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I. INTRODUCCION.

II. ESTRUCTURA DE LA MEMBRANA PLASMATICA.


II. 1. Estructura
II.1.1. Observaciones de cortes finos
II.2.2. Observación de réplicas

III. COMPOSICION QUÍMICA


III.1. La bicapa lipídica

III.2. Proteinas de membrana

III.3. Glucidos de membrana

IV. ARQUITECTURA MOLECULAR


IV.1. Modelo del mosaico fluido
IV.2. Membrana plasmática del glóbulo rojo humano

IV. FUNCIONES
V. BIOGENESIS
VI. DIFERENCIACIONES DE LA MEMBRANA PLASMATICA

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LA MEMBRANA PLASMATICA
I. INTRODUCCION.
Las membranas celulares son cruciales para la vida celular. La membrana plasmática
rodea a la célula, definiendo su extensión y manteniendo las diferencias esenciales entre el
contenido de la célula y su entorno.
Su existencia se sospechó antes de poder ser observada. Dado que por su pequeño grosor
(unos 75 Å) no es visible con el microscopio óptico, únicamente se puede visualizar con el
microscopio electrónico.
La membrana supone una auténtica interfase que delimita a las células y actúa como un
filtro altamente selectivo.
Desde el punto de vista de la permeabilidad se dice que es una estructura semipermeable
pues es permeable para algunas moléculas e impermeable para otras. Aquellas moléculas
impermeables que es necesario introducir o expulsar de la célula necesitan sistemas de
transporte a través de la membrana.
A pesar de que tienen diferentes funciones, todas las membranas biológicas, en las
células eucarióticas, comparten una estructura básica común: una finísima capa de
moléculas lipídicas y proteicas, que se mantienen unidas fundamentalmente por interacciones
no covalentes y que al microscopio electrónico se manifiesta como una doble capa oscura
(osmiófila) delimitando una capa intermedia clara (osmiófoba); el concepto de "unidad de
membrana" hace referencia a este patrón estructural común.

Las membranas celulares son estructuras dinámicas, fluidas, y la mayoría de sus


moléculas son capaces de desplazarse en el plano de la membrana. Las moléculas lipídicas
están dispuestas en forma de una doble capa continua de aproximadamente 5 nm de grosor.
Esta bicapa lipídica constituye la estructura básica de la membrana y actúa de barrera
relativamente impermeable al paso de la mayoría de moléculas hidrosolubles.

Las moléculas proteicas que atraviesan la bicapa lipídica son las responsables de la
mayoría de las demás funciones de la membrana,

A continuación consideraremos la estructura y la organización de los dos constituyentes


principales de las membranas biológicas -los lípidos y las proteínas.

II. ESTRUCTURA DE LA MEMBRANA PLASMATICA.

II. 1. Estructura.- Siendo el espesor de la membrana plasmática de 75 Å, sólo es posible


visualizar directamente su estructura mediante el (microscopio electrónico) M.E., pero según
las técnicas de preparación empleadas, las imágenes obtenidas pueden ser muy diversas.

II.1.1. Observaciones de cortes finos.- La observación de cortes finos transversales a la


membrana pone de manifiesto que está formada por 3 capas que difieren en su densidad
electrónica. Se observan, en efecto, dos laminillas densas de 20Å de espesor, una externa
mirando al espacio extracelular, y la otra, interna, mirando al hialoplasma; estas dos
laminillas están separadas por otra clara de 35 Å de espesor. La asimetría de la membrana
plasmática en sus 2 caras queda marcada por la presencia en el lado extracelular de un
revestimiento fibroso adherido a la laminilla densa más externa. Las fibrillas que constituyen
este revestimiento poseen un Ф de aproximadamente 15 Å y están implantadas
perpendicularmente al plano de la membrana; forman un tapiz continuo de espesor variable

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según el tipo celular o la región de la célula. Este revestimiento fibroso denominado “cell coat”
por los autores anglosajones, es generalmente delgado (50Å a 100 Å), pero en ciertos casos,
como en la ameba o en la cara apical de las células absorbentes del intestino, pueden llegar a
tener de 500 a 2000Å de espesor.

Fig. 1. Imagen obtenida con


microscopia electrónica de
transmisión con la técnica de los
cortes finos en la que se muestran dos
células epiteliales sin apenas espacio
intercelular mostrando cada una de
ellas su membrana plasmática con
una estructura trilaminar típica con
dos bandas osmiófilas periféricas y
una banda central osmiofoba.

II.2.2. Observación de réplicas.-

Previa congelación ultrarrápida de células y empleando la técnica de criofractura, la


observación de réplicas muestra que cuando la superficie de fractura pasa tangencialmente a la
superficie de la célula, la membrana plasmática queda dividida por la mitad en dos hemicapas,
una la hemicapa externa o exoplasmática (cara E) y otra la hemicapa interna o protoplasmática
(cara P). Además, se pone de manifiesto la presencia de partículas de 50 a 80 Å de diametro
en el interior de la membrana que corresponden a proteinas globulares *. Esta técnica, que
produce pocos artefactos al fijar el material por congenlación, aporta informaciones distintas
de las obtenidas a través del estudio de cortes finos; en efecto, en estas condiciones la membrana
plasmática aparece constituida por dos capas facilmente divisibles, en lugar de tres laminillas,
que encierran partículas intramembrana (partículas no observables en cortes).

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Fig. 2. Esquema que muestra las dos hemicapas separadas por la técnica de criofractura

Fig. 3. Imagen de microscopio electrónico de transmisión mostrando las caras P y E de las


membranas de dos células adyacentes de Sertoli

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III. COMPOSICION QUÍMICA Y ORGANIZACIÓN MOLECULAR DE LA
MEMBRANA PLASMÁTICA.

III.1. Estudio in situ.-

Fueron los trabajos de Overton (1899), los primeros que proporcionaron


informaciones sobre la composición química de la superficie celular que hoy conocemos
como membrana plasmática. Este autor demostró que en un alga unicelular (Chara) las
sustancias liposolubles penetraban más rápidamente que las sustancias hidrosolubles. De
estas observaciones concluyó que la superficie celular estaba formada por una capa continua
de lípidos. Sus estudios se basaron en medir la velocidad de difusión de ciertos solutos a
través de la m.p. poniendo células en soluciones con diferentes solutos, si los solutos eran muy
polares las células se lisaban rápidamente (no entraba soluto y salía agua); descubrió una
correlación básica “cuanto más liposoluble y por tanto menos polar era un compuesto; con más
rapidez entraba en la célula”. Dedujo pues, que la composición de la m.p. era comparable a la
de un aceite espeso y de composición parecida a una mezcla de lecitinas y colesterol. Los dos
hechos fundamentales por los que Overton presumió la naturaleza lipídica de la membrana
fueron:

1. que la membrana plasmática es fácilmente atravesable por los lípidos y

2. que es muy resistente al paso de la corriente eléctrica.

