Anda di halaman 1dari 23
14.| LAS SOCIEDADES MEDIEVALES. UNA APROXIMACION DE. CONJUNTO* Seiior’ Administrddor, éstimados' colegas, Si habéis decidido consagrar lajensefianta que ‘he tenido el honor que me confiérais, no solamente a la historia de la Edad Media, aunque la traditién de ésta casa hubiera justificado perfectamente.tal eledcién, sind de manera. més espécifica a Ja historia de las sociedades medievales, es por. quelos ha parecido, en primer lugar, que el estudio de las felabiones sociales. podria arrojar neva Taz sobre cl com bién y:sobre todo porque Rsbels estimado, dado quie la vocacién del Colegio de Francia es ensefi ienci: rosesd_de_constilutién, que las|reflexiones mds, urgentes, aquellas de las cuales puedeni!esperarse Ids resullados mas nuevos, debfan adentrarse en la senda la Historia medieval, que es precisamente la de la histo- tia Social. Os fucde parecer sorprendente, sefioras y sefiores, que hable en tales términos de esta historia, en el mismo lugar donde Lucien Febyre ensefié y levé adelante durante latgo tiempo esos combaies por una historia renovada' que he * mos} proseguido cori entusiasmdj y pasién, si se! tiene en cuenta fantos trabajos acabados,:a punto de acabarse 6 de iniciarse,[y evoco por tiltimo, con‘reconocimiento y respeto, la miemoria de Mart Bloch, a qitien le debo: él 'descubri- micita ide que es'el hombre vivo lo, que hay que buscar bajol et: polvo de los archivos y en el silencio de los 'mu- seos|.. No obstainte no se puede ignorar +y la’ disposicién * Leccién inaugural pronunctada en et Colegio de Francia y fu bllcada con Ia amable autorizacién de Editions Gallimard, 1972. Las sociedades medievates asi de numerosas obras, cl titulo mismo de diversas ensefian- zas lo {estimonian— que Ja historia social aparece en Ia actualidad a menudo coma omo_un_apéndice, como, digamoslo, el_pariente pobre de In | econd: ta, en efecto, movida desde hace medio siglo por un poderoso impulso, no ha dejado de dar vida y amplitud a las investigaciones mds fecundas; ha conquistado los mas ' amplios espacios; se Ia observa ahora, sostenida por. los re- sientes desarrollos de una arqueologia de Ia vida material, abrirse nuevos caminos. [a triunfado. Y en su éxito arras. tra tras de sf a la historia de las sociedades. Pucs.cs evi-~ fi dente que cl estudio de la estratificacién sucial, ‘de las Felaciones que mantienct:_los_individuos o Tos grupos, no puede ei cplendet lerse_sin_que primero so haya _discernido_ claranjente edmo, en_un cierto momento, se organizan las fones de produccién_y se reparten los beneficivs. Es conveniente, sin cimbargo, que _nos mostremos vigi- lantes con res; fo thos aspectos. ee primer lugar, trente iat ‘al hecho de que tos historiadores de la economla_miedieval no siempre se han guardado de aplicar a Ta observa del pasado tna conccpeion ce Ta economfa Tundada en da~ @ actuales_qué se revela, cuando se aplica, anacrénica y Aetarmaate hat mGoReIeRT oR ingonseientemente, han otorgado un Togar” Privilegiado durante mucho tiempo a las actividades comer ciales y a la circulacién del dinero, sin haber definido con exactitud —y ciertas conclusiones de investigaclones ctno- logicas los hubicran podido ayudar a hacerlo— el papel de Ja moneda o Ia naturaleza de los intercambios en una civi- lizacidn tan profundamente arraigada en la vida rural como: ‘Jo estaba Ja del Occidente inedieval. En scgundo lugar, ¥ sobre todo, serfa falso pensar que se fa finalizado el anli- sis de una sociedad cuando, después de la lectura de los Ilega a situar los jefes de casas en los diferentes niveles de una jerarquia de fortunas; cuando, interpretando los tér- minos de un contrato de alquiler 0 de trabajo, se sefiala cémo tal. trabajador era cxplotado; cuando, por mediacién de tnumeraciones fiscales, se_ha visto cémo se eshoza la tendencia de una evolucign demosrffica Yin clecto, ta idea auc! tienen los inilividuos y los grupos de sus-respectivas 282 Georges Duby posiciones, y las conductas que dicta esta idea, no estén inmediatamente determinadas por Ja realidad dé su condi Eign_econdmica, sino por la imagen que de ella se hacen; imagen que nunca es fel puesto que csi& siempre influida mentales.. Considerar Tos Tenémenos sociales como simple profongacién de los fenémenos econdmicos, es reducir ‘el campo de interrogantes, es empobrecer singularmente la problematica, es renunciar a percibir claramente ciertas lineas de fuerza esenciales. De hecho muy’tempranamenté, a partir del instante en que la historia de la economia iniciaba su camino, a algunos lex-parecio mdispensable completar el estudio de las bases iariales de Tay soctedades-antignas con el de Tos Tos, logia colectiva que determinan Tos comportamienTs Tadivi- Gusles y ex-Tancion de los cuales se ordenan las relaciones sociales de manera Tar Irectr'y Tecesaria como en Funcién fe Tos hechos ceonbmicos. De tal sucrie ha io tomando Guero Tentamente, y durante mucho tiempo demiancra vacilante, esta historia que se ha denominado, tal vez jit propiamente, historia de las mentalidades; ésta ha visto en log aiios ‘recientes Yeafirimar sus tétodos y ampliar sus ambiciones gracias al impetuoso progreso de las jévenes iencias lhumanas, como la antropologia social y Ia semio- logia. Este vasto dominio que se abre asi a la investigaci6n ede Seducir tanto mas a los medievalistas cuanto que la ahns realidades economicas y escasamente proven de datos Gaantilicables y susceptibles de utilizacién estadistica, micn- {tras que se revelan particularmente esclarecedores en lo ‘que a los fenémenos mentales se reliere. Pero esta disposi- eign presenta ons misma-un seria-peliato, Gt 