Monografía de la
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ENDOCRINOLOGÍA
LA OBESIDAD
Monografía de la
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE ENDOCRINOLOGÍA
I.S.B.N.: 978-84-7978-160-6
Depósito Legal: M. 17.730-1994
Presentación ................................................................................................................................. XI
Introducción..................................................................................................................................... XIII
Primera parte
EPIDEMIOLOGÍA Y CLÍNICA
Segunda parte
FISIOPATOLOGÍA DE LA OBESIDAD
IX
X CONTENIDO
Tercera parte
TRATAMIENTO
Con esta monografía la Sociedad Española autor y pudiendo ofrecer su difusión y distri-
de Endocrinología comienza un nuevo Área de bución a distintas compañías que pueden tener
Actividad: la publicación de textos científicos interés en el contenido de publicación.
de temas de nuestra especialidad. En nombre de la Sociedad Española de En-
La S.E.E. establece los temas prioritarios y docrinología quiero agradecer muy since-
nomina a un experto para ser editor o coordi- ramente la colaboración generosísima del
nador de la monografía y establecer las condi- Dr. Federico Soriguer que ha dedicado su en-
ciones concretas de publicación y difusión de tusiasmo y su tiempo a la organización de esta
la misma. Se requiere que estas monografías monografía. También agradezco a los Autores
tengan la participación de varios autores ex- de los distintos capítulos su generosidad y su
pertos en los distintos puntos concretos que in- esfuerzo, ya que no reciben otra compensación
tegran un tema determinado, como en este que la satisfacción de comunicarse con los de-
caso obesidad. Con esta actividad la S.E.E. más miembros de la Sociedad y con otros pro-
pretende mejorar la información científico-téc- fesionales. También deseo expresar formal-
nica a los miembros de la Sociedad y a otros mente el agradecimiento a la Editorial Díaz de
médicos de otras especialidades que estén in- Santos por la actitud positiva que ha tenido en
teresados por los temas motivos de las mono- la publicación de esta monografía sobre obesi-
grafías. También servirán en otros casos para dad.
coordinar determinados estudios o recogida de
datos epidemiológicos, clínicos y terapéuticos
de los distintos centros y profesionales que es-
tán integrados en la S.E.E. Indirectamente se
busca también que estas publicaciones sean
una forma adicional de soporte económico
para la Sociedad, reservándose los derechos de Fdo. Dr. F. SÁNCHEZ FRANCO
XI
Introducción
Cuando en octubre de 1992 el Dr. F. Sán- personas que necesitándolo fracasan sistemáti-
chez Franco, entonces presidente de la Socie- camente en sus intentos.
dad Española de Endocrinología, me pidió que La estructura de la obra no ha sido ajena a
coordinara la obra que ahora presentamos, ini- las grandes aportaciones recientes al tema,
ciamos una larga andadura, cuya primera y pero ofrece una composición algo diferente ya
más importante dificultad fue la selección de que en su lógica interna intenta seguir los con-
los capítulos de los que debía constar. sejos de D. L. Sackett (Epidemiología clínica.
Concebida como una monografía de consul- Una ciencia básica para la medicina clínica.
ta, tiene también la pretensión de llegar a Ediciones Díaz de Santos, 1989), cuando afir-
cuantos lectores, médicos o no, estén interesa- ma (p. 7) que la mayor parte de los textos mé-
dos en uno de los más importantes problemas dicos están estructurados de manera inversa a
de salud de nuestro tiempo. como se produce el razonamiento y el acto
Durante el tiempo que ha durado la elabo- médico, pues comienzan con la descripción de
ración de la obra han aparecido importantes la fisiología o de la fisiopatología para llegar fi-
contribuciones monográficas sobre la obesi- nalmente a la descripción de la clínica y de la
dad. Sin ser las únicas, queremos citar la obra epidemiología, que es exactamente el camino
de P. Björntorp y B. N. Brodoff (Obesity: J. B. inverso del proceso diagnóstico.
Lippincott Com. 1992) y el suplemento mo- Esta es la razón por la que el libro comienza
nográfico del Annals of Internal Medicine con la definición de obesidad y la nominación
(Methods for voluntary weight loss and con- de aquello sobre lo que el resto del libro trata.
trol. National institutes of health thecnology La obesidad es, por definición, un acumulo
assessment conference, 1993; 119:02-764). excesivo del depósito graso del organismo. Si
Este gran interés de la medicina y de la bio- utilizamos los referentes nosológicos de la clí-
logía por la obesidad es también la expresión nica clásica, la obesidad es una enfermedad del
de la gran atención que el problema de la obe- tejido adiposo, tal como la cirrosis hepática es
sidad tiene en el mundo desarrollado de nues- una enfermedad del hígado. El grado de obe-
tro tiempo. Tal como comentan Danford y sidad puede ser medido con suficiente preci-
Fletcher, editores del Annals of Internal Medi- sión mediante el índice de masa corporal
cine, en nuestro mundo se da la paradoja de (IMC), también conocido como índice de
mucha gente que intenta perder peso sin ne- Quetelet, que es el resultado de dividir el peso
cesitarlo verdaderamente (al menos desde el en kilogramos por la talla elevada al cuadrado.
punto de vista de su salud), y de muchas otras Su uso está bastante generalizado y es fácil de
XIII
XIV INTRODUCCIÓN
el cálculo del cociente entre las circunferencias un lugar central, junto con el hígado y el
a nivel de la cintura y la cadera. F. J. C. Sori- músculo, en la regulación del metabolismo in-
guer, I. Esteva de Antonio y J. A. García Ar- termediario. En última instancia, cualquiera
nés, de la Sección de Endocrinología del Hos- que sea la causa de la obesidad, el tamaño del
pital Regional Carlos Haya, de Málaga, am- depósito graso será el resultado del balance li-
plían desde esta perspectiva monográfica pogenético-lipolítico de la reserva de triglicéri-
algunas de las cuestiones tratadas en los capí- dos acumulados en el interior de las células
tulos precedentes. adiposas. El conocimiento de las relaciones
La importancia que los hábitos alimentarios metabólicas del tejido adiposo con el resto de
y la actividad física adquiridos desde la infan- la economía y de su regulación enzimática y
cia pueden tener sobre el balance energético de hormonal son imprescindibles para compren-
la vida adulta, el significado que una determi- der adecuadamente los mecanismos del balan-
nada dotación adipocitaria adquirida desde la ce positivo de energía que supone cualquier
infancia pueda tener sobre la obesidad en la obesidad. Es la misión de la clínica dar nom-
madurez, así como las peculiaridades que el bre a los procesos morbosos y ayudar a los pa-
tratamiento de la obesidad lleva consigo en cientes a resolver aquellas cuestiones que les
esta época de la vida, nos llevó a encargarle a hacen sufrir. Pero es también función de la
J. P. López Siguero, de la Unidad de Endocri- medicina constituirse en intermediaria entre
nología Pediátrica del Hospital Regional Car- las necesidades del paciente y la complejidad
los Haya, de Málaga, que resumiera las singu- de los procesos biológicos y de los mecanismos
laridades de la obesidad infantil. Es éste un ca- de la enfermedad. El conocimiento del funcio-
pítulo que puede leerse autónomamente, pero namiento del organismo, tal como la fisiología
al mismo tiempo es complementario del resto nos aporta, es imprescindible para desarrollar
de los capítulos del libro. una praxis cargada de razones y capaz de cam-
No podía ser éste sino un libro multidiscipli- biar al ritmo que los avances del conocimiento
nar pues el tejido adiposo no es sólo el órgano de los procesos biológicos produce.
que enferma o que aumenta de tamaño, es En el largo camino del conocimiento de la
también un auténtico laboratorio experimen- obesidad humana, el desarrollo de modelos
tal a cuyo estudio se han dedicado los fisiólo- animales y experimentales ha sido de capital
gos de las últimas décadas. A los jóvenes inves- importancia. Este ha sido el cometido empren-
tigadores tal vez pueda parecerles sorprendente dido en este libro por F. Mallo Ferrer, F. Ca-
recordar que la consideración del tejido adi- sanueva y C. Diéguez González, del Departa-
poso como órgano metabólicamente activo sea mento de Biología Fundamental de la Univer-
relativamente reciente, aunque ya en el Hand- sidad de Vigo y del Departamento de
book of physiology of adipose tissue, editado Fisiología y Medicina de la Universidad de
por Renold y Cahill en 1965, se recogían 4.169 Santiago de Compostela. Aunque la extrapo-
citas bibliográficas referidas al tema. Desde en- lación de los modelos animales a la biología
tonces la atención y las publicaciones sobre el humana está sujeta a limitaciones bien cono-
órgano adiposo han aumentado extraordina- cidas, la investigación experimental permite
riamente. desarrollar modelos imposibles de evaluar en
E. Herrera y M. A. Lasunción, del Departa- los seres humanos, que son ante todos sujetos
mento de Investigación del Hospital Universi- de derechos, lo cual impide que se lleven a
tario Ramón y Cajal y de la Universidad San cabo manipulaciones experimentales, a veces
Pablo-CEU-Madrid, han realizado una extensa imprescindibles, para contrastar determinadas
actualización de la fisiopatología del tejido adi- hipótesis. Por otro lado, el modelo experimen-
poso, a partir de su propia experiencia y de tal permite también separar aquello que perte-
una amplia utilización de la bibliografía. Po- nece a la biología de aquello otro que es pri-
demos ver en este capítulo las bases que justi- vativo del ser humano: la cultura, que tanta
fican la consideración del tejido adiposo como importancia va a tener en la génesis de la obe-
un órgano metabólicamente activo que ocupa sidad como problema de salud pública.
XVI INTRODUCCIÓN
El debate entre naturaleza y cultura, entre servado en el obeso son más una consecuencia
biogénesis y sociogénesis es común a todos los que una causa de la obesidad, es imposible
problemas que afectan a la manera de enfer- comprender la obesidad como un problema
mar del ser humano, pero adquiere una espe- poblacional si nos acercamos a ella como una
cial significación en la comprensión de la obe- cuestión que sólo puede ser explicada en tér-
sidad, pues ésta es indisociable de los procesos minos «biologicistas». Es ésta una aproxima-
de ingesta nutricional y de la relación del hom- ción reduccionista que ignora que la obesidad
bre con el mundo exterior a partir de una de es además un síntoma de la ruptura del equi-
las ventanas en donde la cultura y la naturale- librio del hombre con los alimentos, equilibrio
za son absolutamente indisociables, como es la que es la expresión más enraizada de la cultura
búsqueda de nutrientes: la alimentación. en la biología. Comprender al paciente obeso
La aparente aproximación biologicista de X. desde la perspectiva etnográfica, sociológica,
Remesar y M. Alemany, del Departamento de psicológica es tan importante como conocer
Bioquímica y Fisiología de la Universidad de las causas, (moleculares y genéticas) por las
Barcelona, no se contrapone a la aparente que el tratamiento de la obesidad se somete
aproximación cultural de E. Ibáñez, desde la con tanta dificultad a las leyes de la termodi-
Cátedra de Psicología de la Personalidad de la námica. Así, al igual que podemos hablar de
Universidad de Valencia. una fisiopatología de la obesidad, también po-
Mientras que las dos terceras partes de la hu- demos hacerlo de una psicopatología de la
manidad padecen o están en zonas de riesgo de misma. Comprenderlo así es de gran impor-
padecer hambre por carencia de alimentos, el tancia para poder introducir en el tratamiento
gran problema de la sociedad occidental es la de la obesidad pautas de modificaciones del
lucha contra el hambre como apetito desorde- comportamiento, así como para poder desa-
nado. Remesar y Alemany revisan la impor- rrollar programas de prevención poblacional
tancia del control neuroendocrino del apetito, en aquellas comunidades donde la obesidad se
mientras que E. Ibáñez plantea el problema de ha convertido en una cuestión de salud públi-
la obesidad como una cuestión fundamental- ca, por su alta prevalencia. Este es el espíritu
mente cultural. que anida en el capítulo desarrollado por
Esta aproximación dual no es más que la ex- E. Ibáñez, del Departamento de Personalidad,
presión de la complejidad y la necesidad de un Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la
abordaje holístico de la cuestión de la obesi- Universidad de Valencia, capítulo que com-
dad. De todas maneras, cualquiera que sea esta pleta la segunda parte del libro.
aproximación, la cantidad total de grasa en el La tercera parte del libro corresponde al tra-
tejido adiposo estará siempre sujeta a las leyes tamiento de la obesidad. Tal como dicen los
de la termodinámica. Por este motivo, en el constructivistas, toda información, todo cono-
penúltimo capítulo de esta segunda parte del cimiento de la realidad tiene sentido si abre
libro F. J. C. Soriguer Escofet e Isabel Esteva nuevas posibilidades para actuar eficazmente.
de Antonio, de la Sección de Endocrinología Si la clínica es una disciplina que tiene como
del Hospital Regional Carlos Haya, de Málaga, misión resolver o ayudar a resolver problemas
revisan la cuestión de la obesidad como un (enfermedades), los dos apartados primeros de
problema termogénico. Una aproximación este libro sólo se justifican si nos permiten in-
que, de la mano de las nuevas técnicas in- fluir de alguna manera en la historia clínica de
cruentas que permiten medir el gasto energéti- un paciente obeso. Es el tratamiento de la obe-
co de manera compatible con la actividad nor- sidad uno de los grandes retos clínicos de nues-
mal de los individuos, nos proporciona un fu- tro tiempo, un tiempo en el que la obesidad se
turo esperanzador en el conocimiento holístico convierte también en un problema clínico. Las
de la obesidad en humanos. dificultades para el tratamiento de la obesidad
Aunque muchos creen, y en este libro se en- constituyen la experiencia común de todos
contrarán abundantes citas sobre ello, que los aquellos médicos que reciben pacientes obesos
cambios del comportamiento alimentario ob- en sus consultas; también son el común deno-
INTRODUCCIÓN XVII
minador de las grandes series publicadas, sobre E. Ibáñez e I. Caro completan la visión psi-
todo si el seguimiento de los pacientes se plan- cológica y sociogénica, ya iniciada por E. Ibá-
tea a largo plazo. ñez en un capítulo precedente. Una aproxi-
Sin embargo, el mejor conocimiento de la mación antropológica imprescindible para
génesis de la obesidad, extensamente expuesto conseguir tratar a los pacientes obesos de ma-
en los capítulos anteriores, y la introducción nera holística.
de nuevos conceptos y procedimientos para Cuando el balance negativo de energía no se
afrontar el tratamiento permiten hoy que po- consigue con la dieta y el ejercicio, los clínicos
damos ser algo más optimistas. disponen aún de dos herramientas muy pode-
Conseguir un balance negativo de energía si- rosas para tratar a los pacientes obesos. Tanto
gue siendo la única manera racional de pro- los fármacos como la cirugía de la obesidad
ducir una pérdida de peso. S. González Ro- han cambiado de manera notable en los últi-
mero, G. Olveira Fuster y F. J. C.-Soriguer de- mos años. Su empleo exige conocer de modo
sarrollan en extensión los fundamentos de la profundo no sólo la fisiopatología y la socio-
intervención dietética sobre las personas obe- patología del caso concreto sobre el que se
sas que quieren perder peso. P. Soria Valle y plantea una indicación, sino también los ries-
A. Sastre Gallego, de la Unidad de Nutrición gos que tal procedimiento de intervención
Clínica y Dietética del Hospital Ramón y Ca- plantea.
jal, de Madrid, se enfrentan al reto de la pres- Esta revisión crítica es la que ha llevado a
cripción dietética desde una perspectiva nove- cabo J. L. Pereira Cuñal, F. Villamil Fernán-
dosa como es la utilización de sistemas exper- dez, P. P. García Luna, de la Unidad de Nutri-
tos al servicio del tratamiento de la obesidad. ción Clínica y Servicio de Endocrinología del
En su capítulo, los lectores encontrarán menús Hospital Universitario Virgen del Rocío de Se-
y algoritmos que les permitirán acercarse a las villa, sobre el uso y abuso de los anorexígenos.
necesidades calóricas de paciente de una ma- Finalmente A. Alastrué Vidal, M. Rull, J.
nera más eficiente. Formiguera, D. Casas, L. E. Escudero, X.
Disminución de la ingesta o aumento del Mira, L. Sánchez Planell, B. Martínez, C.
gasto, estos son los dos términos de la ecuación Diez, M. Foz y M. A. Broggi, de la Unidad de
termodinámica. Por eso el ejercicio no puede Trastornos de la Alimentación del Hospital
dejar de ser una parte del tratamiento de la Universitario Germans Trías i Pujol de Barce-
obesidad pues, aunque por sí sólo es difícil que lona, realizan una puesta al día de los proce-
consiga resultados espectaculares, los benefi- dimientos quirúrgicos que actualmente se uti-
cios añadidos a los termogénicos como eficaz lizan para el tratamiento de la obesidad severa,
ayudante en la reversión positiva de los nu- aportando a esta monografía su amplia expe-
merosos factores de riesgo asociados a la obe- riencia en la cirugía de la obesidad mórbida.
sidad, justifican su inclusión con personalidad Una experiencia que nos permite, con los au-
propia en el apartado correspondiente al trata- tores, afirmar que la cirugía bariátrica es hoy
miento de la obesidad. Este ha sido el cometi- una alternativa terapéutica formal para deter-
do llevado a cabo por M. S. Ruiz de Adana, minadas formas de obesidad.
F. Tinahones Madueño y F. J. C.-Soriguer Es-
cofet, de la Sección de Endocrinología del
Hospital Regional Carlos Haya. Federico J. C.-Soriguer Escofet
Primera parte
EPIDEMIOLOGÍA Y CLÍNICA
1
La medida de la masa grasa
G. Martín Peña
3
LA OBESIDAD
bólico, el organismo puede considerarse for- y la hipertrofia de algunos órganos como el co-
mado por grasa y los espacios intracelular y ex- razón también contribuyen a este aumento en
tracelular, con los respectivos componentes de la MLG (4).
agua y solutos. Los componentes intracelulares En casos de obesidad extrema, y especial-
también se conocen con el nombre de masa mente si los pacientes tienen edemas, el mo-
celular. delo tradicional de dos compartimentos no se
La aplicación de métodos de imagen, como puede aplicar por la alteración en la hidrata-
la TAC o la resonancia nuclear magnética, han ción del organismo. La densidad de la MLG se
permitido establecer nuevos modelos de tipo altera con respecto a las cifras de sujetos nor-
anatómico, basados en los componentes de te- males. La relación agua corporal total/masa li-
jido adiposo, masa muscular, masa visceral y bre de grasa se desvía de la cifra de 0,73 y tam-
hueso. bién la relación entre el potasio corporal total
Los conceptos de tejido adiposo y grasa no y la MLG.
son superponibles, aunque en ocasiones se uti-
lizan con el mismo significado. La grasa repre-
senta el 80 por 100 del peso del tejido adiposo; LIMITACIONES DE LOS MÉTODOS
el 20 por 100 restante lo forman espacio inters-
DE MEDIDA DE COMPOSICIÓN
ticial, tejido conectivo y vasos sanguíneos. Por
lo tanto, el tejido adiposo tiene una parte que CORPORAL
es químicamente grasa y otra que se puede
considerar masa adiposa libre de grasa. Para- La primera limitación técnica a las medidas
dójicamente, aunque el tejido adiposo global- de composición corporal en sujetos obesos está
mente tiene poco contenido en agua, la por- en el mismo peso del individuo, ya que el pa-
ción libre de grasa del tejido adiposo tiene un nículo adiposo excesivamente grande no per-
contenido acuoso proporcionalmente mayor mite coger un pliegue cutáneo entre los brazos
que la MLG del resto del organismo, ya que el del lipocalibre, incluso las balanzas clínicas no
componente celular es pequeño en proporción permiten pesar sujetos con más de 150 kg.
al extracelular. Esta es una de las razones por La composición corporal cambia con la
la que la MLG aumenta en los sujetos obesos. edad, especialmente en los niños durante la
El aumento de la masa muscular, del esqueleto maduración de los tejidos y del esqueleto y
LA MEDIDA DE LA MASA GRASA 5
también el de los ancianos en los que aumenta trabajos o ejercicios pesados, en parte debido a
el agua extracelular y disminuye la masa un aumento de la masa ósea ya que el músculo
ósea(4). Por ello parece razonable, que la me- tiene una densidad de 1,0643 g/cc (2, 6).
dida directa de los compartimentos que cam- El peso de un sujeto fuera del agua se puede
bian más con situaciones fisiológicas o patoló- medir con facilidad, pero dentro del agua re-
gicas, puede mejorar la precisión y exactitud sulta algo más difícil. Este error puede dismi-
de las medidas. Puesto que el ACT y la masa nuirse tomando como referencia del peso la
ósea son los componentes que varían más con media aritmética de las tres últimas pesadas de
la edad, sexo y otros factores, la medida de es- diez medidas consecutivas. Puesto que la den-
tos compartimentos por técnicas independien- sidad del agua varía con la temperatura, hay
tes podría mejorar la estimación de la GCT. que conocer ésta con una precisión de 1° C.
Sin embargo, las estimaciones de la composi- También es necesario medir el volumen resi-
ción corporal a través de la medida de varios dual pulmonar con el sujeto dentro del agua o
compartimentos diferentes también puede lle- fuera de ésta, pero en cualquier caso en la mis-
var a la propagación de los errores. Es decir, ma posición en que se pesó dentro del agua.
cada método de medida de un compartimento El peso sumergido también se afecta por el
tiene su propio error, de tal forma que la me- volumen del gas intestinal, que se estima entre
jora en la estimación de los espacios por sepa- 30 y 100 ce y no se considera una fuente de
rado se compensan en parte por los errores co- error importante (5), aunque se debe hacer la
metidos en cada compartimento que medi- medida de densidad en ayunas para minimizar
mos. esta fuente de error.
Con las correcciones oportunas por la den-
sidad del agua, la ecuación para calcular la
DENSIMETRÍA densidad del cuerpo viene dada por la fórmula:
suma de los pliegues tríceps, muslo y suprailia- Tabla 1.2. COEFICIENTES DE CORRELACIÓN
co. E: edad. Y ERROR ESTÁNDAR DE LAS ECUACIONES
Las ecuaciones de Jackson y Pollock o Jack- DE DURNIN Y WOMERSLEY Y
JACKSON Y POLLOCK
son et al. dan resultados de densidad superio-
res a las de Durnin y Womersley (19), que dan Hombres Mujeres
un mejor coeficiente de correlación y un me- C.C. E.E.E. C.C. E.E.E.
nor error estándar que las anteriores en la es- Durnin y Womersley 0,87 (0,008) 0,80(0,010)
timación de la densidad de los sujetos (Ta- Jackson y Pollock 0,86 (0,008) 0,78(0,010)
bla 1.2).
La medida de pliegues cutáneos infraestima C.C: Coeficiente de correlación. E.E.E.: Error estándar de la estimación.
la GCT en sujetos de más de 60 años en los
que suele haber aumento de la grasa intra-
abdominal (20). punto intermedio entre dos referencias anató-
Se ha intentado mejorar la estimación de la micas, debe utilizarse una cinta métrica para
grasa corporal incluyendo en la ecuación otras localizar con precisión este punto. El pliegue se
variables como la edad, el peso, la altura u toma con dos dedos, situándolos separados
otras medidas antropométricas. Como en cual- unos 8 cm, y elevando la piel 1 cm. Los dos
quier modelo de regresión, la estimación me- dedos se mantienen cogiendo el pliegue hasta
jora a medida que se incluyen más variables en que la medida se ha realizado. Los brazos del
el modelo, pero lo hace más engorroso y más lipocalibre deben estar perpendiculares a la
dependiente de la muestra. La variable intro- piel. La piel se comprime con la presión del li-
ducida con más frecuencia es el peso, que por pocalibre, por lo que la medida se toma gene-
sí solo ya tiene correlación con la grasa corpo- ralmente después de 2 segundos y con la lectura
ral total, y por ello mismo no mejora la esti- más próxima a 0,1 mm. En el cómputo final se
mación en atletas y sujetos musculosos donde utiliza la media de tres medidas consecutivas.
esta variable refleja más la MLG. Posiblemen- El lugar del cuerpo, izquierdo o derecho, donde
te, una contribución interesante es la de Nop- se toman las medidas, afecta poco a los resulta-
pa et al.(24), que obtiene una r = 0,92 (SEE = dos, pero se debe hacer siempre con la misma
2,96) para el cálculo de la grasa en un modelo norma. (En EE.UU. se suele medir el lado de-
que incluye también el peso, la circunferencia recho y en Europa el izquierdo.)
a nivel de las caderas y la suma de los pliegues 1. Pliegue del bíceps:
subescapular y tríceps. Sin embargo, este mo- a) El sujeto debe estar en pie, relajado y
delo no es aplicable a varones por la menor con las palmas de las manos mirando
acumulación de grasa en la zona de las caderas hacia delante.
y también por la menor relación del peso con b) Lugar: en la línea media en la zona an-
la grasa corporal total. terior del bíceps y 1 cm más alto que el
pliegue del tríceps.
Técnicas de medidas de los c) Dirección del pliegue: vertical.
pliegues cutáneos(25) 2. Pliegue del tríceps:
a) Sujeto en pie con el brazo flexionado
La localización de los pliegues a elegir de- 90° para localizar el punto. Al realizar
pende de la población que estemos midiendo y la medida el brazo debe estar extendido.
de la fórmula que elijamos. El lipocalibre debe b) Lugar: línea media en zona posterior en
ser de algún tipo de los que ejercen una pre- el punto medio entre el acromio y el
sión constante de 10 g/mm2, como Holtain, oleocráneo.
Lange o Harperden. Los lipocalibres de plásti- c) Dirección del pliegue: vertical.
co no permiten medidas fiables, y otros méto- 3. Subescapular:
dos diferentes no son aceptables. Cuando se a) Sujeto en pie con los brazos paralelos al
señala como lugar de medida del pliegue, el cuerpo.
LA MEDIDA DE LA MASA GRASA 11
sí en mujeres. Sin embargo, el AIC aporta la atribuyó a la expansión del volumen extrace-
ventaja de tener menor error por la variabili- lular en comparación con el intracelular, y
dad intra y entre observadores (36). Además la también a hidratación diferente de la MLG en
técnica de medida puede estandarizarse más pacientes muy obesos (41) . Por ello, el modelo
fácilmente y se realiza sin dificultad en sujetos de dos compartimentos probablemente no es
encamados. Tampoco está sujeta a factores adecuado para el estudio de estos pacientes
como la compresibilidad de la piel o la escala con obesidades extremas.
de los lipocalibres, especialmente en sujetos
con obesidades extremas, en los que no es po-
sible medir algunos pliegues cutáneos con el Valoración de la pérdida de peso
lipocalibre ( 1 9 ) . Hay una buena correlación mediante AIC
(r = 0,93) entre el % GC calculado por la me-
dida de pliegues cutáneos y por AIC (36). El objetivo en el tratamiento de la obesidad
Se ha señalado que mediante AIC se so- es modificar la composición corporal hasta lle-
breestima la GCT en sujetos normales o del- gar a un peso próximo al ideal con una pro-
gados y se infraestima en obesos (29, 34, 37). Segal porción de grasa en torno a un 25-30 por 100
demostró una relación entre la GCT y el error en las mujeres y a un 20-25 por 100 en los
en la estimación de la GCT, por lo que desa- hombres. Para alcanzar esta meta se debe per-
rrollaron fórmulas específicas para varones y der grasa y MLG en proporciones próximas al
mujeres obesos. Sin embargo, Gray et al.(37) no 75/25(2). Esta proporción ideal de pérdida de
han encontrado ventajas en estas fórmulas peso no es posible alcanzarla mediante el ayu-
específicas para sujetos obesos, obteniendo no total, en las fases iniciales de dietas muy hi-
una r = 0,94 en individuos con % GC oscilan- pocalóricas o con dietas inadecuadas, en las
do entre 8,8 y 59 por 100, y demostrando que cuales la pérdida de peso se realiza a expensas
incluso las fórmulas específicas de Segal so- de una proporción elevada de MLG. Por ello,
breestiman la MLG en sujetos con más de un ante pérdidas de peso grandes, y sobre todo si
42 por 100 de GCT. se efectúan en cortos períodos de tiempo, la es-
Cuando se ha utilizado el K40 como técnica timación de las proporciones de peso perdido
de referencia respecto al AIC, también se ha ayudan a conocer el efecto del tratamiento.
encontrado una sobreestimación de la MLG Gray (20), estudiando seis mujeres obesas que
en obesos (38). perdieron una media de 10 kilos en dos sema-
Lukaski (39), analizando los residuos de la re- nas, encontró una buena correlación entre las
gresión entre las medidas de la GCT mediante medidas de composición corporal realizadas
densimetría y AIC, encontró solamente una con densimetría y AIC antes del tratamiento y
correlación de 0,33 entre la GCT y los residuos después de la dieta. Otros autores han encon-
de las estimaciones; lo que expresado en tér- trado resultados similares en las estimaciones
minos de coeficiente de determinación (CD = de composición corporal tras la pérdida de
0,10) quiere decir que la obesidad explica el 10 peso mediante AIC y densimetría, llegando a
por 100 del error cometido en la estimación de la conclusión que el AIC estima adecuadamen-
la GCT mediante AIC. Por tanto, también in- te la composición del peso perdido con dietas
fluyen otros factores no medidos. Cuando los hipocalóricas (36, 42). Se observó que tanto las
sujetos se tomaron en su conjunto no se con- fórmulas de Lukaski (27), como las de Segal (28),
firmó la relación entre GCT y los errores en la miden adecuadamente la composición corpo-
estimación de ésta. Sin embargo, cuando la po- ral en estos pacientes y con una precisión si-
blación se dividió en cuatro grupos según la milar a las ecuaciones de Durnin y Womers-
GCT, en el cuartil con mayor proporción de ley (l3) basadas en la medida de cuatro pliegues
grasa y donde se encuentran más representadas cutáneos. Otros autores han encontrado que la
las mujeres, se observaba que la línea de regre- técnica de Jackson y Pollock (32) estima con
sión entre valores estimados y medidos se se- mayor precisión la composición corporal du-
paraba que la línea de identidad (40). Ello se rante la pérdida de peso que el AIC (43).
LA MEDIDA DE LA MASA GRASA 13
del solenoide. El sistema informa de la diferen- tes tejidos, y de igual forma se puede estimar la
cia en las medidas cuando el solenoide está va- proporción de grasa midiendo solamente teji-
cío y cuando contiene el conductor; la diferen- dos blandos. La ASF para medir GCT tiene un
cia se expresa numéricamente como TOBEC o error estándar suficientemente grande como
índice de conductividad, y guarda relación para no ser considerada una técnica exacta y
tanto con la forma del conductor como con el precisa para investigación, ni suficientemente
volumen de éste (51). sencilla para utilización clínica (53).
En la ADF se asume que el organismo está
compuesto por dos tejidos solamente: hueso y
Ultrasonidos tejidos blandos de una composición uniforme.
Esta asunción no es correcta, puesto que la
La ecografía en modo A se ha utilizado
grasa tienen una atenuación diferente del
como una alternativa a la medida de pliegues músculo, agua y otros órganos, y la proporción
cutáneos con lipocalibres para la estimación de
de ésta varía según la región anatómica (54). La
la cantidad total de grasa, pero esta técnica es
proporción de tejidos blandos que se mide sue-
menos precisa que la medida habitual de los le estar en torno al 60 por 100, pero a pesar de
pliegues cutáneos (16).
estas limitaciones la grasa medida con esta téc-
La ecografía en modo B puede ser tan fiable
nica mantiene un coeficiente de correlación de
como la medida con lipocalibre, pero la utili- 0,92 con la grasa medida mediante densime-
zación de equipos hospitalarios es prohibitiva-
tría por inmersión y algo mejor en sujetos nor-
mente cara y los aparatos portátiles diseñados
males, en los que se mide el nitrógeno median-
con esta finalidad no se han estudiado con te activación in vivo, el agua mediante dilución
detalle (l6).
isotópica y el calcio mediante DEXA (11). El
coeficiente de variación para la estimación de
Absorciometría de fotones la MLG mediante ADF con gadolinio se ha
considerado del 2,1 por 100 y para la GCT de
La absorciometría de fotones, conocida co- 7,6 por 100 (53). La ADF con gadolinio se ha
loquialmente en castellano como «densitome- validado en poblaciones normales frente a la
tría», se ha desarrollado como un método para densimetría por inmersión, potasio corporal
determinar densidad ósea y contenido mineral total. La ADF-DEXA tiene un coeficiente de
del hueso. La absorciometría simple de fotones variación menor que la ADF con gadolinio (55).
(ASF) se realiza con 125I, radiación de una sola La ADF tiende a sobreestimar la GCT en
energía, mientras que la absorciometría dual sujetos muy obesos (56).
de fotones (ADF) utiliza una fuente de irradia-
ción de dos energías diferentes. Inicialmente se
utilizaba una fuente de gadolinio (l53Gd) con Potasio corporal total
emisión de fotones a 44 y 100 KeV, pero estos
aparatos están siendo sustituidos por la absor- El potasio es un elemento principalmente
ciometría dual de rayos X (conocida también intracelular, que está prácticamente ausente en
con el acrónimo de DEXA-DPX en las publi- los triglicéridos del tejido adiposo. El potasio-
caciones en inglés), que a través de un filtrado 40 (K-40) es un isótopo presente en la natura-
de la emisión producen radiaciones de 40 KeV leza en una proporción constante del 0,012
y 70 KeV. Este método produce una irradia- por 100, y que emite una radiación gamma a
ción que no es importante (52). En ambas téc- 1,46 MeV, característica, que puede ser detec-
nicas la irradiación a distintas energías se ab- tada mediante contadores externos adecua-
sorbe de forma diferente, dependiendo de la dos (9).
composición de la sustancia que atraviesa. Se Estas propiedades permiten determinar la
puede así calcular la cantidad de tejidos blan- MLG a partir del contenido en potasio corpo-
dos y la masa ósea si se conoce el coeficiente ral total. En la práctica esto es algo más com-
de atenuación de la irradiación en los diferen- plejo ya que se necesitan contadores especiales
LA MEDIDA DE LA MASA GRASA 15
en una habitación con paredes de plomo o ace- jido adiposo se ha utilizado para intentar cuan-
ro sin radiactividad, procedentes generalmente tificar la cantidad total de grasa por el volu-
de barcos de la época prenuclear, que aíslen al men de distribución de estos gases. Desafortu-
sujeto y al contador de la radiación externa. El nadamente el tiempo de equilibrio es
error de esta técnica para determinar potasio demasiado prolongado para que estas técnicas
corporal total está en torno a un 5 por 100 (9). puedan tener alguna utilidad.
Una vez estimado el potasio corporal, se puede
calcular la MLG sabiendo que su contenido en
potasio es de 2,66 y 2,50 g/k de MLG en hom- BIBLIOGRAFÍA
bres y mujeres, respectivamente. La GCT se
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2
Clasificación y clínica
de las obesidades
O. Vidal Vázquez; F. Cordido Carballido;
F. Martínez Ramonde; S. Jorge Méndez
Adrenal
se relaciona con el carcinoma de próstata, que
Los valores de cortisol, cortisol libre urinario puede incrementarse hasta un 20-30 por 100,
y los ritmos circadianos son habitualmente de colon y recto. En las mujeres con el carci-
normales en los obesos, a pesar de que existe noma de endometrio (hasta 4 veces más fre-
un metabolismo aumentado del cortisol. Las cuente), de mama (1,5 veces más) y de la re-
aparentes elevaciones de los metabolitos uri- currencia del mismo (5O, 51). Hablamos siempre
narios, y sus aclaramientos, son normales si de pesos superiores a un exceso del 40 por 100.
son referidos a la eliminación de creatinina (42). Las distintas cifras de incidencias están muy
Tampoco parece haber modificaciones en los supeditadas a los parámetros tomados como
valores de los andrógenos suprarrenales (43). referencias (51)
Esta relación es más evidente en el tipo de obe- frecuencia de patología de osteoartritis (Estu-
sidad hipertrófico (por aumento de volumen dio Framinghan) originando además proble-
de la célula grasa) y de localización visceral, de mas en la dosificación y toxicidad de los fár-
forma similar al de las alteraciones del meta- macos y en el resultado de la cirugía (66, 67).
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3
Epidemiología de la obesidad
F. Escobar-Jiménez; M. Fernández-Soto; F. Barredo
ciones para la población de los EE.UU. entre más modernos estudios epidemiológicos, acer-
20 y 74 años en cuanto al progresivo aumento can bastante la prevalencia de sobrepeso y obe-
del IMC, como resultado del disbalance meta- sidad y la relacionan incluso a la propia morbi-
bólico entre «ingesta-gasto» y con la consi- mortalidad de grandes poblaciones con similar
guiente inclusión de predisposición, que natu- distribución geográfica y racial.
ralmente atribuyen a la genética. El aspecto geográfico, referido más concre-
Entre 18 y 74 años, las observaciones com- tamente a la prevalencia de sobrepeso (10 por
prendidas entre los años 1976 y 1980 demues- 100 ó más del peso corporal ideal y/o la suma
tran que casi un 25 por 100 van a presentar un del pliegue tricipital y subescapular sobre
IMC medio de 27,3 kg/m2 o mayor. Un 10 por 28 mm), está reseñado en el Seven-Countries
100 de hombres y hasta un 15 por 100 en mu- Study. Las variaciones e incrementos de pre-
jeres son portadores ya de 30,4 kg/m2 o supe- valencia que aquí se publican comienzan en
rior. La obesidad grave (> 35 kg/m2) puede Japón (2 %) y le siguen: Grecia (11 %), Finlan-
presentarse en cualquier edad del estudio, pero dia (4 %), Yugoslavia (29 %), Italia (28 %), Ho-
tanto en raza blanca como negra son más sig- landa (32 %) y, finalmente, Estados Unidos de
nificativos los períodos de edad entre 25 y 44 América (63 %) (8, 9).
años. En América del Sur, a excepción de Brasil y
El análisis estadístico para 52 Intersalt referi- Trinidad, en general, la prevalencia es similar
do por Rose (6), e incluido asimismo en este a la media europea. En las Islas del Pacífico,
editorial (5), muestra una importante correla- Hawaii presenta estudios con IMC superiores a
ción entre grupos, teniendo en cuenta el IMC 30 kg/m2, lo que la diferencia de otras muchas
(> 30 kg/m2) y otros marcadores de prevalen- islas en las que la población autóctona es ex-
cia de obesidad, llegando ésta a representar 0,94 traordinariamente delgada (7, 9).
de índice de riesgo estadístico demostrado. El National Center for Health Stadistics
También hay que señalar nuestro afán en ofrece datos de 34 millones de personas con
«adjuntar» el método utilizado para definir la sobrepeso en EE.UU., de los cuales 12,4 millo-
obesidad en los distintos estudios epidemioló- nes (35 %) eran obesos graves en 1983. Esta
gicos; por ejemplo el IMC, al referir la preva- proporción ha aumentado 10 años después (5) y
lencia de obesidad o de sobrepeso, debe tam- sigue incrementándose en inmigrantes, tradi-
bién acompañar al lector motivado, pues los cionalmente de bajo IMC como los japoneses,
criterios para esta patología según los años a que emigran a Hawaii o a California, o irlan-
que se refiera van a ser distintos, y a veces, por deses que modifican su residencia al área de la
tanto, no comparables. ciudad de Boston. Éstos, al igual que aquéllos,
Señala el estudio de Epstein e Higgins (7) que con hermanos y familiares que se quedan con
entre el IMC que era deseable en 1959 (IMC el mismo IMC durante toda su vida al no exis-
21,5-22 kg/m2, según sexo) y el de 1983 (IMC tir «cambios» geográficos de habitat, contri-
22,4-22,7 kg/m2), prácticamente no existen di- buyen a aumentar los índices de prevalencia
ferencias en cuanto a normalidad; un 20 por para el sobrepeso y la obesidad, al adaptarse a
100 podía llegar a un sobrepeso (25,8 a 27,2) un «nuevo estilo de vida» con factores ambien-
en este período, constatándose un aumento tales «distintos», que desde luego no contribu-
hasta del 40 por 100 en la valoración de un yen a mantener un peso ideal (5, 7, 9).
área metropolitana, con porcentajes para este Aunque la asociación de sobrepeso y obesi-
mismo período que oscilaban entre un 30,1 y dad guarda una estrecha relación en familias
un 32,3 por 100 aproximadamente. de obesos, tal vez sea interesante dedicar un
Este pequeño párrafo de confuso plantea- comentario sobre un aspecto que empieza a
miento puede coincidir con la impresión del preocupar de forma general. Estamos refirién-
lector cuando globalmente analiza una biblio- donos al aumento progresivo de obesidad en la
grafía en el tiempo, sin tener en cuenta que las población infantil y adolescente.
definiciones van cambiando y la «presión últi- Independientemente de los factores genéti-
ma» de buenos, precisos, amplios y sobre todo cos, el «ambiente», entendido como aumento
EPIDEMIOLOGÍA DE LA OBESIDAD 29
y selección de alimentos de alto contenido en aquéllas que no han estado embarazadas (23).
hidratos de carbono refinados; la moda de Para muchos hombres, la transición de un es-
ciertas comidas «rápidas y/o basura», así como tado de vida anterior, asociado con la adoles-
los «vicios» derivados de la preferencia de estas cencia, a una vida sedentaria en la edad adulta,
poblaciones por ingerir dietas bajas en fibra, se va a asociar con frecuencia al aumento de
altas en bebidas azucaradas y el progresivo peso. Hay evidencias en el estudio Framing-
cambio de estilo de vida, con mayores índices ham y otros estudios epidemiológicos realiza-
de sedentarismo en esta población (escaso de- dos durante el servicio militar, que los hom-
porte, mucha TV, etc.), aumentan considera- bres han ganado progresivamente peso durante
blemente su «disbalance energético» hacia ele- este siglo (24). Es evidente que el aumento de
vaciones del IMC y, lo que es peor, mal acos- peso se produce a lo largo de la vida adulta
tumbramiento-educación alimentaria en las hasta la sexta década. El desarrollo de obesidad
etapas venideras. en la tercera edad no es un suceso habitual y
Así los estudios más recientes confirman un puede sugerir alguna alteración en el balance
aumento progresivo del IMC entre el llamado de energía. La «soledad social» de nuestros
«fin» de la primera infancia, sobre 16 kg/m2 mayores, el defecto que al jubilado se le confie-
entre 6-7 años, para dar un «salto» cercano a re con la «no ocupación» y, sobre todo, el ex-
19-20 kg/m2 sobre los 12 años y existir en el ceso de sedentarismo, provocan que, además
momento de la pubertad un IMC de 27-28 kg/ de prolongarse las expectativas de vida, haya
m2, en una cuarta parte de los adolescentes, cada vez más obesos en la terdera edad.
tanto en Europa como en EE.UU.(2,7) .
En una población española, y evaluando
2.932 niños entre 4 y 17 años de ambos sexos, PREVALENCIA DE LA OBESIDAD
en cuanto a IMC y pliegue tricipital, la preva- COMPLICADA
lencia de obesidad oscila para varones entre un
15,41 y 21,50 por 100 y para mujeres entre Aunque muchos estudios clásicos asocian la
17,75 y 23,12 por 100 (10). obesidad en general a morbilidad más o menos
Este estudio puede ser parco en observacio- específica y a mortalidad, el conocimiento de
nes, no haber «entrado» en una publicación de esta entidad y su precisión diagnóstica (impe-
mayor impacto, y sobre todo no haber insisti- dancia, RX, densitometría, RMN y estudio de
do en metodología y referencias a otras pobla- volúmenes, pliegue tricipital, índices cintura-
ciones españolas o a su seguimiento(11), pero cadera, etc.) están acercando el tipo de obesi-
hay que decir que los pocos estudios que exis- dad al riesgo de padecer determinado proceso
ten no son suficientes, por lo que esfuerzos que, como «cascada» metabólica, conduce a
unilaterales como éste son bienvenidos, lla- un síndrome plurimetabólico en el que suce-
mando la atención asimismo, que en el área den desde alteraciones básicas de la bioquími-
mediterránea posiblemente sea baja la tenden- ca general y hormonal, hasta la lesión, con fi-
cia a la obesidad. nal irreversible, del sistema vascular (13).
En un estudio clásico de prevalencia de so- Por esto la distribución regional de la grasa,
brepeso y obesidad en jóvenes de 34 países, los además de esta precisión diagnóstica, no debe
valores son inferiores al 11 por 100 en Jordania, ser para el epidemiólogo un «preciosismo»,
10 por 100 en Canadá, 11 por 100 en Jamaica sino una necesidad para un acercamiento real
y Chile o 5 por 100 en Bolivia y Trinidad (l2) . en el estudio de sus consecuencias.
Cabe destacar que los primeros años de la Aunque otro capítulo profundizará en este
vida adulta son importantes para el desarrollo tema, hay que decir que la obesidad abdomi-
de obesidad, tanto en hombres como en mu- nal eleva el riesgo de hipertensión, diabetes
jeres. Para las mujeres, un hecho primordial lo mellitus, hiperlipemia, aumento del ácido úri-
constituye el embarazo, considerando que por co, al igual que la presencia de enfermedad co-
término medio éstas ganan varios kilos dos ronaria o el aumento de la patología de la ve-
años después del embarazo, comparadas con sícula biliar y vejiga (14).
30 LA OBESIDAD
La grasa visceral, por tanto, debe ser tenida reseñable para el infarto cerebral (< 0,7 %), la
en cuenta, al mismo tiempo que su aumento enfermedad de vesícula biliar (1,7-2,8 %) o
con la edad, su componente genético y la par- simplemente para la disnea de esfuerzo (4,3-
ticipación de andrógenos y factores-hormona 6,4 %) o el dolor torácico (2,1-1,9 %) (19, 20). To-
de crecimiento (15, 16). dos estos cuadros se pueden enlazar con «ac-
El riesgo más importante está para la presen- cidentes bruscos» que conducen a la muerte y
cia de arteriosclerosis. Existen dos estudios que, tanto por los estudios de Agencias de Se-
pioneros de enorme trascendencia epidemio- guros como por los escasos de población, hay
lógica, en los que se demuestra en cinco co- que tener ya en cuenta (21), aún más cuando la
munidades muy amplias (8.400 hombres, 40- edad va influyendo desfavorablemente hacia
64 años, seguidos una media de 8,4 años) que las fatales consecuencias y cada vez más la
la obesidad se asocia fuertemente con el riesgo obesidad está implicada.
de una primera lesión coronaria (l7) .
En el Seven Countries Study, como expresión
de un trabajo colaborativo de varios países: BIBLIOGRAFÍA
EE.UU., Japón y Europa, la obesidad tiene una
relación directa con el angor en general. En la
población europea, tanto el aumento de IMC 1. Rose G. Population distributions of risk and di-
como el de pliegue cutáneo tienen una impor- sease. Nutrí Metab Cardiovas Dis 1991; 1: 37-
tante asociación estadística con el infarto de 40.
miocardio y con la insuficiencia coronaria(18). 2. Despres JP. Obesity and lipid metabolism: Re-
Trasladamos una idea general al lector inte- levance of body fat distribution. Curr Opin Li-
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resado en la reciente revisión de Sjóstróm (19); 3. Sobel J, Stunkarse, AS. Socioeconomic status
tanto para hombres como para mujeres, el co- and obesity a review of the literature. Phychol
ciente que se presenta entre obeso/«azar» de Bull 1989; 705: 260-275.
complicaciones, es para el angor, en hombres, 4. Roña RJ, Monis, RN. National study of health
sobre 15 y para mujeres oscila entre 6,8 y 37. and growth: Social and family factors and over-
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Como se puede deducir, la obesidad es un fac- New Nork NY, Oxford University Press, 1992.
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tor determinante en la lesión vascular, que em- sity. En: Bjórntorp P, Brodoff, BN, (eds.): Obe-
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El clásico estudio de Drenick en 1980, si- 330-342.
guiendo 200 pacientes obesos durante 7,5 8. Mancini M, Contaldo F, Farinaro E, et al. Me-
años, pudo demostrar que la mortalidad en el dical complications and prevalence of obesity in
paciente obeso era hasta 12 veces mayor que Italy. Bibl Nutr Dieta 1986; 37: 1.
en no obesos para edades comprendidas entre 9. Gigolini M, Seidel JC, Charzewska J, et al. Fat
25 y 34 años y, unas 6 veces mayor si se com- Distribution metabolism and plasma insulin in
paraban edades entre 35 y 44 años (20). european women: The European Fat Distribu-
Como resumen general, la enfermedad car- tion Study. En Bjórntrop P, Rossner S. (eds.):
diovascular en primer lugar (54 %), el cáncer Obesity in Europe 88. London, John Libbey,
1989.
(8 %), las complicaciones de la diabetes (4 %),
10. Noguerales PJ, Ruiz J MA, Martínez N JM,
forman la primera categoría de causas de Calero F M. Estudio epidemiológico de la obe-
muerte. No hay que dejar de destacar los acci- sidad infantil y adolescente en población infan-
dentes y los suicidios (10 y 6 %), porque rara til meridional española. Enfermería Clínica
vez se recogen en estudios de este tipo (20). 1992; 2(1): 22-27.
Morbilidad inferior ya es consistente pero 11. Ruiz I. Comparación con otros estudios longi-
EPIDEMIOLOGÍA DE LA OBESIDAD 31
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malities to incidence of major coronary events: Gutiérrez, por su labor técnica de secretaría.
PREVALENCIA %
País y población en estudio Edad (años) N.° de sujetos Índice de obesidad
País y población en estudio Edad (años) N.° de sujetos índice de obesidad PREVALENCIA %
Varones Mujeres Ambos
(4)
España (Málaga) 7.500
INTRODUCCIÓN man parte del abanico que integra todas las si-
tuaciones de riesgo conocidas para padecer un
La obesidad se ha definido como un «exceso accidente vascular coronario o cerebral.
de almacenamiento de energía en forma de Por el contrario, la obesidad ginoide o sub-
grasa, que se manifiesta la mayoría de las veces cutánea (representativa de la mujer) sólo guar-
por un peso inadecuadamente elevado, cuando da relación con mayor predisposición a la in-
es comparado con el de sujetos de la misma suficiencia venosa periférica.
edad y sexo». Desde la descripción inicial de Vague hasta
La experiencia clínica demuestra que la obe- el momento actual, numerosos estudios han
sidad humana es una condición heterogénea y corroborado la primera impresión del investi-
multifactorial en cuya aparición están impli- gador francés, según la cual la aparición de hi-
cados numerosos factores etiológicos, entre los pertensión arterial, hiperlipidemia e intoleran-
que la herencia y el medio ambiente juegan un cia a los hidratos de carbono y/o franca diabe-
importante papel (muchas veces determinadas tes mellitus tiene lugar con mayor frecuencia
condiciones ambientales hacen aflorar una en presencia de obesidad abdominal.
obesidad no manifiesta que tenía como único
factor etiológico una cierta predisposición ge- CLASIFICACIÓN
nética). De lo que hoy nadie duda es de la ma-
yor morbimortalidad de los sujetos con mayor DE LAS OBESIDADES
peso. Ya Hipócrates, hace 2000 años, manifes- Aunque el diagnóstico de obesidad se realiza
taba que «la muerte súbita es más frecuente en desde el mismo momento en que el paciente
el obeso que en el individuo delgado»(1). Ade- entra en la consulta, es imprescindible detectar
más, el patrón de distribución topográfica del y diferenciar la obesidad como problema esté-
tejido adiposo, diferente en cada sujeto, se ha tico de aquélla que representa un riesgo poten-
convertido en la última década en el factor con cial grave para la salud, a medio o largo plazo.
mayor poder predictivo para desarrollar enfer- Según esta idea, podemos clasificar la obesi-
medad cardiovascular; de hecho, la llamada dad desde cuatro puntos de vista(2):
obesidad androide o abdominal, denominada
así inicialmente por Vague en 1947, por ser la 1. Grado de obesidad.
forma típicamente aparecida en el varón, es la 2. Tipo celular.
que se encuentra estrechamente relacionada 3. Distribución de la grasa.
con las complicaciones metabólicas que for- 4. Etiología.
35
36 LA OBESIDAD
Tabla 4.1. CLASIFICACIÓN DE LA OBESIDAD con el que se mire. Desde el punto de vista te-
SEGÚN EL IMC rapéutico, es la obesidad hiperplásica la de
peor pronóstico, por cuanto es la que aparece
IMC 20-25 25-30 30-35 35-40 > 40
en los primeros años de vida, período en el que
Clase 0 1 2 3 4 tiene lugar la multiplicación de los adipocitos,
Grado 0 I II II III condicionando un aumento del volumen de
Denominación Normal Sobrepeso Obesidad Mórbida grasa a expensas del incremento del número de
Riesgo ↓↓↓ ↓ ↑ ↑↑ ↑↑↑ células, que pueden además aumentar de ta-
↓. bajo; ↑: moderado; ↑↑ : alto; ↑↑↑ : muy alto: ↓↓↓ : muy bajo. IMC:
maño. Es fácil comprender que si, por el mo-
índice de masa corporal. mento, las únicas armas terapéuticas que po-
seemos contra la obesidad sólo pueden influir
sobre el tamaño de la célula, pero no sobre su
GRADO DE OBESIDAD número, la obesidad hiperplásica se erige en la
más difícil de afrontar desde el punto de vista
Atendiendo a este primer parámetro, la terapéutico; si, por el contrario, el enfoque de
práctica clínica diaria ha demostrado que el la obesidad se hace desde el punto de vista de
cálculo del índice de Masa Corporal (Body su repercusión sobre la salud, la obesidad hi-
Mass Index) o ecuación resultante de dividir el pertrófica, producida en el sujeto adulto, ge-
peso en kg por el cuadrado de la talla en me- neralmente correlacionada con el morfotipo
tros (IMC = P(kg)/Tm2) es la fórmula más ade- androide y en la que es posible además encon-
cuada para hacernos una idea de la magnitud trar un cierto componente hiperplásico cuan-
del exceso de peso de un determinado sujeto. do el IMC > 35(3), es a la que hay que prestar
En función de los resultados, podemos clasifi- una especial atención por su asociación a las
car a los individuos obesos en diferentes clases anomalías metabólicas que se unen al riesgo
(clasificación de Bray) o grados (clasificación cardiovascular.
de Garrow) (Tabla 4.1). Actualmente se inten-
ta no utilizar la clásica nomenclatura, según la
cual: DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA
IMC = 20-25 Normopeso
IMC = 2 5 - 3 0 Sobrepeso Ya se ha comentado que fue Vague quien
IMC= 30 - 40 Obesidad sentó las bases para una clasificación anató-
IMC > 40 Obesidad mórbida mica de la obesidad, distinguiéndola en an-
IMC > 50 Superobesidad droide o en ginoide por ser características del
por las connotaciones psicológicas que pueden hombre o de la mujer, aun cuando ambos ti-
tener sobre el paciente utilizar términos peyo- pos se pueden manifestar indistintamente en
rativos. ambos sexos. El morfotipo androide se identi-
fica por el acumulo de grasa en tronco y ab-
domen —tipo manzana—, mientras que el
TIPO CELULAR morfotipo ginoide distribuye la grasa de ma-
nera predominante en región fémoro-glútea
Desde este punto de vista, la obesidad puede —tipo pera— (Figura 4.1).
diferenciarse en hiperplásica (en ella existe un Esta clasificación anatómica, adelantada a
aumento de la población de adipocitos, siendo su época, fue la primera en asociar una deter-
sin embargo éstos de tamaño normal) e hiper- minada distribución de la grasa, con la apari-
trófica (el aumento de la proporción de grasa ción de trastornos metabólicos responsables de
se produce a expensas del mayor tamaño del una mayor morbimortalidad vascular. Estu-
adipocito, siendo el número de los mismos dios recientes iniciados por Larsson y Kisse-
normal). bah (4,5) han puesto de manifiesto que la obesidad
La importancia de cada una de estas dos for- androide o abdominal, fácilmente evaluada
mas de obesidad se relaciona con el enfoque por el llamado índice cintura/cadera,
OBESIDADES Y RIESGO CARDIOVASCULAR 37
nal (Figura 4.2). Esta diferenciación es a todas Figura 4.2. Nomenclatura y anatomía de los depósitos
luces imposible de realizar con la simple me- grasos abdominales.
