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LUNES SANTO

INTROITO Salmo 34, 1-2

Señor, juzga a los que me dañan: bate a los que pelean contra mi: ármate y embraza el escudo y
sal a defenderme, Señor, fortaleza de mi salud. (S). Desenvaina la espada y cierra con los que me
persiguen; dile a mi alma: Yo soy tu salvador Señor, juzga….

COLECTA

Te suplicamos, oh Dios todopoderoso, nos concedas que los que desfallecemos bajo el peso de
nuestras miserias nos reanimemos por los merito de la pasión de tu Unigénito Hijo. Que contigo
vive…

EPÍSTOLA Isaías 50,5-10.

Lectura del Profeta Isaías.

En aquellos días: el Señor Dios me abrió los oídos, y yo no me resistí, no me volví atrás.

Entregué mis espaldas a quienes me azotaban, y mis mejillas a los que mesaban mi barba; no
retiré mi rostro de los que me encarnecían y escupían.

El Señor Dios es mi protector; por eso no he quedado yo confundido; por eso presenté mi cara a
los golpes, firme como una piedra durísima, y sé que no quedaré avergonzado.

A mi lado está el Dios, que me justifica; ¿quién se me opondrá? Presentémonos juntos en juicio:
¿quién es mi adversario?; lléguese a mí.

Sabed que el Señor Dios es mi auxiliador. ¿Quién es el que me condenará? Ciertamente que todos
mis contrarios serán consumidos como un vestido muy gastado; la polilla se los comerá.

¿Quién hay entre vosotros temeroso del Señor, y que escuche la voz de su siervo? Quien anduvo
entre tinieblas y no tiene luz, espere en el nombre del Señor, y apóyese en su Dios.

GRADUAL Salmo 34, 23 y 3

Levántate, y hazme justicia; ocúpate den mi causa, oh mi Dios y Señor. v/.Desenvaina la espada y
cierra con los que me persiguen.

TRACTO SALMO 102,10

Señor, no nos trates según merecen nuestros pecados, ni según nuestras culpas nos castigues. v/.
Señor, no te acuerdes de nuestras antiguas maldades: anticípense a favor nuestro cuanto antes
tus misericordias; pues nos hallamos reducidos a extrema miseria. (Aquí se arrodilla.) Ayúdanos,
oh Dios salvador nuestro: y por la gloria de tu nombre, líbranos, Señor, y perdona nuestros
pecados, por amor a tu nombre

EVANGELIO 12,10-36.

+ Lectura del Santo Evangelio según San Juan

Seis días antes de la Pascua volvió Jesús a Betania, donde vivía Lázaro a quien Jesús resucitó. Aquí
le dispusieron una cena, Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él. Y
María tomó una libra de ungüento o perfume de nardo puro, y de gran precio, y lo derramó sobre
los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y se llenó la casa de la fragancia del perfume.

Por lo cual Judas Iscariote, uno de sus discípulos, aquel que le había de entregar, dijo: ¿Por qué no
se ha vendido este perfume por trescientos denarios, para limosna de los pobres? Esto dijo, no
porque él pasase algún cuidado por los pobres, sino porque era ladrón y teniendo la bolsa, llevaba
o defraudaba el dinero que se echaba en ella. Pero Jesús respondió: Dejadla que lo emplee para
honrar de antemano el día de mi sepultura. Pues en cuanto a los pobres, los tenéis siempre con
vosotros; pero a mí no me tenéis siempre. Entretanto una gran multitud de judíos, luego que
supieron que Jesús estaba allí, vinieron, no sólo por Jesús, sino también por ver a Lázaro, a quien
había resucitado de entre los muertos.

OFERTORIO Salmo 142, 9-10

Líbrame. Oh Señor, de mis enemigos: a ti me acojo. Enséñame a cumplir tu voluntad pues tú eres
mi Dios.

SECRETA

Oh Dios omnipotente, haz que purificados por la poderosa virtud de los sacrificios, lleguemos con
mayor pureza a ti, que eres su principio. Por nuestro Señor…

PREFACIO DE LA SANTA CRUZ

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor,
santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que pusiste la salvación del género humano en el árbol
de la cruz, para que de donde salió la muerte, saliese la vida, y el que en un árbol venció, en un
árbol fuese vencido por Cristo nuestro Señor; por quien alaban los Ángeles a tu majestad, la
adoran las dominaciones, la temen las Potestades y la celebran con igual júbilo los Cielos, las
Vírgenes de los cielos y los bienaventurados Serafines. Te rogamos, que, con sus voces admitas
también las de los que decimos, con humilde confesión
COMUNION Salmo 34,26

Queden todos ellos llenos de confusión y vergüenza, los que se congratulan por mis males.
Cubiertos sean de ignominia y sonrojados los que se jactan contra mi.

POSCOMUNION:

Inspírennos, oh Señor, estos tus santos misterios un fervor divino, con el que podamos gozar de
sus delicias y de sus frutos. Por nuestro Señor…

SOBRE EL PUEBLO:

Oremos. Humillada ante Dios vuestras cabezas

Ayúdanos, oh Dios Salvador nuestro: y concédenos que vengamos gozosos a celebrar la memoria
de los beneficios con que te has dignado renovarnos. Por nuestro Señor…

MARTES SANTO

Estación en Santa Prisca

Idea dominante de la Misa de esta Feria: La oración y la confianza del Salvador en medio de sus
sufrimientos, fuente de nuestra salvación.

INTROITO Gálatas, 6,14

Nosotros debemos gloriarnos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en el cual esta la salud, la
vida y nuestra resurrección; por quien hemos sido salvados y libertados. (S). Dios tenga
misericordia de nosotros y nos bendiga; haga resplandecer sobre nosotros la luz de su rostro y
apiádese de nosotros.

Nosotros debemos…

COLECTA

Concédenos, oh Dios todopoderoso y eterno que de tal modo celebremos los misterios de la
Pasión del Señor, que merezcamos conseguir el perdón de los pecados, Por el mismo Señor…

EPISTOLA Jeremías 11,18-20.


LECTURA DEL PROFETA ISAÍAS.

En aquellos días: ¡oh Señor!, me lo hiciste ver, y lo conocí; tú me mostraste entonces sus
depravados designios.

Y yo era como un manso cordero,

que es llevado al sacrificio, y no había advertido que ellos habían maquinado contra mí, diciendo:
¡Ea!, démosle el leño en lugar de pan, y exterminémosle de la tierra de los vivientes; y no quede ya
más memoria de su nombre.

Pero tú, ¡oh Señor de los ejércitos!, que juzgas con justicia, y escudriñas los corazones y los
afectos, tú harás que yo te vea tomar venganza de ellos; puesto que en tus manos puse mi causa.

GRADUAL Salmo 34, 13 y 1-2

Pero yo, mientras ellos me cubrían de cilicio: humillaban mi alma con el ayuno, no cesando de orar
en mi corazón. v/. Juzga, oh Señor, a los que me dañan: bate a los que pelean contra mí: ármate y
embraza el escudo, y sal a defenderme.

PASIÓN Marcos 14, 32-72; 15, 1-46.

Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Marcos 14,1-15,47.

[Faltaban. dos días para la Pascua y los Acimos. Los sumos sacerdotes y los letrados pretendían
prender a Jesús a traición y darle muerte. Pero decían:

S. -No durante las fiestas; podría amotinarse el pueblo.

C. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón, el leproso, sentado a la mesa, llegó una mujer con
un frasco de perfume muy caro, de nardo puro; quebró el frasco y se lo derramó en la cabeza.
Algunos comentaban indignados:

S. -¿A qué viene este derroche de perfume? Se podía haber vendido por más de trescientos
denarios para dárselo a los pobres.

C. Y regañaban a la mujer. Pero Jesús replicó:

+ -Dejadla, ¿por qué la molestáis? Lo que ha hecho conmigo está bien. Porque a los pobres los
tenéis siempre con vosotros y podéis socorrerlos cuando queráis; pero a mí no me tenéis siempre.
Ella ha hecho lo que podía: se ha adelantado a embalsamar mi cuerpo para la sepultura. Os
aseguro que, en cualquier parte del mundo donde se proclame el Evangelio, se recordará también
lo que ha hecho ésta.

C. Judas Iscariote, uno de los Doce, se presentó a los sumos sacerdotes para entregarles a Jesús.
A1 oírlo, se alegraron y le prometieron dinero. El andaba buscando ocasión propicia para
entregarlo.
El primer día de los ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus
discípulos:

S. -¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?

C. -El envió a dos discípulos diciéndoles:

+ -Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo, y en la casa en
que entre, decidle al dueño: «El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer
la Pascua con mis discípulos?»

Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arregladla con divanes. Preparadnos allí la cena.

C. Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y
prepararon la cena de Pascua. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa comiendo dijo
Jesús:

+ -Os aseguro, que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo.

C. Ellos, consternados, empezaron a preguntarle uno tras otro:

S. -¿Seré yo?

C. Respondió:

+ -Uno de los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del Hombre se va,
como está escrito, pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!; ¡más le valdría no haber
nacido!

C. Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:

+ -Tomad, esto es mi cuerpo.

C. Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron.

Y les dijo:

+ -Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro, que no volveré a
beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.

C. Después de cantar el salmo, salieron para el Monte de los Olivos. Jesús les dijo:

+ -Todos vais a caer, como está escrito: «Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas.»

Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea.

C. Pedro replicó:

S. -Aunque todos caigan, yo no.


C. Jesús le contestó:

+ -Te aseguro, que tú hoy, esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres.

C. Pero él insistía:

S. -Aunque tenga que morir contigo, no te negaré.

C. -Y los demás decían lo mismo.

C. Fueron a una finca, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:

+ -Sentaos aquí mientras voy a orar.

C. Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a sentir terror y angustia, y les dijo:

+ -Me muero de tristeza: quedaos aquí velando.

C. Y, adelantándose un poco, se postró en tierra pidiendo que, si era posible, se alejase de él


aquella hora; y dijo:

+ -¡Abba! (Padre): tú lo puedes todo, aparta de mí ese cáliz. Pero no lo que yo quiero, sino lo que
tú quieres.

C. Volvió, y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:

+ -Simón, ¿duermes?, ¿no has podido velar ni una hora? Velad y orad, para no caer en la
tentación; el espíritu es decidido, pero la carne es débil.

C. De nuevo se apartó y oraba repitiendo las mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez
dormidos, porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle. Volvió y les dijo:

+ -Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la hora; mirad que el Hijo del Hombre va a ser
entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.

C. Todavía estaba hablando, cuando se presentó Judas, uno de los doce, y con él gente con
espadas y 'palos, mandada por los sumos sacerdotes, los letrados y los ancianos. El traidor les
había dado una contraseña, diciéndoles:

S. -Al que yo bese, es él: prendedlo y conducidlo bien sujeto.

C. Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:

S. -¡Maestro!

C. Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron. Pero uno de los presentes, desenvainando la
espada, de un golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús tomó la palabra y les dijo:
+ -¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a caza de un bandido? A diario os estaba
enseñando en el templo, y no me detuvisteis. Pero, que se cumplan las Escrituras.

C. Y todos lo abandonaron y huyeron.

Lo iba siguiendo un muchacho envuelto sólo en una sábana; y le echaron mano; pero él, soltando
la sábana, se les escapó desnudo.

Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los sumos sacerdotes y los
letrados y los ancianos. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del patio del sumo
sacerdote; y se sentó con los criados a la lumbre para calentarse.

Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para
condenarlo a muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban falso testimonio contra él,
los testimonios no concordaban. Y algunos, poniéndose de pie, daban testimonio contra él
diciendo:

S. -Nosotros le hemos oído decir: «Yo destruiré este templo, edificado por hombres, y en tres días
construiré otro no edificado por hombres.»

C. Pero ni en esto concordaban los testimonios.

El sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:

S. -¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?

C. Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo sacerdote lo interrogó de nuevo preguntándole:

S. -¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios bendito?

C. Jesús contestó:

+ -Sí lo soy. Y veréis que el Hijo del Hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que
viene entre las nubes del cielo.

C. El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras diciendo:

S. -¿Qué falta hacen más testigos? Habéis oído la blasfemia. ¿Qué decís?

C. Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se pusieron a escupirlo, y tapándole la cara, lo


abofeteaban y le decían:

S. -Haz de profeta.

C. Y los criados le daban bofetadas.


Mientras Pedro estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote y, al ver a Pedro
calentándose, lo miró fijamente y dijo:

S. -También tu andabas con Jesús el Nazareno.

C, El lo negó diciendo:

S. -Ni sé ni entiendo lo que quieres decir.

C. Salió fuera al zaguán, y un galló cantó.

La criada, al verlo, volvió a decir a los presentes:

S. -Este es uno de ellos.

C. Y él lo volvió a negar.

Al poco rato también los presentes dijeron a Pedro:

S. -Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo.

C. Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:

S. -No conozco a ese hombre que decís.

C. Y en seguida, por segunda vez, cantó el gallo. Pedro se acordó de las palabras que le había dicho
Jesús: «Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado tres», y rompió a llorar.]

Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los letrados y el sanedrín en pleno,
prepararon la sentencia; y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.

Pilato le preguntó:

S. -¿Eres tú el rey de los judíos?

C. El respondió:

+ -Tú lo dices.

C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.

Pilato le preguntó de nuevo:

S. -¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.

C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado.


Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los
revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el
indulto de costumbre.

Pilato les contestó:

S. -¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?

C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia.

Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás.

Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:

S. -¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos

C. Ellos gritaron de nuevo:

S. -Crucifícalo.

C. Pilato les dijo:

S. -Pues ¿qué mal ha hecho?

C. Ellos gritaron más fuerte:

S. -Crucifícalo.

C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo
entregó para que lo crucificaran.

Los soldados se lo llevaron al interior del palacio -al pretorio- y reunieron a toda la compañía. Lo
vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a
hacerle el saludo:

S. -¡Salve, rey de los judíos!

C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante
él.

Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. Y a


uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo
forzaron a llevar la cruz.

Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «La Calavera»), y le ofrecieron vino con
mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para
ver lo que se llevaba cada uno.
Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: EL REY DE
LOS JUDIOS. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se
cumplió la Escritura que dice:- «Lo consideraron como un malhechor.»

Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:

S, -¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de
la cruz.

C. Los sumos sacerdotes se burlaban también de él diciendo:

S. -A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora
de la cruz, para que lo veamos y creamos.

C. También los que estaban crucificados con él inaultaban.

Al llegar el mediodía toda a región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y a la media tarde,
Jesús clamó con voz potente:

+ -Eloí, Eloí, lamá sabaktaní. (Que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?)

