en Administración
de la Educación
[ Tema 7 ]
Necesidades educativas
asociadas a trastornos
de personalidad y conducta
Índice
Intoducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3
Objetivos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4
Contenidos
1. Concepto de problemas de comportamiento, trastornos mentales y de perso-
nalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5
1.1. Algunas consideraciones generales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5
1.2. Historia de la atención a estos trastornos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7
1.3. Definición de problemas de comportamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .11
1.4. Definición de trastornos de personalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .14
2. Intervención educativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .18
2.1. Evaluación psicopedagógica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .18
2.2. Respuesta educativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .24
Bibliografía
Referencias bibliográficas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .33
Bibliografía complementaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .33
Enlaces de interés . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .35
Introducción
Objetivos
> Describir comportamientos del alumnado, utilizando para ello los procedimientos e ins-
trumentos de evaluación propuestos (familiarizarse con las técnicas de modificación de
conducta) y programas para la intervención más habituales en el entorno escolar.
> Conocer que su propio punto de partida (creencias y actitudes) es parte del análisis.
> Establecer hipótesis sobre las relaciones entre los comportamientos del alumnado y el
contexto escolar en el que se desenvuelven. Para ello realizará:
> Análisis de los diferentes datos recogidos y de los comportamientos desajustados del
alumnado.
> Diseñar Planes de Intervención dirigidos a la mejora del comportamiento del alumnado
y al desarrollo de conductas más adecuadas, en función de las necesidades detectadas.
Contenidos
Autores: M.ª Carmen Cortés
Consuelo Gallego
Pilar Marco
Iñaki Martínez
y Carlos Ollo.
Podríamos decir que los problemas de comportamiento son los más habituales en el
entorno escolar. Producen consecuencias negativas importantes para el alumno que se
comporta inadecuadamente, para el resto del grupo escolar al que pertenece e incluso
para la institución educativa en su conjunto. Sobre el término «problemas de comporta-
miento» existe tal diversidad de concepciones y enfoques que, antes de pasar a otras con-
sideraciones, es prioritario, conocerlos, definirlos y delimitarlos.
«Problema de comportamiento» versus «Problema de conducta»: habitual-
mente en los manuales relacionados con el tema del comportamiento se utiliza la expre-
sión «problema de conducta». En el siguiente documento, se hablará de «problemas de
comportamiento» entendiendo que el concepto de conducta implica estabilidad, persisten-
cia, fijeza, patrón de funcionamiento…; sin embargo la mayoría de los problemas de com-
portamiento que manifiesta nuestro alumnado son transitorios y están influidos por el
ambiente y el contexto en el que se desenvuelven. Por ello y por resaltar el carácter tran-
sitorio y modificable de estas manifestaciones utilizaremos la expresión «problemas de
comportamiento».
Comportamiento y percepción: la consideración de un comportamiento concreto
como problemático va a depender de la perspectiva teórica y cultural, de las percepcio-
nes, actitudes, valores, normas y costumbres. Un mismo comportamiento agresivo no es
valorado de la misma manera si los que protagonizan la acción son niños o niñas.
Igualmente un profesor puede sobredimensionar un comportamiento (considerándolo
desajustado) mientras que otro lo situaría dentro de los parámetros de normalidad.
«Enfoque interaccionista» versus «Enfoque individualista»: los comportamien-
tos desajustados que tienen lugar en las aulas no se producen por azar ni tienen única-
mente como base las características personales de los alumnos que los manifiestan.
