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muy familiares, no pueden identificar un retrato que se les muestra, y frecuentemente sélo reconocen a un amigo por su voz y no por impresion visual directa. Todavia no conocemos los mecanismos fisio- logicos de este defecto, pero también debe ser una alteracién de la sin- tesis de las caracteristicas que este caso sin ninguna p: guajes. Algunas formas de alteracién de la percepcién visual que aparecen en lesiones del hemisferio derecho son de caracter muy distintivo y pueden servir como evidencia fidedigna para el diagnéstico tépico de la lesion. En estos casos, el paciente no muestra ninguno de los signos de estrechamiento de la percepcién visual o de incapacidad para sinte- tizar caracteristicas individuales en una imagen visual complet buja objetos o cuadros que se le han mostrado, si fecto basico yace en su id de la pertenencia incorre incluso reconocié una mani len a una persona de otra, en codigos légicos de los len. icipacion de De quién es esta mai sin atrofica en la regién occ’ 2". Otra paciente, con una extensa derecha, cuando se le mostré una que exclamé: “Hombre, desde lue- Los mecanismos ciones de la memoria per- manecen inexplicables; lo tinico que esta claro es que el paci 126 Iv. Las regiones temporales y la organizacion de la percepcién auditiva Hemos examinado la organizacion de las regiones occ cerebro y su papel en la formacién de la percepcién visual. Ahora exa. minaremos de la misma manera la organizacién funcional de las re- giones temporales y su papel en el andlisis y sintesis auditivas, Como ya mencioné, la organizacién funcional de cada zona modal- mente especifica del cerebro (visual, auditiva, téctil) conserva ciertas caracteristicas comunes y, a pesar de las diferencias asociadas con su modalidad particular, se construye de acuerdo con el mismo prin- cipio. Vamos ahora a considerar la organizacién funcional del cértex temporal (auditivo) con mayor Zonas primarias del cértex. temporal y funciones auditivas elementales El cértex auditivo ocupa la porcién lateral (convexa) de la region temporal del cerebro y, como en el caso de la regién visual (oce: se divide en zonas auditivas primaria (de proyec: La via auditiva que conduce los impulsos actistico: el érgano de Corti, en la céclea res de este érgano resuenan evi de diferente tono y las fibras nerviosas que transmiten estos impulsos conservan su cardcter organizado, somatotdpico. Recorren la via au- ditiva, se decusan parcialmente en el lemnisco medio, sinaptan en el y terminan en las zonas primarias (de pro- yeccién) del cértex auditivo, en el giro transversal de Heschl Una caracteristica comiin a la organizacién de estas zonas de pro- yeccién del sistema auditivo con la del cértex visual es que esta zona cortical tiene también una estructura somatotépica, en la que las fi bras que transmiten la excitacién producida por tonos altos estén en 127 Jas porciones mediales y las que transmiten la excitacién producida Por tonos bajos estan en las porciones laterales, La organizacion de las zonas de proyeccion del cortex auditivo di fiere del c6rtex occipital (visual) en que hay una representacién incom. pleta de cada odo (0 de algunas fibras auditivas) en un hemisferio 1 opuesto) Los fibras de cada organo de Corti estan representadas en ambas zonas de proyeccién del cértex auditivo y simplemente repre- sentadas de forma predominante en el hemisferio opuesto. Por esta raz6n son muy raros los casos de sordera completa central lo cual sélo puede ocurrir en caso de lesién en ambos giros de Heschl Las lesiones unilaterales de! giro de Heschl estan compensadas de | modo por et otro giro intacto, que pasé mucho tiempo hasta que pudieron descubrirse clinicamente los sintomas precisos para el diag. néstico de estas lesiones unilaterales del cértex auditivo primario, Solo recientemente, como resultado del trabajo del eminente fisidlogo siviético Gershuni (1968) y de Karasseva y Baru (Karasseva, 1967; Baru-Karasseva, 1970), ha podido obtenerse una informacion sustan- cial acerca de la forma de trabajo de estas partes de la regién tem- poral y sc han identificado sintomas fiables para el diagndstico de estas I En estos experimentos sc le presentaban al sujeto tonos de 1000 Hz y diferente duracién (1, 2, 4, 45, 120 y 1200 ms) y se midieron los um brales de discriminacién. Pa 's sonidos se presentaron ini- cialmente a intensidades de 1, 5, 10, 15... 45 y $0 dB hasta que el umbral estaba proximo, y ntonces las intensidades se variaban en 1 dB cada vez. Los umbrales de discriminacién tonal se registra- ron monoauralmente (cada oido por separado). Estas investigaciones mostraron que el cortex temporal proyectivo no sélo transmite 1a excitacion auditiva al cértex, sino que también prolonga y estabiliza su accidn, haciéndola de caracter mas constante y sujeta a control Esta es la razon por la cual, aunque las lesiones unilaterales de las zonas auditivas primarias del cértex y zonas adyacentes no producen pérdida total del oido y no reducen la agudeza de percepcién auditiva de los sonidos corrientes, se obscrvaron signos de alteracién de la sensibilidad de la percepcidn auditiva o, en otras palabras, un incre- mento en el umbral de sensacion auditiva si se le presentaban al su- jeto sonidos ultracortos con una duracién de sélo 1-5 ms, Cuando se les pasé el test en estas condiciones, los pacientes con una lesién unilateral de las zonas temporales superiores mostraron una deter- minada elevacion en el umbral de sensacién auditiva en el oido opues. 128 « 7 be 0 Tir 7 encom deat oo oo ort a ste corral Fig. 33. — Cambios en el umbral de percepcién auditiva de tonot de duracién ferente; (a) ea un sujeto normal; (b) paciente con temporales superiores (eegin Karasseva) 229 to, y éste era virtualmente, a veces el unico sintoma en el que podia basarse el diagnéstico tpico de la lesién (fig. 33). Este es un hecho de la mayor importancia, y continua siendo para todos los intentos y propésitos el unico hecho disponible que caracte- riza la funcién de las zonas primarias del cértex auditivo. Zonas secundarias del cértex temporal y funciones acustico - gnésticas Como dije antes, las zonas secundarias del cértex auditivo (que en | hombre ocupan las porciones laterales convexas del Iébulo tempo: ‘al, correspondientes al area 22 de Brodmann y parte del érea 21 jenen la misma estructura que las zonas secundarias de otras areas Estén constituidas predominantemente por las capas cor- la mayor parte de las cuales se componen de células con axones cortos, mantienen su caracter especifico - modal (auditivo) Ja excitacién evocada en el pero no son de estructura somatotopii wulacién eléc- ‘a de estas zonas en el paciente en la mesa de operaciones (Pen- Jaspers, 1959) evoca sensaciones auditivas mucho més locali zadas (sonidos musicales, voces, etc...). Estamos, pues, en condiciones de comprender los hechos obtenidos a partir de la observacién de en ‘oS en pacientes con is zonas secundar los experimentos de Pa WV mostraron que una le- poral en un animal no causa la pérdida del ofdo Pero altera la capacidad del animal para formar reflejos diferenciales temente por investigadores americanos (Butler, 1957; Goldberg, Diamond y 1957) quienes mostra- ron que después de la extirpacién del cértex temporal, el animal pue- ‘odavia distinguir sonidos simples pero no puede diferenciar com: \ciones de sonidos, En el hombre, con las zonas secundarias de su cértex auditivo ca- racteristicamente bien desarrolladas, estos fenémenos naturalmente se manifestaron con mucha mas claridad, y ciertas investigaciones (Traugott, 1947; Kaidanova, 1954, 1967; Babenkova, 1954; Kabelianska- ya, 1987) mostraron que en pacientes con lesiones muy pequefias en 130 eramente dafiada, pero la diferenciacién de combinaciones de sonidos era virtualmente imposible (fig. 