38 LA OBESIDAD
ETIOLOGÍA
terminado estilo de vida que se caracteriza por y las principales anormalidades metabólicas
una elevada ingesta calórica. Sea cual sea la hi- asociadas a ellas, responsables de riesgo cardio-
pótesis verdadera, lo que sí es cierto es el hecho vascular:
de que el exceso de peso constituye un impor-
tante factor de riesgo; dentro de este contexto,
como ya hemos tenido ocasión de comentar, el Obesidad e hiperlipoproteinemia
patrón de distribución de la grasa es determi-
nante, siendo la obesidad abdominal visceral la Es un hecho comprobado la frecuente apa-
única que se asocia a un incremento de la rición de alteraciones en los lípidos y lipopro-
mortalidad(11) (Figura 4.7). teínas plasmáticas en los sujetos obesos. Las
Estudiaremos a continuación con algo más anomalías más frecuentemente encontradas se
de detalle la relación que existe entre obesidad relacionan con el patrón de distribución de la
40 LA OBESIDAD
Figura 4.5. Asociación esquemática entre obesidad, factores de riesgos cardiovascular, enfermedad cardiovascular
(ECV), muerte súbita (MS) y mortalidad. Nótese que el fumar es menos frecuente entre los sujetos obesos.
Figura 4.6. Representación esquemática de la posibilidad de que un factor primario (ingesta excesiva de energía) cau-
se un número de factores de riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) y muerte súbita (MS), incluyendo obesidad.
OBESIDADES Y RIESGO CARDIOVASCULAR 41
Figura 4.9. Dinámica de la insulina en la obesidad visceral y diabetes mellitus no insulinodependiente: papel de los
ácidos grasos libres (AGL).
Estudios recientes han puesto de manifiesto al. Relation of body fat distribution to metabo-
(24) lic complications of obesity. J Clin Endocrinol
que una elevada oferta de ácidos grasos
libres a los hepatocitos, tal y como ocurre en la Metab 1982; 54: 254-260.
obesidad abdominal visceral, puede ser deter- 6. Bjórntorp P. Regional patterns of fat distribu-
minante en la modificación a la baja del nú- tion. Ann Intern Med 1985; 103: 994-995.
7. Tokunaga K, Matsuzawa Y, Ishikawa K, et al.
mero de receptores para la insulina, así como A novel technique for the determinaron of
una alteración de su función: internalización y body fat by computed tomography. Int J Obe
degradación, con la consiguiente disminución sity 1983; 7:437-445.
de la extracción hepática de insulina. Con el 8. Van der Koy K, Seidell J. Techniques for the
progresivo deterioro de la homeostasis glucosa- measurement of visceral fat: a practical guide.
insulina y la reducción de la reserva pancreá- Int J Obesity 1993; 17: 187-196.
tica, aumenta la oferta de ácidos grasos libres 9. Tarvi S, Tokunaga K, Fujioka S, et al. Visceral
al hígado, se incrementa la degradación de la fat obesity: anthopological and pathophysiolo-
insulina y se exacerban los estados de hipoin- gical aspects. Int J. Obesity 1991; 75: 1-8.
sulinemia-hiperglucemia que acontecen en la 10. Valdez R, Seidell J, Ahn Y, et al. A new index
DMNID. En la Figura 4.9 se esquematizan to- of abdominal adiposity as an indicator of risk
dos los eventos comentados. for cardiovascular disease. A cross-population
study. Int J Obesity 1993; 17: 77-82.
Podríamos concluir este trabajo haciendo 11. Biórntorp P. The prevalence of obesity: compli-
hincapié en el hecho de que el riesgo cardio- cations related to the distribution of surplus fat.
vascular asociado a obesidad (cardiopatía is- En: Body weight control: The physiology, clíni-
quémica y accidentes cerebrovasculares) se en- cal treatment and prevention of obesity. Livings-
cuentra directamente relacionado con la distri- tone, Ed. Churchill, 1987. 7: 72-80.
bución regional de la masa grasa; y que las 12. Nikkila EA, Taskinen MR, Sane T. Plasma
alteraciones que tal distribución produce en la HDL concentration and subfraction distribu-
secreción de insulina se hallan ligadas a la apa- tion in relation to triclyceride metabolism. Am
rición de hipertensión, intolerancia a la gluco- Heart J 1987; 113: 543-548.
sa o DMNID e hiperlipidemia, todas ellas si- 13. Despres JP, Moorjani S, Tremblay A, et al. Re
tuaciones consideradas individualmente como lation of high plasma triglyceride levéis associa-
ted with obesity and regional adipose tissue dis
peligrosas para desarrollar enfermedad atero- tribution to plasma lipoprotein lipid composi-
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rrent topics in nutrition and disease: fat distri- 841.
Pero aunque estos trabajos parecían resolutivos a lo largo de esta última década, no todos los trabajos
han estado de acuerdo al respecto. En 1983 apareció un artículo en el Lancet (6) que indicaba que tras va-
lorar durante 25 años el cambio de peso y seguir a los sujetos durante 10 años, aquellos que no cambiaban
de peso o aquellos que ganaban unos 10 kilogramos tenían un menor riesgo de morir que aquellos que
bajaban de peso o ganaban más de 10 kilogramos.
peso con ganancia final. Los sujetos que presentaban mayor coeficiente de variación de peso tenían el
doble de riesgo cardiovascular que los de menor coeficiente, considerando los otros factores de riesgo co-
nocidos (Figura 1). En cuanto a la tendencia de la variabilidad, los que se mantuvieron en su peso presen-
taron el menor riesgo y los grupos de mayor riesgo fueron los que perdieron peso solamente y los que
tuvieron cambios cíclicos (Figura 2). Estos resultados no variaron ostensiblemente cuando se dividieron a
los sujetos por su consumo de tabaco y su BMI.
Los mecanismos biológicos por los cuales los cambios en el peso pueden incrementar el riesgo de
mortalidad no están claros. Algunos autores plantean como hipótesis que el repetido sometimiento a dietas
severas con fluctuaciones en el peso deprime la tasa metabólica, incrementa los depósitos de grasa y la
preferencia dietética por la grasa (17, 18). Otros estudios, sin embargo, no apoyan esta hipótesis (19, 20). Son ne-
cesarias más investigaciones básicas para interpretar estos hallazgos epidemiológicos.
Mientras éstas se producen, la mayor parte de los autores siguen considerando razonable recomendar
bajar peso a sujetos con obesidad importante.
supone aproximadamente el 15 por 100 del ferencias culturales y alimentarias que las
peso corporal, mientras que en mujeres el 27 genéticas (18).
por 100 (14). Los hombres tienen una relación Los estudios realizados sobre figurillas de
circunferencia de la cintura/circunferencia de mujer del período del paleolítico alto encuen-
la cadera (WHR) mayor que las mujeres, de- tran que la mayoría de ellas eran obesas, mu-
bido a las diferencias en la estructura esquelé- chas incluso esteatopígicas y con frecuencia
tica entre ambos sexos, así como al mayor acu- aparentan estar embarazadas (tiene interés se-
mulo de grasa en las mujeres en la región glú- ñalar que estas figurillas de mujer han sido en-
teo femoral y al mayor acumulo del hombre contradas en toda Europa, salvo en Espa-
en la región intraabdominal. Estas diferencias ña) (15).
en el WHR entre los hombres y las mujeres No siempre la obesidad ha estado social-
contribuyen notablemente a las diferencias so- mente estigmatizada como ocurre en la actual
máticas sexuales en la especie humana. Es im- sociedad occidental e incluso en EE.UU. los
portante señalar que, a pesar de las importan- ciudadanos de origen mexicano hablan de bad
tes diferencias en el tipo de distribución grasa fatness (gordura mala) para distinguirla del sig-
corporal entre sexos, estas diferencias no están nificado positivo de la gordura que correspon-
relacionadas con las diferencias en la prevalen- de a su concepción tradicional de la obesidad.
cia de enfermedades entre sexos (p. ej., Un estudio transversal sobre el ideal de belleza
DMNID o hipertensión arterial), asociación femenina, realizado sobre numerosas socieda-
que como veremos se encuentra sólo con el des (15, 19) , nos informa de que la mayoría de
tipo de distribución troncal de la grasa, cual- ellas reconoce el valor estético de una obesidad
quiera que sea el sexo(13). Estas diferencias en o sobrepeso moderado, sobre todo en caderas
función del género parecen tener consecuen- y muslos (Tabla 5.1).
cias también en la prevalencia de obesidad,
pues a pesar de las posibles diferencias meto-
dológicas en la valoración de obesidad en fun- EL PESO TOTAL CORPORAL: EL
ción del sexo, en todas las poblaciones estudia- PROBLEMA DE LOS ESTUDIOS
das la prevalencia de obesidad es mayor en ANTROPOMÉTRICOS EN LA
mujeres que en hombres (l5) .
Aunque volveremos a hablar de la impor- INVESTIGACIÓN NUTRICIONAL
tancia de la herencia en el tipo de distribución
grasa, los recientes estudios en gemelos (l6) y en El índice de Quetelet
los indios Pima (17) parecen haber demostrado
suficientemente el papel de la herencia en la En la investigación de las desviaciones del
aparición de la obesidad. No obstante, tal peso normal, además del test del espejo (uno
como Brown (15) sugiere, es posible que el papel de los más sencillos y baratos para observar las
de la influencia genética sea más importante en variaciones nutricionales), han sido utilizadas
poblaciones con relativamente poca he- numerosas variaciones de diferentes medicio-
terogeneidad cultural (como Dinamarca o los nes antropométricas, muchas de las cuales no
indios Pima). En un estudio realizado por no- superan en ventajas al anterior.
sotros hemos comprobado la estrecha relación De entre todos los procedimientos siguen
entre la talla de las parejas jóvenes casadas y siendo las tablas de la Metropolitan Life Insu-
que la talla de los niños a los 4 años estaba más rance Company (20) en los adultos, y en niños
asociada con la ingesta alimentaria a lo largo por debajo de 5 años las de Tanner y Whiten-
de la primera infancia que con la talla de los house (21) los instrumentos más utilizados para
padres, de manera que los padres más bajos identificar las desviaciones nutricionales a par-
correspondían a aquellos cuyos hijos ingerían tir del peso individual.
menos calorías y proteínas, lo que indirecta- Las tablas de las compañías de seguros ame-
mente viene a indicar que en nuestro medio se ricanas han sido de gran utilidad para estable-
transmiten con carácter más dominante las di- cer criterios sobre tasas de mortalidad, pero
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL 51
Tabla 5.1. ESTÁNDARES DE BELLEZA precisión la grasa corporal (7, 27) y, sobre todo, es
FEMENINA: CARACTERÍSTICAS incapaz de identificar el tipo de distribución de
ANTROPOMÉTRICAS la grasa corporal (28) cuya importancia y sig-
CARACTERÍSTICAS % de opiniones nificado revisaremos más adelante en exten-
favorables sión. Objeciones que en opinión de Garrow no
serían suficientes para invalidar su uso, sobre
Todo el cuerpo 0
Obesidad extrema Sobrepeso u 81
todo ante la ausencia de alternativas más pre-
obesidad moderada Delgadez 19 cisas y sencillas para medir la grasa corpo-
ral (29,30) .
Mamas 50
No obstante, la relación peso/altura debe ser
Grandes y largas 50 utilizada con cautela en los estudios nutricio-
Pequeñas nales, sobre todo en niños. En algunas pobla-
Caderas y muslos 90
ciones (p. ej., países en vías de desarrollo) la
Grandes o grasos 10 frecuentemente encontrada baja estatura para
Delgados su edad cronológica se acompaña paradójica-
mente de una mayor relación peso/altura (31).
Talla 30
Alta 60
Estos niños bajos de mayor peso para su altu-
Media 10 ra, en el contexto de los estándares occidenta-
Baja les, podrían ser considerados incluso obesos.
Pero si la ingesta calórica fuese suficiente para
Pond CM. Morphological aspects and the ecological and me- mantener la relación peso/talla elevada, ¿cómo
chanical consequences of fat deposition in wild vertebrates.
15
Ann. Rev Ecol Syst 1978; 9:519-528 (cita ).
no lo es para mantener un adecuado creci-
miento lineal en estos niños?. Trowbridge, en
un estudio reciente (32) sobre niños del Perú, en
tienen en la actualidad importantes limitacio- los que valoró además de las medidas antro-
nes debidas, por un lado, a la antigüedad de los pométricas habituales la composición corporal
datos y por haber sido obtenida la información mediante agua marcada isotópicamente, llega
para la elaboración de dichas tablas con ropa y a la conclusión de que estos niños bajos con
zapatos (22, 23). una relación peso/talla elevada tienen menor
Al estar el peso en función de la talla, se han concentración grasa, además de una propor-
desarrollado numerosos índices con estos dos ción corporal diferente (mitad superior del
parámetros, tales como peso/talla, peso/talla2 cuerpo más larga y mayor capacidad torácica).
o peso/talla3. De entre todos ellos ha sido el ín- Es decir, la relación peso/talla puede sugerir
dice de masa ponderal (BMI) P/T2 (descrito ya diferentes interpretaciones para diferentes po-
por Quetelet en 1869) (24) el más utilizado y el blaciones.
que mejor correlaciona con la grasa total cor- Todo el mundo está de acuerdo en conside-
poral. Existe además una estrecha relación en- rar obeso solamente a aquellas personas que
tre el BMI y las tasas de mortalidad en las di- tienen un aumento de la masa grasa, pero el
ferentes poblaciones estudiadas, correlación diagnóstico de obesidad se sigue estableciendo
que justifica la clasificación de Garrow de la fundamentalmente a partir de medidas antro-
obesidad en función del P/T2 (25): pométricas, corrigiendo el peso por la edad,
P/T2 sexo, talla, etc.
GRADO 0 ....................... 20-24,9 La antropometría al servicio del estudio y
GRADO I........................... 25 - 29,9 diagnóstico de los problemas nutricionales
GRADO II ......................... 30-40 debe ser concebida como un test diagnóstico
GRADO III ........................ > 40 que contribuya a separar los pacientes bien nu-
tridos de aquellos que no lo están (33). Dado
Recientemente las limitaciones al empleo de que el criterio de decisión está basado en la
este índice han sido ampliamente discutidas elección de un punto de separación, esta deci-
pues, según algunos autores, no reflejaría con sión, como en cualquier otro test diagnóstico,
52 LA OBESIDAD
lleva en sí mismo aparejada la posibilidad de la ción estudiada, cuya media es una desviación
inadecuada clasificación de algún sujeto (falsos estándar (a la derecha) (+ 1SD) de la media
positivos o falsos negativos). teórica de la población de referencia, de ma-
Por otro lado, todas las variables antropo- nera que la media estandarizada de este hipo-
métricas sólo tiene sentido si son ajustadas tético ejemplo sería +1,0, debiendo tener am-
para grupos de edad, no existiendo consenso bas distribuciones, la teórica y la muestral, la
sobre la delimitación de las marcas de clase misma desviación estándar (SD = 1,00). Como
para los grupos de edad, imprecisión cronoló- se ve en la figura, existe un cierto grado de so-
gica que puede tener importantes consecuen- lapamiento entre ambas curvas y la intersec-
cias a la hora de la catalogación del estado nu- ción ocurre a la mitad de la distancia entre am-
tricional de un sujeto en función de criterios bas medias, lo que ocurre siempre que la SD
antropométricos (34). de ambas distribuciones es igual.
Finalmente, la falta de control de calidad de Por eso es importante ajustar los cálculos de
las técnicas y procedimientos usados para prevalencia en los estudios de patologías rela-
construir las tablas de referencia de las medi- cionadas con la nutrición, tanto por los falsos
das antropométricas (con o sin zapatos, vesti- positivos, tal como la OMS recomienda (37),
do o no, en decúbito o de pie, etc.), así como como por los falsos negativos, como reciente-
la falta de precisión de muchos de los aparatos mente ha propuesto Mora (36), usando como
de medición, hace aún mayor el riesgo de una criterio de decisión diagnóstica no un punto de
inadecuada clasificación (34). corte (p. ej., < P95), sino un área de decisión
La obesidad, paradigma en los países desa- (cut-off curve) tal como recomendaba Ke-
rrollados de enfermedad nutricional, es un ller (38), pues siempre es preferible comparar
buen ejemplo de las dificultades de los estudios distribuciones a comparar prevalencias crudas,
antropométricos aplicados al diagnóstico de ya que éstas siempre inducen un cierto grado
las enfermedades nutricionales. de distorsión de la realidad.
Concebida como aumento del tamaño del De esta manera es posible calcular la preva-
tejido adiposo, es una de las situaciones en las lencia estandarizada de desnutrición o de obe-
que la clásica separación entre lo normal y lo sidad a partir de:
patológico resulta más difícil de conseguir.
Es bien conocido que la mayor parte de las PS = MP - FP + FN
medidas antropométricas se distribuyen de Siendo:
manera aproximadamente gaussiana y con
una ligera desviación hacia la izquierda respec- PS: prevalencia estandarizada, definida
to a la distribución normal de la población teó- como la proporción de individuos en la pobla-
rica como referencia (35, 36). Resulta por ello ción observada que están fuera de la distribu-
inevitable un grado variable de solapamiento ción normal de la población de referencia.
entre la población normal y cualquier muestra MP: medida de la prevalencia calculada so-
poblacional estudiada. Desde esta perspectiva, bre la población observada, como la pro-
la decisión de seleccionar a un sujeto como porción de sujetos encontrados bajo un pun-
obeso va a depender del punto de corte que a to de corte de la población de referencia
priori se establezca (criterio de decisión diag- [p. ej., > percentil 95(P95)].
nóstico). Desde este momento, como con cual- FP: falsos positivos, estimados como la pro-
quier otro procedimiento diagnóstico, la pre- porción de sujetos esperados por encima del
valencia de obesidad en una población deter- punto de corte y que no son propiamente obe-
minada va a depender inevitablemente de la sos. En la Figura 5.1, para 2SD por encima de
presencia de falsos positivos y falsos negativos la media: área (c) y para 1 SD por encima de la
que toda decisión basada en criterios de pro- media: áreas (c) + (d).
babilidad (bayesiana) conlleva. FN: falsos negativos, estimados como la pro-
La Figura 5.1 muestra una hipotética distri- porción de sujetos esperados por debajo del
bución gaussiana de una determinada pobla- punto de corte de la población de referencia y
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL 53
Tabla 5.2. LIMITACIONES DE LOS MÉTODOS porciona la información más válida para la
PARA MEDIR LA COMPOSICIÓN CORPORAL cuantificación de los depósitos grasos abdo-
Métodos Coste Dific. FFM %d e minales (61).
técnica grasa c) Resonancia nuclear magnética (62)'
d) Impedancia eléctrica (63, 64, 65).
Agua: 2 3 3 3 e) Espectrometría de absorción fotónica.
Deuterio 5 5 4 4
Oxígeno-18 3 3 3 3
Este método descrito en 1984 se correlacio-
Tritium na bien con los cálculos de la grasa total cor-
poral realizados con pesada hidrostática, nece-
3
Potasio 4 4 4
1
sitando una tecnología poco difundida (66).
Creatinina 2 3 2
f) Método de espectrofotometría de infrarro-
Densitometría: 3 4 5 5 jos (40). Aplicado recientemente a la medida de
Inmersión 4 3 5 5 la masa adiposa, algunos estudios han fracasa
Pletismografía
do en demostrar que tenga una mejor capaci-
Pliegues cutáneos 1 2 2 2 dad de predicción que la medida de 7 pliegues
Circunferencia brazo 1 3 2 2 cutáneos (78).
Activación neutrones 5 5 5 5 Un resumen sobre las ventajas e inconve-
3-metilhistidina 2 3 3 9 nientes de los diferentes métodos puede verse
Electricidad: 5 1 4 4 en la Tabla 5.2.
Conductividad
Impedancia 2 1 4 4
baja del cuerpo, según que sea superior o infe- do la circunferencia a nivel de la cintura el me-
rior a la unidad. jor indicador de la distribución superior de la
2. Relación entre la circunferencia en el grasa, y la circunferencia a nivel de muslo
brazo y muslo. (más incluso que la circunferencia a nivel de la
3. Relación entre el pliegue deltoideo y plie- cresta iliaca) la que mejor representa la distri-
gue retrotrocantéreo. bución grasa de la mitad inferior(1). Estos mis-
4. Relación entre las circunferencias a ni- mos autores, en un trabajo posterior (76), en-
vel de la cintura (punto medio entre la 12.a cuentran que las mujeres con obesidad ginoide
costilla y la cresta iliaca y el perímetro máxi- pierden grasa tanto de la mitad superior como
mo de las caderas (WHR) (valores medios de inferior, mientras que las mujeres obesas con
0,92 en el hombre y 0,76 en la mujer) (6). Ex- distribución superior pierden grasa fundamen-
tensamente utilizado en los estudios epide- talmente de la mitad superior.
miológicos, la relación entre las circunferen- También Mueller, en un estudio reciente(80)
cias a nivel de la cintura y de la cadera parece sobre una población mexicano-americana, y
ser el método más simple y también el que utilizando una técnica de análisis de los com-
parece tener mayor utilidad como predictor ponentes principales con dos vectores princi-
de las patologías asociadas (69). Otros métodos pales (diferentes factores de riesgo conocidos y
están basados en la medida del pliegue cutá- diferentes medidas antropométricas), llega a la
neo, bien a nivel de la región subescapular conclusión de que si bien los pliegues cutáneos
sólo (70), bien por la relación existente entre y las circunferencias están igualmente correla-
varios pliegues cutáneos de la región corporal cionadas con los factores de riesgo, el análisis
superior y la inferior (7I) . de correlación canónica sugiere una mayor in-
Existen otros procedimientos, como el ín- formación de la circunferencia a nivel de la
dice de Masa Corporal Diabetógena de Va- cintura (mayor riesgo) y de la cadera (menor
gue, el método de Aschwell (en múltiplos de riesgo). De igual manera la relación cintura ca-
SD), la relación pliegue en el brazo/muslo por dera provee información válida en mujeres
TAC, circunferencia cintura/muslo y pliegue pero no en hombres, siendo en ambos sexos de
subescapular/pliegue a media pierna, pero mayor utilidad la relación circunferencia de la
no ofrecen especiales ventajas, siendo igual- cintura/circunferencia del muslo (medida a
mente representativos de la distribución gra- 2,5 cm. por encima de la rodilla). Tiene interés
sa (72,73) señalar que en este último estudio en las mu-
La utilización sólo de la medida del pliegue jeres el índice de masa corporal (BMI) corre-
cutáneo para estudiar la distribución grasa ha lacionó tan bien como las medidas de distri-
sido cuestionada (67), pues mientras que el plie- bución corporal de la grasa, una observación
gue cutáneo correlaciona sólo con la grasa sub- que está probablemente en relación con el he-
cutánea, la relación de las circunferencias: cin- cho de que el BMI en mujeres representa tam-
tura/caderas correlaciona bien con grasa in- bién a la grasa visceral. Conviene recordar, no
traabdominal medida mediante TAC ( 7 4 ) , obstante, que la circunferencia del muslo in-
siendo probablemente la relación de la distri- cluye también la estructura esquelética y que
bución grasa intraabdominal/grasa extraabdo- la circunferencia de la cintura representa la
minal uno de los más importantes patrones de capa de grasa subcutánea, la intraabdominal y
distribución androide de la grasa y el mejor el paquete intestinal. El uso del WHR se ha ge-
predictor de las complicaciones metabóli- neralizado y, aunque representa bien la distri-
cas(75) (la importancia y significado de la grasa bución grasa desde el punto de vista poblacio-
intraabdominal será comentada más adelante). nal, no hay que olvidar la posibilidad de inter-
Estudios recientes utilizando técnicas analíti- ferencias (por ejemplo, distensión abdominal
cas de regresión múltiple y componentes prin- por ascitis u otros motivos), así como que en
cipales confirman la ventaja de las circunfe- las características antropométricas debidas al
rencias corporales sobre los pliegues cutáneos componente muscular y esquelético también
en la valoración de la distribución grasa, sien- pueden contribuir al WHR(155).
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL 57
Figura 5.3. Concentración de ácidos grasos en el tejido adiposo a lo largo del crecimiento. (Tomada de Soriguer Es-
cofet et al. Endocrinología 1981; 28: 99-109.)
de vida, no habiéndose aún aclarado cuál es la de los niños en el momento del nacimiento,
señal al final del primer año de vida para que como la de los padres, parece influir poco en el
el número de células adiposas empiece a cre- desarrollo estatoponderal en niños a los 4 años
cer. de edad, siendo más importante la ingesta
Es interesante señalar que la prevalencia de nutricional (18).
obesidad infantil en los países occidentales no La velocidad de acumulo de grasa, pasado el
es la misma en todas las edades, existiendo una primer año de vida, va disminuyendo hasta
estrecha asociación entre las edades con mayor producirse un «rebote adiposo» prepuberal
prevalencia y aquellas en las que la contribu- que, cuando se adelante o se acentúa, puede
ción de la grasa corporal al peso total de los ni- convertirse en un factor de riesgo de persisten-
ños es mayor (86), habiéndose sugerido (95) que cia de obesidad ya en la edad adulta (96).
cuando el acumulo de grasa es rápido (primera Ya Gran (97) sobre 16.000 mujeres blancas
infancia, período prepuberal en niños y pube- encontró que aquellas con menarquía tempra-
ral en niñas), algunos individuos escaparían a na tienen un RR mayor (RR = 1,8) de ser obe-
los mecanismos de regulación en la formación sas en la madurez. Es oportuno recordar aquí
y acumulo de grasa, llegando a ser obesos. la estrecha relación existente entre la madura-
En nuestro medio, tanto la antropometría ción sexual y algunas estructuras corporales
60 LA OBESIDAD
Figura 5.4. Concentración de ácidos grasos en el tejido adiposo a lo largo del crecimiento. (Tomada de Soriguer Es-
cofet ef al. Endocrinología 1981; 28: 99-109.)
como la masa corporal no grasa (lean body grasos de estos alimentos o algún otro compo-
mass), el tejido adiposo y la maduración se- nente (tal como para algunos animales se ha
xual, siendo conocido que el peso necesario podido comprobar) pueda tener en la madu-
para la aparición de la menarquía es de ración sexual.
48,5 kg, tal como fue demostrado por En adultos humanos la obesidad puede ser
Frisen (98) y por nosotros en una población es- producida tanto por un aumento del tamaño
colar de Benalmádena (99) (Fig. 5.5). Por tanto, como del número de adipositos (100), habién-
más que la precocidad de la menarquía su- dose confirmado también el peor pronóstico
gerida en los estudios poblacionales, el verda- en humanos de las obesidades hiperplásicas,
dero factor de riesgo, tal como ha sido cuya frecuencia es mayor en aquellos pacientes
apuntado más arriba, sería la precocidad e in- que fueron obesos ya desde niños (90). Esta aso-
tensidad del rebote adiposo, del que el adelan- ciación entre precocidad en la aparición de la
to de la menarquía no sería más que su con- obesidad e hiperplasia adipocitaria en la vida
secuencia. adulta ha sido puesta en duda por Asch-
En la revisión del estudio de Benalmádena well (160). La teoría de la existencia de períodos
hemos podido comprobar que la ingesta de al- durante el crecimiento especialmente sensibles
gunos alimentos, como los frutos secos, podría para la hiperplasia irreversible del tejido adi-
ser un factor regulador de la aparición de la poso ante diferentes estímulos, tal como tem-
menarquía independientemente del peso (da- pranamente sugirieron Knittle y Hirsch(94), ha
tos no publicados). Queda aún por establecer encontrado soportes más recientes a partir so-
la importancia que la composición de ácidos bre todo del desarrollo de técnicas que han
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL
61
Figura 5.5. ESTUDIO DE BENALMADENA: Influencia del peso corporal en la edad de aparición de la monarquía. (Esteva de Antonio I et al., 1987; nota 99.)
62 LA OBESIDAD
permitido estudiar los preadipocitos, técnicas influencia del genotipo en la grasa corporal
que han aportado nuevas perspectivas al estu- sugieren que el coeficiente de heredabilidad es
dio del crecimiento del tejido adiposo. bajo (alrededor del 5 por 100) cuando la grasa
A lo largo del crecimiento, al igual que ocu- total corporal es expresada por el BMI o la
rría con la distribución grasa, tampoco el vo- suma de varios pliegues cutáneos, y alrededor
lumen y número de los adipocitos es igual en de un 25 por 100 si es calculada por técnicas
las diferentes regiones corporales. Mientras densitométricas, Para la relación de la grasa
que en el deltoides el volumen de los adipo- tronco-abdominal, calculada a partir de los
citos no parece ser significativamente diferen- pliegues cutáneos, el componente de la va-
te a partir de la segunda infancia ni en fun- rianza explicada por la herencia fenotípica es
ción del sexo, en la región trocantérea en la del 25-30 por 100 de la varianza total. No
mujer se produce un aumento en la época pu- existen datos aún que permitan conocer la
beral, mientras que en el hombre disminuye, proporción de varianza atribuida al factor he-
aproximándose el volumen entre ambos sexos rencia que explique la distribución intraab-
a partir de los 60 años. El número de adipo- dominal de la grasa. En estos estudios existen
citos en la región deltoidea parece aumentar a importantes diferencias individuales que son
partir de los 10 años de edad, más en la mujer significativamente influenciadas por factores
que en el hombre, una diferencia mucho más alimentarios y otros no genéticamente deter-
exacerbada en la región trocantérea, en donde minados.
el número de adipocitos en el hombre alrede- Aisladamente, la grasa subcutánea medida
dor de la pubertad puede incluso descen- por los pliegues cutáneos parece ser indepen-
der (111). diente del genotipo y está sobre todo influida
por factores alimentarios. Ante la baja in-
fluencia de la herencia en la cantidad de grasa
Factores étnicos subcutánea, Bouchard et al. sugieren que el
El significado y la interpretación de las dife- factor herencia de la masa total adiposa pueda
rencias en función de la raza está aún por ser debido a la grasa de los depósitos profun-
dilucidar (84), pues las diferencias antropomé- dos.
tricas encontradas no son suficientes para jus- Aunque, globalmente considerada, la grasa
tificar los desfavorables perfiles de riesgo en- subcutánea parece poco afectada por la heren-
contrados en algunos grupos. Así, por ejemplo, cia, aisladamente la grasa subcutánea abdomi-
los mexicanos-americanos presentan con ma- nal sí parece estar influida por el genotipo (84).
yor frecuencia una distribución central de la No obstante, los cambios nutricionales pare-
grasa (a pesar de lo cual tienen una menor fre- cen influir más sobre la grasa abdominal, de
cuencia de enfermedades cardiovasculares que manera que ésta aumenta de manera despro-
los americanos no mexicanos y menor tasa de porcionadamente rápida tras la realimentación
hipertensión arterial. La prevalencia de diabe- después de un período de restricción calóri-
tes es en cambio mayor) (151). Por el contrario, ca (24).
las personas de raza negra con distribución De mayor importancia parece la influencia
troncal de la grasa parecen tener un mayor de la herencia en la adaptación individual al
riesgo que otras poblaciones en las mismas exceso de calorías, de manera que algunos in-
circunstancias (109). dividuos, poblacionalmente considerados, ten-
drían más riesgo que otros de ganar peso.
En resumen: El efecto aditivo del genotipo
Herencia parece ser bajo para la cantidad de grasa sub-
El tipo de distribución grasa corporal, así cutánea y mayor para la grasa corporal total y
como los cambios en la composición corporal el tipo de distribución grasa. Esto sugiere que
tras manipulaciones dietéticas, parecen estar la grasa visceral quizás esté más influida por el
determinados por factores genéticos ( l l 2 , 1 1 3 ) . genotipo que la grasa subcutánea.
Los estudios de Bouchard (12) acerca de la
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL 63
Tabla 5.3. ASOCIACIÓN ENTRE DIFERENTES una de tipo visceral, caracterizada por la acu-
CIRCUNSTANCIAS CLÍNICAS Y FACTORES mulación de grasa en la cavidad abdominal, y
DE RIESGO CON LA PRESENCIA DE OBESIDAD otra de tipo subcutánea, caracterizada por una
(ÍNDICE DE QUETELET) Y EL
acumulación preferente en dicha zona.
TIPO DE DISTRIBUCIÓN GRASA
Aunque la relación grasa intraabdominal/
2
Peso/Tall Cintura/cadera grasa abdominal subcutánea correlaciona bien
con el cociente circunferencia de la cintura ab-
Enfermedad cardiovascular 0(-) +
dominal/caderas (74), los dos índices no deben
Muerte prematura 0(-) + significar lo mismo, a juzgar por los resultados
Muerte súbita 0 +
Diabetes mellitus
de algunos estudios epidemiológicos (109).
+ +
Cáncer en la mujer + + Las observaciones epidemiológicas hasta
Hipertensión arterial + + aquí reseñadas (resumidas en la Tabla 5.3) han
Colesterol 0 + tenido su confirmación experimental en mo-
Tabaquismo - + nos en los que la extensión de la arteriosclero-
Insulina + ++ sis coronaria, experimentalmente provocada,
Triglicéridos + + fue mayor en los que tuvieron un mayor de-
Disminución de la actividad
fibrinolítica 0 +
pósito graso central (110).
Test de función hepática + +
Andrógenos (mujer) 0 +
Estrógenos + 0 EL SÍNDROME ANDROIDE
Progesterona 0 -
Cortisol + ++
Bajas por enfermedad - +
Las anteriores consideraciones han llevado a
Úlcera péptica - + Bjórntorp (154) a hablar de un síndrome androi-
Enfermedad psiquiátrica - + (mujer) de (cuya expresión clínica tradicional vendría
Uso de estimulantes - +
representada por el síndrome de ovario poli-
quístico y el síndrome de Cushing, pero que se
(13)
(Modificado de Bjórntorp) puede dar sin ambas circunstancias), que ven-
+ : asociación positiva; - : asociación negativa; 0: sin dría definido clínicamente por una distribu-
asociación.
ción abdominotroncular de la grasa, con o sin
obesidad, asociada o no a hirsutismo, pero con
mal de la glucosa, de hiperinsulinismo, una relación andrógenos/estrógenos elevada,
hipertrigliceridemia, hipertensión arterial (105), o trastornos del metabolismo hidrocarbonado y
la asociación inversa con las HDL-2(106), ha sido lipídico, una mayor incidencia de cáncer de
encontrada no sólo en adultos, sino también mama y endometrio en las mujeres, y una
en niños y adolescentes (107). morbimortalidad mayor de patología cardio-
Es interesante señalar cómo estudios recien- vascular tanto en hombres como en mujeres.
tes parecen comprobar que es la grasa visceral
(medida a nivel abdominal por TAC) la que
mejor correlaciona con los trastornos metabó- FISIOPATOLOGÍA DEL SÍNDROME
licos encontrados en la obesidad. Esta obser- ANDROIDE
vación ha llevado a Fyioka et al. (l08) a proponer
la existencia de dos tipos de obesidades:
Características del tejido adiposo
Tabla 5.4. CARACTERÍSTICAS DEL TEJIDO abdominal (Tabla 5.4)
ADIPOSO ABDOMINAL
las adiposas suele seguir el siguiente orden: glú- den en las células del estroma del tejido adi-
teo > preperitoneal > abdominal > mesen- poso y no propiamente en el adipoci-
terio > tríceps > epiplón ( l l 4 ) , siendo en la to (123, 124, 125)
mujer las células de la nalga y región trocanté- La actividad aromatasa, mediada por un
rea más grandes que en cualquier otra parte complejo enzimático perteneciente a la familia
del cuerpo y más grandes y numerosas que en de los citocromos P-450 (126), es estimulada por el
el hombre (ll5) . AMPc y sus análogos, así como por aquellas
Es conveniente resaltar que los depósitos hormonas que activan el AMPc, como el
adiposos que movilizan los ácidos grasos hacia ACTH, glucocorticoides, catecolaminas. En
la vena porta (grasa portal) tienen una mayor cambio, se halla inhibida por diferentes facto-
sensibilidad a los agentes lipolíticos que los res de crecimiento, como el factor de creci-
subcutáneos (117), una sensibilidad disminuida miento epidermal, el factor de crecimiento de
a la acción antilipolítica de la insulina (118). Por fibroblastos y el factor de crecimiento
otro lado, las células adiposas intraabdomi- plaquetario (l25). Simpson (125) ha sugerido un
nales tienen mayor cantidad de receptores cor- esquema de la regulación múltiple de la acti-
ticoideos que el resto (119), y el tejido adiposo vidad aromatasa.
intrabdominal de los hombres una mayor res- Numerosos autores han encontrado una co-
puesta lipolítica a los estímulos betadrenérgi- rrelación entre la actividad aromatasa y el peso
cos que el de las mujeres (156). corporal (121) , estando elevada en las obesidades
mórbidas tanto la tasa de aromatización de A4
El tejido adiposo como fuente de a E1 como de TST a E2, y aunque se han
conversión de andrógenos en encontrado, in vitro, similares niveles de acti-
vidad aromatasa en la grasa abdominal, frente
estrógenos a la del resto del cuerpo(127), estudios recientes
sugieren que la mayor actividad androgénica
La elevación de la tasa de producción de asociada con el tipo de distribución grasa(128)
estradiol (E2) y estrona (E1) es uno de los ha- podría estar mediada por una mayor actividad
llazgos más constantes en las obesidades en la producción de estrógenos(l54). Otros es-
humanas (l57). tudios parecen, por el contrario, sugerir que,
Numerosos grupos han encontrado que la en mujeres, la actividad aromatasa está signi-
fuente de esta elevada tasa de producción de ficativamente aumentada en las obesidades gi-
estrógenos está en la aromatización en el tejido noides y que en las de distribución troncular es
adiposo de los andrógenos a estrógenos. muy parecida a las mujeres no obesas. En las
En la mujer postmenopáusica la mayor parte obesidades tronculares, la producción de E, a
de la estrona (E1) procede de la aromati- partir de A4 es elevada, por la mayor cantidad
zación periférica de la androstendiona (A4) de tejido graso; en cambio, en las obesidades
habiéndose demostrado cómo el tejido adipo- ginoides la producción de E1, es superior a las
so in vitro puede aromatizar andrógenos mujeres normales y a las obesas tronculares,
(120, 121)
, mientras que el tejido adiposo puede tanto por una mayor cantidad de sustrato
también aromatizar la testosterona a estradiol como por una mayor capacidad de aromatiza-
(E2) (122). Se ha encontrado en el tejido adiposo la ción (157)
enzima 17-beta-hidroxiesteroide-oxidorre- En la Tabla 5.5 se recogen algunos aconte-
ductasa, responsable de la intercon-versión cimientos en los que se relacionan los andró-
de androstendiona a testosterona y de E1 a genos con el tipo de distribución grasa.
E 2 ( l 2 6 ) , así como 5-alfa reductasa que trans- Las mujeres con obesidad abdominotroncu-
formaría la androstendiona y testosterona en lar tienen niveles plasmáticos más elevados de
dehidrotestosterona (121). E2 libre, debido a la menor concentración de
Tanto la actividad aromatasa, como la 17- SHBG (sexual hormone binding proteiri) que
beta-hidroxiesteroide-oxidorreductasa y pro- presentan. Por otro lado, aunque las concen-
bablemente también la 5-alfa-reductasa resi- traciones de E1 son similares en ambos tipos de
SIGNIFICADO CLÍNICO DEL TIPO DE DISTRIBUCIÓN DE LA GRASA CORPORAL 67
Figura 5.6.
70 LA OBESIDAD
sensibilidad a la acción de la insulina, corre- disminuye, lo que sugiere una mayor utiliza-
lacionando directamente las concentraciones ción de las reservas energéticas (155). Por el con-
de insulina y péptido C plasmáticos con el trario, en el hombre, la mayor masa muscular
contenido de fibras musculares de contrac- y la mayor demanda energética (p. ej., ante
ción rápida, predominantes en el síndrome ejercicios vigorosos) podrán verse ayudadas
androide, tal como ha sido comentado, y ne- por la mayor actividad lipolítica de la grasa ab-
gativamente con la capilarización del tejido dominal, que se encargaría de regular la ex-
muscular (119, 136). tracción hepática de insulina a través de la li-
Tanto el tejido adiposo como el músculo po- beración de los FFA.
drían contribuir a la insulinorresistencia de la
obesidad androide, a través de un balance de-
sequilibrado entre la producción y el aclara- Distribución grasa corporal
miento de ácidos grasos libres a partir de un te- y factores sociales y psicológicos
jido adiposo altamente lipolítico, que provo- asociados
caría una disminución del aclaramiento
hepático de insulina y una insulinorresistencia Tanto en mujeres como en hombres con dis-
periférica. Una situación inversa a la que se tribución abdominotroncular de la grasa son
produciría en la obesidad ginoide, porque las más frecuentes el hábito de fumar y el consu-
células adiposas fémoro-glúteas, predominan- mo de alcohol, así como la existencia de estrés,
tes en este tipo de obesidad, tendrían una me- ansiedad y depresión (69, 101). (Tabla 5.8). Es
nor capacidad de movilización de los ácidos bien conocido que estas situaciones se acom-
grasos libres y sus músculos estriados estarían pañan de trastornos en la regulación del eje hi-
más capacitados para oxidarlos. potálamo-hipófiso-gonadal y adrenal y que los
Finalmente, tanto en jóvenes como en adul- esteroides suprarrenales pueden también faci-
tos y ancianos parece haberse comprobado que litar algunos de los signos anteriormente des-
el ejercicio continuado de entrenamiento dis- critos, sin que se pueda establecer en este mo-
minuye la proporción de grasa abdominotron- mento una clara relación de causalidad entre
cular. Esta preferente pérdida de grasa podría ellos (155). También se sabe que un consumo
tener efectos beneficiosos en el control de los excesivo de alcohol en la mujer aumenta el
factores de riesgo asociados y haría del ejerci- WHR (y disminuye la SHBG), quizás como
cio un método de intervención preferente de resultado de la hiperactividad del eje hipotála-
los factores de riesgo asociados al tipo de dis- mo-hipófiso-suprarrenal secundario a la inges-
tribución grasa (154). ta continuada de alcohol.
Desde el punto de vista teleológico, en las
mujeres con obesidades de distribución ginoi-
de de la grasa se produciría un acumulo exce- BIBLIOGRAFÍA
sivo de un tejido adiposo funcionalmente nor-
mal, pero con un balance positivo de energía. 1. Johston FE, Wadder TKA, Stunkard AY,
Una exageración de un proceso fisiológico que Peña M, Wang J, Pierson RN, Van Itallie TV.
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razo la actividad LPL es alta, lo que sugiere un 4. Vague J. The degree of masculine differentia-
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El niño obeso
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V H V H V H V H V H V H V H V H V H
100 35 41 1,32 1,49 14,3 13,9 15,0 14,7 15,7 15,6 16,6 16,5 17,5 17,6 18,3 18,6 19,2 19,6
105 99 92 1,64 1,74 15,5 15,2 16,4 16.1 17,3 17,1 18,3 18,2 19,4 19,4 20,5 20,6 21,6 21,8
110 15 142 2,09 2,09 16,7 16.4 17,7 17,4 18,7 18,5 20,0 19,8 21,3 21,2 22,6 22,5 23,9 23,9
115 15 129 2.38 2,50 18,2 17,9 19.4 19,1 20,7 20,4 22,2 21,9 23,8 23,5 25,3 25,1 26,9 26,7
120 19 174 2,69 3,13 19,7 19,3 21,0 20,8 22,4 22,4 24,1 24,3 25,8 26,3 27,6 28,4 29,4 30,5
125 21 152 2,70 3,17 22.2 21,8 23,5 23,3 25,0 24,9 26,7 26,9 28,6 29,0 30,3 31,0 32,2 33,2
130 23 162 3,73 4,03 23,8 23.2 25,6 25,1 27,5 27,2 29,9 29,6 32,4 32,4 34,9 35,0 37,5 37,9
135 24 184 4,09 4,73 26,0 25,8 28,0 28,0 30,2 30,4 32,7 33,3 35,7 36,5 38,3 39,6 41,2 42,9
140 28 203 4,71 5,24 28,4 27,9 30,7 30,3 33,1 33,0 36,0 36,3 39,2 39,8 42,3 43,4 45,6 47,1
145 25 186 5,45 5,44 31,6 31.5 34,2 34.1 37,0 37.0 40,4 40.4 44,1 44,2 47,8 47.9 51,7 51,9
150 19 260 6,25 6,50 34,6 36,5 37,5 39,5 40,6 42,9 44,4 47,0 48,6 51,4 52,7 55,8 57,0 60,5
155 18 352 6,53 6,53 38,1 39,5 41,2 42,6 44,5 46,1 48,6 50,3 53,1 54,8 57,4 59,3 62,1 64,1
160 20 324 7,75 6,88 41,2 42,9 44,7 46,2 48,5 49,9 53,2 54,2 58,2 59,0 63,3 63,7 68,6 68,7
165 26 153 7,49 6,63 46,6 45.7 50,2 49,0 54,0 52,5 58,6 56.8 63,7 61,3 68,6 65,8 73,7 70,5
170 26 46 8,15 7,13 50,4 49,5 54,2 53,0 58.4 56,8 63,4 61,3 68,8 66.2 74,2 71,8 79,8 76,0
175 16 8,26 54,1 58,1 62,4 67,6 73,2 78,7 84,5
180 63 7,73 59,3 63,0 67,1 71,9 77,0 82,0 87,2
185 11 6.85 61,4 64,9 68,7 73,1 77,8 82,3 87,0
V = Varones.
H= Hembras.
Desviación
EDAD N, casos P3 P10 P25 P50 P75 P90 P97
estándar
V H V H V H V H V H V H V H V H V H
4,5 154 107 1,27 1,44 13,78 13,34 14,44 14,09 15,13 14,88 15,95 15,81 16,80 16,80 17,62 17,75 18,46 18,74
5,5 184 190 1,78 1,72 13,23 13,07 14,0 13,88 14,98 14,76 16,06 15,80 17,21 16,90 18,32 17,97 19,48 19,09
6.5 183 163 1,64 1,62 13,31 13,08 14,12 13,87 15,00 14,72 16,03 15,73 17,13 16,80 18,20 17,83 19,31 18,91
7,5 214 144 1.67 1,78 13,41 13,59 14,24 14,46 15,13 15,41 16,18 16,54 17,31 17,74 18,40 18,91 19,53 20,13
8,5 232 200 1,97 2,24 13,43 13,31 14,3 14,35 15,42 15,49 16,65 16,86 17,99 18,35 19,28 19,81 20,65 21,35
9,5 262 199 2,13 2,46 13,74 13,33 14,77 14,46 15,89 15,71 17,23 17,21 18,69 18,86 20,11 20,48 21,61 22,22
10,5 249 204 2,32 2,67 14,03 13,73 15,12 14,95 16,32 16,31 17,76 17,95 19,33 19,75 20,87 21,54 22,50 23,46
11,5 298 258 2,60 2,36 14,30 14,33 15,5 15,46 16,82 16,70 18,41 18,19 21,15 19,81 21,86 21,40 23,69 23,09
12,5 259 211 2,68 2,86 14,77 14,81 16,00 16,14 17,35 17,62 18,99 19,41 20,78 21,38 22,54 23,33 24,42 25,43
13.5 247 195 2,77 2,74 14,82 15,29 16,10 16,60 17,51 18,04 19,22 19,79 21,10 21,70 22,95 23,59 24,93 25,60
14,5 229 193 2,82 2,56 15,56 16,03 16,83 17,26 18,23 18,60 19,91 20,21 21,75 21,96 23,55 23,68 25,47 25,49
15.5 263 189 2,79 2,51 16,31 16,66 17,60 17,88 19,01 19,21 20,71 20,80 22,56 22,52 24,38 24,19 26,31 25,96
16,5 260 186 2,59 2,23 17,26 17,25 18,50 18,36 19,85 19.56 21,45 20,98 23,19 22,50 24,88 23,98 26,66 25,52
17.5 186 170 2,42 2,23 18,06 17,49 19,24 18,59 20,52 19,78 22,04 21,18 23,67 22,69 25,24 24,14 26,90 25,66
V - Varones.
H = Hembras.
EL NIÑO OBESO 79
Peso kg.
NIÑOS. 0-8 años
Años
Figura 6.2. Estándares longitudinales de niños normales de Aragón (0-8 años).
(Cit. núm. 6) (Reproducida con permiso de los autores.)
Peso kg.
NIÑAS. 0 - 8 años
edad escolar. A partir de los 6 años se observa P/T2 . P50 (del peso según edad) .100%
un aumento estable de la prevalencia hasta la P50 de la talla según edad
pubertad, mucho más marcado en niñas (9).
Cuanto más temprano es el comienzo de la De manera simple, la obesidad puede medir-
obesidad en la infancia, mayor es la posibili- se fundamentalmente de tres maneras: de visu,
dad de resolución espontánea. Al contrario, la midiendo la relación P/T o midiendo los plie-
obesidad de comienzo tardío tiene alto riesgo gues cutáneos.
de persistencia. Los pliegues cutáneos, además de poca re-
Aunque sólo 1/3 de los adultos obesos lo productibilidad, tienen el problema de una es-
fueron en la infancia, aquellos cuyo sobre- casa correlación con la grasa corporal interna,
peso fue superior a 160 por 100, entre prefiriéndose la relación P/T.
1/2 a 3/4 eran obesos en la infancia (10), luego el El IMC no debería usarse en la infancia
incremento en la severidad puede aumentar el como parámetro diagnóstico de obesidad, de-
riesgo de persistencia. Aproximadamente el 80 bido a su asociación dependiente de la edad
por 100 de los adolescentes obesos serán con la estatura y a su varianza creciente con la
adultos obesos (11). edad, incluso tras una transformación
La remisión ocurre en aproximadamente el logarítmica (15). Rolland-Cachera ha demostra-
50 por 100 de los niños con sobrepeso entre el do que puede emplearse una transformación
120 y 155 por 100, en un 27 por 100 de los que más compleja para elaborar los centiles del
tenían entre 155 y 183 por 100 y ninguno con IMC en los distintos rangos de edad (16).
sobrepeso superior al 183 por 100 (12).
Rolland-Cachera et al. han establecido los
ciclos de adiposidad infantil: hasta los 6-7 me- Clasificación
ses (25 por 100 de grasa), con caída después,
nuevo rebote a los 5-6 años y después en Prácticamente todos los niños que consultan
pubertad (13). por obesidad pertenecen a lo que podíamos
llamar obesidad exógena o simple. Dependien-
do del mecanismo de selección de los pacien-
tes, el porcentaje de pacientes de la llamada
DEFINICIÓN. DIAGNÓSTICO obesidad patológica puede variar, aunque casi
en ningún caso supera el 10 por 100 del total.
La obesidad es un exceso de grasa corporal. Someramente vamos a repasar las causas
Hay una gran dificultad en medir esta grasa, más frecuentes desde el punto de vista etioló-
en encontrar patrones de normalidad de la po- gico, aunque podríamos establecer otro tipo de
blación de referencia y en definir los niveles de clasificación en relación con la distribución de
corte a partir de los cuales sobrevienen los fac- la grasa, el porcentaje de sobrepeso (mórbida o
tores de riesgo. no), etc.
Los dos métodos más comúnmente utiliza-
dos para definir la obesidad infantil son las re-
laciones peso/talla y la medición de pliegues OBESIDAD PATOLÓGICA (Tabla 6.3)
cutáneos.
La grasa subcutánea es aproximadamente el Causas endocrinológicas
50 por 100 de la grasa total, y su medida a tra-
vés de los pliegues cutáneos es una buena apro-
ximación a la medida de los almacenes grasos
Hipotiroidismo
corporales. El principal problema es la escasa Causada fundamentalmente por disminu-
reproductibilidad. ción del gasto energético, con depósito de grasa
Dado que el índice de masa corporal (IMC = y tejido mixedematoso. Fácil de diagnosticar,
P/T2) varía con la edad, se prefiere utilizar el % especialmente por talla y por velocidad de cre-
delIMC (14): cimiento baja.
84 LA OBESIDAD
a) Hipotiroidismo.
Pseudohipoparatiroidismo (Síndrome de
b) Déficit de GH. Albright)
c) Síndrome de Cushing.
d) Craneofaringioma. Situación rara en Pediatría, fácil de diagnos-
e) Hipotalámicas. ticar, que cursa un fenotipo peculiar e hipopa-
f) Pseudohipoparatiroidismo. ratiroidismo por resistencia a PTH.
g) Hipogonadismo.
h) Síndrome de Mauriac.
