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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACIÓN LABORAL

Magistrada ponente: ISAURA VARGAS DIAZ

Radicación No. 34891

Acta No. 074

Bogotá, D.C., diecinueve (19) de

noviembre de dos mil ocho (2008).

Resuelve la Corte el recurso extraordinario de

casación interpuesto por la BBVA HORIZONTE S.A., contra la

sentencia del 13 de septiembre de 2007, proferida por la Sala

Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, en

el proceso ordinario promovido por NUBIA AMPARO GALVIS

SÁNCHEZ y otras contra la sociedad recurrente.

I. ANTECEDENTES

NUBIA AMPARO GALVIS SÁNCHEZ, actuando

en nombre propio y en representación de sus hijas MARLY

VANESA y LISETH NATALIA ARBOLEDA GALVIS, demandó a


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Expediente 34891

Corte Suprema de Justicia

BBVA HORIZONTE PENSIONES Y CESANTÍAS S.A., para que le

reconozca y pague la pensión de sobrevivientes, como cónyuge

e hijos del causante, a partir del 26 de febrero de 2000 en que

falleció; junto con las mesadas adicionales, los intereses

moratorios y las costas y agencias en derecho. En subsidio, la

indexación de todas y cada una de las mesadas insolutas.

Afirmó que su cónyuge JORGE WILLIAM

ARBOLEDA GARCÍA, quien falleció el 26 de febrero de 2000, el

1° de septiembre de 1994 se afilió a BBVA HORIZONTE,

sociedad que les negó la pensión, con el argumento de que sólo

cotizó 496.85 semanas, de las cuales ninguna en el último año

anterior a su deceso; que la demandada desconoce el principio

de la condición más beneficiosa publicado por la Corte Suprema,

por lo cual deberá aplicarse el Decreto 758 de 1990 (folios 2 a

5).

HORIZONTE S. A. se opuso a las pretensiones

del libelo; admitió que el causante le efectuó aportes, pero

aclaró que al momento de su fallecimiento no completó 26


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Expediente 34891

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semanas en el año inmediatamente anterior a su deceso.

Propuso las excepciones de defectos de forma de la demanda,

prescripción, pago, compensación, y ausencia del derecho

(folios 64 a 71).

La primera instancia terminó con sentencia de

14 de noviembre de 2006, mediante la cual, el Juzgado Tercero

Laboral del Circuito de Medellín condenó a BBVA HORIZONTE

PENSIONES Y CESANTÍAS a pagar a la actora y a sus hijas, la

pensión de sobrevivientes desde el 26 de febrero de 2000, en

cuantía no inferior al salario mínimo legal vigente, las mesadas

adicionales, los reajustes legales, junto con la indexación,

autorizando a la sociedad descontar lo pagado por devolución

de saldos en caso de haber sido cancelados. Impuso las costas

a la sociedad demandada. (folios 91 a 95 vuelto).

II. SENTENCIA DEL TRIBUNAL

Al decidir la apelación de la parte demandada,

el ad quem, por providencia de 13 de septiembre de 2007,


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confirmó la del Juzgado, a excepción de la absolución por

intereses a los que condenó, desechando la indexación. Fijó las

costas a la recurrente (folios 126 a 136 cuaderno 2).

Sostuvo que no era objeto de controversia: (i)

que el causante falleció el 26 de febrero de 2000; (ii) la calidad

de cónyuge e hijas de ARBOLEDA GARCÍA; y (iii) que el

causante cotizó al ISS 496.85 semanas hasta enero de 1991;

analizó los artículos 46 y 73 de la Ley 100 de 1993, el 6° y 25

del Acuerdo 049 de 1990 que copió, para colegir que con base

en el artículo 53 de la C.P. ésta era la normatividad aplicable,

que corroboró con el pronunciamiento de esta Sala de la Corte

de 26 de septiembre de 2006, radicación 29042 que transcribió

en algunos apartes, a la vez que indicó las sentencias 22584,

23387, 25090 y 26891.

Consideró procedente la súplica por intereses,

apoyándose en las sentencias 25224 del 18 de octubre de

2005, 23159 del 20 de octubre de 2004 y otras, a la vez que


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revocó la condena por indexación. Impuso las costas a la parte

demandada (folios 126 a 136).

III. EL RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la sociedad demandada, en la

demanda pretende (folios 13 y 14 cuaderno 2) que se case

parcialmente la sentencia, en cuanto confirmó las condenas de

primer grado e impuso los intereses, para que como Tribunal de

instancia, revoque el fallo de primera instancia, incluida la

condena en costas en las instancias.

