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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0009/2017-S2

Sucre, 6 de febrero de 2017

SALA SEGUNDA

Magistrada Relatora: Dra. Mirtha Camacho Quiroga

Acción de libertad

Expediente: 17195-2016-35-AL

Departamento: Santa Cruz

En revisión la Resolución 03/2016 de 8 de noviembre, cursante de fs. 95 a 100 vta., pronunciada dentro
de la acción de libertad interpuesta por Juana Gallardo Llanos en representación sin mandato de Iver
Gallardo Llanos contra Emilio Guzmán Peralta, Juez de Partido de Trabajo y Seguridad Social e
Instrucción Penal Primero de Camiri del departamento de Santa Cruz; y Roller Jimy Cuellar Rojas,
Fiscal de Materia.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 4 de noviembre de 2016, cursante de fs. 11 a 15, el accionante a través de su
representante sin mandato, expresó lo siguiente:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

El 23 de noviembre de 2015, Radio Patrullas 110 de Camiri condujo a la Fuerza Especial de Lucha Contra
la Violencia (FELCV), en calidad de aprehendido a su hermano Iver Gallardo Llanos, por la supuesta
comisión del delito de abuso deshonesto en una niña de 12 años de edad, según la denuncia formulada
por su madre Lourdes Estrada de Choque.

De acuerdo a la versión de la víctima el hecho habría sucedido en circunstancia de que la misma se


encontraba a cargo de la venta de sandias en un vehículo de sus padres, estacionado en la avenida
Bolívar casi esquina de la calle Cochabamba (lugar céntrico de mucho movimiento de gente). Para el caso
de que fuera cierta la versión de la víctima, el hecho de que el imputado hubiera realizado actos
impúdicos a plena luz del día, en un lugar céntrico de la ciudad y con bastante afluencia de gente, indica
que el imputado es claramente un trastornado mental.

Si bien su hermano fue aprehendido y luego puesto en libertad, con la instrucción de que asista a
declarar el 27 de noviembre de 2015, no se presentó a dicho acto; sin embargo, no se encontraba oculto,
contrariamente andaba paseando por las calles como si nada hubiera sucedido, puesto que no tiene
noción del tiempo como de lo que es el bien y el mal.

A consecuencia de su incomparecencia a prestar su declaración, se dispuso su aprehensión; y en el acto


de recepción de su declaración informativa de 19 de mayo de 2016, el imputado supuestamente habría
indicado que no iba a prestar su declaración.
No obstante que el comportamiento del imputado evidencia que se trata de una persona con deficiencia
mental, extremo de lo que fácilmente pudo darse cuenta el Fiscal de Materia, Roger Cuellar Rojas, dicha
autoridad fiscal, el 19 de mayo de 2016, presentó imputación formal ante el Juez Público de la Niñez y
Adolescencia y de Instrucción Penal Primero de Camiri del departamento de Santa Cruz, cuando debió
informar a la mencionada autoridad judicial que el imputado padece de trastornos mentales, para efectos
de la aplicación del art. 86 del Código de Procedimiento Penal (CPP).

Asimismo, por escrito de 14 de junio de 2016, se le solicitó al Fiscal de Materia que expida fotocopias
legalizadas del cuaderno de investigaciones, requerimiento ante el Instituto Nacional de Psiquiatría
“Gregorio Pacheco” de Sucre, para que remitan el historial clínico de internación del imputado; y
requerimiento ante el centro de custodia de Camiri para que remitan un informe sobre el
comportamiento del imputado; con dicha solicitud se estaba comunicando al referido Fiscal que el
imputado era un enajenado mental.

Habiéndose remitido por parte del Instituto Psiquiátrico “Gregorio Pacheco” de Sucre, el historial clínico
del imputado que establecía su diagnóstico de trastorno ezquizotípico; así como el informe por parte del
Director del Centro de Custodia de Camiri, que da cuenta de su comportamiento rebelde, otra veces
sumiso, de sus altercados con otros reclusos y su actitud de asumir rol de conscripto, el representante del
Ministerio Público, en conocimiento de esos antecedentes, no se manifestó en absoluto, ya que omitió
informar de ese hecho ante el juez cautelar.

Ante la indiferencia del Fiscal de Materia, el 23 de septiembre de 2016, solicitó el señalamiento de


audiencia para la consideración de la cesación de la detención preventiva de su hermano, la cual se fijó
para el 4 de octubre del mismo año; empero, la misma fue suspendida, por lo que el 5 del mes y año
indicados, volvió a solicitar nueva audiencia, la cual se llevó a cabo el 18 de octubre del mismo año. La
solicitud de cesación de detención preventiva la efectúo al amparo de lo que prevé el art. 86 del CPP y en
su calidad de hermana del imputado, quien es un enajenado mental, y acompañando la documentación
pertinente, solicitó al mismo tiempo que se le nombre tutora interina, en sujeción a lo que dispone el art.
63 del Código de las Familias, en virtud al informe remitido por el Instituto Nacional de Psiquiatría
“Gregorio Pacheco” de Sucre, con el fin de asumir responsabilidad dentro del proceso y para que se le
realice la pericia biopsicológica.

En la referida audiencia, el Fiscal de Materia se opuso a la cesación de detención preventiva solicitada,


alegando que el imputado no había presentado contrato de trabajo a futuro, registro domiciliario y otros,
sin referirse a los informes del psiquiátrico y de la carceleta pública.