96 Fan oF quivado ciertos Iiistoriadores que dejéndose llevar por la actitud misma de los documentos que interrogan, clyos == fucrzos iban encaminados a separar lo espiritual de lo tem- poral, hhan_tondide a alejarse_de-lo_conereto, 5 auribuir a Las sociedades medievales 253 con relagién a las estructuras materiales que las determi- nan, desviando Insensiblemienve-Ta MisTonie as Tae miontsiale ‘des hacia. desarrollos parecidos a los de la Gelstesgeschichie. gtese_y conguiste su_indépendencia es conveniente aden. den. trarse en ‘un camii de se opere la convers ‘ia de una, historia de la civilizacién. material y de una historia ‘nontalidad-eoletiva, Pro eres Tapisiciiste Hants oe viamente_tres principios de método. Es necesario partir de la idea de que el hombre en sociedad constituye cl objeto final_de la investigacién histérica, de Ta cual es cl primer principio. Historta social, de Fecho, es toda la histarial Ya que toda Sociedad es un cuerpo, en cuya COMpOSICIOn inter- vienen, sin que sea posible digociarlos, salva por exigenyias del andlisis, factores ecandmicos, politicos y mentales, esa hiSoria se nutre de todas las informaciones, de todos! los indicios, de todas las fuentes. No se contenta videntemdate con lo que aportan los textos, ya sean ndrrativos o jut cos, ya intenten regular las liturgias 0 sé propongan tyas- poner lo vivido en lo imaginatio con el fin de divertir 0 de edificar una moral. No le és tampoco sificiente superar cl contenido de estos textos, examinar su envollura formal con el fin de alcanzar la verdadera relacién con el muijdo dle aquellos que los compusieron y los utilizaron, mds alldlde Jas palabras y de las constelaciones'de vacablos, més alld dle las cifvas y de los procedimientos de célculo, més allalde a ordenacién del 'discurso} de la disposicién’ externa del escrito y de lo que pueda fevelar el aspecto mismo’ de' la grafia, La historia social debe estar también atenta a todos fos Vesligion del posed a ioe sea aa 8 todos ie anMTeHTas que las que subsisten de los antiguos establecimientas humanbs en cl paisaje actual jifias_y de los pucblos:a odo To que! deje, por ultimo; traslucir en el plano de un niatura, en el ritmo de una Secuencia gregoriana, una Co} m TmIVeTSO_pIm mas multiples de Francastcl, «toda sociedad instauradora de’ un orden: eco- némico,y politico lo es al mismo tiempo de un orden figy- 254 Georges Duby rativoiy toda sociedad en, transformacién forja siempre: a la vez} instituciones,’ conceptos, imagenes y espectéculos». A partir de todas estas fuentes; y sin olvidar ninguna, Ja historia de Tas-sociedades debe ‘ciertamente, en’ primer someror lentes nveles de asic. Que deje niveles de anslisis. Que deje de con- siderafse Ia acompafiante de una Ristoria de la civilizacién material, de una historia del poder, de una historia de las mentalidades. Su_vocacién propia es la de la sintesis. Le correshonde recoger los. resultedeg de Tas Tavestignciot Teuatd pidad de_una visidn global\yPara reencontrar la vidd histérica, dice Michelet, se necesita seguirla pacien- temenle en todos sus caminos, todas sus formas, todos sus elementos. Pero, agtega, es también necesatio, coino una pasidn) mas grande aun, rchacer, restablecer, el juego de todo aquello, 1a accién recfproca ‘de estas fucrzad diversas gn un pogeroso movimiento que devendré la vida misma.» Restalecr el juego de todd aqullo, es deci, sefiala as correlaciones cxactas entre Jas diversas fuerzas en por ejemplo; Ta presién dé! un movimiento econd- Tentative Te progres’ aabiitsl. poe Te anes ear ae ve Thsertq_en_un sistema de producctén, acaba por, Tallar-su Abjetigos Esto es por ejernpTo- To que Os ensane HT TesTo de agifellas sociedades muy parliculares que constituyeron, en el siglo x11, las comunidades mondsticas en las abadias cistercienses. Sociedades que pretendian ser ejemplares, so: ciedades ritualizadas, regidas por Un cédigo —la Regla de, San Beni(o—, un conjunto de predeptos' que tenta:seis si- glos. Hstc texto habfa sido relefdo cuidadosamente. Pero en, el curso de aquella.rélectura se hizo hincapié, en el momento de Ia tonstitucién de Ja orden, en una exigencia de pobre- aa: seldebfa reacclonar en efecto contia las consecuencias moralés tle un enriquécimiento general, que, hact4 conside- rar estandaloso el progresivo hundimiento de la orden be: nedict|nd mds prestigiosa: de 1a época, la de Cluay, en Ta comodidad-y-en Ta| seguridad sefiorial. Ahora "Bien, dado, Las sociedades medievales 258 gue habfan renunciado a vivir de sus rentas; dado que ha- ban decidido extraer de la tierra, mediante, el trabajo, su propia alimentacién, dado que habfan clegido establecerse en la soledad, cn medio de pastos y de bosques, estas nuc- vas comunidades se encontraron situadas, a pesar de ellas, y conforme al modelo arcaico que habfan clegido impruden: temente como regla de conducta, en la vanguardia de la economia mas expansiva, en condicién de producir abun. dantemente productos que.no consumfan como lana, carne, hietvo, Inddera, que cada vex se vendian mejor. Por una espetie de desquite imprevisto de la economla, estos apds- toles de la indigencia se hicicron-ricos. Sin duda permane- cieron, en el aislamiento en que vivian, ficles a su ideal. Pero ante los ojos:de aquellos que sélo los velan negociar en las ferias 0 reunir, gracias a victoriosas pujas, un patri- monio a expensas de sus vécinos, ante los ojos de aquellos que, en cl siglo, en cl seno de una creciente prosperidad no sopottaban que los hombres dé Dios no fuesen en esmpen- sacién verdaderos pobres, los cisterctenses dejaron poco a poco de encarnar la perfeccidn espiritual.’ La admiracién se dirigié hacia otros que andaban con los pics desnudos, por fos suburbios de las ciudades, que vestian un sayal y que no posefan nada ; Pero Ja investigacién de las articula de el. comienzo que cada una de Tas Tuerzas en accién, de- pendiemte del movimento de todas Tas deme; te ve 376 ‘se_desarrolla,_aunque no_esIéyuxtapucsta sino_estrecha- mente ligada a Tas demas cn un sistema de indisociable coherencia, con una duracion relativamente autGnoma, ani ‘mada, a_su_vez cn Tos diferentes estadios de temporalidac por una agilacion de Tos acontecinientos, por Amplios Tove lad de ritmos resulfan constantes discordancias, efectos de ‘atraso, pesadez, remanencias prolongadas y a menudo ver- daderos bloqucus qite hacen que insensiblemente se tensen los resortes de bruscas mutaciones} Consideremos ‘como ejemplo las reglas jurfdicas. Estas evolucionan diffeilinente ctiando han’ sido fijadas por una ley escrita; con mucha nes! muestra des: 256 Georges Duby mAs facilidad citando sélo las conserva la memoria colec- tiva. Sin embargo, por ductiles que sean las costumbres orales dé la época feudal, no consiguieron adecuarse sia demora a las modificaciones de la distribucién de los porle- res, en funcién' de Ja cual trataban de ordenar de forma duradera’ las relaciones sociales. De este modo, en los. se- Aorfos franceses del siglo x1, los habitos de lenguaje, los for- mularios de las actas jurfdicas, los gestos rituales que les correspondfan prolongaron durante largos decenios, cuando fas instituciones piblicas que las hablan fundado estaban desmoronadas, las diferencias entre los descendientes de esclavos-y los trabajadores libres. Las segregaciones. jm: puestas por la costumbre, las prohibiciones y exclusiones que subsisticron, ocultaron durante algin tiempo la evolu- cién de las fuerzas productivas y ciertamente Ia frenaron; retardaron el crecimiento demografico y provocaron senti- mivatos de frustracién que levaron a su madutez los gé menes de los tumultos urbanos, es decir, los fermentos de las innovaciones juridicas. Esta complejidad del tiempo s0- cial, que s6lo explica imperfectamente una informacién siempre discontinua, incita pues a introducir en el método la exigencia de un tltimo principio: la necesidad_de disi- ipa io muy minuclosamente Ia interaccién de las reslsten: Gias y de was pulsiones entrecruzadas, las aparentes rupturas, eo eaeceneen ogee provoca y Tas contradicciones que aviva,Ta tusign de lina diacronfa. Pues sélo discernicndo con el mismo emmpeio “artlculaciones ydiscordanc faneine en-el sono Wena piobalidad se puede Intentar, edificar una historia de las sociedades ediovales sobre tna (rama que quicro esbozar ahora a grandes racr7e ‘Un dia los carrds delos pueblos barbaros forzaron Jas ba-! rreras que los cjércitos romanos opontan_a su avance. Un dia Sidonio Apolinar se vio obligado, a pesar suyo, a recibir’ a los jefes germanos en los anexos de su residencia. Enton- ces comiénza la Edad Media. Comienza con el encuéntro de dos sociedadés de estructura semejante. Roma fascinaba ain a log pueblos salvajes. Pero (oma, en'Occidente, no Las sociedades medievales 2st era_mds que un decorado que se desmoronaba. En efecto, ‘Wesde hacia mucho tiempo, Tas consecuencias de und pro- longada fase de:regresién demogrélica y-econémica hpbian deteriorado y distendido'la red de! ciudades y de rutag que las legiones habjan lanzado sobre las provincias conquista- das.con el fin de controlarlas mejor y'proteger la nlediocre felicidad, de algunos privilegiados.Al desconcharsc. el _bar-_ niz de civilizacién urbana y mercantil debaja al descubierto_ s{-sustrale_precolontal, seforial y_nistico- etal sual Tos grandes dominos y Tas clientelas, vinculadas-a 'as-ielts de % fag aldeas_ consiituian el-marco de Tas relaciones sociales. Bajo cl efecto de una lentardsmosis, a fo largo de la:cual las invasiones que la “historia se esfuerza por fechar sélo aparecen como los tiempos dificiles y particularmente; vio- lentos de una evolucién continua, los limites del Imperio dejaron de existir. Sin duda, las tribus transportaron_en sus. un senimiento menos difuso de Ta libertad, la exaltacién de las virtudes militares,'un arte de las! joyas y dél signo abstracto; se establecjerorjen zonas rurales donde perdura- _ ban otras' tradiciones como el uso del pan, del vino, de la moneda ¥ de la construccién en piedra; aquellos que los dirigian quisieron ostentar, ep los palacios de las ciudades y en los anfiteatros, los burdos oropeles de una civilizacion moribunda. Sin embargo, las dos sociedades, !a de los inva- sores y la de los indigenas, eran ambas rurales, ambag ¢s- a tama ona por fuer accra P_ ibas_dominadas por fuertes aristocracias y de dina brutalidad casi igual. Ambas Se mezclaron sin esfuerzo. ‘Ta Telesta eristiana, preocupada por unir’en una misma fe ‘a todos Tos habitantes de’ Ta tierra, accleréesta Tusidn_y" apatecieTon cruces en Tas_sepeTiuras_germaniss, Ferd Ia iglesia se barbarizd. Ella también se hizo rural. Sus pies jos de avanzada fueron desde entonces mondsticos y dellas Tetras latinas no salvé még que los fragmentos que podien servirle para la oracién. | En la oscuridad que fue, poco a poco provocando, durfan- te el siglo vir, el naufragip de la alta cultura, se pueden descubrir algunos signos que representan, en la historia; de la produccién y de la poblacién, una inversién decisiva dg la tendencia secular. Se _esboza’entonces el comienz2. 