Enero 2018
Ruth Morales
Cambio de Realidad
Por Ruth Morales
Nº 3. Enero 2018. España
© Ruth Morales
contacto@cambioderealidad.com
El equipo de C~instinto
CONTENIDO
(Haz clic en el título de cada artículo para ir directamente a este)
Dinero
El dinero no tiene camino .......................................................................... 9
¿Salud o dinero? ......................................................................................... 16
Al dinero le gusta gustar ............................................................................ 22
Tendencias
Proyecto de las personas del siglo XXI ...................................................... 43
Hacer los deberes con tus hijos .................................................................. 47
Sobre los buenismos .................................................................................. 52
Excelencia
Algo sobre las relaciones y comunicación .................................................. 84
Lengua española......................................................................................... 89
Urbanidad .................................................................................................. 96
De lo bueno, lo mejor
¿Por qué escogemos de lo corriente, lo peor? .......................................... 113
Educando a nuestros hijos en “De lo Bueno, lo Mejor” ........................... 118
Historias
El niño que preguntó. El espejo ............................................................... 124
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PP
Con este título quiero remarcar que el dinero no tiene una manera de
ganarse. No hay normas, no hay métodos ni rituales firmes que aseguren el
flujo constante de dinero en la vida de una persona.
Sin embargo, todos los individuos del mundo entero y de cualquier época
histórica han pensado lo contrario, a pesar de que la realidad les está mos-
trando la verdadera cara del dinero: que no existe la manera segura de ga-
narlo.
Es una base desde la que partes, pero no significa que el flujo constante de
dinero esté asegurado.
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¿Qué ciencia?
¿Por qué hay abogados que ganan mucho dinero mientras otros casi no lle-
gan a final de mes? ¿Por qué hay electricistas ricos y otros que son pobres?
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¿Por qué hay empleados de cualquier actividad laboral que generan más
dinero que sus compañeros, sea dedicándose a otra actividad fuera de su
jornada laboral o bien, invirtiendo su dinero en La Bolsa, por ejemplo?
¿Por qué hay personas que ganan en las inversiones, haciéndose ricas
mientras otros solo se llevan migajas cuando siguen “el mismo sistema”?
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Ahora mismo el lector podría estar pensando en que el que pierde ha hecho
algo mal porque es lo único que nos cabe en la cabeza como solución a este
acertijo. Así pensaba yo antes, hasta que salí a la calle a fijarme por encima
de mis pensamientos en esos porqués y buscar una causa. Y al final, he da-
do con la clave.
No hay una manera ni método para ganar dinero aunque haya universida-
des y múltiples enseñanzas regladas, no regladas, osadas y fuera del siste-
ma preestablecido que así nos lo digan.
¿Alguien que haya ido a un evento en el que se te dan pautas para hacerte
millonario se ha convertido en millonario?
Nadie.
Algunos se culpan a sí mismos por no haber hecho las cosas bien y se sien-
ten frustrados por no haber logrado convertirse en millonario. Mienten a
las personas de su entorno, porque lo que más nos avergüenza a los seres
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Imaginemos que el dinero fuera como el agua de un río. Esta agua no tiene
vía libre para expresarse, sino que sigue un cauce, el del río. Además, se
encuentra con obstáculos tales como piedras, unas más grandes que otras,
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Sin embargo, el agua del río sigue corriendo y manando, siempre que haya
movimiento, a pesar de tantos obstáculos. Se mueve, rodeando los obstácu-
los, atravesándolos a veces con tal de seguir el movimiento que necesita
para ser agua.
El movimiento es para el
agua lo que para nosotros es
la actitud.
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Ahora mismo podría gritar, a los cuatro vientos, lo que acabo de escribir
aquí en todos los idiomas del mundo y a través de un megáfono, que nadie
atendería a la información que le estoy dando.
“Teniendo actitud”.
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Salud
o
Dinero
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¿SALUD O DINERO?
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Quien ha contestado que prefiere salud, cree tener sus razones y, por tanto,
las defiende, a pesar de que jamás se ha parado a pensar el porqué de este
tipo de preguntas tan absurdas que te animan a quedarte donde estás
mientras te preparas y trabajas mucho para ser alguien o votas al partido
político que crees que defiende tus derechos.
Y lo mismo se aplica al que responde que prefiere el dinero, pues ninguno
de los dos ha visto lo evidente: que no hay que elegir.
Quien se da cuenta de esto y carece de escrúpulos, maneja el mundo ha-
ciendo que te preguntes esto y que respondas desde el miedo para que
siempre tengas que depender de otra cosa externa a ti para poder vivir.
Este tipo de preguntas que hacen que elijas, tan aprobadas en nuestra so-
ciedad, tales como cuál es tu animal favorito, tu número o color preferidos,
te limitan, en lugar de hacer que tu mente se expanda.
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Soy consciente de que esos parámetros son los de todos y cada uno de no-
sotros. Pero más bien me refiero a que apliques ese criterio al dinero.
El dinero está fuera de esos parámetros, pues no entiende ni de
bien ni de mal.
Repito, el dinero tiene su propio lenguaje, por lo tanto, no se mueve en la
línea del bien y del mal, de la que tanto hablo yo en Cambio de Realidad.
(Puedes ampliar esta información sobre el bien y el mal con el material que
encontrarás en dicha página, desde escritos hasta vídeos grabados).