Por su parte, Emilio Guzmán Peralta, Juez de Partido del Trabajo, Seguridad Social e Instrucción Penal
Primero de Camiri, al resolver la solicitud de cesación de detención preventiva, no le dio ningún valor al
informe del Instituto Nacional Psiquiátrico; y respecto al informe del Director del Centro de Custodia de
Camiri, indicó que dicho funcionario no es un psicólogo, por lo que ese documento no tenía valor alguno
y dado que el informe señalaba que dentro de la cárcel el imputado tenía altercados con otros reclusos,
estando en libertad podría ser un peligro, que era mejor que siga detenido, por lo que dispuso denegar
la cesación de la detención preventiva, poniendo en riesgo la vida de su hermano, cuando pudo haber
determinado alguna medida sustitutiva. Al no darse valor probatorio a los documentos obtenidos
mediante requerimiento fiscal, se contraviene lo dispuesto en los arts. 136, 171 y 218 del CPP; y los arts.
14.I y 115 de la Constitución Política del Estado (CPE), y por otra parte resulta absurdo exigir contrato de
trabajo a futuro al imputado como si se tratase de una persona común y corriente.

Interpone la presente acción de libertad en razón a que la vida de su hermano Iver Gallardo Llanos corre
grave peligro por el deterioro de su salud.
I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

El accionante por intermedio de su representante, considera lesionados sus derechos a la vida, a la


libertad y al debido proceso, citando al efecto los arts. 15.I, 18, 126.III y 410 de la CPE; el art. XXV de
la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, el art. 7.6 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y; el art. 2, 3 inc. a) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

I.1.3. Petitorio

Solicita se “declare procedente el recurso”, ordenando la tutela a la vida, la restitución del derecho a la
libertad y la reparación de los defectos legales.

I.2. Audiencia y Resolución del Juez de garantías

Celebrada la audiencia pública el 8 de noviembre de 2016, según consta en el acta cursante de fs. 87 a
94, se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción

El accionante, a través de su abogado, ratificó el contenido de su memorial de acción de liberad y


ampliando, señaló lo siguiente: a) El detenido Iver Gallardo Llanos, al estar detenido corre peligro su vida,
ya que el informe del Instituto Psiquiátrico señala que debe tomar dos píldoras cada doce horas y
colocarse mensualmente una inyección, por lo cual debe tener una persona que le de los medicamentos;
y, b) En la acción de libertad no rige el principio de subsidiariedad, por lo que no depende de la
existencia de apelación, así esté a punto de resolverse cuando está en peligro la vida o la salud del
imputado.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Emilio Guzmán Peralta, Juez de Partido y Seguridad Social e Instrucción Penal Primero de Camiri del
departamento de Santa Cruz, mediante escrito de 8 de noviembre de 2016, cursante de fs. 82 a 84,
señaló lo siguiente: 1) La acción de libertad promovida para la protección del derecho a la vida, procede
cuando las personas que estando privadas de libertad se encuentran ante una amenaza comprobada a su
vida o la necesidad de adoptar una medida compatible con el sistema punitivo del estado que proteja de
manera efectiva el derecho a la vida entre otras, y respecto a la salud, no corresponde su protección
mediante la acción de libertad, salvo que ese derecho esté vinculado con el peligro de muerte o riesgo
de vida; 2) El accionante no demostró cómo es que su vida se encuentra amenazada, por ende no existe
inminente riesgo de su vida, por lo que no hace que sea conducente con la adopción de medidas de
libertad inmediata, por lo que la acción de libertad resulta improcedente; 3) La acción de libertad está
sujeta al principio de subsidiariedad; en este caso, la detención preventiva se dispuso por Auto de 20 de
mayo de 2016, en razón de concurrir los requisitos previstos en el art. 233.1 y 2 del CPP con relación a los
arts. 234.1, 2 y 10; y 235.2 del CPP, resaltándose que entre los argumentos expuestos, se encontraba el
hecho de que el accionante consumía sustancias controladas; posteriormente el accionante pidió la
cesación de su detención preventiva, que le fue denegada; empero contra dicha resolución denegatoria,
el imputado, por memorial de 21 de octubre de 2016, interpuso recurso de apelación, cuyo trámite se
encuentra en curso, por lo que no agotó la vía ordinaria; y, 4) Respecto de la denuncia de omisión de
valoración de la prueba, en el Auto que denegó la cesación de la detención preventiva, se encuentran
expuestos claramente los motivos y la valoración de todo lo argumentado por la defensa del imputado,
habiéndose seguido un procedimiento adecuado al pedido de cesación de detención preventiva.
Por su parte, el Fiscal de Materia codemandado mediante informe escrito presentado de 8 de noviembre
de 2016, cursante de fs. 85 a 86 vta., señaló lo siguiente: i) Mediante el informe del asignado al caso,
tomó conocimiento del arresto que se efectuó a Iver Gallardo Llanos, por un supuesto hecho de abuso
sexual, previsto en el art. 312 del CP, y que presuntamente habría ocurrido el 22 de noviembre de 2015
en inmediaciones de la calle Cochabamba final Bolívar de Camiri, provincia Cordillera del departamento
de Santa Cruz; posteriormente, Lourdes Estrada de Choque, presentó denuncia señalando que al
promediar las 12:45 del día mencionado, cuando su hija menor de doce años se encontraba vendiendo
sandías en la zona de la parada de trufis a Ivo, se le acercó un individuo, preguntándole si le podía invitar
una sandía, procediendo luego a tomar por la fuerza un pedazo de dicha fruta y después a manosearla,
logrando de esa manera tocarle sus partes íntimas y sus senos e intentó besarle a la fuerza, pidiéndole a
la indicada menor que deje tapado su puesto para que puedan ir a un callejón; ii) Habiendo transcurrido
más de ocho horas del arresto, Iver Gallardo Llanos, fue puesto en libertad y luego el Fiscal de Materia
informó el inicio de las investigaciones e impartió instrucción al investigador del caso para que practique
diligencias investigativas, constando en el cuaderno de investigaciones, la denuncia formulada por la
madre de la menor víctima, la declaración ampliatoria de la menor, croquis de la ubicación del lugar del
hecho, placas fotográficas del mismo, requerimiento e informe del examen psicológico practicado a la
víctima; iii) Al no haberse presentado el imputado a prestar su declaración; no obstante, de haber sido
citado legalmente, previo el informe pertinente se dispuso su aprehensión; posteriormente, por
requerimiento de 19 de mayo de 2016, se presentó imputación formal contra Iver Gallardo Llanos, por la
presunta comisión del delito de abuso sexual, previsto y sancionado por el art. 312 del CP; iv) En
audiencia de medidas cautelares, al haberse demostrado el riesgo de fuga, previsto en el art. 234.1, 2 y 10
del CPP y el riesgo de obstaculización que prevé el art. 235.2 del CPP, el Juez dispuso su detención
preventiva; v) Las actuaciones del Fiscal de Materia se enmarcaron en las previsiones contenidas en los
arts. 15.I, 22, 23.I y III y 109 de la CPE; y, vi) Iver Gallardo Llanos, actualmente se encuentra guardando
detención preventiva, cuya cesación es posible previo cumplimiento de los presupuestos exigidos por el
art. 239 del CPP, y dado que la presente acción de libertad no cumple con los presupuestos establecidos
en los arts. 125 de la CPE y 65 de la Ley 027 de 6 de julio de 2010; asimismo, en la jurisprudencia
constitucional sobre el particular, pide se deniegue “la presente acción”.