C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:

S. -Mira, está llamando a Elías.

C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de
beber diciendo:

S. -Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.

C. Y Jesús, dando un fuerte grito expiró. (Genuflexión) El velo del templo se rasgó en dos, de arriba
abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:

S. -Realmente este hombre era Hijo de Dios.

[C. Había también unas mujeres que miraban desde lejos; entre ellas María Magdalena, María la
madre de Santiago el Menor y de José y Salomé, que cuando él estaba en Galilea, lo seguían para
atenderlo; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.

Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble
magistrado, que también aguardaba el Reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el
cuerpo de Jesús.

Pilato se extrañó de que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó si hacía mucho
tiempo que había muerto.
Informado por el centurión, concedió el cadáver a José. Este compró una sábana y, bajando a
Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a
la entrada del sepulcro.

María Magdalena y María, la madre de José, observaban dónde lo ponían.]

OFERTORIO Salmo 139,5

Defiéndeme, Señor, de las manos del pecador, y líbrame de los hombres inicuos.

SECRETA

Te suplicamos, Señor, que nos renueven mas intensamente estos sacrificios que van acompañados
con saludables ayunos. Por nuestro Señor…

PREFACIO DE LA SANTA CRUZ

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor,
santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que pusiste la salvación del género humano en el árbol
de la cruz, para que de donde salió la muerte, saliese la vida, y el que en un árbol venció, en un
árbol fuese vencido por Cristo nuestro Señor; por quien alaban los Ángeles a tu majestad, la
adoran las dominaciones, la temen las Potestades y la celebran con igual júbilo los Cielos, las
Vírgenes de los cielos y los bienaventurados Serafines. Te rogamos, que, con sus voces admitas
también las de los que decimos, con humilde confesión

COMUNION Salmo 68, 13-14

Hablaban contra mi los que estaban sentados a la puerta: y los que bebían vino cantaban contra
mi coplas; mas yo entretanto, Señor, dirigía a ti mi oración: Este es, decía, oh Dios mío, el tiempo
de reconciliación, según la grandeza de tu misericordia.

POSCOMUNION

Oh Dios omnipotente, con tus sacramentos sean curados nuestros vicios, y recibamos remedios
para la vida eterna. Por nuestro Señor…

SOBRE EL PUEBLO

Oremos. Humillad ante Dios vuestras cabezas


Que tu misericordia, oh Dios, nos purifique de toda antigua corrupción, y nos haga capaces de una
santa renovación. Por nuestro Señor…

MIÉRCOLES SANTO

Estación en Santa María la Mayor

Idea dominante de la Misa de esta Feria: Rindamos sinceros homenajes al Salvador que padece
por amor nuestro

INTROITO Filipenses 2, 10, 8 y 11

Al nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el infierno; porque el Señor se
hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz; por esto el Señor Jesucristo esta en la gloria de
Dios Padre. (S). Oye, Señor, mi oración y llague mi clamor hasta ti. Al nombre…

Después de los Kyries, se dice:

Oremos. v/. Arrodillémonos R/: Levantaos

Te rogamos Dios todopoderoso, que pues nos vemos, incesantemente afligidos por nuestros
desordenes, nos veamos libres por la pasión de tu Unigénito Hijo. Que contigo vive…

LECCION Is. 62, 11; 63, 1-7

Lectura del Profeta Isaías.

El Señor hace oír esto hasta el confín de la tierra: Decid a la hija de Sión: Mira a tu salvador que
llega, el premio de su victoria lo acompaña, la recompensa lo precede. ¿Quién es ése que viene de
Edom, de Bosrá, con ropaje teñido de rojo?¿Ése del vestido esplendoroso, y de andar tan
esforzado? -Soy yo que hablo con justicia, un gran libertador. -Y ¿por qué está de rojo tu vestido, y
tu ropaje como el de un lagarero? -El lagar he pisado yo solo; de mi pueblo no hubo nadie
conmigo. Los pisé con ira, los pateé con furia, y salpicó su sangre mis vestidos, y toda mi
vestimenta he manchado. ¡Era el día de la venganza que tenía pensada, el año de mi desquite era
llegado! Miré bien y no había auxiliador; me asombré de que no hubiera quien apoyase. Así que
me salvó mi propio brazo, y fue mi furia la que me sostuvo. Pisoteé a pueblos en mi ira, los pisé
con furia e hice correr por tierra su sangre. Las misericordias del Señor quiero recordar, las
alabanzas del Señor,

por todo, lo que nos ha premiado el Señor Dios nuestro.


GRADUAL Salmo 68, 18, 2-3

No pierdas de vista a tu siervo: oye presto mis suplicas, por que me veo atribulado. v/.Sálvame, oh
Dios, porque las aguas han penetrado hasta mi alma. Atollado estoy en un profundísimo cieno, sin
hallar donde afirmar el pie.

Aquí el Celebrante dice: Dominus vobiscum

COLECTA

Oh Dios, que quisiste que tu Hijo sufriese por nosotros muerte de cruz, para librarnos del poder
del enemigo; concede a tus siervos la gracia de tener parte en su resurrección. Por el mismo Señor
nuestro

EPISTOLA Is 53, 1-12

Lectura del Profeta Isaías.

En aquellos días, dijo Isaías:¿Quién habrá de creer lo que hemos anunciado? ¿A quién se le
revelará el poder del Señor? Creció en su presencia como planta débil, como una raíz en el
desierto. No tenía gracia ni belleza. No vimos en él ningún aspecto atrayente; despreciado y
rechazado por los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento; como uno del cual se
aparta la mirada, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros
dolores; nosotros lo tuvimos por leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por nuestras
rebeliones, triturado por nuestros crímenes. El soportó el castigo que nos trae la paz. Por sus llagas
hemos sido curados. Todos andábamos errantes como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el
Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Cuando lo maltrataban, se humillaba y no abría la
boca, como un cordero llevado a degollar; como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la
boca. Inicuamente y contra toda justicia se lo llevaron. ¿Quién se preocupó de su suerte? Lo
arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron de muerte por los pecados de mi pueblo, le dieron
sepultura con los malhechores a la hora de su muerte, aunque no había cometido crímenes, ni
hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida
como expiación, verá a sus descendientes, prolongará sus años y por medio de él prosperarán los
designios del Señor. Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; con sus sufrimientos
justificará mi siervo a muchos, cargando con los crímenes de ellos. Por eso le daré una parte entre
los grandes, y con los fuertes repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y fue
contado entre los malhechores, cuando tomó sobre sí las culpas de todos e intercedió por los
pecadores.

TRACTO Salmo 101, 2-5 y 14


Escucha, oh Señor, benignamente mis ruegos; y lleguen hasta ti mis clamores. v/.No apartes de mi
tu rostro: en cualquier ocasión en que me halle atribulado, dígnate oírme. v/. Acude luego a mí
siempre que te invocare; v/.Porque como humo han desaparecido mis días, y áridos están mis
huesos como leña seca. v/.Estoy marchito como el heno, árido esta mi corazón, pues hasta de
comer mi pan me he olvidado. v/. Tú te levantaras y tendrás lastima de Sión; porque tiempo es de
apiadarte de ella.

PASIÓN Lc 22, 39-71; 23, 1-53.

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

C. Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo:

+ - «He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer,
porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios.»

C. Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y dijo:

+ - «Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto
de la vid, hasta que venga el reino de Dios.»

Haced esto en memoria mía

C. Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:

+ - «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.»

C. Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo:

+ - «Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.»

¡Ay de ése que entrega al Hijo del hombre!

«Pero mirad: la mano del que me entrega está con la mía en la mesa. Porque el Hijo del hombre se
va, según lo establecido; pero, ¡ay de ése que lo entrega!»

C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos podía ser el que iba a hacer eso.

Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve

C. Los discípulos se pusieron a disputar sobre quién de ellos debía ser tenido como el primero.
Jesús les dijo:

+ - «Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar
bienhechores. Vosotros no hagáis así, sino que el primero entre vosotros pórtese como el menor,
y el que gobierne, como el que sirve.
Porque, ¿quién es más, el que está en la mesa o el que sirve? ¿Verdad que el que está en la mesa?
Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.

Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas, y yo os transmito el reino como
me lo transmitió mi Padre a mí: comeréis y beberéis a mi mesa en mi reino, y os sentaréis en
tronos para regir a las doce tribus de Israel.»

Tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos

C. Y añadió:

+ - «Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero yo he pedido
por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos.»

C. Él le contesto:

S. -«Señor, contigo estoy dispuesto a ir incluso a la cárcel y a la muerte.»

C. Jesús le replicó:

+ - «Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo antes que tres veces hayas negado conocerme.»

Tiene que cumplirse en mí lo que está escrito

C. Y dijo a todos:

+ - «Cuando os envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿os faltó algo?»

C. Contestaron:

S. - «Nada.»

C. Él añadió:

+ - «Pero ahora, el que tenga bolsa que la coja, y lo mismo la alforja; y el que no tiene espada, que
venda su manto y compre una. Porque os aseguro que tiene que cumplirse en mí lo que está
escrito: Fue contado con los malhechores." Lo que se refiere a mí toca a su fin.»

C. Ellos dijeron:

S. - «Señor, aquí hay dos espadas.»

C. Él les contesto:

+ - «Basta.»

En medio de su angustia, oraba con más insistencia


C. Y salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos. Al llegar al
sitio, les dijo:

+ - «Orad, para no caer en la tentación.»

C . Él se arrancó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba, diciendo:

+ - «Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.»

C - Y se le apareció un ángel del cielo, que lo animaba. En medio de su angustia, oraba con más
insistencia. Y le bajaba hasta el suelo un sudor como de gotas de sangre. Y, levantándose de la
oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la pena, y les dijo:

+ - «¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para no caer en la tentación.»

Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?

C. Todavía estaba hablando, cuando aparece gente; y los guiaba el llamado Judas, uno de los Doce.
Y se acercó a besar a Jesús.

Jesús le dijo:

+ - «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?»

C. Al darse cuenta los que estaban con él de lo que iba a pasar, dijeron:

S. - «Señor, ¿herimos con la espada?»

C. Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha.

Jesús intervino, diciendo:

+ - «Dejadlo, basta.»

C. Y, tocándole la oreja, lo curó. Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los oficiales del templo, y a
los ancianos que habían venido contra él:

+ - «¿Habéis salido con espadas y palos, como a caza de un bandido? A diario estaba en el templo
con vosotros, y no me echasteis mano. Pero ésta es vuestra hora: la del poder de las tinieblas.»

Pedro, saliendo afuera, lloró amargamente

C. Ellos lo prendieron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote. Pedro lo
seguía desde lejos. Ellos encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor, y Pedro se
sentó entre ellos.

Al verlo una criada sentado junto a la lumbre, se lo quedó mirando y dijo:

S. - «También éste estaba con él.»


C. Pero él lo negó, diciendo:

S. - «No lo conozco, mujer.»

C. Poco después lo vio otro y le dijo:

S. - «Tú también eres uno de ellos.»

C. Pedro replicó:

S. - «Hombre, no lo soy.»

C. Pasada cosa de una hora, otro insistía:

S. - «Sin duda, también éste estaba con él, porque es galileo.»

C. Pedro contestó:

S. - «Hombre, no sé de qué me hablas.»

C. Y, estaba todavía hablando, cuando cantó un gallo. El Señor, volviéndose, le echó una mirada a
Pedro, y Pedro se acordó de la palabra que el Señor le había dicho: «Antes de que cante hoy el
gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró amargamente.

Haz de profeta; ¿quién te ha pegado?

C. Y los hombres que sujetaban a Jesús se burlaban de él, dándole golpes.

Y, tapándole la cara, le preguntaban:

S. - «Haz de profeta; ¿quién te ha pegado?»

C. Y proferían contra él otros muchos insultos.

Lo hicieron comparecer ante su Sanedrín

C. Cuando se hizo de día, se reunió el senado del pueblo, o sea, sumos sacerdotes y escribas, y,
haciéndole comparecer ante su Sanedrín, le dijeron:

S. - «Si tú eres el Mesías, dínoslo.»

C. Él les contesto:

+ - «Si os lo digo, no lo vais a creer; y si os pregunto, no me vais a responder.

Desde ahora, el Hijo del hombre estará sentado a la derecha de Dios todopoderoso.»

C. Dijeron todos:

S. - «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?»


C. Él les contestó:

+ - «Vosotros lo decís, yo lo soy.»

C. Ellos dijeron:

S. - «¿Qué necesidad tenemos ya de testimonios? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca.»

C. Se levantó toda la asamblea, y llevaron a Jesús a presencia de Pilato.

No encuentro ninguna culpa en este hombre

C. Y se pusieron a acusarlo, diciendo:

S. - «Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se
paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey.»

C. Pilato preguntó a Jesús:

S. - «¿Eres tú el rey de los judíos?»

C. Él le contestó:

+, - «Tú lo dices.»

C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente:

S. - «No encuentro ninguna culpa en este hombre.»

C. Ellos insistían con más fuerza, diciendo:

S. - «Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí.»

C. Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; y, al enterarse que era de la jurisdicción de Herodes, se lo
remitió. Herodes estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días.

Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio

C. Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues hacía bastante tiempo que quería verlo,
porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo un interrogatorio bastante
largo; pero él no le contestó ni palabra.

Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con ahínco. Herodes, con su escolta, lo
trató con desprecio y se burló de él; y, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato.
Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes se llevaban muy mal.

Pilato entregó a Jesús a su arbitrio

C. Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, les dijo:
S. - «Me habéis traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; y resulta que yo lo he
interrogado delante de vosotros, y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas que le
imputáis; ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya veis que nada digno de muerte se le
ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré.»

C. Por la fiesta tenía que soltarles a uno. Ellos vociferaron en masa, diciendo:

S. - «¡Fuera ése! Suéltanos a Barrabás.»

C. A éste lo habían metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.

Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando:

S. - «¡Crucifícalo, crucifícalo!»

C. Él les dijo por tercera vez:

S. - «Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte.
Así es que le daré un escarmiento y lo soltaré.»

C. Ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo el griterío.

Pilato decidió que se cumpliera su petición: soltó al que le pedían (al que había metido en la cárcel
por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.

Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí

C. Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le
cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.

Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él.

Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:

+ - «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad
que llegará el día en que dirán: "Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los
pechos que no han criado." Entonces empezarán a decirles a los montes: "Desplomaos sobre
nosotros", y a las colinas: "Sepultadnos"; porque, si así tratan al leño verde, ¿qué pasara con el
seco?»

C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.

Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen

C. Y, cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores,
uno a la derecha y otro a la izquierda.

Jesús decía:
+ - «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»

C. Y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte.

Éste es el rey de los judíos

C. El pueblo estaba mirando.

Las autoridades le hacían muecas, diciendo:

S - «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.»

C. Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:

S. - «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.»

C. Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.»

Hoy estarás conmigo en el paraíso

C. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:

S. - «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.»

C. Pero el otro le increpaba:

S. - «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque
recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.»

C Y decía:

S. - «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.»

C. Jesús le respondió:

+ - «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.»

Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu

C. Era ya eso de mediodía, y vinieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media tarde;
porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz
potente, dijo:

+ - «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.»

C. Y, dicho esto, expiró.

Todos se arrodillan, y se hace una pausa

C. El centurión, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios, diciendo:


S. - «Realmente, este hombre era justo.»

C. Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría, se
volvía dándose golpes de pecho. Todos sus conocidos se mantenían a distancia, y lo mismo las
mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que estaban mirando. José colocó el cuerpo de
Jesús en un sepulcro excavado C. Un hombre llamado José, que era senador, hombre bueno y
honrado (que no había votado a favor de la decisión y del crimen de ellos), que era natural de
Arimatea, pueblo de Judea, y que aguardaba el reino de Dios, acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de
Jesús. Y, bajándolo, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca,
donde no habían puesto a nadie todavía. Era el día de la Preparación y rayaba el sábado. Las
mujeres que lo habían acompañado desde Galilea fueron detrás a examinar el sepulcro y cómo
colocaban su cuerpo. A la vuelta, prepararon aromas y ungüentos. Y el sábado guardaron reposo,
conforme al mandamiento.

OFERTORIO Salmo 101, 2-3

Escucha, oh Señor, benignamente mis ruegos, y lleguen hasta ti mis clamores: no apartes de mí tu
rostro.

SECRETA

Acepta, oh Señor, te rogamos, el don ofrecido, y dígnate hacer que consigamos con piadosos
efectos lo que celebramos en el misterio de la pasión de tu Hijo, nuestro Señor. Por el mismo
Señor…

PREFACIO DE LA SANTA CRUZ

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor,
santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que pusiste la salvación del género humano en el árbol
de la cruz, para que de donde salió la muerte, saliese la vida, y el que en un árbol venció, en un
árbol fuese vencido por Cristo nuestro Señor; por quien alaban los Ángeles a tu majestad, la
adoran las dominaciones, la temen las Potestades y la celebran con igual júbilo los Cielos, las
Vírgenes de los cielos y los bienaventurados Serafines. Te rogamos, que, con sus voces admitas
también las de los que decimos, con humilde confesión.

COMUNION Salmo 101, 10, 13 y 14


Mis lagrimas se mezclan con mi bebida, pues me levantaste en alto para estrellarme; y me ha
secado como el heno; pero tú, Señor, permaneces para siempre; tú te levantas y tendrás lastima
de Sión, porque tiempo es de apiadarte de ella.

POSCOMUNION

Concede a nuestros sentidos, omnipotente Dios, que por la muerte temporal de tu Hijo,
representada en estos venerables misterios, confiemos que nos has concedido la vida perdurable.
Por el mismo Señor…

SOBRE EL PUEBLO

Oremos. Humillad ante Dios vuestras cabezas.

Te suplicamos, oh Señor, que mires a esta tu familia, por la cual nuestro Señor Jesucristo no vacilo
en ser entregado a manos de pecadores y en padecer el suplicio de la cruz. El cual contigo vive….

JUEVES SANTO
MISA IN COENA DOMINI
Estación en san Juan de Letrán
I clase, blanco

La misa solemne de la Cena del Señor se celebra por la tarde a la hora más oportuna, no antes del
las 4 de la tarde ni después de las nueve. Por razones pastorales, con permiso del obispo
diocesano, se pueden celebrar varias misas leídas, para facilitar la participación de los fieles.
El Sagrario, si lo hubiere en altar mayor, estará completamente vacío; en el altar se pondrá un
copón con las formas necesarias para la comunión de este día y del día siguiente.
Los clérigos asistentes a la misa se revisten con sus trajes corales y estola. Los ministros
celebrantes con ornamentos blancos.

INTROITO Gal 6, 14

NOSOTROS debemos gloriarnos en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo, en el cual está nuestra
salud, vida y resurrección, por quien hemos sido salvados y liberados. ℣. Sal. 66,2.- Apiádese Dios
de nosotros y bendíganos, ilumine su rostro sobre nosotros y compadézcanos.

Se dice “Gloria” con toque de campanas.

COLECTA
OH DIOS, de quien Judas recibió la pena de su pecado y el ladrón el premio de su confesión;
haznos sentir el efecto de tu misericordia, para que, así como Jesucristo nuestro Señor en su
pasión dio a entrambos su merecido, así también, destruido en nosotros el error del hombre viejo,
nos conceda la gracia de resucitar gloriosamente con él; que vive y reina contigo y es Dios en la
unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

EPÍSTOLA 1 Cor 11, 20-32

Lectura de la Carta de San Pablo Apóstol a los Corintios.

Hermanos: Cuando os reunís, no es ya para celebrar la cena del Señor, Porque cada uno come allí
lo que ha llevado para cenar, sin atender a los demás. Y así, mientras unos padecen hambre, otros
comen con exceso. Pues qué, ¿no tenéis vuestras casas para comer y beber? ¿O venís a profanar la
Iglesia de Dios y a avergonzar a los que nada tienen? ¿Qué os diré de esto? ¿Os alabaré? En eso no
os alabo. Pues yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he
transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando
la acción de gracias, lo partió y dijo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto
en memoria mía."

Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: "Este cáliz es la nueva alianza sellada con
mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía."

Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta
que vuelva.

Y así, cualquiera que coma este pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y
de la Sangre del Señor. Por tanto, examínese a sí mismo el hombre y entonces coma de ese pan y
beba de ese cáliz. Porque quien le come y bebe indignamente, se come y be su propia
condenación, no haciendo el discernimiento del cuerpo del Señor. Por eso hay entre vosotros
muchos enfermos y flacos, y mueren muchos. Si nos juzgásemos a nosotros mismos, no nos
juzgaría Dios. Y si nos castiga, es como a hijos, con el fin de que no nos condenemos con este
mundo.

GRADUAL Flp 2, 8-9

CRISTO POR nosotros se sometió incluso a la muerte y una muerte de Cruz. ℣. Por eso Dios lo
levantó sobre todo, y le dio el nombre, sobre todo nombre.
EVANGELIO Jn 13, 1-5

Lectura del Santo Evangelio según san Juan.

R/. Gloria a ti, Señor.

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al
Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.

Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo
entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a
Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa
agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se
había ceñido.

Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: "Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?" Jesús le replicó: "Lo que yo
hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde." Pedro le dijo: "No me lavarás los
pies jamás." Jesús le contestó: "Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo."

Simón Pedro le dijo: "Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza." Jesús le dijo:
"Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También
vosotros estáis limpios, aunque no todos." Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: "No
todos estáis limpios."

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: "¿Comprendéis lo
que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis 'el Maestro' y 'el Señor', y decís bien, porque lo
soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los
pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros
también lo hagáis."

Se recomienda una breve homilía que ilustre los misterios de estos días.

No se dice Credo.

LAVATORIO -opcional-

Si se realiza el Lavatorio de los pies, se hace después de la homilía.


ANTÍFONA 1.- Jn 13, 34

"Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros como yo os he amado, dice el Señor."
℣. Sal. 118, 1.- Bienaventurados los perfectos durante el camino: los que andan en la ley del Señor.
Un mandamiento.

ANTÍFONA 2.- Jn13, 4, 5 y 15

"Después de que el Señor se levantó de la cena, puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los
pies a sus discípulos: a quién le dio este ejemplo. ℣. Sal 47, 2.- ¡Grande es el Señor y muy digno de
alabanza en la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo." Después.

ANTÍFONA 3.- Jn 13, 12. 13. 15

El Señor Jesús, después de haber cenado con sus discípulos, les lavó los pies y les dijo: "¿Sabéis lo
que yo, el Señor y el Maestro, he hecho con vosotros, os he dado ejemplo, para que también
vosotros hagáis?" ℣. Sal. 84, 2.- Tú has bendecido, Señor, tu tierra, has apartado de la cautividad
de Jacob.

El Señor Jesús.

ANTÍFONA 4.- Jn 13, 6-8

"Señor, ¿Tú lavarme los pies a mí?" Respondió Jesús y le dijo: "Si no te lavo tus pies, tú no tendrás
parte conmigo".

℣. Cuando llegó a Simón Pedro; Pedro le dijo: R/. "¿Señor.

℣. Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero tú lo entenderás después.

ANTÍFONA 5.- Jn 13, 14

"Si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, ¿cuánto más debéis lavaros los pies unos a
otros?"

℣. Ps. 48, 2.- Oíd estas cosas, todas las naciones: escuchad los que habitáis en el mundo. Si yo, el
Señor.

ANTÍFONA 6.- Jn 13, 35


"En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros."

℣. Jesús dijo a sus discípulos. En esto.

ANTÍFONA 7.- 1 Co 13, 13

Permanezcan en vosotros la fe, la esperanza y la caridad, estas tres; pero la mayor de ellas la
caridad.

℣. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y la caridad, estas tres: empero la mayor de ellas es la
caridad. Que estos tres

ANTÍFONA 8

Donde hay caridad y amor, allí está Dios. ℣. El amor de Cristo nos ha congregado y unido.
Alegrémonos y deleitémonos en El. Temamos y amemos al Dios vivo. Con sincero corazón
amémonos unos a otros.

Donde hay caridad y amor, allí está Dios. ℣.Estando congregados y unidos, cuidémonos de estar
desunidos en espíritu. Cesen las malignas rencillas, cesen los disgustos. Y Cristo nuestro Dios reine
entre nosotros

Donde hay caridad y amor, allí está Dios. ℣. Ojalá junto con los bienaventurados veamos también
tu rostro en la gloria ¡oh Cristo Dios nuestro! Este será el gozo santo e inefable por los siglos
infinitos. Amén

Terminado el rito del lavatorio, los ministros toman sus ornamentos y en el altar dice:

Padre Nuestro .... [ en silencio]

℣. Y no nos dejes caer en la tentación.

R/. Mas líbranos del mal.

℣. Tú has mandado tus mandamientos, Señor.

R/. Deberán ser observadas exactamente.

℣. Tú has lavado los pies de tus discípulos.


R/. No desprecies el trabajo de tus manos.

℣. ¡Oh Señor, escucha mi oración.

R/. Y llegue a ti mi clamor..

℣. El Señor esté con vosotros.

R/. Y con tu espíritu.

ORACIÓN

Hazte presente, oh Señor, te suplicamos, en el desempeño de nuestro servicio: y puesto que Tú


dignaste lavar los pies de tus discípulos, no deseches la obra de tus manos, lo que tú nos has
mandado perpetuar, que como en este caso la Las manchas externas son arrastradas por nosotros
y por nosotros, por lo que los pecados internos de todos sean borrados por Ti. ¿Cuál eres digna de
subvención, que vives y reinas Dios por los siglos de los siglos.

R/. Amen.

OFERTORIO Sal 117, 16-17

La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor me ha exaltado: no moriré, viviré, y narraré
las obras del Señor.

ORACIÓN SECRETA

TE SUPLICAMOS, Padre todopoderoso, Señor santo, Dios eterno, que te haga acepto nuestro
sacrificio el mismo Jesucristo tu Hijo, Señor nuestro, que en este día mandó a sus discípulos
hacerlo en memoria suya; Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo. .

PREFACIO DE LA CRUZ

VERDADERAMENTE es digno y justo, equitativo y saludable que en todo tiempo y lugar os demos
gracias, Señor, Padre Santo, todopoderoso Eterno Dios. Que pusisteis la salvación del género
humano en el árbol de la cruz, para que de donde salió la muerte, de allí renaciese la vida; y el que
en un árbol venció, también en un árbol fuese vencido por Cristo nuestro Señor. Por quien alaban
vuestra majestad los ángeles, la adoran las dominaciones y la temen las potestades. Los cielos y las
virtudes celestes y los bienaventurados serafines la celebran con común exultación. Con los cuales
os rogamos admitáis también nuestras voces que canta con humilde confesión.

Communicántes, Hanc Igitur, and Qui Prídie are proper to the day,
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 13, 12,13 y 15

EL SEÑOR Jesús, después de haber cenado con sus discípulos, les lavó los pies, y les dijo: ¿Sábeis lo
que con vosotros he hecho yo, el Señor y el Maestro? Ejemplo os he dado para que vosotros lo
hagáis.

Al Agnus Dei se responde las tres veces miserere nobis. Se omite el beso de la paz y se omite la
oración Domine Iesu Christe, qui dixisti.

Terminada la comunión, el copón se deja encima del corporal. El sacerdote procede como
ordinariamente a la purificación. Terminada esta el sacerdote continúa como de costumbre,
exceptuando que al acceder al centro del altar hace genuflexión, y cuando se gira hacia el
pueblo, pone cuidado de no dar la espalda al Santísimo.

ORACIÓN DE POSCOMUNIÓN

ALIMENTADOS con el majar de vida os rogamos, Señor Dios nuestro que consigamos por vuestra
gracia en la gloria lo que celebramos en nuestra vida mortal. Por nuestro Señor Jesucristo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

En lugar del Ite misa est, se dice Benedicamus Domino. Dice la oración Placeat tibi. Se omite la
bendición y el último Evangelio. En las misas leídas se termina como de costumbre. Dicha la
oración Placeat tibi, el sacerdote y los ministros dejan los manípulos y el celebrante toma la
capa pluvial para el traslado del Santísimo.

TRASLACIÓN SOLEMNE DEL SANTÍSIMO AL MONUMENTO

Revestidos suben al altar y pone incienso en dos incensarios, y con uno inciensa como de
costumbre. Durante la procesión se canta el Himno Pange Lingua hasta el Tantum ergo. Cuando
el Santísimo está puesto en el sagrario, se vuelve a poner incienso y se inciensa con el canto del
Tantum Ergo.