Deben ser entendidos siempre como consecuencia o producto de la interacción del alum-
Modelo sociocultural: este modelo, cuyo inicio se sitúa en el siglo XIX, cambia el
punto de vista tradicional de la enfermedad mental considerada como un problema
individual de la persona y señala la importancia decisiva que tiene el entorno social en
la génesis de estos trastornos. Desplaza el foco de análisis y tratamiento al entorno
socio-cultural. Este modelo ha dado lugar a multitud de teorías: Teoría Ecológica o de
los Sistemas Sociales (Kelly), Teoría de la Consulta (Caplan), Teoría de las Crisis
(Lindeman) y desde un enfoque más médico la corriente denominada Antipsiquiatría
(Cooper, Basaglia, Laing). El entorno socio-cultural tiene gran importancia a la hora de
generar comportamientos inadecuados, pero es la persona la que aprende y actúa o
no; el medio sólo puede facilitar o dificultar el desarrollo de los comportamientos.
AUTORES APORTACIONES
AUTORES APORTACIONES
> La Segunda Guerra Mundial genera cantidad de problemas mentales, se hace acu-
ciante la necesidad de terapias más rápidas y eficaces.
> Se produce un impulso de teorización y aplicación al introducirse nuevas técnicas
basadas en el condicionamiento operante y comienzan a aplicarse a la conducta
humana. Su aplicación se extiende a ámbitos diversos. A la par, se consolidan y
refuerzan los intentos anteriores de aplicar el condicionamiento clásico a la modifi-
cación de conducta.
> Comienzan a discutirse los constructos teóricos y la eficacia de las corrientes psico-
analíticas y fenomenológicas.
a) por un lado se enfatiza el papel del sujeto como protagonista en la terapia, lo que
queda patente en el papel más activo que se le concede en la misma y en la cre-
ciente importancia atribuida a los aspectos cognitivos y mediacionales del sujeto y,
b) por otro se considera que la conducta sólo se puede comprender y controlar si se
sitúa en sus diversos contextos, lo cual se ha ido haciendo cada vez más evidente.
La terapia, por tanto, trata de organizarse en torno a un programa terapéutico de
gran espectro que puede incluir un conjunto de estrategias y técnicas adecuadas a
las diversas conductas y situaciones de la persona afectada. Cada vez más se insis-
te en los condicionamientos sociales de la mayor parte de los problemas, lo que
exige llevar a la persona al medio en el que vive y aplicar allí las técnicas o estrate-
gias de intervención.
comportamiento como «ciertas conductas que afectan a la relación del sujeto con su
entorno, interfieren negativamente en su desarrollo, que se constituyen en síntomas pero
no se organizan en forma de síndrome, sino que se presentan de forma aislada o en com-
binaciones muy limitadas; que no son patológicas en sí mismas sino que el carácter pato-
lógico viene dado por su exageración, déficit o persistencia más allá de las edades en las
que suele cumplir un papel adaptativo».
Se destacan de esta definición algunos aspectos que permiten catalogar un comporta-
miento concreto como problemático:
> Efecto sobre el desarrollo del alumno y su relación con el medio: el compor-
tamiento tiene que interferir de manera significativa en el proceso de desarrollo per-
sonal del alumno (ámbitos personal, social y académico).
> Efecto sobre el entorno: el comportamiento del alumno debe producir consecuen-
cias negativas para el entorno en el que se produce.
Comorbilidad: hay veces que los problemas de comportamiento van asociados a otros
trastornos (comorbilidad). A la hora de realizar un análisis de los comportamientos des-
ajustados, se debe tener en cuenta esto, y llevar a cabo un diagnóstico diferencial para
comprobar si el comportamiento desajustado es «puro» o se encuentra asociado a otro
trastorno. La diferenciación y personalización del diagnóstico permitirá adecuar las
pautas educativas y/o farmacológicas a las condiciones reales.
Los trastornos más frecuentes que pueden presentarse comórbidamente a los proble-
mas de comportamiento son:
Hay que señalar que la clasificación establecida por el DSM-IV permite clasificar los
trastornos mentales de las personas que los padecen y no a las propias personas, por lo
que evita el uso de expresiones tales como «un esquizofrénico» y emplea las frases «un
individuo con esquizofrenia».
