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Kari

Los dos títulos anteriores de esta colección no


tenían página de respeto. Me dirás si preferís
que la quite en este título también.

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En los dos títulos anteriores de esta colección
todo el índice estaba en variable Semibold,
pero aquí lo hago en Regular; así me parece
mejor, si estás de acuerdo.

Índice
Los devoradores de la infancia. Reflexiones en torno a la Literatura Infantil y Juvenil
© 2014 del texto, Mirta Gloria Fernández
© 2014 de la ilustración de portada, xxx
© 2014 de la edición, Editorial Comunicarte
Colección La Ventana Indiscreta | Ensayos sobre Lij

Primera edición: octubre de 2014


9 Introducción
ISBN 978-987-602-xxx-x
17 i. La persistencia del comeniños
en la escena literaria infantil
Ituzaingó 882 • P.A. (¿Resabios de tiempos pasados antropofágicos?)
(X 5000 IJR) Córdoba • Argentina
Tel/fax: (0351) 468-4342 39 ii. Algunas operaciones literarias en torno a los
editorial@comunicarteweb.com.ar comeniños a la vuelta del psicoanálisis: De la infancia
www.comunicarteweb.com.ar
idealizada a la infancia psico ideologizada
Se terminaron de imprimir 3.000 ejemplares en Casano Gráfica,
Ministro Brin 3932, R. de Escalada, Buenos Aires, a 19 días del mes de setiembre de 2011. 57 iii. Libros perturbadores: Reflexiones en torno a la
Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723. inquietud que provocan ciertos textos
Libro de edición argentina. - Published in Argentina
73 iv. La venganza de la gente pequeña
Todos los derechos reservados. No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamien-
to, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por cualquier 85 v. Literatura Infantil: la comodidad de la expatriación
medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el
permiso previo y escrito de los titulares del copyright. Su infracción está contemplada por las 99 vi. La lucha por el sentido:
leyes 11.723 y 25.446.
algunas polémicas en el territorio de la Literatura
Infantil Argentina de las décadas 1960-1970.
119 vii. El absurdo como inquietud
o la ideología siempre pugna por salir.

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Introducción

La experiencia propia de haber atravesado la infancia nos


muestra que los chicos siempre intentan escapar, como pue-
den, del histórico dispositivo de persecución que los adultos
supieron construir para oprimirlos. La literatura, más allá de
lo que se le ordena, va dando cuenta de esa relación desigual
de distintas formas. Una de ellas podría ser la persistencia del
devorador de infantes que va mutando según la conveniencia
adulta, ahora asociada al mercado. Como niña fui presa de esa
cacería a través de la famosa mano negra a la que iba a encon-
trarme al doblar en todas las esquinas, durante los 10 primeros
años de mi infancia. Nunca fui tan suspicaz como para creer
que ese miembro mutilado y oscuro, agazapado y al acecho
estuviera asociado al ogro de Pulgarcito, la bruja de Hansel y
Gretel, el lobo de Caperucita, el gigante de Jack o la Babayaga
de Basilisa. Porque la mano negra era real y los cuentos de
hadas no. Me asustaban pero se quedaban allí en la bibliote-
ca como para distraerme de todas las manos negras que me
aguardaban en todas las esquinas del barrio de mi niñez. Por

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Los devoradores de la infancia Mirta Gloria Fernández

eso me resulta ridícula la censura hacia la ficción. Claro que mutuamente el ardor por la lectura literaria permitiéndonos la
ahora puedo remontarme al viejo trauma, identificándome crítica despiadada de una literatura dulcificada y atroz que es-
con la cabeza infantil, gracias a las maestras y maestros con los conde el deseo adulto de dominar al niño. A través de la ironía
que me fui topando para tratar de neutralizar a la mano negra. de Swift, la rebeldía de Bukowsky, la demencia de Masliah y
De hecho, podría decirse que las reflexiones que contiene la “masmédula” de Girondo, lográbamos extrañar el lenguaje
este libro se originan en una cadena de hechos afortunados. para poder defenestrar, desde fundamentos sólidos, gran parte
El primero es haber sido alumna de Ruth Pardo Belgrano de los consumos dirigidos a la infancia.
en el Instituto Felix Fernando Bernasconi en séptimo grado. En 2006, apoyada por el equipo del Postítulo, me hice car-
Para sorprenderla me aprendí de memoria El Principito, y me go del Seminario de lij en la Universidad de Buenos Aires y
compré las antologías de Afanasiev y Perrault con mis propios continué sola a partir del 2008. Los cientos de inscriptos, los
ahorros, abandonando Please Please Me, el primer álbum de los voluntariados universitarios desde los cuales los alumnos de
Beatles, en la transparente cabina de la disquería de Esteban letras leían con adolescentes recluidos y los adscriptos que se
de Luca y Caseros. El segundo es haberme hecho comunista acercan con el propósito de indagar en este campo de estu-
a los 13 años gracias a La cabaña del tío Tom, mientras mi tía dio me mostraron la inquietud de gran parte de la gente de
Carolina baldeaba el patio de la casa de Flores que yo volvía a letras por la lij. Cada año valió la pena cambiar el programa,
mojar con mi llanto a la vez que ella me proponía permutar- aprender inglés para acceder a la crítica anglosajona e iniciar
lo por uno menos lacrimógeno. Más tarde, en tiempos en los proyectos de investigación sobre esta área de vacancia en la
que discutir no era políticamente incorrecto, siendo maestra uba. Desde allí, la lectura de la historia de la infancia me llevó
del Instituto Summa, las nutridas polémicas epistolares con la a profundizar en los procesos de patologización y criminali-
doctora Etchevarne, y las charlas con el joven Pablo Medina, zación de la niñez y la adolescencia por parte de sociedades
en el patio del Summa y en la Calle de los Títeres, mantuvie- adultas para las cuales el Rivotril y el contexto de reclusión
ron vivo mi gusto por la literatura infantil. son moneda corriente.
Luego, desde la dirección de la revista A construir pude des- El encuentro con autores como Jack Zipes y Robert Dar-
plegar cierta línea teórica donde me permitía fustigar a una li- nton o Zohar Shavit, que descubren la relación de los cuentos
teraturita preparada para adoctrinar a los chicos. Sin embargo, de tradición oral con el sufrimiento de los campesinos pobres
tanto las carreras que elegí (a pesar de ligarse a la enseñanza del medioevo, sumado a la historia de la infancia de Philips
y a la literatura) como la vida misma que habría de ganarme Ariès, Lloyd de Mausse y Sandra Carli y a mi propia expe-
me alejaron de esa especie de ilusión. Casi 20 años más tarde riencia de lectura con chicos recluidos, en el marco de la cáte-
formé parte del equipo del Postítulo de Literatura Infantil del dra de Didáctica Especial en Letras, de la uba, fueron necesa-
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires junto a Alicia Can- rios para poder pensar que el maltrato a la infancia aparece en
tagalli, Gustavo Bombini, Cecilia Bajour y Marcela Carranza. las producciones culturales dirigidas a los niños con distintos
Allí, sábado por medio, de 9 a 6 de la tarde nos contagiábamos atuendos, a veces en forma directa, como es el caso del abuso