Himno Pange Lingua


1. Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystérium
Sanguinísque pretiósi,
Quem in mundi prétium
Fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.
2. Nobis datus, nobis natus
Ex intácta Vírgine,
Et in mundo conversátus,
Sparso verbi sémine,
Sui moras incolátus
Miro clausit órdine.
3. In supremæ nocte coenæ
Recumbens cum frátribus,
Observata lege plene
Cibis in legálibus,
Cibum turbæ duodenæ
Se dat súis mánibus.
4. Verbum caro, panem verum
Verbo carnem éfficit,
Fitque Sanguis Christi merum,
Et, si sensus déficit,
Ad firmandum cor sincerum
Sola fides súfficit.

5. Tantum ergo Sacraméntum,


Venerémur cérnui:
Et antíquum documentum
Novo cedat rítui;
Præstet fides suppleméntum
Sénsuum deféctui.
6. Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio;
Salus, honor, virtus quoque,
Sit et benedíctio;
Procedénti ab utróque
Compar sit laudátio.
Amen.

1. Canta, lengua, el misterio del cuerpo glorioso y de la sangre preciosa que el Rey de las naciones,
fruto de un vientre generoso, derramó como rescate del mundo.

2. Nos fue dado, nos nació de una Virgen sin mancilla; y después de pasar su vida en el mundo,
una vez esparcida la semilla de su palabra, terminó el tiempo de su destierro dando una admirable
disposición.

3. En la noche de la última cena, recostado a la mesa con los hermanos, después de observar
plenamente la ley sobre la comida legal, se da con sus propias manos como alimento para los
Doce.
4. El Verbo hecho carne convierte con su palabra el pan verdadero con su carne, y el vino puro se
convierte en la sangre de Cristo.Y aunque fallan los sentidos, basta la sola fe para confirmar al
corazón recto en esa verdad.

5. Veneremos, pues, inclinados tan gran Sacramento; y la antigua figura ceda el puesto al nuevo
rito; la fe supla la incapacidad de los sentidos.

6. Al Padre y al Hijo sean dadas alabanza y júbilo, salud, honor, poder y bendición; una gloria igual
sea dada al que de uno y de otro procede. Amén.

Adoran el Santísimo durante un espacio de tiempo en silencio. Después se retiran, previa


genuflexión a la sacristía, donde dejan los ornamentos blancos, y celebrante y diácono toman
estola morada para el despojamiento de los altares.

Si hay más de un píxide a llevar al sagrario, lo hace antes de desnudar los altares, el mismo
ministros u otro (sacerdote o diácono). Con roquete, estola y velo humeral acompañado de dos
acólitos con velas encencidas y portando la umbrela.

DESPOJAMIENTO DE LOS ALTARES

El altar cristiano representa a Cristo, y el despojamiento del altar nos recuerda cómo Él fue
despojado de sus vestiduras en el momento de su pasión y, desnudo, se vio expuesto a sus
insultos. Esta ceremonia supone la suspensión del Santo Sacrificio.

Llegados al altar mayor y hecha la debida reverencia, de pie, comienza la denudación de los
altares. El sacerdote con voz clara dice la antífona.

ANTÍFONA Sal 21, 19

Se dividieron mis ropas, y echaron a suerte mi túnica.

Y añade el primer verso del salmo 21

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?


Y prosiguen los demás clérigos. El celebrante con los ministros o ministrantes desnudan los altares
de la Iglesia. Terminado esto, vuelven al altar y repiten la Ant. Se dividieron mis ropas… y regresan
a la sacristía.

A pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza. Dios mío, de día te grito, y no respondes; de noche,
y no me haces caso; aunque tú habitas en el santuario, esperanza de Israel. En tí confiaban
nuestros padres; confiaban, y los ponías a salvo; a tí gritaban, y quedaban libres; en tí confiaban, y
no los defraudaste. Pero yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del
pueblo; al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: "acudió al Señor, que lo
ponga a salvo; que lo libre si tanto lo quiere". Tú eres quien me sacó del vientre, me tenías
confiado en los pechos de mi madre; desde el seno pasé a tus manos, desde el vientre materno tú
eres mi Dios. No te quedes lejos, que el peligro está cerca y nadie me socorre. Me acorrala un
tropel de novillos, me cercan toros de Basán; abren contra mí las fauces leones que descuartizan y
rugen. Estoy como agua derramada, tengo los huesos descoyuntados; mi corazón, como cera, se
derrite en mis entrañas; mi garganta está seca como una teja, la lengua se me pega al paladar; me
aprietas contra el polvo de la muerte. Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de
malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. Ellos me miran
triunfantes, se reparten mi ropa, echan a suerte mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. Líbrame a mí de la espada, y a mí única vida de la garra del
mastín; sálvame de las fauces del león; a éste pobre, de los cuernos del búfalo. Contaré tu fama a
mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré.

JUEVES SANTO

OFICIO DE TINIEBLAS
Maitines y Laudes

AD MATUTINUM
Se comienza directamente con la primera antífona. Al final de los salmos no se dice Gloria
Patri.
I NOCTURNO

SALMO 68

Ant. El celo de tu casa me devora y me abruman los ultrajes de quienes te insultan.

¡Sálvame, oh Dios, que estoy con el agua al cuello! Me hundo en el cieno del abismo y no puedo
hacer pie; me he metido en aguas profundas y las olas me anegan. Estoy exhausto de gritar, me
arde la garganta, mis ojos se consumen de esperar a mi Dios. Son más que los pelos de mi cabeza
los que me odian sin motivo; son poderosos los que me destruyen, los que me hostigan sin razón.
(¿Tengo que devolver lo que no he robado?) Tú conoces, oh Dios, mi torpeza, no se te ocultan mis
ofensas. ¡Que por mí no queden defraudados los que esperan en ti, El Señor Sebaot! ¡Que por mí
no queden confundidos los que te buscan, Dios de Israel! Pues por ti soporto el insulto, la
vergüenza cubre mi semblante; a mis hermanos resulto un extraño, un desconocido a los hijos de
mi madre; pues el celo por tu Casa me devora, y si te insultan sufro el insulto. Si me mortifico con
ayunos, lo aprovechan para insultarme; si me pongo un sayal por vestido, me convierto en objeto
de burla: los que están a la puerta murmuran, los borrachos me sacan coplas. Pero yo te dirijo mi
oración, Señor, en el tiempo propicio: por tu inmenso amor respóndeme, oh Dios, por la verdad de
tu salvación. ¡Sácame del cieno, no me hunda, líbrame de los que me odian, de las aguas
profundas! ¡Que no me anegue la corriente, que no me trague el abismo, ni se cierre el pozo sobre
mí! ¡Respóndeme, Señor, por tu amor y tu bondad, por tu inmensa ternura vuelve a mí tus ojos;
no apartes tu rostro de tu siervo, que estoy angustiado, respóndeme ya; acércate a mí, rescátame,
líbrame de mis enemigos! Tú sabes de mi oprobio, de mi afrenta y mi vergüenza, conoces a mis
opresores. El oprobio me rompe el corazón, me siento desfallecer. Espero en vano compasión,
consoladores y no encuentro. Me han echado veneno en la comida, han apagado mi sed con
vinagre. Que su mesa se convierta en un lazo, que su abundancia sea una trampa; que se nublen
sus ojos y no vean, que sus fuerzas flaqueen sin cesar. Derrama sobre ellos tu enojo, los alcance el
ardor de tu cólera; que su morada se convierta en erial, que nadie habite en sus tiendas. Porque
acosan al que tú has herido y aumentan la herida de tu víctima. Añade culpa a su culpa, no tengan
acceso a tu justicia; sean borrados del libro de la vida, no sean inscritos con los justos. Pero a mí,
desdichado y malherido, tu salvación, oh Dios, me restablecerá. Celebraré con cantos el nombre
de Dios, lo ensalzaré dándole gracias; le agradará al Señor más que un toro, más que un novillo
con cuernos y pezuñas. Lo han visto los humildes y se alegran, animaros los que buscáis a Dios.
Porque El Señor escucha a los pobres, no desprecia a sus cautivos. ¡Alábenlo los cielos y la tierra, el
mar y cuanto bulle en él! Pues Dios salvará a Sión, reconstruirá los poblados de Judá: la habitarán y
la poseerán; la heredará la estirpe de sus siervos, en ella vivirán los que aman su nombre.

Se omite el Gloria al Padre..

Ant. El celo de tu casa me devora y me abruman los ultrajes de quienes te insultan.

SALMO 69

Ant. Arrédense cubiertos de ignominia, los que desean mis males. Oh Dios, ven a librarme, Señor,
corre en mi ayuda!

¡Queden confusos y humillados los que intentan acabar conmigo! ¡Retrocedan confundidos los
que desean mi mal! Retírense avergonzados los que dicen: ¡Ja, ja! En ti gocen y se alegren todos
los que te buscan! Digan sin cesar: «Grande es Dios los que ansían tu victoria! Pero yo soy pobre y
desgraciado, ¡oh Dios, ven rápido a mí! Tú eres mi auxilio y libertador, ¡no te retrases, Señor!

Se omite el Gloria al Padre..

Ant. Arrédense cubiertos de ignominia, los que desean mis males.


SALMO 70

Ant. Dios mío, líbrame de las manos del pecador.

A ti me acojo, Señor, ¡nunca quede confundido! ¡Por tu justicia sálvame, líbrame, préstame
atención y sálvame! Sé mi roca de refugio, alcázar donde me salve, pues tú eres mi peña y mi
alcázar. ¡Líbrame, Dios mío, de la mano del impío, de las garras del perverso y el violento! Pues tú
eres mi esperanza, Señor, mi confianza desde joven, Señor. En ti busco apoyo desde el vientre,
eres mi fuerza desde el seno materno. ¡A ti dirijo siempre mi alabanza! Soy el asombro de muchos,
pero tú eres mi refugio seguro. Mi boca rebosa de tu alabanza, de tu elogio todo el día. No me
rechaces ahora que soy viejo, no me abandones cuando decae mi vigor, pues mis enemigos hablan
mal de mí, los que me espían se ponen de acuerdo: «¡Dios lo ha desamparado, perseguidlo,
apresadlo, que no hay quien lo libre!». ¡Oh Dios, no te quedes tan lejos, Dios mío, ven pronto a
socorrerme! Queden confundidos y avergonzados los que atentan contra mi vida; acaben en la
vergüenza y la ignominia los que buscan mi mal. Pero yo esperaré sin cesar, reiteraré tus
alabanzas; mi boca publicará tu justicia, todo el día tu salvación. Publicaré las proezas del Señor,
recordaré tu justicia, tuya sólo. ¡Oh Dios, me has instruido desde joven, y he anunciado hasta hoy
tus maravillas! Ahora, viejo y con canas, ¡no me abandones, Dios mío!, hasta que pueda anunciar
tu brazo a las futuras generaciones, tu poderío y tu justicia, oh Dios, hasta los cielos. Tú que has
hecho grandes cosas, ¡Oh Dios!, ¿quién como tú? Tú que me has hecho pasar por tantos aprietos y
desgracias me devolverás de nuevo la vida, y de las simas de la tierra me sacarás otra vez;
sustentarás mi dignidad, te volverás a consolarme. Y te daré gracias con el arpa, Dios mío, por tu
fidelidad; tañeré para ti la cítara, ¡oh Santo de Israel! Te aclamarán mis labios, mi vida que has
rescatado; y mi lengua todo el día musitará tu justicia: pues se avergüenzan afrentados los que
buscaban mi desgracia..

Se omite el Gloria al Padre..

Ant. Dios mío, líbrame de las manos del pecador.

V. Arrédense cubiertos de ignominia.

R. Los que desean mis males.

Se dice en silencio el Padre Nuestro y se omite la absolución y las bendiciones

Padre nuestro

Lectura del Libro de las Lamentaciones.

Álef. ¡Qué solitaria se encuentra la otrora Ciudad populosa! Como una viuda ha quedado la grande
entre las naciones. La Princesa de las provincias sometida está a tributo. Bet. Llora que llora de
noche, surca el llanto sus mejillas. No hay nadie que la consuele entre todos sus amantes. Todos
sus amigos la han traicionado, ¡se le han convertido en enemigos! Guímel. Judá está desterrada y
postrada, sometida a extrema servidumbre. Mezclada con las naciones, en nada encuentra
sosiego. La alcanzaron sus perseguidores, la pusieron en aprietos. Dálet. Las calzadas de Sión están
de luto, ya nadie viene a las solemnidades. Todas sus puertas desoladas, sus sacerdotes gimiendo,
afligidas sus doncellas, ¡y ella misma en amargura! He. La domina el enemigo, feliz está el
adversario, porque El Señor la ha afligido, pues son muchos sus delitos. Sus niños partieron al
cautiverio delante del enemigo. Jerusalén, Jerusalén, vuélvete a Dios tu Señor.

R. En el monte de los olivos oró al Padre: Padre si es posible, pase de mi este cáliz. * En verdad el
espíritu está pronto, más la carne es débil.

V/. Velad y orar para no caer en tentación. * En verdad el espíritu está pronto, más la carne es
débil.

LECCION 2

La hija de Sión ha quedado privada de todo su esplendor. Sus príncipes son como ciervos que ya
no encuentran pasto, caminando van sin fuerzas, hostigados por la espalda. Jerusalén recuerda sus
días de miseria y vida errante, cuando su pueblo sucumbía ante el enemigo, sin que nadie viniera
en su ayuda. Los enemigos la miraban, burlándose de su ruina. Mucho ha pecado Jerusalén, por
eso ha quedado impura. Todos los que la honraban la desprecian, porque han visto su desnudez; y
ella misma gime vuelta de espaldas. Su inmundicia se pega a su ropa, no pensó ella en este fin. Su
caída ha sorprendido, no hay quien la consuele! «¡Mira, Señor, mi miseria, que el enemigo se
crece!». Jerusalén, Jerusalén, vuélvete a Dios tu Señor.

R. Mi alma está triste hasta la muerte; aguardad aquí y velad conmigo; ahora veréis la turba me
cercará. * Vosotros huiréis y yo iré a inmolarme por vosotros.

