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Método magnético

Historia

La ciencia del magnetismo inició en el año 1600. En este año el inglés


William Gilbert nacido en 1544 (fallecido en 1603) publicó el libro 'De
Magnete', que es una compilación de todos los conocimientos ya existentes
en el siglo 16 acerca del magnetismo. En esta publicación Gilbert estableció
el concepto de un campo geomagnético general con una orientación
definida en cada lugar de la superficie terrestre. A fines del siglo 16 la
observación de anomalías locales en la orientación del campo geomagnético
fue conocida y empleada en la prospección de minerales férricos.

En 1870 Thalen y Tiberg construyeron un magnetómetro para


determinaciones relativas, rápidas y exactas de las intensidades horizontal y
vertical de la declinación por medio de los métodos del seno y de la
tangente.

El método magnético se empleó en gran escala en el estudio de estructuras


geológicas, cuando en 1914 y 1915 Adolf Schmidt construyó la balanza de
precisión vertical, también llamada variómetro del tipo Schmidt. Desde 1902
Adolf Schmidt, nacido 1860 en Breslau y fallecido 1944 en Gotha dirigió el
observatorio magnético de Potsdam como director. La balanza vertical se
constituye de una aguja magnética orientada horizontalmente en la
dirección Este Oeste y oscilante sobre cuchillas de ágata o bien de cuarzo.
Este variómetro permite la medición del campo vertical y su variación local
en dimensiones de 1 gamma y por lo tanto este instrumento es
suficientemente preciso para ser empleado en las exploraciones mineras.
Figura: Principio de la magnetometría

Aplicaciones

El método magnético es el método geofísico de prospección más antiguo


aplicable en la prospección petrolífera, en las exploraciones mineras y de
artefactos arqueológicos.

En la prospección petrolífera el método magnético entrega informaciones


acerca de la profundidad de las rocas pertenecientes al basamento. A partir
de estos conocimientos se puede localizar y definir la extensión de las
cuencas sedimentarias ubicadas encima del basamento, que posiblemente
contienen reservas de petroleo.

Aún no siempre con éxito se lo aplica en el levantamiento de la topografía


del basamento, que puede influir la estructura de los sedimentos
superpuestos.

Se lo emplea en la delineación de depósitos magnéticos intrasedimentarios


como rocas subvolcánicas e intrusiones emplazadas en somera profundidad,
que cortan la secuencia sedimentaria normal. Como las rocas sedimentarias
generalmente ejercen un efecto magnético desapreciado en comparación
con el efecto magnético generado por las rocas ígneas la mayoría de las
variaciones de la intensidad magnética medidas a la superficie terrestre
resulta de cambios litológicos o topográficos asociados con rocas ígneas o
con rocas del basamento. El desarrollo reciente de magnetómetros de alta
precisión posibilita ahora la definición de pequeñas repuestas magnéticas de
alta frecuencia y la detección de variaciones muy pequeñas de la intensidad
magnética, que podrían ser relacionadas con variaciones diminutas en el
carácter magnético de rocas sedimentarias yacentes en profundidad somera
con respecto a la superficie terrestre. Las variaciones magnéticas muy
pequeñas en el contenido en minerales magnéticos se refieren a valores
alrededor de 0,1 gamma.

En las exploraciones mineras se aplica el método magnético en la búsqueda


directa de minerales magnéticos y en la búsqueda de minerales no
magnéticos asociados con los minerales, que ejercen un efecto magnético
mensurable en la superficie terrestre.
Además el método magnético se puede emplear en la búsqueda de agua
subterránea. Por medio de estudios aeromagnéticos se puede localizar
zonas de fallas, de cizallamiento y de fracturas, que pueden albergar una
variedad grande de minerales y dirigir a una mineralización epigenética,
relacionada con estress de las rocas adyacentes. El conocimiento de
sistemas de fracturas y de acuíferos en rocas solidificadas cubiertas por una
capa de depósitos aluviales puede facilitar la búsqueda y explotación de
agua subterránea.