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infantil en Barba Azul o el incesto en Piel de asno; o la explota- A propósito, el capítulo i apunta a desentrañar la presencia
ción en Oliver Twist o Pinocho; otras veces indirectamente en histórica de tantos devoradores en la lij. Unos con forma de
textos disfrazados de acaramelada ternura que pretenden que lobos, brujas u ogros malignos, otros invertidos por el pro-
los niños muten vertiginosamente en consumidores voraces. cedimiento paródico, insisten en poblar la escena literaria de
Esto es lo mismo que decir que la Literatura Infantil y Ju- los niños. Ahora convertidos en terror, ahora travestidos para
venil (lij) como toda literatura, posee una especificidad ligada ganar consumidores de objetos de lujo, los comeniños resultan
estrechamente a sus condiciones de producción. Las transfor- demasiado seductores y vendibles como para dejarlos ir. Dos
maciones que ha sufrido como objeto estético a lo largo del paradigmas cruciales muestran nuevos comeniños que es pre-
tiempo se deben, principalmente, a los cambios que atañen ciso estudiar: el psicoanálisis y la adhesión ideológica popular
a las concepciones de infancia, como así también a las modi- a los movimientos humanistas.
ficaciones del orden social dominante y, sobre todo, a las cir- El capítulo 2 plantea que la Declaración de los Derechos
cunstancias económicas. En este sentido, en este libro hemos de la Infancia es el correlato de la puesta en duda de la con-
tomado momentos específicos de cambio, por ejemplo, en los fiabilidad de los adultos en su ejercicio de protectores de la
modos de enseñanza, que nos permitieron observar las corre- niñez. Sin duda son los tiempos del auge del psicoanálisis des-
laciones entre ciertos hechos históricos y las publicaciones di- de cuyo seno se deja de mirar a los niños como impotentes
rigidas a los niños en el mundo occidental. criaturas idealizadas.
Nuestro punto de partida es el género maravilloso herede- “Libros perturbadores” postula una serie de reflexiones so-
ro de la tradición oral europea. Desde esos remotos tiempos, bre el cruce entre las Prácticas de la Enseñanza, el diseño de
el desfile de monstruos en la literatura resulta propicio para actividades pedagógicas y la lij. A expensas de los nuevos pla-
exponer la lucha entre el bien y el mal, lo cual se reproduce en nes de estudios, esta disciplina se ha tornado protagónica en
la literatura infantil a partir del nacimiento del género maravi- la formación de profesores; pero, paralelamente se constituye
lloso y en sus rescrituras, asociadas el nacimiento de la escuela como problema cuando los alumnos llevan a cabo sus prácti-
y a otros períodos en los que prevalece la obsesión adulta por cas pedagógicas en las instituciones, sean privadas o estatales;
el disciplinamiento. En el siglo xx corrientes asociadas a la estén situadas en la ciudad o en el conurbano. En ese con-
pedagogía y a la psicología producen un curioso viraje respec- texto, la censura de cuentos o poemas por parte de maestras/
to de las historias para niños. Unas, presa de la neurosis de la os, profesoras/os y autoridades diversas se instituye como una
felicidad, apuntan a un mundo políticamente correcto donde, experiencia social naturalizada. Nos preguntamos sobre las
en su in nominación, los comeniños se extinguen vertiginosos. razones de esta ocurrencia en un momento que, según cree-
Otras, influenciadas por corrientes psicoanalíticas, de impron- mos, no se caracteriza, precisamente, por la falta de libertad. A
ta surrealista (en clave fantástica) sacan a relucir el reverso de la vez, tomamos en consideración la legitimidad que podrían
la lógica, el inconsciente, los sueños, el delirio. tener algunas de estas decisiones por parte de educadores
preocupados por el bienestar de la infancia.

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Los devoradores de la infancia Mirta Gloria Fernández