34. Se obtuvieron resultados similares en un estudio especial de dife- renciacién entre grupos de 2 6 3 tonos de al jon de ritmos actisticos compl el cértex temporal. Si se pres forma répida a estos pacientes eran incapaces de producirlos (Semernitskaya, 1945). Estos hechos muestran concluyentemente que las zonas secunda- rias del cértex auditivo juegan un papel vital en ta diferenciacién de grupos de estimutos didn de series consecutivas de sonidos de diferente tono o estructu ras actisticas ritmicas. ‘También reflejan un aspecto esencial, aunque no el més importante, humano. Su mento cualidad que distingue la audicién humana de la audicién animal El habla humana, que se organiza en un sistema fonético del len- guaje, usa sonidos de tipo especial, y la agudeza auditiva por si sola no es suficiente para distinguirlos. Los sonidos del lenguaje constitu- yen un sistema en el que slo ciertas caracteristicas son esenciales para la diferenciacién del significado de las palabras, mientras que otras no poseen este papel. Para una persona que hable ruso no tiene importancia si la palabra “more” se pronuncia con una “o" corta 0 larga: el significado de la palabra no queda afectado en ningin sen- jo; por otra parte si un alemén tuviera que pronunciar “Satt” como “Saat”, "Saadt”, como "Staat” 0 “Hiitte” como “Hiitte” darfa un significado completamente distinto a la palabra. Lo mismo ocurre con ciertas consonantes que dificren en sus caracteristicas fricativas; es- tas distinciones no son de importancia en ruso o en en inglés las palabras “vine” y “Wi tienen significados completa- intas lenguas difieren muy con. yl! y pyl y byl y by ok presentan sigi sonidos no tienen sen- Jas lenguas de la Europa les como el grado de aper- fe una palabra en fran- nen diferentes soni- entes significados, no serian aprecia- oma estos sonidos no se distinguen. mds aparentes en ciertas lenguas cat plo) cuyos elementos de aspiracién, que perceptibles en las lenguas indoeuropeas, alteran el significado de las palabras. Por ejemplo, las palabras "Kari = puerta y K’ari = = viento, y “Puri” = pan y “Puri” = bifalo hembra, se pronuncian tura de una vocal, que cambi cés, en el que las palabras “ dos, y por consiguiente, dil dos por un ruso, en cuyo Estas diferencias son todav 132 completamente diferentes. Las caracterfsticas fonéticas de las lama- les: en chino, por ejemp! labras m, = comprar y m* = vender nos suenan completamente igual, mnamitas ta = yo, th = 1 docena, t& = 1 picul (100 Kgrs.), o también, ma = = un fantasma, mi—te cuento, m4 = madre, m, = grave, m, = apa- riencia externa y mi = semillas de arror. Todos estos hechos demuestran que los sonidos del habla 0 fone- mas se organizan en una secuencia particular que depende del siste- ‘ma fonémiico del lenguaje, y que en orden a distinguir estos sonidos del habla es necesario codificarlos de acuerdo con este sistema, para extraer las caracteristicas fonémicas utiles (0 diferenciadoras de sig nificado) y separarlas de rasgos sin importancia que no participan mn del significado de la palabras y que se conocen ‘como también las pal = ser malo, T, —describir, y t han sido dados por eminentes lingilistas como Trou- (Jakobson y Halle, 1956) y estas descripciones ahora es esenciales para la comprensién de las leyes que gobiernan la percepcién de los sonidos del habla humana. que las zonas secundarias del cértex tempo- el cértex temporal tacion cerebral del lenguaje y, en particular, puede distingur a signos fonémicos sobre los que se construyen los sonidos del len- auaje . Por lo tanto, no es sorprendente descubrir que en las iesiones lo cales de las zonas secundarias del ldbulo temporal iquierdo del hom- bre se pierde la capacidad para distinguir claramente los sonidos del Ienguaje y el paciente desarrolla un fenémeno denominado con el tér- mino agnosia actistica o, en base a alteraciones del lenguaje, por el mis ampliamente conocido término de afasia sensorial 133 Los pacientes con dichas al y,como han mostrado 1912: Bonvicini, 1929; Katz, 1930), cial de tono en ninguna pa asociados con obj kfurter y Thiele, 1a pérdida par. de sonidos lenguaje se pe Fiachuelo, el susurro de las hojas); en les defecto asume formas menos marca paces de Fes “oposicionales" y “correlacinantes” que difieren tan sélo en wiva caracteristica (por ejem- plo la resonancia), pero pueden detectar clarament timbre y entonacién del lenguaie. Se puede ver Pidiendo al sujeto que repi fencias son incapa solamente en Ie- poral y las zonas ad- yacentes y no se encuentran en ningiin otro asi proporcionan unas bases dignas de confianza para el diagnéstico tépico de iesiones locales en las zonas correspondientes. Es interesante que las alteraciones de audicién fonémica que son resultado directo de una lesién en las zonas secundarias del cortex temporal, en virtud de la ley de lateralizacién creciente se originan 134 ed Tom Fig. 36. — Alteraci6a de inquierda (esquema basado sélo en las lesiones de la region temporal izquierda, y no se encuen- lemporal derecho. Por esta raz6n, las lo temporal derecho, el cual no esté en cont jema del lenguaje, pueden o bien permanecer asintométicas 0 bien producir solo perturbaciones de percepcién de combinaciones ritmicas complejas 0 combinacién de sonidos de diferentes frecuen- y Se manifiestan algunas veces como alteraciones para escuchar musica, Haméndoseles amusia sensorial. Estas diferencias entre las funciones de las regiones temporales izquierda (dominante) y de- recha (no dominante) se hallan entre las diferencias fundamentales ‘observadas en la organizacién funcional de los sistemas corticales y jienen importantes consecuencias para la facilitacién del curso de los procesos mentales. 135 La alteracién de la audicién fonémica y los fenémenos de agnosia actistica son solamente una parte (aunque la parte principal) del sin- drome producido por lesiones de las zonas secundarias del Idbulo temporal izquierdo, Si la lesién distorsiona el funcionamiento normal de aquellas partes del cértex auditivo secundario en el hemisferio iz quierdo que estén mas distantes de las zonas auditivas primarias y ‘ocupa la regién del centro del giro temporal (0 esta localizada en el fondo del lébuto temporal izquierdo), la audicién fonémica puede per- ‘manecer intacta o alterarse relativamente poco, y el defecto asumir Ja forma de una alteracion de la memoria audioverbal o de alteraciones distintas actistico-mnésticas. El rasgo principal es que el paciente no puede retener una serie corta de sonidos, silabas o palabras en su ‘memoria, sino que comienza a confundir su orden, o sefiala que algu- ros de los elementos de las series que se le han presentado simple- mente desaparecen de su memoria. Si a tal paciente se le presentan unas series de 3 6 4 silabas (BU-RA-MI 0 KO-NA-FU-PO) 0 una serie del mismo nimero de palabras (casa-bosque-silla 0 noche gato- roble- puente) es incapaz de repetir mas de una o dos de ellas y algunas veces solo la primera o la dar el resto en su memoria o que se ha “ davia es de cardcter modalmente especifico, y si al mismo P le presentan un grupo de figuras dibujadas o de palabras escritas sera capaz en cambio de recordarlas bastante bien (Luria y Rapoport, 1962; Klimkovsky, 1966). Un andlisis mas estricto de este fendmeno muestra que esta altera- cién de la memoria audioverbal se basa en la inhibicién mutua incre- mentada de huellas auditivas, un defecto caracteristico de un estado patol6gico del cértex temporal (Luria, Sokolov y Klimkovsky, 1967b) y de tipo similar al fenémeno que hemos observado previamente en sos de afasia dptica simulténea, llevando a la distintiva reduccion de la gama de percepcién acustica sucesiva. Esta hipétesis puede ser confirmada si las series de elementos acusticos se presentan valos mas largos y, por tanto, reduciendo el efecto mutuo in! de elementos cercanos. En tales casos como Tsvetkova (en una investi gacién no publicada) ha mostrado, las huellas de cada estimulo actis- tico tienen tiempo suficiente para consolidarse, y asi las series acis- ticas correspondientes pucden ser retenidas adecuadamente. 