V/. He aquí que se aproxima la hora y el Hijo del hombre será entregado en poder por los
pecadores. * Vosotros huiréis y yo iré a inmolarme por vosotros

LECCION 3

Echó mano el enemigo a todos sus tesoros; ha visto ella a los paganos penetrar en su santuario,
aquellos de quienes ordenaste: «¡No entrarán en tu asamblea!» Su pueblo entero gime y anda en
busca de pan; cambian sus tesoros por comida, por ver de recobrar la vida. «Mira, Señor, y
contempla qué envilecida estoy.» Vosotros que pasáis por el camino, mirad, fijaos bien si hay dolor
parecido al dolor que me atormenta, con el que El Señor me castigó el día de su ardiente cólera.
Desde lo alto ha lanzado un fuego que se ha metido en mis huesos. Ante mis pies ha tendido una
red, y me ha hecho retroceder; me ha dejado desolada, todo el día dolorida. Hizo un yugo con mis
culpas, por su mano entrelazadas. Sobre mi cuello su yugo doblega mi vigor. El Señor me ha
dejado a merced de ellos, ¡ya no me puedo tener! Jerusalem, Jerusalem, vuelve al Señor tu Dios.

R. He aquí que lo vimos no teniendo hermosura ni esplendor, nada conserva de su aspecto, llevó
nuestros pecados y por nosotros sufre; más él fue herido por nuestras iniquidades: *Por los golpes
que recibió hemos sidos curados.
V/. En verdad que sobrellevó nuestras flaquezas, y soporto nuestros dolores. *Por los golpes que
recibió hemos sidos curados. R/. He aquí que lo vimos no teniendo hermosura ni esplendor, nada
conserva de su aspecto, llevó nuestros pecados y por nosotros sufre; más él fue herido por
nuestras iniquidades.

NOCTURNO II.

Ant. El Señor libará al pobre de manos del poderoso, y al indigente que no tiene quien le socorra.

SALMO 71 (4)

Confía, oh Dios, tu juicio al rey, al hijo de rey tu justicia: que gobierne rectamente a tu pueblo, a
tus humildes con equidad. Produzcan los montes abundancia, justicia para el pueblo los collados.
Defenderá a los humildes del pueblo, salvará a la gente pobre y aplastará al opresor. Durará tanto
como el sol, como la luna de edad en edad; caerá como lluvia en los retoños, como rocío que
humedece la tierra Florecerá en sus días la justicia, prosperidad hasta que no haya luna; dominará
de mar a mar, desde el Río al confín de la tierra. Ante él se doblará la Bestia, sus enemigos
morderán el polvo; los reyes de Tarsis y las islas traerán consigo tributo. Los reyes de Sabá y de
Seba todos pagarán impuestos; ante él se postrarán los reyes, le servirán todas las naciones. Pues
librará al pobre suplicante, al desdichado y al que nadie ampara; se apiadará del débil y del pobre,
salvará la vida de los pobres. La rescatará de la opresión y la violencia, considerará su sangre
valiosa; (que viva y le den el oro de Sabá). Sin cesar rogarán por él, todo el día lo bendecirán. La
tierra dará trigo abundante, que ondeará en la cima de los montes; sus frutos florecerán como el
Líbano, sus espigas como la hierba del campo. ¡Que su fama sea perpetua, Que dure tanto como el
sol! ¡Que sirva de bendición a las naciones, y todas lo proclamen dichoso! ¡Bendito El Señor, Dios
de Israel, el único que hace maravillas! ¡Bendito su nombre glorioso por siempre, la tierra toda se
llene de su gloria! ¡Amén! ¡Amén

Ant. El Señor libará al pobre de manos del poderoso, y al indigente que no teine quien le socorra.

SALMO 72(5)

Ant. Los pensamientos de los impíos y sus palabras están llenos de malicia; hablan en alta voz de
iniquidades.

¡Qué bueno es Dios para Israel, el Señor para los limpios de corazón! Por poco se extravían mis
pies, casi resbalan mis pasos, celoso como estaba de los perversos, al ver prosperar a los
malvados. No hay congojas para ellos, sano y rollizo está su cuerpo; no comparten las penas de los
hombres, no pasan tribulaciones como los otros. Por eso el orgullo es su collar, la violencia el
vestido que los cubre; su gordura rebosa malicia, de artimañas desborda su corazón. Se sonríen,
hablan con maldad, hablan altivamente de opresión; ponen en el cielo su boca, y su lengua se
pasea por la tierra Por eso mi pueblo va tras ellos: sorben con ansia sus palabras. Dicen: «¿Va a
saberlo Dios? ¿Lo va a saber el Altísimo?». ¡Así son, éstos son los malvados!, tranquilos y
acumulando riqueza. ¿Así que en vano purifiqué mi corazón, lavé mis manos en señal de
inocencia, aguanté golpes todo el día y correcciones cada mañana? Si hubiese dicho: «Hablaré
como ellos», habría traicionado a la raza de tus hijos. Me di entonces a pensar para entenderlo,
pero me resultaba harto difícil. Hasta que entré en el santuario de Dios y acabé entendiendo su
destino: los pones en el resbaladero, los empujas a la ruina. De pronto quedan hechos un horror,
desaparecen consumidos de espanto: como un sueño al despertar, Señor, al levantarte desprecias
su imagen. Cuando mi corazón se avinagraba, cuando se torturaba mi conciencia, estúpido de mí,
no comprendía, sólo era un animal ante ti. Pero yo estoy siempre contigo, me tomas de la mano
derecha, me guías según tus planes, me conduces tras la gloria. ¿A quién tengo yo en el cielo?
Estando contigo no hallo gusto en la tierra. Aunque se consuman mi cuerpo y mi mente, tú eres mi
roca, mi lote, Dios por siempre. Los que se alejan de ti se pierden, aniquilas a los que te son
adúlteros. Pero mi bien es estar junto a Dios, he puesto mi cobijo en el Señor a fin de proclamar
tus obras.

Ant. Los pensamientos de los impíos y sus palabras están llenos de malicia; hablan en alta voz de
iniquidades.

SALMO 73 (6)

Ant. Levántate Señor y defiende mi causa.

¿Por qué nos rechazas, oh Dios, para siempre, y humea tu cólera contra el rebaño que apacientas?
Piensa en la comunidad que antaño adquiriste, la que tú rescataste, tribu de tu propiedad, y del
monte Sión, donde pusiste tu morada. Guía tus pasos a estas ruinas perpetuas: al santuario
devastado por el enemigo. Rugían tus adversarios en tu asamblea, colocaban como señal sus
enseñas; destrozaban como quien va penetrando con hachas en la espesura del bosque.
Cercenaron todas juntas sus jambas, con hacha y martillo desgajaban. Prendieron fuego a tu
santuario, profanaron por tierra tu gloriosa mansión. Decían para sí: «Destruyamos a todos,
quememos las asambleas de Dios en el país». No vemos nuestras enseñas, ya no tenemos
profetas, nadie que sepa hasta cuándo. ¿Hasta cuándo, Dios, provocará el adversario, ultrajará tu
nombre por siempre el enemigo? ¿Por qué retienes tu mano y en tu seno escondes tu diestra? Tú
eres, oh Dios, mi rey desde el principio, autor de hazañas en medio de la tierra. Tú hendiste el Mar
con tu poder, quebraste las cabezas de monstruos marinos, machacaste las cabezas de Leviatán y
las echaste como pasto a las fieras. Tú abriste manantiales y torrentes, secaste ríos inagotables.
Tuyo es el día, tuya la noche, tú la luna y el sol estableciste; tú trazaste las fronteras de la tierra, el
verano y el invierno tú formaste. Recuérda, Señor, que el enemigo te ultraja, que un pueblo necio
desprecia tu nombre. No des al depredador la vida de tu tórtola, la vida de tus pobres no olvides
jamás. Piensa en la alianza, que están repletos los rincones del país de focos de violencia. ¡Que no
acabe defraudado el oprimido, que pobre y humilde puedan alabarte! ¡Levántate, oh Dios, a
defender tu causa, acuérdate del necio que te ultraja a diario! ¡No olvides el griterío de tus
adversarios, el creciente clamor de tus agresores!

Ant. Levántate Señor y defiende mi causa.

V. Dios mío, líbrame de la mano de los pecadores.


R. Y del poder del transgresor de la ley y del inicuo.

Se dice en silencio el Padre Nuestro y se omite la absolución y las bendiciones

Padre nuestro

LECCION 4

Del tratado de san Agustín sobre los salmos.

Escucha, oh Dios, mi oración, y no te cierres a mi súplica; hazme caso y escúchame. Palabras son
éstas de quien está preocupado y afanoso en medio del sufrimiento. Su oración está preñada de
dolor, anhelando ser librado del mal; nos falta saber en qué mal se encuentra; y cuando empiece a
decirlo, reconozcámonos también nosotros ahí, y así, participando de su tribulación, nos unamos
en la oración. Estoy trastornado en mi ansiedad y sumido en la turbación. ¿Por qué trastornado,
por qué turbado? Por mi ansiedad, dice. Va a referirse a los hombres malvados que soporta, y
llama ansiedad a los sufrimientos de esos hombres. No penséis que no tiene sentido la presencia
de los malos en este mundo, y que Dios no se sirve de ellos para ningún bien. Todo hombre
malvado, o vive para que se corrija, o vive para que el bueno sea probado por medio de él.

R. Mi amigo me vendió con un beso por señal; Aque a quien yo bese ese es; prendedle. Esta inicua
seña dio el que, por medio de un beso, cometió homicidio. * El infeliz arrojo precio de la sangre y
al fin se ahorcó.

V/. Bien le hubiera estado a aquel hombre no haber nacido. * El infeliz arrojo precio de la sangre y
al fin se ahorcó.

LECCION 5

Ojalá que los que ahora nos están probando, se conviertan, y a nosotros nos prueben; ahora bien,
mientras a nosotros nos están probando, no se nos ocurra odiarlos; porque no sabemos quién de
ellos va a perseverar en su maldad hasta el final. y con frecuencia, cuando te parece que has
odiado a un enemigo, no caes en la cuenta de que a quien odias es a un hermano. Las santas
Escrituras nos dicen que el diablo y sus ángeles están destinados al fuego eterno. Sólo de ellos hay
que perder la esperanza de corrección; contra ellos sostenemos una lucha secreta, y para esa
lucha nos proporciona las armas el Apóstol, cuando dice: Nuestra lucha no es contra la carne y la
sangre, es decir, contra los hombres que estáis viendo, sino contra los príncipes, los apoderados, y
los dirigentes de este mundo de tinieblas. Y para que no creyéramos que al decir él mundo, quizá
entendiéramos que los demonios son los que gobiernan el cielo y la tierra, dijo este mundo de
tinieblas. Por mundo dio a entender el de los amantes del mundo; por mundo quiso decir el de los
impíos y malvados; por mundo quiso decir aquél del que dice el Evangelio: Y el mundo no lo
conoció.

R. Judas, el mercader malvado, con un óculo se dirigió al Señor: Este, como cordero, inocente, no
rehusó el beso de Judas, * Por una cantidad de dinero entregó a Cristo a los Judíos.
V/. Mejor le fuera no haber nacido. * Por una cantidad de dinero entregó a Cristo a los Judíos.

LECCION 6

Porque he visto la injusticia y la contradicción en la ciudad. Fíjate, al menos, en la gloria de su cruz.


Aquella cruz, tan denostada por sus enemigos, ya está grabada en la frente de los reyes. Los
efectos han probado su poder; no dominó el mundo con la espada, sino con la cruz. El leño de la
cruz les pareció a sus enemigos digno de desprecios. De pie ante la cruz, meneaban la cabeza y
decían: Si es Hijo de Dios que baje de la cruz. Jesús extendía sus brazos hacia un pueblo incrédulo y
que le contradecía. Porque si es justo el que vive de la fe, el que no tiene fe es un inicuo. Lo que
aquí llama iniquidad, yo lo entiendo como perfidia. Veía, pues, el Señor en la ciudad la perfidia y la
contradicción, y extendía sus manos hacia un pueblo incrédulo y recalcitrante; y no obstante, sin
perder la esperanza en ellos, decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.

R. Uno de mis discípulos me entregará hoy. ¡Ay de aquel por quien yo seré entregado! * Mejor le
hubiera sido no haber nacido.

V/. El que mete conmigo la mano en el plato, éste eme ha de entregar en manos de los pecadores.
* Mejor le hubiera sido no haber nacido. R. Uno de mis discípulos me entregará hoy. ¡Ay de aquel
por quien yo seré entregado!

NOCTURNA III

Ant. Dije a los malvados: No habléis inícuamente en contra de Dios.

Te damos gracias, oh Dios, te damos gracias, invocando tu nombre, pregonando tus maravillas.
«En el momento en que decida, yo mismo juzgaré con rectitud. Aunque tiemblen la tierra y sus
habitantes, yo establecí firmemente sus columnas. Digo a los arrogantes: ¡Fuera arrogancias!, y a
los malvados: ¡No alcéis la frente, no alcéis tan alto vuestra frente, no habléis estirando insolentes
el cuello!». Pues ya no es por oriente ni occidente, ya no es por el desierto de los montes, por
donde Dios, como juez, a uno abate y a otro exalta; pues El Señor empuña una copa, un vaso con
vino drogado: lo escanciará, lo sorberán hasta las heces, lo beberán los malvados de la tierra. Y yo
lo anunciaré por siempre, cantaré para el Dios de Jacob: quebrará la frente del malvado, mas la
frente del honrado se alzará.

Ant. Dije a los malvados: No habléis inícuamente en contra de Dios.

SALMO 75 (8)

Ant. La tierra tembló y enmudeciño cuando se levantó Dios a juicio. Dios es conocido en Judá,
grande es su fama en Israel; su tienda está en Salem, su morada en Sión. Allí quebró las ráfagas del
arco, el escudo, la espada y la guerra. Fulgurante eres tú, magnífico en medio de montones de
botín. Los valientes han sido despojados, durmiendo están su sueño; les fallaron los brazos a los
guerreros. A tu amenaza, oh Dios de Jacob, se pasmaron carro y caballo. Tú eres terrible, ¿quién
puede resistir ante ti, bajo el golpe de tu ira? Desde el cielo pronuncias la sentencia, la tierra se
amedrenta y enmudece cuando Dios se levanta a juzgar, a salvar a los humildes de la tierra. La
cólera humana te reconocerá, te rodearán los que escapen a la Cólera. Haced votos al Señor,
vuestro Dios, y cumplidlos, los que lo rodean traigan presentes al Terrible: el que corta el aliento a
los príncipes, a quien temen los reyes de la tierra.

Ant. La tierra tembló y enmudeciño cuando se levantó Dios a juicio.

SALMO 76 (9)

Ant. En el día de mi tribulación, busqué a Dios, levantando a él mis manos.