“La venganza de la gente pequeña” recorre ciertas pro- meros tribunales de menores, a principios del siglo xx, proli-
ducciones cuyos protagonistas infantiles son de armas tomar, feraron los libritos religiosos de la escuela dominical (Fernán-
como lo fueron los crueles pulgarcitos, cenicientas, jackes, dez, 2006) y textos moralizantes disfrazados de literatura 1 nos
ivanes y basilisas que vapulearon a los ogros y brujas de toda preguntamos ¿cuáles serán los textos que los adultos eligen
Europa. Nos preguntamos si este fenómeno, que sepulta, (es- para la infancia de la posmodernidad? ¿La lij produce algún
peremos que para siempre) la dulzura de la Blancanieves de tipo de desvío o presenta viejos comeniños con nuevos atuen-
Disney, se produce en otro tipo de textos, no destinados a los dos simulados?
chicos a la hora de su producción pero que hoy aparecen en
colecciones de lij.
La segunda parte del libro, compuesta por los capítulos v,
vi y vii parte de una carencia puesto que la lij, en sí misma,
parece haber sido un punto de fuga en lo que constituye la re-
flexión exenta del mercado. Acaso a consecuencia de su expa-
triación de la academia, la crítica destinada a la lij resulta ser
un objeto de rara heterogeneidad e hibridación al constituirse
a partir de discursos provenientes de la pedagogía, la psicolo-
gía, la moral en todas sus formas, y, en menor medida, la teo-
ría literaria. Sin embargo, en el siglo xx se empieza a gestar el
desvelo de ciertos autores por la función estética dirigida a la
infancia. En estos capítulos me propongo iniciar un pequeño
recorrido por algunos de los textos críticos del campo de la
lij, partiendo de la década del 60, período en el que se gestan
algunas polémicas que persisten en la actualidad. Unas ocu-
rren alrededor del cuento maravilloso, otras en torno al pro-
blema ideológico y otras tienen por objeto el género absurdo,
que fue y es objeto de cuestionamiento por parte de quienes lo
consideran inaccesible para los grupos etarios pequeños. 1 Teresa Colomer menciona una versión de Caperucita del mexicano Antonio-
rrobles (1967), en la que el lobo era llevado a la cárcel, quedaba sujeto a régimen
Para finalizar, Los devoradores de la infancia preten- vegetariano y se hacía amigo de Caperucita, quien intercedía por él en el juicio.
de abrir interrogantes que no hemos de cerrar en este libro Eran versiones que acompañaban los lineamientos pedagógicos de la época, que
sino que constituyen un punto de partida. Por ejemplo, nos suprimían la carga de violencia y adherían a los valores de perdón y reconcilia-
ción y, por supuesto, también evidenciaban un rechazo por los cuentos popu-
preguntamos si con la creación de la escuela fue necesario un lares. Colomer sostiene que “a pesar de estas críticas la recuperación de estos
maremágnum de textos pedagogizantes, si al crearse los pri- cuentos para la infancia se ha mantenido inamovible” (Boland, 2006).

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I
La persistencia del comeniños
en la escena literaria infantil
(¿Resabios de tiempos pasados antropofágicos?)

La repugnancia sencillamente desaparece cuando llega el hambre,


y en cuanto a la superstición, creencias, y lo que vosotros podrías llamar
principios, pesan menos que una hoja agitada por el viento.
Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas

En este trabajo me interesa estudiar las crueldades destina-


das a la infancia, de la mano de personajes literarios clásicos
y apasionantes como el ogro, el lobo y la bruja, herederos de
la tradición oral. Mi hipótesis es que estos incansables cons-
tituyen el correlato de la historia de la infancia occidental en
la que se advierte el maltrato y hasta el abuso que los adultos
infringieron a los niños y a las niñas de toda época. Para ello
es preciso recordar que los cuentos de tradición oral, que con-
formaron el repertorio del género maravilloso, se originaron
en tiempos ancestrales (Zipes, 2001).
Es sabido que en los antiguos ritos de fertilidad las jóve-
nes vírgenes eran sacrificadas para conseguir la simpatía de
los dioses o apaciguar sus voraces deseos. Incluso, en algún

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Los devoradores de la infancia Mirta Gloria Fernández

Saturno devorando a su hijo, de Peter Paul Rubens, 1636


momento de la evolución, los hombres, como parte de los
antropomorfos practicaron el canibalismo. Según la ciencia, Love Bite (Bocado de Amor), de Laurie Lipton (reinterpretación del
los antropomorfos póngidos conducen a los grandes simios: mito de Cronos), 2002
chimpancé, gorila, orangután. Los antropomorfos homínidos,
partiendo del mismo punto de origen que los póngidos, si- Escultura de marfil Ogresa devoradora de hombres, de Leonhard Kern,
1650
guen una línea evolutiva distinta a la que pertenece el hombre.
Engels (2000), al describir el primer período de la prehistoria, Saturno devorando a un hijo, de Goya, 1820-1823
el salvajismo, anterior a la barbarie, dice:

Por efecto de la constante incertidumbre respecto a Según nuestra indagación, los cuentos destinados a los niños
las fuentes de alimentación, parece ser que la antro- exhiben la práctica primitiva de comer infantes a través de gé-
pofagia nace en ese estadio para subsistir durante lar- neros y procedimientos materiales que, pese a sus fluctuacio-
go tiempo. nes, permiten descubrir una de las prácticas perteneciente a
épocas remotas. En esta primera indagación sostenemos que
Disponemos de algunos datos sobre la las formas de repre- el comeniños, que va atravesando los tiempos, insistiendo en
sentar el canibalismo en los relatos de diferentes momentos su permanencia, aún en nuestros días, puede comprenderse
de la historia. El cronista alemán Ulrico Schmidl cuenta, por desde el concepto de cronotopo (“tiempo-espacio”) postulado
ejemplo: por Mijail Bajtín (1989). El intelectual ruso denomina así a
las relaciones temporales y espaciales asimiladas artísticamen-
Cuando estos susodichos carios hacen la guerra con- te en la literatura 1. Es una categoría de la forma y contenido.
tra sus enemigos, entonces a quien de estos enemigos “El tiempo se condensa aquí, se comprime, se convierte en
agarran o logran, sea hombre o mujer, sea joven o vie- visible desde el punto de vista artístico; y el espacio, a su vez,
ja, sea niño, los ceban como acá en esta tierra se ceba se intensifica, penetra en el movimiento del tiempo, del ar-
un cerdo, pero si la mujer es algo linda la conservan gumento de la historia” (Bajtín, 1989: 237-238). En el arte las
un año o tres. Cuando ya están cansados de ella, la
matan y la comen (Schmidl, 1980: 15).
1 Estos cuentos maravillosos dejan ver el tiempo espacio de la Edad Media. Por
Con distintos móviles, la antropofagia se ficcionaliza primero ejemplo, el hecho de que sean cortos, contengan enseñanzas y tengan una es-
en las narraciones orales; luego en los mitos, posteriormente tructura narrativa lineal de acentuando principio, nudo y desenlace se asocia al
en el género maravilloso y, más recientemente, en la parodia. cronotopo de sociedades ágrafas donde las personas plasman en el cuento su
cultura para mostrársela a las generaciones venideras. Como no hay escritura
La infancia es destinataria de una parte notable de esos rela- para almacenarlos tienen que tener una estructura memorable, unos personajes
tos en los que persiste el personaje comeniños. de personalidad muy marcada, y con aspectos físicos notables.