Las categorías son demasiado numerosas, por ello únicamente haremos una referen-
cia breve a los grupos de trastornos mentales más habituales en la población general y
por lo tanto en el ámbito escolar. Observe la tabla de la página siguiente:
TRASTORNO DEFINICIÓN
TRASTORNO DEFINICIÓN
Trastorno
Presencia de ansiedad y preocupaciones de carácter excesivo y persisten-
de ansiedad
te durante un período de tiempo prolongado (por lo menos meses).
generalizada
Trastornos de ansiedad
TRASTORNO DEFINICIÓN
TRASTORNO DEFINICIÓN
Trastornos
Se caracteriza por una acusada y prolongada alteración del estado de
del ánimo debido
ánimo que se considera un efecto fisiológico directo de una enfermedad
a enfermedad
médica.
médica
TRASTORNO DEFINICIÓN
2. Intervención educativa
Marco teórico: como en todos los ámbitos del trabajo humano, el modelo de compro-
bación de resultados (modelo de evaluación) se fija en función de los objetivos que se
buscan. En el ámbito educativo durante el pasado siglo, la evaluación se ha centrado en
tres ámbitos predominantes: la evaluación psicológica (psicométrica, psicodinámica,
médica, fenomenológica, conductual, cognitiva, bio-psico-social), la evaluación educativa
(centrada en el alumno, la tarea o el contexto de aprendizaje) y la evaluación curricular.
Actualmente la evaluación tiene un carácter psicopedagógico más que de diagnóstico, por
su capacidad de generación de propuestas de respuesta educativa.
Siguiendo un enfoque interaccionista, no solamente se evalúa el comportamiento en sí
y los factores personales del niño, sino también los aspectos socio-afectivos y curricula-
res, entendiendo que todo ello está estrechamente interrelacionado. Tengamos en cuen-
ta que en los problemas de comportamiento y personalidad la interacción sujeto-entorno
es más sensible a mínimas variaciones y sus manifestaciones serán más llamativas.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, la evaluación psicopedagógica se centrará
en los aspectos recogidos en el siguiente diagrama:
dependientes entre sí por lo que la variación en uno de ellos implica cambios en los
otros dos.
_ El ámbito académico y curricular: garantizar el éxito escolar es dar pasos hacia
la integración social y la adaptación del individuo. El nivel y grado de adquisición
de los contenidos (conceptuales, procedimentales y actitudinales), las dificultades
en cada área, el estilo cognitivo y los objetivos académico curriculares son los ele-
mentos sobre los que se centra la evaluación en este ámbito.
La utilización de escalas de observación curricular adaptadas a cada uno de los
ciclos y etapas educativas, el desarrollo de pruebas específicas de nivel, la com-
probación de la producción académica del alumno a través del análisis de sus
registros de huella (fichas, cuadernos, dibujos, etc.), son algunas de las estrate-
gias más utilizadas.
En estos procedimientos de evaluación deben participar todos los profesionales
que intervienen con el alumno aportando cada uno de ellos su particular visión y
experiencia.
_ El ámbito personal y socio-afectivo: en primer lugar, aunque no como aspec-
to definitorio de la conducta, se evaluarán las aptitudes intelectuales. Se trata de
determinar el nivel de aptitud, habilidades, nivel de desarrollo y capacidad.
En muchas ocasiones conviene determinar el grado de alcance en las diferentes
habilidades adaptativas, pues son una muestra del desarrollo de la autonomía per-
sonal del alumno, y ésta condiciona su grado de avance y progreso tanto social
como curricular.
* Evaluación de aptitudes generales: existen en el mercado baterías de apti-
tudes, que suelen tener una administración colectiva. Esto no las invalida, aun-
que hay que tenerlas en cuenta de manera preventiva, como complemento a
otras informaciones recabadas de manera individual. (BADyG). Determinar el
factor G nos resultará de poca utilidad en este ámbito, por su menor matiza-
ción.