A través del método magnético se puede levantar las discordancias y las


superficies terrestres antiguas ahora cubiertas por rocas más jóvenes con el
fin de explorar minerales detríticos y/o minerales de uranio relacionados
con discordancias.

Hasta el medio de la quinta década de este siglo prácticamente solo se


llevaron a cabo los métodos magnéticos de exploración en la superficie
terrestre. Hoy día en la prospección petrolífera se emplean casi
exclusivamente magnetómetros instalados en aviones y en barcos. En los
estudios de reconocimiento de depósitos minerales se emplean
magnetómetros aeroportados.

Alcance del método magnético

Las anomalías magnéticas detectadas a través de estudios magnéticos en


terreno se explican con variaciones en las propiedades físicas de las rocas
como la susceptibilidad magnética y/o la imantación remanente de las rocas.
Estas propiedades físicas solo existen a temperaturas debajo de la
temperatura de Curie. En consecuencia los generadores de las anomalías
magnéticas podemos hallar hasta una profundidad máxima de 30 a 40 km.

Modelo de un dipolo magnético

El campo geomagnético se describe en una aproximación por un dipolo


magnético ubicado en el centro de la tierra, cuyo eje está inclinado con
respecto al eje de rotación de la tierra. El dipolo está dirigido hacia el Sur, de
tal modo en el hemisferio Norte cerca del polo Norte geográfico se ubica un
polo Sur magnético y en el hemisferio Sur cerca del polo Sur geográfico se
ubica un polo Norte magnético. Por convención se denomina el polo
magnético ubicado cerca del polo Norte geográfico polo Norte magnético y
el polo magnético situado cerca del polo Sur geográfico polo Sur magnético.

Una aproximación satisfactoria a la forma del campo geomagnético es un


dipolo ubicado en el centro de la tierra con las coordenadas geográficas
siguientes correspondientes a las intersecciones del eje dipolar con la
superficie:

La intersección boreal del eje dipolar con la superficie terrestre: latitud =


79ºN, longitud = 290ºE (=70ºW).
La intersección austral del eje dipolar con la superficie terrestre: latitud =
79ºS, longitud = 110ºE.

Las coordenadas geomagnéticas

Por la inclinación del eje dipolar geomagnético con respecto al eje de


rotación de la tierra los sistemas de coordenadas geográficas y
geomagnéticas no coinciden.
Las coordenadas geomagnéticas para un lugar en la superficie terrestre se
calcula de modo siguiente conociendo las coordenadas geográficas del lugar
en cuestión y de las intersecciones boreal o austral respectivamente.

Debido a la inclinación del eje dipolar con respecto al eje de rotación lugares
de muy diferentes latitudes geográficas pueden ubicarse en la misma latitud
geomagnética.

Componentes del campo geomagnético


Variaciones del campo geomagnético
1: Depende de variaciones espaciales en el campo electromagnético
introducido en corteza terrestre por descarga troposférica (troposfera 0-
10km).

2: El gradiente geotérmico depende del lugar. En una zona de subducción en


la zona del hundimiento de la placa el gradiente es mucho menor en
comparación al gradiente geotérmico establecido en el arco magmático,
donde el gradiente geotérmico puede alcanzar a T = 100°C/km. El gradiente
geotérmico causado por un metamorfismo de soterramiento en una cuenca
sedimentaria es alrededor de 10°C/km. Un valor medio es 30°/km. La
temperatura de Curie para magnetita es T = 573°C.
Unidades de la intensidad magnética

En la magnetometría se emplean varias unidades:

1Oersted = 1Gauss = 105gamma = 105nT (T = Tesla). 1gamma = 10-9T = 1nT.

La unidad Gauss se introdujeron en honor al matemático alemán Carl


Friedrich Gauss, nacido 1777 en Braunschweig, fallecido 1855 en Göttingen.
Gauss desarrolló el método para la determinación absoluta del campo
geomagnético y inició la observación del campo geomagnético en intervalos
regulares. Las unidades Gauss y gamma son las unidades del sistema cgs, la
unidad nT es la unidad del sistema SI.