No entremos en el juego de que el dinero es el causante de nuestros males.
Si el dinero es la moneda de cambio en nuestra realidad, ¿por qué recha-
zarlo?
Esto es un juego y se necesitan fichas para jugar en él.
Esto es una obra de teatro. Dar importancia a la obra es seguir sufriendo.
Yo trato de explicar que todo es una obra de teatro. Da igual que estés en
contra de ella o a favor de ella o que intentes mejorarla.
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las sustituimos por: inscripción, voluntad, aportación, etc. Ese idilio que
tienes con él hará que te alejes de él.
El dinero aparece y desaparece. Lo que le gusta es el movimiento. El dinero
es emocional, es decir, es una idea, un concepto, como todo en esta reali-
dad.
Si ponemos juicio sobre el dinero, ya estamos poniendo limitaciones. Si
queremos dinero o más dinero en nuestra vida, fijémonos en quienes tie-
nen más dinero que nosotros, enfoquemos nuestra emoción hacia las cosas
“buenas” de la vida y no cerquemos nuestra valla enfocando nuestra visión
en la miseria.
Si te fijas en la miseria o si te enfocas en que no tienes dinero,
este no vendrá a ti, porque a él le gusta gustar. O vendrá a ti pero
la miseria vendrá a tu realidad en OTRA FORMA.
Es cierto que el dinero aporta seguridad, estabilidad y que a partir de estar
en esa situación podemos empezar a disfrutar de nosotros mismos y de la
vida misma con mayor temple.
En otros casos, también puedes disfrutar de ti mismo sin tener la seguridad
que el dinero da.
Sencillamente, esto se hace sabiendo que tienes todos los dere-
chos del mundo por vivir y por disfrutar de todo lo que te ape-
tezca. Pero te lo tienes que permitir. La pared siempre está en uno mismo
y nunca en el sistema exterior, sea el que sea. De hecho, en todos los sitios
conviven ricos y pobres, en países ricos y en pobres nos encontramos con
las dos cosas.
Hay claves evidentes de nuestra relación con el dinero y hasta que no
aprendamos a verlas en nosotros mismos, no lo entenderemos. Ejemplos
de estas claves son estas acciones, entre otras:
No pides a otros dormir en su casa cuando viajas a su lugar
de residencia porque no te puedas pagar un hotel. Sencilla-
mente, como no te quieres permitir el hotel o porque piensas que eso
es un derroche, no tienes el dinero para quedarte en él. A veces ocu-
rre que nos encanta ser acogidos por otros en sus casas para sentir-
nos queridos y por tanto, no generamos el dinero para no po-
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Y más cosas, tantas, que se podría escribir una enciclopedia sobre es-
to.
¡Míralo todo al revés, tal cual te invito a hacer con estas claves y verás
algo de luz donde antes había oscuridad! Me valgo de estos detalles como
comentarios como ejemplos…
Sobra decir que estos ejemplos son válidos siempre y cuando se alarguen
en el tiempo y sean características nuestras y no circunstancias temporales
a las que nos vemos sujetos por no tener dinero en un momento dado.
Siempre podemos vernos obligados a hacer algo que no nos gusta precisa-
mente porque no tenemos dinero para ello. Eso es otra cosa.
A las personas a las que les ocurre esto último, enseguida vuel-
ven a estar donde estaban.
Es decir, vuelven a posicionarse en el lugar del que partieron, como míni-
mo. Así que, si esto te está ocurriendo ahora de manera circunstancial, no
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Referencia. Seminario online “El dinero emocional” impartido por Ruth Morales.
Más información…
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¡Por fin!
El crecimiento personal, el
poder mental, la autoestima,
el mundo de la psicología, el Hoy eso está obsoleto.
bienestar, la higiene y salud,
la espiritualidad, la cultura
general, los avances tecnoló-
gicos y el conocimiento.
¿Obsoleto?
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Y eso es lo que está ocurriendo ahora: lo que vivimos como algo bueno y
nuevo no es sino una inercia de la anterior era, la de la información.
Sin embargo, a pesar de haber dejado ya esa era, aún no sabemos mucho.
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tica son diferentes. Él defiende que tanta información fue dañina para la
mente humana y, dado que no se pudo asimilar nada, ha nacido esta era,
La Era de los Idiotas, puesto que no se aprendió nada en la anterior, la era
de la información, de ahí su nombre.
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La era del
sentido
común
Sin embargo, Zweistein ha descubierto que la Era de los Idiotas será una
era fértil para desarrollar el sentido común pero solo para aquellos que es-
tén preparados para ello, es decir, según sus palabras, que estén menos in-
formados o intoxicados de la era anterior. Serán las personas que gozarán
de mayor felicidad, pues el sentido común hará que sean sabios y que dis-
fruten de todo, dado que el resto seguirá informándose y buscando verda-
des en la inercia de la velocidad ralentizada que nos dejó la anterior era, la
de la información.
Zweistein asegura que este es el paraíso del que han hablado siempre los
espirituales y los filósofos, además de todas las religiones del mundo, que
el paraíso ha venido en forma de era, en forma de tecnología y disfrazado
de creencia en que lo sabemos
todo o que estamos en el mo-
“Por lo tanto, es el momento de
mento de la información verda-
disfrutar desaprendiendo lo
dera del origen de la vida, más
aprendido para que el sentido
allá de los tiempos.
común nos guíe!”, según Zweis-
¡Sigue a Zweistein en este viaje tein, nuestro más adorable ge-
ameno, diverso, instintivo y so- nio.
bre todo, placentero!
