Igual que los chinos que a través del Fengh Shu buscan armonizar su casa y su vida
con la Naturaleza, los antiguos sabios mexicas buscaban sincronizar los ciclos de la vida
de los humanos a los ciclos astronómicos.
En ese sentido el Calendario Azteca (que fue herencia de las tres mas grandes culturas
del CLÁSICO: mayas, teotihuacanos y zapotecas, inigualables matemáticos y astrónomos,
quienes a su vez lo recibieron de “la cultura madre”, LOS OLMECAS que lo empezaron
a diseñar desde hace 3000 años aproximadamente), tiene más sentido y connotación
científico-matemático-astronómica que el actual calendario occidental que nos rige, el
gregoriano.
¿Qué evento astronómico se suscita al final o inicio de cada siglo actual, cada 100 años
del calendario gregoriano? NINGUNO
¿Qué suceso de trascendencia, en cuanto a los astros, se presenta cada 1000 años en
que termina un milenio? NINGUNO
¿Qué evento astronómico se suscita cada día último del año (cada 31 de diciembre) o
cada 1º de enero en que termina o se inicia un año occidental? NINGUNO.
Esto último es así porque el actual calendario que rige al mundo, que fue hechos por los
romanos 700 ac, desapareció a la caída de dicho imperio en el siglo IV d.n.e., siendo
restablecido con graves errores hasta mil años después por un rey francés al que
simplemente se le ocurrió que diciembre fuera el último y doceavo mes cuando que, como
la palabra lo dice, diciembre se refiere a DECIMO, noviembre a NOVENO, octubre a
OCTAVO, etc., siendo originalmente enero y febrero los meses onceavo y doceavos por lo
que el primer mes (y año nuevo) era en marzo...¡justo igual que como lo celebraban los
mayas! Así que estamos celebrando con dos meses de error el fin de año y año nuevo.
Vivimos un calendario equivocado y sin armonía con los astros y el cosmos.
Retomar ese deseo de SINCRONIZACION con el entorno (inmediato y lejano, la
Naturaleza, la Tierra y el Cosmos, que a fin de cuentas,en la cosmovisión del Anáhuac, la
creación entera no era otra cosa que la MATERIALIZACION –digamos el “cuerpo”-
de la Fuerza Universal Generadora, IPALNEMOUANI, por lo que intentar armonizarse
AL TODO significaba...desear armonizarse a lo sagrado, sólo que aquí no a través del
“no cometer pecado” sino, ni más ni menos que EL ESTUDIO DE LAS MATEMÁTICAS
–en parte expresadas en la Astronomía- considerada por los mayas como EL LENGUAJE
DEL CREADOR!!) es, cuando menos, un anhelo sabio, que algo puede aportar a los
humanos en esta era tan desequilibrada.
Tal es uno de los objetivos de restaurar ese aspecto particular de una de las herencias de
nuestros ancestros: la celebración de CADA UNA DE LAS TRECENAS que cada
persona vaya alcanzando durante su vida, con plena conciencia de la trascendencia
cósmica, matemática y sagrada del número TRECE.
III
A continuación transcribiremos, como complemento, un par de citas que dan una mejor
idea de la importancia del número 13 en la Cultura del Anáhuac:
Sobre una base mensual, los nombres de veinte días del mes eran relacionados con
los números 1 al 13, para dar como resultado 260 ARREGLOS, como por ejemplo 1-
cocodrilo, 2-viento, 3-casa, 4-lagartija.
Un día con el mismo nombre y número podría repetirse, por lo tanto, SOLO UNA VEZ
CADA 260 DIAS, formando un ciclo que podía repetirse SIN FIN sin atender a los
movimientos reales del sol y los planetas, que eran los que marcaban los períodos
naturales de tiempo.
UN CICLO MAYOR DE 260 AÑOS, ERAN 13 CICLOS CONSECUTIVOS DE
JUPITER-SATURNO DE 20 AÑOS...
La imposición de este calendario de 260 días no era en forma alguna arbitraria. Los
mesoamericanos habían calculado correctamente que 260 x 18 es lo mismo que 360 x 13;
que 260 x 7 es igual que 364 x 5; que 260 x 73 es lo mismo que 365 x 52; y que 260 x
1,461 (el ciclo “Sótico” egipcio) es lo mismo que 365.25 x 1040 (20 siglos mayas o aztecas
o 10 ciclos de 104 años; nota abp).
A estos calendarios, que quedaban todos dentro del patrón de 260 días, había agregado
más refinamientos para el cálculo de los RETORNOS SINÓDICOS DE LA LUNA Y LOS
PLANETAS...