Hipogonadismo
2. Síndromes/Cromosomopatías:
a) Anomalías cromosómicas. Especialmente marcado en edad puberal
b) Otras. (teórica), con acumulo graso (en niños) en ab-
3. Disminución de la actividad física. domen y caderas, además de aumento del seg-
4. Farmacológica. mento inferior.
Síndrome de Mauriac
En niños con diabetes mellitus tipo I, con
Déficit de hormona de crecimiento hipoinsulinemia o resistencia insulínica, hepa-
tomegalia, hiperlipemia, disminución de la ve-
Depósito de grasa peculiar, localizado sobre locidad de crecimiento y retraso puberal.
todo en abdomen, con fenotipo peculiar (facies
pequeña, redondeada, micrognatia, voz fina,
micropene, etc.) Al igual que en el hipotiroi- Sindrómica/Cromosómica
dismo, cursa con talla y velocidad de creci-
miento disminuida. Anomalías cromosómicas
Síndrome de Down, Síndrome de Klinefel-
Síndrome de Cushing ter. El Síndrome de Prader-Willi (hipotonía,
retraso mental, hipogonadismo, obesidad, fa-
Raro en la infancia. En el lactante es fre- cies peculiar, manos y pies pequeños, etc.) se
cuente la presencia de un tumor con exceso de podría incluir dentro de las anomalías cromo-
glucocorticoides y andrógenos. Al igual que el sómicas, ya que en la mitad de los casos se en-
resto de patología endocrina, talla baja. cuentra una delección del cromosoma 15 en la
región 11-13.
Craneofaringioma
Otros
Obesidad de etiología multifactorial. Nor-
malmente fácil de diagnosticar, con sintoma- Síndrome de Bardet-Bield (retraso mental,
tología neurológica y endocrina. Tras el trata- retinopatía pigmentaria, poli o sindactilia, obe-
miento quirúrgico, es frecuente el incremento sidad e hipogenitalismo), Síndromes de Co-
de peso, con hiperfagia, a pesar de un trata- hén, Alstróm, Carpenter, etc.
miento hormonal sustitutivo correcto.
Disminución de actividad física
Hipotalámicos En casos patológicos con una llamativa dis-
A veces sin lesión ni tampoco evidencia de minución de la posibilidad de ejercicio y a pe-
alteraciones hormonales. Tras lesiones cere- sar de una ingesta calórica baja.
brales, traumatismos, infecciones, tumores, Guy (l7) observó que el 68 por 100 de los es-
EL NIÑO OBESO 85
colares con problemas físicos tenían sobrepeso. nético que favorece la aparición y persistencia
Entre ellos el 100 por 100 de los niños con es- de la acumulación de grasa.
pina bífida y el 30 por 100 de aquéllos con dis- El aumento de peso correspondiente a un
trofia muscular, tenían obesidad. determinado exceso de energía depende del
genotipo (23); aproximadamente el 70 por 100
de la variación del IMC era debido a factores
Fármacos genéticos, mientras que sólo el 30 por 100 se
podía atribuir a factores ambientales. En cada
Corticosteroides, valproato sódico, orexíge- individuo el grado de expresión de su genotipo
nos, etc. depende de los factores ambientales.
La influencia ambiental es innegable, como
se ha puesto de manifiesto en poblaciones tras-
OBESIDAD EXÓGENA plantadas a otras culturas (24), aunque hay razas
con diferente susceptibilidad a la obesidad,
Estos niños, la inmensa mayoría de los que
quizás en relación con no haber cambiado su
acuden a las consultas, tienen una exploración
tipo de alimentación y costumbres.
física normal, salvo la obesidad sin distribu-
Una vez expuestos los pesos relativos de los
ción característica y la hipertensión. Rara vez
factores genéticos y ambientales en el desarro-
se demuestra una ingesta claramente diferente
llo de la obesidad, pasamos a describir y anali-
en cantidad y calidad de aquellos niños con
zarlos separadamente.
peso normal.
Los niños tienen por lo general un peso nor-
mal al nacer, e inician la ganancia excesiva de Factores individuales
peso durante la lactancia, con progresivo au-
mento en las fases críticas y especialmente en
pubertad. Normalmente suelen tener una talla Ni la ingesta alta de grasa ni el nivel de acti-
alta (18), acompañada por una edad ósea acele- vidad física fueron factores de riesgo indepen-
rada, que especialmente en niñas condiciona dientes para la obesidad, aunque pueden ac-
una pubertad adelantada. Se ha observado una tuar sinérgicamente cuando están presentes en
aceleración del crecimiento, coincidiendo con el mismo niño (25). No se ha demostrado, en es-
períodos de un aumento rápido de peso (19) y tudios trasversales, diferencias en cuanto a in-
asimismo una disminución de la velocidad de gesta calórica y de principios inmediatos, entre
crecimiento ante una dieta estricta (20). obesos y no obesos (26).
En niños no se ha observado una distribu- En un estudio realizado comparando niños
ción de la grasa peculiar (como en adultos, obesos y no obesos, igualados en edad, talla y
pera/manzana). Casi todos los niños tienen un masa libre de grasa, el gasto metabólico basal
cociente cintura/caderas superior a 0,85, y no fue diferente en ambos grupos, y funda-
aparentemente en la infancia este índice no mentalmente dependía de la masa magra y de
está asociado con las características o el pro- ladead (27).
nóstico. Hay estudios que demuestran que la Otros estudios realizados en adolescentes
relación cintura/cadera varía significativamente obesos, mediante calorimetría indirecta, no
con el desarrollo puberal. Esta variación es han puesto de manifiesto una disminución del
independiente de la edad y de la grasa total, gasto energético en reposo, comparándolos
medida por el IMC (21). con hermanos no obesos (28). Aunque estos ha-
llazgos sugieren que el gasto energético en re-
poso no se relaciona con el mantenimiento de
Etiología. Factores de riesgo la obesidad, no excluye su impacto en la inicia-
ción de la misma. En estudios realizados de
Los estudios de Stunkard (22, 23), tanto en niños manera longitudinal, un gasto energético en
adoptados como en gemelos, han puesto reposo bajo fue predictivo de una futura ga-
de manifiesto el importante componente ge- nancia ponderal (29).
86 LA OBESIDAD
La escasez de relación causal entre la ingesta IMC. Sí se observó, sin embargo, una correla-
energética, gasto energético o factores que pro- ción débil negativa entre la actividad física y el
mueven un almacenamiento mayor de ener- número de horas que pasan los niños viendo la
gía, ha aumentado el interés en la posibilidad televisión.
de termogénesis reducida en el obeso. Las tasas Hay prevalencia aumentada en primavera e
metabólicas básales en obesos, niños, adoles- invierno (37), e igualmente mayor en áreas ur-
centes y adultos son comparables o mayores banas densamente pobladas.
que las de no obesos, ya que depende de la La obesidad es más frecuente en raza blanca
masa magra (aumentada en la obesidad). Los que en la negra, y asimismo en emigrantes
resultados sugieren que hay una respuesta ter- recientes (38).
mogénica reducida a los carbohidratos, media- La prevalencia de obesidad aumenta con el
da por la reducción en la actividad del sistema nivel socioeconómico (excepto en mujeres), y
nervioso simpático (30, 3l). es inversamente proporcional al nivel de ins-
Griffiths publicó que en niñas de 5 años un trucción. Realmente la clase social baja predis-
bajo gasto energético se correlacionaba negati- pone a la obesidad en países desarrollados, y
vamente con el IMC en la adolescencia (32). En viceversa (39, 40, 41).
otros estudios el índice metabólico relativo Otros factores relacionados con la obesidad
sólo justificó el 40 por 100 del incremento de infantil son hijos únicos, de familias numero-
peso, y este índice se convirtió en normal o ele- sas y de un solo padre (42).
vado una vez alcanzado el nuevo peso supe- Todos los factores ambientales se interrela-
rior. cionan y es difícil independizar unos de otros.
En relación con la conducta alimentaria de
niños obesos comparados con normales no
obesos, se observa que los primeros comen Alteraciones endocrinológicas
más deprisa y no sienten saciedad al final de la Aunque no es una endocrinopatía por sí
comida, pudiendo existir un defecto en la señal misma, se han descrito en la obesidad algunas
de saciedad o una respuesta alterada a tal señal alteraciones en niveles hormonales básales o
en niños obesos (33). estimulados, teniendo algunas de ellas un sig-
nificado patológico. En este apartado vamos a
Factores ambientales analizar las más relevantes.
cardiovascular en niños está relacionado con la con afectación del pico de flujo espiratorio
obesidad y con la distribución grasa (aunque (PEF) y del volumen espiratorio forzado 50
en este aspecto hay controversia). Los niños (FEV50). Al disminuir peso, las niñas norma-
obesos con predominio de grasa abdominal lizan dichos parámetros, pero no así los ni-
(cociente cintura/cadera alto) muestran un ños (66).
perfil de riesgo menos favorable que los que Más conocido son la apnea del sueño, que
tienen una distribución glúteo-femoral (59). puede condicionar una hipertensión pulmo-
La evaluación del patrón de distribución nar, y un Síndrome de Pickwick.
grasa en niños obesos, por ello, ayudará a iden- Los niños obesos son también más propen-
tificar a las personas susceptibles de riesgo car- sos a padecer infecciones del tracto respiratorio
diovascular. superior, con sibilancias, que aquéllos con
La obesidad persistente en los niños, sobre peso normal (67, 68).
todo cuando se halla acompañada de una ele- Hay alteraciones psíquicas, de conducta, tra-
vación de la tensión arterial, identifica a las fa- to diferente por compañeros de clase, escasa
milias cuyos miembros se hayan expuestos a autoestima, aislamiento, etc. Incluso se ha des-
un riesgo incrementado de fallecer por una en- crito una influencia adversa de la obesidad en
fermedad cardiovascular (60). relación con el retraso mental (69).
Lauer (61) demostró que en aquellos niños en
percentiles elevados de peso corporal, el 30 por
100 tenían una tensión diastólica superior al TRATAMIENTO
percentü-90. Hay estudios que demuestran
que la pérdida de peso disminuye la tensión ar- Antes de hablar de las medidas terapéuticas
terial, especialmente cuando se acompaña de per se, es importante dejar claro que el punto
ejercicio físico (62). La obesidad es la causa pri- clave del problema es la prevención, es nece-
maria de hipertrigliceridemia y de disminu- sario desarrollar medidas preventivas en rela-
ción del HDL-colesterol. Estas alteraciones en ción con la obesidad, especialmente en grupos
el metabolismo lipídico mejoran tras restric- de riesgo (obesidad familiar, obesidad del lac-
ción calórica y ejercicio (63). Recientemente se tante, alteraciones del comportamiento ali-
ha determinado que las anomalías lipídicas ob- mentario, enfermedades incapacitantes, etc.).
servadas en adolescentes se relacionan directa- Las estrategias deberían pasar por realizar pro-
mente con la resistencia insulínica. gramas adecuados (especialmente a nivel es-
Los niños y adolescentes obesos muestran colar) de educación sanitaria, sobre conoci-
una mayor prevalencia de hipertensión arte- mientos nutricionales básicos, estimular la ac-
rial, hipertrigliceridemia y disminución de los tividad física, cambios educativos sobre
niveles séricos de HDL-C cuando se comparan comportamiento alimentario y seguimiento
con la población normal no obesa. somatométrico permanente desde la lactancia.
En estudios trasversales amplios, realizados Los resultados del tratamiento en la obesi-
recientemente en población infantil (64), se ha dad infantil son generalmente modestos. Una
comprobado que no hay una asociación signi- significativa pérdida de peso es rara, y por lo
ficativa entre obesidad e hiperlipemia cuando general no se mantienen mucho tiempo. El
ésta se define por colesterinemia superior a número de pacientes que responden al trata-
200 mg %, pero sí lo hay cuando se define por miento con éxito constituyen aproximada-
un cociente LDL-C/HDL-C superior a 2,2. mente el 20-25 por 100 del total (70, 71, 72).
La obesidad, que se ha asociado a un bajo
nivel de capacidad física, empeora el consumo
de oxígeno máximo y submáximo ante un test ¿Quién debería tratarse?
de ejercicio, así como también el rendimiento
ante el ejercicio aeróbico corto y largo (65). Es la primera cuestión que tendremos en
Se han descrito alteraciones de la función cuenta. El objetivo teórico sería tratar a aque-
pulmonar en el 34 por 100 de los niños obesos, llos niños en los que su obesidad actuaría
EL NIÑO OBESO 89
como factor de riesgo cardiovascular, o cual- beríamos tener en cuenta algunos ítems de in-
quier otra circunstancia mórbida que afecte a tervención terapéutica:
su vida o la pueda afectar en un futuro. • Fijar objetivos alcanzables (pactos).
En el caso de obesidad en el lactante, nunca • Participación familiar.
deberíamos tratar por debajo de los 6 meses, y • Información y educación sobre nutrición.
sería peligroso entre los 6 y los 12. Muchos de • Estrategias basadas en el análisis del com-
estos niños adelgazan espontáneamente al va- portamiento (sobre todo a partir de los 9 años).
riar la dieta y aumentar el ejercicio físico. En • Plan y apoyo de la actividad física.
niños mayores, y en casos de obesidad leve o • Consejos y apoyo psíquico.
moderada, hay una tendencia a normalizar su • Compromiso a largo plazo.
peso coincidiendo con los ciclos de depósitos
de grasa y especialmente en la pubertad. En ge- Los adolescentes constituyen una población
neral, los niños con este grado no deben ser de riesgo a la hora de iniciar un tratamiento de
animados a perder peso, sino a mantenerlo la obesidad. Este grupo se ve afectado con fre-
mientras están creciendo, por los peligros in- cuencia por importantes problemas psicosocia-
herentes a la malnutrición en este período crí- les, con disminución de la autoestima. Existe
tico. un importante riesgo de desarrollo de bulimia
y/o anorexia nerviosa antes o después de ini-
ciar una terapia dietética.
Puntos básicos del tratamiento
incidiendo sobre la grasa y alteraciones del 7. Sólo tomar bebidas bajas en calorías.
comportamiento alimentario. 8. Regular ingesta de pan, patatas, leche y
En obesidades severas (> 170 por 100), y so- otros hidratos de carbono.
bre todo en las mórbidas con riesgo vital, se 9. Consumir alimentos enteros.
pueden utilizar dietas más restrictivas, como 10. Modificar comidas escolares.
las de ayuno proteico modificado (700-1.000
cal), con un aporte proteico de 1 a 1,5 g/kg) su- Es muy importante realizar un seguimiento
plementos vitamínicos y minerales. Debido a cercano del niño obeso que está siguiendo una
que las dietas que contienen carbohidratos me- dieta con objeto no sólo de motivarle y apo-
joran el balance nitrogenado (76), se añaden 1 yarle, sino de detectar y corregir precozmente
g/kg y día de glúcidos, unas 2 semanas después errores dietéticos, malnutrición y problemas
de iniciar la dieta de ayuno proteico modifica- de crecimiento.
do. Estas dietas causan efectos secundarios,
como hipotensión, hipoglucemia, cetosis, por
lo que las primeras fases deben realizarse den- ACTUACIÓN SOBRE ACTIVIDAD
tro del hospital. Hay que vigilar el balance ni- FÍSICA
trogenado negativo y su posible influencia so-
bre las proteínas plasmáticas: albúmina, trans- Dados los problemas metodológicos para
ferrina, complemento... medir la actividad física en niños, no es sor-
Todo régimen dietético deberá satisfacer los prendente que diferentes investigaciones ha-
siguientes criterios: yan dado resultados contradictorios en cuanto
• Regularidad en las tomas. a la relación actividad física y obesidad. Hay
• Aporte suficiente de proteínas (mínimo 1 autores que han encontrado relación (77, 78) y
kg/día). otros no (79-81). Las revisiones más recientes no
• Bajo aporte energético, en relación con han encontrado evidencia que relacione la ac-
las necesidades de cada niño. tividad física con algunos indicadores de riesgo
• Moderado aporte de hidratos de carbono. de enfermedad coronaria82, aunque pudiera
• Aporte suficiente de sales y vitaminas. ser que la metodología empleada para medir la
• Satisfacción, evitando la monotonía. actividad física fuera inadecuada (83). Se ha
• Adaptación a las costumbres familiares y comprobado que la disminución de los adoles-
culturales, además de tener en cuenta el nivel centes obesos en deportes no es debida a la re-
económico. ducción de la capacidad aeróbica (84).
Es necesario aconsejar sobre costumbres ali- El ejercicio, además de aumentar el gasto
mentarias adecuadas: comer despacio, no picar energético, por la propia actividad, también
entre horas, no repetir platos, ni comer de los aumenta el gasto energético basal, de manera
platos de los demás, etc. que el individuo emplea más energía durante
un período después del ejercicio que si no lo
hubiera hecho (85).
Consejos generales para la dieta Las actividades físicas más efectivas en au-
en obesidad infantil mentar el gasto energético son aquellas que su-
ponen el uso de grandes grupos musculares en
1. Sólo comer en horario marcado. actividad aeróbica en períodos superiores a 45
2. Suprimir alimentos de baja saciedad y minutos.
alto contenido energético (dulces, frutos secos, La actividad física no sólo aumenta el con-
helados, etc.). sumo energético, sino que también mejora la
3. Evitar el chicle (acostumbrarles a tener la sensibilidad a la insulina y disminuye la
boca vacía). lipogénesis (86). La actividad física disminuye el
4. Evitar grasas ni cocinar con ellas. apetito en sujetos normales, aunque no es se-
5. Carnes asadas o cocidas. guro que lo haga también en obesos.
6. No añadir azúcar. La adición del ejercicio a la dieta mejora los
EL NIÑO OBESO 91
resultados de ésta, no sólo en cantidad de peso los medidores de obesidad con los de otras po-
perdido, sino también en cuanto a mejoría de blaciones. Act Ped Esp 1993; 57: 120-126. 9.
(87)
la condición general . La dificultad a medio Poskitt EME, Colé TJ. Do fat babies stay fat?
y largo plazo estriba en mantener la adhesión BrMedJ 1971; 1:7-9.
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Segunda parte
FISIOPATOLOGÍA DE LA OBESIDAD
7
Fisiopatología del tejido
adiposo blanco
E. Herrera Castillón; M. A. Lasunción
Lipólisis Glicerol
reserva energética, aporta aislamiento térmico que capta el tejido de la circulación o proceden
y una importante protección mecánica. Las cé- de los triglicéridos que circulan en sangre aso-
lulas del tejido adiposo blanco están constitui- ciados a las lipoproteínas ricas en ellos, los qui-
das por una gran gota de grasa rodeada por un lomicrones y las lipoproteínas de muy baja
escaso citoplasma, que contiene proporcional- densidad (VLDL). A su vez, los triglicéridos
mente numerosas mitocondrias y un núcleo del tejido adiposo se encuentran en continuo
ubicado periféricamente. proceso de lipólisis (hidrólisis) y reesterifica-
A pesar de esta estructura y de su principal ción, y la respectiva actividad de estos procesos
papel funcional como tejido de depósito de las determina la liberación neta a la circulación de
reservas energéticas, que haría pensar en una los ácidos grasos libres (FFA) y el glicerol, lo
actividad relativamente lenta o pasiva, el tejido cual es controlado por factores hormonales,
adiposo se encuentra continuamente en un es- nutricionales y metabólicos (34).
tado de activo metabolismo. En la Figura 7.1 Comentando datos obtenidos por nuestro
se resumen las principales vías metabólicas del propio grupo y otros derivados de la bibliogra-
tejido adiposo blanco. Los triglicéridos acu- fía, en el presente capítulo se revisan los aspec-
mulados se sintetizan a expensas de sustratos tos más sobresalientes de estos procesos.
FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 99
Figura 7.2. Incorporación en los Iípidos del hígado y tejido adiposo blanco (epidídimo graso) en la rata alimentada, a los
14
30 minutos de la administración intravenosa de distintos sustratos marcados uniformemente con C . La metodología
(53)
utilizada para la extracción, purificación y fraccionamiento de lípidos fue similar a las descritas previamente . Los datos
se expresan en porcentaje de la radioactividad administrada por g de peso fresco del respectivo tejido. FA: Ácidos gra-
sos esterificados; GG: Glicerol de glicéridos; PIR: piruvato; GLI: glicerol; GLU: glucosa.
cuando se incuba in vitro tejido adiposo pro- muestra en la Figura 7.5, la presencia de glu-
cedente de ratas obesas (47). cosa en el medio de incubación estimula la ac-
Otro aspecto de interés que se deriva de los tividad lipogénica del tejido adiposo incubado
resultados arriba comentados (Fig. 7.4) es la in vitro a partir de sustratos tan distintos como
escasa utilización de la glucosa como sustrato piruvato, alanina, glutamato o glicerol (9,10) .
lipogenético en tejido adiposo. Aunque esto re- Así pues, aunque la glucosa no es el mejor sus-
sulta aparentemente contradictorio, por estar trato lipogenético del tejido adiposo, es un efi-
generalmente aceptado que la glucosa es un caz activador de esta vía, si no el mejor. De he-
sustrato preferente para la síntesis de lípidos, cho, en gran medida, el bien conocido efecto
nosotros hemos podido comprobar reciente- de la insulina estimulando la lipogénesis del te-
mente en tejido adiposo de rata estudiado in jido adiposo (23, 44, 67, 75) es secundario al efecto de la
situ, que la glucosa es peor sustrato lipogénico hormona estimulando la captación y me-
que el lactato (64, 65). Sin embargo, como se tabolización de la glucosa. Hace ya unos años,
FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 101
nosotros demostramos que la presencia de in- metabolismo, aporta los principales sustratos y
sulina en el medio de incubación no tiene efec- coenzimas necesarios para la lipogénesis: pro-
to sobre la síntesis de ácidos grasos a partir de duce el piruvato derivado de la glucólisis, que
glicerol, a no ser que dicho medio sea suple- es un sustrato esencial para la síntesis de acetil-
mentado con glucosa (26, 27), y esta interacción CoA; facilita el aporte de citrato para sacar el
entre insulina y glucosa en cuanto a su efecto acetil-CoA del interior de la mitocondria y
lipogénico ha sido ampliamente involucrada para estimular la primera enzima clave de la li-
en la fisiopatología de la obesidad (4, I8, 22, 23). pogénesis, la acetil-CoA carboxilasa; de una
El mecanismo por el cual la glucosa estimu- forma directa (por su utilización por la vía de
la la síntesis de ácidos grasos en tejido adiposo las pentosas) y de una forma indirecta (facili-
se resume en la Figura 7.6. La glucosa, en su tando la transferencia del potencial reductor
Figura 7.5. Efecto de la presencia de glucosa (5 mM) en el medio de incubación sobre la incorporación de piruvato,
alanina, glutamato y glicerol radiactivos en ácidos grasos, por adipocitos procedentes del epidídimo graso de rata, ais-
lados mediante tratamiento con colagenasa e incubados in vitro durante 120 min. Los respectivos sustratos radiactivos
se suplementaron con el correspondiente metabolito frío para lograr una concentración de 1 mM en el medio de incu-
(9, 10)
bación. Los detalles experimentales y analíticos fueron iguales que los descritos previamente .
de la glucólisis, el NADH en NADPH), la glu- tados directamente por el tejido adiposo para
cosa constituye la principal fuente del ser esterificados y transformarse así en
NADPH necesario para la acción de la ácido triglicéridos (15, 42, 72), ahora sabemos que la
graso sintasa, el complejo enzimático que ca- principal fuente exógena de triglicéridos del te-
taliza la mayor parte de la vía. A su vez, puesto jido adiposo son aquéllos que circulan en san-
que la actividad de la acetil-CoA carboxilasa es gre asociados a las lipoproteínas ricas en ellos,
inhibida por el producto final de la vía, el pal- quilomicrones y lipoproteínas de muy baja
mitil-CoA, la glucosa disminuye este efecto densidad (VLDL). La lipoproteína lipasa
mediante el aporte de glicerol-3-fosfato deri- (LPL) presente en el tejido hidroliza los trigli-
vado de la reducción de la dihidroxiacetona- céridos de esas lipoproteínas circulantes y fa-
fosfato (33). Puesto que, en condiciones norma- cilita la captación por el tejido de los ácidos
les, ésta es la principal fuente de glicerol-3-fos- grasos liberados, para su posterior esterifica-
fato con que cuenta el tejido adiposo, dicho ción y acumulo (2, 48, 49, 60). Nosotros hemos de-
efecto de la glucosa facilita la esterificación del mostrado que, aunque en menor proporción
palmitil-CoA, y de esta forma disminuye su que los ácidos grasos, también el glicerol, libe-
concentración intracelular, evitando el efecto rado en la hidrólisis de los triglicéridos de las
inhibidor que tiene sobre la acetil-CoA carbo- lipoproteínas circulantes por la LPL del tejido
xilasa. adiposo, es captado por el tejido para su pos-
terior reesterificación en la síntesis de los trigli-
céridos ahí acumulados (48, 49, 51).
CAPTACIÓN DE TRIGLICÉRIDOS Este proceso puede adquirir especial rele-
CIRCULANTES. PAPEL DE LA LPL vancia en condiciones en las que, como co-
mentamos antes, puede presentarse un aumen-
Aunque hace unos años se pensaba que los to en la actividad glicerolquinasa del tejido, y
ácidos grasos libres circulantes podían ser cap- con ello, contribuir activamente al mayor de-
FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 103
pósito de lípidos, como es el caso en la obesi- lares, e incluso su parcial degradación (12, 76). En
dad. este transporte la enzima va madurando y ma-
La LPL se encuentra prácticamente en todos nifiesta su plena actividad cuando queda an-
los tejidos extrahepáticos, pero es más activa clada en dicho endotelio vascular, donde faci-
en tejido adiposo que en ningún otro (12, 76). Es lita la transformación de los quilomicrones o
una acilglicerol éster hidrolasa que se localiza VLDL en lipoproteínas de menor contenido
en el endotelio vascular, donde se ancla por in- en triglicéridos y mayor densidad, los denomi-
teracciones electrostáticas con moléculas de nados remanentes de quilomicrones y las lipo-
heparán sulfato (2). De esta forma, la LPL ejerce proteínas de densidad intermedia (IDL), res-
su acción hidrolítica sobre grandes partículas li- pectivamente (Fig. 7.7). La actividad de la
poproteicas del plasma, que por su tamaño no LPL del tejido adiposo disminuye con el ayu-
pueden atravesar las paredes endoteliales. La no (49), mientras que aumenta con la sobreali-
LPL se sintetiza en las células parenquimatosas mentación y muy especialmente con la insuli-
del tejido en forma de proenzima inactiva, y se na (11, 41, 76), a través de un mecanismo que aún no
transporta al endotelio vascular de los capilares está esclarecido totalmente, pero que parece
que irrigan el tejido, por un mecanismo com- llevarse a cabo a nivel postranscripcional y
plejo que implica su glicosilación y canalización postranslacional (12, 60).
a través de diversos compartimientos intracelu- La LPL es una glicoproteína con un peso
104 LA OBESIDAD
molecular de unos 58.000 daltons, cuya forma ticamente de dicha apoproteína no manifies-
activa es un homodímero que está en equili- tan actividad LPL y desarrollan una intensa
brio reversible con la forma monomérica, la hipertrigliceridemia, similar a la presente en
cual es fácilmente inactivable (52). Varios dí- sujetos con deficiencia de LPL (5O, 69, 71). Hay
meros de LPL actúan simultáneamente sobre otras apoproteínas que modifican la efectivi-
cada VLDL o quilomicrón, hidrolizando pre- dad de la activación apo CII sobre la LPL, y en
ferentemente los enlaces sn-1 de los acilglicero- particular éste es el caso de la apo CIH, que
les (38). En condiciones fisiológicas, la elimina- disminuye dicha activación, probablemente
ción (o catabolismo) de la enzima tiene lugar por desplazamiento de la apo CII de su sitio de
mediante su asociación con las lipoproteínas unión a la enzima (50).
sobre las que ha realizado su acción catalítica, La LPL está sometida a un rápido proceso
que la transportan hasta el hígado, donde es de síntesis y degradación, que permite ajustar
degradada. su actividad a las necesidades energéticas o de
La molécula de LPL tiene cinco sitios acumulo tisular de ácidos grasos. La actividad
funcionales (58): 1) Sitio de unión al heparán LPL de los distintos tejidos determina la ca-
sulfato (glicosaminoglicano), para su anclaje al nalización de los triglicéridos circulantes hacia
endotelio vascular; 2) sitio de unión a la inter- unos o hacia otros, y ello justifica el que esté
fase lípido-agua, que permite su unión a la par- sujeta a un control en función del estado nu-
tícula lipoproteica; 3) sitio de unión a la apo- tricional o endocrino del individuo. Así, la ac-
proteína C-II (apo CII); 4) sitio de unión a áci- tividad LPL del tejido adiposo es alta durante
dos grasos, que facilita el reconocimiento del el estado absortivo, lo que facilita el que los tri-
sustrato, y 5) sitio catalítico, que presenta al- glicéridos de quilomicrones y VLDL sean hi-
gún aminoácido serina reactivo, ya que la en- drolizados en las inmediaciones del tejido para
zima es una serina hidrolasa. la captación subsiguiente por los adipocitos de
La LPL requiere para su actividad la presen- los ácidos grasos, y en menor medida del gli-
cia de apo CII, que se encuentra en sus sustra- cerol, para su reesterificación y acumulo(11) .
tos, VLDL y quilomicrones (11). No se conoce Durante el ayuno, por el contrario, la activi-
con precisión la forma en que se realiza esta dad LPL de este tejido disminuye (49), de ma-
interacción, pero pacientes que carecen gené- nera que los triglicéridos de las lipoproteínas
FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 105
circulantes son canalizados hacia otros tejidos lar de los triglicéridos de quilomicrones y
que, como el músculo esquelético y el corazón, VLDL, y en el propio metabolismo de las li-
mantienen o incluso incrementan su actividad poproteínas. En el caso de sus repercusiones en
de LPL (76). Otra situación fisiológica, en la que la funcionalidad intrínseca del tejido adiposo,
se produce una clara direccionalidad de los tri- los cambios de actividad de la LPL que se ob-
glicéridos circulantes a determinado tejido en servan en diversas circunstancias coadyuvan
función de los cambios de actividad de la LPL, de forma importante con los de la síntesis en-
es durante la última fase de la gestación y la dógena de triglicéridos, contribuyendo activa-
lactancia. En esta situación disminuye inten- mente al mayor o menor acumulo de lípidos
samente la actividad LPL del tejido adiposo, en este tejido.
mientras que se incrementa la de la glándula
mamaria (68), asegurándose así el abastecimiento
de ácidos grasos derivados de los triglicéridos
circulantes para la formación de leche, y el
desvío del flujo de triglicéridos circulantes del
tejido adiposo a dicha glándula"'.
Los cambios de actividad de la enzima son
el resultado de efectos hormonales que actúan
de forma específica para cada tipo celular. Así,
por ejemplo, mientras que la insulina activa la
síntesis de mRNA de LPL en adipocitos, no la
afecta en músculo (12). A su vez, el AMPc in-
hibe intensamente la LPL de tejido adiposo,
pero la aumenta en corazón, habiéndose pro-
puesto que en el adipocito, el AMPc activa la
tasa de degradación de la enzima ( 1 2 ) . Otro
punto de regulación de la actividad LPL es en
su proceso de maduración por glicosilación y
su liberación al espacio extracelular. El adipo-
cito dispone de una importante reserva intra-
celular de LPL, que no es detectable con los
métodos habituales de extracción y que se li-
bera tras la estimulación con heparina o insuli-
na (24, 49). De hecho, como se muestra en la
Figura 7.8, la actividad LPL que se detecta en
trozos de tejido adiposo de rata es muy supe-
rior que la presente en adipocitos aislados me-
diante tratamiento con colagenasa, la cual eli-
mina la LPL localizada extracelularmente. Sin
embargo, en presencia de heparina en el medio
de incubación, tanto los trozos de tejido como
los adipocitos muestran un aumento de la li- Figura 7.8. Actividad lipoproteína lipasa (LPL) en trozos
beración al medio de una considerable activi- de tejido o adipocitos aislados mediante el tratamiento
dad de la enzima (Fig. 7.8). Así pues, la hepa- previo con colagenasa, procedentes de epidídimo graso
de ratas, incubados en presencia o no de heparina. En los
rina logra estimular la maduración y secreción recuadros de la izquierda se presentan los valores de ac-
de parte de la LPL intracelular, que inicial- tividad encontrados en los tejidos (trozos o células aisla-
mente era indetectable. das), y en los de la derecha la presente en los respectivos
Es lógico pensar que este elaborado control medios de incubación. En todos los casos, los valores de
de la actividad de la LPL sea el reflejo de su actividad se expresan en unidades (picokatales, pk) por
mg de proteína en el correspondiente tejido. Para otros
importante función en la direccionalidad tisu- (49)
detalles metodológicos ver ref. .
106 LA OBESIDAD
Figura 7.9. Reacciones de la lipolisis. La lipasa sensible a las hormonas (LSH) es la limitante de la vía, por lo que, una
vez que se lleva a cabo la reacción catalizada por ella, el proceso termina en la formación de ácidos grasos libres (FFA)
y glicerol.
realiza por acción directa sobre esta enzima o la cascada de regulación lipolítica. En ella pue-
como consecuencia indirecta de la disminu- de observarse cómo, mientras que hay hormo-
ción intracelular de AMPc y la consecuente nas o agentes que ejercen su acción modula-
inactivación de la proteína quinasa dependiente dora directamente (epinefrina y norepinefrina,
de AMPc. La reducida actividad de esta en- glucagón, etc.), otras lo hacen indirectamente,
zima como consecuencia de la acción de la in- realizando una acción sinérgica, permisiva o
sulina, también impide que se fosforile un fac- inhibidora (hormonas tiroideas, bloqueantes
tor inhibidor de la proteína fosfatasa (el (3-adrenérgicos, etc.), según el caso, sobre las
denominado inhibidor-1). De esta forma, al primeras.
disminuir la acción inhibidora de dicho factor Los ácidos grasos libres son productos fina-
sobre la proteína fosfatasa, ésta queda activada les de la lipolisis, pero también la modulan.
y facilita la desfosforilación (inactivación) de la Aunque el mecanismo no se conoce bien, su
LSH (Fig. 7 . 1 1 ) . acumulo intracelular produce una inhibición
A pesar de la complejidad del proceso des- de la adenilato ciclasa y de la LSH, y, por tan-
crito, hay que resaltar que la modulación de la to, de la lipolisis. Independientemente de que
lipolisis del tejido adiposo es aún más comple- ejerzan una acción directa sobre las indicadas
ja, ya que es el resultado de las acciones lipolí- enzimas, los ácidos grasos libres son desacopla-
ticas y antilipolíticas de las distintas hormonas dores de la oxidación fosforilativa, reduciendo
y agentes, en función de sus respectivos niveles la disponibilidad de ATP y, consecuentemen-
en sangre. En la Figura 7.12 se intenta dar una te, su utilización para la síntesis de AMPc, lo
panorámica integradora del control global de que inhibe la cascada de la lipolisis. Estos efec-
108 LA OBESIDAD
tos justifican el que disminuya la efectividad lo que depende de la glucosa que capta; de esta
de las hormonas lipolíticas y la propia lipólisis forma, la disminución de la glucemia, por
basal cuando se reduce la concentración cir- ejemplo con el ayuno, reduce las posibilidades
culante (o en el medio de incubación, cuando de formación de glicerol-3-fosfato y facilita la
se estudia in vitró) de albúmina (32), ya que esta movilización neta de ácidos grasos, mientras
proteína es responsable del transporte de los que una dieta rica en carbohidratos la reduce,
ácidos grasos en sangre. induciendo el acumulo de grasas. Un reflejo de
Los ácidos grasos libres que se forman en el la efectividad de estas interacciones lo tenemos
interior de la célula adiposa, bien procedentes en el hecho descrito por nosotros hace ya va-
de la lipólisis, bien de la síntesis endógena o de rios años de que, en trozos de tejido adiposo
la hidrólisis y captación de los triglicéridos de incubado in vitro, la acción antilipolítica de la
las lipoproteínas circulantes, pueden ser rees- insulina llega a revertirse en presencia de epi-
terificados a triglicéridos, y de esta forma ser nefrina y glucosa (26, 27). En estas condiciones, la
acumulados, o pueden ser liberados a la circu- insulina facilita la utilización de la glucosa
lación (Fig. 7.1). En el equilibrio de estas dos por la vía glucolítica, aportando glicerol-3-fos-
posibilidades juega un papel importante la dis- fato, y la epinefrina puede manifestar su má-
ponibilidad de glicerol-3-fosfato para su esteri- ximo efecto lipolítico, al no estar interceptada
ficación. Ello depende, a su vez, de la glucosa por el acumulo intracelular de ácidos grasos li-
que llega a este tejido de la circulación, ya que bres.
el tejido adiposo no hace gluconeogénesis, por La disponibilidad de glicerol-3-fosfato en te-
FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 109
Figura 7.11. Mecanismo de la acción antipolítica de la insulina mediante inhibición de la fosforilación de la LSH y ac-
tivación de su desfosforilación. Ver explicación en el texto. Prk-AMPc = Proteína quinasa dependiente de AMPc; AC =
Adenilato ciclasa; PDE = Fosfodiesterasa; I-1 = Factor inhibidor de la proteína fosfatasa, denominado factor-1;
PrP = Proteína fosfatasa.
Figura 7.12. Esquema integrado del control de la cascada lipolítica en tejido adiposo por diversas hormonas y otros agentes relacionados (metil-xantinas, ac.,
nicotínico)
FISIOPATOLOGIA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 111
Figura 7.13. Esquema del principal destino metabólico de los productos de la lipólisis, ácidos grasos libres (FFA) y gl¡-
cerol, y su interacción con otras vías metabólicas en el hígado (síntesis de glucosa; (5-oxidación de ácidos grasos y sín-
tesis de cuerpos cetónicos o cetonas; reesterificación y síntesis de VLDL). FL = fosfolípidos; TG = triglicéridos;
DHACP = dihidroxiacetona-fosfato.
nas circulantes, son utilizados en la síntesis de pora a la gluconeogénesis en un nivel muy alto
lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), de la vía.
que son segregadas a la circulación(l7) o bien Los ácidos grasos libres derivados de la li-
son hidrolizados por acción de las tracilglicé- pólisis del tejido adiposo también llegan al hí-
rido lipasas hepáticas. De todas estas posibi- gado, donde se unen con los de síntesis endó-
lidades, la conversión del glicerol en glucosa gena. Una vez que se han activado a acil-CoA,
parece ser la más importante cuantitativa- pueden ser reesterificados para la síntesis de
mente, en particular en condiciones en que la acilglicéridos y su posterior liberación a la cir-
gluconeogénesis está estimulada, las cuales culación en forma de VLDL, o pueden ser
coinciden, a su vez, con que la lipólisis del te- transportados al interior de las mitocondrias, a
jido adiposo también lo está, como es el caso través de un sistema dependiente de carnitina,
del ayuno, la gestación o la diabetes (21, 39, 77, 78). y ser oxidados hasta la formación de acetil-
Estudios comparativos de la utilización de CoA para su oxidación completa hasta CO2
diversos sustratos en la gluconeogénesis, han por el ciclo del ácido cítrico, para la síntesis de
llevado a la conclusión de que el glicerol es cuerpos cetónicos (cetonas: P-hidroxibutirato y
convertido en glucosa más eficazmente que acetoacetato) (Fig. 7.14), o incluso para su uti-
otros sustratos clásicamente gluconeogénicos, lización como sustrato en otras vías metabóli-
como la alanina o el piruvato (77, 78). Aparte de la cas (por ejemplo, la síntesis de colesterol).
elevada actividad de glicerolquinasa en el hí- La canalización comparativa de los produc-
gado, la razón de esta eficacia puede deberse a tos de la lipólisis hacia las distintas vías meta-
que, como se muestra en la Figura 7.14, para bólicas indicadas depende de muchos factores,
llegar hasta glucosa, el metabolismo de alani- entre los que destacan la disponibilidad de sus-
na, piruvato, lactato, etc., tiene que discurrir tratos de otras procedencias (por ejemplo, la
por el interior de las mitocondrias, mientras dieta o la síntesis endógena) y la situación en-
que esto ocurre con el glicerol, que se incor- docrina del individuo.
112 LA OBESIDAD
Figura 7.14. Integración en el hígado de las vías de gluconeogénesis (síntesis de glucosa) y glucólisis (degradación de
glucosa a piruvato) con el metabolismo de los productos de la lipólisis que le llegan derivados del tejido adiposo, glicerol
y ácidos grasos libres (FFA). Ver texto.
PAPEL DEL TEJIDO ADIPOSO EN EL bólicas de estos cambios son una reducción de
CICLO GLUCOSA-ÁCIDOS GRASOS la oxidación del piruvato derivado de la glu-
cólisis, que es canalizado hacia la síntesis de
glucosa, y una reducción global de la glucólisis
con activación de la gluconeogénesis. Todo
En condiciones de estrés hidrocarbonado, en ello da lugar a un aumento en la producción
que las reservas de glucógeno en el hígado se neta de glucosa por el hígado.
encuentran deplecionadas, la actividad lipolí- A su vez, como consecuencia de esa activa-
tica del tejido adiposo se activa. Esto permite ción de la oxidación de los ácidos grasos en el
que aumente el consumo de los ácidos grasos hígado, aumenta la producción de cuerpos ce-
liberados por el músculo, con la consiguiente tónicos, que son liberados a la circulación para
reducción del consumo de glucosa. Junto a ser utilizados como sustratos energéticos alter-
ello, en condiciones en que también aumenta nativos por los tejidos extrahepáticos, en par-
la llegada al hígado de los ácidos grasos libera- ticular por el músculo esquelético. Esto contri-
dos de la lipólisis, éstos se oxidan, produciendo buye también al menor consumo de glucosa
un aumento de las concentraciones hepáticas por este tejido, y todo ello permite el mante-
de acetil-CoA(34, 57). Las consecuencias meta- nimiento de niveles relativamente normales de
FISIOPATOLOGÍA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 113
Figura 7.15. Los ácidos grasos libres (FFA) liberados del tejido adiposo por la lipólisis llegan al hígado, donde son
transformados en acil-CoA y acetil-CoA. Estos compuestos inhiben la glucólisis y activan la gluconeogénesis, favore-
ciendo así la producción neta de glucosa por el hígado. Los cuerpos cetónicos (c. c.) son productos derivados de la
transformación de los acil-CoA en acetil-CoA (ß-oxidación) en el hígado, que se sintetizan especialmente en situaciones
de hipoglucemia y salen a la circulación para ser utilizados por tejidos extrahepáticos, como el músculo esquelético. Este
tejido también capta parte de los FFA liberados de la lipólisis del tejido adiposo. Y los productos de su metabolismo, así
como el de los cuerpos cetónicos, inhiben la glucólisis. De esta forma se establece el denominado «ciclo de glucosa-
ácidos grasos», que supone una activa contribución de la lipólisis del tejido adiposo en el mantenimiento de la homeos-
tasis glucídica del organismo.
de glucosa plasmática, incluso durante períodos tras el ayuno, se reduce la velocidad de salida
prolongados de ayuno. de ácidos grasos del tejido adiposo y conse-
Aunque los productos del metabolismo de cuentemente disminuye su oxidación. Ello da
los ácidos grasos no pueden ser utilizados en la lugar a que se incremente la utilización de glu-
síntesis de glucosa debido a la irreversibilidad cosa por el músculo, lo cual contribuye acti-
de la piruvato deshidrogenada (35), vemos cómo vamente a la fijeza del estado estacionario de
un aumento de los liberados del tejido adiposo la glucosa circulante.
preserva muy eficazmente la homeóstasis glu- Todo ello pone de manifiesto el importante
cídica. Por ello, estas interrelaciones metabóli- papel que juega el tejido adiposo en el balance
cas reciben el nombre de ciclo de glucosa-áci- metabólico del organismo, y muy particular-
dos grasos (62), el cual se ha resumido en la mente en el consumo de la glucosa por diver-
Figura 7.15. De hecho, de forma inversa, sos tejidos, garantizando su disponibilidad
cuando se recuperan los depósitos hepáticos de para aquellos que, como el tejido nervioso, de-
glucógeno, como ocurre en la realimentación penden directamente de sus niveles circulantes.
114 LA OBESIDAD
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FISIOPATOLOGIA DEL TEJIDO ADIPOSO BLANCO 117
dad en los apartados de la Tabla 8.1 (modifi- 1) predisposición genética, que puede condi-
cado de Sclafani (3). cionar per se la obesidad o simplemente cons-
Es importante destacar que en muchos mo- tituir un factor de susceptibilidad; 2) alteracio-
delos experimentales de obesidad se entremez- nes en el control nervioso de la ingesta de ali-
clan varios factores coadyuvantes. Por ejem- mentos y el metabolismo tisular, y 3)
plo, en todos los modelos animales, a la causa características y composición de la dieta. Por
primaria desencadenante se asocia restricción supuesto, sin menospreciar el resto de los fac-
de la actividad física, inherente al confina- tores que influyen en la producción de la obe-
miento en una jaula, si bien este factor está sidad y que intervienen también en mayor o
presente tanto en los animales que padecen menor medida en cada modelo experimental
obesidad patológica como aquellos que se con- de obesidad.
sideran normales. En ese sentido, es interesante Por último, mencionar que además de los
constatar que en casi todos los animales en- modelos murinos de obesidad, que han sido y
jaulados aparece un cierto grado de sobrepeso siguen siendo los más utilizados, también se
con acumulo de grasa, aun en los controles, han empleado otros modelos animales, como
que en ciertas circunstancias puede producir el perro (4), en situaciones experimentales muy
obesidad ligera. Este sobrepeso es más evidente concretas.
en animales viejos, pero está presente en cual- En la actualidad disponemos ya de técnicas
quier edad (3). de estudio celular in vitro, que son importantes
Asimismo, en todos los casos la ingesta en herramientas para profundizar en las alteracio-
los animales enjaulados no depende de la ca- nes bioquímicas o celulares subyacentes en la
pacidad de adquisición individual, ritmo luz- obesidad. Así las técnicas de cultivos celulares,
oscuridad, climatología, períodos reproducti- perfusión de tejidos, las técnicas de histoquí-
vos o aumento de la actividad física, sino que mica, que han permitido localizar y estudiar la
la comida está disponible a voluntad del ani- producción y secreción de neuropéptidos en
mal (ad libitum), siempre que no se controle distintas áreas hipotalámicas, y por último las
como parámetro externo por el experimenta- técnicas de biología molecular, que permiten
dor. Ello implica que la ingesta está menos re- identificar y cuantificar el ADN y el ARN, e
lacionada con procesos biológicos comunes y hibridación in situ, han producido avances es-
quizás solo con los ritmos artificiales de luz- pectaculares en este campo. Estas técnicas no
oscuridad, de forma que casi siempre existe un serán comentadas a lo largo de la presente re-
cierto grado de hiperfagia con respecto a la si- visión y nos centraremos en el estudio de los
tuación ideal deseable, incluso en los animales modelos de obesidad murinos, de los que en la
normales. actualidad disponemos.
Por otra parte, la monotonía de la dieta ha-
bitual de laboratorio y su baja palatabilidad la
hace poco deseable para el animal, lo cual pue- OBESIDAD HIPOTALÁMICA
de ser un factor que parcialmente compense lo
descrito en los párrafos anteriores, impidiendo Se sabe desde antiguo que diversos tipos de
una hiperfagia desmesurada. lesión hipotalámica producen obesidad. Tales
En cualquier caso es importante considerar lesiones pueden ser realizadas por métodos fí-
que en la situación de enjaulamiento existen sicos (cortes con cuchilla, electrocoagulación)
varias condiciones que generan la tendencia al o químicos (inyecciones de tioglucosa de oro,
sobrepeso en los animales de experimentación. mostaza de bipiperidina, glutamato monosó-
Por tanto, el más mínimo desequilibrio puede dico, etc.) (ver Tabla 8.1). La obesidad aparece
condicionar la aparición de obesidad. cuando se lesionan áreas del hipotálamo
En general, destacan tres tipos de causas de ventromedial (2).
obesidad experimental por su importancia y Las lesiones electrolíticas del hipotálamo
frecuencia, la mayor parte de ellas presentes en ventromedial producen una obesidad grave,
los diversos modelos de obesidad animal: que es menos aparente en el caso de cortes con
MODELOS ANIMALES Y EXPERIMENTALES DE OBESIDAD 121
nocidos y más estudiados, con defectos resi- el gen ob reside en el cromosoma 6 y en el ra-
dentes en un único gen. tón diabético el gen db reside en el cromosoma
Los modelos de obesidad con base poligéni- 4. Algunos otros defectos genéticos causantes
ca son también útiles a la hora de estudiar la de obesidad han sido también localizados. Tal
interacción de varios factores en la producción es el caso del gen A y del ratón amarillo con
de obesidad. Además, los modelos poligénicos obesidad autosómica dominante, que se
que hemos llamado ambientales permiten co- encuentra en el cromosoma 2. En todos estos
nocer no solo la interacción entre la suscepti- casos aún no se ha identificado la función de
bilidad genética y diversos parámetros alimen- dichos genes, por lo que se especula con distin-
tarios y metabólicos, sino que también permi- tas posibilidades.
ten inducir la obesidad de forma más o menos El gen ob parece ser el responsable de alte-
controlada en determinados momentos del raciones en la síntesis y regulación de proteínas
crecimiento o desarrollo y maduración sexual, G, mientras que el gen db está implicado en la
así como observar si la instauración de la obe- producción de autoanticuerpos. Tanto en los
sidad es reversible y en qué grado, una vez se ratones obesos como en los diabéticos apare-
hayan reinstaurado las condiciones ambienta- cen alteraciones en los canales iónicos de di-
les propicias. De ellos, el más utilizado es la versos tejidos. Sin embargo, en los dos mode-
rata Osborne-Mendel. Además estos modelos los se ha postulado que el defecto primario
poligénicos parecen tener una mayor similitud causante de la obesidad reside en un mal fun-
y paralelismo con la obesidad humana, y con cionamiento del sistema neuroendocrino: del
cierta precaución podríamos decir que repre- hipotálamo en el caso del db/db, y de las célu-
sentan de manera más realista el síndrome hu- las adenohipofisarias y quizás también de
mano. otros tejidos en el ratón ob/ob. Además en el
En su debe hay que contabilizar que dicha ratón obeso (ob/ob) varios neuropéptidos de
base poligénica hace muy difícil identificar la origen hipotalámico como la colecistoquinina
causa primaria de obesidad y dónde reside el (CCK), que es reconocida como una potente
defecto, dado que el enorme número de facto- señal de saciedad (2), está presente en
res intervinientes en estos modelos hacen muy concentraciones extremadamente bajas. Por su
difícil la interpretación de los resultados obte- parte, en el ratón diabético (db/db) los niveles
nidos. de CCK hipotalámica están muy elevados, lo
En los siguientes párrafos haremos una so- que unido a las alteraciones observadas en
mera descripción de los principales modelos canales iónicos y proteínas G sugiere que es
animales de obesidad genética, señalando al- resistente a tal señal de saciedad. La incapaci-
gunas de las diferencias entre ellos tanto a ni- dad de responder adecuadamente a las señales
vel fisiopatológico como metabólico. de saciedad parece estar en la base del desa-
rrollo de la obesidad de estos ratones, aunque
no sea el único factor (9, 10).
Ratón obeso (ob/ob) y De hecho la alteración que se manifiesta en
primer término es un decremento en la ter-
ratón diabético (db/db) mogénesis, reducción en el consumo tisular de
oxígeno y ligera disminución en la temperatu-
Dentro de los modelos de obesidad genética ra corporal. Simultáneamente se produce hi-
existen dos en ratones: el ratón obeso (ob/ob) pertrofia e hiperplasia de los adipocitos, au-
y el ratón diabético (db/db). En ambos casos la mento del depósito de grasa, hiperinsulinemia,
herencia es de tipo autosómico recesivo. En los intolerancia a la glucosa y aumento del peso
dos se produce un síndrome de diabetes-obesi- corporal total. La grasa se deposita tanto en el
dad muy similar o casi idéntico fisiopatológi- tejido subcutáneo como en los territorios
camente en ambos. En estos dos modelos se ha viscerales (8, 9).
identificado la localización cromosómica don-
de reside el gen defectuoso. En el ratón obeso,
124 LA OBESIDAD
sulina y glucocorticoides. Esto hace improba- sas, como un déficit de GH que contribuye al
ble que el defecto genético primario que pro- desarrollo de la obesidad, o si el desarrollo de
duce la obesidad en la rata Zucker se localice la obesidad desencadena la alteración hipota-
en el gen del NPY, siempre considerando que lámica. El déficit secretor de GH podría tener
el gen fa no ha sido identificado. Sin embargo, un papel relevante en la obesidad si apelamos
algunas neuronas del núcleo arcuato que ex- a los extensos efectos que la GH tiene sobre el
presan el NPY coexpresan CRF, que también metabolismo general (es lipolítica, hipergluce-
interviene y de forma muy importante en el miante y anabólica sobre el músculo) y en par-
control de la ingesta alimentaria ( l 5 ) (Tabla ticular en la redistribución de la grasa corporal
8.2). Las microinyecciones de NPY en el y en el control de la glucemia, directa e indi-
núcleo paraventricular activan el eje hipófiso- rectamente a través de los IGFs (Insulin-like
adrenal, con aumento en la producción de glu- Growth Factors) e IGF-BP (IGF-Binding Pro-
cocorticoides, que tienen un papel destacado tein), en especial la IGF-BP 1 que parece tener
en la fisiopatología de la obesidad en los ani- un papel destacado en el control de la concen-
males de experimentación (l6). Este hecho, ade- tración circulante de IGF-1 y, por tanto, de la
más, cierra el circuito de retroalimentación ya glucemia (23).
que los glucocorticoides inducen un aumento
en la expresión del gen de NPY.
