Bejuma deambula

en los lienzos de Ramón Rivero

Junto con Joan Márquez (estratega militar por afición) y Carlos Hernández (poeta irreverente),
el pintor conforma una triada artística atesorada en los Valles Altos del estado Carabobo. Sus “charamizas”
y caballos llevan la influencia de Bárbaro Rivas, Reverón y Braulio Salazar. &-ANUEL!BRIZO págs. 2 y 3

Domingo 18 de febrero de 2018s.Žs!×Os#ARACAS

2 Suplemento dominical del La Patria Buena Nº 365 s$OMINGODEFEBRERODE

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Venezuela posee el parque militar

más poderoso de Suramérica
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TyF/ Manuel Abrizo
* oan Márquez asegura que uno
de los ejércitos mejor equipados
de Suramérica es el venezola-
no, sobre todo después de que el
presidente Hugo Rafael Chávez Frías
se ocupó de modernizarlo con podero-
sísimo armamento ruso y chino. Parte
de este parque militar, junto a sus sol-
dados, Joan lo resguarda en cajas que
lo protegen de la intemperie. Lo hizo en
plastilina.
“En el clóset tengo 18 mil soldados y
800 unidades, entre tanques, aviones,
camiones, helicópteros. Hace dos se-
manas tenía 32 mil soldados, pero se
me perdió casi la mitad”, explica.
Márquez desde niño se apasionó por
reproducir en plastilina el mundo cas-
trense: desde diminutos soldados de
dos centímetros de altura, hasta los
tanques, aeronaves, lanzacohetes y
vehículos. Paralelamente, ha adquiri-
do un extenso conocimiento que lo ha
hecho un experto en artes y ciencias
militares con apenas 30 años. Dice que
nunca se “pela” un desfile patrio en la
comodidad del hogar, ya sea el del 5 de
Julio , el del 24 de Junio, el de la Arma-
da, el de la Aviación.
“Para mí, Venezuela nunca tuvo una
fuerza militar tan armada, tecnificada
y con capacidad de respuesta, como la
que tiene ahorita”, señala Márquez,
quien confiesa que no escogió la carre-
ra de las armas por los designios del
amor. Se enamoró y se casó.
Márquez concuerda con Nicolás Ma-
duro, quien afirmó, en agosto del año
pasado: “A tiempo llegaron a Venezuela
los mejores sistemas de armas de Ru-
sia, y ya nuestros soldados, nuestros
profesionales militares, manejan los
sistemas de armas más modernos que
nunca se cono-
cieron aquí y
creo que no tiene
ningún ejército de
América Latina”.
LOS CABALLOS DE RAMÓN
Ramón Rivero dedicó más de 30 años
a enseñar a pintar en los Valles Altos
de Carabobo, como docente de la Direc-
ción de Cultura de la Gobernación del
estado Carabobo. Recuerda que cogía
su caballete, el lienzo, las pinturas, los
pinceles y se instalaba en las calles. Los
sábados y domingos hacía talleres con
los muchachos de los barrios; muchos
de estos jóvenes se dedicaron al arte y
suelen visitarlo de cuando en cuando
en el improvisado estudio montado en
su hogar, en Bejuma, en cuya sala por
estos días da las últimas pinceladas y
retoques a un inmenso bodegón. En el
liceo Andrés Bello de Bejuma, una ga-
lería lleva su nombre.
Rivero, nacido en el poblado de Agui-
rre, municipio Montalbán, señala que
su padre, José Luciano Rivero, un lla-
nero de San Fernando de Apure, dibuja-
ba paisajes en tinta china. Por encargo
decoraba telas de sábanas blancas, de
fundas, a las que les dibujaba su pavo
real, una mariposa, un pájaro.
“Viéndolo me gustó eso. A los 14 años
me picó la vainita de pintar. Le robé una
sábana a mi mamá para utilizarla como
lienzo; eso me costó una paliza”, agrega.
