IV. FUNCIONES
V. BIOGENESIS
VI. DIFERENCIACIONES DE LA MEMBRANA PLASMATICA
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LA MEMBRANA PLASMATICA
I. INTRODUCCION.
Las membranas celulares son cruciales para la vida celular. La membrana plasmática
rodea a la célula, definiendo su extensión y manteniendo las diferencias esenciales entre el
contenido de la célula y su entorno.
Su existencia se sospechó antes de poder ser observada. Dado que por su pequeño grosor
(unos 75 Å) no es visible con el microscopio óptico, únicamente se puede visualizar con el
microscopio electrónico.
La membrana supone una auténtica interfase que delimita a las células y actúa como un
filtro altamente selectivo.
Desde el punto de vista de la permeabilidad se dice que es una estructura semipermeable
pues es permeable para algunas moléculas e impermeable para otras. Aquellas moléculas
impermeables que es necesario introducir o expulsar de la célula necesitan sistemas de
transporte a través de la membrana.
A pesar de que tienen diferentes funciones, todas las membranas biológicas, en las
células eucarióticas, comparten una estructura básica común: una finísima capa de
moléculas lipídicas y proteicas, que se mantienen unidas fundamentalmente por interacciones
no covalentes y que al microscopio electrónico se manifiesta como una doble capa oscura
(osmiófila) delimitando una capa intermedia clara (osmiófoba); el concepto de "unidad de
membrana" hace referencia a este patrón estructural común.
Las moléculas proteicas que atraviesan la bicapa lipídica son las responsables de la
mayoría de las demás funciones de la membrana,
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según el tipo celular o la región de la célula. Este revestimiento fibroso denominado “cell coat”
por los autores anglosajones, es generalmente delgado (50Å a 100 Å), pero en ciertos casos,
como en la ameba o en la cara apical de las células absorbentes del intestino, pueden llegar a
tener de 500 a 2000Å de espesor.
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Fig. 2. Esquema que muestra las dos hemicapas separadas por la técnica de criofractura
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III. COMPOSICION QUÍMICA Y ORGANIZACIÓN MOLECULAR DE LA
MEMBRANA PLASMÁTICA.
Sin embargo la medida de la tensión superficial de las células indica que los lípidos
de la membrana no están en contacto directo con el medio acuoso externo; en efecto, esta
tensión es mucho menor (0,2 a 0,3 dinas/cm 2 en huevos de erizo, leucocitos de anfibio o
amebas) que la de una interfase agua lípidos (15 dinas/cm. 2 en el aceite de oliva o de ricino).
Esta diferencia es debida a la existencia de proteínas en la membrana en contacto con el
medio extracelular.
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de la superficie celular. Estas cargas se ponen de manifiesto por electroforesis de células
enteras: sometidos a la acción de un campo eléctrico, los eritrocitos, células normales o
cancerosas en cultivo, se dirigen hacia el ánodo. Si las células se tratan con neuraminidasa,
enzima que separa específicamente el ácido neuramínico de las glicoproteínas de la
membrana plasmática, su movilidad electroforética queda muy disminuida.
La mayoría de las lectinas tienen, por molécula, muchos lugares de fijación para
azúcares específicos (en efecto, son asociaciones de subunidades protoméricas que poseen
cada una un lugar de fijación); colocadas en una suspensión celular forman puente entre
células vecinas y provocan su aglutinación. Esta propiedad fue encontrada por primera vez
en los glóbulos rojos de la sangre y es por ello, que las lectinas también se conocen con el
nombre de fitohemaglutininas.
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anucleadas (han perdido su núcleo en el curso de su maduración en la médula ósea roja) que
además carecen de orgánulos citoplasmáticos. Son, pues, sacos cuya pared es la membrana
plasmática o estroma y cuyo contenido es rico en hemoglobina. Vaciando estas
células por shock osmótico se obtienen fácilmente precipitados de glóbulos rojos que no poseen
más que su membrana plasmática. Son los llamados «glóbulos rojos fantasma».