Hormona de crecimiento en la rata Zucker OBESIDAD DIETÉTICA
(fa/fa). La secreción hipofisaria de GH en la
rata Zucker homocigota (fa/fa), y por tanto ge- Varios son los modelos experimentales de
néticamente obesa, está marcadamente dismi- obesidad que se relacionan con la dieta ali-
nuida respecto a sus hermanas heterocigo- mentaria (ver Tabla 8.1). En todos los casos in-
tas (l7-2O). Los niveles de mRNA de GH en la tervienen dos factores fundamentales: la com-
hipófisis también están disminuidos, por lo posición de la propia dieta, que condiciona su
que no sorprende una disminución en la ca- poder calórico, y sus características organolép-
pacidad secretoria. Además, la mayor parte de ticas de sabor, olor, textura y temperatura, que
las respuestas a diversos estímulos ya sean fi- la hacen más deseable induciendo hiperfagia.
siológicos (GRF) o farmacológicos (GHRP-6, En muchos casos ambos factores están estre-
FK-33824) (21) están considerablemente dismi- chamente relacionados.
nuidas. Este déficit secretor parece ser hasta
cierto punto bastante selectivo para GH ya que
la secreción de prolactina y gonadotrofinas se Dieta de alto contenido graso
halla completamente preservada. Ello ha lle-
vado a pensar que el déficit secretorio de GH La dieta normal de laboratorio contiene un
puede tener su origen en un defecto hipotalá- 10 por 100 de aporte calórico en forma de gra-
mico primario, de naturaleza aún no especifi- sa. En condiciones normales, los animales cre-
cada. cen y tienen tendencia a acumular cierta can-
El déficit secretorio de GH se desarrolla a tidad de grasa con el paso del tiempo. Cuando
medida que el animal crece y se vuelve obeso, la proporción de lípidos de la dieta se eleva por
de forma que en los estadios iniciales (ratas de encima del 30 por 100 en aporte calórico, los
3 semanas) apenas existen diferencias entre los animales de experimentación aumentan su in-
animales adultos con obesidad ya establecida, gesta calórica (hiperfagia), así como la eficacia
progresando con la edad y el grado de obesi- energética de la dieta, volviéndose marcada-
dad (22). Ello sugiere que el defecto de secreción mente obesos (24, 25).
de GH es secundario a la propia obesidad y no La administración de dietas con alto conte-
el causante de la misma, aunque la relación nido graso inducen obesidad en animales ge-
causal-temporal está lejos de ser demostrada, néticamente susceptibles, aunque no en la mis-
con lo que es difícil saber si ocurre un efecto ma proporción en todos los casos, sino que ello
hipotalámico que se manifiesta, entre otras co- depende de la base genética. Es el caso de la
126 LA OBESIDAD
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9
Termogénesis y obesidad
F. J. C.-Soriguer Escofet; I. Esteva de Antonio; A. Muñoz Aguilar
ra hermética térmicamente aislada por la que drógeno hasta llegar a sus productos finales...
circula un flujo de agua a velocidad constante.
La diferencia de temperatura del agua que en- QR para los carbohidratos:
tra y que sale de la cámara refleja la produc-
ción de calor de la persona (l, 2) .
Las técnicas de calorimetría directa son muy
precisas y de gran importancia teórica, pero no
son útiles para estudiar el gasto energético hu-
mano durante las actividades diarias o clínicas.
Por eso desde el comienzo de los estudios ca- QR para las grasas (Ac. Palmítico. p. ej.):
lorimétricos se han generalizado los métodos
indirectos.
Calorimetría indirecta
Se fundamenta en el hecho de que todo el QR para las proteínas (Albúmina, p. ej.):
metabolismo energético del cuerpo depende en
última instancia del oxígeno (O:): por tanto, si
medimos el consumo de O: (VO2) o el CO2 li-
berado de una persona en reposo es posible ob-
tener una evaluación indirecta del metabolis-
mo energético porque la producción energética
anaeróbica es muy reducida(3).
Para poder hacer una estimación correcta es En el organismo, la cantidad de calor libe-
necesario conocer la cantidad de calor liberado rada durante la oxidación de una unidad de
por litro de O; consumido o por litro de CO2 peso de hidratos de carbono o de grasa es igual
liberado. Esta cantidad de calor es llamada a la liberada cuando la misma cantidad de esta
equivalente energético de O2 o equivalente sustancia es quemada en el calorímetro de la-
energético de CO2. boratorio, porque en ambos casos los produc-
Los equivalentes energéticos de O; para di- tos de oxidación son los mismos: agua (H2O y
ferentes sustratos son menos variables que los anhídrido carbónico (CO2). Las proteínas, en
equivalentes energéticos de C(X Por este mo- cambio, al ser oxidadas en el organismo, dan
tivo, cuando se utiliza una mezcla de nutrien- lugar a la formación de productos nitrogena-
tes, es posible que el VO2 represente con ma- dos (la urea sobre todo) que aún poseen un
yor precisión la energía liberada que la produc- cierto calor de combustión. La cantidad de ca-
ción de CO2. lor liberada por la oxidación en el organismo
de 1 g de proteínas es, por tanto, la diferencia
El cociente respiratorio (QR) entre el calor de combustión de la proteína y el
de los productos de su combustión eliminados
Como es bien conocido, se trata de la razón por la orina.
entre el anhídrido carbónico producido en el Por otro lado, la utilización digestiva de los
proceso de oxidación de los carbohidratos, gra- principios inmediatos no es completa, por lo
sas y proteínas y el oxígeno consumido: que los valores calóricos de los principios in-
mediatos utilizados para los cálculos dietéticos
QR = CO2 producido/O2 consumido son los corregidos por Atwater: 4 kilocalorías
Debido a la diferente estructura química de por gramo para los hidratos de carbono y las
los principios inmediatos, diferentes cantida- proteínas. 9 kilocalorías para las grasas (la oxi-
des de oxígeno son requeridas para oxidar dación de 1 gramo de alcohol etílico libera 7
completamente los átomos de carbono e hi- calorías) (Tabla 9.1).
TERMOGÉNESIS Y OBESIDAD 131
Tabla 9.1. VALORES ESTANDARIZADOS DEL nopy), propuesto ya por Kinney en los años se-
COCIENTE RESPIRATORIO Y DE EeqO2 Y senta, tiene la ventaja de no producir distur-
EeqCO2 PARA LOS CARBOHIDRATOS, GRASAS, bios en los patrones de respiración del sujeto,
PROTEÍNAS Y ALCOHOL
facilitando la medida continua sobre un perio-
RQ EeqO2 (KJ/I) EeqCO2 (KJ/I) do prolongado de tiempo en pacientes en de-
1 cúbito. Numerosos investigadores han preci-
Carbohidratos 1,000 21,12 21,12
Grasas 0,710 19,61 27,62
sado el espacio conceptual sobre el que se
Proteínas
2
0,835 19,48 23,33 desarrollan los cálculos indirectos de la calori-
Alcohol 0,667 20,33 30,49 metría (6) . Los cálculos incluyen la transfor-
mación de Haldane para ajustar las diferencias
1
Poliglucosa entre el volumen de O2 en el aire inspirado y
2
Un gramo (1 g) de nitrógeno se asocia con la utilización de espirado. La calorimetría indirecta puede rea-
5,95 litros de O 2 y la liberación de 4,968 litros de CO 2 y lizarse mediante una espirometría de circuito
116 KJ. EeqO2 y EeqCO2: Equivalentes energéticos de O2 y
CO2.
cerrado o de circuito abierto. La energía pro-
KJ = Kilojulios. ducida en kilocalorías puede calcularse por al-
guna de las ecuaciones habitualmente deriva-
La razón (R) del intercambio das de los trabajos de Weir (7):
respiratorio Kilocalorías = 3,9410 2 + 1,106 CO 2 -
En el ser vivo el cálculo del QR se basa en el 2,17 Nurinario
supuesto de que el intercambio de Oí y CO2 0 más recientemente por Brockway (8):
refleja el intercambio real en la célula. Con las
salvedades arriba comentadas, esto es así en si- Kilocalorías = 3,962 O2 + 1,0779 CO2 -
tuaciones de reposo y de ejercicio moderado 1,41 Nurinario-
de ritmo estable (4) . Sin embargo, numerosos La corrección por el nitrógeno urinario, que
factores pueden perturbar la relación metabó- es el residuo de una combustión incompleta de
lica basal entre estos gases. Los fisiólogos res- las proteínas, puede estandarizarse utilizando
piratorios han denominado como razón del como valor fijo 11 g/d (6).
intercambio respiratorio (R) a la relación del Una de las ventajas de la calorimetría indi-
dióxido de carbono producido por oxígeno recta es que permite investigar la contribución
consumido en las situaciones en que la pro- de cada uno de los nutrientes (grasa, carbohi-
ducción de carbónico no procede sólo de la dratos, proteínas, etc.) a la liberación energéti-
oxidación específica de los alimentos, aunque ca total. En las Tablas 9.2 y 9.3 se resumen las
dicho cociente se calcula igual al QR. En estas ecuaciones de predicción para calcular la ener-
situaciones es posible obtener R mayores de 1, gía liberada a partir de una mezcla de grasas,
p. ej., en acidosis láctica, e incluso valores re- carbohidratos y proteínas, así como los valores
lativamente bajos de R (< 0,7) en aquellos ca- estimados cuando son consumidos 500 litros
sos, p. ej., en los que se tiende a retener el dió- de O2 y 425 litros de CO2, excretándose por la
xido de carbono en las células y líquidos cor- orina 12 g de nitrógeno (que son los valores ti-
porales tras un ejercicio muy intenso, con el pos de un sujeto adulto sedentario).
objetivo de reponer el bicarbonato utilizado Si se quiere evaluar sólo la energía liberada y
para amortiguar el ácido láctico (5). el investigador no necesita información sobre
En la actualidad existen equipos comerciales la mezcla de combustible oxidado, el cálculo se
para la medida del intercambio de gases respi- puede simplificar (1):
ratorios con excelentes analizadores de gases y
de flujo aéreo. Hasta hace poco eran utilizadas Kilocalorías = {(1,1 x RQ) + 3, 9} x VO2
máscaras faciales o sistemas adaptados a la El gasto calórico puede ser también medido a
boca para coleccionar el aire espirado durante partir del intercambio de gases, no de calor, en
un periodo limitado de tiempo. En el momen- una cabina cerrada, lo que se ha dado en llamar
to actual el uso de un sistema especial (ca- una calorimetría de cuerpo completo {19).
132 LA OBESIDAD
Tabla 9.2. ECUACIONES USADAS PARA CALCULAR LA ENERGÍA LIBERADA POR LA OXIDACIÓN
DE UNA MEZCLA DE GRASAS, PROTEÍNAS, CARBOHIDRATOS Y VALORES ESTIMADOS
DE LA ENERGÍA TOTAL Y LA CORRESPONDIENTE A CADA UNO DE LOS SUSTRATOS
CUANDO SON CONSUMIDOS 500 LITROS DE O2 Y PRODUCIDOS 425 LITROS DE CO2,
Y EXCRETADOS 12 g DE N EN LA ORINA
Autor Energía liberada (KJ)
1 2
Ecuación Total Proteica CHO Grasa
No
2
proteica
(9)
Zunt 15,97º2+ 5.15CO2-8,02N 10,077 8,709 1,368 4,700 4,009
(10) (11)
Loewy /Lusk 15,97O2+ 5,15 CO2 -8,48N 10,072 8,740 1,332 4,667 4,073
(12)
Magnus-Levy 15,97O2+ 5,15CO2-5,35N 10,109 8,717 1,392 4,623 4,095
(7)
Weir' 16,40O2+ 4,63 CO2 -9,08N 10,104 8,717 1,322 4,473 4,299
(8)
Consolazio et al 15,82O2+ 4,85 CO2 -12,47N 9,821 8,772 1,284 4,518 4,019
(14)
Passmore 15,80o2+ 4,86 CO2 -12,00N 9,822 8,538 1,284 4,518 4,020
(15)
Brouwer 16,19O2+ 5,00 CO 2 -5,94 N 10,152 8,769 1,380 4,581 4,188
(16)
Brockway 16,58O2+ 4,51 CO 2 -5,90 N 10,136 8,756 1.380 4,498 4,256
(17)
Ben-Porat 16,37O2+ 4,57 CO 2 -11,88N 9,984 8,760 1.224 4,622 4,138
(18)
Elia 15,91O2+ 5,21 CO 2 -4,65 N 10,114 8,722 1,392 4,448 4,274
1
O2 y CO2 son expresados en litros y el N (urinario) en gramos.
2
La energía liberada por la fracción no proteica es calculada sustrayendo la energía atribuible a la oxidación de las proteínas
del total de energía liberada.
y aquellas utilizadas para el cálculo de los re- Algunos autores utilizan el índice Metabóli-
querimientos alimentarios de la población ge- co de Reposo o Consumo Metabólico en Re-
neral a partir del BMR, aún usadas (20). poso (CMR) («Resting Metabolic Rate»:
Recientemente se ha desarrollado una nueva RMR), que representa el mismo concepto de
técnica para medir el coste metabólico en los la TMB, pero que incluye además la cantidad
sujetos mientras hacen su actividad normal de energía que se requiere para la digestión,
usando agua doblemente marcada. Revisada absorción y distribución corporal del alimento
recientemente por Schoeller ( 2 1 ) , el método ingerido. En la práctica, la TMB y el CMR di-
mide la producción integral de CO2 a lo largo fieren en menos del 10 por 100 y ambos tér-
de tres semanas, teniendo en cuenta la diferen- minos se utilizan de forma indistinta.
cia en las tasas de eliminación del deuterio y Las necesidades de energía se expresan ha-
del I8O. Se trata de un método no invasivo, sin bitualmente en términos de kilocalorías o en
apenas restricciones para su empleo, ideal para unidades absolutas de energía (julios)(a).
la medida de la energía total liberada en las Los valores de consumo de O2 durante la
condiciones habituales de vida. Los recientes medida del TMB varían normalmente entre
trabajos llevados a cabo con este método están 160 y 290 ml/minuto (0,8-1,43 kcal x min-1).
permitiendo revisar algunas de las ideas sobre La energía consumida puede ser calculada asu-
el metabolismo energético en humanos, y per- miendo un equivalente calórico de 4,83 kcal/1
mitirán aclarar las enigmáticas discrepancias de O2 consumido.
encontradas entre la ingesta calórica, la activi- Tanto la TMB como el «RMR» han sido
dad física y el peso (22, 23,2 4, 25). tradicionalmente normalizados en relación a
Las limitaciones de este elegante método la superficie corporal, pues ya desde finales del
vienen dadas por el coste del isótopo, del aná- siglo XVIII se sabe que el metabolismo energé-
lisis por espectrometría de masas y de varios tico en reposo es proporcional al área de la su-
factores de corrección, así como por la incerti- perficie corporal (27). Benedict, ya en 1915 (28)
dumbre de convertir la producción de CO2 en sugirió que la TMB era una función de la masa
energía cuando no se conoce el RQ. de «tejido celular activa» del cuerpo. A partir
de la posibilidad de medir por diferencias de
El gasto energético en reposo densidad de manera incruenta los comparti-
mentos corporales por Behnke (29) se ha podido
El metabolismo basal ha sido utilizado du- comprobar que las diferencias de TMB inicial-
rante mucho tiempo como prueba diagnóstica mente atribuidas a la edad o al sexo son fun-
a pesar de su escaso valor predictivo en la iden- damentalmente debidas a los cambios en la
tificación de enfermedades metabólicas, lo que proporción entre la masa grasa y la masa no
ha dado lugar a que su significado como expre- grasa.
sión de las necesidades de energía de manteni- Datos más recientes confirman que la TMB
miento se haya olvidado con frecuencia en la correlaciona mucho mejor con el LBM («lean
literatura médica (26). Se denomina Tasa Me- body mass») y FFB («fat free body») (30). Por
tabólica Basal (TMB) («Basal Metabolic otro lado, la FFM («fat free mass») no es una
Rate»: BMR) a la actividad metabólica que se masa metabólicamente uniforme, sino que
precisa para el mantenimiento de la vida y de está compuesta por la masa celular corporal
las funciones fisiológicas del individuo, en (MCC), metabólicamente activa, y un compo-
condiciones de reposo (no de sueño). Como ya nente inactivo metabólicamente, que corres-
ha sido comentado, se cuantifica midiendo el ponde a los minerales del hueso y al agua del
VO2 durante unos diez minutos (así como la espacio extracelular. Se ha propuesto que la
excreción de CO2 y de nitrógeno) en una per- MCC es el más directo predictor de la
sona despierta, en ausencia de actividad física, TMB (31). (Consumo de energía en reposo.)
en un ambiente cómodo, en ayunas desde la El consumo de energía en reposo (CER) suele
noche anterior y en una habitación con una calcularse a partir de alguna de las diversas
temperatura confortable. ecuaciones empíricas propuestas (32), siendo las
134 LA OBESIDAD
Figura 9.1. Frecuencia cardiaca y pulso de O2 (VO2/Fr. Cardiaca), durante el esfuerzo máximo. (Cita 49.)
mo de oxígeno tras un ejercicio intenso puede tipos de actividad y trabajo. En la Tabla 9.7 se
ser observado incluso hasta veinticuatro horas muestran los valores representativos, expresa-
después. dos como múltiplos del consumo de energía en
La influencia que la actividad física tiene en reposo. A partir de los datos de la Tabla 9.7, es
el mantenimiento del peso corporal de las per- posible calcular el requerimiento energético si
sonas durante su actividad habitual ha sido di- se conoce el patrón de actividad diaria. En la
fícil de determinar hasta ahora. La introduc- Tabla 9.8 se presenta un ejemplo tomado y
ción de procedimientos que facilitan medir el modificado de la 10.a edición de las RDA «Re-
gasto energético durante las veinticuatro horas commended Dietary Allowances» (edición es-
del día(21) están permitiendo comprobar que el pañola, 1991).
intercambio de energía diario podría ser sus- Finalmente, en la Tabla 9.9 se resumen los
tancialmente mayor de lo que los estudios rea- factores aproximados de ajuste de las necesi-
lizados, midiendo sólo la ingesta alimentaria, dades energéticas en función, en caso de des-
sugerían (52). conocer la proporción de tiempo dedicado a
Se ha medido el coste energético de muchos cada actividad.
138 LA OBESIDAD
Figura 9.2. Consumo de O2 (VO2) y R (CO?/VO2), durante el esfuerzo máximo. (Cita 49).
Figura 9.3. Volumen minuto respiratorio (VE) y Equivalente Respiratorio durante el esfuerzo máximo. (Cita 49.)
TERMOGENESIS Y OBESIDAD 139
Tabla 9.7. CONSUMO CALÓRICO PARA TMB (KJ/día) = 2,09 + 0.121 FFM
VARIAS ACTIVIDADES, RELACIÓN CON EL (SEE= 1,00; R2 = 0,63)
CONSUMO DE ENERGÍA EN REPOSO (CER), (La pendiente de esta recta es significativa-
PARA MUJERES Y VARONES DE TALLA MEDIA mente distinta a la descrita previamente (ver
más arriba) para adultos y niños de peso nor-
Factor representati- mal).
vo del factor activi-
Categoría de actividad
dad por unidad de
En principio esta observación parece para-
tiempo dójica y justifica que se haya puesto en duda la
REPOSO: CER x 1
idea de una mayor eficiencia en la utilización
de la energía en los obesos (54). Sin embargo, no
Sueño, tendido. es posible hablar de la TMB en los obesos sin
MUY LIGERA: CER x 1,5 referirla al resto de los componentes corpora-
Actividades que se hacen de pie les. Los pacientes obesos tienen también una
sentado, como pintar, conducir, traba-
jo de laboratorio, escribir a máquina,
elevada masa no grasa (FFM), siendo bien co-
planchar, cocinar, jugar a las cartas, nocida, como ha sido repetidamente comenta-
tocar un instrumento musical. do, la estrecha correlación entre FFM y
LIGERA: CER x 2,5 TMB (23). Por otro lado, fuera, de una situa-
Caminar sobre superficie plana a ción basal de reposo, el coste energético de la
5 km/h, trabajo de taller, instalaciones actividad física en los pacientes obesos es ma-
eléctricas, carpintería, camarera, yor debido al mayor peso.
pieza doméstica, cuidado de niños, No parece ser cierta, por tanto, la afirma-
golf, vela, tenis de mesa.
MODERADA: CER x 5
ción de que los pacientes obesos necesiten me-
Caminar a 5,5-6,5 km/h, arrancar hier-
nos alimentos para mantener su peso que los
ba y cavar, transportar una carga, bi- sujetos delgados. La mayoría de las personas,
cicleta, esquí, tenis, baile. delgadas u obesas tienden a mantener su peso
INTENSA: CER x 7,0 estable a lo largo de periodos amplios de tiem-
Caminar con carga cuesta arriba, cor- po (55). Obesos y delgados tienen, pues, que in-
tar árboles, cavar con fuerza, gerir una cantidad de calorías proporcionales a
cesto, escalada, fútbol, rugby. la cantidad de FFM, para mantener su peso.
Los sujetos obesos, como consecuencia de esta
mayor pérdida energética, basal y en actividad,
necesitan una mayor ingesta de energía para
TASA METABOLICA BASAL EN LA mantener el peso, necesidad que está sostenida
OBESIDAD por los estudios encuestales que demuestran
que los obesos ingieren mayor cantidad de ali-
La posibilidad de que los pacientes obesos mentos que los delgados (23) . No obstante las
tuvieran una mayor capacidad para utilizar la observaciones sobre el TMB arriba comenta-
energía es bastante sugerente. La obesidad po- das no explican por sí solas la génesis de la
dría entonces explicarse por la menor libera- obesidad.
ción de energía durante los procesos metabóli- Aunque los sujetos obesos tienen una TMB
cos en los pacientes obesos. Esta sugerencia ha mayor que los delgados, que puede ser expli-
provocado una gran controversia en la litera- cada por la mayor cantidad de FFM, hay im-
tura. portantes excepciones individuales. Algunos
En la actualidad es bien conocido que los su- sujetos obesos tienen un TMB muy bajo para
jetos obesos tienen una TMB mayor que los los valores teóricos poblacionales que le corres-
delgados (22, 23, 24, 25, 53), siendo en los adolescentes ponderían a pesar de ser ajustados por el LBM,
obesos incluso mayor que en los adultos (25, el sexo y la edad (56). Recientes estudios pare-
44)
. Las ecuaciones de predicción de Luke y cen haber demostrado que la ganancia de peso
Schoeller (44), para la TMB en adolescentes a lo largo de un seguimiento de varios años
obesos, son las siguientes: puede ser predicha a partir de la tasa metabó-
140 LA OBESIDAD
Actividad y Duración Factor CER Calorías por Duración Factor CER Calorías por
factor de (horas) tiempo de (horas) tiempo de
actividad por (ejemplo) actividad actividad
unidad de (ejemplo)
tiempo
Reposo: CER x 1.0 10 10(:24xCER) 715.5 8 8 (:24 xCER) 577,5
Muy ligero: CER x 1.5 12 18(:24x CER) 1.312.5 8 12(:24 xCER) 875,0
Ligera: CER x 2,5 2 5( :24xCER) 364.0 4 10(:24 xCER) 717,5
Moderada: CER x 5,0 0 0 0 2 10 (:24 xCER) 717,5
Intensa: CER x 7,0 0 0 0 2 14(:24xCER) 1.015,0
Segundo paso: Cálculo del requerimiento calórico para una mujer de 58 kg y un hombre de 70 kg, ambos de 23 años
de edad:
Consumo de
Dia muy sedentario Día muy activo
Sexo Peso energía en
(CER x 1,375) (CER x 2,25)
reposo (CER)
Hombre 70 kg (15,3 x P ) +679 = 1.750 2.406 ( » 2.394) 3.938 (=3,902,5)
Mujer 58 kg (14,7 xP) + 496 = 1.348,6 1.854.3 3.034,3
lica basal (y de veinticuatro horas), ajustada cuando mayor sea su cociente hidratos de car-
por el LBM. Entre los indios del sudeste ame- bono/grasas.
ricano una baja tasa de liberación de energía a El cuerpo humano es muy eficiente en la
lo largo de veinticuatro horas (en una cámara oxidación de los hidratos de carbono, de ma-
respiratoria), ajustada por unidad de FFM, tie- nera que el balance energético tras una ingesta
nen un riesgo relativo de hasta cuatro veces de de carbohidratos es rápidamente equilibrado,
ganar más peso a lo largo de un periodo de dos incluso en un periodo corto de veinticuatro
años (56). Por otro lado, ha sido también seña- horas (58); por el contrario, el balance positivo
lado que los niños de madres obesas tienen de energía de una dieta mezcla de los diferen-
más probabilidades de ser obesos en el primer tes principios inmediatos es fundamentalmen-
año de vida que los niños de madres delgadas te debido a las grasas.
y que esta diferencia podría ser explicada por Por otro lado, el ser humano tienen una li-
una menor pérdida de energía, más que por mitada capacidad de lipogénesis a partir de los
una mayor ingesta calórica (57). carbohidratos (58).
Durante una sobrealimentación parece que
el cuerpo tiende a mantener un balance equi-
Termogénesis inducida por librado de energía, a partir de la procedente de
los nutrientes en la obesidad los hidratos de carbono y de las proteínas, pero
que el balance positivo es directamente media-
Debido al bajo efecto termogénico de las do por las calorías procedentes de las gra-
grasas, tal como hemos comentado al hablar sas (59).
del ETA, una comida es más termogénica Esta incapacidad del cuerpo para regular el
TERMOGENESIS Y OBESIDAD 141
Tabla 9.9. FACTORES PARA CALCULAR LAS ben ser considerados, cuantitativamente, como
RACIONES DIARIAS DE ENERGÍA CON VARIOS la variable más importante en la adaptación
NIVELES DE ACTIVIDAD FÍSICA, PARA del balance entre los ingresos y la disipación de
VARONES Y MUJERES (EDADES DE 19 A 50
energía (63).
AÑOS)
En términos absolutos, la energía postpran-
Factor de Consumo de dial liberada en los pacientes obesos es mayor
Nivel de actividad actividad energía (Kcal/ que en los delgados, entre otras cosas por la
(x CER) kg por día) mayor TMB de los pacientes obesos (53) . No
Muy Ligera: obstante, algunos estudios han encontrado que
Hombres 1,3 31
la termogénesis inducida por algunos estímu-
Mujeres 1,3 30 los (alimentos, exposición al frío, infusión de
Ligera: noradrenalina, bien solos o en combinación
Hombres 1,6 38 con el ejercicio) es menor en los pacientes obe-
Mujeres 1,5 35 sos. Una situación que se mantiene incluso
Moderada: cuando son cuidadosamente controladas las
Hombres 1,7 41 diferencias en la composición corporal (22), tanto
Mujeres 1,6 37 en reposo como tras un ejercicio.
Intensa: Probablemente, la controversia en torno al
Hombres 2,1 50 comportamiento termogénico de los obesos
Mujeres 1,9 44 pueda deberse a las dificultades metodológicas
Excepcional: para sistematizar los estudios. Ya hemos co-
Hombres 2,4 58 mentado la importancia de tener en cuenta los
Mujeres 2,2 51
distintos compartimentos corporales. Nume-
rosos estudios han llamado la atención sobre el
balance de energía a partir de las grasas podría papel que en la respuesta termogénica de dife-
explicar por qué la incidencia de obesidad au- rentes estímulos puedan jugar hormonas como
menta cuando el contenido de grasa de la dieta la insulina o las catecolaminas.
aumenta. Es posible que parte de los divergentes resul-
También justifica la recomendación clínica tados encontrados puedan ser explicados por el
de prescribir dietas con una relación alta de papel que la insulinorresistencia juega en la
carbohidratos/grasas en el tratamiento dietéti- disminuida termogénesis encontrada en algu-
co de la obesidad, sobre todo en el periodo de nas situaciones. Algunos estudios han sugerido
mantenimiento de peso tras haberse sometido una asociación de la termogénesis inducida
al paciente a una dieta muy baja en calorías. por los alimentos con la tolerancia anormal de
El papel que la termogénesis inducida por la glucosa encontrada en los obesos (64), de ma-
los alimentos pueda jugar en la génesis de la nera que el efecto termogénico de la glucosa
obesidad es controvertido. En general, se acep- está inversamente relacionado con el grado de
ta que, reducida o no en la obesidad, dada la resistencia a la insulina.
escasa proporción que representa en el balance La relación entre una termogénesis dismi-
energético total, la termogénesis debida a los nuida y la resistencia a la insulina ha sido de-
alimentos debe tener una escasa importancia mostrada tanto en respuesta a la ingestión de
en los pacientes obesos(60, 6l) , pues los discretos glucosa (65, 66), infusión de glucosa (67), como en
aumentos del TMB producidos por los dife- respuesta a una mezcla de nutrientes (24).
rentes estímulos (del 4 al 20 por 100) tienen es- Con la técnica del clamp-euglucémico ha
casa incidencia en la energía total liberada a lo podido demostrarse que el efecto térmico in-
largo de veinticuatro horas (62), comparada con ducido por la glucosa es directamente propor-
el impacto que producen en la disipación de cional a la cantidad de glucosa que entra en la
energía los cambios en el tamaño corporal. Di- célula ( 6 7 ) , habiéndose comprobado similar
chos cambios de tamaño corporal (en la pro- efecto térmico de la glucosa infundida, cuando
porción de los compartimentos corporales) de- era ajustada por la cantidad de glucosa captada
142 LA OBESIDAD
por la célula. Desde el punto de vista clínico, cluso cuando el sujeto está sometido a una dieta
esta observación podría explicar que muchos libre (58). Las reservas de glucógeno pueden
pacientes obesos mantengan una captación mantenerse estables bajo una amplia variedad
normal de glucosa a expensas de un hiperin- de situaciones dietéticas (71), gracias a que el
sulinismo, durante algún tiempo, y, por tanto, equilibrio entre los hidratos de carbono inge-
una termogénesis normal y sólo en una fase de ridos y los oxidados es muy eficiente. Estas ob-
tolerancia anormal de la glucosa (a pesar del servaciones nos sugieren la existencia de una
hiperinsulinismo) la termogénesis posprandial hipotética señal que, en situaciones de balance
podría estar disminuida. En esta fase, la dis- estable, impediría que la glucosa escapara del
minución de la termogénesis tal vez podría pool de carbohidratos para convertirse en gra-
contribuir al mantenimiento de la obesidad. sa, probablemente una señal de saciedad que
Ha sido propuesto también que el efecto tér- limitaría la ingesta de calorías espontáneamente
mico de una comida podría estar tan solo re- (de hidratos de carbono).
tardado en los obesos, pero no disminuido, Por el contrario, el balance de las grasas es
probablemente en relación con la propia resis- menos importante desde el punto de vista bio-
tencia a la insulina y que, si la medida del efec- lógico, porque las reservas grasas (50-220 veces
to termogénico se mantuviera durante el sufi- las reservas de glucógeno) son demasiado gran-
ciente tiempo (seis-doce horas), las diferencias des para verse afectadas por oscilaciones dia-
encontradas con los delgados podrían rias del balance graso (70). Tras una comida
desaparecer (68). Sin embargo, algunos estudios mezcla de nutrientes se produce una elevación
dirigidos específicamente a contrastar esta hi- del RQ postprandial, que nos indica que la res-
pótesis no han podido demostrar que el efecto puesta metabólica postprandial es sobre todo
termogénico de los alimentos en los obesos sea resultado de la oxidación de los hidratos de
más tardío que en los delgados y que un estu- carbono (y de las proteínas) contenidos en la
dio de tres horas de duración puede ser razo- comida, pero no de las grasas (59). La ingesta de
nablemente suficiente para estimar la magni- una comida de carbohidratos induce una rápi-
tud de la respuesta térmica (24). da oxidación de los carbohidratos, pero la in-
gesta de una comida grasa no induce una rá-
pida oxidación de las grasas. Si un día se ingie-
Balance de nutrientes y ren muchos carbohidratos, se produce un
mantenimiento del peso corporal aumento de la oxidación de carbohidratos
para evitar una excesiva acumulación de glu-
La «teoría glucostática» de Mayer y Tho- cógeno, de manera que es posible encontrar
mas (69) está basada en la importancia fisioló- una correlación positiva entre la ingesta de hi-
gica de garantizar la permanencia de los nive- dratos de carbono y la oxidación de los mis-
les de glucemia plasmática dentro de un estre- mos (por el contrario, la correlación entre in-
cho margen. El control del balance de los gesta grasa y oxidación grasa es negativa)'72'.
carbohidratos adquiere así un relevante papel Quiere decir esto que el balance graso está peor
fisiológico. Los sistemas endocrinos y enzima- regulado que el de los hidratos de carbono.
ticos han ido evolucionando para adecuarse a Esta menor capacidad de las grasas para in-
esta prioridad homeostática (tal sería el signi- ducir oxidación adquiere un especial significa-
ficado de los amplios rangos de la insulinemia do dentro del contexto epidemiológico que re-
plasmática frente a los estrechos de la glucemia laciona el aumento de la grasa en la dieta con
plasmática). la obesidad (70, 73).
Las reservas de glucógeno corporal (200-500 La oxidación de las grasas quedaría así su-
gramos) son muy pequeñas en proporción al peditada al balance energético de los hidratos
«turnover» de hidratos de carbono diarios de carbono, «regulado» éste a su vez por las re-
(200-400 g/día) (70). Es conocido como las re- servas de glucógeno.
servas de glucógeno son mantenidas en un Solamente el ejercicio, como veremos más
rango por debajo de su máxima capacidad, in- adelante, facilita la oxidación de las grasas al
TERMOGÉNESIS Y OBESIDAD 143
permanece disminuida tras la pérdida de pe- Ya hemos comentado cómo las personas
so (60). obesas tienen que realizar más trabajo y, por
En el mismo sentido, para una mujer que tanto, consumir más energía para movilizar su
haya alcanzado su peso normal tras una dieta mayor peso, y algunos estudios sugieren que
hipocalórica prolongada, la pérdida diaria de los obesos tienen una menor actividad física
energía es menor (250-300 Kcal/día) que la de que los delgados (43, 78). En la investigación clí-
mujeres voluntarias controles del mismo peso nica, la realización de un balance de energía
(77)
. que tenga en cuenta la ingesta calórica a partir
Podemos decir, por tanto, que las cantidades de los alimentos y la liberación de energía por
de energía necesarias para mantener el peso en el ejercicio es muy difícil de realizar, pues el
una persona, después de haberlo perdido, son grado de actividad física es muy difícil de me-
menores que antes de hacerlo. Si esta persona dir en condiciones no estandarizadas de labo-
consume iguales cantidades de energía que un ratorio; e igual imprecisión se encuentra en los
grupo control del mismo peso, sexo y edad, programas de encuesta alimentaria (23, 79).
hará un balance positivo de energía hasta que Excluyendo los estudios de autoevaluación
consiga nivelar la FFM, con lo que aumentará de ingesta energética, muy pocos trabajos han
su TMB y sólo entonces conseguirá un balance sido realizados comparando los requerimien-
calórico equilibrado, aunque al precio de ha- tos energéticos de personas delgadas y obesas
ber ganado peso. en condiciones de vida libre. Estudios recientes
No está claro, pues, si el descenso de la TMB realizados con agua con doble mareaje isotó-
encontrada durante un periodo de restricción pico parecen confirmar que las personas obe-
calórica refleja sólo el descenso de la FFM o de sas, durante su actividad normal, gastan una
la MCC, o si es además la consecuencia de un mayor cantidad de energía; y que muchas per-
sistema de «down regulation» de la TMB, en sonas obesas consumen más energía que los
respuesta a la pérdida de peso. sujetos delgados para mantener su exceso de
La revisión de Luke y Schoeller (44) refuerza la peso (23). La energía total liberada durante las
idea de la existencia de un sistema de «down veinticuatro horas del día es alrededor de 1,7
regulation» para la TMB tras un periodo de veces la de la TMB, tanto en delgados como en
restricción calórica. Desde el punto de vista te- obesos, pero en los obesos la diferencia entre la
leológico es razonable que así sea, pues cuando energía total en veinticuatro horas menos la
los nutrientes escasean, es fundamental para la tasa metabólica basal es mayor que en los del-
supervivencia la conservación de la energía gados, lo que, en ausencia de un mayor efecto
mínima para los procesos vitales. Este «down termogénico de los alimentos (ya hemos visto
regulation» también se observa en obesos, que en los obesos puede ser incluso menor),
aunque en menor extensión. Los mecanismos sólo se puede explicar por un mayor gasto
envueltos en este potencial sistema de «down energético durante la actividad física, incluso
regulation» permanecen desconocidos (44). aunque la actividad sea aparentemente menos
intensa o frecuente.
A pesar de que, como ha sido comentado,
EJERCICIO Y OBESIDAD los sujetos con una tasa metabólica basal baja
son los que con más frecuencia llegan a ser
La actividad física aumenta las necesidades obesos o ganan más peso (56, 57), por sí sola esta
de energía del músculo esquelético que, como situación no explica la magnitud de la ganan-
es bien conocido, es capaz de utilizar como cia de peso. Parece entonces que una baja
sustrato combustible no sólo la glucosa, sino TMB es más bien un marcador de una mayor
también los ácidos grasos. El ejercicio, por tan- ingesta calórica, mientras que el desarrollo de
to, aumenta en mayor medida la oxidación de la obesidad es el precio a pagar para conseguir
los ácidos grasos que de la glucosa, sobre todo «normalizar» la TMB (56).
si es de intensidad baja o moderada y de larga Hay factores genéticos que, desde luego, in-
duración (73). fluyen en la tendencia a ser obesos, a almace-
TERMOGENESIS Y OBESIDAD 145
nar energía como grasa y que determinan el y LBM) menor que las mujeres con distribu-
gasto energético (80). Y es posible que la menor ción abdómino-troncular (cintura/cadera
actividad física y la mayor ingesta calórica en- > 0,85). Estudios posteriores no han podido
contrada en los obesos pueda también tener un confirmar esta afirmación (23).
cierto componente hereditario.
La resistencia a la pérdida de peso por parte
de algunos pacientes obesos ha sido una preo- BIBLIOGRAFÍA
cupación constante de fisiólogos y clínicos.
Como ha sido repetidamente comentado, las
1. McLean JA, Tobin G. Animal and human ca-
explicaciones de esta resistencia a perder peso lorimetry. Cambridge, Cambridge University
pueden ser múltiples: una menor capacidad Press, 1987.
para perder energía («una mayor eficiencia 2. Webb P. Human calorimeters. New York, Prae-
metabólica»), una mayor ingesta de energía ger, 1985.
que la reportada o evaluada en los pacientes, 3. Brooks GA. Estimation of anaerobio energy
un menor gasto calórico del evaluado, o una production and efficiency in rats during exerci-
mezcla de todos ellos. se. J'Appl Physiol 1984; 56: 520-30.
Es bien conocida la existencia de importan- 4. Jansson E. On the significance of the respira-
tes diferencias individuales en cuanto a la in- tory exchange ratio after different diets during
gesta calórica y la TMB (para sujetos con igual exercise in man. Acta Physiol Scand 1982: 114:
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ingesta calórica en poblaciones homogéneas 5. McArdle WD, Katch FI, Katch VL (eds.). Fi-
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contrar diferencias para la TMB, energía libe- 7. Weir JB. New methods for calculating metabo-
rada en veinticuatro horas, efecto termogénico lic rate with special reference to protein meta-
de los alimentos, ni para la respuesta térmica bolism. J Physiol 1949; 709: 1-9.
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dad (de larga evolución, de diferente celulari- 12. Magnus-Levy A. Metabolism and practical me-
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moro-glútea, definida como un cociente cin- Livingstone, 1986: 14-26.
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146 LA OBESIDAD
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148 LA OBESIDAD
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10
Psicología y obesidad
E. Ibáñez Guerra
Tabla 10.1.
Sistemas de Categorías Criterios diagnósticos
clasificación
bal» y alimentación. Sin embargo, debemos te- alimentos más variados, sino que además su
ner en cuenta que el ciudadano global, en la presentación resulta cada vez más atractiva
medida en que convive en culturas distintas, se —ya no existen las clásicas tahonas o panade-
ve obligado a modificar sus hábitos alimenta- rías, sino las boutiques del pan o de la fruta,
rios; además, al participar de una cultura que etc.—. Junto a ello, la publicidad de la alimen-
no es la suya específica, consume tecnología tación, tanto en carteles como en la televisión,
alimenticia global —lo que ya se denomina la señala el valor social del alimento —por ejem-
«McDonalización» de la sociedad—; de este plo, ya no se toman los clásicos «bombones»,
modo, la hamburguesa, la coca-cola, los do- sino la «caja roja de Nestlé» o los «Rocher»
nuts. etc., van sustituyendo lenta, pero paula- ¡siempre y cuando se pueda permitir uno el
tinamente, al cocido madrileño, al vino de lujo de viajar en Limusina, etc.!—. al igual que
Rioja o a las filloas gallegas. Junto a ello, el in- pasa con la «moda» en el vestir, la alimenta-
tercambio económico le obliga a incorporar ción también impone sus modas. Esto conlleva
nuevos condimentos o nuevas formas de ela- que el alimentarse de una determinada manera
boración de sus propios alimentos —las nue- permita al individuo realizar sus sueños o, al
vas cocinas—. a lo que se une la necesidad de menos, pensar que «puede ser igual que...»
conocer distintos tipos de cocina, lo que se puesto que se alimenta del mismo modo que
acompaña de la práctica social de acudir a res- él. Todo esto, como veremos posteriormente,
taurantes representativos de distintas naciona- se asocia también al «valor social» de la ali-
lidades. Todo ello, convenientemente presen- mentación, en el sentido de que el tipo de ali-
tado por unos medios masivos de comunica- mento que uno consume está en función, en
ción que subrayan tanto las delicias buena medida, del estatus social que el indivi-
alimenticias de otros países, como el estilo de duo desempeña.
vida de otros pueblos u otras naciones. En este Por último, los «nuevos movimientos socia-
escenario, la persona no sólo ve aumentada su les», principalmente el feminismo y el ecolo-
oferta alimentaria, sino que además se ve se- gismo, con sus reivindicaciones respectivas res-
ducida a consumirla si no quiere ser conside- pecto a la igualdad social de los sexos y la preo-
rada un «ignorante» o un ciudadano subdesa- cupación por la naturaleza, suponen una
rrollado o tercermundista. No es raro pues especie de contraste en este mundo tan post-
que. dentro de la «cultura global», haya un au- moderno. Es decir, mientras que tanto la «cul-
mento de la incidencia de la obesidad, así tura global» como la «cultura del consumo»
como de los demás trastornos alimentarios. pueden llevar a un aumento en las tasas de
En cuanto a la «cultura del consumo», im- obesidad, se puede considerar que los movi-
plica al menos tres cosas: en primer lugar, que mientos feministas y ecologista proporcionan
cada vez se producen más y más bienes de la delgadez. Por un lado, porque el discurso fe-
consumo que intentan producir una máxima minista tradicional con su hincapié sobre la
satisfacción en el individuo, al mismo tiempo igualdad sexual ha promovido, junto a otras
que le motivan para producir más; en segundo cosas, la transformación del cuerpo femenino
lugar, esto crea una «lógica del consumo» que en un cuerpo andrógino que ha perdido sus
consiste en la utilización de los bienes de con- «redondeces» tradicionales, al mismo tiempo
sumo para delimitar y demarcar relaciones so- que ha posibilitado el que el varón comience a
ciales; en tercer lugar, el consumo produce un preocuparse por su apariencia física, lo que
placer emocional, al mismo tiempo que engen- contribuye, desde mi punto de vista, a que se
dra un pensamiento desiderativo{17), de sueños comience a apreciar un considerable aumento
e imágenes a conseguir, con la consiguiente re- de casos de anorexia mental masculina. Por
percusión tanto a niveles corporales como de otro lado, el ecologismo. con su interés por la
placer estético. «conservación de la Naturaleza en su estado
En este sentido, la «cultura de consumo» se natural» —valga la redundancia—, va en con-
puede aplicar fácilmente a la alimentación. En tra de toda la «cultura del consumo» señalada
el mundo occidental no sólo existen cada vez anteriormente, y. por tanto, contra todo aque-
PSICOLOGÍA Y OBESIDAD 153
lio que signifique consumir más de la cuenta, las personas que comen solas tienden, por lo ge-
es decir: el obeso. neral, a tener una alimentación inadecuada.
En cuanto al sexo, es evidente que las mu-
jeres consumen menos alimento que los hom-
Sociedad y obesidad bres, independientemente de la mayor o me-
nor preocupación que puedan tener por su
Es un supuesto común pensar que se come peso corporal. Ahora bien, esta variable apa-
porque se tiene hambre: sin embargo, en la so- rece íntimamente ligada a la distribución social
ciedad contemporánea esto es más virtual que de los papeles en ambos sexos. Así, mientras
real —recuérdese a este respecto el accidente que en general a la mujer se le atribuye el pa-
de los Andes llevado al cine en la actualidad— pel de «servicio» dentro de la familia, al hom-
ya que, como señala Gilbert (7), tanto el comer bre se le suele asignar el de «proveedor», lo
como el estilo con el que comemos es una par- que conlleva, respecto a la alimentación, tanto
te esencial de la fábrica social. De hecho, es el el que las mujeres se preocupen por la selec-
tipo de sociedad el que determina no sólo la ción y preparación de los alimentos, como el
cantidad de alimentos que ingerimos, sino que los hombres ocupen un lugar privilegiado
también nuestro horario alimenticio e incluso en su distribución. De hecho, en la cultura oc-
el tipo de nutrientes que debemos tomar, cons- cidental, clásicamente, las mujeres no comían
tituyendo el proceso de alimentación una parte al mismo tiempo que los varones —costumbre
importante de nuestro aprendizaje social, pero que aún perdura en ciertas sociedades gastro-
no sólo de hábitos alimentarios, sino también nómicas, así como en ciertas culturas, princi-
de comunicación de nuestras emociones. Así, palmente rurales—, o el mismo tipo de ali-
por ejemplo, el llanto de un recién nacido ex- mento, etc.; asimismo, mientras que las muje-
presa, en algunas ocasiones, su necesidad de res «simplemente cocinan», los hombres son,
alimento, siendo el llanto una forma de comu- por lo general «grandes chefs» (15).
nicar sus deseos al adulto. Del mismo modo, En relación a la clase social, todo indica que
los adultos comen en comunidad para festejar las tradicionalmente consideradas «clases ba-
algún tipo de acontecimiento, es decir, para co- jas» tienen una mayor tendencia a consumir
municar a los demás su alegría. Ahora bien, alimentos ricos en grasas y azúcares. Ahora
para estudiar los aspectos sociales de la obesi- bien, como señalan Prost y Vicent (18) en su
dad hay que tener en cuenta distintos tipos de historia de la vida privada en el siglo XX, este
factores. hecho va ligado a distintos fenómenos sociales.
Dado que la obesidad es una patología cuya Así, el «modelo de delgadez» está íntimamente
distribución es distinta según la edad, el sexo y ligado al abandono de la vida rural y a la in-
la clase social, estas variables deben ser tenidas corporación de la mujer al mundo del trabajo,
en cuenta cuando uno se enfrenta al tema de la entre otras razones porque el tipo de trabajo
obesidad, ya que se sabe que la cantidad de in- que se realiza en el mundo agrario obliga a te-
gesta que realiza un individuo está, en gran ner el cuerpo encorvado, lo que dificulta, en
medida, determinada por estos factores. Res- buena medida, tener una percepción adecuada
pecto a la edad, de todos es conocido que la del propio cuerpo, lo que lleva a una despreo-
cantidad y calidad de los nutrientes es distinta cupación por el plano estético. Por otro lado,
en las distintas etapas de la vida; también se el abandono del campo y la aparición de la
sabe que una buena nutrición en la infancia burguesía urbana conlleva que se pueda dedi-
comporta un desarrollo saludable, además de car más tiempo al cuidado de uno mismo, con
que los hábitos, conductas y preferencias lo que el cuerpo adquiere una singular impor-
adquiridas en la infancia configuran aquellos tancia. Junto a ello aparecen «razones econó-
que se tienen de adulto (l5) . Lo que quizá no sea micas»: en primer lugar, la estética de la del-
tan conocido es que. en buena medida, los há- gadez conlleva el deseo de las clases económi-
bitos alimentarios van a depender del apoyo so- camente fuertes de mostrar su posibilidad de
cial del que se disponga, hasta el punto de que consumir alimentos que tenían un precio ele-
154 LA OBESIDAD
vado en el mercado, lo que convertía a la ima- mentación. De este modo, la sociedad demo-
gen corporal en una forma de distinción. En crática, en tanto en cuanto posibilita la pérdi-
segundo lugar, el modelo de delgadez aparece da del «acto familiar» de la alimentación, el
en épocas de abundancia económica y alimen- individualismo alimentario y una forma es-
taria: es decir, para que el «mantener un cuer- pontánea de alimentarse, «como lo que quie-
po en forma» se convierta en norma es ne- ras y cuando quieras», contribuye a que no se
cesario tanto que exista un control en el con- puedan establecer normas alimentarias claras,
sumo por parte del individuo —existen lo que trae consigo la aparición de dietas no
alimentos pero no los utiliza— como que éste equilibradas en cuanto a su contenido nutriti-
tenga la suficiente capacidad económica para vo, que colaboran al aumento de los trastornos
poder comprar no sólo alimentos de «primera alimentarios. Al mismo tiempo que convierten
calidad», sino también todos los aditamentos al individuo en el único responsable de su pro-
dietéticos que esto exige. Así pues, el hecho de pio peso.
que la obesidad sea una patología, principal- A pesar del debate existente en la actualidad
mente, de las clases menos privilegiadas está acerca de si la tecnología es capaz de resolver
unido al fenómeno de que son las clases privi- los problemas sociales que acechan a la hu-
legiadas las que han impuesto la estética de la manidad, no cabe lugar a dudas de que vivi-
delgadez, apoyándose para eHo tanto en razo- mos en una sociedad tecnológica. Ahora bien,
nes médicas como de poder económico. la tecnología respecto al tema que nos ocupa
Si los factores demográficos juegan un papel tiene diversas facetas. En primer lugar, está ín-
importante en la visión que tenemos actual- timamente ligada a los medios masivos de co-
mente sobre la obesidad, no es menos valioso municación social. A este respecto, ya señala-
el analizar el tipo de creencias que mantiene la mos anteriormente la importancia que tienen
sociedad contemporánea. A este respecto, en los anuncios de alimentos, en cualquier medio,
su análisis de las Creencias sociales contempo- sobre su consumo: íntimamente ligado a ello
ráneas. Seoane y Garzón (20) subrayan tres ca- está la importancia que la imagen ha adquiri-
racterísticas básicas de la sociedad actual, que do en los últimos tiempos. Así, por ejemplo, la
ellos denominan formas democráticas de vida, TV, al mismo tiempo que nos incita a consu-
dominio técnico del presente y relaciones socia- mir determinados productos, lo hace presen-
les egocéntricas. Todas ellas están, desde mi tándonos unos cuerpos «light» que, a través
punto de vista, íntimamente ligadas al tema de del medio, se convierten en auténticos cánones
la obesidad. de belleza. Sin embargo, en ningún momento
La democratización de la sociedad ha lleva- nos proporciona información acerca de cómo
do a amplias modificaciones en los hábitos ali- adquirir y mantener dichos cuerpos. Es decir,
mentarios. Las relaciones igualitarias han mo- el doble mensaje televisivo —come pero man-
dificado los horarios alimenticios, hasta el tente en forma— está desprovisto del nivel
punto de que las horas de la comida son varia- educativo básico necesario para poder llevar
bles para cada uno de los miembros de la fa- esto a cabo, creando un estado de contradic-
milia. Esto, a su vez, ha hecho que la prepara- ción interna en el espectador que, para man-
ción de los alimentos en el hogar haya perdido tener su imagen, necesita tanto consumir
su importancia tradicional, hasta el punto de como mantenerse esbelto. La importancia de
que «la comida familiar» empieza a reservarse una educación dietética adecuada a la pobla-
para las grandes celebraciones. Por otro lado, ción se convierte, por tanto, en uno de los pi-
la amplia variedad de alimentos existente en lares básicos de cualquier programa de preven-
los hogares posibilita el que las personas pue- ción de la obesidad (9). En segundo lugar, la so-
dan elegir al máximo el tipo de nutriente que ciedad tecnológica facilita y promueve un
desean consumir sin que necesiten para ello cierto sedentarismo social (7) . Pueden adquirirse
forzar a los demás, creándose de esta manera distintos productos alimenticios a través del
una especie de individualismo alimentario que teléfono o del computador, además de que
implica una falta de normas respecto a la ali- también se puede recurrir a distintas compa-
PSICOLOGÍA Y OBESIDAD 155
nías para que nos sirvan en nuestras casas la «sistemas sanitarios», donde existe una cierta
cena o la comida que deseemos, sea del país antipatía hacia el obeso, al que, en buena me-
que sea y con el servicio de camareros adecua- dida, se hace culpable de su salud, así como de
do para tales fines. En tercer lugar, la tecnolo- su obesidad —considerada médicamente tanto
gía también ha afectado a la propia industria como una patología como un factor de riesgo
alimenticia, tanto en el sentido de la industria- de diversas enfermedades (23).
lización de la agricultura y de la ganadería —lo De todo esto podemos deducir que las
que permite tener mayor cantidad de alimen- creencias mantenidas por la sociedad contem-
tos con menos coste y en menos tiempo—, poránea están íntimamente relacionadas con
como en la producción artificial y/o sintética los demás factores sociales que contribuyen a
de algunos de ellos —por ejemplo, el azúcar y la aparición de la obesidad como un problema
la sal. para citar dos nutrientes básicos—. Ade- social típico de la cultura y sociedad postmo-
más, la tecnología también ha contribuido a dernas.
una mejor y más rápida distribución del ali-
mento, así como también interviene en su pre-
paración y consumo —recuérdense los mi- Individuo y obesidad
croondas, la comida preparada, los autoservi-
cios, etc.—. Todo esto contribuye a que el En este contexto, no es raro que el obeso
comer sea cada vez menos importante. tenga un gran menosprecio por su imagen cor-
Si las relaciones sociales, en la sociedad con- poral. Se percibe a sí mismo como grotesco y
temporánea, se manifiestan por su egocentris- atisba en los demás la hostilidad que su cuerpo
mo, es lógico que la «imagen», la apariencia les produce, lo que le puede provocar una pér-
física de mi cuerpo, se convierta en algo fun- dida de autoestima y de su propia valoración
damental. Además, junto al papel de comuni- personal. Evidentemente, la crítica social a la
cación que siempre tuvo la presencia física, en que se ve sometido le recuerda constantemente
la actualidad ésta ha adquirido un importante que su apariencia física no es una «buena carta
valor simbólico para uno mismo. Ya no es tan de presentación», cayendo en lo que ya se ha
importante agradar a los demás como el estar dado en llamar «dietomanía» como forma de
uno mismo contento con su cuerpo. La apa- resolver sus problemas. Sin embargo, como se-
riencia física nos permite exhibir nuestro cuer- ñalan diversos autores, «la dieta que tiene éxi-
po ante los demás como manifestación de «sa- to puede crear un estado de "hambre" cróni-
lud» tanto física como mental. co», de tal manera que puede provocar episo-
No es raro, por tanto, que la gente perciba al dios de bulimia que introducen a la persona en
obeso como sucio, estúpido, feo, liante, apáti- un auténtico círculo vicioso: el conocido «efec-
co. etc.(12), ni tampoco el que, en EE.UU., se to yo-yo» —dieta: pérdida de peso: binge: die-
le discrimine socialmente hasta el punto de ta— que sufren muchos obesos, o lo que es
que encuentra dificultades para: a) ingresar en probablemente más grave a crear en ellos un
determinados colegios y universidades priva- «estilo alimentario restrictivo», que podemos
das; b) ingresar en el Ejército, en la Policía o en comprobar en su respuesta a la pregunta: ¿es
los Bomberos, y que incluso en tales servicios usted del tipo de personas que come menos de
exista la posibilidad de despido siempre que no lo que desea con el fin de controlar su peso?,
se mantenga un peso normal; c) encontrar tra- una respuesta afirmativa, en un obeso, nos está
bajos en determinadas empresas, porque se les señalando el riesgo de que éste, si sigue una
considera con malos hábitos de trabajo, con dieta muy restrictiva, a medida que va per-
más tendencia al absentismo laboral injustifi- diendo peso aumente su riesgo de presentar
cado y con cierta propensión a abusar de las una bulimia (ver Anexo).
compañías de seguro; d) casarse, sobre todo en Ahora bien, ¿en qué medida el comer res-
mujeres, en las que el peso se considera una trictivo nos sirve como predictor del resultado
clave de «movilidad social»; y por último, los del tratamiento de la obesidad? Como señalan
obesos también encuentran dificultades en los Stunkard y Wadden ( 2 3 ) , la escala de comer res-
156 LA OBESIDAD
trictivo desarrollada por el equipo de Hermán. primeros síntomas que indican dificultades
y que se expone en el Anexo, no produjo los con la dieta: tristeza, irritabilidad, nerviosis-
resultados esperados, en el sentido de que en mo, sensación de debilidad, disminución de la
los obesos también medía problemas de man- libido y preocupación excesiva por el alimen-
tenimiento de peso. Esto llevó a estos autores a to. En estos casos, y siempre que el estado mé-
desarrollar un inventario de comer restrictivo dico del enfermo lo permita, resulta más con-
(22)
que mide tres factores: restricción cog- veniente hacer una dieta menos hipocalórica y
nitiva («no como algunos alimentos porque que evite la bulimia o la depresión de la dieta
me hacen engordar»), desinhibición («a veces —ya que ambas pueden impedir el que el en-
cuando me pongo a comer no puedo parar») y fermo reduzca su peso—, que el empeño en
hambre («a menudo siento hambre hasta el continuar con un tratamiento que no sólo va a
punto de que tengo que comer algo»). Median- reforzar la creencia del sujeto de que él no tie-
te esta escala se pudo comprobar que los suje- ne solución (desesperanza), sino que al mismo
tos que puntúan alto en restricción cognitiva tiempo le va a confirmar en su creencia de que
son los que mejores resultados obtienen con no tiene capacidad de control suficiente para
los distintos tratamientos, mientras que los reducir su peso. En este sentido, el médico
que puntúan bajo en la misma y alto en la es- debe estar atento tanto a no favorecer las pre-
cala de hambre obtienen resultados muy po- siones socioculturales que se ejercen sobre el
bres, por lo que lo más aconsejable será no so- obeso, como a saber qué tipo de dieta puede
meterlos a dieta hasta que no aprendan técni- soportar y puede seguir un determinado enfer-
cas de reestructuracción cognitiva, tales como mo. La colaboración psicológica en el campo
«dejar de pensar», «plantearse pensamientos del tratamiento de la obesidad se convierte,
alternativos», «rotular adecuadamente sus es- por tanto, en una necesidad si lo que se busca
tados emocionales», etc. es tanto la adherencia al tratamiento por parte
Aun cuando se pudiese pensar, dadas las cir- del enfermo como la calidad de vida y el bie-
cunstancias descritas anteriormente, que los nestar subjetivo del mismo.
obesos son más proclives a los trastornos psi-
copatológicos que las personas normales, nada
más lejos de la realidad. A pesar de las presio- Conclusiones
nes socioculturales, existen personas obesas
«normales» o, si se prefiere, existen obesos que Se ha intentado revisar en este capítulo to-
no tienen más problemas psicológicos que los dos aquellos aspectos que contribuyen a que
que tiene una persona normal, lo que les hace un individuo se sienta «enfermo» como con-
sentirse «ofendidos» cuando, al no poder se- secuencia de que su apariencia física no se co-
guir la dieta prescrita, el médico les recomien- rresponde con los cánones éticos y estéticos de
da acudir a tratamiento psicológico. nuestra época. A este respecto, se ha subrayado
Sin embargo, también es cierto que algunos el carácter de «desorden étnico» de la obesidad
no pueden seguir la dieta debido a problemas y se han señalado las principales características
psicológicos, tales como depresión, hipocon- socioculturales que, desde el punto de vista de
dría, neurastenia, etc. De ahí que resulte im- la autora, contribuyen a que las personas obe-
portante, desde el punto de vista médico, co- sas tengan problemas, no sólo para reducir su
nocer la personalidad del enfermo antes de peso, sino también para aceptarse a sí mismas.
prescribirle una dieta, así como informarle de Aunque brevemente, se ha intentado hacer ver
los «riesgos» que corre al someterse a un tra- la responsabilidad que el personal sanitario tie-
tamiento dietético. Es decir, el médico no debe ne en el tratamiento y cuidado de la obesidad,
olvidar que un obeso que se somete a dieta subrayando la interacción que existe entre los
puede convertirse en un bulímico si tiene que distintos trastornos alimentarios, que convier-
hacer una dieta muy hipocalórica en poco ten a la obesidad en el punto central entre la
tiempo. Una manera relativamente fácil de anorexia y la bulimia, es decir, en el límite que
prevenir esto consiste en estar alerta ante los separa «lo normal» de «lo patológico» (16).