Por la causal primera de casación formula un

cargo en el que sostiene que por vía directa se aplicaron

indebidamente los artículos 6° y 25 del Acuerdo 049 de 1990,

aprobado por el Decreto 758 del mismo año, y el 53 de la C. P.,

dejando de aplicar los artículos 12, 46, 47, 48, 59, 60, 73 y 74

de la Ley 100 de 1993(folio 15 cuaderno 2).


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En su desarrollo manifiesta que la sociedad

demandada inició existencia jurídica a partir de la Ley 100 de

1993, por lo que la normatividad aplicable son los artículos 46 y

73 de la citada ley, incurriendo el ad quem en aplicación

indebida de los artículos 6° y 25 del Acuerdo 049 de 1990. Que

según la Corte Constitucional, el principio de la condición más

beneficiosa no aplica para quienes se afiliaron al RAIS, pues las

disposiciones que gobiernan el asunto son los artículos 46, 47,

48 y 73 de la Ley 100 de 1993.

LA RÉPLICA

Manifiesta que el recurrente se limita a

defender su posición, desconociendo tajantemente los

pronunciamientos de esta Sala de la Corte sobre aplicación del

principio de la condición más beneficiosa, con apoyo en el

artículo 53 de la C.P. Que el causante cotizó 496.85 semanas

antes de la vigencia de la Ley 100 de 1993.

IV. CONSIDERACIONES DE LA CORTE


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Para lo que interesa al objetivo del recurso,

se precisan los supuestos fácticos que halló acreditados el ad

quem, y sobre los cuales no hay controversia. Ellos son: (i) que

el causante falleció el 26 de febrero de 2000; (ii) la calidad de

cónyuge e hijas de ARBOLEDA GARCÍA; y (iii) que éste cotizó al

ISS hasta enero de 1991, 496.85 semanas.

En ese orden, no cabe duda alguna que la

demandante y sus menores hijas tienen derecho a que se le

reconozca la pensión de sobrevivientes, puesto que, pese a que

el causante ARBOLEDA GARCÍA no aportó semanas dentro del

año inmediatamente anterior a su muerte, si lo hizo durante

más de 9 años, lapso durante el cual cotizó un abundante

número de semanas que le daban derecho a acceder a los

seguros contra los riesgos de invalidez y muerte.

En efecto, no resulta lógico ni acorde con los

postulados protectores del derecho del trabajo y los de la

seguridad social, que una persona como ARBOLEDA GARCÍA,


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que en vida completó más de 495 semanas, lo que le daría

derecho a acceder a los seguros de invalidez y muerte, al

fallecer, no pueda dejar ése derecho a sus causahabientes, por

el simple hecho de no haber reunido 26 semanas dentro del

año inmediatamente anterior a su deceso. Así las cosas, se

renueva en el sub judice, el principio de la condición más

beneficiosa consagrado en el artículo 53 de la Constitución

Política y en consecuencia, es dable reconocer la pensión de

jubilación con fundamento en lo previsto por los artículos 6° y

25 del Acuerdo 049 de 1990, aprobado por el Decreto 758 del

mismo año, pues sería ilógico cercenársele a la cónyuge

supérstite y a sus hijas, el derecho a la pensión, si su cónyuge y

padre cumplió en vida aportaciones suficientes para acceder a

los seguros de invalidez, vejez y muerte.

En cuanto a que tal criterio no es viable

aplicarlo respecto del régimen de ahorro individual con

solidaridad, cabe considerar que el causante en su vida laboral

totalizó hasta enero de 1991, 496.85 semanas al ISS, más las

que aportó a la sociedad demandada HORIZONTE, siendo ésta


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la última entidad a la que cotizó para los riesgos de invalidez,

vejez y muerte, por lo que las contribuciones totales hechas por

ARBOLEDA GARCÍA, pasaron al respectivo fondo a través del

denominado --bono pensional--, para contribuir a la

conformación del capital necesario, para costear su pensión, o

la de sus causahabientes, en caso de que aquél falleciera.