258 Georges Duby lento |progreso, estimulado sin_duda por Ja cxistencia de conditiones climalicas mas favorables en el oeste del i: mente’ europeo. Pero el resultado de este_imy ulso, cuyos, primeros Tdiios sé desarrollaron en un medio ‘fnuy primi. nic foentes de byefct para far poblaciones éampesinas eran las operaciones de pillaje, fue la creacién; por bandas de gusrreros mejor armados, de Blanes EXtaoe Conquls. Sat Eonrclones plas. UE Tur ay FsTee? Une {etatula ge sldea anipllada a” dinronsiones tniversa(Soor- or ‘una ampliacién en_circulos concéntricos, tendia 4 englobar al conjunto de los telstorios deste Tor font de la poblacién hasta Ia persona misma del soberano, Desde Fronicras de Tos bosses impenetrables- dorde ies tera jidos bugcaban asilo, dohde s¢ conducia en otofid a las plaras, dé cerdos yi donde se aventuraban lag bandas de cazadéi res, hasta los claros donde campesinos famélicos se extendaban Deacendo Tau eaon oblige bate gar_ed Tas ‘ridencias_de [os grandes, a.aquellas pespacias listag Wel combate atrastrados por'el rey, jefe de la-guerra, ae peimalern os “pda ver mig jos! en cineca de pifia. Los verdaderog rayos de esta organizacién concéntrics estaban_constituides por lazos.de"obediencias personales, faaos privados Totladoe fel aang de Tos aprpatslchios fat milfares; ‘de Tos domésticos, en los cuerpos de combatien- fies, que reposaban en un juego edmpl staciones JLcontraprestaciones que la legislacién catolingia pretendié instituclonalizar. Pero, cerca del soberano, todedndolo, es: 'aBan Tos monjes y los clérigos; su Thterposicién distorsiona fo dells cultura romana Gl mmo Mods que hopulaseae a Carfomagno a traer antiguas columnas de Italia para construir la capilla de Aquisgrén, sé esforzaron, a partir de los vestigios de aquella cultura, por levantar un fuevo edi- erigidé sobre los escombros del antiguo. Tralaban de per- Sadat rey de g fe quéjera el sucesor de Tos Césards y de que, su misién,era la de fehacet el Imperio y el orden romands. Pero al inspirarse a la vez en la Biblia yen los escritos Las sociedades medievales 380 latinos de fa edad antigua, se dedicaran solire todb a con- solidar una representacin global de la socicilad. Represen tacién tan sélida que se impondria durante siglos a la con- ciencia colectiva. , Goneénteica también, pero vivida como el simple refle terienal de Ta Tinea realidad. que ei la del icing do Dios, Sia representnclon pretende tor mutable por Tespondee” SL nvoyBeto diving y el nico progrere permitide set soudl de-orden eipitiint que sora ee ee pirilual, que conducta a Jos hombres hasta las puertas del juicio final. En este cfroulo el reyjaparece como tinico contro: ungido por el Sefior, Tmagen-de un Dios unt: 9, ditige Tés destinos de todo el ‘pueblo cristiano,.al que eslé encargado de:guiar hacia Ia salvacién. Principe de la paz, ‘Augusto, le corresponile extender la fe 'rechazando a los ipficles, Forzando al bautismo a los pagans de los con- fines, reduciendo poco a poco o al menos inipidierido que se extiendan aquellos nicleos sélidos, rechazados pero vigo- rosos que son las comunidades judfas. Garantla de orden, es el.protector.titulado de fa Iglesia y de los, pobres, aie. narados por las fuerzas del mal y por las agresiones de los poderosos. 1 : Este modelo explica efectivamente algunas de Jas ten- deneias que animaron la realidad de aquel tempo: el es- fuerzo misionero, el retroceso de las fronteras que desde comienzos del siglo 1x hizo de las expediciohes snilitares empresas ararosas y poco rentables, el peso, sabre todo, del gran dominio que tendia. irresistiblemente a dilatarse, a absorber y a doblegar bajo su yugo a los escasos campest- nog afin independicntes. Pero esta imagen construida por los intelectiales de la Ina eniniaen cana on Ja éstructura migma de los poderes que preteiidia sosteiier” y justificar.»Querer hacer del rey i erano: pacifico sig- Tate Gua ee debilitar su dominio cece: los- grandes, quiencs no sujetaba nunca tan bien como cuando los reunia para la guerra y el reparte del bot{n. Querer inoralizai fa funcidn real, imponer deberes’al monarca, colocarlo_del lado de los pobres, era oponerlo directamente a la aclsloz Skacia, Cuyo poder se reforzaba insensiblemente gracias a fos progresos de la economia rural que Ja haclan eada vet mas reacia. Desde que se precisa y se impone al espirittt 260 Georges Duby del soberano, en tiempos de Luis el Piadoso, esta imagen ideal del edificio social vino a conjugarse con otras fuerzas para precipitar la ruina de aquel estado desmesurado que era el nuevo Imperio. Mientras que cn Germania, aquel pais nuevo, debian sobrevivir por mucho tiempo las estrug- turas politicas implantadas por la colonizacién carolingia y mientras que mds lejos, en el corazén del salvajismo, en los mundos eslavo y escandinavo, comenzaban a concre- tarse las bases de una organizacién de poderes andloga a a que, dos siglos antes, habian esbozado los antepasados Carloma, s_del siglo x, en las regiones més evolucionadas —la Galia del sur, la del oeste, la Lom- bardk: la_atitoridad del rey comenzaba_a_derrumbarse. En ‘su cafda arrastré por un tiempo a la alta cultura; des- pués de la viva luminosidad que el renacimiento de la es- critura habia (raido al circulo de los soberanos francos, recayé la noche sobre las relaciones sociales, produciéndose. un _corle artificial en este punto crondlogieo. Pero un crecimiento continuo de fa poblacién y un per- feccionaititito continuo de Tas Teenieasagrarias-diffeles de vislumbrar entre estas nuevas tinieblas, no cesaron de fortalecer_la verdadera realidad, que no era‘el reino del ede a Terra, io CE aaToBnod de pode em raizado en el suclo campesino, ajustado a la estrechez de una civilizacién absolutamente rural, que nadie podfa «iri- gir de lejos. El desmembramiento del_poder real permitid mas profundamente_a