* Evaluación de aptitudes específicas: será determinante en las situaciones
en que alguna función esté dañada, (comunicación, memoria, problemas sen-
soriales). Se evaluarán los rasgos de personalidad del alumno: motivación,
locus de control, autoeficacia, nivel de ansiedad, autoconcepto y autoestima.
* Relaciones sociales: se valorará la dificultad de asunción de roles sociales, la
incidencia de las medidas disciplinarias y las habilidades sociales.
> El contexto:
_ Estilo de enseñanza: se evaluará el ajuste de las unidades didácticas a la Zona
de Desarrollo Próximo del alumno y los recursos pedagógicos y materiales en fun-
ción de los contextos, los momentos, el número de alumnos...
_ Clima escolar y familiar: se valorará el clima del aula en función de los factores
de organización y sistema social, características físicas del aula, relación alumno-
profesor, características de los alumnos (Romera). Se ha de definir el estilo de
autoridad imperante en los ámbitos familiar y escolar, que con las matizaciones
precisas, se concretarán en: Estilo autoritario, democrático y laissez faire.
_ Atribuciones: habrá que hacer una exploración de las atribuciones del profeso-
rado y alumno: cogniciones y expectativas. Constituyen el conocimiento que tie-
nen quienes pertenecen al contexto sobre el clima del mismo.
_ Estructura organizativa y dinámica de la familia – escuela: del entorno
familiar, se destacan como elementos a valorar (Ayala y Galve): composición y
número de miembros y estructura, nivel económico y socio cultural, expectativas
y nociones de los padres sobre la educación en general y la escuela y sus hijos,
cogniciones y estilos educativos de los padres, relaciones afectivas en la familia,
existencia de situaciones de riesgo, otras dimensiones del entorno (servicios del
barrio) y colaboración de la familia con la escuela
_ Experiencia: se valorarán las cogniciones previas del profesorado y las adquiri-
das ante el caso en concreto.
> El alumno: a continuación se refieren las pruebas más adecuadas a cada ámbito.
En el Anexo I viene una explicación acerca de su utilidad.
Véase el Anexo I
_ Ámbito académico:
* Capacidades generales: valoraremos las aptitudes generales a través de dife-
rentes procedimientos: entrevistas, pruebas específicas y observación. Los pro-
cedimientos se elegirán en función del tipo de información que se quiere, el uso
que se hará y las capacidades del alumno.
* CI: Escalas Weschler (Wipsi; Wisc Wais), Leiter, Msca, Terman-Merrill.
* Habilidades generales: BADyG, Catel,l de dominós: D-48, D-70, CMMS, BED-
PAEC.
* Desarrollo: Portage, BATELLE, Brunet Lezine.
* Habilidades específicas:
* Aptitud comunicativa verbal
..Lenguaje oral: ITPA, PEABODY, REYNELL, ELCE, PLON
..Lenguaje escrito: PROLEC, TALE
* Aptitud manipulativa: Parte específica de las Weschler.
* Atención: Conners, Cuestionario Jordi Ferré, Magallanes, EMAV, EDAH.
* Desarrollo
* Percepción: FROSTIG, Test de Retención visual de Benton.
* Caracterización curricular: pruebas específicas o cuestionario. Incluirá los con-
tenidos clasificados en No Iniciado, En desarrollo y observaciones.
* Estilo Cognitivo: cuestionario que incluya factores ambientales, motivaciones,
intereses, tipo de atención y estrategias que utiliza y de la observación de la
conducta estratégica.
* Hábitos de estudio: IDE e IHE.
_ Ámbito socio-afectivo:
* Sociograma, que informe del grado de integración de un alumno, cuestionarios
de reforzadores, tests sobre la motivación hacia el estudio (CEAM-M
Cuestionario de estrategias de aprendizaje y motivación, MAPE, Escala de
Autoefiacia).
* Nivel de ansiedad: registros fisiológicos, entrevistas, observación o por medio de
tests (Escala Magallanes de Ansiedad, CAS, STAIC).