I.2.3. Resolución

El Juez Público de la Niñez y Adolescencia y Sentencia Penal Primero de Camiri del departamento de
Santa Cruz, constituido en Juez de garantías, mediante Resolución 03/2016 de 8 de noviembre, cursante
de fs. 95 a 100 vta., concedió la tutela solicitada, disponiendo dejar sin efecto “el acta” de denegación de
detención preventiva y el Auto de 18 de octubre de 2016; que se proceda a la internación del imputado
en el “Centro Psiquiátrico Gregorio Pacheco” de Sucre para su tratamiento médico (conforme lo
establece el art. 86 del CPP), de forma inmediata y bajo la responsabilidad de su hermana y que el
proceso quede pendiente entre tanto desaparezca su incapacidad; que la hermana del imputado “queda
como tutora interina”, debiendo limitarse a actos de mera protección del mismo; que el Centro
Psiquiátrico Gregorio Pacheco, informe sobre la evaluación del imputado “una vez dentro de los tres
meses”; con los siguientes fundamentos: a) Es evidente que por Auto de 20 de mayo de 2016, el Juez de
Instrucción Cautelar de Camiri, dispuso la detención preventiva del imputado Iver Gallardo Llanos y
también el mencionado accionante solicitó la cesación de su detención preventiva, acompañando
certificación expedida por el Instituto Psiquiátrico “Gregorio Pacheco” e informe de la carceleta de Camiri,
habiéndose denegado dicha solicitud; b) Para determinación de la situación actual del imputado, se
ordenó la elaboración de informes por parte de dos psicólogas, una dependiente del Gobierno Municipal
y otra del Juzgado de la Niñez y Adolescencia de Camiri; c) El Informe elaborado por Rocío Salazar,
psicóloga del Servicio Legal Integral Municipal (SLIM), concluyó que el imputado Iver Gallardo Llanos,
presenta síntomas que afectan significativamente su desenvolvimiento personal y que aparentemente
corresponden a un trastorno de personalidades que puede ser paranoide límite o esquizotípido, y que
para poder determinar el diagnóstico preciso, se debe efectuar una evaluación más prolongada y en un
ambiente idóneo; d) Por su parte, en el informe elaborado por Carla Irene Sossa Rojas, señala que Iver
Gallardo Llanos padece de trastorno de personalidad esquizotípica, y según los antecedentes familiares y
del caso, el imputado presenta un trastorno de la personalidad que hasta el momento no está siendo
tratado por especialistas de la rama de la psiquiatría, ya que anteriormente fue paciente del Centro
Psiquiátrico “Gregorio Pacheco” de Sucre y que no se le está suministrando el tratamiento farmacológico
para su padecimiento, y que su relación con los policías y los demás reclusos se encuentra deteriorada
justamente por el trastorno mental que padece, el cual no le permite sostener y sobrellevar las relaciones
sociales, ya que en varias oportunidades fue agredido físicamente y por su parte, él agrede verbalmente a
los demás, por lo que sugiere que Iver Gallardo Llanos sea internado y valorado y asistido a la brevedad
posible en un centro de rehabilitación mental de Sucre o Santa Cruz para que se le brinde la atención
que precisa; e) Existe una persona que tiene problemas de tipo mental que debe ser tratado, porque a la
fecha permanece detenido en celdas de Camiri, de tal forma que ese accionar contradice el espíritu del
art. 125 de la CPE, ya que la vida y la salud son prioridades para todo ser humano, más allá de que exista
un proceso pendiente; f) La aplicación de los principios de celeridad y objetividad respecto al derecho a
la libertad en el trámite de cesación de detención privativa, no puede condicionarse a un paradigma
positivista de buscarle aspectos no requeridos y que denotan demoras indebidas; contrariamente, debe
ser observado desde el punto de vista constitucional, donde el Estado garantice una justicia pronta,
oportuna y sin dilaciones en la toma de decisión, sobre todo cuando se trata de un derecho primordial,
como son el de la salud y la libertad; y, g) En este caso se tiene demostrado la certificación médica
solicitada por el mismo fiscal demandado, en que se establece que el imputado tiene en su diagnóstico:
“F21 trastorno Esquizotipico con su respectivo tratamiento de ingerir medicinas y su pronóstico está en
relación al proceso patológico y al curso de la enfermedad clínico mental” (sic), y que además como
recomendación se establece que el paciente debe asistir a consulta en la especialidad regularmente.