En la práctica, los glóbulos rojos humanos son los más utilizados puesto que se pueden
obtener en grandes cantidades en los bancos de sangre. Después de lavar los glóbulos con una
solución salina isotónica (NaCI 9 %, tamponada a pH 7,0 o ligeramente alcalina), se centrifuga
y el precipitado obtenido se resuspende en un medio hipotónico (solución tamponada de NaCI
al 5 % o menos). Los glóbulos se hinchan; a los 15 segundos del comienzo de este shock
osmótico se abren en la membrana pequeños agujeros de 200 a 500 Á de diámetro. En estas
condiciones, el hialoplasma, rico en hemoglobina, sale de los glóbulos y se diluye en el medio
hipotónico extrácelular; los glóbulos se vacían así de su contenido, es el fenómeno de hemolisis.
Por centrifugación se obtiene un precipitado de membranas plasmáticas que delimitan todavía
los sacos plasmáticos, puesto que los agujeros aparecidos en la membrana durante la hemolisis,
después de la salida de la hemoglobina (aproximadamente a los 25 segundos del tratamiento
hipotónico), se vuelven a cerrar.
La preparación de fracciones de membranas plasmáticas a partir de otros tipos celulares,
como las células del hígado o del páncreas exocrino, es mucho más larga y complicada; estas
células poseen en su citoplasma el retículo endoplasmático, los dictiosomas del aparato de
Golgi, las mitocondrias cuyas membranas son muy difíciles de separar, unas de otras, a partir
del homogeneizado inicial y posterior centrifugación diferencial en gradientes de sacarosa. A
pesar de estas dificultades, se consiguen preparar fracciones de membranas plasmáticas en las
que la contaminación debida a otras membranas celulares es baja.
La membrana plasmática del eritrocito de rata tiene un 40% de lípidos. Hay unas 5.106
moléculas de lípido por μ2. Los principales son:
- Fosfolípidos:
- fosfoglicéridos
- esfingolípidos
- colesterol y sus derivados
- Los lípidos que contienen carbohidratos son glucolípidos. Las características químicas de
los lípidos mencionados son:
1. Fosfolípidos
1.1- fosfogliceridos están formados por una molécula de glicerol esterficado con dos ácidos
grasos (entre 16 y 20 C de longitud) y cada uno de ellos se encuentra unido por su extremo
carboxilo al hidroxilo del glicerol. El tercer hidroxilo del glicerol está esterifiado con un fosfato.
Si este grupo fosfato no se encuentra esterficado con ningún otro componente el fosfolípido
se denomina ácido fosfatídico. Si el fosfato está esterificado por otros radicales, se denomina
de acuerdo con este radical.
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- serina (fosfatidilserina o cefalina),
- etanolamina (fosfatidil etanol amina, también llamada cefalina como el anterior,
- inositol (fosfatidil inositol), o
- a otra molécula de glicerol (fosfatidil glicerol).
En las membranas también hay otro fosfoglicérido formado por la unión de dos ácidos
fosfatídicos a otra molécula de glicerol difosfatidil glicerol o cardiolipina).
4. Las grasas neutras, formadas por esteres del glicerol y uno (monoglicéridos), dos
(diglicéridos) y tres ( triglicéridos) ácidos grasos son un componente minoritario o incluso
ausente en la membrana plasmática. Sin embargo, en las membranas de las bacterias y células
vegetales son frecuentes los glucolípidos simples, constituidos por el glicerol esterificado con
uno o dos ácidos grasos y con un monosacárido o un oligosacárido unido al tercer hidroxilo.
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Fig. 4. Esquema de los lípdos de memberana
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concluyendo que los lípidos deben de constituir una bicapa en las membranas celulares. La
conclusión es acertada pero resultó que se basaba en dos ideas equivocadas pero que
afortunadamente se compensaban la una a la otra. Por un lado, la acetona no extrajo todos los
lípidos y por otro, la superficie calculada para lo eritrocitos se basaba en preparaciones secas y
por consiguiente era inferior al verdadero valor establecido en preparaciones húmedas. De todos
modos las conclusiones de este experimento ejercieron una profunda influencia e la biología
celular; a consecuencia del mismo, la existencia de una bicapa lipídica como estructura básica
de la membrana plasmática fue plenamente aceptada.
Métodos más sofisticados han establecido de forma rotunda que la bicapa lipídica es la
base de la estructura de la membrana. Por ejemplo el analisis por difraccion por Rayos X
ha demostrado la existencia de bicapas lipídicas en las membranas de las vainas de mielina,
midiendo el grosor de esta bicapa así como sus propiedades eléctricas viniendo a convenir que
las cadenas hidrocarbonadas de los fosfolípidos han de estar perpendiculares al plano de la
membrana.