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Autobiografía
de
Zweistein
Soy Zweistein y gracias a estas gafas de culo de botella, las cuales marcaron
parte de mi infancia, veo mejor y más allá que el resto de la gente, puesto
que así me entrené, para poder ver lo que otros no veían por culpa de tener
una vista perfecta. Esta paradoja me quitaba el sueño hasta que un día, di
con la clave y dije: ¡Eureka!
Comprendí lo que estas gafas de culo de botella estaban haciendo por mí. Y
desde ese entonces, mi autoestima creció. Me vino un subidón y me vine
arriba, como se dice vulgarmente.
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Lo más curioso de esta historia mía tiene que ver con la historia de mi pa-
dre, licenciado en Ciencias Exactas (matemáticas) y profesor de un institu-
to de la mediana ciudad en donde crecí. Mi padre no paró de trabajar en la
búsqueda del origen del universo. Fue un gran matemático y un gran pro-
fesor, pobre, pero matemático y el recuerdo que tengo de él puede reducir-
se a esta imagen, diseñada por mi mano derecha, mi secretaria y mejor
amiga, la que contesta a todos los correos que recibo y quien mantiene mis
perfiles en las redes sociales con vida, contestando en mi nombre.
@Zweistein www.cambioderealidad.com
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Eso hizo que desarrollara otros sentidos, pues aquello que no veía bien,
tenía que imaginármelo. Esa imaginación se desarrolló fuertemente y me
abrió un mundo más amplio que el que hubiese tenido si mis ojos hubieran
visto bien.
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Hoy doy las gracias a mi minusvalía, por la que cobro una ayuda del Estado
y gracias a la cual, he llegado al éxito.
Mi padre tenía una inclinación espiritual, la cual solía negar aduciendo que
él era un científico y que la ciencia daría respuestas a todo. Y así falleció,
viendo cómo las fórmulas eran infinitas y las que no lo eran, le daban la
razón.
Leía filosofía y espiritualidad y recuerdo que solía decir, las pocas veces
que pronunciaba palabras, que afortunadamente habíamos dejado atrás la
era de la ignorancia, en la que la religión nos decía que éramos los hijos de
Dios y nos limitaba la inteligencia.
—No hay mayor ciego que el que no quiere ver —añadía siempre, antes de
pedirme perdón al darse cuenta de que ese comentario podía ofenderme.
Y continuaba diciendo.
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—Nos dicen que somos hijos de Dios. ¿Quién ha dicho eso? ¿Quién lo ha
comprobado? —continuaba justo cuando todos creíamos que ya no
hablaría más.
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Si mi padre lo viera, volvía a morirse, dado que su plato favorito eran las
lentejas y de vez en cuando, un asado de cerdo.
Él, que tanto negó y criticó la religión así como la cultura pagana, no ha
podido ver cómo muchos defienden, bajo el nombre de la ciencia, que
somos aquello que comemos.
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Este libro te dará esas respuestas desde una lógica sencillez y por tanto, va
dirigido a todos los públicos. »
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Muchos hijos, una vez tenían su primer trabajo, ayudaban a sus padres
económicamente. Todo funcionaba así, en la mayoría de los casos,
repitiendo ese patrón que íbamos heredando de generaciones anteriores.
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Es decir, estos seres humanos, una vez fueron padres, se olvidaron de ellos
mismos, de su familia entera, de la vida fuera de su casa y convirtieron a
sus hijos en su porqué vivir.
Y por eso ahora hay tantos padres estresados, porque no solo tienen que
atenderse a ellos mismos, a sus trabajos, dinero y demás cuestiones sino
que lo más importante es atender a sus hijos, aunque estos ya hayan
crecido y sean mujeres y hombres, lejos de esos bebés que les ocupaban el
cien por cien de su tiempo.
Los padres del siglo XXI no pueden ver que sus hijos han crecido, pues su
foco de atención es y será siempre su hijo. Algunos sueñan con que, una
vez sus hijos tengan ese trabajo deseado o encuentren pareja, ellos podrán
disfrutar. El hecho es que se equivocan, pues ignoran que sus hijos serán
siempre el proyecto de sus vidas.
Esto es una tendencia de hoy que mañana será un hecho firme pero, ¿es
esto malo?
No es ni malo ni bueno.
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Sin embargo, muchas personas tienen como proyecto de vida sus hijos por
pura imitación. Me refiero a que estas personas pueden encontrarse mal en
un momento dado, puesto que están haciendo el papel tendencia pero que
no es su papel.
En el Espacio C~instinto que se inaugurará en febrero, se darán pautas para vivir por
encima de la imitación, de la tendencia y de la experiencia. Desde la excelencia y el
instinto (sentido común). Más información al respecto en la página 130.
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Ahora hay que hacer los deberes con tu hijo, como si este no
pudiera hacerlos solo.
Si un niño de 8 años está en el curso escolar correspondiente a su edad,
esto significa que todo aquello que esté aprendiendo está de acuerdo a us
capacidad de poder hacerlo y si no lo está, para eso están las horas lectivas,
los profesores y el tiempo que el niño permanece en el recinto escolar.