Los geofísicos prefieren emplear el parámetro 'intensidad del campo


magnético H' en vez del parámetro 'inducción o densidad del flujo B'. Se
puede substituir uno de estos parámetros por el otro, porque la
permeabilidad del aire varía solo poco de la permeabilidad del vacío. La
densidad del flujo B de un campo magnético está relacionada con la
intensidad magnética H como sigue: B = µ0 x H, donde µ0 = permeabilidad
del vacío = 1,25 x 10-6 Vs/Am. La permeabilidad se refiere a la facilidad, que
ofrece un cuerpo al paso del flujo magnético.

A partir del año 1930 la unidad cgs de la intensidad magnética del campo H
se debería denominar Oersted (1Oersted = 1cm-1/2g1/2s-1), pero los
geofísicos siguen empleando la unidad Gauss para la intensidad magnética.
La unidad comúnmente empleada es gamma, introducida 1896 por M.
ESCHENHAGEN como esta unidad es útil para expresar las variaciones
pequeñas del campo magnético.

Susceptibilidad magnética

Para un campo magnético homogéneo externo H y un material capaz de ser


imantado y situado en este campo externo de tal modo, que la normal a su
superficie forma un ángulo q con el campo externo, se definen la intensidad
de magnetización I del material como sigue:

I = kappa x H x cosq

donde kappa = constante de proporcionalidad denominada susceptibilidad


magnética del material, es cero en el vacío.En el caso que el campo externo
está normal a la superficie la formula se reduce de la manera siguiente: I =
kappa x H. Valores de la susceptibilidad magnética se presenta en lo
siguiente.

Tabla de valores de la susceptibilidad magnética kappa para algunos


minerales y rocas de DOBRIN (1988), p.650:

Nótese, que los valores de la intensida magnética del campo externo


aplicado varían para las distintas muestras de la tabla. El promedio de la
intensidad total del campo geomagnético es aproximadamente 0,5Gauss o
0,5Oersted respectivamente.

Como supuestamente el magnetismo de la mayoría de las rocas se debe a su


contenido en magnetita SLITCHER propuso calcular la susceptibilidad
magnética de una roca multiplicando el porcentaje de volumen de la
magnetita en la roca con la susceptibilidad magnética de magnetita (k = 0,3
en unidades cgs). STEARN (1929) ha publicado el contenido en magnetita e
ilmenita en % de varios tipos de rocas y sus susceptibilidades magnéticas
aportadas por magnetita e ilmenita y calculadas según el método de
SLITCHER. Los promedios de porcentaje de volumen en magnetita e ilmenita
y de las susceptibilidades magnéticas de varios tipos de rocas están
expuestos en la tabla siguiente según SLICHER, L.B. & STEARN, H.H. (1929):
Geophysical Prospecting. - Am. Inst. Mining Met. Engrs., Trans. en DOBRIN
(1988), p.651.
En esta tabla se aprecia claramente el aporte de la magnetita a la
susceptibilidad magnética de una roca. Comparando los valores calculados y
medidos de la susceptibilidad magnética de los mismos tipos de rocas (véase
las dos tablas anteriores) se nota pocas coincidencias. En el caso de las dos
tablas faltan informaciones sobre la cantidad de muestras calculadas y
medidas y los errores inherentes lo que se opone a una evaluación de la
calidad de los datos.

La susceptibilidad magnética de una roca depende en primer lugar de su


contenido en magnetita y/o piritina, ilmenita juega un papel menos
importante, aun puede influir la susceptibilidad magnética de una roca.

