en relación con han encontrado evidencia que relacione la ac-
las necesidades de cada niño. tividad física con algunos indicadores de riesgo
• Moderado aporte de hidratos de carbono. de enfermedad coronaria82, aunque pudiera
• Aporte suficiente de sales y vitaminas. ser que la metodología empleada para medir la
• Satisfacción, evitando la monotonía. actividad física fuera inadecuada (83). Se ha
• Adaptación a las costumbres familiares y comprobado que la disminución de los adoles-
culturales, además de tener en cuenta el nivel centes obesos en deportes no es debida a la re-
económico. ducción de la capacidad aeróbica (84).
Es necesario aconsejar sobre costumbres ali- El ejercicio, además de aumentar el gasto
mentarias adecuadas: comer despacio, no picar energético, por la propia actividad, también
entre horas, no repetir platos, ni comer de los aumenta el gasto energético basal, de manera
platos de los demás, etc. que el individuo emplea más energía durante
un período después del ejercicio que si no lo
hubiera hecho (85).
Consejos generales para la dieta Las actividades físicas más efectivas en au-
en obesidad infantil mentar el gasto energético son aquellas que su-
ponen el uso de grandes grupos musculares en
1. Sólo comer en horario marcado. actividad aeróbica en períodos superiores a 45
2. Suprimir alimentos de baja saciedad y minutos.
alto contenido energético (dulces, frutos secos, La actividad física no sólo aumenta el con-
helados, etc.). sumo energético, sino que también mejora la
3. Evitar el chicle (acostumbrarles a tener la sensibilidad a la insulina y disminuye la
boca vacía). lipogénesis (86). La actividad física disminuye el
4. Evitar grasas ni cocinar con ellas. apetito en sujetos normales, aunque no es se-
5. Carnes asadas o cocidas. guro que lo haga también en obesos.
6. No añadir azúcar. La adición del ejercicio a la dieta mejora los
EL NIÑO OBESO 91

resultados de ésta, no sólo en cantidad de peso los medidores de obesidad con los de otras po-
perdido, sino también en cuanto a mejoría de blaciones. Act Ped Esp 1993; 57: 120-126. 9.
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94 LA OBESIDAD

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Segunda parte

FISIOPATOLOGÍA DE LA OBESIDAD
7
Fisiopatología del tejido
adiposo blanco
E. Herrera Castillón; M. A. Lasunción

INTRODUCCIÓN cantidad de energía capaz de ser acumulada en


tejido adiposo llegue a ser hasta 8 veces superior
a la que se acumula en un tejido con altas reser-
Las grasas, y en particular los triglicéridos, vas de glucógeno, como el hígado (13).
constituyen la forma más eficaz de acumular La masa de tejido adiposo de un hombre
energía para nuestro organismo. A diferencia adulto sano oscila entre un 13 y un 19 por 100
de carbohidratos y proteínas, los átomos de de su peso corporal, y un 80 por 100 de dicho
carbono de los ácidos grasos que esterifican al tejido está formado por triglicéridos. Esto su-
glicerol en la molécula de los triglicéridos están pone que un hombre de 70 kg de peso posee
saturados únicamente por átomos de hidróge- una reserva en triglicéridos de unos 10 kg, que
no, mientras que los carbohidratos, y en me- son equivalentes a unas 93.000 Kcal, lo que
nor medida los aminoácidos de las proteínas, implica que si le consideramos un gasto ener-
lo están con grupos hidroxilos además de hi- gético de 2.500 Kcal por día, dispone de reser-
drógenos. vas grasas para 37 días. Esto contrasta con el
Esta diferencia estructural justifica el que, ex- total de reservas hidrocarbonadas, que alcan-
presados por átomo de carbono, los triglicéridos zan solamente unos 190 g de glucógeno, equi-
sean más oxidables que carbohidratos y proteí- valentes a 513 Kcal, que supone una reserva
nas. Ello supone que mientras los triglicéridos energética para unas 5 horas solamente. Un
pueden aportar en su oxidación del orden de sujeto obeso de unos 140 kg puede tener de 60
9,4 Kcal/g, los carbohidratos solamente 4, y a 70 kg de triglicéridos acumulados en su teji-
algo más las proteínas. A esto se une el que los do adiposo y un gasto energético diario de
tejidos especializados en el acumulo de carbo- unas 2.000 Kcal; es decir, dispone de los de-
hidratos de reserva (glucógeno), como es el caso pósitos grasos suficientes para satisfacer sus re-
del hígado, necesitan de una alta proporción de querimientos energéticos durante unos 11 me-
líquido intracelular (por cada gramo de glucó- ses (3). Así pues, resulta evidente que el tejido
geno que se acumula, son necesarios alrededor adiposo es la forma más eficaz de que dispo-
de 1,5-2 g de agua), lo cual no ocurre cuando se nemos para acumular reservas energéticas, lo
trata de un tejido especializado en el acumulo cual se lleva a cabo en forma de triglicéridos.
de lípidos, como es el caso del tejido adiposo. El tejido adiposo se localiza en la cavidad
La suma de estos dos factores, el mayor poder abdominal alrededor de los ríñones y del me-
calorífico de los triglicéridos y su menor pro- senterio, bajo la piel y entre las fibras muscu-
porción de líquido intracelular, hacen que la lares esqueléticas. Además de su función como
97
98 LA OBESIDAD

Lipólisis Glicerol

Figura 7.1. Esquema de las


principales vías metabólicas
del tejido adiposo blanco. FFA
= Ácidos grasos libres.

reserva energética, aporta aislamiento térmico que capta el tejido de la circulación o proceden
y una importante protección mecánica. Las cé- de los triglicéridos que circulan en sangre aso-
lulas del tejido adiposo blanco están constitui- ciados a las lipoproteínas ricas en ellos, los qui-
das por una gran gota de grasa rodeada por un lomicrones y las lipoproteínas de muy baja
escaso citoplasma, que contiene proporcional- densidad (VLDL). A su vez, los triglicéridos
mente numerosas mitocondrias y un núcleo del tejido adiposo se encuentran en continuo
ubicado periféricamente. proceso de lipólisis (hidrólisis) y reesterifica-
A pesar de esta estructura y de su principal ción, y la respectiva actividad de estos procesos
papel funcional como tejido de depósito de las determina la liberación neta a la circulación de
reservas energéticas, que haría pensar en una los ácidos grasos libres (FFA) y el glicerol, lo
actividad relativamente lenta o pasiva, el tejido cual es controlado por factores hormonales,
adiposo se encuentra continuamente en un es- nutricionales y metabólicos (34).
tado de activo metabolismo. En la Figura 7.1 Comentando datos obtenidos por nuestro
se resumen las principales vías metabólicas del propio grupo y otros derivados de la bibliogra-
tejido adiposo blanco. Los triglicéridos acu- fía, en el presente capítulo se revisan los aspec-
mulados se sintetizan a expensas de sustratos tos más sobresalientes de estos procesos.
FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 99

SÍNTESIS DE TRIGLICÉRIDOS necesario para esta vía. Nosotros hemos deter-


minado en diversos tejidos de la rata algunas
Una forma de estimar la capacidad de sín- de las enzimas que participan en estas interac-
tesis de triglicéridos del tejido adiposo en rela- ciones metabólicas: 6-fosfogluconato deshidro-
ción con la de otro tejido, el hígado, donde se genasa y la glucosa-6-fosfato deshidrogenasa,
conoce que es muy activa (28, 29, 43, 46.74, 79), es de- como representantes de la vía de las pentosas
terminar la incorporación a ellos de sustratos (2, en la Figura 7.3) y la enzima málica (3, en
radioactivos. Como se observa en la Figura la misma Figura 7.3). Como se muestra en la
7.2, tras la administración intravenosa de Figura 7.4, la actividad de estas enzimas es
piruvato, glicerol o glucosa marcados con C14 mucho más alta en hígado y tejido adiposo
a ratas alimentadas, la proporción de radiacti- blanco que en corazón y músculo esquelético.
vidad presente en los componentes de los gli- A su vez, con excepción de la 6-fosfo-gluconato
céridos de hígado y tejido adiposo es sustan- deshidrogenasa, las actividades de las otras dos
cialmente distinta entre ambos tejidos. La can- enzimas estudiadas son mucho más altas en te-
tidad de ácidos grasos-C14 formados a partir de jido adiposo blanco que en hígado. Estos datos
piruvato es muy superior en tejido adiposo que concuerdan con la mayor efectividad lipogéni-
en hígado; la cantidad de ácidos grasos y glice- ca del hígado y tejido adiposo con relación a
rol de glicéridos formada a partir de glicerol es otros tejidos, descrita por otros autores (23, 43) y
considerablemente inferior en tejido adiposo con la más efectiva incorporación de piruvato
que en hígado; y la cantidad de glicerol de gli- a ácidos grasos esterificados en tejido adiposo
céridos formada a partir de la glucosa es muy que en hígado, encontrada por nosotros
similar para ambos tejidos, mientras que muy (Fig. 7.2).
pequeña proporción de la radiactividad a par- En relación con la escasa incorporación de
tir de glucosa se presenta en forma de ácidos glicerol a los lípidos del tejido adiposo obser-
grasos. vada in vivo, cabe recordar que mediante in-
Un análisis detallado de estos resultados cubaciones in vitro de tejido adiposo, nosotros
obligaría a tener en cuenta los cambios en ac- habíamos afirmado anteriormente que este te-
tividad específica de cada uno de los trazado- jido estaba capacitado para metabolizar el
res administrados a los animales, lo cual se es- glicerol (20, 25, 36, 40). Más recientemente, utilizan-
capa de la finalidad de este capítulo. Sin em- do un diseño experimental de perfusión del te-
bargo, a simple vista ponen de manifiesto jido adiposo de rata in situ, hemos podido ra-
algunos aspectos que merece destacar, y que tificar que, aunque el tejido está capacitado
comentaremos con mayor detalle: 1) La lipo- para metabolizar el glicerol, en condiciones
génesis (síntesis de ácidos grasos) es más activa normales lo hace en muy escasa propor-
en tejido adiposo que en hígado; 2) el glicerol ción (64, 65). Cabe destacar, sin embargo, que
administrado in vivo se utiliza en pequeña pro- esta capacidad de metabolizar glicerol por el
porción por el tejido adiposo como sustrato tejido adiposo aumenta en situaciones de
para la síntesis de glicéridos, incluyendo la obesidad (19, 45) o de hipotiroidismo (73), donde
fracción de los ácidos grasos esterificados (li- también hay una tendencia al acumulo de gra-
pogénesis), y 3) la glucosa es un mejor sustrato sas en proporción al peso corporal (61'70). La
glicerolgenético que lipogénico, tanto en híga- aumentada utilización de glicerol en tejido adi-
do como en tejido adiposo. poso del obeso permite que disminuya la rela-
Evidentemente, la activa lipogénesis en teji- ción entre hidrólisis y síntesis de triglicéridos,
do adiposo debe ser el resultado de una mayor ya que un aumento en la capacidad del tejido
actividad de las enzimas que controlan la vía. para reutilizar el glicerol favorece la reesterifi-
En la Figura 7.3 se presentan esquemática- cación de los ácidos grasos que, de otra forma,
mente las vías preferentes de salida del acetil- se irían liberando a la circulación, dando lugar
CoA derivado del piruvato fuera de la mito- a un acumulo neto de triglicéridos. Esta argu-
condria para su utilización como sustrato li- mentación concuerda con la disminuida libe-
pogénico y las principales fuentes del NADPH ración de glicerol al medio, que se observa
100 LA OBESIDAD

Figura 7.2. Incorporación en los Iípidos del hígado y tejido adiposo blanco (epidídimo graso) en la rata alimentada, a los
14
30 minutos de la administración intravenosa de distintos sustratos marcados uniformemente con C . La metodología
(53)
utilizada para la extracción, purificación y fraccionamiento de lípidos fue similar a las descritas previamente . Los datos
se expresan en porcentaje de la radioactividad administrada por g de peso fresco del respectivo tejido. FA: Ácidos gra-
sos esterificados; GG: Glicerol de glicéridos; PIR: piruvato; GLI: glicerol; GLU: glucosa.

cuando se incuba in vitro tejido adiposo pro- muestra en la Figura 7.5, la presencia de glu-
cedente de ratas obesas (47). cosa en el medio de incubación estimula la ac-
Otro aspecto de interés que se deriva de los tividad lipogénica del tejido adiposo incubado
resultados arriba comentados (Fig. 7.4) es la in vitro a partir de sustratos tan distintos como
escasa utilización de la glucosa como sustrato piruvato, alanina, glutamato o glicerol (9,10) .
lipogenético en tejido adiposo. Aunque esto re- Así pues, aunque la glucosa no es el mejor sus-
sulta aparentemente contradictorio, por estar trato lipogenético del tejido adiposo, es un efi-
generalmente aceptado que la glucosa es un caz activador de esta vía, si no el mejor. De he-
sustrato preferente para la síntesis de lípidos, cho, en gran medida, el bien conocido efecto
nosotros hemos podido comprobar reciente- de la insulina estimulando la lipogénesis del te-
mente en tejido adiposo de rata estudiado in jido adiposo (23, 44, 67, 75) es secundario al efecto de la
situ, que la glucosa es peor sustrato lipogénico hormona estimulando la captación y me-
que el lactato (64, 65). Sin embargo, como se tabolización de la glucosa. Hace ya unos años,
FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 101

Figura 7.3. Participación del


metabolismo de la glucosa en la
síntesis de los ácidos grasos (li-
pogénesis): Fuente de sustratos
y salida del acetil-CoA del inte-
rior de las mitocondrias en forma
de citrato; y fuente principal, di-
recta e indirecta, del NADPH ne-
cesario para la vía. 1 = Glucóli-
sis; 2 = Vía de las pentosa-fos-
fato, 3 = Enzima mélica; 4 =
Mélico deshidrogenasa; 5 = Piri-
vato deshidrogenasa; 6 = Piru-
vato carboxilasa; 7 = Citrato sin-
tasa; 8 = Citrato Nasa; 9 = Sín-
tesis de ácidos grasos
(lipogénesis).

nosotros demostramos que la presencia de in- metabolismo, aporta los principales sustratos y
sulina en el medio de incubación no tiene efec- coenzimas necesarios para la lipogénesis: pro-
to sobre la síntesis de ácidos grasos a partir de duce el piruvato derivado de la glucólisis, que
glicerol, a no ser que dicho medio sea suple- es un sustrato esencial para la síntesis de acetil-
mentado con glucosa (26, 27), y esta interacción CoA; facilita el aporte de citrato para sacar el
entre insulina y glucosa en cuanto a su efecto acetil-CoA del interior de la mitocondria y
lipogénico ha sido ampliamente involucrada para estimular la primera enzima clave de la li-
en la fisiopatología de la obesidad (4, I8, 22, 23). pogénesis, la acetil-CoA carboxilasa; de una
El mecanismo por el cual la glucosa estimu- forma directa (por su utilización por la vía de
la la síntesis de ácidos grasos en tejido adiposo las pentosas) y de una forma indirecta (facili-
se resume en la Figura 7.6. La glucosa, en su tando la transferencia del potencial reductor

Figura 7.4. Actividad es-


pecífica de enzimas que
participan en la síntesis del
NADPH, necesaria para la
lipogénesis en hígado
(HIG), corazón (COR), mús-
culoesquelético (M. E.) y
tejido adiposo blanco
(TAB), en ratas en estado
postabsortivo. Los méto-
dos utilizados fueron como
se describió anteriormen-
(37)
te .
102 LA OBESIDAD

Figura 7.5. Efecto de la presencia de glucosa (5 mM) en el medio de incubación sobre la incorporación de piruvato,
alanina, glutamato y glicerol radiactivos en ácidos grasos, por adipocitos procedentes del epidídimo graso de rata, ais-
lados mediante tratamiento con colagenasa e incubados in vitro durante 120 min. Los respectivos sustratos radiactivos
se suplementaron con el correspondiente metabolito frío para lograr una concentración de 1 mM en el medio de incu-
(9, 10)
bación. Los detalles experimentales y analíticos fueron iguales que los descritos previamente .

de la glucólisis, el NADH en NADPH), la glu- tados directamente por el tejido adiposo para
cosa constituye la principal fuente del ser esterificados y transformarse así en
NADPH necesario para la acción de la ácido triglicéridos (15, 42, 72), ahora sabemos que la
graso sintasa, el complejo enzimático que ca- principal fuente exógena de triglicéridos del te-
taliza la mayor parte de la vía. A su vez, puesto jido adiposo son aquéllos que circulan en san-
que la actividad de la acetil-CoA carboxilasa es gre asociados a las lipoproteínas ricas en ellos,
inhibida por el producto final de la vía, el pal- quilomicrones y lipoproteínas de muy baja
mitil-CoA, la glucosa disminuye este efecto densidad (VLDL). La lipoproteína lipasa
mediante el aporte de glicerol-3-fosfato deri- (LPL) presente en el tejido hidroliza los trigli-
vado de la reducción de la dihidroxiacetona- céridos de esas lipoproteínas circulantes y fa-
fosfato (33). Puesto que, en condiciones norma- cilita la captación por el tejido de los ácidos
les, ésta es la principal fuente de glicerol-3-fos- grasos liberados, para su posterior esterifica-
fato con que cuenta el tejido adiposo, dicho ción y acumulo (2, 48, 49, 60). Nosotros hemos de-
efecto de la glucosa facilita la esterificación del mostrado que, aunque en menor proporción
palmitil-CoA, y de esta forma disminuye su que los ácidos grasos, también el glicerol, libe-
concentración intracelular, evitando el efecto rado en la hidrólisis de los triglicéridos de las
inhibidor que tiene sobre la acetil-CoA carbo- lipoproteínas circulantes por la LPL del tejido
xilasa. adiposo, es captado por el tejido para su pos-
terior reesterificación en la síntesis de los trigli-
céridos ahí acumulados (48, 49, 51).
CAPTACIÓN DE TRIGLICÉRIDOS Este proceso puede adquirir especial rele-
CIRCULANTES. PAPEL DE LA LPL vancia en condiciones en las que, como co-
mentamos antes, puede presentarse un aumen-
Aunque hace unos años se pensaba que los to en la actividad glicerolquinasa del tejido, y
ácidos grasos libres circulantes podían ser cap- con ello, contribuir activamente al mayor de-
FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 103

Figura 7.6. Esquema de la


participación del metabolis-
mo de la glucosa en el con-
trol de la síntesis de ácidos
grasos. α-glicerol-P = glice-
rol-3-fosfato; G-6-P= gluco-
sa 6-fosfato; F1, 6 d-P = fruc-
tosa 1,6-di(o bis)fosfato;
PEP = fosfoenol-piruvato;
PIR = piruvato; OAA = oxa-
loacetato; Ac-CoA = acetil-
CoA. Ver texto para comen-
tarios.

pósito de lípidos, como es el caso en la obesi- lares, e incluso su parcial degradación (12, 76). En
dad. este transporte la enzima va madurando y ma-
La LPL se encuentra prácticamente en todos nifiesta su plena actividad cuando queda an-
los tejidos extrahepáticos, pero es más activa clada en dicho endotelio vascular, donde faci-
en tejido adiposo que en ningún otro (12, 76). Es lita la transformación de los quilomicrones o
una acilglicerol éster hidrolasa que se localiza VLDL en lipoproteínas de menor contenido
en el endotelio vascular, donde se ancla por in- en triglicéridos y mayor densidad, los denomi-
teracciones electrostáticas con moléculas de nados remanentes de quilomicrones y las lipo-
heparán sulfato (2). De esta forma, la LPL ejerce proteínas de densidad intermedia (IDL), res-
su acción hidrolítica sobre grandes partículas li- pectivamente (Fig. 7.7). La actividad de la
poproteicas del plasma, que por su tamaño no LPL del tejido adiposo disminuye con el ayu-
pueden atravesar las paredes endoteliales. La no (49), mientras que aumenta con la sobreali-
LPL se sintetiza en las células parenquimatosas mentación y muy especialmente con la insuli-
del tejido en forma de proenzima inactiva, y se na (11, 41, 76), a través de un mecanismo que aún no
transporta al endotelio vascular de los capilares está esclarecido totalmente, pero que parece
que irrigan el tejido, por un mecanismo com- llevarse a cabo a nivel postranscripcional y
plejo que implica su glicosilación y canalización postranslacional (12, 60).
a través de diversos compartimientos intracelu- La LPL es una glicoproteína con un peso
104 LA OBESIDAD

Figura 7.7. Esquema del pa-


pel funcional de la lipoproteína
lipasa (LPL) anclada en el en-
dotelio capilar, que modula el
metabolismo de las lipoproteí-
nas circulantes ricas en trigli-
céridos (VLDL, de origen he-
pático, y quilomicrones, de ori-
gen intestinal), y que facilita la
hidrólisis de los triglicéridos
(tg) que transportan y la cap-
tación tisular de sus produc-
tos, ácidos grasos libres (FFA)
y glicerol. B-100 ó -48 = apo-
proteína B-100 ó B-48; Cll =
apoproteína Cll.

molecular de unos 58.000 daltons, cuya forma ticamente de dicha apoproteína no manifies-
activa es un homodímero que está en equili- tan actividad LPL y desarrollan una intensa
brio reversible con la forma monomérica, la hipertrigliceridemia, similar a la presente en
cual es fácilmente inactivable (52). Varios dí- sujetos con deficiencia de LPL (5O, 69, 71). Hay
meros de LPL actúan simultáneamente sobre otras apoproteínas que modifican la efectivi-
cada VLDL o quilomicrón, hidrolizando pre- dad de la activación apo CII sobre la LPL, y en
ferentemente los enlaces sn-1 de los acilglicero- particular éste es el caso de la apo CIH, que
les (38). En condiciones fisiológicas, la elimina- disminuye dicha activación, probablemente
ción (o catabolismo) de la enzima tiene lugar por desplazamiento de la apo CII de su sitio de
mediante su asociación con las lipoproteínas unión a la enzima (50).
sobre las que ha realizado su acción catalítica, La LPL está sometida a un rápido proceso
que la transportan hasta el hígado, donde es de síntesis y degradación, que permite ajustar
degradada. su actividad a las necesidades energéticas o de
La molécula de LPL tiene cinco sitios acumulo tisular de ácidos grasos. La actividad
funcionales (58): 1) Sitio de unión al heparán LPL de los distintos tejidos determina la ca-
sulfato (glicosaminoglicano), para su anclaje al nalización de los triglicéridos circulantes hacia
endotelio vascular; 2) sitio de unión a la inter- unos o hacia otros, y ello justifica el que esté
fase lípido-agua, que permite su unión a la par- sujeta a un control en función del estado nu-
tícula lipoproteica; 3) sitio de unión a la apo- tricional o endocrino del individuo. Así, la ac-
proteína C-II (apo CII); 4) sitio de unión a áci- tividad LPL del tejido adiposo es alta durante
dos grasos, que facilita el reconocimiento del el estado absortivo, lo que facilita el que los tri-
sustrato, y 5) sitio catalítico, que presenta al- glicéridos de quilomicrones y VLDL sean hi-
gún aminoácido serina reactivo, ya que la en- drolizados en las inmediaciones del tejido para
zima es una serina hidrolasa. la captación subsiguiente por los adipocitos de
La LPL requiere para su actividad la presen- los ácidos grasos, y en menor medida del gli-
cia de apo CII, que se encuentra en sus sustra- cerol, para su reesterificación y acumulo(11) .
tos, VLDL y quilomicrones (11). No se conoce Durante el ayuno, por el contrario, la activi-
con precisión la forma en que se realiza esta dad LPL de este tejido disminuye (49), de ma-
interacción, pero pacientes que carecen gené- nera que los triglicéridos de las lipoproteínas
FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 105

circulantes son canalizados hacia otros tejidos lar de los triglicéridos de quilomicrones y
que, como el músculo esquelético y el corazón, VLDL, y en el propio metabolismo de las li-
mantienen o incluso incrementan su actividad poproteínas. En el caso de sus repercusiones en
de LPL (76). Otra situación fisiológica, en la que la funcionalidad intrínseca del tejido adiposo,
se produce una clara direccionalidad de los tri- los cambios de actividad de la LPL que se ob-
glicéridos circulantes a determinado tejido en servan en diversas circunstancias coadyuvan
función de los cambios de actividad de la LPL, de forma importante con los de la síntesis en-
es durante la última fase de la gestación y la dógena de triglicéridos, contribuyendo activa-
lactancia. En esta situación disminuye inten- mente al mayor o menor acumulo de lípidos
samente la actividad LPL del tejido adiposo, en este tejido.
mientras que se incrementa la de la glándula
mamaria (68), asegurándose así el abastecimiento
de ácidos grasos derivados de los triglicéridos
circulantes para la formación de leche, y el
desvío del flujo de triglicéridos circulantes del
tejido adiposo a dicha glándula"'.
Los cambios de actividad de la enzima son
el resultado de efectos hormonales que actúan
de forma específica para cada tipo celular. Así,
por ejemplo, mientras que la insulina activa la
síntesis de mRNA de LPL en adipocitos, no la
afecta en músculo (12). A su vez, el AMPc in-
hibe intensamente la LPL de tejido adiposo,
pero la aumenta en corazón, habiéndose pro-
puesto que en el adipocito, el AMPc activa la
tasa de degradación de la enzima ( 1 2 ) . Otro
punto de regulación de la actividad LPL es en
su proceso de maduración por glicosilación y
su liberación al espacio extracelular. El adipo-
cito dispone de una importante reserva intra-
celular de LPL, que no es detectable con los
métodos habituales de extracción y que se li-
bera tras la estimulación con heparina o insuli-
na (24, 49). De hecho, como se muestra en la
Figura 7.8, la actividad LPL que se detecta en
trozos de tejido adiposo de rata es muy supe-
rior que la presente en adipocitos aislados me-
diante tratamiento con colagenasa, la cual eli-
mina la LPL localizada extracelularmente. Sin
embargo, en presencia de heparina en el medio
de incubación, tanto los trozos de tejido como
los adipocitos muestran un aumento de la li- Figura 7.8. Actividad lipoproteína lipasa (LPL) en trozos
beración al medio de una considerable activi- de tejido o adipocitos aislados mediante el tratamiento
dad de la enzima (Fig. 7.8). Así pues, la hepa- previo con colagenasa, procedentes de epidídimo graso
de ratas, incubados en presencia o no de heparina. En los
rina logra estimular la maduración y secreción recuadros de la izquierda se presentan los valores de ac-
de parte de la LPL intracelular, que inicial- tividad encontrados en los tejidos (trozos o células aisla-
mente era indetectable. das), y en los de la derecha la presente en los respectivos
Es lógico pensar que este elaborado control medios de incubación. En todos los casos, los valores de
de la actividad de la LPL sea el reflejo de su actividad se expresan en unidades (picokatales, pk) por
mg de proteína en el correspondiente tejido. Para otros
importante función en la direccionalidad tisu- (49)
detalles metodológicos ver ref. .
106 LA OBESIDAD

LIPÓLISIS una activación de la enzima adenilato ciclasa,


cuya acción catalítica consiste en sintetizar
La hidrólisis de triglicéridos intracelulares a AMPc a partir de ATP. El AMPc, a su vez, ac-
ácidos grasos libres y glicerol (lipólisis) ocurre tiva la denominada proteína quinasa depen-
en todos los tejidos del organismo, aunque diente de AMPc o proteína quinasa-A, la cual
cuantitativamente alcanza su mayor eficacia cataliza la fosforilación de la HSL en hidroxi-
en tejido adiposo. Aunque parte de esos pro- los de moléculas de serina, a expensas de la hi-
ductos de la lipólisis pueden ser transformados drólisis de ATP (6). De esta forma más fosfori-
en sus formas activas, acil-CoA y glicerol-3- lada, la LSH se encuentra en su configuración
fosfato, respectivamente (Fig. 7.1), en su ma- activa, catalizando la hidrólisis de triglicéridos
yor parte son liberados a la circulación y, de y esteres de colesterol. Se ha propuesto tam-
hecho, el tejido adiposo constituye la principal bién que la LSH se fosforile por acción de una
fuente de estos metabolitos para el plasma (34). enzima distinta a la anterior (denominada pro-
La lipólisis del tejido adiposo se realiza en teína quinasa activable por AMP o proteína
tres etapas, en las que se forman como produc- quinasa-B), que es dependiente de AMP en vez
tos intermedios los 1,2-diacilgliceroles y 2-mo- de AMPc, en un resto de serina distinto del
noacilgliceroles, terminando con la formación fosforilado por la proteína quinasa-A. Esto im-
de glicerol (Fig. 7.9). En cada una de estas eta- pedirá la fosforilación de la LSH por la proteí-
pas se va liberando una molécula de ácido gra- na quinasa-A y, con ello, su activación (30). Por
so libre (FFA), por lo que éstos y el glicerol son otra parte, una proteína fosfatasa hidroliza los
los productos finales del proceso. La lipólisis es grupos fosfato que se habían incorporado a la
catalizada por un sistema enzimático formado LSH por acción de la proteína quinasa-A, dan-
por una triacilglicérido lipasa, también deno- do lugar a su forma menos activa. Las hormo-
minada lipasa sensible a las hormonas (LSH), nas y agentes antilipolíticos (insulina, prosta-
que cataliza las dos primeras etapas de la reac- glandinas, FFA, ácido nicotínico) ejercen su
ción, y la monoacilglicerol lipasa, que cataliza acción desfosforilando parcialmente la en-
la última etapa del proceso (Fig. 7.9). La espe- zima (7, 31, 63); eliminan los fosfatos incorporados
cificidad de la LSH no es muy alta, ya que hi- en los sitios reguladores de la misma, con-
droliza también los esteres de colesterol, para virtiéndola en su configuración inactiva
dar lugar a ácido graso libre y colesterol (34). (Fig. 7.10).
De la actividad de la lipólisis del tejido adi- El proceso de la acción antilipolítica es com-
poso depende nuestra capacidad de retener o plejo y aún no se conoce en su totalidad, pu-
movilizar las reservas grasas, por lo que en el diendo diferir de unas hormonas o agentes a
proceso evolutivo hemos logrado un sistema otros. El caso de la insulina se ha estudiado
enormemente preciso para controlarla, y ello con especial atención, debido a sus implicacio-
se realiza a nivel de la LSH. Esta enzima es nes fisiológicas y patológicas en el hombre (14).
controlada por diversos factores, entre los que Se ha propuesto que su acción antilipolítica se
destacan las hormonas, por lo que se le dio el ejerce como se resume en la Figura 7.11. Al in-
nombre de lipasa sensible a las hormonas hibir la actividad de la proteína quinasa depen-
(LSH). Tiene una estructura dimérica, y su ac- diente de AMPc, la insulina disminuye la ve-
tividad es controlada por un sistema de inter- locidad de fosforilación de la LSH. Este efecto
conversión por fosforilación, siendo inactiva es, a su vez, consecuencia de una disminución
en su forma menos fosforilada (5). Las hormo- de los niveles intracelulares de AMPc, como
nas modulan su actividad por un sistema en resultado de la activación de la fosfodiesterasa,
cascada, dependiente de AMPc, y en el que, en que cataliza la transformación de AMPc en 5'-
última instancia, se modifica su grado de AMP, y de la inhibición de la adenilato cicla-
fosforilación (59, 66). Así, como se resume en la sa, que cataliza la síntesis de AMPc (7, 8). La in-
Figura 7.10, el efecto de una hormona lipolíti- sulina ejerce también su acción antilipolítica
ca (catecolaminas, glucagón, ACTH, etc.) se activando la proteína fosfatasa, que cataliza la
inicia uniéndose a su receptor, y ello da lugar a desfosforilación parcial de la LSH, lo cual se
FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 107

Figura 7.9. Reacciones de la lipolisis. La lipasa sensible a las hormonas (LSH) es la limitante de la vía, por lo que, una
vez que se lleva a cabo la reacción catalizada por ella, el proceso termina en la formación de ácidos grasos libres (FFA)
y glicerol.

realiza por acción directa sobre esta enzima o la cascada de regulación lipolítica. En ella pue-
como consecuencia indirecta de la disminu- de observarse cómo, mientras que hay hormo-
ción intracelular de AMPc y la consecuente nas o agentes que ejercen su acción modula-
inactivación de la proteína quinasa dependiente dora directamente (epinefrina y norepinefrina,
de AMPc. La reducida actividad de esta en- glucagón, etc.), otras lo hacen indirectamente,
zima como consecuencia de la acción de la in- realizando una acción sinérgica, permisiva o
sulina, también impide que se fosforile un fac- inhibidora (hormonas tiroideas, bloqueantes
tor inhibidor de la proteína fosfatasa (el (3-adrenérgicos, etc.), según el caso, sobre las
denominado inhibidor-1). De esta forma, al primeras.
disminuir la acción inhibidora de dicho factor Los ácidos grasos libres son productos fina-
sobre la proteína fosfatasa, ésta queda activada les de la lipolisis, pero también la modulan.
y facilita la desfosforilación (inactivación) de la Aunque el mecanismo no se conoce bien, su
LSH (Fig. 7 . 1 1 ) . acumulo intracelular produce una inhibición
A pesar de la complejidad del proceso des- de la adenilato ciclasa y de la LSH, y, por tan-
crito, hay que resaltar que la modulación de la to, de la lipolisis. Independientemente de que
lipolisis del tejido adiposo es aún más comple- ejerzan una acción directa sobre las indicadas
ja, ya que es el resultado de las acciones lipolí- enzimas, los ácidos grasos libres son desacopla-
ticas y antilipolíticas de las distintas hormonas dores de la oxidación fosforilativa, reduciendo
y agentes, en función de sus respectivos niveles la disponibilidad de ATP y, consecuentemen-
en sangre. En la Figura 7.12 se intenta dar una te, su utilización para la síntesis de AMPc, lo
panorámica integradora del control global de que inhibe la cascada de la lipolisis. Estos efec-
108 LA OBESIDAD

Figura 7.10. Control en


cascada de la lipolisis a
nivel de la lipasa sensible
por hormonas (LSH), me-
diante su grado de fosfo-
rilación de una proteína
quinasa dependiente de
AMPc (Prot. K-AMPc, en
la figura) y de una proteí-
na fosfatasa.

tos justifican el que disminuya la efectividad lo que depende de la glucosa que capta; de esta
de las hormonas lipolíticas y la propia lipólisis forma, la disminución de la glucemia, por
basal cuando se reduce la concentración cir- ejemplo con el ayuno, reduce las posibilidades
culante (o en el medio de incubación, cuando de formación de glicerol-3-fosfato y facilita la
se estudia in vitró) de albúmina (32), ya que esta movilización neta de ácidos grasos, mientras
proteína es responsable del transporte de los que una dieta rica en carbohidratos la reduce,
ácidos grasos en sangre. induciendo el acumulo de grasas. Un reflejo de
Los ácidos grasos libres que se forman en el la efectividad de estas interacciones lo tenemos
interior de la célula adiposa, bien procedentes en el hecho descrito por nosotros hace ya va-
de la lipólisis, bien de la síntesis endógena o de rios años de que, en trozos de tejido adiposo
la hidrólisis y captación de los triglicéridos de incubado in vitro, la acción antilipolítica de la
las lipoproteínas circulantes, pueden ser rees- insulina llega a revertirse en presencia de epi-
terificados a triglicéridos, y de esta forma ser nefrina y glucosa (26, 27). En estas condiciones, la
acumulados, o pueden ser liberados a la circu- insulina facilita la utilización de la glucosa
lación (Fig. 7.1). En el equilibrio de estas dos por la vía glucolítica, aportando glicerol-3-fos-
posibilidades juega un papel importante la dis- fato, y la epinefrina puede manifestar su má-
ponibilidad de glicerol-3-fosfato para su esteri- ximo efecto lipolítico, al no estar interceptada
ficación. Ello depende, a su vez, de la glucosa por el acumulo intracelular de ácidos grasos li-
que llega a este tejido de la circulación, ya que bres.
el tejido adiposo no hace gluconeogénesis, por La disponibilidad de glicerol-3-fosfato en te-
FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 109

Figura 7.11. Mecanismo de la acción antipolítica de la insulina mediante inhibición de la fosforilación de la LSH y ac-
tivación de su desfosforilación. Ver explicación en el texto. Prk-AMPc = Proteína quinasa dependiente de AMPc; AC =
Adenilato ciclasa; PDE = Fosfodiesterasa; I-1 = Factor inhibidor de la proteína fosfatasa, denominado factor-1;
PrP = Proteína fosfatasa.

jido adiposo es también dependiente de la ac- DESTINO DE LOS PRODUCTOS DE


tividad glicerolquinasa, que cataliza la fosfori- LA LIPÓLISIS DEL TEJIDO ADIPOSO
lación directa del glicerol. Esta capacidad del
tejido adiposo ha sido muchas veces desesti- Mediante experimentos de hepatectomía en
mada, ya que el hígado dispone de una elevada la rata y de trasplante hepático en el cerdo, he-
actividad de glicerolquinasa, y pocas posibili- mos podido comprobar que el hígado consti-
dades quedan para que algunas moléculas de tuye el principal órgano receptor de los pro-
glicerol circulante alcancen el tejido adipo- ductos de la lipólisis, el glicerol y los ácidos
so (21) . La presencia de actividad glicerolquinasa grasos libres (16, 54, 56). Como se resume en la
en tejido adiposo es, sin embargo, fisiológi- Figura 7.13, en el hígado, dichos productos se
camente importante, ya que permite la reutili- reúnen con los procedentes de los triglicéridos
zación de parte del glicerol derivado de la que capta asociados a las lipoproteínas que los
lipólisis en el propio tejido. transportan, en particular los remanentes de
En condiciones normales, este mecanismo quilomicrones y de las lipoproteínas de densi-
parece cuantitativamente poco importante, dad intermedia (IDL). El glicerol es inmedia-
pero se sabe que en condiciones de hiperinsu- tamente tranformado en glicerol-3-fosfato, por
linismo se induce esta actividad de glicerolqui- acción de la glicerolquinasa y, tras su oxida-
nasa en tejido adiposo (19, 45, 55), y ello puede ción a dihidroxiacetona fosfato, es utilizado
contribuir activamente al desarrollo de la obe- para la síntesis de glucosa, aunque también
sidad. La mayor reutilización de glicerol por el puede ser transformado en acetil-CoA para su
tejido adiposo, que se produce cuando aumen- oxidación por el ciclo del ácido cítrico o para
ta la actividad de dicha enzima, hace que el ba- su utilización en la síntesis de ácidos grasos.
lance neto entre esterificación y lipólisis se de- También el glicerol-3-fosfato puede ser esteri-
sequilibre en favor de la primera, facilitándose ficado en el hígado con los acil-CoA formados
así el mayor acumulo de triglicéridos. de los FFA que le llegan o que son sintetiza-
dos en el propio órgano. Como resultado de
ello se forman triglicéridos que, junto con los
procedentes de la captación de las lipoproteí-
110
LA OBESIDAD

Figura 7.12. Esquema integrado del control de la cascada lipolítica en tejido adiposo por diversas hormonas y otros agentes relacionados (metil-xantinas, ac.,
nicotínico)
FISIOPATOLOGIA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 111

Figura 7.13. Esquema del principal destino metabólico de los productos de la lipólisis, ácidos grasos libres (FFA) y gl¡-
cerol, y su interacción con otras vías metabólicas en el hígado (síntesis de glucosa; (5-oxidación de ácidos grasos y sín-
tesis de cuerpos cetónicos o cetonas; reesterificación y síntesis de VLDL). FL = fosfolípidos; TG = triglicéridos;
DHACP = dihidroxiacetona-fosfato.

nas circulantes, son utilizados en la síntesis de pora a la gluconeogénesis en un nivel muy alto
lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), de la vía.
que son segregadas a la circulación(l7) o bien Los ácidos grasos libres derivados de la li-
son hidrolizados por acción de las tracilglicé- pólisis del tejido adiposo también llegan al hí-
rido lipasas hepáticas. De todas estas posibi- gado, donde se unen con los de síntesis endó-
lidades, la conversión del glicerol en glucosa gena. Una vez que se han activado a acil-CoA,
parece ser la más importante cuantitativa- pueden ser reesterificados para la síntesis de
mente, en particular en condiciones en que la acilglicéridos y su posterior liberación a la cir-
gluconeogénesis está estimulada, las cuales culación en forma de VLDL, o pueden ser
coinciden, a su vez, con que la lipólisis del te- transportados al interior de las mitocondrias, a
jido adiposo también lo está, como es el caso través de un sistema dependiente de carnitina,
del ayuno, la gestación o la diabetes (21, 39, 77, 78). y ser oxidados hasta la formación de acetil-
Estudios comparativos de la utilización de CoA para su oxidación completa hasta CO2
diversos sustratos en la gluconeogénesis, han por el ciclo del ácido cítrico, para la síntesis de
llevado a la conclusión de que el glicerol es cuerpos cetónicos (cetonas: P-hidroxibutirato y
convertido en glucosa más eficazmente que acetoacetato) (Fig. 7.14), o incluso para su uti-
otros sustratos clásicamente gluconeogénicos, lización como sustrato en otras vías metabóli-
como la alanina o el piruvato (77, 78). Aparte de la cas (por ejemplo, la síntesis de colesterol).
elevada actividad de glicerolquinasa en el hí- La canalización comparativa de los produc-
gado, la razón de esta eficacia puede deberse a tos de la lipólisis hacia las distintas vías meta-
que, como se muestra en la Figura 7.14, para bólicas indicadas depende de muchos factores,
llegar hasta glucosa, el metabolismo de alani- entre los que destacan la disponibilidad de sus-
na, piruvato, lactato, etc., tiene que discurrir tratos de otras procedencias (por ejemplo, la
por el interior de las mitocondrias, mientras dieta o la síntesis endógena) y la situación en-
que esto ocurre con el glicerol, que se incor- docrina del individuo.
112 LA OBESIDAD

Figura 7.14. Integración en el hígado de las vías de gluconeogénesis (síntesis de glucosa) y glucólisis (degradación de
glucosa a piruvato) con el metabolismo de los productos de la lipólisis que le llegan derivados del tejido adiposo, glicerol
y ácidos grasos libres (FFA). Ver texto.

PAPEL DEL TEJIDO ADIPOSO EN EL bólicas de estos cambios son una reducción de
CICLO GLUCOSA-ÁCIDOS GRASOS la oxidación del piruvato derivado de la glu-
cólisis, que es canalizado hacia la síntesis de
glucosa, y una reducción global de la glucólisis
con activación de la gluconeogénesis. Todo
En condiciones de estrés hidrocarbonado, en ello da lugar a un aumento en la producción
que las reservas de glucógeno en el hígado se neta de glucosa por el hígado.
encuentran deplecionadas, la actividad lipolí- A su vez, como consecuencia de esa activa-
tica del tejido adiposo se activa. Esto permite ción de la oxidación de los ácidos grasos en el
que aumente el consumo de los ácidos grasos hígado, aumenta la producción de cuerpos ce-
liberados por el músculo, con la consiguiente tónicos, que son liberados a la circulación para
reducción del consumo de glucosa. Junto a ser utilizados como sustratos energéticos alter-
ello, en condiciones en que también aumenta nativos por los tejidos extrahepáticos, en par-
la llegada al hígado de los ácidos grasos libera- ticular por el músculo esquelético. Esto contri-
dos de la lipólisis, éstos se oxidan, produciendo buye también al menor consumo de glucosa
un aumento de las concentraciones hepáticas por este tejido, y todo ello permite el mante-
de acetil-CoA(34, 57). Las consecuencias meta- nimiento de niveles relativamente normales de
FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 113

Figura 7.15. Los ácidos grasos libres (FFA) liberados del tejido adiposo por la lipólisis llegan al hígado, donde son
transformados en acil-CoA y acetil-CoA. Estos compuestos inhiben la glucólisis y activan la gluconeogénesis, favore-
ciendo así la producción neta de glucosa por el hígado. Los cuerpos cetónicos (c. c.) son productos derivados de la
transformación de los acil-CoA en acetil-CoA (ß-oxidación) en el hígado, que se sintetizan especialmente en situaciones
de hipoglucemia y salen a la circulación para ser utilizados por tejidos extrahepáticos, como el músculo esquelético. Este
tejido también capta parte de los FFA liberados de la lipólisis del tejido adiposo. Y los productos de su metabolismo, así
como el de los cuerpos cetónicos, inhiben la glucólisis. De esta forma se establece el denominado «ciclo de glucosa-
ácidos grasos», que supone una activa contribución de la lipólisis del tejido adiposo en el mantenimiento de la homeos-
tasis glucídica del organismo.

de glucosa plasmática, incluso durante períodos tras el ayuno, se reduce la velocidad de salida
prolongados de ayuno. de ácidos grasos del tejido adiposo y conse-
Aunque los productos del metabolismo de cuentemente disminuye su oxidación. Ello da
los ácidos grasos no pueden ser utilizados en la lugar a que se incremente la utilización de glu-
síntesis de glucosa debido a la irreversibilidad cosa por el músculo, lo cual contribuye acti-
de la piruvato deshidrogenada (35), vemos cómo vamente a la fijeza del estado estacionario de
un aumento de los liberados del tejido adiposo la glucosa circulante.
preserva muy eficazmente la homeóstasis glu- Todo ello pone de manifiesto el importante
cídica. Por ello, estas interrelaciones metabóli- papel que juega el tejido adiposo en el balance
cas reciben el nombre de ciclo de glucosa-áci- metabólico del organismo, y muy particular-
dos grasos (62), el cual se ha resumido en la mente en el consumo de la glucosa por diver-
Figura 7.15. De hecho, de forma inversa, sos tejidos, garantizando su disponibilidad
cuando se recuperan los depósitos hepáticos de para aquellos que, como el tejido nervioso, de-
glucógeno, como ocurre en la realimentación penden directamente de sus niveles circulantes.
114 LA OBESIDAD

RESUMEN Y CONSIDERACIONES VLDL para su secreción a la circulación, am-


FINALES bos productos pueden seguir otras vías de in-
terés. El glicerol es utilizado como sustrato glu-
A pesar de que el tejido adiposo blanco coneogénico, siendo incluso más eficaz su in-
constituye la mejor forma de que disponemos corporación a glucosa que la de otros sustratos
para acumular las reservas energéticas, su me- más característicos, como alanina o piruvato.
tabolismo es muy dinámico. El componente Los ácidos grasos libres pueden ser oxidados y
más abundante de este tejido son los triglicéri- transformados en cuerpos cetónicos, que no se
dos, que se forman por síntesis endógena a tra- consumen en el hígado, sino que son segrega-
vés de la lipogénesis, glicerolgénesis y esterifi- dos para su utilización por otros tejidos. En el
cación, a partir de los sutratos que capta el hígado, los productos de esta oxidación inhi-
tejido. También pueden proceder de la esteri- ben la actividad glucolítica y estimulan la glu-
ficación de los productos de la hidrólisis de los coneogénica, mientras que en los tejidos extra-
triglicéridos que circulan en sangre asociados a hepáticos, en particular el músculo esqueléti-
las lipoproteínas ricas en ellos, quilomicrones co, inducen el ahorro de glucosa. Todo ello
y VLDL, y este proceso es controlado por la li- permite el mantenimiento de la homeostasis
poproteína lipasa. Esta enzima se encuentra en glucídica en el organismo, incluso en situacio-
todos los tejidos extrahepáticos, aunque es es- nes en que las reservas hidrocarbonadas están
pecialmente activa en tejido adiposo blanco; se deplecionadas, la cual no podría mantenerse
sintetiza en las células parenquimatosas del te- sin la activa contribución del tejido adiposo
jido, pero migra al espacio extracelular, an- blanco.
clándose en el endotelio capilar, donde realiza
su acción catalítica. Ante un mismo estímulo
nutricional o endocrino, la actividad de esta Agradecimientos
enzima varía de forma muy distinta de unos
tejidos a otros y, aunque el mecanismo por el Los resultados aquí presentados se han obtenido par-
cual tiene lugar este control no está del todo cialmente con ayudas del Fondo de Investigaciones Sa-
esclarecido, el proceso permite direccionalizar nitarias de la Seguridad Social (# 90/0253 y 92/0407).
los triglicéridos circulantes de unos tejidos a
otros.
La lipólisis del tejido adiposo es catalizada BIBLIOGRAFÍA
por la lipasa sensible a las hormonas, que con-
trola así la salida del tejido de los ácidos grasos 1. Argües J, Herrera E. Appearance of circulating
and tissue 14C-lipidsafteroral 14C-tripalmitate
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FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 115

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8
Modelos animales y
experimentales de obesidad
F. Mallo Ferrer; F. F. Casanueva; C. Diéguez González

INTRODUCCIÓN está encuadrada en un contexto más general


en cuyo control intervienen sistemas de retro-
La obesidad constituya per se un proceso alimentación negativo, con el sistema nervioso
mórbido con graves consecuencias para la sa- central como centro de control, una serie de se-
lud, pero en general aparece como una mani- ñales metabólicas y de saciedad y elementos
festación sindrómica o el efecto de otros pro- efectores, principalmente ejercidos por el siste-
cesos patológicos subyacentes. Sus causas son ma nervioso vegetativo simpático y parasimpá-
múltiples y de variada naturaleza. Son varios tico (1, 2). La alteración de cualquiera de los ele-
los síndromes que se manifiestan como obesi- mentos del conjunto puede producir un dese-
dad o que la producen, de la misma forma que quilibrio tendente a la obesidad. Por tanto,
ésta constituye una complicación y factor de habremos de distinguir conceptualmente entre
riesgo para otras patologías asociadas, de apa- causas primarias desencadenantes del proceso y
rición simultánea o relacionada. las alteraciones fisiopatológicas concomitantes
La obesidad es, pues, de etiología múltiple, y y que ocurren como consecuencia de lo prime-
a su desarrollo y evolución contribuyen nu- ro. En muchos modelos de obesidad experi-
merosos y variados factores. Si aceptamos este mental no se ha identificado todavía el defecto
planteamiento, es fácil imaginar que no existe primario causante, pero sí se tienen abundantes
un único modelo de obesidad universalmente datos de la fisiopatología de cada tipo de obesi-
válido, sino que tenemos un amplio número dad.
de modelos experimentales animales y no ani- Dicho esto, enumeraremos primeramente
males, más o menos adecuados para estudiar de forma sucinta todos los modelos experi-
unas u otras causas de obesidad o sus conse- mentales de obesidad de los que disponemos
cuencias y complicaciones. Por tanto, según el en la actualidad como aproximaciones válidas
tipo de obesidad que deseemos estudiar debe- a los distintos aspectos de la obesidad, para en-
remos escoger el modelo que resulte más ade- trar a continuación en el estudio de sus limi-
cuado a nuestros propósitos experimentales o taciones y restricciones de la extrapolación de
hipótesis de trabajo. Hay, por tanto, dos carac- resultados a la obesidad humana.
terísticas que son comunes a todos los modelos
de obesidad experimental: ninguno es univer- CLASIFICACIÓN
salmente válido para el estudio de la obesidad,
y todos tienen limitaciones. Desde el punto de vista etiológico podemos
En términos generales, la ingesta alimentaria clasificar los modelos experimentales de obesi-
119
120 LA OBESIDAD

dad en los apartados de la Tabla 8.1 (modifi- 1) predisposición genética, que puede condi-
cado de Sclafani (3). cionar per se la obesidad o simplemente cons-
Es importante destacar que en muchos mo- tituir un factor de susceptibilidad; 2) alteracio-
delos experimentales de obesidad se entremez- nes en el control nervioso de la ingesta de ali-
clan varios factores coadyuvantes. Por ejem- mentos y el metabolismo tisular, y 3)
plo, en todos los modelos animales, a la causa características y composición de la dieta. Por
primaria desencadenante se asocia restricción supuesto, sin menospreciar el resto de los fac-
de la actividad física, inherente al confina- tores que influyen en la producción de la obe-
miento en una jaula, si bien este factor está sidad y que intervienen también en mayor o
presente tanto en los animales que padecen menor medida en cada modelo experimental
obesidad patológica como aquellos que se con- de obesidad.
sideran normales. En ese sentido, es interesante Por último, mencionar que además de los
constatar que en casi todos los animales en- modelos murinos de obesidad, que han sido y
jaulados aparece un cierto grado de sobrepeso siguen siendo los más utilizados, también se
con acumulo de grasa, aun en los controles, han empleado otros modelos animales, como
que en ciertas circunstancias puede producir el perro (4), en situaciones experimentales muy
obesidad ligera. Este sobrepeso es más evidente concretas.
en animales viejos, pero está presente en cual- En la actualidad disponemos ya de técnicas
quier edad (3). de estudio celular in vitro, que son importantes
Asimismo, en todos los casos la ingesta en herramientas para profundizar en las alteracio-
los animales enjaulados no depende de la ca- nes bioquímicas o celulares subyacentes en la
pacidad de adquisición individual, ritmo luz- obesidad. Así las técnicas de cultivos celulares,
oscuridad, climatología, períodos reproducti- perfusión de tejidos, las técnicas de histoquí-
vos o aumento de la actividad física, sino que mica, que han permitido localizar y estudiar la
la comida está disponible a voluntad del ani- producción y secreción de neuropéptidos en
mal (ad libitum), siempre que no se controle distintas áreas hipotalámicas, y por último las
como parámetro externo por el experimenta- técnicas de biología molecular, que permiten
dor. Ello implica que la ingesta está menos re- identificar y cuantificar el ADN y el ARN, e
lacionada con procesos biológicos comunes y hibridación in situ, han producido avances es-
quizás solo con los ritmos artificiales de luz- pectaculares en este campo. Estas técnicas no
oscuridad, de forma que casi siempre existe un serán comentadas a lo largo de la presente re-
cierto grado de hiperfagia con respecto a la si- visión y nos centraremos en el estudio de los
tuación ideal deseable, incluso en los animales modelos de obesidad murinos, de los que en la
normales. actualidad disponemos.
Por otra parte, la monotonía de la dieta ha-
bitual de laboratorio y su baja palatabilidad la
hace poco deseable para el animal, lo cual pue- OBESIDAD HIPOTALÁMICA
de ser un factor que parcialmente compense lo
descrito en los párrafos anteriores, impidiendo Se sabe desde antiguo que diversos tipos de
una hiperfagia desmesurada. lesión hipotalámica producen obesidad. Tales
En cualquier caso es importante considerar lesiones pueden ser realizadas por métodos fí-
que en la situación de enjaulamiento existen sicos (cortes con cuchilla, electrocoagulación)
varias condiciones que generan la tendencia al o químicos (inyecciones de tioglucosa de oro,
sobrepeso en los animales de experimentación. mostaza de bipiperidina, glutamato monosó-
Por tanto, el más mínimo desequilibrio puede dico, etc.) (ver Tabla 8.1). La obesidad aparece
condicionar la aparición de obesidad. cuando se lesionan áreas del hipotálamo
En general, destacan tres tipos de causas de ventromedial (2).
obesidad experimental por su importancia y Las lesiones electrolíticas del hipotálamo
frecuencia, la mayor parte de ellas presentes en ventromedial producen una obesidad grave,
los diversos modelos de obesidad animal: que es menos aparente en el caso de cortes con
MODELOS ANIMALES Y EXPERIMENTALES DE OBESIDAD 121

Tabla 8.1. CLASIFICACIÓN ETIOLÓGICA DE LOS cuchilla y desaferentización. Se puede también


MODELOS DE OBESIDAD EXPERIMENTAL
producir obesidad moderada con lesiones elec-
1 Sistema Nervioso Central trolíticas del núcleo paraventricular. Las lesio-
1.1. Hipotálamo
- Lesiones de: Hipotálamo ventromedial nes producidas por medios químicos por su
Núcleo paraventricular
Ablación hipotálamo medial
parte, producen obesidad sin hiperfagia evi-
- Inyecciones de: Tíoglucosa de oro dente, hecho importante que nos permite di-
Glutamato monosódico sociar la hiperfagia de la obesidad y destacar
Mostaza de bipiperidina
5,7-dihidroxitriptamina que ambos procesos no tienen por qué estar
- Estimulación crónica del hipotálamo lateral necesariamente unidos. El glutamato monosó-
1.2. Tronco encefálico
- Inyección de 6-hidroxidopamina dico, por ejemplo, destruye el núcleo arcuato y
- Lesiones electrolíticas produce obesidad hiperinsulinémica sin hiper-
- Desaferentización
1.3. Sección del bulbo olfatorio
fagia. Sin embargo, la administración conjunta
1.4. Lesiones del lóbulo temporal y amígdala de mostaza de bipiperidina induce una mani-
2
1.5. Simpatectomía abdominal unilateral fiesta hiperfagia (2, 4).
Genética
2.1. Gen único dominante La obesidad causada por lesiones del hipo-
- Ratón amarillo (Ayy/a) tálamo ventromedial cursa comúnmente con
- Ratón adiposo (Ad)
2.2. Gen único recesivo
hiperfagia, disminución de la actividad moto-
- Ratón obeso (ob) ra, enlentecimiento del vaciamiento gástrico y
- Ratón diabético (db)
- Ratón fat (fat)
ganancia progresiva de peso a expensas del
- Ratón PAS acumulo de grasa. Se instaura y desarrolla en
- Ratón Tubby (tu) tres fases sucesivas: 1) hiperfagia postoperato-
- Rata Zucker (fa.fa)
- Rata corpulenta (SHR/N-cp) ria inmediata, que disminuye a las 4-6 horas;
2.3. Poligénica espontánea 2) una fase dinámica de rápida ganancia de
- Ratón New Zeland (NZO)
- Ratón japonés (KK) peso, que comienza al tercer día, y 3) una fase
- Ratón negro Paul Bailey (PBB/Ld) lenta (fase estática) de ganancia continua y
- Ratón NH
- Ratón Wellesley(C3HF1)
mantenida de peso (6). Frecuentemente las ratas
2.4. Poligénica ambiental desarrollan conductas agresivas, y en algunas
- Ratón A/St
- Ratón C3H
ocasiones aparecen alteraciones en la ingesta
- Rata BHE de agua con diabetes insípida.
- Ratón Spiny Además la estimulación eléctrica de áreas
- Rata Osborne-Mendel
- Rata Sand del hipotálamo lateral causa también obesidad.
3 Nuthcional Ello no se debe a ninguna lesión, sino que es
3.1. Alimentación forzada
3.2. Dependientes de la dieta
posible que estas áreas tengan cierta capacidad
- Dieta rica en grasa (HFD) de control sobre el hipotálamo ventromedial,
- Dieta rica en hidratos de carbono (HSD) disminuyendo su actividad y, por tanto, cau-
- Dieta de cafetería o supermercado
3.3. Hipernutrición postnatal sando obesidad. La estimulación del hipotála-
3.4. Hiponutrición prenatal mo lateral aumenta la ingesta alimentaria, au-
3.5. Hiperfagia prandial
4 Endocrina
menta el depósito de grasa y produce obesidad
- Gonadectomía reversible.
- Hipercortisolismo Por otra parte, algunas lesiones hipotalámi-
- Hiperinsulinismo
5 Farmacológica
cas producen efectos contrarios, con pérdida
- Ciproheptadina significativa de peso y reducción de la grasa al-
- Clonidina macenada. Esto ocurre, por ejemplo, en las le-
- Clordiacepóxido
6 Ambiental siones del núcleo dorsomedial. También, aun-
- Restricción de la actividad física que en menor medida, en lesiones del núcleo
7
- Estrés por estímulo doloroso del tracto solitario, área postrema e hipotáma-
Estacional
- Prehibernación no lateral (7).
- Premigración En cualquier caso, ha sido demostrado que
8 Otras el hipotálamo tiene un papel protagonista en el
- Viral
- Idiopática
control de la ingesta de alimentos. De él de-
122 LA OBESIDAD

Tabla 8.2. NEUROTRANSMISORES QUE portantes alteraciones fisiológicas o metabóli-


MODIFICAN LA INGESTA DE ALIMENTOS cas que solo se manifiestan en animales obe-
Aumentan Disminuyen sos. En algunos casos se ha identificado el gen
causante del defecto y se ha constatado su lo-
Galanina Serotonina
calización cromosómica. Los defectos genéti-
ß-endorfina Neurotensina cos identificados pueden afectar a un solo gen
Norepinefrina Colecistoquinina que se exprese de forma bien dominante o
Neuropéptido Y Glucagón bien recesiva. Pero en algunos casos se han en-
Dinorfina Insulina
GHRH Calcitonina contrado alteraciones poligénicas. Dentro de
CRF las alteraciones poligénicas tenemos dos sub-
TRH grupos: aquellas que producen obesidad es-
Anorectina (CTPG) pontánea por su mera presencia y aquellas
otras que simplemente hacen al animal más
susceptible de padecer obesidad cuando varían
pende buena parte del control del sistema ner- las condiciones ambientales: cantidad y com-
vioso vegetativo, cuyos efectores, el simpático posición del alimento, restricción de la activi-
y el parasimpático, tienen importantes efectos dad física, etc.
en el control metabólico, termogénesis y am- Los modelos genéticos de obesidad pueden
biente hormonal, así como en la función diges- presentar dos tipos de defectos: unos relacio-
tiva. nados con el sistema nervioso central (SNC) y
Asimismo se sabe que diversos neuropépti- otros relacionados con anormalidades en los
dos y neurotransmisores presentes en el hipo- tejidos periféricos. La mayoría de los modelos
tálamo influyen en la ingesta de alimentos (ver genéticos de obesidad, o al menos los más im-
Tabla 8.2). portantes, presentan defectos en el sistema ner-
Finalmente decir que, de una u otra forma, vioso central que frecuentemente se manifies-
en todos o casi todos los modelos experimen- tan como: hiperfagia, cambios en el tono sim-
tales de obesidad se han descrito alteraciones pático o parasimpático, alteraciones en el eje
fisiopatológicas que implican al hipotálamo, hipotálamo-hipófiso-adrenal e hiperinsuline-
ya sea como controlador de la ingesta, del me- mia. Tales alteraciones resultan de defectos en
tabolismo energético o como modificador del los núcleos hipotalámicos que controlan la in-
entorno hormonal. Constituye, sin duda, un gesta alimentaria, los ritmos circadianos y el
elemento fundamental en la fisiopatología de metabolismo de lípidos e hidratos de carbo-
la obesidad experimental, por lo que en buena no (8) . En este sentido, la obesidad genética es
medida se puede decir que ésta es una altera- en buena parte una enfermedad que se puede
ción de origen neuroendocrino. calificar como de naturaleza neuroendocrina.
Además, en muchos casos, las alteraciones des-
critas se han atribuido a deficiencias o excesos
OBESIDAD GENÉTICA en la secreción de varios neuropéptidos de ori-
gen hipotalámico, como somatostatina, CRF o
Varios modelos de obesidad en animales se neuropéptido Y, y que intervienen en la mo-
ha demostrado que son de origen genético. dulación de la conducta alimentaria y el balan-
Obviamente están incluidos en este apartado ce energético, o en el control general de la ac-
siguiendo un criterio etiopatológico, así que tividad hormonal (ver Tabla 8.2).
cada uno de los defectos genéticos, identifica- Sin duda los modelos de obesidad de origen
dos o no, condicionará la aparición de altera- genético de mayor interés son aquellos en los
ciones fisiopatológicas de muy variada que el defecto reside en un único gen, ya sea
naturaleza (8). Frecuentemente los estudios lle- transmisible con carácter dominante o recesi-
vados a cabo en este campo han intentado de vo y haya sido o no identificado el gen respon-
hecho cuantificar los niveles de expresión gé- sable. Comentaremos a continuación algunos
nica en tejidos específicos, donde existen im- de los modelos de obesidad genética mejor co-
MODELOS ANIMALES Y EXPERIMENTALES DE OBESIDAD 123

nocidos y más estudiados, con defectos resi- el gen ob reside en el cromosoma 6 y en el ra-
dentes en un único gen. tón diabético el gen db reside en el cromosoma
Los modelos de obesidad con base poligéni- 4. Algunos otros defectos genéticos causantes
ca son también útiles a la hora de estudiar la de obesidad han sido también localizados. Tal
interacción de varios factores en la producción es el caso del gen A y del ratón amarillo con
de obesidad. Además, los modelos poligénicos obesidad autosómica dominante, que se
que hemos llamado ambientales permiten co- encuentra en el cromosoma 2. En todos estos
nocer no solo la interacción entre la suscepti- casos aún no se ha identificado la función de
bilidad genética y diversos parámetros alimen- dichos genes, por lo que se especula con distin-
tarios y metabólicos, sino que también permi- tas posibilidades.
ten inducir la obesidad de forma más o menos El gen ob parece ser el responsable de alte-
controlada en determinados momentos del raciones en la síntesis y regulación de proteínas
crecimiento o desarrollo y maduración sexual, G, mientras que el gen db está implicado en la
así como observar si la instauración de la obe- producción de autoanticuerpos. Tanto en los
sidad es reversible y en qué grado, una vez se ratones obesos como en los diabéticos apare-
hayan reinstaurado las condiciones ambienta- cen alteraciones en los canales iónicos de di-
les propicias. De ellos, el más utilizado es la versos tejidos. Sin embargo, en los dos mode-
rata Osborne-Mendel. Además estos modelos los se ha postulado que el defecto primario
poligénicos parecen tener una mayor similitud causante de la obesidad reside en un mal fun-
y paralelismo con la obesidad humana, y con cionamiento del sistema neuroendocrino: del
cierta precaución podríamos decir que repre- hipotálamo en el caso del db/db, y de las célu-
sentan de manera más realista el síndrome hu- las adenohipofisarias y quizás también de
mano. otros tejidos en el ratón ob/ob. Además en el
En su debe hay que contabilizar que dicha ratón obeso (ob/ob) varios neuropéptidos de
base poligénica hace muy difícil identificar la origen hipotalámico como la colecistoquinina
causa primaria de obesidad y dónde reside el (CCK), que es reconocida como una potente
defecto, dado que el enorme número de facto- señal de saciedad (2), está presente en
res intervinientes en estos modelos hacen muy concentraciones extremadamente bajas. Por su
difícil la interpretación de los resultados obte- parte, en el ratón diabético (db/db) los niveles
nidos. de CCK hipotalámica están muy elevados, lo
En los siguientes párrafos haremos una so- que unido a las alteraciones observadas en
mera descripción de los principales modelos canales iónicos y proteínas G sugiere que es
animales de obesidad genética, señalando al- resistente a tal señal de saciedad. La incapaci-
gunas de las diferencias entre ellos tanto a ni- dad de responder adecuadamente a las señales
vel fisiopatológico como metabólico. de saciedad parece estar en la base del desa-
rrollo de la obesidad de estos ratones, aunque
no sea el único factor (9, 10).
Ratón obeso (ob/ob) y De hecho la alteración que se manifiesta en
primer término es un decremento en la ter-
ratón diabético (db/db) mogénesis, reducción en el consumo tisular de
oxígeno y ligera disminución en la temperatu-
Dentro de los modelos de obesidad genética ra corporal. Simultáneamente se produce hi-
existen dos en ratones: el ratón obeso (ob/ob) pertrofia e hiperplasia de los adipocitos, au-
y el ratón diabético (db/db). En ambos casos la mento del depósito de grasa, hiperinsulinemia,
herencia es de tipo autosómico recesivo. En los intolerancia a la glucosa y aumento del peso
dos se produce un síndrome de diabetes-obesi- corporal total. La grasa se deposita tanto en el
dad muy similar o casi idéntico fisiopatológi- tejido subcutáneo como en los territorios
camente en ambos. En estos dos modelos se ha viscerales (8, 9).
identificado la localización cromosómica don-
de reside el gen defectuoso. En el ratón obeso,
124 LA OBESIDAD