Mi voz clama a Dios, mi voz al Dios que me escucha. El día de la angustia busco al Señor, tiendo
por la noche mi mano sin descanso, mi ser se resiste a dejarse consolar. Me acuerdo de Dios entre
gemidos, medito, y mi espíritu desmaya. Retienes los párpados de mis ojos, turbado estoy, sin
poder hablar. Pienso en los días de antaño, los años remotos recuerdo; por la noche musito en mi
interior, medito y se pregunta mi espíritu: ¿Nos desechará para siempre el Señor, dejará de sernos
propicio? ¿Se ha agotado para siempre su amor? ¿Se quedarán sin su Palabra en el futuro? ¿Habrá
olvidado Dios su clemencia, o habrá sellado con ira sus entrañas? Y me respondo: «Ésta es mi
pena, ha cambiado la diestra del Altísimo». Me acuerdo de las gestas del Señor, sí, recuerdo tus
antiguas hazañas, medito en toda tu obra, pienso en tus maravillas. ¡Oh Dios, qué santo tu
proceder! ¿Qué dios es tan grande como Dios? Tú eres el Dios que obras maravillas, que mostraste
tu poder entre los pueblos; rescataste con tu brazo a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José. Te
vieron, oh Dios, las aguas, las aguas te vieron y temblaron, también los abismos se agitaron. Las
nubes derramaban sus aguas, descargaban su trueno los nublados, tus rayos iban y venían.
Rodaba el estruendo de tu trueno, tus relámpagos alumbraban el orbe, se agitaba y temblaba la
tierra. Tu camino discurría por el mar, por aguas caudalosas tu sendero, y nadie descubría tus
huellas. Como un rebaño guiabas a tu pueblo de mano de Moisés y de Aarón

Ant. En el día de mi tribulación, busqué a Dios, levantando a él mis manos.

V. Levánte, Señor.

R. Y juzga mi causa.

Se dice en silencio el Padre nuestro y se omite la absolución y las bendiciones.

Padrenuestro

De la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios.

Al dar estas disposiciones, no os alabo, porque vuestras reuniones son más para mal que para
bien. Pues, ante todo, oigo que, al reuniros en la asamblea, hay entre vosotros divisiones, y lo creo
en parte. Desde luego, tiene que haber entre vosotros disensiones, para que se ponga de
manifiesto quiénes son los auténticos entre vosotros. Cuando os reunís, pues, en común, eso no es
comer la cena del Señor; porque cada uno come primero su propia cena, y mientras uno pasa
hambre, otro se embriaga. ¿No tenéis casas para comer y beber? ¿O es que despreciáis a la iglesia
de Dios y avergonzáis a los que no tienen? ¿Qué voy a deciros? ¿Alabaros? ¡En eso no os alabo!

R. Era como cordero inocente, he sido llevado al sacrificio como sin saberlo; mis enemigos
resolvieron contra mí, diciendo: *Venid, metamos leño en su pan y borrémosle de la tierra de los
vivientes.

V/. Todos mis enemigos tramaban males contra mí; elevaron contra mí una palabra inicua,
dicendo: *Venid, metamos leño en su pan y borrémosle de la tierra de los vivientes.

LECCION 8

1 Corintios 11,23-26

Porque yo recibí del Señor lo que os transmití: que el Señor Jesús, la noche en que era entregado,
tomó pan, dando gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se entrega por vosotros; haced
esto en memoria mía.» Asimismo tomó el cáliz después de cenar, diciendo: «Esta copa es la nueva
Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en memoria mía.» Pues cada vez que
comáis este pan y bebáis de este cáliz, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga.

R. ¿No pudisteis velar una hora conmigo, vosotros que os exhortabáis a morir por mí? *¿Acaso no
véis a Judas cómo no duerme, sino que se apresura a entregarme a los judíos?

V/. ¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para que no sucumbáis en la tentación. *¿Acaso no véis a
Judas…

LECCION 9

1 Corintios 11,27-34

Por tanto, quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la
sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba del cáliz. Pues quien come
y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condena. Por eso hay entre vosotros muchos
enfermos y muchos achacosos, y mueren no pocos. Si nos juzgásemos a nosotros mismos, no
seríamos castigados. Mas, al ser castigados, somos corregidos por el Señor, para que no seamos
condenados con el mundo. Así pues, hermanos míos, cuando os reunáis para la cena, esperaos
unos a otros. Si alguno tiene hambre, que coma en su casa, a fin de que no os reunáis para castigo
vuestro. Lo demás lo dispondré cuando vaya.

R. Los ancianos del pueblo tuvieron consejo, *Para prender con engaño a Jesús y darle muerto;
con espadas y palos salieron cual si fuesen contra un ladrón.

V/. Los pontífices y fariseos reunieron consejo. *Para prender con engaño a Jesus y darle muerto;
con espadas y palos salieron cual si fuesen contra un ladrón.

R. Los ancianos del pueblo tuvieron consejo.


LAUDES

Y se sigue directamente con Laudes, diciendo la primera antífona

Ant. Para que se hallen justas vuestras sentencias, Señor, y salgáis vencedor cuando se os juzgue.

Piedad de mí, oh Dios, por tu bondad, por tu inmensa ternura borra mi delito, lávame a fondo de
mi culpa, purifícame de mi pecado. Pues yo reconozco mi delito, mi pecado está siempre ante mí;
contra ti, contra ti solo pequé, lo malo a tus ojos cometí. Porque seas justo cuando hablas e
irreprochable cuando juzgas. Mira que nací culpable, pecador me concibió mi madre. Y tú amas la
verdad en lo íntimo del ser, en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con hisopo hasta quedar
limpio, lávame hasta blanquear más que la nieve. Devuélveme el son del gozo y la alegría, se
alegren los huesos que tú machacaste. Aparta tu vista de mis yerros y borra todas mis culpas. Crea
en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme; no me rechaces lejos de
tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu. Devuélveme el gozo de tu salvación, afiánzame con
espíritu generoso; enseñaré a los rebeldes tus caminos y los pecadores volverán a ti. Líbrame de la
sangre, oh Dios, Dios salvador mío, y aclamará mi lengua tu justicia; abre, Señor, mis labios, y
publicará mi boca tu alabanza. Pues no te complaces en sacrificios, si ofrezco un holocausto, no lo
aceptas. Dios quiere el sacrificio de un espíritu contrito, un corazón contrito y humillado, oh Dios,
no lo desprecias. ¡Sé benévolo y favorece a Sión, reconstruye los muros de Jerusalén! Entonces te
agradarán los sacrificios legítimos -holocausto y oblación entera- entonces se ofrecerán novillos en
tu altar.

Ant. Para que se hallen justas vuestras sentencias, Señor, y salgáis vencedor cuando se os juzgue.

SALMO 89 (2)

Ant. El Señor fue llevado como oveja al sacrificio, y no abrió su boca.

Señor, tú has sido para nosotros un refugio de edad en edad. Antes de ser engendrados los
montes, antes de que naciesen tierra y orbe, desde siempre hasta siempre tú eres Dios. Tú
devuelves al polvo a los hombres, diciendo: «Volved, hijos de Adán». Pues mil años a tus ojos son
un ayer que pasó, una vigilia en la noche. Tú los sumerges en un sueño, a la mañana son hierba
que brota: brota y florece por la mañana, por la tarde está mustia y seca. Pues tu cólera nos ha
consumido, nos ha anonadado tu furor. Has puesto nuestras culpas ante ti, nuestros secretos a la
luz de tu rostro. Bajo tu cólera declinan nuestros días, como un suspiro gastamos nuestros años.
Vivimos setenta años, ochenta con buena salud, mas son casi todos fatiga y vanidad, pasan presto
y nosotros volamos. ¿Quién entiende el golpe de tu ira?, ¿quién percibe la fuerza de tu cólera?
¡Enséñanos a contar nuestros días, para que entre la sensatez en nuestra cabeza! ¡Vuelve, Señor!
¿Hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos. Sácianos de tu amor por la mañana, y gozaremos y
cantaremos de por vida. Alégranos por los días que nos humillaste, por los años en que conocimos
la desdicha. ¡Que tus siervos vean tu acción, y tus hijos tu esplendor! ¡La benevolencia del Señor
sea con nosotros! ¡Consolida tú la acción de nuestras manos!.

Ant. El Señor fue llevado como oveja al sacrificio, y no abrió su boca.

SALMO 35 (3)

Ant. Mi corazón se despedaza en medio de mi pecho, desencajados tengo todos mis huesos.

El pecado es un oráculo para el impío que le habla en el fondo de su corazón; no tiene temor de
Dios ni aun estando en su presencia. Se halaga tanto a sí mismo que no descubre y detesta su
culpa; sólo dice maldades y engaños, renunció a ser sensato, a hacer el bien. Maquina maldades
en su lecho, se obstina en el camino equivocado, incapaz de rechazar el mal. Tu amor, Señor, llega
al cielo, tu fidelidad alcanza las nubes; tu justicia, como las altas montañas, tus sentencias,
profundas como el océano. Tú proteges a hombres y animales, ¡qué admirable es tu amor, oh
Dios! Por eso los seres humanos se cobijan a la sombra de tus alas; se sacian con las provisiones de
tu casa, en el torrente de tus delicias los abrevas; pues en ti está la fuente de la vida, y en tu luz
vemos la luz. No dejes de amar a los que te conocen, de ser fiel con los hombres sinceros. ¡Que el
pie del orgulloso no me pise, ni me avente la mano del impío! Ved cómo caen los malhechores,
abatidos, no pueden levantarse.

Ant. Mi corazón se despedaza en medio de mi pecho, desencajados tengo todos mis huesos.

CANTICO DE MOISES Exodo 15;1-22

Ant. Nos habéis esforzado, Señor, con vuestra virtud y mediante el banquete que nos habéis
preparado.

«Canto al Señor, esplendorosa es su gloria, caballo y jinete arrojó en el mar. Mi fortaleza y mi


canción es Yah. Él es mi salvación. Él es mi Dios: yo lo alabaré, el Dios de mi padre, yo lo exaltaré.
¡El Señor es un guerrero, El Señor es su nombre! Los carros del faraón y sus soldados precipitó en
el mar. La flor de sus guerreros tragó el mar de Suf; los abismos los cubrieron, descendieron hasta
el fondo como piedra. Tu diestra, Señor, impresionante por su esplendor; tu diestra, Señor, aplasta
al enemigo. Tu inmensa grandeza derriba al adversario. Arde tu furor y los devora como paja. Al
soplo de tu ira se aglomeraron las aguas, se irguieron las olas como un dique, los abismos se
helaron en el fondo del mar. Dijo el enemigo: «Perseguiré, alcanzaré, repartiré el botín, saciaré mi
sed en ellos, desenvainaré mi espada, los aniquilará mi mano.» Pero soplaste con tu aliento, los
cubrió el mar; se hundieron como plomo en las aguas impetuosas. ¿Quién como tú, Señor, entre
los dioses? ¿Quién como tú, glorioso en santidad, terrible en prodigios, autor de maravillas?
Extendiste tu diestra, los tragó la tierra. Guiaste con bondad al pueblo que rescataste, los
condujiste con poder a tu santa morada. Lo oyeron los pueblos y se turbaron, produjo escalofríos
en los habitantes de Filiste Los príncipes de Edom se estremecieron, se angustiaron los jefes de
Moab y todas las gentes de Canaán temblaron. Pavor y espanto cayeron sobre ellos. Bajo la fuerza
de tus brazos enmudecieron como piedras, hasta que pasó tu pueblo, Señor, hasta que pasó el
pueblo que adquiriste. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad, lugar que preparaste
para tu morada, Señor, santuario, Señor, que fundaron tus manos. ¡El Señor reinará por siempre
jamás!» Cuando los caballos del faraón, con sus carros y sus jinetes, entraron en el mar, El Señor
hizo que las aguas del mar volvieran sobre ellos; en cambio, los israelitas pasaron en seco por
medio del mar.

Ant. Nos habéis esforzado, Señor, con vuestra virtud y mediante el banquete que nos habéis
preparado.

SALMO 146 (5)

Ant. Fue ofrecido porque él mismo lo quiso, y llevó sobre sí nuestros pecados. ¡Alaba, alma mía, al
Señor! Al Señor, mientras viva, alabaré, mientras exista tañeré para mi Dios. No pongáis la
confianza en los nobles, en un ser humano, incapaz de salvar; exhala su aliento, retorna a su barro,
ese mismo día se acaban sus planes. Feliz quien se apoya en el Dios de Jacob, quien tiene su
esperanza en El Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay en ellos; que
guarda por siempre su lealtad, que hace justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos. El
Señor libera a los condenados. El Señor abre los ojos a los ciegos, El Señor endereza a los
encorvados, El Señor protege al forastero, sostiene al huérfano y a la viuda. El Señor ama a los
honrados, y tuerce el camino del malvado. El Señor reina para siempre, tu Dios, Sión, de edad en
edad.

Ant. Fue ofrecido porque él mismo lo quiso, y llevó sobre sí nuestros pecados.

V. El hombre con quien vivía en paz y en quien confíe.

R. Y que comía de mi pan extremó contra mí el engaño.

CANTICO BENEDICTUS

Ant. El traidor les dio esta señan diciendo: Aquel a quien yo besare, ese es, prendedle.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una
fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca
de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos
los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa
alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos
nuestros días. Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a
preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los
que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Ant. El traidor les dio esta señan diciendo: Aquel a quien yo besare, ese es, prendedle
De rodillas

Cristo por nosotros se hizo obediente hasta las muerte.

Padrenuestro

Mira, Señor, te pedimos, a tu familia por la que nuestro Señor Jesucristo no vaciló en entregarse
en manos de los pecadores y padres el tormento de la cruz.

Se concluye en silencio, sin añadir nada más.

SOLEMNE FUNCIÓN LITÚRGICA DEL VIERNES SANTO

El altar estará del todo desnudo: sin cruz, sin candelabros, sin manteles. Si no hay sacerdotes o
diáconos que puedan oficiar esta función, la hará sólo el Celebrante con cuatro clérigos o
acólitos. El celebrante y Diácono se revestirán con amito, alba, cíngulo y estola negra. Asimismo
el Subdiácono, pero sin estola. Dispuestas todas las cosas, van al alatar como en procesión en
absoluto silencio.