Hoy, tanto profesores como padres están convencidos de que el niño tiene
que ser ayudado por los adultos que lo cuidan aunque no tenga ninguna
dificultad de aprendizaje.
Esto forma parte del mismo sistema de vida, circular, en donde todos
estamos implicados.
Los padres de ahora que no tienen tiempo para ello, se sienten mal y
generan un problema o frustración dentro de sí mismos, problema que
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Es decir, de una idea “falsa” se pasa a un hecho real que todos sufrimos.
¿Es eso bueno para ellos? ¿En qué medida hablamos de lo que es bueno o
no? La pregunta sería, más bien, ¿es esto bueno para los adultos, para los
padres?
Está claro que es el papel de los padres de estos primeros años del siglo
XXI, quienes son los protagonistas de lo que yo llamo Proyecto de vida:
tus hijos, de este nuevo orden de vida.
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Al final, todo tiene que ver con todo, con lo que llamamos de manera
bastante desacertada, evolución, pues ahora vivimos más, lo que significa
que un adulto de 25 años sea un niño en este siglo, cuando antes, ese
mismo adulto, ya había fundado una familia y si podía, se ocupaba de sus
padres.
Hoy es un ser que vive con sus padres, quienes están al tanto de su
formación universitaria, de sus actividades extrauniversitarias y de sus
vacaciones.
Y por eso, ya es normal ver personas con 40 años que aún se están
pensando en si tener hijos o no. Es a esa edad cuando uno se siente que
quiere ser padre, edad en la que nuestros padres/abuelos fueron abuelos.
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“Me encantará tomar un café contigo pero espera que mi hijo acabe sus
exámenes, para finales de mes”. Palabras de una madre.
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Solo tienes que unirte a una causa que ayude a un desconocido, solo
tienes que ser voluntario de cualquier causa, solo tienes que dar tu ropa y
lo que no necesitas a una asociación, incluso ya puedes crear tu propia
ONG, firmar por internet o por las redes sociales desde el móvil, copiar y
pegar un manifiesto y enviarlo por whatsApp a todo el mundo, incluidos a
los que no les interesa.
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Haz que ayudas a tus amigos haciéndolo por encima y así quedas
bien, no vayan a complicarte la vida.
Eso sí, cuéntales a todos tus problemas y tu día a día. Tú eres lo más
importante. No te cortes, hablar y expresarse es importante.
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En el colegio, quienes tienen que decidir qué se hace, son los profesores.
Quien no entienda esto, no entiende normalmente nada de la vida.
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LA EDUCACIÓN/FORMACIÓN HOY.
El colegio de la nueva era.
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A B C
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B. Ah, esa playa es preciosa. Fue donde conocí a P, por eso guardo un buen
recuerdo. Era la primera vez que iba.
C. Sí, la Y está mejor, es más segura porque lo que me ocurrió ya viene pa-
sando hace tiempo en la playa X.
B. ¿Qué te pasó?
A. Vaya, eso no lo puedes hacer. ¡Con lo fuerte que está el sol últimamente!
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C. No, ese bolso de Gucci del que habláis me lo regaló mi hermana. El que
me robaron en la playa era un bolso de playa pero resulta que dentro te-
nía…
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PISTAS
COMUNICARTE DESDE EL INSTINTO ES COMUNI-
CARTE CON SENTIDO COMÚN Y CON EXCELENCIA.
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Solamente habían pasado siete días desde que el único ejemplar del libro
“El alfabeto a gritos” sobre el punto G o más bien, sobre el alfabeto sexual
femenino, había llegado a nuestra redacción y ya todos mirábamos con rece-
lo a nuestra virginal compañera María del Carmen, quizá con el deseo de ver
algún cambio en ella. Sin embargo, ninguno de nosotros pareció haber nota-
do nada o eso era lo que todos sospechábamos del otro, pues nadie pronun-
ció ningún comentario al respecto.
María del Carmen parecía ser la misma de siempre. Llegaba antes de la hora
y se marchaba cinco minutos después de su hora, siempre con su bolsa de
plástico brillante en el hombro.
—¿Qué has notado? —le preguntamos todos casi al unísono, unos en alta
voz y otros en silencio.
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—Eso no se puede decir. Que cada uno saque sus conclusiones —contestó
sonriendo aún más, a la vez que sacaba sus manos vacías de los bolsillos.
Ninguno de nosotros le hizo el menor caso y todos seguimos con lo que es-
tábamos haciendo, acostumbrados a estos arranques de grandeza de nues-
tro compañero Eustaquio, hasta que Manuel rompió el silencio.
—Por cierto, Eustaquio —le dijo un poco en voz alta mientras dejaba de es-
cribir el artículo que tenía entre manos—. ¿Por qué te pusieron ese nombre?
Todos alzamos la vista para ver dónde se había metido Eustaquio pero nadie
vio cómo se había esfumado. Volvió en dos minutos con un papel en la
mano, sacado de la impresora, para leernos la nota de una periodista de un
canal de comunicación online que había estado en directo con la Dra. Lcda.
Dña. Alegría Descomunal, momentos después de recibir el premio.
Dos horas después de haber recogido el tan deseado premio en manos del
Rey de España, la ya famosa Dra. Lcda. Dña. Alegría Descomunal salía de las
puertas del hotel, donde había sido invitada a un cocktail real, tan real como
la vida misma.