En ese orden, si bien los dos regímenes que

conforman el sistema general de pensiones -- Prima Media con

Prestación Definida y Ahorro Individual con Solidaridad-- están

gobernados por preceptivas diferentes, el principio de la

condición más beneficiosa, amén de estar apoyado en el artículo

53 de la Carta, también lo está en los literales f) y g) del artículo

13 de la Ley 100 de 1993, el primero de los cuales consagra

que: ”Para el reconocimiento de las pensiones y prestaciones

contempladas en los dos regímenes se tendrán en cuenta la

suma de las semanas cotizadas con anterioridad a la presente

ley, al Instituto de Seguros Sociales o a cualquier caja, fondo o

entidad del sector público o privado,…cualquiera sea el número

de semanas cotizadas…”, y el literal g) prevé que ”Para el


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reconocimiento de las pensiones y prestaciones contempladas

en los dos regímenes se tendrá en cuenta la suma de las

semanas cotizadas a cualquiera de ellos”. Así las cosas, es

innegable que las reflexiones mayoritarias de esta Sala de la

Corte para aplicar el principio de la condición más beneficiosa,

en los eventos en que la persona ha cumplido la densidad de

cotizaciones necesarias para acceder a los riesgos de invalidez y

muerte, con fundamento en el Acuerdo 049 de 1990, aprobado

por el Decreto 758 del mismo año, son extensivas válidamente

para reconocer similar derecho al beneficiario afiliado al régimen

de Ahorro Individual con Solidaridad.

Al tema sentó su criterio esta Sala de la Corte

en pronunciamiento de 5 de septiembre de 2001, radicación

15667, ratificado en la 28595 del 31 de julio de 2007, cuyo

texto es:

“…Por lo tanto, siendo claro que el parágrafo


trascrito se refiere a los dos regímenes, es obvio
también entender que las razones que expone la
Corte para sostener que cumplidas las
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cotizaciones para el ISS que con anterioridad a la


Ley 100 de 1993 confieren el derecho a obtener la
pensión de sobrevivientes por la muerte de un
afiliado al régimen solidario de prima media con
prestación definida y con sujeción a lo previsto
por los artículos 6° y 25 del acuerdo9 049 de
1990 aprobado por el Decreto 758 del mismo año,
son válidas y extensivas para otorgar igual
derecho a un afiliado al régimen de Ahorro
individual con solidaridad; máxime cuando se
sabe que las cotizaciones que en este caso dan
lugar al derecho a tal prestación social pasan al
fondo respectivo representada en los llamados
bonos pensionales, los que, al tenor del artículo
115 de la Ley 100 de 1993, “constituyen aportes
destinados a contribuir a la conformación del
capital necesario para financiar las pensiones de
los afiliados al sistema general de pensiones.

“De modo, pues, que las regulaciones diferentes,


que no desconoce la Sala tienen los dos
regímenes que en pensiones compone, el sistema
general que en esta materia consagra la ley de
seguridad social, no impide aplicar al de Ahorro
individual con solidaridad el criterio jurisprudencial
que hasta la fecha…la reiterado la Corte respecto
de la pensión de sobrevivientes, en el sentido que
para cuando a la fecha de entrada de vigencia de
la ley 100 de 1993 ya se había cotizado el mínimo
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de semanas que conferían el derecho a tal


prestación conforme a la normatividad que regía
con anterioridad a aquella, sus beneficiarios
pueden reclamar su reconocimiento con
fundamento en esa regulación.”.

Por consiguiente, el sentenciador de segundo

grado no incurrió en la infracción legal denunciada en el único

cargo, toda vez que, tal como se infirió, es incuestionable que el

causante ARBOLEDA GARCÍA aportó durante su vida laboral

más de 496 semanas, mínimo de ciclos requerido para el

cubrimiento del seguro de invalidez y muerte.

Por tanto, el cargo no prospera.

Costas en el recurso extraordinario a cargo de

la parte recurrente, dado que hubo réplica.

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de

Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia en

nombre de la República y por autoridad de la ley, NO CASA la

sentencia de 13 de septiembre de 2007, proferida por la Sala


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Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, en

el proceso ordinario de NUBIA AMPARO GALVIS SÁNCHEZ,

quien actúa en nombre propio y en representación de sus hijas

MARLY VANESA y LISETH NATALIA ARBOLEDA GALVIS, contra

la compañía BBVA HORIZONTE PENSIONES Y CESANTÍAS S.A.

Costas en casación a cargo de la entidad

recurrente.

Cópiese, notifíquese, publíquese y devuélvase

al Tribunal de origen.