II. CONCLUSIONES

De la atenta revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establece lo siguiente:

II.1. Mediante Auto de 20 de mayo de 2016, pronunciado dentro del proceso penal seguido por el
Ministerio Público a denuncia de Lourdes Estrada de Choque contra Iver Gallardo Llanos, por la supuesta
comisión del delito de abuso deshonesto, el Juez Público de la Niñez y Adolescencia e Instrucción Penal
Primero de Camiri, dispuso la detención preventiva del imputado Iver Gallardo Llanos en la carceleta
pública de Camiri (fs. 45 a 47).

II.2. Cursa certificado médico expedido por la Directora Médica del Instituto Nacional de Psiquiatría
“Gregorio Pacheco” San Juan de Dios, que señala que el paciente Iver Gallardo Llanos, hoy accionante,
fue internado en ese centro hospitalario el 10 de octubre de 1998, con el antecedente de contenido
delirante de daño, alteraciones sensoperceptivas de tipo auditivas, de alta médica de 5 de enero de 1999;
con reingreso el 2 de febrero de 2005 y de alta médica el 10 de marzo de 2005, habiendo asistido a su
último control médico en abril de 2006. Siendo su diagnóstico F21 trastorno esquizotípico; con
tratamiento médico (haldol devanoato 50 mg 1 amp I.M c/mes; Clonazepan 2 mg ½ comp c/12 hrs. v.o.;
Biperideno 4 mg ½ comp. Hrs. 8 a.m. v.o.); con pronóstico que está en relación al proceso patológico y al
curso de la enfermedad clínico mental; y se recomienda que el paciente debe asistir a consulta en
especialidad regularmente (fs. 7).

II.3. Por informe de 31 de agosto de 2016, emitido por el Director del Centro de Custodia Camiri, da
cuenta que el interno Iver Gallardo llanos, hoy accionante, desde su ingreso, ha demostrado una actitud a
veces rebelde y otras demasiada sumisa con el personal policial, llegando a tener pequeños altercados
con los demás internos; y que no se relaciona de forma normal con los demás, ya que le cuesta aceptar o
cumplir con el rol de actividades establecidas en dicho centro, como el aseo de los predios y circulación
por lugares autorizados para todos los internos, y que en algunas ocasiones adopta una actitud y roles
de conscripto, que le hace más difícil su adaptación (fs. 18 a 19 vta.).

II.4. Cursa escrito presentado el 23 de septiembre de 2016, por Juana Gallardo Llanos en representación
de su hermano Iver Gallardo Llanos, hoy accionante, solicitó la cesación de la detención preventiva del
imputado alegando que el mismo es deficiente mental, tal como lo acreditaba el certificado expedido por
el Instituto Psiquiátrico “Gregorio Pacheco”, y el informe del Gobernador de la Carceleta Pública de
Camiri; y asimismo, que una vez que se ordene la cesación a la detención preventiva sea nombrada
tutora ad litem de su hermano y que previo requerimiento fiscal se disponga la realización de un peritaje
biopsicológico por parte del psicólogo forense del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) de Santa
Cruz, a objeto de que establezca si el imputado es inimputable o semi-imputable para la aplicación de los
arts. 17 y 18 del CP (fs. 57 a 58 vta.).

II.5. Por Auto de 18 de octubre de 2016, el Juez del Trabajo y Seguridad Social e Instrucción Penal
Primero de Camiri, hoy codemandado, denegó la cesación de la detención preventiva solicitada por el
imputado Iver Gallardo Llanos, hoy accionante (fs. 62 a 66).

II.6. Mediante escrito de 21 de octubre de 2016, Juana Gallardo Llanos, en representación sin mandato
del imputado Iver Gallardo Llanos, presentó apelación contra el Auto denegatorio de la cesación de
detención preventiva de 18 de octubre de 2016; el cual fue trasladado a las otras partes, mediante
decreto de 24 de octubre del mismo año (fs. 78 a 80 vta.).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El accionante considera lesionados sus derechos a la vida, a la libertad y al debido proceso, toda vez que:
1) El Fiscal demandado; no obstante, que conocía que el imputado padece de trastorno mental, formuló
la imputación formal y no informó de ese hecho al Juez de control jurisdiccional, y; 2) El Juez demandado
denegó las solicitudes de cesación de la detención preventiva, designación de tutor ad litem y el examen
biopsicosocial a objeto de determinar si el imputado es inimputable o semi-imputable, sin otorgarle valor
probatorio a la prueba documental que presentó para acreditar que el imputado padece de trastorno
mental.

En consecuencia, corresponde dilucidar en revisión, si tales argumentos son evidentes a fin de conceder
o denegar la tutela solicitada.

III.1. Respecto al derecho a la vida y su protección a través de la acción de libertad

Con relación al derecho a la vida y su protección, a través de la acción de libertad, en la SCP 0131/2014
de 10 de enero, se señala que: “El derecho a la vida se encuentra consagrado como un derecho
fundamental en el art. 15.I de la CPE, que señala: ‘Toda persona tiene derecho a la vida y a la integridad
física, psicológica y sexual. Nadie será torturado, ni sufrirá tratos crueles, inhumanos, degradantes o
humillantes…’.