- Autoensamblado en bicapas. Los lípidos de las membranas son moléculas anfipáticas que
espontáneamente forman bicapas. Las moléculas lipídicas son insolubles en agua pero se
disuelven fácilmente en disolventes orgánicos. Constituyen aproximadamente un 50 % de la
masa de la mayoría de las membranas plasmáticas de las células animales, siendo casi todo el
resto proteínas. Todas las moléculas lipídicas en las membranas celulares son anfipáticas -es
decir, tienen un extremo hidrofílico ("que se siente atraído por el agua" o polar) y un extremo
hidrofóbico ("que rehuye el agua" o no polar).
Las más abundantes de estas moléculas son los fosfolípidos. Los fosfolípidos tienen
una cabeza polar y dos colas hidrocarbonadas hidrofóbicas. Las colas suelen ser ácidos grasos,
y pueden tener diferente longitud (normalmente contienen de 14 a 24 átomos de carbono).
Normalmente una de las colas presenta uno o más dobles enlaces Cis (es decir, es insaturada)
mientras que la otra normalmente no tiene dobles enlaces (es decir, es saturada). Cada doble
enlace Cis genera una suave curvatura en la cadena. Las diferencias de longitud y de grado de
saturación entre las colas hidrocarbonadas son importantes porque afectan la capacidad de las
moléculas de fosfolípidos para empaquetarse una contra otra y, por lo tanto, afectan la fluidez
de la membrana.
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Fig. 5
La forma y naturaleza anfipática de las moléculas lipídicas es lo que determina que
estas moléculas formen espontáneamente bicapas lipídicas en solución acuosa. Cuando las
moléculas anfipáticas se encuentran rodeadas por todas partes por un ambiente acuoso, tienden
a agregarse de tal manera que las colas se enfrentan entre sí y las cabezas hidrofílicas se
encuentran expuesta al agua, formando micelas o bicapas lipídicas.
Debido a su forma cilíndrica la mayoría de los fosfolípidos de membrana forman
espontáneamente bicapas en un entorno acuoso. Es decir sede autoensamblan formando
bicapas.
- Autosellado de las bicapas.- Además estas bicapas tienden a cerrarse sobre sí mismas
formando compartimentos herméticos. Es decir tienen la propiedad de autosellado. Por esta
misma razón, los compartimentos formados por bicapas lipídicas tienden a cerrarse de nuevo
después de haber sido rotos.
Fig. 6
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- Fluidez de las bicapas .- Una de las propidades más importante de las bicapas lipídicas es la
fluidez, que, como veremos, es crucial para muchas de sus funciones. Sorprendentemente, no
fue hasta principio de los años 1970 que los investigadores reconocieron por primera vez que
las moléculas lipídicas pueden difundir libremente en el seno de la bicapa. Se han realizado
estudios de FLUIDEZ de las bicapas sobre diversos modelos:
ESTUDIOS SOBRE LA FLUIDEZ DE LAS BICAPAS EN BICAPAS ARTIFICIALES.-
La demostración inicial sobre la fluidez de las bicapas procede de unos estudios llevados a
cabo con bicapas lipídicas sintéticas.
Dos tipos de estas bicapas sintéticas han resultado muy útiles en los estudios
experimentales:
(1) Liposomas.- Son bicapas producidas en forma de vesículas esféricas cuyo tamaño
puede variar de 25 nm a 1μm de diámetro según cual sea el sistema de preparación..
Fig.:7.- Liposomas
Se han utilizado diversas técnicas para medir el desplazamiento de las moléculas lipídicas
y de sus diferentes regiones. Por ejemplo, se puede construir una molécula lipídica cuyo grupo
de cabeza polar lleve una "marca de espín", tal como un grupo nitroxilo (>N-O), que contiene
un electrón desapareado cuyo espín genera una señal paramagnética que se puede medir
mediante espectroscopia de resonancia de espín electrónico (ESR, de Electron Spin
Resonance). Mediante el espectro ESR se puede medir el movimiento y la orientación de un
lípido marcado dentro de una bicapa.