PSICOLOGÍA Y OBESIDAD 157
ANEXO: Nunca.
Pocas veces.
A menudo.
La escala de restricción alimentaria* Siempre.
9. Mientras come, es usted consciente de lo que
Polivy, Hermán y Warsh (1978) está comiendo?
1. ¿Con qué frecuencia hace dieta? Nada en absoluto.
Nunca. Poco.
Rara vez. Moderadamente.
A veces. Extremadamente.
A menudo. 10. Respecto al peso que a usted le gustaría pesar,
Siempre. ¿cuántos kilos de más ha llegado a pesar?
2. ¿Cuál es la máxima cantidad de kilos que ha 1-2.
perdido en un mes? 2-3.
0-2.
3-5. 4-6.
6-8. 7-11.
9-11. Más de 12.
Más de 12.
3. ¿Cuál es la máxima cantidad de kilos que ha
ganado en una semana? Valoración: La escala se evalúa de 0 a 5 o de 0 a
0-1/2. 4, según el número de alternativas de los ítems,
1-11/2 sumándose la puntuación en cada uno de ellos
2-21/2. para obtener una puntuación total. Se considera
3-3'/2. «estilo restrictivo» a aquellas personas que obtie-
Más de 4. nen una puntuación total superior a 16.
Además se pueden obtener otras dos puntuaciones
4. Generalmente, a lo largo de una semana, ¿en implicación en la dieta que se obtiene sumando
cuánto fluctúa su peso? las puntuaciones obtenidas por el sujeto en los
0-1/2. ítems 1, 5, 6, 7, 8 y 9 y fluctuaciones de peso que
1-11/2 se obtiene sumando las puntuaciones obtenidas
2-2'/2 por el sujeto en los restantes ítems (2, 3. 4 y 10).
3-31/2 La escala de implicación en la dieta puede pre-
Más de 4. decir buenos resultados terapéuticos, mientras que
5. ¿En qué medida afectaría a su tipo de vida la de fluctuaciones de peso debe hacernos pensar
una fluctuación de 2,5 kg de peso? en posibles accesos bulímicos.
Nada en absoluto.
Ligeramente.
Moderadamente. BIBLIOGRAFÍA
Mucho.
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11
El apetito en el control
del peso corporal
X. Remesar; M. Alemany
Figura 11.1
el apetito(25, 26), en la suposición de que éstos glúcidos, grasa, etc.(31). El hambre puede sa-
son elementos decisivos en el control de la ciarse con la ingestión de alimento, mediante
masa de reservas, aunque la escasa efectividad el proceso de saciamiento, hasta alcanzar un
de tales actuaciones en la obesidad mórbi- grado más o menos intenso de saciedad (32),
da (27, 28) y el conocimiento de la existencia de una grata sensación que inhibe progresivamen-
otros circuitos de control, muchas veces te el hambre hasta alcanzar un nivel de refrac-
redundantes (2) , ha movido a muchos investi- tariedad más o menos absoluta a la ingestión
gadores a tratar de comprender mejor los me- de alimento(33). Este período refractario es ne-
canismos que integran el ajuste energético glo- cesario para permitir al tubo digestivo (y al res-
bal del organismo, en el que el control del ape- to del organismo) procesar el alimento ingeri-
tito es un eslabón más de un complejo sistema do en condiciones óptimas (Figura 11.2). El
de control y acoplamiento (29). apetito puede ser saciado también con la inges-
tión de alimento, aunque un apetito específico
sólo se compensa con la ingestión del alimento
EL APETITO específico para el que se manifiesta el apetito
(aunque su ingestión pueda ser bloqueada por
El apetito no es una sensación única, sino el período refractario que se produce a conti-
que existen diversos e intensidades de apeti- nuación de una ingesta abundante). El apetito
to (30), con una clara efectividad discriminatoria específico se manifiesta casi siempre de mane-
de alimentos (y nutrientes). La necesidad ra inconsciente (34) , de un modo parecido al
acuciante de ingerir alimento, esencialmente inicio insidioso del hambre, del que sólo to-
energético, corresponde mejor a la definición mamos conciencia a partir de un cierto límite
(35)
de hambre, sensación que debe distinguirse del . La historia natural de muchos de estos
simple apetito o necesidad más o menos inten- comportamientos puede responder a compor-
sa de ingerir algún tipo de alimento: proteína. tamientos atávicos heredados de nuestros re-
EL APETITO EN EL CONTROL DEL PESO CORPORAL 161
Figura 11.2.
Figura 11.3.
datos que permitan deducir una idea de la car- bla 11.1 se presenta una lista de los principales
ga energética contenida en el alimento ingeri- factores intrínsecos y extrínsecos que determi-
do. El estómago y el intestino segregan durante nan la ingesta. De hecho, la modulación del
la fase de ingestión de alimento una serie de apetito/hambre sirve para ajustar la respuesta
hormonas gastrointestinales, con máximos de del organismo a las variaciones del ambiente,
secreción escalonados: colecistoquinina en especial la disponibilidad de alimento y su
(CCK), bombesina, somatostatina y enteroglu- contraste con las necesidades a corto o medio
cagón, entre otros (63), con efectos no sólo lo- plazo del individuo. Los ritmos de alimenta-
cales (acción en la que son ayudadas por las ción (70-72) tienen una importancia considerable
otras hormonas gastrointestinales), sino tam- al estar coordinados con los ritmos de
bién —tal vez especialmente— sobre los cen- temperatura (73) y de niveles hormonales (74), en
tros nerviosos que controlan el apetito y la especial glucocorticoides (75, 76). La creación de
saciedad (64). rutinas y hábitos más o menos relacionados
Cabe destacar el papel del neuropéptido Y con estos ritmos vitales ajusta el consumo de
(NPY), que potencia la secreción de insulina alimento a horarios determinados, de modo
por el páncreas (reforzando la acción parasim- que los intervalos entre comidas pueden ser
pática estimuladora del nervio vago) (65), y muy dispares: la sensación de hambre no se
también ejerciendo acciones a nivel del cere- desata con la misma intensidad antes del de-
bro (66) y de las glándulas adrenales, de modo sayuno (tal vez 12 horas después de la cena)
que se favorece la secreción de glucocorticoi- que tres o cuatro horas tras el almuerzo(77).
des y aldosterona (67). El NPY tiene efectos di- Los ritmos estacionales tienen también una
rectos sobre el aumento del apetito, específi- considerable importancia, potenciados por los
camente de glúcidos ( 6 8 ) , pero su acción se efectos de la temperatura, ya que la produc-
complementa por el efecto potenciador de los ción de calor para mantenerla constituye uno
corticosteroides e insulina. Las señales del de los factores de consumo energético cuanti-
tubo digestivo con respecto al apetito son esen- tativamente más importantes (78).
cialmente de aviso de que se ha llegado a unos A estos factores externos o relacionados con
niveles adecuados de repleción (efectos inhibi- los ritmos hay que añadir el estado nutricional
torios) o que dicho efecto no se ha alcanzado, y la información sensorial disponible sobre el
colaborando a la preparación del organismo en alimento, elementos de gran influencia en la
su conjunto para hacer frente al esfuerzo fun- modulación del propio apetito, que a su vez se
cional que representa la digestión (efectos po- ve afectado por influencias de diversos elemen-
tenciadores). En este último aspecto, cabe citar tos del sistema nervioso como son el estado tí-
la fase cefálica de la digestión, activada por los mico, la ansiedad o la situación generalizada
estímulos sensoriales y la expectación metabó- de estrés (79).
lica frente a una previsible inmediata ingestión La ingesta viene regulada por los factores in-
de alimento (69) ; la secreción de glucagón au- ternos que se incluyen en la Tabla 11.2. Los
menta la glucemia para permitir un mejor fun- centros que intervienen en la generación de las
cionamiento intestinal y cerebral, y la secre- sensaciones de apetito y saciedad se basan en
ción de insulina permite un inmediato apro- tres grandes grupos de señales:
vechamiento de la glucosa que se absorba. Las a) señales del tubo digestivo,
hormonas gastrointestinales preparan el tubo b) señales sensoriales,
digestivo, en sus movimientos y secreciones, c) elementos de control interno: neurorre-
para recibir el alimento, y los cambios hemo- gulación.
dinámicos permiten una mayor irrigación vis-
ceral para hacer frente a la nueva situación. Los órganos de la digestión y asimilación
El apetito no es el único condicionante de la (estómago, intestino, hígado, etc.) se encargan
ingesta, ya que ésta depende —entre otras co- de informar, mediante un complejo entrama-
sas esenciales— de la disponibilidad de ali- do de señales neurales, hormonales y metabó-
mento v de las características de éste. En la Ta- licas, cuál es la masa energética, composición y
164 LA OBESIDAD
grado de digestión del alimento que contiene. Tabla 11.1. FACTORES QUE DETERMINAN LA
Los órganos de los sentidos, tanto los de tele- INGESTA
detección (vista, oído) como —especialmen- Externos o ambientales
te— los sentidos químicos, informan del tipo, disponibilidad inmediata de nutrientes
calidad, cantidad, composición y previsible va- disponibilidad continuada de nutrientes
lor energético del alimento disponible para ser factores ambientales (frío)
ingerido. Finalmente, las señales internas, de Biológicos generales
control neuroendocrino, informan de la situa- ritmos de alimentación, circadianos
ción energética del organismo, de sus disponi- ritmos estacionales
edad y ciclo vital
bilidades, de las previsibles necesidades inme- situaciones fisiológicas especiales (embarazo, lac-
diatas y futuras y de la conveniencia de proce- tancia)
der al llenado del estómago e intestino. Esta Nutricionales
masa de información se procesa constante- niveles de las reservas energéticas
mente dando —al final— esencialmente una carencias nutricionales
única señal consciente de hambre/apetito para Neurales, sensoriales y cognoscitivos
movilizar al organismo hacia la búsqueda del apetito
alimento necesario o una de saciedad, que tie- condicionantes superiores y volitivos
ne el doble fin de la recompensa y la inhibi- información sensorial sobre el alimento
ción de la búsqueda de alimento (80). El control factores propioceptivos
de la ingesta es un proceso muy integrado, con estado tímico.
un alto nivel de información sobre la que basar Otros factores
las actuaciones (81) estrés
estado de salud
patologías
MODULACIÓN DEL APETITO
Un grupo importante de compuestos segre-
Por lo que respecta a la regulación específica gados por el intestino —o más globalmente
de la señal de apetito, en la Tabla 11.3 se pre- por las visceras— lo constituyen las sustancias
senta una lista —no exhaustiva— de los prin- indicadoras de saciedad. La sacietina es una
cipales factores que lo modifican. Ya se ha se- glucoproteína segregada por el intestino que
ñalado el papel del neuropéptido Y en la mo- inhibe poderosamente la ingesta ( 9 2 ) . Otros
dulación de la respuesta del intestino a la compuestos de este tipo son los péptidos aisla-
presencia de alimento (82) . Las colecistoquini- dos de preparaciones de heces, como el factor
nas tienen un papel inhibidor muy temprano anoréxico fecal (93), que también inhiben la in-
de la ingesta, y son consideradas como una de gesta cuando son inyectados sistémicamen-
las señales intestinales inhibidoras más poten- te ( 9 4 ) . Hay otros compuestos peptídicos con
tes (83-85). La bombesina (86), la enterostatina (87) efectos inhibidores del apetito de significación
y el glucagón, tanto el entérico como el oscura, como el proteoglucano aislado de
pancreático (88), tienen un efecto inhibidor de eritrocitos (95), y otros que tienen un probable
la ingesta, al igual que otros péptidos/hormo- origen proteolítico, aislados de diversas fuen-
nas intestinales (89). La función conjunta de es- tes, como la orina de muchachas enfermas de
tos péptidos tiene mucho que ver con la deter- anorexia nerviosa o del plasma de animales
minación de la composición de la dieta, y su saciados (96): de entre ellos cabe citar la ciclo-
secreción está relacionada con el tipo de ali- histidil-prolina (97) (un metabolito del TRH) y
mentos ingeridos, de modo que su efecto sobre la p-glutamil-histidil-hidrixiglicina (98). Un
los centros del apetito ayuda a condicionar el caso especial es el de la amilina, un péptido
apetito específico por determinados alimen- aislado de los depósitos amiloideos del pán-
tos (90). Tal es el caso del neuropéptido Y y su creas de diabéticos, que también disminuye el
relación con la ingesta glucídica (68) y la gala- apetito (99). La adipsina. una serina proteasa
nina con la ingestión de grasa (91). producida por el tejido adiposo, ha sido muy
EL APETITO EN EL CONTROL DEL PESO CORPORAL 165
cuando se inyecta en el cerebro (102). Una sus- las respuestas a los estímulos ambientales (frío,
tancia muy similar, la 1-desoxiglucosa, se ha agresión), la respuesta trófica (apetito, termo-
hallado en plasma en condiciones naturales y génesis) y el control hormonal general del or-
tiene también un efecto potenciador del apeti- ganismo (corticosteroides). La secreción de
to (103). CRH no se produce sólo por estímulos exter-
Las endorfínas tienen un papel no suficien- nos, sino que su secreción viene modulada por
temente conocido, pero indudablemente am- los niveles de corticosteroides y por factores
bivalente en el control del apetito (104). Los neuroendocrinos que podrían constituir uno
opioides y agonistas opiáceos administrados de los puntos de contacto ejecutivo de los cir-
sistémicamente o en localizaciones periféricas cuitos neurales y del sistema endocrino.
tienen un poderoso efecto inhibidor del apetito La serotonina es uno de los principales neu-
{l05)
como se observa en los toxicómanos. Sin rotransmisores en las vías centrales y parasim-
embargo, las endorfinas juegan un papel páticas relacionadas con el control del peso
importante en el control neural central de la corporal. La estimulación serotoninérgica ge-
ingesta (106), y se las ha relacionado con los me- neral produce una inhibición del apetito (118).
canismos de recompensa de la saciedad (107). En este sentido, existe una clara relación entre
En todo caso, su papel no es protagonista, sino apetito y estado tímico: los niveles bajos de se-
complementario del establecimiento de las rotonina en algunos núcleos cerebrales se co-
sensaciones relacionadas con el apetito (108). rrelacionan con estados de depresión y altera-
Las hormonas hipotalámicas tienen, en ge- ciones del peso corporal (119) y del apetito (120).
neral, un cierto efecto sobre el apetito, normal- Éste podría ser otro punto de contacto entre
mente inhibidor, aunque muchas de estas neu- los circuitos neurales y los sistemas de control
rosecreciones no han sido aún suficientemente metabólico. La administración de triptófano.
estudiadas en este sentido. La hormona libera- precursor de la serotonina, también produce
dora de la hormona del crecimiento (GHRH) efectos sobre el apetito (121).
es un caso curioso, ya que cuando se adminis- La utilización de agonistas serotoninérgicos
tra a dosis bajas produce una estimulación del o sustancias que facilitan la reutilización post-
apetito, y a niveles altos la inhibe (109). La hor- sináptica de serotonina, como la fenflurami-
mona liberadora de tirotropina (TRH) tiene na (122) y la fluoxetina (123), está muy extendida
efectos estimuladores de la ingesta (110). La hor- en el tratamiento ambulatorio de la obesidad,
mona liberadora de corticotropina (CRH) es como complemento de las dietas de bajo o
producida principalmente en el núcleo muy bajo contenido calórico (124). Los riesgos
paraventricular (111) y controla el funciona- de su utilización son mucho menos marcados
miento del eje hipotalámico-hipofisario-adre- que los de los agonistas adrenérgicos, aunque
nal; ha sido bastante estudiada en relación a sus efectos también son poco marcados ( 1 2 5 ) y
sus efectos anorexígenos directos (112, 113) y a sus algunos autores han puesto en duda su utilidad
efectos indirectos a través de la modulación de en esta faceta concreta de bloqueo del apetito
(126)
los procesos termogénicos (114), muy probable- . La utilización de algunos de estos ma-
mente mediatizados por el sistema nervioso teriales en el tratamiento de la depresión (1 2 7 ) o
simpático (115). La Figura 11.4 muestra el papel del dolor de cabeza sirve aún más para estable-
de la CRH en la respuesta al estrés y agresión. cer la unicidad de acciones metabólicas y neu-
Una fuerte secreción de CRH induce un incre- roendocrinas en las diversas facetas del control
mento de la termogénesis: subida de la tempe- de las funciones fisiológicas.
ratura y del gasto cardíaco, que puede dar lu- La noradrenalina es un poderoso inductor
gar a una situación de fiebre( 1 1 6 , 1 1 7 ) ; al mismo de la termogénesis ( 7 8 ) , ya que constituye el
tiempo se produce un incremento de la secre- principal agente mediante el cual el sistema
ción de ACTH, que a su vez promueve la li- nervioso simpático ejecuta su estimulación de
beración de glucocorticoides que completan la la producción de calor por desacoplamiento
respuesta a la agresión. La CRH muestra bien del tejido adiposo marrón (128-130). En el siste -
a las claras el alto grado de integración entre ma nervioso central, la noradrenalina (igual
EL APETITO EN EL CONTROL DEL PESO CORPORAL 167
Figura 11.4.
que la adrenalina y otros agonistas (ß-adre- hace más difícil para muchos dejar esta toxi-
nérgicos) bloquea el apetito (131). Este efec- comanía.
to se ha utilizado con poco éxito y graves Las hormonas más directamente relaciona-
secuelas en el tratamiento de la obesidad me- das con el control del metabolismo energético
diante la disminución de la sensación de ape- tienen también efectos de control del apetito,
tito con anfetaminas, que facilita el cumpli- tanto en su aplicación sistémica como —espe-
miento de dietas hipocalóricas de muy baja cialmente— cuando son aplicadas directamen-
energía (l32, l33) . La experiencia acumulada a lo te en los ventrículos cerebrales (139). La insulina
largo de un par de décadas de uso de anfeta- y los corticosteroides en general tienen efectos
minas y derivados como anorexígenos ha de- potenciadores del apetito (140, 142), mientras que
mostrado que este efecto es muy marcado, el glucagón, la somatostatina y los estrógenos
pero pasajero, produciéndose un rápido acos- lo bloquean (143), aunque sólo sea parcialmen-
tumbramiento cuando no dependencia del te. Los andrógenos son considerados tradicio-
fármaco (134). Dentro del capítulo de agonistas nalmente poderosas hormonas anabólicas;
adrenérgicos debemos incluir la nicotina, cuyo aunque sus efectos directos sobre el apetito no
consumo está muy extendido entre los enfer- hayan sido puestos de manifiesto de un modo
mos de tabaquismo. La nicotina tiene un cier- claro, su efecto indirecto potenciador de la in-
to efecto inhibidor del apetito (135), aunque su gesta sirve para favorecer la deposición de pro-
acción sobre el peso corporal se manifiesta teína muscular que los caracteriza.
fundamentalmente en una estimulación leve, En el proceso de construcción de la señal de
pero continuada, del sistema adrenérgico de apetito participan también otro tipo de neuro-
control de la termogénesis (136, 137). La supre- secreciones: oxitocina, dopamina y 4-amino-
sión de la droga suele cursar con un incremen- butirato (GABA)(144, 145), así como eicosanoi-
to significativo de peso(138), otro factor que des, como la prostaglandina PGF2a, que tam-
168 LA OBESIDAD
bien inhibe el apetito. Las prostaglandinas este tipo de tratamientos tradicionales tienen
participan en el proceso activador de la secre- una explicación científica satisfactoria.
ción de la CRH (146) y probablemente tengan Los niveles de metabolitos son, probable-
otras acciones diversas en el complejo sistema mente, las señales reconocidas por los investi-
de control del apetito y en el peso corporal, ya gadores desde hace más tiempo como modu-
que la administración de aspirina, un potente ladores del apetito, especialmente la gluce-
inhibidor de la ciclooxigenasa. potencia el m i a ( 1 5 4 ) . La hipoglucemia continuada
efecto termogénico de los agonistas adrenérgi- estimula el apetito y la hiperglucemia lo para,
cos (147), sugiriendo la existencia de algún paso aunque esta relación no sea tan unívoca y di-
mediado por prostaglandinas en el circuito de recta ya que depende en gran medida de los ni-
estimulación. Muy recientemente se ha estable- veles de insulina y de la regulación conjunta de
cido que el óxido nítrico también participa en el ambos factores (155). Del mismo modo se ha se-
control integrado del apetito, ya que se ha ob- ñalado que el glicerol podía producir un efecto
servado que los inhibidores de la NO-sintetasa depresor del apetito bajo determinadas condi-
producen una disminución del apetito (148). ciones experimentales (156); sin embargo, sus
Ya se ha indicado más arriba que la dilata- bajos niveles y alta extracción hepática (157, 158) no
ción del estómago o del duodeno producen parecen concordar con un papel significativo
una inhibición de la ingesta y un bloqueo del en el control de la ingesta. También se han
apetito (158) ; por contra, el estómago vacío ma- atribuido a los niveles de algunos amino-
nifiesta a menudo su inacción expectante con ácidos una función en este complejo sistema
contracciones en vacío que refuerzan la sensa- de control del apetito, aunque —aparte del
ción de hambre en situaciones de ayuno, a me- caso del triptófano indicado más arriba— sus
nudo con acompañamiento sonoro. El estó- posibles efectos pueden explicarse por su ac-
mago vacío estimula el apetito, al igual que el ción sobre la secreción de insulina o otros fac-
sabor dulce (55 ' y otros sabores y texturas de los tores relacionados con la disponibilidad
alimentos. La sed y la deshidratación, por con- energética(159). También se han citado como
tra, inhiben el apetito (53), igual que ocurre con factores moduladores los ácidos grasos (160) y
el ejercicio (149). En este último caso, se atribu- los cuerpos cetónicos (161), que juegan un papel
ye el bloqueo del apetito a la secreción de en- importante en la modulación de la respuesta
dorfinas que acompaña la realización de un termogénica.
ejercicio intenso y continuado (150) y que cons- Quedan aún muchos puntos por compren-
tituyen la base de la sensación euforizante del der acerca de cómo se regula el apetito y de su
ejercicio (151, 152) (y de algunas toxicomanías re- papel en el control global del balance energéti-
lacionadas con opiáceos). co y de la masa de reservas corporales. Un dato
La acupuntura ha sido utilizada en la medi- curioso es el efecto anoréxico de algunas
cina tradicional china para el tratamiento de neoplasias (162, 163), un aspecto de gran trascen-
muy diversas enfermedades, entre ellas la obe- dencia clínica ya que acelera el efecto deletéreo
sidad. Por su difícil homologación, la realiza- del tumor sobre el huésped. Posiblemente este
ción de experiencias contrastadas con modelos efecto venga mediatizado por citoquinas (164),
animales no sugestionables resulta muy difícil, aunque su significado biológico está aún lejos
por lo que la efectividad de estos procedimien- de ser suficientemente comprendido.
tos ha sido frecuentemente puesta en duda. Sin El estudio del apetito y su control es de gran
embargo, algunos hallazgos recientes en ratas actualidad por su importancia en el tratamien-
han mostrado que se produce una poderosa to de la obesidad y por las alteraciones patoló-
activación del proceso termogénico mediante gicas que de su regulación se observan cada
la estimulación de determinados puntos en la vez más en clínica. Este es el caso de los tras-
oreja (153), sin que se hayan observado impor- tornos de la alimentación, anorexia nerviosa,
tantes cambios en el apetito. Queda por ver si bulimia nerviosa, anorexia bulímica (165), que
estos resultados son reproducibles y si los efec- afectan a un creciente número de jóvenes en
tos sobre el apetito que se han señalado para nuestra sociedad. Estas son enfermedades que
EL APETITO EN EL CONTROL DEL PESO CORPORAL 169
cursan específicamente con trastornos de la in- 7. Rothwell NJ. Stock MJ. A role for brown adi-
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Tercera parte
TRATAMIENTO
12
Tratamiento dietético
S. González Romero; G. Olveira Fuster; F. J. C.-Soriguer Escofet
• Una dieta de muy bajo contenido calórico mentaria completa de varios días, con el pos-
(VLCD, very low calorie diet). Habitualmente terior cálculo de kilocalorías y composición
aportan entre 400 y 800 kcal/día. El término cualitativa), que nos oriente sobre el grado de
se refiere generalmente a las fórmulas comer- sobreingesta y ciertos hábitos perjudiciales (pi-
ciales que aportan, además, los requerimientos car entre comidas, abuso de bebidas edulcora-
mínimos diarios recomendados de vitaminas y das, etc.). Hay que recordar que los obesos
minerales. Si se elaboran con alimentos natu- pueden infraestimar su ingesta cuando se les
rales, se precisa aportar dichos suplementos se- interroga sobre ella (como comentaremos más
paradamente. adelante) (1). Sin embargo, esto no es necesaria-
• Una dieta de ayuno. Se considera tal la mente la norma y podemos encontrar perso-
que aporta menos de 200 kcal/día; posterior nas obesas con una ingesta normo o incluso hi-
mente a la comprobación de sus múltiples pocalórica real, dado que su gasto energético
efectos adversos aparecieron variantes que puede estar disminuido por diversos factores,
aportaban entre 200 y 400 kcal/día en forma entre ellos la limitación de actividad física.
de proteínas fundamentalmente. Asimismo hay que indagar sobre la activi-
Cada uno de estos tipos tiene sus propios de- dad física habitual, tanto laboral como en
tractores y defensores, y una amplia documen- tiempo de ocio. Esto tendrá una doble vertien-
tación literaria al respecto. Una crítica más de- te: individualizar la dieta en cuanto a su ela-
tallada sobre sus indicaciones, efectos adver- boración en función de la actividad física ha-
sos, complicaciones, disponibilidad, etc., se bitual, y por otra parte recomendar un ejerci-
realizará más adelante en este capítulo, espe- cio adecuado que aumente el gasto calórico.
cialmente sobre las VLCD y las dietas de ayu- Por ejemplo, a una persona joven, sana, con
no, puesto que las dietas hipocalóricas conven- clara sobreingesta y sobrepeso muy leve, puede
cionales no plantean problemas especiales en resultar suficiente con instruirle nutricional-
cuanto a efectos adversos. mente acerca de los alimentos más calóricos a
El tiempo que puede mantenerse cada una evitar, proporcionarle unas nociones básicas
de estas dietas es también lógicamente muy va- sobre dieta equilibrada y elaborar simplemente
riable, y forzosamente algunos pacientes pasa- una dieta «normocalórica» en el rango bajo de
rán evolutivamente por distintos tipos de dieta lo que correspondería a su edad, peso ideal,
«hipocalórica», según vayan perdiendo peso, sexo y actividad, complementada con un pro-
evolucionando sus complicaciones o simple- grama de ejercicio adecuado; esto no supon-
mente variando su motivación. dría esfuerzos drásticos é incidiría a largo plazo
Una dieta hipocalórica tiene que cumplir un en su educación nutricional.
mínimo de requisitos, como son composición
equilibrada, cumplir los requerimientos míni-
mos en cuanto a necesidades de macro y mi- ¿Cómo elaboraríamos una dieta
cronutrientes (RDA) y ser económica. La se- hipocalórica convencional?
guridad en cuanto a efectos adversos y compli-
caciones es otro aspecto a tener en cuenta; Optar por una dieta ya elaborada con un nú-
habrá que valorar especialmente el balance mero fijo de calorías, por ejemplo, distribuir a
riesgo/beneficio en pacientes con complicacio- toda la población obesa dietas estándar de
nes médicas asociadas en los que se decida uti- 1.200 (mujeres) a 1.600-1.800 (hombres) kcal/
lizar dietas de muy bajo contenido calórico o día, no deja de ser cómodo, simplifica enor-
de ayuno. memente el proceso de estudio y decisión por
Empezaremos por explicar desde un punto parte del dietista y del médico y, en la mayoría
de vista puramente «dietético» cómo se elabo- de casos, el paciente va a perder peso. Si con-
ra una dieta hipocalórica. El primer paso será sideramos que la ingesta media de los adultos
realizar un interrogatorio de hábitos alimenta- (población americana) es de 1.640 kcal/día
rios, más o menos detallado según posibilida- para las mujeres y 2.350 para los varones (2) ,
des (lo ideal sería poder realizar encuesta ali- estamos creando un déficit energético en torno
TRATAMIENTO DIETÉTICO 179
al 25 por 100 de media en ambos casos, y tam- Tabla 12.1. ECUACIONES DE HARRIS-
bién como media una reducción calórica de BENEDICT Y DE LA OMS/FAO PARA EL
500 kcal/día. Si queremos tener todas las ga- CÁLCULO DE LA TASA METABÓLICA BASAL
rantías de pérdida ponderal, ningún individuo
Ecuación de Harris-Benedict
adulto estudiado por calorimetría directa ha
necesitado menos de 1.200 kcal/día para man- MB mujer = 655 + (9,6 x P)+ (1,8 x A)- (4,7 x E)
tener el peso (3), por lo que es seguro que con MB hombre = 66 + (13,7 x P) + (5 x A)- (6,8 x E)
dietas de 1.000 kcal/día o menos cualquier
persona va a adelgazar. Pero la falta de indivi- Ecuaciones de la OMS/FAO
dualización de dichas dietas, especialmente en
Edad
cuanto a las preferencias alimentarias, hace en años Hombres Mujeres
dudoso un seguimiento a largo plazo. Siempre
<3 MB = 0,249 x P - 0,217 MB= 0,244 x P - 0,130
nos queda la opción de reajustar el número de 3-10 MB = 0,095 x P - 2,110 MB= 0,085 x P - 2,033
calorías en la siguiente visita en función de la 10-18 MB = 0,074 x P - 2,754 MB= 0,056 x P=2,898
pérdida de peso y del grado de cumplimiento. 18-30 MB = 0,063 x P - 2,896 MB= 0,062 x P - 2,036
Esta práctica de recomendar la misma dieta 30-60 MB = 0,048 x P - 3,653 MB= 0,034 x P - 3,538
para todos los pacientes puede ser una de las > 60 MB = 0,049 x P - 2,459 MB= 0,038 x P - 2,755
causas de las marcadas diferencias de pérdida P = peso en kg, A = altura en centímetros, E = edad en años; MB = meta-
bolismo basal- El MB resulta en megajul¡os/24h., para transformarlo en kcal/
ponderal entre los pacientes obesos en las con- 24h, se multiplica por 239,2.
Tabla 12.2. ECUACIONES PARA PREDECIR puede llegar al 30 por 100(2) . Si no podemos
EL CONSUMO DE ENERGÍA EN REPOSO medir directamente la energía expedida en re-
A PARTIR DEL PESO CORPORAL"" poso ni disponemos de índices que nos permi-
Intervalo de
tan calcularla a partir de la composición cor-
CER en kcal/dia R(b) DE (b) poral, y no del tamaño corporal, estamos co-
edad y sexo
metiendo un error de estimación apreciable.
Varones El peso para nuestros cálculos podríamos to-
0-3 (60,9 x pc (c))-54 0,97 53 marlo de tablas de peso ideal (Tablas 12.3 a
3-10 (22,7 x pe) + 495 0,86 62
12.9), o si no disponemos de ellas a partir de
10-18 (17,5 x pe)+ 651 0,90 100
18-30 (15,3 x pe)+ 679 0,65 151
fórmulas simplificadas, por ejemplo:
30-60 (11,6 x pe) + 879 0,60 164 • Mujer, constitución media: 54 + 1.3 (ta-
> 60 (13,5 x pe)+ 487 0,79 148 lla(cm)-150)/2,5 = kg.
Mujeres • Hombre, constitución media: 59 + 1,3
0-3 (61,0xpc)- 51 0,97 61 (talla(cm)-15O)/2,5 = kg.
3-10 (22,5 x pe) + 499 0.85 63
Si la constitución es inferior a la media, res-
10-18 (12,2 x pe)+ 746 0,75 117
18-30 (14,7 x pe)+ 496 0,72 121 tar 4.5 kg del resultado anterior.
30-60 (8,7 x pe) + 829 0,70 108 (Dichas fórmulas parten de asignar un peso
> 60 (10,5 x pe)+ 596 0,74 108
estándar a una talla mínima (para 150 cm de
" Propuestas por la OMS (1985). Estas ecuaciones se obtuvieron a altura, 54 kg a la mujer y 59 kg al hombre) e ir
partir de datos sobre la TMB.
"' Coeficiente de correlación (R) entre las TMB comunicadas y los
añadiendo 1,5 kg por cada 2,5 cm que sobre-
valores teóricos, y desviación estándar (DE) de las diferencias entre los pase la talla real esos 150 cm de talla mínima.)
valores reales y los calculados.
r
Peso corporal en kilogramos. Las estimaciones de peso deseable no se han
Tabla 12.3. PESOS MEDIOS DE NIÑOS DE
ta práctico, prescindir del factor altura en el 0 A 18 AÑOS
cálculo. Además, individuos con la misma ta-
Edad Varón Mujer
lla y sexo delgados muestran proporcional-
mente a su peso TMB reales mayores que los (años) Peso (kg) Peso (kg)
obesos, debido a los cambios de composición 0, 25 6,0 (4,4-7,4) 5,4 (4,2-6,7)
corporal. Los adipocitos son metabólicamente 0, 5 7,9 (6,2-9,5) 7,2 (5,8-8,7)
1 10,2 (8,4-12,0) 9,5 (7,8-11,2)
menos activos, por lo que un aumento o pér-
1, 5 11,5 (9,6-13-4) 10,8 (8,9-12,8)
dida de peso a expensas sobre todo de masa 2 12,3(10,5-15,5) 11,8(10,0-14-2)
grasa no lleva realmente a una variación pro- 3 14,6(12,0-17,8) 14,1 (11,6-17,2)
porcional de la TMB o del CER. Así lo han re- 4 16,7(13,6-20,3) 16,0(13,1-19,9)
ferido publicaciones que detectan una infraes- 5 18,7(15,3-23,1) 17,7(14,6-22,6)
timación de la TMB en malnutndos del orden 6 20,7(16,9-26,3) 19,5(16,1-25,8)
del 20 por 100 con la ecuación de Harris-Be- 7 22,9(18,6-30,1) 21,8(17,7-29,7)
8 25,3 (20,4-34,5) 24,8(19,6-34,7)
nedict, y una sobreestimación similar para 9 28,1 (22,3-39,6) 28,5(21,8-40,6)
obesos ( 7 ) . La TMB sí aumentaría a causa de 10 31,4(24,3-45,3) 32,6 (24,4-47,2)
un aumento de masa magra, de modo que 11 35,3(26,8-51,5) 37,0 (27,2-54,0)
otros autores ( 7 ) han propuesto fórmulas para 12 39,8(29,9-58,1) 41,5(30,5-60,8)
el cálculo de la TMB que sólo diferencian en- 13 45,0 (33,6-65,0) 46,1 (34,1-67,3)
tre atletas y no deportistas, o bien tablas que 14 50,8(38,2-72,1) 50,3(37,8-73,1)
15 56,7(43,1-79,1) 53,7(41,0-77,8)
calculan la TMB a partir de la superficie cor-
16 62,1 (47,7-85,6) 55,9(43,3-81,0)
poral, que resulta mejor indicador de la masa 17 66,3(51,5-91,3) 56,7 (44,7-82,5)
corporal libre de grasa. En general, a pesar de 18 68,9 (54,0-95,8) 56,5 (45,3-82,5)
los distintos intentos efectuados para estimar
requerimientos energéticos, hay una amplia Los datos representados corresponden a las cifras del percentil 50,
con los límites de los percentiles 10 y 90.
variabilidad individual para personas del mis- Adaptado del National Research Council. Recommended Dietary Alío-
wances, 9.a ed. National Academy of Sciences, Washington, DC, 1980.
mo tamaño corporal y sexo, variabilidad que
TRATAMIENTO DIETÉTICO 181
2. MUCHACHAS
Talla (cm) 10 años 11 años 12 años 13 años 14 años 15 años 16 años 17 años 18 años
120 22,3
125 24,6 24,7
130 27,1 27,9 27,3
135 30,1 30,1 30,7 31,5
140 32,9 33,1 33,2 34,1 34,8
145 36,6 36,4 36,6 37,2 39,3 41,4
150 38,8 40,2 39,9 41,1 43,0 44,6 45,9 46,4
155 44,0 44,8 45,0 47,0 48,1 50,2 50,4 51,4
160 48,9 49,2 49,8 51,6 51,9 52,8 53,1
165 52,4 53,1 54,0 54,2 54,8 55,4 55,9
170 56,8 57,6 58,0 58,9 58,9 60,1
175 60,0 60,8 61,2 62,1 62,9
180 61,3 62,2 63,0 63,9 64,4
Datos de Baldwin, 1925, reproducidos por Jelliffe DB. Evaluación del estado de nutrición de la comunidad; Ginebra, OMS, 1968. El margen de
variación en el peso a una determinada edad es mucho mayor que el margen de variación del mismo para una talla dada; esto refleja la asincronía
del estirón puberal.
podido establecer como arquetipos seguros ge- real de los obesos puede llevar a sobreestimar
neralizables; de hecho se modifican entre po- su TMB.
blaciones, y también han variado en su inter- Una vez calculada la TMB o bien el CER,
pretación con los años, asignándole cada vez añadiremos o multiplicaremos por un coefi-
pesos menores. Un factor incluido en muchas ciente de corrección, que incluirá el consumo
tablas es la «constitución» corporal, bien me- por actividad física habitual. Podemos desglo-
diante una estimación visual general o, de ma- sarlo hasta el extremo de dividir el día según
nera más precisa, midiendo la anchura del las distintas horas de cada actividad física y
codo (Tablas 12.6 y 12.7). En otras tablas se luego sumar (Tabla 12.10), o bien añadir un
estima también el aumento de peso gradual coeficiente en función de la actividad «media»
que ocurre con la edad (Tablas 12.8 y 12.9). del día, simplificando así los cálculos (Ta-
Algunos autores incluyen en sus estimacio- blas 12.11 y 12.12).
nes del CER o TMB el peso «ideal», y otros el La acción dinámico específica de los alimen-
peso «habitual»; recordar que utilizar el peso tos (ADE) se contempla añadiendo al total un
182 LA OBESIDAD
Metros Peso (kg) Peso (kg) Peso (kg) Peso (kg) Peso (kg) Peso (kg)
1,45 46,0 42-53 64
1,48 46,5 42-54 65
1,50 47,0 43-55 66
1,52 48,5 44-57 68
1,54 49,5 44-58 70
1,56 50,4 45-58 70
1,58 55,8 51-64 77 51,3 46-59 71
1,60 57.6 52-65 78 52,6 48-61 73
1,62 58,6 53-66 79 54,0 49-62 74
1,64 59,6 54-67 80 55,4 50-64 77
1,66 60,6 55-69 83 56,8 51-65 78
1,68 61,6 56-71 85 58,1 52-66 79
1,70 63,5 58-73 88 60,0 53-67 80
1,72 65,0 59-74 89 61,3 55-69 83
1,74 66,5 60-75 90 62,6 56-70 84
1,76 68,0 62-77 92 64,0 58-72 86
1,78 69,4 64-79 95 65,3 59-74 89
1,80 71,0 65-80 96
1,82 72,6 66-82 98
1,84 74,2 67-84 101
1,86 75,8 69-86 103
1,88 77,6 71-88 106
1,90 79,3 73-90 108
1,92 81,0 75-93 112
IMC 22,0 20,1-25,0 30,0 20,8 18,7-23,8 28,6
Fuente: Bray GA. Ed. Obesity in America. Actas de la Segunda Conferencia del Centro Internacional Fogarty sobre la Obesidad, informe n.° 79.
Washington, DC, Department of Health, Education and Welfare. 1979. Basado en: Mortality among overweigth men and women, Statistical Bulletin
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IMC = índice de masa corporal.
10 por 100 del CER (otros consideran más Estos cálculos, incluso pretendiendo ser más
adecuado un 6 por 100). personalizados, no dejan de ser inexactos. El
Tras sumar todos los conceptos anteriores se gasto energético en reposo puede variar, como
recomienda restar un 10 por 100 del resultado ya hemos dicho, un 30 por 100 o más entre
final, puesto que nuestra sociedad occidental personas de la misma edad y sexo, y las esti-
ofrece hoy día aún más comodidades y facili- maciones de la energía consumida por activi-
dades al sedentarismo (coches, ascensores...). dad física son aún más imprecisas (2).
Obtenemos finalmente un número de kcal/día Para predecir una determinada pérdida de
que permitirían al paciente obeso mantener su peso en un plazo, necesitamos crear un déficit
peso ideal. calórico. En general se acepta que la pérdida
Hay que recordar asimismo la variabilidad de 1 kg de peso corresponde a un déficit caló-
en situaciones especiales como el embarazo, la rico de 7.780 kcal (o bien, 450 g = 3.400
lactancia o la existencia de enfermedades agu- kcal) (2,8), por lo que perder, p. ej., 1 kg/semana
das intercurrentes. Como este tipo de situacio- requeriría reducir entre 7.500 y 7.780 kcal/se-
nes (salvo en ciertos casos del embarazo) no mana, o lo que es lo mismo, reducir de la in-
son las idóneas para plantear una dieta hipo- gesta calórica 1.100 kcal/día. El déficit provo-
calórica, no entraremos en las modificaciones cado no debería exceder de 1.000 kcal/día sin
de necesidades calóricas durante las mismas. supervisión médica, y realmente un déficit de
TRATAMIENTO DIETÉTICO 183
Tabla 12.6. PESOS EN HOMBRES Y MUJERES cuesta nutricional? Lo lógico, si podemos co-
DE 25 A 59 AÑOS RELACIONADOS CON LA nocer su ingesta actual valorándola mediante
MENOR MORTALIDAD algún sistema que sea suficientemente preciso,
(En función de las distintas
es crear un déficit calórico a partir de su ingesta
complexiones físicas)
media real, si ésta le está «manteniendo» ac-
Constitución Constitución Constitución
tualmente en su nivel de sobrepeso (lógica-
Altura
pequeña mediana grande mente si tiene una clara sobreingesta y sigue
(m) Peso (kg) Peso (kg) Peso (kg) ganando peso con relativa velocidad, tendre-
mos que crear un déficit mayor o usar otras re-
Hombres
ferencias).
1,57 57-60 59-63 62-67
1,59 58-61 60-64 63-68
Una forma que se ha mostrado útil para es-
1,62 59-62 61-65 64-69 timar las calorías de una dieta es deducirlas a
1.64 60-63 62-66 65-70 partir del IMC (índice de masa corporal,
1,66 61-64 63-67 66-71 «Body Mass Index»), valorando previamente
1,68 62-65 64-68 67-72 la ingesta energética y también el consumo
1,70 63-66 65-69 68-73 por actividad física (2). Esta aproximación se
1,72 64-67 66-70 69-74
basa en que los individuos obesos toleran mu-
1,74 65-68 67-71 70-75
1,76 66-69 68-72 71-76 cho mejor desde el punto de vista metabólico
1,82 67-70 69-73 72-77 las dietas hipocalóricas que los delgados. Las
1,84 68-71 70-74 73-78 personas obesas no desarrollan en muchos ca-
1,89 69-72 71-75 74-79 sos las respuestas contrarreguladoras habitua-
1,91 70-73 72-76 75-80 les del ayuno, ni tampoco descensos importan-
1,92 71-74 73-77 76-81 tes de la TMB. Además es mucho más impro-
Mujeres bable que desarrollen cetosis, y tienen en
1,46 46-50 50-55 54-59 general un LBM («lean body mass», masa cor-
1,48 47-51 51-56 55-60
1,52 48-52 52-57 56-61
poral no grasa) algo mayor que los delgados,
1,55 50-54 54-59 58-63 por lo que soportan mejor pérdidas de peso
1,57 51-55 55-60 59-64
1,59 53-56 56-61 60-65
Tabla 12.7. ANCHURA DEL CODO Y
1,61 54-57 57-62 61-66
CONSTITUCIÓN CORPORAL
1,63 55-58 58-63 62-67
1,65 56-59 59-64 63-68
Ancho Ancho Ancho
1,67 57-60 60-65 64-69 Altura
Sexo codo codo codo
1,69 58-61 61-66 65-70 (m)
(cm) (cm) (cm)
1,72 59-62 62-67 66-71
1,75 60-63 63-68 67-72 Hombres 1,55-1,57 <6,2 6,2-7,2 >7,2
1,78 61-64 64-69 68-73 1,60-1,67 <6,5 6,5-7,2 >7,2
1,82 62-65 65-70 69-74 1,70-1,77 <6,0 6,0-7,5 > 7,5
1,80-1,86 <6,9 6,9-7,8 >7,8
Con zapatos de 2,5 cm de tacón; los hombres con ropa de ir por casa
de 2,5 kg de peso; las mujeres en ropa de ir por casa de 1,5 kg de peso. 1,90 <7,2 7,2-8,1 >8,1
Adaptado del 1979 Build Study, Society of Actuarles and Association
of Life Insurance Medical Directors of America, 1980. Mujeres 1,45-1,47 <5,6 5,6-6,2 >6,2
1,50-1,57 <5,6 5,6-6,2 >6,2
1,60-1,67 <6,0 6,0-6,5 >6,5
500 kcal/día se considera muy razonable para 1,70-1,77 <6,0 6,0-6,5 >6,5
obesidades leves o moderadas, dado que sobre 1,80 <6,2 6,2-6,9 >6,9
todo el alto grado de sedentarismo de nuestra Constitución Constitución Constitución
sociedad. Interpretación
pequeña mediana grande
Pero, ¿sobre qué ingesta calculamos ese dé-
Pura medir la anchura del codo de extiende el brazo y se flexiona 90°
ficit?, ¿sobre la ingesta teórica estimada para su el antebrazo, con la palma de la mano en supinación. Se mide la distan-
peso ideal?, ¿sobre la estimada para mantener cia existente entre las prominencias del cubito y el radio con el pulgar y
el índice utilizados a modo de calibrador.
su peso actual?, ¿sobre la ingesta real media Adaptado de Frisancho AL, Flegel PN: Elbow breadth as a measure
habitual, valorada mediante algún tipo de en- of frame size of US males and females. Am J Clin Nutr, 1983, 37, 311.
184 LA OBESIDAD
mucho más rápidas y prolongadas. A mayor estimar su ingesta y crear un déficit en función
ducción calórica severa, de modo que se puede del IMC: para un IMC de 25 a 27,9, un déficit
IMC, mejor tolerarían teóricamente una re- del 50 por 100; para un IMC de 28 a 31,9, un
TRATAMIENTO DIETÉTICO 185
Peso medio (kg con ropa) Peso ideal (kg con ropa) 25 años y más
Talla
(calzados) 15-16 17-19 20-24 25-29 30-39 40-49 50-59 60-69 Complexión Complexión Complexión
cm
años años años años años años años años ligera mediana recia
Mujeres
148 44,4 45,3 46,6 48,9 52,4 55,6 56,9 57,8 42,0-44,8 43,8-48,9 47-4-54,3
149 44,9 45,8 47,2 49,4 52,8 55,9 57,3 58,2 42,3-45,4 44,1-49,4 47,8-54,9
150 45,4 46,3 47,7 50,0 53,1 56,3 57,7 58,6 42,7-45,4 44,5-50,0 48,2-55,4
151 46,0 46,9 48,2 50,5 53,7 56,9 58,2 58,9 43,0-46,4 45,1-50,5 48,7-55,9
152 46,5 47,4 48,8 51,0 54,2 57,4 58,8 59,3 43,4-47,0 45,6-51,0 49,2-56,5
153 47,1 48,1 49,4 51,6 54,8 57,9 59,3 59,8 43,9-47,5 46,1-51,6 49,8-57,0
154 47,9 48,8 50,1 52,1 55,3 58,5 59,8 60,3 44,4-48,0 46,7-52,1 50,3-57,6
155 48,6 49,5 50,8 52,6 55,8 59,0 60,4 60,8 44,9-48,6 47,2-52,6 50,8-58,1
156 49,3 50,2 51,3 53,2 56,3 59,5 60,9 61,3 45,4-49,1 47,7-53,2 51,3-58,6
157 50,0 50,9 51,9 53,7 56,9 60,0 61,4 61,9 46,0-49,6 48,2-53,7 51,9-59,1
158 50,6 51,5 52,4 54,3 57,4 60,6 62,1 62,5 46,5-50,2 48,8-54,3 52,4-59,7
159 51,1 52,1 53,0 54,8 58,0 61,1 62,8 63,2 47,1-50,7 49,3-54,8 53,0-60,2
160 51,7 52,6 53,5 55,3 58,5 61,7 63,5 63,9 47,6-51,2 49,9-55,3 53,5-60,8
161 52,2 53,3 54,0 55,9 59,0 62,4 64,2 64,7 48,2-51,8 50,4-56,0 54,0-61,5
162 52,8 54,0 54,6 56,5 59,6 63,1 64,9 65,4 48,7-52,3 51,0-56,8 54,6-62,2
163 53,4 54,8 55,2 57,0 60,1 63,8 65,7 66,1 49,2-52,9 51,5-57,5 55,2-62,9
164 54,1 55,5 55,9 57,7 60,7 64,3 66,4 66,8 49,8-53,4 52,0-58,2 55,9-63,7
165 54,8 56,2 56,6 58,5 61,2 64,8 67,1 67,5 50,3-53,9 52,6-58,9 56,7-64,4
166 55,5 56,7 57,3 59,2 61,9 65,5 67,8 68,2 50,8-54,6 53,3-59,8 57,3-65,1
167 56,2 57,3 58,1 59,9 62,6 66,2 68,5 68,9 51,4-55,3 54,0-60,7 58,1-65,8
168 56,9 57,8 58,7 60,5 63,2 66,9 69,2 69,7 52,0-56,0 54,7-61,5 58,8-6,65
169 57,4 58,3 59,2 61,1 63,8 67,6 69,9 70,4 52,7-56,8 55,4-62,2 59,5-67,2
170 58,0 58,9 59,8 61,6 64,3 68,4 70,6 71,1 53,4-57,5 56,1-62,9 60,2-67,9
171 58,6 59,6 60,5 62,3 65,0 69,1 71,3 71,8 54,1-58,2 56,8-63,6 60,9-68,6
172 59,4 60,3 61,2 63,0 65,7 69,8 72,1 72,5 54,8-58,9 57,5-64,3 61,6-69,3
173 60,1 61,0 61,9 63,7 66,4 70,5 72,8 73,2 55,5-59,6 58,3-65,1 62,3-70,1
174 60,8 61,7 62,6 64,4 67,1 71,2 73,5 73,9 56,3-60,3 59,0-65,8 63,1-70,8
175 61,5 62,4 63,3 65,1 67,9 71,9 74,2 74,7 57,0-61,0 59,7-66,5 63,8-71,5
176 62,2 63,1 64,0 65,8 68,6 72,8 75,1 75,4 57,7-61,9 60,4-67,2 64,5-72,3
177 62,9 63,8 64,7 66,6 69,3 73,7 75,9 76,1 58,4-62,8 61,1-67,8 66,2-73,2
178 63,6 64,6 65,5 67,3 70,0 74,6 76,8 76,8 59,1-63,6 61,8-68,6 65,9-74,1
179 - 65,5 66,4 68,2 70,9 75,5 77,7 - 59,8-64,4 62,5-69,3 66,6-75,0
180 - 66,4 67,3 69,1 71,8 76,4 78,6 - 60,5-65,1 63,3-70,1 67,3-75,9
181 - 67,3 68,2 70,0 72,7 77,2 79,6 - 61,3-65,8 64,0-70,8 68,1-76,8
182 - 68,2 69,1 70,9 73,6 78,1 80,7 - 62,0-66,5 64,7-71,5 68,8-77,7
183 - 69,1 70,0 71,8 74,5 79,0 81,6 - 62,7-67,2 65,4-72,2 69,5-78,6
184 _ 70,0 70,9 72,7 75,4 79,9 82,9 - 63,4-67,9 66,1-72,9 70,2-79,5
185 - 70,9 71,8 73,6 76,3 80,8 83,9 - 64,1-68,6 66,8-73,6 70,9-80,4
Fuente: Moreiro Sodas J. Módulo de Dietoterapia del II Curso de Diabetología de la Sociedad Española de Diabetes, 1993.