los hombres. Los castillos, puntos de-apoyo de Ta defensa local, se transformaron para el pue- blo aterrorizado por las tiltimas incursiones de los saquea- dores en los tinicos lugares de refugio, Estas nuevas funcio- nes_de proteccién autorizaban a los sefores a apropiarse aumento, del trabajo de Ja ticrra, De este modo se precisan fos contornos de dos verdaderas clases: Ta de_los seifores oC lado Td Tos catnpeslnos por atta Micnteas tantoy la_competeiicia por” los _benelicios entre los _schores hizo” ig ag-compleran [oy connivenclas-que hate entonssy Tar bian unido a la aristocracia Jaica ya Ta cclesidstica, opues: tas y tivales-de-allt adele Las sociedades medievales 261 La Iglesia)se hizo sefiorial; se enriquecté; como’ ednelu- sioht a renovacién cultural que tavorecié hacia lai mil la daborsei’ de un-nusvo, sistema de reptesen (acionés mentales. Una vez mas obra de elérigos y-de mon- jes, esie sistema aparece de hecho como la reclaborscion modificada del modelo edi En efecto, considerdba a la realeza necesaria. «Uno solo reina en el reino de los cic~ los, el que lanza.el ayo», afirma uno de estas intelectyales, ses natural que no haya m4s que uno. que de'‘liymisma manera, debajo de él, reitle sobre la tierra». Pero ila auto: ridad soberana se encontré de alli en adelante transfé un plano irreal, sin conservar en la realidad mas !apa- iencias que Tos poderes spbrenaturales. Este sistenia, gomo al precede ‘epocaba_bbre la ea’ de pay, esta ables a su _vez sobre una concepcién estatica de la estvatificacién social y réconocida como foméloga, como prefiguracion del ordenamiento de las relaciones en la Jerusalén celeste. Pero ‘s¢_propon una organizacién jriangular. Tres drde- nes, tres categorja) sociales estables. estFiclamente. delimi- tadas y cada_una investi i icular! Ea, primer lugar, slorden de Jos hombtes de-oracidn, es dfcir, la Tglesta que en su voluptad de reforma se afandba \por separarse ‘netamente de los laicos en nambre de la supério- ridad de lo espiritual sobre Jo temporal y se esforzaba |por lograr una“mayor cohesién proponiendo: a los clérigos la moral de los monjes. Luego, el orden de los que combaten Ve inisiGn éspectfica bre defender al tonfanto del pucblo, nljsién que justificaba, como en el caso dg los eclesidsti¢os, cl ic fucran mantenidos ‘por el trabajo de otros. Por’ il timo; el orden de los campesinos, completamente somet{do, doblegido bajo ef peso de jun trabajo que alimentaba a los otros dod érdene: : Este modelo muy'simple, cuya misma simplicidad te jer- mitié perdurar por largo tiempo, presenta tres _aspecios consecutivgs. En primer lugar, refleja un cierto numero: de modificaciqnes que se prodijeron en las relaciones socidles como efecto del progreso lie Ja civilizacién material y de Ia evolucién de las relacidnes politicas. Al revnir ba [un cuerpo homogéneo a toda Ih poblacién del’ campo sancidna la progeesiva desaparicién, ante las justicias privadas y bajo 262 Georges Dubs i peso de la explotacién seforial, de las ultimas reman: cias de la esclavitud. Mas clarameate atin, funda ja conciea- cia de un triple antagonismo, de- tres modos conjugados de dominacién. Dominacién econémica, de fos seiiores so- bre los trabajadores. Dominacién politica, la de los guer: 108 sobre los hombres desarmados. Dominacién espiritu= la de la Iglesia sobre los laicos. Pero este modelo pretends Proponer ademas una reduccién de esios antagonismos. C: lograrla apovando: AoGIOR de servicio. que se habic afirmado en el las adhesiones personales y ¢: a cual se pretende hacer el fundamznto del orden social Aguellos que la construyerpn habiaz leido en San Pablo que «el cuerpo es un todo que tiene muchos miembros que los miembros del cuerpo, a pesar de esta pluralidad, no constituyen més que un solo cuerpo». Para ellos, cada => de los tees drdenes debia, pues, coo: coneordis erurmundo-ordenado” ensamiento divino Rivera, F ééte és el a ide con la realidad 4,05, decir, con lz prosecuciéa ¥ la-acel timos afios del siglo x1, del desarrollo ocd: imiento agricola prosigué, en ¢ fodas partes etrecoden lof yermos ¥ campos cultivedos y las visa partes se multipli can les nuevas aldees. Y esto ocurre porque en una gran extensién de suelos vitgenes, envfos cue se han acumulado las reservas de fertiidad, los rendimientos no se debilita y.el volumen de la produiccidn crece const cite d lotacion que reduce a un nivel ce cTa ion de ios Uabajaloras” WEAINEIe 0 Geel ee ate a mands de los” séi estimula su" propsvsiéa at k Para satisfacer estes sidades se destacan de la masa campesina equipos de especialistas, albafiles, vilateros, artesanos, comerciantes;el-cenacimiento de los intercambios suscita el renacimiento de las ciudades. En “Yoda Europa, Ausvos GaTHioy Ge desplieen wy Teese 2 Jas antiguas ciudades,*nuevas aldeas nacen y se extienden en el cruce de los caminos y vias de navegacién. Hacia fines del siglo xr, la civilizaci6s ides al desde Las sociedudes mediovales get siglos, conoce ss 2_mutacién fundament ade por Is vida 1S Profundas aesr0 rganizar ©” sistema de_selacianes, ._. In tearia 2 los tres 6: wus manos tos haces de un 0 rado y cada vee “ipties ie nee Bao, “deta empleo ¢ ‘ous es ni iGis marcados aun poe ge jas chidades, entre (21 pusblo de artesanos y de pequetias rvenaedores y los ‘grandes aventuceros del comercio. En seguado lugar. eLde- sarrollo material reperouci sobre la ordanaciin des lx Sines sociales. Desde espe atria. 