Fue en ese momento cuando la pude abordar, un segundo antes de que se
introdujera en un coche negro y brillante, vestida ella de traje largo negro
que va igual de bien para este tipo de eventos como para un funeral de un
pariente lejano en un pueblo lejano o para el cotillón de fin de año.
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Dña. Alegría Descomunal García se paró en seco, mirando a ambos lados pa-
ra comprobar de dónde venía la pregunta, gesto seguramente copiado de
algún galardonado en el cine, a quien las cámaras fotográficas asedian cons-
tantemente.
—Pues luce usted bien —contestó una osada y novel periodista online,
quien, tras su cumplido, añadió.
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En ese momento, el súper micrófono lanzó un chirrido que llegó hasta la ca-
lle de enfrente, donde algunas personas se paraban al ver tanto jaleo, los co-
ches negros y a tanta gente vestida de gala salir del hotel.
La Dra. Lcda. Dña. Alegría Descomunal hizo una mueca de disgusto, haciendo
ver a la periodista su mal humor por ese sonido tan malsonante y tan poco
oportuno.
—No crea, Srta. Periodista —respondió la escritora mirándose los bajos del
vestido negro para comprobar que todo estaba en orden—. En realidad lo
que me ha hecho feliz es el cheque que me llevo encima, para qué nos va-
mos a engañar —contestó Dña. Alegría Descomunal sonriendo esta vez de
par en par, dándonos ejemplo, una vez más, de su sinceridad tan a flor de
piel.
La ya no tan osada pero sí novel periodista quedó boquiabierta ante una de-
claración tan clara y tan natural.
Estas fueron las últimas palabras que la periodista online enviada especial
del canal Todossomosiguales (el canal de la libertad) pudo pronunciar, por-
que en ese momento, la Dra. Licenciada Dña. Alegría Descomunal perdía el
equilibrio por culpa de sus tacones jamás calzados y se abalanzaba sobre el
cuerpo menudo, de un metro cincuenta centímetros de la osada periodista,
la cual cayó al suelo sin poderlo ni siquiera sentir, mientras el súper micró-
fono salía disparado chocando contra el casco de un motorista, quien se tiró
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EL ALFABETO A GRITOS
Por la Doctora Licenciada Doña Alegría Descomunal García
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el alfabeto que en sus vaginas habita está vivo y viviendo, deseando ser usa-
do constantemente, sin necesidad de ningún intruso.
La B de Bisexualidad siempre se le ha aplicado a la mujer. “Toda mujer es
bisexual” decía algún erudito y por tanto, como era erudito, nos lo creímos.
Está claro que la sexualidad es algo abierto y sobre todo, es de uno mismo.
Digamos que alguien va a darte un masaje sexual y te tapa los ojos. ¡Qué
más da si es hombre o mujer! Lo que importa es que lo haga bien.
Muchas mujeres que no son lesbianas, acaban siéndolo dado las malas ex-
periencias que han tenido con los hombres. He de decir y que este libro val-
ga de ejemplo y testigo, que una misma es la responsable de su sexualidad.
Una mujer que conoce su cuerpo y sus estímulos, recibirá gustosamente a
un hombre que también los conoce y no estará torpe en elegir a un despis-
tado. No es tarea del hombre conocer nuestra sexualidad, sino la nuestra.
Cabe decir que un hombre aprende con una mujer que conozca su sexua-
lidad y no leyendo una enciclopedia o mirando vídeos en internet (algunos
podrían ayudar pero otros despistan mucho y alejan al usuario de su foco).
La sexualidad de la mujer, al ser tan global, de ahí el alfabeto entero, es
más propicia a ser estimulada o ganada por medio de otros u otras que con
ella misma. Por lo tanto, una mujer relacionándose sexualmente con otra
mujer puede ser un acto sublime y de gran placer para ambas.
No obstante, como mentaba alguien, el morbo de lo opuesto es lo que ha-
ce que nos excitemos, sobre todo a los heterosexuales, claro está.
La B de Bondad es la gran B. No hay mayor placer en la cama que ver có-
mo se retuerce el otro de placer. Eso es la bondad, dar bien. Cierto es que
hay mito que delata que la mujer es poco activa en la cama: se tumba y que
sea el otro quien haga lo que tenga que hacer. Este mito lo hemos ido here-
dando de generación tras generación femenina y por eso nos encontramos,
en el siglo XXI, con mujeres que siguen tumbándose en la cama a ver qué pa-
sa.
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Eso está bien pero también está bien el que sea el otro el que se tumbe y
poder dar con toda nuestra alma ese placer enorme que es la antesala del
orgasmo en forma de masaje sexual, por llamarlo de alguna manera y por
hacerme entender.
Cuando una mujer da a su amante placer de manera obligada o por com-
promiso (“ahora me toca a mí, ¡qué pocas ganas!”) resulta de esto un males-
tar para ambos, puesto que el hombre lo nota, aunque en ese momento le
dé totalmente igual. La sexualidad es un don preciado de nuestra naturaleza,
divino y es lo que más nos acerca al origen de la vida, por tanto, no se puede
desperdiciar ni malgastar con actos automáticos que encima nos hacen sen-
tir mal.