¿Tienen algún papel los cambios de las grasas no se produce activamente tras su
en la composición de la dieta en el ingesta, sino que se produce de manera pasiva
en función de la diferencia entre la energía to-
tratamiento de los pacientes tal utilizada y la aportada por los carbohidra-
obesos? tos y las proteínas. Como las grasas no pro-
mueven su propia oxidación, el mantenimiento
Como ha sido comentado en el capítulo so- de un balance graso requiere que otros
bre termogénesis. el mantenimiento de un factores estimulen la oxidación de las grasas,
peso corporal estable a lo largo del tiempo exi- como ocurre durante un balance negativo de
ge un equilibrio entre la energía ingerida y la energía o con el ejercicio físico (9).
eliminada. Este equilibrio tiene que producirse Cuando un paciente obeso es sometido a un
no sólo para la energía total, sino cualitativa- balance negativo de energía, se va a producir
mente para el balance de cada uno de los ma- como mecanismo de autorregulación inicial
cronutrientes. Por término medio, la ingesta 1) una reducción del efecto térmico de los ali-
de los nutrientes mayores —proteínas, grasas e mentos proporcional a la reducción en la in-
hidratos de carbono— tiene que ser balancea- gesta de nutrientes, 2) una reducción de la tasa
do por la equivalente oxidación de cada uno. metabólica basal secundaria al descenso de
de manera que en teoría cambios en la com- peso y 3) una disminución del gasto calórico
posición cualitativa de la mezcla de nutrientes debido al ejercicio porque el coste energético
podrían afectar al equilibrio de la composición del movimiento es menor al disminuir el peso
corporal y por tanto del peso total corporal (9). de los sujetos (13) . Cuando el balance negativo
Estudios en roedores y en humanos han de- de energía se mantiene, el organismo es forza-
mostrado que la ingesta voluntaria de energía do a perder sobre todo grasa, por ser la mayor
aumenta cuando se incrementa la proporción fuente energética oxidable bajo condiciones hi-
de la misma procedente de las grasas (10). Las pocalóricas, pero también proteínas debido al
dietas ricas en proteínas tienen los efectos con- importante papel de las proteínas como sustra-
trarios, aunque la importancia de las proteínas to gluconeogénico. Desde el punto de vista clí-
como reguladoras de la ingesta es escasa debi- nico, los cambios en la composición de la dieta
do a que el aporte calórico procedente de las apenas tienen efecto en la reducción de peso a
proteínas en humanos suponen una propor- corto plazo, pues las consecuencias sobre el
ción menor y relativamente constante (11). efecto térmico de los alimentos apenas van a
La composición de la dieta parece influir repercutir sobre el balance energético. Sin em-
poco en la tasa metabólica basal o en el grado bargo, la composición de la dieta sí puede ser
de actividad física aunque, a largo plazo, es po- importante en el mantenimiento de la pérdida
sible que cambios en la composición de la dieta de peso a largo plazo. Por un lado ya hemos
puedan producir cambios en el LBM (lean visto cómo en situaciones de balance positivo
body mass), que es el principal determinante de energía la cantidad de grasa almacenada es
de la tasa metabólica basal (ver capítulo sobre proporcional a la cantidad de grasa de la dieta,
termogénesis). Cambios en la cantidad y en la debido a que, como ha sido comentado, las
composición de la dieta sí pueden influir en el grasas no promueven su propia oxidación, y
efecto térmico de los alimentos, pero dado que porque la eficiencia de almacenamiento de las
ésta representa sólo una pequeña fracción de la grasas como grasa corporal es muy alta
energía total liberada, tienen poca influencia (>95 %) (14, 15). Por tanto, el mantenimiento de
en el balance total (12). la pérdida de peso inicialmente conseguida
Como ha sido comentado anteriormente, exige una dieta baja en grasas, sobre todo si el
trabajos recientes han mostrado que, mientras paciente no hace ejercicio.
la oxidación de las proteínas y los carbohidra- En conclusión, la reducción de las grasas en
tos guardan un adecuado equilibrio con el la dieta puede ser un complemento necesario
aporte externo de los mismos y son activamen- en el mantenimiento de la reducción de peso a
te metabolizados tras su ingesta, la oxidación largo plazo, sobre todo si tenemos en cuenta la
TRATAMIENTO DIETÉTICO 189
elevada proporción de las grasas en la dieta y elaños. Aunque la pérdida de peso fue estadísti-
marcado sedentarismo que definen el estilo de camente mayor que la del grupo control que
vida de la sociedad occidental donde la obesi- incluso ganó algo de peso, esta pérdida a lo lar-
dad ha adquirido caracteres epidémicos. go del tiempo fue más bien modesta.
El éxito de la pérdida de peso en un progra-
ma se mide frecuentemente por el porcentaje
EFECTIVIDAD DE LOS de participantes que mantuvieron alguna pér-
PROGRAMAS DE RESTRICCIÓN dida de peso a lo largo del programa. Lavery,
el al .(31) , en una evaluación de 509 hombres y
CALÓRICA MODERADA mujeres que completaron un programa de pér-
dida de peso, encontraron que había perdido
Son numerosos los estudios que muestran algo de peso a los dos años el 65,3 por 100. Un
los resultados positivos a corto plazo de los 36,6 por 100 del grupo total mantuvo el peso y
programas de intervención en las personas un 16 por 100 perdió más del 10 por 100 del
obesas. Son muchos menos, sin embargo, los peso inicial.
estudios que publican sus resultados a más lar- Jeffery el al. (32) estudiaron durante dos años
go plazo (doce meses o más). Dado que la efec- la pérdida de peso de 86 hombres de mediana
tividad de un programa se mide por su capa- edad sometidos a un programa de control de
cidad para influir a largo plazo en el peso de peso. Aunque el peso medio se mantuvo por
los sujetos obesos, el conocer estos resultados debajo del peso inicial, algunos pacientes su-
es de un gran interés a la hora de plantearse de frieron ganancias ulteriores de peso después de
una manera realista un programa de interven- haberlo perdido. Cuatro variables se asociaron
ción. En 1990 la American Dietetic Associa- en este estudio con el mantenimiento del peso
tion (ADA) publicó una revisión crítica de los perdido: 1) no haber participado previamente
estudios realizados con el objetivo de evaluar en un programa de reducción de peso,
el coste y el beneficio de los programas de in- 2) asistencia a las sesiones de tratamiento,
tervención nutricional, no sólo en la obesidad, 3) comportamiento ante el ejercicio y adhe-
sino también en otros problemas de salud (28). sión a la propuesta de registro de la dieta re-
Kramer et al (29) analizaron la pérdida de comendada, 4) el apoyo social.
peso en 114 hombres y 38 mujeres a lo largo Wadden (6), en una revisión reciente sobre la
de cuatro años después de un programa de in- efectividad de los programas de reducción de
tervención sobre el comportamiento para per- peso, llega a la conclusión (tras la lectura críti-
der peso. Tan sólo el 0,9 por 100 de los hom- ca de 65 ensayos clínicos realizados desde 1974
bres y el 5.3 por 100 de las mujeres mostraron a 1990) que, a largo plazo, en la mayor parte
una pérdida de peso estable, y un porcentaje de los programas muchos pacientes vuelven a
sustancial de pacientes tuvieron una moderada ganar peso. La mayoría de las personas trata-
ganancia de peso a lo largo de los cuatro años das con una dieta hipocalórica moderada re-
de seguimiento (70 por 100 de los hombres y tornan al peso inicial a los cinco años de haber
36,8 por 100 de las mujeres). Un buen número completado el programa.
de pacientes ganaron y perdieron peso a lo lar- En 1986 revisamos nuestra experiencia so-
go del tiempo de observación, siendo la tasa de bre 300 pacientes obesos asistidos en la consul-
ganancia/pérdida/ganancia de peso (expresión ta externa del Servicio de Endocrinología del
del seguimiento y abandono sucesivo del pro- Hospital Regional Carlos Haya. Sólo el 5 por
grama) del 41,3 por 100 en mujeres y del 15,8 100 de los pacientes alcanzó el peso diana. El
por 100 en hombres. 55 por 100 de los pacientes no modificó al fi-
Shah et al (30) siguieron a un grupo de 237 nal del seguimiento su peso inicial e incluso un
participantes y a un grupo control de 219 pa- 9,5 por 100 aumentó de peso a lo largo del
cientes, como parte de un ensayo clínico para mismo. Ni la edad, ni el sexo ni el grado de so-
la prevención de la hipertensión arterial («Hy- brepeso inicial influyeron en la respuesta al
pertension Prevention Trial») durante tres año de seguimiento. Tan sólo la tendencia a
190 LA OBESIDAD
los tres primeros meses de ser incluido en el peligros y los efectos indeseables de las dietas
protocolo de adelgazamiento (perder, ganar o de ayuno completo. Por tanto, para cumplir
mantener el peso a los tres meses de iniciada la con los requisitos expuestos, estas dietas no
dieta) marcó significativamente el comporta- sólo se caracterizan por la restricción calórica,
miento del peso al año de seguimiento (33). sino también por otros rasgos (38):
Se han propuesto diversas medidas para me-
• Las VLCD, a pesar de ser hipocalóricas,
jorar los resultados a largo plazo de los progra-
están relativamente enriquecidas en su conte-
mas con una dieta calórica moderada ( 3 4 , 3 5 ) .
Estas propuestas incluyen: 1) mayor duración nido proteico (de 0,8 a 1,5 g/kg de peso ideal/
día). Estas proteínas son de alto valor bioló-
de los programas de adelgazamiento. 2) pre-
gico.
vención de las recidivas y tratamiento de man-
tenimiento, 3) elaborar un programa de incen- • Contienen todas las vitaminas, minerales,
electrólitos y ácidos grasos esenciales recomen-
tivos, 4) aumentar el apoyo social. 5) añadir un
dados en las RDA (39). En el caso de las PSMF
régimen de ejercicios, etc. En general, todas es-
tas propuestas tienden a conseguir un cambio se deben aportar separadamente suplementos
vitamínicos y minerales para completar los re-
de comportamiento en los hábitos del pacien-
querimientos diarios. Además contienen hi-
te. En otro capítulo de este libro, Ibáñez et al.
exponen con más detalle el significado y la im- dratos de carbono en cantidad suficiente como
para evitar la cetosis.
portancia de un abordaje holístico en el trata-
• Deben reemplazar completamente la in-
miento de los pacientes obesos.
gesta de alimentos y administrarse durante un
tiempo mínimo de cuatro semanas (para otros
PROGRAMAS DE RESTRICCIÓN autores durante un mínimo de una sema-
na) (40).
CALÓRICA SEVERA
En 1929 se publicó el primer trabajo cientí-
El fracaso de los programas de restricción fico sobre el uso de las VLCD por Evans y
calórica moderada llevó al desarrollo de pro- Strang. Con una dieta de 400 kcal y aproxi-
gramas más agresivos con dietas muy bajas en madamente 50 g de proteínas consiguieron
calorías. pérdidas de peso importantes sin provocar un
El término de Dietas de Contenido Calórico balance nitrogenado muy negativo(83). Sin em-
muy Bajo, VLCD (del inglés Very Low Calorie bargo, el desarrollo de las dietas de muy bajo
Diets), ha sido universalmente aceptado y se contenido calórico no se produjo hasta finales
refiere a aquellas dietas que proporcionan de la década de los 60 y principios de los 70
800 kcal (3.349 kjul) o menos por día, o alter- motivado por la publicación de importantes
nativamente, aquellas que proporcionan me- efectos adversos e incluso muertes en indivi-
nos de 12 kcal/kg de peso ideal/día (< 50 duos sometidos a dietas de ayuno completo
(4I,42)
kj) (36). El término se reserva, habitualmente, . Las dietas de muy bajo contenido calórico
para las fórmulas comerciales, generalmente basadas en alimentos sólidos (37) fueron
en forma de polvos que se reconstituyen con progresivamente sustituidas por productos co-
agua y dan aspecto de batido o bien, más re- merciales en forma de preparaciones líquidas.
cientemente, aspecto de natillas u otras presen- La comunicación de muertes súbitas asociadas
taciones. Se ha acuñado otro término, Protein- al uso de las VLCD atribuidas a la escasa pro-
Sparing Modified Fasts (PSMF), para aquellas porción de proteínas de alto valor biológico,
dietas que usan comidas convencionales con así como a la rápida disminución de la masa
alto contenido proteico (1,5 g/kg de peso ideal) magra y con ella a la deplección proteica mio-
en su elaboración (carne magra, pescado, hue- cárdica (43, 44, 45) obligó a un uso menos indis-
vos)(37). criminado y prolongado de las VLCD y a bus-
Estas dietas surgen con el objetivo de conse- car una composición cualitativa y cuantitativa
guir pérdidas de peso importantes en un espa- más adecuada hasta llegar a las modernas for-
cio de tiempo corto, pero evitando a su vez los mulaciones que manejamos en nuestros días.
TRATAMIENTO DIETÉTICO 191
Aun así. todavía existe en la literatura el deba- libro, se encuentra asociada a mayor morbi-
te abierto sobre cuál es la cantidad calórica mortalidad); la existencia de enfermedades que
más adecuada, así como sobre la proporción mejorarían con la pérdida de peso, tales como
óptima de hidratos de carbono y proteínas de diabetes, hipertensión, hiperlipemia, enferme-
manera que se logre una pérdida de peso im- dad cardiovascular (con las limitaciones que
portante a la vez que se preserva la masa ma- comentaremos posteriormente) o insuficiencia
gra corporal. cardiopulmonar: historia familiar de enferme-
dad cardiovascular, hiperlipemia o diabetes;
preparación para cirugía electiva (los obesos
Indicaciones mórbidos presentan mayores riesgos de com-
plicaciones en la anestesia, de infecciones pul-
Las VLCD están indicadas en sujetos obesos monares, tromboflebitis y embolismo pulmo-
moderados o severos (BMI > 30), motivados y nar): personas obesas que progresan rápida-
que hayan intentado otros tratamientos más mente hacia una obesidad severa (en un
conservadores previamente y no hayan sido intento de prevenir el potencial aumento del
efectivos. número de adipocitos que ocurre en los incre-
Además estas dietas pueden estar indicadas, mentos importantes de peso y que dificultaría
ocasionalmente, en sujetos con BMI entre 27 y su tratamiento ulterior) (38).
30 que, además, tengan una complicación mé-
dica que pueda mejorar con una rápida pérdi-
da de peso, por ejemplo diabetes tipo II o el Contraindicaciones (47 48)
síndrome de apnea del sueño (38).
La razón de que los obesos leves no deban Debe ser evitado el uso de VLCD en deter-
ser incluidos en programas de VLCD viene minados estados fisiológicos tales como infan-
dada por la dificultad que tienen éstos, así cia y adolescencia, embarazo y lactancia.
como las personas con peso normal o bajo, de Las personas mayores de 65 años tampoco
conservar la proporción de masa magra duran- deben ser incluidas salvo en determinadas cir-
te la pérdida de peso, tal como ha sido comen- cunstancias tales como insuficiencia cardio-
tado. Las personas con peso normal sometidas pulmonar grave. Con el envejecimiento puede
a ayuno pierden predominantemente masa estar incrementado el riesgo de provocar un
magra: tras un mes de ayuno los sujetos pier- balance nitrogenado muy negativo y, además,
den 0.25 kg de peso por cada déficit de las reacciones adversas pueden ser peor tolera-
1.000 kcal. De esta pérdida, el 37 por 100 co- das debido a la presencia de otras enfermeda-
rresponde a grasa y el 63 por 100 a masa ma- des concomitantes. Además el riesgo que su-
gra (42). Los obesos, tras un mes de ayuno, per- pone la obesidad para un individuo de 35 años
dieron 0.14 Kg por cada 1.000 kcal de déficit, no tiene por qué ser de igual importancia a la
de los que el 76 por 100 fue masa grasa y el 24 edad de 65 años y por tanto no deberían usar-
por 100 masa magra (46). Como comentamos se, a priori, medidas tan agresivas (38, 47).
previamente, el riesgo de muerte súbita asocia- Enfermedad cardiaca: Historia o evidencia
do a ayuno puede estar en función de la pro- de arritmias cardiacas, QT corregido prolon-
porción de pérdida de masa magra (45). Por gado, infarto agudo de miocardio reciente, an-
tanto, el uso de VLCD en pacientes con obe- gina inestable.
sidad leve puede conllevar una pérdida de Enfermedades asociadas a estados hiperca-
masa magra desproporcionadamente elevada y tabólicos o de deplección proteica severa, tales
mayores riesgos para la salud. como infecciones crónicas, endocarditis, osteo-
El uso de las VLCD puede estar especial- mielitis, tuberculosis, síndrome de Cushing.
mente indicado en las circunstancias siguien- cáncer, etc.
tes: en obesos en los que predomine la distri- Insuficiencia renal avanzada ya que impedi-
bución de la grasa abdómino-troncular (ya ría un adecuado balance electrolítico y la ex-
que, como se comenta en otro capítulo de este creción adecuada del nitrógeno movilizado.
192 LA OBESIDAD
guir este objetivo, aunque pueden necesitarse Además, tras la fase de realimentación y de
para asegurarlo cantidades mayores (de 1.2 a mantenimiento ponderal, la tasa metabólica
1.4 g/kg de peso ideal/día) ( l 8 ) . Sin embargo, en reposo se mantiene normal si se ajusta con
no todos los trabajos muestran resultados igua- las pérdidas de masa magra (53). Para algunos
les y así, en la revisión de la literatura realizada autores (53, 59) las dietas de restricción calórica
por Gelfand y Hendler (57), se observa cómo en moderada pueden ser metabólicamente más
algunos trabajos en los que se suministran in- idóneas que las VLCD debido a que produci-
gestas proteicas de 100 g/día se producen ba- rían mayor pérdida energética en relación al
lances nitrogenados negativos después de tres o déficit calórico impuesto.
más semanas de la dieta y. por el contrario, en Diversos trabajos en la literatura han suge-
otros trabajos se consigue el equilibrio nitro- rido la posibilidad de que continuas variacio-
genado con ingestas entre 65 y 90 g de proteí- nes de peso (pérdida de peso tras los periodos
na/día. Para estos autores el aporte de proteí- de VLCD y su recuperación tras el abandono
nas en las VLCD puede modular la degrada- de la dieta), «efecto Yo-Yo», provocaría un
ción proteica pero no cambiar la composición cambio en la composición corporal. Así, en el
de los componentes corporales que se pierden periodo de VLCD se perdería masa grasa y
con la reducción ponderal. Así como la masa masa magra, pero con la ganancia de peso se
magra aumenta con la obesidad, es lógico pen- ganaría principalmente masa grasa. De esta
sar que también debe disminuir con la pérdida forma, en las subsecuentes pérdidas y ganan-
de peso. Foster el al. ( 5 6 ) no encuentran dife- cias de peso, se perdería progresivamente masa
rencias significativas en los cambios en la masa magra. Esto tendría, además, otras consecuen-
magra entre tres tipos de VLCD de distinto cias negativas que perpetuarían el ciclo del
contenido calórico que contenían 70 vs. 90 g «efecto Yo-Yo», ya que disminuiría la tasa
de proteínas. Por tanto, concluyen que, dando metabólica en reposo (cuyo componente prin-
un mínimo de 70 g de proteínas/día, los cam- cipal depende de la masa magra) y favorecería,
bios en la masa magra estarían determinados por tanto, una ganancia de peso ulterior tras la
por la magnitud de la pérdida de peso y el BMI realimentación y una resistencia mayor a pos-
del que parten inicialmente. más que por la in- teriores pérdidas de peso (40). Sin embargo, estas
gesta proteica. Además, hay que tener en cuenta teorías han sido contestadas recientemente por
que los cambios observados en los distintos Prentice el al. (60) que. tanto en trabajos ex-
trabajos sobre la composición corporal pueden perimentales con modelos animales y huma-
variar según el método usado en la evaluación nos, así como del estudio de una población ru-
de la masa magra (58). ral africana sometida por el efecto del hambre
Cuando se somete a un individuo a una die- estacional a continuas variaciones de peso,
ta hipocalórica la tasa metabólica en reposo concluye que las variaciones cíclicas de peso
disminuye y esto ocurre tanto en las dietas de no provocan alteraciones permanentes en la
restricción calórica moderada como severa composición corporal. De igual forma Wad-
(57, 58)
. Este evento es una adaptación del or- den el al. (61). en un estudio en 50 obesas, con-
ganismo como mecanismo de supervivencia, cluyen que el efecto en el tiempo de una his-
que explica en parte la disminución de la pér- toria marcada de variación ponderal cíclica
dida de peso del sujeto obeso sometido a una comparado con una de leves variaciones, tam-
dieta. La caída en la tasa metabólica es mayor, poco disminuye la tasa metabólica en reposo.
en proporción, que la disminución ponderal. Por tanto, según este estudio, se puede con-
Así, durante la restricción calórica la tasa me- cluir que aquellas personas que presentan his-
tabólica disminuye aproximadamente un 15 toria repetida de pérdidas y ganancias de peso
por 100 en tres semanas mientras que el peso podrán perder peso de nuevo con la misma fa-
lo hace en un 7 por 100. Cuando la restricción cilidad que otros obesos que no tengan dicha
calórica se mantiene durante cinco a seis se- historia. Sin embargo, hay que recordar que las
manas, esta diferencia entre la disminución de variaciones cíclicas en el peso se han asociado
la tasa metabólica y la del peso desaparece (40). con mayor mortalidad cardiovascular (ver
TRATAMIENTO DIETÉTICO 195
postscriptum del capítulo dedicado a la obesi- aconsejable utilizar dietas de muy bajo conte-
dad como factores de riesgo). nido calórico con contenido energético cerca-
El escaso aporte de hidratos de carbono pro- no a las 800 kcal.
voca un incremento en la oxidación de las gra-
sas y el aumento secundario de los cuerpos ce-
tónicos. Además se favorece la glucogenolisis y Efecto de las VLCD sobre las
la neoglucogénesis a partir de los aminoácidos, enfermedades asociadas
a la vez que disminuye la reabsorción de sodio
y se facilita la pérdida de electrolitos. Todos es- Los diabéticos tipo II mejoran el control du-
tos cambios explican el aumento en la diuresis rante la primera semana de tratamiento. Al-
y la rápida pérdida de peso observada en las gunos autores han observado incluso una me-
VLCD durante la primera semana (40). Los joría del control glucémico a largo plazo (un
productos comerciales disponibles proveen en- año) con respecto al control tras la instaura-
tre 50 y 60 g de hidratos de carbono con el ob- ción de una dieta de restricción calórica mo-
jetivo de disminuir al máximo la pérdida pro- derada, incluso tras la recuperación parcial del
teica (disminuyendo la neoglucogénesis), evi- peso perdido inicialmente (64).
tando la depleción de electrolitos y la En obesos hipertensos también se ha com-
formación exagerada de ácido úrico y. a la vez, probado la disminución de los niveles de pre-
produciendo únicamente una moderada ceto- sión sistólica y diastólica. En algunos casos es
sis. Diversos autores implican el posible papel necesaria la supresión o disminución de la me-
de la cetosis como causa de la anorexia asocia- dicación. Para algunos autores el mecanismo
da a las VLCD; sin embargo, Rosen el al. no implicado sería la rápida reducción en el peso
encuentran relación entre los niveles de cuer- acompañado de una importante excreción de
pos cetónicos y la sensación de hambre durante electrolitos y agua (40). Sin embargo, en mu-
la VLCD (61). Foster el al. ( 5 6 ) compararon chos pacientes pequeñas disminuciones en el
recientemente el efecto de tres tipos de dietas peso corporal, incluso sin alcanzar el peso
de muy bajo contenido calórico (800 vs. 600 ideal, reducen los niveles de presión arterial a
vs. 420 kcal) y no encontraron diferencias sig- la normalidad. Para Eliahau el al. (65) el meca-
nificativas en la sensación de hambre ni rela- nismo implicado podría depender de los cam-
ción con los niveles de cuerpos cetónicos. Con- bios metabólicos secundarios a la propia dis-
cluyen que por debajo de las 800 kcal no existe minución de la ingesta: disminución de la ac-
mayor reducción en la sensación de hambre tividad simpática y variación en los niveles de
aunque la explicación podría ser debida a que noradrenalina e insulina.
en las tres dietas se habría sobrepasado el um- Se ha comunicado también la mejoría del
bral de cetosis necesario para la reducción de síndrome de apnea del sueño tras la instaura-
dicha sensación. ción de VLCD probablemente por un meca-
El contenido energético de las VLCD varía nismo anatómico de aumento del calibre de la
ampliamente según las preparaciones comer- vía aérea (66).
ciales y según los países (62). En el Reino Unido Los niveles de colesterol total disminuyen
el Departamento de Seguridad Social y Salud entre el 5 y el 25 por 100 en las primeras cua-
recomendó un mínimo de 400 kcal/día en las tro-seis semanas, así como el LDLc (38), aun-
VLCD en 1987 (48) . En 1992 el «Michigan que para algunos autores posteriormente se
Task Forcé» recomendaba como ingesta míni- mantienen igual (67). Los triglicéridos también
ma 600 kcal (63). Sin embargo, trabajos recien- disminuyen, por descenso del VLDLc. entre
tes (38, 50) han demostrado que no existen ma- un 15 y un 50 por 100 y se mantienen bajos a
yores ventajas a medio y largo plazo con el uso largo plazo y los niveles de HDLc disminuyen
de VLCD de un contenido energético menor a corto plazo y largo plazo, aunque para otros
de 800 kcal/día, ni en la pérdida ponderal, ni autores aumentan. La concentración de los pa-
en los cambios en la composición corporal o rámetros lipidíeos varía durante las distintas
en la aceptación de la dieta. Por tanto, parece semanas de las VLCD (67).
196 LA OBESIDAD
la patogenia de los fallecimientos. Además hay Las pérdidas medias por semana son de 1,5 a
que tener en cuenta que la obesidad per se se 2 kg en las mujeres y de 2 a 2.5 kg en hom-
asocia a alteraciones electrocardiográficas (75) y bres (59, 68). El que la pérdida ponderal sea mayor
a una incidencia aumentada de muerte súbita. en los hombres se atribuye a que parten de un
En estudios que han comparado el uso de las peso inicial mayor, sin embargo, el porcentaje
VLCDs de «segunda generación» en miles de de pérdida ponderal es similar en ambos
pacientes con respecto a los obesos no someti- sexos. Estos resultados mejoran en gran medi-
dos a dietas, no se ha observado un aumento da los obtenidos por dietas convencionales en
en la mortalidad o incluso ésta es menor (38). los que sólo un 10 por 100 de los pacientes al-
Así el uso de las modernas VLCD es seguro si canzan pérdidas ponderales de 20 kg (56) y un
se administran bajo supervisión médica (68) . 50 por 100 alcanzan una pérdida ponderal de
Actualmente las publicaciones más recien- al menos 9.1 kg en veinte semanas (6).
tes (75) intentan ofrecer una explicación globa- A la hora de valorar estos resultados hay que
lizadora: La obesidad severa conlleva per se la tener en cuenta que están recogidos de estu-
presencia de hipertrofia miocárdica y de alte- dios realizados en grandes centros en los que la
raciones en el EKG, incluyendo incrementos tasa de abandono es pequeña y con individuos
en el QTc. Una pérdida rápida o importante muy motivados y a los que se les realiza un se-
de peso daña al miocardio reduciendo el ta- guimiento muy riguroso. Además muchos tra-
maño de sus fibras. El déficit de electrolitos, bajos no comentan la tasa de abandonos que
proteínas y micronutrientes pueden contribuir puede oscilar entre el 15 y el 30 por 100 (38, 76).
al daño de las fibrillas. Como consecuencia Así la tasa de abandonos podría condicionar
aparece inestabilidad eléctrica debido a altera- peores resultados. Los hallazgos del trabajo de
ciones en la conducción o generación de im- Foster el al. (56) , que encontraron pérdidas
pulsos. Posteriormente diversos estímulos, in- ponderales comparables entre tres VLCD de
cluido el estrés, pueden alterar el tono del sis- diferente contenido calórico (420 vs. 660 vs.
tema nervioso simpático, así como las 800 kcal durante doce semanas), podrían ex-
concentraciones de catecolaminas y precipitar plicarse por la propia forma de administración
arritmias fatales. Esta hipótesis, que no implica de la dieta que facilita la adherencia y por tan-
a un único déficit nutricional como causa de to la pérdida de peso (6).
las alteraciones cardiacas, podría explicar la di-
ficultad en encontrar una causa única que ex-
plique los casos de muerte súbita descritos pre- Efectos de las VLCD sobre la
viamente. pérdida ponderal a largo plazo
acompañado de terapia conductual vs. PSMF Trabajos (81) se han comunicado resultados si-
acompañada de terapia conductual. La pérdi- milares en cuanto al efecto del ejercicio en el
da de peso, al final del periodo de dieta, fue si- mantenimiento de la pérdida ponderal a largo
milar en el grupo de PSMF (13,1 kg) a la con- plazo. Para Phinney se debería desarrollar un
seguida con la dieta de contenido calórico mo- programa gradual de incremento en la activi-
derado (LCD) y terapia conductual (13 kg). La dad física durante la fase de pérdida ponderal
pérdida mayor ocurrió en el grupo de PSMF que debe continuarse posteriormente con el fin
más terapia conductual (16,8 kg). Tras un año de crear un hábito en el sujeto y mejorar los re-
de seguimiento el uso de la terapia conductual sultados de la dieta.
mejoró claramente el mantenimiento de la Otros autores han propuesto el uso de fár-
pérdida ponderal: 4,7 kg, en relación al peso macos (dexfenfluramina) para facilitar el man-
inicial, en el grupo de PSMD sólo; 6,6 kg en el tenimiento de la pérdida ponderal conseguida
grupo de LCD más terapia conductual y con las VLCD a largo plazo con resultados fa-
10.6 kg en el grupo de PSMF y terapia conduc- vorables para Finer el al (82) y sin efecto apa-
tual. Sin embargo, a los cinco años de segui- rente para Andersen el al (90)
miento, los tres grupos habían recuperado e in- En resumen, la dificultad de muchos pacien-
cluso incrementado el peso inicial (+ 1 kg vs. + tes para perder peso cuando son sometidos a
2,7 kg vs. + 2,9 kg). Miura el al. (79) compararon programas de restricción calórica es conocida
el uso de una VLCD frente a una dieta desde hace bastante tiempo, siendo una expe-
convencional y terapia conductual. A largo riencia compartida por todos los clínicos que
plazo (seguimiento de dos años) el grupo que se enfrentan al problema de la obesidad desde
siguió la terapia convencional más conductual la perspectiva terapéutica. En los últimos años
no sólo no recuperó el peso perdido tras la dieta se han desarrollado nuevas aproximaciones
(4,5 kg), sino que incluso disminuyó (5,8 kg de que han mejorado el resultado de los progra-
pérdida con respecto al peso inicial). El grupo mas. Entre ellas la elaboración de dietas mo-
con VLCD recuperó la mitad del peso perdido dificadas, los programas de cambio de com-
tras la dieta. Wing el al. (64) compararon, en portamiento y apoyo social, así como la mayor
diabéticos tipo II, el uso de terapia conductual relevancia del ejercicio, son probablemente los
más dieta convencional vs. VLCD más terapia que han contribuido a esta mejora en los resul-
conductual, y encuentran que al finalizar la tados.
dieta la pérdida ponderal es mayor signifi- No obstante a largo plazo, los éxitos siguen
cativamente en el grupo de VLCD (18.6 kg) siendo escasos. La mayor parte de los estudios
frente al de la dieta convencional (10.1 kg); al comprueban que las VLCD reducen el peso a
cabo de un año las diferencias existen pero no corto plazo de manera importante, siendo el
son significativas (8,6 kg vs. 6,8 kg de déficit). efecto conseguido mayor que el de las dietas
Estos trabajos demuestran que el uso de pro- convencionales. Como se comentó previamen-
gramas de cambios en la conducta alimentaria te, el éxito sobre la pérdida ponderal puede ser
puede mejorar, a largo plazo, los resultados so- debido tanto a la restricción calórica de la dieta
bre el mantenimiento de la pérdida ponderal como a una mayor facilidad para autoregularla
tanto en programas agresivos (VLCD) como por el propio paciente que facilita la mejor
moderados (LCD). adherencia a este tipo de dietas (56).
En el estudio de Sikand el al. (80) en el que Aunque hay pocos estudios que evalúen el
se compararon dos grupos: terapia conductual resultado a largo plazo de las dietas con muy
más VLCD más ejercicio vs, terapia conduc- pocas calorías, la mayoría sugieren que el ín-
tual más VLCD, se observó que no existían di- dice de ganancia de peso al cabo de uno o dos
ferencias significativas respecto a la pérdida años después del tratamiento es muy alto. Al
ponderal en los dos grupos al terminar la dieta igual que ocurría con las dietas convencionales
(21 kg vs 17,5 kg), aunque sí facilitaba el man- y las moderadamente hipocalóricas, el desarro-
tenimiento de la pérdida de peso a los dos años llo paralelo de medidas como programas de
de seguimiento (9,1 kg vs. 0,8 kg). En otros ejercicio, refuerzo periódico del programa y
TRATAMIENTO DIETÉTICO 199
programas específicos sobre la conducta, pue- lado, un éxito relativo, teniendo en cuenta el
den mejorar los resultados de la die- potencial efecto beneficioso de una modesta
ta (34, 35, 64, 78, 79, 80, 85) pérdida de peso, podría ser conseguir reducir el
Este fracaso a largo plazo de las medidas de BMI al menos en 2 puntos. Desde luego la me-
intervención dietética obliga a plantear a la jor medida del resultado de un programa sería
obesidad como un problema crónico, al igual la pérdida de cualquier cantidad de grasa me-
que otras enfermedades, como la diabetes o la dida mediante cualquiera de las técnicas revi-
hipertensión arterial, de las que no se espera sadas por Martín en otro capítulo de este libro.
una curación, sino una mejoría de algunos de Perder el 50 por 100 de la grasa en exceso sería
sus síntomas o de sus complicaciones, sobre un resultado moderado y perder hasta un ran-
todo ahora que sabemos que incluso pérdidas go deseable (27 ± 5 del peso corporal para las
de peso modestas pueden tener un efecto be- mujeres y 18±5 para los hombres) sería un
neficioso sobre la glucemia, la presión arterial éxito completo del programa.
o los lípidos plasmáticos, frecuentemente ele- Los resultados del programa habría que va-
vados en las personas obesas (28, 86). lorarlos también en función de la capacidad
del paciente para mantener lo inicialmente
Criterios para evaluar los conseguido, pues ya hemos visto que cuando
los programas se evalúan a más largo plazo los
resultados de un programa de resultados favorables disminuyen espectacular-
adelgazamiento mente.
Por otro lado, un programa debería ser eva-
La inexistencia de estándares aceptados para luado no sólo por la cantidad de peso perdida,
evaluar los resultados positivos de un progra- sino por la capacidad para controlar algunas
ma de intervención en pacientes obesos, junto de las complicaciones. Así un descenso de la
al reconocimiento de que pequeñas modifica- presión arterial, una desaparición de la tole-
ciones del peso pueden mejorar algunas de las rancia anormal de la glucosa o una disminu-
consecuencias indeseables de la obesidad, ha ción de la HbAlc si el paciente es diabético o
llevado a revisar los criterios de evaluación de de los niveles de lípidos plasmáticos, deberían
los programas de intervención en la obesi- ser tenidos en cuenta en el haber del esfuerzo
dad (87) . Desde luego la evolución del peso es de reducción del peso corporal.
un buen criterio, aunque probablemente sea En los pacientes con problemas respiratorios
más adecuado expresarlo como porcentaje del asociados, la mejora de las crisis de apnea del
exceso de peso, calculado a partir del peso teó- sueño o de los niveles de saturación de la oxi-
rico de las tablas antropométricas poblaciona- hemoglobina o una satisfactoria respuesta en
les, o por los cambios en el índice de masa cor- la autoestima personal y grado de integración
poral («Body Mass Index: BMI), siguiendo las social en aquellos pacientes obesos con proble-
recomendaciones de diferentes conferencias de mas psicosiciales también deberían ser valo-
consenso (88). Un criterio del éxito moderado rados.
de un programa de reducción de peso podría Atkinson (87) ha propuesto una serie de cri-
ser alcanzar un BMI de 27 para personas entre terios para valorar los resultados del tratamien-
20 y 30 años de edad, y un éxito completo se- to de la obesidad y que resumimos en la Ta-
ría reducir el BMI por debajo de 25. Por otro bla 12.13.
200 LA OBESIDAD
1 equivalente = 10 g H. C. 1 equivalente = 10 g H. C.
1 equivalente = 10 g P 1 equivalente = 10 g P
VIl) CARNES: 10 g P B-2:
Tipo C: 2 a 5 g de grasa 40 g: queso Cammembert
50 g caballo - callos - conejo - filete de queso Emmental
buey - filete de ternera - hígado de queso Gruyere
cerdo - perdiz - pollo - ríñones de queso Holanda
cerdo o ternera queso Manchego
Tipo B: 6 a 12 g de grasa 2 porciones quesitos
B-1: Tipo C: más de 13 g de grasa
60 g jamón york 40 g: queso Roquefort
B-2:
50 g butifarra - costillas cordero - costillas
ternera - filete de cerdo - gallina -
lengua de ternera - lomo de ternera -
pierna de cordero
B-3:
35 g jamón serrano Tabla 12.19. ELABORACIÓN DE DIETAS.
Tipo C: 13 a 25 g de grasa (Alimentos ricos en grasas)
C-1:
75 g salchichas 1 equivalente = 10 g de GR
C-2: XI) GRASAS: 1 0 g G R
50 g costilla de cerdo - mortadela - pato -
pierna de cerdo - oca Tipo A:
25 g: nata
VIII) PESCADOS: 10 gP
Tipo B:
Tipo A: 1 a 3 g de grasa 12 g: mantequilla
A-1: manteca de cerdo
100 g almejas - ostras - pulpo mahonesa
A-2: margarina
65 g besugo - calamar - caracoles - con-
margarina vegetal
grio - dorada - gallo - gamba - lan-
gosta - lenguado - mejillones - mer- Tipo C:
luza - percebe - ancas - raya - rape - 10 g: aceite de oliva
rodaballo - vieiras aceite de girasol
Tipo B: 3 a 6 g de grasa aceite de soja
65 g anchoas - angula - arenque - atún - aceite de maíz
bonito - jurel - sardinas
Tipo C: 6 a 8g de grasa
C-1:
65 g angulas - reo - salmón
C-2:
40 g huevos esturión, lompo
IX) HUEVOS: 13 P
2 g de grasa
100g = 2 huevos
X) QUESOS: 10 g P
Tipo A: 1 a 5g de grasa
60 g requesón desnatado
Tipo B: 6 a 12 g de grasa
B-1:
70 g requesón natural
204 LA OBESIDAD
Tabla 12.20. TABLA DE NUEVE MODELOS DE DIETAS DE 1.000 A 3.000 CALORÍAS POR
EQUIVALENTES
DESAYUNO
leche 1* 1* r 1* 1 1 1 1 1
pan 1 1 1,5 2 2 3 2 2 3
alimento proteico 0,5 0,5 0,5 0,75 0,75 0,75
fruta 1,5 1,5 1,5
MEDIA MAÑANA
leche
pan 2,5 2,5 3 3 4 4 4
alimento proteico 0,5 0,5 0,5 0,5 0,75 0,75 0,75
fruta 1,5 1,5
COMIDA
verdura 1 1 1 1 1 1 1 1 1
farináceos 1 2 2 2 2 3 3 3 4
pan 1 1 2 2 2 2 2
alimento proteico 2 2 2 2 2 2 2 2,5 3
fruta 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5
MERIENDA
leche 1*
pan 2,5 3 3 4 4 4
alimento proteico 0,5 0,5 0,5 0,75 0,75 0,75
fruta 1,5 1,5 1,5
CENA
verdura 1 1 1 1 1 1 1 1 1
farináceos 1 2 2 2 2 3 3 3 4
pan 1 1 '2 2 2 2 2
alimento proteico 2 2 2 2 2 2 2 2,5 3
fruta 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5 1,5
ANTES DE ACOSTARSE
leche r 1" 1* 1 1 1 1 1
pan 1 1 2 2 1
alimento proteico
fruta
ACEITE TOTAL DÍA 1 2 2 3 3 4 4 5 5
HIDRATOS DE CARBONO 12 15 19,5 20 25 27 29,5 30,5 33,5
PROTEÍNAS 6 6,5 8 8 9 9 10 11 11
GRASAS 3 4 5 6,5 8 8 9 11 11
TRATAMIENTO DIETÉTICO 205
Tabla 12.21. EJEMPLO DE DIETA ELABORADA CON LAS TABLAS ANTERIORES. 1.500 KCAL
200 g de H. C; 80 g de P; 50 de GR
DESAYUNO 200 c.c. LECHE descremada
-—h 30 g PAN blanco o integral
MEDIA 50 g PAN blanco o integral
MAÑANA 20 g ALIMENTO PROTEICO: atún sin aceite, queso o fiambre, magros.
-—h
COMIDA 300 g VERDURA tipo A: acelgas, apio, berenjenas, brécol, calabaza, champiñones, col, endi-
—h vias, espárragos, espinacas, lechuga, pepinos, pimientos, rábanos, tomates; o 200 g
tipo B: berros, cebolletas, judias verdes, nabos, puerros; o 100g tipo C: alcachofas,
cebolla, coles de bruselas, remolacha, zanahoria.
100 g ALIMENTO PROTEICO; carne magra; pollo sin piel, pechuga de pavo, liebre, caza, co-
nejo, ternera o buey magros; o 130 g de pescado.
120g FARINÁCEOS tipo A: guisantes o habas frescas; o 100 g tipo B: patatas, boniatos; o
40 g tipo C: garbanzos, guisantes, habas, judías, lentejas, o pan blanco o integral, o
patatas chips; o 30 g tipo D: arroz, pastas alimenticias, harina, pan tostado, puré de
patatas comercial, sémola, tapioca.
20 g PAN blanco o integral
300 g FRUTA tipo A: sandía, pomelo, melón; o 150 g tipo B: albaricoques, ciruelas, frambue-
sas, fresas, mandarina, naranja, pina natural; o 120 g tipo C: manzana, melocotón,
pera; o 75 g tipo D: cerezas, chirimoya, plátano, nísperos, uvas.
MERIENDA 200 c.c. LECHE descremada
---- h 300 g FRUTA tipo A; o 150 g tipo B; o 120 g tipo C; o 75 g tipo D.
CENA 300 g VERDURA tipo A; o 200 g tipo B; o 100 g tipo C.
-—h 100 g ALIMENTO PROTEICO; carne magra; o 130 g de pescado o 2 huevos.
120 g FARINÁCEOS tipo A; o 100 g tipo B; o 40 g tipo C; o 30 g tipo D.
20 g PAN blanco o integral
300 g FRUTA tipo A; o 150 g tipo B; o 120 g tipo C; o 75 g tipo D.
ANTES DE 200 ce. LECHE descremada
ACOSTARSE
-—h
ACEITE EN 20 g 2 cucharadas soperas (oliva, girasol, maíz, soja)
TODO EL DÍA
206 LA OBESIDAD
Tabla 12.22. EJEMPLO DE DIETA ELABORADA CON LAS TABLAS ANTERIORES. 2.000 KCAL
255 g de H. C; 89 g de P; 78 g de GR
DESAYUNO 200 ce. LECHE
-—h 40 g PAN blanco o integral
25 g ALIMENTO PROTEICO; atún sin aceite, queso o fiambre, magros.
MEDIA 60 g PAN blanco o integral
MAÑANA 25 g ALIMENTO PROTEICO: atún sin aceite, queso o fiambre, magros.
----h
COMIDA 300 g VERDURA tipo A: acelgas, apio, berenjenas, brécol, calabaza, champiñones, col, endi-
vias, espárragos, espinacas, lechuga, pepinos, pimientos, rábanos, tomates; o 200 g
tipo B: berros, cebolletas, judías verdes, nabos, puerros; o 100g tipo C: alcachofas,
cebolla, coles de Bruselas, remolacha, zanahoria.
100 g ALIMENTO PROTEICO: carne magra, pollo sin piel, pechuga de pavo, liebre, caza co-
nejo, ternera o buey magros; o 130 g de pescado.
120 g FARINÁCEOS tipo A: guisantes o habas frescas; o 100 g tipo B: patatas, boniatos: o
40 g tipo C: garbanzos, guisantes, habas, judías, lentejas, o pan blanco o integral, o
patatas chips; o 30 g tipo D: arroz, pastas alimenticias, harina, pan tostado, puré de
patatas comercial, sémola, tapioca.
40 g PAN blanco o integral
300 g FRUTA tipo A: sandía, pomelo, melón; o 150 g tipo B: albaricoques, ciruelas, frambue-
sas, fresas, mandarina, naranja, pina natural; o 120 g tipo C: manzana, melocotón,
pera; o 75 g tipo D: cerezas, chirimoya, plátano, nísperos, uvas.
MERIENDA 60 g PAN blanco o integral
----h 25 g ALIMENTO PROTEICO: atún sin aceite, queso o fiambre magros.
CENA 300 g VERDURA tipo A; o 200 g tipo B; o 100 g tipo C.
100 g ALIMENTO PROTEICO: carne magra; o 130 g de pescado; o 2 huevos.
120 g FARINÁCEOS tipo A; o 100 g tipo B; o 40 g tipo C; o 30 g tipo D.
40 g PAN blanco o integral
300 g FRUTA tipo A; o 150 g tipo B; o 120 g tipo C; o 75 g tipo D.
ANTES DE 200 ce LECHE
ACOSTARSE
----h
ACEITE EN 30 g = 3 cucharadas soperas (oliva, girasol, maíz, soja)
TODO EL DÍA
TRATAMIENTO DIETÉTICO 207
Tabla 12.23. EJEMPLO DE DIETA ELABORADA CON LAS TABLAS ANTERIORES. 2.500 KCAL
315 g de H.C.; 99 g de P; 93 g de GR
DESAYUNO 200 c.c LECHE
----h 40 g PAN blanco o integral
300 g FRUTA tipo A: sandía, pomelo, melón; o 150 g tipo B: albaricoques, ciruelas, frambue-
sas, fresas, mandarina, naranja, pina natural; o 120 g tipo C: manzana, melocotón,
pera; o 75 g tipo D: cerezas, chirimoya, plátano, nísperos, uvas.
25 g ALIMENTO PROTEICO: atún sin aceite, queso o fiambre, magros.
MEDIA 80 g PAN blanco o integral
MAÑANA 35 g ALIMENTO PROTEICO: atún sin aceite, queso o fiambre, magros.
--- h
COMIDA 300 g VERDURA tipo A: acelgas, apio, berenjenas, brécol, calabaza, champiñones, col, endi-
vias, espárragos, espinacas, lechuga, pepinos, pimientos, rábanos, tomates; o 200 g
tipo B: berros, cebolletas, judías verdes, nabos, puerros; o 100g tipo C: alcachofas,
cebolla, coles de Bruselas, remolacha, zanahoria.
100 g ALIMENTO PROTEICO: carne magra, pollo sin piel, pechuga de pavo, liebre, caza co-
nejo, ternera o buey magros; o 130 g de pescado.
180 g FARINÁCEOS tipo A: guisantes o habas frescas; o 150 g tipo B: patatas, boniatos; o
60 g tipo C: garbanzos, guisantes, habas, judías, lentejas, o pan blanco o integral, o
patatas chips; o 145 g tipo D: arroz, pastas alimenticias, harina, pan tostado, puré de
patatas comercial, sémola, tapioca.
40 g PAN blanco o integral
300 g FRUTA tipo A; o 150 g tipo B; o 60 g tipo C; o 45 g tipo D.
MERIENDA 60 g PAN blanco o integral
----h 35 g ALIMENTO PROTEICO: atún sin aceite, queso o fiambre magros.
CENA 300 g VERDURA tipo A; o 200 g tipo B; o 100 g tipo C.
----h 100 g ALIMENTO PROTEICO: carne magra; o 130 g pescado; o 2 huevos.
180 g FARINÁCEOS tipo A; o 150 g tipo B; o 60 g tipo C; o 45 g tipo D.
40 g PAN blanco o integral
300 g FRUTA tipo A; o 150 g tipo B; o 120 g tipo C; o 75 g tipo D.
ANTES DE 300 cc.
ACOSTARSE 20 g
----h
ACEITE EN 40 g 4 = cucharadas soperas (oliva, girasol, maíz, soja).
TODO EL DÍA
208 LA OBESIDAD
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Conocer el gasto metabólico basal de los pacientes obesos es del mayor interés. Las ecuaciones de
predicción generalmente están calculadas a partir de sujetos normales, corregidas por la edad y el sexo.
Sin embargo, como ha sido comentado en el capítulo dedicado a la termogénesis, las personas obesas
poseen no sólo una mayor cantidad de grasa corporal, sino también de masa libre de grasa que es uno de
ios principales componentes de la tasa metabólica basal. Si tenemos en cuenta que, como ha sido repeti-
damente comentado en diferentes capítulos del libro, los pacientes obesos tienden a subestimar la ingesta
alimentaria y sobreestimar la actividad física, un error en la estimación de la tasa metabólica basal intro-
duciría aún mayores imprecisiones en el cálculo total de la energía necesaria para poder llevar a cabo un
balance negativo de energía.
En abril de 1994, Recasens ef al. (89) han publicado unas ecuaciones de predicción del gasto energético
en pacientes con obesidad mórbida, calculadas a partir de un análisis multivariante en el que se han incluido
como variables independientes la masa libre de grasa y la masa grasa, calculadas mediante técnicas de
impedancia eléctrica y como variable dependiente el gasto energético basal calculado mediante calorimetría
indirecta. Las ecuaciones de Recasens ef al. se resumen a continuación:
El gran volumen de datos que el profesional to, es capaz de encontrar la solución, requi-
dedicado a la Nutrición, tanto médico como riendo el esfuerzo de pruebas y ensayos que
dietista, tiene que manejar, hace conveniente pudieran ser estériles, de forma limitada y se-
el aprovechamiento de las nuevas tecnologías lectiva y en mínimo porcentaje, a diferencia de
si se quieren satisfacer las demandas impuestas otros agentes que «no entiendan» del tema y
por el nuevo ritmo social. que precisarían practicarlas de forma exhaus-
Contar con la capacidad de ofrecer a los pa- tiva y en mayor período de tiempo.
cientes un servicio de alto grado de eficacia y Es posible utilizar en una Unidad de Nutri-
calidad, en el momento en el que éste es reque- ción un sistema que aporte los beneficios de la
rido y no después, es una muestra más de la informática convencional, sumados a los de la
operatividad y eficiencia de un sistema. informática avanzada. En la primera, según el
Hoy en día es posible, además, contar con el esquema de Lovelace, ninguna máquina puede
apoyo de una herramienta que sirva de guía en realizar un trabajo para el que no está progra-
la toma de decisiones para profesionales en mada, ya que en la informática clásica han de
formación, y que, a su vez, brinde en el mo- suministrarse al ordenador todos y cada uno
mento preciso la información necesaria para de los procedimientos. En la segunda, los ob-
poder pautar un tratamiento en tiempo real. jetos no son los datos, sino los conocimientos,
Un «sistema experto» es aquel que incorpora las ideas. En el primer caso los procesos son
conocimiento sobre una materia en forma determinísticos; en el segundo, heurísticos, es
manejable por el ordenador y, a la vez, los pro- decir, los programas son el razonamiento.
cedimientos generales para encontrar respues- Por ello es interesante que el sistema, utili-
ta dentro de esa representación a las cuestiones zando técnicas de informática clásica, sea ca-
planteadas sobre un determinado asunto. En el paz de contener y proporcionar todos los datos
campo de la informática un «sistema experto» que en un momento determinado puedan ser
es aquel que se ocupa de que los ordenadores requeridos en el diagnóstico y la valoración del
hagan tareas inteligentes, tales como jugar al estado nutricional, o de confeccionar una pau-
ajedrez, diagnosticar una enfermedad o encon- ta dietética individualizada y específica para
trar el tratamiento idóneo para ella. cada tipo de enfermo con sus peculiaridades.