Comportamiento de distintos materiales situados en un campo externo

Se distingue los materiales siguientes según su comportamiento


poniéndolos en un campo externo:

1) Materiales diamagnéticos
2) Materiales paramagnéticos
3) Materiales ferromagnéticos

● ferromagnéticos verdaderos
● antiferromagnéticos
● ferrimagnéticos

1) Los materiales diamagnéticos están caracterizados por susceptibilidades


magnéticas negativas, lo que significa, que la imantación inducida en ellos
está orientada en sentido opuesta con respecto al campo externo aplicado.
Las susceptibilidades magnéticas de la mayoría de los materiales
diamagnéticos no dependen de la temperatura. Solo las susceptibilidades
magnéticas de antimonio y bismuto varían a T = -180ºC. Materiales
diamagnéticos son entre otros las sales, la anhidrita, cuarzo, feldespato y
grafito. El diamagnetismo se basa en el movimiento de un electrón
alrededor de su núcleo generando una corriente de poca intensidad. El
momento magnético (o espín) es un vector, que en presencia de un campo
magnético externo toma un movimiento de precesión alrededor de este
campo externo. Este movimiento periódico adicional del electrón produce
un momento magnético orientado en sentido opuesto con respecto al
campo aplicado. El diamagnetismo puro sólo aparece si los momentos
magnéticos de los átomos son nulos en ausencia de un campo exterior como
en los átomos o iones que poseen capas electrónicas completas.

2) Los materiales paramagnéticos son ligeramente magnéticos,


caracterizados por susceptibilidades magnéticas pequeñas positivas. En los
materiales paramagnéticos la susceptibilidad magnética es inversamente
proporcional a la temperatura absoluta según la Ley de Curie. La mayoría de
los componentes formadores de las rocas como por ejemplo los silicatos
comunes son para- o diamagnéticos. Los granos de materiales para- y
diamagnéticos tienden alinearse con sus ejes longitudinales transversal- u
oblicuamente con respecto al campo externo aplicado. Los átomos o las
moléculas de los materiales paramagnéticos están caracterizados por un
momento magnético en ausencia de un campo externo y por una
interacción magnética débil pasando entre sus átomos. Normalmente sus
átomos están distribuidos al azar, pero aplicando un campo externo tienden
alinearse paralelamente a la dirección del campo. Esta alineación es una
tendencia, que se opone a su agitación térmica. El paramagnetismo se basa
en los espines (momentos magnéticos) no compensados de los electrones,
que ocupan capas atómicas incompletas como los subpisos 3-d de los
elementos escandio y manganeso por ejemplo. Minerales paramagnéticos
son olivino, piroxeno, anfibol, granate y biotita. En un separador magnético
dependiendo de sus susceptibilidades magnéticas respectivas estos
minerales son imantizados a distintas intensidades del campo magnético
engendrado por el separador magnético .

3) Los materiales ferromagnéticos tienen susceptibilidades positivas y


relativamente altas. Sin aplicar un campo magnético externo la interacción
de los momentos magnéticos de sus átomos resulta en un comportamiento
colectivo de grupos de átomos, llamados dominios. En los elementos hierro,
cobalto y níquel esta interacción es característica para los espines no
compensados de los subpisos 3-d de sus átomos. Estos elementos pueden
lograr un estado de imantación espontáneo consistente en la configuración
ordenada de los momentos magnéticos de todos los átomos. Aplicando un
campo magnético los dominios se alinean en configuraciones paralelas y con
sus ejes longitudinales paralelas a la dirección del campo externo de tal
modo generando una susceptibilidad magnética alta. A los cuerpos
ferromagnéticos corresponden ciclos de histéresis típicos.

● En los materiales antiferromagnéticos los momentos magnéticos de los


átomos vecinos son de la misma magnitud, pero antiparalelos. Cada una de
estas subredes recuerda un estado de un cuerpo ferromagnético. Las dos
subredes ordenadas orientadas en sentido opuesto entre sí se anulan
mutuamente resultando en un momento magnético total igual a cero. La
susceptibilidad magnética de un material antiferromagnético es
relativamente baja a temperaturas debajo del punto de Curie, sube con la
temperatura acercándose a la temperatura de Curie característica para el
material en cuestión, alcanza su máximo a la temperatura de Curie y encima
de la temperatura de Curie su susceptibilidad decrece. A los materiales
antiferromagnéticos pertenecen entre otros la hematita (Fe2O3, TCurie =
675ºC), los óxidos de manganeso, de hierro, de cobalto y de níquel.