Jamás hagamos una acción sexual sin un fuego o llamada interior, como la
llamada que tienen los espirituales del más allá, en este caso, sería del más
acá y hacia dentro. Sería como pecar. Digamos que las personas cuidan su
físico, su aspecto exterior y su alimentación, con el fin de que su organismo
esté sano y así corresponderle para que nos dé una vida mejor.
Sin embargo, no cuidan este aspecto de su vida sexual todavía más impor-
tante que el propio organismo, el cual ya funciona bien sin que uno lo cuide,
y es el hacer actos sexuales con asco, por compromiso o por obligación.
Digamos que las enfermedades de transmisión sexual tienen su origen en
esta práctica que nos viene de antaño, de sentirnos obligados a lo que jamás
debió ser una obligación sino un deseo superior del alma, que pide a gritos
ser estimulada para que seamos felices, aunque sea por un segundo, ese se-
gundo en el que se para el tiempo, al que llamamos, orgasmo.
Cuando una mujer siente una necesidad extrema de dar placer a su aman-
te (este no tiene porqué ser la misma persona, pues “amante” significa, el
que ama y el que es amado, por lo tanto, aquella persona a la que se está
amando en ese momento, que está recibiendo nuestra ofrenda), significa que
conoce bien los entresijos de la sexualidad, que ha experimentado y, por
tanto, comprendido, que esa fuerza placentera que sale de sus entrañas al
ofrecerla, se multiplica, obteniendo así un orgasmo no físico, el cual existe
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Digamos que podemos vender camisetas y tener que darnos de baja pues
no vendemos ninguna.
Al mismo tiempo, esas camisetas nos pueden hacer ricos.
¿Qué es lo que marca la diferencia? ¿Conocer el mercado, acaso? ¿Conocer
el negocio? ¿Saber vender y llegar al público final, el que te compra? ¿Ha-
cer las cosas de manera excelente?
Al final, es un resumen de todo lo anterior dicho y al mismo tiempo, no es
nada de eso. Digamos que nos encontramos con una paradoja.
Por un lado tengo que saber cómo llevar el negocio y por otro lado, si me
falta un detalle o no hago todo bien, estoy haciendo esfuerzos extras sin
llegar a lograr cubrir los objetivos.
¿Dónde está el error? ¿Dónde está la clave?
La clave tiene que ver con una sola cosa y es una corriente a favor del
dueño o creador de la empresa. A veces, ni siquiera es del creador de
la empresa sino de alguien cercano a este.
Ruth Morales
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Se trata de comprender que en el mundo todos cabemos y que hay para to-
dos y que tu cliente va a obtener lo mejor de lo mejor, aunque vendas cami-
setas.
No se trata de estar a la moda, de seguir tendencias petulantes para gene-
rar dinero hoy. Esto ocurre en cualquier actividad, desde dedicarse a la psi-
cología o terapias y médicos hasta la venta de artículos en tendencia, como
en la rama de la alimentación. También se ve en el ocio.
Eso es pan para hoy y hambre para mañana.
Se trata de que seas tú mismo el que cree la tendencia, sea cual sea y de que
te lo creas.
De hecho, ¿cómo ibas a crear una tendencia sin creértelo?
Eso sí, mantenerte es importante y nadie se mantiene sobre aguas de poco
caudal. Acabas arrastrado en la orilla. Para mantenerte a flote y que la co-
rriente te lleve, tienes que ser honesto y sobre todo, excelente.
Una cosa va con la otra.
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C~instinto y la excelencia
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1. Los domesticados.
2. Los educados.
3. Los excelentes.
Con el uso de la lengua no hace falta llegar a ser excelente pero sí, como
mínimo, educados.
¿A qué me estoy refiriendo?
A que, como mínimo, hay que conocer y hacer uso de unas normas básicas
que están lejos de ser normas rigurosas que alguien inventara sino que son
parte inherente de la esencia humana. Eso es lo que no sabemos: el lengua-
je es estrictamente emocional, por lo tanto, es de sentido común y lógico.
Cualquier lengua del mundo atiende a una lógica, tan lógica como las ma-
temáticas.
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Tiene que ver con un “no prestar atención a nada” y “ser todo eso a lo que
te sientes empujado a ser”. Por eso el que no distingue un verbo de un adje-
tivo no es solamente por falta de conocimiento sino por experiencia, por
carencia de actitud y por falta de atención.
La excelencia tiene que ver con la atención y por tanto, con lo “fundamen-
tal y básico” en cada ámbito.
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Esto es uno de los ejemplos más claros de lo que quiero decir en este ar-
tículo. ¿Cómo es posible que se confundan ambas palabras entre sí?
Cuando echas de menos a alguien, el verbo que usas es “echar” el cual tiene
otros significados, además de formar otros significados dependiendo de las
preposiciones que le acompañen, tales como:
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El caso más grave de este error fundamental es el uso tan extendido como
erróneo que parece no afectar a nadie, del verbo “haber” en su forma infini-
tiva en lugar del uso de la unión entre la preposición “a” más el verbo “ver”,
lo que hace “A ver”.
“¡A ver qué pasa con las elecciones del próximo mes!” es como decir,
“¡Vamos a ver qué pasa con…!” o bien “Esperemos a ver…”
Jamás puedes usar el infinitivo del verbo “haber” en este caso. Y el caso es
que este error lo comenten personas que tienen carreras universitarias.
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“Haber” es un verbo auxiliar, lo cual significa que se usa para los tiempos
compuestos, como en los siguientes ejemplos:
Recuerda, el conocimiento
del uso de la lengua te da
poder y seguridad.