Rata Zucker genéticamente del tono simpático, que está disminuido, y de


obesa (fa/fa) la secreción de insulina); la resistencia a la in-
sulina en el músculo esquelético, pero no en el
Es uno de los pocos modelos de obesidad he- tejido graso e hígado, lo que causa hiperinsuli-
redable, con carácter autosómico recesivo, que nismo con aumento de la lipogénesis y de la
ocurren en la rata. Sin embargo, ha sido am- actividad lipoprotein lipasa tisular; la hiperfa-
pliamente utilizado como modelo experimen- gia, que probablemente es secundaria al hipe-
tal de obesidad, y es sin duda de gran utilidad. rinsulinismo, y la falta de sensibilidad a las se-
Fue descrito en 1961 por Zucker y Zucker(11), ñales de saciedad postprandial, en la que pro-
que lo obtuvieron por el cruce de ratas Sher- bablemente intervienen varios neuropéptidos
man con Merck Stock M. La obesidad se ma- hipotalámicos, y que se presenta como la po-
nifiesta únicamente en los animales homoci- sibilidad más probable de explicar la alteración
gotos (fa/fa) mientras que los heterocigotos (fa/ primaria heredable causante de la obesi-
fa) tienen fenotipo normal. En las cuatro o cin- dad (8, 9, J2, 13). En este punto se concentran ac-
co primeras semanas de vida las ratas homoci- tualmente gran parte de los esfuerzos investi-
gotas y heterocigotas son fenotípicamente in- gadores, en los que este modelo se presenta
distinguibles, pero a partir de ese momento se como especialmente útil.
instaura la obesidad en las homocigotas. Des- Así, se ha detectado una disminución im-
pués, y a lo largo de toda la vida, la ganancia portante a la colecistoquinina (CCK) que es
de peso será siempre mayor en las ratas ho- producida en duodeno y yeyuno en respuesta a
mocigotas, y el incremento de peso regular y la presencia de ácidos grasos libres en la luz in-
mantenido. El acumulo de grasa es tanto in- testinal, y que no solo induce la secreción bi-
traabdominal como subcutáneo, llegando a al- liar para emulsionar y digerir la grasa, sino que
canzar grados de obesidad extremos. Este mo- además interviene de forma importante a nivel
delo de obesidad se manifiesta con hiperfagia, hipotalámico sobre el centro de la saciedad y
hiperinsulinemia e hipertrigliceridemia/hiper- disminuye la ingesta de alimentos ( l 2 ) .
colesterolemia, con hepatomegalia, aumento El neuropéptido Y (NPY, 36 aa) parece es-
de la actividad lipoprotein-lipasa (LPL) y de tar muy relacionado con la conducta alimen-
los niveles circulantes de ácidos grasos libres taria. En el hipotálamo de la rata Zucker ge-
(FFA) y apariencia láctica del suero (12) . néticamente obesa (fa/fa) el contenido de NPY
Sin embargo, el defecto genético primario es mayor que en sus hermanas de carnada no
no ha sido identificado todavía (gen fa). Lo obesas. Este hecho ha podido ser constatado
que parece más probable, por las pruebas ex- tanto midiendo la concentración de proteína
perimentales que se tienen hasta la fecha, es como los niveles de expresión del mRNA de
una alteración en el sistema nervioso central, NPY, siendo estos últimos especialmente ele-
seguramente localizada en el hipotálamo, con vados en el núcleo arcuato, como revelan los
cambios en el tono simpático y parasimpático experimentos de hibridación in situ (12, 14). Por
que alteran la ingesta de los alimentos, favore- otra parte, la inyección de NPY en el núcleo
cen la hiperlipogénesis y el almacenamiento de paraventricular del hipotálamo de ratas nor-
lípidos, con hipertrofia e hiperplasia del tejido males produce hiperfagia y obesidad similar a
graso y modificación del ambiente hormonal y la observada en ratas Zucker. Además, los ni-
el control metabólico (13). A partir de ahí son veles de NPY se elevan considerablemente en
numerosos y variados los factores que actúan las ratas Zucker heterocigotas no obesas, tras
directamente o como coadyuvantes en la pro- períodos de ayuno, siendo este incremento
ducción de este tipo de obesidad en la rata. mucho mayor del que se observa en las ratas
Las características más destacables de este obesas. Ello sugiere que los niveles de NPY hi-
modelo de obesidad son el aumento de la efi- potalámicos en ratas Zucker obesas son anor-
cacia metabólica en la utilización de sustratos, malmente altos, simulando un estado de ayu-
con disminución en la termogénesis postpran- no permanente.
dial a expensas de la grasa parda (dependiente La expresión del NPY es dependiente de in-
MODELOS ANIMALES Y EXPERIMENTALES DE OBESIDAD 125

sulina y glucocorticoides. Esto hace improba- sas, como un déficit de GH que contribuye al
ble que el defecto genético primario que pro- desarrollo de la obesidad, o si el desarrollo de
duce la obesidad en la rata Zucker se localice la obesidad desencadena la alteración hipota-
en el gen del NPY, siempre considerando que lámica. El déficit secretor de GH podría tener
el gen fa no ha sido identificado. Sin embargo, un papel relevante en la obesidad si apelamos
algunas neuronas del núcleo arcuato que ex- a los extensos efectos que la GH tiene sobre el
presan el NPY coexpresan CRF, que también metabolismo general (es lipolítica, hipergluce-
interviene y de forma muy importante en el miante y anabólica sobre el músculo) y en par-
control de la ingesta alimentaria ( l 5 ) (Tabla ticular en la redistribución de la grasa corporal
8.2). Las microinyecciones de NPY en el y en el control de la glucemia, directa e indi-
núcleo paraventricular activan el eje hipófiso- rectamente a través de los IGFs (Insulin-like
adrenal, con aumento en la producción de glu- Growth Factors) e IGF-BP (IGF-Binding Pro-
cocorticoides, que tienen un papel destacado tein), en especial la IGF-BP 1 que parece tener
en la fisiopatología de la obesidad en los ani- un papel destacado en el control de la concen-
males de experimentación (l6). Este hecho, ade- tración circulante de IGF-1 y, por tanto, de la
más, cierra el circuito de retroalimentación ya glucemia (23).
que los glucocorticoides inducen un aumento
en la expresión del gen de NPY.
Hormona de crecimiento en la rata Zucker OBESIDAD DIETÉTICA
(fa/fa). La secreción hipofisaria de GH en la
rata Zucker homocigota (fa/fa), y por tanto ge- Varios son los modelos experimentales de
néticamente obesa, está marcadamente dismi- obesidad que se relacionan con la dieta ali-
nuida respecto a sus hermanas heterocigo- mentaria (ver Tabla 8.1). En todos los casos in-
tas (l7-2O). Los niveles de mRNA de GH en la tervienen dos factores fundamentales: la com-
hipófisis también están disminuidos, por lo posición de la propia dieta, que condiciona su
que no sorprende una disminución en la ca- poder calórico, y sus características organolép-
pacidad secretoria. Además, la mayor parte de ticas de sabor, olor, textura y temperatura, que
las respuestas a diversos estímulos ya sean fi- la hacen más deseable induciendo hiperfagia.
siológicos (GRF) o farmacológicos (GHRP-6, En muchos casos ambos factores están estre-
FK-33824) (21) están considerablemente dismi- chamente relacionados.
nuidas. Este déficit secretor parece ser hasta
cierto punto bastante selectivo para GH ya que
la secreción de prolactina y gonadotrofinas se Dieta de alto contenido graso
halla completamente preservada. Ello ha lle-
vado a pensar que el déficit secretorio de GH La dieta normal de laboratorio contiene un
puede tener su origen en un defecto hipotalá- 10 por 100 de aporte calórico en forma de gra-
mico primario, de naturaleza aún no especifi- sa. En condiciones normales, los animales cre-
cada. cen y tienen tendencia a acumular cierta can-
El déficit secretorio de GH se desarrolla a tidad de grasa con el paso del tiempo. Cuando
medida que el animal crece y se vuelve obeso, la proporción de lípidos de la dieta se eleva por
de forma que en los estadios iniciales (ratas de encima del 30 por 100 en aporte calórico, los
3 semanas) apenas existen diferencias entre los animales de experimentación aumentan su in-
animales adultos con obesidad ya establecida, gesta calórica (hiperfagia), así como la eficacia
progresando con la edad y el grado de obesi- energética de la dieta, volviéndose marcada-
dad (22). Ello sugiere que el defecto de secreción mente obesos (24, 25).
de GH es secundario a la propia obesidad y no La administración de dietas con alto conte-
el causante de la misma, aunque la relación nido graso inducen obesidad en animales ge-
causal-temporal está lejos de ser demostrada, néticamente susceptibles, aunque no en la mis-
con lo que es difícil saber si ocurre un efecto ma proporción en todos los casos, sino que ello
hipotalámico que se manifiesta, entre otras co- depende de la base genética. Es el caso de la
126 LA OBESIDAD

rata Osborne-Mendel, portadora de un defecto dos digeribles; pero no de la cantidad adminis-


poligénico que la hace susceptible de padecer trada, sino que el grado de hiperfagia es pro-
obesidad. En estas ratas se produce un incre- porcional al contenido de carbohidratos de la
mento de peso que es proporcional al porcen- dieta, con el consecuente incremento en peso.
taje de lípidos de la dieta, alcanzando los ma- Además, es también dependiente de la forma
yores incrementos de peso y acumulo de grasa de administración, ya que las soluciones acuo-
con dietas con un 60 por 100 de contenido ca- sas azucaradas son más efectivas que la admi-
lórico de origen lipídico. En las mismas con- nistración de carbohidratos sólidos.
diciones, en la rata S5B/P1 apenas se producen Obviamente, también hay diferencias según
incrementos de peso, con lo que constituye un la raza de los animales, el sexo y la edad. Así,
magnífico control experimental. Así se ha po- las ratas hembra son más proclives a padecer
dido desarrollar un modelo (Osborne-Mendel/ obesidad en estas circunstancias que los ma-
S5B/P1) muy útil para estudiar la obesidad chos. Y curiosamente las ratas S5B/P1 no solo
dietética (26). no se hacen obesas con dietas ricas en carbo-
La obesidad producida por una dieta rica en hidratos, sino que pierden peso.
grasas en la rata Osborne-Mendel cursa con hi-
perplasia e hipertrofia del tejido adiposo; y si la
dieta se prolonga durante un tiempo suficien- Dietas combinadas ricas en grasa y
temente largo, adquiere un carácter permanen- carbohidratos
te e irreversible o solo parcialmente reversible,
aunque se restituya la dieta con un contenido En este caso los efectos no son tan claros ya
lipídico bajo. que casi dos tercios de las ratas Sprague-Daw-
Además del condicionante genético, otros ley (normales no obesas, ni especialmente sus-
factores son importantes en el desarrollo de la ceptibles) sometidas a estas dietas son resisten-
obesidad dependiente de la dieta, tales como la tes y no desarrollan obesidad (27). En otras razas
edad y sexo del animal, porcentaje de grasa de la susceptibilidad es mayor, y depende de la
la dieta y naturaleza de los lípidos que la com- base genética, pero en general las ratas así
ponen. Así, las dietas ricas en grasa saturada se tratadas reducen la ingesta alimentaria por de-
asocian a una mayor ganancia de peso y ma- bajo del nivel de los controles, con lo que se
yor eficacia energética que las dietas ricas en lí- compensa el alto poder energético de la dieta,
pidos poliinsaturados. También los triglicéri- y el desarrollo de sobrepeso es pequeño.
dos con mayor contenido de ácidos grasos de Un caso especial y muy singular es el de la
cadena larga causan obesidad con mayor faci- conocida dieta de Cafetería o dieta de Super-
lidad que los de cadena media o corta. Asimis- mercado, compuesta por alimentos ae natura-
mo las hembras son más susceptibles de pade- leza variada con alto valor calórico y alta pa-
cer este tipo de obesidad dietética que los ma- latabilidad (características organolépticas ele-
chos; y los animales viejos más que los vadas), que incluye: galletas, chocolate,
jóvenes. embutidos, queso, plátanos, caramelos, frutos
secos, pan, leche condensada azucarada, etc.
Cuando se ofrecen dietas con esta composición
Dieta con alto contenido en a los animales de experimentación, éstos incre-
carbohidratos mentan su ingesta calórica hasta en un 60 por
100, y la tasa de incremento de peso aumenta
Las dietas con alto contenido de hidratos de en un 50-200 por 100 sobre la de los animales
carbono producen un incremento en torno al que ingieren la dieta estándar de laboratorio.
10-20 por 100 de la ingesta energética con un Como en otros casos, aumenta el depósito de
aumento paralelo en la ganancia de peso y el grasa a expensas de la hiperplasia e hipertrofia
acumulo de grasa. Este efecto es bastante in- del tejido adiposo. En este modelo parecer te-
dependiente del tipo de carbohidrato de que se ner especial importancia la restricción de la ac-
trate: glucosa, fructosa, sacarosa o polisacári- tividad física, en la que se encuentran las ratas
MODELOS ANIMALES Y EXPERIMENTALES DE OBESIDAD 127

enjauladas, ya que en aquéllas a las que se les BIBLIOGRAFÍA


permite el acceso a una rueda giratoria para
roedores el incremento de peso se puede redu-
cir hasta casi en un 30 por 100 (28). También en 1. Bray GA, York DA, Fisler JS. Experimental
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tiene aspectos contradictorios. Por una parte, 4. Daimond P, Brondel L. LeBlanc J. Palatability
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produce un cambio compensatorio contrario Physiol 1985; 248: E75-E79.
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voluntaria y espontánea, de tal manera que en obesity in experimental animáis: an autonomic
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general la ingesta calórica se mantiene invaria-
59(3): 719-809.
ble en torno a los niveles normales. Paradóji- 6. Fukushima M, Tokunaga K, Lupien J. Kem-
camente, estas ratas desarrollan obesidad. Ello nitz JW, Bray GA. Dynamic and static phases
puede ser justificado, al menos en parte, por of obesity following lesions in PVN and VMH.
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trol de diversos factores, entre otros el tono 8. Bray GA, York DA. Genetically transmitted
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son los responsables de una importante esti- Neuropeptide-Y messenger ribonucleic acid
(mRNA) and decreased Neurotensin mRNA in
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128 LA OBESIDAD

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9
Termogénesis y obesidad
F. J. C.-Soriguer Escofet; I. Esteva de Antonio; A. Muñoz Aguilar

INTRODUCCIÓN tica (y también de la liberación de energía) es


claramente insuficiente para representar el ba-
En el hombre la eficiencia energética de la lance real.
mitocondria se ha estimado alrededor del 48 En mamíferos, la medición de la energía li-
por 100. La disipación de calor, resultado de la berada comienza en el siglo XVIII cuando
transferencia energética, es usada para mante- Lavoiser observa cómo bloques de hielo son
ner la homeóstasis celular del medio interno, derretidos por el calor liberado por los
dentro de un estrecho rango de temperatura animales y cómo éste se correlaciona con la
(alrededor de 37° C). tasa de oxígeno consumido.
El exceso de grasa que define la obesidad es Por termogénesis se entiende la energía libe-
el resultado de un balance positivo de energía. rada por encima de la tasa metabólica basal,
El concepto de balance energético está basado debida a la ingesta de alimentos, exposición al
en la primera ley de la termodinámica, ley de frío, agentes termogénicos, influencias psico-
la conservación de la energía. lógicas y, en situaciones de vida normal, tam-
Clásicamente, el concepto de balance ener- bién por la actividad física.
gético se representa por una simple ecuación: La cantidad de energía generada por el cuer-
po puede medirse con precisión por métodos
BALANCE ENERGÉTICO = ENERGÍA directos e indirectos.
INCORPORADA - ENERGÍA LIBERADA
La energía incorporada puede ser llamada la
«energía metabolizable», que viene determi- Calorimetría directa
nada por la correspondiente al calor producido
en la combustión de los alimentos menos el Todas las actividades metabólicas del orga-
calor que podría producirse por la combustión nismo terminan produciendo calor; la medida
de la orina y la materia fecal. de la producción de calor será pues un preciso
En situaciones de libertad de movimientos equivalente de la actividad total metabólica del
(actividad habitual) el balance es muy difícil de organismo.
medir pues hay una gran variabilidad de la in- La producción térmica de una persona pue-
gesta de un día para otro, siendo entre sujetos de medirse directamente en un calorímetro pa-
mayor la variabilidad de la ingesta calórica que recido a la bomba calorimétrica habitualmente
de la pérdida calórica o energía producida, por usada para determinar el valor calórico de los
lo que una única medida de la ingesta energé- alimentos. El sujeto es colocado en una cáma-
129
130 LA OBESIDAD

ra hermética térmicamente aislada por la que drógeno hasta llegar a sus productos finales...
circula un flujo de agua a velocidad constante.
La diferencia de temperatura del agua que en- QR para los carbohidratos:
tra y que sale de la cámara refleja la produc-
ción de calor de la persona (l, 2) .
Las técnicas de calorimetría directa son muy
precisas y de gran importancia teórica, pero no
son útiles para estudiar el gasto energético hu-
mano durante las actividades diarias o clínicas.
Por eso desde el comienzo de los estudios ca- QR para las grasas (Ac. Palmítico. p. ej.):
lorimétricos se han generalizado los métodos
indirectos.

Calorimetría indirecta
Se fundamenta en el hecho de que todo el QR para las proteínas (Albúmina, p. ej.):
metabolismo energético del cuerpo depende en
última instancia del oxígeno (O:): por tanto, si
medimos el consumo de O: (VO2) o el CO2 li-
berado de una persona en reposo es posible ob-
tener una evaluación indirecta del metabolis-
mo energético porque la producción energética
anaeróbica es muy reducida(3).
Para poder hacer una estimación correcta es En el organismo, la cantidad de calor libe-
necesario conocer la cantidad de calor liberado rada durante la oxidación de una unidad de
por litro de O; consumido o por litro de CO2 peso de hidratos de carbono o de grasa es igual
liberado. Esta cantidad de calor es llamada a la liberada cuando la misma cantidad de esta
equivalente energético de O2 o equivalente sustancia es quemada en el calorímetro de la-
energético de CO2. boratorio, porque en ambos casos los produc-
Los equivalentes energéticos de O; para di- tos de oxidación son los mismos: agua (H2O y
ferentes sustratos son menos variables que los anhídrido carbónico (CO2). Las proteínas, en
equivalentes energéticos de C(X Por este mo- cambio, al ser oxidadas en el organismo, dan
tivo, cuando se utiliza una mezcla de nutrien- lugar a la formación de productos nitrogena-
tes, es posible que el VO2 represente con ma- dos (la urea sobre todo) que aún poseen un
yor precisión la energía liberada que la produc- cierto calor de combustión. La cantidad de ca-
ción de CO2. lor liberada por la oxidación en el organismo
de 1 g de proteínas es, por tanto, la diferencia
El cociente respiratorio (QR) entre el calor de combustión de la proteína y el
de los productos de su combustión eliminados
Como es bien conocido, se trata de la razón por la orina.
entre el anhídrido carbónico producido en el Por otro lado, la utilización digestiva de los
proceso de oxidación de los carbohidratos, gra- principios inmediatos no es completa, por lo
sas y proteínas y el oxígeno consumido: que los valores calóricos de los principios in-
mediatos utilizados para los cálculos dietéticos
QR = CO2 producido/O2 consumido son los corregidos por Atwater: 4 kilocalorías
Debido a la diferente estructura química de por gramo para los hidratos de carbono y las
los principios inmediatos, diferentes cantida- proteínas. 9 kilocalorías para las grasas (la oxi-
des de oxígeno son requeridas para oxidar dación de 1 gramo de alcohol etílico libera 7
completamente los átomos de carbono e hi- calorías) (Tabla 9.1).
TERMOGÉNESIS Y OBESIDAD 131

Tabla 9.1. VALORES ESTANDARIZADOS DEL nopy), propuesto ya por Kinney en los años se-
COCIENTE RESPIRATORIO Y DE EeqO2 Y senta, tiene la ventaja de no producir distur-
EeqCO2 PARA LOS CARBOHIDRATOS, GRASAS, bios en los patrones de respiración del sujeto,
PROTEÍNAS Y ALCOHOL
facilitando la medida continua sobre un perio-
RQ EeqO2 (KJ/I) EeqCO2 (KJ/I) do prolongado de tiempo en pacientes en de-
1 cúbito. Numerosos investigadores han preci-
Carbohidratos 1,000 21,12 21,12
Grasas 0,710 19,61 27,62
sado el espacio conceptual sobre el que se
Proteínas
2
0,835 19,48 23,33 desarrollan los cálculos indirectos de la calori-
Alcohol 0,667 20,33 30,49 metría (6) . Los cálculos incluyen la transfor-
mación de Haldane para ajustar las diferencias
1
Poliglucosa entre el volumen de O2 en el aire inspirado y
2
Un gramo (1 g) de nitrógeno se asocia con la utilización de espirado. La calorimetría indirecta puede rea-
5,95 litros de O 2 y la liberación de 4,968 litros de CO 2 y lizarse mediante una espirometría de circuito
116 KJ. EeqO2 y EeqCO2: Equivalentes energéticos de O2 y
CO2.
cerrado o de circuito abierto. La energía pro-
KJ = Kilojulios. ducida en kilocalorías puede calcularse por al-
guna de las ecuaciones habitualmente deriva-
La razón (R) del intercambio das de los trabajos de Weir (7):
respiratorio Kilocalorías = 3,9410 2 + 1,106 CO 2 -
En el ser vivo el cálculo del QR se basa en el 2,17 Nurinario
supuesto de que el intercambio de Oí y CO2 0 más recientemente por Brockway (8):
refleja el intercambio real en la célula. Con las
salvedades arriba comentadas, esto es así en si- Kilocalorías = 3,962 O2 + 1,0779 CO2 -
tuaciones de reposo y de ejercicio moderado 1,41 Nurinario-
de ritmo estable (4) . Sin embargo, numerosos La corrección por el nitrógeno urinario, que
factores pueden perturbar la relación metabó- es el residuo de una combustión incompleta de
lica basal entre estos gases. Los fisiólogos res- las proteínas, puede estandarizarse utilizando
piratorios han denominado como razón del como valor fijo 11 g/d (6).
intercambio respiratorio (R) a la relación del Una de las ventajas de la calorimetría indi-
dióxido de carbono producido por oxígeno recta es que permite investigar la contribución
consumido en las situaciones en que la pro- de cada uno de los nutrientes (grasa, carbohi-
ducción de carbónico no procede sólo de la dratos, proteínas, etc.) a la liberación energéti-
oxidación específica de los alimentos, aunque ca total. En las Tablas 9.2 y 9.3 se resumen las
dicho cociente se calcula igual al QR. En estas ecuaciones de predicción para calcular la ener-
situaciones es posible obtener R mayores de 1, gía liberada a partir de una mezcla de grasas,
p. ej., en acidosis láctica, e incluso valores re- carbohidratos y proteínas, así como los valores
lativamente bajos de R (< 0,7) en aquellos ca- estimados cuando son consumidos 500 litros
sos, p. ej., en los que se tiende a retener el dió- de O2 y 425 litros de CO2, excretándose por la
xido de carbono en las células y líquidos cor- orina 12 g de nitrógeno (que son los valores ti-
porales tras un ejercicio muy intenso, con el pos de un sujeto adulto sedentario).
objetivo de reponer el bicarbonato utilizado Si se quiere evaluar sólo la energía liberada y
para amortiguar el ácido láctico (5). el investigador no necesita información sobre
En la actualidad existen equipos comerciales la mezcla de combustible oxidado, el cálculo se
para la medida del intercambio de gases respi- puede simplificar (1):
ratorios con excelentes analizadores de gases y
de flujo aéreo. Hasta hace poco eran utilizadas Kilocalorías = {(1,1 x RQ) + 3, 9} x VO2
máscaras faciales o sistemas adaptados a la El gasto calórico puede ser también medido a
boca para coleccionar el aire espirado durante partir del intercambio de gases, no de calor, en
un periodo limitado de tiempo. En el momen- una cabina cerrada, lo que se ha dado en llamar
to actual el uso de un sistema especial (ca- una calorimetría de cuerpo completo {19).
132 LA OBESIDAD

Tabla 9.2. ECUACIONES USADAS PARA CALCULAR LA ENERGÍA LIBERADA POR LA OXIDACIÓN
DE UNA MEZCLA DE GRASAS, PROTEÍNAS, CARBOHIDRATOS Y VALORES ESTIMADOS
DE LA ENERGÍA TOTAL Y LA CORRESPONDIENTE A CADA UNO DE LOS SUSTRATOS
CUANDO SON CONSUMIDOS 500 LITROS DE O2 Y PRODUCIDOS 425 LITROS DE CO2,
Y EXCRETADOS 12 g DE N EN LA ORINA
Autor Energía liberada (KJ)
1 2
Ecuación Total Proteica CHO Grasa
No
2
proteica
(9)
Zunt 15,97º2+ 5.15CO2-8,02N 10,077 8,709 1,368 4,700 4,009
(10) (11)
Loewy /Lusk 15,97O2+ 5,15 CO2 -8,48N 10,072 8,740 1,332 4,667 4,073
(12)
Magnus-Levy 15,97O2+ 5,15CO2-5,35N 10,109 8,717 1,392 4,623 4,095
(7)
Weir' 16,40O2+ 4,63 CO2 -9,08N 10,104 8,717 1,322 4,473 4,299
(8)
Consolazio et al 15,82O2+ 4,85 CO2 -12,47N 9,821 8,772 1,284 4,518 4,019
(14)
Passmore 15,80o2+ 4,86 CO2 -12,00N 9,822 8,538 1,284 4,518 4,020
(15)
Brouwer 16,19O2+ 5,00 CO 2 -5,94 N 10,152 8,769 1,380 4,581 4,188
(16)
Brockway 16,58O2+ 4,51 CO 2 -5,90 N 10,136 8,756 1.380 4,498 4,256
(17)
Ben-Porat 16,37O2+ 4,57 CO 2 -11,88N 9,984 8,760 1.224 4,622 4,138
(18)
Elia 15,91O2+ 5,21 CO 2 -4,65 N 10,114 8,722 1,392 4,448 4,274
1
O2 y CO2 son expresados en litros y el N (urinario) en gramos.
2
La energía liberada por la fracción no proteica es calculada sustrayendo la energía atribuible a la oxidación de las proteínas
del total de energía liberada.

Calorimetría directa versus Tabla 9.3. ECUACIONES PARA ESTIMAR LA


ENERGÍA TOTAL LIBERADA (KJ) DURANTE LA
calorimetría indirecta OXIDACIÓN DE UNA MEZCLA DE GRASAS,
PROTEÍNAS E HIDRATOS DE CARBONO (CHO)
Ya a principios de siglo se compararon los A PARTIR SÓLO DE LA MEDIDA DEL
INTERCAMBIO DE GASES, CALCULADO
dos métodos de calorimetría en experimentos CUANDO SON CONSUMIDOS 500 LITROS
realizados durante cuarenta días en tres indi- DE O2 Y SON PRODUCIDOS 425 LITROS DE CO2
viduos que vivieron en el interior de un calo- (RQ = 0,85)
rímetro, encontrándose en la medida de pro-
Energía
ducción de calor una diferencia tan solo del 1
0,22 por 100. Numerosos estudios posteriores Autor Ecuación liberada
han confirmado esta concordancia, así como (KJ)2
la seguridad y precisión de los estudios calori- Zunt (9) 15,80 O2+ 5,10 CO 2 10,068
métricos en la obesidad (6). Loewy (10)
/
Lusk' (11) 15,79 O2+ 5,09 CO 2 10,058
Magnus-Levy (12) 15,86 O2+ 5,15CO 2 10,102
Medida de la calorimetría a lo largo Weir (7) 16,29 O2 + 4,57 CO 2 10,087
Consolazio (13) 15.55 O2+ 4,77 CO 2 9,802
de las veinticuatro horas del día Passmore (14) 15,54 O2+ 4,78 CO 2 9,802
(15)
Brouwer 16,07 O 2 + 4,96 CO 2 10,143
Brockway (16) 16,45 O2 + 4,48 CO 2 10,129
Numerosos investigadores han demostrado (17)
Ben-Porat 16,09 O2+ 4,49 CO 2 9,953
la conveniencia de estudiar el gasto calórico a Elia (18) 15,82 O 2 + 5,18CO 2 10,112
lo largo de las veinticuatro horas del día. Du-
rante muchos años, la energía diaria ha sido 1
Estas ecuaciones han sido derivadas a partir de las de la
calculada a partir de la Tasa Metabólica Basal Tabla 9.2, asumiendo que al metabolismo proteico le corres-
ponda un 15 por 100 de la energía total liberada.
(TMB) (BMR: «Basal Metabolic Rate») con- 2
Estos valores han sido calculados cuando son consumi-
seguido tras la medida del VO2 durante ocho- dos 500 litros de O2 y producidos 425 litros de CO2, asumiendo
diez minutos. Tal es el caso de la ecuación de 12 g de excreción urinaria de N. Como se ve, los valores son
Harris-Benedict para convertir el BMR en re- muy similares a los de la Tabla 9.2.
Los datos de las Tablas 9.2 y 9.3 proceden (con modifica-
querimientos energéticos de veinticuatro horas ciones) de: Elia M. et al. (cit. 18)
TERMOGÉNESIS Y OBESIDAD 133

y aquellas utilizadas para el cálculo de los re- Algunos autores utilizan el índice Metabóli-
querimientos alimentarios de la población ge- co de Reposo o Consumo Metabólico en Re-
neral a partir del BMR, aún usadas (20). poso (CMR) («Resting Metabolic Rate»:
Recientemente se ha desarrollado una nueva RMR), que representa el mismo concepto de
técnica para medir el coste metabólico en los la TMB, pero que incluye además la cantidad
sujetos mientras hacen su actividad normal de energía que se requiere para la digestión,
usando agua doblemente marcada. Revisada absorción y distribución corporal del alimento
recientemente por Schoeller ( 2 1 ) , el método ingerido. En la práctica, la TMB y el CMR di-
mide la producción integral de CO2 a lo largo fieren en menos del 10 por 100 y ambos tér-
de tres semanas, teniendo en cuenta la diferen- minos se utilizan de forma indistinta.
cia en las tasas de eliminación del deuterio y Las necesidades de energía se expresan ha-
del I8O. Se trata de un método no invasivo, sin bitualmente en términos de kilocalorías o en
apenas restricciones para su empleo, ideal para unidades absolutas de energía (julios)(a).
la medida de la energía total liberada en las Los valores de consumo de O2 durante la
condiciones habituales de vida. Los recientes medida del TMB varían normalmente entre
trabajos llevados a cabo con este método están 160 y 290 ml/minuto (0,8-1,43 kcal x min-1).
permitiendo revisar algunas de las ideas sobre La energía consumida puede ser calculada asu-
el metabolismo energético en humanos, y per- miendo un equivalente calórico de 4,83 kcal/1
mitirán aclarar las enigmáticas discrepancias de O2 consumido.
encontradas entre la ingesta calórica, la activi- Tanto la TMB como el «RMR» han sido
dad física y el peso (22, 23,2 4, 25). tradicionalmente normalizados en relación a
Las limitaciones de este elegante método la superficie corporal, pues ya desde finales del
vienen dadas por el coste del isótopo, del aná- siglo XVIII se sabe que el metabolismo energé-
lisis por espectrometría de masas y de varios tico en reposo es proporcional al área de la su-
factores de corrección, así como por la incerti- perficie corporal (27). Benedict, ya en 1915 (28)
dumbre de convertir la producción de CO2 en sugirió que la TMB era una función de la masa
energía cuando no se conoce el RQ. de «tejido celular activa» del cuerpo. A partir
de la posibilidad de medir por diferencias de
El gasto energético en reposo densidad de manera incruenta los comparti-
mentos corporales por Behnke (29) se ha podido
El metabolismo basal ha sido utilizado du- comprobar que las diferencias de TMB inicial-
rante mucho tiempo como prueba diagnóstica mente atribuidas a la edad o al sexo son fun-
a pesar de su escaso valor predictivo en la iden- damentalmente debidas a los cambios en la
tificación de enfermedades metabólicas, lo que proporción entre la masa grasa y la masa no
ha dado lugar a que su significado como expre- grasa.
sión de las necesidades de energía de manteni- Datos más recientes confirman que la TMB
miento se haya olvidado con frecuencia en la correlaciona mucho mejor con el LBM («lean
literatura médica (26). Se denomina Tasa Me- body mass») y FFB («fat free body») (30). Por
tabólica Basal (TMB) («Basal Metabolic otro lado, la FFM («fat free mass») no es una
Rate»: BMR) a la actividad metabólica que se masa metabólicamente uniforme, sino que
precisa para el mantenimiento de la vida y de está compuesta por la masa celular corporal
las funciones fisiológicas del individuo, en (MCC), metabólicamente activa, y un compo-
condiciones de reposo (no de sueño). Como ya nente inactivo metabólicamente, que corres-
ha sido comentado, se cuantifica midiendo el ponde a los minerales del hueso y al agua del
VO2 durante unos diez minutos (así como la espacio extracelular. Se ha propuesto que la
excreción de CO2 y de nitrógeno) en una per- MCC es el más directo predictor de la
sona despierta, en ausencia de actividad física, TMB (31). (Consumo de energía en reposo.)
en un ambiente cómodo, en ayunas desde la El consumo de energía en reposo (CER) suele
noche anterior y en una habitación con una calcularse a partir de alguna de las diversas
temperatura confortable. ecuaciones empíricas propuestas (32), siendo las
134 LA OBESIDAD

Tabla 9.4. PARA PREDECIR EL CONSUMO DE la práctica y en la investigación clínica para


ENERGÍA EN REPOSO A PARTIR DEL PESO obtener el Gasto Metabólico Total hay que
CORPORAL1 añadir al TMB las estimaciones de consumo
energético correspondiente al estrés. Existen
Intervalo de Ecuación para calcular
edad y sexo el CER en Kcal/día
R2 SD3 numerosas correcciones del TMB publicadas
en la literatura (39, 40). Así Grant (38) aconseja,
Varones
dependiendo del grado de estrés, las siguientes
0-3 (60,9 x P) - 54 0,97 53 correcciones:
3-10 (22,7 x P) + 495 0,86 62 — sin estrés (a):
10-18 (17,5 x P) + 651 0,90 100
151
28 Kcal/kg (116,6 % sobre la TMB)
18-30 (15,3 x P) + 679 0,65
30-60 (11,6 x P) + 879 0,60 164 — con estrés leve:
> 60 (13,5 x P) + 487 0,79 148 39 Kcal/kg (125,0 % sobre la TMB)
Mujeres — con estrés moderado:
35 Kcal/kg (146,0 % sobre la TMB)
0-3 (6 1, 0 xP )- 51 0,97 61
63
— con estrés intenso:
3-10 (22,5 x P) + 499 0,85
10-18 (12,2 x P) + 746 0,75 117
40 Kcal/kg (167,0 % sobre la TMB)
18-30 (14,7 x P) + 496 0,72 121 Como ha sido comentado, al ser el FFM el
30-60 ( 8,7 x P) + 829 0,70 108
componente corporal que más contribuye a la
> 60 (10,5 x P) + 596 0,74 108
(a)
El grado de estrés, también llamado «índice catabó-
1
Propuestas por la OMS (1985). Estas ecuaciones han lico» o «índice de estrés», se puede calcular del siguiente
sido calculadas a partir de los datos de la TMB. modo:
2
Coeficientes de correlación (R) entre las TMB comunica
das y los valores teóricos y desviación estándar (SD) de las I.E. = Nu (g/d) - [(1/2: Ni (g/d) + 3)].
diferencias entre los valores reales y los calculados. I.E. = índice de estrés.
P = Peso corporal de las personas en kg.
3
Muchos investigadores utilizan aún las ecuaciones de Ha- Nu = Nitrógeno urinario (urea en g/día x 0.46).
rris-Benedict (1919)(33) para determinar la TMB. Los valores
calculados con estas ecuaciones no difieren significativamen
Ni = Nitrógeno ingerido. Se calcula dividiendo los gramos
te de las otras ecuaciones publicadas, aunque la imprecisión de proteínas ingeridas por 6.25. Esta cifra se basa en dos
para las estimaciones individuales es mayor (6, 33). presunciones: una, en que la mayor parte del N de la dieta
es proteico, lo cual es cierto en las dietas de los países oc-
más utilizadas las ecuaciones publicadas por la cidentales, y la otra, en que el tactor 6,25 representa la re-
lación entre el peso total y el N para la mayoría de las pro-
OMS (1985)(33) (Tabla 9.4). teínas o mezclas de la misma (aunque existen variaciones
Ya en 1919 Harris y Benedict publicaron sus en la concentración de N dependiendo de los alimentos, se
ecuaciones para la TMB de un individuo dado suele aceptar la concentración media del 16 por 100 de N:
a partir de la edad, sexo, peso y talla corpo- 100/16 = 6.25).
ral (33.34) . Estas variables han sido también uti- 1/2
: Ni (g/d) = Esta cifra se basa en la suposición de que
lizadas por otros autores para calcular indirec- aproximadamente el 50 por 100 de la ingesta proteica se
tamente la TMB (8). convierte en urea en individuos con un grado ligero o mo-
Numerosas circunstancias modifican la derado de estrés.
TMB. habiéndose producido multitud de in- La cifra +3 = Se basa en la suposición de que se produci-
vestigaciones al respecto. Variaciones entre el rían 3 g de N-ureico en ausencia de ingesta proteica.
6 y el 10 por 100 de la TMB han sido descritas Interpretación:
a lo largo del ciclo menstrual ( 3 5 ) . Las (i): Si es de -5 a 0 g/día. no hay estrés.
catecolaminas (36), el hipertiroidismo (37), así (ii): Sí es de 1 a 5 g/día. el estrés es leve,
como numerosas formas de estrés modifican la (iii): Si es > 5 g/día. el estrés es de moderado a intenso.
TMB (38). El incremento en la TMB inducida
1 kilocaloría = 4.18 kilojulios. Una kilocaloría es la can-
por diferentes formas de estrés (traumatismos, tidad de calor necesaria para elevar la temperatura de 1 kg
quemaduras, sepsis, etc.) generalmente sigue de agua desde 15° C hasta 16° C. Puesto que el contenido
un camino paralelo al de la excreción de nitró- de energía de las dietas suele ser superior a 1.000 kJ. la uni-
geno en la orina, reflejando el coste metabólico dad preferida es el megajulio (MJ) que es equivalente a
del metabolismo proteico. Por este motivo, en 1.000 kJ.
TERMOGÉNESIS Y OBESIDAD 135

Tabla 9.5. ANÁLISIS DE REGRESIÓN DE LA Luke y Schoeller(44), en una extensa revisión


ENERGÍA TOTAL LIBERADA EN 24 HORAS metaanalítica sobre los más importantes tra-
(ETL), TASA METABÓLICA BASAL (TMB) Y bajos realizados sobre este tema, desarrollan
ENERGÍA LIBERADA POR ENCIMA DE LA
las siguientes ecuaciones para cuyo cálculo
BASAL (ETL.TMB), FRENTE AL PESO Y LBM
(«Lean Body Mass»)
también se han incluido niños y adolescentes
no obesos:
Pendiente
KJ x d-1 x Kg-1
Intercepción
KJ/d
r
SEE
KJ/d
TMB (KJ/día = 2,44 + 0,084 FFM (SEE =
= 0,63; R2 = 0,80) TMB
ETL vs. Peso 79±14 4.58 ± 1,09 0.68* 1,30 (Kcal/día) = 585 + 20,0 FFM
ETL vs. LBM 195 ± 44 0,75 ± 2.23 0,59* 1.43
TMB vs. Peso 39 ± 5 3,18 ± 0,38 0.80* 0,45
TMB vs. LBM 116 ± 11 0.35 ± 0,65 0,83* 0,42 Predicción de la TMB en personas
ETL-TMB vs. Peso 30 ± 14 1,39 ± 1,08 0,43* 1.28 de mayor edad
ETL-TMB vs. LBM 80 ± 42 0,40 ± 2,11 0,30 1,35

" p . 0.01: Ibm: calculado por el método del 40


K. Con la edad, los requerimientos energéticos
SEE - Error estándar. decrecen, debido entre otras cosas a una dis-
minución de la energía gastada. La mayor parte
TMB, la predicción de ésta a partir de aquél de los cálculos de las necesidades energéticas de
aporta una mayor precisión. Tiene interés los ancianos son extrapolados desde ecua-
señalar( 4 1 ) que en las ecuaciones de predicción ciones de regresión desarrolladas sobre perso-
de la TMB a partir del FFM, la intercepción nas más jóvenes. Recientemente Arciero, et
con el eje de las Y (ordenada en el origen) sue- al.(85) han calculado una ecuación de predicción
le ser bastante elevada, lo que indica no sólo la de la TMB sobre ochenta y nueve hombres
ausencia de una proporcionalidad absoluta, entre cincuenta y setenta y ocho años. En la
sino también que la TMB expresada por kg de Tabla 9.6 se resumen la ecuación de Arciero y
FFM debe ser menor en los sujetos más pesa- Pohelman, comparándolas con otras de la li-
dos, habiendo demostrado recientes estudios teratura para hombres de más de cincuenta
que parte de la variabilidad individual de la años.
TMB puede ser explicada hereditariamente,
siendo las diferencias del TMB entre miem-
bros de la misma familia menores que las di- Efectos de la ingesta alimentaria
ferencias encontradas entre personas no sobre el gasto calórico
relacionadas (30).
Las ecuaciones de predicción de Cunning- Los alimentos provocan un aumento transi-
han para la TMB (42) fueron desarrolladas en torio en la tasa metabólica basal cuya intensi-
adultos a partir del cálculo indirecto del FFM: dad y duración está relacionada con la canti-
dad y naturaleza de los nutrientes consumidos,
TMB (Kcal/día) = 5 0 1 + 2 1 , 6 FFM así como con la estimulación sensorial que
Ravussin et al. desarrollaron otra ecuación en ellos inducen (45). Este efecto es conocido como
un estudio realizado sobre indios Pima adul- la acción dinámico específica de los alimentos
tos (43): y es expresada habitualmente como una frac-
ción del contenido energético del nutriente
TMB (Kcal/día) = 478 + 20,9 FFM consumido. Este efecto termogénico de los ali-
En la Tabla 9.5 se resumen los parámetros mentos (ETA) es del 5 al 10 por 100 para los
de las ecuaciones de predicción de Welle et carbohidratos, 3-5 por 100 para la grasa y 20-
al (23) realizados sobre doce mujeres delgadas 30 por 100 para las proteínas (46).
y veinticinco obesas a las que se les midió la Este menor efecto termogénico de la grasa
energía total liberada (ETL) bajo condiciones hace que, al menos en teoría, la energía apor-
de vida libre con agua doblemente marcada y tada en forma de grasa pueda ser almacenada
la TMB por calorimetría indirecta. como grasa corporal en mayor proporción que
136 LA OBESIDAD

la energía aportada por los hidratos de car- Tabla 9.6.


bono.
Estudio Ecuación original
Aproximadamente el 50-75 por 100 del
efecto termogénico de los alimentos puede ser (86)
Mifflin, et al.
(n = 50 hombres TMB = 10(P) + 6.25(T) - 5(E) + 5 (R2 = 0,71)
atribuido a la necesidad de regenerar el ATP > 50 años)
usado en el curso de la absorción y almacena- Harris-Benedicf(34)
miento de los nutrientes: es el llamado com- (n = 5 hombres TMB = 5(T) + 13,5{P) - 6.8(E) + 66 (R2 = ?)
ponente obligatorio del ETA ( 4 1 ) , que puede > 50 años)

persistir durante bastante tiempo después de Fredrix (87)


TMB = [10.7(P) - 9(E) - 203] + 1.641 (R2 =
(n = 18 hombres
una comida rica en proteínas, debido en gran > 50 años)
0.84)
parte a los procesos digestivos además de la (20)
WHO/FAO/UNU
energía extra requerida por el hígado para asi- (n = ? hombres TMB = 8,8(P) + 11.3{T)- 1.071 (R2 = .71)
milar y sintetizar las proteínas, o aminar o dea- > 60 años)
minar los aminoácidos. Este mayor efecto ca- Arciero y
Poehlman(85) TMB = 9,7(P) - 6,1(PC)- -,8(E) + 0,1(TA) +
lorigénico de las proteínas ha sido propugnado (n = 89 hombres 1.060 (R2 = 0.76)
por algunos para justificar con una dieta rica > 50 años)
en proteínas la reducción del peso corporal en (TMB - Tasa metabólica basal en kilocalorías/dia; P = Peso en kilogramos; T
obesos, consideración que no ha superado el = Talla en centímetros; E = Edad en años; PC = Pliegue cutáneo costal en
milímetros).
refrendo de la clínica. El otro componente del
ETA conocido como componente facultativo o
regulador (36) parece ser dependiente de la ac- En condiciones estandarizadas la liberación
tividad catecolamínica y puede ser suprimido de energía durante una actividad física es alta-
por la administración de betabloqueantes mente reproducible (48). El consumo de oxígeno
adrenérgicos. de una persona varía en función del tipo de
No obstante, hoy está bastante aceptado que actividad física, de la edad, sexo, peso corporal
el efecto termogénico inducido por una so- y del grado de entrenamiento físico (49) (Figuras
brealimentación en humanos es un fenómeno 9.1. 9.2 y 9.3).
de menor significado cuantitativo que el obser- Durante una actividad física moderada, la
vado en muchos animales, probablemente en energía necesaria es obtenida a partir de la vía
relación con la mayor importancia de la grasa oxidativa, pero a partir de un momento deter-
parda en éstos (26). minado, si la intensidad y duración del ejerci-
En los cálculos dietéticos no es necesario, cio se mantienen, se sobrepasa el umbral ae-
habitualmente. tener en cuenta la disipación róbico poniendo en marcha los mecanismos
calórica debida al ETA, pues los datos utiliza- de producción energética no aeróbicos. Duran-
dos hasta el momento han sido elaborados so- te los tests de ejercicio estandarizados, este
bre sujetos que habían comido, que ya inclu- umbral es posible medirlo (aunque con cierta
yen, por tanto, el efecto térmico de los alimen- imprecisión), recibiendo el nombre de umbral
tos. anaeróbico, umbral aeróbico, umbral láctico o
El interés actual sobre la acción dinámica es- umbral ventilatorio, según el método que se
pecífica de los alimentos estriba en el posible utilice para medirlo (50).
papel que pueda jugar en la génesis de la obe- Al finalizar un ejercicio, la tasa de oxígeno
sidad, al haberse encontrado disminuida en consumido desciende rápidamente, pero per-
determinadas circunstancias clínicas, como manece aún elevada durante algún tiempo
después comentaremos. por encima de la TMB (51). Esto es así porque
el organismo tiene que recuperarse de la lla-
Efecto del ejercicio mada «deuda de oxígeno» (p. ej., para recu-
perar los niveles de ATP, mioglobina, creatin-
El ejercicio continuado da lugar a un au- fosfoquinasa, a los de la situación basal) y
mento de la TMB, debido a un aumento de la contribuir a la reconversión del lactato no
masa muscular (47). oxidado a glucosa). Este aumento del consu-
TERMOGENESIS Y OBESIDAD 137

Figura 9.1. Frecuencia cardiaca y pulso de O2 (VO2/Fr. Cardiaca), durante el esfuerzo máximo. (Cita 49.)

mo de oxígeno tras un ejercicio intenso puede tipos de actividad y trabajo. En la Tabla 9.7 se
ser observado incluso hasta veinticuatro horas muestran los valores representativos, expresa-
después. dos como múltiplos del consumo de energía en
La influencia que la actividad física tiene en reposo. A partir de los datos de la Tabla 9.7, es
el mantenimiento del peso corporal de las per- posible calcular el requerimiento energético si
sonas durante su actividad habitual ha sido di- se conoce el patrón de actividad diaria. En la
fícil de determinar hasta ahora. La introduc- Tabla 9.8 se presenta un ejemplo tomado y
ción de procedimientos que facilitan medir el modificado de la 10.a edición de las RDA «Re-
gasto energético durante las veinticuatro horas commended Dietary Allowances» (edición es-
del día(21) están permitiendo comprobar que el pañola, 1991).
intercambio de energía diario podría ser sus- Finalmente, en la Tabla 9.9 se resumen los
tancialmente mayor de lo que los estudios rea- factores aproximados de ajuste de las necesi-
lizados, midiendo sólo la ingesta alimentaria, dades energéticas en función, en caso de des-
sugerían (52). conocer la proporción de tiempo dedicado a
Se ha medido el coste energético de muchos cada actividad.
138 LA OBESIDAD

Figura 9.2. Consumo de O2 (VO2) y R (CO?/VO2), durante el esfuerzo máximo. (Cita 49).

Figura 9.3. Volumen minuto respiratorio (VE) y Equivalente Respiratorio durante el esfuerzo máximo. (Cita 49.)
TERMOGENESIS Y OBESIDAD 139

Tabla 9.7. CONSUMO CALÓRICO PARA TMB (KJ/día) = 2,09 + 0.121 FFM
VARIAS ACTIVIDADES, RELACIÓN CON EL (SEE= 1,00; R2 = 0,63)
CONSUMO DE ENERGÍA EN REPOSO (CER), (La pendiente de esta recta es significativa-
PARA MUJERES Y VARONES DE TALLA MEDIA mente distinta a la descrita previamente (ver
más arriba) para adultos y niños de peso nor-
Factor representati- mal).
vo del factor activi-
Categoría de actividad
dad por unidad de
En principio esta observación parece para-
tiempo dójica y justifica que se haya puesto en duda la
REPOSO: CER x 1
idea de una mayor eficiencia en la utilización
de la energía en los obesos (54). Sin embargo, no
Sueño, tendido. es posible hablar de la TMB en los obesos sin
MUY LIGERA: CER x 1,5 referirla al resto de los componentes corpora-
Actividades que se hacen de pie les. Los pacientes obesos tienen también una
sentado, como pintar, conducir, traba-
jo de laboratorio, escribir a máquina,
elevada masa no grasa (FFM), siendo bien co-
planchar, cocinar, jugar a las cartas, nocida, como ha sido repetidamente comenta-
tocar un instrumento musical. do, la estrecha correlación entre FFM y
LIGERA: CER x 2,5 TMB (23). Por otro lado, fuera, de una situa-
Caminar sobre superficie plana a ción basal de reposo, el coste energético de la
5 km/h, trabajo de taller, instalaciones actividad física en los pacientes obesos es ma-
eléctricas, carpintería, camarera, yor debido al mayor peso.
pieza doméstica, cuidado de niños, No parece ser cierta, por tanto, la afirma-
golf, vela, tenis de mesa.
MODERADA: CER x 5
ción de que los pacientes obesos necesiten me-
Caminar a 5,5-6,5 km/h, arrancar hier-
nos alimentos para mantener su peso que los
ba y cavar, transportar una carga, bi- sujetos delgados. La mayoría de las personas,
cicleta, esquí, tenis, baile. delgadas u obesas tienden a mantener su peso
INTENSA: CER x 7,0 estable a lo largo de periodos amplios de tiem-
Caminar con carga cuesta arriba, cor- po (55). Obesos y delgados tienen, pues, que in-
tar árboles, cavar con fuerza, gerir una cantidad de calorías proporcionales a
cesto, escalada, fútbol, rugby. la cantidad de FFM, para mantener su peso.
Los sujetos obesos, como consecuencia de esta
mayor pérdida energética, basal y en actividad,
necesitan una mayor ingesta de energía para
TASA METABOLICA BASAL EN LA mantener el peso, necesidad que está sostenida
OBESIDAD por los estudios encuestales que demuestran
que los obesos ingieren mayor cantidad de ali-
La posibilidad de que los pacientes obesos mentos que los delgados (23) . No obstante las
tuvieran una mayor capacidad para utilizar la observaciones sobre el TMB arriba comenta-
energía es bastante sugerente. La obesidad po- das no explican por sí solas la génesis de la
dría entonces explicarse por la menor libera- obesidad.
ción de energía durante los procesos metabóli- Aunque los sujetos obesos tienen una TMB
cos en los pacientes obesos. Esta sugerencia ha mayor que los delgados, que puede ser expli-
provocado una gran controversia en la litera- cada por la mayor cantidad de FFM, hay im-
tura. portantes excepciones individuales. Algunos
En la actualidad es bien conocido que los su- sujetos obesos tienen un TMB muy bajo para
jetos obesos tienen una TMB mayor que los los valores teóricos poblacionales que le corres-
delgados (22, 23, 24, 25, 53), siendo en los adolescentes ponderían a pesar de ser ajustados por el LBM,
obesos incluso mayor que en los adultos (25, el sexo y la edad (56). Recientes estudios pare-
44)
. Las ecuaciones de predicción de Luke y cen haber demostrado que la ganancia de peso
Schoeller (44), para la TMB en adolescentes a lo largo de un seguimiento de varios años
obesos, son las siguientes: puede ser predicha a partir de la tasa metabó-
140 LA OBESIDAD

Tabla 9.8. EJEMPLO DE CÁLCULO DE LA RACIÓN DE CALORÍAS DIARIAS ESTIMADA, PARA UN


ADULTO DE 23 AÑOS Y DOS SUPUESTOS: UN DÍA MUY SEDENTARIO Y OTRO MUY ACTIVO
Primer paso: Cálculo de las necesidades calóricas en función del tiempo y de la actividad, así como del factor medio de
actividad

DÍA MUY : SEDENTARIO DÍA MUY ACTIVO

Actividad y Duración Factor CER Calorías por Duración Factor CER Calorías por
factor de (horas) tiempo de (horas) tiempo de
actividad por (ejemplo) actividad actividad
unidad de (ejemplo)
tiempo
Reposo: CER x 1.0 10 10(:24xCER) 715.5 8 8 (:24 xCER) 577,5
Muy ligero: CER x 1.5 12 18(:24x CER) 1.312.5 8 12(:24 xCER) 875,0
Ligera: CER x 2,5 2 5( :24xCER) 364.0 4 10(:24 xCER) 717,5
Moderada: CER x 5,0 0 0 0 2 10 (:24 xCER) 717,5
Intensa: CER x 7,0 0 0 0 2 14(:24xCER) 1.015,0

TOTAL 24 HORAS 33 2.394 CALORÍAS 24 54 3.902,5

MEDIA 33:24 = 1,375 54:24 = 2,25

Segundo paso: Cálculo del requerimiento calórico para una mujer de 58 kg y un hombre de 70 kg, ambos de 23 años
de edad:

Consumo de
Dia muy sedentario Día muy activo
Sexo Peso energía en
(CER x 1,375) (CER x 2,25)
reposo (CER)
Hombre 70 kg (15,3 x P ) +679 = 1.750 2.406 ( » 2.394) 3.938 (=3,902,5)
Mujer 58 kg (14,7 xP) + 496 = 1.348,6 1.854.3 3.034,3

lica basal (y de veinticuatro horas), ajustada cuando mayor sea su cociente hidratos de car-
por el LBM. Entre los indios del sudeste ame- bono/grasas.
ricano una baja tasa de liberación de energía a El cuerpo humano es muy eficiente en la
lo largo de veinticuatro horas (en una cámara oxidación de los hidratos de carbono, de ma-
respiratoria), ajustada por unidad de FFM, tie- nera que el balance energético tras una ingesta
nen un riesgo relativo de hasta cuatro veces de de carbohidratos es rápidamente equilibrado,
ganar más peso a lo largo de un periodo de dos incluso en un periodo corto de veinticuatro
años (56). Por otro lado, ha sido también seña- horas (58); por el contrario, el balance positivo
lado que los niños de madres obesas tienen de energía de una dieta mezcla de los diferen-
más probabilidades de ser obesos en el primer tes principios inmediatos es fundamentalmen-
año de vida que los niños de madres delgadas te debido a las grasas.
y que esta diferencia podría ser explicada por Por otro lado, el ser humano tienen una li-
una menor pérdida de energía, más que por mitada capacidad de lipogénesis a partir de los
una mayor ingesta calórica (57). carbohidratos (58).
Durante una sobrealimentación parece que
el cuerpo tiende a mantener un balance equi-
Termogénesis inducida por librado de energía, a partir de la procedente de
los nutrientes en la obesidad los hidratos de carbono y de las proteínas, pero
que el balance positivo es directamente media-
Debido al bajo efecto termogénico de las do por las calorías procedentes de las gra-
grasas, tal como hemos comentado al hablar sas (59).
del ETA, una comida es más termogénica Esta incapacidad del cuerpo para regular el
TERMOGENESIS Y OBESIDAD 141