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Los devoradores de la infancia Mirta Gloria Fernández

marcas espacio-temporales exhiben un punto de vista emoti- Por ejemplo, según Robert Darnton (1994), en Francia e
vo-valorativo. Italia existen innumerables versiones orales anteriores a la Ca-
Desde esta mirada semiótica que ancla en la significación perucita de Charles Perrault (1983) en las que el lobo engulle
social, la literatura como signo permite deducir las relaciones al personaje infantil. Marc Soriano (1968: 151) agrega que estos
del hombre con lo que lo rodea. Las palabras al narrar dan relatos forman parte de discursos feudales que alertaban so-
cuenta de los valores sostenidos por una comunidad en un bre que en los bosques pululaban lobos hambrientos. También
momento dado mostrando que la dinámica social implica una existe la teoría de que las niñas eran acechadas por hombres,
lucha constante por la posesión de los signos. lo cual, como decíamos podría considerarse un cronotopo del
Al respecto, “Estudios históricos, sociológicos y antropo- abuso infantil que en el siglo xxi adquirirá otro tipo de forma.
lógicos han demostrado que el cuento maravilloso se originó Sobre la crueldad de la época, Darnton menciona varios cuen-
en épocas tan remotas como el período megalítico” (Zipes, tos en los que los maridos se comen a las esposas (La bella y el
2001: 44). monstruo), la hermana al hermano (Los tres perros), y un padre
a los hijos:
Los actos que ocurren en los cuentos folclóricos, ta-
les como el canibalismo, los sacrificios humanos, los En Mi madre me mató, mi padre me comió, una ma-
privilegios del primogénito, el secuestro y la venta de dre parte en trozos a su hijo y con su carne hace un
una novia, la desaparición de una joven princesa o del platillo al estilo leonés, y su hija se lo sirve al padre.
príncipe, estaban basados en la realidad social y en las Y así pasan del estupro y la sodomía al incesto y al
creencias de diversas sociedades primitivas (ib. 15-16). canibalismo. Lejos de velar su mensaje con símbolos,
los narradores de cuentos de la Francia del siglo xviii
Por ejemplo, en los relatos de tradición oral, que Jack Zipes retrataban un mundo de cruda brutalidad desnuda
(2001, 44) sitúa en la era Glaciar, no hay máquinas sofisticadas (Darnton, 1994: 21).
porque no sucedió la industrialización. En esos textos el lector
infiere el poder tanto como la injusticia social. Los personajes Existen relatos muy crueles que toman el tema de la antro-
son reyes o señores feudales frente a campesinos con hambre. pofagia. En un cuento de Giambattista Basile (2004) de 1634,
Frente a estos poderosos la forma que tiene el pobre de sopor- que se llama Sol, Luna y Talía el personaje es una bella dur-
tar su subalteridad está en la varita mágica; los animales son miente que yace tal cual el personaje que conocemos; pero
sagrados porque proveen el alimento. Hay gallinas que ponen aquí la necrofilia se produce a través de un rey casado que tie-
huevos de oro, burros que defecan oro, botas de 7 leguas, ca- ne relaciones con una bella latente, volviéndola, así, a la vida.
rrozas de zapallo y todo tipo de artilugio que genera la fanta- Fruto de esa lúgubre vinculación son los niños Sol y Luna.
sía de salir de la pobreza. Esas marcas constituyen el cronoto- Cuando la reina se entera de la infidelidad del rey, secuestra a
po del hambre y, además, el problema de la devoración.

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los hijos de la pareja pecadora, los mata, los cocina y se los da tuyen un cronotopo literario que nace en el medievalismo y
de comer al rey. No mata a la amante sino a los niños. que se continúa en siglos posteriores pero sin aparecer abier-
Alrededor de 1680 en los salones y en la corte la moda es tamente en los relatos más modernos.
contar cuentos folklóricos (Darnton, 1994). Entonces nace Como dijimos, en Pulgarcito (Perrault, 1983) y en Hansel
el género maravilloso en una serie de cuentos adaptados por y Gretel (ib.) los niños están a punto de ser engullidos. En
escritores burgueses, como Basile, Perrault, la Condesa de Blancanieves (Grimm, 1977) la reina bruja pide al cazador que
D’Aulnoy, Madame de Beaumont y otros. Aunque, serán Pe- le traiga el hígado y el corazón de su desdichada hijastra. El
rrault y Grimm los que se traduzcan masivamente al español, cazador caza un jabalí joven y le lleva las entrañas del animal.
tornando sospechosamente familiar la idea de los niños de- La reina se las come pensando que pertenecen a su desdicha-
vorados (o en peligro de serlo) por algún tipo de bestia. Esta da hijastra. ¡Horror! ¡Vuelta a la antropofagia! Es decir, esta-
idea está en dos clásicos como Caperucita Roja (Perrault, 1983) mos leyendo cuentos en los que comerse a un niño ingresa al
y Hansel y Gretel (Perrault, 1983). En el primero prima la idea orden de lo posible. E incluso resulta gozoso y aún catártico
del hombre como peligro lo cual se ve clarito en la moraleja: para cualquier lector que el ogro de Pulgarcito (Perrault, 1983)
degüelle a sus propias hijas gracias a la confusión creada por
Vemos aquí que los niñitos y sobre todo las niñas bo- el pequeño vivaracho al cambiar de destinatario los sombreros
nitas elegantes y graciosas proceden mal al escuchar con los que el malvado los había marcado a él y a sus her-
a cualquiera, y que no es nada extraño que el lobo se manos para comérselos por la mañana. Es cierto que, como
coma a tantos. Digo el lobo, pero no todos los lobos postula Darnton:
son de la misma calaña. Los hay de modales dulces,
que no hacen ruido ni parecen feroces o malvados y Los señores feudales y los burgueses ricos eran los
que, mansos, complacientes y suaves, siguen a las tier- explotadores de familias enteras.
nas doncellas hasta las casas y las callejuelas. ¡Y ay
de quién no sabe que esos melosos lobos son, entre No se comían literalmente a la familia pero esa repre-
todos los lobos, los más peligrosos! (Graciela Montes, sentación del ogro está ligada a la malignidad de los
1977: 17) poderosos (1994: 29).