Sin embargo la medida de la tensión superficial de las células indica que los lípidos
de la membrana no están en contacto directo con el medio acuoso externo; en efecto, esta
tensión es mucho menor (0,2 a 0,3 dinas/cm 2 en huevos de erizo, leucocitos de anfibio o
amebas) que la de una interfase agua lípidos (15 dinas/cm. 2 en el aceite de oliva o de ricino).
Esta diferencia es debida a la existencia de proteínas en la membrana en contacto con el
medio extracelular.

La presencia de proteínas a nivel de la membrana plasmática queda revelada por


diversos métodos citoquímicos.

Por ejemplo, las técnicas de inmunocitoquímica ponen de manifiesto la existencia


de inmunoglobulinas en la superficie de los linfocitos de mamíferos; en este caso se
preparan los anticuerpos antiinmunoglobulina marcados con fluoresceína o con ferritina y
se ve que la reacción inmunitaria tiene lugar en la superficie celular de los linfocitos
(observación de células vivas al microscopio de fluorescencia) y en la laminilla ext erna de
la membrana plasmática (observación de cortes finos al microscopio electrónico; la
ferritina, proteína que contiene hierro que difunde los electrones, permite ver donde se fija
el anticuerpo y en consecuencia, la localización del antígeno buscado. La actividad de
ciertas fosfatasas (ATPasa, fosfatasa alcalina) se puede poner igualmente de manifiesto a
nivel de la membrana plasmática: por métodos citoquímicos después de fijación aldehídica
se incuban en un medio que contenga el sustrato fosfatado y nitrato de plomo.
Algunas proteínas de membrana son glicoproteínas. Cuando se incuban células
aisladas como los eritrocitos humanos, en un medio que contenga una proteasa (tripsina o
pronasa), los glicopéptidos se separan de la superficie celular. Entre las unidades glucídicas
de estos glicopéptidos hay que destacar la presencia de ácidos siálicos (principalmente el
ácido N-acetilneuroamínico) que son los responsables de la mayor parte de cargas negativas

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de la superficie celular. Estas cargas se ponen de manifiesto por electroforesis de células
enteras: sometidos a la acción de un campo eléctrico, los eritrocitos, células normales o
cancerosas en cultivo, se dirigen hacia el ánodo. Si las células se tratan con neuraminidasa,
enzima que separa específicamente el ácido neuramínico de las glicoproteínas de la
membrana plasmática, su movilidad electroforética queda muy disminuida.

Diversos métodos citoquímicos prueban que las cadenas polisacáridas están


localizadas esencialmente a nivel del revestimiento fibroso.

Cuando el revestimiento fibroso es espeso (ameba, disco estriado de los eritrocitos) la


oxidación con ácido periódico y tinción con el reactivo de Schiff da como resultado una
coloración púrpura que se hace muy patente en cortes observados al microscopio óptico –dan
positiva la Reacción del PAS-. El uso de sales de plata después de la oxidación con ácido
periódico de cortes finos, muestra al microscopio electrónico que los depósitos de granos de
plata se forman sobre la cara externa de la membrana plasmática y más concretamente sobre
las fibrillas del revestimiento fibroso.

La presencia de polisacáridos de superficie se demuestra, igualmente mediante el uso


de lectinas, proteínas de origen vegetal que se extraen principalmente de las leguminosas.
Las lectinas poseen centros estereo específicos que les permiten unirse específicamente a
ciertos azúcares. La más utilizada es la concanavalina A que se extrae de la judía Jacquier,
Canavalia ensiformis; es un tetrámero de PM 112000; cada una de sus cuatro subunidades
idénticas está formada por 238 aminoácidos y su estructura terciaria ha sido también
identificada.
La concanavalina A se une específicamente a la glucosa o a la manosa. Después de
incubar células vivas o fijadas en un medio en presencia de concanavalina A, la existencia de
la lectina en la superficie celular se revela con marcadores: marcadores como la ferritina
(microscopía electrónica) o la fluoresceína (microscopía óptica) que se unen a la
Concanavalina A antes de que ésta reaccione con los azúcares de la membrana; o marcadores
como la peroxidasa que se unen a las lectinas después de que éstas se hayan fijado en la célula
y cuya actividad catalítica se puede revelar seguidamente mediante diaminobencidina y
tetróxido de osmio.

La mayoría de las lectinas tienen, por molécula, muchos lugares de fijación para
azúcares específicos (en efecto, son asociaciones de subunidades protoméricas que poseen
cada una un lugar de fijación); colocadas en una suspensión celular forman puente entre
células vecinas y provocan su aglutinación. Esta propiedad fue encontrada por primera vez
en los glóbulos rojos de la sangre y es por ello, que las lectinas también se conocen con el
nombre de fitohemaglutininas.

Estos resultados demuestran, pues, que la membrana plasmática nativa está


constituida por lípidos, proteínas y cadenas polisacáridas unidas a los polipéptidos.

III.2. Aislamiento de fracciones

El aislamiento de membranas plasmáticas plantea problemas técnicos difíciles que


han sido resueltos inicialmente eligiendo un material muy favorable, el glóbulo rojo de
mamífero o hematíe (llamado también eritrocito). En efecto, los hematíes son células

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anucleadas (han perdido su núcleo en el curso de su maduración en la médula ósea roja) que
además carecen de orgánulos citoplasmáticos. Son, pues, sacos cuya pared es la membrana
plasmática o estroma y cuyo contenido es rico en hemoglobina. Vaciando estas
células por shock osmótico se obtienen fácilmente precipitados de glóbulos rojos que no poseen
más que su membrana plasmática. Son los llamados «glóbulos rojos fantasma».

En la práctica, los glóbulos rojos humanos son los más utilizados puesto que se pueden
obtener en grandes cantidades en los bancos de sangre. Después de lavar los glóbulos con una
solución salina isotónica (NaCI 9 %, tamponada a pH 7,0 o ligeramente alcalina), se centrifuga
y el precipitado obtenido se resuspende en un medio hipotónico (solución tamponada de NaCI
al 5 % o menos). Los glóbulos se hinchan; a los 15 segundos del comienzo de este shock
osmótico se abren en la membrana pequeños agujeros de 200 a 500 Á de diámetro. En estas
condiciones, el hialoplasma, rico en hemoglobina, sale de los glóbulos y se diluye en el medio
hipotónico extrácelular; los glóbulos se vacían así de su contenido, es el fenómeno de hemolisis.
Por centrifugación se obtiene un precipitado de membranas plasmáticas que delimitan todavía
los sacos plasmáticos, puesto que los agujeros aparecidos en la membrana durante la hemolisis,
después de la salida de la hemoglobina (aproximadamente a los 25 segundos del tratamiento
hipotónico), se vuelven a cerrar.
La preparación de fracciones de membranas plasmáticas a partir de otros tipos celulares,
como las células del hígado o del páncreas exocrino, es mucho más larga y complicada; estas
células poseen en su citoplasma el retículo endoplasmático, los dictiosomas del aparato de
Golgi, las mitocondrias cuyas membranas son muy difíciles de separar, unas de otras, a partir
del homogeneizado inicial y posterior centrifugación diferencial en gradientes de sacarosa. A
pesar de estas dificultades, se consiguen preparar fracciones de membranas plasmáticas en las
que la contaminación debida a otras membranas celulares es baja.