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Como vemos, en este caso, SOLO se les pone tilde a los artículos
y NUNCA a los pronombres demostrativos.
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No existe ninguna otra palabra que se pronuncie como estas, por lo tanto,
no llevan tilde porque son palabras monosílabas.
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Si caminas por tu izquierda y viene una persona hacia ti, debes retirarte a
tu derecha para que esa persona camine por su derecha.
Básico y útil.
¡Excelente!
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Alicia, la coherente.
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Hola.
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Se presentó. Su voz sonaba alta y segura. Sonreía con los ojos, pero
lo justo. Se trataba del creador del máster, el dueño de la empresa.
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Se paró ante una mujer que parecía estar deseando ser preguntada.
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Al resto nos fastidió pues deseábamos que ella continuara con sus
ideas fabulosas y sus sueños y que así pasara el tiempo con el fin de
tener más posibilidades de que nunca llegara nuestro turno.
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Toda la vida he sido una observadora nata aunque eso no signifique que
todo lo sepa o más bien, y aquí es donde quiero llamar tu atención, que to-
do tenga una causa firme, lo cual convierte esa observación en un análisis
flexible, mientras tu campo de visión se amplía.
Ahora entenderás a qué me estoy refiriendo.
Ya comenté que este apartado “De lo Bueno, lo Mejor” no hacía referencia
solamente a la comida y a la bebida, como ejemplos de placeres en forma
de sensación corporal.
Y es en esa línea en la que hoy escribo para hacerte llegar mi percepción de
algo tan real como la vida misma, al mismo tiempo que tan incomprensi-
ble, como la vida misma.
Tiene que ver con el incremento de vida, justo de lo que hablé en el número
anterior de esta revista.
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Mujeres, ¿a ustedes les gusta un hombre que las trate como mujeres? Aho-
ra la pregunta sería, ¿qué es tratarte como mujer?
La posible respuesta me viene bien pues tiene que ver con el instinto, jus-
tamente con lo que yo transmito como Comunicación desde el instinto, un
lugar en donde el error se minimiza, dando lugar a placer y disfrute, de ahí
que estas palabras quepan en este apartado “De lo Bueno, lo Mejor”.
Tratarte como mujer es tratarte con el respeto hacia lo que una mujer re-
presenta: ser humano, persona, mujer, madre, etc. En ese orden, si es que
se necesita un orden.
Es tan sencillo como eso. Y ahora viene la pregunta a las mujeres.
¿Cómo entiendes tú que un hombre debe tratarte o verte? Las respuestas
serán múltiples, cada una válida para quien las pronuncie. Pero yo no voy a
hablar de ellas, pues yo no estoy en cada mujer. A esta pregunta habría que
darle la vuelta.
La siguiente pregunta.
¿Sabrías definir con precisión cómo te gustaría ser tratada? ¿Tienes eso en
tu vida con los hombres de tu vida?
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Pero desde aquí y sin irme del objeto de este apartado, yo me hago una
pregunta.
¿Por qué hay mujeres que atraen y a quienes les gustan los hombres que las
tratan con desprecio, con vulgaridad?
¿Qué significa “lo mejor” desde donde yo comunico? Con un ejemplo basta.
Si estás en un lugar donde huele mal, bastante mal y resulta que hay una
puerta abierta desde la cual, atravesándola, pasas a una estancia donde
percibirás el aroma que más te gusta y que te da paz, haciéndote sentir
bien. ¿Atravesarías la puerta? Yo creo que sí. El mal olor a veces se torna
insoportable, provocando incluso en algunas personas, mareos y vómi-
tos.
Entonces, habiendo explicado lo que yo entiendo como “ir a lo mejor” con
este ejemplo, te hago otra vez la pregunta.
¿Estar con ese hombre o esos hombres te supone un incremento de vida?
¿Estás mejor que si no estuvieras con ese hombre?
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La clave estar en que cada persona debe tener claro qué es lo que NO
quiere, dado que podría ser que algunas personas soporten el mal olor del
ejemplo como un aprendizaje en la vida para hacerse más fuertes o tal
vez, para pagar una deuda con la vida que arrastran con culpa y sufri-
miento por algo mal hecho en el pasado. O tal vez, porque ese mal olor no
lo pueden oler pues nacieron sin esa capacidad de oler y la vida les ha ido
dando la razón, dándole experiencias malolientes que ellas no pueden
percibir.
Ahí está la clave.
El incremento de vida y para que esta te dé de lo Bueno, lo Mejor está en
entender que hay cosas mejores que las buenas y estas buenas son opuestas
a lo que te hace sentir mal o a lo que no deja que te muevas de donde estás,
permaneciendo durante años tras años en la misma situación, con los
mismos patrones de sufrimiento y aburrimiento, sin ganas de vivir y con
una apatía como envoltorio.
Para acabar, hay hombres excelentes, más de lo que nos imaginamos,
quienes solo pueden tratar con mujeres que vayan en pos de un incremento
de vida. Esa unión en compañía, sea amistad, laboral o de otra índole, es
perfecta, pues el placer es mutuo, convirtiendo este en una rueda que da
vueltas gracias al movimiento emocional del incremento de vida.