Tabla 9.9. FACTORES PARA CALCULAR LAS ben ser considerados, cuantitativamente, como
RACIONES DIARIAS DE ENERGÍA CON VARIOS la variable más importante en la adaptación
NIVELES DE ACTIVIDAD FÍSICA, PARA del balance entre los ingresos y la disipación de
VARONES Y MUJERES (EDADES DE 19 A 50
energía (63).
AÑOS)
En términos absolutos, la energía postpran-
Factor de Consumo de dial liberada en los pacientes obesos es mayor
Nivel de actividad actividad energía (Kcal/ que en los delgados, entre otras cosas por la
(x CER) kg por día) mayor TMB de los pacientes obesos (53) . No
Muy Ligera: obstante, algunos estudios han encontrado que
Hombres 1,3 31
la termogénesis inducida por algunos estímu-
Mujeres 1,3 30 los (alimentos, exposición al frío, infusión de
Ligera: noradrenalina, bien solos o en combinación
Hombres 1,6 38 con el ejercicio) es menor en los pacientes obe-
Mujeres 1,5 35 sos. Una situación que se mantiene incluso
Moderada: cuando son cuidadosamente controladas las
Hombres 1,7 41 diferencias en la composición corporal (22), tanto
Mujeres 1,6 37 en reposo como tras un ejercicio.
Intensa: Probablemente, la controversia en torno al
Hombres 2,1 50 comportamiento termogénico de los obesos
Mujeres 1,9 44 pueda deberse a las dificultades metodológicas
Excepcional: para sistematizar los estudios. Ya hemos co-
Hombres 2,4 58 mentado la importancia de tener en cuenta los
Mujeres 2,2 51
distintos compartimentos corporales. Nume-
rosos estudios han llamado la atención sobre el
balance de energía a partir de las grasas podría papel que en la respuesta termogénica de dife-
explicar por qué la incidencia de obesidad au- rentes estímulos puedan jugar hormonas como
menta cuando el contenido de grasa de la dieta la insulina o las catecolaminas.
aumenta. Es posible que parte de los divergentes resul-
También justifica la recomendación clínica tados encontrados puedan ser explicados por el
de prescribir dietas con una relación alta de papel que la insulinorresistencia juega en la
carbohidratos/grasas en el tratamiento dietéti- disminuida termogénesis encontrada en algu-
co de la obesidad, sobre todo en el periodo de nas situaciones. Algunos estudios han sugerido
mantenimiento de peso tras haberse sometido una asociación de la termogénesis inducida
al paciente a una dieta muy baja en calorías. por los alimentos con la tolerancia anormal de
El papel que la termogénesis inducida por la glucosa encontrada en los obesos (64), de ma-
los alimentos pueda jugar en la génesis de la nera que el efecto termogénico de la glucosa
obesidad es controvertido. En general, se acep- está inversamente relacionado con el grado de
ta que, reducida o no en la obesidad, dada la resistencia a la insulina.
escasa proporción que representa en el balance La relación entre una termogénesis dismi-
energético total, la termogénesis debida a los nuida y la resistencia a la insulina ha sido de-
alimentos debe tener una escasa importancia mostrada tanto en respuesta a la ingestión de
en los pacientes obesos(60, 6l) , pues los discretos glucosa (65, 66), infusión de glucosa (67), como en
aumentos del TMB producidos por los dife- respuesta a una mezcla de nutrientes (24).
rentes estímulos (del 4 al 20 por 100) tienen es- Con la técnica del clamp-euglucémico ha
casa incidencia en la energía total liberada a lo podido demostrarse que el efecto térmico in-
largo de veinticuatro horas (62), comparada con ducido por la glucosa es directamente propor-
el impacto que producen en la disipación de cional a la cantidad de glucosa que entra en la
energía los cambios en el tamaño corporal. Di- célula ( 6 7 ) , habiéndose comprobado similar
chos cambios de tamaño corporal (en la pro- efecto térmico de la glucosa infundida, cuando
porción de los compartimentos corporales) de- era ajustada por la cantidad de glucosa captada
142 LA OBESIDAD

por la célula. Desde el punto de vista clínico, cluso cuando el sujeto está sometido a una dieta
esta observación podría explicar que muchos libre (58). Las reservas de glucógeno pueden
pacientes obesos mantengan una captación mantenerse estables bajo una amplia variedad
normal de glucosa a expensas de un hiperin- de situaciones dietéticas (71), gracias a que el
sulinismo, durante algún tiempo, y, por tanto, equilibrio entre los hidratos de carbono inge-
una termogénesis normal y sólo en una fase de ridos y los oxidados es muy eficiente. Estas ob-
tolerancia anormal de la glucosa (a pesar del servaciones nos sugieren la existencia de una
hiperinsulinismo) la termogénesis posprandial hipotética señal que, en situaciones de balance
podría estar disminuida. En esta fase, la dis- estable, impediría que la glucosa escapara del
minución de la termogénesis tal vez podría pool de carbohidratos para convertirse en gra-
contribuir al mantenimiento de la obesidad. sa, probablemente una señal de saciedad que
Ha sido propuesto también que el efecto tér- limitaría la ingesta de calorías espontáneamente
mico de una comida podría estar tan solo re- (de hidratos de carbono).
tardado en los obesos, pero no disminuido, Por el contrario, el balance de las grasas es
probablemente en relación con la propia resis- menos importante desde el punto de vista bio-
tencia a la insulina y que, si la medida del efec- lógico, porque las reservas grasas (50-220 veces
to termogénico se mantuviera durante el sufi- las reservas de glucógeno) son demasiado gran-
ciente tiempo (seis-doce horas), las diferencias des para verse afectadas por oscilaciones dia-
encontradas con los delgados podrían rias del balance graso (70). Tras una comida
desaparecer (68). Sin embargo, algunos estudios mezcla de nutrientes se produce una elevación
dirigidos específicamente a contrastar esta hi- del RQ postprandial, que nos indica que la res-
pótesis no han podido demostrar que el efecto puesta metabólica postprandial es sobre todo
termogénico de los alimentos en los obesos sea resultado de la oxidación de los hidratos de
más tardío que en los delgados y que un estu- carbono (y de las proteínas) contenidos en la
dio de tres horas de duración puede ser razo- comida, pero no de las grasas (59). La ingesta de
nablemente suficiente para estimar la magni- una comida de carbohidratos induce una rápi-
tud de la respuesta térmica (24). da oxidación de los carbohidratos, pero la in-
gesta de una comida grasa no induce una rá-
pida oxidación de las grasas. Si un día se ingie-
Balance de nutrientes y ren muchos carbohidratos, se produce un
mantenimiento del peso corporal aumento de la oxidación de carbohidratos
para evitar una excesiva acumulación de glu-
La «teoría glucostática» de Mayer y Tho- cógeno, de manera que es posible encontrar
mas (69) está basada en la importancia fisioló- una correlación positiva entre la ingesta de hi-
gica de garantizar la permanencia de los nive- dratos de carbono y la oxidación de los mis-
les de glucemia plasmática dentro de un estre- mos (por el contrario, la correlación entre in-
cho margen. El control del balance de los gesta grasa y oxidación grasa es negativa)'72'.
carbohidratos adquiere así un relevante papel Quiere decir esto que el balance graso está peor
fisiológico. Los sistemas endocrinos y enzima- regulado que el de los hidratos de carbono.
ticos han ido evolucionando para adecuarse a Esta menor capacidad de las grasas para in-
esta prioridad homeostática (tal sería el signi- ducir oxidación adquiere un especial significa-
ficado de los amplios rangos de la insulinemia do dentro del contexto epidemiológico que re-
plasmática frente a los estrechos de la glucemia laciona el aumento de la grasa en la dieta con
plasmática). la obesidad (70, 73).
Las reservas de glucógeno corporal (200-500 La oxidación de las grasas quedaría así su-
gramos) son muy pequeñas en proporción al peditada al balance energético de los hidratos
«turnover» de hidratos de carbono diarios de carbono, «regulado» éste a su vez por las re-
(200-400 g/día) (70). Es conocido como las re- servas de glucógeno.
servas de glucógeno son mantenidas en un Solamente el ejercicio, como veremos más
rango por debajo de su máxima capacidad, in- adelante, facilita la oxidación de las grasas al
TERMOGÉNESIS Y OBESIDAD 143

inducir un aumento de los requerimientos contenido en grasas), junto a un programa de


energéticos del músculo, que es el comparti- ejercicio físico continuado que contribuya a
mento corporal capaz de oxidar los ácidos gra- descender el RQ de los pacientes.
sos, incluso en mayor medida que glucosa, es-
pecialmente durante un ejercicio prolongado
aeróbico de baja o moderada intensidad (73). TASA METABÓLICA BASAL TRAS
Si en un momento determinado la ingesta
excesiva de hidrocarbonados «satura» las re- LA PÉRDIDA DE PESO
servas de glucógeno, obligando a la glucosa a
desviarse hacia las vías lipogénicas, o si el ejer- Los tres componentes del gasto energético
cicio aeróbico es tan bajo que se suprime la (la tasa metabólica basal, la termogénesis in-
oxidación de los ácidos grasos por el músculo, ducida por los alimentos y el coste de energía
la consecuencia será la acumulación de grasa secundario a la actividad física) probablemente
en el tejido adiposo. quedan afectados durante bastante tiempo des-
Dietas hipercalóricas, ricas en grasas, y se- pués de la pérdida de peso.
dentarismo serían entonces dos situaciones de La recuperación del peso tras la realización
riesgo poblacional de obesidad, las cuales están de una dieta dirigida a perderlo es una expe-
asociadas a los hábitos de la población de los riencia común a muchos clínicos (74).
países industrializados. En los estudios de Keys de ayuno controla-
El desarrollo de la obesidad lleva aparejado, do, el 33 por 100 del descenso de la TMB
como se ha comentado, una redistribución de ocurrió ya en las primeras doce semanas de
los compartimentos corporales y un aumento ayuno (75). Posteriormente la TMB continúa
simultáneo de FFM. Paralelamente, se produ- descendiendo, aunque más lentamente, hasta
ce un aumento de la TMB y de la energía re- alcanzar a las veinticuatro semanas una dis-
querida para el ejercicio al aumentar el peso minución del 41 por 100 respecto a los
(48)
. controles, pudiéndose explicar sólo un 25 por
Este mayor coste energético, sin embargo, 100 del descenso del TMB por la
no se tiene que asociar necesariamente a una disminución de la FFM (44)
disminución de la adiposidad, si no se Luke y Schoeller(44), revisando los datos de
produce un cambio en la mezcla de nutrientes los clásicos estudios de Grande, et al.(76) sobre
(y en la cantidad), que contribuya a equilibrar soldados de peso normal, antes, durante 2-4, 5
el balance hidrocarbonado, pues el aumento semanas de ayuno y trabajo pesado y durante
de la TMB podría ser compensado con un la realimentación comprueban, al comparar
aumento de la ingesta de alimentos, tal como las rectas de regresión entre la TMB y la
de hecho parece ocurrir. MCC de un grupo de normales y otro
Por el contrario, otra situación en la que sometido al ayuno, que tienen la misma
también se produce un aumento de la TMB, pendiente, pero diferente ordenada en el
como es el ejercicio aeróbico moderado, se origen (intercepción con el eje de las y), lo
acompaña de un descenso del RQ y de una cual indica que los cambios en la FFM o en la
disminución de las necesidades de energía MCC no explican completamente los
desde los alimentos (41). descensos de la TMB observados durante la
Tal como recomienda Flatt (41), de cuyos pérdida de peso.
trabajos se han resumido las anteriores líneas, En obesos, el cambio absoluto de la TMB a
la aplicación a la práctica clínica de la «teoría lo largo de doce semanas de restricción ali-
glucostática» justifica la recomendación en mentaria es mucho menor que en sujetos no
los pacientes obesos de dietas que contengan obesos sometidos voluntariamente al ayuno
sólo la cantidad de grasa que ellos sean (0,98 vs. 2,20 KJ/día). Este menor descenso
capaces de quemar, de acuerdo con sus de la TMB en obesos se acompaña también
hábitos de ejercicio, lo que es posible de un menor descenso del FFM (3,5 vs. 8,2
conseguir con alimentos que tengan un RQ kg) (44, 75, 76).
elevado (dietas con bajo La termogénesis de los alimentos también
144 LA OBESIDAD

permanece disminuida tras la pérdida de pe- Ya hemos comentado cómo las personas
so (60). obesas tienen que realizar más trabajo y, por
En el mismo sentido, para una mujer que tanto, consumir más energía para movilizar su
haya alcanzado su peso normal tras una dieta mayor peso, y algunos estudios sugieren que
hipocalórica prolongada, la pérdida diaria de los obesos tienen una menor actividad física
energía es menor (250-300 Kcal/día) que la de que los delgados (43, 78). En la investigación clí-
mujeres voluntarias controles del mismo peso nica, la realización de un balance de energía
(77)
. que tenga en cuenta la ingesta calórica a partir
Podemos decir, por tanto, que las cantidades de los alimentos y la liberación de energía por
de energía necesarias para mantener el peso en el ejercicio es muy difícil de realizar, pues el
una persona, después de haberlo perdido, son grado de actividad física es muy difícil de me-
menores que antes de hacerlo. Si esta persona dir en condiciones no estandarizadas de labo-
consume iguales cantidades de energía que un ratorio; e igual imprecisión se encuentra en los
grupo control del mismo peso, sexo y edad, programas de encuesta alimentaria (23, 79).
hará un balance positivo de energía hasta que Excluyendo los estudios de autoevaluación
consiga nivelar la FFM, con lo que aumentará de ingesta energética, muy pocos trabajos han
su TMB y sólo entonces conseguirá un balance sido realizados comparando los requerimien-
calórico equilibrado, aunque al precio de ha- tos energéticos de personas delgadas y obesas
ber ganado peso. en condiciones de vida libre. Estudios recientes
No está claro, pues, si el descenso de la TMB realizados con agua con doble mareaje isotó-
encontrada durante un periodo de restricción pico parecen confirmar que las personas obe-
calórica refleja sólo el descenso de la FFM o de sas, durante su actividad normal, gastan una
la MCC, o si es además la consecuencia de un mayor cantidad de energía; y que muchas per-
sistema de «down regulation» de la TMB, en sonas obesas consumen más energía que los
respuesta a la pérdida de peso. sujetos delgados para mantener su exceso de
La revisión de Luke y Schoeller (44) refuerza la peso (23). La energía total liberada durante las
idea de la existencia de un sistema de «down veinticuatro horas del día es alrededor de 1,7
regulation» para la TMB tras un periodo de veces la de la TMB, tanto en delgados como en
restricción calórica. Desde el punto de vista te- obesos, pero en los obesos la diferencia entre la
leológico es razonable que así sea, pues cuando energía total en veinticuatro horas menos la
los nutrientes escasean, es fundamental para la tasa metabólica basal es mayor que en los del-
supervivencia la conservación de la energía gados, lo que, en ausencia de un mayor efecto
mínima para los procesos vitales. Este «down termogénico de los alimentos (ya hemos visto
regulation» también se observa en obesos, que en los obesos puede ser incluso menor),
aunque en menor extensión. Los mecanismos sólo se puede explicar por un mayor gasto
envueltos en este potencial sistema de «down energético durante la actividad física, incluso
regulation» permanecen desconocidos (44). aunque la actividad sea aparentemente menos
intensa o frecuente.
A pesar de que, como ha sido comentado,
EJERCICIO Y OBESIDAD los sujetos con una tasa metabólica basal baja
son los que con más frecuencia llegan a ser
La actividad física aumenta las necesidades obesos o ganan más peso (56, 57), por sí sola esta
de energía del músculo esquelético que, como situación no explica la magnitud de la ganan-
es bien conocido, es capaz de utilizar como cia de peso. Parece entonces que una baja
sustrato combustible no sólo la glucosa, sino TMB es más bien un marcador de una mayor
también los ácidos grasos. El ejercicio, por tan- ingesta calórica, mientras que el desarrollo de
to, aumenta en mayor medida la oxidación de la obesidad es el precio a pagar para conseguir
los ácidos grasos que de la glucosa, sobre todo «normalizar» la TMB (56).
si es de intensidad baja o moderada y de larga Hay factores genéticos que, desde luego, in-
duración (73). fluyen en la tendencia a ser obesos, a almace-
TERMOGENESIS Y OBESIDAD 145

nar energía como grasa y que determinan el y LBM) menor que las mujeres con distribu-
gasto energético (80). Y es posible que la menor ción abdómino-troncular (cintura/cadera
actividad física y la mayor ingesta calórica en- > 0,85). Estudios posteriores no han podido
contrada en los obesos pueda también tener un confirmar esta afirmación (23).
cierto componente hereditario.
La resistencia a la pérdida de peso por parte
de algunos pacientes obesos ha sido una preo- BIBLIOGRAFÍA
cupación constante de fisiólogos y clínicos.
Como ha sido repetidamente comentado, las
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explicaciones de esta resistencia a perder peso lorimetry. Cambridge, Cambridge University
pueden ser múltiples: una menor capacidad Press, 1987.
para perder energía («una mayor eficiencia 2. Webb P. Human calorimeters. New York, Prae-
metabólica»), una mayor ingesta de energía ger, 1985.
que la reportada o evaluada en los pacientes, 3. Brooks GA. Estimation of anaerobio energy
un menor gasto calórico del evaluado, o una production and efficiency in rats during exerci-
mezcla de todos ellos. se. J'Appl Physiol 1984; 56: 520-30.
Es bien conocida la existencia de importan- 4. Jansson E. On the significance of the respira-
tes diferencias individuales en cuanto a la in- tory exchange ratio after different diets during
gesta calórica y la TMB (para sujetos con igual exercise in man. Acta Physiol Scand 1982: 114:
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ingesta calórica en poblaciones homogéneas 5. McArdle WD, Katch FI, Katch VL (eds.). Fi-
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un estudio reciente (83) no ha sido capaz de en- Philadelphia, Lippincott JB Co., 1992: 91-99.
contrar diferencias para la TMB, energía libe- 7. Weir JB. New methods for calculating metabo-
rada en veinticuatro horas, efecto termogénico lic rate with special reference to protein meta-
de los alimentos, ni para la respuesta térmica bolism. J Physiol 1949; 709: 1-9.
al ejercicio, pudiendo explicarse la resistencia a 8. Brockway JM. Derivation of formulae used to
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dad (de larga evolución, de diferente celulari- 12. Magnus-Levy A. Metabolism and practical me-
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tura/cadera < de 0,79, tienen una tasa meta- 15. Brouwer e. On simple formulae for calculing
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146 LA OBESIDAD

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10
Psicología y obesidad
E. Ibáñez Guerra

INTRODUCCIÓN No quiere decir esto que los problemas de la


alimentación no hubiesen preocupado previa-
El tema de las relaciones entre Psicología y mente a los psicólogos. El estudio de la Anore-
obesidad si bien transciende a todas las épocas, xia nerviosa, entendida como patología psíqui-
no traspasa las culturas y mucho menos las so- ca, ha sido objeto de análisis de la Psicología
ciedades en las que esa interacción se desarro- clínica desde su incorporación al campo de las
lla. En este sentido, es indudable que la obesi- «Enfermedades Mentales» en el siglo XIX, y
dad es un problema de nuestro tiempo. No asimismo la Bulimia nerviosa, desde que se in-
quiere esto decir que no haya habido «gordos» trodujo el término en 1959. ha sido un área de
a lo largo de la historia de la humanidad, ni investigación básica para muchos psicólogos.
tan siquiera que el hecho de estar obeso no Sin embargo, a la obesidad nunca, hasta nues-
haya tenido una consideración «patológica» en tros días, se le consideró patología psíquica, y
otros momentos; no, no se trata de eso. sino de sólo se la incluye en el grupo de las «Enferme-
la consideración social que hoy en día se le da dades Mentales» en los últimos sistemas de
a la obesidad, y que provoca el que cuando clasificación —DSM-III. DSMIII-R y CIE-
uno se enfrenta al tema del exceso de peso ten- 10— (Tabla 10.1). no como un trastorno ali-
ga que recurrir necesariamente a los factores mentario, sino bajo el epígrafe de «Factores
psicológicos que se hayan implicados en el psicológicos que afectan a las condiciones físi-
mismo. No sólo porque el «ser obeso» va cas» —antiguos trastornos psicosomáticos o
acompañado, en muchos casos, de patologías psicofisiológicos— en los DSM-III, subrayan-
psíquicas diversas, sino también porque la do que la obesidad es una alteración física y no
construcción del mundo que realiza el obeso le psicológica, o como «Obesidad vinculada a
ayuda a mantener tanto su exceso de peso otros trastornos psicológicos» en el CIÉ-10:
como a desarrollar un «estilo de vida» que, en aunque en ambos sistemas bajo la categoría de
buena medida, contribuye al mantenimiento Trastornos de la alimentación sin especificar
de su problema. Dicho de otra manera, las re- aparece la obesidad como «excesiva ingestión
laciones entre psicología y obesidad son típicas de todo tipo de alimentos, debido a causas cul-
de las culturas y sociedades occidentales del si- turales o a hábitos alimenticios»(24). Quiere
glo XX y adquieren su máximo auge a partir de decir esto que. desde el punto de vista de la
finales de los 60 y comienzos de los 70, como Psicología clínica, se considera que la obesidad
consecuencia de los «cambios sociales» que su- puede ser el resultado de acontecimientos vita-
ceden en esa época. les estresantes —muerte de un ser querido.
149
150 LA OBESIDAD

Tabla 10.1.
Sistemas de Categorías Criterios diagnósticos
clasificación

DSM-lll Factores psicológicos que afectan a 1. Estímulos ambientales significativos psicológi-


DSM-IIIR las condiciones físicas camente, relacionados temporalmente con la
exacerbación de una condición física
2. Condición física que tiene una patología orgáni-
ca demostrable o un proceso patofisiológico co-
nocido
3. Cualquier problema no debido a un trastorno so-
matoforme
CIE-10 Obesidad vinculada a otros trastornos 1. Obesidad como reacción a acontecimientos es-
psicológicos tresantes.
2. Obesidad como causa de alteraciones psicoló-
gicas
3. Obesidad como resultado no deseable de un tra-
tamiento prolongado con fármacos neurolépti-
cos o antidepresivos

pérdida o cambio de trabajo o de residencia, se separa de la categoría «peso» e incluso de los


cambios en el estilo de vida, tales como los diversos índices empíricos utilizados para eva-
producidos por embarazo o parto, etc.—, lo luarla. La obesidad se convierte en una «con-
que se denomina obesidad reactiva, o la causa dición percibida», se es o no obeso en la me-
de una patología psíquica como, por ejemplo, dida en que uno se percibe como tal. y en este
la depresión de la dieta, pero no una alteración sentido tienen el mismo problema psicológico
psicológica en sí misma. Esta perspectiva, bas- una persona que siendo delgada se percibe
tante sensata desde nuestro punto de vista como obesa, como un obeso que, al margen de
como luego veremos, contrasta con la visión razones médicas, desea perder peso por razo-
de la medicina clínica que, desde la antigüedad nes estéticas.
hasta nuestros días, ha considerado a determi- Por tanto, en este capítulo haremos una bre-
nados tipos de obesidad como una condición ve revisión de los aspectos culturales, sociales e
patológica en sí misma (1). individuales que influyen en la obesidad, tal y
Evidentemente, existen bastantes razones como se expone en la Figura 10.1. ya que éstos
desde un punto de vista biológico (2), como nos permitirán tener una visión general de lo
queda de manifiesto en este libro, para consi- que le ocurre a la persona obesa (10).
derar a la obesidad como una patología en sí
misma. Sin embargo, desde una perspectiva
psicológica el «ser obeso» no debe ser consi- Cultura y obesidad
derado como patológico ya que. al margen de
los condicionamientos biológicos, en la socie- En 1955 Devereaux introduce el concepto
dad contemporánea el propio concepto de obe- de «desorden étnico» para identificar a todos
sidad es una representación social de la figura aquellos trastornos que son centrales a una
humana, más ligada a códigos éticos y estéticos cultura (3): es decir, bajo el rótulo de desorden
que a la propia ingesta alimenticia. De hecho, étnico se inscriben todas aquellas patologías
la obesidad se convierte en problema psicoló- que: a) tienen una alta prevalencia e incidencia
gico cuando las presiones culturales y sociales en una cultura determinada; b) debido a la
llevan al individuo a rechazar su propia ima- continuidad de los síntomas con la dinámica
gen corporal y su apariencia física, porque no cultural, se manifiestan con diversos grados de
se ajusta a los cánones éticos y estéticos domi- intensidad: c) se expresan poniendo de mani-
nantes. De este modo, el concepto de obesidad fiesto los conflictos centrales de esa cultura:
PSICOLOGÍA Y OBESIDAD 151

d) tienen distintas formas de manifestación,


dependiendo de la idiosincrasia personal: e) los
síntomas son una extensión o exageración de
las conductas y actitudes normales dentro de la
cultura, incluyendo incluso conductas que son
altamente valoradas; f) el trastorno es un
«modelo» de desviación, en el sentido de que
sirve para proporcionar a los individuos una
manera de ser desajustados, sin entrar en un
conflicto claro con los valores culturales do-
minantes, y g) provoca respuestas ambivalen- Figura 10.1. Factores psicológicos relacionados con
obesidad.
tes en los demás, en el sentido de que, al mis-
mo tiempo que se percibe como trastorno,
también se observa que representa, de forma das aquellas formas que determinan la convi-
exagerada, los valores de la cultura dominante vencia humana—. Teniendo presente esta de-
(8)
. Es fácil reconocer que la obesidad, o si se finición, no cabe lugar a dudas de que el mo-
prefiere todos los trastornos alimentarios mento actual se caracteriza por grandes
—anorexia y bulimia nerviosa—, presentan las contradicciones culturales.
características señaladas por Devereaux para En primer lugar, al mismo tiempo que se ha-
ser considerados desórdenes étnicos. Piénsese bla de una «cultura global»{4, 6, l4) —sociedad
si no en la influencia que las leyes dietéticas re- postindustrializada, primacía de la sociedad de
ligiosas tienen sobre nuestros hábitos alimen- servicios, primacía de la democracia como sis-
tarios —abstenerse de comer carne los viernes tema político, etc.— para señalar que se está
en la cultura cristiana, no tomar carne de cer- produciendo un proceso de uniformidad mun-
do en la mahometana, etc.—, o en el simbolis- dial, debido, en parte, a los medios masivos de
mo que adquieren ciertos alimentos como ca- comunicación: por otro lado, y como reacción
racterísticos de la identidad nacional —la pae- ante ese intento de globalización. aparecen los
lla valenciana, el gazpacho andaluz, la fabada distintos nacionalismos o pan-nacionalismos
asturiana, etc. —europeísmo, pan-arabismo, etc.— que in-
Ahora bien, aun cuando Devereaux señala tentan defender una identidad cultural propia.
las características que debe tener un trastorno En segundo lugar, mientras que se define a
para ser clasificado como étnico, nada nos dice nuestra cultura como una «cultura del consu-
acerca de las notas diferenciales que puede o mo» (5) la crisis económica mundial y los mo-
debe tener una cultura para ser productora, o vimientos ecologistas nos señalan la necesidad
al menos coautora, de la aparición de dichos del ahorro y de la conservación de la Natura-
trastornos. Para el tema que nos ocupa vamos leza. En tercer lugar, los «nuevos movimientos
a intentar dar unas breves notas definitorias a sociales» (20), tales como el feminismo clásico,
la cultura contemporánea que, probablemente, al mismo tiempo que reivindican una mayor
son las que nos van a permitir considerar a la igualdad entre los sexos, mantiene el sesgo se-
obesidad como un desorden étnico. xista de que el atractivo físico es una cualidad
A pesar de las dificultades de definición que más importante en la mujer que en el hom-
entraña el concepto de cultura, vamos a ad- bre (13).
mitir que la cultura es «un modo colectivo de ¿Qué tiene que ver todo lo que anteriormen-
vida o repertorio compartido de creencias, es- te hemos dicho con la obesidad? Cualquiera
tilos, valores y símbolos» (21), por lo que dentro sabe hoy en día que el sector de la alimenta-
del concepto de cultura están comprendidos ción es un área de una alta rentabilidad eco-
todas aquellas habilidades y hábitos adquiridos nómica, además de ser un servicio público de
por el hombre a lo largo de su evolución carácter mundial y estar en manos de grandes
—desde el conocimiento científico, hasta el multinacionales. Lo que puede que ya no esté
arte, las leyes, la religión, las costumbres y to- tan claro son las relaciones entre «cultura glo-
152 LA OBESIDAD

bal» y alimentación. Sin embargo, debemos te- alimentos más variados, sino que además su
ner en cuenta que el ciudadano global, en la presentación resulta cada vez más atractiva
medida en que convive en culturas distintas, se —ya no existen las clásicas tahonas o panade-
ve obligado a modificar sus hábitos alimenta- rías, sino las boutiques del pan o de la fruta,
rios; además, al participar de una cultura que etc.—. Junto a ello, la publicidad de la alimen-
no es la suya específica, consume tecnología tación, tanto en carteles como en la televisión,
alimenticia global —lo que ya se denomina la señala el valor social del alimento —por ejem-
«McDonalización» de la sociedad—; de este plo, ya no se toman los clásicos «bombones»,
modo, la hamburguesa, la coca-cola, los do- sino la «caja roja de Nestlé» o los «Rocher»
nuts. etc., van sustituyendo lenta, pero paula- ¡siempre y cuando se pueda permitir uno el
tinamente, al cocido madrileño, al vino de lujo de viajar en Limusina, etc.!—. al igual que
Rioja o a las filloas gallegas. Junto a ello, el in- pasa con la «moda» en el vestir, la alimenta-
tercambio económico le obliga a incorporar ción también impone sus modas. Esto conlleva
nuevos condimentos o nuevas formas de ela- que el alimentarse de una determinada manera
boración de sus propios alimentos —las nue- permita al individuo realizar sus sueños o, al
vas cocinas—. a lo que se une la necesidad de menos, pensar que «puede ser igual que...»
conocer distintos tipos de cocina, lo que se puesto que se alimenta del mismo modo que
acompaña de la práctica social de acudir a res- él. Todo esto, como veremos posteriormente,
taurantes representativos de distintas naciona- se asocia también al «valor social» de la ali-
lidades. Todo ello, convenientemente presen- mentación, en el sentido de que el tipo de ali-
tado por unos medios masivos de comunica- mento que uno consume está en función, en
ción que subrayan tanto las delicias buena medida, del estatus social que el indivi-
alimenticias de otros países, como el estilo de duo desempeña.
vida de otros pueblos u otras naciones. En este Por último, los «nuevos movimientos socia-
escenario, la persona no sólo ve aumentada su les», principalmente el feminismo y el ecolo-
oferta alimentaria, sino que además se ve se- gismo, con sus reivindicaciones respectivas res-
ducida a consumirla si no quiere ser conside- pecto a la igualdad social de los sexos y la preo-
rada un «ignorante» o un ciudadano subdesa- cupación por la naturaleza, suponen una
rrollado o tercermundista. No es raro pues especie de contraste en este mundo tan post-
que. dentro de la «cultura global», haya un au- moderno. Es decir, mientras que tanto la «cul-
mento de la incidencia de la obesidad, así tura global» como la «cultura del consumo»
como de los demás trastornos alimentarios. pueden llevar a un aumento en las tasas de
En cuanto a la «cultura del consumo», im- obesidad, se puede considerar que los movi-
plica al menos tres cosas: en primer lugar, que mientos feministas y ecologista proporcionan
cada vez se producen más y más bienes de la delgadez. Por un lado, porque el discurso fe-
consumo que intentan producir una máxima minista tradicional con su hincapié sobre la
satisfacción en el individuo, al mismo tiempo igualdad sexual ha promovido, junto a otras
que le motivan para producir más; en segundo cosas, la transformación del cuerpo femenino
lugar, esto crea una «lógica del consumo» que en un cuerpo andrógino que ha perdido sus
consiste en la utilización de los bienes de con- «redondeces» tradicionales, al mismo tiempo
sumo para delimitar y demarcar relaciones so- que ha posibilitado el que el varón comience a
ciales; en tercer lugar, el consumo produce un preocuparse por su apariencia física, lo que
placer emocional, al mismo tiempo que engen- contribuye, desde mi punto de vista, a que se
dra un pensamiento desiderativo{17), de sueños comience a apreciar un considerable aumento
e imágenes a conseguir, con la consiguiente re- de casos de anorexia mental masculina. Por
percusión tanto a niveles corporales como de otro lado, el ecologismo. con su interés por la
placer estético. «conservación de la Naturaleza en su estado
En este sentido, la «cultura de consumo» se natural» —valga la redundancia—, va en con-
puede aplicar fácilmente a la alimentación. En tra de toda la «cultura del consumo» señalada
el mundo occidental no sólo existen cada vez anteriormente, y. por tanto, contra todo aque-
PSICOLOGÍA Y OBESIDAD 153

lio que signifique consumir más de la cuenta, las personas que comen solas tienden, por lo ge-
es decir: el obeso. neral, a tener una alimentación inadecuada.
En cuanto al sexo, es evidente que las mu-
jeres consumen menos alimento que los hom-
Sociedad y obesidad bres, independientemente de la mayor o me-
nor preocupación que puedan tener por su
Es un supuesto común pensar que se come peso corporal. Ahora bien, esta variable apa-
porque se tiene hambre: sin embargo, en la so- rece íntimamente ligada a la distribución social
ciedad contemporánea esto es más virtual que de los papeles en ambos sexos. Así, mientras
real —recuérdese a este respecto el accidente que en general a la mujer se le atribuye el pa-
de los Andes llevado al cine en la actualidad— pel de «servicio» dentro de la familia, al hom-
ya que, como señala Gilbert (7), tanto el comer bre se le suele asignar el de «proveedor», lo
como el estilo con el que comemos es una par- que conlleva, respecto a la alimentación, tanto
te esencial de la fábrica social. De hecho, es el el que las mujeres se preocupen por la selec-
tipo de sociedad el que determina no sólo la ción y preparación de los alimentos, como el
cantidad de alimentos que ingerimos, sino que los hombres ocupen un lugar privilegiado
también nuestro horario alimenticio e incluso en su distribución. De hecho, en la cultura oc-
el tipo de nutrientes que debemos tomar, cons- cidental, clásicamente, las mujeres no comían
tituyendo el proceso de alimentación una parte al mismo tiempo que los varones —costumbre
importante de nuestro aprendizaje social, pero que aún perdura en ciertas sociedades gastro-
no sólo de hábitos alimentarios, sino también nómicas, así como en ciertas culturas, princi-
de comunicación de nuestras emociones. Así, palmente rurales—, o el mismo tipo de ali-
por ejemplo, el llanto de un recién nacido ex- mento, etc.; asimismo, mientras que las muje-
presa, en algunas ocasiones, su necesidad de res «simplemente cocinan», los hombres son,
alimento, siendo el llanto una forma de comu- por lo general «grandes chefs» (15).
nicar sus deseos al adulto. Del mismo modo, En relación a la clase social, todo indica que
los adultos comen en comunidad para festejar las tradicionalmente consideradas «clases ba-
algún tipo de acontecimiento, es decir, para co- jas» tienen una mayor tendencia a consumir
municar a los demás su alegría. Ahora bien, alimentos ricos en grasas y azúcares. Ahora
para estudiar los aspectos sociales de la obesi- bien, como señalan Prost y Vicent (18) en su
dad hay que tener en cuenta distintos tipos de historia de la vida privada en el siglo XX, este
factores. hecho va ligado a distintos fenómenos sociales.
Dado que la obesidad es una patología cuya Así, el «modelo de delgadez» está íntimamente
distribución es distinta según la edad, el sexo y ligado al abandono de la vida rural y a la in-
la clase social, estas variables deben ser tenidas corporación de la mujer al mundo del trabajo,
en cuenta cuando uno se enfrenta al tema de la entre otras razones porque el tipo de trabajo
obesidad, ya que se sabe que la cantidad de in- que se realiza en el mundo agrario obliga a te-
gesta que realiza un individuo está, en gran ner el cuerpo encorvado, lo que dificulta, en
medida, determinada por estos factores. Res- buena medida, tener una percepción adecuada
pecto a la edad, de todos es conocido que la del propio cuerpo, lo que lleva a una despreo-
cantidad y calidad de los nutrientes es distinta cupación por el plano estético. Por otro lado,
en las distintas etapas de la vida; también se el abandono del campo y la aparición de la
sabe que una buena nutrición en la infancia burguesía urbana conlleva que se pueda dedi-
comporta un desarrollo saludable, además de car más tiempo al cuidado de uno mismo, con
que los hábitos, conductas y preferencias lo que el cuerpo adquiere una singular impor-
adquiridas en la infancia configuran aquellos tancia. Junto a ello aparecen «razones econó-
que se tienen de adulto (l5) . Lo que quizá no sea micas»: en primer lugar, la estética de la del-
tan conocido es que. en buena medida, los há- gadez conlleva el deseo de las clases económi-
bitos alimentarios van a depender del apoyo so- camente fuertes de mostrar su posibilidad de
cial del que se disponga, hasta el punto de que consumir alimentos que tenían un precio ele-
154 LA OBESIDAD

vado en el mercado, lo que convertía a la ima- mentación. De este modo, la sociedad demo-
gen corporal en una forma de distinción. En crática, en tanto en cuanto posibilita la pérdi-
segundo lugar, el modelo de delgadez aparece da del «acto familiar» de la alimentación, el
en épocas de abundancia económica y alimen- individualismo alimentario y una forma es-
taria: es decir, para que el «mantener un cuer- pontánea de alimentarse, «como lo que quie-
po en forma» se convierta en norma es ne- ras y cuando quieras», contribuye a que no se
cesario tanto que exista un control en el con- puedan establecer normas alimentarias claras,
sumo por parte del individuo —existen lo que trae consigo la aparición de dietas no
alimentos pero no los utiliza— como que éste equilibradas en cuanto a su contenido nutriti-
tenga la suficiente capacidad económica para vo, que colaboran al aumento de los trastornos
poder comprar no sólo alimentos de «primera alimentarios. Al mismo tiempo que convierten
calidad», sino también todos los aditamentos al individuo en el único responsable de su pro-
dietéticos que esto exige. Así pues, el hecho de pio peso.
que la obesidad sea una patología, principal- A pesar del debate existente en la actualidad
mente, de las clases menos privilegiadas está acerca de si la tecnología es capaz de resolver
unido al fenómeno de que son las clases privi- los problemas sociales que acechan a la hu-
legiadas las que han impuesto la estética de la manidad, no cabe lugar a dudas de que vivi-
delgadez, apoyándose para eHo tanto en razo- mos en una sociedad tecnológica. Ahora bien,
nes médicas como de poder económico. la tecnología respecto al tema que nos ocupa
Si los factores demográficos juegan un papel tiene diversas facetas. En primer lugar, está ín-
importante en la visión que tenemos actual- timamente ligada a los medios masivos de co-
mente sobre la obesidad, no es menos valioso municación social. A este respecto, ya señala-
el analizar el tipo de creencias que mantiene la mos anteriormente la importancia que tienen
sociedad contemporánea. A este respecto, en los anuncios de alimentos, en cualquier medio,
su análisis de las Creencias sociales contempo- sobre su consumo: íntimamente ligado a ello
ráneas. Seoane y Garzón (20) subrayan tres ca- está la importancia que la imagen ha adquiri-
racterísticas básicas de la sociedad actual, que do en los últimos tiempos. Así, por ejemplo, la
ellos denominan formas democráticas de vida, TV, al mismo tiempo que nos incita a consu-
dominio técnico del presente y relaciones socia- mir determinados productos, lo hace presen-
les egocéntricas. Todas ellas están, desde mi tándonos unos cuerpos «light» que, a través
punto de vista, íntimamente ligadas al tema de del medio, se convierten en auténticos cánones
la obesidad. de belleza. Sin embargo, en ningún momento
La democratización de la sociedad ha lleva- nos proporciona información acerca de cómo
do a amplias modificaciones en los hábitos ali- adquirir y mantener dichos cuerpos. Es decir,
mentarios. Las relaciones igualitarias han mo- el doble mensaje televisivo —come pero man-
dificado los horarios alimenticios, hasta el tente en forma— está desprovisto del nivel
punto de que las horas de la comida son varia- educativo básico necesario para poder llevar
bles para cada uno de los miembros de la fa- esto a cabo, creando un estado de contradic-
milia. Esto, a su vez, ha hecho que la prepara- ción interna en el espectador que, para man-
ción de los alimentos en el hogar haya perdido tener su imagen, necesita tanto consumir
su importancia tradicional, hasta el punto de como mantenerse esbelto. La importancia de
que «la comida familiar» empieza a reservarse una educación dietética adecuada a la pobla-
para las grandes celebraciones. Por otro lado, ción se convierte, por tanto, en uno de los pi-
la amplia variedad de alimentos existente en lares básicos de cualquier programa de preven-
los hogares posibilita el que las personas pue- ción de la obesidad (9). En segundo lugar, la so-
dan elegir al máximo el tipo de nutriente que ciedad tecnológica facilita y promueve un
desean consumir sin que necesiten para ello cierto sedentarismo social (7) . Pueden adquirirse
forzar a los demás, creándose de esta manera distintos productos alimenticios a través del
una especie de individualismo alimentario que teléfono o del computador, además de que
implica una falta de normas respecto a la ali- también se puede recurrir a distintas compa-
PSICOLOGÍA Y OBESIDAD 155

nías para que nos sirvan en nuestras casas la «sistemas sanitarios», donde existe una cierta
cena o la comida que deseemos, sea del país antipatía hacia el obeso, al que, en buena me-
que sea y con el servicio de camareros adecua- dida, se hace culpable de su salud, así como de
do para tales fines. En tercer lugar, la tecnolo- su obesidad —considerada médicamente tanto
gía también ha afectado a la propia industria como una patología como un factor de riesgo
alimenticia, tanto en el sentido de la industria- de diversas enfermedades (23).
lización de la agricultura y de la ganadería —lo De todo esto podemos deducir que las
que permite tener mayor cantidad de alimen- creencias mantenidas por la sociedad contem-
tos con menos coste y en menos tiempo—, poránea están íntimamente relacionadas con
como en la producción artificial y/o sintética los demás factores sociales que contribuyen a
de algunos de ellos —por ejemplo, el azúcar y la aparición de la obesidad como un problema
la sal. para citar dos nutrientes básicos—. Ade- social típico de la cultura y sociedad postmo-
más, la tecnología también ha contribuido a dernas.
una mejor y más rápida distribución del ali-
mento, así como también interviene en su pre-
paración y consumo —recuérdense los mi- Individuo y obesidad
croondas, la comida preparada, los autoservi-
cios, etc.—. Todo esto contribuye a que el En este contexto, no es raro que el obeso
comer sea cada vez menos importante. tenga un gran menosprecio por su imagen cor-
Si las relaciones sociales, en la sociedad con- poral. Se percibe a sí mismo como grotesco y
temporánea, se manifiestan por su egocentris- atisba en los demás la hostilidad que su cuerpo
mo, es lógico que la «imagen», la apariencia les produce, lo que le puede provocar una pér-
física de mi cuerpo, se convierta en algo fun- dida de autoestima y de su propia valoración
damental. Además, junto al papel de comuni- personal. Evidentemente, la crítica social a la
cación que siempre tuvo la presencia física, en que se ve sometido le recuerda constantemente
la actualidad ésta ha adquirido un importante que su apariencia física no es una «buena carta
valor simbólico para uno mismo. Ya no es tan de presentación», cayendo en lo que ya se ha
importante agradar a los demás como el estar dado en llamar «dietomanía» como forma de
uno mismo contento con su cuerpo. La apa- resolver sus problemas. Sin embargo, como se-
riencia física nos permite exhibir nuestro cuer- ñalan diversos autores, «la dieta que tiene éxi-
po ante los demás como manifestación de «sa- to puede crear un estado de "hambre" cróni-
lud» tanto física como mental. co», de tal manera que puede provocar episo-
No es raro, por tanto, que la gente perciba al dios de bulimia que introducen a la persona en
obeso como sucio, estúpido, feo, liante, apáti- un auténtico círculo vicioso: el conocido «efec-
co. etc.(12), ni tampoco el que, en EE.UU., se to yo-yo» —dieta: pérdida de peso: binge: die-
le discrimine socialmente hasta el punto de ta— que sufren muchos obesos, o lo que es
que encuentra dificultades para: a) ingresar en probablemente más grave a crear en ellos un
determinados colegios y universidades priva- «estilo alimentario restrictivo», que podemos
das; b) ingresar en el Ejército, en la Policía o en comprobar en su respuesta a la pregunta: ¿es
los Bomberos, y que incluso en tales servicios usted del tipo de personas que come menos de
exista la posibilidad de despido siempre que no lo que desea con el fin de controlar su peso?,
se mantenga un peso normal; c) encontrar tra- una respuesta afirmativa, en un obeso, nos está
bajos en determinadas empresas, porque se les señalando el riesgo de que éste, si sigue una
considera con malos hábitos de trabajo, con dieta muy restrictiva, a medida que va per-
más tendencia al absentismo laboral injustifi- diendo peso aumente su riesgo de presentar
cado y con cierta propensión a abusar de las una bulimia (ver Anexo).
compañías de seguro; d) casarse, sobre todo en Ahora bien, ¿en qué medida el comer res-
mujeres, en las que el peso se considera una trictivo nos sirve como predictor del resultado
clave de «movilidad social»; y por último, los del tratamiento de la obesidad? Como señalan
obesos también encuentran dificultades en los Stunkard y Wadden ( 2 3 ) , la escala de comer res-
156 LA OBESIDAD

trictivo desarrollada por el equipo de Hermán. primeros síntomas que indican dificultades
y que se expone en el Anexo, no produjo los con la dieta: tristeza, irritabilidad, nerviosis-
resultados esperados, en el sentido de que en mo, sensación de debilidad, disminución de la
los obesos también medía problemas de man- libido y preocupación excesiva por el alimen-
tenimiento de peso. Esto llevó a estos autores a to. En estos casos, y siempre que el estado mé-
desarrollar un inventario de comer restrictivo dico del enfermo lo permita, resulta más con-
(22)
que mide tres factores: restricción cog- veniente hacer una dieta menos hipocalórica y
nitiva («no como algunos alimentos porque que evite la bulimia o la depresión de la dieta
me hacen engordar»), desinhibición («a veces —ya que ambas pueden impedir el que el en-
cuando me pongo a comer no puedo parar») y fermo reduzca su peso—, que el empeño en
hambre («a menudo siento hambre hasta el continuar con un tratamiento que no sólo va a
punto de que tengo que comer algo»). Median- reforzar la creencia del sujeto de que él no tie-
te esta escala se pudo comprobar que los suje- ne solución (desesperanza), sino que al mismo
tos que puntúan alto en restricción cognitiva tiempo le va a confirmar en su creencia de que
son los que mejores resultados obtienen con no tiene capacidad de control suficiente para
los distintos tratamientos, mientras que los reducir su peso. En este sentido, el médico
que puntúan bajo en la misma y alto en la es- debe estar atento tanto a no favorecer las pre-
cala de hambre obtienen resultados muy po- siones socioculturales que se ejercen sobre el
bres, por lo que lo más aconsejable será no so- obeso, como a saber qué tipo de dieta puede
meterlos a dieta hasta que no aprendan técni- soportar y puede seguir un determinado enfer-
cas de reestructuracción cognitiva, tales como mo. La colaboración psicológica en el campo
«dejar de pensar», «plantearse pensamientos del tratamiento de la obesidad se convierte,
alternativos», «rotular adecuadamente sus es- por tanto, en una necesidad si lo que se busca
tados emocionales», etc. es tanto la adherencia al tratamiento por parte
Aun cuando se pudiese pensar, dadas las cir- del enfermo como la calidad de vida y el bie-
cunstancias descritas anteriormente, que los nestar subjetivo del mismo.
obesos son más proclives a los trastornos psi-
copatológicos que las personas normales, nada
más lejos de la realidad. A pesar de las presio- Conclusiones
nes socioculturales, existen personas obesas
«normales» o, si se prefiere, existen obesos que Se ha intentado revisar en este capítulo to-
no tienen más problemas psicológicos que los dos aquellos aspectos que contribuyen a que
que tiene una persona normal, lo que les hace un individuo se sienta «enfermo» como con-
sentirse «ofendidos» cuando, al no poder se- secuencia de que su apariencia física no se co-
guir la dieta prescrita, el médico les recomien- rresponde con los cánones éticos y estéticos de
da acudir a tratamiento psicológico. nuestra época. A este respecto, se ha subrayado
Sin embargo, también es cierto que algunos el carácter de «desorden étnico» de la obesidad
no pueden seguir la dieta debido a problemas y se han señalado las principales características
psicológicos, tales como depresión, hipocon- socioculturales que, desde el punto de vista de
dría, neurastenia, etc. De ahí que resulte im- la autora, contribuyen a que las personas obe-
portante, desde el punto de vista médico, co- sas tengan problemas, no sólo para reducir su
nocer la personalidad del enfermo antes de peso, sino también para aceptarse a sí mismas.
prescribirle una dieta, así como informarle de Aunque brevemente, se ha intentado hacer ver
los «riesgos» que corre al someterse a un tra- la responsabilidad que el personal sanitario tie-
tamiento dietético. Es decir, el médico no debe ne en el tratamiento y cuidado de la obesidad,
olvidar que un obeso que se somete a dieta subrayando la interacción que existe entre los
puede convertirse en un bulímico si tiene que distintos trastornos alimentarios, que convier-
hacer una dieta muy hipocalórica en poco ten a la obesidad en el punto central entre la
tiempo. Una manera relativamente fácil de anorexia y la bulimia, es decir, en el límite que
prevenir esto consiste en estar alerta ante los separa «lo normal» de «lo patológico» (16).
PSICOLOGÍA Y OBESIDAD 157

ANEXO: Nunca.
Pocas veces.
A menudo.
La escala de restricción alimentaria* Siempre.
9. Mientras come, es usted consciente de lo que
Polivy, Hermán y Warsh (1978) está comiendo?
1. ¿Con qué frecuencia hace dieta? Nada en absoluto.
Nunca. Poco.
Rara vez. Moderadamente.
A veces. Extremadamente.
A menudo. 10. Respecto al peso que a usted le gustaría pesar,
Siempre. ¿cuántos kilos de más ha llegado a pesar?
2. ¿Cuál es la máxima cantidad de kilos que ha 1-2.
perdido en un mes? 2-3.
0-2.
3-5. 4-6.
6-8. 7-11.
9-11. Más de 12.
Más de 12.
3. ¿Cuál es la máxima cantidad de kilos que ha
ganado en una semana? Valoración: La escala se evalúa de 0 a 5 o de 0 a
0-1/2. 4, según el número de alternativas de los ítems,
1-11/2 sumándose la puntuación en cada uno de ellos
2-21/2. para obtener una puntuación total. Se considera
3-3'/2. «estilo restrictivo» a aquellas personas que obtie-
Más de 4. nen una puntuación total superior a 16.
Además se pueden obtener otras dos puntuaciones
4. Generalmente, a lo largo de una semana, ¿en implicación en la dieta que se obtiene sumando
cuánto fluctúa su peso? las puntuaciones obtenidas por el sujeto en los
0-1/2. ítems 1, 5, 6, 7, 8 y 9 y fluctuaciones de peso que
1-11/2 se obtiene sumando las puntuaciones obtenidas
2-2'/2 por el sujeto en los restantes ítems (2, 3. 4 y 10).
3-31/2 La escala de implicación en la dieta puede pre-
Más de 4. decir buenos resultados terapéuticos, mientras que
5. ¿En qué medida afectaría a su tipo de vida la de fluctuaciones de peso debe hacernos pensar
una fluctuación de 2,5 kg de peso? en posibles accesos bulímicos.
Nada en absoluto.
Ligeramente.
Moderadamente. BIBLIOGRAFÍA
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158 LA OBESIDAD

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11
El apetito en el control
del peso corporal
X. Remesar; M. Alemany

INTRODUCCIÓN aproximada de los alimentos a ingerir (circuito


de la ingesta), establecido esencialmente me-
El control del peso corporal es uno de los diante el control del apetito (6) . Un segundo
mecanismos más complejos del organismo(1,2, elemento establece la deposición de reservas,
ya que de su adecuado ajuste depende en mu- dependiendo de la disponibilidad energética y
chos casos la supervivencia ( 3 ) . Los animales de los niveles preestablecidos de dichas reser-
que viven en un medio natural manifiestan, vas (circuito de la deposición) (2). Un tercer ele-
mucho mejor que las poblaciones humanas ac- mento de control establece la porción de la
tuales, la necesidad de ajustar el peso corporal energía disponible que se dilapida en forma de
a las presiones ambientales y mantienen su calor mediante los procesos de termogénesis
masa de reservas muy ajustada a los criterios (circuito de control a corto plazo) (7). Sobre es-
de máxima supervivencia: una masa suficiente tos elementos de control a corto plazo gravitan
para superar las épocas de carestía, pero no tan otros mecanismos de ajuste a largo plazo,
grande que comprometa el movimiento. En como pueden ser los aspectos genéticos (8, 9) , el
los humanos, al desaparecer en gran medida desarrollo de un patrón normal de variación
estas presiones ambientales, el control del peso del peso corporal a lo largo de la vida (10), situa-
corporal ha dejado de ser tan crítico (4), por lo ciones fisiológicas diversas como la gestación(11)
que la supervivencia de individuos con masas o lactancia (12), la exposición in útero a situacio-
de reservas muy diferentes permite la intro- nes de falta o exceso de nutrientes (13-15) y aspectos
ducción de un alto grado de variabilidad en diversos, aún no bien entendidos, de la so-
este parámetro. Ello no quiere decir que la im- ciedad moderna que potencian la obesi-
portancia de este control sea menor, sino que dad ( 1 6 , 1 7 ) , como podrían ser el estrés y la
la relajación de algunos controles no resulta ansiedad (18, 19) o la amplia disponibilidad de ali-
tan crítica como en las poblaciones primitivas, mentos de muy diversos tipos (20, 21), o —inclu-
sometidas a una fuerte presión ambiental so— el aburrimiento y la vida sedentaria(22).
directa (5). El apetito ocupa, pues, un lugar importante
El control de la masa de reservas corporales en el control global del peso corporal, siendo el
se realiza mediante una serie de mecanismos apetito y la ingesta uno de los elementos de
concertados que actúan a diferentes niveles control del peso corporal sobre el que más se
con un alto grado de interrelación (Fig. 11.1). ha incidido en la terapéutica de la obesidad (23).
A corto plazo, un primer elemento de control La mayor parte de las veces se controla artifi-
establece la masa energética y composición cialmente la ingesta (24) y se trata de manipular
159
160 LA OBESIDAD

Figura 11.1

el apetito(25, 26), en la suposición de que éstos glúcidos, grasa, etc.(31). El hambre puede sa-
son elementos decisivos en el control de la ciarse con la ingestión de alimento, mediante
masa de reservas, aunque la escasa efectividad el proceso de saciamiento, hasta alcanzar un
de tales actuaciones en la obesidad mórbi- grado más o menos intenso de saciedad (32),
da (27, 28) y el conocimiento de la existencia de una grata sensación que inhibe progresivamen-
otros circuitos de control, muchas veces te el hambre hasta alcanzar un nivel de refrac-
redundantes (2) , ha movido a muchos investi- tariedad más o menos absoluta a la ingestión
gadores a tratar de comprender mejor los me- de alimento(33). Este período refractario es ne-
canismos que integran el ajuste energético glo- cesario para permitir al tubo digestivo (y al res-
bal del organismo, en el que el control del ape- to del organismo) procesar el alimento ingeri-
tito es un eslabón más de un complejo sistema do en condiciones óptimas (Figura 11.2). El
de control y acoplamiento (29). apetito puede ser saciado también con la inges-
tión de alimento, aunque un apetito específico
sólo se compensa con la ingestión del alimento
EL APETITO específico para el que se manifiesta el apetito
(aunque su ingestión pueda ser bloqueada por
El apetito no es una sensación única, sino el período refractario que se produce a conti-
que existen diversos e intensidades de apeti- nuación de una ingesta abundante). El apetito
to (30), con una clara efectividad discriminatoria específico se manifiesta casi siempre de mane-
de alimentos (y nutrientes). La necesidad ra inconsciente (34) , de un modo parecido al
acuciante de ingerir alimento, esencialmente inicio insidioso del hambre, del que sólo to-
energético, corresponde mejor a la definición mamos conciencia a partir de un cierto límite
(35)
de hambre, sensación que debe distinguirse del . La historia natural de muchos de estos
simple apetito o necesidad más o menos inten- comportamientos puede responder a compor-
sa de ingerir algún tipo de alimento: proteína. tamientos atávicos heredados de nuestros re-
EL APETITO EN EL CONTROL DEL PESO CORPORAL 161

Figura 11.2.

motos antepasados. Un ejemplo clásico es la azúcares, es objeto de notable atención por


pica o ingestión de tierra por animales con dé- parte de los investigadores (44, 45). Se ha especu-
ficit de algunos minerales (36). Dentro de este lado con la posibilidad de que una importante
capítulo deberíamos incluir el exagerado ape- ingestión de azúcares podría incrementar sig-
tito por la sal que se manifiesta en amplios es- nificativamente la glucemia (y la insulinemia),
tratos de nuestra sociedad, hasta el extremo afectando el transporte de aminoácidos neu-
que potencia seriamente los riesgos de salud de tros a algunas zonas del cerebro. Esta inhibi-
muchas personas (37). Esta necesidad de sal no ción relativa podría afectar la captación de
puede achacarse sólo y exclusivamente a hábi- triptófano, limitando así la disponibilidad del
tos sociales y culinarios equivocados, ya que sustrato de partida para la síntesis de serotoni-
éstos son sólo la manifestación de unos apeti- na (46). Esta interesante hipótesis no parece que
tos específicos presentes ya en los individuos. pueda demostrarse de modo definitivo ya que
El fuerte apetito por la grasa de los roedores la sensación de sedación que presentan algu-
contrasta con su dieta típica, basada en los nos de estos activos devoradores de glúcidos
cereales (38) ; del mismo modo, la creciente se- no se manifiesta en todos los individuos; de
lección de grasas como componente energético hecho, una serie de experimentos de selección
mayoritario de las dietas consumidas en los de alimentos realizados con poblaciones de es-
países más desarrollados puede responder a un tudiantes ha demostrado que hay dos tipos bá-
profundo y específico apetito por la grasa (39). sicos de preferencias por las comidas entre ho-
En la rata, el apetito por la proteína ha sido es- ras: los que prefieren los dulces (con más o me-
tudiado con un cierto detalle (40, 41). Frente a nos grasa) y los que prefieren los bocados ricos
dietas hipoproteicas, las ratas reaccionan ingi- en proteína (47).
riendo una mayor cantidad de alimento y con-
servando mejor su nitrógeno (42), de modo que
una carencia de proteína puede forzar la inges- EL CONTROL DE LA INGESTA
tión de una mayor cantidad de energía que la
que en principio sería suficiente para mantener El control de la ingesta depende de diversos
funcionando al organismo (43). núcleos cerebrales, destacando los núcleos pa-
El apetito por los glúcidos, especialmente raventriculares del hipotálamo (47-50), el hipotá-
162 LA OBESIDAD

Figura 11.3.

lamo ventromedial (51) y el hipotálamo lateral testino y el cerebro. La comunicación se esta-


(52)
. En el control del apetito participan muy blece mediante tres vías de actuación coordi-
diversos neurotransmisores, lo que hace que sea nada y parcialmente desplazadas en el tiempo.
bastante difícil poder determinar las pautas de La información puramente neural se conduce
control general. Las vías neurales se comple- esencialmente a través de las ramas gástrica y
mentan con una importante participación hu- celiaca del nervio vago, aunque también llega
moral y metabólica (53), factores que en conjunto información (de la cavidad bucal y faringe) a
determinan —junto con los aspectos corticales través de las ramas sensoriales de los nervios
superiores, sensoriales y de la memoria— la craneales. La información transmitida por el
situación concreta de apetito para determi- nervio vago es esencialmente la de los meca-
nados nutrientes, de hambre o saciedad. norreceptores que se estimulan por la dilata-
Uno de los elementos clave en el control de ción del estómago (57) y otros receptores mecá-
la ingesta, que actúa en gran medida —pero nicos, térmicos, osmóticos y de composición
no exclusivamente— a través del apetito, lo química situados a lo largo del tubo digestivo.
constituyen las señales emanadas del tubo di- La dilatación gástrica constituye una poderosa
gestivo como respuesta a su llenado con ali- señal de saciedad ( 5 8 ) , aunque por sí sola no
mento y como consecuencia de los procesos de basta para eliminar el apetito (59). La vagoto-
digestión y reconocimiento que tienen lugar en mía y la gastrectomía experimentales no eli-
su seno. El primer contacto físico con el ali- minan la ingestión de alimento (60) . Por otro
mento a través de las superficies sensoriales de lado, la fistulación del esófago provoca que no
la cavidad bucal transmite información impor- se pueda alcanzar la saciedad a pesar de ingerir
tante a los centros neurales, dando una estima grandes cantidades de alimento (60). Los es-
de la composición, estado físico y masa del tímulos vagales pueden condicionar la respues-
alimento (54). Mediante mecanismos reflejos y ta hormonal general, mediatizando las res-
acción voluntaria, se produce la deglución del puestas de la fase cefálica de la digestión y pro-
alimento masticado e insalivado. El sabor dul- moviendo la secreción pancreática de insulina
ce activa el proceso de deglución (55), al igual a través de la rama gástrica del propio vago (62).
que los sabores agradables y la textura de las El tubo digestivo emite también una impor-
grasas alimentarias o de la proteína en los ca- tante cantidad de señales hormonales, en parte
sos en que se seleccionan específicamente estos para preparar al propio intestino para digerir el
nutrientes (56) alimento que se ingiere, y en parte para co-
La Figura 11.3 resume algunos de los meca- municar a los centros nerviosos superiores la
nismos de comunicación entre el estómago, in- situación de llenado y —especialmente— los
EL APETITO EN EL CONTROL DEL PESO CORPORAL 163

datos que permitan deducir una idea de la car- bla 11.1 se presenta una lista de los principales
ga energética contenida en el alimento ingeri- factores intrínsecos y extrínsecos que determi-
do. El estómago y el intestino segregan durante nan la ingesta. De hecho, la modulación del
la fase de ingestión de alimento una serie de apetito/hambre sirve para ajustar la respuesta
hormonas gastrointestinales, con máximos de del organismo a las variaciones del ambiente,
secreción escalonados: colecistoquinina en especial la disponibilidad de alimento y su
(CCK), bombesina, somatostatina y enteroglu- contraste con las necesidades a corto o medio
cagón, entre otros (63), con efectos no sólo lo- plazo del individuo. Los ritmos de alimenta-
cales (acción en la que son ayudadas por las ción (70-72) tienen una importancia considerable
otras hormonas gastrointestinales), sino tam- al estar coordinados con los ritmos de
bién —tal vez especialmente— sobre los cen- temperatura (73) y de niveles hormonales (74), en
tros nerviosos que controlan el apetito y la especial glucocorticoides (75, 76). La creación de
saciedad (64). rutinas y hábitos más o menos relacionados
Cabe destacar el papel del neuropéptido Y con estos ritmos vitales ajusta el consumo de
(NPY), que potencia la secreción de insulina alimento a horarios determinados, de modo
por el páncreas (reforzando la acción parasim- que los intervalos entre comidas pueden ser
pática estimuladora del nervio vago) (65), y muy dispares: la sensación de hambre no se
también ejerciendo acciones a nivel del cere- desata con la misma intensidad antes del de-
bro (66) y de las glándulas adrenales, de modo sayuno (tal vez 12 horas después de la cena)
que se favorece la secreción de glucocorticoi- que tres o cuatro horas tras el almuerzo(77).
des y aldosterona (67). El NPY tiene efectos di- Los ritmos estacionales tienen también una
rectos sobre el aumento del apetito, específi- considerable importancia, potenciados por los
camente de glúcidos ( 6 8 ) , pero su acción se efectos de la temperatura, ya que la produc-
complementa por el efecto potenciador de los ción de calor para mantenerla constituye uno
corticosteroides e insulina. Las señales del de los factores de consumo energético cuanti-
tubo digestivo con respecto al apetito son esen- tativamente más importantes (78).
cialmente de aviso de que se ha llegado a unos A estos factores externos o relacionados con
niveles adecuados de repleción (efectos inhibi- los ritmos hay que añadir el estado nutricional
torios) o que dicho efecto no se ha alcanzado, y la información sensorial disponible sobre el
colaborando a la preparación del organismo en alimento, elementos de gran influencia en la
su conjunto para hacer frente al esfuerzo fun- modulación del propio apetito, que a su vez se
cional que representa la digestión (efectos po- ve afectado por influencias de diversos elemen-
tenciadores). En este último aspecto, cabe citar tos del sistema nervioso como son el estado tí-
la fase cefálica de la digestión, activada por los mico, la ansiedad o la situación generalizada
estímulos sensoriales y la expectación metabó- de estrés (79).
lica frente a una previsible inmediata ingestión La ingesta viene regulada por los factores in-
de alimento (69) ; la secreción de glucagón au- ternos que se incluyen en la Tabla 11.2. Los
menta la glucemia para permitir un mejor fun- centros que intervienen en la generación de las
cionamiento intestinal y cerebral, y la secre- sensaciones de apetito y saciedad se basan en
ción de insulina permite un inmediato apro- tres grandes grupos de señales:
vechamiento de la glucosa que se absorba. Las a) señales del tubo digestivo,
hormonas gastrointestinales preparan el tubo b) señales sensoriales,
digestivo, en sus movimientos y secreciones, c) elementos de control interno: neurorre-
para recibir el alimento, y los cambios hemo- gulación.
dinámicos permiten una mayor irrigación vis-
ceral para hacer frente a la nueva situación. Los órganos de la digestión y asimilación
El apetito no es el único condicionante de la (estómago, intestino, hígado, etc.) se encargan
ingesta, ya que ésta depende —entre otras co- de informar, mediante un complejo entrama-
sas esenciales— de la disponibilidad de ali- do de señales neurales, hormonales y metabó-
mento v de las características de éste. En la Ta- licas, cuál es la masa energética, composición y
164 LA OBESIDAD

grado de digestión del alimento que contiene. Tabla 11.1. FACTORES QUE DETERMINAN LA
Los órganos de los sentidos, tanto los de tele- INGESTA
detección (vista, oído) como —especialmen- Externos o ambientales
te— los sentidos químicos, informan del tipo, disponibilidad inmediata de nutrientes
calidad, cantidad, composición y previsible va- disponibilidad continuada de nutrientes
lor energético del alimento disponible para ser factores ambientales (frío)
ingerido. Finalmente, las señales internas, de Biológicos generales
control neuroendocrino, informan de la situa- ritmos de alimentación, circadianos
ción energética del organismo, de sus disponi- ritmos estacionales
edad y ciclo vital
bilidades, de las previsibles necesidades inme- situaciones fisiológicas especiales (embarazo, lac-
diatas y futuras y de la conveniencia de proce- tancia)
der al llenado del estómago e intestino. Esta Nutricionales
masa de información se procesa constante- niveles de las reservas energéticas
mente dando —al final— esencialmente una carencias nutricionales
única señal consciente de hambre/apetito para Neurales, sensoriales y cognoscitivos
movilizar al organismo hacia la búsqueda del apetito
alimento necesario o una de saciedad, que tie- condicionantes superiores y volitivos
ne el doble fin de la recompensa y la inhibi- información sensorial sobre el alimento
ción de la búsqueda de alimento (80). El control factores propioceptivos
de la ingesta es un proceso muy integrado, con estado tímico.
un alto nivel de información sobre la que basar Otros factores
las actuaciones (81) estrés
estado de salud
patologías
MODULACIÓN DEL APETITO
Un grupo importante de compuestos segre-
Por lo que respecta a la regulación específica gados por el intestino —o más globalmente
de la señal de apetito, en la Tabla 11.3 se pre- por las visceras— lo constituyen las sustancias
senta una lista —no exhaustiva— de los prin- indicadoras de saciedad. La sacietina es una
cipales factores que lo modifican. Ya se ha se- glucoproteína segregada por el intestino que
ñalado el papel del neuropéptido Y en la mo- inhibe poderosamente la ingesta ( 9 2 ) . Otros
dulación de la respuesta del intestino a la compuestos de este tipo son los péptidos aisla-
presencia de alimento (82) . Las colecistoquini- dos de preparaciones de heces, como el factor
nas tienen un papel inhibidor muy temprano anoréxico fecal (93), que también inhiben la in-
de la ingesta, y son consideradas como una de gesta cuando son inyectados sistémicamen-
las señales intestinales inhibidoras más poten- te ( 9 4 ) . Hay otros compuestos peptídicos con
tes (83-85). La bombesina (86), la enterostatina (87) efectos inhibidores del apetito de significación
y el glucagón, tanto el entérico como el oscura, como el proteoglucano aislado de
pancreático (88), tienen un efecto inhibidor de eritrocitos (95), y otros que tienen un probable
la ingesta, al igual que otros péptidos/hormo- origen proteolítico, aislados de diversas fuen-
nas intestinales (89). La función conjunta de es- tes, como la orina de muchachas enfermas de
tos péptidos tiene mucho que ver con la deter- anorexia nerviosa o del plasma de animales
minación de la composición de la dieta, y su saciados (96): de entre ellos cabe citar la ciclo-
secreción está relacionada con el tipo de ali- histidil-prolina (97) (un metabolito del TRH) y
mentos ingeridos, de modo que su efecto sobre la p-glutamil-histidil-hidrixiglicina (98). Un
los centros del apetito ayuda a condicionar el caso especial es el de la amilina, un péptido
apetito específico por determinados alimen- aislado de los depósitos amiloideos del pán-
tos (90). Tal es el caso del neuropéptido Y y su creas de diabéticos, que también disminuye el
relación con la ingesta glucídica (68) y la gala- apetito (99). La adipsina. una serina proteasa
nina con la ingestión de grasa (91). producida por el tejido adiposo, ha sido muy
EL APETITO EN EL CONTROL DEL PESO CORPORAL 165