III.3. Analisis químico.-

A. LIPIDOS DE LA MEMBRANA PLASMATICA.-

La membrana plasmática del eritrocito de rata tiene un 40% de lípidos. Hay unas 5.106
moléculas de lípido por μ2. Los principales son:
- Fosfolípidos:
- fosfoglicéridos
- esfingolípidos
- colesterol y sus derivados
- Los lípidos que contienen carbohidratos son glucolípidos. Las características químicas de
los lípidos mencionados son:

1. Fosfolípidos
1.1- fosfogliceridos están formados por una molécula de glicerol esterficado con dos ácidos
grasos (entre 16 y 20 C de longitud) y cada uno de ellos se encuentra unido por su extremo
carboxilo al hidroxilo del glicerol. El tercer hidroxilo del glicerol está esterifiado con un fosfato.
Si este grupo fosfato no se encuentra esterficado con ningún otro componente el fosfolípido
se denomina ácido fosfatídico. Si el fosfato está esterificado por otros radicales, se denomina
de acuerdo con este radical.

Los principales fosfolípidos son los unidos a:


- colina (fosfatidil colina o lecitina),

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- serina (fosfatidilserina o cefalina),
- etanolamina (fosfatidil etanol amina, también llamada cefalina como el anterior,
- inositol (fosfatidil inositol), o
- a otra molécula de glicerol (fosfatidil glicerol).

En las membranas también hay otro fosfoglicérido formado por la unión de dos ácidos
fosfatídicos a otra molécula de glicerol difosfatidil glicerol o cardiolipina).

También se forman glucolípidos por la unión de un monosacarido o un oligosacárido a


un fosfolípido. En la hemimembrana externa de la m.p. se pueden encontrar oligosacáridos
unidos a fosfatidil inositol.

2. Los Esfingolípidos: son derivados de la esfingosina que es un aminoalcohol con un


largo grupo hidrocarburo terminal.

La esfingosina unida a un acido graso en su grupo amino forma la ceramida. La ceramida se


puede esterificar con fosfato y colina, en su grupo hidroxilo terminal, formando la
esfingomielina. La ceramida unida a carbohidratos (de 1 a 15 azucares) forma
glucoesfingolípidos complejos abundantes en las membranas de las células animales. Estos
pueden ser:
 Cerebrósidos: si el carbohidrato es un monosacárido. En la mielina abunda el
galactocerebósido, que solo tiene galactosa.
 Gangliósidos: si el carbohidrato es un oligosacárido con varios residuos de ácido siálico
(N-acetil-neuramínico), que le confiere una carga negativa. Son muy abundantes en las
membranas plasmáticas de las células nerviosas.

3. Esteroles: derivados del ciclo pentano perhidro fenantreno, con un hidroxilo en su


extremo y en el otro una cadena alifática corta. El más común es el colesterol.

4. Las grasas neutras, formadas por esteres del glicerol y uno (monoglicéridos), dos
(diglicéridos) y tres ( triglicéridos) ácidos grasos son un componente minoritario o incluso
ausente en la membrana plasmática. Sin embargo, en las membranas de las bacterias y células
vegetales son frecuentes los glucolípidos simples, constituidos por el glicerol esterificado con
uno o dos ácidos grasos y con un monosacárido o un oligosacárido unido al tercer hidroxilo.

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Fig. 4. Esquema de los lípdos de memberana

i. Los lípidos de la membrana están organizados en forma de una bicapa lipídica.

El concepto moderno de la naturaleza bioquímica de la membrana celular data desde


que Langmuir's (1917), demostrara que cuando los ácidos grasos o fosfolípidos son disueltos
en benceno y varias gotas de esta solución, se disponen en una superficie de agua, las moléculas
se orientan con sus terminales hidrofílicos hacia el interior formando una monocapa en la
interface aire-agua. Partiendo de esta propiedad Gorter and Grendel (1925) extraen los lípidos
de los eritrocitos, miden el área que ocupa la monocapa que forman una vez dispersados sobre
el agua y obtienen que es dos veces el área de la superficie calculada de los eritrocitos originales,

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concluyendo que los lípidos deben de constituir una bicapa en las membranas celulares. La
conclusión es acertada pero resultó que se basaba en dos ideas equivocadas pero que
afortunadamente se compensaban la una a la otra. Por un lado, la acetona no extrajo todos los
lípidos y por otro, la superficie calculada para lo eritrocitos se basaba en preparaciones secas y
por consiguiente era inferior al verdadero valor establecido en preparaciones húmedas. De todos
modos las conclusiones de este experimento ejercieron una profunda influencia e la biología
celular; a consecuencia del mismo, la existencia de una bicapa lipídica como estructura básica
de la membrana plasmática fue plenamente aceptada.

Métodos más sofisticados han establecido de forma rotunda que la bicapa lipídica es la
base de la estructura de la membrana. Por ejemplo el analisis por difraccion por Rayos X
ha demostrado la existencia de bicapas lipídicas en las membranas de las vainas de mielina,
midiendo el grosor de esta bicapa así como sus propiedades eléctricas viniendo a convenir que
las cadenas hidrocarbonadas de los fosfolípidos han de estar perpendiculares al plano de la
membrana.

La observación de que la tensión superficial de las membranas artificiales es alta,


mientras que las de las naturales es relativamente baja condujo a Davson y Danielli a postular
la existencia de una capa de proteinas a ambos lados de la bicapa lipídica. Este concepto de
organización de la membrana celular perduró durante veinte años.

La bicapa lipídica ha sido establecida como la base universal de la estructura de la membrana


celular. Es fácil de observar en una electronmicrografía convencional, aunque son necesarias
técnicas especializadas, como difracción de rayos X y técnicas de criofractura, para revelar los
detalles de su organización. La estructura en bicapa puede atribuirse a las propiedades
especiales de las moléculas lipídicas, que hacen que dichas moléculas se ensamblen
espontáneamente formando bicapas, incluso en sencillas condiciones artificiales.

ii. Propiedades de los lípidos de la membrana.-

- Autoensamblado en bicapas. Los lípidos de las membranas son moléculas anfipáticas que
espontáneamente forman bicapas. Las moléculas lipídicas son insolubles en agua pero se
disuelven fácilmente en disolventes orgánicos. Constituyen aproximadamente un 50 % de la
masa de la mayoría de las membranas plasmáticas de las células animales, siendo casi todo el
resto proteínas. Todas las moléculas lipídicas en las membranas celulares son anfipáticas -es
decir, tienen un extremo hidrofílico ("que se siente atraído por el agua" o polar) y un extremo
hidrofóbico ("que rehuye el agua" o no polar).
Las más abundantes de estas moléculas son los fosfolípidos. Los fosfolípidos tienen
una cabeza polar y dos colas hidrocarbonadas hidrofóbicas. Las colas suelen ser ácidos grasos,
y pueden tener diferente longitud (normalmente contienen de 14 a 24 átomos de carbono).
Normalmente una de las colas presenta uno o más dobles enlaces Cis (es decir, es insaturada)
mientras que la otra normalmente no tiene dobles enlaces (es decir, es saturada). Cada doble
enlace Cis genera una suave curvatura en la cadena. Las diferencias de longitud y de grado de
saturación entre las colas hidrocarbonadas son importantes porque afectan la capacidad de las
moléculas de fosfolípidos para empaquetarse una contra otra y, por lo tanto, afectan la fluidez
de la membrana.