No solo nuestra Ley Fundamental garantiza el derecho a la vida, sino también las normas internacionales
y una de ellas es la Declaración Universal de los Derechos Humanos que en su art. 3 garantiza el derecho a
la vida, cuando señala lo siguiente: ‘Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la
seguridad de su persona’.

También la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), en su art.
4.1 garantiza el derecho a la vida cuando señala lo siguiente: ‘<B>Derecho a la Vida.
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en
general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente’.

Como se podrá apreciar, el derecho a la vida se encuentra garantizado y protegido tanto por la
Constitución Política del Estado y las normas internacionales como un derecho fundamental inherente al
ser humano.

Respecto al derecho a la vida, la SCP 0128/2013 de 1 de febrero, señaló lo siguiente: ‘Entre uno de los
derechos fundamentales que protege el Estado es el derecho a la vida consagrado en la Norma Suprema,
así también lo reconocen los convenios y tratados internacionales en DDHH, en tal sentido la SCP
0193/2012 de 18 de mayo, estableció: «…la vida se entiende como una integralidad que explica la
convivencia armónica entre el ser humano y la naturaleza, mediada por la espiritualidad;
naturaleza significada por la madre tierra, fuente y última morada de la vida. Así pues, si bien 'la «vida», no
puede limitarse a una visión dogmática del derecho, o desde otra perspectiva, es posible ser entendida
desde diferentes perspectivas; a la hora de impartir justicia, el 'derecho a la vida' exigirá, según se
presenten las diversas circunstancias de vulneración a éste derecho, partir de una noción del derecho, mirar
en clave de las diversas cosmovisiones de los distintos pueblos y naciones indígena originario campesinos
así como en razón de las distintas perspectivas y criterios, sabiendo que el derecho a la vida amparado por
la acción de libertad, se funda en la naturaleza y en la dignidad de la persona humana.

En el orden normativo constitucional, el art. 15.I de la CPE, establece que: «Toda persona tiene derecho a la
vida y a la integridad física, psicológica y sexual. Nadie será torturado, ni sufrirá tratos crueles, inhumanos,
degradantes o humillantes…», añadiendo en los parágrafos IV y V que ninguna persona podrá ser sometida
a desaparición forzada por causa o circunstancia alguna, así como ninguna persona podrá ser sometida a
servidumbre ni esclavitud, prohibiendo expresamente la trata y tráfico de personas.

Por otra parte, la jurisprudencia constitucional dejó sentado que el derecho a la vida: '…es el origen
de donde emergen los demás derechos…' (así la SC 0411/2000-R de 28 de abril), así como la
Comisión Internacional de Derechos Humanos, manifestó que 'el derecho a la vida es un derecho
humano fundamental, cuyo goce es un prerrequisito para el disfrute de todos los demás derechos
humanos, por lo que al ser vulnerado resta sentido a los demás derechos. Además, enfatizó que, en
esencia, el derecho fundamental a la vida comprende, no sólo el derecho de todo ser humano de no
ser privado de la vida arbitrariamente, sino también el derecho a que no se le impida el acceso a
las condiciones que le garanticen una existencia digna' (Sentencia de 19 de noviembre de 1999; caso
Villagrán Morales y otros contra el Estado de Guatemala).

Este derecho, así como tiene que ver con la vida de un ser humano, desde la gestación, está
vinculada también al desarrollo de la persona y la forma de cómo el Estado puede tutelar dicho
derecho cuando se encuentre en peligro por una amenaza cierta o requiera la adopción de medidas
administrativas o judiciales para evitar daños irreparables.

Dentro de las particularidades de la acción de libertad, también está el de las personas que
estando privadas de libertad se encuentran ante una amenaza comprobada a su vida o la
necesidad de adoptar una medida que compatible con el sistema punitivo del Estado que proteja
de manera efectiva el derecho a la vida (las negrillas nos corresponden).

Según la línea jurisprudencial, el derecho a la vida es un derecho humano fundamental de donde emergen
los demás derechos, cuyo goce es un prerrequisito para el disfrute de todos los demás derechos humanos,
mismo que al ser vulnerado resta sentido a los demás derechos.
También, en la misma línea jurisprudencial el derecho fundamental a la vida alcanza, no sólo el derecho de
no ser privado de la vida arbitrariamente, sino también comprende el derecho a que no se le impida el
acceso a las condiciones que le garanticen una existencia digna; el derecho al desarrollo de la persona, la
forma de cómo el Estado puede tutelar dicho derecho cuando se encuentre en peligro por una amenaza
cierta o requiera la adopción de medidas administrativas o judiciales para evitar daños irreparables.
También comprende la necesidad de adoptar medidas de compatibilización con el sistema punitivo del
Estado para proteger de manera efectiva el derecho a la vida, cuando el privado de libertad se encuentre
ante una amenaza comprobada a su vida.

Ahora bien, respecto a la protección del derecho a la vida a través de la acción de libertad, la SCP
2468/2012 de 22 de noviembre, señaló lo siguiente: ‘Cabe resaltar que la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional, protegió el derecho a la vida a través del recurso de hábeas corpus, por conexitud con el
derecho a la libertad de locomoción, en las SSCC 470/2004-R, 6512004-R, entre otras.

