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NORMATIVIDAD

DE LA
INDUSTRIA
PETROLERA

Art 27 constitucional

Freddy Delgado Lopez


MATRICULA: 151005
PROF: LUIS CARLOS
El artículo 27 constitucional nos habla sobre las facultades de la nación
atendiendo la propiedad de todos los recursos naturales que existen en nuestro
país, en su párrafo primero nos dice que tanto la tierra como las aguas que
comprenden el territorio nacional son propiedad de la nación en un principio y
que es el estado quien tiene la facultad de transmitir el dominio a particulares de
esta forma nace la propiedad privada.

Así mismo en su apartado II establece que Las asociaciones religiosas que se


constituyan en los términos del artículo 130 y su ley reglamentaria tendrán
capacidad para adquirir, poseer o administrar, exclusivamente, los bienes que
sean indispensables para su objeto, con los requisitos y limitaciones que
establezca la ley reglamentaria.

La nación tendrá el derecho de distribuir la tierra como mejor convenga al interés


público, así mismo será capaz de conservar los medios para el desarrollo
equilibrado del país, el mejoramiento de vida de la población; como también
podrá ordenar los asentamientos humanos y establecer adecuadas provisiones
para el uso y conservación de nuestro territorio nacional atendiendo el medio
ecológico y el desarrollo urbano.

Cabe mencionar que este articulo también pone algunas limitantes para la
adquisición de dominio de tierras y aguas en nuestro nación, estableciendo así
que solo los mexicanos por nacimiento o naturalización, así como las sociedades
mexicanas tienen derecho a adquirir el dominio de tierras y la explotación de
minas o aguas; el estado podrá conceder a los extranjeros el mismo derecho
siempre y cuando convenga a la nación, también podrá conferir este derecho a
los países para el establecimiento fijo de sus embajadas.

Es importante señalar las delimitaciones que se hacen respecto a la propiedad


de la tierra y sus diversas modalidades, ya que en esto radica de forma
importante la seguridad jurídica que debe de tener la persona que la explota
legalmente. Nuestra Constitución establece una estructura triangular de la
propiedad: la propiedad originaria de la nación como base, y la propiedad pública
y la privada como derivaciones de la primera.

Así mismo es importante señalar que las formas de acceso al suelo se


consideran irregulares por dos motivos: primero porque en la Ley Agraria vigente
hasta 1992 se consideraba que la propiedad social (ejidos y comunidades) no se
podía vender, embargar, ni transmitir a terceros, y segundo, porque algunos de
los asentamientos humanos en esas propiedades se establecían incumpliendo
la normatividad urbana, por ejemplo, los asentamientos en terrenos que fueron
invadidos. Lo anterior lleva a considerar el tema de derechos de propiedad, dado
que la propiedad del suelo y las construcciones del ámbito urbano están
asociadas con una gran cantidad de ordenamientos jurídicos, entre los que
destacan aquellos que contienen el régimen de planeación urbana. En México,
la Ley General de Asentamientos Humanos (LGAH), expedida en 1976, es la
pieza central de dicho régimen y constituye un importante marco de referencia
de acción gubernamental sobre los procesos de urbanización, ya que conjuga la
racionalidad de la planeación con los principios ideológicos del Estado Mexicano.

Cuando se aborda el suelo urbano, su contenido es diverso y más complejo,


debido a la naturaleza misma del espacio urbano; cada objeto de propiedad
urbana es distinto a los demás y existe una constante interacción entre los
objetos inmobiliarios, ya que lo que se construye en un terreno repercute en los
demás. Por ello, la norma jurídica que reglamenta el uso de un terreno está
definida considerando lo que ocurre alrededor de dicho terreno. Ante la
imposibilidad que existía de definir de modo genérico el contenido jurídico del
suelo urbano, y ante la necesidad de regular el aprovechamiento del espacio
urbano, fue preciso crear un régimen que otorgara facultades discrecionales a la
administración pública para fijar el alcance de los derechos de los propietarios
en las diversas áreas. Así, apareció el Plan de Desarrollo Urbano en 1979, que
por su contenido técnico-jurídico es el medio para realizar la función de control
de desarrollo urbano.

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