En el segundo, son absolutamente literales el abandono de los Sin embargo, creemos que el maravilloso, exhibe una cruel-
niños y el peligro de devoración. Es por eso que insistimos en dad histórica de los adultos para con la infancia. Ferocidad
la peligrosidad que significa el adulto para la infancia. No ol- que también está testimoniada en clásicos como Las aventuras
videmos que en la sociedad feudal, los niños dormían con los de Pinocho, de Carlo Collodi (2002), Oliver Twist de Charles
animales y con los mayores. Trabajaban como tales y no eran Dickens (2008) e Historia de un niñito bueno - Historia de un
vistos como indefensos, entonces todas estas marcas consti- niñito malo, de Mark Twain (2005). Estos constituyen el co-

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rrelato ficcional de la historia de la infancia occidental (Ariès, humana”. La misma frase de Baba-Yaga la bruja de la tradi-
Duby 1991, 1998). ción eslava. En uno de los más crueles, El enebro, la madrastra
El hambre se puede deducir en Barba Azul (Perrault, 1983) le corta la cabeza al hijastro y se la da comer a su marido y a su
que nos habla de asesinatos en masa de mujeres jóvenes. Re- hija. Dice el texto:
cordemos al personaje como un hombre atroz hacia el que las
niñas manifiestan un profundo rechazo. Sin embargo, con la Mi madrastra me mató
ostentación de su riqueza seduce a una joven que descubrirá, a y mi padre me comió.
tiempo, que ha matado a sus concubinas anteriores. Mi hermanita, Marnelita,
Existe la hipótesis de que las niñas se unían a los hombres buscó todos mis huesitos,
de la nobleza para escapar de la miseria, pero creemos que los ató en un pañuelito
también podría estar presente lo que hoy llamamos abuso. y allí, bajo el enebrito, los dejó.
¡Quia, quia, quia, qué ave más bella soy yo!
Barba Azul, de Charles Perrault (texto) y Gustave Doré (ilustra- (Grimm, 1985: 159 tomo I):
ción). (Perrrault, 1983: 77)
Ilustración de Ludwing Richter, de “El enebro” para la 7º edición
Versión de Barba Azul, de Charles Perrault y Christoph Wisch- de los Cuentos infantiles y del hogar, de los Hermanos Grimm, 1985.
niowski (ilustraciones). México: fce, 2012. Tomo i

A pesar de que los escritores de la aristocracia y de la burgue-


sía se apropiaron del cuento folklórico (Zipes, 2001), censu- En el folklore oral eslavo de tiempos ancestrales existe una
rando lo que podrían ser inconveniente en el nuevo proce- bruja siempre en actitud de cocinar huesos humanos en una
so de escolarización de la infancia, el devorador persistió. En cacerola humeante. Conocemos a este personaje por los Cuen-
1812, los Grimm, desde versiones orales y también inspiradas tos Populares rusos de Aleksandr Nikolaevich Afanasiev (1985),
en Basile y en Perrault editan los Cuentos infantiles y del hogar uno de los investigadores del folklore eslavo del siglo xix que
(Grimm, 1985). La antropofagia está en varios de esta serie; recopila, durante 10 años 680 cuentos tradicionales y fábulas
por ejemplo en Caperucita Roja que es comida pero salvada; procedentes de la narrativa popular que se habían perdido a
en Pulgarcito; en Los seis cisnes en que la reina es acusada de lo largo de los siglos. Vasilisa la bella y La niña que escapó de la
haberse comido a sus 6 hijos. También en Los tres pelos de oro bruja Baba-Yaga son algunas de esos cuentos 3. Este malvado
del diablo 2 el diablo llega a su casa y dice “mmm huelo a carne personaje se come a chicos y a grandes revolcándose, luego,
en los huesos de sus víctimas. Merced a sus poderosos dientes
2 “Los seis cisnes” y “Los tres pelos de oro del diablo” se pueden leer en: Los
cuentos de los hermanos Grimm; http://grimmstories.com/es/grimm_cuentos/ 3 Para profundizar sobre este personaje eslavo recomendamos los artículos de la
los_seis_cisnes especialista Marcela Carranza en www.imaginaria.com.ar.

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Los devoradores de la infancia Mirta Gloria Fernández

destroza huesos y desgarra la carne fácilmente y sin embargo Quizás haya sido Jonathan Swift (2000) quien puso en el
es flaca y descarnada, tanto que una de sus piernas es un hue- marco de lo real aquello que la ficción no deja de sugerir. Su
so. Baba Yaga suele volar en un almirez u olla, mientras rema Modesta proposición para impedir que los niños de los irlandeses
en el aire con su escoba plateada. Su casa, adornada con hue- pobres sean una carga para sus progenitores o para su país, escrito
sos craneales, se levanta sobre dos enormes patas de pollo con y publicado en Dublín, en 1729, aconsejaba irónicamente co-
las que vuela en busca de sus víctimas. merse a los niños pobres para que dejaran de ser una molestia
para la flemática sociedad inglesa:

“La bruja Yagá”, ilustrado en 1899 por Iván Bilibin para la reco- Me ha asegurado un americano muy entendido que
pilación de Alexandr Afanásiev, 1987. En: Cuentos populares rusos. conozco en Londres, que un tierno niño sano y bien
Madrid: Anaya. Tomo I.
criado constituye al año de edad el alimento más de-
licioso, nutritivo y saludable, ya sea estofado, asado,
Nosotros ignoramos si Perrault o los hermanos Girmm o al horno o hervido…He calculado que como término
Afanaisev querían mostrar la crueldad de los adultos. Michel medio un niño recién nacido pesará doce libras, y en
Foucault (1999) y Roland Barthes (1993) decretaron la muer- un año solar, si es tolerablemente criado, alcanzará las
te del autor puesto que la obra lo excede; no nos interesa “lo veintiocho. Concedo que este manjar resultará algo
que quiso decir el autor”. Pero sí sabemos que la imagen del costoso, y será por lo tanto muy apropiado para terra-
hombre en la literatura es cronotópica (Bajtín 1989) pues está tenientes, quienes, como ya han devorado a la mayo-
hecha de la ligadura de las relaciones temporales y espaciales ría de los padres, parecen acreditar los mejores dere-
que la literatura “copió” artísticamente, por ejemplo, de la vida chos sobre los hijos.
medieval. Las sucesivas ediciones escapan de los signos me-
dievales y abuenan la adultez. Sin embargo, siempre hay algo En este texto se detecta la ira del enunciador respecto del dis-
que perdura y que podemos detectar semióticamente pues el curso político que contiene el proyecto demográfico y econó-
contexto social es parte del enunciado. Si bien en el cuento las mico legitimado por la iglesia en cuanto al tratamiento que les
leyes del mundo real se suspenden, ningún universo narrativo asignan a los hijos de los pobres. Sabemos que es una parodia
puede ser autónomo del mundo real: presentada con ironía. En literatura a un tema noble le ata-
ñe un lenguaje noble, pero las cosas cambian si se aplica un
No es verdad que haya vivido en el mundo real un in- lenguaje noble a un tema que no lo es. Narrar cómo comerse
dividuo llamado Hamlet, pero si un estudiante dijera a los chicos con un lenguaje serio es invertir esa relación a
en el examen de literatura inglesa que al final de la tra- través de la transgresión de toda convención o sea que se viola
gedia shakesperiana Hamlet se casa con Ofelia, le ex- toda posibilidad de solución. Desde una línea semiótica, esta
plicaríamos que habría dicho algo falso (Eco, 1996: 97). escritura es producto de un enunciador para quien la situación

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de la infancia es inenarrable o imposible de contar por los me- tuosamente, como es el caso de los libros de la editorial Edel-
canismos habituales de la narración. En este sentido, el enun- vives cuya enunciación, en algún punto, aunque aluda de for-
ciador irónico “en su aprehensión de la locura o el absurdo ma naif y simpática a la otrora temeraria Baba Yaga, no puede
esencial de la condición humana tiende a generar la creencia dejar de reiterar el orden niño-sujeto-comestible.
en la demencia de la civilización misma” (White, 1992).
Una de las tradiciones navideñas más importante para los Babayaga (2004), de Taï-Marc Le thanh, ilustrado por Rébecca
niños de Islandia tiene como protagonistas a 13 hermanos. Es- Dautremer
tos hombrecillos se llaman los viejos Papá Noel y son hijos
de la giganta Grýla y su marido Leppalúði. A los niños no le En las sucesivas ediciones del cuento maravilloso los males
gusta mucho la Grýla, porque se come a los más traviesos. In- de época se van erradicando porque se considera que hay mu-
cluso, existe en la ciudad de Akureyri una estatua que recuer- cha crueldad en esos libros. Como también durante el apogeo
da a Grýla y Leppalúði donde los turistas infantiles se suelen del feminismo se desaconsejaban porque sus personajes están
tomar fotos. mostrando la sumisión de la mujer. Luego, la pedagogía del
siglo xx nos obsequió nuevos textos con devoradores en los
En: Foro oficial de Gotland Forn Sed y Baskerland Forn Siðr que se cuidaba expresamente que fueran buenos de entrada
o que se arrepintieran al final. Lobos vegetarianos, brujas que
Estatua de la giganta Grýla y su marido Leppalúði en la ciudad
Akureyri, de Islandia. pasean primorosamente a los niños en sus escobas y ogros
feos pero amigables conforman una galería insustancial. Este
Actualmente, las generaciones han cambiado la historia al procedimiento, que puede ser paródico o no, según el caso, es
condenar al olvido al popular matrimonio de brujos ya que en utilizado para sostener a los personajes del maravilloso en ra-
las últimas décadas, la leyenda cuenta que, en cierta ocasión, zón de que están arraigados en todas las generaciones, lo cual
los niños se portaron demasiado bien; por ende, los gigantes garantiza, de entrada, su circulación. Los “uso” pero censuro
no se los pudieron comer muriéndose de inanición. Sus here- las escenas cruentas o supuestamente traumáticas. Se trata de
deros son ahora 13 Papá Noel que reparten juguetes entre los una técnica deformante que se propone enseñar psicología,
chicos en Navidad. Esta nueva versión evidencia las influen- pedagogía, moral, o exhibir líneas ideológicas convenientes,
cias abúlicas de la pedagogía del siglo xx que cambió las his- o compendiar las cualidades amorosas de los seres humanos
torias con el supuesto objetivo de proteger a los niños. respecto de la diversidad de la que tanto suelen hablar los ma-
Es cierto que lo esencial del cuento folklórico se perdió a yores. ¿Con ello desaparece el maltrato o también se meta-
lo largo del tiempo a través de incontables versiones. Pero el morfosea como el comeniños? En la historia de la lij es una
comeniños sigue protagonizando las producciones culturales obviedad que comeniños se modifica por motivos moralistas
destinadas a la infancia como una persistencia imposible de y pedagógicos. Pero hay algunos textos, en que persiste de una
ser reemplazada. Más allá de que se estilice bella y hasta sun- forma sugestiva.