Sin embargo, de ese repaso de Derecho Comparado y de la jurisprudencia de la Corte Interamericana, es


menester reflexionar si evidentemente el espíritu del Constituyente al incluir el derecho a la vida y a la
integridad física es que este se halle irremediablemente vinculado con el derecho a la libertad física; al
respecto, es bien conocido que en la tradición jurisprudencial boliviana, la protección del derecho a la vida
ha estado dada por la vía tutelar de la acción de amparo constitucional, la Constitución vigente desde 2009,
ha incluido en la estructura protectiva de la acción de libertad el derecho a la vida, ello en sí significa una
ampliación del rango procesal de la acción de libertad. Sin embargo, para que opere por la vía de la acción
de libertad, la tesis jurisprudencial de la SC 0044/2010-R, señala que debe haber un vinculación entre el
peligro de afectación del derecho a la vida y el derecho a la libertad, pues para que opere la protección
que brinda la acción de libertad al derecho a la vida debe ser causa de la lesión del derecho a la libertad,
no obstante, esa noción jurisprudencial debe ser modulada, en mérito al siguiente razonamiento: La
naturaleza del derecho a la vida impone la casi eliminación de cualquier tipo de formalismo en su
protección, pues resultaría un despropósito que quien solicite la tutela de su derecho a la vida cuya
naturaleza siempre es urgente, reciba la respuesta de que debe acudir ante otro mecanismo
procesal como la acción de amparo constitucional.

Por ello corresponde establecer la noción protectiva de la acción de libertad en relación al derecho a la
vida, precisando que cualquier situación de vulneración del derecho a la vida será conocida a instancias
de las acciones de amparo constitucional o de libertad indistintamente, justamente por el inmenso valor
que el Constituyente ha asignado a dos nociones conceptuales elementales para la convivencia en nuestra
sociedad boliviana: 1) La protección de la vida humana es el valor fundamental sobre el cual se construye la
noción de Estado Social de Derecho, por ello es el primer derecho fundamental enunciado en el texto
constitucional; y, 2) La administración de justicia está al servicio de la población y de la sociedad sobre la
base de criterios anti formalistas en búsqueda de un sistema de verdad material. De ahí, resulta
inaceptable que cuando se solicita la protección del derecho a la vida ante la jurisdicción
constitucional, ésta deniegue la tutela con el argumento procesal de la idoneidad recursiva; además
de ello el art. 125 es claro al enumerar las condiciones de activación de la acción de libertad, pues en la
primera frase señala: `Toda persona que considere que su vida está en peligro…´, de una interpretación
literal de la norma constitucional se desprende que el Constituyente lejos de condicionar la activación de la
acción de libertad por vulneración del derecho a la vida a la vinculación causal de privación previa del
derecho a la libertad, se limitó a enumerarlo como causal independiente de activación de la acción de
libertad en concordancia normativa con los arts. 46 y 47 del Código Procesal Constitucional (CPCo). En esa
dimensión argumentativa es que se establece que el derecho a la vida por la tutela inmediata que
requiere puede ser protegido indistintamente por la acción de amparo constitucional o por la
acción de libertad, pues una interpretación diferente afecta la noción básica de interpretación de
los derechos humanos (así mismo de los derechos fundamentales), cual es la interpretación
favorable al ser humano.

En el mismo sentido ultraprotectivo de la acción de libertad antes glosada, es menester aclarar la


inaplicabilidad bajo ninguna circunstancia de la regla de subsidiariedad excepcional de la acción de libertad
cuando se denuncia violación del derecho a la vida o integridad personal. Sobre el tema, es preciso citar la
SC 0008/2010-R de 6 de abril, la SC 0080/2010-R y especialmente la SC 0589/2011-R de 3 de mayo, que
fueron contundentes en señalar que no se aplica bajo ninguna circunstancia la subsidiariedad excepcional
de la acción de libertad cuando se denuncia violación del derecho a la vida.

En este mismo sentido la SC 0589/2011-R de 3 de mayo, reforzando dicha comprensión, dijo: «El art. 18 de
la CPE abrg, instituyó el recurso de hábeas corpus, ahora acción de libertad prevista por el art. 125 de la
CPE, como un recurso extraordinario cuya finalidad esencial era la protección a la libertad, ámbito de tutela
que ha sido ampliada en el orden constitucional vigente a la vida, que como se ha visto, constituye un
derecho primario en sí, inherente al ser humano, y por ende su protección es prioritaria, por constituir un
bien jurídico primario y fuente de los demás derechos. Por ello, a diferencia de la tutela a la libertad, y
su condicionamiento del agotamiento previo de las instancias intra procesales, para pedir su
protección a través de este medio constitucional idóneo, eficaz e inmediato, respecto a la vida, su
tutela puede ser solicitada de manera directa; es decir, que puede acudir a la jurisdicción
constitucional, sin tener que agotar previamente la vía jurisdiccional» (las negrillas nos pertenecen).

Según lo manifestado, el derecho a la vida por la tutela inmediata que requiere, puede ser protegido
indistintamente por la acción de amparo constitucional o por la acción de libertad y sin que éste se halle
irremediablemente vinculado con el derecho a la libertad física y sin el condicionamiento del agotamiento
previo de las instancias intra procesales debido a que la Constitución Política del Estado, vigente desde
2009, incluyó en la estructura protectiva de la acción de libertad el derecho a la vida, ampliando el rango
procesal de la acción de libertad, eliminando cualquier tipo de formalismo en su protección”.

III.2. La enajenación mental según el art. 86 del CPP

Con relación a la enajenación mental, en la SCP 0131/2014 de 10 de enero, señala que: “El art. 86 del
CPP, indica: “Si durante el proceso se advierte que el imputado padece de alguna enfermedad mental que le
impida comprender los actos del proceso, el juez o tribunal podrá ordenar de oficio o a petición de parte, su
reconocimiento psiquiátrico. Comprobado este extremo, ordenará mediante resolución, la suspensión del
proceso hasta que desaparezca su discapacidad.