ISAURA VARGAS DIAZ

ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERON GUSTAVO JOSE GNECCO MENDOZA


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EDUARDO LOPEZ VILLEGAS LUIS JAVIER OSORIO LOPEZ

FRANCISCO JAVIER RICAURTE GOMEZ CAMILO TARQUINO GALLEGO

MARIA ISMENIA GARCIA MENDOZA

Secretaria

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN LABORAL

ACLARACIÓN DE VOTO
Del Magistrado Eduardo López Villegas

Radicación No. 34891

Magistrada Ponente: ISAURA VARGAS DÍAZ

Parte demandada: BBVA HORIZONTE

Con todo respeto, discrepo de la tesis de la mayoría


de la Sala referida en la sentencia, por cuanto otorga una
pensión de sobrevivientes por fallecimiento del afiliado
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durante la vigencia de la Ley 100 de 1993, aceptando para


el efecto que el requisito de cotizaciones sea el establecido
en el Acuerdo 049 de 1990 del Instituto de Seguros
Sociales, tomando entre otros sustentos, el razonamiento
de la providencia invocada según el cual en presencia de
dos sistemas normativos de seguridad social de posible
aplicación razonable, a juicio de la Corte, como son el
Acuerdo 049 – decreto 0758 de 1990- y la Ley 100 de
1993, debe inclinarse el juzgador, con arreglo al texto 53
supralegal por la norma de seguridad social vigente al
momento de culminación de la afiliación, esto es el
primero de los estatutos mencionado, por ser el régimen
más favorable a quien en vida cumplió en desarrollo de su
laboral con el sistema de seguridad social, para su
protección y la de su familia, por lo que paso a decir:

1. Cuando se decide en temas de la seguridad social


se ha de acudir a los principios que le son propios; y
cuando estos están claramente erigidos no puede el
juzgador sustituirlos por uno que se asemeja proveniente
de la institucionalidad laboral, como se hace en la
sentencia de la que me aparto.

El principio de la condición más beneficiosa está


inserto en el artículo 53 de la Constitución Política, cuyo
contenido es el compendio de principios que rigen el
mundo del trabajo, y no el de la seguridad social, que es
justamente el tema del sub examine: una controversia
entre una entidad administradora de pensiones y una
afiliado suyo, que reclama una prestación de seguridad
social.
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La favorabilidad es un principio propio de la


legislación social, y por ello, tiene aplicación en el derecho
laboral como en la seguridad social, pero en las
condiciones y restricciones que para el efecto prescribe el
artículo 48 de la Constitución Política – acto reformatorio
de 2005- la Ley 100 de 1993, y la 797 de 2003.
Determinados aspectos, en especial, los requisitos
taxativamente señalados, como la edad, la densidad de
cotizaciones, o el tiempo de servicios, conservan para un
grupo de afiliados en transición su vigencia bajo la nueva
preceptiva, si en respecto con aquellos requerimientos los
anteriores eran mas favorables; y si, por el contrario, el
mejoramiento proviniere de la Ley 100 de 1993, el afiliado
puede invocar el principio de la favorabilidad siempre y
cuando se “someta a la totalidad de las disposiciones de esta
ley”.

2. La decisión de la Sala es incoherente con


la propia invocación de la condición más
beneficiosa; esta, según su criterio, se otorga
para el beneficiario que no reúne los requisitos de
la Ley 100 de 1993, si los satisfacía a la luz del
Acuerdo 049 de 1990 del ISS. Pero en el sub lite
para la reclamante no existía esa supuesta
condición más beneficiosa, puesto que durante la
vigencia de tal normativa no tuvo nunca las
condiciones requeridas para ser potencialmente
beneficiaria, pues, el status de compañera
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permanente no se adquirió bajo la vigencia del


Acuerdo 049 de 1990.

Si para obviar esta objeción, se considera


que la condición más beneficiosa no es con
respecto al beneficiario sino del afiliado fallecido,
es a riesgo de invocar inapropiadamente y aplicar
indebidamente el instituto de la transmisión
pensional, el que no ha existido para las
pensiones de la seguridad social, más si para las
de empresa, pero ni siquiera en este ámbito, para
quien como en el sub lite, no había alcanzado el
status de pensionado.

3. La invocación del principio laboral de la


condición más beneficiosa que hace la Sala, le
permite sustraerse del condicionante que obran
en materia de seguridad social: instituir el
régimen de transición que el legislador no hizo
para las pensiones de sobrevivientes.