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Estos estudios demuestran que las moléculas de fosfolípido de las bicapas artificiales
raramente migran de un lado a otro de la monocapa. Este proceso, denominado "flip-flop",
se produce menos de una vez al mes en cualquier molécula lipídica. Por otro lado las
moléculas lipídicas intercambian fácilmente su lugar con el de las moléculas vecinas dentro
de una monocapa (-107 veces por segundo). Ello da lugar a una rápida difusión lateral, con
un coeficiente de difusión (D) de aproximadamente
10-8cm2/sg, lo cual significa que una molécula lipídica promedio difunde la longitud de una
gran célula bacteriana (~2μm) en aproximadamente 1sg. Además, estos estudios indican que
las moléculas lipídicas giran con gran rapidez alrededor de sus ejes longitudinales y que sus
cadenas hidrocabonadas son flexibles
Una bicapa lipidica artificial producida a partir de un solo tipo de fosfolípido pasa
del estado líquido (fluido) al cristalino (rígido) en un punto de congelación preciso y
característico de ese fosfolípido. Este cambio se llama transicion de fase, y se da a más baja
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temperatura (la membrana es mas difícil de congelar) cuanto más cortos e insaturados son sus
ácidos grasos.
En las bicapas artificiales con mezcla de fosfolípidos (diferente longitud y grado de
saturación y por consiguiente diferentes puntos de transición de fases), se pueden producir
separaciones de fase, cuando se alcanza su punto de congelación las moléculas individuales de
fosfolípidos del mismo tipo se agregan y se congelan formando grupos (hay zonas fluidas y
zonas rígidas).
Sin embargo, en las membranas biológicas los fosfolípidos tienen en una misma
molécula cadenas de ácidos grasos saturados e insaturados que impide la transición de fases,
por tanto no se produce congelación y en consecuencia la fluidez se ve aumentada.
Fig.: 10.-
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Fig.- 1.-
Además de regular la fluidez se cree que el colesterol aumenta la estabilidad mecánica
de la bicapa.
Las moléculas de colesterol se orientan en la bicapa con sus grupos hidroxilo próximos
a las cabezas polares de las moléculas de fosfolípidos, sus anillos esteroides planos y rigidos,
interactúan y en parte inmovilizan las porciones de las cadenas hidrocabonadas más cercarnas
a las regiones polares dejando el resto de la cadena (la más alejada) mas flexible. La importancia
del colesterol en el mantenimiento de la estabilidad mecánica de las membranas queda patente
en líneas celulares mutantes incapaces de sintetizar colesterol, que se lisan rapidamente amenos,
que se añada colesterol al medio en cultivo. El colesterol añadido se incorpora a la membrana
y se impide que se lisen.
El colesterol también disminuye la permeabilidad de las bicapas lipídicas para
pequeñas moléculas solubles en agua.
El colesterol también facilita los cambios en la forma de la membrana que requieren
que las dos caras de la bicapa lipídica se contraigan o extiendan en grados muy diferentes, ya
que a diferencia de los fosfolípidos, el colesterol puede moverse de una cara a la otra de la
bicapa en "flip-flop".
Fig.:12.-
15
La fluidez exacta de las membranas plasmáticas tiene que ser biológicamente muy
importante, ya que las bacterias, levaduras y otros organismos poiquilotermos alteran la
composición de los ácidos grasos de sus membranas plasmáticas para mantener una fluidez
relativamente constante de las mismas.
Observese que la fosfatidilserina tiene una carga negativa neta, en tanto que, los otros
tres tipos son electricamente neutros. Podemos preguntarnos. ¿Por que la membrana
plasmática tiene tal variedad de fosfolípidos con grupos de cabeza que difieren en forma,
16
tamaño y carga?. Al intentar responder a esta pregunta es útil pensar que los lipidos de la
membrana actúan como un disolvente bidimensional de las proteinas al igual que el agua
constituye un disolvente tridimensional de las proteinas en soluciones acuosas.
Por otra parte además de que de las dos mitades de la bicapa lipídica es marcadamente
diferente, existen unas moléculas denominadas glucolípidos que contienen en sus cadenas
restos de oligosocaridos, y que son las reponsables de la asimetría mas marcada de las dos caras
de la membrana plasmatica, merced a la diferente distribución de los mismos en las dos
hemimembranas. Estas moléculas solo se encuentran en la hemimembrana externa y sus grupos
de azucar quedan al descubierto en la superficie de la célula.