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Fig. 5
La forma y naturaleza anfipática de las moléculas lipídicas es lo que determina que
estas moléculas formen espontáneamente bicapas lipídicas en solución acuosa. Cuando las
moléculas anfipáticas se encuentran rodeadas por todas partes por un ambiente acuoso, tienden
a agregarse de tal manera que las colas se enfrentan entre sí y las cabezas hidrofílicas se
encuentran expuesta al agua, formando micelas o bicapas lipídicas.
Debido a su forma cilíndrica la mayoría de los fosfolípidos de membrana forman
espontáneamente bicapas en un entorno acuoso. Es decir sede autoensamblan formando
bicapas.

- Autosellado de las bicapas.- Además estas bicapas tienden a cerrarse sobre sí mismas
formando compartimentos herméticos. Es decir tienen la propiedad de autosellado. Por esta
misma razón, los compartimentos formados por bicapas lipídicas tienden a cerrarse de nuevo
después de haber sido rotos.

Fig. 6

Además de las propiedades de autoensamblado y autosellado, una bicapa lipídica


tiene otras propiedades que hacen de ella una estructura ideal para construir las membranas
celulares.

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- Fluidez de las bicapas .- Una de las propidades más importante de las bicapas lipídicas es la
fluidez, que, como veremos, es crucial para muchas de sus funciones. Sorprendentemente, no
fue hasta principio de los años 1970 que los investigadores reconocieron por primera vez que
las moléculas lipídicas pueden difundir libremente en el seno de la bicapa. Se han realizado
estudios de FLUIDEZ de las bicapas sobre diversos modelos:
ESTUDIOS SOBRE LA FLUIDEZ DE LAS BICAPAS EN BICAPAS ARTIFICIALES.-
La demostración inicial sobre la fluidez de las bicapas procede de unos estudios llevados a
cabo con bicapas lipídicas sintéticas.
Dos tipos de estas bicapas sintéticas han resultado muy útiles en los estudios
experimentales:

(1) Liposomas.- Son bicapas producidas en forma de vesículas esféricas cuyo tamaño
puede variar de 25 nm a 1μm de diámetro según cual sea el sistema de preparación..

Fig.:7.- Liposomas

2) Membranas negras.- Son bicapas planas formadas a través de un agujero situado


en una separación entre dos compartimientos acuosos.
Fig.: 8.
Fig. 8.- Sección transversal de una
membrana negra, una bicapa lipídica
artificial. Esta bicapa planar aparece negra
cuando se forma a través de un pequeño
agujero en una pared que separa
compartimentos acuosos. Las membranas
negras se utilizan para medir las
propiedades de permeabilidad de las
membranas artificiales

Se han utilizado diversas técnicas para medir el desplazamiento de las moléculas lipídicas
y de sus diferentes regiones. Por ejemplo, se puede construir una molécula lipídica cuyo grupo
de cabeza polar lleve una "marca de espín", tal como un grupo nitroxilo (>N-O), que contiene
un electrón desapareado cuyo espín genera una señal paramagnética que se puede medir
mediante espectroscopia de resonancia de espín electrónico (ESR, de Electron Spin
Resonance). Mediante el espectro ESR se puede medir el movimiento y la orientación de un
lípido marcado dentro de una bicapa.

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Estos estudios demuestran que las moléculas de fosfolípido de las bicapas artificiales
raramente migran de un lado a otro de la monocapa. Este proceso, denominado "flip-flop",
se produce menos de una vez al mes en cualquier molécula lipídica. Por otro lado las
moléculas lipídicas intercambian fácilmente su lugar con el de las moléculas vecinas dentro
de una monocapa (-107 veces por segundo). Ello da lugar a una rápida difusión lateral, con
un coeficiente de difusión (D) de aproximadamente
10-8cm2/sg, lo cual significa que una molécula lipídica promedio difunde la longitud de una
gran célula bacteriana (~2μm) en aproximadamente 1sg. Además, estos estudios indican que
las moléculas lipídicas giran con gran rapidez alrededor de sus ejes longitudinales y que sus
cadenas hidrocabonadas son flexibles

Fig.:9.- Movilidad de los fosfolípidos en las bicapas.

ESTUDIOS SOBRE LA FLUIDEZ DE LAS BICAPAS EN MEMBRAS BIOLÓGICAS


AILADAS Y CÉLULAS ENTERAS.- Unos estudios similares han sido realizados con
moléculas lipídicas marcadas, en membranas biológicas aisladas y en células enteras
relativamente sencillas como micoplasmas, bacterias ó glóbulos rojos (eritrocitos) anucleados.
En general, los resultados de estos estudios son los mismos que los que se obtienen con bicapas
artificiales, y demuestran que el componente lipídico de las membranas biológicas es un
fluido bidimensional en el que las moléculas constituyentes son libres de moverse
lateralmente.

La fluidez de las membranas celulares es biológicamente muy importante. Algunos


procesos de transporte y algunas actividades enzimáticas, por ejemplo, pueden detenerse
cuando la viscosidad de la bicapa se incrementa experimentalmente por encima del nivel
umbral.
La fluidez de una bicapa lipídica depende tanto de su composición como de su
temperatura, tal como ha sido demostrado en estudios en bicapas sintéticas.

Una bicapa lipidica artificial producida a partir de un solo tipo de fosfolípido pasa
del estado líquido (fluido) al cristalino (rígido) en un punto de congelación preciso y
característico de ese fosfolípido. Este cambio se llama transicion de fase, y se da a más baja

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temperatura (la membrana es mas difícil de congelar) cuanto más cortos e insaturados son sus
ácidos grasos.
En las bicapas artificiales con mezcla de fosfolípidos (diferente longitud y grado de
saturación y por consiguiente diferentes puntos de transición de fases), se pueden producir
separaciones de fase, cuando se alcanza su punto de congelación las moléculas individuales de
fosfolípidos del mismo tipo se agregan y se congelan formando grupos (hay zonas fluidas y
zonas rígidas).
Sin embargo, en las membranas biológicas los fosfolípidos tienen en una misma
molécula cadenas de ácidos grasos saturados e insaturados que impide la transición de fases,
por tanto no se produce congelación y en consecuencia la fluidez se ve aumentada.

Podemos decir que la existencia, en las membranas biológicas, de fosfolípidos con


cadenas hidrocarbonadas de diferente longitud y diferente grado de saturación, hace que no
se produzcan transiciones de fase permitiendo que la fluidez de la membrana permanezca.

Fig.: 10.-

Otro determinante de la fluidez de las membranas celulares es el colesterol.