Refiere que, como la mayoría de
los artistas, comenzó pintando pai-
sajes. Después se dedicó a los bodego-
nes y luego se metió en las aguas, los
ríos, las quebradas; se quedó un buen
tiempo con los peces.
“Yo me sumergía para investigar en
las quebradas, las aguas, eso lo pin-
taba. Luego retorné a la superficie y
comencé a hacer algo que llamé “cha-
ramizas”, cerca de las aguas. Después
trabajé los caballos y todavía estoy con
ellos. Los caballos son mis héroes. Mi
papá, que era llanero de San Fernando
de Apure, me cargaba sobre un caballo
cuando venía a Bejuma”, indica.
Rivero dice que de los pintores ve-
nezolanos admira a Bárbaro Rivas,
a quien considera un genio del color.
Igualmente a Armando Reverón, a
Braulio Salazar.
“Cuando Braulio venía por estos
pueblos a pintar las calles, yo le ayu-
daba a cargar el caballete; también a UN TRAGALIBROS
Leopoldo La Madrid. Esos pintores lle- Carlos Hernández es un andariego. Un
gaban los domingos a Bejuma que era trashumante. Ha leído tantos libros
un pueblo muy bonito con casas colo- que perdió la cuenta. De tanto leer, un
niales y había surtidores donde la gen- gran porcentaje de lo que dice lo vincu-
te iba a cargar agua. Esas estampas se la a pensamientos, reflexiones, poesías
prestaban para una escena bonita. Yo y citas, que en muchos casos aclara no
también anduve con mi caballete por recordar de quiénes son. Ha sido ven-
Sanare, Cubiro, Humocaro. De Beju- dedor de libros y revistas en más de 15
ma me atrajo su belleza, la tranquili- pueblos del interior del país. En Beju-
dad, el paisaje. Pinté muchas de sus ma le dicen el “Revistero”, ya que una
calles. Aquí me quedé para siempre”, vez montó un puesto en la plaza Bolí-
confiesa. var. Regala libros.
Nº 365 s$OMINGODEFEBRERODE,A0ATRIA"UENA
Hernández se abre a un diálogo salpi-
cado de anécdotas, de referencias a per-
sonajes políticos y pasajes de sus andan-
zas. Brinca con la palabra de aquí para
allá, de allá para acá, entonando una que
otra letra de algún bolero de la época, es-
talla posteriormente en una carcajada y
remata con algunos de los párrafos de
sus lecturas o la cita de algún personaje
del mundillo criollo.
“Yo no me quiero morir joven, lo más
tarde que pueda, y si es posible de un ata-
que de risa. Cosas que he leído”; “Toda
persona que conozco es superior a mí
en algún sentido y en ese sentido apren-
do de él. ¿De quién es eso? De Emerson
(Ralph Waldo, filósofo estadounidense)”;
“Un filósofo francés dijo que el hombre
es producto del azar y se mantiene por
casualidad”.
Joan Márquez, Ramón Rivero y Carlos
Hernández, forman parte de esa intere-
sante camada de personajes singulares
de la cultura y el arte que matizan el
encanto de los pueblos de Bejuma, Mon-
talbán y Miranda, en los Valles Altos de
Carabobo.
EL EXPERTO MILITAR
Joan Márquez vive en el sector La
Mona, cerca de la entrada a Chirgua,
municipio Bejuma.
Detalla que a los dos años su madre
le compró la primera cajita de plasti-
lina y desde entonces no ha dejado de
utilizarla. Primero comenzó haciendo
las figuras de los nacimientos navide-
ños de la casa. Luego se apasionó por el
mundo militar.
Marque refiere que pinta, dibuja al
carboncillo y ha participado en festiva-
les de música llanera. Por sus lecturas
conoce al dedillo la historia de Vene-
zuela, así como la historia universal.
En bachillerato, nunca presentó exa-
men de historia ni de geografía. Una
vez le reclamó a la profesora de historia
porque le puso 19; la llevó a la dirección
del liceo. Ha hecho muchas figuras de
Chávez y Fidel.