6st esiaban disouesias de mapera vertical v en xelaciones jerarqulzadas-do- anor 268 Georges Duby dad } sutardinacion. Estructuras horizontaies, constituidas asociaciones de iguales, vinieron a sumarse a esas re- todas partes’ las de las cofradtas religiosas, las que reunlan'a los habjtantes de una misma parroguia rural parajla defensa de'sus intereses colectivos, en la ciudad las del municipio 0 las de lis guildas, las de las compafiias en Jas bandzs armadaé o las que agrupaban a maestros y esco- laresien Ia vecindad de las sedes episcopales. Por ultimo, el dinathiso éconémico impulsé las iniciativas. pérsonales, distehdiexdo las antiguas obligaciones, las de la familia, las de lob domésticos, lag del gran dothinio; favoretié por todas partes [2 esperanza de prpmocién, individual y‘una sensa. ign turkadora de, progreso se grabé en las conciencias. Se insinuarca entonces nuevos antagonismos que no consistie- ron solamente en el enfrentamiento de antiguas categorlas sociales, cuyas fronteras eran cada vez més potosas, que no icron, solamente entre Jas miiltiples capas que to dé crecimiento aislaba en el interior de cada una de i35 clases descomponigndolas poco a poco, sino que enfrentazon a las generaciones entre sf. A los més ancianos. instaladzs on sus antiguas estructuras y que se esforzaban por fantenerlas, se opusieron fos més jévenes que velan abrirSe 3a amplio: campo para. sus esperanzas, arrastrados por el eipiritu de aventura y competencia:’ los estudiantes rivalizatan on las disputas escoldsticas, los caballeros sol- tecos:buscaban Ia riqueza y Ia glotia en los torneos y en la vida vazabunda, los hijos de los campesinos ciefan encon- tar, cn las zonas desmontadas, rhayor desahogo y mayor libertad. Pero lostvetdaderos_promotores del impulso co: nomico, fos Verdadefos.actifces Gel progreso Tucron 165” servigores de Tos grandes que constmuiergn sus BrOpiss Tor unas extendiendo oT poder Ge dus sefioreé-¥ los mercadetes. jue se encontraban en las ferias y que, en lo cam. iaban moneda y practicaban fa usura,, 2 * H ne Desde la segunda iilad del siglo x11, se descubre la pro- greslta spaticion de Hulliples taagencs que Inlentaban (va; caaey i isifen ls roves jaa las innovactones sociales. Se construyeron eit su mayor parie cn aquel medid que siglié siendo el de- tentador- privilegiado de la alta edltura, es decir, entre los hombres!dg la Iglesia. Mientras que los motalistas-y predi- Las’ sociedades medievales 265 cadores se esforzaban por cdificar una ¢tica apropiada a cada uno de los sestados» profesionales-cuya diyersidad se percibla, se observa, cn el terreno de las’ ‘inguietudes espi- riturales y de las exigencias cristianas, cémo:se plantca, de manera cada vez nas preocupante, ef problema de la po- Gomo en Tas seclas herética’, Sespolarte ve lop towers, aparecia como el acto eminentemente salvador, ef unico ca- pad de compensa? una prdsperdad Wits cone pecados ‘pero. la_prdctica de la caridad, entre los enfermos, entre los emi- grandes, entre, Tos: miscfables que se acumnulaban en los Kimites de las aglomeractonesyurbanas, iba. a¢ompaiiada de u_creciente desprecio hacia Io: jurgados respon. sables de su pobreza y tonsiderados de allf en adclanté como pelizcosos; nace entonces imperceptiblemente [a idea de que es necesario aislac a los pobres en’ la exclusion, a todos los pobres, Tanto a Tos Teproces como # fos indigentes Fue precisamente el santuario gético el que. disipanda las penumbras donde se habla retugiado por largo tiempo una religiin de prosternacién, abriéndose a Ja luz de} mundo, ofreciendo a In mirada la imagen de un Dios encarnado, presente en el corazdn de la vida, llega significar, cada vez mis conscientemente, a través de todos sus simbolos cooperar de manera decisiva en aquel progreso ininterrum- Creadion, Absolutamente nueva cx, por Ullimo, la revelactin deuna cultura profana, Ta de Tos caballeros que se quieren scparar de Ta tutela de los hombres de oracién aunque los que Ja dan forma son cn gran parte eclesidsticos. En sus, exptesiones podticas; Tas Gnicas que nos son claramente per- ceptibles, cl tema del advenedizo, objéto de bultla, expresa Ja inquietud de ‘os inobles amenazados cn sué privilegios por los irresistibles ascensos sociales, Aquclla cultura tod. artido en los conflictos cutre gencraciones proponiendo a oa publico al que fascinaban | ios valores de fr Joven Ts i Fa vent Ta figura de héroes desprendidés de toda atadura-y dedicados a Tos juegos del amor cories Trente a Ta moral:de Tos lina: jes y a la moral de Tox retigioses. 266 Georges Duby En_las décadas cercanas al afio_1300 se evidencian dife- Tenies Tupturas. Una ruplira'ea el movinilento de Tas eco fomias por Ta que, a un largo periodo de desarrollo, le.su- ele una fase de tegresin, und de cuyos casgos més evden. widen tes es, en casi todas las regiones de Europa, [a_depresién dsmogrélica. Und ruptura en [a-cvolucién cultural, que se mauifiesta escneialmente por una rapida vulgarizacién del Cristiontsm. el cual se tsansforma desd6 SntonGes e0-UNa religién_popul ry y por a desscraluacién simltined de-uo” fan numero de valores e imagencs: los centros de creacién, {eapan poco 3 Peco EReTECIO. Slo influencia absoluta dl la Iglesia para instalarse en las cortes principescas. Por timo, wna cuptura mas decisiva tal vez, en el material mismo que ttiliza el historiador. Bruscamente las fuentes se multi- pfican y se Inicizan. Por esta razon, sacando partido de 10s fogistros de notarios o de los documentos fiscales, ana! zando los temas de una pintura que se ha vuelto decidida- mente figurativa y se preocupa por describir fo real, obser: vando los abjetos mucho mas numerosos que descubren los arquedlogos y que nos hacen ver por vez primera lo que era la casa de un campesino, el plano de una aldea, fa orga- aizacién de ua terrena, el instrumental de