136 Efecto sistémico de las perturbaciones de la audicién del lenguaje en lesiones de las zonas secundarias de la region temporal izquierda Las alteraciones de audicién fonémica y de memoria audioverbal producidas por una lesion de las zonas secundarias del lébulo tempo- izquierdo tienen un caracter parcial y de modalidad especifica y en virtud de la ley de “doble disociacién”, dejan intactas las otras fun- ciones alteradas por lesiones en otras situaciones. Estas incluyen las funciones de percepcién visual, comprensién de las relaciones légico- gramaticales, operaciones matematicas, etc. Sin embargo, algunos proceso psicolégicos complejos son seriamente alterados bajo estas condiciones y estas alteraciones, estrechamente conectadas cun alte. raciones de audicién del lenguaje, son de caracter secundario o sistémi- co. Estas alteraciones incluyen desarreglos en la comprensién del ha- bla, en la denominacién de objetos y en el recuerdo de las palabras y alteraciones distintivas de escritura a las que se debe prestar especial atencién, La pérdida de Ia capacidad para distinguir entre fonemas que sue- nan muy préximos lleva inevitablemente a la dificultad en la com. prensién del lenguaje hablado, 0, como nosotros lamamos normal mente a este defecto, a la alienacion del significado de las palabras. Las palabras en lengua nativa, cuya composicién fonémica no puede ser percibida con diferenciacién adecuada, tampoco pueden ser com: prendidas con claridad. Por ejemplo, si la palabra “golos” (voz) le suena al paciente algunas veces “kolos” (una espiga de trigo), otras como “kholost” (soltero), otras “kholst” (tela), naturalmente ya no sera capaz de comprender su significado y su actitud hacia las pala- bras de su lengua nativa comenzard a parecerse a su actitud hacia palabras en lengua extranjera. Este es el sintoma basico de lo que ahora se conoce clinicamente como afasia sensorial o actistico -ends- tica. El segundo resultado de una alteracién en la audicién fonémica es que, habiendo perdido el soporte necesario de un sistema fonémico di ferenciado del lenguaje, el paciente encuentra dificultades pata nom- brar objetos y para recordar las palabras necesarias, cometiendo erro- res en ambos casos, mezclando fonemas estrechamente relacionados. En lugar de la palabra “kolos" dira cosas como "Déjeme ver... khorts gorst... khoros... kéros...", etc. Es caracteristico que sugiriendo la primera silaba en estos casos no se ayuda al paciente, y sin un pre- ciso sistema de fonemas no puede aprovecharse de ello, Por ejemplo, 137 en un intento para encontrar la palabra “rascheska” (peine) uno de 's no respondié al apuntarle con “ras... rasche... ras: incapacidad para aprovecharse al apuntarle el comtenzo a por la imprecision del sistema fo- ‘esorio para el diag det paciente. sistema fonémico d prender un lenguaje coherente y sus expresiones espontaneas asumen el cardcter de un conjunto incoherente de palabras, algunas de las cuales son muy deficientes en su estructura fonémica, mientras otras son reemplazadas por palabras similares pero inadecuadas. Es carac tos de su propia habla coherente, y no puede desde luego corregirlos, de forma que su conversacién se convierte en lo que ha sido llamada “ensalada de palabras”, en la cual los componentes normativos (sus- tantivos) estén casi absolutamente ausentes, y lo Unico que quedan son interjecciones 0 expresiones habituales como: ‘c6mo se... todo Io confundo... lo sé pero no puedo...” Finalmente, aunque los aspectos fonéticos y Iéxicos del lenguaje coherente de estos pacientes estan enormemente alterados, caracteris- ticamente el aspecto melddico y la entonacidn de su diccién, por regla general, permanecen inc y con su ayuda el oyente puede com- prender el significado del habla aparentemente incoherente del pa- ciente. {Quién, escuchando un torrente de palabras como “bien, aho- Fa... quiero decir... asi... nosotros... ahora... fuimos... inesperada- mente... ahora esto... bang... golpe... y entonees,.. nada... nada... y desde... poco a poco... mejor eve usted?”, completame caracteristica de los pa. izquierdo. Tales pacientes io de una palabra, y no pueden ana- lizar combinaciones complejas de sonidos (por ejemplo, varias conso- ‘comienzan por confundir fonemas de soni 138 we a dena =e tt Joue Kee Koen Grae omhe tan sore (eecene See gato Same “ingonsime = eee Wir the yopow Fae Corer eames on citandapoad conmace Fynton irre Saege e ee Se = Sipe nina ea AS causal gemananbneed (2) Paeara On 7 orate (Pare Der 1° gato Ee Soper oe nantes juntas). Su escritura se convierte entonces en una serie de intentos frustrados para encontrar los sonidos requeridos y las letras componentes de la palabra, con muchas combinaciones, pero con in- capacidad completa para escribir propiamente palabras. Un ejemplo de las dificultades de escritura activa o escritura de dictado se mues- tra en la figura 37 y ello esta en agudo contraste con Ia habilidad de los pacientes para copiar palabras presentadas a la vista. Una excepcién caracteristica de este defecto es la capacidad del paciente para escribir palabras fami cual no requiere el anal un estereotipo motor rendizaje estan s6lo par: es de este grupo. La firmemente impresos como "URS! han convertido de hecho en ideogramas rados en estos pacientes. Por otra parte, ‘ura de palabras 139 que no hayan sido fijadas de esta manera o palabras de significacién \cistico est4 muy al. “Levsky” escrito incapaz de leer la palabra ledn) mucho mas simple, pero que no estaba fijada en su memoria con la misma intensidad He mencionado ya que la comprensién de relaciones I6gicas y de operaciones tales como los calculos escritos pueden permanecer rela tivamente intactas en pacientes con lesiones en la regién temporal iz- quierda no significa que las operaciones de razons- fas en tales pacientes. Si as operaciones requieren intermedios, que deban ser pacientes con lesién en el I6bulo tempor: izquierdo serén incapaces de hacerlas y, aunque estos pacientes retienen su finalidad, su razona- miento seré de carécter discontinuo y fragmentario. Esta es la razén por !a cual, aunque ellos atin pueden entender las relaciones I6gicas simples suficientemente bien, estos pacientes pierden fécilmente la secuencia de las operaciones, son incapaces de retener sus componen- tes individuales y el proceso de razonamiento ordenado viene a estar profundamente alterado (este problema es tratado con detalle en Lu- ria, 1973), Todos estos hechos, que han sido descritos por muchos autores (Luria, 1947, 1971; Bein, 1947, 1964; Ombrédane, 1951 y otros) cons tituyen el sindrome de la afasia temporal (0 sensorial) que se produce en lesiones de las zonas secundarias de la regin temporal izquierda. Un cuidadoso andlisis neuropsicologico de este sindrome nos ayudard a comprender Ia contribucién de la regién temporal izquierda a la construccién de los procesos mentales. Variantes del «sindrome temporal» Como otras partes del cerebro, la regin temporal es un sistema altamente diferenciado. Las alteraciones difieren en el grado y el ca- récter en que pueden presentarse, dependiendo de la localizacién de la lesién (y su gravedad). Una lesién en las zonas superiores de la regién temporal izquierda puede dar lugar a un cuadro de afasia sensorial como el que he des- crito anteriormente. Se basa en una alteracién de la audicién fonémica | cual esté en agudo contraste con su dos secundarios (o sistémicos) son la dificultad en la com- ficado de las palabras, una perturbacién al nombrar (os del habla coherente, alteraciones de la escri y dificultades de tipo especial en la ejecucién