Fig.:14.-
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En resumen.- Todas las membranas biológicas tienen una doble capa contínua de moléculas
lipídicas, en las que estan inmersas varias proteinas de membrana. Esta bicapa lipídica es
fluida, y las moléculas lipídicas pueden difundir rapidamente dentro de su propia monocapa.
Sin embargo, raramente pasan de una monocapa a otra. Las moléculas lipídicas de la
membrana son anfipáticas, y la mayoría de ellas forman expontáneamente bicapas al ser
colocadas en agua. Por esta razón, las bicapas celulares se forman por autoensamblaje y si se
rompen se unen de nuevo (autosellado). En la bicapa de la membrana plasmática existen tres
clase principales de moléculas lipídicas: fosfolípidos, colesterol y glucolípidos, siendo
diferente la composición lipídica de las dos monocapas interna y externa. Además las
membranas diferentes de una misma célula eucariótica tienen también composición lipídica
diferente.
Las proteinas periféricas se hallan sobre ambas caras de la membrana, ligadas a las
cabezas de los fosfolípidos o a proteinas integrales por uniones no covalentes.
Las proteinas integrales se hallan empotradas en las membranas, entre los lípidos por
lo tanto el proceso de exige procedimientos relativamente drásticos mediante detergentes o
solventes especiales.
Por otra parte las proteinas pueden estar asociadas a la membrana de diversas maneras:
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1. Muchas atraviesan la bicapa lipídica, de forma que parte de su masa se sitúa a ambos
lados de la membrana y se les denomina proteinas transmembrana, son anfipáticas
(1,2 y 3).
Fig. 15.- Varios sistemas de asociación de las proteínas a la bicapa lipídica. Se cree que las proteínas
transmembrana atraviesan la bicapa como un α-hélice única (1), en forma de múltiples hélices α (2), o
en forma de hebra β enrollada (un barril β) (3). Algunas de estas proteínas de “paso único” y de paso
múltiple están unidas covalentemente a cadenas de ácidos grasos insertados en la monocapa
citoplasmática. Otras proteínas de la membrana están expuestas solo a un lado de la membrana. (4)
Algunas de ellas están unidas solo a la superficie citosólica mediante una α hélice anfipática que se une
a la monocapa citosólica a través de la superfice hidrofóbica de la hélice.
19
Fig. 16
En las proteinas transmembrana de paso único la cadena polipeptídica cruza una sola
vez, mientras que en las proteinas transmembrana de multiple paso la cadena polipeptídica
cruza múltiples veces la bicapa. Una manera alternativa de que las uniones peptídicas puedan
satisfacer sus requerimintos de enlace de hidrógeno es que las múltiples hebras transmembrana
de la cadena polipeptídica se dispongan en lámina β formando un barril cerrado (barril β).
20
Las glucoproteinas de la membrana contienen oligosacáridos y polisacáridos. Una
proteina puede tener una o varias cadenas de oligosacáridos. Los polisacáridos ligados a las
proteinas son glucosaminoglicanos y se forman proteinas llamadas proteoglicanos.
Los hidratos de carbono de los glicolípidos y de las glicoproteinas se localizan en la cara
externa de la membrana forman una cubierta que se llama glicocaliz. Las funciones del
glicocaliz son diversas entre otras, podemos destacar:
i. Protegen la superficie de la célula de agresiones químicas y mecánicas (Ej.: en el
intestino las células de la mucosa intestinal las protege del contacto con los
alimentos y de la agresión de los enzimas digestivos)
ii. Debido a la presencia de ácido siálico en muchos de los oligosacáridos del
glicocaliz, la carga eéectrica de la superficie de las membranas es negativa ello atrae
a los cationes del medio extracelular que quedan adheridos en el exterior de la
céula.Esta cualidad es importante en las células musculares y nerviosas, puesto que
necesitan incorporar grandes cantidades de Na+ de fácil disponibilidad durante la
despolarización de la membrana.
iii. Algunos oligosacáridos del glicocaliz son necesarios para los procesos de
reconocimiento y adhesión celular..
iv. La membrana plasmática que circunda varias veces al axón formando la vaina de
mielina en las fibras nerviosas mielínicas contiene abundantes glucolípidos lo cual
contribuye al aislamiento eléctrico del axón.