El colesterol es muy abundante en las membranas celulares de los eucariotas (una
molécula de colesterol por cada molecula de fosfolípido), al estar insertado entre los
fosfolípidos en las bicapas impiden que los fosfolípidos se junten y cristalicen y de esta forma,
impide la transición de fases y mantiene la fluidez de la membrana.

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Fig.- 1.-
Además de regular la fluidez se cree que el colesterol aumenta la estabilidad mecánica
de la bicapa.

Las moléculas de colesterol se orientan en la bicapa con sus grupos hidroxilo próximos
a las cabezas polares de las moléculas de fosfolípidos, sus anillos esteroides planos y rigidos,
interactúan y en parte inmovilizan las porciones de las cadenas hidrocabonadas más cercarnas
a las regiones polares dejando el resto de la cadena (la más alejada) mas flexible. La importancia
del colesterol en el mantenimiento de la estabilidad mecánica de las membranas queda patente
en líneas celulares mutantes incapaces de sintetizar colesterol, que se lisan rapidamente amenos,
que se añada colesterol al medio en cultivo. El colesterol añadido se incorpora a la membrana
y se impide que se lisen.
El colesterol también disminuye la permeabilidad de las bicapas lipídicas para
pequeñas moléculas solubles en agua.
El colesterol también facilita los cambios en la forma de la membrana que requieren
que las dos caras de la bicapa lipídica se contraigan o extiendan en grados muy diferentes, ya
que a diferencia de los fosfolípidos, el colesterol puede moverse de una cara a la otra de la
bicapa en "flip-flop".

Fig.:12.-

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La fluidez exacta de las membranas plasmáticas tiene que ser biológicamente muy
importante, ya que las bacterias, levaduras y otros organismos poiquilotermos alteran la
composición de los ácidos grasos de sus membranas plasmáticas para mantener una fluidez
relativamente constante de las mismas.

La bicapa lipidica actua como disolvente de las proteinas de la membrana.- Al


comparar la composición lipídica de diversas membranas biológicas, notamos que las
membranas plasmáticas bacterianas, que a menudo están compuestas de un solo tipo de
fosfolípido, carecen de colesterol; en ausencia de colesterol es la pared circundante la que
proporciona la estabilidad mecánica de la misma. No obstante, la membrana plasmática de la
mayoría de las células eucarióticas no solo poseen colesterol sino que también presentan una
gran variedad de fosfolípidos. Por ejemplo, la m.p. de las células de mamíferos poseen cuatro
tipos de fosfolípidos principales, que sólo ellos constituyen más del 50% del total de los lipidos
de la membrana: -la fosfatidil colina: glicerol-P-colina, la esfingomielina, la fostatidil etanol
amina y -la fosfatidil serina.

Es posible que determinadas proteinas sólo puedan actuar en presencia de grupos de


cabeza de determinados fosfolípidos, de la misma manera que muchos enzimas en solución
acuosa requieren la presencia de un determinado ión para su actividad. Concuerda esta idea con
el hecho de que algunas proteinas que se insertan en una membrana sintética solo actúan si
existe la presencia de un determinado fosfolípido.
Fig.13

Observese que la fosfatidilserina tiene una carga negativa neta, en tanto que, los otros
tres tipos son electricamente neutros. Podemos preguntarnos. ¿Por que la membrana
plasmática tiene tal variedad de fosfolípidos con grupos de cabeza que difieren en forma,

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tamaño y carga?. Al intentar responder a esta pregunta es útil pensar que los lipidos de la
membrana actúan como un disolvente bidimensional de las proteinas al igual que el agua
constituye un disolvente tridimensional de las proteinas en soluciones acuosas.

d. Asimetría de las bicapas.- La bicapa de la membrana plasmática es asimétrica, puesto que


la composición de las dos mitades de la bicapa lipídica es marcadamente diferente. Así en la
membrana del eritrocito existe una mayor proporción de fosfatidil-colina y esfingomielina en
la cara externa y de fosfatidil etanol amina y fosfatidil serina en la cara interna, lo que se traduce
en una diferencia importante de carga entre las dos monocapas, (la fosfatidilserina es el único
fosfolípido de los cuatro que posee una carga neta negativa). La asimetría de los grupos de
cabeza (+ o -) se haya acompañada de una asimetría en las colas hidrocarbonadas que hacen
que la monocapa interna sea algo más fluida que la externa. Puesto que las moléculas lipídicas
no saltan en flip-flop es posible que esta asimetria se genere en el momento de la formación de
los diferentes lípidos en las membranas del retículo endoplasmático, mediante enzimas,
translocadoras de fosfolípidos, que trasfieren moléculas lipídicas específicas de una monocapa
a otra.
La asimetría lipídica ha de tener algún significado funcional. Pudiera ser que ayudase a
mantener las proteinas de membrana orientadas adecuadamente en la bicapa ya que estas se
hayan colocadas de manera altamente asimétricas como veremos más adelante.

Por otra parte además de que de las dos mitades de la bicapa lipídica es marcadamente
diferente, existen unas moléculas denominadas glucolípidos que contienen en sus cadenas
restos de oligosocaridos, y que son las reponsables de la asimetría mas marcada de las dos caras
de la membrana plasmatica, merced a la diferente distribución de los mismos en las dos
hemimembranas. Estas moléculas solo se encuentran en la hemimembrana externa y sus grupos
de azucar quedan al descubierto en la superficie de la célula.
Fig.:14.-

17
En resumen.- Todas las membranas biológicas tienen una doble capa contínua de moléculas
lipídicas, en las que estan inmersas varias proteinas de membrana. Esta bicapa lipídica es
fluida, y las moléculas lipídicas pueden difundir rapidamente dentro de su propia monocapa.
Sin embargo, raramente pasan de una monocapa a otra. Las moléculas lipídicas de la
membrana son anfipáticas, y la mayoría de ellas forman expontáneamente bicapas al ser
colocadas en agua. Por esta razón, las bicapas celulares se forman por autoensamblaje y si se
rompen se unen de nuevo (autosellado). En la bicapa de la membrana plasmática existen tres
clase principales de moléculas lipídicas: fosfolípidos, colesterol y glucolípidos, siendo
diferente la composición lipídica de las dos monocapas interna y externa. Además las
membranas diferentes de una misma célula eucariótica tienen también composición lipídica
diferente.

