INTEGRANTES:
TURNO: P–2
GRUPO: A–2
TRUJILLO – PERÚ
ING. AGROINDUSTRIAL
INTRODUCCIÓN
Uno de los aspectos más importantes y prácticos de la selección de metales en el
diseño, desarrollo y producción de nuevos componentes es la posibilidad de que el
componente falle durante su funcionamiento habitual. La falla se puede definir como la
incapacidad de un material o componente de realizar la función prevista, cumplir los
criterios de desempeño, aunque pueda seguir funcionando, o tener un desempeño
seguro y confiable incluso después de deteriorarse. El rendimiento, desgaste, la
torcedura (inestabilidad elástica), la corrosión y la fractura son ejemplos de situaciones
en las que ha fallado un componente.
Los ingenieros están profundamente conscientes de la posibilidad de fractura en los
componentes que soportan cargas y sus posibles efectos dañinos en la productividad,
seguridad y otras cuestiones económicas.
Como resultado, los ingenieros, aplican factores de seguridad en su análisis inicial para
reducir la posibilidad de fractura o, esencialmente mediante el sobre diseño del
componente o de la máquina.
La falla de un material está asociada directamente a la fractura de un elemento o pieza.
Es importante diferenciar entre los tipos de fallas, las causas que producen la falla y las
solicitaciones asociadas.
ING. AGROINDUSTRIAL
El vuelo 243 de Aloha Airlines fue un vuelo programado entre el Aeropuerto de Hilo y el
Aeropuerto Internacional de Honolulú, ambos en el archipiélago de Hawaii, que al
alcanzar la altitud de crucero el 28 de abril de 1988, sufrió una descompresión explosiva
que provocó que parte del techo de la cabina se desprendiera, obligando al piloto a
realizar un aterrizaje de emergencia en el Aeropuerto de Kahului. El avión era un Boeing
737-200 matriculado N73711 de la compañía aérea Aloha Airlines.
El vuelo
La tripulación de cabina se componía por las auxiliares de vuelo: nisei, Jane Sato-
Tomita, Michelle Honda y la Jefe de Cabina, Clarabelle Lansing.
A las 13:25 (HDT), el avión despega con 95 personas a bordo (90 pasajeros y 5
miembros de la tripulación).
Al llegar a la altitud de crucero (24000 pies-7.200 m), a las 13:46 horas, 20 minutos
después de despegar, sorpresivamente el avión sufre una descompresión explosiva. El
techo y gran parte del fuselaje lateral de la parte delantera hasta la sección de alas se
desprende dejando al avión completamente despresurizado y a un tercio de sus
pasajeros expuestos a la cizalladura de vientos y a temperaturas de -20ºC. La jefa de
Cabina, Clarabelle Lansing, sale expulsada fuera del aparato en el acto. La cabina de
pilotaje queda unida solamente a los bastidores inferiores del compartimiento de carga
e inclinada levemente hacia abajo, en cualquier momento puede desprenderse por las
fuertes tensiones de lo que queda de estructura. Afortunadamente para los pasajeros,
la indicación de cinturones abrochados estaba aún vigente debido a que se estaba en
maniobra de ascenso y ningún pasajero salió despedido.
El avión consigue aterrizar con todos los pasajeros con los que había despegado a
excepción de la veterana azafata Lansing, que salió despedida cuando se desprendió
el techo.1 El cuerpo de la azafata jamás fue encontrado.
Causas
Tras el accidente se abrió una investigación oficial para intentar encontrar las causas
del accidente. La misma acabó concluyendo que el tiempo no tuvo ningún papel en el
accidente. En cambio, atribuyeron a la calidad de los programas de inspección y
mantenimiento causa importante de lo
ocurrido.
Las Normas ASTM definen a la fatiga como: “Término general usado para
describir el comportamiento de materiales sometidos a ciclos repetidos de
tensión o deformación que ocasiona un deterioro del material que ocasiona una
fractura progresiva”.
La fatiga puede ocurrir a tensiones dentro del rango elástico; a veces ocurre bajo
cargas intermitentes que a primera vista no parecen haberse repetido un número
suficiente de veces como para causar fatiga.
Un material sometido a tensiones repetidas o fluctuantes fallará a una tensión
mucho más baja que la necesaria para producir la fractura bajo carga constante.
Es decir: la aplicación repetida de una tensión ocasiona el deterioro progresivo
de un material, siendo que la misma tensión aplicada estáticamente no tiene
ningún efecto permanente. Este deterioro se manifiesta a través de la formación
de fisuras en el material, que eventualmente pueden llevar a la rotura.
FATIGA DE MATERIALES
fue de interés real hasta la revolución industrial, cuando, a mediados del siglo XIX se
comenzaron a producir las fuerzas necesarias para provocar la rotura de los materiales
con cargas dinámicas muy inferiores a las necesarias en el caso estático; y a desarrollar
métodos de cálculo para el diseño de piezas confiables. Este no es el caso de materiales
de aparición reciente, para los que es necesaria la fabricación y el ensayo de prototipos.
Por convención, los esfuerzos a tracción son positivos y los de compresión son
negativos. Para el caso de un ciclo con inversión completa de carga, el valor de R es
igual a -1.
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CONCLUSIONES
Es importante diferenciar los tipos de fallas, las causas que producen la falla y
las solicitaciones asociadas.
El vuelo 243 de Aloha Airlines, sufrió una descompresión explosiva la cual
provocó que parte del techo de la cabina se desprendiera.
Las investigaciones determinaron que las causas del accidente serian la mala
calidad de los programas de inspección y mantenimiento de la aerolínea.
Además, se concluye que el tiempo no tuvo ningún papel en el accidente.
De fábrica, el avión venía con una vida útil de alrededor 75.000 ciclos de
presurización/despresurización, se comprobó que esta aeronave llevaba al
menos 91.000 vuelos hechos superando su margen de seguridad.
BIBLIOGRAFÍA
William F. Smith; Javad Hashemi, PhD. (2006). “Fundamentos de la ciencia e
ingeniería de materiales” Editorial McGraw-HILL Interamericana Editores, S. A.
Cuarta edición.