Tabla 11.2. CONDICIONANTES DE LA INGESTA Tabla 11.3. PRINCIPALES FACTORES QUE


Control directo neuro-intestinal AFECTAN AL APETITO
señales del estómago-intestino DISMINUYEN INCREMENTAN
hormonas gastrointestinales Factores intestinales, neuro-intestinales y señales de
neurales propioceptivas
saciedad
metabolitos liberados
CCK galanina
señales indirectas
niveles de insulina/glucagón péptido vasoactivo neuropéptido Y
intestinal
glucemia
bombesina 1 -desoxiglucosa
aminoacidemia
niveles de ácidos grasos neurotensina
enteroglucagón
cetonemia
factores de saciedad enterogastrina
sacietina sacietina
péptidos anorexigénicos ciclo Hys-pro
pGlu-His-Gly-OH
Control sensorial
factor anoréxico fecal
señales olfativas 3,4-dihidroxibutirato
señales gustativas y tacto bucal
Factores neurales
telerrecepción
opioides (periféricos) opioides endógenos
Control neuroendocrino
(centrales)
hormonas tróficas hipotalámicas hormonas GHRH (dosis elevadas) GHRH (dosis bajas)
hormonas hipofisarias CRH TRH
corticosteroides oxitocina
neuropéptidos serotonina
agonistas/antagonistas adrenérgicos dopamina
agonistas/antagonistas serotoninérgicos noradrenalina
agonistas/antagonistas gabanérgicos Otras hormonas y mensajeros
agonistas/antagonistas endorfínicos
glucagón insulina
Control nervioso superior
somatostatina aldosterona
ritmos estrógenos glucocorticoides
recuerdo/memoria PGF2α
bloqueos/tabúes/asociaciones/reflejos Fármacos
condicionantes a largo plazo
agonistas opiáceos
factores volitivos
naloxona
Apetito especifico
agonistas serotoninérgicos
apetito por los glúcidos fenfluramina
apetito por las grasas dexfenfluramina
apetito por la proteína fluoxetina
apetito por la sal agonistas adrenérgicos
apetito condicionado por otras carencias anfetamina
sed nicotina
efedrina
agonistas del GABA
estudiada, aunque no parece que tenga una Señales sensoriales y propiocepción
función directa sobre el control del apetito o la dilatación gástrica estómago vacío
saciedad (100). dilatación duodenal sabor dulce
El grupo de sustancias saciantes se completa deshidratación
con unos factores de saciedad de origen no pep- Metabolitos
tídicos, procedentes del metabolismo de glúci- hiperglucemia hipoglucemia
glicerol
dos, y cuyas vías de síntesis y regulación no nos
triptófano
son aún conocidas, como es el caso de los
Otros
dihidroxibutiratos (101). La 2-desoxiglucosa, un
presencia de tumores
análogo no metabolizable de la glucosa, tiene ejercicio
un poderoso efecto estimulante del apetito
166 LA OBESIDAD

cuando se inyecta en el cerebro (102). Una sus- las respuestas a los estímulos ambientales (frío,
tancia muy similar, la 1-desoxiglucosa, se ha agresión), la respuesta trófica (apetito, termo-
hallado en plasma en condiciones naturales y génesis) y el control hormonal general del or-
tiene también un efecto potenciador del apeti- ganismo (corticosteroides). La secreción de
to (103). CRH no se produce sólo por estímulos exter-
Las endorfínas tienen un papel no suficien- nos, sino que su secreción viene modulada por
temente conocido, pero indudablemente am- los niveles de corticosteroides y por factores
bivalente en el control del apetito (104). Los neuroendocrinos que podrían constituir uno
opioides y agonistas opiáceos administrados de los puntos de contacto ejecutivo de los cir-
sistémicamente o en localizaciones periféricas cuitos neurales y del sistema endocrino.
tienen un poderoso efecto inhibidor del apetito La serotonina es uno de los principales neu-
{l05)
como se observa en los toxicómanos. Sin rotransmisores en las vías centrales y parasim-
embargo, las endorfinas juegan un papel páticas relacionadas con el control del peso
importante en el control neural central de la corporal. La estimulación serotoninérgica ge-
ingesta (106), y se las ha relacionado con los me- neral produce una inhibición del apetito (118).
canismos de recompensa de la saciedad (107). En este sentido, existe una clara relación entre
En todo caso, su papel no es protagonista, sino apetito y estado tímico: los niveles bajos de se-
complementario del establecimiento de las rotonina en algunos núcleos cerebrales se co-
sensaciones relacionadas con el apetito (108). rrelacionan con estados de depresión y altera-
Las hormonas hipotalámicas tienen, en ge- ciones del peso corporal (119) y del apetito (120).
neral, un cierto efecto sobre el apetito, normal- Éste podría ser otro punto de contacto entre
mente inhibidor, aunque muchas de estas neu- los circuitos neurales y los sistemas de control
rosecreciones no han sido aún suficientemente metabólico. La administración de triptófano.
estudiadas en este sentido. La hormona libera- precursor de la serotonina, también produce
dora de la hormona del crecimiento (GHRH) efectos sobre el apetito (121).
es un caso curioso, ya que cuando se adminis- La utilización de agonistas serotoninérgicos
tra a dosis bajas produce una estimulación del o sustancias que facilitan la reutilización post-
apetito, y a niveles altos la inhibe (109). La hor- sináptica de serotonina, como la fenflurami-
mona liberadora de tirotropina (TRH) tiene na (122) y la fluoxetina (123), está muy extendida
efectos estimuladores de la ingesta (110). La hor- en el tratamiento ambulatorio de la obesidad,
mona liberadora de corticotropina (CRH) es como complemento de las dietas de bajo o
producida principalmente en el núcleo muy bajo contenido calórico (124). Los riesgos
paraventricular (111) y controla el funciona- de su utilización son mucho menos marcados
miento del eje hipotalámico-hipofisario-adre- que los de los agonistas adrenérgicos, aunque
nal; ha sido bastante estudiada en relación a sus efectos también son poco marcados ( 1 2 5 ) y
sus efectos anorexígenos directos (112, 113) y a sus algunos autores han puesto en duda su utilidad
efectos indirectos a través de la modulación de en esta faceta concreta de bloqueo del apetito
(126)
los procesos termogénicos (114), muy probable- . La utilización de algunos de estos ma-
mente mediatizados por el sistema nervioso teriales en el tratamiento de la depresión (1 2 7 ) o
simpático (115). La Figura 11.4 muestra el papel del dolor de cabeza sirve aún más para estable-
de la CRH en la respuesta al estrés y agresión. cer la unicidad de acciones metabólicas y neu-
Una fuerte secreción de CRH induce un incre- roendocrinas en las diversas facetas del control
mento de la termogénesis: subida de la tempe- de las funciones fisiológicas.
ratura y del gasto cardíaco, que puede dar lu- La noradrenalina es un poderoso inductor
gar a una situación de fiebre( 1 1 6 , 1 1 7 ) ; al mismo de la termogénesis ( 7 8 ) , ya que constituye el
tiempo se produce un incremento de la secre- principal agente mediante el cual el sistema
ción de ACTH, que a su vez promueve la li- nervioso simpático ejecuta su estimulación de
beración de glucocorticoides que completan la la producción de calor por desacoplamiento
respuesta a la agresión. La CRH muestra bien del tejido adiposo marrón (128-130). En el siste -
a las claras el alto grado de integración entre ma nervioso central, la noradrenalina (igual
EL APETITO EN EL CONTROL DEL PESO CORPORAL 167

Figura 11.4.

que la adrenalina y otros agonistas (ß-adre- hace más difícil para muchos dejar esta toxi-
nérgicos) bloquea el apetito (131). Este efec- comanía.
to se ha utilizado con poco éxito y graves Las hormonas más directamente relaciona-
secuelas en el tratamiento de la obesidad me- das con el control del metabolismo energético
diante la disminución de la sensación de ape- tienen también efectos de control del apetito,
tito con anfetaminas, que facilita el cumpli- tanto en su aplicación sistémica como —espe-
miento de dietas hipocalóricas de muy baja cialmente— cuando son aplicadas directamen-
energía (l32, l33) . La experiencia acumulada a lo te en los ventrículos cerebrales (139). La insulina
largo de un par de décadas de uso de anfeta- y los corticosteroides en general tienen efectos
minas y derivados como anorexígenos ha de- potenciadores del apetito (140, 142), mientras que
mostrado que este efecto es muy marcado, el glucagón, la somatostatina y los estrógenos
pero pasajero, produciéndose un rápido acos- lo bloquean (143), aunque sólo sea parcialmen-
tumbramiento cuando no dependencia del te. Los andrógenos son considerados tradicio-
fármaco (134). Dentro del capítulo de agonistas nalmente poderosas hormonas anabólicas;
adrenérgicos debemos incluir la nicotina, cuyo aunque sus efectos directos sobre el apetito no
consumo está muy extendido entre los enfer- hayan sido puestos de manifiesto de un modo
mos de tabaquismo. La nicotina tiene un cier- claro, su efecto indirecto potenciador de la in-
to efecto inhibidor del apetito (135), aunque su gesta sirve para favorecer la deposición de pro-
acción sobre el peso corporal se manifiesta teína muscular que los caracteriza.
fundamentalmente en una estimulación leve, En el proceso de construcción de la señal de
pero continuada, del sistema adrenérgico de apetito participan también otro tipo de neuro-
control de la termogénesis (136, 137). La supre- secreciones: oxitocina, dopamina y 4-amino-
sión de la droga suele cursar con un incremen- butirato (GABA)(144, 145), así como eicosanoi-
to significativo de peso(138), otro factor que des, como la prostaglandina PGF2a, que tam-
168 LA OBESIDAD

bien inhibe el apetito. Las prostaglandinas este tipo de tratamientos tradicionales tienen
participan en el proceso activador de la secre- una explicación científica satisfactoria.
ción de la CRH (146) y probablemente tengan Los niveles de metabolitos son, probable-
otras acciones diversas en el complejo sistema mente, las señales reconocidas por los investi-
de control del apetito y en el peso corporal, ya gadores desde hace más tiempo como modu-
que la administración de aspirina, un potente ladores del apetito, especialmente la gluce-
inhibidor de la ciclooxigenasa. potencia el m i a ( 1 5 4 ) . La hipoglucemia continuada
efecto termogénico de los agonistas adrenérgi- estimula el apetito y la hiperglucemia lo para,
cos (147), sugiriendo la existencia de algún paso aunque esta relación no sea tan unívoca y di-
mediado por prostaglandinas en el circuito de recta ya que depende en gran medida de los ni-
estimulación. Muy recientemente se ha estable- veles de insulina y de la regulación conjunta de
cido que el óxido nítrico también participa en el ambos factores (155). Del mismo modo se ha se-
control integrado del apetito, ya que se ha ob- ñalado que el glicerol podía producir un efecto
servado que los inhibidores de la NO-sintetasa depresor del apetito bajo determinadas condi-
producen una disminución del apetito (148). ciones experimentales (156); sin embargo, sus
Ya se ha indicado más arriba que la dilata- bajos niveles y alta extracción hepática (157, 158) no
ción del estómago o del duodeno producen parecen concordar con un papel significativo
una inhibición de la ingesta y un bloqueo del en el control de la ingesta. También se han
apetito (158) ; por contra, el estómago vacío ma- atribuido a los niveles de algunos amino-
nifiesta a menudo su inacción expectante con ácidos una función en este complejo sistema
contracciones en vacío que refuerzan la sensa- de control del apetito, aunque —aparte del
ción de hambre en situaciones de ayuno, a me- caso del triptófano indicado más arriba— sus
nudo con acompañamiento sonoro. El estó- posibles efectos pueden explicarse por su ac-
mago vacío estimula el apetito, al igual que el ción sobre la secreción de insulina o otros fac-
sabor dulce (55 ' y otros sabores y texturas de los tores relacionados con la disponibilidad
alimentos. La sed y la deshidratación, por con- energética(159). También se han citado como
tra, inhiben el apetito (53), igual que ocurre con factores moduladores los ácidos grasos (160) y
el ejercicio (149). En este último caso, se atribu- los cuerpos cetónicos (161), que juegan un papel
ye el bloqueo del apetito a la secreción de en- importante en la modulación de la respuesta
dorfinas que acompaña la realización de un termogénica.
ejercicio intenso y continuado (150) y que cons- Quedan aún muchos puntos por compren-
tituyen la base de la sensación euforizante del der acerca de cómo se regula el apetito y de su
ejercicio (151, 152) (y de algunas toxicomanías re- papel en el control global del balance energéti-
lacionadas con opiáceos). co y de la masa de reservas corporales. Un dato
La acupuntura ha sido utilizada en la medi- curioso es el efecto anoréxico de algunas
cina tradicional china para el tratamiento de neoplasias (162, 163), un aspecto de gran trascen-
muy diversas enfermedades, entre ellas la obe- dencia clínica ya que acelera el efecto deletéreo
sidad. Por su difícil homologación, la realiza- del tumor sobre el huésped. Posiblemente este
ción de experiencias contrastadas con modelos efecto venga mediatizado por citoquinas (164),
animales no sugestionables resulta muy difícil, aunque su significado biológico está aún lejos
por lo que la efectividad de estos procedimien- de ser suficientemente comprendido.
tos ha sido frecuentemente puesta en duda. Sin El estudio del apetito y su control es de gran
embargo, algunos hallazgos recientes en ratas actualidad por su importancia en el tratamien-
han mostrado que se produce una poderosa to de la obesidad y por las alteraciones patoló-
activación del proceso termogénico mediante gicas que de su regulación se observan cada
la estimulación de determinados puntos en la vez más en clínica. Este es el caso de los tras-
oreja (153), sin que se hayan observado impor- tornos de la alimentación, anorexia nerviosa,
tantes cambios en el apetito. Queda por ver si bulimia nerviosa, anorexia bulímica (165), que
estos resultados son reproducibles y si los efec- afectan a un creciente número de jóvenes en
tos sobre el apetito que se han señalado para nuestra sociedad. Estas son enfermedades que
EL APETITO EN EL CONTROL DEL PESO CORPORAL 169

cursan específicamente con trastornos de la in- 7. Rothwell NJ. Stock MJ. A role for brown adi-
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dad (166, 167) . De un modo muy superficial po- 8. Brook CGD. Huntley RMC, Slack J. Influen-
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174 LA OBESIDAD

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Tercera parte

TRATAMIENTO
12
Tratamiento dietético
S. González Romero; G. Olveira Fuster; F. J. C.-Soriguer Escofet

INTRODUCCIÓN El primer punto lógicamente a establecer,


para decidir qué tipo de dieta escogeremos
La intervención dietética debe conseguir un para un individuo, es la mayor o menor «ur-
balance negativo de energía para poder alcan- gencia» en la pérdida de peso, que dependerá
zar los dos objetivos deseables en el tratamiento de factores asociados o complicaciones relacio-
de las personas obesas: ayudarles a conseguir nadas con la enfermedad. Una obesidad mór-
su «peso ideal», y en segundo lugar, man- bida con un síndrome de apnea obstructiva del
tenerse en dicho peso una vez alcanzado. Si sueño severo o un cuadro restrictivo ventilato-
difícil es lograr lo primero, el segundo punto es rio grave será candidata a una reducción de
aún más desolador, y es donde radica el fracaso peso drástica lo más precoz posible, por su
de la gran mayoría de dietas para obesos: lo- riesgo vital a corto plazo. Una obesidad mo-
grado muchas veces el objetivo inicial de per- derada, sin complicaciones o con complicacio-
der un número de kilos, el obeso tendrá que nes metabólicas, se beneficiará de una reduc-
haber cambiado para el futuro no sólo sus co- ción de peso más progresiva que incida funda-
nocimientos sobre la composición de una dieta mentalmente en una reeducación de los
normocalórica y equilibrada, sino también sus hábitos dietéticos a largo plazo. Dependiendo
comportamientos y actitudes frente al comple- de estos criterios y nuestra experiencia, podre-
jo acto, no sólo nutricional, sino también so- mos optar por:
cial y psicológico que supone la alimentación
en el ser humano. Precisará «estar a dieta» • Una dieta normocalórica para pacientes
toda su vida, y como tal carga lo vivirá, salvo con sobrepeso muy leve y con ingesta clara-
que se logre una verdadera reeducación (no mente muy aumentada.
sólo instrucción) desde el punto de vista nutri- • Una dieta hipocalórica convencional (en
cional. general se entiende por tal la que contiene más
Asimismo, para asegurar un cumplimiento de 800 kcal/día, y menos de las que cubren las
«a largo plazo» de la dieta hipocalórica pres- necesidades energéticas/día). Dicha dieta debe
crita, ésta tiene que ser equilibrada, variada, y ser equilibrada en su composición, y se tiende
a ser posible «sabrosa» y adaptada a las pre- a usar de 1.000-1.400 kcal/día, dado que dietas
ferencias culinarias del enfermo; o sea, indivi- con menor contenido calórico, incluso siendo
dualizada no sólo en cuanto al cálculo de ne- equilibradas, pueden resultar a largo plazo de
cesidades, sino también en cuanto a su com- ficitarias en niacina, tiamina, hierro y sobre
posición. todo calcio.
177
178 LA OBESIDAD

• Una dieta de muy bajo contenido calórico mentaria completa de varios días, con el pos-
(VLCD, very low calorie diet). Habitualmente terior cálculo de kilocalorías y composición
aportan entre 400 y 800 kcal/día. El término cualitativa), que nos oriente sobre el grado de
se refiere generalmente a las fórmulas comer- sobreingesta y ciertos hábitos perjudiciales (pi-
ciales que aportan, además, los requerimientos car entre comidas, abuso de bebidas edulcora-
mínimos diarios recomendados de vitaminas y das, etc.). Hay que recordar que los obesos
minerales. Si se elaboran con alimentos natu- pueden infraestimar su ingesta cuando se les
rales, se precisa aportar dichos suplementos se- interroga sobre ella (como comentaremos más
paradamente. adelante) (1). Sin embargo, esto no es necesaria-
• Una dieta de ayuno. Se considera tal la mente la norma y podemos encontrar perso-
que aporta menos de 200 kcal/día; posterior nas obesas con una ingesta normo o incluso hi-
mente a la comprobación de sus múltiples pocalórica real, dado que su gasto energético
efectos adversos aparecieron variantes que puede estar disminuido por diversos factores,
aportaban entre 200 y 400 kcal/día en forma entre ellos la limitación de actividad física.
de proteínas fundamentalmente. Asimismo hay que indagar sobre la activi-
Cada uno de estos tipos tiene sus propios de- dad física habitual, tanto laboral como en
tractores y defensores, y una amplia documen- tiempo de ocio. Esto tendrá una doble vertien-
tación literaria al respecto. Una crítica más de- te: individualizar la dieta en cuanto a su ela-
tallada sobre sus indicaciones, efectos adver- boración en función de la actividad física ha-
sos, complicaciones, disponibilidad, etc., se bitual, y por otra parte recomendar un ejerci-
realizará más adelante en este capítulo, espe- cio adecuado que aumente el gasto calórico.
cialmente sobre las VLCD y las dietas de ayu- Por ejemplo, a una persona joven, sana, con
no, puesto que las dietas hipocalóricas conven- clara sobreingesta y sobrepeso muy leve, puede
cionales no plantean problemas especiales en resultar suficiente con instruirle nutricional-
cuanto a efectos adversos. mente acerca de los alimentos más calóricos a
El tiempo que puede mantenerse cada una evitar, proporcionarle unas nociones básicas
de estas dietas es también lógicamente muy va- sobre dieta equilibrada y elaborar simplemente
riable, y forzosamente algunos pacientes pasa- una dieta «normocalórica» en el rango bajo de
rán evolutivamente por distintos tipos de dieta lo que correspondería a su edad, peso ideal,
«hipocalórica», según vayan perdiendo peso, sexo y actividad, complementada con un pro-
evolucionando sus complicaciones o simple- grama de ejercicio adecuado; esto no supon-
mente variando su motivación. dría esfuerzos drásticos é incidiría a largo plazo
Una dieta hipocalórica tiene que cumplir un en su educación nutricional.
mínimo de requisitos, como son composición
equilibrada, cumplir los requerimientos míni-
mos en cuanto a necesidades de macro y mi- ¿Cómo elaboraríamos una dieta
cronutrientes (RDA) y ser económica. La se- hipocalórica convencional?
guridad en cuanto a efectos adversos y compli-
caciones es otro aspecto a tener en cuenta; Optar por una dieta ya elaborada con un nú-
habrá que valorar especialmente el balance mero fijo de calorías, por ejemplo, distribuir a
riesgo/beneficio en pacientes con complicacio- toda la población obesa dietas estándar de
nes médicas asociadas en los que se decida uti- 1.200 (mujeres) a 1.600-1.800 (hombres) kcal/
lizar dietas de muy bajo contenido calórico o día, no deja de ser cómodo, simplifica enor-
de ayuno. memente el proceso de estudio y decisión por
Empezaremos por explicar desde un punto parte del dietista y del médico y, en la mayoría
de vista puramente «dietético» cómo se elabo- de casos, el paciente va a perder peso. Si con-
ra una dieta hipocalórica. El primer paso será sideramos que la ingesta media de los adultos
realizar un interrogatorio de hábitos alimenta- (población americana) es de 1.640 kcal/día
rios, más o menos detallado según posibilida- para las mujeres y 2.350 para los varones (2) ,
des (lo ideal sería poder realizar encuesta ali- estamos creando un déficit energético en torno
TRATAMIENTO DIETÉTICO 179

al 25 por 100 de media en ambos casos, y tam- Tabla 12.1. ECUACIONES DE HARRIS-
bién como media una reducción calórica de BENEDICT Y DE LA OMS/FAO PARA EL
500 kcal/día. Si queremos tener todas las ga- CÁLCULO DE LA TASA METABÓLICA BASAL
rantías de pérdida ponderal, ningún individuo
Ecuación de Harris-Benedict
adulto estudiado por calorimetría directa ha
necesitado menos de 1.200 kcal/día para man- MB mujer = 655 + (9,6 x P)+ (1,8 x A)- (4,7 x E)
tener el peso (3), por lo que es seguro que con MB hombre = 66 + (13,7 x P) + (5 x A)- (6,8 x E)
dietas de 1.000 kcal/día o menos cualquier
persona va a adelgazar. Pero la falta de indivi- Ecuaciones de la OMS/FAO
dualización de dichas dietas, especialmente en
Edad
cuanto a las preferencias alimentarias, hace en años Hombres Mujeres
dudoso un seguimiento a largo plazo. Siempre
<3 MB = 0,249 x P - 0,217 MB= 0,244 x P - 0,130
nos queda la opción de reajustar el número de 3-10 MB = 0,095 x P - 2,110 MB= 0,085 x P - 2,033
calorías en la siguiente visita en función de la 10-18 MB = 0,074 x P - 2,754 MB= 0,056 x P=2,898
pérdida de peso y del grado de cumplimiento. 18-30 MB = 0,063 x P - 2,896 MB= 0,062 x P - 2,036
Esta práctica de recomendar la misma dieta 30-60 MB = 0,048 x P - 3,653 MB= 0,034 x P - 3,538
para todos los pacientes puede ser una de las > 60 MB = 0,049 x P - 2,459 MB= 0,038 x P - 2,755
causas de las marcadas diferencias de pérdida P = peso en kg, A = altura en centímetros, E = edad en años; MB = meta-
bolismo basal- El MB resulta en megajul¡os/24h., para transformarlo en kcal/
ponderal entre los pacientes obesos en las con- 24h, se multiplica por 239,2.

sultas convencionales (4) . Así una mujer obesa


que gasta habitualmente 1.500 kcal/día (pro-
cedente de la tasa metabólica basal más la lar un número de kilocalorías específico para
energía consumida por el ejercicio y la acción un individuo nos puede llevar a cometer tam-
dinámico específica de los alimentos) puede bién una serie de imprecisiones en cadena de-
perder alrededor de 0,5 kg a la semana con una rivadas de cada paso del método empleado.
dieta de 1.000 kcal/día. Esta misma dieta en La elaboración pasa por la relectura de di-
una mujer obesa de elevada talla, que libera versos conceptos sobre termogénesis, ya revi-
habitualmente unas 2.500 kcal/día, puede ha- sados en otro capítulo de este libro. Recorda-
cerle perder 1.4 kg/semana. remos que el consumo energético diario de un
Por otro lado, numerosos estudios han mos- individuo tiene tres componentes: el CER
trado que los pacientes obesos, que consumen (Consumo Energético en Reposo, concepto
una dieta convencional, tienden a subestimar que difiere muy ligeramente de la Tasa Meta-
la ingesta calórica hasta en un 40 por 100. Es bólica Basal, MB o TMB), el gasto por activi-
decir, que si hemos recomendado una dieta de dad física y otro componente debido a la ac-
1.200 kcal/día el paciente puede estar consu- ción dinámico específica de los alimentos.
miendo en realidad una dieta de 1.700 kcal/ Podemos empezar calculando la Tasa Me-
día (5, 6). tabólica Basal (TMB), o bien el Consumo de
Una dieta hipocalórica individualizada exi- Energía en Reposo (CER). La TMB se puede
ge una elaboración que puede ser desde muy calcular mediante distintos métodos, como las
compleja hasta bastante simple, según los pa- ecuaciones de Harris-Benedict o las de la
trones de referencia que utilicemos (ver ejem- OMS-FAO (Tabla 12.1) y el CER mediante las
plo del cálculo de una dieta individualizada en ecuaciones de la OMS de la Tabla 12.2). Estas
la Tabla 12.14). La individualización tiene dos ecuaciones incluyen conceptos de variabilidad
aspectos: el cálculo del número de kilocalorías individual en la TMB, como el sexo, la edad,
de la dieta, y por otra parte el desglose de la el peso (OMS-FAO) o éstos más la altura (Ha-
dieta en cuanto a su composición, no ya de nu- rris-Benedict). Todos estos métodos son bas-
trientes en sí, sino de platos adaptados a las tante satisfactorios en general. No obstante, los
costumbres culinarias y preferencias de los in- individuos con un mismo peso y diferentes al-
dividuos y de la sociedad en la que viven. turas muestran una TMB bastante similar, por
En contra de lo que pudiera parecer, calcu- lo que parece adecuado, desde el punto de vis-
180 LA OBESIDAD

Tabla 12.2. ECUACIONES PARA PREDECIR puede llegar al 30 por 100(2) . Si no podemos
EL CONSUMO DE ENERGÍA EN REPOSO medir directamente la energía expedida en re-
A PARTIR DEL PESO CORPORAL"" poso ni disponemos de índices que nos permi-
Intervalo de
tan calcularla a partir de la composición cor-
CER en kcal/dia R(b) DE (b) poral, y no del tamaño corporal, estamos co-
edad y sexo
metiendo un error de estimación apreciable.
Varones El peso para nuestros cálculos podríamos to-
0-3 (60,9 x pc (c))-54 0,97 53 marlo de tablas de peso ideal (Tablas 12.3 a
3-10 (22,7 x pe) + 495 0,86 62
12.9), o si no disponemos de ellas a partir de
10-18 (17,5 x pe)+ 651 0,90 100
18-30 (15,3 x pe)+ 679 0,65 151
fórmulas simplificadas, por ejemplo:
30-60 (11,6 x pe) + 879 0,60 164 • Mujer, constitución media: 54 + 1.3 (ta-
> 60 (13,5 x pe)+ 487 0,79 148 lla(cm)-150)/2,5 = kg.
Mujeres • Hombre, constitución media: 59 + 1,3
0-3 (61,0xpc)- 51 0,97 61 (talla(cm)-15O)/2,5 = kg.
3-10 (22,5 x pe) + 499 0.85 63
Si la constitución es inferior a la media, res-
10-18 (12,2 x pe)+ 746 0,75 117
18-30 (14,7 x pe)+ 496 0,72 121 tar 4.5 kg del resultado anterior.
30-60 (8,7 x pe) + 829 0,70 108 (Dichas fórmulas parten de asignar un peso
> 60 (10,5 x pe)+ 596 0,74 108
estándar a una talla mínima (para 150 cm de
" Propuestas por la OMS (1985). Estas ecuaciones se obtuvieron a altura, 54 kg a la mujer y 59 kg al hombre) e ir
partir de datos sobre la TMB.
"' Coeficiente de correlación (R) entre las TMB comunicadas y los
añadiendo 1,5 kg por cada 2,5 cm que sobre-
valores teóricos, y desviación estándar (DE) de las diferencias entre los pase la talla real esos 150 cm de talla mínima.)
valores reales y los calculados.
r
Peso corporal en kilogramos. Las estimaciones de peso deseable no se han
Tabla 12.3. PESOS MEDIOS DE NIÑOS DE
ta práctico, prescindir del factor altura en el 0 A 18 AÑOS
cálculo. Además, individuos con la misma ta-
Edad Varón Mujer
lla y sexo delgados muestran proporcional-
mente a su peso TMB reales mayores que los (años) Peso (kg) Peso (kg)
obesos, debido a los cambios de composición 0, 25 6,0 (4,4-7,4) 5,4 (4,2-6,7)
corporal. Los adipocitos son metabólicamente 0, 5 7,9 (6,2-9,5) 7,2 (5,8-8,7)
1 10,2 (8,4-12,0) 9,5 (7,8-11,2)
menos activos, por lo que un aumento o pér-
1, 5 11,5 (9,6-13-4) 10,8 (8,9-12,8)
dida de peso a expensas sobre todo de masa 2 12,3(10,5-15,5) 11,8(10,0-14-2)
grasa no lleva realmente a una variación pro- 3 14,6(12,0-17,8) 14,1 (11,6-17,2)
porcional de la TMB o del CER. Así lo han re- 4 16,7(13,6-20,3) 16,0(13,1-19,9)
ferido publicaciones que detectan una infraes- 5 18,7(15,3-23,1) 17,7(14,6-22,6)
timación de la TMB en malnutndos del orden 6 20,7(16,9-26,3) 19,5(16,1-25,8)
del 20 por 100 con la ecuación de Harris-Be- 7 22,9(18,6-30,1) 21,8(17,7-29,7)
8 25,3 (20,4-34,5) 24,8(19,6-34,7)
nedict, y una sobreestimación similar para 9 28,1 (22,3-39,6) 28,5(21,8-40,6)
obesos ( 7 ) . La TMB sí aumentaría a causa de 10 31,4(24,3-45,3) 32,6 (24,4-47,2)
un aumento de masa magra, de modo que 11 35,3(26,8-51,5) 37,0 (27,2-54,0)
otros autores ( 7 ) han propuesto fórmulas para 12 39,8(29,9-58,1) 41,5(30,5-60,8)
el cálculo de la TMB que sólo diferencian en- 13 45,0 (33,6-65,0) 46,1 (34,1-67,3)
tre atletas y no deportistas, o bien tablas que 14 50,8(38,2-72,1) 50,3(37,8-73,1)
15 56,7(43,1-79,1) 53,7(41,0-77,8)
calculan la TMB a partir de la superficie cor-
16 62,1 (47,7-85,6) 55,9(43,3-81,0)
poral, que resulta mejor indicador de la masa 17 66,3(51,5-91,3) 56,7 (44,7-82,5)
corporal libre de grasa. En general, a pesar de 18 68,9 (54,0-95,8) 56,5 (45,3-82,5)
los distintos intentos efectuados para estimar
requerimientos energéticos, hay una amplia Los datos representados corresponden a las cifras del percentil 50,
con los límites de los percentiles 10 y 90.
variabilidad individual para personas del mis- Adaptado del National Research Council. Recommended Dietary Alío-
wances, 9.a ed. National Academy of Sciences, Washington, DC, 1980.
mo tamaño corporal y sexo, variabilidad que
TRATAMIENTO DIETÉTICO 181

Tabla 12.4. REFERENCIA DE PESO PARA ADOLESCENTES DE AMBOS SEXOS


1. MUCHACHOS
Talla (cm) 10 años 11 años 12 años 13 años 14 años 15 años 16 años 17 años 18 años
120
125 24,2
130 26,8 27,0
135 29,3 29,4 29,6
140 32,2 32,2 32,4 32,4
145 34,9 35,7 35,4 35,8 36,3
150 38,1 38,5 39,0 39,1 39,3 39,2
155 41,5 42,1 42,7 43,4 43,5 44,8
160 46,2 46,7 47,4 48,0 49,8 51,5 53,9
165 50,9 51,4 52,3 53,1 55,1 57,1
170 55,6 56,5 58,1 59,1 60,6
175 59,7 60,4 61,9 63,6 64,7
180 65,1 65,7 66,1 67,1
185 69,6 70,3 71,3

2. MUCHACHAS
Talla (cm) 10 años 11 años 12 años 13 años 14 años 15 años 16 años 17 años 18 años
120 22,3
125 24,6 24,7
130 27,1 27,9 27,3
135 30,1 30,1 30,7 31,5
140 32,9 33,1 33,2 34,1 34,8
145 36,6 36,4 36,6 37,2 39,3 41,4
150 38,8 40,2 39,9 41,1 43,0 44,6 45,9 46,4
155 44,0 44,8 45,0 47,0 48,1 50,2 50,4 51,4
160 48,9 49,2 49,8 51,6 51,9 52,8 53,1
165 52,4 53,1 54,0 54,2 54,8 55,4 55,9
170 56,8 57,6 58,0 58,9 58,9 60,1
175 60,0 60,8 61,2 62,1 62,9
180 61,3 62,2 63,0 63,9 64,4
Datos de Baldwin, 1925, reproducidos por Jelliffe DB. Evaluación del estado de nutrición de la comunidad; Ginebra, OMS, 1968. El margen de
variación en el peso a una determinada edad es mucho mayor que el margen de variación del mismo para una talla dada; esto refleja la asincronía
del estirón puberal.

podido establecer como arquetipos seguros ge- real de los obesos puede llevar a sobreestimar
neralizables; de hecho se modifican entre po- su TMB.
blaciones, y también han variado en su inter- Una vez calculada la TMB o bien el CER,
pretación con los años, asignándole cada vez añadiremos o multiplicaremos por un coefi-
pesos menores. Un factor incluido en muchas ciente de corrección, que incluirá el consumo
tablas es la «constitución» corporal, bien me- por actividad física habitual. Podemos desglo-
diante una estimación visual general o, de ma- sarlo hasta el extremo de dividir el día según
nera más precisa, midiendo la anchura del las distintas horas de cada actividad física y
codo (Tablas 12.6 y 12.7). En otras tablas se luego sumar (Tabla 12.10), o bien añadir un
estima también el aumento de peso gradual coeficiente en función de la actividad «media»
que ocurre con la edad (Tablas 12.8 y 12.9). del día, simplificando así los cálculos (Ta-
Algunos autores incluyen en sus estimacio- blas 12.11 y 12.12).
nes del CER o TMB el peso «ideal», y otros el La acción dinámico específica de los alimen-
peso «habitual»; recordar que utilizar el peso tos (ADE) se contempla añadiendo al total un
182 LA OBESIDAD

Tabla 12.5. REFERENCIA DE PESO PARA ADULTOS

Hombres Hombres Mujeres Mujeres


Talla sin Hombres Mujeres
Promedio Margen Promedio Margen
calzado obesos obesas
apropiado apropiado apropiado apropiado

Metros Peso (kg) Peso (kg) Peso (kg) Peso (kg) Peso (kg) Peso (kg)
1,45 46,0 42-53 64
1,48 46,5 42-54 65
1,50 47,0 43-55 66
1,52 48,5 44-57 68
1,54 49,5 44-58 70
1,56 50,4 45-58 70
1,58 55,8 51-64 77 51,3 46-59 71
1,60 57.6 52-65 78 52,6 48-61 73
1,62 58,6 53-66 79 54,0 49-62 74
1,64 59,6 54-67 80 55,4 50-64 77
1,66 60,6 55-69 83 56,8 51-65 78
1,68 61,6 56-71 85 58,1 52-66 79
1,70 63,5 58-73 88 60,0 53-67 80
1,72 65,0 59-74 89 61,3 55-69 83
1,74 66,5 60-75 90 62,6 56-70 84
1,76 68,0 62-77 92 64,0 58-72 86
1,78 69,4 64-79 95 65,3 59-74 89
1,80 71,0 65-80 96
1,82 72,6 66-82 98
1,84 74,2 67-84 101
1,86 75,8 69-86 103
1,88 77,6 71-88 106
1,90 79,3 73-90 108
1,92 81,0 75-93 112
IMC 22,0 20,1-25,0 30,0 20,8 18,7-23,8 28,6
Fuente: Bray GA. Ed. Obesity in America. Actas de la Segunda Conferencia del Centro Internacional Fogarty sobre la Obesidad, informe n.° 79.
Washington, DC, Department of Health, Education and Welfare. 1979. Basado en: Mortality among overweigth men and women, Statistical Bulletin
41. Nueva York, Metropolitan Life Insurance Co. 1960.
IMC = índice de masa corporal.

10 por 100 del CER (otros consideran más Estos cálculos, incluso pretendiendo ser más
adecuado un 6 por 100). personalizados, no dejan de ser inexactos. El
Tras sumar todos los conceptos anteriores se gasto energético en reposo puede variar, como
recomienda restar un 10 por 100 del resultado ya hemos dicho, un 30 por 100 o más entre
final, puesto que nuestra sociedad occidental personas de la misma edad y sexo, y las esti-
ofrece hoy día aún más comodidades y facili- maciones de la energía consumida por activi-
dades al sedentarismo (coches, ascensores...). dad física son aún más imprecisas (2).
Obtenemos finalmente un número de kcal/día Para predecir una determinada pérdida de
que permitirían al paciente obeso mantener su peso en un plazo, necesitamos crear un déficit
peso ideal. calórico. En general se acepta que la pérdida
Hay que recordar asimismo la variabilidad de 1 kg de peso corresponde a un déficit caló-
en situaciones especiales como el embarazo, la rico de 7.780 kcal (o bien, 450 g = 3.400
lactancia o la existencia de enfermedades agu- kcal) (2,8), por lo que perder, p. ej., 1 kg/semana
das intercurrentes. Como este tipo de situacio- requeriría reducir entre 7.500 y 7.780 kcal/se-
nes (salvo en ciertos casos del embarazo) no mana, o lo que es lo mismo, reducir de la in-
son las idóneas para plantear una dieta hipo- gesta calórica 1.100 kcal/día. El déficit provo-
calórica, no entraremos en las modificaciones cado no debería exceder de 1.000 kcal/día sin
de necesidades calóricas durante las mismas. supervisión médica, y realmente un déficit de
TRATAMIENTO DIETÉTICO 183

Tabla 12.6. PESOS EN HOMBRES Y MUJERES cuesta nutricional? Lo lógico, si podemos co-
DE 25 A 59 AÑOS RELACIONADOS CON LA nocer su ingesta actual valorándola mediante
MENOR MORTALIDAD algún sistema que sea suficientemente preciso,
(En función de las distintas
es crear un déficit calórico a partir de su ingesta
complexiones físicas)
media real, si ésta le está «manteniendo» ac-
Constitución Constitución Constitución
tualmente en su nivel de sobrepeso (lógica-
Altura
pequeña mediana grande mente si tiene una clara sobreingesta y sigue
(m) Peso (kg) Peso (kg) Peso (kg) ganando peso con relativa velocidad, tendre-
mos que crear un déficit mayor o usar otras re-
Hombres
ferencias).
1,57 57-60 59-63 62-67
1,59 58-61 60-64 63-68
Una forma que se ha mostrado útil para es-
1,62 59-62 61-65 64-69 timar las calorías de una dieta es deducirlas a
1.64 60-63 62-66 65-70 partir del IMC (índice de masa corporal,
1,66 61-64 63-67 66-71 «Body Mass Index»), valorando previamente
1,68 62-65 64-68 67-72 la ingesta energética y también el consumo
1,70 63-66 65-69 68-73 por actividad física (2). Esta aproximación se
1,72 64-67 66-70 69-74
basa en que los individuos obesos toleran mu-
1,74 65-68 67-71 70-75
1,76 66-69 68-72 71-76 cho mejor desde el punto de vista metabólico
1,82 67-70 69-73 72-77 las dietas hipocalóricas que los delgados. Las
1,84 68-71 70-74 73-78 personas obesas no desarrollan en muchos ca-
1,89 69-72 71-75 74-79 sos las respuestas contrarreguladoras habitua-
1,91 70-73 72-76 75-80 les del ayuno, ni tampoco descensos importan-
1,92 71-74 73-77 76-81 tes de la TMB. Además es mucho más impro-
Mujeres bable que desarrollen cetosis, y tienen en
1,46 46-50 50-55 54-59 general un LBM («lean body mass», masa cor-
1,48 47-51 51-56 55-60
1,52 48-52 52-57 56-61
poral no grasa) algo mayor que los delgados,
1,55 50-54 54-59 58-63 por lo que soportan mejor pérdidas de peso
1,57 51-55 55-60 59-64
1,59 53-56 56-61 60-65
Tabla 12.7. ANCHURA DEL CODO Y
1,61 54-57 57-62 61-66
CONSTITUCIÓN CORPORAL
1,63 55-58 58-63 62-67
1,65 56-59 59-64 63-68
Ancho Ancho Ancho
1,67 57-60 60-65 64-69 Altura
Sexo codo codo codo
1,69 58-61 61-66 65-70 (m)
(cm) (cm) (cm)
1,72 59-62 62-67 66-71
1,75 60-63 63-68 67-72 Hombres 1,55-1,57 <6,2 6,2-7,2 >7,2
1,78 61-64 64-69 68-73 1,60-1,67 <6,5 6,5-7,2 >7,2
1,82 62-65 65-70 69-74 1,70-1,77 <6,0 6,0-7,5 > 7,5
1,80-1,86 <6,9 6,9-7,8 >7,8
Con zapatos de 2,5 cm de tacón; los hombres con ropa de ir por casa
de 2,5 kg de peso; las mujeres en ropa de ir por casa de 1,5 kg de peso. 1,90 <7,2 7,2-8,1 >8,1
Adaptado del 1979 Build Study, Society of Actuarles and Association
of Life Insurance Medical Directors of America, 1980. Mujeres 1,45-1,47 <5,6 5,6-6,2 >6,2
1,50-1,57 <5,6 5,6-6,2 >6,2
1,60-1,67 <6,0 6,0-6,5 >6,5
500 kcal/día se considera muy razonable para 1,70-1,77 <6,0 6,0-6,5 >6,5
obesidades leves o moderadas, dado que sobre 1,80 <6,2 6,2-6,9 >6,9
todo el alto grado de sedentarismo de nuestra Constitución Constitución Constitución
sociedad. Interpretación
pequeña mediana grande
Pero, ¿sobre qué ingesta calculamos ese dé-
Pura medir la anchura del codo de extiende el brazo y se flexiona 90°
ficit?, ¿sobre la ingesta teórica estimada para su el antebrazo, con la palma de la mano en supinación. Se mide la distan-
peso ideal?, ¿sobre la estimada para mantener cia existente entre las prominencias del cubito y el radio con el pulgar y
el índice utilizados a modo de calibrador.
su peso actual?, ¿sobre la ingesta real media Adaptado de Frisancho AL, Flegel PN: Elbow breadth as a measure
habitual, valorada mediante algún tipo de en- of frame size of US males and females. Am J Clin Nutr, 1983, 37, 311.
184 LA OBESIDAD

Tabla 12.8. PESO MEDIO Y PESO IDEAL DEL ADULTO (VARONES)


Talla Peso medio (kg con ropa) Peso ideal(kg con ropa) 25 años y más
(calzados)
cm 15-16 17-19 20-24 25-29 30-39 40-49 50-59 60-69 Complexión Complexión Complexión
años años años años años años años años ligera mediana recia
Varones
153 44,9 51,7 55,7 58,4 59,7 61,1 62,0 60,7
154 45,6 52,1 56,2 58,9 60,3 61,6 62,5 61,2
155 46,3 52,6 56,7 59,5 60,8 62,2 63,1 61,7
156 47,2 53,2 57,2 60,0 61,3 62,7 63,6 62,2
157 48,1 53,7 57,8 60,5 61,9 63,2 64,1 62,8 50,5-54,2 53,3-58,2 56,9-63,7
158 49,0 54,3 58,4 61,2 62,5 63,9 64,7 63,3 51,1-54,7 53,8-58,9 57,4-64,2
159 49,9 55,1 59,1 61,9 63,2 64,6 65,2 63,9 51,6-55,2 54,3-59,6 58,0-64,8
160 50,8 55,8 59,9 62,6 63,9 65,3 65,8 64,4 52,2-55,8 54,9-60,3 58,5-65,3
161 51,7 56,5 60,6 63,1 64,7 66,0 66,5 65,1 52,7-56,3 55,4-60,9 59,0-66,0
162 52,6 57,2 61,3 63,7 65,4 66,7 67,2 65,8 53,2-56,9 55,9-61,4 59,6-66,7
163 53,5 58,0 61,9 64,2 66,1 67,5 67,9 66,6 53,8-57,4 56,5-61,9 60,1-67,5
164 54,4 58,7 62,5 64,8 66,8 68,2 68,6 67,3 54,3-57,9 57,0-62,5 60,7-68,2
165 55,3 59,4 63,0 65,3 67,5 68,9 69,4 68,0 54,9-58,5 57,6.63,0 61,2-68,9
166 56,1 60,1 63,5 66,0 68,2 69,6 70,0 68,7 55,4-59,2 58,1-63,7 61,7.69-6
167 57,0 60,8 64,1 66,7 68,9 70,3 70,8 69,4 55,9-59,9 58,6-64,4 62,3-70,3
168 57,9 61,6 64,6 67,3 69,7 71,1 71,5 70,2 56,5-60,6 59,2-65,1 62,9-71,1
169 58,8 62,2 65,1 67,9 70,4 72,0 72,4 71,1 57,2-61,3 59,9-65,8 63,6-72,0
170 59,7 62,9 65,7 68,4 71,1 72,9 73,3 72,0 57,9-63,0 60,7-66,6 64,3-72,9
171 60,6 63,6 66,4 69,1 71,8 73,6 74,1 72,7 58,6-62,7 61,4-67,4 65,1-73,8
172 61,5 64,3 67,1 69,8 72,5 74,3 74,8 73,4 59,4-63,4 62,1-68,3 66,0-74,7
173 62,4 65,1 67,8 70,5 73,2 75,0 75,5 74,2 60,1-64,2 62,8-69,1 66,9-75,5
174 63,3 65,8 68,5 71,2 73,9 75,8 76,2 75,1 60,8-64,9 63,5-69,9 67,6-76,2
175 64,2 66,5 69,2 71,9 74,7 76,5 76,9 76,0 61,5-65,6 64,2-70,6 68,3-76,9
176 64,9 67,2 69,9 72,6 75,5 77,3 77,8 76,9 62,2-66,4 64,9-71,3 69,0-77,6
177 65,7 67,9 70,6 73,4 76,4 78,2 78,7 77,8 62,9-67,3 65,7-72,0 69,7-78,4
178 66,4 68,6 71,4 74,1 77,3 79,1 79,6 78,7 63,6-68,2 66,4-72,8 70,4-79,1
179 67,1 69,3 72,1 74,8 78,0 79,8 80,5 79,5 64,4-68,9 67,1-73,6 71,2-80,0
180 67,8 70,1 72,8 75,5 78,7 80,5 81,3 80,4 65,1-69,6 67,8-74,5 71,9-80,9
181 68,5 70,9 73,6 76,3 79,5 81,3 82,2 81,3 65,8-70,3 68,5-75,4 72,7-81,8
182 69,2 71,8 74,5 77,2 80,4 82,2 83,1 82,2 66,5-71,0 69,2-76,3 73,6-82,7
183 70,0 72,7 75,4 78,1 81,3 83,1 84,0 83,1 67,2-71,8 69,9-77,2 74,5-83,6
184 70,9 73,4 76,1 79,0 82,0 83,8 84,7 84,0 67,9-72,5 70,7-78,1 75,2-84,5
185 71,7 74,1 76,8 79,9 82,7 84,5 85,4 84,9 68,6-73,2 71,4-79,0 75,9.85,4
186 72,6 74,8 77,5 80,8 83,5 85,3 86,2 85,8 69,4-74,0 72,1-79,9 76,7-86,2
187 73,5 75,5 78,2 81,7 84,4 86,2 87,1 86,7 70,1-74,9 72,8-80,8 77,6-87,1
188 74,4 76,2 79,0 82,6 85,3 87,1 88,0 87,6 70,8-75,8 73,5-81,7 78,5-88,0
189 75,3 76,9 79,7 83,3 86,2 88,0 88,9 88,5 71,5-76,5 74,4-82,6 79,4-88,9
190 76,2 77,7 80,4 84,0 87,1 88,9 89,8 89,4 72,2-77,2 75,3-83,5 80,3-89,8
191 77,1 78,4 81,0 84,7 88,1 89,9 90,8 90,3 72,9-77,9 76,2-84,4 81,1-90,7
192 78,0 79,1 81,5 85,4 89,2 91,0 91,9 91,4 73,6-78,6 77,1-85,3 81,8-91,6
193 - 79,8 82,1 86,2 90,2 92,0 92,9 92,5 74,4-79,3 78,0-86,1 82,5-92,5
194 - 80,5 82,6 86,9 91,3 93,1 94.0 93,6 75,1-80,1 78,9-87,0 83,2-93,4
195 - 81,2 83,2 87,6 92,4 94,2 95,1 94,6 75,8-80,8 79,8-87,9 84,0-94,3
Fuente: Moreiro Socias J. Módulo de Dietoterapia del II Curso Avanzado de Diabetología de la Sociedad Española de Diabetes, 1993 (con au-
torización).

mucho más rápidas y prolongadas. A mayor estimar su ingesta y crear un déficit en función
ducción calórica severa, de modo que se puede del IMC: para un IMC de 25 a 27,9, un déficit
IMC, mejor tolerarían teóricamente una re- del 50 por 100; para un IMC de 28 a 31,9, un
TRATAMIENTO DIETÉTICO 185

Tabla 12.9. PESO MEDIO Y PESO IDEAL DEL ADULTO (MUJERES)

Peso medio (kg con ropa) Peso ideal (kg con ropa) 25 años y más
Talla
(calzados) 15-16 17-19 20-24 25-29 30-39 40-49 50-59 60-69 Complexión Complexión Complexión
cm
años años años años años años años años ligera mediana recia
Mujeres
148 44,4 45,3 46,6 48,9 52,4 55,6 56,9 57,8 42,0-44,8 43,8-48,9 47-4-54,3

149 44,9 45,8 47,2 49,4 52,8 55,9 57,3 58,2 42,3-45,4 44,1-49,4 47,8-54,9
150 45,4 46,3 47,7 50,0 53,1 56,3 57,7 58,6 42,7-45,4 44,5-50,0 48,2-55,4
151 46,0 46,9 48,2 50,5 53,7 56,9 58,2 58,9 43,0-46,4 45,1-50,5 48,7-55,9
152 46,5 47,4 48,8 51,0 54,2 57,4 58,8 59,3 43,4-47,0 45,6-51,0 49,2-56,5
153 47,1 48,1 49,4 51,6 54,8 57,9 59,3 59,8 43,9-47,5 46,1-51,6 49,8-57,0
154 47,9 48,8 50,1 52,1 55,3 58,5 59,8 60,3 44,4-48,0 46,7-52,1 50,3-57,6
155 48,6 49,5 50,8 52,6 55,8 59,0 60,4 60,8 44,9-48,6 47,2-52,6 50,8-58,1
156 49,3 50,2 51,3 53,2 56,3 59,5 60,9 61,3 45,4-49,1 47,7-53,2 51,3-58,6
157 50,0 50,9 51,9 53,7 56,9 60,0 61,4 61,9 46,0-49,6 48,2-53,7 51,9-59,1
158 50,6 51,5 52,4 54,3 57,4 60,6 62,1 62,5 46,5-50,2 48,8-54,3 52,4-59,7
159 51,1 52,1 53,0 54,8 58,0 61,1 62,8 63,2 47,1-50,7 49,3-54,8 53,0-60,2
160 51,7 52,6 53,5 55,3 58,5 61,7 63,5 63,9 47,6-51,2 49,9-55,3 53,5-60,8
161 52,2 53,3 54,0 55,9 59,0 62,4 64,2 64,7 48,2-51,8 50,4-56,0 54,0-61,5
162 52,8 54,0 54,6 56,5 59,6 63,1 64,9 65,4 48,7-52,3 51,0-56,8 54,6-62,2
163 53,4 54,8 55,2 57,0 60,1 63,8 65,7 66,1 49,2-52,9 51,5-57,5 55,2-62,9
164 54,1 55,5 55,9 57,7 60,7 64,3 66,4 66,8 49,8-53,4 52,0-58,2 55,9-63,7
165 54,8 56,2 56,6 58,5 61,2 64,8 67,1 67,5 50,3-53,9 52,6-58,9 56,7-64,4
166 55,5 56,7 57,3 59,2 61,9 65,5 67,8 68,2 50,8-54,6 53,3-59,8 57,3-65,1
167 56,2 57,3 58,1 59,9 62,6 66,2 68,5 68,9 51,4-55,3 54,0-60,7 58,1-65,8
168 56,9 57,8 58,7 60,5 63,2 66,9 69,2 69,7 52,0-56,0 54,7-61,5 58,8-6,65
169 57,4 58,3 59,2 61,1 63,8 67,6 69,9 70,4 52,7-56,8 55,4-62,2 59,5-67,2
170 58,0 58,9 59,8 61,6 64,3 68,4 70,6 71,1 53,4-57,5 56,1-62,9 60,2-67,9
171 58,6 59,6 60,5 62,3 65,0 69,1 71,3 71,8 54,1-58,2 56,8-63,6 60,9-68,6
172 59,4 60,3 61,2 63,0 65,7 69,8 72,1 72,5 54,8-58,9 57,5-64,3 61,6-69,3
173 60,1 61,0 61,9 63,7 66,4 70,5 72,8 73,2 55,5-59,6 58,3-65,1 62,3-70,1
174 60,8 61,7 62,6 64,4 67,1 71,2 73,5 73,9 56,3-60,3 59,0-65,8 63,1-70,8
175 61,5 62,4 63,3 65,1 67,9 71,9 74,2 74,7 57,0-61,0 59,7-66,5 63,8-71,5
176 62,2 63,1 64,0 65,8 68,6 72,8 75,1 75,4 57,7-61,9 60,4-67,2 64,5-72,3
177 62,9 63,8 64,7 66,6 69,3 73,7 75,9 76,1 58,4-62,8 61,1-67,8 66,2-73,2
178 63,6 64,6 65,5 67,3 70,0 74,6 76,8 76,8 59,1-63,6 61,8-68,6 65,9-74,1
179 - 65,5 66,4 68,2 70,9 75,5 77,7 - 59,8-64,4 62,5-69,3 66,6-75,0
180 - 66,4 67,3 69,1 71,8 76,4 78,6 - 60,5-65,1 63,3-70,1 67,3-75,9
181 - 67,3 68,2 70,0 72,7 77,2 79,6 - 61,3-65,8 64,0-70,8 68,1-76,8
182 - 68,2 69,1 70,9 73,6 78,1 80,7 - 62,0-66,5 64,7-71,5 68,8-77,7
183 - 69,1 70,0 71,8 74,5 79,0 81,6 - 62,7-67,2 65,4-72,2 69,5-78,6
184 _ 70,0 70,9 72,7 75,4 79,9 82,9 - 63,4-67,9 66,1-72,9 70,2-79,5
185 - 70,9 71,8 73,6 76,3 80,8 83,9 - 64,1-68,6 66,8-73,6 70,9-80,4

Fuente: Moreiro Sodas J. Módulo de Dietoterapia del II Curso de Diabetología de la Sociedad Española de Diabetes, 1993.

60 por 100. Ambas aproximaciones se obtie- resultados eficaces, y en general se considera


nen con dietas de más de 800 kcal, que no pre- que no son candidatos a dietas hipocalóricas
cisan estrecha supervisión médica. Sin embar- convencionales, evolucionando mejor con
go, para obesos severos (IMC 32-41,9) y mor- programas más intensivos, que incorporen
bidos (IMC > 42) se precisan déficit VLCD (Very Low Caloñe Diets) y atento con-
energéticos de más del 70 por 100 para lograr trol médico (2).
186 LA OBESIDAD

Tabla 12.10. CONSUMO CALÓRICO 4. Añadir alimentos ricos en fibra.


APROXIMADO PARA DISTINTAS ACTIVIDADES, Existe un acuerdo bastante generalizado en
EN RELACIÓN CON EL CONSUMO DE ENERGÍA
EN REPOSO (CER) PARA VARONES Y MUJERES
la comunidad científica sobre las característi-
DE TALLA MEDIA cas mínimas que tiene que cumplir cualquier
dieta en su composición {2):
Factor de
a) 100 g al menos de carbohidratos, para
Categoría de actividad Corrección del CER preservar las proteínas, prevenir la cetosis, evi-
por unidad de tar grandes oscilaciones en el peso por cambios
REPOSO: sueno, tendido inac- ti x 1
CER en el balance hídrico y mantener el nivel de
tivo. triiodotironina. Los efectos adversos de las die-
MUY LIGERA: actividades que tas bajas en carbohidratos se comentarán más
se hacen de pie o sentado,
adelante (l6, 17, 18, 19, 20).
como pintar, conducir, trabajo
de laboratorio, escribir a orde- CER x 1,5 b) Al menos 0,8 g/kg-día de proteínas más,
nador, planchar, cocinar, jue- al menos, 1,75 g de proteínas de alto valor bio-
gos de mesa, tocar instrumen- lógico por cada 100 kcal de déficit. Las proteí-
to musical... nas son básicas para mantener la masa magra
LIGERA: caminar sobre super- («lean body mass», LBM) y muchas funciones
ficie plana a 4-5 km/hora, tra- celulares.
bajo de taller, instalaciones
eléctricas, carpintería, camare- CER x 2,5 La magnitud de la pérdida de LBM depende
ros, limpieza doméstica, cuidar del grado de déficit energético. En general se
niños, golf, vela, tenis de
mesa...
MODERADA: caminar a 5,5- Tabla 12.11. NECESIDADES ENERGÉTICAS
6,5 km/hora, arrancar hierba y (PROMEDIO KILOCALORÍAS DIARIO) SEGÚN
cavar, transportar carga, bici- CER x 5 ACTIVIDAD FÍSICA DOMINANTE
cleta, esquí, tenis, baile... (ADULTOS SANOS). FAO/OMS 1985
INTENSA: caminar con carga Hombres:
cuesta arriba, cortar árboles, MB x 1,55 (Actividad ligera)
cavar con fuerza, baloncesto, CER x 7 MB x 1,78 (Actividad moderada)
escalada, fútbol, rugby... MB x 2,1 (Actividad intensa)

Nota: Esta tabla expresa el consumo durante cada actividad, no se


Mujeres: MB x 1,56 (Actividad ligera)
puede tomar como corrección para promedio diario según actividad do- MB x 1,64 (Actividad moderada)
minante, sino para calcular según las horas del día dedicadas a cada
tipo de actividad. MB x 1,82 (Actividad intensa)

¿Qué normas generales daríamos Actividad Oficinistas, profesionales (abogados,


a una persona que quiere perder ligera médicos, contables, maestros, etc.),
empleados de comercio, amas de casa,
peso?: desempleo.