B. PROTEINAS DE LA MEMBRANA PLASMATICA.-

Las membranas celulares contienen importantes cantidades de proteinas. La proporción


de lipidos y proteinas es equivalente por término medio, aunque varía en los distintos tipos de
membranas. Por ejemplo, la a membrana de las vainas de mielina posee un 20% de proteinas y
un 80% de líidos , mientras que en la membrana interna de las mitocondrias la proporción
prácticamente se invierte.
Aunque la estructura básica de las membranas biológicas está determinada por
la bicapa lipídica, la mayoría de sus funciones específicas están desempeñadas por
proteinas.
Como los lípidos de la membrana es común que las proteinas de membrana lleven
adosadas cadenas de oligosacáridos. Así la superficie que la célula presenta al exterior posee
una gran cantidad de carbohidratos (bien unidos a lípidos = glucolípidos o bien unidos a
proteinas = glucoproteinas), que forma una cubierta celular denominada glucocaliz, que se
discutirá más adelante.
Las proteinas de la membrana exiben una asimetría mayor que la de los lípidos y se
clasifican en periféricas e integrales atendiendo al grado de interacción que mantienen en su
relación con la membrana.
Muchas de las proteinas de la membrana puede ser liberadas mediante procedimentos
de extracción relativamente suaves, como la exposición a soluciones de muy alta o muy baja
fuerza iónica o de pH extremo, métodos éstos que interfieren con las interacciones protéicas
pero que mantienen intacta la bicapa lipídica. Por esta razón a estas proteinas se les
denominan proteinas periféricas de membrana. Por el contrario otras proteinas de membrana
(las proteinas transmembrana, varias proteinas unidas a la bicapa por cadenas de ácidos grasos
y algunas otras proteinas unidas intimamente a la membrana, no pueden ser liberadas por estos
métodos, por lo que se les denomina proteinas integrales de membrana.

Las proteinas periféricas se hallan sobre ambas caras de la membrana, ligadas a las
cabezas de los fosfolípidos o a proteinas integrales por uniones no covalentes.

Las proteinas integrales se hallan empotradas en las membranas, entre los lípidos por
lo tanto el proceso de exige procedimientos relativamente drásticos mediante detergentes o
solventes especiales.

Por otra parte las proteinas pueden estar asociadas a la membrana de diversas maneras:

18
1. Muchas atraviesan la bicapa lipídica, de forma que parte de su masa se sitúa a ambos
lados de la membrana y se les denomina proteinas transmembrana, son anfipáticas
(1,2 y 3).

Fig. 15.- Varios sistemas de asociación de las proteínas a la bicapa lipídica. Se cree que las proteínas
transmembrana atraviesan la bicapa como un α-hélice única (1), en forma de múltiples hélices α (2), o
en forma de hebra β enrollada (un barril β) (3). Algunas de estas proteínas de “paso único” y de paso
múltiple están unidas covalentemente a cadenas de ácidos grasos insertados en la monocapa
citoplasmática. Otras proteínas de la membrana están expuestas solo a un lado de la membrana. (4)
Algunas de ellas están unidas solo a la superficie citosólica mediante una α hélice anfipática que se une
a la monocapa citosólica a través de la superfice hidrofóbica de la hélice.

2. Otras se localizan en el citosol y se asocian con la hemicapa citosólica bien mediante


una alfa hélice anfipática expuesta en la superficie de la proteina (4), o bien a través de
una o más cadenas lipídicas a las que están unidas covalentemente y que puede ser
cadenas de acidos grasos o grupos prenilo (5).
3. Existen otras proteinas simplemente expuestas a la superficie celular externa ancladas a
bicapalqa bicapa mediante una unión covalente al fosfatidilinositol de la hemicapa
externa (6)
4. Algunas otras proteinas que no atraviesan el interior hidrofóbico de la bicapa están
unidas a una u otra cara de la membrana mediante interacciones no covalentes con otras
proteinas de la membrana (7 y 8).

Habitualmente la manera en que una proteina se asocia a la bicapa es un indicativo de


la función de la proteina. Así las proteinas transmembrana pueden actuar a ambos lados de la
membrana o transportar moléculas a través de ella. Algunos receptores celulares de superficie
son proteinas transmembrana que se unen a la molécula señal en el espacio extracelular y
generan diferentes señales intracelulares en el lado opuesto de la membrana plasmática.
Se considera que, en la mayoría de las proteinas transmembrana, las regiones de
la cadena polipeptídica que cruzan la bicapa la bicapa lipídica presentan una
configuración en α hélice.

19
Fig. 16

En las proteinas transmembrana de paso único la cadena polipeptídica cruza una sola
vez, mientras que en las proteinas transmembrana de multiple paso la cadena polipeptídica
cruza múltiples veces la bicapa. Una manera alternativa de que las uniones peptídicas puedan
satisfacer sus requerimintos de enlace de hidrógeno es que las múltiples hebras transmembrana
de la cadena polipeptídica se dispongan en lámina β formando un barril cerrado (barril β).

La gran mayoría de las proteinas transmembrana se hallan glicosiladas.


Las proteinas también pueden girar en torno de sus propios ejes y desplazarse
lateralmente en el plano de la bicapa. Por tanto la fluidez de la membrana hace referencia a
al desplazamiento de los lípidos y de las proteinas en el plano de la bicapa.
La fluidez de las proteinas en la bicapa lipídica ha sido comprobada mediante distintas
técnicas histológicas

C. GLÚCIDOS DE LA MEMBRANA PLASMATICA.-

a. Los hidratos de carbono de las membranas celulares forman parte de glicolípidos y


glicoproteínas.- Las membranas celulares contienen entre un 2% y un 10% de hidratos de
carbono. Estos se hallan unidos covalentemente a lípidos y a proteínas de membrana, es decir,
bajo la forma de glucolípidos y glucoproteinas.
Los glucolípidos se clasifican en cerebrosidos y gangliosidos (ya visto en el punto II
COMPOSICION QUIMICA).

20
Las glucoproteinas de la membrana contienen oligosacáridos y polisacáridos. Una
proteina puede tener una o varias cadenas de oligosacáridos. Los polisacáridos ligados a las
proteinas son glucosaminoglicanos y se forman proteinas llamadas proteoglicanos.
Los hidratos de carbono de los glicolípidos y de las glicoproteinas se localizan en la cara
externa de la membrana forman una cubierta que se llama glicocaliz. Las funciones del
glicocaliz son diversas entre otras, podemos destacar:
i. Protegen la superficie de la célula de agresiones químicas y mecánicas (Ej.: en el
intestino las células de la mucosa intestinal las protege del contacto con los
alimentos y de la agresión de los enzimas digestivos)
ii. Debido a la presencia de ácido siálico en muchos de los oligosacáridos del
glicocaliz, la carga eéectrica de la superficie de las membranas es negativa ello atrae
a los cationes del medio extracelular que quedan adheridos en el exterior de la
céula.Esta cualidad es importante en las células musculares y nerviosas, puesto que
necesitan incorporar grandes cantidades de Na+ de fácil disponibilidad durante la
despolarización de la membrana.
iii. Algunos oligosacáridos del glicocaliz son necesarios para los procesos de
reconocimiento y adhesión celular..
iv. La membrana plasmática que circunda varias veces al axón formando la vaina de
mielina en las fibras nerviosas mielínicas contiene abundantes glucolípidos lo cual
contribuye al aislamiento eléctrico del axón.