* Autoestima: Test de frases incompletas, Entrevista de frases incompletas para
niños y adolescentes.
* Otros rasgos de la personalidad: tests, entrevistas u observación.
_ Ámbito comportamental: se hará a través de un observador externo, autorre-
gistros y anecdotarios. Para el análisis funcional de la conducta se diseñarán ins-
trumentos específicos con las categorías a observar.
> El contexto:
_ Estilo de enseñanza: observación directa y categorización (estilo participativo o
no...).
_ Ajuste curricular: observación y lectura de los documentos entregados al alum-
no para su trabajo.
_ Recursos didácticos: revisión del Proyecto Curricular, observación directa y
entrevista al profesorado.
_ Clima escolar y familiar: entrevista a la familia, tests (Dibujo de la Familia,
TAMAI).
_ Estilos de autoridad: entrevista a la familia.
_ Atribuciones: cogniciones y expectativas, entrevista al profesorado.
_ Estructura organizativa y dinámicas en la familia y escuela:
* Familia: entrevistas e información de los servicios sociales.
* Escuela: documentos de organización institucional del centro (Proyecto
Educativo, Currículo, Reglamento).
_ Experiencia (Acciones emprendidas, Experiencia anterior): por medio de entre-
vistas.
El objetivo general de este ámbito será «Facilitar el desarrollo personal y afectivo del
alumno, mejorando su integración en la dinámica del aula y las relaciones con los
miembros de su grupo clase». Este objetivo amplio exige por una parte la definición de
objetivos más específicos y asequibles y por otra la selección y puesta en marcha de
acciones educativas que faciliten la consecución de aquéllos. Los objetivos y pautas
educativas que suelen adoptarse son:
OBJETIVOS
_ Asignación de responsabilidades entre los miembros del grupo con carácter rotatorio, seleccionando
tareas que conlleven un beneficio colectivo (dirección de la biblioteca escolar, reparto y orden del
material para una actividad concreta…). Estas actividades deberán ser valoradas semanalmente por
el tutor, para otorgarles el carácter educativo que pretendemos.
_ Diseño de proyectos de trabajo realizados en pequeño grupo. Los trabajos de estas características
contribuyen a mejorar la cohesión grupal. En el reparto de tareas dentro del grupo se tendrán en
cuenta las competencias de los niños de manera que cada uno de ellos aporte algo beneficioso para
el desarrollo del trabajo.
_ Dar protagonismo a los alumnos individualmente, nombrándoles portavoces del grupo de trabajo,
coordinadores…
_ Garantizar el éxito académico del alumno en todas aquellas actividades que conlleven una exposi-
ción pública (ante los compañeros) de los contenidos aprendidos, para ello nos aseguraremos pre-
viamente que el niño maneja con facilidad los contenidos básicos del trabajo que se le propone.
_ Incluir dentro de la programación de aula actividades que requieran agrupamientos diversos de los
alumnos (pequeño y gran grupo). Planificar actividades de este tipo con frecuencia.
_ Seleccionar actividades que reporten al grupo un beneficio evidente, nombrando al alumno con des-
ajustes comportamentales encargado de las mismas (sacar fotocopias para toda la clase, crear un
decorado para representación teatral, leer cuentos a niños pequeños...). Valorarlo públicamente por
ello.
_ Desarrollar actividades de grupo en las que cada miembro del mismo realizará una tarea concreta.
Se asignarán las distintas tareas a los diferentes componentes del equipo en función de su propia
competencia. Cada uno aportará aquello que puede realizar con éxito y, por lo tanto, todos los com-
ponentes del grupo contribuirán al éxito del trabajo.
_ Establecer una normativa de funcionamiento en el aula que regule el comportamiento de los alum-
nos en la misma. Ésta no tendrá como objetivo penalizar o castigar las conductas inadecuadas, sino
que pretenderá establecer un conjunto de normas básicas y consecuencias que les permiten desarro-
llar unos hábitos positivos de funcionamiento individual y grupal.