Fig.19.-
21
IV. Arquitectura molecular. Modelos de membrana.-
Las membranas celulares responden al modelo del mosáico fluido. Como los lípidos, las
proteinas también pueden girar en torno de sus propios ejes y desplazarse lateralmente en el
plano de la bicapa. Se les ha comparado como “icebergs” que flotan en la bicapa lipídica.
En la actualidad es el modelo de aceptación general y que integra la mayoría de los
datos obtenidos por diversas técnicas es el propuesto por Singer y Nicholson (1972),
denominado como modelo del mosaico fluido.
Este modelo sostiene que:
1. Los lípidos y las proteínas integrales están dispuestas en un mosaico.
2. Las membranas biológicas son estructuras fluidas en las que los lípidos y proteínas
pueden realizar movimientos de difusión lateral dentro de la bicapa.
3. Las membranas son estructuras asimétricas en cuanto a todos sus componentes:
lípidos, proteínas y carbohidratos.
La membrana es considerada, por tanto, como un mosaico fluido en el que la bicapa lipídica
es la red cementante de la membrana y las proteínas unidas o embebidas interaccionan unas con
otras y con los lípidos pero manteniendo la capacidad de moverse lateralmente en la fase
lipídica fluida.
Membrana del mosaico fluido. Lípidos y proteínas se disponen formando un mosaico. Los
hidratos de carbono aparecen ubicados en el exterior celular y la proporción de glucolipidos
es muy baja.
Fig. 20: Esquema del modelo del mosaico fluido de la membrana plasmática
22
IV.I. Membrana plasmática del glóbulo rojo humano.- Se tiene más información de la
membrana plasmática del globulo rojo humano que de cualquier otra membrana eucariótica, lo
cual es debido a distintas causas. Los globulos rojos se pueden obtener en gran número y están
poco contaminados por otros tipos celulares, la unica membrana que poseen es la membrana
plasmática. Exponiendo las células a un medio hipotónico es fácil preparar fantasmas de
eritrocitos. Estos fantasmas pueden ser estudiados mientras todavía están abiertos (en cuyo
caso cualquier reactivo puede interaccionar con las moléculas por ambas caras de la membrana)
o pueden dejarse que se suelden de nuevo, en cuyo caso los reactivos que se utilizan solo pueden
actuar en el lado externo de la membrana. Además como en el caso de los fantasmas de
eritrocitos también se pueden preparar vesículas soldadas invertidas, es posible estudiar por
separado los lados externo e interno de la membrana del eritrocito. El uso de fantasmas de
eritrocito soldados y no soldados hizo posible demostrar por primera vez que algunas proteinas
de membrana atraviesan la bicapa lipídica y que la composición lipídica de las dos mitades es
diferente. Estos hechos, al igual que muchos de los principios básicos demostrados inicialmente
en membranas de eritrocito, se han generalizado a las diversas membranas de las células
nucleadas y de las bacterias.
Al estudiar las proteínas de la membrana plasmática del glóbulo rojo humano mediante
electroforesis en gel de poliacrilamida con SDS, se detectan aproximadamente 15 bandas
proteicas principales, cuyos pesos moleculares oscilan entre 15.000 y 250.000 daltons.
Fig.21
23
Tres de estas proteínas -la espectrina, la glucoforina y la banda 3 constituyen más del 60%
(en peso) de la proteína total. Cada una de ellas se sitúa en la membrana de diferente manera.
Por ello las usaremos como ejemplo de las tres maneras principales en que las proteínas se
asocian con las membranas, no sólo en los glóbulos rojos, sino en otros tipos celulares.
Fig. 22
24
25
La espectrina es una proteína del citoesqueleto asociada no covalentemente a la cara
citosólica de la membrana del eritrocito
Fig. 23
Muchas de las moléculas de proteína asociadas a la membrana del eritrocito humano son
proteínas periféricas de membrana unidas al lado citosólico de la bicapa lipídica. La más
abundante de estas proteínas es la espectrina, una barra larga, delgada y flexible, de
aproximadamente 100 nm de longitud, que constituye aproximadamente el 25% de la masa total
de las proteínas asociadas a la membrana (unas 2,5 x l O6 copias por célula). Es el principal
componente del entramado proteico (el citoesqueleto) que se extiende por el interior de la
membrana celular del eritrocito, manteniendo la integridad estructural y la forma bicóncava
26
de su membrana. Si se extrae el citoesqueleto de los fantasmas de eritrocito en soluciones de
baja fuerza iónica, la membrana se fragmenta formando pequeñas vesículas.