de operaciones in tuales consecutivas, cuya aparente gravedad viene determinada por el grado en el que estas operaciones se apoyan en huellas estables y di- ferenciadas de la memoria operativa audioverbal. Es caracteristico el hecho de que lesiones en el I6bulo temporal izquierdo, que producen idm del fenguaje, no dan lugar a al- alteraciones sustanciales en la a aciones similares en la audi tegridad de los componentes de entonai los pacientes con afasia sensorial y et ‘a fonémica. En casos individuales, una alteracién grave de la audicién del habla pro- ducida por lesién en los sistemas de la regién temporal izquierda en uun compositor de musica dejé intacta la audicién musical hasta tal grado que, aunque sufriendo una grave afasia sensorial, el paciente incadas composiciones musicales (Luria, Tsvetkova juierdo y que causan la destruc- yguen secundariamente por ca erentes, Prolongadas observaciones (Luria, 1947, 1962, 1966a, 1971; Klim, kovsky, 1966) han mostrado que tales lesiones conducen no tanto a alteraciones de la audicién fonémica y andlisis auditivo como a mar- cadas alteraciones de la memoria qudioverbal y toman la forma de ‘afasia actistico -nméstica. Estas alteraciones no se reflejan significa: ramente en el analisis del contenido acii ducen en ningin grado sefalado palabra”, y s6lo en algunos casos alter: critura, pero, en cambio, dan lugar a alteraciones concretas de reten- cidn de series de palabras, algunas veces discernibles en tests en los que el sujeto tiene que recordar una serie de 2 6 3 elementos (Klim- kovsky, 1966; Luria, 1971; Luria, Sokolov y Klimkovsky, 1967b). En tales casos el paciente, por regla general, retiene fécilmente una palabra (e incluso una frase corta) y es capaz de reprods riormente en un intervalo de uno o dos minutos. Sin embargo, incluso in de una serie corta de palabras, presentada en voz alta, “Traducido literalmente del inglés “singing”; hace referencia a la entonacién musical que se confiere al lenguaje hablado. (N: T-) 141 causa una dificultad considerable y el paciente puede repetir solamente esse scorers ‘nimeros presentados Fig. 38, — Diferencias en re Gegun Luria, Sokolov audio y visualmente a pacientes 1s mas recientes descrito por \dencia no se pre reproduzca series presentadas varios cientificos) y, como regla senta cuando se le pide al pacie Por escrito, o incluso si se le pide que transcriba una serie viva vor, Es caract visual, escribiendo una serie presenta: que defectos como éstos son también observados en tests que inclu: 2. En la versiGn inglesa aparece el término “recency”, derivado de “recent” = recieate, Ea espafiol no existe termino andlogo. (N. T) 142 fen todos estos casos el defecto no es mismos rasgos audioverbales com se produce tanto durante I audioverbales, como baji mentos puede reducirse permaneciendo como un rasgo caracteris- "0, segtin se ha descrito anteriormente, en la presentacién de series audiovisuales con largos intervalos entre sus elementos; asimismo se integridad de las series audioverbales impresas “poco en la memoria (0 bajo condiciones que favorezcan la conso- lidacién incrementada de hucllas individuales) (Tsvetkova, investiga. ciones sin publicar). we cee (después de ver el dibujo co- rrespondiente) Aibujado cumpliendo instruc. ‘iones (sin ejemplos) Fig. 39. — Alteraci6n de la habilidad para dibujar un objeto indicado y habilidad para copiar un objeto indicado (segin Luria, Blinkov, Bein) 43 ‘a marcadas altera- ruales, basadas en el de. 'dicara aqui una discu jones de memoria y s en las zonas me- dias de la region temporal y con a Las perturbaciones producidas por le: res de la regi las zonas posterio- -on la regidn occipital, de estas lesiones es una objeto nombrado, aunque el paciente sea com: pletamente capaz de copiarlo (fig. 39). Hay razones para suponer que este fenémeno (al que se le da el nombre de afasia 6ptica) se produce ciones producidas por lesiones en las zonas témporo- frontales del hemisferio izquierdo, ya que se hard en un capitulo post Todo lo que se ha descrito hasta aqui concierne a perturbaciones producidas por Iesiones en la region temporal izquierda (dominante| conocemos muy poco todavia acerca de los sinto- mas producidos por lesiones en la region temporal derecha (no do- minante). Se sabe que, en tales casos, la audicién del lenguaje perma nece intacta, mientras que la ai uede sufrir considera. blemente y esto puede reflejarse, por ejemplo, en la dificultad para reproducir estructul s. Sin embargo, este hecho no ha sido probado de forma concluyente y requiere una investigacién especial Las lesiones en las zonas medias de la regién temporal, parte de tun sistema totalmente diferente pertencciente a la primera unidad ce- rebral descrita anteriormente (Parte I, cap. 2) y de cuyas funciones ya se ha hablado, no recibiran aqui mayor consideracién. tm V. Las regiones Parietales y la organizacién de sintesis simultaneas Hemos hablado de 1a organizacién funcional y modos de trabajo de las zonas secundarias del cértex y, usando las regiones visual (occi- pital) y auditiva (temporal) como ejemplos, hemos intentado mostrar contribucién hecha por cada una de ellas a la estructura de los pro- cesos mentales. Hemos visto que aunque son responsables de formas idad_gnéstica humana, estas zonas cerebrales pueden ser correctamente consi- 's de los mas altos niveles de for- ‘mas mentales especiales de la actividad modal - especifica embargo, hay otros procesos gnésticos que juegan un papel ite humana, los cuales dependen del tra- bajo combinado de algunos analizadores y, de este modo, permiten las formas mas complejas de andlisis informativo; forman las bases de las formas superiores de la actividad gnéstica humana y ahora de- Me refiero a las zonas del cortex que y central y que jueyan un sis compleja simulténea (es- acial). No me detendré en esta etapa en el carécter del trabajo de las 20- nas secundarias de la regién postcentral (parietal), de la que se trataré en el capitulo siguiente, sino que volveré a examinar las funciones de las zonas terciarias recién mencionadas. Zonas corticales terciarias y organizacién de sintesis espaciales concretas mado por las reas 39 y 40 de Brodm: aunque no hay razones po para e centes témporo- occipitales del area 37 y 21 as, que conservan la estriai egién parietal inferior, ir las formaciones adya. niicleo talamico secundario y los impulsos que transmiten ya han sido integrados e: supe Dichas zonas aparecen formadas Unicamente en el hombre y cons fe operativas hasta los 7 afios, Esto sugiere tructuras terciarias de la region pari smporo - occipital ahora descrita juegan un papel especial en la sintesis interanalizadora uulsos individuales en el Y que se refieren a la integracién de los zador a otro, Esta es \dores han asignado al cértex pa: mies, 1965; Semmes y otros, 1955; Geschwind, 1965; 970). Todas estas hipotesis que muestran la funcién integrativa de las 2 pital se han cor funcién tas zonas no da lugar a efectos mo- ‘0s, io cual fuerza la conclusién de que la mayor parte acerca del papel ven la organiacin de I so estudio de los cambio pro ducidos en los procesos ment : patologias Las lesiones on Ins zona parca inferior y patito - ec cérten no dan gar a perturbaciones modal: crpelies; In Wi srados por lesiones del ica permanecen com as en estos casos. Sin embargo, muestra que la informacion que reciben como un todo; den encajar los elementos individuales de en una estructura Unica; no pueden conver Presentacién conse- 146 cutiva de los elementos de una situacién en la nueva cualidad de per- ceptibilidad simulténea; no pueden ya encontrar su si espacio y sus intentos de hacerlo se convierten en una serie de tenta- fas desconectadas y fragmentarias, No obstante, debemos afiadir un rasgo caracteristico a la descrip- cién de estos defectos, el cual es ya familiar después de