_ Cuando se planteen agrupamientos del alumnado, la composición de los mismos será determinada
por el propio profesor/a. Se evitará con ello que estos alumnos se queden siempre solos o sean ele-
gidos los últimos.
Véase el Anexo VI
OBJETIVOS
3. Desarrollar habilidades sociales que le hagan más competente en la interacción con otros
_ Diseñar y seleccionar actividades que configuren un programa de trabajo para la adquisición de habi-
lidades de interacción social que mejoren las relaciones entre el alumnado. Este tipo de actividades
deben aplicarse colectivamente ya que reportan beneficios importantes para todo el grupo. La apli-
cación individual puede ser conveniente cuando el desajuste comportamental del alumno sea muy
grave y requiera de un aprendizaje previo. Si esto es necesario, una vez que el alumno haya adqui-
rido las habilidades necesarias, se diseñarán actividades en el grupo de clase que le permitan
desarrollarlas. Como material y programa de referencia señalamos el manual, citado en la selección
bibliográfica comentada, de Inés Monjas Casares Programa de enseñanza de habilidades de interac-
ción social para niños y adolescentes.
_ Diseñar y seleccionar actividades de tutoría que contribuyan a un mejor conocimiento de los alum-
nos tanto individualmente como entre sí. Éstas deben ser dirigidas por el profesor y programadas
con una frecuencia semanal. Este tipo de actividades trabajan contenidos relacionados con aspectos
personales y afectivos del alumnado y posibilitan un mejor conocimiento de los alumnos y una mejo-
ra en sus relaciones interpersonales. Además ofrecen un marco de acción que posibilita el análisis de
los problemas de interacción y la resolución de conflictos. Aunque es necesario diseñar actividades
específicas en función de las problemáticas existentes, existen multitud de manuales con actividades
tipo. En la relación bibliográfica final, recomendamos algunos manuales para trabajar en este ámbi-
to, entre otros Me gusta quién soy. Programa para mejorar el autoconcepto, la autoimagen y la auto-
estima de Antonio Vallés Arándiga.
Véase el Anexo IV
Es preciso señalar que ninguna de las técnicas que se proponen a continuación deben
ser aplicadas de forma exclusiva sino que, en gran parte, la eficacia del programa va a
depender de la combinación ajustada de varias de ellas.
Las necesidades educativas específicas más habituales en este ámbito son:
Evitar comentarios en público que puedan contribuir a crear ante los demás una imagen negativa del
alumno, disminuyendo los comentarios personalizados del tipo «Estás atontado» o «X, deja de moles-
tar», y sustituyéndolos por otros dirigidos al grupo en general que señalen el comportamiento alternati-
vo; «os recuerdo que para trabajar es mucho mejor permanecer sentados»... Si a pesar de estas adver-
tencias el alumno, no regula su comportamiento, nos acercaremos a él y le recordaremos la consigna
personalmente intentando no ponerle en evidencia ante los demás compañeros.
Siempre que sea posible, se hará llegar al alumnado mensajes en forma positiva. Por ejemplo, en vez
de recordar la siguiente norma: «no podéis levantaros del asiento durante el período de realización de
actividades», se podría decir «permaneceréis sentados durante el período de realización de actividades».
Ante cualquier problema que ocurra en el aula entre compañeros, es aconsejable que indaguemos en
profundidad sobre lo ocurrido. Hay veces que el alumno «etiquetado» carga con culpas que no le corres-
ponden en su totalidad, y que su comportamiento ha sido en respuesta al de otro alumno, que ha actua-
do mucho más sutilmente.
Prestar atención a las conductas adaptadas o adecuadas, valorándolas y reforzándolas privada y públi-
camente. Pretenderíamos con ello desplazar la balanza de la atención al alumno hacia lo positivo. Esto
a veces exige el esfuerzo de realizar una reunión del equipo docente para determinar cuáles son los com-
portamientos adecuados del alumno para poder valorarlos cuando se produzcan.