La espectrina es un heterodímero formado por dos grandes subunidades estructuralmente
similares. Los heterodímeros se autoasocian cabeza con cabeza en tetrámeros de 200 nm. Las
colas de 5 o 6 tetrámeros se enlazan uniéndo se a filamentos cortos de actina y a otras
proteínas del citoesqueleto (p. ej., de banda 4.1) formando un "complejo de unión". El
resultado es una red deformable que se extiende por toda la superficie citosólica . Este
citoesqueleto basado en la espectrina permite al eritrocito resistir el estrés que sufre su
membrana cuando es empujado por los estrechos capilares. Ratones y humanos con anomalías
genéticas en la espectrina presentan anemia y sus glóbulos rojos son esféricos y frágiles; la
severidad de la anemia se incrementa con el grado de deficiencia en espectrina.
Fig. 24
27
La principal proteína responsable de sujetar el citoesqueleto de espectrina a la membrana
plasmática del eritrocito se identificó uniendo espectrina marcada radiactivamente a
membranas de eritrocitos de las que se habían retirado la espectrina y otras proteínas
periféricas. Esto demostró que la unión de la espectrina depende de la anquirina, una gran
proteína intracelular de unión, que se une a la espectrina y al dominio citoplasmático de la
proteína transmembrana banda 3. La anquirina conecta algunas moléculas de banda 3 a la
espectrina, uniendo así la red de espectrina a la membrana; también reduce la velocidad de
difusión de las moléculas de banda 3 en la bicapa. El citoesqueleto de espectrina también se
une a la membrana a través de otro mecanismo que depende de la proteína banda 4.1. Esta
proteína, que se une a la espectrina y a la actina, también se une al dominio citoplasmático de
banda 3 y a la glucoforina, la otra proteína transmembrana mayoritaria en los eritrocitos.
Por debajo de la membrana plasmática de muchas células humanas existe una red de
citoesqueleto análoga a la descrita, pero mucho más compleja. Esta red, que constituye la
región cortical (o córtex) del citoplasma, es rica en filamentos de actina que al parecer se unen
a la membrana plasmática de muchas formas. En el córtex de células nucleadas también hay
proteínas estructuralmente homólogas a la espectrina, la anquirina y la banda 4.1, pero su
organización y función no son tan conocidas.
La glucoforina atraviesa la bicapa lipídica del glóbulo rojo como una hélice a sencilla
Fig. 25
28
La glucoforina es una de las dos proteínas mayoritarias que se hallan expuestas en la
superficie externa del glóbulo rojo humano y fue la primera proteína de membrana de la que
se pudo determinar su secuencia de aminoácidos completa. La glucoforina es una pequeña
glucoproteína transmembrana (131 aminoácidos) de paso único que se halla situada de forma
que la mayoría de su masa se halla en la superficie externa de la membrana, donde se localiza
su cola amino terminal hidrofílica. En esta zona de la proteína se hallan unidos todos los
carbohidratos (unos 100 residuos de azúcar distribuidos en 16 cadenas laterales distintas de
oligosacáridos), que representan el 60% de la masa total de la molécula. De hecho, la gran
mayoría del total de carbohidratos de superficie del eritrocito (incluyendo más del 90% del
ácido siálico, y por lo tanto la mayor parte de la carga negativa de superficie de la célula)
están unidos a moléculas de glucoforina. El extremo carboxilo terminal hidrofilico de la
glucoforina está expuesto hacia el citoplasma, mientras que existe un segmento α-helicoidal
hidrofóbico de unos 23 aminoácidos que atraviesa la bicapa lipídica .
A pesar de que en cada célula hay más de un millón de moléculas de glucoforina, todavía
se desconoce la función de esta glucoproteína. De hecho, los individuos cuyos eritrocitos
carecen de esta proteína parecen estar perfectamente sanos. Aun que la glucoforina es
exclusiva de los glóbulos rojos, su estructura es representativa de una clase frecuente de
proteínas de membrana que atraviesan la bicapa lipídica en forma de hélice α, como muchos
receptores de superficie.
