Por tanto, la clave consiste en poseer y controlar los recursos y las competencias que
constituyen la esencia del negocio, el resto de actividades se pueden externalizar, claro
ejemplo lo tenemos en IKEA, cuyo proceso de fabricación está totalmente
externalizado. Pero no hay que olvidar que el éxito de una empresa no depende de lo
bien que un departamento concreto haga su trabajo, sino de cómo se coordinen éstos
entre sí.