Reforzar diferencialmente los comportamientos adecuados en el propio alumno y en otros. Esto exigirá
diferenciar el comportamiento adecuado del no adecuado. Una vez que esto esté hecho, reforzaremos al
alumno por cada período de tiempo (el intervalo dependerá de la frecuencia que el comportamiento des-
ajustado presente en el alumno) que transcurra sin que presente la conducta desajustada. Cuando le
reforcemos, le señalaremos el comportamiento adecuado que está realizando: «Muy bien, estás termi-
nando las tareas muy rápido» y no haremos referencia al comportamiento que pretendemos reducir.
Técnicas conductuales
Técnica de extinción: cuando la finalidad del comportamiento es la de llamar la atención del profesor o
de los compañeros, la técnica de extinción se ha mostrado muy eficaz. Consiste en ignorar el comporta-
miento desajustado, lo que tiene como consecuencia la supresión del refuerzo.
Tiempo fuera: consiste en suprimir el refuerzo del comportamiento desajustado, extrayendo al alumno
de la situación en la que lo recibe (en un rincón del aula, fuera…). Esta técnica debe aplicarse con cui-
dado y no superar nunca los 10 segundos.
Técnica de role playing: el alumnado representa teatralmente situaciones diversas con el fin de analizar
alguna situación vivida, o de ofrecer alternativas a situaciones de conflicto.
Refuerzo positivo: consiste en reforzar positivamente los comportamientos ajustados del alumno o las
aproximaciones a los mismos. Pueden ser sociales, materiales y de actividad.
Sobrecorrección: supone remediar las consecuencias negativas generada por la conducta desajustada
mediante la restauración del daño producido por el alumno. Por ejemplo «el alumnado que rompe el
material de sus compañeros, deberá trabajar durante un período de tiempo en la realización de trabajos
para el aula y que redunden en beneficio del grupo como: fabricar cuadernos para la clase, ordenar y
limpiar los armarios comunes...».
Organización de contingencias: se basa en la definición lo más exacta posible de la conducta desajusta-
da y en el establecimiento de unas consecuencias a la aparición de la misma. La economía de fichas basa
su eficacia fundamentalmente en el uso de un sistema de acumulación de puntos que permite acceder a
un refuerzo previamente indagado por el profesor o pactado entre el profesor y el alumno. Los contra-
tos conductuales se basan en documentos escritos que recogen los compromisos de las personas impli-
cadas en una intervención conductual y las consecuencias derivadas de su incumplimiento o cumplimien-
to.
Técnicas cognitivas
Entrenamiento en autoinstrucciones: esta técnica tiene como objetivo guiar, organizar y secuenciar el
pensamiento o la acción del alumno, marcando las pautas o pasos a seguir para conseguir el objetivo.
Para el proceso de adquisicón es aconsejable seguir los siguientes pasos: modelado por parte del profe-
sor, práctica del alumno guiada por el profesor, práctica con imitación, práctica autónoma y generaliza-
ción. El entrenamiento en autoinstrucciones se utiliza con frecuencia con alumnado con TDA-H como
método para enseñar al alumno a establecer la secuencia de trabajo.
La Tortuga: esta técnica se utiliza habitualmente para el control de la agresividad. Consiste básicamen-
te en entrenar al alumno a adoptar una posición de recogimiento corporal (tortuga) durante unos segun-
dos mientras nota el acceso de ira.
Existen otras muchas técnicas tanto conductuales como cognitivas que pueden utilizarse en el entorno
escolar que pueden consultarse en los manuales citados en la bibliografía.