PRIMERA PARTE.- LAS LECCIONES

Llegados al altar, hacen todos reverencia, y el celebrante, Diácono y Subdiácono se postran en


tierra. Los demás estarán de rodillas y profundamente inclinados. Oran todos en silencio, por
algún espacio de tiempo. A una señal dada, los que estaban postrados se incorporan,

ORACION. ¡Oh Dios!, que con la Pasión de tu Cristo, Señor nuestro, has abolido la herencia de
muerte del viejo pecado, en la cual incurrió toda la posteridad del humano linaje, haz que, hechos
conformes a él, así como por necesidad llevamos la imagen de la terrena naturaleza, así, por la
santificación de la gracia, llevemos la imagen celeste. Por Jesucristo, nuestro Señor. R/. Amen.

1º LECTURA Os 6,1-6

Para nuestra salvación se necesita algo más que un simple movimiento de retorno a Dios,
superficial y sin duración. Y esto es lo único que pueden ofrecer los hombres por si solos.

Esto dice el Señor: en medio de sus tribulaciones se levantarán con presteza para convertirse a mí:
«Venid, volvamos al Señor pues él ha desgarrado, pero nos curará, él ha herido, pero nos vendará.
Dentro de dos días nos dará la vida, al tercer día nos hará resurgir y viviremos en su presencia.
Conozcamos, corramos tras el conocimiento del Señor: su salida es cierta como la aurora; vendrá a
nosotros como la lluvia temprana, como la lluvia tardía que riega la tierra.» ¿Qué voy a hacer
contigo, Efraín? ¿Qué voy a hacer contigo, Judá? ¡Vuestro amor es como nube mañanera, como
rocío matinal, que pasa! Por eso los he hecho trizas por medio de los profetas, los he castigado
con las palabras de mi boca, y mi juicio surgirá como la luz. Porque yo quiero amor, no sacrificio,
conocimiento de Dios, más que holocaustos.

No se responde: Deo Gratias.

RESPONSORIO Hab. 3.1-3

Horror de los pecadores ante la presencia de Dios que viene a condenarles.

Oí, Señor, tu anuncio, y temí; contemple tus obras y quede pasmado. V/. En medio de dos
animales te harás conocer; mientras se aproximan los años por ti prescritos, tú te harás conocer;
cuando llegue este tiempo, te mostraras. V/. Al verse conturbada mi alma, en tu ira te recordaras
de la misericordia. V/. Vendrá Dios del Líbano y el santo del monte Farám. V/. Cubrió los cielos su
majestad, y la tierra está llena de su alabanza.

Terminado el Responsorio, se levantan todos, y el celebrante, de pie, delante del asiento, dice:

ORACION

Oremos. Doblemos las rodillas. Levantaos.

Oh Dios!, de quien Judas recibió la pena de su pecado y el ladrón el premio de su confesión:


haznos sentir el efecto de tu misericordia, para que, así como Jesucristo nuestro Señor, en su
pasión día a entrambos su merecido, así también, destruido en nosotros el error del hombre viejo,
nos conceda la gracia de resucitar gloriosamente con el: Que contigo vive y reina.

R/. Amen.

Terminada esta oración, el subdiácono canta la lección siguiente en tono de epístola.

2º LECTURA Ex 12. 1-11

He ahí la institución de la Pascua antigua. Todos los años en esta fecha, para celebrar su salida de
Egipto y el fin de su esclavitud, inmolaban y comían los israelitas “el cordero del paso” en recuerdo
de aquel otro por cuya sangre se habían salvado sus padres, al pasar el Ángel castigando a los
egipcios.

En aquellos días: el Señor dijo a Moisés y a Aarón en el país de Egipto: «Este mes será para
vosotros el primero de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la
comunidad de Israel: El día diez de este mes cada uno tomará una res por familia, una res por
casa. Si la familia es demasiado pequeña para comer la res, que la comparta con el vecino más
próximo, teniendo en cuenta el número de personas y la ración que cada cual pueda comer. 5 Será
una res sin defecto, macho, de un año. La escogeréis entre los corderos o los cabritos. La
guardaréis hasta el día catorce de este mes; y, congregada toda la comunidad de Israel, la
inmolará al atardecer. Tomaréis luego la sangre y untaréis las dos jambas y el dintel de las casas
donde la comáis. Esa noche comeréis la carne. La comeréis asada al fuego, con ázimos y con
hierbas amargas. 9 No comeréis de ella nada crudo ni cocido, sino asado al fuego con su cabeza,
patas y vísceras. No dejaréis nada hasta la mañana; pero si sobra algo, al amanecer lo quemaréis.
La comeréis así: con la cintura ceñida, los pies calzados y el bastón en la mano; y la comeréis de
prisa. Es la Pascua del Señor.

RESPONSORIO Sal 139, 2-10.14

Súplica de Cristo ante las amenazas de los que buscan su muerte.

Líbrame, Señor del hombre malvado; líbrame del hombre perverso.


V/.De los que maquinan iniquidades en su corazón y todo el día están armando contiendas.
Aguzan sus lenguas como serpientes, venenos de áspides tiene debajo de sus labios.
Defiéndeme, Señor, de las manos del pecador, y líbrame de los hombres perversos.

V/.Éstos intentan dar conmigo en tierra. Un lazo oculto me ponen los soberbios.
V. Y extienden sus redes como lazo para mis pies, ponen tropiezos junto al camino.
V/.Mas yo digo al Señor: Tu eres mi dios>; escucha, Señor, la voz de mi suplica.
V/.¡Señor! ¡ Señor de mi salvación!, protege mi cabeza en el día del combate.
V/.No me entregues, Señor, al deseo de los malvados, no me abandones no sea que triunfen.
V/.Que los que me asedian no levanten la cabeza contra mí; que los envuelva el mal proferido por
sus labios.
V/.Pero los justos ensalzaran tu nombre y los hombres rectos habitaran en tu presencia

LECTURA DE LA PASIÓN Jn 18, 1-40; 19, 1-42.

Se procede inmediatamente al canto o lectura de la Pasión del Señor. Acompañan al canto o


lector, dos acólitos sin luces y sin incienso. Puestos los ministros profundamente inclinados
delante del celebrante, este les dice con voz clara: Dominus sit in cordibus vestris et in labiis
vestris. Los ministros poniéndose rectos, contestan: Amén. Y hecha otra reverencia al altar, van a
cantar la Pasión al lado del Evangelio. Si es el mismo Celebrante quién lee o canta la Pasión,
inclinándose profundamente en medio del presbiterio dice: Dominus sin in corde meo et in labiis
meis. Amén. Sin Dominus vobiscum y sin signarse, se comienza diciendo:

PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN.

C. En aquel tiempo Jesús salió con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un
huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús
se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de
los sumos sacerdotes y de los fariseos entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo
todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo: + -¿A quién buscáis? C. Le contestaron: S. -A
Jesús el Nazareno. C. Les dijo Jesús: + -Yo soy. C. Estaba también con ellos Judas el traidor. Al
decirles «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez: + -¿A quién buscáis? C.
Ellos dijeron: S. -A Jesús el Nazareno. C. Jesús contestó: + -Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a
mí, dejad marchar a éstos. C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los
que me diste.» Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo
sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
+ -Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber? C. La patrulla,
el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás,
porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año, el que había dado a los judíos este
consejo:«Conviene que muera un solo hombre por el pueblo.» Simón Pedro y otro discípulo
seguían a Jesús. Ese discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del
sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera, a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del
sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro: S. -¿No
eres tú también de los discípulos de ese hombre? C. El dijo:

S. -No lo soy. C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se
calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a
Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contestó: + -Yo he hablado abiertamente al
mundo: yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los
judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han
oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo. C. Apenas dijo esto, uno de los
guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo: S. -¿Así contestas al sumo
sacerdote? C. Jesús respondió: + -Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he
hablado como se debe, ¿por qué me pegas? C. Entonces Anás lo envió a Caifás, sumo sacerdote.
Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron: S. -¿No eres tú también de sus discípulos?
C. Ello negó diciendo: S. -No lo soy. C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a
quien Pedro le cortó la oreja, le dijo: S. -¿No te he visto yo con él en el huerto? C. Pedro volvió a
negar, y en seguida cantó un gallo. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al Pretorio. Era el amanecer y
ellos no entraron en el Pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió
Pilato afuera, adonde estaban ellos y dijo: S. -¿Qué acusación presentáis contra este hombre? C.
Le contestaron: S. -Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos. C. Pilato les dijo: S. -
Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley. C. Los judíos le dijeron: S. -No estamos
autorizados para dar muerte a nadie. C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de
qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el Pretorio, llamó a Jesús y le dijo: S. -¿Eres tú el
rey de los judíos? C. Jesús le contestó: + -¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí? C.
Pilato replicó: S. -¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí;
¿qué has hecho? C. Jesús le contestó: + -Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este
mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es
de aquí. C. Pilato le dijo: S. -Conque, ¿tú eres rey? C. Jesús le contestó: + -Tú lo dices: Soy rey. Yo
para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es
de la verdad, escucha mi voz. C. Pilato le dijo: S. -Y, ¿qué es la verdad? C. Dicho esto, salió otra vez
adonde estaban los judíos y les dijo: S. -Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre
vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos? C.
Volvieron a gritar: S. -A ése no, a Barrabás. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los
soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un
manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían: S. -¡Salve, rey de los judíos! C. Y le daban
bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo: S. -Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que
no encuentro en él ninguna culpa. C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto
color púrpura. Pilato les dijo: S. -Aquí lo tenéis. C. Cuando lo vieron los sacerdotes y los guardias
gritaron: S. -¡Crucifícalo, crucifícalo! C. Pilato les dijo: S.-Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque
yo no encuentro culpa en él. C. Los judíos le contestaron: S. -Nosotros tenemos una ley, y según
esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios. C. Cuando Pilato oyó estas palabras,
se asustó aún más y, entrando otra vez en el Pretorio, dijo a Jesús: S. -¿De dónde eres tú? C. Pero
Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo: S. -¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad
para soltarte y autoridad para crucificarte? C. Jesús le contestó: + -No tendrías ninguna autoridad
sobre mí si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado
mayor. C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: S. -Si sueltas a
ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César. C. Pilato entonces, al
oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal en el sitio que llaman «El Enlosado»
(en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los
judíos: S. -Aquí tenéis a vuestro Rey. C. Ellos gritaron: S. -¡Fuera, fuera; crucifícalo! C. Pilato les
dijo: S. -¿A vuestro rey voy a crucificar? C. Contestaron los sumos sacerdotes: S. -No tenemos más
rey que al César. C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y él,
cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota),
donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio Jesús. Y Pilato escribió un
letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: JESUS EL NAZARENO, EL REY DE LOS
JUDIOS. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús
y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a
Pilato: S. -No escribas «El rey de los judíos», sino «Este ha dicho: Soy rey de los judíos. C. Pilato les
contestó:

S. -Lo escrito, escrito está. C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo
cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda
de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: S. -No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a
quién le toca. C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi
túnica.» Esto hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su
madre María la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que
tanto quería, dijo a su madre: + -Mujer, ahí tienes a tu hijo. C. Luego dijo al discípulo: + -Ahí tienes
a tu madre. C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después de esto, sabiendo
Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: + -Tengo sed. C.
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de
hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre dijo: + -Está cumplido. C. E,
inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

Arrodillados. Pausa en silencio.


Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la
cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las
piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro
que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron
las piernas, sino que uno de los soldados con la lanza le traspasó el costado y al punto salió sangre
y agua. El que lo vio da testimonio y su testimonio es verdadero y él sabe que dice verdad, para
que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un
hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.» Después de esto, José de
Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara
llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también
Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y
áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a
enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un
sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la
Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

No se contesta nada.

SEGUNDA PARTE: ORACIONES SOLEMNES

Terminado el canto de la Pasión, el celebrante y los ministros toman los ornamentos negros.
Mientras tanto, dos acólitos extienden un solo mantel sobre el altar, colocando el misal en medio
del mismo. Entonces el celebrante va al altar con los Ministros, y besándole en medio, de pie y
teniendo delante el libro, empieza las oraciones, acompañándole, a uno y otro lado, los ministros.
Primero se enuncia la intención de la oración. Al decirse flectamus genua todos se ponen de
rodillas durante unos momentos y a la palabra Levate se ponen todos en pie. Terminada la
oración, todos responden: Amen.

Estas oraciones solemnes eran de uso corriente en otro tiempo. En la liturgia romana solo
subsisten el viernes Santo, en que adquieren una grandeza excepcional por la proclamación de la
universalidad de la redención. Ellas constituyen verdaderamente la “oración de los fieles”

Por la Santa Iglesia

OREMOS, carísimos hermanos míos, por la santa iglesia de Dios, para que Dios nuestro Señor se
digne darle la paz, unirla, y guardarla por todo el orbe de la tierra, sujetando a ella los principados
y potestades y nos conceda vida quieta y tranquila, para glorificar a Dios Padre Omnipotente.

Oremos. Doblemos las rodillas. Levantaos.

DIOS todopoderoso y eterno, que por Jesucristo has revelado tu gloria a todas las naciones,
conserva las obras de tu misericordia, para que tu Iglesia, difundida por todo el mundo, persevere
con firme fe en la confesión de tu nombre. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo. R/. Amen.
Por el Sumo Pontífice

OREMOS también por nuestro santísimo Padre el Papa N, para que Dios nuestro Señor, que le
eligió en el orden episcopal, le conserve incólume a su santa Iglesias, para gobernar al santo
pueblo de Dios.

Oremos. V/.Doblemos las rodillas. RV. Levantaos.

OMNIPOTENTE y sempiterno Dios, por cuyo arbitrio subsiste todo; acoge benigno nuestras preces,
y conserva por tu bondad al obispo que para nosotros elegiste, para que el pueblo cristiano al que,
bajo un tan gran pontifica, diriges con tu autoridad, aumente en el mérito de su fe. Por nuestro
Señor… RV/.Amen.

Por todos los grados del clero y los fieles de toda condición

OREMOS también por todos los obispos, presbíteros, diáconos, subdiáconos, acólitos, exorcistas,
lectores, ostiarios, confesores, vírgenes, viudas y por todo el pueblo santo de Dios.

Oremos. V/.Doblemos las rodillas. RV.Levantaos.

DIOS todopoderoso y eterno, cuyo espíritu santifica y gobierna a todo el cuerpo de la Iglesia, oye
nuestras suplicas por los cristianos de toda condición, para que, con la asistencia de tu gracia, en
todos los estados por todos seas servido con fidelidad. Por nuestro Señor Jesucristo. RV/.Amen.