La glucoforina suele hallarse como homodímero, con sus dos cadenas idénticas unidas
mediante interacciones no covalentes entre las hélices α transmembrana. A menudo, el
segmento transmembrana de una proteína transmembrana es más que un anclaje hidrofóbico:
la secuencia de aminoácidos hidrofóbicos puede contener información que permite las
interacciones proteína-proteína. De manera similar, los segmentos transmembrana de
proteínas de paso múltiple ocupan posiciones definidas en la estructura plegada de la proteína
determinadas por interacciones entre hélices a transmembrana. Con proteasas, pueden
eliminarse los bucles citosólicos y no citosólicos de una cadena polipeptídica que enlazan los
dominios transmembrana y los fragmentos resultantes permanecen unidos y funcionan bien.
A veces, las piezas por separado pueden ser expresadas en células y se ensamblan formando
una proteína funcional.
La banda 3 de la membrana del eritrocito es una proteína de paso múltiple que cataliza
el cotransporte aniónico
A diferencia de lo que sucede con la glucoforina, se sabe que la proteína banda 3 desempeña
un papel importante en la función de la célula. Su nombre deriva de la posición relativa que
ocupa respecto a las otras proteínas de membrana en una electroforesis en gel de
poliacrilamida con SDS. Como la glucoforina, la banda 3 es una proteína transmembrana,
pero de paso múltiple, que atraviesa la membrana altamente plegada. Se cree que la cadena
polipeptídica (de aproximadamente 930 aminoácidos de longitud) atraviesa 12 veces la
bicapa.
La principal función de los glóbulos rojos es la de transportar 0 2 desde los pulmones hasta
los tejidos y colaborar en el transporte de CO Z desde los tejidos hasta los pulmones. La
proteína banda 3 es de importancia crucial en la segunda de estas funciones. Dado que el CO Z
es sólo ligeramente soluble en agua, es transportado por el plasma sanguíneo en forma de
bicarbonato (HC03-), que es formado y roto dentro de los glóbulos rojos por una enzima que
cataliza la reacción H20 + C02 - HC03- + H+. La proteína banda 3 actúa como un transportador
de aniones, que permite que el HC03- cruce la membrana, intercambiándose con Cl -. Al hacer
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que la membrana del eritrocito sea libremente permeable al HC0 3-, este transportador
incrementa la cantidad de C02 que la sangre puede transportar hasta los pulmones.
Las proteínas banda 3 pueden observarse con el microscopio electrónico como Partículas
intramembrana mediante la técnica de criofractura. En este método las células son congeladas
en nitrógeno líquido y el bloque de hielo resultante se fractura con una cuchilla. El plano de
la fractura tiende a pasar a través de la mitad hidrofóbica de los lípidos de la membrana,
separando las membranas en sus dos monocapas. Las caras de fractura expuestas se metalizan
con platino y la réplica de platino resultante se observa con el microscopio electrónico.
Cuando se estudian de esta manera, las membranas celulares de los eritrocitos humanos
aparecen salpicadas de partículas intramembrana de tamaño relativamente homogéneo 7,5 nm
de diámetro) y distribuidas al azar. Se cree que estas partículas son principalmente moléculas
de banda 3: cuando se reconstituyen bicapas lipídicas sintéticas con moléculas de proteína
banda 3 y las bicapas se fracturan, se observan estas típicas partículas intramembrana de 7,5
nm. En la Figura 10-35 se ilustra la razón por la que mediante criofractura de membranas
celulares de glóbulos rojos se pueden observar las moléculas de banda 3 pero no las moléculas
de glucoforina.
Para poder transportar pequeñas moléculas hidrofóbicas a través de una membrana, la
proteína de transporte debe perforar la barrera de permeabilidad hidrofóica de la bicapa
lipídica para que la molécula hidrofilica pueda atravesarla. Como curre con las proteínas
formadoras de poros basados en barriles β, la arquitectura molecular de las proteínas
transmembrana de paso múltiple es ideal para esto. En luchas de ellas, algunas de las hélices
a transmembrana contienen tanto aminoacios con cadenas laterales hidrofóbicas como
aminoácidos con cadenas laterales hidrofilicas. Las cadenas laterales hidrofóbicas se sitúan
en un lado de la hélice α, apuestas a los lípidos de la membrana. Las cadenas laterales
hidrofilicas se concentran en el otro lado, donde forman parte de la luz de un poro hidrofilico
genera, al empaquetar algunas de estas hélices a, una al lado de otra, formando un tubo entro
del interior hidrofóbico de la bicapa.
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