un taller art sanal, llega a ser posible conocer las realidades econdmicas por métodos preestadisticos y luego, basindose en datos huméricos, precisar los. mecanismos de crecimiento y re gresidn..Por primera ver los documnentos revelan todo un Conjunto de simbolos, de adotnos y de emblemas que mar- caban, ante los ojos de los contemporaneos, las diferencias tentré los estados sociales. Por vez’ primera, por ultimo, esta documentacién muestra directamente a aquellos que sélo habian podido ser observados a través de, una pantalla deformante, la “que constituia cl marco de referencia de clos vinica} testigos de los que se disponia hasta entonees, tos eclesifsticos y los grandes: presenta por primera vez a los humildes, Todas estas rupturas han establecido efectiva- mente, en la tradiciép de ta historiografia medieval yen especial én Francia, una cestra que aisla. a los siglos xtv y xv de fos precedentes, gEsta inflesién vale también para Las sociedades medievales 261 la historid de las sociedades? ¢No se corre el peligrd de introducir en este dominio falsas discontinuidades?. | Los dos tiltimds siglos de la Edad Media son, desde hace muchos afios, en Francia ¥ en la mayor parte de los pafses europeos, objeto ‘de las investigaciones inds activas yj de los descubrimientos mds eclarecedores. Es ast como obser- vamos menos confusamente cémo fa gran epidemia de 1348 recortié toda Europa; es as{ como se distiague con clariflad euél era e} juego de las felaciones comerciales entre jlos mercaderes de Toulouse o entre los banqueros de Céndva, Y aunque las campifias permanecen menos conocidas que las ciudades, hoy sabemos‘cémo se juzgaba a los hombres en la-regién de Senlis, é6mio se establecian las relaciones entre sefores y campesinos’en Bordelais o en los Middlands y cudl.ecael destino de los caballeros er Namurois o'en Jas campifas.de la Isla de Francia. Pero, dado que las’ futen tes son mucho mis ricas y ‘dado que los métodos ain acte- sanales que utilizan los medievalistas no permiten explotar rapidamente su contenido, estas investigaciones se limitan almente al marco restfingido de una pequeia provin- cia, de una’ ciudad 0 inclusp de una categoria social deter- minada en su interior. La multiplicidad de estos trabajos, su dispersién y su carécter a menudo local impiden que'se obtengan facilmente visiones de conjunto. El reciente pjo- greso del conocimiento histérico hapermitide rectificar fas conclusiones de viejos ensayos de sintesis..No se habla ya de crisis. propésito de las grandes mutaciones que afec- aron.ala historia europea,én el siglo xiv'y sc ha dejado de lado cierto romanticisma-que, a través del estrépito de las batallas,-ante Ia amplitud de los osarios y de la tonali- dad macabra que invadié af. arte religioso, presentaba ¢n cOnjunto al final de la Edad: Media como uita época de ma- rasmo, de repliegue y de ansiedad, olvidando todas lis cp- rientes de vitalidad que digron lugar sin cesar por jodas partes a grandes empresas de conquista y a las admirables formas: de una estética rendyada. Pero lo que importa ¢5 avanzar mds, reunir en un solo conjunto los datos enrique- cidos del andlisis histéricg y'dedicatse a captar en su ota? lidad ciertos! feaémenos imnppctantes. Ung de ellos que P}- rece caracterizar aquella épo¢a y que llama particularnjent 268 la dtencién es ei: de losis. de maki el encadena- miehto:de las Zevueltas popula jones que per- turbaron a las clases inferiores de la sociedad 'y que, en el curio del siglo, xv, se’ propagaton de un’ extremo a otro de Europa. Por todas partes los campesinos se sublevaron, cogicron sus hérramientas y fueron a saquieat lis residen: cias;de'los nobles y a matar a los delegados de los princi ‘or todas patiés, en los suburbios de las clludades, se Maron las bandas de artesanos que, com fos cfompi en Florencia, reclamaban parlicipar en la gestién municipal Stirge una primera prégunta a propésito de estos movi mieatos de tal amplitud y que duraron. tanis tiempo. @Fuc- ton solamente os siltimos. tempos de. la, Edad Media los que sufrieran_ésias conmociones? ¢No hablan sicudido ya Jos sigios x11 y-x1it3 zNo existlan entorices tensiones igual mene violentas entre ef pueblo y, los sefiores que los testi- monios, tal vez inguficientes, amortiguan y disimulan ain? las pulsiones que provocaron aquellos se observa primero el aspecto econdmico condiciones de Ja documtentacién, la his- | econdmica domina en esta época, de manera mds im: perativa atin que én'las precedentes, a Ia historia social~, se vg qutc los Jacques de Beauvaisls, los sediciosos de Ingla terra que segu(an a Wat Tyler no se contaban entre los mas pobres y que los verdaderos indigentes no fueron siempte arrastrados por ellos. Nos podemos preguntar entonces cudl fue exattamente ls: incidencia de los gérmenes de los con: Hlictos basados.en [a situacién de las relaciénes de produc. cin, Le historia politica, favoyecids: tamblén por la natu ralcid de las fuénles, aports, algunos elementos de respucsta Nos ihcita a ver en estos fevantamiéntos una reaccién éontra cl reforzamiento de las estiticturas del Estado y la presién. fiscalf No obstaiite, para llegar a conclusiones’ plenamente Satistactorias, se dében téner en cuedta las acti tales.