Anda di halaman 1dari 2

Es un tópico bastante habitual entre ciertos ambientes progresistas afirmar que la violencia y el

Islam no tienen nada en común, que la religión coránica es un credo de paz y tolerancia y que la
crítica al islam es una forma de intolerancia religiosa que encubre un racismo y un etnocentrismo
por parte de quienes lo practican. También se afirma que crímenes en nombre de la religión se han
cometido por parte de diversos credos en la historia. Ahí están las cruzadas, el monje birmano
inmolado Thich Quang Duc, los levantamientos de los zelotes o la represión luterana del
movimiento anabaptista en el siglo XVI. Aún aceptando que eso sea cierto (no todas las religiones
han practicado el mismo nivel de violencia, siendo mucho mayor en la monoteístas como afirma Jan
Assmann), sigue llamándome poderosamente la fascinación que el islam ejerce entre ciertos
intelectuales progresistas como Karen Armstrong, Noam Chomsky o Hans Küng. Una de las señas
de identidad de la izquierda ha sido la de la crítica de la religión como falsa conciencia de la
realidad (Marx), como proyección de los anhelos humanos (Feuerbach), infantilismo de la
humanidad (Comte), pura fábula disparatada (Holbach ) o arquetipo cultural (Jung). El joven Marx
situaba a la crítica de la religión como la condición necesaria de toda conciencia crítica de la
realidad. El cristianismo es bastante menos intolerante y opresivo hoy en día en buena parte gracias
a la labor de crítica religiosa de la ilustración francesa y la secularización de su teología por la obra
de Hegel o Barth. Considerar que la crítica del islam es pura xenofobia no hace justicia a esa
tradicón crítica de la izquierda y mucho menos contribuye a la secularización necesaria del Islam.

A pesar de que las últimas décadas del siglo XX han visto un recrudecimiento del terrorismo de
corte islámico, con movimientos como el salafismo, el wahabismo o el surgimiento de
organizaciones terroristas como Al-Qaeda o más recientemente la reinstauracion de la idea del
califato universal islámico (DAESH), la vision dominante en los medios de comunicación, en las
principales cancillerias diplomáticas y en los foros internacionales es la de desvincular totalmente
integrismo e islam, hasta el punto de negar la condicion de verdaderos musulmanes a los miembros
de dichas organizaciones integristas, que serían meros terroristas. A mi juicio tan pernicioso es
presentar una caricatura del islam bárbaro y medieval (obviando sus muchas tendencias), como
desvincular violencia y religion islámica. Cualquiera que se familiarice con las fuentes islámicas
observa que en ellas se encuentran pasajes y preceptos que justifican, promueven y alaban acciones
violentas contra los que se consideran infieles. Que en la vision coranica son todos aquellos que no
reconocen la unicidad de Allah, ni el carácter de mensajero de su profeta Mahoma. El egiptólogo y
experto en religiones monoteistas, Jan Assman, vincula en su obra La distincion mosaica
monoteismo con violencia religiosa. Según él todas las llamadas religiones del libro (Judaísmo,
Cristianismo e Islam) se articulan como creencias que predican la intolerancia religiosa contra todos
aquellos que no asumen el contenido de su fe, hasta el punto de justificar la violencia contra los no
creyentes. Antonio Elorza, en su libro Los dos mensajes del Islam, vincula ese monoteísmo de raiz
intransigente del Islam con la secta samariatana, desde la que Mahoma habría recibido la tradicion
hebraica del Deuteronomio