En general, un sistema es considerado inte- Se pretende no solo que el ordenador nos dé la
ligente en un tema cuando razona lógicamente información, sino que nos ayude a analizarla y
o incorpora conocimientos sobre él, de forma a clasificarla, lo cual supone un salto de la in-
que, al planteársele un problema de ese ámbi- formación al conocimiento.
213
214 LA OBESIDAD
El sistema debe ser interactivo, presentar so- La información obtenida a través de la en-
luciones en tiempo real y tener capacidad de cuesta dietética es esencial tanto para poner al
interconectabilidad con otros centros, desde médico en guardia ante posibles carencias,
los cuales puede consultarse bien por vía RTC, anomalías o incluso perversiones en los hábi-
módem, bien mediante red Iberpac X-25. tos, como para realizar una orientación del tra-
Un sistema tal es complejo y precisa de la tamiento, ajustándolo al máximo posible a las
concatenación de varios subsistemas, cada uno peculiaridades y posibilidades reales del enfer-
de los cuales ha de simular una de las funcio- mo: horarios, apetencias, preferencias, hacien-
nes llevadas a cabo, tanto por el médico que do énfasis en los puntos más conflictivos para
diagnostica y trata a un paciente obeso, como una reeducación de sus hábitos nutricionales.
por el dietista. Describiremos aquí los subsis- Esto último es uno de los objetivos fundamen-
temas sustanciales empleados en esta pato- tales que se tratan conseguir.
logía. Este subsistema, una vez introducidos en él
los datos de la encuesta nutricional del pacien-
te, nos informará sobre aspectos como ingesta
SUBSISTEMA PARA LA energética en un período determinado de tiem-
CALIBRACIÓN DE ENCUESTAS po, proporcionando principios inmediatos,
DIETÉTICAS aporte de ácidos grasos y sus tipos, carbohidra-
tos simples y complejos, minerales, vitaminas,
Se emplea para realizar la anamnesis nutri- fibra, perfil de aminoácidos de la dieta u otros
cional del paciente, así como para procesar que pudieran ser requeridos.
esta información recabada. Con la ayuda de Los resultados puedan ser comparados por
esta herramienta, se recoge la información so- el sistema tal como suele hacerlo el médico es-
bre la ingesta de alimentos en un número va- pecialista en nutrición con los valores de las
riable de días, obteniéndose el resultado de la RDAs, evidenciando así la idoneidad de la die-
encuesta. También puede emplearse para ha- ta seguida por el enfermo.
cer estudios en grandes volúmenes de pobla-
ción, arrojando los valores medios de nutrien-
tes ingeridos por el total de individuos. En las SUBSISTEMA PARA EL ESTUDIO
encuestas de tipo epidemiológico se realiza la DEL ESTADO NUTRICIONAL
toma de datos en un gran número de pobla-
ción. En la encuenta que ha de realizarse para Es necesario recabar información sobre la
el tratamiento de la obesidad, lo que se preten- historia dietética y social del paciente, capaci-
de hacer es un seguimiento del paciente, por lo dad para alimentarse, problemas de mastica-
que para cada paciente se efectúan varias to- ción, deglución u otros que dificulten la ali-
mas de datos a fin de observar la evolución de mentación por vía oral. Evaluación clínica,
la ingesta a lo largo del tiempo. signos físicos, antropometría y parámetros
Para el especialista en nutrición es funda- analíticos.
mental conocer con exactitud y en el momento Un adecuado estudio antropométrico, ade-
preciso la ingesta de su paciente, y el sistema ha más de proporcionar información puntual,
de facilitar las labores de cálculo y manejo de mostrará la evolución del paciente y su res-
esta información. Ambas tareas son com- puesta al tratamiento.
plejas, debido a la elevadísima cantidad de pa- Los parámetros a considerar en el adulto se-
rámetros a tener en cuenta, y a lo extenso de la rán: edad, sexo, peso, altura, complexión cor-
información disponible. Un alimento puede poral, circunferencia de la masa muscular en
tener cientos de nutrientes; cientos de alimen- la porción media del brazo, grosor del pliegue
tos pueden constituir un plato; existen miles cutáneo tricipital, grosor del pliegue cutáneo
de platos que pueden constituir un menú, e in- braquial, grosor del pliegue cutáneo subesca-
numerables menús pueden entrar a formar pular, pliegue de la cresta iliaca, circunferen-
parte de una dieta. cias de cintura y cadera. Aunque no sean obli-
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 215
gatorios para el diagnóstico y tratamiento de la rísticas de cada uno de los alimentos; platos
obesidad, es necesario considerar todos estos con sus alimentos y nutrientes, y característi-
parámetros. cas de éstos; menús; dietas, y otros, tales como
El sistema acepta y procesa los datos, com- pérdidas de nutrientes debidos a la manipula-
parándolos con los valores que serían norma- ción dietética, medidas culinarias o adjudica-
les para las características de cada paciente. ción de platos a sus tomas correspondientes.
El sistema calcula el BMI (índice de Quete-
let) interpretando el resultado, así como el ín-
dice cintura/cadera; valora los resultados de la MÓDULO INTEGRADOR DE
medición de los pliegues y calcula, aplicando CONDICIONES Y DE ASIGNACIÓN DE
la fórmula de Harris-Benedict, el Gasto Ener- TRATAMIENTOS
gético Basal y el GE en reposo, teniendo en
cuenta los factores de actividad física y los fac- Con todos los datos descritos, este módulo
tores de agresión, si éstos existieran. realizará un análisis global, considerando las
posibles interrelaciones, restricciones o incom-
patibilidades. Efectúa un juicio clínico solici-
SUBSISTEMA DE DIAGNÓSTICO tando pruebas analíticas, y propone un diag-
DE LA OBESIDAD nóstico con unas alternativas de tratamiento.
Existe un módulo que, utilizando además
Es una herramienta de apoyo para el diag- un sistema de reglas proporcionadas por los
nóstico de la obesidad como patología. expertos, puede proceder a la determinación
El sistema contiene una serie de datos enla- automática de tratamientos dietéticos, tanto a
zados con un sistema de reglas proporcionadas partir de un diagnóstico suministrado por el
por expertos en Nutrición, que son capaces de propio sistema, como a partir de las pautas
proporcionar conclusiones a la información predeterminadas por el usuario.
obtenida, y que, procesando los datos inicial- El sistema contiene las pautas generales
mente introducidos sobre el paciente obeso y aceptadas como válidas para llevar a cabo una
de forma interactiva con el médico, va solici- correcta alimentación, cantidades mínimas de
tando de éste una serie de parámetros e infor- determinados nutrientes, normas en cuanto a
maciones orientadas a efectuar un diagnóstico combinación de alimentos, reparto de la inges-
diferencial en cuanto a posibles causas de la ta a lo largo del día, alimentos aconsejables,
obesidad: hipotalámica, genética, secundaria a frecuencia deseable en una dieta equilibrada;
fármacos, por alteraciones psíquicas, etc. A su normas en cuanto a reparto de alimentos en
vez, indagará sobre patologías asociadas a la las diferentes ingestas diarias, y toda una serie
enfermedad, tales como hipertensión, diabetes de conocimientos que, imperceptiblemente,
y dislipemias. utiliza quien ha de pautar y materializar un
tratamiento dietético.
De una forma sencilla y abreviada, mostra-
SUBSISTEMA DE CALIBRACIÓN remos algunos aspectos del proceso que se
debe seguir con un paciente aquejado de obe-
MANUAL DE PLATOS, MENÚS Y sidad que acude a la consulta.
DIETAS Inicialmente, se procede a la filiación del en-
fermo, introduciéndose en el sistema los datos
Este sistema es utilizado para la calibración requeridos por éste (opción 2 del menú general
manual personalizada de dietas. Se alimenta de la aplicación) y teniendo en cuenta que és-
de los datos de los ficheros correspondientes: tos serán archivados pudiendo, posteriormen-
nutrientes/no nutrientes, con sus clasificacio- te, proceder a la búsqueda desde cualquiera de
nes correspondientes; composición y caracte- los datos considerados como claves.
216 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 217
218 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 219
220 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 221
El siguiente paso a seguir será realizar la Antropometría del paciente. Estos datos serán tam-
bién almacenados y procesados, suministrando más información al especialista. La fecha de
toma de las medidas es imprescindible para poder realizar estudios comparativos y valoraciones.
222 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 223
Si el paciente tiene analítica previa a la consulta, podrán aportarse estos datos al Sistema. Esto
no excluye consultas posteriores al módulo, para una mejor orientación y tratamiento del pro-
blema; el Sistema puede entonces solicitar nuevos datos y pruebas que habrán de llevarse a cabo,
para los diagnósticos diferencial y final de su obesidad.
Mostramos a continuación un pequeño ejemplo de algunas de las preguntas que puede reali-
zar el sistema para llegar a una conclusión diagnóstica.
224 LA OBESIDAD
CARACTERÍSTICAS DE LA DIETA
NORMAL
La pauta del tratamiento dietético podrá ser controlada directamente y confeccionada según
el criterio del médico.
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 229
230 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 231
232 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 233
O bien será proporcionada directamente por el sistema atendiendo a toda la información ofer-
tada.
234 LA OBESIDAD
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 235
236 LA OBESIDAD
Aporte medio:
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 237
238 LA OBESIDAD
Dieta aporte:
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 239
240 LA OBESIDAD
MENÚ 1 MENÚ 9
ACELGAS COCIDAS CON PATATAS Y ZANAHORIA/180 SOPA DE AJO/138 KC
KC MERLUZA A LA PLANCHA/108 KC
JAMÓN YORK CON RODAJAS DE TOMATE/74 KC FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/58
FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/39 KC
KC
MENÚ 2 MENÚ 10
ESPÁRRAGOS AL GRATÉN/8 5 KC
ALCACHOFAS HERVIDAS CON PATATAS/145 KC
PESCADILLA CON GAMBAS/91 KC MERLUZA EN SALSA VERDE/94 KC
HELADO DE NARANJA/77 KC PAN
FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/78
KC TOSTADO/30 KC
QUESITO (1) DESNATADO/25 KC
MENÚ 11
MENÚ 3
ARROZ AL HORNO CON BACALAO Y GARBANZOS/232 KC
CALDO DE AVE DESGRASADO
QUESITO (l)/50 KC
HUEVOS RELLENOS DE ATÚN/176 KC
FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/78
KC MENÚ 12
QUESITO (2) DESNATADO/50 KC
CALDO VEGETAL DESGRASADO
MENÚ 4 POLLO AL VINO TINTO/213 KC
FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/39
CALDO DE AVE DESGRASADO
KC
LUBINA AL ROMERO/196 KC
PAN INTEGRAL/54 KC
FRUTA: NARANJA/MANZANA/PERA/MANDARINA/78
KC
QUESITO (1) DESNATADO/25 KC
MENÚ 5
HOSPITAL RAMÓN Y CAJAL NUTRICIÓN Y DIETÉTICA - Incorporar el tomate triturado al natural y rehogar
unos minutos.
*** SISTEMA INFORMÁTICO PENÉLOPE ***FECHA: 17/04/93
- Añadir el arroz y los garbanzos cocidos al natural en
Director: DRA. P. SORIA VALLE vasados y mezclar bien con el contenido de la cazue-
Dietista: JUANA ESTEBAN la.
Jefe de unidad: DRA. A. SASTRE - Machacar en el mortero el ajo con 2 hebras de aza-
frán y un poco de caldo de ave desgrasado caliente
Paciente: LIBRO DE DIETAS y verter sobre el arroz.
Diagnóstico: 1000 KCAL. - Mojar con caldo de ave desgrasado hirviendo (doble
REPARTO 25/0/30/10/30/0
cantidad que de arroz y un máximo de 2 di) y condi-
****** LAS RECETAS ****** mentar con sal y pimentón.
- Hervir unos minutos sobre el fuego y meter en horno
caliente durante 15 minutos aproximadamente.
ACELGAS COCIDAS CON PATATAS Y - Presentación: en la misma cazuela, una vez sacada
ZANAHORIA/180 KC del horno.
Ingredientes:
200 gramos de acelgas; 50 gramos de patata; 50 gra-
mos de zanahoria, sal, 10 mi de aceite de oliva. CAFÉ CON LECHE DESNATADA
- Limpiar y lavar bien las acelgas, picarlas. S/AZÚCAR/35 KC
- Pelar y partir en trozos las patatas y las zanahorias. Ingredientes:
- Poner a hervir agua en una cacerola, poner las ver- 100 ml. de café líquido; 100 ml. de leche desnatada.
duras, salar y dejar cocer hasta que las verduras es-
tén blandas.
- Aliñar con el aceite recomendado, vinagre o limón.
CALDO DE AVE DESGRASADO
Consejos:
Ingredientes:
- En caso de problemas de masticación o de deglución 1 kg de gallina; 1 caparazón de pollo; 1 hueso de ter-
pasar por la turmix. nera (babilla); 50 g de cebolla; 100 g de zanahoria;
100 g de puerros; 1 ramita de apio; 1 ramita de perejil;
sal; 3 litros de agua; 3 hebras de azafrán (optativo).
ALCACHOFAS HERVIDAS Elaboración:
CON PATATAS/145 KC - Lavar la gallina, retirar la piel y la grasa y limpiar los
menudillos.
Ingredientes:
- Pelar las verduras y partir en trozos regulares.
200 gramos de alcachofas; 50 gramos de patata; sal.
- Lavar el hueso y blanquear 10 minutos en agua hir-
10 mi aceite de oliva.
viendo.
- Limpiar bien y partir las alcachofas.
- Poner en una marmita la gallina, menudillos, capara-
- Pelar y partir las patatas en trozos.
zón y el hueso frió.
- Poner a hervir agua, añadir las alcachofas y las pa-
- Echar el agua fría y llevar a ebullición.
tatas, salar y dejar cocer hasta que la alcachofa este
- Cuando empiece a hervir, desespumar la superficie y
blanda.
añadir las verduras.
- Aliñar con el aceite recomendado, vinagre o limón.
- Dejar cocer suave y regularmente durante hora y
media; desespumar siempre que sea necesario para
obtener un caldo limpio y añadir agua fría para que el
ARROZ AL HORNO CON BACALAO caldo cubra siempre los ingredientes.
Y GARBANZOS/232 KC - Condimentar con sal y, si se quiere, con unas hebras
de azafrán machacado en el mortero.
Ingredientes:
- Cuando esté hecho, colar o pasar por la estameña.
30 g de arroz; 20 g de garbanzos en crudo; 30 g de to-
- Dejar enfriar para eliminar la grasa, volver a colar y
mate triturado al natural; 1 diente de ajo; 5 mi de aceite
rectificar de sal.
de oliva; 2 hebras de azafrán; 40 g de bacalao desala-
do; 2 di de caldo de ave desgrasado; pimentón; sal.
- Calentar el aceite en una cazuela refractaria y dorar Consejos:
ligeramente 1 diente de ajo; retirar y poner en el mor-
tero. - De esta receta sale 1 y 1/2 litro de caldo.
- Agregar a la cazuela el bacalao desmenuzado y dar- - Puede hacerse con pollo en lugar de gallina.
le unas vueltas sobre calor suave. - Conservar el caldo en frigorífico.
LA INFORMÁTICA AL SERVICIO DEL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD 243
Ingredientes: Consejos:
Leche evaporada, 100 g; zumo de naranja, 30 g; ralla-
dura naranja, 10 g; azúcar glace, 30 g; kiwi, 50 g; En lugar de estas verduras se pueden poner: escarola,
zumo de naranja, 10 g. Elaboración: remolacha, espárragos, pepino, etc., respetando las
- Enfriar la leche y batir con la ralladura hasta que se cantidades.
triplique el volumen.
- Incorporar el zumo y el azúcar y mezclar bien.
- Echar el preparado en un molde (de rosca o rectan- JAMÓN YORK CON RODAJAS DE TOMATE/74 KC
gular) forrado con papel film de cocina y meter en el
congelador un mínimo de 4 horas. Ingredientes:
- Triturar el kiwi con 10 g de zumo de naranja para ha- 50 g de jamón york; 100 g de tomate.
Elaboración:
cer la salsa.
Presentación: en fuente de postre según la forma del - Poner el jamón york en un plato acompañado con el
molde con la salsa de kiwi aparte. tomate en rodajas.
- Regar con un poco de caldo durante la cocción para - A partir de este momento hay que empezar a mover
que se mantenga jugosa. la cazuela, siempre sin retirar del fuego, continua
- Presentación: en la misma fuente, decorada con ro- mente con movimiento de vaivén, haciendo que se
mero picado y guarnecida con las patatas hervidas. integre la sustancia blanquecina con lo que se des-
prende del ajo en el aceite, dando el espesor y sabor
MACEDONIA/40 KC característico de esta salsa, un color blanquecino
que indica que ya está cocida.
Ingredientes: - Presentación: en la misma cazuela, recién hecha.
10 g de plátanos: 30 g de naranjas: 50 g de manzanas;
10 g de fresas; 10 g de cerezas; 20 g de peras; 20 g
PAN CON ACEITE DE OLIVA/103 KC
de melocotones; 6 pastillas de sacarina; agua.
Elaboración: 25 g de pan, tostado, con 5 mi de aceite de oliva.
- Las frutas se pelan y se parten en trozos del mismo Se puede untar ligeramente con ajo.
tamaño.
- A las fresas se les quita el rabo y se ponen enteras;
PAN DE MOLDE C/MANTEQ/MERMELADA SIN
lo mismo se hace con las cerezas.
AZÚCAR/120 KC
- Se mezclan todas en un recipiente.
- Rociar con un almíbar. Se le puede añadir un poco Ingredientes:
de ron o kirch. 1 Rebanada de pan de molde con 8 g de mantequilla y
- Se dejan macerar en el frigorífico durante una hora 1 cucharada de mermelada sin azúcar.
aproximadamente.
- También se puede añadir, si se quiere, sumo de li- PAN INTEGRAL/54 KC
món o de naranja.
- Presentación: en fuente honda de cristal, porcelana, - 25 g de pan integral.
loza, etc.
PAN TOSTADO/30 KC
Consejos:
10 g de pan tostado.
- Se pueden poner las frutas que se quiera: melón,
sandía, ciruelas. PATATAS CON TRIGUEROS/186 KC
Ingredientes:
MERLUZA A LA PLANCHA/108 KC 100 g de patatas; 200 g de espárragos trigueros; 1/2
Ingredientes: diente de ajo; 20 g de pan; vinagre; perejil; 5 g de acei-
150 g de merluza; 1 diente de ajo; una cucharadita de te de oliva; sal. Elaboración:
perejil fresco; un poco de zumo de limón; sal; 5 ml de - Limpiar los espárragos trigueros quitándoles el ex-
aceite de oliva. tremo fibroso y troceando el resto no demasiado pe-
- Limpiar y lavar bien la merluza, poner en un bol con queño.
un poco de zumo de limón, ajo picado, perejil y sal. - Ponerlos en una cazuela que cierre bien a cocer con
Dejar macerar unos 10 minutos. agua que los cubra y un poco de sal.
- Poner en la plancha caliente con el aceite recomen - En el transcurso de la cocción, si es necesario, aña-
dado. dir agua.
- Cuando estén tiernos, añadir en la misma cazuela las
patatas peladas y partidas a ruedas finas, poner una
MERLUZA EN SALSA VERDE/94 KC cucharadita de perejil fresco picado.
Ingredientes: - En un poquito de aceite, freír medio diente de ajo y
100 g de merluza en una rodaja; 5 mi de aceite de oli- una vez retirado el pan.
va; 1 cucharada de perejil fresco; 1 poquito de guindilla - Poner el pan y el ajo en el mortero y majarlo bien.
(optativo); sal; 1 diente de ajo. - Añadir al mortero un chorrito de vinagre.
- En una cazuela de barro calentar a fuego suave el - Incorporar este majado al guiso de las patatas y de-
aceite con 1 diente de ajo picado. jarlo cocer todo junto un rato.
- Cuando el ajo empieza a tomar un color rubio suave - Rectificar de sal.
y flota en el aceite, retirar la cazuela del fuego. - Dejar reposar antes de servir.
- Poner la rodaja de merluza y espolvorear con perejil
fresco picado, sal y un poquito de guindilla (optativo).
- Volver a poner la cazuela sobre fuego suave. PESCADILLA CON GAMBAS/91 KC
- Poco tiempo después de estar sobre el fuego, la ro- Ingredientes:
daja comenzará a soltar un líquido blanquecino. 100 g de pescadilla; 5 mi de vino blanco seco; 20 g de
246 LA OBESIDAD
gambas congeladas y peladas; 30 g de champiñón de tado (del día anterior); 1/2 diente de ajo pelado; 1/2 cu-
lata fileteado; 1 cucharadita de aceite; 1 gajo de limón; charadita de pimentón; 5 mi de aceite de oliva; sal.
pimienta; sal. Elaboración:
- Colocar en una fuente refractaria la pescadilla limpia - Calentar el aceite en una cazuelita refractaria y dorar
y salpimentada, con las gambas y el champiñón. el 1/3 diente de ajo entero.
- Regar con el vino blanco seco y el aceite y meter al - Incorporar el pan cortado en rebanaditas finas y re-
horno tapada durante unos 15 minutos aproximada hogar unos minutos.
mente, con calor fuerte. - Espolvorear con el pimentón, separando la cazuelita
- Presentación: en la misma cazuela recién sacada del del calor.
horno y guarnecida con 1 gajo de limón. - Añadir el caldo hirviendo y mantener la cocción sua-
ve 15 minutos.
Consejos: - Condimentar con sal y retirar el ajo.
- Dejar reposar tapada 10 minutos antes de servir.
- Puede hacerse con pescadilla congelada. Presentación: en la misma cazuelita o en tazón muy
caliente.
POLLO AL VINO TINTO/213 KC
VASO LECHE DESCREMADA S/AZÚCAR/66 KC
Ingredientes:
125 g de pollo (1 zanca); 60 g de cebollitas francesas; 1 vaso de leche descremada sin azúcar.
1/2 di de vino tinto; 2 di de caldo de ave desgrasado;
10 mi de aceite de oliva; 30 g de cebolla muy picada; Consejos:
20 g de zanahoria rallada; 1/2 hoja de laurel; tomillo;
sal; pimienta. Se puede añadir a la leche una cucharadita de café
Elaboración: descafeinado.
- Calentar el aceite en una cazuela antiadherente y re-
hogar la cebolla y la zanahoria sin que tome color.
- Incorporar el pollo sin piel y rehogar unos minutos BIBLIOGRAFÍA
más.
- Regar con el vino y el caldo; añadir el laurel y un
1. Belitz HD, Grosch W. Food chemislry. Springer
poco de tomillo.
- Tapar la cazuela y cocer suavemente hasta que to-
Verlag Berlín Heidelberg.
dos los ingredientes estén tiernos.
2. CrefT AF. Herschberg AD. Manual de obesidad.
Si es necesario, añadir más caldo durante la cocción Toray Masson. S. A.
para que se mantenga jugoso. Presentación: en la 3. Food eomposilion and nutrition tables. Dt.
misma cazuela, muy caliente. Forschungsanst. für Lebensmittelchemief...
Druck: Zechnersche Buchdruckerei. Speyer.
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INTEGRAL/104 KC
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37 g de quesito descremado en porciones.
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14
Intervención psicológica
en la obesidad
E. Ibáñez Guerra; I. Caro
por una red sanitaria «democrática» (10), en la chazón de pies, etc.—, pero no «síntomas»
que el enfermo pase a ser considerado un con- —tos, fiebre, malestar, etc.—. Dicho en otras
sumidor, con las ventajas e inconvenientes que palabras, la «representación mental» que las
esto entraña. En principio, se espera que un personas tienen de la enfermedad, incluidos
consumidor conozca el producto que va a con- los procesos de categorización mental que rea-
sumir, cosa ésta poco frecuente en el ambiente lizan los profesionales (6), se fundamenta en la
sanitario de la sociedad española de nuestro percepción sensorial de «alteraciones corpora-
tiempo. Junto a esto, en los modelos sanitarios les» —síntomas—, a partir de los cuales, y te-
«democráticos», la toma de decisiones ya no niendo en cuenta nuestros sistemas de memo-
recae en el médico, sino que debe ser una de- ria —experiencias previas—, tomamos con-
cisión conjunta de ambas personas, lo que al ciencia de que estamos enfermos. A partir de
mismo tiempo que exime al médico de su «res- ese momento, por un lado, establecemos un
ponsabilidad» sobre el enfermo, también le rótulo adecuado para nuestros síntomas —ca-
impide ejercer su «autoridad moral» sobre él. tegoría diagnóstica— y, por otro lado, reaccio-
Por todo ello, es una condición «sine qua namos emocionalmente ante el mismo; el ro-
non» para cualquier tratamiento de la obesi- tulado nos permite, tanto planificar la secuen-
dad, contar con el consentimiento informado cia de acciones que debemos iniciar, como
del enfermo, de tal forma que el médico pueda tomar decisiones, tales como «ir al médico, no
recuperar la «autoridad moral» perdida en sus prestar atención a los síntomas, etc.» —estra-
relaciones con el mismo. Así, como veremos tegias de afrontamiento—. Una vez llevada a
posteriormente, uno de los requisitos básicos cabo la estrategia de afrontamiento pertinente,
en los tratamientos psicológicos es la firma de realizamos una valoración de si fue la correcta
un «contrato» en la que el enfermo se compro- para resolver la situación en la que nos encon-
meta formalmente a ejecutar aquellas activi- trábamos. A partir de esa evaluación vuelve
dades que el psicólogo le enseña y le señala. a reiniciarse el proceso; es decir, volvemos a
valorar la situación de nuestro cuerpo (ver
la Figura 14.1. modificada de Nerenz y Le-
INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS venthal (8).
EN EL CONTEXTO MÉDICO Sin embargo, en el caso de la obesidad el
proceso no es el mismo, ya que la representa-
Suele ser un error frecuente pensar que los ción mental que tiene el enfermo de su proble-
estereotipos sociales ejercen muy poca o nula ma le hace percibirlo como No Enfermedad.
influencia sobre la actividad profesional; sin De hecho, por lo general, la pérdida de apetito
embargo, hay que tener en cuenta que el acto o el adelgazamiento sin causa justificada, así
médico se realiza en un contexto sociocultural, como el aumento de peso sin que se acompañe
por lo que los médicos, en general, participan de un aumento en el apetito y en la ingesta, se
de la visión peyorativa que la sociedad tiene consideran «síntomas» de algunas enfermeda-
sobre la obesidad. Por ello, una de las primeras des —depresión, trastornos metabólicos, cán-
sugerencias que tienen que tener en cuenta los cer, etc.—, pero en el caso de la obesidad lo
médicos es que deben adoptar una «actitud que ocurre es que el enfermo ingiere más de lo
crítica» hacia sus prejuicios respecto a la «pa- que debe para el estilo de vida realiza y. ade-
tología» del enfermo. más, el alimento que ingiere le produce satis-
En segundo lugar, deben tener en cuenta facción (4).
que la obesidad, salvo en casos extremos, no es Teniendo esto en cuenta, hay que compren-
percibida como patología por los enfermos. Es der que cuando intentamos someter a «dieta»
decir, como exponemos en el Figura 14.1. el a un obeso lo que hacemos es: por un lado, re-
enfermo tiene su propia concepción sobre la ducirle una de las satisfacciones básicas de la
enfermedad, y en este sentido la obesidad vida humana: «el alimento» y. por otro lado,
comporta «incomodidades» —cansancio al su- proporcionarle muy pocos beneficios físicos, al
bir las escaleras, dificultad para caminar, hin- menos a corto plazo, salvo en lo que a esque-
INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA OBESIDAD 251
cuperar el peso perdido; hasta ese momento el Por último, si lo que hay que conseguir es
enfermo necesita del control del médico o psi- modificar los hábitos de vida del enfermo, es
cólogo que le esté atendiendo. Para que el en- importante centrar el tratamiento en los aspec-
fermo pueda seguir las distintas fases del trata- tos positivos del mismo y, por tanto, los regí-
miento es necesario que tanto él como el mé- menes alimentarios se centrarán, principal-
dico se convenzan de que es capaz de adherirse mente, en los alimentos que puede y debe to-
a un régimen alimentario adecuado a su estilo mar el enfermo, evitando todo tipo de
de vida. Por ello, el médico no debe crear falsas prohibiciones que a lo único que conducen es
expectativas en el enfermo, haciéndole pensar a que el obeso se culpe a sí mismo cuando se
que con el seguimiento exclusivo de la dieta se salta la dieta, y a que se minusvalore por no po-
ha resuelto el problema, sino que debe hacerle der seguir las normas impuestas, lo que lleva a
comprender que al igual que la adquisición de que abandone tanto la esperanza de lograr
hábitos alimentarios inadecuados fue un proceso controlar su peso como todo tipo de trata-
a lo largo del tiempo, lo mismo ocurre con el miento.
aprendizaje de hábitos nuevos que le permitan Si el médico debe mantener y adquirir las
tener una alimentación equilibrada y de acuer- actitudes citadas anteriormente, el psicólogo
do con sus necesidades. debe tener presente que la finalidad del trata-
Para la adquisición y mantenimiento de miento es que la persona recupere el control
nuevos hábitos, tanto el médico como el enfer- perdido sobre su estilo de vida (5). Para ello,
mo necesitan conocer las causas que influyen debe centrar el tratamiento en el desarrollo del
sobre la obesidad de ese paciente concreto. Es autocontrol personal, utilizando tanto técnicas
decir, el médico necesita saber las motivacio- cognitivas como comportamentales. Asimis-
nes y razones que llevan al enfermo a desear mo, debe tener en cuenta el contexto familiar
perder peso —no es lo mismo que una persona de la persona, buscando en la familia o en
quiera perder peso por razones estéticas que la aquellas personas que conviven con el enfer-
que necesita perder peso por razones médi- mo, el apoyo social necesario para que éste
cas—; asimismo, al obeso le hace falta saber en pueda realizar la dieta de un modo adecuado y
qué medida la ingesta alimenticia, el consumo que esto no perturbe las relaciones interperso-
de bebidas, los hábitos de evacuación, el ejer- nales en su ambiente habitual. Por ello, a lo
cicio físico, etc., contribuyen al mantenimien- largo del tratamiento es conveniente tener al-
to de su sobrepeso, ya que para el control del gunas sesiones con los miembros de la familia
mismo necesita ejercer control sobre todos y —principalmente con la pareja— para que
cada uno de los factores que regulan no sólo su puedan apoyar al enfermo en sus deseos y as-
apetito, sino también su exceso de peso. piraciones.
Precisamente porque tanto médico como
psicólogo buscan el que la persona obesa sea TRATAMIENTO PSICOLÓGICO *
capaz de ejercer control sobre sus hábitos per-
sonales, hay que explicarle al obeso que la pér- En la Tabla 14.1 hemos señalado cuáles son
dida de peso exige esfuerzo. El obeso tiene que las principales actitudes que debe mantener el
aprender a controlar la ingesta, así como sus psicólogo cuando se enfrenta a un enfermo
hábitos de consumo, sus relaciones sociales, su que presenta obesidad; para conseguirlas, al
lugar, tiempo y actividades de comida, etc., y igual que para modificar el estilo de vida del
además, los cambios que vaya logrando debe obeso, existen una serie de técnicas y metas
mantenerlos durante toda su vida. Para poder que esquemáticamente se exponen en la Figu-
hacerlo es necesario convencerlo de que la pér- ra 14.2 (11).
dida de peso no es cuestión de falta de «fuerza
de voluntad», característica de personalidad de * El programa en su totalidad con el número de sesio-
nes y cómo deben llevarse a cabo éstas, así como los ma-
la que se suelen quejar los enfermos cuando se teriales necesarios para llevar a cabo el mismo aparecen en
saltan la dieta, sino de que es necesario realizar el libro de Vera N. Fernández MC: Prevención y trata-
algún tipo de esfuerzo para lograrlo. miento de la obesidad. Barcelona. Ed. Martínez-Roca. 1989.
INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA OBESIDAD 253
Como puede observarse en el mismo, el Pro- educa al enfermo, entre otras cosas, a cómo
grama de tratamiento, que se fundamente tan- hacer la denominada «cesta de la compra», o a
to en las técnicas de modificación de conducta cómo alejar de sí aquellos alimentos o situacio-
como en las terapias cognitivas actuales, se nes que pueden motivarle la ingesta. Asimis-
basa en cinco principios básicos: Educación, mo se le enseña la diferencia que existe entre
Motivación, Pensamientos irracionales. Ejerci- distintos estados de «activación fisiológica»
cio y Prevención de las recaídas. Ahora bien, que el enfermo puede y suele confundir con
para conseguir esos principios se utilizan una «hambre». Es decir, se le enseña a identificar
serie de métodos de evaluación y todo un ar- de forma correcta las distintas sensaciones cor-
senal de elementos terapéuticos, cuya explica- porales para que no coma por ansiedad o abu-
ción excede con mucho las pretensiones de rrimiento, sentimientos estos dos últimos que
este trabajo. las personas obesas controlan en numerosas
En primer lugar, al enfermo se le informa ocasiones mediante la ingesta de alimento.
sobre una serie de ideas equivocadas que tiene Junto a la identificación de las señales cor-
sobre la obesidad, como por ejemplo que está porales correctas, se le enseña un «estilo de co-
obeso porque tiene muchos problemas emo- mer» correcto. Ni demasiado despacio ni de-
cionales. A este respecto se le explica que la masiado aprisa, concentrado en el acto que
obesidad es el resultado de un balance energé- está realizando, a ser posible sin ver la televi-
tico, no de problemas emocionales, aunque és- sión, ni realizando ningún otro tipo de activi-
tos puedan contribuir, como luego veremos, a dad mientras come, de tal modo que el sujeto
un aumento en la ingesta. También se le enseña consiga «ser consciente» de que está comiendo
al enfermo cuáles son los nutrientes básicos y de que la comida le sirve, principalmente,
para la vida y algunos principios elementales para alimentarse, lo que debe producirle un es-
de su metabolismo, de tal modo que aprenda a tado de falta de hambre.
saber el contenido calórico de los alimentos Se debe motivar al sujeto para que lleva un
que consume y, viceversa, la manera que tiene autorregistro de sus comidas, en el que anote
el organismo de «quemar» las calorías consu- no sólo el alimento que ingiere, sino también
midas. la cantidad de calorías de cada uno de los nu-
Una de las mejores maneras que tiene un trientes, la cantidad de apetito que tenía antes
enfermo de no consumir alimentos ricos en ca- de comenzar a comer, el lugar, la hora y acti-
lorías es el «control de estímulos»; para ello, se vidad que realizaba mientras comía, etc., de tal
254 LA OBESIDAD
manera que el propio enfermo sea capaz de lo- dad física permite controlar el estado de
grar un mayor nivel de autocontrol sobre su disforia que provocan muchas dietas.
ingesta. Por último, se le debe enseñar a auto- Por último, uno de los problemas más im-
reforzarse positivamente cuando consigue rea- portantes en el tratamiento de la obesidad es la
lizar la dieta correctamente. recaída. Importante para evitarla es, por un
El autocontrol de los pensamientos irracio- lado, analizar las situaciones de «alto riesgo»,
nales es una de las técnicas que más puede como por ejemplo el comer fuera de casa, los
ayudar al obeso a controlar la ingesta. Se ha estados emocionales negativos, etc.; por otro
puesto de manifiesto que, en numerosas oca- lado, modificar la percepción que el sujeto tie-
siones, los obesos comen más por lo que pien- ne de sí mismo cuando «recae» en la ingesta
san acerca de sí mismos y de la dieta que por excesiva. Es importante, a este nivel, entrenar
la presencia de alimentos o por sus estados de a los enfermos a afrontar las recaídas, utilizan-
ánimo. De aquí que sea importante conseguir do incluso la provocación controlada de las
que el enfermo aprenda a identificar en qué si- mismas.
tuaciones le aparecen pensamientos irraciona- Durante todo el programa se utilizan técni-
les —como por ejemplo: debo adelgazar; no cas psicológicas específicas (2), tales como los
hago nada bien, no puedo seguir un régimen; contratos conductuales, la ruptura de cadenas
siempre estoy igual; soy una calamidad; ¡qué de conducta, la Terapia racional-emotiva de
horror, me he saltado la dieta del mediodía!; Ellis, la Terapia cognitiva de Beck, etc., cuya
mi trabajo me impide seguir la dieta de forma exposición excede los límites del presente tra-
adecuada, etc.—, el cómo esos pensamientos bajo. Para un conocimiento más profundo de
le provocan sentimientos desagradables — estos temas se aconseja al lector que recurra a
como por ejemplo, sentirse irritado consigo las obras citadas en la Bibliografía.
mismo; aburrido de seguir el régimen; ansioso
porque no logra lo que quiere, etc.—, de tal
manera que si consigue controlar sus pensa- BIBLIOGRAFÍA
mientos irracionales y sustituirlos por pensa-
mientos positivos —por ejemplo, no se trata, 1. Dura E. Ibáñez E. Algunas consideraciones y
en la mayor parte de los casos, de que se deba un modelo acerca del tema de la información
adelgazar, sino de que se quiere adelgazar; no en psicología oncológica. Boletín de Psicología,
se es una calamidad, sino más bien uno puede 1987: 16: 7-31.
tener un mal momento; no es un horror haberse 2. Gilbert S. Palhology of eating. Psychology and
treatmem. London. Roufledge and Kegan.
saltado la dieta en la comida, uno puede 1992.
compensar el exceso de calorías consumido en 3. Ibáñez E. La información como estrategia de
el resto de las comidas, etc—. El sustituir los dominio del estrés en pacientes aquejados de
pensamientos irracionales por pensamientos cáncer. Boletín de Psicología 1988: 21: 27-50.
positivos produce en el sujeto un sentimiento 4. Ibáñez E. Estilos de vida y enfermedad. En: Ibá-
positivo —se siente satisfecho de sí mismo—, y ñez (ed.): Psicología de la salud y estilos de
esto tiene como consecuencia el que se consi- vida. Valencia, Promolibro (Colección Psicolo-
dera capaz de autocontrolar no sólo su ingesta gía Teorética). 1991.
sino también su estilo de vida. 5. Ibáñez E. Caro I. Tratamiento psicológico de la
Si la obesidad depende, en buen medida, del obesidad. Medicine 1993: 36: 1561-1567 (6. a
balance energético, una forma de mantenerlo edición).
es mediante el ejercicio(9). No porque el ejer- 6. Leventhal H, Meyer D. Nerenz D. The com-
cicio provoque, a corto plazo, una gran quema mon sense representation of illness danger. En
Rachman (ed.): Contributions to medical psy-
de calorías, sino porque fundamentalmente chologv. New York, Pergamon Press, 1980: 7-
aumenta la adherencia al tratamiento, al mis- 30.
mo tiempo que, en contra de la creencia po- 7. Mahoney M-Mahoney K. Permanent weight
pular —el ejercicio aumenta el apetito—, ayu- control. New York. Norton. 1976 (edición es-
da a controlar el apetito. Asimismo, la activi- pañola Trillas. 1981).
INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA OBESIDAD 255
8. Nerenz D, Leventhal H. Self-regulation theory in 10. Seoane J. El hospital como organización social,
chronic illness. En: Burish-Bradley (eds.): Coping En: Ibáñez-Belloch (eds.): Psicología y medici-
with chronic disease. Research and application. na. Valencia, Promolibro (Colección Psicología
New York, Academic Press, 1983: 13-37. Teorética). 1986.
9. Perpiñá C, Baños R. Historia del tratamiento 11. Vera N, Fernández MC. Prevención y trata-
conductual de la obesidad. Una historia de ex- miento de la obesidad. Barcelona, Editorial
cusas. Boletín de Psicología 1989: 25:103-129. Martínez-Roca, 1989.
15
Tratamiento farmacológico
de la obesidad
J. L. Pereira Cunill; F. Villamil Fernández; P. P. García Luna
El tratamiento de la obesidad plantea mu- voluntad». Además, según Bray (2), esta forma
chas dificultades en el ejercicio clínico diario, de valoración de la obesidad por parte de los
dando lugar a un índice elevado de fracasos. médicos y de la población en general constitu-
Aunque el tratamiento de la obesidad consigue ye una importante barrera que dificulta su tra-
obtener al principio pérdidas de peso en la ma- tamiento. Por lo tanto, debería considerarse la
yoría de los pacientes, a medio y largo plazo obesidad como «obesidad esencial», de forma
las recaídas son la norma, con recuperación que desapareciesen adjetivos tales como «apa-
del peso previo, dando lugar en muchos casos tía y/o glotonería», y se estimulase la aplica-
a resultados desalentadores para médicos y pa- ción de tratamientos más serios y efectivos.
cientes. Una interpretación muy simple de la Las principales armas terapéuticas de que
fisiopatología de la obesidad haría suponer que disponemos en la obesidad son: el tratamiento
ésta siempre es debida a una ingesta calórica dietético —verdadera piedra angular y base
superior al gasto energético, de forma que al irrenunciable del tratamiento—, la terapia de
enfocar el tratamiento sólo deberíamos man- modificación de conducta, el ejercicio físico y
tener una ingesta calórica inferior a los reque- la terapia farmacológica. En un segundo plano
rimientos energéticos individuales hasta con- estaría el tratamiento quirúrgico, fundamen-
seguir la normalización ponderal. Aunque esta talmente la cirugía bariátrica, que estaría indi-
afirmación es cierta en lo fundamental, en rea- cada en la obesidad mórbida (3, 4) .
lidad la obesidad es más compleja, de forma El tratamiento farmacológico en la obesidad
que es posible que en algunos sujetos obesos tiene un papel coadyuvante en el tratamiento
exista un defecto de la termogénesis que con- de la obesidad. Siguiendo a Munro y a Ford (5):
tribuya al desarrollo de la obesidad (1). La obe- «El fármaco antiobesidad ideal debería ser
sidad es un importante factor de riesgo para el efectivo, carente de efectos adversos, no indu-
desarrollo de una serie de enfermedades, como cir adicción y tener efectos beneficiosos sobre
diabetes mellitus no insulin dependiente, hi- enfermedades relacionadas con la obesidad.»
perlipemias, hipertensión arterial, cardiopatía Dentro de los fármacos que en teoría po-
isquémica, accidentes cerebro vasculares, pato- drían ser utilizados en el tratamiento de la obe-
logía biliar y una serie de cánceres. Por tanto, sidad, podemos distinguir tres tipos:
la obesidad debería valorarse como una pato-
logía de gran importancia y alto costo sanita- a) Fármacos anorexígenos:
rio-económico y no catalogarse como «el re- - Fármacos que actúan a través de vías
sultado de la glotonería y la falta de fuerza de catecolaminérgicas.
257
258 LA OBESIDAD
Mazindol
- Fármacos que actúan a través de vías un fármaco pueden afectar notablemente los
serotoninérgicas. efectos que producen en la vertiente fisiológica
b) Fármacos que actúan a nivel gastrointes- o en la conducta del individuo. Así, la anfeta-
tinal: mina se caracteriza por varios efectos bien do-
- Retrasando el vaciamiento gástrico. cumentados: anorexígeno, estimulante del sis-
- Inhibiendo la absorción intestinal. tema nervioso central y antidepresivo; produce
c) Fármacos termogénicos. también alteraciones cardiovasculares y un
De estos grupos, los más utilizados son los efecto selectivo sobre la adrenalina y noradre-
anorexígenos, mientras que los otros son fár- nalina. Pero ciertos cambios en el anillo, ca-
macos que en la actualidad tienen más posibi- dena lateral o en la función amina pueden mo-
lidades teóricas que prácticas en la terapia de dificar de forma ostensible las propiedades del
la obesidad. fármaco. Por ejemplo, introduciendo un grupo
halógeno en el anillo (como en la clorfenter-
mina o fenfluramina) o formando una estruc-
FÁRMACOS ANOREXÍGENOS tura cíclica en la cadena lateral (como en la
fenmetracina) se consigue una acusada dismi-
Existen numerosos agentes farmacológicos nución en el efecto estimulante del sistema
capaces de reducir la cantidad de alimentos nervioso central y de la actividad cardiovascu-
ingeridos y de disminuir el apetito, pero el tér- lar, con escasa afectación del potencial anore-
mino de fármacos anorexígenos se reserva ha- xígeno del fármaco. Además, como en el caso
bitualmente para un grupo de compuestos de- de la fenfluramina, se consigue que el fármaco
sarrollados y comercializados para el trata- modificado pueda ejercer su acción sobre dife-
miento de la obesidad. La estructura química rentes neurotransmisores (la serotonina en el
de algunos de los fármacos anorexígenos más caso de la fenfluramina) (6). Los anorexígenos
ampliamente utilizados viene representada en que se utilizan en el tratamiento de la obesidad
la Figura 15.1. Varios (no todos) de estos fár- podemos dividirlos en dos categorías, en fun-
macos pueden considerarse como derivados de ción de la vía neurotrasmisora sobre la que ac-
un núcleo básico; (3-feniletilamina. Sin embar- túan: a través de vías catecolaminérgicas y a
go, ligeras alteraciones en la estructura física de través de vías serotoninérgicas (Tabla 15.1).
* Ninguno de estos fármacos debe utilizarse con inhibidores de la monoaminooxidasa.
a la insulina en diabéticos tipo II (11) . Además, de peso mayor que el placebo (17), tanto en obe-
parece que la fenfluramina podría producir un sidades no complicadas como en obesidades
aumento del efecto térmico de los alimen- asociadas a hipertensión arterial o en la obesi-
tos(12), lo que implicaría que estos fármacos (la dad inducida por neurolépticos. En el mayor
fenfluramina y su derivado dextrógiro: la dex- estudio multicéntrico sobre seguimiento a lar-
fenfluramina), además de su efecto anoréxige- go plazo (un año), publicado hasta el momen-
no. podrían inducir un aumento del gasto me- to (18), la pérdida de peso fue mayor en el grupo
tabólico en los pacientes obesos. tratado con dexfenfluramina (15 mg/2 veces al
Los efectos secundarios más comunes de la día), más dieta hipocalórica convencional, que
fenfluramina son náuseas y diarreas, que están en el grupo placebo, incrementándose la ad-
en relación con el efecto serotoninérgico que herencia de los pacientes al régimen dietético
poseen. También es frecuente que produzcan en aquellos pacientes tratados con dexfenflu-
sedación, habiéndose comunicado incremento ramina. Al año de tratamiento, el 37 por 100
de sueños y pesadillas. Se ha descrito aparición de los pacientes del grupo tratado con dexfen-
de depresión en relación a suspensión brusca fluramina había abandonado el estudio frente
de la fenfluramina, por lo que su retirada debe al 45 por 100 del grupo que tomaba placebo;
ser gradual (8). en los que completaron el estudio la pérdida
media de peso en los primeros seis meses del
Dexfenfluramina ensayo fue de 9,8 kg y 7.1 kg en el grupo pla-
cebo: en los dos meses siguientes a la finaliza-
La dexfenfluramina es la forma dextrógira ción del estudio, los pacientes que recibieron
de la fenfluramina. Tiene una acción más se- dexfenfluramina ganaron más peso que los del
lectiva sobre la liberación y recaptación de se- grupo placebo, lo que plantea la posible nece-
rotonina que el compuesto racémico, tiene un sidad de un tratamiento crónico y prologado
efecto anorexígeno mayor que la fenfluramina con dexfenfluramina. En pacientes diabéticos
y es unas dos veces más potente. Al comparar no insulin dependientes, la dexfenfluramina,
el efecto de la dexfenfluramina sobre la selec- además de inducir una mayor pérdida de peso,
ción de nutrientes con otros anorexígenos, se mejora el control glucémico (19), pues parece
observa que en voluntarios sanos tiende a re- que este fármaco puede tener un efecto directo
ducir la ingesta de alimentos ricos en hidratos sobre la utilización de glucosa y la sensibilidad
de carbono dentro de la dieta (13). En obesos la a la insulina (20).
dexfenfluramina reduce la frecuencia de la in- La dexfenfluramina es un fármaco bien to-
gesta de alimentos muy dulces, sobre todo en lerado, con menor incidencia de efectos secun-
pacientes obesos con ingesta compulsiva de hi- darios que la fenfluramina, se limitan a aste-
dratos de carbono (14). nia, somnolencia y diarrea en algunos pacien-
La dexfenfluramina, al igual que la fenflu- tes, no habiéndose descrito adicción con este
ramina, aumenta el efecto térmico de los ali- fármaco (8).
mentos, tanto en sujetos sanos como en pa-
cientes obesos (15). Sin embargo, tras interrum- Fluoxetina
pir el tratamiento con dexfenfluramina en
pacientes obesos que lo han seguido durante La fluoxetina es un fármaco antidepresivo
un año, no se han observado cambios en el bicíclico que, cuando comenzó a utilizarse, se
gasto metabólico ni en la termogénesis induci- observó que inducía pérdida de peso en vez de
da por la dieta (16), lo que sugiere que el efecto ganancia ponderal, como ocurría con los anti-
termogénico de la dexfenfluramina no tiene depresivos tricíclicos. La fluoxetina actúa in-
relevancia clínica, de forma que la eficacia de crementando el tono serotoninérgico, inhi-
este fármaco en la obesidad se debe a su efecto biendo la recaptación de serotonina en la si-
anorexígeno. napsis, con mínimo efecto sobre la recaptación
En los estudios a corto plazo en pacientes de noradrenalina y dopamina (21). En volunta-
obesos, la dexfenfluramina induce una pérdida rios sanos y en pacientes obesos, la fluoxetina
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO DE LA OBESIDAD 261
causa disminución de la ingesta alimenticia debe restringirse: por el contrario, los anorexí-
con reducción de peso, al compararlo con genos que actúan a través de vías serotoninér-
placebo (22,23). A diferencia de la d-fenflurami- gicas, fenfluramina, dexfenfluramina y fluoxe-
na, su efecto sobre la selección de nutrientes tina, son bastante seguros, habiéndose descrito
no es tan claro; mientras que en animales sí pocos efectos tóxicos, incluso tras tratamiento
parece que la fluoxetina suprime selectivamente prolongado.
la ingesta de hidratos de carbono {24) en los Los anorexígenos pueden ser útiles en el tra-
humanos los resultados son contradicto- tamiento de la obesidad. Cuando estos fárma-
rios (25, 26). Al comparar diferentes dosis de cos se administran racionalmente con un pro-
fluoxetina en el tratamiento de pacientes obe- grama dietético adecuado y a pacientes muy
sos, se observa que el efecto anorexígeno de la sensibilizados, pueden coadyuvar a la pérdida
fluoxetina es dosis-respuesta, de forma que los de peso. Estos fármacos deberían restringirse
pacientes que alcanzan una mayor pérdida a obesidades severas (índice de masa corporal
ponderal son los que reciben una dosis más > 30) u obesidades asociadas a diabetes o hi-
alta del fármaco (26). pertensión arterial, no debiéndose utilizar
Los efectos adversos de la fluoxetina son mí- cuando la pérdida de peso sea sólo por motivos
nimos y de poca relevancia, habiéndose descri- estéticos. En cuanto al momento en que se de-
to somnolencia, insomnio, diarreas v vómitos. ben utilizar estos fármacos, unos autores opi-
nan que al comienzo del tratamiento, pues al
reducir el apetito disminuyen la incomodidad
PAPEL DE LOS FÁRMACOS asociada al seguimiento de la dieta, de forma
que incrementan la motivación del paciente;
ANOREXÍGENOS EN EL otros autores opinan que debe reservarse la
TRATAMIENTO DE LA OBESIDAD utilización de estos fármacos cuando la volun-
tad del paciente se debilita y se produce un es-
No hay consenso respecto al uso de fárma- tancamiento en la pérdida de peso (8).
cos anorexígenos en el tratamiento de la obe- La obesidad es un trastorno crónico en la
sidad. Algunos autores consideran que son un mayoría de los casos, con escaso éxito respecto
valioso complemento al tratamiento conven- a la terapéutica a largo plazo, de forma que
cional, mientras que otros opinan que son ine- casi todos los pacientes vuelven a ganar peso
fectivos y potencialmente peligrosos. Así, el tras la pérdida inicial. De esta forma, la ma-
ritmo de pérdida de peso que inducen se en- yoría de los pacientes deberían seguir una te-
lentece con el tiempo, lo que usualmente se rapia dietética durante mucho tiempo, con lo
atribuye al desarrollo de tolerancia al fármaco; que habría que evaluar el tratamiento con ano-
de esta forma, la mayoría de los estudios de rexígenos de forma prolongada, incluso de por
anorexígenos y obesidad demuestran que la vida. Existen escasos trabajos publicados sobre
pérdida de peso se estabiliza a partir del quinto la eficacia y seguridad del tratamiento a largo
a sexto mes de tratamiento, más esto también plazo con anorexígenos en obesos (18) y cree-
ocurre con otros tipos de tratamiento, incluida mos que estos fármacos se deben prescribir du-
la cirugía. Esto se debe la mayoría de las veces rante períodos cortos de tiempo (3-4 meses) de
a que el organismo se adapta a una ingesta ca- forma intermitente.
lórica reducida, disminuyendo el gasto meta- En cuanto a qué fármaco elegir, creemos
bólico. Así llega un momento en que la ingesta que las drogas que actúan a través de vías se-
calórica iguala al gasto calórico, estancándose rotoninérgicas son de elección, pues tienen
el peso, y tiene menos importancia la apari- menor incidencia de efectos secundarios que
ción de tolerancia al fármaco. Uno de los ar- los fármacos catecolaminérgicos. Creemos que
gumentos en contra de la utilización de los éstos solo estarían indicados en pacientes con
anorexígenos es la posibilidad que tienen de antecedentes de depresión, en los que está con-
inducir adicción, que es frecuente con la anfe- traindicada la fenfluramina. De las drogas de
tamina y derivados, por lo que su utilización acción catecolaminérgicas, dietilpropion, fen-
262 LA OBESIDAD
termina y manzidol son igualmente efectivas, su pérdida (32). Esto último se debe a la anore-
con similar incidencia de efectos colaterales. xia que inducen y también por disminuir la
absorción intestinal de nutrientes. En pacien-
tes no diabéticos, la pérdida de peso que indu-
FÁRMACOS QUE ACTÚAN A NIVEL cen es mínima, a no ser que se den dosis muy
GASTROINTESTINAL elevadas que aumentan la incidencia de efectos
secundarios y la posibilidad de acidosis láctica,
por lo cual la utilización de biguanidas en pa-
Fármacos que actúan retrasando el cientes obesos no diabéticos debe desaconse-
vaciamiento gástrico jarse (33). Su uso está indicado solamente en
obesos diabéticos en los que hubiera fallado el
Están representados fundamentalmente por tratamiento dietético.
la fibra dietética, que en sentido estricto no po-
demos definirla como fármaco. La fibra dieté-
tica, de forma muy general, actuaría en los pa- Acarbosa
cientes obesos de diversas formas: aumentaría La acarbosa es un oligosacárido que inhibe
el trabajo de masticación, induciendo a termi- las a-glucosidadas intestinales, induciendo un
nar antes la comida, contribuiría a aumentar el retraso en la absorción de glucosa, disminu-
volumen del bolo alimenticio, provocando yendo los picos glucémicos postprandiales.
mayor sensación de saciedad y. al aumentar el siendo su indicación fundamental en la diabe-
bolo fecal, combatiría el estreñimiento, muy tes mellitus como tratamiento complementa-
frecuente en pacientes obesos (28). Si bien algunos rio a la dieta, insulinoterapia o antidiabéticos
estudios a corto plazo han mostrado una orales. Basándose en su mecanismo de acción,
reducción de la ingesta calórica en obesos al se ha propuesto su utilización en pacientes
suplementar la dieta con metilcelulosa (29), el obesos con el fin de inducir una malabsorción
efecto beneficioso de la fibra dietética iría más de carbohidratos, con el consiguiente balance
ligado a su efecto enlentecedor de la absorción calórico negativo (34). Esto no se ha confirmado
de carbohidratos (30), que a su acción real sobre en la práctica, de tal forma que la acarbosa
la pérdida de peso. junto a dieta hipocalórica en pacientes obesos
no induce mayor pérdida de peso al comparar-
Fármacos que actúan inhibiendo la lo con dieta más placebo (35), pues para conse-
absorción intestinal guir una malabsorción que induzca un balance
energético negativo se deben utilizar dosis muy
altas de acarbosa y, aun así, no se han visto re-
Biguanidas (metformina y fenformina) ducciones de peso significativas y sí un aumen-
Son fármacos que reducen la glucemia en to ostensible de intensidad y frecuencia de los
pacientes diabéticos, pero no en sujetos sanos. efectos secundarios (36).