nuestro exa- ‘men de la agnosia simulténea, Los pacientes con lesiones en la regién no pueden ya encontrar su orientacién en un sistema de coordenadas espaciates y, en particular, no distinguen correctamen. te entre derecha e iquierda. La explicacién evidente de esta alteracién es que la excitacién de las esferas visual, vestibular y kinestética y, en particular de la mano dominante (derecha) y no dominante terciarias y, por lo tan jo de alteraciones claramente de- se encuentran en las zonas cort se presenta como un grupo comp! mostrables. Los pacientes con una lesién en esta parte del cerebro pierden f4- imente su direccién en el espacio. Si estan pasando por un pasillo no pueden encontrar el camino de regreso a la sala, sino que giran a la derecha en lugar de Ia izquierda; no pueden encontrar su propia ca- ‘ma; cuando intentan hacer su cama, les resulta una tarea imposil en lugar de colocar las sébanas longitudinalmente las ponen cruza- das; cuando intentan ponerse una bata que el doctor les ofrece, no pueden encontrar la manga apropiada y normalmente ponen su brazo fen la manga equivocada. Son completamente incapaces de decir la hora por la posicién de las agujas de un reloj en el que no estén numeradas horas y tienen gran dificultad para distinguir entre posiciones si- métricas tales como las 3 y las 9; son completamente incapaces de identificar posiciones més complejas de las agujas o dibujar una hora especifica en un reloj en blanco. Todos estos pacientes —incluso aquellos que tuvieron experiencia suficiente en el pasado— son incapaces de encontrar su situacién en lun mapa, pues confunden las direcciones este y oeste y, cuando se les indica que subrayen la posicién en un mapa de lugares bien conocidos, cometen terribles errores (fig. 40). Igualmente cometen errores cuan- sntan encontrar coordenadas en tres dimensiones: confunden yy sagital; cuando el médico les examina son incapaces de reproducir la posicién de su mano correctamente © construir una figura a partir de sus elementos componentes, que in encuadrarse en el espacio en una posicién precisa. A causa de estas dificultades estos pacientes muestran el sintoma conocido | Finalmente, una manifestacién par! como apraxia construccion: 147 ramente el sonido o el fonema que capacidad para retener la posi spacial requerida de las Ii forman la letra y, en consecuencia, sus dibujos (0 copias) de letras Presentan un cardcter desorganizado; algunas veces, en los casos menos graves, se reemplaza la letra por su imagen especular (fig. 41), En los casos mas graves estos defectos se manifiestan durante la reproduccion directa de estructuras tridimensionales. En los casos ‘menos graves se manil ‘olamente cuando el paciente intenta re trabajo de trasladar conscientemente ciertas relaciones espa- (por ejemplo, cuando se le indica que levante la © reproduzca la mano de una persona Ia relacién espaci cuyo caso son particu- inante), comienzan a aparecer sélo cuando pa: aciones en el espacio concreto a formas ‘mas complejas de perturbaciones de orientacién en relaciones logicas "cui ales’ neuropsicolégico de formas humanas mas complejas y especificas de la actividad gnéstica 148 baciones 6ptico-es i6n_parieto-ccipial iaquierda. Zonas corticales terciarias y organizacién de sintesis simbolicas (cuasi - espaciales) Hace algunos afios, los neurélogos observaron que los pacientes dedos y no podian sei indicaba hacerlo asi nominalmente. Es icluidas las alteraciones espaciales, (dominante), Observaciones subsecuentes mostraron que este sindro- me evidentemente tiene raices mas profundas y no se limita a los ras gos mencionados. Los pacientes con una lesién en lesién en la region parieto- occipital, aur comprendiendo perfectame 7 je cot diano, encuentran dificul € To que se les dice en el lenguaje cot des para entender estructuras I turas ldgico- gra ticales complejas. Por ejemplo, aun cuando comprenden el lengua- je narrativo (del tipo “el padre y la madre fueron al cine, pero la abuela y los nifios permanecieron en casa”) perfectamente bien, no Pueden comprender una frase que consista en el mismo mimero de Palabras, pero incorporando complejas relaciones logico- gramatica les (tales como “una sefiora fue de la fabrica a la escuela, donde Nina era alumina, para dar una charia"). Ambas relaciones, espaciales y lotico-gramatical, eran de dificil comprensign para estos pacientes los cuales desmenuzaban Ia frase total en fragmentos aislados que tuna frase aparentemente s fc ental para nifos, como hay un nido de pajaros en la rama de un Arbol" les dejé totalmente Incapaces de comprender la rela. eran incapaces de reu tomada le un libro de rama, arbol, nido y pajaro, incluidas Investigaciones posteriores (Luria, 1946, 1947, 1970e) condujeron @ un progreso considerable y al descubrimiento de los modelos basi cos de las estructuras sintact para los pacientes con hemisferio izquierdo. Se 1: que él distinguié del simple lenguaje nar ones d ‘0 0 comunicaciones de maticales que surgieron al final de todo en Ia histori : del lengua ys expres eh lenin als como eso Dien om I avn de fle sone (fomulandoelcons deo) prepsncnet fexreande felaciones de cpa, scene concept Taos mis compl o:falmens, recon a orden de a pasos Un aso on sentada de forma coneretay que toias, consccuenemente de teeke maneras, codifeabanrelaconeslpicas 9 no soneretas wt emp ipo de esos mols es esrctra de eas ar tivo genitivo (por ejemplo, “rat [hermano] ota" Lael reat vg. el hermano del padre; “khozyain [amo] sobaki" [del perro}, vg. ef 150 del perro) que, en contraste con construcciones mAs simples tales como el genitivo partitivo “kusok (pedazo) Khleba” (de pan), no puede ser visualizada en términos concretos, sino que expresa ciertas rela ciones abstractas. Se da otro ejemplo en construcciones con prepo- siciones que expresan o bien relaciones de espacio —"krest pod kva dratom" (la cruz bajo el cuadrado), “kvadrat pod krestom” (el cua- drado bajo la cruz)— o bien relaciones de tiempo “vesna pared letom" (primavera antes de verano) 0 “eto pared vesnoi" (verano antes de primavera). Finalmente, otros ejemplos son las construcciones en las cuales la nueva disposicién de palabras idénticas formula dife- rentes relaciones —tales como “plat’e zadelo veslo" (el vestido cogido en el remo) 0 “veslo zadelo plat‘e” (el remo cogido en el vestido) En todas estas construcciones, las palabras idénticas incluidas en relaciones diferentes reciben diferentes valores, y los cédigos grama- icales que denotan las diferentes relaciones gramaticales comienzan a asumir un rol decisivo. Un rasgo caracteristico de los pacientes con lesiones en el sistema parietal inferior izquierdo (0 parieto-tempora- occipital) es que + bien comprenden bien el significado de tas palabras i pueden entender el significado de la construccién en su totalidad: in- tentan concienzudamente encontrar los elementos individuales de la construccién y a menudo declaran que las construcciones que incor: poran palabras idénticas (por ejemplo “brat ottsa’” —el hermano del padre— y “otets brata” —el padre del hermano—) tienen 1 mismo ignificado, pues ellos no pueden apreciar el significado de tas retacio- ico gramaticales expresadas por estas construcciones. Es facil ver que el significado de construcciones tales como “Sointse (e! sol) osveshchaetsya (est4 iluminado) zemleyu” (por la tierra) 0 “Zemlya (ia tierra) osveschaetsya (esta iluminada) sointsen' (por el sol), 0 de construcciones en las que el orden de las palabras difiere del orden del significado (por ejemplo: “desayuné después de leer el periédico”) esté completamente fuera del alcance de la comprensién de estos pacientes, y que son completamente incapaces de comprender el sig: nificado de construcciones més complejas tales como “Olga es mas blanca que Sonia pero mas morena que Catalina”. Investigadores clinics (Van Woerkom, 1925; Head, 1926; Conrad, 1932) describicron estas dificultades hace algunos afios y lamaron a este sintoma “afasia semantica”. Sin embargo, s6lo ahora esta claro que esta alteracin es el mismo defecto de precepcién de estructuras espaciales simulténeas, pero transferido a un nivel mAs alto (simbo- 0). 