“Yo hago todo tipo de cosas”, afirma,
“pero me encanta todo lo que tenga
Suplemento dominical del
que ver con la milicia, el ejército. Hago
cualquier cosa: caricaturas, imágenes
religiosas. Una vez hice una maqueta
de las especies animales del planeta,
que tenía 480 piezas. Estaba dividida en
desierto, selva y mar. Tenía todas las
especies, leopardos, leones, tigres, co-
codrilos, jirafas. Hice en Chirgua una
maqueta con la batalla de Carabobo que
tenía 600 piezas. Tenía 120 caballos, sol-
dados escondidos en el monte, soldados
cargando otros soldados en la espalda,
como si estuvieran en batalla”.
Sostiene que a medida que la Fuerza
Armada Nacional Bolivariana ha mo-
dernizado su armamento, él ha hecho
lo propio con sus réplicas de plastilina,
así sustituyó los tanques AMX 30 Scor-
pios y AMX 13 por los tanques rusos.
Entre el armamento ruso incorpora-
do menciona el tanque T72, el BMP3,
el VTR80, el camión portamilisiles
Pechora; el misil antiaéreo de largo
alcance A300, considerado uno de los
más poderosos del mundo; también es-
tán los portamorteros Nona, los Msta,
artillería autopropulsada; los Smerch o
lanza cohetes múltiples de 12 bocas. En
aviones dispone de K8, chinos, aviones
Sukhoi; helicópteros Mi 35 , Mi 17.
Detalla al Sukhoi ruso como un avión
caza bombardero que puede llevar 3.500
kilos de armas. Es un avión grande de
22 metros de punta de ala a ala. Ningún
país de Suramérica lo tiene.
“El parque de armas de un Sukhoi es
muy diversificado. Por ejemplo, los mi-
siles antibuques que usa el Sukhoi no
explotan al contacto: el misil cuando
pega al buque perfora como si fuese un
taladro y explota adentro para garan-
tizar que va a partirlo. Y esos misiles
cubren 300 kilómetros de distancias
son misiles aire aire, agarran 70,80 90
kilómetros”, dice.
Márquez se aplica con meticulosidad
para elaborar las figuritas con sus res-
pectivos uniformes que representan a
los soldados de los diferentes compo-
nentes, incluyendo la Milicia. Calcula
unos 50 uniformes distintos usados por
las cuatro fuerzas.
Asegura que si se lo proponen y dispo-
ne de los recursos es capaz de construir
en plastilina toda la Fuerza Armada
Nacional Bolivariana, con unos 200 mil
hombres, más 500 mil de la Milicia y el
equipamiento militar.
En términos de geopolítica militar,
indica que Brasil es una potencia, pero
no tiene posibilidades de lanzar una in-
vasión contra Venezuela, ya que por el
norte es muy selvático. A nuestro país le
bastaría parar el parque blindado en la
frontera para detenerlos. Brasil posee el
viejo tanque blindado alemán Leopard
1, que es inferior a los rusos T72.
“Venezuela no compró hueso”, sostie-
ne Márquez, “ adquirió buena mercancía
rusa. Si nos comparamos con Colombia
es una grosería. Colombia lo que tiene es
infantería. Ellos se jactan de que tienen
experiencia en combate porque pelearon
con una guerrilla, que de paso no pudie-
ron vencer. Imagínate, pelear con un
ejército convencional como el venezola-
no que te pare 500 mil hombres entre mi-
licias y fuerzas activas en el frente, con
un parque blindado grande, una buena
cantidad de unidades aéreas. Chávez fue
muy inteligente. Cuando viajaba por el
mundo estaba haciendo geopolítica. Se
ocupó de que aquí invirtiera gente de
tantos países que una agresión contra
Venezuela sería contra esos países. Y
Maduro le ha dado continuidad”.
EL PINTOR
Ramón Rivero ingresó a la Escuela de
Artes Plásticas Andrés Pérez Mujica, de
Bejuma. Allí estudio arte puro durante
unos cinco años.
Revela que en la década de los 70 del
siglo pasado participó en una exposición
en el Instituto Pedagógico de Barquisi-
meto; obtuvo el primer premio con un
cuadro que se llamaba La Veragacha.