4. La invocación del principio de la


proporcionalidad y el de la condición más
beneficiosa que hace la Sala se hace sobre un
supuesto aparente y contradictorio, el de que por
comparación con el esquemas de cotización del
Acuerdo 049 de 1990, el de la Ley 100 de 1993
redujo drásticamente el requisito de la intensidad
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de semanas; tal inferencia surge de una


percepción del cambio meramente cuantitativo,
cuando fue ciertamente cualitativo, como lo
veremos adelante; y si tal aseveración fuera
realmente cierta a la conclusión que debería
llegarse era de que por los principio cuya
aplicación se reclaman, el régimen a aplicar sería
aquél en el que la exigencia de cotización fue
reducida drásticamente.

5. La valoración comparativa, a partir de los


requisitos de la densidad de cotizaciones para acceder a la
pensión de sobrevivientes, la hace la Sala entre los
previstos, por un lado, en el Acuerdo 049 de 1990, el que
establecía un doble esquema para su cumplimiento: a) el
de un número de cotizaciones calificadas por su conexión
con la fecha de la muerte – 150 semanas de cotización en
los seis años anteriores a la muerte y b) el número que
opera bajo la regla de un mínimo vitalicio, -300 en
cualquier tiempo– y por otro, el de la Ley 100 de 1993 que
elimina el primer esquema, y deja sólo vigente el segundo
y reduciendo el guarismo a 26, -en cualquier tiempo si es
cotizante, o si no lo es 26 en el año anterior de la muerte-;
de esta comparación afloran cambios medulares: 1) se
elimina la regla de un mínimo vitalicio; 2) el valor de las
cotizaciones efectuadas en cualquier tiempo valen sólo
para en cotizante activo; y c) y 26 es el número de
cotizaciones a partir del cual se accede al derecho par ala
pensión de sobrevivientes.
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No se discute que haya habido una reducción


numérica en la densidad de las cotizaciones, ni que se le
tilde de drástica, sino que ello se proclame
descontextualizándola del cambio sustancial; el verdadero
significado de la disminución se traiciona cuando se le da
realce al mayor volumen de 300 semanas o aún a 150,
frente a 26, pero para hacerlas valer como un mínimo
vitalicio o sin y el condicionamiento del mérito de ser
cotizante activo.

Así entendida, bajo la ley 100 de 1993 bajo su


gobierno nunca hay un mínimo de cotizaciones; es una
mera coincidencia el obtener la pensión con 26 semanas;
se pueden tener 100, 500 o mil y por ello no cesa el deber
de seguir cotizando; como las cotizaciones se han de hacer
respecto a una fecha incierta, como es el de la muerte, la
seguridad de la cobertura sólo se obtiene si se cotiza de
manera permanente.

6. La razón por la cual el legislador no previó un


régimen de transición en la pensión de sobrevivientes–
vale para la de invalidez- como si lo estableció para la de
vejez, es el de que no se requería reglas para el tránsito
de cotizaciones de antaño, a un régimen en el que no
existe un piso mínimo vitalicio a partir del cual se
garanticen las pensiones; y en un esquema en el que las
cotizaciones sirven para acreditar la permanencia y su
fidelidad actual –respecto al momento del infortunio- más
que el volumen de los aportes para efectos de la pensión
de sobrevivientes, , no tienen trascendencia las que se
realizaron muchos años atrás; no se trata de que los
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aportes efectuados en tiempo distantes pierdan eficacia –


de lo que se duele la Sala en la providencia de la que me
aparto - la tuvieron en su momento al servir de garantía
de que hubiera obrado la cobertura prestacional en caso
de que en para esa época hubiera acaecido el infortunio
bajo protección.

7. Yo me aparto del enfoque –o desenfoque- de


abordar la seguridad social con conceptos y visión del
derecho laboral. La seguridad social es una disciplina
autónoma –no por ello no contraria ni incompatible–;
responde a ese entendimiento el claro designio
constitucional de regular de manera separada la seguridad
social de la protección del trabajo; igualmente, y en
desarrollo de ese concepción, la intención del legislador al
elaborar sendos estatutos hoy claramente diferenciados,
especializados; la Ley 100 de 1993 superó
normativamente la transitoriedad de los mecanismos
pensionales previstos en la Ley 90 de 1946, que por
encomendarle transitoriamente a las empresas la
protección de sus trabajadores en materia de seguridad
social, ofuscó la clara distinción de disciplinas; la reforma
constitucional que modificó el artículo 48 de la Carta
recompone el ámbito de la seguridad social al atraer para
sí el lo que se había confundido en el mundo del trabajo, la
seguridad social pensional de las empresas, las que luego
del acto legislativo No. 1 de 2005, quedaron bajo el alero
del artículo 48 de la Constitución Política – no del artículo
53 como estaban antes.
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8. La decisión que aquí reprocho no guarda


coherencia con la posición que la Sala ha fijado en
procesos recientes, cuando ha sostenido la siguiente tesis:

“La seguridad social es materia autónoma, cuya


institucionalización constitucional se encuentra en
el artículo 48 de la Carta, que si bien no consagra
el principio de favorabilidad reclamado por el
recurrente, si fue contemplado por el legislador
con unas características propias para la seguridad
social en pensiones. Así, el artículo 288 de la Ley
100 de 1993, permite que el afiliado o beneficiario
de una prestación pensional se acoja a la
normatividad más favorable, bajo la condición de
que se someta de manera íintegra a dicha
regulación.” Sentencia de 25 de marzo de 2004,
Rad.22060.

9. Es indiscutible que la vocación del sistema


de seguros sociales obligatorios o el de la
seguridad social integral es la de ofrecer una
efectiva cobertura a sus afiliados y a sus familias,
pero bajo la condición de que estos hayan
cumplido con la responsabilidad social de
contribución al sistema, en los términos que de
financiación que se hubieren diseñado para cada
uno de ellos en sus respectivos marcos
normativos.

La decisión de la Sala de otorgar las


prestaciones de sobrevivientes de la Ley 100 de
1993 para quien contribuyó en los términos del
Acuerdo 049 de 1990, es una violación del
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principio de la unidad del sistema; este se


desarticulo cuando se reclama la satisfacción de
la finalidad de la seguridad social para quien no
ha puesto los medios exigidos para obtener
protección.

Es connatural al sistema su unidad; todos sus


elementos son estructurales; no pueden serle
reclamadas prestaciones sino se verifica si se han
cumplido las reglas para su financiación, a través
de las cotizaciones; no cualquier tipo de
cotizaciones sino las que sirvieron de base para
estimar la viabilidad de determinadas
prestaciones.

10. El camino hacia la universalidad, la ley


100 de 1993, dio un importante paso al ampliar la
población protegida incluyendo en ella a un
contingente numeroso de la población, como era
aquel que estaba excluido por no haber reunido al
menos tres años de vida productiva, bastando
ahora sólo seis meses, los necesarios para reunir
26 cotizaciones, pero a condición de que fueran
aportantes todos quienes estuvieran en vida
productiva.

La decisión que se toma en sentencia tiene


enormes repercusiones en el sistema, pues exige
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de las administradoras de pensiones el pago de


obligaciones para las cuales no hay recursos; no
los tiene el régimen de ahorro individual que
gobernado por un sistema de aseguramiento, las
cotizaciones para cubrir el riesgo de antaño no
valen para los de hoy; y no los tiene el régimen
de prima media si la creación jurisprudencia
exonera de contribución a un grupo significativo
de la población; todo aquel que hubiere trabajado
seis años antes de 1994, tiene el derecho a
reclamar del sistema la pensión de invalidez
aunque pasen décadas sin haber contribuido a él.
No se disipa esta realidad porque las
administradoras dispongan de fondos comunes,
pero se hace a costa de la protección de la
generación siguiente, y a su cargo, pues a ella le
corresponde cubrir el déficit en curso.

11. En la seguridad social esta cifrado el


destino de una comunidad; el criterio de justicia
que a ella corresponde es que vela por la
distribución equilibrada de cargas entre las
generaciones, y lo cual se garantiza si se cumple
con el principio constitucional de la seguridad
social: la sostenibilidad financiera del sistema.

El que la seguridad social se haya ordenado


como sistema impone que no se pueda invocar la
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universalidad prescindiendo de los mecanismos


necesarios para realizarla.

El respeto a los principios de la universalidad y de


la solidaridad es condición para realizar el anhelo de
una sociedad verdaderamente justa, en la que al
tiempo que se proporcione seguridad a la generación
presente, se garantice la viabilidad del sistema para la
generación que sigue, esto es, en una justicia que no se
agote en distribuir prestaciones a los que primero
lleguen acreditando necesidades sin hacer lo propio con
la densidad de cotizaciones, quedando para los que
vienen un sistema contributivo en quiebra, y el deber
de cubrir una deuda histórica y atender a sus propios
riesgos.

Fecha ut supra,

EDUARDO LÓPEZ VILLEGAS

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