Está resolución no impedirá que se investigue el hecho o que continúe el proceso con respecto a los demás
coimputados.

El juez o tribunal podrá ordenar su libertad, dejándolo al cuidado de sus padres, tutor o curador, cuando no
exista peligro de que se dañe a sí mismo o a los demás. Caso contario dispondrá la internación del
imputado en un establecimiento adecuado, cuyo responsable informará por lo menos una vez cada tres
meses sobre el estado mental del enfermo.

En ambos casos, el enfermo será examinado por lo menos una vez cada seis meses por los peritos que el
juez o tribunal designe. Si de los informes médicos resulta que el imputado ha recobrado su salud mental, el
juez o tribunal dispondrá la prosecución de la causa.
Consecuentemente, del análisis de la presente normativa procesal se extrae que dentro de un proceso penal,
en el que se advierta que un imputado padece de una enfermedad mental, previa valoración psiquiátrica, la
autoridad jurisdiccional podrá disponer la suspensión del proceso, cuando en el informe psiquiátrico
practicado al imputado determine y por ende compruebe que la enfermedad mencionada que padece, le
impide comprender los actos del proceso”.

III.3. Análisis del caso concreto

En el caso en examen el accionante considera lesionados sus derechos sus derechos a la vida, libertad y
debido proceso, toda vez que: i) El Fiscal demandado, no obstante que conocía que el imputado padece
de trastorno mental, formuló la imputación formal y no informó de ese hecho al Juez de control
jurisdiccional y; ii) El Juez demandado denegó las solicitudes de cesación de la detención preventiva,
designación de tutor ad litem y el examen biopsicosocial a objeto de determinar si el imputado es
inimputable o semi imputable, sin otorgarle valor probatorio a la prueba documental que presentó para
acreditar que el imputado padece de trastorno mental.

Con relación al Fiscal demandado, corresponde precisar que el certificado médico, expedido por el
Instituto Nacional de Psiquiatría “Gregorio Pacheco”, en el que se da cuenta que el imputado Iver
Gallardo Llanos, hoy accionante, fue diagnosticado con trastorno ezquizotípico, fue expedido
precisamente a requerimiento del Fiscal de Materia demandado, lo cual pone en evidencia que dicha
autoridad no impidió su obtención sino que contribuyó en su obtención; por otra parte, dicho certificado
fue emitido el 19 de julio de 2016, que resulta ser una fecha posterior a la imputación formal que se
produjo en mayo del mismo año; consiguientemente, el conocimiento del dato objetivo a partir de cual
era posible que el fiscal requiera la comprobación de la salud mental del imputado para establecer sus
efectos sobre el proceso penal, se produjo con posterioridad a la imputación formal. Consecuentemente,
no se advierte que el Fiscal de Materia demandado hubiera vulnerado el derecho a la vida del accionante.

Con relación al Juez demandado amerita precisar que conforme se tiene desarrollado en el Fundamento
Jurídico III.1 de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional, el derecho fundamental a la libertad
en esencia, comprende, no sólo el derecho de todo ser humano de no ser privado de la vida
arbitrariamente, sino también el derecho a que no se le impida el acceso a las condiciones que le
garanticen una existencia digna. El derecho a la vida por la tutela inmediata que requiere, puede ser
protegido indistintamente por la acción de amparo constitucional o por la acción de libertad y sin que
éste se halle irremediablemente vinculado con el derecho a la libertad física y sin el condicionamiento del
agotamiento previo de las instancias intraprocesales debido a que la Constitución Política del Estado,
vigente desde 2009, incluyó en la estructura protectiva de la acción de libertad el derecho a la vida,
ampliando el rango procesal, eliminando cualquier tipo de formalismo en su protección.

En el caso en examen, la representante sin mandato del accionante, a tiempo de solicitar la cesación de la
detención preventiva a que se halla sometida su hermano, mediante escrito presentado el 23 de
septiembre de 2016, pidió ante el Juez de Partido de Trabajo y de Seguridad Social y de Instrucción Penal
Primero de Camiri, hoy codemandado, que el imputado sea sometido a un peritaje médico para
establecer que el mismo padece de deficiencia mental que le incapacitaba comprobar su accionar
antijurídico y si corresponde declararlo inimputable o semi-imputable, invocando como sustento de su
pedido el certificado médico expedido por el Instituto Nacional de Psiquiatría “Gregorio Pacheco” de
Sucre y el informe del Director del centro de custodia de Camiri; el primero que daba cuenta que el
imputado fue diagnosticado trastorno ezquizotípico; y el segundo informa respecto del comportamiento
errático que observa en reclusión.
Ahora bien, por disposición del art 86 del CPP, “Si durante el proceso se advierte que el imputado padece
de alguna enfermedad mental que le impida comprender los actos del proceso, el juez o tribunal podrá
ordenar de oficio o a petición de parte, su reconocimiento psiquiátrico. Comprobado este extremo,
ordenará mediante resolución, la suspensión del proceso hasta que desaparezca su discapacidad…”. En
cumplimiento a dicha norma legal y en resguardo del derecho fundamental a la vida en su componente
de acceso a las condiciones que le garanticen una existencia digna, que compele al juzgador a eliminar
cualquier tipo de formalismo en su protección y en consideración al informe médico emitido por el
Instituto Nacional de Psiquiatría “Gregorio Pacheco” de Sucre, correspondía que la autoridad judicial
demandada dé curso al trámite de la comprobación de la salud mental de imputado, para con su
resultado determinar lo que corresponda (en su caso su internación en un centro de salud apropiado),
adoptando si correspondía las medidas urgentes para garantizar su tratamiento médico; contrariamente,
por decreto de 26 de septiembre de 2016, la autoridad judicial demandada se limitó a señalar la
audiencia de consideración de la solicitud de cesación de detención preventiva, sin pronunciarse en torno
al peritaje solicitado y en la emisión del Auto de 18 de octubre de 2016, por el cual se denegó la tutela
solicitada, se limitó a