● Los materiales ferrimagnéticos tienen dos subredes de iones metálicos


con momentos magnéticos orientados antiparalelamente, pero de magnitud
diferente dando lugar a un momento resultante desigual a cero, incluso en
ausencia de un campo exterior. La magnetita Fe3O4 es un material
ferrimagnético y el mineral más importante en contribuir al magnetismo de
las rocas. Otros minerales ferrimagnéticos son la ilmenita FeTiO3,
Titanomagnetita Fe(Fe,Ti)2O4, la pirotina Fe1-xS y los óxidos de la formula
general XOFe2O3, donde X puede ser ocupado por Mn, Co, Ni, Mg, Zn y Cd.
El magnetismo de las rocas se debe a magnetita y a otros minerales del
sistema ternario FeO - Fe2O3 - TiO2. La composición de cada cristal mixto
junto con su temperatura de Curie se presenta en el triángulo siguiente.

La inducción magnéticaH' y laH' y la densidad del flujo magnético B

Un material mantado por un campo externo H genera por si mismo un


campo H' relacionado con la intensidad de magnetización o la imantación
respectivamente por la formula siguiente: H' = 4pi x I. El flujo magnético
total del material con eje perpendicular al campo generado y medido en una
cavidad pequeña del material se denomina inducción magnética o densidad
del flujo magnético B, que es la suma de los campos magnéticos interno y
externo. En los materiales moderadamente magnéticos la densidad del flujo
magnético es proporcional a la intensidad magnética del campo externo H
como se demuestra en lo siguiente:

B = H + H' = H + 4pi x I = H + 4pi x kappa x H = (1 + 4pi x kappa) x H = µ x H. La


constante de proporcionalidad µ ya se conoce como la permeabilidad (véase
paráfo unidades de la intensidad magnética): µ= B/H = 1 + 4pi x kappa.

Para demostrar el comportamiento de un material ferromagnético, que


experimenta magnetizaciones y desmagnetizaciones cíclicas se sitúa una
muestra totalmente desmagnetizada de un material ferromagnético entre
los polos de un imán electromagnético originando un campo externo. El
campo magnético externo producido por el imán electromagnético se
controla subiendo, disminuyendo o invirtiendo la corriente. La inducción
expresada como densidad del flujo magnético se mide con un galvanómetro
balístico conectado a una espiral arrollada alrededor de la muestra. Los
resultados se presentan en un gráfico de la densidad del flujo magnético B
en función del campo externo H. El experimento se inicia con un campo
externo H igual a cero. Incrementando la magnitud del campo externo H,
sube linealmente la inducción o la densidad del flujo magnético B
respectivamente de acuerdo con la relación B = µ x H. Cuando la imantación
de la muestra hará alcanzada un cierto valor, la densidad del flujo magnético
no sube más, aun la magnitud del campo externo H se incrementa todavía. A
este fenómeno se llama la saturación. La curva del diagrama B en función de
H se acerca a una línea horizontal. Cuando paulatinamente se disminuye la
magnitud del campo externo hasta cero, la densidad del flujo magnético en
lugar de volverse cero igualmente retiene un valor R denominado la
magnetización remanente. Invirtiendo la corriente y en consecuencia la
magnitud del campo externo H, la densidad del flujo magnético B disminuye
hasta llegar a cero y luego se acerca a la saturación correspondiente a un
campo externo invertido. Una reducción del campo externo hacia cero hará
cambiar la densidad del flujo a un valor R-. Una segunda aplicación de la
magnetización positiva volverá a invertir de nuevo la dirección de la
densidad del flujo magnético y se originará una segunda fase en la
saturación positiva. Este experimento demuestra como un cuerpo
magnetizable puede quedar magnetizado aún el campo externo magnético
causante ya ha desaparecido.