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Herederos de una fuerte impronta humorística, a fines del como el título del libro lo revela, no se trata de cualquier lobo
siglo xx, empiezan a producirse, asiduamente, los libros ál- sino de uno familiar al que, por principio, se respeta más que
bum y los ilustrados dando cuenta de ciertos cambios en la a cualquier otro. Cuando el lobo advierte la maldad de la niña,
configuración del lector. Todo objeto significa, sobre todo las las sombras temibles ilustran una tipografía grande anuncian-
ediciones tan cuidadas, las coloridas ilustraciones, creadas por do: ¡Esta noche te voy a comer! Tras la amenaza, se sucede
artistas plásticos, cierto lujo material, operaciones metaficcio- una serie de escenas en las que el lector duda de las palabras
nales e intertextuales típicas de la posmodernidad y, en algu- del lobo aunque las imágenes muestren lo contrario. Al final,
nos casos hasta cierta transgresión temática. Un topito ven- la hiperbolización de las letras enormes que dicen y zaz, se
gativo (Holzwarth y Erlbruch, 1991) defeca en la cabeza de la comió sumada a una ilustración con fondo rojo sangre en
un perro, una niña convierte en globo a su madre (Isol, 2002), un revoltijo de cama, sábanas y una metonímica imagen del
otra, por avara, se queda sin su chanchito alcancía (Mc Kee, medio cuerpo de Carmela, (el lobo está elidido) está en ab-
1999); otra manifiesta orgullo por sus propias flatulencias (Mc soluta sintonía con la amenaza en tiempo presente hacia todo
Kee, 1994) las tías de Garmann se pueden morir (Hole, 2007, lector que reza a pie de página: “Y así se come Tío Lobo a
hay padres depresivos (2002) y desocupados (Browne, 1998) todas las niñas golosas y mentirosas”. A pesar de cierta inge-
y hasta madres que osan llamar “monstruo” a su hijo (Sen- nuidad que guardan las imágenes de los cuerpos protagónicos,
dak, 1977). Un nene puede avergonzarse de su padre (Brow- la enunciación se da el gusto de volver a plantear la moraleja
ne, 1992), un rey casarse con un rey (Haan y Nijland, 2004), pero ahora de forma irrisoria puesto que ningún niño de estos
una chica con otra (Quintiá, 2007) (claro que el escenario es tiempos podría dejar de reírse ante tan divertida historia con-
maravilloso) y un discapacitado puede echarle la culpa de su tada desopilantemente.
desgracia a sus compañeritos de ruta (De Maeyer, y Vanme-
chelen, 2009). Imagen sin pie
Dentro de estas series, el caso del comeniños se vuelve par-
ticular. En el año 2000, la editorial Kalandraka –inspirada en Por su parte, Ahora no, Fernando, de David Mc Kee (1986) edi-
El pájaro Belverde, un cuento popular italiano, recopilado por tado en inglés en 1980 y en español en 1986, nos muestra a un
Italo Calvino (1977), que trata de una bruja y un niño pícaro nene al que sus padres no escuchan ni siquiera cuando reitera,
que logra burlarla tres veces durante las cuales la bruja intenta angustiado, que en su cuarto hay un monstruo y que inminen-
comerlo– produce el álbum Tío Lobo (Ballesteros, 2000) con temente lo va a comer. Al final, es devorado por el maligno e
algunos cambios interesantes. Ahora la protagonista es Car- indiferente huésped que invade la casa y se apropia del cuarto
mela, una niña hipócrita que engaña al lobo al darle de comer del niño, de sus juguetes y hasta del televisor. La inquietante
caca de burro y pis de perro mientras ella se come los buñue- presencia turba al lector pero no a los padres de Fernando cuya
los y el vino que su mamá había destinado al feroz animal en indiferencia sorprende al mismísimo monstruo. Cuando los
agradecimiento por haberle facilitado la sartén. Para colmo, amenaza le reiteran las mismas palabras que a su hijo: “Aho-

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ra no, Fernando”. Más allá de que este álbum intente dejar mo ilustrara, la vieja tradición inglesa de las rimas unida a la
plantada la moraleja sobre los padres indiferentes, lo concreto imitación del dibujo infantil, exhibe cómo los nenes son co-
es que el monstruo se come al niño. Con enseñanza y todo, midos sin ser masticados. En clave absurda, el trío yace entero
el solitario zapatito de Fernando y el monstruo destruyendo en la enorme panza transparente del Wooggly, como un culto
sus juguetes resultan signos sugestivamente inquietantes que simultáneo a Grimm y a Perrault. Recordemos que la niña y
invitan a una doble interpretación: el monstruo se comió a la abuela, en Grimm, salen enteritas de la panza del lobo; en
Fernando o es una simple alegoría para castigar a los padres. cambio, en Perrault, no hay cazador que venga a rescatarlas
Esta polisemia sugiere un cambio en la constitución psíquica del interior del célebre carnívoro. De hecho hasta podemos
de unos infantes, ora capaces de soportar la devoración, sin inferir la trituración de las víctimas.
leñador ni cirujano alguno. Claro que de la mano del humor,
aunque el texto no nos cause risa.
The Wuggly Ump, de Edward Gorey, editado en 1967 por Lippincott,
Imagen sin pie New York.

Bellos y tempranos homenajes a los comeniños ocurren en el El humor y la parodia 4 empiezan a ser muy frecuentes en
terreno literario de la mano de dos autores que, según decla- la lij a fines del siglo xx. Tanto que podríamos deducir que
raran oportunamente, no han escrito para niños. Sin embargo, este procedimiento clásico se transforma en un género pri-
es preciso destacarlos pues a fines del siglo xx –y ya en el siglo vilegiado en el que no puede faltar el humor o, en su defec-
xxi– son parte de las bibliotecas escolares del mundo. Cro- to, el homenaje, y un personaje malvado, preferentemente el
nológicamente el primero es Saki (1989), cuyo famoso relato ogro, el lobo o la bruja. Al respecto, hipotetizamos una vuelta
The Story-Teller, traducido como El cuentista o El narrador, es al humor popular que el cuento folklórico reflejaba otrora sin
parte de innumerables antologías y hasta lo han editado como tapujos y que fue mermando merced a paradigmas moralis-
libro objeto que simula un tren desde cuyas ventanillas recor- tas históricos. En este sentido, Tío Lobo recupera esa tradición
tadas en cartón se pueden adivinar las cabecitas de los perso- saludablemente apuntando a unos lectores capaces de leer la
najes (Saki, Rivera, 2008). En esta vieja y transgresora historia, inversión de la maldad. Mientras el álbum de McKee opera
la niña premiada por su bondad es deglutida, justamente, por desde la polisemia. En ambos casos, interesa la construcción
su conducta intachable. de destinatarios perspicaces, lo cual concuerda, a la vez, con
El segundo es Edward Gorey quien tempranamente pro- una atención, a veces minuciosa, al arte y al diseño. Tópico
dujo una obra más cercana a Tío Lobo en la que unos niños
primorosos son comidos por The Wuggly Ump, el único libro 4 Tomamos la parodia en sentido amplio, sea homenaje o sea burla, sin diferen-
ciarla del pastiche ni de la sátira, con o sin efecto humorístico. La definimos
que, según el propio Gorey, escribiera para niños. En este pre- como un texto 2 que guarda algún tipo de relación con un texto 1 anterior o
cursor álbum, publicado por primera vez en 1966, que él mis- contemporáneo.