El galardón consistía en una beca para
estudiar en Francia o un monto en dine-
ro. Optó por el cheque para pasar aquel
diciembre con sus hijos.
En Caracas expuso en una colectiva
en el Museo de Arte Contemporáneo con
un bodegón gigantesco. Además, ha par-
ticipado en exposiciones en Barquisime-
to y Valencia. Pintar es su alimento; los
bodegones los hace por encargo.
Piensa que la coyuntura difícil por la
que atravesamos nos ayuda a crear. Re-
cuerda que su padre hacía trompos y za-
randas y los pintaba con flores y con ho-
jas. El verde lo daba con las trinitarias.
Rivero hace lo propio en una cabaña que
posee en una parcela donde investiga
con los colores de la naturaleza.
“Este pueblo (Bejuma) atrapa y es muy
difícil salirse. Consigues la musa, la ins-
piración. A pesar de las dificultades eres
feliz. Pinto desde las seis de la mañana
hasta las seis de la tarde. Cuando estás
frente al lienzo en blanco, andas buscan-
do por dónde meterte. Cuando consigues
la puertica con las primeras manchas,
que te atrapa y te lleva allá adentro, es
difícil salirse. Por eso me gusta pintar
en la cabaña. Lo único que te puede dis-
traer es el canto de un pájaro, una mari-
posa que pasó de golpe”, dice
Carabobo
3
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QUESOYPOETAv
Al hablar de sí mismo, Carlos Hernández,
un hombre flaco de 72 años, se muestra
irónico, burlón e irreverente.
“Yo soy Carlos Hernández, vulgar y ru-
pestre. Existen 80 mil Carlos Hernández.
No todos somos iguales. Hay Hernández
Delfino, Hernández del pendejo, Hernán-
dez del grueso. Nací en Caracas en El Va-
lle, en febrero del año 46. Mi infancia fue
bastante jodida. Transcurrió en los años
50 cuando Pérez Jiménez, que parecía
un sabio, adivinando quizá acabar con
los adecos; sabía lo que venía después,
el Pacto de Punto Fijo. Políticamente me
defino independiente, como decía Pe-
droza, candidato de la época, que no le
importan ni los partidos ni los doblados
ni los enderezados”.
Señala que el gusto por la lectura
arrancó a los 12 años y que estudió al-
gunos años en el Colegio La Salle, de
Barquisimeto. Se hizo librero por ne-
cesidad; también vendía litografías y
obras de arte, actividad que le permitió
vincularse con artistas de los Valles Altos
de Carabobo.
Al principió compraba libros de segun-
da mano para leerlos y luego los vendía,
lo cual le pareció un negocio fabuloso.
“Me leí casi todos los libros del Siglo
de Oro Español. Un autor que me impre-
sionó fue Unamuno. Tiene obras intere-
santes. Es un intelectual que no le da ca-
bida al espíritu. El todo lo personalizaba.
Dicen que yo soy poeta porque siempre
tengo una poesía para cada ocasión”,
asienta.
De su retahíla de dichos y reflexiones,
apunta: “Al statu quo le encanta que la
gente permanezca en la eterna ignoran-
cia”; “Hablando de los niños: hay que
amarlos por lo que son y respetarlos
por lo que pueden llegar a ser. No son
máximas mías” ; “Ríe y el mundo reirá
contigo, llora y llorarás solo. Yo me río
de mí mismo”.
Luego alaba el impulso que le dio
Chávez a la lectura y la publicación de
libros.
“Hay que ver la obra bravísima que
hizo el Comandante Chávez para lo-
grar el objetivo, editando libros y más
libros”.
4 Suplemento dominical del
,APALABRAQUETED ESCRIBE
La sangre de los pueblos
originarios no se seca
1. Esta nota comenzó a
escribirse en uno, –por-
que lo escrito para el
Otro se escribe primero en la
existencia del que empuña el
lápiz o presiona la tecla–, hace
más de diez años. Quizás más.