Es estar en la corriente del bienestar. Y por eso, tú tienes que escoger
siempre de lo bueno, lo mejor, incluso cuando se trate de hombres, es más,
precisamente cuando se trate de compañía.
Pero tú tienes que apreciar lo mejor de la vida y eso solo lo puedes hacer
con el conocimiento de que hay cosas buenas y que fueron creadas para
que las disfrutes y no para que las critiques, como si eso estuviese fuera de
tu escenario o no fuese real.
Es tan real como que tú estás leyendo esto ahora mismo.
Por supuesto que la misma premisa se aplica a los hombres. Dedicaré un
artículo a ellos, en el mes de febrero.
Gracias por tu disfrute y por tus ganas de incrementar tu vida.
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Pero mi amiga no podía verlo, estaba programada para otra cosa y vio en
esa situación una señal para ella dar lo que tenía y lo que sabía y unió el
hilo conductor de su infancia con esa situación.
Sin embargo y esto es tan cierto como que ella misma puede contarlo, en
cuestión de seis meses, su actitud cambió y hoy vive buscando siempre el
disfrute porque tuvo la comprensión que se transmuta en valentía de dar la
vuelta a la vida y de no atender a lo que el resto de su entorno pensaba de
ella. Aguantó las críticas porque, en ese momento, ella ya se encontraba en
un estado por encima de ellas.
Esto es un hecho real.
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Era como un paraíso verde y azul, árboles, luz, sonidos lejanos, paz, inti-
midad y, al mismo tiempo, se sintió acompañado por todo ese escenario.
De repente, se sintió acompañado por mucha gente pero no había nadie
alrededor.
“Tienes todo el sitio del mundo para hacer tus necesidades”. Le mostró la
mujer.
“Y, cuando haga frío, ¿también hay que salir fuera?”
“Aquí no hace ni frío ni calor”, contestó la señora.
“Entonces, si no hace ni frío ni calor y tampoco no hay nada natural ni
nada no natural, no hará falta hacer pis, jaja”. Rio Ariel asombrado ante
la vista que tenía ante sí.
La mujer sonrió en señal de asentimiento pero no pronunció palabra algu-
na.
Después de un silencio en el que ambos contemplaban el paraje, Ariel miró
a su alrededor, en señal de que buscaba algo.
“¿Y la ducha?”. Ariel miraba alrededor en busca de agua.
“Ven, acompáñame”. Dijo la señora.
A Ariel le encantaba el agua. Nunca reprochó las duchas, como otros niños
y siempre le gustó bañarse en el mar, piscinas e incluso ríos. Con tal de que
hubiera agua, ya valía la pena probarla y mojarse en ella.
Justo en un lateral de la casa, entre dos grandes rocas por donde entraba
un rayo de sol continuamente, caía un agua que no estaba ni fría ni calien-
te, un caudal de agua hermosa y cristalina, que hacía de espejo.
Ariel se acordó súbitamente del espejo.
“¿Y el espejo?”. Gritó, como si en ello se le fuera la vida.
“No tengo”. Contestó ella. “Cuando quieras verte, sal fuera y mira el agua.
Ahí te verás”.
Antes de que ella acabara su explicación, Ariel ya se miraba en el espejo del
agua cristalina que caía de manera fluida, rápida pero no brusca, en donde
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A Ariel le quedaba un mes para cumplir los nueve años cuando supo que se
mudaría al campo. Sabía que sus padres estaban en trámites de separación,
ellos mismos se lo habían dicho. Pero ese día, mientras hacía la lista de los
amigos a quienes iba a invitar a su fiesta, oyó la conversación que sus pa-
dres mantenían en la cocina.
El corazón le dio un vuelco. Se levantó repentinamente y se dirigió a la co-
cina.
Sus padres se sorprendieron al verlo venir.
“No quiero irme a vivir al campo”. Les dijo.
Su madre se levantó y lo abrazó, mientras su padre se quedaba en pie, mi-
rando la escena y sin saber qué decir. Su madre miró a su padre y le hizo
una seña.
“Ven conmigo”. Y se lo llevó a su habitación.
Una vez allí, su madre le habló.
“Ariel, sabes que papá está enfermo y también sabes que ya nos habíamos
separado”. Tú no puedes quedarte con papá aquí, él no puede cuidarte.
Para ti, para Elena y Santiago será mejor el campo, donde tú, que eres el
mayor y ya te estás haciendo grande, puedas hacer lo que quieras.”
“Yo puedo quedarme con él mamá. Voy a cumplir nueve años y tú siempre
me has dicho que parezco mayor”. Gritó Ariel desesperado.
Su madre volvió a abrazarlo fuertemente mientras le acariciaba la cabeza.
“Algún día lo entenderás.”
En ese momento, Ariel vio a su padre en la puerta de su habitación. Los dos
se quedaron mirando el uno al otro pero su padre no habló. Ariel quiso de-
cirle algo pero las palabras no le salieron de su boca. Él quiso que su padre
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A partir del próximo mes de febrero del 2018, se inaugura este espacio
en donde Ruth Morales ofrecerá emisiones así como eventos audiovi-
suales de manera periódica a todos aquellos interesados en esta nueva
mirada de la realidad: la comunicación desde el instinto.
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negocio en esta revista?
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marca, etc. en los próximos números de la
revista, escríbenos un correo a la dirección
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enviaremos toda la información necesaria.
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MUCHAS GRACIAS
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