Imantación de una sustancia


La a o de un mineral respectivamente se constituye de las dos porciones
siguientes: de la imantación inducida (Iind) y de la imantación remanente
(Irem):

I = Iind + Irem = kappa x H + Irem, donde kappa = susceptibilidad magnética


de la roca o del mineral y H = intensidad magnética del campo externo.

La imantación remanente depende de la historia de la roca. Generalmente el


campo geomagnético, su magnitud y su dirección determinan la imantación
de las rocas magnéticas. La magnitud y la dirección de la proporción
inducida de la imantación están determinadas por la magnitud y la dirección
actualmente establecidas del campo geomagnético. Como el campo
geomagnético varía con el tiempo la magnitud y la dirección del campo
geomagnético de un lugar varían también. Las rocas pueden conservar una
imantación remanente relacionada con el campo geomagnético existente
cuando estas rocas se han formadas. En el caso de las rocas magmáticas la
dirección de la imantación coincide con la dirección del campo
geomagnético existente en el intervalo de tiempo, en que las rocas
empezaron a solidificarse y que se extiende hasta el momento en que las
rocas se han enfriadas debajo de la temperatura de Curie. A este tipo de
imantación remanente se llama imantación termoremanente. En el caso de
rocas fundidas rápidamente enfriándose como las corrientes de lava por
ejemplo sus minerales magnéticos se alinean paralelamente a la dirección
del campo geomagnético existente en el tiempo de la solidificación y del
enfriamiento de las rocas. En el caso de las rocas sedimentarias clásticas los
granos magnéticos se alinean durante la deposición en agua quieta según la
dirección del campo geomagnético existente. Este tipo de imantación se
denomina imantación remanente de deposición.