1st Es muy interesante el hecho de que pacientes con lesiones en esta Fegion del cértex muestran alteraciones al nombrar los objetos y re- cordar las palabras deseadas. Algunos de los mecanismos esenciales de estos defectos, que se han descrito colectivamente como “afasia semntica”, se discutiran mas adelante (ver parte III, cap. Las perspectivas sensacionales de descubrir la naturaleza de la organizacién cerebral de las complejas ducidas por el andlisis de estas alteraciones serén faci dentes, Las alteraciones de Ia sintesis interna “cuasi-- espacial” que hemos mencionado son todavia mas obvias en la alteracién de las operacio- icas observadas en pacientes de este grupo. Las opera- \éticas, que en las primeras etapas del aprendizaje son de caracter discursivo y se convierten entonces en acciones basadas en esquemas espaciales interiores conocidos como tablas, son siempre dependientes de Ia integridad de sintesis simulténeas con una estruc- tura similar a las operaciones espaciales externas, Esto se refleja, a Ja vez, en la estructura columnar de los mimeros de varias cifras, en la que el valor de cada niimero se determina por su lugar en el grupo io y, también, en las operaciones internas de ordenamiento de las columnas necesario para comprender el significado del nuime- ro; finalmente, esto se refleja en operaciones de suma y resta (para no mencionar operaciones matematicas mas complejas) que sélo pue- den Ilevarse a cabo si los esquemas numéricos se retienen en la memo- ria operativa y las operaciones se comprueban segtin se ejecutan (Luria, 1946, 1947, 1970¢; Tsvetkova, 1972). Para sustraer 7 de 31, como regla general comenzamos por redondear el primer numero y obtenemos el resultado 30—7 = 23. Entonces afiadimos la unidad que fal tudndola en la columna de la derecha y obtenemos el resultado 23 + +1 = 24. La operacién es mucho mas dificii cuarfdo sustraemos un miimero de 2 digitos (por ejemplo, 51— 17) cuando, ademés de obser- var las condiciones recién mencionadas, tenemos que llevar de la co- lumna las decenas y retener el sistema doble de elementos en la me- moria operativa. Estas operaciones son completamente imposibles para pacientes con lesiones en las zonas izquierda parieto- temporal. Cuando intentan ejecutar la primera parte de la operacién antes de: (30—7 = 23) no saben si poner el residuo "I" a la derecha oa quierda 0, en otras pal En casos relati tan solamente en ope ‘sustraccién de 2 digitos de otros 2 digites o raciones mas compl 182 0s, que requiere llevar jermedia del minuendo en ‘iones mas masivas estas al- 10 de un ntimero de 2 de la columna de las decenas con divi sus partes componente); en casos de teraciones asumen un cardcter grave y los pacientes son incapaces de eiecutar algunas operaciones matematicas simples. De una forma caracteristica en todos estos casos el caracter final (propositivo) de la actividad permanece tanto el problema basico como el plan general y de su solucién no estan perturbados y sélo se pierde la parte que requier fegridad de la organizacién da de la accién. ia se conoce desde hace mucho tiempo en pacientes con lesiones locales del cerebro; sin embargo, es sol mente con la introduccién de métodos neuropsicolégicos de andlisis teraciones primarias y de cualificacién de sistemas en la neuro- nica que ha comenzado a esclarecerse la auténtica naturaleza electuales y esta claro que estos 1ad considerable no sélo en la form: argo, permanece un rasgo caracteristico de todos estos casos en los que la actividad intelectual permanece en gran parte intacta: el pa. ciente retiene sus motivos; el problema basico es bien retenido, la finalidad de sus intentos esta todavia presente, y algunas veces pue- den poseer un esquema gener: solucién requerida, Sélo expe. rimentan dificultades cuando correspondientes operacio- nes. Aunque comprenden el significado general de un ejercicio esco- significado de de formulaciones tales como “haban tantos metros de tela de los que se usaron” y, como resultado, son completamente incapaces de resol- ver el problema, aunque su significado general esté completamente clare para perturbacién de propésito general 153 lesiones en las zonas paricto- occipitales erio izquierdo, que conduce a la desintegracién de las sintesis simulténeas “cuasi- espa ciales". Zonas corticales terciarias y procesos de memoria verbal el rol de las zonas memoria verbal. Debernos ahora examinar el ultimo probl terciarias (parieto -occipitales) del cortex Uno de los primeros sintomas que se describicron en lesiones de las zonas parieto-occipitales dei hemisferio izquierdo (dominante) fue una perturbacién para nombrar los objetos, Estos defectos fue- ron estudiados por varios investigadores (Lotmar, 1919, 1935; Isser 1929.32; Goldstein, 1927, 1948) y la condicién fue denominado afasia amnéstica Los rasgos de Ia afasia amnéstica tienen, aparentemente, mucho en comin con las alteraciones d joria verbal que he descrito cuando traté las alteraciones debidas a lesiones en las zonas medias de la regién temporal. E1 paciente también tiene dificultad cuando se le pregunta por el nombre de un objeto; intenta cuidadosamente encontrar el nombre requerido y es igualmente incapaz de hallatlo. Sin embargo, un andlisis estricto muestra que los ragos de la afasia amnés tica producida por lesiones de la region parieto- temporal izquierda diferen, significativamente, de las alteraciones de la memoria audio- verbal que se encuentran en lesiones del temporal izquierdo, La debilidad de los rasgos actstico-verbales y la inestabilidad de las bases acisticas diferenciales del lenguaje estan completamente ausen- tes en estos casos, lo cual se demuestra con una simple prueba muy convincente: si a un paciente con una lesién en la regién parieto-oc- Cipital izquierda se le apunta el primer sonido o primera silaba de la palabra olvidada, inmediatamente dira la palabra y la pronunciaré sin ninguna dificultad actstico - verbal, De ello se deduce que la afa amnéstica producida en estos pacientes no tiene sus bases en una teracién de la memoria audioverbal, v que debemos buscar otros me- canismos que puedan scr responsables de ellos. El primer indicio de las causas de esta alteracién de la funcién no- ‘minativa viene dado por el analisis psicol6gico del proceso normal de diccién de nombres. Cuando nombramos un determinado objeto, cuan- do le damos una designacién verbal, de hecho lo incluimos en un tema definido de valores, le damos una clasificacién. En esencia cada 158 palabra es un cédigo que distingue sus rasgos significativos ("tetera”, ‘apor”, “pandero”, "gobernante”) y sitia el objeto especifico en una categoria determinada (Morton, Kintch, 1970a, 19706). Sin em: bargo, este proceso requiere la integridad de ciertos esquemas seman- ticos y son estos esquemas simultaneamente existentes los que se per- turban con lesiones en las zonas terciarias de las regiones izquierda Parieto -occipitales (0 parieto -temporo - occipital). Esto es asi porque tuna cosa aparentemente tan simple como nombrar un objeto esta tan gravemente alterada y presenta la misma dificultad que si a una per- sona normal se le hiciera decir el nombre de una persona no fijado Propiamente en la memoria, ni incorporado a un rigido sistema se- miatico Sin embargo, la dificultad observada en estos pacientes para recor- dar objetos tiene unos mecanismos adicionales patofisioldgicos. Cuan. do el cértex cerebral, afectado por una lesién patologica, esta normal- mente en un estado inhibitorio anormal o estado “fasico, como ya se ha