Fig.19.-

21
IV. Arquitectura molecular. Modelos de membrana.-
Las membranas celulares responden al modelo del mosáico fluido. Como los lípidos, las
proteinas también pueden girar en torno de sus propios ejes y desplazarse lateralmente en el
plano de la bicapa. Se les ha comparado como “icebergs” que flotan en la bicapa lipídica.
En la actualidad es el modelo de aceptación general y que integra la mayoría de los
datos obtenidos por diversas técnicas es el propuesto por Singer y Nicholson (1972),
denominado como modelo del mosaico fluido.
Este modelo sostiene que:
1. Los lípidos y las proteínas integrales están dispuestas en un mosaico.
2. Las membranas biológicas son estructuras fluidas en las que los lípidos y proteínas
pueden realizar movimientos de difusión lateral dentro de la bicapa.
3. Las membranas son estructuras asimétricas en cuanto a todos sus componentes:
lípidos, proteínas y carbohidratos.

La membrana es considerada, por tanto, como un mosaico fluido en el que la bicapa lipídica
es la red cementante de la membrana y las proteínas unidas o embebidas interaccionan unas con
otras y con los lípidos pero manteniendo la capacidad de moverse lateralmente en la fase
lipídica fluida.

Membrana del mosaico fluido. Lípidos y proteínas se disponen formando un mosaico. Los
hidratos de carbono aparecen ubicados en el exterior celular y la proporción de glucolipidos
es muy baja.

Fig. 20: Esquema del modelo del mosaico fluido de la membrana plasmática

22
IV.I. Membrana plasmática del glóbulo rojo humano.- Se tiene más información de la
membrana plasmática del globulo rojo humano que de cualquier otra membrana eucariótica, lo
cual es debido a distintas causas. Los globulos rojos se pueden obtener en gran número y están
poco contaminados por otros tipos celulares, la unica membrana que poseen es la membrana
plasmática. Exponiendo las células a un medio hipotónico es fácil preparar fantasmas de
eritrocitos. Estos fantasmas pueden ser estudiados mientras todavía están abiertos (en cuyo
caso cualquier reactivo puede interaccionar con las moléculas por ambas caras de la membrana)
o pueden dejarse que se suelden de nuevo, en cuyo caso los reactivos que se utilizan solo pueden
actuar en el lado externo de la membrana. Además como en el caso de los fantasmas de
eritrocitos también se pueden preparar vesículas soldadas invertidas, es posible estudiar por
separado los lados externo e interno de la membrana del eritrocito. El uso de fantasmas de
eritrocito soldados y no soldados hizo posible demostrar por primera vez que algunas proteinas
de membrana atraviesan la bicapa lipídica y que la composición lipídica de las dos mitades es
diferente. Estos hechos, al igual que muchos de los principios básicos demostrados inicialmente
en membranas de eritrocito, se han generalizado a las diversas membranas de las células
nucleadas y de las bacterias.

La orientación de una proteína de membrana puede determinarse de varias maneras. Un


método usa un reactivo marcador (p. ej., uno que contenga una marca radiactiva o fluorescente),
que se una covalentemente y que sea soluble en agua, es decir, que no pueda penetrar en la
bicapa, por lo que sólo se unirá a grupos específicos del lado accesible de la membrana. A
continuación, se solubilizan las membranas con un detergente y se separan las proteínas por
electroforesis en gel de poliacrilamida con SDS. Las proteínas marcadas se detectan por su
radiactividad (mediante autorradiografía sobre gel) o por su fluorescencia (exponiendo el gel a
luz ultravioleta). Con este marcaje vectorial es posible determinar cómo se halla orientada una
proteína de membrana detectada como una banda sobre el gel en la membrana: por ejemplo, si
se marca tanto desde el lado externo (cuando se marcan células intactas o fantasmas con la
membrana cerrada) como desde el interno (citosólico, cuando se marcan vesículas invertidas),
debe de tratarse de una proteína transmembrana. También se pueden exponer tanto la superficie
externa como la interna a enzimas proteolíticas que no atraviesen la membrana: si una proteína
queda parcialmente digerida debe de ser una proteína transmembrana. Además, para determinar
si una zona específica de una proteína transmembrana está expuesta a un lado u otro de la
membrana se pueden usar anticuerpos marcados que se unen sólo a esa región de la proteína.

Al estudiar las proteínas de la membrana plasmática del glóbulo rojo humano mediante
electroforesis en gel de poliacrilamida con SDS, se detectan aproximadamente 15 bandas
proteicas principales, cuyos pesos moleculares oscilan entre 15.000 y 250.000 daltons.

Fig.21

23
Tres de estas proteínas -la espectrina, la glucoforina y la banda 3 constituyen más del 60%
(en peso) de la proteína total. Cada una de ellas se sitúa en la membrana de diferente manera.
Por ello las usaremos como ejemplo de las tres maneras principales en que las proteínas se
asocian con las membranas, no sólo en los glóbulos rojos, sino en otros tipos celulares.

Fig. 22

24
25
La espectrina es una proteína del citoesqueleto asociada no covalentemente a la cara
citosólica de la membrana del eritrocito

Fig. 23

Muchas de las moléculas de proteína asociadas a la membrana del eritrocito humano son
proteínas periféricas de membrana unidas al lado citosólico de la bicapa lipídica. La más
abundante de estas proteínas es la espectrina, una barra larga, delgada y flexible, de
aproximadamente 100 nm de longitud, que constituye aproximadamente el 25% de la masa total
de las proteínas asociadas a la membrana (unas 2,5 x l O6 copias por célula). Es el principal
componente del entramado proteico (el citoesqueleto) que se extiende por el interior de la
membrana celular del eritrocito, manteniendo la integridad estructural y la forma bicóncava

26
de su membrana. Si se extrae el citoesqueleto de los fantasmas de eritrocito en soluciones de
baja fuerza iónica, la membrana se fragmenta formando pequeñas vesículas.
La espectrina es un heterodímero formado por dos grandes subunidades estructuralmente
similares. Los heterodímeros se autoasocian cabeza con cabeza en tetrámeros de 200 nm. Las
colas de 5 o 6 tetrámeros se enlazan uniéndo se a filamentos cortos de actina y a otras
proteínas del citoesqueleto (p. ej., de banda 4.1) formando un "complejo de unión". El
resultado es una red deformable que se extiende por toda la superficie citosólica . Este
citoesqueleto basado en la espectrina permite al eritrocito resistir el estrés que sufre su
membrana cuando es empujado por los estrechos capilares. Ratones y humanos con anomalías
genéticas en la espectrina presentan anemia y sus glóbulos rojos son esféricos y frágiles; la
severidad de la anemia se incrementa con el grado de deficiencia en espectrina.

Fig. 24

27
La principal proteína responsable de sujetar el citoesqueleto de espectrina a la membrana
plasmática del eritrocito se identificó uniendo espectrina marcada radiactivamente a
membranas de eritrocitos de las que se habían retirado la espectrina y otras proteínas
periféricas. Esto demostró que la unión de la espectrina depende de la anquirina, una gran
proteína intracelular de unión, que se une a la espectrina y al dominio citoplasmático de la
proteína transmembrana banda 3. La anquirina conecta algunas moléculas de banda 3 a la
espectrina, uniendo así la red de espectrina a la membrana; también reduce la velocidad de
difusión de las moléculas de banda 3 en la bicapa. El citoesqueleto de espectrina también se
une a la membrana a través de otro mecanismo que depende de la proteína banda 4.1. Esta
proteína, que se une a la espectrina y a la actina, también se une al dominio citoplasmático de
banda 3 y a la glucoforina, la otra proteína transmembrana mayoritaria en los eritrocitos.