Pero fue puntualmente con
un reportaje, publicado en un
influyente periódico español,
donde se expresaba que en ese
entonces, –como producto de
bárbaras políticas diseñadas y
puestas en práctica en los años
del pasado siglo–, una hectárea
argentina valía lo mismo, y has-
ta menos, que una hamburgue-
sa. Y cuidado, ni siquiera una
gran hamburguesa, de esas mal
llamadas gourmet, sino de esas
que se conocen comúnmente
como “comida chatarra”. Sí, así
como se lee: una hectárea por
una hamburguesa. No se espe-
cifica, si se quiere aplicar más
cinismo a la información, si con
papitas y refresco, o sin ellos.
Muchas veces, se sabe, el capi-
talismo es servido en combo.
2. En ese sentido, cono-
cido es el caso de la
familia Benetton (¿re-
cuerdan la ropa que se pro-
mocionaba inteligentemente,
sin lugar a dudas, con modelos
pertenecientes a todas las ra-
zas posibles? ¿Todos acordes
con los estándares de belleza
que imponen los diseñadores
de la moda occidental?), que
adquirió hace ya años, sin pu-
dor alguno, miles de hectáreas
perteneciente desde hace si-
glos a los mapuches, el pueblo
originario de la región patagó-
nica, que habita en tierras chi-
lenas y argentinas.
3. La familia italiana Be-
netton es dueña, según
este reportaje, de 10 mil
kilómetros cuadrados y es con-
siderada la gran casta terrate-
niente del sur del continente. A
los pueblos ancestrales es posi-
ble que un día hasta les prohíban
respirar en esos aires sureños.
4. Pero también se em-
pezó a escribir cuando
nuestras manos abrie-
ron, cuando nuestros ojos leye-
ron, cuando nuestras fibras se
tensaron con el libro La zanja
de la Patagonia, subtitulado
Los nuevos conquistadores:
militares, científicos, sacer-
Esta nota será dividida
en dos partes, en dos
entregas, en dos domingos,
porque es alimentada por
dos importantes aportes
literarios con relación a un
mismo tema: la cultura de los
pueblos originarios del Sur, las
usurpaciones, los atropellos,
las vejaciones, en definitiva,
los delitos que se han cometido
en contra de ellos.
Una problemática que desde
finales del año pasado
ha recrudecido en forma
y fondo. Por ello esta primera
entrega, la que nos ocupa
hoy, es dedicada al origen
de la situación: La zanja
de la Patagonia, de Vanni
Blengino, todo un aporte
para el conocimiento
y la discusión.
Así arrancamos, clamando
por los desposeídos.
Que el clamor no cese.
dotes y escritores, de Vanni
Blengino (editorial Fondo de
Cultura Económica, 2005, Ar-
gentina). Sí, también de origen
italiano. Así es la vida, alguien
de una tierra muy lejana abu-
sa, pero otro alguien, de esa
tierra muy lejana, denuncia,
reivindica, ajusta.
5. Ya se sabe, pero nunca
está de más recordarlo.
En el prefacio del libro
en cuestión, el planteamiento
del problema: “La Conquista
–la del siglo XVI– prácticamen-
te se limitó a llenar los espacios
donde ya existían sociedades
estructuradas (inca, azteca,
chibcha, etc.), pero frente a los
espacios ocupados por socie-
dades no estructuradas, ‘seg-
mentadas’ (como dicen los an-
tropólogos) surgieron no pocos
problemas”.
6. ¿Molesta que recorde-
mos algo más? No, no
creemos que moleste.
No debe molestar. “…poblacio-
nes de ‘behetria’ (de desorden,
carentes de sentido de la ley),
como las definieron los cro-
nistas españoles del siglo XVI,
opusieron una resistencia feroz.
Frente a ésta, los españoles no
supieron hacer otra cosa que,
o bien reducir a la esclavitud y
eliminar físicamente a toda una
parte de la población aborigen
(como en las islas del Caribe,
donde desapareció totalmente),
o bien detener la conquista”.