Por los jefes de Estado

OREMOS también por todos los gobernantes y por sus ministerios y potestades; parra que nuestro
Dios y Señor dirija sus mentes y corazones, según su voluntad para nuestra perpetua paz .

Oremos. V/.Doblemos las rodillas. RV. Levantaos.

OMNIPOTENTE y sempiterno dios, en cuya mano están todos los poderes y todos los derechos de
los pueblos, mira sobre los que con potestad nos rigen, para que por toda la tierra, protegiéndolos
tu diestra, se sostenga sin cesar la integridad religiosa y la seguridad patria. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo. RV/.Amen.

Por los que se van a bautizar

OREMOS también por nuestros catecúmenos, para que Dios nuestro Señor les abra los oídos de
sus corazones y la puerta de la misericordia y, recibido el perdón de todos sus pecados por el baño
de la regeneración, sean incorporados a nosotros en nuestro Señor Jesucristo.

V/.Doblemos las rodillas. RV.Levantaos.


OMNIPOTENTE y sempiterno dios, que diariamente fecundas a tu Iglesia con nuevos hijos;
aumenta la fe y la inteligencia de nuestros catecúmenos; para que renacidos en la fuente
bautismal, sean agregados a tus hijos de adopción. Por nuestro Señor. RV/.Amen

Por las necesidades de los fieles

OREMOS, amadísimos míos, a Dios Padre omnipotente, que purifique al mundo de todos los
errores, ahuyente las enfermedades, aleje el hambre, abra las cárceles, rompa las cadenas,
conceda vuelta a los viandantes, a los enfermos la salud y a los navegantes puerto de salvación.

V/.Doblemos las rodillas. RV.Levantaos.

OMNIPOTENTE y sempiterno Dios, consuelo de los tristes, fortaleza de los débiles, lleguen a ti las
preces de los que claman en cualquier tribulación, para que todos se alegren de que les haya
asistido tu misericordia en sus necesidades. Por nuestro Señor. RV/.Amen

Por la unidad de la Iglesia

OREMOS también por los herejes y cismáticos, para que Dios nuestro Señor los saque de todos sus
errores y se digne volverlos al gremio de la santa madre Iglesia Católica y Apostólica.

V/.Doblemos las rodillas. R/. Levantaos.

Oh Dios omnipotente y eterno!, que a todos salvas y no quieres que ninguno se pierda, mira las
almas engañadas por diabólico fraude, para que , renunciando la toda perversidad herética, se
arrepientan y vuelvan a la unidad de tu verdad. Por nuestro Señor. RV/.Amen

Por la conversión de los judíos

Oremos también por los judíos. Para que nuestro Dios y Señor ilumine sus corazones, a fin de que
reconozcan a Jesucristo salvador de todos los hombres”. –

Oremos. Doblemos las rodillas. Levantaos.

Dios omnipotente y eterno, que quieres que todos los hombres se salven y alcancen el
conocimiento de la verdad que procede de Ti, concede por tu bondad que la plenitud de los
pueblos entren en tu Iglesia y todo Israel sea salvado. Por Cristo nuestro Señor. R/. Amén.

Por la conversión de los infieles

OREMOS también por los paganos, para que Dios omnipotente quite la maldad de sus corazones;
a fin de que, abandonados sus ídolos, se conviertan al Dios vivo y verdadero y a su único Hijo
Jesucristo, dios y Señor nuestro.

Oremos V/.Doblemos las rodillas. RV.Levantaos.


OMNIPOTENTE y sempiterno Dios, que no quieres la muerte de los pecadores, sino que procuras
siempre la vida, recibe propicio nuestra oración, líbralos del culto a los ídolos y agrégalos a tu
santa Iglesia, para alabanza y gloria de tu nombre. Por nuestro Señor. RV/.Amen

TERCARA PARTE:

SOLEMNE ADORACION DE LA SANTA CRUZ

Esta ceremonia nos viene de Jerusalén, donde el Viernes Santo, se presentada a la veneración de
los fieles la verdadera cruz, sobre la cual fue crucificado Cristo. El pueblo acudía a prosternarse
ante ella y besarla con respeto. En la liturgia latina se comienza por la presentación solemne de la
cruz. Ha estado velada todo el Tiempo de Pasión. El diacono, con dos acólitos portadores de cirios
encendidos, va a buscarla a la sacristía. Cuando entran en el presbiterio, el celebrante sale a su
encuentro con el subdiácono y recibe la cruz, en medio, ante el altar. El celebrante descubre en
tres etapas; primero, lo alto de la cruz; después, uno de los brazos; finalmente, la cruz entera. A
medida que aparece, el celebrante, en un principio al pie del altar y al lado de la epístola, después
sobre las gradas, finalmente en medio del altar, la levanta ente la mirada de los fieles, cantando:

He aquí el árbol de la Cruz, del que pendió la salvación del mundo.

R/. Venid, adorémosle.

A continuación se arrodilla y adora en silencio durante unos minutos.

Después de esta triple ostension de la cruz, dos acólitos la tiene en pie ante el altar. El celebrante
se descalza y, partiendo de la entrada del presbiterio, se dirige a ella hacienda sucesivamente tres
genuflexiones, para terminar besando los pies del crucificado. Detrás del celebrante, hacen lo
mismo los ministros, el clero y los monaguillos.

Luego llevan la cruz dos acólitos, acompañados por otros dos cirios encendidos a la entrada del
presbiterio, donde los fieles la adoran, pasando procesionalmente ante ella los hombres primero,
después las mujeres y haciendo una sola genuflexión.

IMPROPERIOS

Durante la adoración de la cruz se cantan los “improperios”. Los improperios o reproches del
Crucificado, más bien que reproches, son una invitación a que volvamos a Dios, por el recuerdo de
los beneficios pasados y, lo demás que sigue; el celebrante, ministros sagrados, acólitos y todos los
que han adorado la santa Cruz, escuchan sentados.

El canto continua mientras dure la adoración.

¡Pueblo mío¡ ¿Qué te hice ? O ¿en que te he contristado? Respóndeme

V/. ¿Por que te saque de la tierra de Egipto, preparaste una Cruz a tu Salvador?
Después, dos coros cantan alternativamente, en griego y en latín Santo Dios, Santo Fuerte, Santo
Inmortal, ten misericordia de nosotros.

V/. Porque te guíe cuarenta años por el desierto y te alimente con mana y te introduje en tierra
sumamente buena, has preparado cruz a tu Salvador. * Hagios o Theos, etc.

V/. ¿Que más debí hacer, y no hice? Yo, ciertamente, te plante, viña mía preciosísima, y tú me has
salido amarguísima, pues vinagre me has dado a beber en mi sed, y con lanza has agujereado el
costado a tu Salvador. * Hagios o Theos, etc.

Los versículos que siguen los cantan el primer coro. Después de cada uno, el segundo coro repite
el estribillo. Pueblo mío, que se indica al principio

V/.Yo por ti descargue mi azote sobre Egipto y sus primogénitos; y ¡tú me entregas azotado! * ¡
Pueblo mío ¡ …

al faraón en el mar Rojo; y ¡ tú me entregaste a los príncipes de los sacerdote! * Pueblo mío….

V/. Yo te abrí paso en el mar; y ¡tú con lanza abriste mi costado! * Pueblo mío….

V/. Yo te precedí en la columna de nube; y ¡tú me llevas al pretorio de Pilatos! * Pueblo mío….

V/. Yo te alimente con mana en el desierto. Y ¡tú me heriste con bofetadas y azotes! * Pueblo
mío….

V/. Yo te di a beber el agua saludable de la piedra; y ¡ tú me diste a beber hiel y vinagre! * Pueblo
mío….

V/. Yo por ti herí a los reyes cananeos; y ¡tú con una caña heriste mi cabeza! * Pueblo mío….

V/. Yo te exalte con gran poder; y ¡ tú me suspendiste en el patíbulo de la cruz! * Pueblo mío….

ANTIFONA 2

ADORAMOS, Señor, tu cruz; alabamos y glorificamos tu santa resurreccion; pues por el leño viene
el gozo al universo mundo. V/. Tenga Dios compasión de nosotros y bendíganos; haga
resplandecer sobre nosotros la lumbre de su rostro, y tenga piedad de nosotros. ADORAMOS,
Señor, tu cruz; alabamos y glorificamos tu santa resurreccion; pues por el leño viene el gozo al
universo mundo.

CRUX FIDELIS

Se canta, en fin, la estrofa Crux fidelis, de la que se toman alternando la primera y la segunda
parte, después de cada estrofa del himno Pange lingua. Siempre se termina con la última estrofa.

Oh Cruz fiel! el más noble de los árboles; ningún bosque produjo otro igual en hoja, ni en flor, ni
en fruto. *¡Oh dulce leño, dulces clavos los que sostuvieron tan dulce peso!
Canta, lengua, la victoria del más glorioso combate, y celebra el noble triunfo de la Cruz, y cómo el
Redentor del mundo venció inmolado en ella. R/. Oh cruz fiel…

Este modo de obrar nuestra salvación requería que una estratagema burlase las artes del traidor, y
hallase el remedio donde hirió el enemigo con su engaño. R/. Oh dulce leño…

Cuando, pues, vino la plenitud del tiempo sagrado, fue enviado del seno del Padre, su hijo,
Creador del mundo, y, revestido de la carne, nació de vientre virginal. R/. Oh cruz fiel…

Cuando cumplió los treinta años, terminando ya el tiempo de la vida mortal, ofrecióse libremente
el Redentor a las penas: el Cordero es levantado en la Cruz, para ser sacrificado. R/. Oh dulce
leño…

Mira cómo languidece, gustando amarga hiel, traspasado su cuerpo de espinas, clavos y lanza:
manando sangre y agua: la tierra, el amr, el cielo, el mundo entero quedan lavados en este río. R/.
Oh cruz fiel…

Dobla tus ramas, oh árbol elevado, plega tus tersas fibras, y ablándese tu nativa dureza; y extiende
dulcemente tus brazos a los miembros del Rey soberano. R/. Oh dulce leño…

Tú sola fuiste digna de sostener la víctima del mundo, y preparar el puerto de salvación al arca del
mundo náufrago, rociado con la sangre sagrada del Cuerpo del Cordero. R/. Oh cruz fiel…

Gloria sempiterna sea a la Santísima Trinidad, igual al Padre y al Hijo, y también al Paráclito: toda
la creación alabe al nombre del Uno y Trino. Amen. R/. Oh dulce leño…

CUARTA PARTE: COMUNION

Se coloca la cruz en medio del altar, entre dos cirios encendidos. El celebrante y sus ministros
revisten ornamentos morados. El diácono trae al monumento la Eucaristía, precedido de dos
acólitos con cirios encendidos, mientras se cantan las antífonas.

Te adoramos * Cristo y te bendecimos, pues por tu santa cruz redimiste al mundo

Por el leño fuimos esclavizados y por la santa cruz liberados; el fruto del árbol nos sedujo, el Hijo
de Dios nos rescato.

SALVADOR del mundo, sálvanos; tu, que por tu cruz y tu sangre nos redimiste, auxílianos; te lo
pedimos Dios nuestro.

El diacono deposita en el altar la Eucaristía y los acólitos, sus cirios. El celebrante reza en alta voz el

PADRE NUESTRO.
Oremos. Amonestados con preceptos saludables, e informados por la enseñanza divina, nos
atrevemos a decir:

El celebrante, y con el TODOS los presentes, clérigos y fieles, rezan, solemne, grave y
distintamente, como plegaria para la comunión.

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase
tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; No nos dejes caer en
tentación, y líbranos del mal. Amen.

EMBOLISMO

El celebrante, solo, con voz clara y distinta dice:

LIBRANOS, TE PEDIMOS, Señor, de todos los males pasados, presentes y futuros; e intercediendo
la bienaventurada y gloriosa siempre Virgen María con tus santos apóstoles Pedro y Pablo y
Andrés y todos los santos, da, propicio, la paz a nuestros días, para que ayudados con el refuerzo
de tu misericordia, nos veamos siempre libres de pecado y preservados de toda suerte de
inquietudes. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en unidad del
Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos.

R/. Amen.

COMUNIÓN DEL SACERDOTE

El celebrante reza por lo bajo:

La comunión de tu cuerpo, Señor Jesucristo, que yo, a pesar de mi indignidad, me atrevo a recibir,
no me origine ni juicio ni condenación; sino que, por tu piedad, me aproveche para defensa del
alma y del cuerpo y para recibir la curación; tu que vives y reinas con Dios Padre en unidad del
Espíritu Santo, dios, por todos los siglos de los siglos. Amen-

Descubre entonces la píxide, y, hecha genuflexión, toma una hostia y, profundamente inclinado,
golpeándose el pecho, dice tres veces como se acostumbra: Dominus, non sum dignus. Y comulga
como habitualmente diciendo Corpus Domini…

COMUNIÓN DE LOS FIELES

A continuación distribuye la comunión al clero y a los fieles de la manera acostumbrada. La Iglesia


desea que todos se acerquen a la sagrada mesa. De esta manera, después de haber evocado la
muerte del Señor y rendido homenaje a su cruz, los fieles participan más aun de los frutos de la
redención por medio de la comunión sacramental.

Este es el Cordero de Dios. Este es el que quita el pecado del mundo.


R/. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya, bastará para sanarme.
(tres veces)

ORACIONES FINALES

Después de haber comulgado los fieles, el celebrante, en el centro del altar, dice en acción de
gracias las siguientes oraciones:

Oremos: SOBRE tu pueblo, que devotamente ha celebrado la pasión y muerte de tu Hijo, te


pedimos, Señor, descienda copiosa bendición, venga perdón, se le de consolación, renazca su
santa fe y se confirme la sempiterna redención. Por el mismo Cristo Señor nuestro.

R/.Amen.

Oremos: OMNIPOTENTE y misericordioso Dios, que nos reparaste con la santa pasión y muerte de
tu Cristo, conserva en nosotros las obras de tu misericordia; para que, mediante la participación
de este misterio, vivamos en perpetua entrega a ti. Por el mismo Cristo Señor nuestro.

R/.Amen.

Oremos. ACUERDATE de tus misericordias, Señor, y santifica a tus siervos con eterna protección,
por los que Cristo, tu Hijo, instituyo con su sangre el misterio pascual. Por el mismo Cristo Señor
nuestro.

R/.Amen.

El Celebrante y todos los ministros bajan del Altar y hecha la genuflexión, vuelven a la Sacristia. De
forma privada, se reserva el Santísimo; y se desnuda el altar.

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