|Encontrar los lazos entre el origen dé los tumiulios “y el sistema de iitos y cieencias}.que gobernaba las con ‘iencias populares y que por priniera vez ge deja entrever en esta época. Preguntarse también si estos movimicntos ho fueron puestos en marcha por Jas representaciones mile- hharistas de una religién ain borrosa o,simplemente pot Las sociedades medievales 269 aquella educacién progresiva que acompafié lentaniente a la vulgarizacién del cristianismo, gracias 4 Ia influencia de aquellos poderdsos medios de ensefianza de masas que fue. ron las. predicaciones de los hermanos mendicantes y_el tea- ro, Este problema de historia social no:pucde esclatecerse sin recurrir al estudio de la schsibilidad religiosa, al de las cofradias y jsectas, al de Ja literatura oral y de los temas iconograficos. Pero hay que recohocer que, entre todos los elementos que exigirfa una necesarla sintesis, aquellos que provee la historia de las mentalidades colectivas gon los nds lncierios y diticiles de reunir{Esto conduce a una'con- clisi6n: del progreso de esta histOtia depende de. aqul em adelante ‘él ‘progreso de Ia historia de las sociedades. Esto suscita también un interrogante, uno de los que més pre- focupa quizd a los historiadores actuales: gc6mo conecia: la historia de las mentalidades con el conjunto de la inves: digacién histérica? Desearta vivamente que la cétedra que se me ha confia- do se transforme en un lugar de encuentro y de reflexiéa permanentes sobre cl problema de esta insercién. Me pare- ce, en efecto, que la época medieval puede ofrecer condicio- nes favorables para su andlisis, ya que el campo de la eco- nomia actéa de modo menos Inmediatamente determinant que en-perfodos més recientes y"Ya qué, ademds, aquell2 época est suficientemente alcjada de nosotros para que el historiador pucda distanciarse débidainente de los modos de pensamiento de los comporiamientés que éstos dete: minan. Eni efecto, el esfuctzo mds difteil péto mds necésa ‘que: debe realizar el que quicre comprender el pasado dé las sociedades'es el de liberarse de I jones de Ia acti: tudes mentales qué lo dominan’a él. Indicaba hace ‘un mo- rridnlo que era dificil despteriderge dé una Visién actual para observar, sin error de perspcctiva, las economias de otras sladar a Ja observacisn.de Jas mentalidades antiguas él reflejo de las de nuestro tiempo.- Esto'es To qué hace de Ins historias de ia psicologia colec- tiva, de las morales y de las concepciones del mundo, l2 més dificil de las tardas. Dificil porque los fenémenos men- 270 tales se Basan en mecanismos més sutiles que los que hacen evolucionar los marcos materiales de la vida, porque esca- pan a la mayorla de los medios de medicién de que dispo- emos actualmente y porque en su fluidez parecen inasibles. Historia difteil, ademas, porque en toda sociedad coexisten niveles de cultura, entre los que se establecen estrechas correspondencias; diversos movimientos los relacionan, de los cuales los mds vigorésos son aquellos que sumergen a los modelos creados por las élites en medios cada vez mas profundos y mds extendidos y que conducen a dichos modelos a deformarse a lo largo de su recorrido; entre aquellos estratos culturales, las fronteras son indistintas y ‘viles y es raro que coincidan exactamente con las «que mitan las condiciones econdmicas. Historia dificil, por tl- timo, porque las representaciones mentales y las conductas de los hombrés del pasado no se perciben més que por in termedio de los lenguajes, porque muchos de cllos se haa, alterado y a menudo perdido, porque otros estén atados a una historia que les es propia y porque, en esta evolucién, tos signos que componen estos lenguajes se modifican gene: ralmente poco: cuando se cargan progresivamente de nue. vos sentidas es cuando se adaptan al movimiento de la men- talidad colectiva, pero tales variaciones semdnticas no se dejan seguir de inuy cerca con facilidad. No obstante, esta historia debe ser fonstruida (La Gnica manera de hacerlo de una manera cientifica es pirtir del principio de que las percepciones, los conocimientos, las reacciones afectivas, los sueiios y los fantasmas, los ritos, las maximas del deve cho y las convenciones, Ia amalgama de ideas recibidas que agluiina a las conciencias individuales y de Ia cual las inte- ligencias ads independientes no Megan nunca a desprender- se por completo de las visidnés del mundo mai 6 inenos confusas, mis_o menos légicas que coloréari las acciones, los deseos y los rechatos de los hombres en gus relaciones con los otros; no constituyen elementos dispersos sino que uuna estrecha coherencia los reine en una verdadera estruc- tura, Esta estructura no puede ser aislada de otras que la determinan y sobre las que repercute. Los progresos de la historia de las mentalidades, y en consecuencia los de Ia bis toria social, que no puede prescindir de aqutlla, reposan Las sociedades medievales a ea el uso del instrumental metodolégico més eficaz|qi puede hoy manejar el historiador; hablo de la necesidad d= conducir conjuntamente y:con igual rigor, el andlisié dé las infraestructuras materiales, etolégicas y econémicas, el d= las estruciuras politicas y por ultimo e| de las superes iuras ideolégicas. Porque son efectivamente solidacios| he- chos tan alejados en el tiempo y aparentemente tan extrafics entre s{ como, la imperceptible oscilacién’ ¢limstica que. fe vorecié el progreso de las tierras de labor en los Ifimites: del’ bosque. merovingio y la eleccién que’ a comienzos ‘de! Renacimiento hicieron Paolo Uccello y aquellos que le entar- gavon aprisionar los tumultos de la victoria de San Romana: en él cristal de un universo geométrico y'ndcturno. Penetrac todo lo posible en este enmarafiamiento de articulaciones y fesonancias seria, sin dyda, avanzar penosa, pacicnte y apasionadamente en la comprensién de ese todo cuya his- oria es la historia de las Sociedades y teatar de captarla persiguiendo el suefio de Michelet, «en un poderoso movi- miznto que devendré la vida’ misma».

Anda mungkin juga menyukai