El estudio de la historia del campo geomagnético, denominado


paleomagnetismo se basa en la imantación remanente. Además el estudio
de la imantación remanente contribuye a la geología histórica y dio una
evidencia más para la tectónica de placas.
Métodos eléctricos
Los métodos eléctricos son un tipo de método geofísico, y constituyen pruebas realizadas
para la determinación de las características geotécnicas de un terreno, como parte de las
técnicas de reconocimiento de un reconocimiento geotécnico.
Permiten evaluar la resistividad media del subsuelo mediante la medición de una diferencia de
potencial entre dos electrodos situados en la superficie.1
El flujo de corriente a través del terreno discurre gracias a fenómenos electrolíticos, por lo que
la resistividad depende básicamente de la humedad del terreno y de la concentración de sales
en el agua intersticial. Por ello existe una gran variabilidad de valores de la resistividad para
cada tipo de terreno, con rangos muy amplios.
El método consiste en colocar cuatro electrodos alineados a igual distancia entre sí (d). Se
conecta una batería a los electrodos exteriores midiendo la intensidad que circula entre ellos,
así como el voltaje entre los electrodos intermedios. La resistividad viene definida por el
cociente entre el voltaje y la intensidad de la corriente medidos, multiplicado por 2 Π d.
El valor obtenido representa la resistividad media de un gran volumen de suelo, ya que la red
de corriente se extiende en profundidad, aunque tienen mayor peso las características
eléctricas de los terrenos más superficiales. En cualquier caso, la presencia de un estrato de
alta resistividad cercano a la superficie bajo otro de gran resistividad, eleva el valor resultante
del ensayo, al contrario de lo que sucede si existe un material de baja resistividad bajo un
estrato de alta.
El ensayo puede realizarse en forma de sondeo eléctrico, buscando la variación de la
resistividad con la profundidad. Para ello se hacen diferentes medidas variando la distancia "d"
entre los electrodos y manteniendo el centro de la alineación de los cuatro electrodos en un
punto fijo.
Al incrementar la distancia aumenta la profundidad alcanzada por las líneas de corriente,
englobando, por tanto, una mayor profundidad de suelo. Si la resistividad crece, puede
concluirse que hay un estrato profundo de mayor resistividad, sucediendo lo contrario si la
resistividad decrece al aumentar la separación. La profundidad hasta la que puede aplicarse
es de unos 20 metros.
Otro procedimiento utilizado es el de perfil eléctrico, en el que se investiga la variación lateral
del tipo de terreno. Se mantiene la misma distancia entre electrodos, desplazando el punto
central de la alineación. De esta forma se obtienen datos en un área determinada para un
espesor constante del terreno.
La amplitud de los rangos de la resistividad aparente para un determinado terreno, da lugar a
que exista solape entre los rangos de diferentes tipos de terreno. Esto hace muy difícil la
identificación de un determinado suelo o roca, y la profundidad de su localización. Además,
hay una pobre correlación entre la resistividad y las condiciones mecánicas de un terreno.
Por lo tanto, tienen una menor aplicación en la ingeniería civil que los métodos sísmicos de
refracción, aunque pueden servir para detectar la profundidad del nivel freático, apoyándose
siempre en los resultados de prospecciones como sondeos o calicatas.
Donde sí tienen una utilización interesante es en la determinación de cavernas en zonas
cársticas, dada la clara diferencia de resistividad existente entre un terreno y el aire, siendo
esta última prácticamente infinita. En cualquier caso, la interpretación de los resultados no es
fácil, puesto que el resultado proporciona el valor medio de la resistividad a través de una
determinada trayectoria, que engloba al terreno sano y al vacío en las cuevas cársticas. Pero,
por otra parte, las cuevas o galerías existentes pueden estar parcial o totalmente rellenas de
agua, y como el agua, al contrario que el aire, es un gran conductor eléctrico, el resultado
obtenido al atravesar una caverna puede no ser un aumento drástico de la resistividad, sino su
reducción.
Otra aplicación de este método consiste en definir si un suelo es adecuado para albergar
tuberías de fundición como las realizadas en abastecimientos de agua. Si su resistividad es
baja, posibilita que las corrientes parásitas existentes en el terreno (zonas cercanas a vías de
ferrocarril, transformadores, subestaciones eléctricas) puedan afectar a estas tuberías
provocando y acelerando su corrosión. Por tanto, en el informe geotécnico de proyecto deberá
contemplarse esta posibilidad, obteniendo la resistividad de los terrenos atravesados por la
traza de la conducción, para en su caso, plantear un sistema de protección.
El geomagnetismo es el área de la ciencia
que se ocupa del estudio del campo magnético
terrestre, tanto de su generación como de su
variación espacial y temporal.
Dentro de esta disciplina es común distinguir
entre el campo magnético de origen interno y
externo. El primero tiene origen en el núcleo
externo de la Tierra, y los estudios intentan
buscar una explicación para la generación y
mantenimiento de un campo magnético propio
y de sus variaciones espaciales y temporales,
basándose principalmente en la teoría de
la dínamo. Los estudios del campo magnético
de origen externo se centran principalmente en
dos regiones: la magnetosfera y
la ionosfera terrestre. La primera, generada por
la interacción del campo magnético
terrestre con el viento solar y su campo
magnético interplanetario y la segunda por la
ionización de los elementos neutros de la
atmósfera superior terrestre debido a
la radiación solar.
Existen también las variaciones
geomagnéticas inducidas por corrientes
telúricas y del manto, pero son de un orden de
magnitud mucho menor a las mencionadas
anteriormente.
Todas las variaciones pueden ser detectadas a
través de estaciones magnéticas distribuidas
alrededor de la superficie terrestre, que
poseen magnetómetros, los instrumentos
encargados de realizar las mediciones. La
red INTERMAGNET agrupa una gran cantidad
de observatorios magnéticos con datos
precisos y estándares modernos de medición
que son públicos y están disponibles en la red.
La disciplina que engloba al geomagnetismo
es la geofísica.

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