Actividad Industria ligera, amas de casa sin apa-


1. Eliminar alimentos que supongan fuen- mediana ratos mecánicos, estudiantes, depen-
tes calóricas concentradas: azúcar, dulces, cre- dientes de almacenes, soldados sin
mas, pasteles, helados, bollería en general, sal- servicio activo, obreros de la construc-
sas, chucherías, patatas fritas y equivalentes ción, algunos trabajadores agrícolas,
envasados, alcohol. pescadores...
2. Reducir proporcionalmente más las gra- Actividad Algunos trabajadores agrícolas y obre-
sas que otros alimentos (9 kcal/g frente a 4 intensa ros de la construcción, trabajadores fo-
kcal/g de los hidratos de carbono): aceite, restales, soldados en servicio activo,
mantequilla o margarina, embutido, carnes mineros, bailarines, atletas...
grasas, quesos grasos, nata... Actividad Leñadores, herreros, algunos obreros
3. Cambiar la preparación de algunos ali- excepc. de la construcción.
mentos: evitar salsas v fritos. intensa
TRATAMIENTO DIETÉTICO 187

recomienda 1.5 g/kg-día, lo que supone el 50 Tabla 12.12. NECESIDADES ENERGÉTICAS


por 100 de las calorías de una dieta muy hi- SEGÚN ACTIVIDAD FÍSICA (ADULTOS SANOS)
pocalórica (VLCD) y casi el 20 por 100 de las Reposo Actividad Actividad Actividad Actividad
dietas convencionales. en cama ligera mediana intensa excep. intensa

Las consecuencias de la pérdida de masa Sexo V M V M V M V M V M


magra en las dietas de ayuno y en algunas CER x factor
VLCD pueden ser enormemente peligrosas, tal de actividad 1,3 1,3 1,6 1,5 1,7 1,6 2,1 1,9 2,4 2,2
31 30 38 35 41 37 50 44
como se comenta posteriormente (21, 22,23,24, 25). Kcal x kg/día 58 51

La cantidad de masa magra perdida depende


de varios factores. Por un lado del tiempo que
se mantenga la dieta, pues el porcentaje LBM/ Las dietas con un contenido graso total bajo
peso total perdido es claramente mayor en los (15-23 por 100) parecen tener ventajas para lo-
primeros días (mientras se desarrollan los me- grar pérdida de peso. Incluso si la ingesta ener-
canismos de adaptación oportunos para pre- gética total no se reduce explícitamente (26) ,
servar las proteínas y potenciar la oxidación de esta reducción del contenido graso termina lle-
las grasas como fuente energética). La adhe- vando a un descenso espontáneo de ingesta ca-
rencia «intermitente» a la dieta puede dificul- lórica.
tar lógicamente estos fenómenos de adapta- d) Alcohol: Poco o ninguno. Recordar su
ción. Por otro lado, también es importante la valor calórico (7 kcal/g), que el paciente no va
composición corporal, el obeso tiene inicial- a saber estimar y que, incluso si supiera hacer
mente un LBM mayor que el delgado, y es ca- lo y dedujera este número de calorías de la in-
paz de preservarlo mejor en dietas hipocalóri- gesta diaria, lo hace a expensas de sustituir
cas; por ejemplo, pierde sólo un tercio de otros nutrientes mucho más precisos ya recor-
LBM/día comparado con el individuo delgado tados en las dietas hipocalóricas.
en dietas de ayuno (25). e) Vitaminas, minerales y electrolitos: Al
No existe un nivel de reducción energética menos los especificados en las RDA. Va a ser
que preserve totalmente la masa corporal libre casi imposible cubrir estos requerimientos a
de grasa. Incluso reducciones ligeras de la in- largo plazo a partir de fuentes alimentarias si el
gesta (500 kcal) mantenidas durante varios obeso está sujeto a una dieta de 1.000 kcal/día
meses producen pérdida de LBM, sólo que esta o menor, y precisará suplementos. Recordar
pérdida es predecible y asumible, y aproximará que los complejos vitamínicos habituales no
al obeso a la composición corporal del indivi- aportan electrólitos ni minerales, que precisa-
duo delgado, cuyo LBM es menor. La pérdida rán ser también suplementados (27).
de masa magra es progresivamente mayor con f ) 20-30 g/día de fibra. Aumentará la sen-
el grado de déficit energético, de modo que las sación de saciedad y colaborará en evitar el
dietas de ayuno total llevan a pérdidas de LBM estreñimiento, frecuente compañero de las
incluso del 50-60 por 100, especialmente en dietas. Además podríamos obtener un efecto
delgados. favorable sobre los niveles de lípidos y gluce-
c) Grasas: Deben suponer un 30 por 100 o mia, deteriorados tan habitualmente en los
menos del total calórico con una distribución obesos.
proporcional por tipos de grasa similar a la re- g) Menos de 200 g/día de colesterol.
comendada por la Sociedad Europea de Ate- h) Al menos 1 litro/día de agua (incluyendo
roesclerosis. la contenida en los alimentos). En todas las
Las dietas altas en contenido graso y con es- dietas hipocalóricas está incrementada la eli-
casos carbohidratos no tienen actualmente de- minación urinaria de nitrógeno y es preciso ga-
fensa posible. Independientemente del incre- rantizar una diuresis apropiada, muy especial-
mento de riesgo coronario, parecen tener un mente si la dieta induce cetosis, que llevará a
poder adipogénico mayor que las dietas ricas un incremento de la diuresis. Hay que instruir
en hidratos de carbono, tal como ha sido co- al paciente a consumir con libertad agua y/o
mentado. bebidas no calóricas.
188 LA OBESIDAD

¿Tienen algún papel los cambios de las grasas no se produce activamente tras su
en la composición de la dieta en el ingesta, sino que se produce de manera pasiva
en función de la diferencia entre la energía to-
tratamiento de los pacientes tal utilizada y la aportada por los carbohidra-
obesos? tos y las proteínas. Como las grasas no pro-
mueven su propia oxidación, el mantenimiento
Como ha sido comentado en el capítulo so- de un balance graso requiere que otros
bre termogénesis. el mantenimiento de un factores estimulen la oxidación de las grasas,
peso corporal estable a lo largo del tiempo exi- como ocurre durante un balance negativo de
ge un equilibrio entre la energía ingerida y la energía o con el ejercicio físico (9).
eliminada. Este equilibrio tiene que producirse Cuando un paciente obeso es sometido a un
no sólo para la energía total, sino cualitativa- balance negativo de energía, se va a producir
mente para el balance de cada uno de los ma- como mecanismo de autorregulación inicial
cronutrientes. Por término medio, la ingesta 1) una reducción del efecto térmico de los ali-
de los nutrientes mayores —proteínas, grasas e mentos proporcional a la reducción en la in-
hidratos de carbono— tiene que ser balancea- gesta de nutrientes, 2) una reducción de la tasa
do por la equivalente oxidación de cada uno. metabólica basal secundaria al descenso de
de manera que en teoría cambios en la com- peso y 3) una disminución del gasto calórico
posición cualitativa de la mezcla de nutrientes debido al ejercicio porque el coste energético
podrían afectar al equilibrio de la composición del movimiento es menor al disminuir el peso
corporal y por tanto del peso total corporal (9). de los sujetos (13) . Cuando el balance negativo
Estudios en roedores y en humanos han de- de energía se mantiene, el organismo es forza-
mostrado que la ingesta voluntaria de energía do a perder sobre todo grasa, por ser la mayor
aumenta cuando se incrementa la proporción fuente energética oxidable bajo condiciones hi-
de la misma procedente de las grasas (10). Las pocalóricas, pero también proteínas debido al
dietas ricas en proteínas tienen los efectos con- importante papel de las proteínas como sustra-
trarios, aunque la importancia de las proteínas to gluconeogénico. Desde el punto de vista clí-
como reguladoras de la ingesta es escasa debi- nico, los cambios en la composición de la dieta
do a que el aporte calórico procedente de las apenas tienen efecto en la reducción de peso a
proteínas en humanos suponen una propor- corto plazo, pues las consecuencias sobre el
ción menor y relativamente constante (11). efecto térmico de los alimentos apenas van a
La composición de la dieta parece influir repercutir sobre el balance energético. Sin em-
poco en la tasa metabólica basal o en el grado bargo, la composición de la dieta sí puede ser
de actividad física aunque, a largo plazo, es po- importante en el mantenimiento de la pérdida
sible que cambios en la composición de la dieta de peso a largo plazo. Por un lado ya hemos
puedan producir cambios en el LBM (lean visto cómo en situaciones de balance positivo
body mass), que es el principal determinante de energía la cantidad de grasa almacenada es
de la tasa metabólica basal (ver capítulo sobre proporcional a la cantidad de grasa de la dieta,
termogénesis). Cambios en la cantidad y en la debido a que, como ha sido comentado, las
composición de la dieta sí pueden influir en el grasas no promueven su propia oxidación, y
efecto térmico de los alimentos, pero dado que porque la eficiencia de almacenamiento de las
ésta representa sólo una pequeña fracción de la grasas como grasa corporal es muy alta
energía total liberada, tienen poca influencia (>95 %) (14, 15). Por tanto, el mantenimiento de
en el balance total (12). la pérdida de peso inicialmente conseguida
Como ha sido comentado anteriormente, exige una dieta baja en grasas, sobre todo si el
trabajos recientes han mostrado que, mientras paciente no hace ejercicio.
la oxidación de las proteínas y los carbohidra- En conclusión, la reducción de las grasas en
tos guardan un adecuado equilibrio con el la dieta puede ser un complemento necesario
aporte externo de los mismos y son activamen- en el mantenimiento de la reducción de peso a
te metabolizados tras su ingesta, la oxidación largo plazo, sobre todo si tenemos en cuenta la
TRATAMIENTO DIETÉTICO 189

elevada proporción de las grasas en la dieta y elaños. Aunque la pérdida de peso fue estadísti-
marcado sedentarismo que definen el estilo de camente mayor que la del grupo control que
vida de la sociedad occidental donde la obesi- incluso ganó algo de peso, esta pérdida a lo lar-
dad ha adquirido caracteres epidémicos. go del tiempo fue más bien modesta.
El éxito de la pérdida de peso en un progra-
ma se mide frecuentemente por el porcentaje
EFECTIVIDAD DE LOS de participantes que mantuvieron alguna pér-
PROGRAMAS DE RESTRICCIÓN dida de peso a lo largo del programa. Lavery,
el al .(31) , en una evaluación de 509 hombres y
CALÓRICA MODERADA mujeres que completaron un programa de pér-
dida de peso, encontraron que había perdido
Son numerosos los estudios que muestran algo de peso a los dos años el 65,3 por 100. Un
los resultados positivos a corto plazo de los 36,6 por 100 del grupo total mantuvo el peso y
programas de intervención en las personas un 16 por 100 perdió más del 10 por 100 del
obesas. Son muchos menos, sin embargo, los peso inicial.
estudios que publican sus resultados a más lar- Jeffery el al. (32) estudiaron durante dos años
go plazo (doce meses o más). Dado que la efec- la pérdida de peso de 86 hombres de mediana
tividad de un programa se mide por su capa- edad sometidos a un programa de control de
cidad para influir a largo plazo en el peso de peso. Aunque el peso medio se mantuvo por
los sujetos obesos, el conocer estos resultados debajo del peso inicial, algunos pacientes su-
es de un gran interés a la hora de plantearse de frieron ganancias ulteriores de peso después de
una manera realista un programa de interven- haberlo perdido. Cuatro variables se asociaron
ción. En 1990 la American Dietetic Associa- en este estudio con el mantenimiento del peso
tion (ADA) publicó una revisión crítica de los perdido: 1) no haber participado previamente
estudios realizados con el objetivo de evaluar en un programa de reducción de peso,
el coste y el beneficio de los programas de in- 2) asistencia a las sesiones de tratamiento,
tervención nutricional, no sólo en la obesidad, 3) comportamiento ante el ejercicio y adhe-
sino también en otros problemas de salud (28). sión a la propuesta de registro de la dieta re-
Kramer et al (29) analizaron la pérdida de comendada, 4) el apoyo social.
peso en 114 hombres y 38 mujeres a lo largo Wadden (6), en una revisión reciente sobre la
de cuatro años después de un programa de in- efectividad de los programas de reducción de
tervención sobre el comportamiento para per- peso, llega a la conclusión (tras la lectura críti-
der peso. Tan sólo el 0,9 por 100 de los hom- ca de 65 ensayos clínicos realizados desde 1974
bres y el 5.3 por 100 de las mujeres mostraron a 1990) que, a largo plazo, en la mayor parte
una pérdida de peso estable, y un porcentaje de los programas muchos pacientes vuelven a
sustancial de pacientes tuvieron una moderada ganar peso. La mayoría de las personas trata-
ganancia de peso a lo largo de los cuatro años das con una dieta hipocalórica moderada re-
de seguimiento (70 por 100 de los hombres y tornan al peso inicial a los cinco años de haber
36,8 por 100 de las mujeres). Un buen número completado el programa.
de pacientes ganaron y perdieron peso a lo lar- En 1986 revisamos nuestra experiencia so-
go del tiempo de observación, siendo la tasa de bre 300 pacientes obesos asistidos en la consul-
ganancia/pérdida/ganancia de peso (expresión ta externa del Servicio de Endocrinología del
del seguimiento y abandono sucesivo del pro- Hospital Regional Carlos Haya. Sólo el 5 por
grama) del 41,3 por 100 en mujeres y del 15,8 100 de los pacientes alcanzó el peso diana. El
por 100 en hombres. 55 por 100 de los pacientes no modificó al fi-
Shah et al (30) siguieron a un grupo de 237 nal del seguimiento su peso inicial e incluso un
participantes y a un grupo control de 219 pa- 9,5 por 100 aumentó de peso a lo largo del
cientes, como parte de un ensayo clínico para mismo. Ni la edad, ni el sexo ni el grado de so-
la prevención de la hipertensión arterial («Hy- brepeso inicial influyeron en la respuesta al
pertension Prevention Trial») durante tres año de seguimiento. Tan sólo la tendencia a
190 LA OBESIDAD

los tres primeros meses de ser incluido en el peligros y los efectos indeseables de las dietas
protocolo de adelgazamiento (perder, ganar o de ayuno completo. Por tanto, para cumplir
mantener el peso a los tres meses de iniciada la con los requisitos expuestos, estas dietas no
dieta) marcó significativamente el comporta- sólo se caracterizan por la restricción calórica,
miento del peso al año de seguimiento (33). sino también por otros rasgos (38):
Se han propuesto diversas medidas para me-
• Las VLCD, a pesar de ser hipocalóricas,
jorar los resultados a largo plazo de los progra-
están relativamente enriquecidas en su conte-
mas con una dieta calórica moderada ( 3 4 , 3 5 ) .
Estas propuestas incluyen: 1) mayor duración nido proteico (de 0,8 a 1,5 g/kg de peso ideal/
día). Estas proteínas son de alto valor bioló-
de los programas de adelgazamiento. 2) pre-
gico.
vención de las recidivas y tratamiento de man-
tenimiento, 3) elaborar un programa de incen- • Contienen todas las vitaminas, minerales,
electrólitos y ácidos grasos esenciales recomen-
tivos, 4) aumentar el apoyo social. 5) añadir un
dados en las RDA (39). En el caso de las PSMF
régimen de ejercicios, etc. En general, todas es-
tas propuestas tienden a conseguir un cambio se deben aportar separadamente suplementos
vitamínicos y minerales para completar los re-
de comportamiento en los hábitos del pacien-
querimientos diarios. Además contienen hi-
te. En otro capítulo de este libro, Ibáñez et al.
exponen con más detalle el significado y la im- dratos de carbono en cantidad suficiente como
para evitar la cetosis.
portancia de un abordaje holístico en el trata-
• Deben reemplazar completamente la in-
miento de los pacientes obesos.
gesta de alimentos y administrarse durante un
tiempo mínimo de cuatro semanas (para otros
PROGRAMAS DE RESTRICCIÓN autores durante un mínimo de una sema-
na) (40).
CALÓRICA SEVERA
En 1929 se publicó el primer trabajo cientí-
El fracaso de los programas de restricción fico sobre el uso de las VLCD por Evans y
calórica moderada llevó al desarrollo de pro- Strang. Con una dieta de 400 kcal y aproxi-
gramas más agresivos con dietas muy bajas en madamente 50 g de proteínas consiguieron
calorías. pérdidas de peso importantes sin provocar un
El término de Dietas de Contenido Calórico balance nitrogenado muy negativo(83). Sin em-
muy Bajo, VLCD (del inglés Very Low Calorie bargo, el desarrollo de las dietas de muy bajo
Diets), ha sido universalmente aceptado y se contenido calórico no se produjo hasta finales
refiere a aquellas dietas que proporcionan de la década de los 60 y principios de los 70
800 kcal (3.349 kjul) o menos por día, o alter- motivado por la publicación de importantes
nativamente, aquellas que proporcionan me- efectos adversos e incluso muertes en indivi-
nos de 12 kcal/kg de peso ideal/día (< 50 duos sometidos a dietas de ayuno completo
(4I,42)
kj) (36). El término se reserva, habitualmente, . Las dietas de muy bajo contenido calórico
para las fórmulas comerciales, generalmente basadas en alimentos sólidos (37) fueron
en forma de polvos que se reconstituyen con progresivamente sustituidas por productos co-
agua y dan aspecto de batido o bien, más re- merciales en forma de preparaciones líquidas.
cientemente, aspecto de natillas u otras presen- La comunicación de muertes súbitas asociadas
taciones. Se ha acuñado otro término, Protein- al uso de las VLCD atribuidas a la escasa pro-
Sparing Modified Fasts (PSMF), para aquellas porción de proteínas de alto valor biológico,
dietas que usan comidas convencionales con así como a la rápida disminución de la masa
alto contenido proteico (1,5 g/kg de peso ideal) magra y con ella a la deplección proteica mio-
en su elaboración (carne magra, pescado, hue- cárdica (43, 44, 45) obligó a un uso menos indis-
vos)(37). criminado y prolongado de las VLCD y a bus-
Estas dietas surgen con el objetivo de conse- car una composición cualitativa y cuantitativa
guir pérdidas de peso importantes en un espa- más adecuada hasta llegar a las modernas for-
cio de tiempo corto, pero evitando a su vez los mulaciones que manejamos en nuestros días.
TRATAMIENTO DIETÉTICO 191

Aun así. todavía existe en la literatura el deba- libro, se encuentra asociada a mayor morbi-
te abierto sobre cuál es la cantidad calórica mortalidad); la existencia de enfermedades que
más adecuada, así como sobre la proporción mejorarían con la pérdida de peso, tales como
óptima de hidratos de carbono y proteínas de diabetes, hipertensión, hiperlipemia, enferme-
manera que se logre una pérdida de peso im- dad cardiovascular (con las limitaciones que
portante a la vez que se preserva la masa ma- comentaremos posteriormente) o insuficiencia
gra corporal. cardiopulmonar: historia familiar de enferme-
dad cardiovascular, hiperlipemia o diabetes;
preparación para cirugía electiva (los obesos
Indicaciones mórbidos presentan mayores riesgos de com-
plicaciones en la anestesia, de infecciones pul-
Las VLCD están indicadas en sujetos obesos monares, tromboflebitis y embolismo pulmo-
moderados o severos (BMI > 30), motivados y nar): personas obesas que progresan rápida-
que hayan intentado otros tratamientos más mente hacia una obesidad severa (en un
conservadores previamente y no hayan sido intento de prevenir el potencial aumento del
efectivos. número de adipocitos que ocurre en los incre-
Además estas dietas pueden estar indicadas, mentos importantes de peso y que dificultaría
ocasionalmente, en sujetos con BMI entre 27 y su tratamiento ulterior) (38).
30 que, además, tengan una complicación mé-
dica que pueda mejorar con una rápida pérdi-
da de peso, por ejemplo diabetes tipo II o el Contraindicaciones (47 48)
síndrome de apnea del sueño (38).
La razón de que los obesos leves no deban Debe ser evitado el uso de VLCD en deter-
ser incluidos en programas de VLCD viene minados estados fisiológicos tales como infan-
dada por la dificultad que tienen éstos, así cia y adolescencia, embarazo y lactancia.
como las personas con peso normal o bajo, de Las personas mayores de 65 años tampoco
conservar la proporción de masa magra duran- deben ser incluidas salvo en determinadas cir-
te la pérdida de peso, tal como ha sido comen- cunstancias tales como insuficiencia cardio-
tado. Las personas con peso normal sometidas pulmonar grave. Con el envejecimiento puede
a ayuno pierden predominantemente masa estar incrementado el riesgo de provocar un
magra: tras un mes de ayuno los sujetos pier- balance nitrogenado muy negativo y, además,
den 0.25 kg de peso por cada déficit de las reacciones adversas pueden ser peor tolera-
1.000 kcal. De esta pérdida, el 37 por 100 co- das debido a la presencia de otras enfermeda-
rresponde a grasa y el 63 por 100 a masa ma- des concomitantes. Además el riesgo que su-
gra (42). Los obesos, tras un mes de ayuno, per- pone la obesidad para un individuo de 35 años
dieron 0.14 Kg por cada 1.000 kcal de déficit, no tiene por qué ser de igual importancia a la
de los que el 76 por 100 fue masa grasa y el 24 edad de 65 años y por tanto no deberían usar-
por 100 masa magra (46). Como comentamos se, a priori, medidas tan agresivas (38, 47).
previamente, el riesgo de muerte súbita asocia- Enfermedad cardiaca: Historia o evidencia
do a ayuno puede estar en función de la pro- de arritmias cardiacas, QT corregido prolon-
porción de pérdida de masa magra (45). Por gado, infarto agudo de miocardio reciente, an-
tanto, el uso de VLCD en pacientes con obe- gina inestable.
sidad leve puede conllevar una pérdida de Enfermedades asociadas a estados hiperca-
masa magra desproporcionadamente elevada y tabólicos o de deplección proteica severa, tales
mayores riesgos para la salud. como infecciones crónicas, endocarditis, osteo-
El uso de las VLCD puede estar especial- mielitis, tuberculosis, síndrome de Cushing.
mente indicado en las circunstancias siguien- cáncer, etc.
tes: en obesos en los que predomine la distri- Insuficiencia renal avanzada ya que impedi-
bución de la grasa abdómino-troncular (ya ría un adecuado balance electrolítico y la ex-
que, como se comenta en otro capítulo de este creción adecuada del nitrógeno movilizado.
192 LA OBESIDAD

Insuficiencia hepática severa: La existencia Desarrollo de las dietas de


de una elevación ligera de las transaminasas.
un hallazgo frecuente en obesos asociado pro- contenido calórico muy bajo
bablemente a infiltración grasa del hígado, no
contraindica el uso de VLCD. Para algunos La mayoría de los programas en los que se
autores (47) la existencia de litiasis biliar, si no usan las VLCD se desarrollan en varias fases.
ha sido operada, contraindica el uso de estas Suele existir un periodo de adaptación en la
dietas ya que se ha comprobado que las VLCD que los pacientes siguen una dieta hipocalónca
aumentan el riesgo de colecistitis (49). Para y equilibrada, de aproximadamente 1.200 a
otros autores constituye una contraindicación 1.500 kcal/día, durante un tiempo variable
relativa y habría que valorar muy bien los ries- (generalmente entre una semana y un mes).
gos frente a los beneficios. Posteriormente se realiza propiamente la fase
Enfermedades psiquiátricas: Aquellos pa- de dieta de muy bajo contenido calórico en la
cientes con historia de bulimia o anorexia ner- que se proporciona la misma, generalmente en
viosa no deben incluirse en los programas de forma de polvos, que se reconstituyen con
VLCD, así como sujetos con historia actual de agua y que se ingieren de tres a cinco veces dia-
abuso de drogas o alcohol. Los pacientes con rias debiéndose aportar, además, un mínimo
depresión grave tampoco deben incluirse si de 2 a 3 litros de agua o líquidos acalóricos.
presentan un brote en el momento de realizar Esta fase suele durar unas doce-dieciséis sema-
la dieta y. en general, los individuos con trata- nas. Posteriormente se inicia el periodo de rea-
miento psiquiátrico deben encontrarse estables limentación, en el que progresivamente se van
y ser seguidos más cercanamente (50). reintroduciendo los alimentos sólidos a lo lar-
Otros enfermedades en las que se debería go de varias semanas con una eliminación
plantear estrictamente los posibles riesgos fren- completa o parcial de las dietas líquidas. Por
te a beneficios son: accidentes cerebrovascula- último, se desarrolla la última fase «de mante-
res, enfermedad tromboembólica y diabetes nimiento» en la cual los esfuerzos van dirigi-
mellitus tipo 1. dos a que el sujeto adquiera una serie de hábi-
Una contraindicación relativa sería la falta tos dietéticos y de conducta de manera que no
de motivación para continuar, posteriormente se recupere el peso perdido.
a la finalización de la VLCD, un programa que Los programas de VLCD no deben durar
incluya cambios de conducta, ejercicio, dieta más de dieciséis semanas (52). La pérdida de
nutricionalmente adecuada... que le permita masa magra aumenta conforme se acerca el in-
mantener el peso perdido (47). dividuo a su peso normal. Si se mantiene du-
Las dietas de muy bajo contenido calórico rante mucho tiempo la pérdida de peso, se au-
requieren supervisión médica. Las VLCD pro- menta el riesgo de complicaciones. Además el
ducen cambios importantes en el organismo, riesgo de formación de cálculos continúa du-
aumenta la diuresis y la pérdida de electrólitos, rante todo el periodo de la dieta VLCD. Por
puede alterar el equilibrio ácido-base, varían último, el mantenimiento de un individuo con
parámetros vitales y, además, se plantean en una dieta artificial durante largos periodos de
individuos que suelen presentar patologías y tiempo puede traer consecuencias negativas
tratamientos asociados que requieren un ade- psicológicamente: así, cuando se produce la
cuado seguimiento, así como posibles cambios realimentación puede aparecer una sensación
en la medicación. de miedo, desaliento, de oposición o inutilidad
El uso indiscriminado de estos regímenes que provoca una mala adhesión a la dieta y
dietéticos está absolutamente contraindicado una rápida recuperación del peso. Tampoco es
en ausencia de supervisión médica dado que necesario alcanzar un peso totalmente dentro
los riesgos que conllevan para la salud son ele- de la normalidad, especialmente en aquellos
vados si los pacientes no son seleccionados o obesos que parten de niveles de sobrepeso muy
seguidos adecuadamente (51). severos. En estos casos los riesgos para la salud
asociados a la obesidad pueden reducirse al-
TRATAMIENTO DIETÉTICO 193

canzando pérdidas de peso relativamente tratamiento con insulina o con antidiabéticos


moderadas (47). orales se debe asegurar que conozcan cuáles
El periodo de realimentación debe ser reali- son los síntomas de la hipoglucemia, cómo
zado lentamente ya que aumentos importantes medirla mediante glucemias capilares y como
en la ingesta pueden conllevar una serie de tratarla. Además se debe reducir, inmediata-
efectos indeseables, entre ellos alteraciones hi- mente antes del comienzo de la dieta, la dosis
droelectrolíticas, aumento de la tasa metabóli- de la medicación. En pacientes hipertensos
ca, arritmias cardiacas, así como precipitación también debe disminuirse, o suprimirse, la me-
de colecistitis y pancreatitis (52). Algunas de las dicación antihipertensiva y, en particular, de-
muertes súbitas atribuidas al uso de las dietas ben ser evitados los diuréticos por el riesgo
de contenido calórico muy bajo ocurrieron en asociado de alteraciones hidroelectrolíticas. En
el periodo de realimentación (44). los individuos hiperuricémicos asintomáticos
Antes de indicar una dieta de contenido ca- debe medirse el ácido úrico sanguíneo; si su-
lórico muy bajo se debe realizar una historia pera los 10 mg/dl, se debe comenzar con tra-
clínica completa con un apartado de la anam- tamiento preventivo (alopurinol): en pacientes
nesis dirigido a la obesidad específicamente y con hiperuricemia sintomática se debe conti-
que incluya una encuesta alimentaria, historia nuar o comenzar con el tratamiento preventi-
de la ganancia de peso, así como de las com- vo. Aquellos pacientes que se someten a una
plicaciones asociadas a la obesidad o que em- dieta de muy bajo contenido calórico previo a
peoren con la misma. Asimismo se debe ase- cirugía electiva deben retrasarla, al menos, un
gurar una adecuada motivación del paciente. mes tras la realimentación (38).
A su vez se deben realizar una serie de prue-
bas complementarias, tales como hemograma,
bioquímica básica con glucosa, ácido úrico, io- Efectos metabólicos de las VLCD
nes, pruebas de función hepática y renal, bio-
química urinaria y electrocardiograma con tira Debido a que el riesgo de muerte súbita aso-
de ritmo. Además, en las mujeres, se debe des- ciada a la pérdida de peso, en las dietas de ayu-
cartar embarazo y asegurar métodos anticon- no completo y en las primeras formulaciones
ceptivos durante la dieta. de VLCD, fue atribuido a una posible malnu-
Durante el periodo de dieta se debe contro- trición proteica, se introdujeron en las formu-
lar la aparición de síntomas o signos asociados laciones comerciales proteínas de alto valor
los efectos secundarios. Como mínimo se debe biológico, cuyo efecto teórico es preservar de la
controlar el peso, la frecuencia cardiaca y la pérdida proteica. Así se comprobó que la pér-
presión arterial semanal o bisemanalmente du- dida nitrogenada y la consecuente disminu-
rante el periodo de dieta modificada y durante ción en la masa magra corporal es menor en
las primeras semanas de la realimentación. las VLCD que la producida en las dietas de
Además, se deben determinar los electrolitos ayuno completo. Sin embargo, las pérdidas se
en sangre durante las dos primeras semanas de producen en una cadencia similar en el tiempo
la dieta muy baja en calorías y durante la a las dietas de ayuno: en las primeras semanas
realimentación (38). Otros autores recomiendan la aumentan las pérdidas y posteriormente van
determinación de los análisis sanguíneos disminuyendo más lentamente hasta estabili-
cada dos semanas (40). Se debe realizar, asimis- zarse. De la pérdida de peso que acontece en
mo, un EKG cada semana o cada dos sema- las VLCD una proporción de entre 14-35 por
nas. Si la sintomatología sugiere la existencia 100, según los estudios (53, 54, 55, 56, 40), corresponde a
de arritmias, se debe realizar un Holter y si se masa magra. Aunque cierto grado de pérdida
confirma la existencia de la arritmia se debe proteica es inevitable, la cantidad de la
suspender la VLCD. misma, en el curso de las VLCD, puede ser
En los pacientes que presenten patologías parcialmente preservada por la ingesta protei-
concomitantes se deben tener precauciones es- ca, así parece necesaria la ingesta de, al menos,
peciales: En los diabéticos tipo II que reciben 1 g por kg de peso ideal y por día para conse-
194 LA OBESIDAD

guir este objetivo, aunque pueden necesitarse Además, tras la fase de realimentación y de
para asegurarlo cantidades mayores (de 1.2 a mantenimiento ponderal, la tasa metabólica
1.4 g/kg de peso ideal/día) ( l 8 ) . Sin embargo, en reposo se mantiene normal si se ajusta con
no todos los trabajos muestran resultados igua- las pérdidas de masa magra (53). Para algunos
les y así, en la revisión de la literatura realizada autores (53, 59) las dietas de restricción calórica
por Gelfand y Hendler (57), se observa cómo en moderada pueden ser metabólicamente más
algunos trabajos en los que se suministran in- idóneas que las VLCD debido a que produci-
gestas proteicas de 100 g/día se producen ba- rían mayor pérdida energética en relación al
lances nitrogenados negativos después de tres o déficit calórico impuesto.
más semanas de la dieta y. por el contrario, en Diversos trabajos en la literatura han suge-
otros trabajos se consigue el equilibrio nitro- rido la posibilidad de que continuas variacio-
genado con ingestas entre 65 y 90 g de proteí- nes de peso (pérdida de peso tras los periodos
na/día. Para estos autores el aporte de proteí- de VLCD y su recuperación tras el abandono
nas en las VLCD puede modular la degrada- de la dieta), «efecto Yo-Yo», provocaría un
ción proteica pero no cambiar la composición cambio en la composición corporal. Así, en el
de los componentes corporales que se pierden periodo de VLCD se perdería masa grasa y
con la reducción ponderal. Así como la masa masa magra, pero con la ganancia de peso se
magra aumenta con la obesidad, es lógico pen- ganaría principalmente masa grasa. De esta
sar que también debe disminuir con la pérdida forma, en las subsecuentes pérdidas y ganan-
de peso. Foster el al. ( 5 6 ) no encuentran dife- cias de peso, se perdería progresivamente masa
rencias significativas en los cambios en la masa magra. Esto tendría, además, otras consecuen-
magra entre tres tipos de VLCD de distinto cias negativas que perpetuarían el ciclo del
contenido calórico que contenían 70 vs. 90 g «efecto Yo-Yo», ya que disminuiría la tasa
de proteínas. Por tanto, concluyen que, dando metabólica en reposo (cuyo componente prin-
un mínimo de 70 g de proteínas/día, los cam- cipal depende de la masa magra) y favorecería,
bios en la masa magra estarían determinados por tanto, una ganancia de peso ulterior tras la
por la magnitud de la pérdida de peso y el BMI realimentación y una resistencia mayor a pos-
del que parten inicialmente. más que por la in- teriores pérdidas de peso (40). Sin embargo, estas
gesta proteica. Además, hay que tener en cuenta teorías han sido contestadas recientemente por
que los cambios observados en los distintos Prentice el al. (60) que. tanto en trabajos ex-
trabajos sobre la composición corporal pueden perimentales con modelos animales y huma-
variar según el método usado en la evaluación nos, así como del estudio de una población ru-
de la masa magra (58). ral africana sometida por el efecto del hambre
Cuando se somete a un individuo a una die- estacional a continuas variaciones de peso,
ta hipocalórica la tasa metabólica en reposo concluye que las variaciones cíclicas de peso
disminuye y esto ocurre tanto en las dietas de no provocan alteraciones permanentes en la
restricción calórica moderada como severa composición corporal. De igual forma Wad-
(57, 58)
. Este evento es una adaptación del or- den el al. (61). en un estudio en 50 obesas, con-
ganismo como mecanismo de supervivencia, cluyen que el efecto en el tiempo de una his-
que explica en parte la disminución de la pér- toria marcada de variación ponderal cíclica
dida de peso del sujeto obeso sometido a una comparado con una de leves variaciones, tam-
dieta. La caída en la tasa metabólica es mayor, poco disminuye la tasa metabólica en reposo.
en proporción, que la disminución ponderal. Por tanto, según este estudio, se puede con-
Así, durante la restricción calórica la tasa me- cluir que aquellas personas que presentan his-
tabólica disminuye aproximadamente un 15 toria repetida de pérdidas y ganancias de peso
por 100 en tres semanas mientras que el peso podrán perder peso de nuevo con la misma fa-
lo hace en un 7 por 100. Cuando la restricción cilidad que otros obesos que no tengan dicha
calórica se mantiene durante cinco a seis se- historia. Sin embargo, hay que recordar que las
manas, esta diferencia entre la disminución de variaciones cíclicas en el peso se han asociado
la tasa metabólica y la del peso desaparece (40). con mayor mortalidad cardiovascular (ver
TRATAMIENTO DIETÉTICO 195

postscriptum del capítulo dedicado a la obesi- aconsejable utilizar dietas de muy bajo conte-
dad como factores de riesgo). nido calórico con contenido energético cerca-
El escaso aporte de hidratos de carbono pro- no a las 800 kcal.
voca un incremento en la oxidación de las gra-
sas y el aumento secundario de los cuerpos ce-
tónicos. Además se favorece la glucogenolisis y Efecto de las VLCD sobre las
la neoglucogénesis a partir de los aminoácidos, enfermedades asociadas
a la vez que disminuye la reabsorción de sodio
y se facilita la pérdida de electrolitos. Todos es- Los diabéticos tipo II mejoran el control du-
tos cambios explican el aumento en la diuresis rante la primera semana de tratamiento. Al-
y la rápida pérdida de peso observada en las gunos autores han observado incluso una me-
VLCD durante la primera semana (40). Los joría del control glucémico a largo plazo (un
productos comerciales disponibles proveen en- año) con respecto al control tras la instaura-
tre 50 y 60 g de hidratos de carbono con el ob- ción de una dieta de restricción calórica mo-
jetivo de disminuir al máximo la pérdida pro- derada, incluso tras la recuperación parcial del
teica (disminuyendo la neoglucogénesis), evi- peso perdido inicialmente (64).
tando la depleción de electrolitos y la En obesos hipertensos también se ha com-
formación exagerada de ácido úrico y. a la vez, probado la disminución de los niveles de pre-
produciendo únicamente una moderada ceto- sión sistólica y diastólica. En algunos casos es
sis. Diversos autores implican el posible papel necesaria la supresión o disminución de la me-
de la cetosis como causa de la anorexia asocia- dicación. Para algunos autores el mecanismo
da a las VLCD; sin embargo, Rosen el al. no implicado sería la rápida reducción en el peso
encuentran relación entre los niveles de cuer- acompañado de una importante excreción de
pos cetónicos y la sensación de hambre durante electrolitos y agua (40). Sin embargo, en mu-
la VLCD (61). Foster el al. ( 5 6 ) compararon chos pacientes pequeñas disminuciones en el
recientemente el efecto de tres tipos de dietas peso corporal, incluso sin alcanzar el peso
de muy bajo contenido calórico (800 vs. 600 ideal, reducen los niveles de presión arterial a
vs. 420 kcal) y no encontraron diferencias sig- la normalidad. Para Eliahau el al. (65) el meca-
nificativas en la sensación de hambre ni rela- nismo implicado podría depender de los cam-
ción con los niveles de cuerpos cetónicos. Con- bios metabólicos secundarios a la propia dis-
cluyen que por debajo de las 800 kcal no existe minución de la ingesta: disminución de la ac-
mayor reducción en la sensación de hambre tividad simpática y variación en los niveles de
aunque la explicación podría ser debida a que noradrenalina e insulina.
en las tres dietas se habría sobrepasado el um- Se ha comunicado también la mejoría del
bral de cetosis necesario para la reducción de síndrome de apnea del sueño tras la instaura-
dicha sensación. ción de VLCD probablemente por un meca-
El contenido energético de las VLCD varía nismo anatómico de aumento del calibre de la
ampliamente según las preparaciones comer- vía aérea (66).
ciales y según los países (62). En el Reino Unido Los niveles de colesterol total disminuyen
el Departamento de Seguridad Social y Salud entre el 5 y el 25 por 100 en las primeras cua-
recomendó un mínimo de 400 kcal/día en las tro-seis semanas, así como el LDLc (38), aun-
VLCD en 1987 (48) . En 1992 el «Michigan que para algunos autores posteriormente se
Task Forcé» recomendaba como ingesta míni- mantienen igual (67). Los triglicéridos también
ma 600 kcal (63). Sin embargo, trabajos recien- disminuyen, por descenso del VLDLc. entre
tes (38, 50) han demostrado que no existen ma- un 15 y un 50 por 100 y se mantienen bajos a
yores ventajas a medio y largo plazo con el uso largo plazo y los niveles de HDLc disminuyen
de VLCD de un contenido energético menor a corto plazo y largo plazo, aunque para otros
de 800 kcal/día, ni en la pérdida ponderal, ni autores aumentan. La concentración de los pa-
en los cambios en la composición corporal o rámetros lipidíeos varía durante las distintas
en la aceptación de la dieta. Por tanto, parece semanas de las VLCD (67).
196 LA OBESIDAD

Efectos secundarios úrico por encima de los 10 mg/dl, se reco-


mienda la profilaxis.
Muchos de los efectos secundarios que se En 1979 (43) el Centro de Control de Enfer-
observan en los pacientes sometidos a VLCD medades de Atlanta comunicó la existencia de
son pasajeros y poco importantes y general- sesenta fallecimientos súbitos en pacientes
mente no impiden la continuación de la dieta obesos que estaban siendo sometidos a progra-
(36)
. Relativamente frecuentes son los síntomas mas de adelgazamiento con las VLCD de «pri-
gastrointestinales leves, como náuseas y mera generación» (dietas de 300-400 kcal
vómitos, dolores cólicos abdominales y despe- constituidas, en su mayoría, por proteínas de
ños diarreicos atribuidos clásicamente a la alta escaso valor biológico y no todas suplementa-
osmolaridad de los preparados comerciales. das con vitaminas, minerales y oligoelementos
Otros síntomas frecuentes son la debilidad, en las cantidades necesarias para cubrir los re-
(71)
cansancio, hipotensión, cefaleas, atribuidos a querimientos mínimos diarios) . Sours el
(44)
la rápida pérdida de peso y electrolitos y a la al. revisaron los hallazgos disponibles en
cetosis en las primeras semanas de instaura- diecisiete obesos mórbidos, sin otra patología
ción de la dieta. Otros efectos leves son el es- asociada, que fallecieron en el curso de la
treñimiento, la intolerancia al frío, irregulari- VLCD o en el periodo de realimentación. Ba-
dades menstruales, sequedad de piel. Síntomas sándose en los estudios necrópsicos (atrofia
como caída del pelo o uñas quebradizas son miocárdica) y electrocardiográficos (bajo vol-
poco frecuentes (68). taje del QRS y QTc alargado que desemboca-
Como se comentó en el apartado de con- ron en taquicardia y fibrilación ventricular) su-
traindicaciones, la incidencia de la litiasis bi- girieron que la causa de muerte en estos suje-
liar se encuentra incrementada en individuos tos podría ser la malnutrición calórico-proteica
sometidos a VLCD. Tras ocho semanas de con la consiguiente depleción proteica miocár-
VLCD, Liddle el al.(49) observaron el desarrollo dica. La característica común, en todos los ca-
de litiasis en la cuarta parte de los pacientes y sos, fue una rápida (2,1 kg/semana. de media)
un 6 por 100 requirió ser colecistectomizado. y masiva (39 kg de media) pérdida de peso du-
Sin embargo, la litiasis había desaparecido has- rante dos a ocho meses de dieta. En cuatro de
ta en un tercio de los pacientes a los seis meses estos pacientes la ingesta proteica la proporcio-
tras finalizar la dieta. Otros autores han encon- naron proteínas de alto valor biológico. Frank
(72)
trado resultados similares (69, 70). Las causas po- el al. atribuyeron la posible causa del falle-
sibles de este fenómeno se atribuyen a la for- cimiento en treinta y seis sujetos a alteraciones
mación de una bilis más litogénica (mayor electrolíticas: la ingesta de potasio, calcio,
cantidad de colesterol y menos ácidos biliares magnesio, sodio y otros minerales fue inade-
y fosfolípidos) y/o a la disminución de la con- cuada en la mayoría de los pacientes y catorce
451
tractilidad de la vesícula biliar (84). Broomfield presentaron hipokaliemia. Van Itallie el a/.'
(69)
el al. observaron cómo la incidencia de litiasis sugirieron que el riesgo de sufrir arritmias le-
biliar puede ser reducida mediante el uso tales estaba relacionado con la proporción de
profiláctico de ácido ursodesoxicólico. pérdida de masa magra. Lantigua el al. (73) de-
En individuos con historia previa de hipe- mostraron la existencia de alteraciones en el
ruricemia sintomática se pueden desencadenar electrocardiograma y arritmias graves con el
episodios de gota aguda, o incluso la precipi- uso de dietas líquidas proteicas a base de colá-
tación de una nefropatía aguda litiásica. En in- geno hidrolizado que desaparecieron tras la
74
dividuos previamente asintomáticos estos cua- suspensión de la dieta. Trabajos posteriores' '
(36)
dros son muy infrecuentes . Sin embargo, con el uso de VLCD de «segunda generación»
esta complicación raramente ocurre ya que, en (con proteínas de alto valor biológico y suple-
aquellos individuos con historia previa, se mentadas adecuadamente en electrolitos) no
debe continuar la medicación o comenzarla encontraron una incidencia aumentada de
profilácticamente. De igual forma, en indivi- arritmias. A pesar de todas estas observaciones
duos asintomáticos, pero con niveles de ácido nunca se llegó a probar con seguridad cuál fue
TRATAMIENTO DIETÉTICO 197

la patogenia de los fallecimientos. Además hay Las pérdidas medias por semana son de 1,5 a
que tener en cuenta que la obesidad per se se 2 kg en las mujeres y de 2 a 2.5 kg en hom-
asocia a alteraciones electrocardiográficas (75) y bres (59, 68). El que la pérdida ponderal sea mayor
a una incidencia aumentada de muerte súbita. en los hombres se atribuye a que parten de un
En estudios que han comparado el uso de las peso inicial mayor, sin embargo, el porcentaje
VLCDs de «segunda generación» en miles de de pérdida ponderal es similar en ambos
pacientes con respecto a los obesos no someti- sexos. Estos resultados mejoran en gran medi-
dos a dietas, no se ha observado un aumento da los obtenidos por dietas convencionales en
en la mortalidad o incluso ésta es menor (38). los que sólo un 10 por 100 de los pacientes al-
Así el uso de las modernas VLCD es seguro si canzan pérdidas ponderales de 20 kg (56) y un
se administran bajo supervisión médica (68) . 50 por 100 alcanzan una pérdida ponderal de
Actualmente las publicaciones más recien- al menos 9.1 kg en veinte semanas (6).
tes (75) intentan ofrecer una explicación globa- A la hora de valorar estos resultados hay que
lizadora: La obesidad severa conlleva per se la tener en cuenta que están recogidos de estu-
presencia de hipertrofia miocárdica y de alte- dios realizados en grandes centros en los que la
raciones en el EKG, incluyendo incrementos tasa de abandono es pequeña y con individuos
en el QTc. Una pérdida rápida o importante muy motivados y a los que se les realiza un se-
de peso daña al miocardio reduciendo el ta- guimiento muy riguroso. Además muchos tra-
maño de sus fibras. El déficit de electrolitos, bajos no comentan la tasa de abandonos que
proteínas y micronutrientes pueden contribuir puede oscilar entre el 15 y el 30 por 100 (38, 76).
al daño de las fibrillas. Como consecuencia Así la tasa de abandonos podría condicionar
aparece inestabilidad eléctrica debido a altera- peores resultados. Los hallazgos del trabajo de
ciones en la conducción o generación de im- Foster el al. (56) , que encontraron pérdidas
pulsos. Posteriormente diversos estímulos, in- ponderales comparables entre tres VLCD de
cluido el estrés, pueden alterar el tono del sis- diferente contenido calórico (420 vs. 660 vs.
tema nervioso simpático, así como las 800 kcal durante doce semanas), podrían ex-
concentraciones de catecolaminas y precipitar plicarse por la propia forma de administración
arritmias fatales. Esta hipótesis, que no implica de la dieta que facilita la adherencia y por tan-
a un único déficit nutricional como causa de to la pérdida de peso (6).
las alteraciones cardiacas, podría explicar la di-
ficultad en encontrar una causa única que ex-
plique los casos de muerte súbita descritos pre- Efectos de las VLCD sobre la
viamente. pérdida ponderal a largo plazo

Como ha sido comentado, el uso de las


Efectos de las VLCD sobre la VLCD frente a las dietas de restricción calórica
pérdida ponderal a corto plazo moderada aporta resultados superiores a corto
plazo: a largo plazo no ocurre lo mismo.
En estudios controlados la magnitud de la Anderson et al. ( 7 7 ) compararon una dieta
pérdida de peso conseguida con las VLCD de contenido calórico muy bajo frente a gas-
guarda una relación lineal con la duración de troplastia. Sólo un 17 por 100 de los pa-
las mismas. Así, en periodos cortos de tiempo cientes mantenían una pérdida ponderal de
(cuatro semanas) se produce una pérdida de 10 kg o más, partiendo de una pérdida media
peso de entre 7 y 10 kg, en periodos de doce de 22 kg.
semanas la pérdida media alcanza los 20 kg y Wadden revisó (6) cuatro ensayos clínicos
en los programas de duración prolongada (de controlados que evalúan el uso de las VLCD y
diecinueve a veinticuatro semanas) se obtienen su efectividad a largo plazo (al menos segui-
pérdidas de 31 a 41 kg. En conjunto, el 90 por miento de un año). En el trabajo de Wadden et
100 de los pacientes tratados con VLCD alcan- al. (78) se compara el uso de una PSMF sólo vs.
zan pérdidas ponderales de, al menos, 10 kg. una dieta de contenido calórico moderado
198 LA OBESIDAD

acompañado de terapia conductual vs. PSMF Trabajos (81) se han comunicado resultados si-
acompañada de terapia conductual. La pérdi- milares en cuanto al efecto del ejercicio en el
da de peso, al final del periodo de dieta, fue si- mantenimiento de la pérdida ponderal a largo
milar en el grupo de PSMF (13,1 kg) a la con- plazo. Para Phinney se debería desarrollar un
seguida con la dieta de contenido calórico mo- programa gradual de incremento en la activi-
derado (LCD) y terapia conductual (13 kg). La dad física durante la fase de pérdida ponderal
pérdida mayor ocurrió en el grupo de PSMF que debe continuarse posteriormente con el fin
más terapia conductual (16,8 kg). Tras un año de crear un hábito en el sujeto y mejorar los re-
de seguimiento el uso de la terapia conductual sultados de la dieta.
mejoró claramente el mantenimiento de la Otros autores han propuesto el uso de fár-
pérdida ponderal: 4,7 kg, en relación al peso macos (dexfenfluramina) para facilitar el man-
inicial, en el grupo de PSMD sólo; 6,6 kg en el tenimiento de la pérdida ponderal conseguida
grupo de LCD más terapia conductual y con las VLCD a largo plazo con resultados fa-
10.6 kg en el grupo de PSMF y terapia conduc- vorables para Finer el al (82) y sin efecto apa-
tual. Sin embargo, a los cinco años de segui- rente para Andersen el al (90)
miento, los tres grupos habían recuperado e in- En resumen, la dificultad de muchos pacien-
cluso incrementado el peso inicial (+ 1 kg vs. + tes para perder peso cuando son sometidos a
2,7 kg vs. + 2,9 kg). Miura el al. (79) compararon programas de restricción calórica es conocida
el uso de una VLCD frente a una dieta desde hace bastante tiempo, siendo una expe-
convencional y terapia conductual. A largo riencia compartida por todos los clínicos que
plazo (seguimiento de dos años) el grupo que se enfrentan al problema de la obesidad desde
siguió la terapia convencional más conductual la perspectiva terapéutica. En los últimos años
no sólo no recuperó el peso perdido tras la dieta se han desarrollado nuevas aproximaciones
(4,5 kg), sino que incluso disminuyó (5,8 kg de que han mejorado el resultado de los progra-
pérdida con respecto al peso inicial). El grupo mas. Entre ellas la elaboración de dietas mo-
con VLCD recuperó la mitad del peso perdido dificadas, los programas de cambio de com-
tras la dieta. Wing el al. (64) compararon, en portamiento y apoyo social, así como la mayor
diabéticos tipo II, el uso de terapia conductual relevancia del ejercicio, son probablemente los
más dieta convencional vs. VLCD más terapia que han contribuido a esta mejora en los resul-
conductual, y encuentran que al finalizar la tados.
dieta la pérdida ponderal es mayor signifi- No obstante a largo plazo, los éxitos siguen
cativamente en el grupo de VLCD (18.6 kg) siendo escasos. La mayor parte de los estudios
frente al de la dieta convencional (10.1 kg); al comprueban que las VLCD reducen el peso a
cabo de un año las diferencias existen pero no corto plazo de manera importante, siendo el
son significativas (8,6 kg vs. 6,8 kg de déficit). efecto conseguido mayor que el de las dietas
Estos trabajos demuestran que el uso de pro- convencionales. Como se comentó previamen-
gramas de cambios en la conducta alimentaria te, el éxito sobre la pérdida ponderal puede ser
puede mejorar, a largo plazo, los resultados so- debido tanto a la restricción calórica de la dieta
bre el mantenimiento de la pérdida ponderal como a una mayor facilidad para autoregularla
tanto en programas agresivos (VLCD) como por el propio paciente que facilita la mejor
moderados (LCD). adherencia a este tipo de dietas (56).
En el estudio de Sikand el al. (80) en el que Aunque hay pocos estudios que evalúen el
se compararon dos grupos: terapia conductual resultado a largo plazo de las dietas con muy
más VLCD más ejercicio vs, terapia conduc- pocas calorías, la mayoría sugieren que el ín-
tual más VLCD, se observó que no existían di- dice de ganancia de peso al cabo de uno o dos
ferencias significativas respecto a la pérdida años después del tratamiento es muy alto. Al
ponderal en los dos grupos al terminar la dieta igual que ocurría con las dietas convencionales
(21 kg vs 17,5 kg), aunque sí facilitaba el man- y las moderadamente hipocalóricas, el desarro-
tenimiento de la pérdida de peso a los dos años llo paralelo de medidas como programas de
de seguimiento (9,1 kg vs. 0,8 kg). En otros ejercicio, refuerzo periódico del programa y
TRATAMIENTO DIETÉTICO 199

programas específicos sobre la conducta, pue- lado, un éxito relativo, teniendo en cuenta el
den mejorar los resultados de la die- potencial efecto beneficioso de una modesta
ta (34, 35, 64, 78, 79, 80, 85) pérdida de peso, podría ser conseguir reducir el
Este fracaso a largo plazo de las medidas de BMI al menos en 2 puntos. Desde luego la me-
intervención dietética obliga a plantear a la jor medida del resultado de un programa sería
obesidad como un problema crónico, al igual la pérdida de cualquier cantidad de grasa me-
que otras enfermedades, como la diabetes o la dida mediante cualquiera de las técnicas revi-
hipertensión arterial, de las que no se espera sadas por Martín en otro capítulo de este libro.
una curación, sino una mejoría de algunos de Perder el 50 por 100 de la grasa en exceso sería
sus síntomas o de sus complicaciones, sobre un resultado moderado y perder hasta un ran-
todo ahora que sabemos que incluso pérdidas go deseable (27 ± 5 del peso corporal para las
de peso modestas pueden tener un efecto be- mujeres y 18±5 para los hombres) sería un
neficioso sobre la glucemia, la presión arterial éxito completo del programa.
o los lípidos plasmáticos, frecuentemente ele- Los resultados del programa habría que va-
vados en las personas obesas (28, 86). lorarlos también en función de la capacidad
del paciente para mantener lo inicialmente
Criterios para evaluar los conseguido, pues ya hemos visto que cuando
los programas se evalúan a más largo plazo los
resultados de un programa de resultados favorables disminuyen espectacular-
adelgazamiento mente.
Por otro lado, un programa debería ser eva-
La inexistencia de estándares aceptados para luado no sólo por la cantidad de peso perdida,
evaluar los resultados positivos de un progra- sino por la capacidad para controlar algunas
ma de intervención en pacientes obesos, junto de las complicaciones. Así un descenso de la
al reconocimiento de que pequeñas modifica- presión arterial, una desaparición de la tole-
ciones del peso pueden mejorar algunas de las rancia anormal de la glucosa o una disminu-
consecuencias indeseables de la obesidad, ha ción de la HbAlc si el paciente es diabético o
llevado a revisar los criterios de evaluación de de los niveles de lípidos plasmáticos, deberían
los programas de intervención en la obesi- ser tenidos en cuenta en el haber del esfuerzo
dad (87) . Desde luego la evolución del peso es de reducción del peso corporal.
un buen criterio, aunque probablemente sea En los pacientes con problemas respiratorios
más adecuado expresarlo como porcentaje del asociados, la mejora de las crisis de apnea del
exceso de peso, calculado a partir del peso teó- sueño o de los niveles de saturación de la oxi-
rico de las tablas antropométricas poblaciona- hemoglobina o una satisfactoria respuesta en
les, o por los cambios en el índice de masa cor- la autoestima personal y grado de integración
poral («Body Mass Index: BMI), siguiendo las social en aquellos pacientes obesos con proble-
recomendaciones de diferentes conferencias de mas psicosiciales también deberían ser valo-
consenso (88). Un criterio del éxito moderado rados.
de un programa de reducción de peso podría Atkinson (87) ha propuesto una serie de cri-
ser alcanzar un BMI de 27 para personas entre terios para valorar los resultados del tratamien-
20 y 30 años de edad, y un éxito completo se- to de la obesidad y que resumimos en la Ta-
ría reducir el BMI por debajo de 25. Por otro bla 12.13.
200 LA OBESIDAD

Tabla 12.13. CRITERIOS PARA EVALUAR EL ÉXITO EN EL TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD


Resultados del tratamiento

Criterios Mínimos Moderados Satisfactorios

Reducción del peso:


Peso corporal
Exceso de peso (%) 10% 50% > 80 %
(1) (1)
BMI -2 % 25-27 20-25
Reducción de la masa grasa
Hombres cualquier descenso del 50 % normalidad:
(1)
reducción descenso del 50 % 18% ± 5%
normalidad:
(1)
27% ± 5%
Mantenimiento de la mejoría
(meses) > 6 meses > 24 > 60
Reducción de las complicaciones
Intolerancia a la glucosa:
glucemia plasmática (mmol/L) cualquier descenso del 50 % < 7,8 en ayunas y de
(2)
reducción del exceso 11,1 postprandial
(3)
HbA1c cualquier descenso del 50 % < 5,9 %
(2)
reducción del exceso
Presión arterial (mmHG) cualquier descenso del 50 % < 140/90
(2)
reducción del exceso
Apnea del sueño cualquier menos del 50 % no apnea
(2)
Reducción de episodios
(3)
Hiperlipidemia (mmol/L) cualquier descenso del 50 % colesterol < 5,17
(2) (3)
Reducción del exceso triglicéricos < 1,69
(4)
Problemas psicosociales .
(1)
(2)
Para personas de 20-30 años de edad.
(3)l
Supone una reducción permanente en et tiempo.
(4)
Valores dependiendo de los laboratorios y las técnicas.
Evaluación subjetiva de la mejoría en la calidad de vida.
Tomado de: Atkinson RL. Proposed standars for judging the success of the treatment of obesity. Ann Intern Meó 1993; 11.
TRATAMIENTO DIETÉTICO 201

Tabla 12.14. EJEMPLO DEL CÁLCULO INDIVIDUALIZADO DE LA INGESTA MEDIA RECOMENDADA


PARA UN INDIVIDUO, EN FUNCIÓN DE LOS CONCEPTOS CLÁSICOS SOBRE TERMOGÉNESIS
Mujer de 35 años, administrativa. Talla 163 cm, peso actual = 84 kg, BMI = 31,6 (obesidad moderada).

Actividad física habitual:


• Duerme ocho horas, descansa en cama una hora por la tarde.
• Ve dos horas la televisión.
• Realiza aproximadamente una hora de limpieza de la casa, y otras dos horas de actividades domésticas de
menor cuantía (cocinar, planchar, etc.).
• Trabaja ocho horas como administrativa.
• Camina a paso medio una hora/dia.
• Pretende realizar desde ahora una hora/día de gimnasia de mantenimiento.
Peso ideal (tomado de la Tabla 12.9): aproximadamente 55 kg.
CER (Tabla 12.2): (8,7 x 55 Kg.) + 829 = 1.307 Kcal./día.
ADE (10 % del CER): 130 Kcal./día.
Cálculo del factor de corrección por actividad física (Tabla 12.10):
• 9 h de reposo en cama: 1.307 x 1 x 9/24 = 490 kcal.
• 12 h de actividad muy ligera: 1.307 x 1,5 x 12/24 = 980
• 2 h de actividad ligera: 1.307 x 2,5 x 2/24 = 272
• 1 h de actividad moderada: 1.307 x 5 x 1/24 = 272
TOTAL = 2.014 Kcal.
+ ADE = 130 Kcal.
2.144 Kcal.
Podríamos haber simplificado los cálculos considerando un promedio de actividad del día «ligera», y realizando
las operaciones sugeridas en la Tabla 12.12:
CER x 1,5 (actividad ligera): 1.307 x 1,5 = 1.960 Kcal.
1960 + 130 (ADE) = 2.090 Kcal.
o bien:
35 Kcal./Kg. (actividad ligera) x 55 Kg. (P. ideal) =
= 1925 Kcal.
1.925 + 130 (ADE) = 2.055 Kcal.
En resumen, obtenemos unas necesidades de 2.100 Kcal./día, de las que descontamos un 10 por 100: 2.100
- 210 = 1.900 Kcal./día, aproximadamente. Éstas serían sus necesidades energéticas estimadas finales, o sea,
dieta que le permitiría «mantener» su peso ideal una vez alcanzado, si mantuviera asimismo su actividad actual.
Pero no olvidemos las imprecisiones de estos cálculos y, por supuesto, que su utilidad práctica es relativamente
escasa.
Podemos restar un número de Kcal./día (p. ej., 550, como ya se ha comentado) de ese resultado, o bien de su
ingesta real estimada (1.900 - 550 = 1.350).
Una vez decidido el nivel calórico, optaremos por dietas ya elaboradas, o bien intentar individualizar la dieta de
otro modo, probablemente más útil a largo plazo, incluyendo en ella aspectos como las preferencias
en cuanto a algunos tipos de alimentos, siempre que se cumplan unas normas generales.
Vamos a comentar muy brevemente cómo desglosaríamos en cuanto a composición una dieta de 1.350 Kcal./
día, si pretendemos hacerla equilibrada:
• 55 por 100 de hidratos de carbono (HC): 742 Kcal./4 (Kcal. por gramo de HC) = 185 g de HC.
• 25-30 por 100 de grasas (G): 405 Kcal./9 (Kcal. por gramo de G) = 45 g de G.
• 15-20 por 100 de proteínas (P): 202 Kcal./4 (Kcal. por gramo de P) = 50 g de P.
Se adjuntan tablas de equivalentes de hidratos de carbono, proteínas y grasas para realizar las especificacio-
nes del contenido de la dieta, y un ejemplo de dietas realizadas con dichas tablas (Tablas 12.15-12.23).
Por supuesto, existen programas informáticos que pueden facilitar enormemente el análisis de los datos del
paciente y la realización de una dieta personalizada, tal como se desarrolla por Sastre et al. en otro capítulo de
este libro.
202 LA OBESIDAD

Tabla 12.15. ELABORACIÓN DE Tabla 12.16. ELABORACIÓN DE DIETAS.


DIETAS. (Alimentos ricos en hidratos de (Alimentos ricos en hidratos de carbono) (cont.)
carbono)

1 equivalente = 10 g H. C. 1 equivalente = 10 g H. C.

1) FARINÁCEOS 10gH. C. IV) FRUTOS OLEAGINOSOS 10 g H. C.

80 g guisantes congelados o de lata Tipo A: 250 g aceitunas


Tipo A: 60 g guisantes frescos - habas frescas Tipo B: 50 g almendras - avellanas - cacahuetes
Tipo B: 50 g boniatos - patatas nueces - piñones - pistachos
Tipo C: 20 g garbanzos - guisantes secos - habas V) LÁCTEOS 10 g H. C.
secas - judías secas - lentejas - pan
Tipo A: 250 g requesón natural - requesón desna-
blanco - pan integral - castañas
Tipo D: 20 g arroz - espaguetis - fideos - harina de tado
Tipo B: 200 g leche entera - leche desnatada - kéfir
arroz, maíz - trigo - macarrones - pan
- yogur natural - yogur natural des-
blanco tostado - pasta de sopa - puré
natado
de patatas comercial - sémola de
Tipo C: 25 g leche en polvo entera
arroz y trigo - tapioca
Tipo D: 20 g leche en polvo desnatada
II) FRUTAS :10g H. C. VI) BEBIDAS
Tipo A: 200 aguacate - melón - pomelo - sandía
Tipo B: 100 albaricoques - ciruelas - frambuesas NO ALCOHÓLICAS: LIBRES, SIN H. C.
- fresas - limón - mandarina - melo- Agua mineral con o sin gas
cotón - naranja - pina natural Café
Tipo C: 80 g manzana - moras - pera Gaseosa sabor natural
Tipo D: 50 g plátano - cerezas - uvas - higos fres- Infusiones
cos - nísperos - chirimoyas Colas light o diet
III) VERDURAS: 10 g H. C. ALCOHÓLICAS: CONTROLAR
Tipo A: 300 acelgas - apio - berenjenas - brécol - Cerveza 100 c.c. = 4 gH C.
calabaza - calabacín - cardos - Cava o champaña brut nature 100 c.c. = 0 gH C.
champiñones - col - endivias - esca- Cava o champaña brut 100 c.c. = 1 gH C.
rola - espárragos - espinacas - gre- Cava o champaña seco 100 c.c. = 2 gH C.
los - lechuga - pimiento rojo y verde Cava o champaña semiseco 100 c.c. = 6 gH C.
- rábanos - setas - tomates Vino de mesa 100 c.c. =0.2 gH C.
Tipo B: 200 berros - cebolletas - judías verdes -
nabos - puerros CARBÓNICAS: CONTROL. RICAS EN H. C.
Tipo C: 100 alcachofas - cebolla - coles de Bru-
selas - remolacha - zanahoria Tónica 100 c.c. = 9 gH. C.
Bitter 100 c.c. = 11 gH. C.
Tablas 12.15 a 12.23 tomadas de Moreiro Sodas J. Modulo de Die- Chufa 100 c.c. = 11 gH. C.
toterapia del II Curso Avanzado de Diabetología de la SED. Cerler.
1993 (Con autorización.) Colas 100 c.c. = 11 gH. C.
Naranjada 100 c.c. = 12 gH. C.
Limonada 100 c.c = 12 gH. C.
TRATAMIENTO DIETÉTICO 203

Tabla 12.17. ELABORACIÓN DE DIETAS. Tabla 12.18. ELABORACIÓN DE DIETAS.


(Alimentos ricos en proteínas) (Alimentos ricos en proteínas) (cont.)