Por debajo de la membrana plasmática de muchas células humanas existe una red de
citoesqueleto análoga a la descrita, pero mucho más compleja. Esta red, que constituye la
región cortical (o córtex) del citoplasma, es rica en filamentos de actina que al parecer se unen
a la membrana plasmática de muchas formas. En el córtex de células nucleadas también hay
proteínas estructuralmente homólogas a la espectrina, la anquirina y la banda 4.1, pero su
organización y función no son tan conocidas.
La glucoforina atraviesa la bicapa lipídica del glóbulo rojo como una hélice a sencilla
Fig. 25

28
La glucoforina es una de las dos proteínas mayoritarias que se hallan expuestas en la
superficie externa del glóbulo rojo humano y fue la primera proteína de membrana de la que
se pudo determinar su secuencia de aminoácidos completa. La glucoforina es una pequeña
glucoproteína transmembrana (131 aminoácidos) de paso único que se halla situada de forma
que la mayoría de su masa se halla en la superficie externa de la membrana, donde se localiza
su cola amino terminal hidrofílica. En esta zona de la proteína se hallan unidos todos los
carbohidratos (unos 100 residuos de azúcar distribuidos en 16 cadenas laterales distintas de
oligosacáridos), que representan el 60% de la masa total de la molécula. De hecho, la gran
mayoría del total de carbohidratos de superficie del eritrocito (incluyendo más del 90% del
ácido siálico, y por lo tanto la mayor parte de la carga negativa de superficie de la célula)
están unidos a moléculas de glucoforina. El extremo carboxilo terminal hidrofilico de la
glucoforina está expuesto hacia el citoplasma, mientras que existe un segmento α-helicoidal
hidrofóbico de unos 23 aminoácidos que atraviesa la bicapa lipídica .
A pesar de que en cada célula hay más de un millón de moléculas de glucoforina, todavía
se desconoce la función de esta glucoproteína. De hecho, los individuos cuyos eritrocitos
carecen de esta proteína parecen estar perfectamente sanos. Aun que la glucoforina es
exclusiva de los glóbulos rojos, su estructura es representativa de una clase frecuente de
proteínas de membrana que atraviesan la bicapa lipídica en forma de hélice α, como muchos
receptores de superficie.

La glucoforina suele hallarse como homodímero, con sus dos cadenas idénticas unidas
mediante interacciones no covalentes entre las hélices α transmembrana. A menudo, el
segmento transmembrana de una proteína transmembrana es más que un anclaje hidrofóbico:
la secuencia de aminoácidos hidrofóbicos puede contener información que permite las
interacciones proteína-proteína. De manera similar, los segmentos transmembrana de
proteínas de paso múltiple ocupan posiciones definidas en la estructura plegada de la proteína
determinadas por interacciones entre hélices a transmembrana. Con proteasas, pueden
eliminarse los bucles citosólicos y no citosólicos de una cadena polipeptídica que enlazan los
dominios transmembrana y los fragmentos resultantes permanecen unidos y funcionan bien.
A veces, las piezas por separado pueden ser expresadas en células y se ensamblan formando
una proteína funcional.

La banda 3 de la membrana del eritrocito es una proteína de paso múltiple que cataliza
el cotransporte aniónico
A diferencia de lo que sucede con la glucoforina, se sabe que la proteína banda 3 desempeña
un papel importante en la función de la célula. Su nombre deriva de la posición relativa que
ocupa respecto a las otras proteínas de membrana en una electroforesis en gel de
poliacrilamida con SDS. Como la glucoforina, la banda 3 es una proteína transmembrana,
pero de paso múltiple, que atraviesa la membrana altamente plegada. Se cree que la cadena
polipeptídica (de aproximadamente 930 aminoácidos de longitud) atraviesa 12 veces la
bicapa.

La principal función de los glóbulos rojos es la de transportar 0 2 desde los pulmones hasta
los tejidos y colaborar en el transporte de CO Z desde los tejidos hasta los pulmones. La
proteína banda 3 es de importancia crucial en la segunda de estas funciones. Dado que el CO Z
es sólo ligeramente soluble en agua, es transportado por el plasma sanguíneo en forma de
bicarbonato (HC03-), que es formado y roto dentro de los glóbulos rojos por una enzima que
cataliza la reacción H20 + C02 - HC03- + H+. La proteína banda 3 actúa como un transportador
de aniones, que permite que el HC03- cruce la membrana, intercambiándose con Cl -. Al hacer

29
que la membrana del eritrocito sea libremente permeable al HC0 3-, este transportador
incrementa la cantidad de C02 que la sangre puede transportar hasta los pulmones.
Las proteínas banda 3 pueden observarse con el microscopio electrónico como Partículas
intramembrana mediante la técnica de criofractura. En este método las células son congeladas
en nitrógeno líquido y el bloque de hielo resultante se fractura con una cuchilla. El plano de
la fractura tiende a pasar a través de la mitad hidrofóbica de los lípidos de la membrana,
separando las membranas en sus dos monocapas. Las caras de fractura expuestas se metalizan
con platino y la réplica de platino resultante se observa con el microscopio electrónico.
Cuando se estudian de esta manera, las membranas celulares de los eritrocitos humanos
aparecen salpicadas de partículas intramembrana de tamaño relativamente homogéneo 7,5 nm
de diámetro) y distribuidas al azar. Se cree que estas partículas son principalmente moléculas
de banda 3: cuando se reconstituyen bicapas lipídicas sintéticas con moléculas de proteína
banda 3 y las bicapas se fracturan, se observan estas típicas partículas intramembrana de 7,5
nm. En la Figura 10-35 se ilustra la razón por la que mediante criofractura de membranas
celulares de glóbulos rojos se pueden observar las moléculas de banda 3 pero no las moléculas
de glucoforina.
Para poder transportar pequeñas moléculas hidrofóbicas a través de una membrana, la
proteína de transporte debe perforar la barrera de permeabilidad hidrofóica de la bicapa
lipídica para que la molécula hidrofilica pueda atravesarla. Como curre con las proteínas
formadoras de poros basados en barriles β, la arquitectura molecular de las proteínas
transmembrana de paso múltiple es ideal para esto. En luchas de ellas, algunas de las hélices
a transmembrana contienen tanto aminoacios con cadenas laterales hidrofóbicas como
aminoácidos con cadenas laterales hidrofilicas. Las cadenas laterales hidrofóbicas se sitúan
en un lado de la hélice α, apuestas a los lípidos de la membrana. Las cadenas laterales
hidrofilicas se concentran en el otro lado, donde forman parte de la luz de un poro hidrofilico
genera, al empaquetar algunas de estas hélices a, una al lado de otra, formando un tubo entro
del interior hidrofóbico de la bicapa.

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