mencionado, se altera la "ley de la fuerza’ y un estimulo débil comienza a evocar las mismas reacciones que uno fuerte. Natural- mente, bajo estas condiciones, un valor dominante y bien establecido no se distinguira de las conexiones irrelevantes y mas débiles, y estas conexiones irrelevantes comenzarin a aparecer tan facilmente como el nombre requerido. Si un paciente en estas condiciones intenta en- contrar, por ejemplo, la palabra "bot'nitsa” (hospital) puede confun- dirla con “militsya” (Policia), a causa del sufijo comtin, 0 con la pa Jabra “shkola” (escuela), como otra institucién publica, 0 incluso con las palabras “Ejército rojo” (debido a la cadena: Hospital - Cruz Roja - Ejército Rojo). La aparicin de multitud de posibilidades igual. mente probables impide el encuentro de la palabra dominante reque- rida (Luria, 1972), Esta aparicién de una palabra irrelevante, parecida en su morfologia, en su significado o en su composicién fonética, a la otra palabra requerida, se conoce como parafasia (en los dos primeros casos “verbal” y en el dltimo caso “literal”). Ello indica unas pertur baciones neuro-dinamicas considerables en el funcionamiento del cipito - temporal) patolégicamen- te modificado y ello eugiere que siguiendo estas indicaciones se en- contrard una explicacién a este fendmeno hasta ahora inexplicado, Recientemente se ha hecho un nuevo intento para explicar la alte- racién de ta memoria del lenguaje en lesiones de la region izquierda Parieto- occipital. Esta explicacién la sugirié Tsvetkova (1972) y es como sigue. La dificultad para encontrar nombres se concentra prin: cipalmente en la denominacién de objetos y es observada mucho me. 155 nos frecuentemente en la der de cualidades 0 acciones. Esto es evidente por el labras de cada uno de esos grupos y lidades y acciones que el sujeto puede recordar en un periodo de tiem- po determinado. Tsvetkova encontré que los pacientes con lesiones cn el cértex terciar (parie ) emplean un promedio de 25 en de 14a 7 segundos) en recordar palabras que denoten cualidades (adjetivos); 93 segundos (con un margen de segundos (con un mai con la denominacién de objetos concretos y no producidas durante la d de cualidades y acciones. El he- cho de que la mayoria de las palabras su 's sean de la misma categoria general que ambién muestra que las di- ficultades estan conectadas con la designacién actual de obj cretos. Por lo ia abstracta Io que esta alterado, tos concretos, no es la sino la denominacién de ot ‘6 que pacientes con -scrito presentaban marcados d tales de los objetos correspondientes y que no podian distings temas de rasgos caracte dos en un objeto. Por muient do se les pedia que ider caran un objeto trazado de forma estilizada, que dibujaran un ob} © que completaran el dibujo de un objeto comenzado por otra perso- na, o bien que dieran una descripcidn de sus detalles, ma defectos inesperados (fig. 42). Estos experimentos sugi mecanismo puede ser responsable de las jiones en la funcién nominativa del lenguaje en pa cen sus represent la representacién nombrado, alterando las bases visuales de los procesos dle denominacién. Zonas parieto - occipitales del hemisferio derecho (no dominante) y sus funciones Hasta aqui hemos intentado an: rias de la region pariet ar el papel de las zonas tei izquierdo (dominan- 156 AD 187 da del campo visual en pacientes (a) escrtura (6) dibujo, no dominante, pueden establecerse generales que gobiernan su papel. Dos rados como firmemente establecidos. Uno iace mucho tiempo y no hay dudas acerca de su validez, mientras que el otro se descubrié muy recientemente y re- ‘quiere una verificacién més amplia. primer hecho ¢s que el hemisferio no dominante (derecho), 4 pesar de su completa simetria con el izquierdo, no juega ninguin pa- pel en la organizacién de la actividad del lenguaje y que sus lesiones, Iuso si son externas, no afectan a los procesos del lenguaje. El he- 10 dominante naturalmente no puede ni realizar funciones iplejas ni participar en la construccién de Perry y otros, 1967, 1969). Sin embargo, es iuestran las observaciones de Sperry, que ¢l hemisferio derecho aislado, que es inadecuado para actividades tales como nombrar objetos, continua siendo capaz no sélo de percibir di- rectamente los objetos, sino también de un tipo difuso de diferencia- cién entre el significado de las palabras; conclusiones similares se pueden extraer de la observacién de pacientes después de la resec- cién total del hemisferio izquierdo dominante (Smith, 1966). Importantes e interesantes datos, que proporcionan informacién recta de la funcién del hemisferio derecho en la organizacion de los procesos mentales humanos, se obtienen de observaciones en pa- cientes con lesiones masivas del hemisferio derecho. Por ejemplo, las personas diestras con una lesién en el hemisferio derecho no domi- nante no muestran alteraciones en el lenguaje, escritura, lectura y arit- i si la lesién esté situada en aquellas zonas (temporal, "tal y zonas inferiores de la region premotora) cuyas lesiones, si se localizan en el hemisferio izquierdo, darian lugar ves manifestaciones de afasia, deja las funciones del lenguaje ciente con una lesién en el hemisferio derecho sin afectar en abs to, Estas diferencias no se reducen al lenguaje mismo; los pacientes con una lesién en las zonas correspondientes al hemisferio no domi- ante no presentan tampoco defectos de los procesos que se forman en las bases del lenguaje: a menudo es imposible detectar alguna alte- raci6n del razonamiento légico y su comprensién de las estructuras ogico- gramaticales, asi como sus operaciones légico-formales per- manecen inalteradas. Estos descubrimientos sugieren que el hemisferio derecho juega un papel distinto en la organizacién de los procesos mentales y que las alteraciones de la actividad que se asocian con sus lesiones deben bus- carse en una esf jada de la organizacién verbal o légico- grama- tical de la conciencia. 161 como resultado \das a cabo por EI segundo hecho fue descubierto, recientem: lo, mientras que las profundas de la extremi s zonas postcentrales de las sensaciones cuté- Sd .cidn de los procesos mentales. 1960; Hécaen y Ajuriaguerra, 1963; trado que la dominancia del he- algunos estadios transi ;quierdo, pasando por 1949; Wada y Rasmussen, 1960) en los que se sOdico en las arterias cardtidas izquierda y derecha, {Qué hechos se conocen ahora a propésito del papel del hemisferio derecho no dominante en la organizacion de la actividad mental y qué n en el curso de los procesos mentales cuando sctado por una lesién patologica? cambios se encut este hemisferio se ve Hace aproximadamente un siglo, Hughlinigs Jackson postulé que ‘onectado de todas las funciones te en los procesos perceptivos y era 's mas directas de las relaciones con el mundo exterior (Jackson, 1874) 162 A esta hipdtesis no se le dispensé la debida atencién durante algu- nas décadas y slo recientemente se ha comenzado a apreciarla. En primer lugar se observé que el hemisferio derecho est4 directamente afectado por el andlisis de la informacién directa que el sujeto recibe de su propio cuerpo y que esta relacionado mucho mis estrictamente con la sensaci6n directa que con los cédigos verbalmente logicos, lo cual puede entenderse facilmente. Esto proporciona una explicacién al hecho de que las lesiones del hemisferio derecho producen una propio cuerpo del sujeto 0, usando en neurologia, la alteracién del esquema corporal, mucho més frecuen. ido subsecuentemente por las escuelas de Zangwill y ), puede manifestarse en varias esferas. mencionado antes, en caso de lesiones de las zonas ve més claramente cuando tador toca partes simétrica- mente opuestas del cuerpo al mismo tiempo; en tales casos, ciente no tiene una disminucién de la sensacién cuténea, inconsciente o indiferente a cualquier cosa que toque da de su cuerpo, o