Ejercen su acción hipoglucemiante por diver-
sos mecanismos: inhibición de la absorción in- Inhibidores de la lipasa intestinal
testinal de glucosa y aminoácidos, retraso del
vaciamiento gástrico, aumento de la glucólisis Otra línea de investigación es la de fármacos
e inhibición de la neoglucogénesis (31) a partir que inhiban la absorción de grasas, de cara a su
de la alanita, piruvato y lactato, lo que explica utilización en pacientes obesos y con hiperli-
la susceptibilidad a la acidosis láctica que pue- pemia. Una sustancia de este grupo, en la ac-
de aparecer con estos fármacos, siendo menos tualidad en fase de ensayo clínico, es la tetra-
frecuente la aparición de acidosis láctica con la hidrolipstatina, un derivado sintético de la
metformina que con la fenformina. A diferen- lipstatina, segregada por el hongo Streptomices
cia de las sulfonilureas, las biguanidas mejoran toxytricini. La tetrahidrolipstatina es un poten-
el control glucémico en obesos diabéticos, sin te inhibidor de la lipasa intestinal, que induce
inducir ganancia de peso, e incluso favorecen un aumento de la grasa fecal en individuos sa-
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO DE LA OBESIDAD 263
nos y en pacientes obesos, con escasos efectos T3 y disminución de la rT3 (al revés de lo que
secundarios (37). No obstante, se requieren es- sucede en la desnutrición), mientras que la T4
tudios a más largo plazo con el fin de valorar y la TSH permanecen normales (40); estos cam-
la eficacia de este fármaco para inducir pérdida bios revierten tras la pérdida de peso, lo que
de peso en pacientes obesos. indica que son secundarios a la obesidad. Aun-
En la actualidad no existen muchas perspec- que la terapia con hormonas tiroideas en la
tivas respecto al futuro de estos fármacos inhi- obesidad favorece la pérdida de peso (41), la
bidores de la digestión/absorción de carbohi- mayor parte del peso perdido durante el trata-
dratos y lípidos en la terapéutica de la obesi- miento se debe a la reducción de la masa cor-
dad, puesto que, para conseguir un balance poral magra, con incremento de la pérdida de
calórico negativo, debemos inducir una malab- nitrógeno, mientras que el tejido adiposo se ve
sorción de macronutrientes, y por ende, de mi- mínimamente afectado (42) ; además, los pa-
cronutrientes, con las consiguientes repercu- cientes, tras cesar la terapia con hormonas ti-
siones negativas para el organismo. roideas, recuperan rápidamente el peso origi-
nal. De esta forma sólo se deben utilizar las
hormonas tiroideas en caso de obesidad secun-
FÁRMACOS TERMOGÉNICOS daria a hipotiroidismo. En este punto, tenemos
que llamar la atención sobre la peligrosa moda
Aunque en la mayoría de los pacientes obe- de las fórmulas antiobesidad en nuestro país.
sos se demuestra un aumento de la ingesta ca- Estas preparaciones suelen llevar un auténtico
lórica, no es menos cierto que el problema de «coktail explosivo» compuesto por extractos
la obesidad sea tan simple. Existen evidencias tiroideos, derivados anfetamínicos, diuréticos
de que en algunos obesos existe una disminu- y benzodiacepinas, entre otras sustancias(43);
ción del gasto calórico que puede contribuir al en diversas publicaciones se han descrito com-
desarrollo de la obesidad. Así, se ha descrito en plicaciones graves asociadas al uso de estas
los obesos una disminución de la respuesta ter- preparaciones antiobesidad: hipopotasemia se-
mogénica a los alimentos (38) y que ésta es menos vera, hipertiroidismo, agravación de enferme-
potenciada por el ejercicio (39). De ahí que se dades cardiopulmonares preexistentes e inclu-
hayan utilizado diversos compuestos que so muerte súbita(44). La mayoría de los com-
aumenten el gasto calórico y que la investiga- ponentes de estas fórmulas conllevan una
ción de fármacos termogénicos se haya conver- peligrosidad potencial para el paciente, que se
tido en una de las líneas de investigación en el agrava al administrarlos en asociaciones no ex-
tratamiento farmacológico. El problema es en- perimentadas, por la posibilidad de que apa-
contrar un fármaco que incremente el gasto rezcan interacciones. De esta forma, estas for-
calórico y reduzca la grasa corporal sin reducir mulaciones no tienen ninguna justificación en
el compartimento proteico, y que a la vez ten- la terapéutica actual de la obesidad, y la pres-
ga escasos efectos secundarios. cripción de las mismas es absolutamente irres-
ponsable por el peligro que tiene el paciente de
sufrir riesgos inaceptables o fatales.
Hormonas tiroideas
Dado que las hormonas tiroideas modifican Fármacos estimulantes del sistema
notablemente el metabolismo basal, se ha eva- nervioso simpático
luado ampliamente la influencia de la función
tiroidea en la etiología de la obesidad y el po- Existen datos que implican al sistema ner-
tencial terapéutico de las hormonas tiroideas vioso autónomo en la patogenia de la obesi-
en su tratamiento. La función tiroidea es nor- dad. En los modelos animales de obesidad se
mal en la mayoría de los pacientes obesos, ha demostrado una disminución del recambio
pero se pueden hallar pequeñas cambios en el de noradrenalina (45). En el hombre, esta evi-
metabolismo de las hormonas tiroideas, de for- dencia no es tan fuerte como en los animales,
ma que es frecuente encontrar aumento de la pero algunos trabajos han demostrado niveles
264 LA OBESIDAD
más bajos de noradrenalina en los obesos res- a) Efedrina y cafeína. La efedrina estimula
pecto a los no obesos (38). Así, el que la obesi- los receptores α y ß, por lo que tiene propie-
dad sea debida a una deficiencia de noradre- dades termogénicas, y además induce la libe-
nalina sería una hipótesis atractiva, aunque ración de noradrenalina de las terminaciones
demasiado simplista, de forma que esa dismi- nerviosas simpáticas, lo que explica su poder
nución de la actividad simpática originaría anorexígeno; en combinación con metilxanti-
una disminución de la termogénesis y podría nas, como la cafeína, el efecto termogénico se
contribuir al desarrollo de la obesidad, proba- incrementa muy claramente (48) . Los estudios
blemente en algunas formas hereditarias de publicados demuestran que la combinación de
obesidad. De esta forma podríamos actuar far- efedrina-cafeína es superior al placebo y a am-
macológicamente sobre el sistema nervioso bos fármacos por separado, induciendo mayor
simpático aumentando la liberación de nora- pérdida de peso, con escasos efectos secunda
drenalina o inhibiendo su catabolismo/recap- rios, incluso en tratamiento a largo plazo (49).
tación de la neurona simpática. Se han descri- Se ha visto que la aspirina potencia el efecto
to receptores adrenérgicos en el tejido graso: a, estimulante de la termogénesis de la efedrina,
y a2. así como ß1, ß2, ß3 (Tabla 15.2). El principal pues al inhibir la síntesis de prostaglandinas,
papel de estos adrenorreceptores en el tejido que son las que frenan la liberación de nora-
graso pardo es la regulación de la termo- drenalina a nivel de la terminación simpática,
génesis: la producción de calor se estimula a potenciaría el efecto sobre la termogénesis {50) .
través de los receptores ß1, 2, 3 y α 1 mientras Hay que reconocer, sin embargo, que aun es-
que las catecolaminas inhiben la producción tando demostrada la capacidad para inducir
de calor a través de los receptores α 2. De todas la termogénesis de estos fármacos, no pueden
formas, el tejido adiposo marrón sólo juega un ser administrados a cualquier obeso, puesto
papel importante en la termogénesis de los ni- que no están exentos de efectos secundarios,
ños. Más importante es la función de estos re- como hipertensión arterial, taquicardia, ner-
ceptores adrenérgicos en el tejido graso blanco, viosismo, etc. La administración de estos fár-
que es la regulación de la lipólisis de los trigli- macos estaría indicada en aquellos individuos
céridos, donde intervienen los receptores ß 1, 2, 3 obesos en los que se demuestre mediante es-
y α 2 desconociéndose en la actualidad la fun- tudios calorimétricos una disminución del
ción de los receptores α 2 en el tejido graso blan- gasto calórico.
co (46). Otra ventaja potencial de estos fármacos b) fi-Agonistas. La estimulación no selectiva
es que inducen una mejoría de la sensibilidad a de los receptores a y p por parte de la efedrina
la insulina tras tratamiento prolongado, lo cual explica la aparición de efectos secundarios,
sería muy beneficioso dada la frecuente asocia- como aumento de presión arterial y estimula-
ción de intolerancia hidrocarbonada y diabetes ción del sistema nervioso central. Puesto que
mellitus con la obesidad (47). sabemos que la termogénesis está mediada
Dentro de los fármacos para actuar sobre es- fundamentalmente por estimulación P-adre-
tos receptores, disponemos en la actualidad de: nérgica (y específicamente a través de recepto-
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO DE LA OBESIDAD 265
res ß3), los esfuerzos hoy en día se centran en sidad es una posibilidad teórica de dudosa apli-
el desarrollo de drogas con efecto P-agonista cación en la práctica clínica.
más selectivo, que no tengan efectos deletéreos
sobre la función cardiaca y la presión arterial y
que estén desprovistas de efecto estimulante, BIBLIOGRAFÍA
para lo cual habría que desarrollar un agonista
selectivo de los receptores ß3, y que no tuviera 1. Foz M. Obesidad 1992 (edit.). Endocrinología
actividad sobre los receptores ß1(51). 1992:* 339-344.
Diversos compuestos con propiedades ß3- 2. Bray GA. Barriere to the treatment of obesity.
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agonistas desarrollados en la actualidad han
3. Alastrue A, Formiguera G, Rull M, et al. Ciru-
demostrado poseer actividad termogénica, es- gía bariátrica: Gastroplastia vertical anillada
tando todos ellos en fase de investigación clí- (GVA). Obesidad mórbida y superobesidad.
nica. El Ro 16-8714 tiene actividad termogé- Resultados antropométricos. Complicaciones
nica y lipolítica, habiéndose demostrado que técnicas y reintervenciones a largo plazo. En-
incrementa el gasto calórico en pacientes obe- docrinología 1992; 39: 365-375.
sos y en sujetos normales (52) aunque su efecto 4. Leal-Cerro A, García-Luna PP, Astorga R. Die-
sobre la pérdida ponderal no ha sido publica- ta y obesidad. En: Introducción a la nutrición
do. Otro compuesto con actividad termogéni- clínica y dietética. Ed. P.P. García-Luna. Junta
ca es el BRL26830A; dos ensayos clínicos con de Andalucía, 1990: 125-147.
BRL26830A han demostrado que este fárma- 5. Munro JK. Ford M. Drug treatment of obesity.
co incrementa la pérdida ponderal al compa- En: Silverstone T (ed.): Drug and appetite. Lon-
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rarlo con el placebo ( 5 3 , 5 4 ) mientras otro traba- 6. Blundell JE, Burridge SL. Control de la alimen-
jo no ha encontrado diferencias entre el fár- tación y a la psicofarmacología de los fármacos
maco y el placebo ( 5 5 ) . Efectos secundarios, anorexígenos. En: Munro JF (ed.): Obesidad:
como taquicardia y temblor, han sido descritos Medidas terapéuticas. Barcelona. Ed. Doyma,
con estos dos fármacos, y ello es debido a que 1982:61-98.
también tienen propiedades ß2-agonistas. En el 7. Carlsson A. Amphetamine and brain catecho-
momento presente están siendo evaluados lamines. En: Costa E, Garattini S. (eds.): Amp
nuevos ß3-agonistas más selectivos desprovis- hetamine and related compounds New York.
tos de actividad ß1, y ß2, como el Ro 40- Raven Press, 1970: 289-300.
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nérgicos intervienen disminuyendo la lipólisis TM. Avery GS. Fenfluramine: a review of its
inducida por catecolaminas (Tabla 15.2), de pharmacological properties and therapeutic ef-
forma que el bloqueo de los adrenorreceptores ficacy in obesiy and diabetes mellitus. Drugs
ot2 en los adipocitos con antagonistas selecti- 1975, 10:241-323.
vos α 2 incrementaría la lipólisis, por lo que al 10. Innes JA. Watson ML, Ford MJ, Munro JF.
menos teóricamente podrían servir en el trata- Stoddart M. Plasma fenfluramien levéis, weight
miento de la obesidad al favorecer al movili- loss and side effects. BMJ 1977. 2: 1322-1325.
zación de grasa. La yohimbina es el prototipo 11. Pestell RG, Crock PA, Ward GM. Alford FP.
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un incremento de los ácidos grasos no esterifi- in patientes with NIDDM. Diabetes Care,
cados en el plasma y un aumento de las con- 1989; 12: 252-258.
centraciones de noradrenalina, con escasos 12. Levitsky DA. Troiano R. Metabolic consequen-
ces of fenfluramine for the control of body
efectos cardiovasculares (59). No obstante, a pesar weight. AmJ Clin Nulr 1992: 55: 167S-172S.
de estos efectos metabólicos de la yohimbina, 13. Goodall E, Feeney S, McGuirk J, Silverstone T.
no se ha descrito hasta el momento que pueda A Comparison of the effects of d-and 1-fenflu-
favorecer la pérdida de peso en pacientes ramine and d-amphetamine on energy and ma-
obesos, de tal forma que creemos que el uso cronutrient intake in human subjects. Psychop-
de los α 2 -antagonistas en la terapia de la obe- harmacology 1992: 106: 221-227.
266 LA OBESIDAD
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16
Ejercicio y obesidad
M.a S. Ruiz de Adana;
F. Tinahones Madueño; F. J. C.-Soriguer Escofet
tamiento dietético de la obesidad, comproban- do al paciente para que adopte objetivos a lar-
do que la pérdida del tejido magro que go plazo, una disciplina personal y una rees-
habitualmente tiene lugar durante la restric- tructuración de sus hábitos, tanto dietéticos
ción calórica, se reducía. Se necesitan más es- como de ejercicio. De hecho, suele ser contra-
tudios para determinar si la combinación de producente inducir a progresiones de entrena-
ejercicios aeróbicos y de resistencia, junto a la miento demasiado rápidas, pues muchos obe-
restricción calórica, proporcionan una forma sos muestran inicialmente cierta resistencia
de tratamiento más eficaz de la obesidad. psicológica al entrenamiento físico. Así, y poco
a poco, el ejercicio de andar lentamente se sus-
Duración del ejercicio tituirá por intervalos de andar y «jogging» y,
finalmente, por «jogging» continuo. Deberían,
Generalmente, la energía total gastada es el paralelamente, aplicarse también enfoques
factor que más influye en la eficacia de un pro- comportamentales para originar cambios sig-
grama de ejercicio con el propósito de contro- nificativos en e! estilo de vida con respecto a la
lar el peso corporal. De hecho, se ha demostra- actividad física. Por ejemplo, el andar o el ci-
do una relación dosis-respuesta, estando la clismo pueden reemplazar el uso del coche, su-
pérdida de peso directamente relacionada con bir escaleras al uso del ascensor, etc.
la duración del ejercicio. Por tanto, una per- Aunque es difícil especular con precisión so-
sona demasiado obesa que empieza con ejer- bre el umbral del gasto energético necesario
cicio ligero, por ejemplo andar lentamente, para la reducción del peso corporal y de grasa,
puede aumentar el gasto calórico considerable- se recomienda generalmente que el efecto de
mente de manera sencilla, extendiendo la du- consumir calorías en cada sesión de ejercicio
ración del ejercicio. El efecto de la duración debería ser, por lo menos, de 300 kcal. Esto
contrarresta la incapacidad (o inconveniencia) puede lograrse con veinte a treinta minutos de
de una persona obesa previamente sedentaria carrera, natación o ciclismo vigorosos, o bien
para realizar un ejercicio de alta intensidad. con cuarenta a sesenta minutos andando. Pro-
Sin olvidar que el coste energético de un ejer- gramas de ejercicio de un menor costo calórico
cicio, como es el andar, es proporcional al peso suelen mostrar un efecto nulo o mínimo en el
corporal; esto significa que la persona con so- peso o la composición corporales.
brepeso gasta una cantidad de energía consi-
derablemente mayor para realizar una tarea Frecuencia del ejercicio
que una persona normal (21).
La importancia de la duración del ejercicio La frecuencia del entrenamiento parecer ser
para la pérdida de peso es ilustrada en un es- también de importancia cuando se considera
tudio realizado por Mimesis, el al. en tres gru- el ejercicio como medio de reducción de peso.
pos de hombres que realizaron ejercicio duran- En un resumen de seis estudios que investiga-
te veinte semanas andando o corriendo duran- ron la frecuencia óptima de entrenamiento (25),
te quince, veinte o cuarenta y cinco minutos se observó que el hecho de entrenar dos veces
por sesión (24). Comparados con el grupo se- a la semana no modificó el peso corporal ni el
dentario de control, los tres grupos de ejercicio porcentaje de grasa corporal. Sin embargo, el
disminuyeron significativamente su grasa cor- entrenamiento de tres y cuatro días/semana
poral, panículo adiposo y circunferencia de tuvo un significativo efecto. Es más, los sujetos
cintura. Cuando se hicieron comparaciones que entrenaban cuatro días/semana redujeron
entre los tres grupos, aquellos que habían en- su peso corporal y su panículo adiposo signifi-
trenado cuarenta y cinco minutos perdieron cativamente más que el grupo que entrenaba
más grasa corporal que los que lo hicieron solo tres veces/semana, aunque las reducciones
treinta o quince minutos. del porcentaje de grasa corporal eran similares
Así pues, las etapas iniciales de un programa en ambos grupos.
de ejercicio para personas obesas, previamente Dentro del marco de la investigación dispo-
sedentarias, deberían ser progresivas, animan- nible, parece que se requieren, por lo menos.
274 LA OBESIDAD
tres días de entrenamiento por semana para da de primer orden en el tratamiento de pa-
ocasionar cambios en la composición corporal cientes con obesidad troncular.
mediante el ejercicio (26). Hay incluso indicios El incremento de la masa corporal con el en-
para pensar que un entrenamiento más fre- trenamiento físico en las mujeres con obesidad
cuente puede ser aún más eficaz, siendo pro- glúteo-femoral, probablemente sea debido a
bable que este efecto aditivo sea resultado di- una diferencia en la regulación del ingreso ca-
recto del gasto calórico adicional proporciona- lórico durante el desarrollo de los mismos (28).
do por el entrenamiento extra. En la mayoría de los estudios, las ratas a las
que se somete a un programa de ejercicios in-
Diferencias sexuales en la regulación crementan su LBM (29), pero mientras las ratas
del balance energético durante el machos reducen su contenido total de grasa en
un 50 por 100, en las hembras este descenso
ejercicio sólo alcanza el 25 por 100. Esta diferencia se-
Hay varias diferencias importantes entre los xual en los cambios de composición corporal
sexos, tanto en cuanto al tejido responsable del con el entrenamiento físico se explica, al me-
gasto energético (músculo) como al suminis- nos parcialmente, porque las ratas hembras in-
trador de energía durante el ejercicio duradero crementan su ingesta alimenticia, hecho que
(tejido adiposo). El hombre tiene una mayor no sucede con los machos, que incluso en oca-
masa muscular, mientras que la mujer posee siones disminuyen la misma (30).
una mayor masa de tejido adiposo. La topo- Tal como ha sido comentado, esta diferencia
grafía, estructura y función de estos tejidos en la respuesta al ejercicio en función del dis-
también son distintas, lo que sugiere la posibi- morfismo sexual resulta de interés por sus im-
lidad de diferencias sexuales en los flujos de plicaciones en el tratamiento y prevención de
energía y en su utilización. la obesidad. Parece ser que la causa de este
El entrenamiento físico tiene diferentes con- efecto sea un incremento en el ingreso calórico
secuencias en varones o mujeres obesos (27). durante el programa de entrenamiento físico
Los hombres descienden su peso e incremen- en mujeres o quizás un descenso de ingesta en
tan su LBM («lean body mass»), mientras que varones, similar a lo que sucede en ratas, don-
esto no sucede en mujeres. Es más, las mujeres de todo ello ha sido medido con precisión.
obesas responden ante el ejercicio de manera Esta distinta respuesta ante el ejercicio en
distinta en función de la distribución grasa. función del sexo y del tipo de distribución gra-
Las mujeres con obesidad abdominal, o tipo sa podría estar relacionada con los siguientes
androide, muestran similares adaptaciones al hechos: a) La mujer posee una menor masa
ejercicio físico que los varones: un descenso muscular, con una mayor proporción de las fi-
(aunque menor, si es que se produce) en la gra- bras denominadas de contracción lenta o ti-
sa corporal y una tendencia a incrementar po I. con, además, menor actividad de enzimas
LBM. Las mujeres con obesidad glúteo-femo- glicolíticas. b) El tejido adiposo muestra una
ral, sin embargo, responden de forma diferen- gran variación en cuanto a cantidad, topogra-
te, y de hecho se han comunicado aumentos fía, morfología y función entre los sexos. La
de la masa grasa durante programas de mujer posee mayor cantidad de masa adiposa,
entrenamiento (28). de distribución fundamentalmente glúteo-fe-
Tal como se comentará más adelante, me- moral. En esta localización las células adiposas
rece la pena destacar que los varones y las mu- son de mayor tamaño, con un incrementado
jeres con obesidad troncular, que suelen tener nivel de actividad de lipoproteinlipasa y una
niveles más elevados de lípidos plasmáticos, menor actividad lipolítica, por un predominio
glucosa, insulina y de presión arterial, antes del de actividad a-adrenérgica. Teleológicamente
programa de entrenamiento, muestran los des- se trataría de un modelo metabólico que tien-
censos más pronunciados de estas variables de a acumular energía de depósito para funcio-
después del programa de entrenamiento. nes femeninas (embarazo y lactancia), no rá-
Por tanto, el ejercicio se perfila como medi- pidamente disponible. Así, cuando existe una
EJERCICIO Y OBESIDAD 275
los autores dividieron los sujetos según el ta- afirmar que la actividad física, tanto moderada
maño inicial de la célula adiposa de la región como intensa, se asocia consistentemente de
mencionada, los hombres con adipocitos de manera inversa con la grasa corporal total.
menor tamaño no mostraron ninguna reduc- Además, la actividad física intensa se asocia
ción significativa en la masa adiposa, mientras también con un descenso en el índice cintura/
que los que poseían células adiposas mayores cadera, excepto en mujeres blancas. A su vez,
mostraron una reducción media de la masa la actividad física moderada no se asocia con
grasa de 4,2 kg tras veinte semanas de entre- este descenso, excepto en varones negros.
namiento. Estos autores, en otro experimento El ejercicio intenso reduce per se los depósi-
con entrenamiento de alta intensidad, de nue- tos grasos en el hombre, apreciándose una re-
vo en individuos no obesos, observaron que la sistencia, ya mencionada, a la pérdida de peso
reducción de la grasa subcutánea fue mayor en por el ejercicio en mujeres obesas. En el hom-
el tronco (con un descenso del 27 por 100) que bre, la pérdida de grasa por el ejercicio intenso
en las extremidades (descenso de solo el 15 por se asocia con una reducción preferencial de la
100) (41). Depres et al. (42) estudiaron los efectos grasa troncular, lo que parece asociarse a una
del ejercicio aeróbico realizado hasta el 60 por disminución de los factores de riesgo asociados
100 de VO2 max, dos horas por día, seis días a a esta distribución grasa. El ejercicio aparece
la semana durante un periodo de cien días en de nuevo como medida terapéutica imprescin-
cinco hombres moderadamente obesos dible en pacientes con obesidad de predominio
(BMI = 28,8 kg/m2). Dicho programa de en- troncular.
trenamiento indujo una reducción de masa En un estudio reciente realizado por Kana-
grasa de 6.8 kg. Se apreció una tendencia a una ley, et al.(44) en diecinueve mujeres obesas,
mayor movilización de la grasa subcutánea en diez con predominio androide y nueve con
el tronco comparada con las extremidades y la obesidad ginoide, se refiere que, aunque la pér-
reducción en la masa grasa total fue mayor dida de peso fue similar en ambos grupos, pa-
(39 %) que la reducción de la grasa subcutá- rámetros como el colesterol y los triglicéridos y
nea (29 %). lo cual hace pensar que alguna mo- HDL mejoraron en mayor grado en las muje-
vilización de la grasa profunda tiene lugar. res con obesidad troncular. Así pues, tal como
Posteriores estudios, utilizando la TAC para ya se ha comentado, la distribución grasa pa-
valorar la distribución adiposa, parecen confir- rece influenciar los cambios de los perfiles li-
mar que el descenso de la grasa troncular su- pídicos durante un programa de pérdida de
cede a nivel de sus tres componentes: intraab- peso. Y aunque la mujer obesa es más resisten-
dominal, subcutáneo abdominal y subcutáneo te a la pérdida de grasa por el ejercicio que el
torácico. Schwartz, el al. (34) llegan aún más le- varón, las complicaciones metabólicas asocia-
jos al afirmar que el cambio absoluto en estos das a la distribución troncular de la grasa po-
depósitos, tras un programa de entrenamiento drán mejorarse mediante la prescripción de un
físico, parece estar relacionado con el tamaño programa de ejercicio regular (42).
inicial del depósito, excepto en lo que se refiere
a la grasa subcutánea del tórax.
Sea cual sea la causa del descenso de la obe- EFECTO DEL EJERCICIO EN LA
sidad central tras el ejercicio físico, la magni- INGESTA DIETÉTICA
tud de la pérdida parece estar relacionada con
una más intensa distribución de la adiposidad Las propiedades inhibitorias del ejercicio en
en la zona central. la ingesta alimenticia han sido defendidas rei-
Slattery, et al. (43), en un reciente estudio con teradamente. Sin embargo, los datos proceden-
5.115 adultos jóvenes de razas blanca y negra, tes de estudios en humanos son bastante esca-
valoraron la asociación entre la grasa corporal sos, fundamentalmente debido a las dificulta-
y su distribución con distintos factores am- des de cuantificar tanto la ingesta como el
bientales (composición de dieta, actividad físi- gasto energético durante periodos prolongados
ca, alcohol y tabaco). Estos autores llegan a de tiempo (36).
278 LA OBESIDAD
pasa del músculo y del tejido adiposo (55), una El efecto del ejercicio sobre el perfil lipídico
enzima que facilita el aclaramiento de los tri- se produce sobre todo en hombres, habiendo
glicéridos plasmáticos y responsable de que el fracasado algunos estudios en la demostración
ejercicio ayude a aclarar las lipoproteínas tras de diferente perfil lípido entre mujeres preme-
la ingesta alimentaria. nopáusicas activas y sedentarias (63).
En hombres los niveles de triglicéridos des-
cienden tras el ejercicio agudo y tras el
entrenamiento (56), asociado al descenso de las
VLDL. En mujeres los resultados son más Ejercicio y metabolismo
contradictorios, no encontrándose modifica- hidrocarbonado
ciones en unas ocasiones, en otras descensos e
incluso elevaciones de los triglicéridos tras Efectos agudos del ejercicio
ejercicio agudo (57). sobre la glucemia
Numerosos estudios transversales y longitu-
dinales han encontrado, tanto en hombres Es bien conocido que el ejercicio agudo pue-
como en mujeres, aumento de los niveles de de inducir una hipoglucemia en los pacientes
HDL con el ejercicio (56). El aumento de las tratados con insulina. La hipoglucemia es se-
HDL durante el ejercicio agudo es seguramen- cundaria a un aumento del consumo de glu-
te secundario al incremento de la actividad de cosa por la fibra muscular y una mayor sensi-
la LPL y de la lipólisis de los triglicéridos de las bilidad a la actividad de la insulina, al tiempo
VLDL. El ejercicio continuado produce un au- que unos niveles inadecuadamente altos de in-
mento de las HDL2 y un descenso de las sulina inhiben la producción hepática de glu-
HDL3 (55). cosa. La hipoglicemia puede ocurrir hasta cua-
Se ha estimado que la cantidad de ejercicio tro o seis horas después de haber realizado la
necesario para elevar las HDLC significativa- actividad física (64, 65).
mente debe ser superior a 16 km semanales El ejercicio agudo también puede aumentar
durante al menos nueve meses (58). la glucemia plasmática e inducir una hiperglu-
En mujeres el efecto del ejercicio sobre las cemia. Una situación que no parece ser inde-
HDL parece menos importante, no habiéndose pendiente de las cifras de glucosa previas al
encontrado en un estudio longitudinal efecto ejercicio ni de la presencia de cuerpos cetóni-
alguno del ejercicio en mujeres sobre los ni- cos(66). El umbral de glucosa en sangre, en el
veles de HDL (59). cual el ejercicio produce incremento en lugar
El efecto del ejercicio, en hombres, no es in- de descenso de la glucemia, parece ser diferen-
dependiente del efecto sobre otros factores, ha- te según el individuo. La presencia de cuerpos
biéndose demostrado que el 80 por 100 de la cetónicos es de importancia en esta reacción
variabilidad de la HDL tras el ejercicio podía adversa.
ser explicada al menos por el descenso simul- La tolerancia a la glucosa se incrementa tras
táneo del estradiol, triglicéridos y lipasa hepáti- varios días de ejercicio intenso, por aumento
ca (60). Otros autores han encontrado también de la sensibilidad periférica de la insulina, una
una correlación entre el incremento de las sensibilidad que puede revertir por la ingesta
HDL tras el ejercicio y la reducción de la acti- de carbohidratos (67). El efecto del ejercicio sobre
vidad de la lipasa hepática (61), el incremento la tolerancia y mejor utilización de la glucosa
de la actividad lipoproteinlipasa del tejido adi- tiene un componente insulinodependiente,
poso y la sensibilidad periférica de la insuli- pero también otro insulinoindependiente que
na (62), así como con el aumento de la lecitin revierte unas cuantas horas después del
colesterol aciltransferasa (LCAT)(55, 56). ejercicio (68).
Menor efecto parece tener el ejercicio sobre
las LDL, aunque algunos trabajos encuentran
una pequeña disminución en aquellos que lo
practican regularmente (55, 56).
EJERCICIO Y OBESIDAD 281
Efectos a largo plazo del ejercicio tus tipo II con baja secreción previa medida
sobre el control metabólico de la por el péptido C. y la reduce en aquellos con
elevada secreción de manera secundaria al au-
diabetes mento de la sensibilidad periférica inducida
El ejercicio disminuye los requerimientos de por el propio ejercicio (80).
insulina, pero hay discrepancias en la literatura
si por sí solo, sin ir acompañado de terapia in-
tensiva insulínica, automonitorización domi-
Ejercicio e hipertensión
ciliaria de la glucemia, etc., también mejora el
control metabólico (69, 70) Los cálculos realizados La aparición de hipertensión durante el ejer-
sugieren que las necesidades de insulina cicio aeróbico puede ser un marcador del de-
descienden unas 4 unidades/día por cada sarrollo de una futura hipertensión en pacien-
1.000 kcal consumidas en ejercicio físico du- tes normotensos. Algunos estudios han encon-
rante una semana (71) . trado que un 5 por 100 de los pacientes a los
que les subía la presión arterial sistólica por
encima de 200 mm de Hg, desarrollaban hi-
Ejercicio en la diabetes mellitus tipo II pertensión tras cinco años de seguimiento (81) .
Varios estudios transversales han encontra- A largo plazo el ejercicio aeróbico tiene un
do una relación inversa entre actividad física y efecto beneficioso sobre la presión arterial en
aparición de diabetes mellitus tipo II (72, 73). Un pacientes hipertensos. Sesiones de ejercicio de
estudio en alumnos varones de la Universidad tres veces por semana reducen la presión arte-
de Pensylvania sugiere que un incremento de rial sistólica en 10 mm de Hg y la diastólica en
500 kcal/semana en el gasto energético proce- 7 mm Hg y siete sesiones de ejercicio por se-
dente del ejercicio reduce el riesgo de aparición mana llegan a reducirla hasta 12 mm Hg (82),
de diabetes mellitus tipo II en un 6 por 100 (74). planteándose el ejercicio aeróbico en los casos
Por otro lado, es conocido que en sociedades de hipertensión arterial moderada como una
poco desarrolladas en las que se realiza gran alternativa al tratamiento farmacológico( 8 2 ) .
actividad física la incidencia de diabetes tipo II
es baja (75).
Este efecto preventivo del ejercicio podría BIBLIOGRAFÍA
estar justificado por el incremento crónico de
la sensibilidad a la insulina y a la menor pre- 1. Pi-Sunyer. FX. EfTect of exercise on food inta-
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17
Obesidad severa:
cirugía bariátrica
A. Alastrué Vidal; M. Rull, J. Formiguera; D. Casas;
L. E. Escudero; X. Mira; L. Sánchez Planell; B. Martínez;
C. Diez; M. Foz; M. A. Broggi
En el presente capítulo se realiza una puesta caciones, de la adecuada selección de los pa-
al día de los procedimientos quirúrgicos que ac- cientes, de la motivación y del control dietético-
tualmente se utilizan para el tratamiento de la psicológico de cada pacenté. En este capítulo se
obesidad severa o mórbida (OM). Este tipo de resumen las características que debe reunir un
obesidad es un estado patológico cuyo trata- paciente candidato, las posibles técnicas quirúr-
miento no quirúrgico es muy difícil. Internacio- gicas que se pueden aplicar, las teóricas compli-
nalmente se define cuando supera un índice de caciones, su mecanismo de acción y los futuros
masa corporal (índice de Quetelet) (BMI: Body proyectos en esta subespecialidad. También se
Mass Index) de 40 kg/m2. En estos casos, el au- aportan los resultados y la experiencia sobre el
mento patológico de grasa corporal ya influye tema de los autores, así como la de las mejores
en la mortalidad y morbilidad. La mayoría de series revisadas. Se realiza un enfoque lógico de
las técnicas quirúrgicas proporcionan una res- tratamiento, basándose en la experiencia de 5
tricción gástrica o bien añaden un cortocircuito años y más de 120 pacientes intervenidos
al nuevo reservorio gástrico. Los resultados de (GVA: gastroplastia vertical anillada, bandeleta
cualquiera de estas técnicas son espectaculares a gástrica de silicona hinchable. técnica de Sal-
largo plazo si el diseño bariátrico funciona co- món), y que actualmente forma parte del pro-
rrectamente y el paciente aprende a utilizarlo. tocolo prospectivo de tratamiento de este grupo
La pérdida de peso es efectiva, permanente y la de pacientes.
morbi-mortalidad muy baja. Las técnicas más La serie que se presenta se ha dividido en
utilizadas en todo el mundo son la gastroplastia dos grupos: obesos severos o mórbidos (OM)
vertical anillada (GVA) y el cortocircuito gástri- (índice de masa corporal o BMI < 49 kg/m2)
co (YRBP) aunque en Europa también se utiliza y superobesos mórbidos (SOM:BMI > 50 kg/
el cortocircuito biliopancreático (BPBP). m2). En anteriores trabajos se ha demostrado
Existen otros sistemas como la bandeleta gástri- que no todos los SOM (BMI > 50 kg/m2) res-
ca de silicona liinchable (BGSH), que soslayan ponden adecuadamente a una técnica simple
algunos de los problemas de las técnicas ante- restrictiva (GVA) a pesar de pérdidas muy
riores, como puede ser fallo de sutura de la bol- considerables de peso. Éste es el motivo por el
sa gástrica. Aunque, según el criterio de los au- que en este grupo se contemplan otras técni-
tores, sus indicaciones son muy específicas. Es cas. La cirugía bariátrica muestra unos resul-
difícil valorar cuál es la mejor técnica pues de- tados efectivos y permanentes a largo plazo, si
pende de la propia experiencia del equipo qui- se aplica la técnica adecuada en un paciente
rúrgico, del diagnóstico y control de las compli- debidamente seleccionado.
285
286 LA OBESIDAD
cia). La elección de esta disposición se debe a depende de las preferencias del equipo quirúr-
que proporciona un mejor drenaje de la bolsa gico, hábitos del paciente, de las posibilidades
y la zona es menos apta a dilatarse que una de control (41, 45), del seguimiento postoperatorio
bolsa horizontal. (psicológico) (l0, l6-18, 42) y naturalmente de
Existen otras técnicas, como es el cortocir- la experiencia o los resultados alcanzados por
cuito gástrico o YRBP (Figura 17.2) (28, 33, 39). en el grupo de tratamiento. La opinión de los au-
que también se realiza una bolsa gástrica tores es que la restricción gástrica proporciona
horizontal, pero en este caso, al ser completa- un procedimiento más fisiológico al no provo-
mente cerrada, se debe de anastomosar a un car ningún tipo de malabsorción.
asa desfuncionalizada en Y de Roux con una Existen otros tipos de técnicas que marcan
longitud determinada (45 cm). según se desee, cada vez más las claves futuras para el trata-
con el fin de vaciar el estómago. Dentro de este miento definitivo de la OM. posiblemente a
grupo se debe mencionar la técnica de Torres- través de una laparoscopia. como es la bande-
Oca (Figura 17.2) (33) que realiza el grapaje gástrico leta gástrica de silicona hinchable (BGSH)
en una posición más vertical, pues es un diseño (Figura 17.1) (37, 38). Por el momento, se realiza
útil para reconvertir una GVA esteno- a través de una laparotomía supraumbilical.
sada en una técnica mixta (Figura 17.2). La En este procedimiento quirúrgico ya no se uti-
decisión de cualquiera de estos procedimientos lizan suturas gástricas y el diámetro interno de
OBESIDAD SEVERA: CIRUGÍA BARIATRICA 289
Si sucede esta eventualidad, muchas veces se RYBP, sino en la técnica de Salmón, en la que
tiene que reintervenir al paciente para que también se practica una bipartición gástrica.
pueda seguir viviendo y no. como en las com- En este tipo de técnica se aconseja una vago-
plicaciones más habituales de la GVA, que se tomía troncular y una colecistectomía, si existe
realiza para que siga funcionando el diseño ba- una bilis patológica en el estudio intraopera-
riátrico. La mayoría de los autores, debido al torio (l9).
alto porcentaje de fallos del grapaje horizontal Algunos trabajos retrospectivos comparan
(35 %). lo realizan con 6 hileras de grapas con estas dos técnicas (RYBP vs. GVA) y observan
un volumen residual de 15-30 mi. La anasto- que los resultados del RYBP superan, si sólo se
mosis en Y de Roux se intenta que sea de 1 cm valora el porcentaje de pérdida de peso, a los
de diámetro y la longitud del asa de 45 cm, valores de pérdida de peso obtenidos en la
con el fin de prevenir el reflujo. Los autores del GVA. Este efecto, posiblemente sea debido al
trabajo lo realizan con 4 tiras de grapas con alto porcentaje de disrupción gástrica que exis-
una sutura de refuerzo continua mediante un tía en los proyectos iniciales de la GVA con
material irreabsorbible; no en el caso de un dos hileras de grapas, o bien al anillo demasía-
OBESIDAD SEVERA: CIRUGÍA BARIÁTRICA 291
Tabla 17.1. RESUMEN DE LA LITERATURA dumping así como cierta malabsorción por el
asa desfuncionalizada. La GVA normalmente
ejerce poco influjo en la respuesta neuroendo-
crina digestiva: por el contrario, el RYBP pro-
voca una gran respuesta hormonal al paso de
los alimentos (CCK. VIP. etc.).
RESUMEN DE LA LITERATURA
trabajo sobre 201 pacientes, consiguen una seguimiento (años), así como el porcentaje de
pérdida de peso de un 31 por 100 al año y de exceso de peso perdido en el momento de la
un 34 por 100 a los 5 años. Presentan una alta revisión. De forma global se puede observar
incidencia de fallos de sutura vertical (48 %) que ambas técnicas aportan unos resultados
que contrasta con la baja cifra aportada por satisfactorios. Aunque como se muestra en la
Masón (0,9 %). Estos resultados tan dispares Tabla 17.2, siempre que los resultados se refie-
pueden originar problemas al valorar una téc- ran a un grupo seleccionado de pacientes sin
nica determinada, pues como también se ha fallos técnicos, los resultados son mejores así
observado en la serie que se presenta, la inci- como una técnica mixta en los SOM.
dencia es alta. En la serie que se revisa se han
observado 20 fallos de la sutura vertical, de los
cuales tan sólo el 50 por 100 han precisado SERIE DE LOS AUTORES:
una reintervención (34). Yale et al. (79) demuestran POBLACIÓN ESPAÑOLA (13-17,34)
que la circunferencia externa del anillo,
mientras no sea inferior a 4,5 cm y superior a En este trabajo se presenta la serie de más de
5, no influye en la tasa de fallos o complicacio- 110 pacientes intervenidos que reunían las
nes. Kuzmac (37-38) desarrolla un concepto fu- condiciones que al inicio del programa se
turista que se basa en la banda gástrica hincha- establecieron (13, 17). A los 100 primeros pacien-
ble, que se puede modificar en el curso evolu- tes se les ha practicado una GVA de primera
tivo de un paciente a través de un reservorio elección (1 3-18) y tan sólo tres pacientes no siguen
subcutáneo. Sus ventajas son obvias, pero pre- en el programa: uno de ellos reoperado y
cisa un mayor número de pacientes y un se- reconstruido mediante una técnica de cortocir-
guimiento más amplio. En las Tablas 17.1 cuito gástrico (Oca-Torres) (33), un éxitus y un
y 17.2 se han resumido los resultados antro- tercer paciente en que se tuvo que extraer la
pométricos de las mejores series publicadas bandeleta por intolerancia psíquica. A todos
(GVA y YRBP). En las mismas se hace constar los pacientes se les ha practicado una biopsia
el número de pacientes que han completado el hepática y una ecografía preoperatoria, con el
294 LA OBESIDAD
tensión y diabetes se han resuelto como ya ha y ha demostrado todas las complicaciones rea-
sido demostrado en otras series (86-90) y aquellos les que han existido en la serie. El 50 por 100
pacientes con un SAS han mejorado espec- de los fallos del grapaje vertical (20 casos) no
tacularmente con una pérdida de peso razona- hubiera sido diagnosticado pues el paciente no
ble, sin alcanzar el teórico 25 por 100 del peso ha dejado por el momento de perder peso, si la
ideal, que es lo deseado y valorado como comunicación es mínima o bien ya se ha adap-
satisfactorio(89-90) tado definitivamente en sus nuevos hábitos.
Los vómitos son frecuentes, sobre todo hasta Estos pacientes no han sido reoperados.
el momento en que el paciente se adapta al En este punto, los autores se adentran ya en
nuevo régimen alimentario con sus nuevos há- las tendencias futuras, como puede ser el co-
bitos. Sólo en casos especiales se realiza un es- locar un balón hinchable de silicona regulable
tudio (endoscopia) para descartar un problema gracias a un reservorio subcutáneo introducido
orgánico (estenosis anillar, inclusión, ede- en la vaina de los rectos anteriores del abdo-
ma) (15): el resto siguen los controles habituales; men (35, 36) (Figura 17.1). Por el momento, esta
a los 6 meses y posteriormente cada 12 meses. técnica se ha realizado en 10 pacientes de la se-
El seguimiento radiológico ha sido exhaustivo rie y el seguimiento es similar a la GVA. La ac-
tual opinión de los autores es que tan solo debe taculares en los OM tomados de forma indivi-
ser indicada en pacientes no SOM, con sus dual que si se incluyen los pacientes con una
propias ventajas, como son el disminuir los SOM en el cómputo global en ambos sexos. El
días de estancia y los posibles fallos de sutura resto de parámetros antropométricos demues-
perioperatorios. Aunque esta nueva modalidad tra unas características muy evidentes, como
también pueda aportar nuevos problemas ya fueron detalladas en anteriores trabajos (2.°
como son el desplazamiento proximal de la año) ( l 7 ) . Estos cambios permanecen con una
banda periesofágica, su inclusión o bien que se tendencia a estabilizar el peso a partir de los 18
rompa el globo, se desplace o se torsione el re- meses (OM) y que continúa siendo efectiva en
servorio. Complicaciones que por el momento la SOM. Se demuestra al mismo tiempo que la
no han existido en la presente serie con un corto GVA es efectiva para que el paciente pierda
seguimiento. peso, grasa corporal total (centrífuga: PT y
En la serie de GVA, la media de pérdida de centrípeta: PSc) (Figura 17.7) y conserve la
peso real y la valoración del exceso de peso (so- masa muscular (Figura 17.7). La preservación
brepeso) de todo el grupo de pacientes (global: de este componente corporal queda demostra-
OM y SOM) objetivado a los dos años han da al estudiar la circunferencia muscular del
sido representados en la Figura 17.12. Estos brazo (CMB) o el área muscular del brazo
datos demuestran unos resultados más espec- (MAMA) (Figura 17.8), mejor que tomar sim-
2
Figura 17.11. Evolución del índice de Masa Corporal o índice de Quetelet (kg/m ): • Grupo global y ambos sexos.
plemente la CB, pues este parámetro está in- menos obesos. Valores que persisten en el se-
fluido por los cambios de la circunferencia adi- guimiento de alguno de estos pacientes en el
posa (pliegues de grasa) consecuentes a la drás- tercer año. Tan sólo un 45 por 100 ha logrado
tica pérdida de peso (Figura 17.3). un criterio correcto de eficacia (índice de
Es difícil que los SOM presenten unos resul- Eficacia ≤ 1 (normal) o < 1,5 (obeso)) a pesar
tados concluyentes a los 2 años si se utilizan de la pérdida real de peso, que en algunos ca-
los criterios internacionalmente aceptados en sos ha alcanzado más de 140 kg en dos años.
la valoración de la cirugía bariátrica (34). Si se
define como resultado satisfactorio el que un
paciente intervenido alcance el 25 por 100 del COMENTARIO FINAL
peso teórico ideal en el primer año, realmente
ningún paciente de la serie de SOM lo ha con- Los resultados de la cirugía bariaírica son
seguido; aunque, si se valoran mediante el ín- ya incuestionables pues tanto la diabetes como
dice de eficacia que los autores proponen (IE = la hipertensión, la insuficiencia respiratoria o
Peso Inicial - Peso Actual / Peso Ideal), un 85 los problemas osteartrósicos mejoran con la
por 100 ya pueden ser considerados OM al pri- pérdida de peso y se mantienen a los 5
mer año y a los dos años, un 55 por 100 pre- años (1,20, 30, 36, 83-93) . La supervivencia esperada
sentan un buen resultado (34). Un gran número será la misma que la de un individuo nor-
de pacientes SOM siguen siendo OM o por lo mal (44). Cada técnica es un proyecto y el pa-
298 LA OBESIDAD
ciente debe aprender su mecanismo y funcio- ten en cada comida, que por término medio
namiento. El problema se centra en adecuar la obligado debe ser de 30-40 minutos.
técnica a cada paciente y comprender la fisio- La mayoría de las técnicas restrictivas indu-
logía del diseño bariátrico para que el paciente cen una saciedad que es lo que por principio
lo utilice. Cuando se realiza una técnica res- ideológico se desea. Los pacientes intervenidos
trictiva, no se intenta estimular una aversión pierden peso rápidamente con la inmediata de-
alimentaria ni que el sujeto tenga que provo- privación de la ingesta calórica. Sin embargo,
carse el vómito en cada comida. En casi todos también pueden modificar sus hábitos y diri-
los casos, con el tiempo, los pacientes pueden girlos hacia una exclusiva ingesta de líquidos
comer todo tipo de alimentos, si seleccionan el concentrados de alto contenido calórico o bien
tipo y la forma, si prestan especial atención a provocarse el vómito y comer reiteradamente
la función de triturado y al tiempo que invier- (bulimia iatrogénica). Ésta es uno de los moti-
OBESIDAD SEVERA: CIRUGÍA BARIÁTRICA 299
vos de una selección adecuada del paciente en cosociales que a largo plazo suponen un bene-
el periodo preoperatorio y en la elaborada in- ficio global para el individuo y la sociedad.
formación-supervisión en cada momento del Naturalmente, la efectividad de un proceso
seguimiento. depende de la valoración individual, cómo se
La intervención bariátrica debe ser realizada realiza y el equipo de control. La cirugía bariá-
con seguridad. Los costes deben ser evaluados trica es una excelente alternativa y solución a
en su totalidad pues aunque parezca que una un grupo de pacientes —enfermos— rebeldes
intervención es económicamente más cara, re- a cualquier tratamiento médico. Las recientes
suelve en un alto porcentaje de casos, de forma recomendaciones del NIH (National Institute
definitiva, un problema (la obesidad), una en- of Health) americano(1), referente a la obesi-
fermedad (morbididad) y unos problemas psi- dad severa, son concluyentes. Aconsejan ini-
300 LA OBESIDAD
ciar siempre un tratamiento no quirúrgico su- 3. Garrow JS. Treat obesity seriously. A clínical
pervisado por un equipo integrado en el que la manual. London, Churchill Livingstone, 1981:
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ducta alimentaria, así como el adecuado soporte, 4. Ravissin E, Swinburn BA. Pathophysiology of
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continuación ya consideran la cirugía bariátrica 5. Garrow JS. Treatment of obesity. Lancet 1992:
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restrictiva en pacientes seleccionados, con un
6. Colditz GA. Economic costs of obesity. Am J
riesgo aceptado. Incluso la indican de primera Clin Nutr 1992; 55: 5O3-5O7S.
elección, sin esperar los teóricos 5 años de 7. Sjöstrón LV. Mortality of severely obese pa-
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se exigían en los criterios de inclusión. La 8. Pi-Sunyer X. Health implications of obesity.
intervención debe ser realizada por un grupo de Am J Clin Nutr 1991; 53: 1595S-1603S.
cirujanos y anestesistas con experiencia, que 9. Drenick EJ, Gurunanjappa SB, Seltzer F. John
valoren la técnica más apropiada en cada caso y son DG. Excessive mortality and causes of
que estén habituados a resolver las death in morbidly obese men. JAMA 1980:
complicaciones. El control postoperatorio es 243: 443-445.
necesario, no sólo por el equipo quirúrgico y 10. Stunkard A, Wadden TA. Psychological aspects
radiológico, sino por el médico o endocrino que of severe obesity. Am J Clin Nutr 1992: 55: 524-
la ha indicado y por un psicólogo experi- 532S.
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mentado en el seguimiento o en cualquier tras- Ny Acad Sci 1987; 499: 350-363.
torno que pueda presentarse. 12. Lissner L, Odell PM. D'Agostino RB, et al. Va-
La cirugía bariátrica actualmente puede ya ser riability of body weight and health outcomes in
considerada desde el inicio de un protocolo en the Framingham population. N Engl J Med
un obeso severo, si el paciente está informado y 1991: 324: 1839-1844.
motivado. Quedan muchas preguntas por 13. Alastrué A. Rull M. Salva JA. Formiguera J, et
contestar (93) pero las directrices quirúrgicas al. Gastroplastia vertical anillada. Experiencia
confluyen en una dirección cuyos resultados son de un grupo multidisciplinario en 65 pacientes.
ya patentes a largo plazo. Metodología y técnica quirúrgica. Resultados
La cirugía bariátrica restrictiva reúne los antropométricos. Cir Esp 1991; 50: 50-58.
tres principios básicos sobre los que cualquier 14. Alastrué A. Rull M, Salva JA, Formiguera J, et
tratamiento de la obesidad debe de apoyarse: al. Gastroplastia vertical anillada. Experiencia
de un grupo multidisciplinario en 65 pacientes.
1) El paciente ingiere menos energía que la Complicaciones generales: intra y perioperato-
que precisa en relación a su masa corporal. rias. Cir Esp 1991: 50: 99-105.
2) Su estado nutricional es el adecuado. 3) De 15. Alastrué A, Rull M. Salva JA. Formiguera J. et
forma paulatina el paciente va aceptando sus al. Gastroplastia vertical anillada. Experiencia
nuevos hábitos, hasta un punto ideal que los de un grupo multidisciplinario de tratamiento
asimile de forma definitiva. Esta reeducación, en 65 pacientes. Complicaciones postoperato-
no innata, precisa una estricta supervisión que rias inmediatas y/o técnicas tardías. Cir Esp
debe ser desarrollada por un equipo interdisci- 1991:50:278-284.
plinario de tratamiento de la obesidad Seve- 16. Alastrué A, Rull M, Formiguera J, et al. Gastro-
ra (94) plastia vertical anillada. Experiencia de un gru-
po multidisciplinario en 65 pacientes. Compli-
caciones metabólicas y resultados psicológicos.
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