Napoleón Bonaparte
China se encuentra situada al este del continente euroasiático, cuenta con 9 600
000 km2, lo que la convierten en el tercer país más grande del mundo, solo detrás
de Rusia y Canadá, comparte frontera terrestre con 14 países (la RPD de Corea,
Rusia, Mongolia, Kazajstán, Kirguistán, Tadjikistán, Afganistán, Pakistán, India,
Nepal, Bután, Myanmar, Laos y Vietnam), cuenta con salida al Mar del Sur de China
en donde posee alrededor de cinco mil islas bajo su jurisdicción (incluyendo
Taiwán), hacia el Océano Pacífico China comparte fronteras con Japón, la
República de Corea, Filipinas, Brunei, Malasia e Indonesia.
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Enrique Dussel nos dice que la Geopolítica consiste en “el espacio como campo de
batalla, como geografía estudiada para vencer estratégicamente al enemigo, como
ámbito limitado por fronteras” (p. 17)[1], China ha sabido utilizar el conocimiento de
su espacio con fines de defensa militar, así como con fines de expansión comercial.
Nosotros entendemos a la Geopolítica como el uso de la geografía como un
elemento de poder, esta está ligada a las necesidades logísticas de las fuerzas
militares. En la geopolítica, como en el sector inmobiliario, las tres consideraciones
más importantes son “location, location, location”. Los Estados aumentan su poder
en la medida en que pueden utilizar la geografía para mejorar sus capacidades
militares, como por ejemplo los aliados que puedan conseguir para brindarse
seguridad, así como las bases militares que puedan posicionar cerca de una
potencia rival o a lo largo de rutas comerciales estratégicas, o mediante el control
de los recursos naturales clave (p. 49)[2].
Lo antes expuesto por Brzezinski, nos hace ver el hecho de la relevancia del control
de esta zona y su importancia vital para cualquier potencia que quiera hacerse del
poder hegemónico del mundo ya que el control de esta región le permitirá influir en
la construcción del Orden Mundial.
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China ha sabido usar su geografía para consolidar una serie de alianzas con sus
vecinos en diversos sectores, ejemplo de ello es la Organización de Cooperación
de Shanghái (OCS) la cual está integrada por China, Kazajstán, Kirguisistán, Rusia,
Tadjikistán, Uzbekistán India y Pakistán agregados en 2016, cuenta además con la
participación de Mongolia e Irán, como miembros observadores y tiene como fin la
seguridad regional mediante la lucha contra el terrorismo, el separatismo y el
extremismo.