1 equivalente = 10 g P 1 equivalente = 10 g P
VIl) CARNES: 10 g P B-2:
Tipo C: 2 a 5 g de grasa 40 g: queso Cammembert
50 g caballo - callos - conejo - filete de queso Emmental
buey - filete de ternera - hígado de queso Gruyere
cerdo - perdiz - pollo - ríñones de queso Holanda
cerdo o ternera queso Manchego
Tipo B: 6 a 12 g de grasa 2 porciones quesitos
B-1: Tipo C: más de 13 g de grasa
60 g jamón york 40 g: queso Roquefort
B-2:
50 g butifarra - costillas cordero - costillas
ternera - filete de cerdo - gallina -
lengua de ternera - lomo de ternera -
pierna de cordero
B-3:
35 g jamón serrano Tabla 12.19. ELABORACIÓN DE DIETAS.
Tipo C: 13 a 25 g de grasa (Alimentos ricos en grasas)
C-1:
75 g salchichas 1 equivalente = 10 g de GR
C-2: XI) GRASAS: 1 0 g G R
50 g costilla de cerdo - mortadela - pato -
pierna de cerdo - oca Tipo A:
25 g: nata
VIII) PESCADOS: 10 gP
Tipo B:
Tipo A: 1 a 3 g de grasa 12 g: mantequilla
A-1: manteca de cerdo
100 g almejas - ostras - pulpo mahonesa
A-2: margarina
65 g besugo - calamar - caracoles - con-
margarina vegetal
grio - dorada - gallo - gamba - lan-
gosta - lenguado - mejillones - mer- Tipo C:
luza - percebe - ancas - raya - rape - 10 g: aceite de oliva
rodaballo - vieiras aceite de girasol
Tipo B: 3 a 6 g de grasa aceite de soja
65 g anchoas - angula - arenque - atún - aceite de maíz
bonito - jurel - sardinas
Tipo C: 6 a 8g de grasa
C-1:
65 g angulas - reo - salmón
C-2:
40 g huevos esturión, lompo
IX) HUEVOS: 13 P
2 g de grasa
100g = 2 huevos
X) QUESOS: 10 g P
Tipo A: 1 a 5g de grasa
60 g requesón desnatado
Tipo B: 6 a 12 g de grasa
B-1:
70 g requesón natural
204 LA OBESIDAD

Tabla 12.20. TABLA DE NUEVE MODELOS DE DIETAS DE 1.000 A 3.000 CALORÍAS POR
EQUIVALENTES

1.000 1.250 1.500 1.750 2.000 2.250 2.500 2.750 3.000

DESAYUNO
leche 1* 1* r 1* 1 1 1 1 1
pan 1 1 1,5 2 2 3 2 2 3
alimento proteico 0,5 0,5 0,5 0,75 0,75 0,75
fruta 1,5 1,5 1,5
MEDIA MAÑANA
leche
pan 2,5 2,5 3 3 4 4 4
alimento proteico 0,5 0,5 0,5 0,5 0,75 0,75 0,75
fruta 1,5 1,5
COMIDA
verdura 1 1 1 1 1 1 1 1 1
farináceos 1 2 2 2 2 3 3 3 4
pan 1 1 2 2 2 2 2
alimento proteico 2 2 2 2 2 2 2 2,5 3
fruta 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5
MERIENDA
leche 1*
pan 2,5 3 3 4 4 4
alimento proteico 0,5 0,5 0,5 0,75 0,75 0,75
fruta 1,5 1,5 1,5
CENA
verdura 1 1 1 1 1 1 1 1 1
farináceos 1 2 2 2 2 3 3 3 4
pan 1 1 '2 2 2 2 2
alimento proteico 2 2 2 2 2 2 2 2,5 3
fruta 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5
ANTES DE ACOSTARSE
leche r 1" 1* 1 1 1 1 1
pan 1 1 2 2 1
alimento proteico
fruta
ACEITE TOTAL DÍA 1 2 2 3 3 4 4 5 5
HIDRATOS DE CARBONO 12 15 19,5 20 25 27 29,5 30,5 33,5
PROTEÍNAS 6 6,5 8 8 9 9 10 11 11
GRASAS 3 4 5 6,5 8 8 9 11 11
TRATAMIENTO DIETÉTICO 205

Tabla 12.21. EJEMPLO DE DIETA ELABORADA CON LAS TABLAS ANTERIORES. 1.500 KCAL

200 g de H. C; 80 g de P; 50 de GR
DESAYUNO 200 c.c. LECHE descremada
-—h 30 g PAN blanco o integral
MEDIA 50 g PAN blanco o integral
MAÑANA 20 g ALIMENTO PROTEICO: atún sin aceite, queso o fiambre, magros.
-—h
COMIDA 300 g VERDURA tipo A: acelgas, apio, berenjenas, brécol, calabaza, champiñones, col, endi-
—h vias, espárragos, espinacas, lechuga, pepinos, pimientos, rábanos, tomates; o 200 g
tipo B: berros, cebolletas, judias verdes, nabos, puerros; o 100g tipo C: alcachofas,
cebolla, coles de bruselas, remolacha, zanahoria.
100 g ALIMENTO PROTEICO; carne magra; pollo sin piel, pechuga de pavo, liebre, caza, co-
nejo, ternera o buey magros; o 130 g de pescado.
120g FARINÁCEOS tipo A: guisantes o habas frescas; o 100 g tipo B: patatas, boniatos; o
40 g tipo C: garbanzos, guisantes, habas, judías, lentejas, o pan blanco o integral, o
patatas chips; o 30 g tipo D: arroz, pastas alimenticias, harina, pan tostado, puré de
patatas comercial, sémola, tapioca.
20 g PAN blanco o integral
300 g FRUTA tipo A: sandía, pomelo, melón; o 150 g tipo B: albaricoques, ciruelas, frambue-
sas, fresas, mandarina, naranja, pina natural; o 120 g tipo C: manzana, melocotón,
pera; o 75 g tipo D: cerezas, chirimoya, plátano, nísperos, uvas.
MERIENDA 200 c.c. LECHE descremada
---- h 300 g FRUTA tipo A; o 150 g tipo B; o 120 g tipo C; o 75 g tipo D.
CENA 300 g VERDURA tipo A; o 200 g tipo B; o 100 g tipo C.
-—h 100 g ALIMENTO PROTEICO; carne magra; o 130 g de pescado o 2 huevos.
120 g FARINÁCEOS tipo A; o 100 g tipo B; o 40 g tipo C; o 30 g tipo D.
20 g PAN blanco o integral
300 g FRUTA tipo A; o 150 g tipo B; o 120 g tipo C; o 75 g tipo D.
ANTES DE 200 ce. LECHE descremada
ACOSTARSE
-—h
ACEITE EN 20 g 2 cucharadas soperas (oliva, girasol, maíz, soja)
TODO EL DÍA
206 LA OBESIDAD

Tabla 12.22. EJEMPLO DE DIETA ELABORADA CON LAS TABLAS ANTERIORES. 2.000 KCAL
255 g de H. C; 89 g de P; 78 g de GR
DESAYUNO 200 ce. LECHE
-—h 40 g PAN blanco o integral
25 g ALIMENTO PROTEICO; atún sin aceite, queso o fiambre, magros.
MEDIA 60 g PAN blanco o integral
MAÑANA 25 g ALIMENTO PROTEICO: atún sin aceite, queso o fiambre, magros.
----h
COMIDA 300 g VERDURA tipo A: acelgas, apio, berenjenas, brécol, calabaza, champiñones, col, endi-
vias, espárragos, espinacas, lechuga, pepinos, pimientos, rábanos, tomates; o 200 g
tipo B: berros, cebolletas, judías verdes, nabos, puerros; o 100g tipo C: alcachofas,
cebolla, coles de Bruselas, remolacha, zanahoria.
100 g ALIMENTO PROTEICO: carne magra, pollo sin piel, pechuga de pavo, liebre, caza co-
nejo, ternera o buey magros; o 130 g de pescado.
120 g FARINÁCEOS tipo A: guisantes o habas frescas; o 100 g tipo B: patatas, boniatos: o
40 g tipo C: garbanzos, guisantes, habas, judías, lentejas, o pan blanco o integral, o
patatas chips; o 30 g tipo D: arroz, pastas alimenticias, harina, pan tostado, puré de
patatas comercial, sémola, tapioca.
40 g PAN blanco o integral
300 g FRUTA tipo A: sandía, pomelo, melón; o 150 g tipo B: albaricoques, ciruelas, frambue-
sas, fresas, mandarina, naranja, pina natural; o 120 g tipo C: manzana, melocotón,
pera; o 75 g tipo D: cerezas, chirimoya, plátano, nísperos, uvas.
MERIENDA 60 g PAN blanco o integral
----h 25 g ALIMENTO PROTEICO: atún sin aceite, queso o fiambre magros.
CENA 300 g VERDURA tipo A; o 200 g tipo B; o 100 g tipo C.
100 g ALIMENTO PROTEICO: carne magra; o 130 g de pescado; o 2 huevos.
120 g FARINÁCEOS tipo A; o 100 g tipo B; o 40 g tipo C; o 30 g tipo D.
40 g PAN blanco o integral
300 g FRUTA tipo A; o 150 g tipo B; o 120 g tipo C; o 75 g tipo D.
ANTES DE 200 ce LECHE
ACOSTARSE
----h
ACEITE EN 30 g = 3 cucharadas soperas (oliva, girasol, maíz, soja)

TODO EL DÍA
TRATAMIENTO DIETÉTICO 207

Tabla 12.23. EJEMPLO DE DIETA ELABORADA CON LAS TABLAS ANTERIORES. 2.500 KCAL

315 g de H.C.; 99 g de P; 93 g de GR
DESAYUNO 200 c.c LECHE
----h 40 g PAN blanco o integral
300 g FRUTA tipo A: sandía, pomelo, melón; o 150 g tipo B: albaricoques, ciruelas, frambue-
sas, fresas, mandarina, naranja, pina natural; o 120 g tipo C: manzana, melocotón,
pera; o 75 g tipo D: cerezas, chirimoya, plátano, nísperos, uvas.
25 g ALIMENTO PROTEICO: atún sin aceite, queso o fiambre, magros.
MEDIA 80 g PAN blanco o integral
MAÑANA 35 g ALIMENTO PROTEICO: atún sin aceite, queso o fiambre, magros.
--- h
COMIDA 300 g VERDURA tipo A: acelgas, apio, berenjenas, brécol, calabaza, champiñones, col, endi-
vias, espárragos, espinacas, lechuga, pepinos, pimientos, rábanos, tomates; o 200 g
tipo B: berros, cebolletas, judías verdes, nabos, puerros; o 100g tipo C: alcachofas,
cebolla, coles de Bruselas, remolacha, zanahoria.
100 g ALIMENTO PROTEICO: carne magra, pollo sin piel, pechuga de pavo, liebre, caza co-
nejo, ternera o buey magros; o 130 g de pescado.
180 g FARINÁCEOS tipo A: guisantes o habas frescas; o 150 g tipo B: patatas, boniatos; o
60 g tipo C: garbanzos, guisantes, habas, judías, lentejas, o pan blanco o integral, o
patatas chips; o 145 g tipo D: arroz, pastas alimenticias, harina, pan tostado, puré de
patatas comercial, sémola, tapioca.
40 g PAN blanco o integral
300 g FRUTA tipo A; o 150 g tipo B; o 60 g tipo C; o 45 g tipo D.
MERIENDA 60 g PAN blanco o integral
----h 35 g ALIMENTO PROTEICO: atún sin aceite, queso o fiambre magros.
CENA 300 g VERDURA tipo A; o 200 g tipo B; o 100 g tipo C.
----h 100 g ALIMENTO PROTEICO: carne magra; o 130 g pescado; o 2 huevos.
180 g FARINÁCEOS tipo A; o 150 g tipo B; o 60 g tipo C; o 45 g tipo D.
40 g PAN blanco o integral
300 g FRUTA tipo A; o 150 g tipo B; o 120 g tipo C; o 75 g tipo D.
ANTES DE 300 cc.
ACOSTARSE 20 g
----h
ACEITE EN 40 g 4 = cucharadas soperas (oliva, girasol, maíz, soja).
TODO EL DÍA
208 LA OBESIDAD

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tute of Health Consensus Development Confe- trial. Int J Obes 1992; 16: 35-40.

PostScriptum del editor

Conocer el gasto metabólico basal de los pacientes obesos es del mayor interés. Las ecuaciones de
predicción generalmente están calculadas a partir de sujetos normales, corregidas por la edad y el sexo.
Sin embargo, como ha sido comentado en el capítulo dedicado a la termogénesis, las personas obesas
poseen no sólo una mayor cantidad de grasa corporal, sino también de masa libre de grasa que es uno de
ios principales componentes de la tasa metabólica basal. Si tenemos en cuenta que, como ha sido repeti-
damente comentado en diferentes capítulos del libro, los pacientes obesos tienden a subestimar la ingesta
alimentaria y sobreestimar la actividad física, un error en la estimación de la tasa metabólica basal intro-
duciría aún mayores imprecisiones en el cálculo total de la energía necesaria para poder llevar a cabo un
balance negativo de energía.
En abril de 1994, Recasens ef al. (89) han publicado unas ecuaciones de predicción del gasto energético
en pacientes con obesidad mórbida, calculadas a partir de un análisis multivariante en el que se han incluido
como variables independientes la masa libre de grasa y la masa grasa, calculadas mediante técnicas de
impedancia eléctrica y como variable dependiente el gasto energético basal calculado mediante calorimetría
indirecta. Las ecuaciones de Recasens ef al. se resumen a continuación:

ESTIMACIÓN DEL GASTO ENERGÉTICO BASAL


(Kcal./día)
2
R SE p ECUACIÓN ESTIMADA

0,78 111 < 0,001 32,1 x MLG + 5,4 x MG - 48,4

0,71 131 < 0,001 12,3 x P-3,4 x T-4,2 x E + 1215


MG = masa libre de grasa; MG = masa grasa; P = peso (kg); T = talla (cm);
E = edad {años). (Recasens MA, Barenys M, Fernández-Ballart J, Sola R,
Blanch S, Salas Salvado J. Estimación del gasto energético en pacientes
con obesidad mórbida. Medicina Clínica, Barcelona, 1994, 102. 451-455).
13
La informática al servicio
del diagnóstico y tratamiento
de la obesidad
P. Soria; A. Sastre

El gran volumen de datos que el profesional to, es capaz de encontrar la solución, requi-
dedicado a la Nutrición, tanto médico como riendo el esfuerzo de pruebas y ensayos que
dietista, tiene que manejar, hace conveniente pudieran ser estériles, de forma limitada y se-
el aprovechamiento de las nuevas tecnologías lectiva y en mínimo porcentaje, a diferencia de
si se quieren satisfacer las demandas impuestas otros agentes que «no entiendan» del tema y
por el nuevo ritmo social. que precisarían practicarlas de forma exhaus-
Contar con la capacidad de ofrecer a los pa- tiva y en mayor período de tiempo.
cientes un servicio de alto grado de eficacia y Es posible utilizar en una Unidad de Nutri-
calidad, en el momento en el que éste es reque- ción un sistema que aporte los beneficios de la
rido y no después, es una muestra más de la informática convencional, sumados a los de la
operatividad y eficiencia de un sistema. informática avanzada. En la primera, según el
Hoy en día es posible, además, contar con el esquema de Lovelace, ninguna máquina puede
apoyo de una herramienta que sirva de guía en realizar un trabajo para el que no está progra-
la toma de decisiones para profesionales en mada, ya que en la informática clásica han de
formación, y que, a su vez, brinde en el mo- suministrarse al ordenador todos y cada uno
mento preciso la información necesaria para de los procedimientos. En la segunda, los ob-
poder pautar un tratamiento en tiempo real. jetos no son los datos, sino los conocimientos,
Un «sistema experto» es aquel que incorpora las ideas. En el primer caso los procesos son
conocimiento sobre una materia en forma determinísticos; en el segundo, heurísticos, es
manejable por el ordenador y, a la vez, los pro- decir, los programas son el razonamiento.
cedimientos generales para encontrar respues- Por ello es interesante que el sistema, utili-
ta dentro de esa representación a las cuestiones zando técnicas de informática clásica, sea ca-
planteadas sobre un determinado asunto. En el paz de contener y proporcionar todos los datos
campo de la informática un «sistema experto» que en un momento determinado puedan ser
es aquel que se ocupa de que los ordenadores requeridos en el diagnóstico y la valoración del
hagan tareas inteligentes, tales como jugar al estado nutricional, o de confeccionar una pau-
ajedrez, diagnosticar una enfermedad o encon- ta dietética individualizada y específica para
trar el tratamiento idóneo para ella. cada tipo de enfermo con sus peculiaridades.
En general, un sistema es considerado inte- Se pretende no solo que el ordenador nos dé la
ligente en un tema cuando razona lógicamente información, sino que nos ayude a analizarla y
o incorpora conocimientos sobre él, de forma a clasificarla, lo cual supone un salto de la in-
que, al planteársele un problema de ese ámbi- formación al conocimiento.
213
214 LA OBESIDAD

El sistema debe ser interactivo, presentar so- La información obtenida a través de la en-
luciones en tiempo real y tener capacidad de cuesta dietética es esencial tanto para poner al
interconectabilidad con otros centros, desde médico en guardia ante posibles carencias,
los cuales puede consultarse bien por vía RTC, anomalías o incluso perversiones en los hábi-
módem, bien mediante red Iberpac X-25. tos, como para realizar una orientación del tra-
Un sistema tal es complejo y precisa de la tamiento, ajustándolo al máximo posible a las
concatenación de varios subsistemas, cada uno peculiaridades y posibilidades reales del enfer-
de los cuales ha de simular una de las funcio- mo: horarios, apetencias, preferencias, hacien-
nes llevadas a cabo, tanto por el médico que do énfasis en los puntos más conflictivos para
diagnostica y trata a un paciente obeso, como una reeducación de sus hábitos nutricionales.
por el dietista. Describiremos aquí los subsis- Esto último es uno de los objetivos fundamen-
temas sustanciales empleados en esta pato- tales que se tratan conseguir.
logía. Este subsistema, una vez introducidos en él
los datos de la encuesta nutricional del pacien-
te, nos informará sobre aspectos como ingesta
SUBSISTEMA PARA LA energética en un período determinado de tiem-
CALIBRACIÓN DE ENCUESTAS po, proporcionando principios inmediatos,
DIETÉTICAS aporte de ácidos grasos y sus tipos, carbohidra-
tos simples y complejos, minerales, vitaminas,
Se emplea para realizar la anamnesis nutri- fibra, perfil de aminoácidos de la dieta u otros
cional del paciente, así como para procesar que pudieran ser requeridos.
esta información recabada. Con la ayuda de Los resultados puedan ser comparados por
esta herramienta, se recoge la información so- el sistema tal como suele hacerlo el médico es-
bre la ingesta de alimentos en un número va- pecialista en nutrición con los valores de las
riable de días, obteniéndose el resultado de la RDAs, evidenciando así la idoneidad de la die-
encuesta. También puede emplearse para ha- ta seguida por el enfermo.
cer estudios en grandes volúmenes de pobla-
ción, arrojando los valores medios de nutrien-
tes ingeridos por el total de individuos. En las SUBSISTEMA PARA EL ESTUDIO
encuestas de tipo epidemiológico se realiza la DEL ESTADO NUTRICIONAL
toma de datos en un gran número de pobla-
ción. En la encuenta que ha de realizarse para Es necesario recabar información sobre la
el tratamiento de la obesidad, lo que se preten- historia dietética y social del paciente, capaci-
de hacer es un seguimiento del paciente, por lo dad para alimentarse, problemas de mastica-
que para cada paciente se efectúan varias to- ción, deglución u otros que dificulten la ali-
mas de datos a fin de observar la evolución de mentación por vía oral. Evaluación clínica,
la ingesta a lo largo del tiempo. signos físicos, antropometría y parámetros
Para el especialista en nutrición es funda- analíticos.
mental conocer con exactitud y en el momento Un adecuado estudio antropométrico, ade-
preciso la ingesta de su paciente, y el sistema ha más de proporcionar información puntual,
de facilitar las labores de cálculo y manejo de mostrará la evolución del paciente y su res-
esta información. Ambas tareas son com- puesta al tratamiento.
plejas, debido a la elevadísima cantidad de pa- Los parámetros a considerar en el adulto se-
rámetros a tener en cuenta, y a lo extenso de la rán: edad, sexo, peso, altura, complexión cor-
información disponible. Un alimento puede poral, circunferencia de la masa muscular en
tener cientos de nutrientes; cientos de alimen- la porción media del brazo, grosor del pliegue
tos pueden constituir un plato; existen miles cutáneo tricipital, grosor del pliegue cutáneo
de platos que pueden constituir un menú, e in- braquial, grosor del pliegue cutáneo subesca-
numerables menús pueden entrar a formar pular, pliegue de la cresta iliaca, circunferen-
parte de una dieta. cias de cintura y cadera. Aunque no sean obli-
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 215

gatorios para el diagnóstico y tratamiento de la rísticas de cada uno de los alimentos; platos
obesidad, es necesario considerar todos estos con sus alimentos y nutrientes, y característi-
parámetros. cas de éstos; menús; dietas, y otros, tales como
El sistema acepta y procesa los datos, com- pérdidas de nutrientes debidos a la manipula-
parándolos con los valores que serían norma- ción dietética, medidas culinarias o adjudica-
les para las características de cada paciente. ción de platos a sus tomas correspondientes.
El sistema calcula el BMI (índice de Quete-
let) interpretando el resultado, así como el ín-
dice cintura/cadera; valora los resultados de la MÓDULO INTEGRADOR DE
medición de los pliegues y calcula, aplicando CONDICIONES Y DE ASIGNACIÓN DE
la fórmula de Harris-Benedict, el Gasto Ener- TRATAMIENTOS
gético Basal y el GE en reposo, teniendo en
cuenta los factores de actividad física y los fac- Con todos los datos descritos, este módulo
tores de agresión, si éstos existieran. realizará un análisis global, considerando las
posibles interrelaciones, restricciones o incom-
patibilidades. Efectúa un juicio clínico solici-
SUBSISTEMA DE DIAGNÓSTICO tando pruebas analíticas, y propone un diag-
DE LA OBESIDAD nóstico con unas alternativas de tratamiento.
Existe un módulo que, utilizando además
Es una herramienta de apoyo para el diag- un sistema de reglas proporcionadas por los
nóstico de la obesidad como patología. expertos, puede proceder a la determinación
El sistema contiene una serie de datos enla- automática de tratamientos dietéticos, tanto a
zados con un sistema de reglas proporcionadas partir de un diagnóstico suministrado por el
por expertos en Nutrición, que son capaces de propio sistema, como a partir de las pautas
proporcionar conclusiones a la información predeterminadas por el usuario.
obtenida, y que, procesando los datos inicial- El sistema contiene las pautas generales
mente introducidos sobre el paciente obeso y aceptadas como válidas para llevar a cabo una
de forma interactiva con el médico, va solici- correcta alimentación, cantidades mínimas de
tando de éste una serie de parámetros e infor- determinados nutrientes, normas en cuanto a
maciones orientadas a efectuar un diagnóstico combinación de alimentos, reparto de la inges-
diferencial en cuanto a posibles causas de la ta a lo largo del día, alimentos aconsejables,
obesidad: hipotalámica, genética, secundaria a frecuencia deseable en una dieta equilibrada;
fármacos, por alteraciones psíquicas, etc. A su normas en cuanto a reparto de alimentos en
vez, indagará sobre patologías asociadas a la las diferentes ingestas diarias, y toda una serie
enfermedad, tales como hipertensión, diabetes de conocimientos que, imperceptiblemente,
y dislipemias. utiliza quien ha de pautar y materializar un
tratamiento dietético.
De una forma sencilla y abreviada, mostra-
SUBSISTEMA DE CALIBRACIÓN remos algunos aspectos del proceso que se
debe seguir con un paciente aquejado de obe-
MANUAL DE PLATOS, MENÚS Y sidad que acude a la consulta.
DIETAS Inicialmente, se procede a la filiación del en-
fermo, introduciéndose en el sistema los datos
Este sistema es utilizado para la calibración requeridos por éste (opción 2 del menú general
manual personalizada de dietas. Se alimenta de la aplicación) y teniendo en cuenta que és-
de los datos de los ficheros correspondientes: tos serán archivados pudiendo, posteriormen-
nutrientes/no nutrientes, con sus clasificacio- te, proceder a la búsqueda desde cualquiera de
nes correspondientes; composición y caracte- los datos considerados como claves.
216 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 217
218 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 219
220 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 221

El siguiente paso a seguir será realizar la Antropometría del paciente. Estos datos serán tam-
bién almacenados y procesados, suministrando más información al especialista. La fecha de
toma de las medidas es imprescindible para poder realizar estudios comparativos y valoraciones.
222 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 223

Si el paciente tiene analítica previa a la consulta, podrán aportarse estos datos al Sistema. Esto
no excluye consultas posteriores al módulo, para una mejor orientación y tratamiento del pro-
blema; el Sistema puede entonces solicitar nuevos datos y pruebas que habrán de llevarse a cabo,
para los diagnósticos diferencial y final de su obesidad.
Mostramos a continuación un pequeño ejemplo de algunas de las preguntas que puede reali-
zar el sistema para llegar a una conclusión diagnóstica.
224 LA OBESIDAD

CARACTERÍSTICAS DE LA DIETA

SE RECOMIENDA QUE EL PACIENTE SEA ALI-

MENTADO MEDIANTE NUTRICIÓN ORAL

LA DIETA DEBE TENER UNA


CONSISTENCIA

NORMAL

Pronóstico: OBESIDAD DIFÍCILMENTE RE-


DUCIBLE

PULSE <INTRO> PARA CONTINUAR


LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 225
226 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 227
228 LA OBESIDAD

La pauta del tratamiento dietético podrá ser controlada directamente y confeccionada según
el criterio del médico.
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 229
230 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 231
232 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 233

O bien será proporcionada directamente por el sistema atendiendo a toda la información ofer-
tada.
234 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 235
236 LA OBESIDAD

HOSPITAL RAMÓN Y CAJAL NUTRICIÓN Y DIETÉTICA

*** SISTEMA INFORMÁTICO PENELOPE *** FECHA: 17/04/93

Director: DRA. P. SORIA VALLE


Dietista: JUANA ESTEBAN
Jefe de unidad: DRA. A. SASTRE

Paciente: LIBRO DE DIETAS


Diagnóstico: 1000 KCAL. REPARTO 25/0/30/10/30/0

Aporte medio:
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 237
238 LA OBESIDAD

HOSPITAL RAMÓN Y CAJAL U. NUTRICIÓN Y DIETÉTICA

*** SISTEMA INFORMÁTICO PENELOPE *** FECHA: 17/04/93

Director: DRA. P. SORIA VALLE


Dietista: JUANA ESTEBAN
Jefe de unidad: DRA. A. SASTRE

Paciente: LIBRO DE DIETAS


Diagnóstico: 1000 KCAL. REPARTO 25/0/30/10/30/0

Dieta aporte:
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 239
240 LA OBESIDAD

HOSPITAL RAMÓN Y CAJALU. NUTRICIÓN Y DIETÉTICA MENÚ 2


*** SISTEMA INFORMÁTICO PENELOPE*** FECHA: 17/04/93 CAFE CON LECHE DESNATADA S/AZÚCAR/35 KC
ZUMO DE FRUTA (GRAL.)/90 KC
Director: DRA. P. SORIA VALLE PAN DE MOLDE C/MANTEQ/MERMELADA SIN AZÚCAR/
Dietista: JUANA ESTEBAN 120 KC
Jefe de unidad: DRA. A. SASTRE
MENÚ 3
Paciente: LIBRO DE DIETAS LECHE DESNATADA C/A Y CEREALES INTEGRALES/
Diagnóstico: 1000 KCAL. REPARTO 25/0/30/10/ 168 KC
30/0 ZUMO DE FRUTA (GRAL.)/90 KC
****** L O S M E N Ú S ******
MENÚ 4
YOGUR NATURAL DESCREMADO/65 KC
*** DESAYUNOS *** ZUMO DE NARANJA/76 KC
PAN CON ACEITE DE OLIVA/103 KC
MENÚ 1
CAFÉ CON LECHE DESNATADA S/AZÚCAR/35 KC MENÚ 5
ZUMO DE FRUTA (GRAL.)/90 KC
YOGUR NATURAL DESCREMADO CON CEREALES/186 KC
EMPAREDADO DE JAMÓN YORK C/QUESO/137 KC ZUMO DE NARANJA/76 KC
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 241

*** MEDIAS MAÑANAS *** MENÚ 8


PATATAS CON TRIGUEROS/186 KC
*** COMIDAS/CENAS *** MERLUZA EN SALSA VERDE/94 KC
QUESITO (1) DESNATADO/25 KC

MENÚ 1 MENÚ 9
ACELGAS COCIDAS CON PATATAS Y ZANAHORIA/180 SOPA DE AJO/138 KC
KC MERLUZA A LA PLANCHA/108 KC
JAMÓN YORK CON RODAJAS DE TOMATE/74 KC FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/58
FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/39 KC
KC

MENÚ 2 MENÚ 10
ESPÁRRAGOS AL GRATÉN/8 5 KC
ALCACHOFAS HERVIDAS CON PATATAS/145 KC
PESCADILLA CON GAMBAS/91 KC MERLUZA EN SALSA VERDE/94 KC
HELADO DE NARANJA/77 KC PAN
FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/78
KC TOSTADO/30 KC
QUESITO (1) DESNATADO/25 KC
MENÚ 11
MENÚ 3
ARROZ AL HORNO CON BACALAO Y GARBANZOS/232 KC
CALDO DE AVE DESGRASADO
QUESITO (l)/50 KC
HUEVOS RELLENOS DE ATÚN/176 KC
FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/78
KC MENÚ 12
QUESITO (2) DESNATADO/50 KC
CALDO VEGETAL DESGRASADO
MENÚ 4 POLLO AL VINO TINTO/213 KC
FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/39
CALDO DE AVE DESGRASADO
KC
LUBINA AL ROMERO/196 KC
PAN INTEGRAL/54 KC
FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/78
KC
QUESITO (1) DESNATADO/25 KC
MENÚ 5

ENSALADA DE PATATAS/220 KC *** MERIENDAS ***


FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/39
KC
MENÚ 1
QUESITO (2) DESNATADO/50 KC
QUESITO (2) DESNATADO C/25 GR. PAN INTEGRAL/
MENÚ 6 104 KC
GARBANZOS ESTOFADOS CON POLLO/248 KC FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/39
MACEDONIA/40 KC KC
QUESITO (1) DESNATADO/50 KC
MENÚ 7 MENÚ 2

HUEVOS CON VERDURAS/186 KC VASO DE LECHE DESCREMADA S/AZÚCAR/66 KC


FRUTA:NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/ FIAMBRE DE PAVO/4 2 KC
58KC FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/39
QUESITO (2) DESNATADO/50 KC KC
242 LA OBESIDAD

HOSPITAL RAMÓN Y CAJAL NUTRICIÓN Y DIETÉTICA - Incorporar el tomate triturado al natural y rehogar
unos minutos.
*** SISTEMA INFORMÁTICO PENÉLOPE ***FECHA: 17/04/93
- Añadir el arroz y los garbanzos cocidos al natural en
Director: DRA. P. SORIA VALLE vasados y mezclar bien con el contenido de la cazue-
Dietista: JUANA ESTEBAN la.
Jefe de unidad: DRA. A. SASTRE - Machacar en el mortero el ajo con 2 hebras de aza-
frán y un poco de caldo de ave desgrasado caliente
Paciente: LIBRO DE DIETAS y verter sobre el arroz.
Diagnóstico: 1000 KCAL. - Mojar con caldo de ave desgrasado hirviendo (doble
REPARTO 25/0/30/10/30/0
cantidad que de arroz y un máximo de 2 di) y condi-
****** LAS RECETAS ****** mentar con sal y pimentón.
- Hervir unos minutos sobre el fuego y meter en horno
caliente durante 15 minutos aproximadamente.
ACELGAS COCIDAS CON PATATAS Y - Presentación: en la misma cazuela, una vez sacada
ZANAHORIA/180 KC del horno.
Ingredientes:
200 gramos de acelgas; 50 gramos de patata; 50 gra-
mos de zanahoria, sal, 10 mi de aceite de oliva. CAFÉ CON LECHE DESNATADA
- Limpiar y lavar bien las acelgas, picarlas. S/AZÚCAR/35 KC
- Pelar y partir en trozos las patatas y las zanahorias. Ingredientes:
- Poner a hervir agua en una cacerola, poner las ver- 100 ml. de café líquido; 100 ml. de leche desnatada.
duras, salar y dejar cocer hasta que las verduras es-
tén blandas.
- Aliñar con el aceite recomendado, vinagre o limón.
CALDO DE AVE DESGRASADO
Consejos:
Ingredientes:
- En caso de problemas de masticación o de deglución 1 kg de gallina; 1 caparazón de pollo; 1 hueso de ter-
pasar por la turmix. nera (babilla); 50 g de cebolla; 100 g de zanahoria;
100 g de puerros; 1 ramita de apio; 1 ramita de perejil;
sal; 3 litros de agua; 3 hebras de azafrán (optativo).
ALCACHOFAS HERVIDAS Elaboración:
CON PATATAS/145 KC - Lavar la gallina, retirar la piel y la grasa y limpiar los
menudillos.
Ingredientes:
- Pelar las verduras y partir en trozos regulares.
200 gramos de alcachofas; 50 gramos de patata; sal.
- Lavar el hueso y blanquear 10 minutos en agua hir-
10 mi aceite de oliva.
viendo.
- Limpiar bien y partir las alcachofas.
- Poner en una marmita la gallina, menudillos, capara-
- Pelar y partir las patatas en trozos.
zón y el hueso frió.
- Poner a hervir agua, añadir las alcachofas y las pa-
- Echar el agua fría y llevar a ebullición.
tatas, salar y dejar cocer hasta que la alcachofa este
- Cuando empiece a hervir, desespumar la superficie y
blanda.
añadir las verduras.
- Aliñar con el aceite recomendado, vinagre o limón.
- Dejar cocer suave y regularmente durante hora y
media; desespumar siempre que sea necesario para
obtener un caldo limpio y añadir agua fría para que el
ARROZ AL HORNO CON BACALAO caldo cubra siempre los ingredientes.
Y GARBANZOS/232 KC - Condimentar con sal y, si se quiere, con unas hebras
de azafrán machacado en el mortero.
Ingredientes:
- Cuando esté hecho, colar o pasar por la estameña.
30 g de arroz; 20 g de garbanzos en crudo; 30 g de to-
- Dejar enfriar para eliminar la grasa, volver a colar y
mate triturado al natural; 1 diente de ajo; 5 mi de aceite
rectificar de sal.
de oliva; 2 hebras de azafrán; 40 g de bacalao desala-
do; 2 di de caldo de ave desgrasado; pimentón; sal.
- Calentar el aceite en una cazuela refractaria y dorar Consejos:
ligeramente 1 diente de ajo; retirar y poner en el mor-
tero. - De esta receta sale 1 y 1/2 litro de caldo.
- Agregar a la cazuela el bacalao desmenuzado y dar- - Puede hacerse con pollo en lugar de gallina.
le unas vueltas sobre calor suave. - Conservar el caldo en frigorífico.
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 243

CALDO VEGETAL DESGRASADO desgrasado; 10 g de queso rallado emmental; perejil;


pimienta; sal.
Ingredientes: - Mezclar los espárragos bien escurridos y las zana-
100 g de cebolla; 100 g de puerros; 100 g de zanaho- horias, todo partido en trozos regulares, con un
ria; 20 g de apio; 1 diente de ajo; 1 chalota; 100 g de poco de perejil picado.
col; 50 g de nabo; 1 hoja de laurel; 1 ramita de perejil; - Poner las verduras en un plato refractario, regar con
1 ramita de tomillo; 2 bolitas de pimienta blanca; sal; 1/2 di de caldo de ave desgrasado y condimentar
100 g de tomate fresco. Elaboración: con sal y pimienta; espolvorear con el queso rallado.
- Pelar todas las verduras y cortar en trozos peque- - Meter a horno suave precalentado durante 20 minu-
ños. tos aproximadamente.
- Poner todas las verduras y las hierbas aromáticas en - Presentación: en el mismo plato de horno bien ca-
una marmita con 3 litros de agua fría. liente.
- Poner sobre el fuego y cuando rompa el hervor, de
sespumar, reducir el calor y mantener una cocción
lenta y regular hasta que las verduras estén muy co- FIAMBRE DE PAVO/42 KC
cidas.
- 50 gramos de fiambre de pechuga de pavo.
- Condimentar con sal y colar por colador o con esta
meña.
FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/
Consejos: MANDARINA/39 KC
Elegir entre una de las siguientes opciones:
- De esta receta salen 2 litros de caldo. - 200 g de naranja.
- Conservar el caldo en el frigorífico. - 150 g de manzana.
- 190 g de pera.
EMPAREDADO DE JAMÓN YORK - 240 g de mandarina.
C/QUESO/137 KC
FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/
Ingredientes:
MANDARINA/58 KC
20 gr de jamón york; 20 gr de pan de molde (1 reba-
nada); 20 gr de queso de sandwich. Elegir entre una de las siguientes opciones:
- 300 g de naranja.
- 220 g de manzana.
ENSALADA DE PATATAS/220 KC - 280 g de pera.
- 360 g de mandarinas.
Ingredientes:
100 g de patatas; 30 g de escarola; 30 g de pimiento
FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/
rojo de lata; 1 clara de huevo cocida; 5 mi de aceite de
oliva; 30 g de atún en conserva; 1 cucharadita de vi- MANDARINA/78 KC
nagre; pimienta; sal; 1/4 de diente de ajo. Elaboración: Elegir entre una de las siguientes opciones:
- Pelar las patatas, partir en cubos y cocer en agua fría - 400 g de naranja.
con sal; escurrir. - 380 g de pera.
- Lavar la escarola, secar y partir en juliana fina. - 300 g de manzana.
- Machacar en el mortero el ajo con los pimientos y - 150 g de manzana y 190 g de pera.
mezclar con el aceite y vinagre; condimentar con sal - 200 g de naranja y 190 g de pera.
y pimienta. - 200 g de naranja y 150 g de manzana.
- Colocar las patatas con el atún en fuente redonda y - 190 g de pera y 240 g de mandarina.
poner alrededor la escarola. - 150 g de manzana y 240 g de mandarina.
- Regar las patatas con el preparado del mortero, re-
cién escurridas.
GARBANZOS ESTOFADOS
Presentación: en la misma fuente-salpicadas con la clara
picadita. CON POLLO/248 KC
Ingredientes:
50 g de garbanzos puestos a remojo desde el día an-
ESPÁRRAGOS AL GRATÉN/85 KC terior; 1/2 litro de caldo de ave desgrasado; 30 g de
cebolla picada; 1 diente de ajo estrujado; 50 g de pi-
Ingredientes: miento morrón rojo de lata; 5 mi de aceite de oliva; 1
150 g de espárragos en conserva bien escurridos; hoja de laurel; orégano; pimienta negra; sal; 50 g de
100 g de zanahorias cocidas; 1/2 di de caldo de ave pollo.
244 LA OBESIDAD

Elaboración: HUEVOS RELLENOS DE ATÚN/176 KC


- Poner los garbanzos lavados y escurridos en una ca-
Ingredientes:
cerola con todos los ingredientes, menos el pimiento.
1 clara cocida de 1 huevo, retirando la yema; 40 g de
- Cubrir con el caldo caliente y dejar cocer suavemen-
atún en conserva; 50 g de lechuga; 30 g de tomate
te hasta que estén tiernos.
fresco; 30 g de zanahoria rallada; 15 g de pepinillo muy
- Cuando estén casi cocidos añadir el pimiento en tiras
picado; 1 cucharadita de aceite de oliva; 2 cucharadas
con su jugo y condimentar con orégano y sal.
de limón; 10 g de cebolleta muy picada; 1 cucharadita
- Dejar reposar unos minutos antes de servir.
de ketchup; pimienta; sal. Elaboración:
Presentación: en cazuela de barro o fuente de porce-
- Mezclar la cebolleta y el pepinillo con el atún escurri-
lana honda.
do y desmigado y el ketchup.
- Rellenar con esta preparación las medias claras.
Consejos:
- Lavar y trocear la lechuga y el tomate.
- Poner en una fuente plana todas las verduras entre
- Si se utiliza olla de presión o cazuela de cierre her-
mezcladas y aliñar con el aceite y el limón, sal y pi-
mético o de doble fondo, se reduce notablemente el
mienta, mezclando bien todo.
tiempo de cocción.
- Colocar las claras rellenas entre las verduras.
Presentación: en la misma fuente, recién aliñadas las
verduras para que estén crujientes.
HELADO DE NARANJA/77 KC

Ingredientes: Consejos:
Leche evaporada, 100 g; zumo de naranja, 30 g; ralla-
dura naranja, 10 g; azúcar glace, 30 g; kiwi, 50 g; En lugar de estas verduras se pueden poner: escarola,
zumo de naranja, 10 g. Elaboración: remolacha, espárragos, pepino, etc., respetando las
- Enfriar la leche y batir con la ralladura hasta que se cantidades.
triplique el volumen.
- Incorporar el zumo y el azúcar y mezclar bien.
- Echar el preparado en un molde (de rosca o rectan- JAMÓN YORK CON RODAJAS DE TOMATE/74 KC
gular) forrado con papel film de cocina y meter en el
congelador un mínimo de 4 horas. Ingredientes:
- Triturar el kiwi con 10 g de zumo de naranja para ha- 50 g de jamón york; 100 g de tomate.
Elaboración:
cer la salsa.
Presentación: en fuente de postre según la forma del - Poner el jamón york en un plato acompañado con el
molde con la salsa de kiwi aparte. tomate en rodajas.

Consejos: LECHE DESNATADA C/A Y CEREALES


INTEGRALES/168 KC
- De esta receta salen 160 g de helado (40 g por ra-
Ingredientes:
ción).
100 mi de café líquido; 100 mi de leche semidescre-
mada; 1 croissant.
HUEVOS CON VERDURAS/186 KC
Ingredientes: LUBINA AL ROMERO/196 KC
30 g de judías verdes; 30 g de patatas; 30 g de zana-
horias; 30 g de guisantes; 20 g de cebolla en juliana; Ingredientes:
2 di de caldo de ave desgrasado; 1 huevo; 1 cuchara- 1 lubina entera de 150 g; 1 ramita de romero; 1/2 dien-
dita de vino blanco; 5 mi de aceite de oliva; sal. te de ajo; 5 mi de aceite de oliva; 50 g de patatas her-
Elaboración: vidas; 1 cucharada de zumo de limón; pimienta; sal;
- Pelar y cortar las verduras en cuadraditos; cocer en 1 di de caldo desgrasado.
el caldo y escurrir. - Machacar 1/2 diente de ajo en el mortero con un
- Calentar el aceite con el vino y mezclar con las ver- poco de sal y mezclar con 1 cucharada de zumo de
duras; condimentar con sal y cocer unos minutos so- limón; 1 di de caldo de pescado desgrasado.
bre fuego suave. - Limpiar la lubina y frotar con la mezcla anterior por
- Escalfar el huevo en agua hirviendo con un poco de dentro y por fuera.
vinagre. - Colocarla en fuente de homo con 1 ramita de romero
Presentación: colocar las verduras en fuente caliente dentro y regada con el aceite, asar con calor medio
redonda y poner el huevo en el centro, recién hecho. hasta que esté cocida.
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 245

- Regar con un poco de caldo durante la cocción para - A partir de este momento hay que empezar a mover
que se mantenga jugosa. la cazuela, siempre sin retirar del fuego, continua
- Presentación: en la misma fuente, decorada con ro- mente con movimiento de vaivén, haciendo que se
mero picado y guarnecida con las patatas hervidas. integre la sustancia blanquecina con lo que se des-
prende del ajo en el aceite, dando el espesor y sabor
MACEDONIA/40 KC característico de esta salsa, un color blanquecino
que indica que ya está cocida.
Ingredientes: - Presentación: en la misma cazuela, recién hecha.
10 g de plátanos: 30 g de naranjas: 50 g de manzanas;
10 g de fresas; 10 g de cerezas; 20 g de peras; 20 g
PAN CON ACEITE DE OLIVA/103 KC
de melocotones; 6 pastillas de sacarina; agua.
Elaboración: 25 g de pan, tostado, con 5 mi de aceite de oliva.
- Las frutas se pelan y se parten en trozos del mismo Se puede untar ligeramente con ajo.
tamaño.
- A las fresas se les quita el rabo y se ponen enteras;
PAN DE MOLDE C/MANTEQ/MERMELADA SIN
lo mismo se hace con las cerezas.
AZÚCAR/120 KC
- Se mezclan todas en un recipiente.
- Rociar con un almíbar. Se le puede añadir un poco Ingredientes:
de ron o kirch. 1 Rebanada de pan de molde con 8 g de mantequilla y
- Se dejan macerar en el frigorífico durante una hora 1 cucharada de mermelada sin azúcar.
aproximadamente.
- También se puede añadir, si se quiere, sumo de li- PAN INTEGRAL/54 KC
món o de naranja.
- Presentación: en fuente honda de cristal, porcelana, - 25 g de pan integral.
loza, etc.
PAN TOSTADO/30 KC
Consejos:
10 g de pan tostado.
- Se pueden poner las frutas que se quiera: melón,
sandía, ciruelas. PATATAS CON TRIGUEROS/186 KC
Ingredientes:
MERLUZA A LA PLANCHA/108 KC 100 g de patatas; 200 g de espárragos trigueros; 1/2
Ingredientes: diente de ajo; 20 g de pan; vinagre; perejil; 5 g de acei-
150 g de merluza; 1 diente de ajo; una cucharadita de te de oliva; sal. Elaboración:
perejil fresco; un poco de zumo de limón; sal; 5 ml de - Limpiar los espárragos trigueros quitándoles el ex-
aceite de oliva. tremo fibroso y troceando el resto no demasiado pe-
- Limpiar y lavar bien la merluza, poner en un bol con queño.
un poco de zumo de limón, ajo picado, perejil y sal. - Ponerlos en una cazuela que cierre bien a cocer con
Dejar macerar unos 10 minutos. agua que los cubra y un poco de sal.
- Poner en la plancha caliente con el aceite recomen - En el transcurso de la cocción, si es necesario, aña-
dado. dir agua.
- Cuando estén tiernos, añadir en la misma cazuela las
patatas peladas y partidas a ruedas finas, poner una
MERLUZA EN SALSA VERDE/94 KC cucharadita de perejil fresco picado.
Ingredientes: - En un poquito de aceite, freír medio diente de ajo y
100 g de merluza en una rodaja; 5 mi de aceite de oli- una vez retirado el pan.
va; 1 cucharada de perejil fresco; 1 poquito de guindilla - Poner el pan y el ajo en el mortero y majarlo bien.
(optativo); sal; 1 diente de ajo. - Añadir al mortero un chorrito de vinagre.
- En una cazuela de barro calentar a fuego suave el - Incorporar este majado al guiso de las patatas y de-
aceite con 1 diente de ajo picado. jarlo cocer todo junto un rato.
- Cuando el ajo empieza a tomar un color rubio suave - Rectificar de sal.
y flota en el aceite, retirar la cazuela del fuego. - Dejar reposar antes de servir.
- Poner la rodaja de merluza y espolvorear con perejil
fresco picado, sal y un poquito de guindilla (optativo).
- Volver a poner la cazuela sobre fuego suave. PESCADILLA CON GAMBAS/91 KC
- Poco tiempo después de estar sobre el fuego, la ro- Ingredientes:
daja comenzará a soltar un líquido blanquecino. 100 g de pescadilla; 5 mi de vino blanco seco; 20 g de
246 LA OBESIDAD

gambas congeladas y peladas; 30 g de champiñón de tado (del día anterior); 1/2 diente de ajo pelado; 1/2 cu-
lata fileteado; 1 cucharadita de aceite; 1 gajo de limón; charadita de pimentón; 5 mi de aceite de oliva; sal.
pimienta; sal. Elaboración:
- Colocar en una fuente refractaria la pescadilla limpia - Calentar el aceite en una cazuelita refractaria y dorar
y salpimentada, con las gambas y el champiñón. el 1/3 diente de ajo entero.
- Regar con el vino blanco seco y el aceite y meter al - Incorporar el pan cortado en rebanaditas finas y re-
horno tapada durante unos 15 minutos aproximada hogar unos minutos.
mente, con calor fuerte. - Espolvorear con el pimentón, separando la cazuelita
- Presentación: en la misma cazuela recién sacada del del calor.
horno y guarnecida con 1 gajo de limón. - Añadir el caldo hirviendo y mantener la cocción sua-
ve 15 minutos.
Consejos: - Condimentar con sal y retirar el ajo.
- Dejar reposar tapada 10 minutos antes de servir.
- Puede hacerse con pescadilla congelada. Presentación: en la misma cazuelita o en tazón muy
caliente.
POLLO AL VINO TINTO/213 KC
VASO LECHE DESCREMADA S/AZÚCAR/66 KC
Ingredientes:
125 g de pollo (1 zanca); 60 g de cebollitas francesas; 1 vaso de leche descremada sin azúcar.
1/2 di de vino tinto; 2 di de caldo de ave desgrasado;
10 mi de aceite de oliva; 30 g de cebolla muy picada; Consejos:
20 g de zanahoria rallada; 1/2 hoja de laurel; tomillo;
sal; pimienta. Se puede añadir a la leche una cucharadita de café
Elaboración: descafeinado.
- Calentar el aceite en una cazuela antiadherente y re-
hogar la cebolla y la zanahoria sin que tome color.
- Incorporar el pollo sin piel y rehogar unos minutos BIBLIOGRAFÍA
más.
- Regar con el vino y el caldo; añadir el laurel y un
1. Belitz HD, Grosch W. Food chemislry. Springer
poco de tomillo.
- Tapar la cazuela y cocer suavemente hasta que to-
Verlag Berlín Heidelberg.
dos los ingredientes estén tiernos.
2. CrefT AF. Herschberg AD. Manual de obesidad.
Si es necesario, añadir más caldo durante la cocción Toray Masson. S. A.
para que se mantenga jugoso. Presentación: en la 3. Food eomposilion and nutrition tables. Dt.
misma cazuela, muy caliente. Forschungsanst. für Lebensmittelchemief...
Druck: Zechnersche Buchdruckerei. Speyer.
4. Food eomposilion and nutrilion tables 1989/
QUESITO (1) DESNATADO/25 KC
1990. Souci. Fachmann. Kraut. Bundesminis-
18 g de quesito descremado. terium für Ernahrung. Landwirtschaft und
Forsten. Bonn. Deustche Forschungsanstalt für
QUESITO (1)/50KC Lebensmittelchemie. Garching b. München
Wissenchaftliche Verlagsgesellschaft mb H
Ingredientes:
Stuttgart. 1989.
1 quesito en porciones.
5. Hart FL. Fisher HJ. Análisis moderno de los
alimentos. Zaragoza, Editorial Acribia.
QUESITO (2) DESNATADO C/25 g PAN
6. Korpman RA. Using the computer to optimize
INTEGRAL/104 KC
human performance in health care delivery.
37 g de quesitos descremados (2 quesitos), 25 g de The pathologist as medical information specia-
pan integral. list. Arch Pathol Lab Med 1987; 111(7): 637-
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QUESITO (2) DESNATADO/50 KC 7. Krause MV, Mahan LK. Food, nutrition and
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37 g de quesito descremado en porciones.
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8. LaCombe MA. Artificial intelligence. Am J
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Ingredientes: 9. Reeommended dietary al/owances. Committee
1/4 litro de caldo de ave desgrasado; 40 g de pan sen- on Dietarv Allowances Food and Nutrition
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 247

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14
Intervención psicológica
en la obesidad
E. Ibáñez Guerra; I. Caro

INTRODUCCIÓN los estímulos, pero no sólo los externos, sino


también los internos: es decir, sus pensamien-
Desde que la obesidad se ha convertido en tos, emociones e imágenes que pueden, en un
«patología», tal y como hemos expuesto en el momento determinado, llevarle a ingerir ali-
capítulo dedicado a Psicología y obesidad, son mento aún cuando esté ausente un estado de
muchas las ciencias que se han preocupado hambre.
por el tratamiento de la misma. Desde el mun- Indudablemente, al margen de otro tipo de
do médico la «dieta» ha sido una de las alter- tratamientos médicos que se describen en este
nativas más comunes: sin embargo, la falta de libro, la «dieta» sigue siendo el arma más efi-
adherencia de los enfermos a la misma, así caz de la que dispone el médico para conseguir
como el que una vez conseguido el peso desea- la reducción de peso de sus enfermos. Sin em-
do el enfermo abandone el «tratamiento» y bargo, con harta frecuencia el establecimiento
vuelva a recuperar peso —fenómeno de «yo- de una dieta no es suficiente para que el enfer-
yo»—, han motivado el que profesionales de mo baje de peso. ¿Por qué? En principio, por-
otros campos hayan dedicado su esfuerzo al que el enfermo no se adhiere al tratamiento,
tema de la obesidad. La Psicología es y ha sido pero esta falta de adherencia a los tratamientos
una de esas ciencias, y su aproximación a este suele estar motivada, por un lado, por la falta
campo ha ido evolucionando a medida que de educación sanitaria que tiene la población
han ido cambiando sus distintas concepciones española en general; por otro lado, por la falta
teóricas. de información que suelen proporcionar, tam-
Así, mientras que el psicoanálisis se preocu- bién en general, los médicos a sus enfermos( l ) .
paba por los problemas emocionales de los pa- Ambos factores contribuyen a mantener una
cientes, desde su más tierna infancia hasta que relación médico-enfermo centrada en un «mo-
acudían a la consulta; los conductistas encon- delo paternalista» según el cual el profesional,
traban en el control de estímulos, principal- el experto, indica lo que se «debe» hacer, y el
mente externos, la clave que permitía modifi- profano, el lego, el enfermo se espera que así lo
car y controlar la ingesta excesiva del obeso. realice.
Sin embargo, en la actualidad, desde una pers- No obstante, como hemos señalado en otro
pectiva más unitaria de la persona, se intentan capítulo de este libro —Psicología y obesi-
focalizar los tratamientos psicológicos tenien- dad—, los cambios socioculturales habidos en
do en cuenta tanto los estados emocionales del los últimos tiempos ya no permiten mantener
enfermo como su incapacidad para controlar el modelo paternalista y exigen su sustitución
249
250 LA OBESIDAD

por una red sanitaria «democrática» (10), en la chazón de pies, etc.—, pero no «síntomas»
que el enfermo pase a ser considerado un con- —tos, fiebre, malestar, etc.—. Dicho en otras
sumidor, con las ventajas e inconvenientes que palabras, la «representación mental» que las
esto entraña. En principio, se espera que un personas tienen de la enfermedad, incluidos
consumidor conozca el producto que va a con- los procesos de categorización mental que rea-
sumir, cosa ésta poco frecuente en el ambiente lizan los profesionales (6), se fundamenta en la
sanitario de la sociedad española de nuestro percepción sensorial de «alteraciones corpora-
tiempo. Junto a esto, en los modelos sanitarios les» —síntomas—, a partir de los cuales, y te-
«democráticos», la toma de decisiones ya no niendo en cuenta nuestros sistemas de memo-
recae en el médico, sino que debe ser una de- ria —experiencias previas—, tomamos con-
cisión conjunta de ambas personas, lo que al ciencia de que estamos enfermos. A partir de
mismo tiempo que exime al médico de su «res- ese momento, por un lado, establecemos un
ponsabilidad» sobre el enfermo, también le rótulo adecuado para nuestros síntomas —ca-
impide ejercer su «autoridad moral» sobre él. tegoría diagnóstica— y, por otro lado, reaccio-
Por todo ello, es una condición «sine qua namos emocionalmente ante el mismo; el ro-
non» para cualquier tratamiento de la obesi- tulado nos permite, tanto planificar la secuen-
dad, contar con el consentimiento informado cia de acciones que debemos iniciar, como
del enfermo, de tal forma que el médico pueda tomar decisiones, tales como «ir al médico, no
recuperar la «autoridad moral» perdida en sus prestar atención a los síntomas, etc.» —estra-
relaciones con el mismo. Así, como veremos tegias de afrontamiento—. Una vez llevada a
posteriormente, uno de los requisitos básicos cabo la estrategia de afrontamiento pertinente,
en los tratamientos psicológicos es la firma de realizamos una valoración de si fue la correcta
un «contrato» en la que el enfermo se compro- para resolver la situación en la que nos encon-
meta formalmente a ejecutar aquellas activi- trábamos. A partir de esa evaluación vuelve
dades que el psicólogo le enseña y le señala. a reiniciarse el proceso; es decir, volvemos a
valorar la situación de nuestro cuerpo (ver
la Figura 14.1. modificada de Nerenz y Le-
INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS venthal (8).
EN EL CONTEXTO MÉDICO Sin embargo, en el caso de la obesidad el
proceso no es el mismo, ya que la representa-
Suele ser un error frecuente pensar que los ción mental que tiene el enfermo de su proble-
estereotipos sociales ejercen muy poca o nula ma le hace percibirlo como No Enfermedad.
influencia sobre la actividad profesional; sin De hecho, por lo general, la pérdida de apetito
embargo, hay que tener en cuenta que el acto o el adelgazamiento sin causa justificada, así
médico se realiza en un contexto sociocultural, como el aumento de peso sin que se acompañe
por lo que los médicos, en general, participan de un aumento en el apetito y en la ingesta, se
de la visión peyorativa que la sociedad tiene consideran «síntomas» de algunas enfermeda-
sobre la obesidad. Por ello, una de las primeras des —depresión, trastornos metabólicos, cán-
sugerencias que tienen que tener en cuenta los cer, etc.—, pero en el caso de la obesidad lo
médicos es que deben adoptar una «actitud que ocurre es que el enfermo ingiere más de lo
crítica» hacia sus prejuicios respecto a la «pa- que debe para el estilo de vida realiza y. ade-
tología» del enfermo. más, el alimento que ingiere le produce satis-
En segundo lugar, deben tener en cuenta facción (4).
que la obesidad, salvo en casos extremos, no es Teniendo esto en cuenta, hay que compren-
percibida como patología por los enfermos. Es der que cuando intentamos someter a «dieta»
decir, como exponemos en el Figura 14.1. el a un obeso lo que hacemos es: por un lado, re-
enfermo tiene su propia concepción sobre la ducirle una de las satisfacciones básicas de la
enfermedad, y en este sentido la obesidad vida humana: «el alimento» y. por otro lado,
comporta «incomodidades» —cansancio al su- proporcionarle muy pocos beneficios físicos, al
bir las escaleras, dificultad para caminar, hin- menos a corto plazo, salvo en lo que a esque-
INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA OBESIDAD 251

ma corporal y apariencia física se refiere. Es Tabla14.1. ACTITUDES BÁSICAS


decir, la «dieta» no es un tratamiento sinto- PSICÓLOGOS
MÉDICOS
mático —si se sigue el tratamiento desapare-
Autocontrol Cambio
cen o mejoran los síntomas—, ni tampoco un Tratamiento en etapas cognitivo Rotulado
tratamiento etiológico —las causas de la obe- Convencer emocional Control
sidad, como puede comprobarse en este libro, No falsas expectativas de estímulos Apoyo
son múltiples y la dieta sólo ataca a una de Conocer causas social
ellas—; podría considerarse, como mucho, Esfuerzo
Prohibido prohibir
parte de un tratamiento fisiopatogénico, y para
que éste sea lo más eficaz posible, es necesario
completarlo con otro tipo de directrices —ejer- quier profesional sanitario dedicado al tema de
cicio físico, técnicas de autocontrol personal, la obesidad debe tener en cuenta las pautas ac-
etc.— que supongan un cambio en el estilo de titudinales que se exponen en la Tabla 14.1(7),
vida del enfermo. y que pretenden resumir la actividad que cada
Por todo ello, el médico debe informar (3) al uno de los profesionales debe realizar al traba-
enfermo en qué consiste la obesidad; debe ex- jar en equipo en el tema de la obesidad. Es de-
plicarle, con palabras de fácil comprensión cir, en este trabajo se parte del supuesto de que
para el mismo, qué es la ingesta calórica, qué el tratamiento de la obesidad debe realizarse
se entiende por balance energético, etc., de por un equipo interdisciplinar, en el que las ta-
modo que el enfermo sea consciente de que el reas del médico y del psicólogo estén perfecta-
único tratamiento eficaz para la obesidad su- mente interrelacionadas.
pone un cambio en su estilo de vida, no sólo En este sentido, el tratamiento de la obesidad
en sus hábitos alimentarios, sino también en la es un tratamiento en etapas, ya que no finaliza
cantidad de ejercicio que realiza, en el funcio- cuando el enfermo ha conseguido adquirir el
namiento de sus hábitos higiénicos, etc. peso correcto, sino cuando ha modificado sus
Junto a lo señalado anteriormente, cual- hábitos de vida de tal forma que no vuelva a re-

Figura 14.1. Modelo de representación mental ante la enfermedad.


252 LA OBESIDAD

cuperar el peso perdido; hasta ese momento el Por último, si lo que hay que conseguir es
enfermo necesita del control del médico o psi- modificar los hábitos de vida del enfermo, es
cólogo que le esté atendiendo. Para que el en- importante centrar el tratamiento en los aspec-
fermo pueda seguir las distintas fases del trata- tos positivos del mismo y, por tanto, los regí-
miento es necesario que tanto él como el mé- menes alimentarios se centrarán, principal-
dico se convenzan de que es capaz de adherirse mente, en los alimentos que puede y debe to-
a un régimen alimentario adecuado a su estilo mar el enfermo, evitando todo tipo de
de vida. Por ello, el médico no debe crear falsas prohibiciones que a lo único que conducen es
expectativas en el enfermo, haciéndole pensar a que el obeso se culpe a sí mismo cuando se
que con el seguimiento exclusivo de la dieta se salta la dieta, y a que se minusvalore por no po-
ha resuelto el problema, sino que debe hacerle der seguir las normas impuestas, lo que lleva a
comprender que al igual que la adquisición de que abandone tanto la esperanza de lograr
hábitos alimentarios inadecuados fue un proceso controlar su peso como todo tipo de trata-
a lo largo del tiempo, lo mismo ocurre con el miento.
aprendizaje de hábitos nuevos que le permitan Si el médico debe mantener y adquirir las
tener una alimentación equilibrada y de acuer- actitudes citadas anteriormente, el psicólogo
do con sus necesidades. debe tener presente que la finalidad del trata-
Para la adquisición y mantenimiento de miento es que la persona recupere el control
nuevos hábitos, tanto el médico como el enfer- perdido sobre su estilo de vida (5). Para ello,
mo necesitan conocer las causas que influyen debe centrar el tratamiento en el desarrollo del
sobre la obesidad de ese paciente concreto. Es autocontrol personal, utilizando tanto técnicas
decir, el médico necesita saber las motivacio- cognitivas como comportamentales. Asimis-
nes y razones que llevan al enfermo a desear mo, debe tener en cuenta el contexto familiar
perder peso —no es lo mismo que una persona de la persona, buscando en la familia o en
quiera perder peso por razones estéticas que la aquellas personas que conviven con el enfer-
que necesita perder peso por razones médi- mo, el apoyo social necesario para que éste
cas—; asimismo, al obeso le hace falta saber en pueda realizar la dieta de un modo adecuado y
qué medida la ingesta alimenticia, el consumo que esto no perturbe las relaciones interperso-
de bebidas, los hábitos de evacuación, el ejer- nales en su ambiente habitual. Por ello, a lo
cicio físico, etc., contribuyen al mantenimien- largo del tratamiento es conveniente tener al-
to de su sobrepeso, ya que para el control del gunas sesiones con los miembros de la familia
mismo necesita ejercer control sobre todos y —principalmente con la pareja— para que
cada uno de los factores que regulan no sólo su puedan apoyar al enfermo en sus deseos y as-
apetito, sino también su exceso de peso. piraciones.
Precisamente porque tanto médico como
psicólogo buscan el que la persona obesa sea TRATAMIENTO PSICOLÓGICO *
capaz de ejercer control sobre sus hábitos per-
sonales, hay que explicarle al obeso que la pér- En la Tabla 14.1 hemos señalado cuáles son
dida de peso exige esfuerzo. El obeso tiene que las principales actitudes que debe mantener el
aprender a controlar la ingesta, así como sus psicólogo cuando se enfrenta a un enfermo
hábitos de consumo, sus relaciones sociales, su que presenta obesidad; para conseguirlas, al
lugar, tiempo y actividades de comida, etc., y igual que para modificar el estilo de vida del
además, los cambios que vaya logrando debe obeso, existen una serie de técnicas y metas
mantenerlos durante toda su vida. Para poder que esquemáticamente se exponen en la Figu-
hacerlo es necesario convencerlo de que la pér- ra 14.2 (11).
dida de peso no es cuestión de falta de «fuerza
de voluntad», característica de personalidad de * El programa en su totalidad con el número de sesio-
nes y cómo deben llevarse a cabo éstas, así como los ma-
la que se suelen quejar los enfermos cuando se teriales necesarios para llevar a cabo el mismo aparecen en
saltan la dieta, sino de que es necesario realizar el libro de Vera N. Fernández MC: Prevención y trata-
algún tipo de esfuerzo para lograrlo. miento de la obesidad. Barcelona. Ed. Martínez-Roca. 1989.
INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA OBESIDAD 253

Figura 14.2. Programa cognitivo-conductal.

