Segunda vuelta

“Hoy dimos un grito a favor de los valores...un grito de cansancio y frustración por ver cómo
íbamos perdiendo nuestra soberanía… pero ese desánimo silencioso se alimentaba de
ESPERANZA… de esperanza por recuperar la más grande soberanía de todas, la soberanía de la
familia como base fundamental de la sociedad, en donde se gestan los valores de integridad,
honestidad y transparencia.”, expresó Fabricio.

De hecho, allí está el centro del enfrentamiento para la segunda vuelta, ya que Fabricio apuesta
por el valor puesto en la familia y en los valores, mientras que Carlos Alvarado cede ante la
presión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Fabricio ha sido duro crítico de un criterio de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que
insta a Costa Rica a aprobar el matrimonio gay, que considera una intromisión en los asuntos
internos del país.

En su discurso, Fabricio Alvarado pidió una campaña "austera y limpia" para la segunda vuelta, y
aseguró que él es el verdadero progresista porque "no hay nada más progresista que defender la
vida y la familia".

Mucho en juego
Más de 3,3 millones de costarricenses estaban llamados a la urnas para elegir al sucesor de Luis
Guillermo Solís en la Casa Presidencial y a su primer y segundo vicepresidente, así como a los 57
miembros de la Asamblea Legislativa, para un periodo de cuatro años.

Solís, del Partido Acción Ciudadana, acabó con la hegemonía bipartidista que existía en Costa Rica.
Ahora el abanico es más amplio y era casi imposible que alguno de los 13 candidatos alcanzase el
poder con el 40% necesario para proclamarse ganador