observar el procedimiento advirtiendo que se trataba de un trámite de cesación de detención preventiva


y no del que prevé el art. 86 del CPP, olvidando tanto que la referida norma legal dispone que la
comprobación de la enfermedad mental del imputado debe efectuarse de oficio, como que la protección
del derecho a la vida digna compele a eliminar cualquier formalismo, de manera tal que en su rol de juez
de control jurisdiccional de la investigación, cuyo deber es precisamente garantizar los derechos y
garantías fundamentales de las partes durante el desarrollo de la etapa preparatoria, tenía el deber, en su
caso, de reconducir el trámite, teniendo en cuenta que del resultado de la averiguación de la existencia o
no de la enfermedad mental del imputado depende; por una parte, el tratamiento que debe
dispensársele al mismo; y por otra, la incidencia de ese hecho en el desarrollo del proceso.
Consecuentemente, resulta evidente que la autoridad judicial demandada, al no haber valorado
apropiadamente el certificado médico psiquiátrico y en consecuencia al no haber dado curso al trámite
de comprobación de la enfermedad mental del imputado alegada por la hermana de éste, ha vulnerado
el derecho a la vida del accionante, puesto que de esa manera se está impidiendo que el imputado
eventualmente reciba el trato digno compatible con su estado de salud mental.

Respecto a los derechos a la libertad y al debido proceso, corresponde precisar que con relación a la
subsidiariedad excepción de la acción de libertad cuando se activa dos vías paralelas de protección, en
la SCP 0001/2012 de 13 de marzo, se señaló que: ”De manera excepcional opera el principio de
subsidiariedad ante la existencia de medios de impugnación específicos e idóneos para restituir de
manera inmediata los derechos objeto de su protección, o bien cuando se activa de manera paralela un
medio de defensa previsto en el ordenamiento jurídico tanto en la vía constitucional como en la
ordinaria”; dicho entendimiento se confirmó en la SCP 0091/2015-S, de 5 de febrero, donde se señala:
“…el ordenamiento jurídico no puede crear y activar recursos simultáneos o alternativos con el mismo fin
sin provocar disfunciones procesales; en consecuencia, esta acción tutelar instituida por los arts. 125 de la
CPE y 65 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional (LTCP), únicamente se activa cuando los
medios de defensa existentes en el ordenamiento procesal ordinario, no sean los idóneos para reparar,
de manera urgente, pronta y eficaz, el derecho a la libertad ilegalmente restringido; vale decir, que no es
viable acudir a esta acción tutelar, cuando el ordenamiento jurídico prevé medios de impugnación
específicos y aptos para restituir el derecho a la libertad, en forma inmediata y tampoco es posible activar
simultáneamente dos jurisdicciones para que ambas se pronuncien al mismo tiempo sobre una misma
problemática, pues esto implicaría una disfunción procesal contraria al orden jurídico; con la posibilidad
de que existan dos resoluciones paralelas tanto en la jurisdicción ordinaria como en la constitucional“.
Dicho entendimiento resulta aplicable en el caso en examen, respecto de los derechos a la libertad y al
debido proceso, puesto que de acuerdo a los antecedentes de obrados, se evidencia que el accionante,
a través de su representante sin mandato, mediante escrito presentado el 21 de octubre de 2016,
interpuso recurso de apelación incidental contra la resolución que denegó la cesación de la detención
preventiva; es decir, el accionante ya activó un mecanismo intra procesal que hasta el momento de la
celebración de la audiencia de esta acción aún se encontraba en trámite y por lo mismo estaba pendiente
de resolución; lo cual implica que, al haber interpuesto la presente acción de tutela, activó paralelamente
la jurisdicción ordinaria y la jurisdicción constitucional para que conozcan y resuelvan las irregularidades
denunciadas, con la evidente posibilidad de crear una disfunción procesal contraria al orden jurídico, lo
cual hace improcedente por subsidiariedad la presente acción de libertad con relación a los derechos a la
libertad y al debido proceso.

Por todo lo expuesto, el Juez de garantías, al haber concedido la tutela solicitada, aunque con otro
fundamento, obró correctamente sólo en parte.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Segunda; en virtud de la autoridad que le confiere la


Constitución Política del Estado y el art. 44.1 del Código Procesal Constitucional; en revisión, resuelve:
CONFIRMAR en parte la Resolución 03/2016 de 8 de noviembre, cursante de fs. 95 a 100 vta.,
pronunciada por el Juez Público de la Niñez y Adolescencia y Sentencia Penal Primero de Camiri del
departamento de Santa Cruz; y en consecuencia, CONCEDER en parte la tutela solicitada, respecto al
derecho a la vida, disponiendo que el Juez de Partido de Trabajo y Seguridad Social e Instrucción Penal
Primero de Camiri, dé curso al trámite de comprobación de la enfermedad mental del imputado; y
DENEGAR con relación a los derechos a la libertad y el debido proceso.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.

Fdo. Dra. Mirtha Camacho Quiroga

MAGISTRADA

Fdo. Dr. Zenón Hugo Bacarreza Morales

MAGISTRADO

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