Como puede observarse en el mismo, el Pro- educa al enfermo, entre otras cosas, a cómo
grama de tratamiento, que se fundamente tan- hacer la denominada «cesta de la compra», o a
to en las técnicas de modificación de conducta cómo alejar de sí aquellos alimentos o situacio-
como en las terapias cognitivas actuales, se nes que pueden motivarle la ingesta. Asimis-
basa en cinco principios básicos: Educación, mo se le enseña la diferencia que existe entre
Motivación, Pensamientos irracionales. Ejerci- distintos estados de «activación fisiológica»
cio y Prevención de las recaídas. Ahora bien, que el enfermo puede y suele confundir con
para conseguir esos principios se utilizan una «hambre». Es decir, se le enseña a identificar
serie de métodos de evaluación y todo un ar- de forma correcta las distintas sensaciones cor-
senal de elementos terapéuticos, cuya explica- porales para que no coma por ansiedad o abu-
ción excede con mucho las pretensiones de rrimiento, sentimientos estos dos últimos que
este trabajo. las personas obesas controlan en numerosas
En primer lugar, al enfermo se le informa ocasiones mediante la ingesta de alimento.
sobre una serie de ideas equivocadas que tiene Junto a la identificación de las señales cor-
sobre la obesidad, como por ejemplo que está porales correctas, se le enseña un «estilo de co-
obeso porque tiene muchos problemas emo- mer» correcto. Ni demasiado despacio ni de-
cionales. A este respecto se le explica que la masiado aprisa, concentrado en el acto que
obesidad es el resultado de un balance energé- está realizando, a ser posible sin ver la televi-
tico, no de problemas emocionales, aunque és- sión, ni realizando ningún otro tipo de activi-
tos puedan contribuir, como luego veremos, a dad mientras come, de tal modo que el sujeto
un aumento en la ingesta. También se le enseña consiga «ser consciente» de que está comiendo
al enfermo cuáles son los nutrientes básicos y de que la comida le sirve, principalmente,
para la vida y algunos principios elementales para alimentarse, lo que debe producirle un es-
de su metabolismo, de tal modo que aprenda a tado de falta de hambre.
saber el contenido calórico de los alimentos Se debe motivar al sujeto para que lleva un
que consume y, viceversa, la manera que tiene autorregistro de sus comidas, en el que anote
el organismo de «quemar» las calorías consu- no sólo el alimento que ingiere, sino también
midas. la cantidad de calorías de cada uno de los nu-
Una de las mejores maneras que tiene un trientes, la cantidad de apetito que tenía antes
enfermo de no consumir alimentos ricos en ca- de comenzar a comer, el lugar, la hora y acti-
lorías es el «control de estímulos»; para ello, se vidad que realizaba mientras comía, etc., de tal
254 LA OBESIDAD

manera que el propio enfermo sea capaz de lo- dad física permite controlar el estado de
grar un mayor nivel de autocontrol sobre su disforia que provocan muchas dietas.
ingesta. Por último, se le debe enseñar a auto- Por último, uno de los problemas más im-
reforzarse positivamente cuando consigue rea- portantes en el tratamiento de la obesidad es la
lizar la dieta correctamente. recaída. Importante para evitarla es, por un
El autocontrol de los pensamientos irracio- lado, analizar las situaciones de «alto riesgo»,
nales es una de las técnicas que más puede como por ejemplo el comer fuera de casa, los
ayudar al obeso a controlar la ingesta. Se ha estados emocionales negativos, etc.; por otro
puesto de manifiesto que, en numerosas oca- lado, modificar la percepción que el sujeto tie-
siones, los obesos comen más por lo que pien- ne de sí mismo cuando «recae» en la ingesta
san acerca de sí mismos y de la dieta que por excesiva. Es importante, a este nivel, entrenar
la presencia de alimentos o por sus estados de a los enfermos a afrontar las recaídas, utilizan-
ánimo. De aquí que sea importante conseguir do incluso la provocación controlada de las
que el enfermo aprenda a identificar en qué si- mismas.
tuaciones le aparecen pensamientos irraciona- Durante todo el programa se utilizan técni-
les —como por ejemplo: debo adelgazar; no cas psicológicas específicas (2), tales como los
hago nada bien, no puedo seguir un régimen; contratos conductuales, la ruptura de cadenas
siempre estoy igual; soy una calamidad; ¡qué de conducta, la Terapia racional-emotiva de
horror, me he saltado la dieta del mediodía!; Ellis, la Terapia cognitiva de Beck, etc., cuya
mi trabajo me impide seguir la dieta de forma exposición excede los límites del presente tra-
adecuada, etc.—, el cómo esos pensamientos bajo. Para un conocimiento más profundo de
le provocan sentimientos desagradables — estos temas se aconseja al lector que recurra a
como por ejemplo, sentirse irritado consigo las obras citadas en la Bibliografía.
mismo; aburrido de seguir el régimen; ansioso
porque no logra lo que quiere, etc.—, de tal
manera que si consigue controlar sus pensa- BIBLIOGRAFÍA
mientos irracionales y sustituirlos por pensa-
mientos positivos —por ejemplo, no se trata, 1. Dura E. Ibáñez E. Algunas consideraciones y
en la mayor parte de los casos, de que se deba un modelo acerca del tema de la información
adelgazar, sino de que se quiere adelgazar; no en psicología oncológica. Boletín de Psicología,
se es una calamidad, sino más bien uno puede 1987: 16: 7-31.
tener un mal momento; no es un horror haberse 2. Gilbert S. Palhology of eating. Psychology and
treatmem. London. Roufledge and Kegan.
saltado la dieta en la comida, uno puede 1992.
compensar el exceso de calorías consumido en 3. Ibáñez E. La información como estrategia de
el resto de las comidas, etc—. El sustituir los dominio del estrés en pacientes aquejados de
pensamientos irracionales por pensamientos cáncer. Boletín de Psicología 1988: 21: 27-50.
positivos produce en el sujeto un sentimiento 4. Ibáñez E. Estilos de vida y enfermedad. En: Ibá-
positivo —se siente satisfecho de sí mismo—, y ñez (ed.): Psicología de la salud y estilos de
esto tiene como consecuencia el que se consi- vida. Valencia, Promolibro (Colección Psicolo-
dera capaz de autocontrolar no sólo su ingesta gía Teorética). 1991.
sino también su estilo de vida. 5. Ibáñez E. Caro I. Tratamiento psicológico de la
Si la obesidad depende, en buen medida, del obesidad. Medicine 1993: 36: 1561-1567 (6. a
balance energético, una forma de mantenerlo edición).
es mediante el ejercicio(9). No porque el ejer- 6. Leventhal H, Meyer D. Nerenz D. The com-
cicio provoque, a corto plazo, una gran quema mon sense representation of illness danger. En
Rachman (ed.): Contributions to medical psy-
de calorías, sino porque fundamentalmente chologv. New York, Pergamon Press, 1980: 7-
aumenta la adherencia al tratamiento, al mis- 30.
mo tiempo que, en contra de la creencia po- 7. Mahoney M-Mahoney K. Permanent weight
pular —el ejercicio aumenta el apetito—, ayu- control. New York. Norton. 1976 (edición es-
da a controlar el apetito. Asimismo, la activi- pañola Trillas. 1981).
INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA OBESIDAD 255

8. Nerenz D, Leventhal H. Self-regulation theory in 10. Seoane J. El hospital como organización social,
chronic illness. En: Burish-Bradley (eds.): Coping En: Ibáñez-Belloch (eds.): Psicología y medici-
with chronic disease. Research and application. na. Valencia, Promolibro (Colección Psicología
New York, Academic Press, 1983: 13-37. Teorética). 1986.
9. Perpiñá C, Baños R. Historia del tratamiento 11. Vera N, Fernández MC. Prevención y trata-
conductual de la obesidad. Una historia de ex- miento de la obesidad. Barcelona, Editorial
cusas. Boletín de Psicología 1989: 25:103-129. Martínez-Roca, 1989.
15
Tratamiento farmacológico
de la obesidad
J. L. Pereira Cunill; F. Villamil Fernández; P. P. García Luna

El tratamiento de la obesidad plantea mu- voluntad». Además, según Bray (2), esta forma
chas dificultades en el ejercicio clínico diario, de valoración de la obesidad por parte de los
dando lugar a un índice elevado de fracasos. médicos y de la población en general constitu-
Aunque el tratamiento de la obesidad consigue ye una importante barrera que dificulta su tra-
obtener al principio pérdidas de peso en la ma- tamiento. Por lo tanto, debería considerarse la
yoría de los pacientes, a medio y largo plazo obesidad como «obesidad esencial», de forma
las recaídas son la norma, con recuperación que desapareciesen adjetivos tales como «apa-
del peso previo, dando lugar en muchos casos tía y/o glotonería», y se estimulase la aplica-
a resultados desalentadores para médicos y pa- ción de tratamientos más serios y efectivos.
cientes. Una interpretación muy simple de la Las principales armas terapéuticas de que
fisiopatología de la obesidad haría suponer que disponemos en la obesidad son: el tratamiento
ésta siempre es debida a una ingesta calórica dietético —verdadera piedra angular y base
superior al gasto energético, de forma que al irrenunciable del tratamiento—, la terapia de
enfocar el tratamiento sólo deberíamos man- modificación de conducta, el ejercicio físico y
tener una ingesta calórica inferior a los reque- la terapia farmacológica. En un segundo plano
rimientos energéticos individuales hasta con- estaría el tratamiento quirúrgico, fundamen-
seguir la normalización ponderal. Aunque esta talmente la cirugía bariátrica, que estaría indi-
afirmación es cierta en lo fundamental, en rea- cada en la obesidad mórbida (3, 4) .
lidad la obesidad es más compleja, de forma El tratamiento farmacológico en la obesidad
que es posible que en algunos sujetos obesos tiene un papel coadyuvante en el tratamiento
exista un defecto de la termogénesis que con- de la obesidad. Siguiendo a Munro y a Ford (5):
tribuya al desarrollo de la obesidad (1). La obe- «El fármaco antiobesidad ideal debería ser
sidad es un importante factor de riesgo para el efectivo, carente de efectos adversos, no indu-
desarrollo de una serie de enfermedades, como cir adicción y tener efectos beneficiosos sobre
diabetes mellitus no insulin dependiente, hi- enfermedades relacionadas con la obesidad.»
perlipemias, hipertensión arterial, cardiopatía Dentro de los fármacos que en teoría po-
isquémica, accidentes cerebro vasculares, pato- drían ser utilizados en el tratamiento de la obe-
logía biliar y una serie de cánceres. Por tanto, sidad, podemos distinguir tres tipos:
la obesidad debería valorarse como una pato-
logía de gran importancia y alto costo sanita- a) Fármacos anorexígenos:
rio-económico y no catalogarse como «el re- - Fármacos que actúan a través de vías
sultado de la glotonería y la falta de fuerza de catecolaminérgicas.
257
258 LA OBESIDAD

Mazindol

Figura 15.1. Estructura química de algunos fármacos anorexígenos.

- Fármacos que actúan a través de vías un fármaco pueden afectar notablemente los
serotoninérgicas. efectos que producen en la vertiente fisiológica
b) Fármacos que actúan a nivel gastrointes- o en la conducta del individuo. Así, la anfeta-
tinal: mina se caracteriza por varios efectos bien do-
- Retrasando el vaciamiento gástrico. cumentados: anorexígeno, estimulante del sis-
- Inhibiendo la absorción intestinal. tema nervioso central y antidepresivo; produce
c) Fármacos termogénicos. también alteraciones cardiovasculares y un
De estos grupos, los más utilizados son los efecto selectivo sobre la adrenalina y noradre-
anorexígenos, mientras que los otros son fár- nalina. Pero ciertos cambios en el anillo, ca-
macos que en la actualidad tienen más posibi- dena lateral o en la función amina pueden mo-
lidades teóricas que prácticas en la terapia de dificar de forma ostensible las propiedades del
la obesidad. fármaco. Por ejemplo, introduciendo un grupo
halógeno en el anillo (como en la clorfenter-
mina o fenfluramina) o formando una estruc-
FÁRMACOS ANOREXÍGENOS tura cíclica en la cadena lateral (como en la
fenmetracina) se consigue una acusada dismi-
Existen numerosos agentes farmacológicos nución en el efecto estimulante del sistema
capaces de reducir la cantidad de alimentos nervioso central y de la actividad cardiovascu-
ingeridos y de disminuir el apetito, pero el tér- lar, con escasa afectación del potencial anore-
mino de fármacos anorexígenos se reserva ha- xígeno del fármaco. Además, como en el caso
bitualmente para un grupo de compuestos de- de la fenfluramina, se consigue que el fármaco
sarrollados y comercializados para el trata- modificado pueda ejercer su acción sobre dife-
miento de la obesidad. La estructura química rentes neurotransmisores (la serotonina en el
de algunos de los fármacos anorexígenos más caso de la fenfluramina) (6). Los anorexígenos
ampliamente utilizados viene representada en que se utilizan en el tratamiento de la obesidad
la Figura 15.1. Varios (no todos) de estos fár- podemos dividirlos en dos categorías, en fun-
macos pueden considerarse como derivados de ción de la vía neurotrasmisora sobre la que ac-
un núcleo básico; (3-feniletilamina. Sin embar- túan: a través de vías catecolaminérgicas y a
go, ligeras alteraciones en la estructura física de través de vías serotoninérgicas (Tabla 15.1).
* Ninguno de estos fármacos debe utilizarse con inhibidores de la monoaminooxidasa.

FÁRMACOS QUE ACTÚAN A MAO, por el riesgo de desarrollar crisis hiper-


TRAVÉS DE VÍAS tensivas, ni tampoco a pacientes con antece-
dentes de enfermedad cardíaca.
CATECOLAMINÉRGICAS
La anfetamina, primer fármaco supresor del
apetito utilizado en el tratamiento de la obesi- FÁRMACOS QUE ACTÚAN A
dad, tiene un efecto anorexígeno debido a su TRAVÉS DE VÍAS
acción estimulante sobre las vías catecolami- SEROTONINÉRGICAS
nérgicas centrales (7). Aunque las anfetaminas
han sido ampliamente utilizadas en el trata- Fenfluramina
miento de la obesidad durante muchos años, la
aparición de graves efectos secundarios ligados Aunque químicamente es una feniletilami-
a su acción estimulante del sistema nervioso na, como la mayoría de los anorexígenos pre-
central (euforia, ansiedad, cuadros psicóticos, viamente expuestos, tiene una marcada dife-
adicción) hace que se haya restringido total- rencia respecto a su actividad farmacológica.
mente su uso en los países occidentales. No tie- En efecto, actúa fundamentalmente a través de
ne sentido prescribir estas drogas ya que dis- las vías serotoninérgicas, más que sobre vías
ponemos de otros fármacos de eficacia similar catecolaminérgicas, por lo que no tiene activi-
y con menor incidencia de efectos secundarios. dad estimuladora sino depresora. Numerosos
A partir de la anfetamina, se han desarrolla- estudios han demostrado la eficacia de la fen-
do drogas de similar potencia anorexígena, fluramina para favorecer la pérdida de peso en
pero con menores propiedades simpaticomi- pacientes obesos, al compararla con place-
méticas y menos estimulantes, entre las que bo (9), incluso en obesidad refractaria, habién-
destacan: dietilpropion, clorfentermina, fen- dose descrito una estrecha relación entre la
metracina, mazindol y fenilpropanolamina (8). pérdida de peso y los niveles plasmáticos de
De todas formas, se han descrito efectos secun- fenfluramina (10).
darios del tipo de insomnio, irritabilidad, ner- Además de la acción central de la fenflura-
viosismo, no debiéndose administrar estos fár- mina, hay evidencias de que tiene un efecto
macos a pacientes que tomen bloqueantes periférico sobre la captación de glucosa en el
adrenérgicos (guanetidina) o inhibidores de la músculo, y parece que aumenta la sensibilidad
260 LA OBESIDAD

a la insulina en diabéticos tipo II (11) . Además, de peso mayor que el placebo (17), tanto en obe-
parece que la fenfluramina podría producir un sidades no complicadas como en obesidades
aumento del efecto térmico de los alimen- asociadas a hipertensión arterial o en la obesi-
tos(12), lo que implicaría que estos fármacos (la dad inducida por neurolépticos. En el mayor
fenfluramina y su derivado dextrógiro: la dex- estudio multicéntrico sobre seguimiento a lar-
fenfluramina), además de su efecto anoréxige- go plazo (un año), publicado hasta el momen-
no. podrían inducir un aumento del gasto me- to (18), la pérdida de peso fue mayor en el grupo
tabólico en los pacientes obesos. tratado con dexfenfluramina (15 mg/2 veces al
Los efectos secundarios más comunes de la día), más dieta hipocalórica convencional, que
fenfluramina son náuseas y diarreas, que están en el grupo placebo, incrementándose la ad-
en relación con el efecto serotoninérgico que herencia de los pacientes al régimen dietético
poseen. También es frecuente que produzcan en aquellos pacientes tratados con dexfenflu-
sedación, habiéndose comunicado incremento ramina. Al año de tratamiento, el 37 por 100
de sueños y pesadillas. Se ha descrito aparición de los pacientes del grupo tratado con dexfen-
de depresión en relación a suspensión brusca fluramina había abandonado el estudio frente
de la fenfluramina, por lo que su retirada debe al 45 por 100 del grupo que tomaba placebo;
ser gradual (8). en los que completaron el estudio la pérdida
media de peso en los primeros seis meses del
Dexfenfluramina ensayo fue de 9,8 kg y 7.1 kg en el grupo pla-
cebo: en los dos meses siguientes a la finaliza-
La dexfenfluramina es la forma dextrógira ción del estudio, los pacientes que recibieron
de la fenfluramina. Tiene una acción más se- dexfenfluramina ganaron más peso que los del
lectiva sobre la liberación y recaptación de se- grupo placebo, lo que plantea la posible nece-
rotonina que el compuesto racémico, tiene un sidad de un tratamiento crónico y prologado
efecto anorexígeno mayor que la fenfluramina con dexfenfluramina. En pacientes diabéticos
y es unas dos veces más potente. Al comparar no insulin dependientes, la dexfenfluramina,
el efecto de la dexfenfluramina sobre la selec- además de inducir una mayor pérdida de peso,
ción de nutrientes con otros anorexígenos, se mejora el control glucémico (19), pues parece
observa que en voluntarios sanos tiende a re- que este fármaco puede tener un efecto directo
ducir la ingesta de alimentos ricos en hidratos sobre la utilización de glucosa y la sensibilidad
de carbono dentro de la dieta (13). En obesos la a la insulina (20).
dexfenfluramina reduce la frecuencia de la in- La dexfenfluramina es un fármaco bien to-
gesta de alimentos muy dulces, sobre todo en lerado, con menor incidencia de efectos secun-
pacientes obesos con ingesta compulsiva de hi- darios que la fenfluramina, se limitan a aste-
dratos de carbono (14). nia, somnolencia y diarrea en algunos pacien-
La dexfenfluramina, al igual que la fenflu- tes, no habiéndose descrito adicción con este
ramina, aumenta el efecto térmico de los ali- fármaco (8).
mentos, tanto en sujetos sanos como en pa-
cientes obesos (15). Sin embargo, tras interrum- Fluoxetina
pir el tratamiento con dexfenfluramina en
pacientes obesos que lo han seguido durante La fluoxetina es un fármaco antidepresivo
un año, no se han observado cambios en el bicíclico que, cuando comenzó a utilizarse, se
gasto metabólico ni en la termogénesis induci- observó que inducía pérdida de peso en vez de
da por la dieta (16), lo que sugiere que el efecto ganancia ponderal, como ocurría con los anti-
termogénico de la dexfenfluramina no tiene depresivos tricíclicos. La fluoxetina actúa in-
relevancia clínica, de forma que la eficacia de crementando el tono serotoninérgico, inhi-
este fármaco en la obesidad se debe a su efecto biendo la recaptación de serotonina en la si-
anorexígeno. napsis, con mínimo efecto sobre la recaptación
En los estudios a corto plazo en pacientes de noradrenalina y dopamina (21). En volunta-
obesos, la dexfenfluramina induce una pérdida rios sanos y en pacientes obesos, la fluoxetina
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO DE LA OBESIDAD 261

causa disminución de la ingesta alimenticia debe restringirse: por el contrario, los anorexí-
con reducción de peso, al compararlo con genos que actúan a través de vías serotoninér-
placebo (22,23). A diferencia de la d-fenflurami- gicas, fenfluramina, dexfenfluramina y fluoxe-
na, su efecto sobre la selección de nutrientes tina, son bastante seguros, habiéndose descrito
no es tan claro; mientras que en animales sí pocos efectos tóxicos, incluso tras tratamiento
parece que la fluoxetina suprime selectivamente prolongado.
la ingesta de hidratos de carbono {24) en los Los anorexígenos pueden ser útiles en el tra-
humanos los resultados son contradicto- tamiento de la obesidad. Cuando estos fárma-
rios (25, 26). Al comparar diferentes dosis de cos se administran racionalmente con un pro-
fluoxetina en el tratamiento de pacientes obe- grama dietético adecuado y a pacientes muy
sos, se observa que el efecto anorexígeno de la sensibilizados, pueden coadyuvar a la pérdida
fluoxetina es dosis-respuesta, de forma que los de peso. Estos fármacos deberían restringirse
pacientes que alcanzan una mayor pérdida a obesidades severas (índice de masa corporal
ponderal son los que reciben una dosis más > 30) u obesidades asociadas a diabetes o hi-
alta del fármaco (26). pertensión arterial, no debiéndose utilizar
Los efectos adversos de la fluoxetina son mí- cuando la pérdida de peso sea sólo por motivos
nimos y de poca relevancia, habiéndose descri- estéticos. En cuanto al momento en que se de-
to somnolencia, insomnio, diarreas v vómitos. ben utilizar estos fármacos, unos autores opi-
nan que al comienzo del tratamiento, pues al
reducir el apetito disminuyen la incomodidad
PAPEL DE LOS FÁRMACOS asociada al seguimiento de la dieta, de forma
que incrementan la motivación del paciente;
ANOREXÍGENOS EN EL otros autores opinan que debe reservarse la
TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD utilización de estos fármacos cuando la volun-
tad del paciente se debilita y se produce un es-
No hay consenso respecto al uso de fárma- tancamiento en la pérdida de peso (8).
cos anorexígenos en el tratamiento de la obe- La obesidad es un trastorno crónico en la
sidad. Algunos autores consideran que son un mayoría de los casos, con escaso éxito respecto
valioso complemento al tratamiento conven- a la terapéutica a largo plazo, de forma que
cional, mientras que otros opinan que son ine- casi todos los pacientes vuelven a ganar peso
fectivos y potencialmente peligrosos. Así, el tras la pérdida inicial. De esta forma, la ma-
ritmo de pérdida de peso que inducen se en- yoría de los pacientes deberían seguir una te-
lentece con el tiempo, lo que usualmente se rapia dietética durante mucho tiempo, con lo
atribuye al desarrollo de tolerancia al fármaco; que habría que evaluar el tratamiento con ano-
de esta forma, la mayoría de los estudios de rexígenos de forma prolongada, incluso de por
anorexígenos y obesidad demuestran que la vida. Existen escasos trabajos publicados sobre
pérdida de peso se estabiliza a partir del quinto la eficacia y seguridad del tratamiento a largo
a sexto mes de tratamiento, más esto también plazo con anorexígenos en obesos (18) y cree-
ocurre con otros tipos de tratamiento, incluida mos que estos fármacos se deben prescribir du-
la cirugía. Esto se debe la mayoría de las veces rante períodos cortos de tiempo (3-4 meses) de
a que el organismo se adapta a una ingesta ca- forma intermitente.
lórica reducida, disminuyendo el gasto meta- En cuanto a qué fármaco elegir, creemos
bólico. Así llega un momento en que la ingesta que las drogas que actúan a través de vías se-
calórica iguala al gasto calórico, estancándose rotoninérgicas son de elección, pues tienen
el peso, y tiene menos importancia la apari- menor incidencia de efectos secundarios que
ción de tolerancia al fármaco. Uno de los ar- los fármacos catecolaminérgicos. Creemos que
gumentos en contra de la utilización de los éstos solo estarían indicados en pacientes con
anorexígenos es la posibilidad que tienen de antecedentes de depresión, en los que está con-
inducir adicción, que es frecuente con la anfe- traindicada la fenfluramina. De las drogas de
tamina y derivados, por lo que su utilización acción catecolaminérgicas, dietilpropion, fen-
262 LA OBESIDAD

termina y manzidol son igualmente efectivas, su pérdida (32). Esto último se debe a la anore-
con similar incidencia de efectos colaterales. xia que inducen y también por disminuir la
absorción intestinal de nutrientes. En pacien-
tes no diabéticos, la pérdida de peso que indu-
FÁRMACOS QUE ACTÚAN A NIVEL cen es mínima, a no ser que se den dosis muy
GASTROINTESTINAL elevadas que aumentan la incidencia de efectos
secundarios y la posibilidad de acidosis láctica,
por lo cual la utilización de biguanidas en pa-
Fármacos que actúan retrasando el cientes obesos no diabéticos debe desaconse-
vaciamiento gástrico jarse (33). Su uso está indicado solamente en
obesos diabéticos en los que hubiera fallado el
Están representados fundamentalmente por tratamiento dietético.
la fibra dietética, que en sentido estricto no po-
demos definirla como fármaco. La fibra dieté-
tica, de forma muy general, actuaría en los pa- Acarbosa
cientes obesos de diversas formas: aumentaría La acarbosa es un oligosacárido que inhibe
el trabajo de masticación, induciendo a termi- las a-glucosidadas intestinales, induciendo un
nar antes la comida, contribuiría a aumentar el retraso en la absorción de glucosa, disminu-
volumen del bolo alimenticio, provocando yendo los picos glucémicos postprandiales.
mayor sensación de saciedad y. al aumentar el siendo su indicación fundamental en la diabe-
bolo fecal, combatiría el estreñimiento, muy tes mellitus como tratamiento complementa-
frecuente en pacientes obesos (28). Si bien algunos rio a la dieta, insulinoterapia o antidiabéticos
estudios a corto plazo han mostrado una orales. Basándose en su mecanismo de acción,
reducción de la ingesta calórica en obesos al se ha propuesto su utilización en pacientes
suplementar la dieta con metilcelulosa (29), el obesos con el fin de inducir una malabsorción
efecto beneficioso de la fibra dietética iría más de carbohidratos, con el consiguiente balance
ligado a su efecto enlentecedor de la absorción calórico negativo (34). Esto no se ha confirmado
de carbohidratos (30), que a su acción real sobre en la práctica, de tal forma que la acarbosa
la pérdida de peso. junto a dieta hipocalórica en pacientes obesos
no induce mayor pérdida de peso al comparar-
Fármacos que actúan inhibiendo la lo con dieta más placebo (35), pues para conse-
absorción intestinal guir una malabsorción que induzca un balance
energético negativo se deben utilizar dosis muy
altas de acarbosa y, aun así, no se han visto re-
Biguanidas (metformina y fenformina) ducciones de peso significativas y sí un aumen-
Son fármacos que reducen la glucemia en to ostensible de intensidad y frecuencia de los
pacientes diabéticos, pero no en sujetos sanos. efectos secundarios (36).
Ejercen su acción hipoglucemiante por diver-
sos mecanismos: inhibición de la absorción in- Inhibidores de la lipasa intestinal
testinal de glucosa y aminoácidos, retraso del
vaciamiento gástrico, aumento de la glucólisis Otra línea de investigación es la de fármacos
e inhibición de la neoglucogénesis (31) a partir que inhiban la absorción de grasas, de cara a su
de la alanita, piruvato y lactato, lo que explica utilización en pacientes obesos y con hiperli-
la susceptibilidad a la acidosis láctica que pue- pemia. Una sustancia de este grupo, en la ac-
de aparecer con estos fármacos, siendo menos tualidad en fase de ensayo clínico, es la tetra-
frecuente la aparición de acidosis láctica con la hidrolipstatina, un derivado sintético de la
metformina que con la fenformina. A diferen- lipstatina, segregada por el hongo Streptomices
cia de las sulfonilureas, las biguanidas mejoran toxytricini. La tetrahidrolipstatina es un poten-
el control glucémico en obesos diabéticos, sin te inhibidor de la lipasa intestinal, que induce
inducir ganancia de peso, e incluso favorecen un aumento de la grasa fecal en individuos sa-
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO DE LA OBESIDAD 263

nos y en pacientes obesos, con escasos efectos T3 y disminución de la rT3 (al revés de lo que
secundarios (37). No obstante, se requieren es- sucede en la desnutrición), mientras que la T4
tudios a más largo plazo con el fin de valorar y la TSH permanecen normales (40); estos cam-
la eficacia de este fármaco para inducir pérdida bios revierten tras la pérdida de peso, lo que
de peso en pacientes obesos. indica que son secundarios a la obesidad. Aun-
En la actualidad no existen muchas perspec- que la terapia con hormonas tiroideas en la
tivas respecto al futuro de estos fármacos inhi- obesidad favorece la pérdida de peso (41), la
bidores de la digestión/absorción de carbohi- mayor parte del peso perdido durante el trata-
dratos y lípidos en la terapéutica de la obesi- miento se debe a la reducción de la masa cor-
dad, puesto que, para conseguir un balance poral magra, con incremento de la pérdida de
calórico negativo, debemos inducir una malab- nitrógeno, mientras que el tejido adiposo se ve
sorción de macronutrientes, y por ende, de mi- mínimamente afectado (42) ; además, los pa-
cronutrientes, con las consiguientes repercu- cientes, tras cesar la terapia con hormonas ti-
siones negativas para el organismo. roideas, recuperan rápidamente el peso origi-
nal. De esta forma sólo se deben utilizar las
hormonas tiroideas en caso de obesidad secun-
FÁRMACOS TERMOGÉNICOS daria a hipotiroidismo. En este punto, tenemos
que llamar la atención sobre la peligrosa moda
Aunque en la mayoría de los pacientes obe- de las fórmulas antiobesidad en nuestro país.
sos se demuestra un aumento de la ingesta ca- Estas preparaciones suelen llevar un auténtico
lórica, no es menos cierto que el problema de «coktail explosivo» compuesto por extractos
la obesidad sea tan simple. Existen evidencias tiroideos, derivados anfetamínicos, diuréticos
de que en algunos obesos existe una disminu- y benzodiacepinas, entre otras sustancias(43);
ción del gasto calórico que puede contribuir al en diversas publicaciones se han descrito com-
desarrollo de la obesidad. Así, se ha descrito en plicaciones graves asociadas al uso de estas
los obesos una disminución de la respuesta ter- preparaciones antiobesidad: hipopotasemia se-
mogénica a los alimentos (38) y que ésta es menos vera, hipertiroidismo, agravación de enferme-
potenciada por el ejercicio (39). De ahí que se dades cardiopulmonares preexistentes e inclu-
hayan utilizado diversos compuestos que so muerte súbita(44). La mayoría de los com-
aumenten el gasto calórico y que la investiga- ponentes de estas fórmulas conllevan una
ción de fármacos termogénicos se haya conver- peligrosidad potencial para el paciente, que se
tido en una de las líneas de investigación en el agrava al administrarlos en asociaciones no ex-
tratamiento farmacológico. El problema es en- perimentadas, por la posibilidad de que apa-
contrar un fármaco que incremente el gasto rezcan interacciones. De esta forma, estas for-
calórico y reduzca la grasa corporal sin reducir mulaciones no tienen ninguna justificación en
el compartimento proteico, y que a la vez ten- la terapéutica actual de la obesidad, y la pres-
ga escasos efectos secundarios. cripción de las mismas es absolutamente irres-
ponsable por el peligro que tiene el paciente de
sufrir riesgos inaceptables o fatales.
Hormonas tiroideas
Dado que las hormonas tiroideas modifican Fármacos estimulantes del sistema
notablemente el metabolismo basal, se ha eva- nervioso simpático
luado ampliamente la influencia de la función
tiroidea en la etiología de la obesidad y el po- Existen datos que implican al sistema ner-
tencial terapéutico de las hormonas tiroideas vioso autónomo en la patogenia de la obesi-
en su tratamiento. La función tiroidea es nor- dad. En los modelos animales de obesidad se
mal en la mayoría de los pacientes obesos, ha demostrado una disminución del recambio
pero se pueden hallar pequeñas cambios en el de noradrenalina (45). En el hombre, esta evi-
metabolismo de las hormonas tiroideas, de for- dencia no es tan fuerte como en los animales,
ma que es frecuente encontrar aumento de la pero algunos trabajos han demostrado niveles
264 LA OBESIDAD

Tabla 15.2. FUNCIÓN Y MECANISMOS EFECTORES DE LOS RECEPTORES ADRENERGICOS EN EL


TEJIDO ADIPOSO
Receptor Mecanismo efector Función

Tej. adiposo marrón Tej. adiposo blanco


Beta1 2 3 Estimulación de la adenil-ciclasa y Incremento de la produc- Aumento de la lipólisis
AMPC ción de calor
Alfa2 Inhibición de la adenil-ciclas y Disminución de la produc- Disminución de la lipólisis
AMPC ción de calor
2t
Alfa, Aumento Ca * y proteinkinasa Incremento de la produc- ?
ción de calor

más bajos de noradrenalina en los obesos res- a) Efedrina y cafeína. La efedrina estimula
pecto a los no obesos (38). Así, el que la obesi- los receptores α y ß, por lo que tiene propie-
dad sea debida a una deficiencia de noradre- dades termogénicas, y además induce la libe-
nalina sería una hipótesis atractiva, aunque ración de noradrenalina de las terminaciones
demasiado simplista, de forma que esa dismi- nerviosas simpáticas, lo que explica su poder
nución de la actividad simpática originaría anorexígeno; en combinación con metilxanti-
una disminución de la termogénesis y podría nas, como la cafeína, el efecto termogénico se
contribuir al desarrollo de la obesidad, proba- incrementa muy claramente (48) . Los estudios
blemente en algunas formas hereditarias de publicados demuestran que la combinación de
obesidad. De esta forma podríamos actuar far- efedrina-cafeína es superior al placebo y a am-
macológicamente sobre el sistema nervioso bos fármacos por separado, induciendo mayor
simpático aumentando la liberación de nora- pérdida de peso, con escasos efectos secunda
drenalina o inhibiendo su catabolismo/recap- rios, incluso en tratamiento a largo plazo (49).
tación de la neurona simpática. Se han descri- Se ha visto que la aspirina potencia el efecto
to receptores adrenérgicos en el tejido graso: a, estimulante de la termogénesis de la efedrina,
y a2. así como ß1, ß2, ß3 (Tabla 15.2). El principal pues al inhibir la síntesis de prostaglandinas,
papel de estos adrenorreceptores en el tejido que son las que frenan la liberación de nora-
graso pardo es la regulación de la termo- drenalina a nivel de la terminación simpática,
génesis: la producción de calor se estimula a potenciaría el efecto sobre la termogénesis {50) .
través de los receptores ß1, 2, 3 y α 1 mientras Hay que reconocer, sin embargo, que aun es-
que las catecolaminas inhiben la producción tando demostrada la capacidad para inducir
de calor a través de los receptores α 2. De todas la termogénesis de estos fármacos, no pueden
formas, el tejido adiposo marrón sólo juega un ser administrados a cualquier obeso, puesto
papel importante en la termogénesis de los ni- que no están exentos de efectos secundarios,
ños. Más importante es la función de estos re- como hipertensión arterial, taquicardia, ner-
ceptores adrenérgicos en el tejido graso blanco, viosismo, etc. La administración de estos fár-
que es la regulación de la lipólisis de los trigli- macos estaría indicada en aquellos individuos
céridos, donde intervienen los receptores ß 1, 2, 3 obesos en los que se demuestre mediante es-
y α 2 desconociéndose en la actualidad la fun- tudios calorimétricos una disminución del
ción de los receptores α 2 en el tejido graso blan- gasto calórico.
co (46). Otra ventaja potencial de estos fármacos b) fi-Agonistas. La estimulación no selectiva
es que inducen una mejoría de la sensibilidad a de los receptores a y p por parte de la efedrina
la insulina tras tratamiento prolongado, lo cual explica la aparición de efectos secundarios,
sería muy beneficioso dada la frecuente asocia- como aumento de presión arterial y estimula-
ción de intolerancia hidrocarbonada y diabetes ción del sistema nervioso central. Puesto que
mellitus con la obesidad (47). sabemos que la termogénesis está mediada
Dentro de los fármacos para actuar sobre es- fundamentalmente por estimulación P-adre-
tos receptores, disponemos en la actualidad de: nérgica (y específicamente a través de recepto-
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO DE LA OBESIDAD 265

res ß3), los esfuerzos hoy en día se centran en sidad es una posibilidad teórica de dudosa apli-
el desarrollo de drogas con efecto P-agonista cación en la práctica clínica.
más selectivo, que no tengan efectos deletéreos
sobre la función cardiaca y la presión arterial y
que estén desprovistas de efecto estimulante, BIBLIOGRAFÍA
para lo cual habría que desarrollar un agonista
selectivo de los receptores ß3, y que no tuviera 1. Foz M. Obesidad 1992 (edit.). Endocrinología
actividad sobre los receptores ß1(51). 1992:* 339-344.
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Ann Intern Med 1991; 7/5: 152-153.
agonistas desarrollados en la actualidad han
3. Alastrue A, Formiguera G, Rull M, et al. Ciru-
demostrado poseer actividad termogénica, es- gía bariátrica: Gastroplastia vertical anillada
tando todos ellos en fase de investigación clí- (GVA). Obesidad mórbida y superobesidad.
nica. El Ro 16-8714 tiene actividad termogé- Resultados antropométricos. Complicaciones
nica y lipolítica, habiéndose demostrado que técnicas y reintervenciones a largo plazo. En-
incrementa el gasto calórico en pacientes obe- docrinología 1992; 39: 365-375.
sos y en sujetos normales (52) aunque su efecto 4. Leal-Cerro A, García-Luna PP, Astorga R. Die-
sobre la pérdida ponderal no ha sido publica- ta y obesidad. En: Introducción a la nutrición
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ca es el BRL26830A; dos ensayos clínicos con de Andalucía, 1990: 125-147.
BRL26830A han demostrado que este fárma- 5. Munro JK. Ford M. Drug treatment of obesity.
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jo no ha encontrado diferencias entre el fár- tación y a la psicofarmacología de los fármacos
maco y el placebo ( 5 5 ) . Efectos secundarios, anorexígenos. En: Munro JF (ed.): Obesidad:
como taquicardia y temblor, han sido descritos Medidas terapéuticas. Barcelona. Ed. Doyma,
con estos dos fármacos, y ello es debido a que 1982:61-98.
también tienen propiedades ß2-agonistas. En el 7. Carlsson A. Amphetamine and brain catecho-
momento presente están siendo evaluados lamines. En: Costa E, Garattini S. (eds.): Amp
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forma que el bloqueo de los adrenorreceptores ficacy in obesiy and diabetes mellitus. Drugs
ot2 en los adipocitos con antagonistas selecti- 1975, 10:241-323.
vos α 2 incrementaría la lipólisis, por lo que al 10. Innes JA. Watson ML, Ford MJ, Munro JF.
menos teóricamente podrían servir en el trata- Stoddart M. Plasma fenfluramien levéis, weight
miento de la obesidad al favorecer al movili- loss and side effects. BMJ 1977. 2: 1322-1325.
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un incremento de los ácidos grasos no esterifi- in patientes with NIDDM. Diabetes Care,
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centraciones de noradrenalina, con escasos 12. Levitsky DA. Troiano R. Metabolic consequen-
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efectos cardiovasculares (59). No obstante, a pesar weight. AmJ Clin Nulr 1992: 55: 167S-172S.
de estos efectos metabólicos de la yohimbina, 13. Goodall E, Feeney S, McGuirk J, Silverstone T.
no se ha descrito hasta el momento que pueda A Comparison of the effects of d-and 1-fenflu-
favorecer la pérdida de peso en pacientes ramine and d-amphetamine on energy and ma-
obesos, de tal forma que creemos que el uso cronutrient intake in human subjects. Psychop-
de los α 2 -antagonistas en la terapia de la obe- harmacology 1992: 106: 221-227.
266 LA OBESIDAD

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16
Ejercicio y obesidad
M.a S. Ruiz de Adana;
F. Tinahones Madueño; F. J. C.-Soriguer Escofet

INTRODUCCIÓN blicaciones concluye que la actividad física tie-


ne un importante papel en la prevención pri-
Los estudios epidemiológicos demuestran maria de la enfermedad coronaria (2) . Sandvik
que en los países occidentales la obesidad pue- et al. (3), utilizando como criterio de valoración
de estar presente en más del doble de pobla- de la actividad física el grado de entrenamien-
ción que a principios de siglo. Sin embargo, los to, encuentran que un alto nivel de entrena-
datos epidemiológicos sugieren que el consu- miento se asocia con una menor mortalidad
mo de calorías (en EE. UU.) es menos del 5 por cualquier causa y que la actividad física
por 100 de entonces (1). Si se consume menos y (medida indirectamente por el nivel de entre-
la obesidad es más prevalente, debe producirse namiento) guarda una asociación y es un buen
un menor gasto energético poblacional que predictor de mortalidad coronaria a largo pla-
debe ser el resultado de un menor gasto ener- zo (Fig. 16.1).
gético individual. El grado de capacidad física, definido por la
Hay hoy un importante cuerpo de evidencia capacidad máxima de consumir oxígeno, tiene
sobre el efecto beneficioso del ejercicio fre- un 40 por 100 de componente genético ( 4 ) ,
cuente sobre la salud en general y las enfer- siendo el 60 por 100 restante de la variabilidad
medades cardiovasculares en particular*. entre personas, atribuible a otras causas. De
Un reciente metanálisis sobre veintisiete pu- entre ellas es sin duda la más importante la ac-
tividad física(5). Esta circunstancia permite un
* La asociación de muerte súbita con el ejercicio es co- amplio margen para modificar el grado de en-
nocida desde la antigüedad: Phidipides muñó tras recorrer trenamiento, y Pffenbarger et al. (6) , en un re-
20 millas desde Marathón a Atenas para comunicar la vic- ciente trabajo, demuestran que los cambios en
toria de los atenienses sobre los persas. En nuestro tiempo los niveles de actividad física modifican la
las muertes súbitas de atletas famosos como John Kelly. mortalidad por todas las causas, especialmente
Jim Fixx y Peter Maravich. mientras realizaban un ejerci-
cio, de gran impacto sociológico, no deberían invalidar las
por mortalidad cardiovascular en hombres de
observaciones clínicas y epidemiológicas a favor del bene- mediana edad y mayores.
ficioso efecto del ejercicio sobre numerosos factores de El hecho de que los atletas bien entrenados
riesgo cardiovascular. No obstante, dos estudios recientes sean delgados parece indicar que el ejercicio
han puesto de manifiesto la asociación entre el infarto agu- regular se acompaña de un descenso de la gra-
do de miocardio y el ejercicio agudo, sobre todo en perso-
nas no entrenadas (Mittleman MA. el al. NEJM 1993;
sa corporal. Sin embargo, el mecanismo que
329: 1677-83) y (Willich SN. el al. NEJM 1993: 329: 1684- conduce a una disminución de la grasa corpo-
90) ral en estos atletas podría no ser operativo en
269
270 LA OBESIDAD

Figura 16.1. Mortalidad y actividad


física. (Sandvik L., et al. NEJM
1993:328:533.

todos los sujetos obesos. Además, la intensidad EJERCICIO Y EQUILIBRIO


y duración del ejercicio necesario para perder ENERGÉTICO
peso podría no ser factible con propósitos te-
rapéuticos en los mismos. No obstante, está El hecho de que el peso de la mayoría de los
hoy aceptado que el ejercicio físico es un im- adultos fluctúe solo ligeramente ilustra sobre la
portante coadyuvante de otros tratamientos de existencia de finos mecanismos reguladores del
la obesidad. equilibrio entre el consumo calórico y el gasto
El principio de todo tratamiento de la obe- energético diario. Si el total de calorías ingeri-
sidad es crear un balance energético negativo, das como comida excede los requerimientos
pero mientras que conseguir un balance ener- energéticos diarios, el exceso calórico se alma-
gético diario es fácilmente alcanzable descen- cenará como grasa en el tejido adiposo.
diendo, p. ej., 1.000 calorías en la ingesta ali- Tal como se comentó en el capítulo dedica-
mentaria diaria, un efecto similar mediante un do a la termogénesis. la ecuación del equilibrio
programa de ejercicios es muy difícil de con- energético afirma que el peso corporal perma-
seguir. nece constante cuando el consumo calórico es
Claramente, el ejercicio es mucho menos igual al gasto calórico:
efectivo en el tratamiento de la obesidad que APORTE ENERGÉTICO = GASTO ENER-
la dieta, aunque se ha propuesto la actividad GÉTICO → → ESTABILIDAD PESO COR-
física como un complemento importante para PORAL
su prevención y tratamiento. En este capítulo APORTE ENERGÉTICO > GASTO ENER-
revisaremos los efectos fisiológicos del ejerci- GÉTICO → → AUMENTO DEL PESO
cio sobre la obesidad humana y sobre los fac- CORPORAL
tores de riesgo asociados, analizando las posi- APORTE ENERGÉTICO < GASTO ENER-
bilidades terapéuticas que posee en este GÉTICO → → REDUCCIÓN DEL PESO
campo. CORPORAL
EJERCICIO Y OBESIDAD 271

Gasto energético Gasto energético postejercicio


en la obesidad Existen actualmente conclusiones contradic-
torias acerca del aumento del gasto calórico en
Ha merecido mucha atención recientemente reposo después del ejercicio. En recientes in-
la posibilidad de que el gasto energético ina- vestigaciones de Segal, et al. (10), el aumento
decuado, o un defecto del metabolismo ener- del gasto energético en reposo durante tres ho-
gético, pueda ser la base del inicio y persisten- ras después de un episodio de treinta minutos
cia de la obesidad humana: los obesos, según de ejercicio en bicicleta, de moderada intensi-
esta teoría, serían metabólicamente más efica- dad, se elevó en 14 kcal. Aunque la energía
ces, por lo que una proporción mayor de calo- gastada durante tres horas después del ejercicio
rías ingeridas se almacenaría en forma de gra- puede ser mayor que la gastada durante tres
sa (7). Con el fin de analizar las peculiaridades horas sin ejercicio previo, una elevación de
del gasto energético en el obeso deberemos esta cantidad parece trivial en relación a la re-
analizar los componentes del gasto energético gulación del equilibrio energético.
total, que son la tasa metabólica basal (TMB),
la actividad física y la termogénesis. Termogénesis postprandial y ejercicio
También existen opiniones diversas acerca
del efecto del ejercicio y la termogénesis post-
Gasto calórico del obeso durante prandial. Aunque varios estudios no han de-
el ejercicio mostrado aumento del efecto térmico del ali-
mento durante el ejercicio, otros autores han
En el obeso, en la fase estática de su obesi- apreciado una potenciación de la termogénesis
dad, actualmente se admite que tanto la tasa postprandial por el ejercicio en individuos del-
metabólica basal como el gasto energético del gados, pero no en obesos, lo que parece repre-
ejercicio no están disminuidos, sino, de hecho, sentar un defecto metabólico ligero en el obeso
son mayores que en individuos de peso nor- que favorece la conservación de energía.
mal. La TMB depende fundamentalmente de En contraste con la influencia del ejercicio
la masa corporal magra (dado que el tejido sobre el gasto energético durante la fase de ac-
magro es metabólicamente más activo que la tividad, el aumento del índice metabólico des-
grasa), por lo que la mayor cantidad absoluta pués del ejercicio y la interacción entre ejerci-
de masa corporal magra en los obesos explica cio y termogénesis postprandial carecen de im-
su valor alto de TMB (8). El coste calórico del portancia en el balance energético final (10).
ejercicio se encuentra muy relacionado con el
peso transportado: a igualdad de peso, el gasto
energético del ejercicio será igual entre sujetos
obesos y no obesos. Factores que influencian el efecto del
Es importante tener presente que, si bien el ejercicio sobre el gasto energético
gasto energético del ejercicio está determinado
por factores fisiológicos, la cantidad de energía En el pasado, se aceptaba que la condición
gastada en la actividad física depende del tipo, de estar obeso era sólo el resultado de un ex-
duración e intensidad de la misma, siendo el ceso alimenticio, por lo que el enfoque correc-
ejercicio el único componente del gasto ener- to de un programa de control del peso pasaba
gético total que está bajo control voluntario. por alguna forma de restricción calórica con
En muy diversas investigaciones, niños y adul- una dieta. Las cosas, no obstante, parecen más
tos obesos han demostrado ser menos activos complicadas. Evidentemente, operan otros fac-
que individuos normales (9). Por tanto, según el tores tales como influencias genéticas, ambien-
grado en que los obesos son menos activos que tales y sociales (11, 21). En el mundo occidental, el
los delgados, la cantidad total de energía gas- hombre medio de treinta y cinco años gana
tada será menor (10). entre 0,2 y 0.8 kg de grasa al año hasta su sexta
272 LA OBESIDAD

década de vida, a pesar de una disminución aproximadamente 5 kilos de grasa durante el


progresiva del consumo de comida (13). Se des- año, siempre que el consumo de comida per-
conoce hasta qué punto esta «obesidad progre- maneciera relativamente constante. Los efec-
siva» durante la madurez refleja un patrón tos del ejercicio en cuanto al consumo de ca-
biológico normal. La observación de hombres lorías son acumulativos, independientemente
y mujeres mayores que mantienen estilos de de si el déficit ocurre rápida o lentamente a lo
vida muy activos sugiere, no obstante, que se largo de un periodo mayor (21). Un déficit ca-
puede suavizar este patrón de ganancia pon- lórico de 3.500 kcal equivale a una pérdida de
deral significativamente (l4) . aproximadamente medio kilogramo de grasa
Cada vez parece más evidente que la ganan- corporal, independientemente de si el déficit
cia en exceso de peso a lo largo de la vida a tiene lugar rápida o sistemáticamente a lo lar-
menudo está estrechamente ligada a una me- go del tiempo (21).
nor actividad física, en lugar de a un mayor Cuando se quiere considerar el impacto de
consumo calórico (15). Como se ha comentado un programa de ejercicio sobre el equilibrio
al comienzo de este capítulo, en los Estados energético para el control de peso hay que te-
Unidos el consumo calórico por persona ha ner en cuenta variables como la frecuencia, la
disminuido constantemente en los últimos intensidad y la duración, además de la forma
ochenta años y, sin embargo, el peso corporal específica del ejercicio, sin olvidar las diferen-
y la grasa corporal han aumentado lentamen- cias sexuales y por edad en la regulación del
te (15). La observación de que las personas obesas balance energético. Revisaremos brevemente
a menudo comen lo mismo o incluso menos algunas de ellas.
que las delgadas, es cierta para todas las
edades (16, 17, 18). Por tanto, no parece prudente Tipo de ejercicio
ni apropiado limitarse exclusivamente a redu-
cir el consumo calórico como único método Las actividades aeróbicas continuas que im-
para combatir el exceso de peso. plican los grandes músculos, como andar, co-
Como se citó anteriormente, las personas rrer, saltar a la comba, pedalear, nadar, etc.,
que mantienen una vida físicamente activa, o son las que tienen un coste calórico más alto.
que se implican en programas de ejercicio de Muchos deportes y juegos recreativos también
cierta intensidad, mantienen un nivel adecua- son eficaces para contribuir a la reducción del
do de composición corporal (19) . Es más, el he- peso corporal, aunque la cuantificación precisa
cho de que el ejercicio pueda ser más eficaz del gasto calórico durante estas actividades sea
que la dieta para el control del peso a largo pla- difícil.
zo (20), cada día es sugerido con mayor rigor. Estas formas rítmicas de ejercicio consumen
Muchos argumentos, sin embargo, se han pre- una cantidad considerable de calorías, estimu-
sentado en contra de esta afirmación. lan el metabolismo de los lípidos, reducen la
Uno de estos argumentos es que el consumo grasa corporal, establecen una respuesta favo-
energético con el ejercicio es tan pequeño que rable de la presión sanguínea y promueven un
resulta desdeñable. Así, se sabe que para per- buen condicionamiento cardiovascular (au-
der medio kilo de grasa corporal es necesario, mento de VO2 máx.). Generalmente no hay
por ejemplo, cortar leña durante diez horas, un efecto selectivo de correr, andar o pedalear
jugar al golf durante veinte horas o jugar al te- en la composición corporal, pues cada uno es
nis de mesa durante veintiocho horas. Sin em- igualmente eficaz, siempre que la duración,
bargo, desde un punto de vista más pragmáti- frecuencia e intensidad del ejercicio sean
co, jugar al golf sólo dos horas (alrededor de similares {22).
350 kcal/día), dos días a la semana (700 kcal) Casi todos los estudios sobre el efecto del
reduciría medio kilo de grasa en sólo cinco se- ejercicio en la pérdida de peso han utilizado el
manas. Suponiendo que se pudiera jugar todo ejercicio aeróbico. Un trabajo reciente de Ba-
el año, dedicar unos días a la semana a esta llor, et al. (23) valoró el efecto del entrenamien-
forma de ejercicio resultaría en una pérdida de to con ejercicios de resistencia durante el tra-
EJERCICIO Y OBESIDAD 273

tamiento dietético de la obesidad, comproban- do al paciente para que adopte objetivos a lar-
do que la pérdida del tejido magro que go plazo, una disciplina personal y una rees-
habitualmente tiene lugar durante la restric- tructuración de sus hábitos, tanto dietéticos
ción calórica, se reducía. Se necesitan más es- como de ejercicio. De hecho, suele ser contra-
tudios para determinar si la combinación de producente inducir a progresiones de entrena-
ejercicios aeróbicos y de resistencia, junto a la miento demasiado rápidas, pues muchos obe-
restricción calórica, proporcionan una forma sos muestran inicialmente cierta resistencia
de tratamiento más eficaz de la obesidad. psicológica al entrenamiento físico. Así, y poco
a poco, el ejercicio de andar lentamente se sus-
Duración del ejercicio tituirá por intervalos de andar y «jogging» y,
finalmente, por «jogging» continuo. Deberían,
Generalmente, la energía total gastada es el paralelamente, aplicarse también enfoques
factor que más influye en la eficacia de un pro- comportamentales para originar cambios sig-
grama de ejercicio con el propósito de contro- nificativos en e! estilo de vida con respecto a la
lar el peso corporal. De hecho, se ha demostra- actividad física. Por ejemplo, el andar o el ci-
do una relación dosis-respuesta, estando la clismo pueden reemplazar el uso del coche, su-
pérdida de peso directamente relacionada con bir escaleras al uso del ascensor, etc.
la duración del ejercicio. Por tanto, una per- Aunque es difícil especular con precisión so-
sona demasiado obesa que empieza con ejer- bre el umbral del gasto energético necesario
cicio ligero, por ejemplo andar lentamente, para la reducción del peso corporal y de grasa,
puede aumentar el gasto calórico considerable- se recomienda generalmente que el efecto de
mente de manera sencilla, extendiendo la du- consumir calorías en cada sesión de ejercicio
ración del ejercicio. El efecto de la duración debería ser, por lo menos, de 300 kcal. Esto
contrarresta la incapacidad (o inconveniencia) puede lograrse con veinte a treinta minutos de
de una persona obesa previamente sedentaria carrera, natación o ciclismo vigorosos, o bien
para realizar un ejercicio de alta intensidad. con cuarenta a sesenta minutos andando. Pro-
Sin olvidar que el coste energético de un ejer- gramas de ejercicio de un menor costo calórico
cicio, como es el andar, es proporcional al peso suelen mostrar un efecto nulo o mínimo en el
corporal; esto significa que la persona con so- peso o la composición corporales.
brepeso gasta una cantidad de energía consi-
derablemente mayor para realizar una tarea Frecuencia del ejercicio
que una persona normal (21).
La importancia de la duración del ejercicio La frecuencia del entrenamiento parecer ser
para la pérdida de peso es ilustrada en un es- también de importancia cuando se considera
tudio realizado por Mimesis, el al. en tres gru- el ejercicio como medio de reducción de peso.
pos de hombres que realizaron ejercicio duran- En un resumen de seis estudios que investiga-
te veinte semanas andando o corriendo duran- ron la frecuencia óptima de entrenamiento (25),
te quince, veinte o cuarenta y cinco minutos se observó que el hecho de entrenar dos veces
por sesión (24). Comparados con el grupo se- a la semana no modificó el peso corporal ni el
dentario de control, los tres grupos de ejercicio porcentaje de grasa corporal. Sin embargo, el
disminuyeron significativamente su grasa cor- entrenamiento de tres y cuatro días/semana
poral, panículo adiposo y circunferencia de tuvo un significativo efecto. Es más, los sujetos
cintura. Cuando se hicieron comparaciones que entrenaban cuatro días/semana redujeron
entre los tres grupos, aquellos que habían en- su peso corporal y su panículo adiposo signifi-
trenado cuarenta y cinco minutos perdieron cativamente más que el grupo que entrenaba
más grasa corporal que los que lo hicieron solo tres veces/semana, aunque las reducciones
treinta o quince minutos. del porcentaje de grasa corporal eran similares
Así pues, las etapas iniciales de un programa en ambos grupos.
de ejercicio para personas obesas, previamente Dentro del marco de la investigación dispo-
sedentarias, deberían ser progresivas, animan- nible, parece que se requieren, por lo menos.
274 LA OBESIDAD

tres días de entrenamiento por semana para da de primer orden en el tratamiento de pa-
ocasionar cambios en la composición corporal cientes con obesidad troncular.
mediante el ejercicio (26). Hay incluso indicios El incremento de la masa corporal con el en-
para pensar que un entrenamiento más fre- trenamiento físico en las mujeres con obesidad
cuente puede ser aún más eficaz, siendo pro- glúteo-femoral, probablemente sea debido a
bable que este efecto aditivo sea resultado di- una diferencia en la regulación del ingreso ca-
recto del gasto calórico adicional proporciona- lórico durante el desarrollo de los mismos (28).
do por el entrenamiento extra. En la mayoría de los estudios, las ratas a las
que se somete a un programa de ejercicios in-
Diferencias sexuales en la regulación crementan su LBM (29), pero mientras las ratas
del balance energético durante el machos reducen su contenido total de grasa en
un 50 por 100, en las hembras este descenso
ejercicio sólo alcanza el 25 por 100. Esta diferencia se-
Hay varias diferencias importantes entre los xual en los cambios de composición corporal
sexos, tanto en cuanto al tejido responsable del con el entrenamiento físico se explica, al me-
gasto energético (músculo) como al suminis- nos parcialmente, porque las ratas hembras in-
trador de energía durante el ejercicio duradero crementan su ingesta alimenticia, hecho que
(tejido adiposo). El hombre tiene una mayor no sucede con los machos, que incluso en oca-
masa muscular, mientras que la mujer posee siones disminuyen la misma (30).
una mayor masa de tejido adiposo. La topo- Tal como ha sido comentado, esta diferencia
grafía, estructura y función de estos tejidos en la respuesta al ejercicio en función del dis-
también son distintas, lo que sugiere la posibi- morfismo sexual resulta de interés por sus im-
lidad de diferencias sexuales en los flujos de plicaciones en el tratamiento y prevención de
energía y en su utilización. la obesidad. Parece ser que la causa de este
El entrenamiento físico tiene diferentes con- efecto sea un incremento en el ingreso calórico
secuencias en varones o mujeres obesos (27). durante el programa de entrenamiento físico
Los hombres descienden su peso e incremen- en mujeres o quizás un descenso de ingesta en
tan su LBM («lean body mass»), mientras que varones, similar a lo que sucede en ratas, don-
esto no sucede en mujeres. Es más, las mujeres de todo ello ha sido medido con precisión.
obesas responden ante el ejercicio de manera Esta distinta respuesta ante el ejercicio en
distinta en función de la distribución grasa. función del sexo y del tipo de distribución gra-
Las mujeres con obesidad abdominal, o tipo sa podría estar relacionada con los siguientes
androide, muestran similares adaptaciones al hechos: a) La mujer posee una menor masa
ejercicio físico que los varones: un descenso muscular, con una mayor proporción de las fi-
(aunque menor, si es que se produce) en la gra- bras denominadas de contracción lenta o ti-
sa corporal y una tendencia a incrementar po I. con, además, menor actividad de enzimas
LBM. Las mujeres con obesidad glúteo-femo- glicolíticas. b) El tejido adiposo muestra una
ral, sin embargo, responden de forma diferen- gran variación en cuanto a cantidad, topogra-
te, y de hecho se han comunicado aumentos fía, morfología y función entre los sexos. La
de la masa grasa durante programas de mujer posee mayor cantidad de masa adiposa,
entrenamiento (28). de distribución fundamentalmente glúteo-fe-
Tal como se comentará más adelante, me- moral. En esta localización las células adiposas
rece la pena destacar que los varones y las mu- son de mayor tamaño, con un incrementado
jeres con obesidad troncular, que suelen tener nivel de actividad de lipoproteinlipasa y una
niveles más elevados de lípidos plasmáticos, menor actividad lipolítica, por un predominio
glucosa, insulina y de presión arterial, antes del de actividad a-adrenérgica. Teleológicamente
programa de entrenamiento, muestran los des- se trataría de un modelo metabólico que tien-
censos más pronunciados de estas variables de a acumular energía de depósito para funcio-
después del programa de entrenamiento. nes femeninas (embarazo y lactancia), no rá-
Por tanto, el ejercicio se perfila como medi- pidamente disponible. Así, cuando existe una
EJERCICIO Y OBESIDAD 275

demanda aumentada de los almacenes adipo- en la composición corporal. Estos resultados


sos, la región glúteo-femoral es relativamente de Keys han sido posteriormente confirmados
resistente a suministrar esta energía en mujeres en otros trabajos (33).
jóvenes, a veces incluso con pérdida de LBM. El ejercicio físico moderado, por tanto, pue-
c) Finalmente, estudios funcionales han veni- de ser utilizado como medida terapéutica en
do a sugerir que con un programa de entrena- los obesos de edad, pues incide doblemente au-
miento físico la respuesta lipolítica aumenta mentando el gasto calórico diario, por un lado.
menos en mujer que en hombre (31). y estabilizando el LBM y, por tanto, la tasa
metabólica basal, por otro. Además, tomando
como válida la hipótesis de algunos autores so-
Diferencias en la regulación del bre el incremento de la adiposidad abdominal
con la edad, sería lógico pensar la posibilidad
balance energético durante el de revertir el proceso mediante el ejercicio (34).
ejercicio en función de la edad