Venus gira alrededor del Sol cada 224.7 días, pero debido a que la tierra se mueve a lo
largo de su propia órbita, el planeta aparece en el mismo lugar del firmamento en un
poco menos de 584 días. Como 5 x 584 es igual a 8 x 365, los mayas consideraban que 8
años de Venus eran iguales a 5 años solares. Y como 365 x 104 es igual tanto a 146 x 260,
como a 65 x 584, los calendarios solar, sagrado y de Venus se vuelven coincidentes cada
37,960 días o 104 años, lo que era dos siglos de 52 años para los mesoamericanos” (LOS
MISTERIOS DE LAS PIRÁMIDES MEXICANAS, Peter Tompkings, ed. Diana, p. 289)
“Harleston ya había contemplado el trazado de Teotihuacan como teniendo
incorporadas claves no solamente de ORBITAS PLANETARIAS Y CONVULSIONES
TELÚRICAS sino datos aún más herméticos. Al iniciar su estudio en 1972, se le ocurrió
que el Camino de los Muertos, apreciado desde la “vista de pájaro” de la cartografía
publicada por Acosta en su “Guía de Teotihuacan”, podía parecer una enorme
GUITARRA cuyas “cejas” fueran las paredes de los espejos de agua de
Shlemmer. ¿Habrían podido los teotihuacanos, se preguntó Harleston, haber
incorporado en sus diseños de la Avenida Procesional una escala de ocho notas?
En busca de “relaciones musicales” en la distancia entre las “cejas” de las paredes,
Harleston fijo a su arbitrio su nota “B” (o Si) en el marcador que había hallado para la
distancia orbital relativa de Mercurio. En esa forma, una octava más abajo quedaba
Venus, y dos octavas más abajo, Marte. Pero la distancia de las marcas no coincidía
completamente, al menos mientras él se apegaba a las frecuencias de nuestro “clavicornio
bien templado” que había obtenido de Johann Sebastian Bach, con las frecuencias
corregidas ligeramente para complacencia de los oídos occidentales y la conveniencia de
los arreglos orquestales. Algunas de las notas eran hasta cuatro ciclos más bajas que las
FRECUENCIAS MATEMÁTICAS desplegadas en las medidas de Teotihuacan.
Entonces, recordó Harleston que cuando recibió su Maestría en Artes de la Universidad
Nacionalde México en 1949, lo habían llevado a la casa de compositor mexicano JULIAN
CARRILLO que componía música en una escala distinta, a la que él llamaba SONIDO
13, porque dividía una octava matemáticamente usando la raíz decimasegunda de dos, lo
que Harleston consideraba LA CONSTANTE DE TEOTIHUACAN (1.059), EN 13
NOTAS IGUALMENTE ESPACIADAS (doce intervalos) con siete teclas blancas y cinco
negras. En este sistema, cada frecuencia multiplicada por 1.059 daba el siguiente medio
tono, el cual, multiplicado por sí mismo, daba el siguiente tono completo.
Harlestón descubrió que las proporciones musicales de Carrillo que producían un efecto
extraño y exótico sobre los oyentes, resultaban ser LAS APROXIMACIONES MAS
EXACTAS DE LAS RELACIONES DE LAS MEDIDAS EN EL AREA DE LOS
MONUMENTOS DE TEOTIHUACAN.
LA CREACIÓN ES CIERTAMENTE MATEMÁTICA Y ARMONICA, con relaciones
físicas como la órbita de un planeta, las divisiones pentagonales de una fruta, el
crecimiento en espiral de una enredadera o la forma de la celda de un panal, TODAS
ELLAS EXPRESABLES EN TERMINOS MATEMÁTICOS. Aun la estructura de los
huesos, nervios, músculos, células, moléculas y átomos, todo parece estar gobernado
por LA LEY MATEMÁTICA. LA LUZ, LA MUSICA, EL COLOR, Y
HASTA LA TABLA DE LOS ELEMENTOS QUÍMICOS, PARECEN
ESTAR ARMONICAMENTE CONECTADOS. Si el oído fuera capaz de captar
los sonidos producidos por la acción química, quizás podríamos percibir UNA ARMONIA
MUSICAL, o mejor dicho, UNA SINFONÍA EN TODAS LAS FORMAS DE VIDA...
Como Orfeo, quien se suponía tenía la facultad de encantar a cualquier criatura viviente
con su lira QUE ESTABA AFINADA DE ACUERDO CON LOS MOVIMIENTOS DE
LOS PLANETAS” (ibid, ps. 272-275)
IV
Estos son los planteamientos esenciales bajo los que está conceptuado este
CEREMONIAL y esos son los objetivos que esperamos lograr en nuestra hija ahora que
deja de ser niña e ingresa a la COLECTIVIDAD y a la EXPANSION DE SU
CONCIENCIA.