Véase el Anexo II
Por último, en este apartado dedicado a la intervención, hay que resaltar que en el
ámbito de los problemas de comportamiento, está comprobado experimentalmente
que la coherencia en las pautas y en las actuaciones, así como la consistencia en las
mismas aportan una mayor probabilidad de éxito. Una de las formas de asegurar dicha
coherencia entre los distintos entes relacionados (salud, educativo y familiar) y consis-
tencia en el tiempo, pasa por el trabajo coordinado entre todos los implicados. Esta
labor de coordinación resulta costosa en apariencia, pero su eficacia nos hace apostar
por aquello que hoy en día llamamos trabajo en red. Todos los profesionales y los
padres deben trabajar «al unísono», manejar la misma información, realizar análisis
conjuntos y adoptar las medidas de forma consensuada. Esto puede realizarse a tra-
vés de reuniones (experiencia que ya se está llevando a cabo de forma sistemática en
EEUU y España) interdepartamentales, que se realizan inmediatamente después de la
manifestación del comportamiento anómalo. La eficacia terapéutica de dichas reunio-
nes parece demostrada por ahora.
Otro aspecto a resaltar en la resolución de conflictos es la denominada mediación,
implantada con éxito en algunos puntos de Francia y España. Por medio de diferentes
técnicas, expertos en la resolución de conflictos (que a menudo son los propios alum-
nos) intentar ejercer de intermediarios (no de jueces) en los conflictos que se presen-
tan en el día a día.
Seguramente si se hiciera un análisis de las diferentes respuestas que ante problemas
de comportamiento se dan en los centros educativos, nos encontraríamos ante un
repertorio amplio y diverso de actuaciones. De cualquier manera las distintas fórmulas
explicitadas en este documento no deben entenderse como modelos a trasladar tal
cual, sino como experiencias que deberían animar a diseñar modelos propios ajustados
a las peculiaridades, necesidades y posibilidades de cada contexto escolar.
Bibliografía
Referencias bibliográficas
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GARCÍA PÉREZ, E.: Problemas de Conducta en Casa y en el Aula. Instrumentos de
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GRANELL DE ALDAZ, E. y otros: Rechazo escolar: análisis funcional y posibles estrategias
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OLIVARES, J. y otros: Tratamientos conductuales en la infancia y adolescencia, Madrid,
Pirámide, 1997.
WORELL, J. y NELSON, C.: Tratamiento de las dificultades educativas, Humanes (Madrid),
Anaya, 1982.
Bibliografía complementaria
CALVO, A. R.: Problemas de convivencia en los centros educativos. Ed. EOS. Madrid.
2003.
[El libro describe realidades del afrontamiento de las conductas problemáticas en el
aula, que en algunas ocasiones, constituyen problemas en los procesos de interven-
ción psicopedagógica, y en la modificación de dicha disruptividad del alumnado por
parte de los asesores externos del centro escolar. Aporta interesantes protocolos de
evaluación de los diferentes tipos de comportamientos conflictivos. También incluye
aportaciones didácticas en forma de actividades prácticas, para ofrecer respuestas
educativas ajustadas a cada una de las categorías comportamentales de la conflic-
tividad. Las reflexiones establecen fundamentalmente cómo actuar ante un alumno
que no se adapta al aprendizaje, ante quien muestra un trato incorrecto con los
demás compañeros, ante quien transgrede las normas de disciplina y ante quien se
comporta de manera agresiva con los demás.]
Enlaces de interés
http://www.cnice.mecd.es/enlaces/portales_educativos.htm
[Consulta: 10/02/2004]
General, pero con el aval del Ministerio de Educación y Cultura español.
http://www.pnte.cfnavarra.es/creena/ [Consulta: 11/02/2004]
La de nuestro centro de trabajo.
http://oaid.uab.es/nnc/html/entidades/web/home/home.html
[Consulta: 10/02/2004]
Curso de neurología de la conducta.
http://www.pbis.org/spanish/Functional_Assessment_of_Behavior_txt.htm
[Consulta: 12/02/2004]
Evaluación funcional de la conducta.
http://www.monografias.com/ [Consulta: 10/02/2004]
Portal general que ofrece artículos, apuntes, sobre muchos temas, entre ellos de psi-
cología, educativos…