Es bien conocida la relación entre edad y ga- EJERCICIO Y COMPOSICIÓN


nancia de peso en sujetos sanos. Además, hay CORPORAL
una sustancial disminución del LBM con el
paso de los años, simultáneamente a una dis- El ejercicio intensifica la movilización y uti-
tribución más central de la adiposidad. El au- lización de la grasa, favoreciendo la pérdida de
mento de la ingesta no suele suceder con la la misma al tiempo que retrasa o evita las pér-
edad, sino que, al contrario, parece disminuir didas de tejido magro.
en la población anciana. Si el gasto energético
es normal o menor en los sujetos ancianos, to-
davía no ha sido establecido. Lo que si parece Ejercicio y celularidad del tejido
evidente es que la actividad física decrece con adiposo
la edad, representado posiblemente uno de los
factores más importantes en el proceso de Aunque se comprenden mal las causas pre-
ganancia ponderal que acompaña al envejeci- cisas del desarrollo de las células grasas, sí pa-
miento (31) . rece que ciertas prácticas pueden afectar a la
El gasto energético de veinticuatro horas fue grasa corporal. La investigación animal sugiere
medido por Keys y Grande (32) en un grupo de que las modificaciones en el tamaño y número
208 adultos no diabéticos, de 18 a 57 años. A de las células grasas puede alcanzarse de dos
pesar del pequeño, pero significativo descenso maneras: mediante cambios tempranos de la
en la actividad física espontánea con el aumen- nutrición y mediante el ejercicio.
to de edad (r = -0,20. p = 0.05), este gasto El número de células grasas se establece en
energético de veinticuatro horas no resultó algún momento antes de alcanzar la madurez;
afectado por la edad, independientemente de cualquier ganancia o pérdida de peso después
FFM («fat free body mass»). Esto significa que de ello se relaciona fundamentalmente con un
el descenso en el gasto calórico total en los su- cambio en el tamaño de las células adiposas.
jetos mayores fue proporcional a su reducida Se han realizado varios experimentos en ani-
FFM. males para evaluar la influencia del ejercicio,
Previamente, este mismo autor, mediante realizado precozmente durante el crecimiento,
un estudio longitudinal durante veinte años, sobre la celularidad del tejido adiposo. Progra-
llegó a la conclusión de que la reducción en la mas de intervención mediante el ejercicio du-
tasa metabólica basal atribuible a la edad no es rante el periodo de crecimiento resultan en un
más del 1-2 por 100 por década, de los 20 a los peso corporal menor, con cuatro veces menos
75 años. Los autores mostraron así, y por pri- grasa corporal total, debido a una disminución
mera vez, que el mayor efecto de la edad en el tanto del número como del tamaño de las cé-
metabolismo energético es debido a cambios lulas adiposas (35) Los resultados sugieren que
276 LA OBESIDAD

el ejercicio realizado en el periodo de creci- Tabla 16.1. GRASA TOTAL Y CELULARIDAD


miento disminuye la formación de nuevas cé- ADIPOCITARIA EN RATAS ADULTAS CON
DIFERENTE ACTIVIDAD Y DIETA (modificado de
lulas grasas y éstas poseen menos grasa por cé-
la cit. n.° 25)
lula, manteniéndose estos resultados (menor
peso corporal total, menor grasa corporal, me- PESO GRASA
:
Nº DE
DIÁMETRO
ADIPOCITARIO
nor número de células adiposas y más peque- ACTIVIDAD TOTAL
CÉLULAS
(U)
ADIPOSAS
ñas) tras periodos de inactividad (35) (Ta- (gramos)
(x 109)
bla 16.1).
Si estos resultados se aplicasen a humanos, Ejercicio
116 4.23 131
es posible que la introducción de un programa Sedentaris más
de ejercicio durante las «primeras etapas» del restricción
alimenticia 123 5,24 137
crecimiento pueda ayudar a controlar la proli-
Sedentarismo
feración de nuevas células grasas y el acumulo mas
graso en preadipocitos inactivos. Los progra- comida libre 162 5,82 134
mas de ejercicio y control de peso que se rea-
lizan más tarde en la vida, y que se mantienen
de forma regular y constante, pueden ser efi- CAMBIOS EN LA CELULARIDAD ADIPOCITARIA
caces para bajar la cantidad de grasa corporal TRAS LA REDUCCIÓN DE PESO EN SUJETOS
total. Sin embargo, según conocemos ahora, es OBESOS (modificado de Hirsch J y Kinttle J.
Adipose tissue cellularity in human obesity. Fed.
sólo el tamaño de la célula y no el número lo
Proc. 1970; 291518-1525)
que puede reducirse. Si se interrumpe la inter-
vención de la dieta o del ejercicio, la masa de PESO CORPORAL
tejido adiposo existente, probablemente, au- 150 kg 103 kg 75 kg
mentará de nuevo a través de la expansión del
volumen celular (y potencialmente con induc- Tamaño adipocitario
0,9 75 0,6 75 0,2 75
ción de hiperplasia). Así pues, una prevención (µg/célula) Número
de células (billones)
precoz de la obesidad mediante el ejercicio (y
dieta), en lugar de una corrección una vez de-
clarada, puede ser el método más eficaz para
frenar el aumento en la prevalencia de la obe-
tamente por encima del músculo que realiza el
sidad en niños, adolescentes y adultos (36).
ejercicio (36).
Existen pocos datos acerca de los efectos del
Ejercicio y distribución grasa ejercicio aeróbico en la distribución grasa. Al
menos teóricamente, la grasa depositada a ni-
vel abdominal, la cual posee una elevada acti-
Es una creencia generalizada que la reduc-
vidad lipolítica (38, 39), debería ser más rápida-
ción de depósitos de grasa en áreas localizadas
mente movilizada en una situación de necesi-
obliga a realizar ejercicios a dicho nivel. Mien-
dad energética (tal como sucede en el ejercicio
tras que la promesa de reducción de grasa de
aeróbico) que la almacenada en los depósitos
manera localizada es muy atractiva desde el
periféricos.
punto de vista estético, una evaluación critica
Tremblay, el al. (40), en un estudio realizado
de la investigación existente no apoya este
en sujetos no obesos, aportaron la existencia
tópico (34, 37). Los actuales conocimientos sobre
de una significativa correlación entre el tama-
la provisión de energía indican que el ejercicio
ño inicial de los adipocitos obtenidos del de-
estimula la movilización de los ácidos grasos a
pósito graso suprailiaco y el descenso de la
través de hormonas que son suministradas por
masa grasa asociado a un programa de ejerci-
la circulación y actúan sobre los depósitos adi-
cio, lo cual sugiere que el tamaño inicial de los
posos de todo el organismo {38). No existe evi-
adipocitos localizados en la región abdominal
dencia de que los depósitos grasos se liberen en
podría predecir la pérdida de grasa en respuesta
mayor grado de los depósitos adiposos direc-
al entrenamiento físico. De hecho, cuando
EJERCICIO Y OBESIDAD 277

los autores dividieron los sujetos según el ta- afirmar que la actividad física, tanto moderada
maño inicial de la célula adiposa de la región como intensa, se asocia consistentemente de
mencionada, los hombres con adipocitos de manera inversa con la grasa corporal total.
menor tamaño no mostraron ninguna reduc- Además, la actividad física intensa se asocia
ción significativa en la masa adiposa, mientras también con un descenso en el índice cintura/
que los que poseían células adiposas mayores cadera, excepto en mujeres blancas. A su vez,
mostraron una reducción media de la masa la actividad física moderada no se asocia con
grasa de 4,2 kg tras veinte semanas de entre- este descenso, excepto en varones negros.
namiento. Estos autores, en otro experimento El ejercicio intenso reduce per se los depósi-
con entrenamiento de alta intensidad, de nue- tos grasos en el hombre, apreciándose una re-
vo en individuos no obesos, observaron que la sistencia, ya mencionada, a la pérdida de peso
reducción de la grasa subcutánea fue mayor en por el ejercicio en mujeres obesas. En el hom-
el tronco (con un descenso del 27 por 100) que bre, la pérdida de grasa por el ejercicio intenso
en las extremidades (descenso de solo el 15 por se asocia con una reducción preferencial de la
100) (41). Depres et al. (42) estudiaron los efectos grasa troncular, lo que parece asociarse a una
del ejercicio aeróbico realizado hasta el 60 por disminución de los factores de riesgo asociados
100 de VO2 max, dos horas por día, seis días a a esta distribución grasa. El ejercicio aparece
la semana durante un periodo de cien días en de nuevo como medida terapéutica imprescin-
cinco hombres moderadamente obesos dible en pacientes con obesidad de predominio
(BMI = 28,8 kg/m2). Dicho programa de en- troncular.
trenamiento indujo una reducción de masa En un estudio reciente realizado por Kana-
grasa de 6.8 kg. Se apreció una tendencia a una ley, et al.(44) en diecinueve mujeres obesas,
mayor movilización de la grasa subcutánea en diez con predominio androide y nueve con
el tronco comparada con las extremidades y la obesidad ginoide, se refiere que, aunque la pér-
reducción en la masa grasa total fue mayor dida de peso fue similar en ambos grupos, pa-
(39 %) que la reducción de la grasa subcutá- rámetros como el colesterol y los triglicéridos y
nea (29 %). lo cual hace pensar que alguna mo- HDL mejoraron en mayor grado en las muje-
vilización de la grasa profunda tiene lugar. res con obesidad troncular. Así pues, tal como
Posteriores estudios, utilizando la TAC para ya se ha comentado, la distribución grasa pa-
valorar la distribución adiposa, parecen confir- rece influenciar los cambios de los perfiles li-
mar que el descenso de la grasa troncular su- pídicos durante un programa de pérdida de
cede a nivel de sus tres componentes: intraab- peso. Y aunque la mujer obesa es más resisten-
dominal, subcutáneo abdominal y subcutáneo te a la pérdida de grasa por el ejercicio que el
torácico. Schwartz, el al. (34) llegan aún más le- varón, las complicaciones metabólicas asocia-
jos al afirmar que el cambio absoluto en estos das a la distribución troncular de la grasa po-
depósitos, tras un programa de entrenamiento drán mejorarse mediante la prescripción de un
físico, parece estar relacionado con el tamaño programa de ejercicio regular (42).
inicial del depósito, excepto en lo que se refiere
a la grasa subcutánea del tórax.
Sea cual sea la causa del descenso de la obe- EFECTO DEL EJERCICIO EN LA
sidad central tras el ejercicio físico, la magni- INGESTA DIETÉTICA
tud de la pérdida parece estar relacionada con
una más intensa distribución de la adiposidad Las propiedades inhibitorias del ejercicio en
en la zona central. la ingesta alimenticia han sido defendidas rei-
Slattery, et al. (43), en un reciente estudio con teradamente. Sin embargo, los datos proceden-
5.115 adultos jóvenes de razas blanca y negra, tes de estudios en humanos son bastante esca-
valoraron la asociación entre la grasa corporal sos, fundamentalmente debido a las dificulta-
y su distribución con distintos factores am- des de cuantificar tanto la ingesta como el
bientales (composición de dieta, actividad físi- gasto energético durante periodos prolongados
ca, alcohol y tabaco). Estos autores llegan a de tiempo (36).
278 LA OBESIDAD

Woo y Pi-Sunyer investigaron el impacto de nas sedentarias. Esta falta de precisión en la


un aumento del gasto energético sobre el ingre- regulación del consumo de comida, cuando la
so alimentario y la composición corporal en la actividad física es mínima, puede explicar la
mujer obesa ( 4 5 ) y en la mujer de peso nor- «obesidad progresiva» que aparece en las so-
mal (46). Las mujeres obesas no aumentaron su ciedades altamente mecanizadas. Por otro
ingreso alimenticio (ad líbitum) al incrementar lado, en los individuos que hacen ejercicio re-
los niveles de gasto energético, establecieron gularmente, el apetito cae dentro de una
un equilibrio energético negativo y perdieron «zona reactiva» mediante la que es sencillo
peso. El ingreso calórico permanece fijado en equilibrar el consumo de comida según el
periodos tanto de actividad sedentaria como consumo energético diario.
de ejercicio. En contraste, las mujeres delgadas
sometidas a idéntico protocolo aumentaron la
ingesta de alimento en proporción al incre-
mento del gasto energético, de manera que
permanecieron en equilibrio energético, man- PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN
teniendo sus pesos corporales magro, graso y TERAPÉUTICA EN LA OBESIDAD
total.
No está claro si la insensibilidad del apetito
del obeso ante el ejercicio es debido a factores Efecto del ejercicio sin intervención
de composición corporal (tal como un exceso dietética
de grasa corporal) o a una inherente diferencia
conductual, en respuesta a la comida, que po- Los resultados de los estudios efectuados so-
dría persistir después de la pérdida de peso (1). bre los efectos en la obesidad de terapias ins-
Como se comentó previamente, existen in- tauradas con sólo ejercicio, sin restricción ca-
teresantes diferencias en cuanto al ingreso ali- lórica, son variados: se han comunicado dis-
menticio entre los sexos durante programas ex- minuciones, aumentos y ausencia de cambios
perimentales de ejercicio efectuados en ratas. tanto de peso como de composición corporal.
Las ratas hembras parecen defender sus alma- León, et al. (47), observaron una pérdida impor-
cenes corporales de grasa mediante un aumen- tante de peso sin cambio en la masa corporal
to compensatorio de la ingesta durante estos magra, en seis varones jóvenes obesos que se
experimentos, mientras que los machos no lo sometieron durante doce semanas a ejercicio
hacen. Similarmente, la mujer joven no obesa intenso (noventa minutos, cinco veces a la se-
también parece aumentar su ingesta durante mana), sin intervención dietética. Sin embar-
los programas de ejercicio, aparentemente pro- go, ésta es una cantidad de ejercicio extrema,
tegiendo sus depósitos grasos, posiblemente que queda fuera de las posibilidades de la ma-
con una preferencia regional (zona fémoro- yoría de los obesos. La mayoría de trabajos
glútea). La regulación de la ingesta en relación que señalan la posibilidad de descenso de peso
al sexo y quizás en función de la distribución están realizados con programas de ejercicios de
de la grasa parece ser un área interesante para tanta intensidad que quedan fuera de su apli-
posteriores investigaciones. Esto podría tener cación clínica práctica. Algunos, incluso, no
importantes implicaciones prácticas al definir miden el ingreso alimenticio durante el estudio
grupos de «respondedores» y «no respondedo- y a todos se les puede adjudicar cierto sesgo, en
res» a un programa de ejercicio establecido cuanto a que el esfuerzo realizado por el pa-
como medida terapéutica. ciente es tan importante que sólo lo completan
En cierta medida, la actividad física regular los más motivados y dispuestos a conservar un
parece contribuir al funcionamiento normal bajo ingreso calórico.
de los mecanismos de control de la alimenta- No hay datos concluyentes indicadores de
ción por el cerebro. A menudo no se mantie- que cantidades moderadas de ejercicio aeróbi-
ne un equilibrio delicado entre el gasto ener- co logren disminuciones importantes de la gra-
gético y el consumo de comida en las perso- sa corporal y aumenten el tejido magro.
EJERCICIO Y OBESIDAD 279

Ejercicio e intervención dietética gramas de pérdida de peso (51). La mejora en


la autoestima, tan deficitaria en muchos
El control del peso a largo plazo mediante la obesos, lograda con el ejercicio regular, parece
restricción calórica tiene éxito en menos del 20 asegurar una fidelidad mayor al tratamiento
por 100 (48). Las desventajas de las dietas hipo- dietético.
calóricas son significativas e incluyen, entre
otras, una pérdida de LBM (y, por tanto, des- Problemas de «compliance»
censo de la TMB) que, junto a la disminución
del peso (y del gasto calórico del ejercicio), in- El ejercicio es considerado por muchos
tentan conservar la energía y hacen que la dieta como algo engorroso, molesto y que exige un
sea cada vez menos eficaz. tiempo que no todos los obesos poseen. Mu-
La adición de ejercicio a un programa de chos estudios han mostrado una considerable
control de peso puede modificar favorable- tasa de abandonos de los programas de ejerci-
mente la composición corporal. Cuando se re- cio instaurados a propósito de la obesidad(52).
duce peso sólo con dieta, se pierde proporcio- Las razones de esta alta tasa de abandonos no
nalmente más tejido magro (y menos grasa) son del todo conocidas. Problemas de tipo
que cuando se logra una pérdida similar de práctico suelen ser expuestos, como la ausen-
peso con un uso apropiado del ejercicio. cia de senderos, pistas o espacios amplios
Cuando se combinan en el tratamiento de la (abiertos o cerrados) para la práctica de algún
obesidad dieta y ejercicio, parece existir una tipo de ejercicio, lo que todos conocemos y su-
mayor pérdida de grasa corporal, así como una frimos en nuestras grandes ciudades. En gene-
mejor preservación de LBM y mejora de índi- ral, la mujer obesa de mediana edad parece
ces de eficiencia cardiovascular (VO2 max.) motivarse menos que el hombre. Ambos sexos,
que con dieta sólo. Además, como el gasto sin embargo, tienen poco tiempo de hacer ejer-
energético basal se halla en relación con LBM. cicio, por el trabajo u otras obligaciones. En la
el ejercicio ayuda a prevenir o disminuir el práctica, como se mencionó anteriormente, un
descenso de la TMB inducido por la dieta. Sin programa de ejercicios que garantice una útil
olvidar que puede alterar de manera favorable pérdida de peso implica al menos sesiones de
tanto los sustratos como las alteraciones hor- una hora tres veces a la semana. Si tenemos en
monales nocivas asociadas a la obesidad, y, so- cuenta que por cada sesión, otra hora se invier-
bre todo, producir importantes efectos psico- te en transporte, preparación, ducha, etc., es de
lógicos proporcionando una sensación de entender la dificultad de encontrar tiempo li-
bienestar (49) No podemos dejar atrás tampoco bre para el ejercicio durante la semana laboral.
que los individuos que mantienen un activo La inclusión del ejercicio físico durante las ho-
estilo de vida haciendo ejercicio al menos tres ras de trabajo en trabajadores sedentarios po-
veces por semana (con una equivalencia caló- dría corregir esta importante dificultad (35).
rica de 1.500 kcal/semana) junto al tratamiento
dietético, son los que mantienen su pérdida de
peso corporal a largo plazo. Este efecto podría EJERCICIO Y FACTORES DE
ser debido bien a los efectos calóricos propios
del ejercicio, o bien representar un efecto
RIESGO ASOCIADOS A LA
adicional de soporte a fin de mantener una OBESIDAD
mejor fidelidad a las prescripciones dietéti-
cas (50). Ejercicio y lípidos plasmáticos
En los programas de disminución de peso, el
beneficio del ejercicio guarda estrecha relación Los cambios en los niveles de lípidos plas-
con el efecto de la participación regular en pro- máticos secundarios al ejercicio aeróbico pue-
gramas de ejercicios físicos. Varios estudios den explicar el efecto beneficioso del ejercicio
han demostrado que el ejercicio es un factor anteriormente comentado (54). El ejercicio re-
importante para garantizar el éxito de los pro- gular incrementa los niveles de lipoproteinli-
280 LA OBESIDAD

pasa del músculo y del tejido adiposo (55), una El efecto del ejercicio sobre el perfil lipídico
enzima que facilita el aclaramiento de los tri- se produce sobre todo en hombres, habiendo
glicéridos plasmáticos y responsable de que el fracasado algunos estudios en la demostración
ejercicio ayude a aclarar las lipoproteínas tras de diferente perfil lípido entre mujeres preme-
la ingesta alimentaria. nopáusicas activas y sedentarias (63).
En hombres los niveles de triglicéridos des-
cienden tras el ejercicio agudo y tras el
entrenamiento (56), asociado al descenso de las
VLDL. En mujeres los resultados son más Ejercicio y metabolismo
contradictorios, no encontrándose modifica- hidrocarbonado
ciones en unas ocasiones, en otras descensos e
incluso elevaciones de los triglicéridos tras Efectos agudos del ejercicio
ejercicio agudo (57). sobre la glucemia
Numerosos estudios transversales y longitu-
dinales han encontrado, tanto en hombres Es bien conocido que el ejercicio agudo pue-
como en mujeres, aumento de los niveles de de inducir una hipoglucemia en los pacientes
HDL con el ejercicio (56). El aumento de las tratados con insulina. La hipoglucemia es se-
HDL durante el ejercicio agudo es seguramen- cundaria a un aumento del consumo de glu-
te secundario al incremento de la actividad de cosa por la fibra muscular y una mayor sensi-
la LPL y de la lipólisis de los triglicéridos de las bilidad a la actividad de la insulina, al tiempo
VLDL. El ejercicio continuado produce un au- que unos niveles inadecuadamente altos de in-
mento de las HDL2 y un descenso de las sulina inhiben la producción hepática de glu-
HDL3 (55). cosa. La hipoglicemia puede ocurrir hasta cua-
Se ha estimado que la cantidad de ejercicio tro o seis horas después de haber realizado la
necesario para elevar las HDLC significativa- actividad física (64, 65).
mente debe ser superior a 16 km semanales El ejercicio agudo también puede aumentar
durante al menos nueve meses (58). la glucemia plasmática e inducir una hiperglu-
En mujeres el efecto del ejercicio sobre las cemia. Una situación que no parece ser inde-
HDL parece menos importante, no habiéndose pendiente de las cifras de glucosa previas al
encontrado en un estudio longitudinal efecto ejercicio ni de la presencia de cuerpos cetóni-
alguno del ejercicio en mujeres sobre los ni- cos(66). El umbral de glucosa en sangre, en el
veles de HDL (59). cual el ejercicio produce incremento en lugar
El efecto del ejercicio, en hombres, no es in- de descenso de la glucemia, parece ser diferen-
dependiente del efecto sobre otros factores, ha- te según el individuo. La presencia de cuerpos
biéndose demostrado que el 80 por 100 de la cetónicos es de importancia en esta reacción
variabilidad de la HDL tras el ejercicio podía adversa.
ser explicada al menos por el descenso simul- La tolerancia a la glucosa se incrementa tras
táneo del estradiol, triglicéridos y lipasa hepáti- varios días de ejercicio intenso, por aumento
ca (60). Otros autores han encontrado también de la sensibilidad periférica de la insulina, una
una correlación entre el incremento de las sensibilidad que puede revertir por la ingesta
HDL tras el ejercicio y la reducción de la acti- de carbohidratos (67). El efecto del ejercicio sobre
vidad de la lipasa hepática (61), el incremento la tolerancia y mejor utilización de la glucosa
de la actividad lipoproteinlipasa del tejido adi- tiene un componente insulinodependiente,
poso y la sensibilidad periférica de la insuli- pero también otro insulinoindependiente que
na (62), así como con el aumento de la lecitin revierte unas cuantas horas después del
colesterol aciltransferasa (LCAT)(55, 56). ejercicio (68).
Menor efecto parece tener el ejercicio sobre
las LDL, aunque algunos trabajos encuentran
una pequeña disminución en aquellos que lo
practican regularmente (55, 56).
EJERCICIO Y OBESIDAD 281

Efectos a largo plazo del ejercicio tus tipo II con baja secreción previa medida
sobre el control metabólico de la por el péptido C. y la reduce en aquellos con
elevada secreción de manera secundaria al au-
diabetes mento de la sensibilidad periférica inducida
El ejercicio disminuye los requerimientos de por el propio ejercicio (80).
insulina, pero hay discrepancias en la literatura
si por sí solo, sin ir acompañado de terapia in-
tensiva insulínica, automonitorización domi-
Ejercicio e hipertensión
ciliaria de la glucemia, etc., también mejora el
control metabólico (69, 70) Los cálculos realizados La aparición de hipertensión durante el ejer-
sugieren que las necesidades de insulina cicio aeróbico puede ser un marcador del de-
descienden unas 4 unidades/día por cada sarrollo de una futura hipertensión en pacien-
1.000 kcal consumidas en ejercicio físico du- tes normotensos. Algunos estudios han encon-
rante una semana (71) . trado que un 5 por 100 de los pacientes a los
que les subía la presión arterial sistólica por
encima de 200 mm de Hg, desarrollaban hi-
Ejercicio en la diabetes mellitus tipo II pertensión tras cinco años de seguimiento (81) .
Varios estudios transversales han encontra- A largo plazo el ejercicio aeróbico tiene un
do una relación inversa entre actividad física y efecto beneficioso sobre la presión arterial en
aparición de diabetes mellitus tipo II (72, 73). Un pacientes hipertensos. Sesiones de ejercicio de
estudio en alumnos varones de la Universidad tres veces por semana reducen la presión arte-
de Pensylvania sugiere que un incremento de rial sistólica en 10 mm de Hg y la diastólica en
500 kcal/semana en el gasto energético proce- 7 mm Hg y siete sesiones de ejercicio por se-
dente del ejercicio reduce el riesgo de aparición mana llegan a reducirla hasta 12 mm Hg (82),
de diabetes mellitus tipo II en un 6 por 100 (74). planteándose el ejercicio aeróbico en los casos
Por otro lado, es conocido que en sociedades de hipertensión arterial moderada como una
poco desarrolladas en las que se realiza gran alternativa al tratamiento farmacológico( 8 2 ) .
actividad física la incidencia de diabetes tipo II
es baja (75).
Este efecto preventivo del ejercicio podría BIBLIOGRAFÍA
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17
Obesidad severa:
cirugía bariátrica
A. Alastrué Vidal; M. Rull, J. Formiguera; D. Casas;
L. E. Escudero; X. Mira; L. Sánchez Planell; B. Martínez;
C. Diez; M. Foz; M. A. Broggi

En el presente capítulo se realiza una puesta caciones, de la adecuada selección de los pa-
al día de los procedimientos quirúrgicos que ac- cientes, de la motivación y del control dietético-
tualmente se utilizan para el tratamiento de la psicológico de cada pacenté. En este capítulo se
obesidad severa o mórbida (OM). Este tipo de resumen las características que debe reunir un
obesidad es un estado patológico cuyo trata- paciente candidato, las posibles técnicas quirúr-
miento no quirúrgico es muy difícil. Internacio- gicas que se pueden aplicar, las teóricas compli-
nalmente se define cuando supera un índice de caciones, su mecanismo de acción y los futuros
masa corporal (índice de Quetelet) (BMI: Body proyectos en esta subespecialidad. También se
Mass Index) de 40 kg/m2. En estos casos, el au- aportan los resultados y la experiencia sobre el
mento patológico de grasa corporal ya influye tema de los autores, así como la de las mejores
en la mortalidad y morbilidad. La mayoría de series revisadas. Se realiza un enfoque lógico de
las técnicas quirúrgicas proporcionan una res- tratamiento, basándose en la experiencia de 5
tricción gástrica o bien añaden un cortocircuito años y más de 120 pacientes intervenidos
al nuevo reservorio gástrico. Los resultados de (GVA: gastroplastia vertical anillada, bandeleta
cualquiera de estas técnicas son espectaculares a gástrica de silicona hinchable. técnica de Sal-
largo plazo si el diseño bariátrico funciona co- món), y que actualmente forma parte del pro-
rrectamente y el paciente aprende a utilizarlo. tocolo prospectivo de tratamiento de este grupo
La pérdida de peso es efectiva, permanente y la de pacientes.
morbi-mortalidad muy baja. Las técnicas más La serie que se presenta se ha dividido en
utilizadas en todo el mundo son la gastroplastia dos grupos: obesos severos o mórbidos (OM)
vertical anillada (GVA) y el cortocircuito gástri- (índice de masa corporal o BMI < 49 kg/m2)
co (YRBP) aunque en Europa también se utiliza y superobesos mórbidos (SOM:BMI > 50 kg/
el cortocircuito biliopancreático (BPBP). m2). En anteriores trabajos se ha demostrado
Existen otros sistemas como la bandeleta gástri- que no todos los SOM (BMI > 50 kg/m2) res-
ca de silicona liinchable (BGSH), que soslayan ponden adecuadamente a una técnica simple
algunos de los problemas de las técnicas ante- restrictiva (GVA) a pesar de pérdidas muy
riores, como puede ser fallo de sutura de la bol- considerables de peso. Éste es el motivo por el
sa gástrica. Aunque, según el criterio de los au- que en este grupo se contemplan otras técni-
tores, sus indicaciones son muy específicas. Es cas. La cirugía bariátrica muestra unos resul-
difícil valorar cuál es la mejor técnica pues de- tados efectivos y permanentes a largo plazo, si
pende de la propia experiencia del equipo qui- se aplica la técnica adecuada en un paciente
rúrgico, del diagnóstico y control de las compli- debidamente seleccionado.
285
286 LA OBESIDAD

INTRODUCCIÓN la de los distintos profesionales que se encar-


gan del seguimiento de un paciente interveni-
La obesidad severa (OM) es un factor im- do influyen directamente en los resultados fi-
portante en la predisposición de enfermedades nales. Actualmente se puede afirmar que si és-
cardiovasculares, diabetes, osteoartritis, pato- tos han sido satisfactorios, los pacientes
logía de la vesícula y algunos tipos de cáncer presentan una expectativa y calidad de vida si-
hormono-dependientes. Todas ellas con una milar a la de cualquier individuo normal de su
prevalencia en aumento en la mayoría de los misma edad y sexo (20, 25, 44).
países en desarrollo. No existen trabajos que
documenten la efectividad a largo plazo de
cualquier tratamiento médico, dietético o CRITERIOS DE SELECCIÓN Y
conductual(1). La mayoría de los pacientes NORMAS PERI-OPERATORIAS
OM incluidos en cualquier estudio de dieta
controlada recidivan, no acuden a los contro- La tasa elevada de fallos en el tratamiento
les o vuelven a ganar el peso perdido. La ciru- no quirúrgico implica que, muchas veces, cual-
gía bariátrica es una forma de tratamiento que quier intento ya pueda ser considerado inútil.
actualmente se acepta para aportar una solu- En la mayoría de los estudios realizados, la
ción definitiva a este grupo de pacientes enfer- pérdida de peso alcanzada por una dieta espe-
mos. cífica no consigue resultados superiores al 5
El concepto de obesidad (O) es arbitrario y por 100 al año de seguimiento(11). Si además
se define como el aumento patológico del peso se tiene en cuenta que los efectos de una nueva
corporal, fundamentalmente a expensas del te- recuperación del peso perdido, a veces en ex-
jido graso. El término obeso severo {1) o mór- ceso y en muchos casos de forma cíclica, reper-
bido (clase IV de Garrow: BMI > 40 kg/ cuten de una forma perjudicial (12), se confirma
m 2 ) ( 2 , 3 ) engloba aproximadamente a un 0,1 el enfoque definitivo y efectivo de un trata-
por 100 de los pacientes obesos y los clasifica miento quirúrgico.
de una forma muy específica, pues las compli- Un paciente candidato debe tener una edad
caciones médicas derivadas de su estado(4, 5) entre 18 y 50 años, un peso habitual que ex-
justifica (6), por el momento, una intervención ceda en más de 45 kg al peso ideal que le co-
quirúrgica. El incremento de mortalidad (7, 8). rresponde (tablas de población) y haya fraca-
morbilidad (8, 9) (cardiomiopatía, SAS o síndro- sado en anteriores tratamientos no quirúrgi-
me de apneas del sueño, disfunción pituitaria cos, pero demostrado su capacidad de pérdida
o gonadal. osteoartritis) o cualquier otra pato- de peso. Naturalmente, un SAS, una diabetes o
logía sobreañadida, se suman al gran número una hipertensión severa incrementan la nece-
de trastornos socioeconómicos y psicosocia- sidad de un enfoque drástico, así como una
les (10), que se incrementan en su mayoría por obesidad en una disposición truncal (centrí-
el carácter de recidiva que presenta esta enfer- peta).
medad. Los resultados obtenidos por cualquier Cualquiera de estas intervenciones(21, 26, 35, 40)
otra opción no quirúrgica han condicionado al pertenecen al grupo de cirugía mayor, más por
NIH (National Institute Health Consensus De- el entorno perioperatorio o anestésico que por
velopment Conference on Gastrointestinal el tipo de técnica, pues en la mayoría de los ca-
Surgery) (1), formado por un grupo de diversos sos está muy estandarizada (13, 20, 28, 32, 35, 36). En
especialistas sobre obesidad severa a recomen- anteriores trabajos se han detallado los crite-
dar unas directrices muy específicas. Una vez rios y normas que deben valorarse para incluir
ha fracasado un tratamiento médico debida- a un paciente en un programa bariátrico(34).
mente controlado(11,12), cualquier técnica ba- Aunque siempre es importante valorar los ries-
riátrica restrictiva o parcialmente malabsorti- gos individuales que pueden existir y los bene-
va (13, 41) puede ser realizada en un determinado ficios esperados, con el fin de considerar al pa-
paciente si ha sido seleccionado y motivado. ciente candidato para la intervención (26) . To-
La experiencia de un equipo quirúrgico (42, 45) y dos los sujetos deben ser intervenidos y
OBESIDAD SEVERA: CIRUGÍA BARIÁTRICA 287

valorados por un equipo con experiencia, así TÉCNICAS QUIRÚRGICAS


como por un psicólogo habituado a trastornos
de la alimentación (10, 13, 17, 42). Es importante Existen un gran número de intervenciones
en este aspecto descartar cualquier tipo de pa- bariátricas descritas (17, 18, 20, 22, 27, 28, 33, 35, 41). Las
tología (psicopatía, alcoholismo, bulimia ner- más importantes están representadas en las
viosa severa) y conocer los hábitos alimenta- Figuras 17.1 y 17.2. Algunas de ellas ya no se
rios, el soporte familiar o entorno social, así utilizan como los denostados cortocircuitos
como las características de su personalidad, intestinales ( 2 2 , 4 2 ) que se practicaban en la dé-
con el fin de intentar predecir el éxito, valo- cada de los 70, con sus intrínsecas complica-
rado como pérdida efectiva de peso y la no ciones (malabsorción, artritis, déficits nutricio-
existencia de complicaciones, al mismo tiem- nales), pero importantes en su momento, pues
po que aconsejar la necesidad de una terapia marcaron el inicio de lo que es actualmente la
postoperatoria. cirugía de la obesidad (Figura 17.3). A conti-
Una buena información y una motivación nuación se pueden mencionar las reducciones
por parte del candidato son las claves de una gástricas que fueron el prototipo para el diseño
buena colaboración con el equipo de control, de lo que se conoce como bipartición gástrica
en la aplicación de las normas postoperatorias, horizontal, gracias al advenimiento de las má-
así como una participación estrecha en el quinas de autosutura, con anastomosis gastro-
seguimiento (16, 45). gástrica simple o con refuerzo (Figura 17.4 y
Los pacientes con un índice de Masa Cor- 17.5). Todas ellas ya no se utilizan actualmen-
poral (BMI) o índice de Quetelet superior a 40 te, debido a la alta incidencia de fracasos o
kg/m: quedan por definición inscritos en un complicaciones.
programa quirúrgico (15). pues en este grupo la La gran mayoría de las técnicas que actual-
obesidad severa ya les influye en su salud glo- mente se utilizan (Figura 17.1-17.3) podrían
bal. Aunque también pueden incluirse otros ser incluidas en dos grandes modalidades: las
pacientes con un BMI entre 35-40 que presen- técnicas puramente restrictivas y las técnicas
ten patologías asociadas (SAS, síndrome de mixtas o restrictivas-parcialmente malabsorti-
Pickwick, diabetes u otras) o problemas físicos vas. Dentro del primer grupo se centra la ma-
(osteoartrosis o tamaño corporal) que les inter- yor atención, pues ayudan al paciente a modi-
fieran en su vida social (trabajo), deambula- ficar sus hábitos alimentarios de una forma de-
ción o familia y, por consiguiente, quieran me- finitiva. La gastroplastia. anteriormente
jorar definitivamente su vida y salud. mencionada, descrita por Masón e Ito en
En todos los casos es obligada una valora- 1967 (27, 36) ha evolucionado a un diseño vertical.
ción anestésica (46, 73) y una estrecha colaboración La nueva bolsa formada se anilla mediante uno
con el Servicio de Rehabilitación para poder o dos aros. La mayoría de las veces es una
aportar a cada paciente unas medidas de gruesa sutura cubierta con un pequeño tubo de
fisioterapia respiratoria, ya en el período silicona (VRG: «vertical ring gastro-
preoperatorio (74-77) . Sugerirían et al. (28) espe- plasty») (27, 3 6 ) o con una bandeleta (GVA)
cifican que es muy importante reconocer el (VBG: «vertical banded gastroplasty») (Marlex
tipo de dieta que habitualmente selecciona el o PTFe: politetrafloruroetileno expandido)
paciente. Cualquier preferencia manifiesta (Figura 17.1 y 17.4) (13-18, 20, 25, 29, 32). Este diseño
por los hidratos de carbono les condiciona a bariátrico se basa en la confección de un nuevo
indicar una técnica parcialmente malabsorti- reservorio gástrico (20-30 ce) gracias a la faci-
va. Esta idea ha motivado también a Sal- lidad intrínseca de las máquinas de autosutura,
món (35) y a los autores del trabajo (34) a desa- que grapan la pared anterior y posterior gástrica
rrollar una técnica más agresiva si el paciente mediante 4 ó 6 hileras de grapas en una po-
es un SOM. sición paralela a la pequeña curvatura gástrica.
La salida queda reforzada con una banda de
un material de unas dimensiones determina-
das (1 cm de diámetro o 5 cm de circunferen-
288 LA OBESIDAD

Figura 17.1. Técnicas quirúrgi-


cas bariátricas restrictivas.
Obesidad mórbida:
a. Gastroplastia vertical anillada
(bandeleta) (GVA).
b. Gastro-gastrostomía anillada.
c. Cerclaje gástrico fijo (bandele
ta).
d. Bandeleta gástnca de silicona
hinchable (BGSH)

cia). La elección de esta disposición se debe a depende de las preferencias del equipo quirúr-
que proporciona un mejor drenaje de la bolsa gico, hábitos del paciente, de las posibilidades
y la zona es menos apta a dilatarse que una de control (41, 45), del seguimiento postoperatorio
bolsa horizontal. (psicológico) (l0, l6-18, 42) y naturalmente de
Existen otras técnicas, como es el cortocir- la experiencia o los resultados alcanzados por
cuito gástrico o YRBP (Figura 17.2) (28, 33, 39). en el grupo de tratamiento. La opinión de los au-
que también se realiza una bolsa gástrica tores es que la restricción gástrica proporciona
horizontal, pero en este caso, al ser completa- un procedimiento más fisiológico al no provo-
mente cerrada, se debe de anastomosar a un car ningún tipo de malabsorción.
asa desfuncionalizada en Y de Roux con una Existen otros tipos de técnicas que marcan
longitud determinada (45 cm). según se desee, cada vez más las claves futuras para el trata-
con el fin de vaciar el estómago. Dentro de este miento definitivo de la OM. posiblemente a
grupo se debe mencionar la técnica de Torres- través de una laparoscopia. como es la bande-
Oca (Figura 17.2) (33) que realiza el grapaje gástrico leta gástrica de silicona hinchable (BGSH)
en una posición más vertical, pues es un diseño (Figura 17.1) (37, 38). Por el momento, se realiza
útil para reconvertir una GVA esteno- a través de una laparotomía supraumbilical.
sada en una técnica mixta (Figura 17.2). La En este procedimiento quirúrgico ya no se uti-
decisión de cualquiera de estos procedimientos lizan suturas gástricas y el diámetro interno de
OBESIDAD SEVERA: CIRUGÍA BARIATRICA 289

(34, 35, 41)


o BMI > 50) , ingesta selectiva de hi-
dratos de carbono, fracasos de otras técnicas,
coeficiente intelectual no adecuado, rechazo
de una técnica aversiva u otras.
La GVA es la técnica más utilizada interna-
cionalmente así como también por los autores
de este capítulo (13-19, 34) (110 casos) por el he-
cho de reunir una serie de particularidades
muy específicas, como: 1) es una técnica fácil
y estandarizada; 2) los resultados a largo plazo
son similares a los conseguidos por los corto-
circuitos gástricos; 3) mantiene la digestión y
la absorción de los alimentos de una forma fi-
siológica y normal; 4) la pérdida de peso con-
seguida sigue siendo efectiva a los 5 y 10 años;
5) permite un buen seguimiento al radiólogo,
pues no se crean áreas digestivas inaccesibles,
como ocurre en los cortocircuitos gástricos;
6) es la intervención más conocida y por con
siguiente se sabe de una forma muy concreta la
forma cómo resolver la mayoría de las compli-
caciones posibles; 7) provoca una saciedad
efectiva, y 8) el paciente debidamente moti-
vado la comprende de una forma fácil.
En la serie que se presenta, la GVA se realiza
con una capacidad gástrica de 20-30 ce y el
anillo de PTFe con un diámetro interno de
Figura 17.2. Técnicas quirúrgicas bariátricas restrictivas 1 cm, asegurando dicho paso al suturar la ban-
parcialmente malabsortivas: obesidad mórbida: da sobre un fiador interno proporcionado por
a. Cortocircuito gástrico (YRCG): Técnica de Torres-Oca. una sonda intragástrica del mismo calibre.
b. Cortocircuito gástrico. Sugerman. Toda la técnica viene facilitada por los instru-
c. Técnica de Salmón modificada (1/3 intestino Y-R).
d. Técnica de Salmón (Y-Roux 60 cm).
mentos de autosutura disponibles para la prác-
tica de la cirugía gástrica habitual (instrumento
de sutura circular: EEA-25 y transversal: TEA-
la banda hinchable se establece mediante un B 90) (4 grapas).
elastómetro, que mide la presión que se trans- En la presente serie, desde 1992, se están
mite al comprimir el extremo de la sonda in- aplicando otros sistemas (BGSH) (37, 38) o dise-
tragástrica por la banda potencialmente ajus- ños más agresivos (técnica de Salmón) (Figura
table. Su volumen puede ser modificado en 17.2) (35) con el fin de conseguir una mayor
cualquier momento con una simple punción rapidez, menor posibilidad de complicaciones
dirigida por radiología. técnicas o unos resultados más satisfacto-
El principio fisiológico de la GVA se basa en rios (34).
influir directamente sobre el apetito al provo- La idea del cortocircuito gástrico (RYBP: Y-
car una saciedad precoz. Posiblemente, a me- Roux By-Pass) se basa en los efectos que una
dida que se vaya adquiriendo experiencia so- simple gastrectomía parcial ejerce sobre el peso
bre la cirugía bariátrica, se irán diseñando in- de cualquier individuo. Difícilmente, como ha
tervenciones que podrán ser indicadas sido comprobado, se puede producir en el seg-
específicamente según las características de los mento excluido una neoplasia o un ulcus, pues
pacientes: grandes comedores, superobesos se- en estos casos la secreción gástrica es baja,
veros (exceso de masa corporal > 225 por 100 aunque sí es posible a nivel de la anastomosis.
290 LA OBESIDAD

Figura 17.3. Técnicas malabsor-


tivas.
• Iniciales-No actuales: A-B cor-
tocircuitos intestinales.
• Actuales-C-Técnica de Scopi-
naro: antrectomía + gastroye-
yunostomía con cortocircuito
biliopancreátíco

Si sucede esta eventualidad, muchas veces se RYBP, sino en la técnica de Salmón, en la que
tiene que reintervenir al paciente para que también se practica una bipartición gástrica.
pueda seguir viviendo y no. como en las com- En este tipo de técnica se aconseja una vago-
plicaciones más habituales de la GVA, que se tomía troncular y una colecistectomía, si existe
realiza para que siga funcionando el diseño ba- una bilis patológica en el estudio intraopera-
riátrico. La mayoría de los autores, debido al torio (l9).
alto porcentaje de fallos del grapaje horizontal Algunos trabajos retrospectivos comparan
(35 %). lo realizan con 6 hileras de grapas con estas dos técnicas (RYBP vs. GVA) y observan
un volumen residual de 15-30 mi. La anasto- que los resultados del RYBP superan, si sólo se
mosis en Y de Roux se intenta que sea de 1 cm valora el porcentaje de pérdida de peso, a los
de diámetro y la longitud del asa de 45 cm, valores de pérdida de peso obtenidos en la
con el fin de prevenir el reflujo. Los autores del GVA. Este efecto, posiblemente sea debido al
trabajo lo realizan con 4 tiras de grapas con alto porcentaje de disrupción gástrica que exis-
una sutura de refuerzo continua mediante un tía en los proyectos iniciales de la GVA con
material irreabsorbible; no en el caso de un dos hileras de grapas, o bien al anillo demasía-
OBESIDAD SEVERA: CIRUGÍA BARIÁTRICA 291

Figura 17.4. Gastroplastia verti-


cal anillada (GVA).
• Reservoho 20 cc.
• Anillo de 1 cm de Diámetro.
• Grapaje Vertical (4 grapas): ins-
trumento de autosutura.
• Técnica de aplicación de los
instrumentos de autosutura
EEA-25/TEA.B-90.

Figura 17.5. Cortocircuito gás-


trico.
• Reservorio 50-100 cc.
• Anastomosis con instrumentos
de autosutura.
• A-Método de conversión de una
GVA a una técnica de Torres-
Oca.
292 LA OBESIDAD

Tabla 17.1. RESUMEN DE LA LITERATURA dumping así como cierta malabsorción por el
asa desfuncionalizada. La GVA normalmente
ejerce poco influjo en la respuesta neuroendo-
crina digestiva: por el contrario, el RYBP pro-
voca una gran respuesta hormonal al paso de
los alimentos (CCK. VIP. etc.).

RESUMEN DE LA LITERATURA

Difícilmente se puede conocer el número de


intervenciones bariátricas que se realizan en
cada país. En Norteamérica, Renquist, Iowa,
sumarizó en 1989 un total de 5 . 1 7 8
intervenciones (40), de las cuales un 64 por 100
eran restrictivas y un 36 por 100 con algún
mecanismo parcialmente malabsortivo. Estas
cifras demuestran que el auge de los RYPB
está presente pues en tan solo dos años, según
los datos de Grace el al. (40), se ha incrementado
GVA, Gastroplastia vertical anillada de un 30 a un 42 por 100. Dentro de las téc-
YRBP Cortocircuito gástrico
GG Gastro-gastrostomia
nicas restrictivas, la GVA es la más utilizada
OM Obeso mórbido (BMI . 49 kg/rrr) (80 %), seguida del anillado simple (14 %) y la
SOM Superobeso (BMI . 50 kg/rrv)
banda gástrica (6-7 %). Aunque la incidencia
del simple anillado es más elevada en Euro-
do amplio o porque el volumen del neorreser- pa (27, 36). Los resultados de las distintas series
vorio era muy grande. Sin embargo, en los difieren muchas veces en los datos finales. Ma-
mismos trabajos también se menciona que el són(44), en 1989 revisa 256 GVA (5 años) de
número de complicaciones severas de la GVA las 1.200 GVA realizadas en 8 años, con una
es menor y. si la GVA está indemne, los resul- mortalidad de un 0.23 por 100. Se menciona
tados son excelentes (41) (Tablas 17.1 y 17.2). este trabajo pues también divide su serie en
Sea cual sea el tipo de técnica, si el paciente OM y SOM. La pérdida de peso ha sido de un
presenta una complicación y no se controla de 62 por 100 y un 53 por 100 en cada grupo. La
forma inmediata, como puede ser un proble- serie de Adelaida ( 3 9 ) realiza un estudio pros-
ma malabsortivo severo (RYBP) o un cuadro pectivo comparando tres intervenciones bariá-
crónico de vómitos (GVA), se pueden observar tricas. El 91 por 100 de los pacientes han sido
déficit de hierro, folatos, vitaminas (B-12. tia- valorados a los 3 años y se define como éxito si
mina) u oligoelementos (selenio, cromo, cinc). se consigue una pérdida superior al 50 por 100
Si no se asumen y resuelven, es posible que un del exceso de peso. La gastrogastrostomía
paciente desarrolle un cuadro de polimialgias, (Figura 17.1) ha sido la peor y la GVA o el
polineuropatías o dermatitis periorificial. Las RYBP consiguen buenos resultados (un 48 por
complicaciones existen en todas las series y la 100 y un 67 por 100). Sin embargo, no reali-
mayoría de ellas pueden ser resueltas de una zan controles seriados radiológicos e ignoran el
forma determinada, en el menor tiempo posi- porcentaje de fallos del grapaje vertical que in-
ble (14-16). validaría los resultados directos de la GVA si
Sugerman el al. (Figura 17.2) ( 2 8 ) demuestran funciona correctamente, como también sucede
una mayor efectividad del RYBP en pacientes en el trabajo de la Clínica Mayo, en que Nigh-
cuya ingesta selectiva sea de hidratos de tengale el al. (80) ignoran el porcentaje real de
carbono. La explicación de sus buenos resul- su serie, concluyendo que la GVA no es válida.
tados puede ser debida a que se induce un MacLean el al., (41), en su honesto y magnífico
OBESIDAD SEVERA: CIRUGÍA BARIÁTRICA 293

Tabla 17.2. ESTUDIO COMPARATIVO DE LAS DISTINTAS SERIES REVISADAS.


VALORACIÓN DE LOS RESULTADOS
RESULTADOS % EXCESO DE PESO

SEGUIMIENTO Excelente Bueno Pobre Malo


AUTOR TÉCNICA (AÑOS) < 25 < 50 < 75 > 75
Thompson YRBP 63p (3) 51 36,5 9,5 3
Sugerman GVA 15p(3) 0 33,3 33,3 33,3
YRBP 18p(3) 33,3 55,5 5,5 5,5
MacLean (*) GVA 196p(3) 28 32 18 11
GVA 47p (4) 57 32 11 0
OM GVA 149p(4) 54 52 30 4
SOM GVA 59p (4) 5 19 17 18
Masón GVA 97p (2) 36 39 16 9
Deitel GVA 87p (2) 83 12 5
Salmón GVA+YRBP 63p (2) 74 24 2 0
Alastrué y Rull (*) GVA 97p (2) 55 32 7 3
GVA 77p (2) 55 22 - -
(") Sene global
(") Sene seleccionada sin faltos de sutura
GVA: Gastroplastia vertical anillada
YRBP- Cortocircuito gástrico
OM Obeso mórbido
SOM: Superobeso mórbido

trabajo sobre 201 pacientes, consiguen una seguimiento (años), así como el porcentaje de
pérdida de peso de un 31 por 100 al año y de exceso de peso perdido en el momento de la
un 34 por 100 a los 5 años. Presentan una alta revisión. De forma global se puede observar
incidencia de fallos de sutura vertical (48 %) que ambas técnicas aportan unos resultados
que contrasta con la baja cifra aportada por satisfactorios. Aunque como se muestra en la
Masón (0,9 %). Estos resultados tan dispares Tabla 17.2, siempre que los resultados se refie-
pueden originar problemas al valorar una téc- ran a un grupo seleccionado de pacientes sin
nica determinada, pues como también se ha fallos técnicos, los resultados son mejores así
observado en la serie que se presenta, la inci- como una técnica mixta en los SOM.
dencia es alta. En la serie que se revisa se han
observado 20 fallos de la sutura vertical, de los
cuales tan sólo el 50 por 100 han precisado SERIE DE LOS AUTORES:
una reintervención (34). Yale et al. (79) demuestran POBLACIÓN ESPAÑOLA (13-17,34)
que la circunferencia externa del anillo,
mientras no sea inferior a 4,5 cm y superior a En este trabajo se presenta la serie de más de
5, no influye en la tasa de fallos o complicacio- 110 pacientes intervenidos que reunían las
nes. Kuzmac (37-38) desarrolla un concepto fu- condiciones que al inicio del programa se
turista que se basa en la banda gástrica hincha- establecieron (13, 17). A los 100 primeros pacien-
ble, que se puede modificar en el curso evolu- tes se les ha practicado una GVA de primera
tivo de un paciente a través de un reservorio elección (1 3-18) y tan sólo tres pacientes no siguen
subcutáneo. Sus ventajas son obvias, pero pre- en el programa: uno de ellos reoperado y
cisa un mayor número de pacientes y un se- reconstruido mediante una técnica de cortocir-
guimiento más amplio. En las Tablas 17.1 cuito gástrico (Oca-Torres) (33), un éxitus y un
y 17.2 se han resumido los resultados antro- tercer paciente en que se tuvo que extraer la
pométricos de las mejores series publicadas bandeleta por intolerancia psíquica. A todos
(GVA y YRBP). En las mismas se hace constar los pacientes se les ha practicado una biopsia
el número de pacientes que han completado el hepática y una ecografía preoperatoria, con el
294 LA OBESIDAD

Figura 17.6. Evolución de los


pliegues de grasa (tricipital y sub-
escapular) (mm) valorados a los
2 años.
(Lipocaliper Harpender (82-85)
PT: Pliegue tricipital.
PSE: Pliegue subescapular.
vn: valores normales.

fin de valorar si existe ya una colelitiasis o la tropométricos (pliegues de grasa, circunferen-


necesidad de realizar un estudio de la bilis ob- cia del brazo o áreas adiposa-muscular del bra-
tenida mediante punción transhepática o son- zo) (82-85 ) conseguidos anualmente (1.° y 2.°
daje duodenal intraoperatorio. El resto de ma- año), de aquellos pacientes secuencialmente
niobras, que modifican la técnica original de evaluados, han sido representados en la Figu-
Masón o bien los diversos estudios relaciona- ra 17.6 (pliegues de grasa). Figura 17.7 (circun-
dos con la bilis, o la nueva biopsia hepática ferencia del brazo). Figura 17.8 (áreas del bra-
mediante ecografía dirigida, en aquellos casos zo). Figura 17.9 (peso corporal). Figura 17.10
en que existe una gran desestructuración en la (% de sobrepeso) y Figura 17.11 (el índice de
primera biopsia. cuando el peso se estabiliza Quetelet). En la Figura 17.12 se han represen-
en unos valores normales o el control de las tado los valores globales alcanzados y los ob-
complicaciones intrínsecamente relacionados servados al ser dividida la serie en dos grupos:
con la técnica ya han sido objeto de otras OM y SOM. En anteriores trabajos (34), los au-
publicaciones(13-17, 34) y se han intentado resol- tores ya han demostrado que en el grupo de
ver de forma precoz (13, 15, 34). Referente a este SOM no siempre se consiguen resultados satis-
tema, se ha podido apreciar que el grado de ex- factorios (BMI < 50). Por este motivo, se ha
periencia del equipo quirúrgico influye en los iniciado de forma prospectiva un nuevo enfo-
resultados finales, pues la gran mayoría han que terapéutico, tomando la GVA como pa-
acontecido en los primeros 50 pacientes. Ac- trón de referencia. En la Figura 17.13 se han
tualmente, incluso con algunas maniobras es- representado, aunque el número de pacientes
pecíficas como es el refuerzo de la sutura ver- es reducido, los resultados obtenidos por el
tical, se han conseguido minimizar estos fallos momento con una técnica parecida a la GVA
de sutura (0/23 casos: 1 año). La vagotomía como es la BGHS (bandeleta gástrica hincha-
sólo se realiza en aquellos casos en que exista ble de silicona) ( 3 7 , 3 8 ) en obesos severos
una úlcera activa o en la técnica de Salmón (81) . (BMI < 49), y otro diseño más agresivo que la
Se presentan los resultados de la experiencia GVA, como es la técnica de Salmón (35) en su-
de 5 años con un grupo de pacientes obesos se- perobesos (BMI > 50). Como se puede obser-
veros que de forma intencionada se ha subdi- var, con la GVA en los OM se han conseguido
vidido en dos grandes grupos: OM y SOM. valores de BMI por debajo de 30, pero en los
Los valores antropométricos (peso corporal, SOM no siempre se alcanzan estos valores es-
sobrepeso y BMI) han sido estudiados en el 98 perados en todos los pacientes (3, 34), pues algu-
por 100 de los pacientes, cuyas características nos SOM siguen siendo obesos severos: aun-
son las propias de cualquier serie bariátrica que muy satisfechos con el peso alcanzado.
(V: 1 vs. M: 4). Los resultados de los valores an- La gran mayoría de los problemas de hiper-
OBESIDAD SEVERA: CIRUGÍA BARIÁTRICA 295

Figura 17.7. Evolución de la cir-


cunferencia del brazo (CB) (cm) y
de la circunferencia muscular del
brazo (CBM) (cm 2 ) en la serie glo-
bal de pacientes intervenidos por
obesidad mórbida (GVA).

tensión y diabetes se han resuelto como ya ha y ha demostrado todas las complicaciones rea-
sido demostrado en otras series (86-90) y aquellos les que han existido en la serie. El 50 por 100
pacientes con un SAS han mejorado espec- de los fallos del grapaje vertical (20 casos) no
tacularmente con una pérdida de peso razona- hubiera sido diagnosticado pues el paciente no
ble, sin alcanzar el teórico 25 por 100 del peso ha dejado por el momento de perder peso, si la
ideal, que es lo deseado y valorado como comunicación es mínima o bien ya se ha adap-
satisfactorio(89-90) tado definitivamente en sus nuevos hábitos.
Los vómitos son frecuentes, sobre todo hasta Estos pacientes no han sido reoperados.
el momento en que el paciente se adapta al En este punto, los autores se adentran ya en
nuevo régimen alimentario con sus nuevos há- las tendencias futuras, como puede ser el co-
bitos. Sólo en casos especiales se realiza un es- locar un balón hinchable de silicona regulable
tudio (endoscopia) para descartar un problema gracias a un reservorio subcutáneo introducido
orgánico (estenosis anillar, inclusión, ede- en la vaina de los rectos anteriores del abdo-
ma) (15): el resto siguen los controles habituales; men (35, 36) (Figura 17.1). Por el momento, esta
a los 6 meses y posteriormente cada 12 meses. técnica se ha realizado en 10 pacientes de la se-
El seguimiento radiológico ha sido exhaustivo rie y el seguimiento es similar a la GVA. La ac-

Figura 17.8. Evolución de las


áreas del brazo deducidas de los
pliegues de grasa y circunferencia
braquial:
• Áreas adiposa y muscular
82 85
(MAMA-MAFA) ( ).
• Preservación de la masa mus
cular y pérdida de la grasa. Va
loración a los dos años (GVA).
296 LA OBESIDAD

Figura 17.9. Evolución del peso


corporal (kg) de todos los pacien-
tes intervenidos por OM (GVA).

tual opinión de los autores es que tan solo debe taculares en los OM tomados de forma indivi-
ser indicada en pacientes no SOM, con sus dual que si se incluyen los pacientes con una
propias ventajas, como son el disminuir los SOM en el cómputo global en ambos sexos. El
días de estancia y los posibles fallos de sutura resto de parámetros antropométricos demues-
perioperatorios. Aunque esta nueva modalidad tra unas características muy evidentes, como
también pueda aportar nuevos problemas ya fueron detalladas en anteriores trabajos (2.°
como son el desplazamiento proximal de la año) ( l 7 ) . Estos cambios permanecen con una
banda periesofágica, su inclusión o bien que se tendencia a estabilizar el peso a partir de los 18
rompa el globo, se desplace o se torsione el re- meses (OM) y que continúa siendo efectiva en
servorio. Complicaciones que por el momento la SOM. Se demuestra al mismo tiempo que la
no han existido en la presente serie con un corto GVA es efectiva para que el paciente pierda
seguimiento. peso, grasa corporal total (centrífuga: PT y
En la serie de GVA, la media de pérdida de centrípeta: PSc) (Figura 17.7) y conserve la
peso real y la valoración del exceso de peso (so- masa muscular (Figura 17.7). La preservación
brepeso) de todo el grupo de pacientes (global: de este componente corporal queda demostra-
OM y SOM) objetivado a los dos años han da al estudiar la circunferencia muscular del
sido representados en la Figura 17.12. Estos brazo (CMB) o el área muscular del brazo
datos demuestran unos resultados más espec- (MAMA) (Figura 17.8), mejor que tomar sim-

Figura 17.10. Evolución del so-


brepeso (GVA).
OBESIDAD SEVERA: CIRUGÍA BARIATRICA 297

2
Figura 17.11. Evolución del índice de Masa Corporal o índice de Quetelet (kg/m ): • Grupo global y ambos sexos.

plemente la CB, pues este parámetro está in- menos obesos. Valores que persisten en el se-
fluido por los cambios de la circunferencia adi- guimiento de alguno de estos pacientes en el
posa (pliegues de grasa) consecuentes a la drás- tercer año. Tan sólo un 45 por 100 ha logrado
tica pérdida de peso (Figura 17.3). un criterio correcto de eficacia (índice de
Es difícil que los SOM presenten unos resul- Eficacia ≤ 1 (normal) o < 1,5 (obeso)) a pesar
tados concluyentes a los 2 años si se utilizan de la pérdida real de peso, que en algunos ca-
los criterios internacionalmente aceptados en sos ha alcanzado más de 140 kg en dos años.
la valoración de la cirugía bariátrica (34). Si se
define como resultado satisfactorio el que un
paciente intervenido alcance el 25 por 100 del COMENTARIO FINAL
peso teórico ideal en el primer año, realmente
ningún paciente de la serie de SOM lo ha con- Los resultados de la cirugía bariaírica son
seguido; aunque, si se valoran mediante el ín- ya incuestionables pues tanto la diabetes como
dice de eficacia que los autores proponen (IE = la hipertensión, la insuficiencia respiratoria o
Peso Inicial - Peso Actual / Peso Ideal), un 85 los problemas osteartrósicos mejoran con la
por 100 ya pueden ser considerados OM al pri- pérdida de peso y se mantienen a los 5
mer año y a los dos años, un 55 por 100 pre- años (1,20, 30, 36, 83-93) . La supervivencia esperada
sentan un buen resultado (34). Un gran número será la misma que la de un individuo nor-
de pacientes SOM siguen siendo OM o por lo mal (44). Cada técnica es un proyecto y el pa-
298 LA OBESIDAD

Figura 17.12. Evolución del


PESO de los pacientes inter-
venidos de GVA.
Resultados del grupo global.
Pacientes obesos mórbidos
2
(BMI < 49 kg/m ) y super-
obesos mórbidos (SOM) (BMI
2
> 50 kg/m ).

ciente debe aprender su mecanismo y funcio- ten en cada comida, que por término medio
namiento. El problema se centra en adecuar la obligado debe ser de 30-40 minutos.
técnica a cada paciente y comprender la fisio- La mayoría de las técnicas restrictivas indu-
logía del diseño bariátrico para que el paciente cen una saciedad que es lo que por principio
lo utilice. Cuando se realiza una técnica res- ideológico se desea. Los pacientes intervenidos
trictiva, no se intenta estimular una aversión pierden peso rápidamente con la inmediata de-
alimentaria ni que el sujeto tenga que provo- privación de la ingesta calórica. Sin embargo,
carse el vómito en cada comida. En casi todos también pueden modificar sus hábitos y diri-
los casos, con el tiempo, los pacientes pueden girlos hacia una exclusiva ingesta de líquidos
comer todo tipo de alimentos, si seleccionan el concentrados de alto contenido calórico o bien
tipo y la forma, si prestan especial atención a provocarse el vómito y comer reiteradamente
la función de triturado y al tiempo que invier- (bulimia iatrogénica). Ésta es uno de los moti-
OBESIDAD SEVERA: CIRUGÍA BARIÁTRICA 299

Figura 17.13. Obesidad se-


vera:
Cirugía bariátrica en OM y
SOM.
Evolución del peso, índice de
2
Quetelet (kg/m ) y el sobrepe-
so a los 6 meses, al año y a los
2 años de 4 subgrupos de pa-
cientes:
1. GVA (Gastroplastia vertical
anillada) en OM.
2. BGSH (Bandeleta gástrica
de silicona hinchable) en
OM.
3. GVA en SOM
4. Técnica de Salmón en
SOM.

vos de una selección adecuada del paciente en cosociales que a largo plazo suponen un bene-
el periodo preoperatorio y en la elaborada in- ficio global para el individuo y la sociedad.
formación-supervisión en cada momento del Naturalmente, la efectividad de un proceso
seguimiento. depende de la valoración individual, cómo se
La intervención bariátrica debe ser realizada realiza y el equipo de control. La cirugía bariá-
con seguridad. Los costes deben ser evaluados trica es una excelente alternativa y solución a
en su totalidad pues aunque parezca que una un grupo de pacientes —enfermos— rebeldes
intervención es económicamente más cara, re- a cualquier tratamiento médico. Las recientes
suelve en un alto porcentaje de casos, de forma recomendaciones del NIH (National Institute
definitiva, un problema (la obesidad), una en- of Health) americano(1), referente a la obesi-
fermedad (morbididad) y unos problemas psi- dad severa, son concluyentes. Aconsejan ini-
300 LA OBESIDAD

ciar siempre un tratamiento no quirúrgico su- 3. Garrow JS. Treat obesity seriously. A clínical
pervisado por un equipo integrado en el que la manual. London, Churchill Livingstone, 1981:
dieta, el ejercicio y la modificación de la con- 246.
ducta alimentaria, así como el adecuado soporte, 4. Ravissin E, Swinburn BA. Pathophysiology of
sean las bases de un tratamiento consensuado. A obesity. Lancet 1992; 340: 404-408.
continuación ya consideran la cirugía bariátrica 5. Garrow JS. Treatment of obesity. Lancet 1992:
340: 409-413.
restrictiva en pacientes seleccionados, con un
6. Colditz GA. Economic costs of obesity. Am J
riesgo aceptado. Incluso la indican de primera Clin Nutr 1992; 55: 5O3-5O7S.
elección, sin esperar los teóricos 5 años de 7. Sjöstrón LV. Mortality of severely obese pa-
obesidad y fracasos, que hasta hace poco tiempo tients. Am J Clin Nutr 1992: 55: 516-523S.
se exigían en los criterios de inclusión. La 8. Pi-Sunyer X. Health implications of obesity.
intervención debe ser realizada por un grupo de Am J Clin Nutr 1991; 53: 1595S-1603S.
cirujanos y anestesistas con experiencia, que 9. Drenick EJ, Gurunanjappa SB, Seltzer F. John
valoren la técnica más apropiada en cada caso y son DG. Excessive mortality and causes of
que estén habituados a resolver las death in morbidly obese men. JAMA 1980:
complicaciones. El control postoperatorio es 243: 443-445.
necesario, no sólo por el equipo quirúrgico y 10. Stunkard A, Wadden TA. Psychological aspects
radiológico, sino por el médico o endocrino que of severe obesity. Am J Clin Nutr 1992: 55: 524-
la ha indicado y por un psicólogo experi- 532S.
11. Bennett W. Dietary treatments of obesity. Ann
mentado en el seguimiento o en cualquier tras- Ny Acad Sci 1987; 499: 350-363.
torno que pueda presentarse. 12. Lissner L, Odell PM. D'Agostino RB, et al. Va-
La cirugía bariátrica actualmente puede ya ser riability of body weight and health outcomes in
considerada desde el inicio de un protocolo en the Framingham population. N Engl J Med
un obeso severo, si el paciente está informado y 1991: 324: 1839-1844.
motivado. Quedan muchas preguntas por 13. Alastrué A. Rull M. Salva JA. Formiguera J, et
contestar (93) pero las directrices quirúrgicas al. Gastroplastia vertical anillada. Experiencia
confluyen en una dirección cuyos resultados son de un grupo multidisciplinario en 65 pacientes.
ya patentes a largo plazo. Metodología y técnica quirúrgica. Resultados
La cirugía bariátrica restrictiva reúne los antropométricos. Cir Esp 1991; 50: 50-58.
tres principios básicos sobre los que cualquier 14. Alastrué A. Rull M, Salva JA, Formiguera J, et
tratamiento de la obesidad debe de apoyarse: al. Gastroplastia vertical anillada. Experiencia
de un grupo multidisciplinario en 65 pacientes.
1) El paciente ingiere menos energía que la Complicaciones generales: intra y perioperato-
que precisa en relación a su masa corporal. rias. Cir Esp 1991: 50: 99-105.
2) Su estado nutricional es el adecuado. 3) De 15. Alastrué A, Rull M. Salva JA. Formiguera J. et
forma paulatina el paciente va aceptando sus al. Gastroplastia vertical anillada. Experiencia
nuevos hábitos, hasta un punto ideal que los de un grupo multidisciplinario de tratamiento
asimile de forma definitiva. Esta reeducación, en 65 pacientes. Complicaciones postoperato-
no innata, precisa una estricta supervisión que rias inmediatas y/o técnicas tardías. Cir Esp
debe ser desarrollada por un equipo interdisci- 1991:50:278-284.
plinario de tratamiento de la obesidad Seve- 16. Alastrué A, Rull M, Formiguera J, et al. Gastro-
ra (94) plastia vertical anillada. Experiencia de un gru-
po multidisciplinario en 65 pacientes. Compli-
caciones metabólicas y resultados psicológicos.
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