La principal diferencia que observa, con respecto a la violencia religiosa de raiz hebraica, radicaria
en que en el islam la violencia ,además de ser una reaccion contra el infiel, se convierte en
herramienta de proselitismo religioso. Segun el Corán ( 61,9) el islam es la única religion verdadera,
siendo la principal obligación del creyente el difundir esa buena nueva,incluso con el martirio
violento. Junto a la persuasion, la Yihad es en muchas de las visiones del islam una enseñanza
sobre la guerra justa y además una obligacion para el creyente. No dar testimonio de la fe, incluso a
través de la Yihad, para extender la Umma (comunidad de creyentes) es inconcebible para muchas
mentalidades islámicas. El Islam es por lo tanto una religion que mezcla fe y política en una visión
totalizadora de la existencia. Esto es así desde sus propios orígenes cuando logró expandirse con
gran violencia, primero por toda la península Arábiga y luego por África, partes del sur de Europa y
Asia. No concibió otra manera de expandirse que no fuera desde el reconocimiento de su absoluta
supremacia. Tan solo con ciertas religiones (judía, cristiana, zoroástrica) reconoció una tolerancia
limitada ( permitir su no conversión a cambio del pago de una contribucion).
Las razones de ese carácter tan intolerante de ese islam primitivo (que hoy reivindican los
seguidores de los hermanos mulsulmanes, los salafistas o los partidarios del llamado estado
islámico) deben encontrarse en una vision literalista de las propias escrituras sagradas. A diferencia
de otras religiones donde la lectura alegorica de los textos sagrados se ha acabado imponiendo, en
las principales ramas islamicas, ya sea la sunni o la Chii, ha prevalecido una visión demasiado
aferrada a la literalidad del texto, lo que se vee agravado por el hecho de que en el islam, todo el
cuerpo de los textos ,incluso la propia materialidad de la que estan constituidos, es palabra de Allah.

Tampoco ayuda el hecho de que para la ortodoxia mayoritaria todo lo contenido en los textos
sagrados sea considerado mensaje de Allah (incluso aspectos puramente contingentes propios de la
cultura arabiga de los siglos IV y V dc). Las visiones del islam como la Mutazila o el sufismo, que
propugnaban una lectura no literal, mas racional (mutazila) o mistica (sufismo) de los textos no
lograron imponerse mayoritariamente. A diferencia del cristianismo donde la labor de la escolástica
y el occamismo llevó a una progresiva racionalización del dogma y hacia el camino de la separación
entre fe y ciencia, en el islam, las tendencias equivalentes (la Falsafa) fueron siempre vistas con
enorme desconfianza tanto en la epoca Omeya, como en su posterior floreciemiento en Al Andalus,
donde los movimientos integristas ( Almohades y Almorávides) acabaron por socabar sus
cimientos.

Que las tendencias mayoritarias en el Islam sean fundamentalmente rigoristas y arcaizantes no


implica que el Islam, incluso el mayoritariamente vigente en paises como Arabia Saudí, sea
mayoritariamente favorable al integrismo violento, pero sí justifica la pretension del llamado
islamismo radical, que busca imponer su vision religiosa por encima de los propios valores
occidentales, los cuales se consideran enfermos y contrarios a la religion islámica.

Frente a esta realidad, caben dos opciones. Una asumir el discurso mayoritario, propio del
multiculturalismo acrítico, que afirma que no hay un problema con el islam en occidente y que todo
intento de cuestionar dicha vision alimenta la islamofobia y el llamado choque de civilizaciones. La
otra plantear una vision respetuosa con los musulmanes pero a la vez un decidido apoyo en favor de
los corrientes (minoritarias desafortunadamente) que postulan una mayor secularizacion del islam y
una lectura menos rigorista de sus textos , en la linea de compatibilizarlo con los derechos humanos
y la democracia. Dichas tendencias han surgido en varios momentos de la historia del Islam, en
algunos casos con cierto éxito como fue el llamado Kemalismo o en los intentos infructuosos de
Muhammad Iqbal (1877-1938) y Muhammad Ali Jinnah (1876-1948) por crear un Pakistan no
integrista o mas recientemente ciertas corrientes que apoyaron las denominadas primaveras árabes,
que al final acabaron siendo controladas mayoritariamente por sectores integristas.

Por otra parte la politica multiculturalista ha fracasado, claramente, en paises como Francia, donde
la V república no ha logrado que segundas y terceras generaciones de inmigrantes magrebíes se
integren plenamente en el ideal republicano o en el Reino Unido, donde el multiculturalismo no es
un freno a la creciente islamizacion radical de importantes sectores de la poblacion musulmana.

Europa debe replantearse la relacion con aquellos paises, como Arabia Saudi, que exportan y
financiacian visiones intransigentes del islam, así como modificar protocolos y leyes que garanticen
que la confesion religiosa no puede constituir un estatuto personal infranqueable para la democracia
y los derechos humanos. De no hacerlo caemos en el riesgo de que los populismos xenófobos de
extrema derecha acaparen la indignación popular y el miedo al integrismo.

Anda mungkin juga menyukai