7. Dos objeciones, dos mo-
lestias, dos inquietudes,
que despierta el libro
de Blengino en su importante
ubicación del problema (de eso
se trata, también, leer, de con-
frontar, de oponer, de dudar, de
reposicionar lo posicionado. No
es simplemente un derecho del
lector, uno diría que es comple-
jamente un deber del lector). Y
quizás la responsabilidad no sea
solamente de Blengino, a quien
le respetamos y le agradecemos
su valioso aporte, sino de toda
una historia, de toda una socie-
dad, de todo un continente, de
todo un sistema planetario.
Objeciones, molestias, inquie-
tudes:
“¿Sociedades no estructura-
das?” “¿Segmentadas?” ¿Qué
es lo estructurado y qué es lo
segmentado?
Parte de Literatura
¿“Desorden”? ¿Y cuál es el or-
den? ¿Y si el “orden” de uno es
para el Otro un “desorden”?
8. En todo caso, y para
no despistarnos dema-
siado, el libro aborda
un tema central y un designio.
El tema central: el aniquila-
miento, y/o conquista, y/o co-
lonización, y/o dominación, de
las culturas autóctonas del sur
del continente. El designio: in-
ventar una nueva Europa.
9. Y si ello, el sueño de
una “nueva Europa”
en Nuestra América,
por el 1800, ya encierra en sí
mismo un retorcimiento men-
tal sin parangón, la complici-
dad de habitantes de estas tie-
rras paraliza y quita el aliento.
Blengino recuerda que el ar-
gentino Carlos Octavio Bunge,
en su libro Nuestra América,
–antítesis del pensamiento
martiano y de la propuesta bo-
livariana actual–, celebró que
el alcoholismo, la viruela y la
tuberculosis contribuyeron,
decisivamente, a diezmar a
las poblaciones indígenas y
africanas.
Nº 365 s$OMINGODEFEBRERODE
2UBÏN7ISOTZKI
I/ Edgar Vargas
Caracas
10. A no olvidar, que
de eso va la histo-
ria, nuestra his-
toria: tehuelches, pehuenches,
pampas, araucanos, manzane-
ros y mapuches, con sus feroces
malones, reivindicaban con su
actitud guerrera sus legítimos
derechos sobre unas tierras, y si
se permite la poesía, sobre unos
cielos. Los jóvenes estudiantes
sureños de mitad del siglo pasa-
do crecieron educados bajo las
premisas de la admiración por
“La conquista del desierto”, con
el general Roca a la cabeza, por
un lado, y el estupor del “salva-
jismo” indígena que se oponía
a tal proceso “civilizatorio” y
criminal.
11.
La gran muralla
china, pero al revés
(al revés en todo):
“La propuesta de Alsina con-
sistía en consolidar la frontera
sobre el Río Colorado para des-
pués, con el tiempo, avanzar
gradualmente hacia el sur…
(…) Su estrategia se basaba en
la construcción de un larguí-
simo foso, la zanja, que atrave-
saría el país de este a oeste. Se
trataba, pues, de excavar un ca-
nal de 610 kilómetros de largo
desde el Atlántico hasta la Cor-
dillera. (…) La profundidad del
foso tendría tres metros. (…) Un
procedimiento similar al idea-
do por Adriano para defender
los confines del imperio roma-
no de las hordas asesinas. (…)
La zanja… tenía como objetivo
defensivo el de retardar la mar-
cha de los malones y dar tiempo
a los soldados de perseguirlos,
recuperar el botín y neutrali-
zar la horda”. (…)
12. La zanja, se decía
en esa época, iba a
cumplir una doble
función: separar la civilización
de la barbarie, y como tumba,
ya cavada, de esa barbarie.
13. La masacre no fue
total. Aún queda
circulando más de
una sangre de los pueblos origi-
narios ofreciendo digna resis-
tencia, al lado de mucha sangre
del presente, como la del artesa-
no Santiago Maldonado.
¿A qué patria pertenece aquel
que niega derechos a los pueblos
originarios de su tierra?