incluso a la izquierda de un par de esti tiles en el mismo lado del cuerpo (Teuber, 1962; Weinstein y otros, 1964). Sin embargo, en estos casos, la inconsciencia del lado opuesto no ¢s la tinica alteracién de sensacién en el propio cuerpo del sujeto. En algunos casos, una lesién del hemisferio derecho ocasiona una verda- 163 dera perturbacién del esquema corporal, en la que el paciente percibe su cabeza y una extremidad inferior o superior como desproporcio- nadamente grandes 0 mas pequefias que la otra, o bien deformadas. Tales alteraciones del esquema corporal y la “apraxia del ves asociada con el dominante, que en Las alteraciones gndsticas producidas por lesiones en el hemisferio derecho no se limitan, sin embargo, al esquema corporal del paciente, sino que algunas veces se extienden también a su orientacién espacial EI paciente frecuentemente no puede orientarse con normalidad en cl espacio, y las relaciones espaciales familiares legan a hacerse ex. trafas; algunas veces estos defectos impiden al paciente la reproduc- cidn de construcciones cuando se le requiere para hacerlo, manifes tndose como una agnosia construccional y una apraxia, Como han mostrado ciertos investigadores (Hécaen y Angelergues, 1963; Piercy son mas comunes en pacientes cor que en el izquierdo (do: ) nes del hemisferio derecho (y, en pa sus zonas posteriores) conducen muy a menudo a una alteracién dis- iva del reconocimiento de objetos (Kimura, 1963; Hécaen y An- gelergues, 1963; Kok, 1967) que externamente puede parecer un cua- dro de agnosia éptica, pero que, de hecho, se caracteriza por la pérdi- da del sentido de la familiaridad y una alteracién del reconocimiento directo de objetos individuales (no incluido en los cédigos légicos par- ticulares), 0 incluso de la gente. Este fendmeno, descrito en la préc- tica clinica por Bodamer (1947), Pétzl (1937), Hoff y Pétzl (1937), Chle- nov y Bein (1958) y otros, se le ha llamado prosopagnosia, Las altera- ciones de la percepcién visual producidas por lesiones en el hemi ferio derecho pueden ser posiblemente caracterizadas, también, por una falta de control sobre las averiguaciones de un paciente cuando evaliia un objeto, como resultado de lo cual muestran Paragnosias que antes he descrito (parte que hablaré mas ade- lante (parte III, cap. 9). Este rasgo esta estrechamente relacionado con el fenémeno basico que comentaremos de nuevo brevemente. 164 Las alteraciones gnésticas producidas por lesiones en el hemisferio derecho se caracterizan por una especificidad modal mucho menos marcada y son mucho mas frecuentemente de cardcter global y poli- Renzi y Spinnler, 1966, 1966b; Hécaen, 1969) ica por la organizacién funcional mas difusa del cértex del hemisfe- rio derecho que antes he mencionado. ‘Sin embargo, no son las alteraciones gnésticas descritas las mas importantes en lo que concierne al hemisferio derecho, sino la per- cepcién general del paciente de su propio cuerpo y su propia persona- id; por I l sintoma mas importante, con mucho, de una jon del hemisferio derecho es la remarcable ausencia de percepcién por parte del paciente de sus propias deficiencias, una condicién co- nocida hace afios en la préctica clinica y a la que se le ha dado el nom- bre de anosognosia. La esencia de este fenémeno es que un paciente afectado de pard- is por una lesién en el hemisferio derecho “desconoce” su parali un paciente que desconoce el lado izquierdo del espacio o con una al- teracidn en el reconocimiento de objetos “desconoce” estos defectos y, (0, no los compensa, sino que se comporta exactamente como si estos defectos no existieran. El comportamiento de un pa- ciente con una lesién en el hemisferio derecho se parece, en ciertos jento de un paciente de sindrome fron- cap. 7) del cual, sin embargo, difiere yma de anosognosia puede, puesto de que estas formas de andlisis del propio comportamiento del aciente que tiene lugar, evidentemente, con la ayuda de complejos Tenguaje, no conciernen al hemisferio derecho. Sin ibargo, la naturaleza y los mecanismos internos de este importante ynes en el hemisferio derecho, que se ven més claramente en pacientes con lesiones profundas en el hemisferio derecho y caya na- id y en la conciencia, que s en pacientes con estas lesiones. alterado, pero les falta el and. is preciso de la corriente directa de informacién acerca de su propio ‘cuerpo; su percepcién de la situacién directa es frecuentemente de- 165 fectuosa, pero no pueden evaluar adecuadamente sus defectos, Por esta razon, en pacientes con profundas lesiones en el hemisferio dere cho, es particularmente comun encontrar signos de desorientaci cundante 0 de confusién y alteraciones de la consciencia directa, que el paciente intenta ocultar con su lenguaje intacto, haciendo la con- fusién en consecuencia atin mas conspicua. Nunca olvidaré un grupo de pacientes con lesiones profundas ( mores y aneurismas) del hemisferio derecho, que estaban bajo mi cui dado y mostraron graves pérdidas de la ori neamente estaban en Moscii y también en otra ciudad, Sugerian que habian dejado Mosc y que iban a otra ciudad, pero habiendo hecho €s0, alin estaban en Moscti donde se les hizo una operacién en el ce- rebro. No encontraban nada contradictorio en estas conclusiones, La integridad de los procesos ldgicos - verbales en estos pacientes, a pesar de la profunda alteracion de su autopercepcion directa y su autoeva cién, lleva a un sobredesarrollo carac ‘0 del lenguaje, a una locuacidad, que adquiere el cardcter de razonamiento sin sentido y con el que enmascaran sus verdaderos defectos. Estos defectos todavia no estudiados compl uno de los problemas fundament ymente nos lleva a les: el papel del hemisferio derecho en la conciencia directa. Sin embargo, a causa de que el estudio de este problema altamente importante ha sido hasta ahora descuidado, en esta etapa no podemos mas que mencionarlo. Se les dedicard un andlisis detallado en una serie especial culos que estamos pre- parando para su publicacién VI. Zonas sensorio-motoras y premotoras y organizaci6on del movimiento Hasta aqui hemos examinado las zonas del cértex cerebral que for: man la segunda unidad funcional del cerebro y que participan en la recepcién, andlisis y almacenamiento de la informacién, Ahora debe. ‘mos examinar aquellos sistemas del cerebro que preparan y llevan a cabo las funciones del movimiento. En las primeras etapas del desarrollo de los mamiferos los sistemas corticales que preparan para el movimiento no estaban claramente subdivididos en dos unidades y se ps consistia en células aferentes (kinesté. icas) y células propiamente motoras. En etapas posteriores del desa. tularmente en el hombre, tiene lugar la y se separan claramente las dos partes del sistema fun. una para la preparacion de los movimientos y la otra para realizarlos. Las zonas posteriores del cértex sensoriomotor, que proporcionan las bases kinestésicas del movimiento, se separaron para formar la regién postcentral, manteniendo sus funciones aferentes y formando parte de la segunda unidad del cerebro, mientras por las zonas anteriores, incluyendo las dreas motora y premotora, asumie ron una especial responsabilidad para la organizacién eferente del eron lugar a una parte de la tercera region sensomotora tinica q movimiento, y ambas formas unidad del cerebro, Como este grupo de zonas en conjunto contintia como sistema Unico, pero estructuralmente diferenciado, para la eje- cucién de movimientos examinaremos su organizacién funcional en tun capftulo tinico, procediendo primero con la parte aferente del sis tema y més tarde con Ia eferente. Zonas corticales postcentrales y organizacién aferente del movimiento Las zonas postcentrales (cutanco - kinestésicas) se apoyan post mente en el canal central y tienen Ia estructura tipica parvoc

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