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Bibliografía
que merece una reflexión aparte pues nos habla, a las claras, de
la necesidad compulsiva de construir consumidores. La idea
Textos teóricos
de niño, entonces, opera un significativo deslizamiento. Si los
cuentos de tradición oral, y luego el maravilloso, permiten in- Ariès, Phillipe (1998) El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen,
Madrid: Taurus.
ferir la crueldad de los adultos hacia los niños, (aunque no sea
el objetivo de sus autores), la pregunta obligada es cuál es la Ariès, Philippe y Duby, Georges (1991) “La comunidad, el Estado y la
familia en los siglos xvi-xviii”. Historia de la vida privada, vol. 6.
manera en que se marcan las relaciones de poder en las pro-
Madrid: Taurus.
ducciones de fines del siglo xx en adelante.
En esta acción de dar vuelta el estereotipo representando ———— (1991) “El proceso de cambio en la sociedad de los siglos xvi-
xviii”. Historia de la vida privada. Vol. 5. Madrid: Taurus.
socarronamente la escena del comeniños en la que éste se los
devora materialmente se instala un cambio en el cronotopo del Bajtin, Mijail (1989) “Las formas de tiempo y del cronotopo en la novela.
Ensayos de poética histórica”. Teoría y estética de la novela. Ma-
devorador. La forma humorística de mirar el mundo es la an-
drid: Taurus. pp. 237 a 409.
tesala de los grandes cambios (Bajtín, 1989). Aunque probable-
mente este viejo-nuevo humorismo “linde más con los labe- Barthes, Roland (1993) “La muerte de un autor”. El placer del texto.
Buenos Aires: Siglo xxi.
rintos de la desesperación que con el decorado de la felicidad
convencional”, dice Eduardo Stilman. ¿Dónde está el límite? Bataille, George (2007) “La oposición entre el mundo del trabajo o
de la razón y el mundo de la violencia”. El erotismo, Barcelona:
Poner afuera la irracional violencia les garantizó a los griegos,
Tusquets.
por siglos, la purificación de las pasiones a través de la obra
de arte. ¿Producir desde esa apasionada receta ancestral cons- Darnton, Robert (1994) “Los campesinos cuentan cuentos: El significa-
do de Mamá Oca”. La gran matanza de gatos y otros episodios en la
tituye (simplemente) una provocación del mercado? En este historia de la cultura francesa. México: fce.
sentido, interesan las palabras de George Bataille (2007: 44).
Eco, Umberto (1996) Seis paseos por los bosques narrativos. Harvard Uni-
versity Norton Lectures 1992-1993. [1994] Barcelona: Lumen.
Con su actividad, el hombre deificó el mundo racio-
nal, pero sigue subsistiendo en él un fondo de violen- Engels, Friedrich (2000) “Estadios prehistóricos de cultura”. El origen
de la familia, la propiedad privada y el estado. Marxists Internet
cia. La naturaleza misma es violenta y, por más razo- Archive,. Biblioteca Virtual Espartaco.
nables que seamos ahora, puede volver a dominarnos http://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/index.htm
una violencia que ya no es la natural, sino la de un ser
Foucault, Michel (1999) “¿Qué es un autor? Entre filosofía y literatura”.
razonable que intentó obedecer, pero que sucumbe al Obras esenciales I. Barcelona: Paidós.
impulso que en sí mismo no puede reducir a la razón.
Montes, Graciela (1977) “Andersen, Perrault, Collodi y otros”. El cuento
infantil. Bs. As.: ceal.

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Los devoradores de la infancia Mirta Gloria Fernández

Schmidl, Ulrico (1980) Derrotero y viaje a España y las Indias. Bs. As.: Gorey, Edward (1977) “Little Zooks, Limerick”. Amphigorey too. New
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XIX. México: fce. Castroviejo. Madrid: Anaya. Traducción completa de la edición de
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folclóricos y maravillosos. Buenos Aires: Lumen. ———— (1981) Cuentos de Grimm. Dibujos de Walter Crane. Barcelona:
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Afanásiev, Aleksandr (1987) “La bruja Yagá”. Cuentos populares rusos.
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McKee, David (1999) El cochinito de Carlota. México: fce.
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———— (1994) ¿Qué es ese ruido, Isabel? Barcelona: Grupo Ceac.
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Calvino. Madrid: Siruela. ———— (1986) Ahora no, Fernando. Madrid: Altea.
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Los devoradores de la infancia

Twain, Mark (2005) Historia de un niñito bueno, historia de un niñito malo.


Ilustraciones de Ricardo Peláez. México: fce.

II
Algunas operaciones literarias en torno a los
comeniños a la vuelta del psicoanálisis: De la
infancia idealizada a la infancia psico ideologizada

Estas reflexiones se enmarcan en el Proyecto ubacyt La cons-


titución de una poética dominante en la Literatura infantil y ju-
venil: génesis y consolidación del género maravilloso a través de
la historia de las infancias y adolescencias en el mundo occidental,
cuyo objetivo es poner en relación las publicaciones que se des-
tinan a la niñez, en distintos momentos históricos, con las re-
presentaciones de “infancia” que se sostienen paralelamente en
cada período. Dentro de ese colectivo, mi interés es relevar los
cuentos en los que aparece algún tipo de personaje cruel, como
el ogro o la bruja, al que denomino “comeniños”. Como podre-
mos constatar, estos malvados van recorriendo los textos diri-
gidos a los niños de manera inexorable, en todos los tiempos.
En mi hipótesis, el concepto bajtiniano de cronotopo (Ba-
jtín, 1989) 1 explica la presencia insistente de devoradores an-

1 Cronotopo “Los tipos que en la novela inglesa representan a ciertas profesio-


nes o castas –médicos, juristas, terratenientes–, aparecieron inicialmente en los
géneros cómicos, pasando luego a planos cómicos secundarios, sólo después
avanzaron a los planos superiores y pudieron convertirse en sus principales

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cestrales en los cuentos. Desde esta noción, los sistemas se- Es así que, en una segunda etapa, que va del siglo xv hasta
mióticos y con ellos la literatura son producto de las maneras el xix, los comeniños mutan en adaptaciones producidas por
en que el hombre se sitúa en el mundo, por eso cada texto escritores, en su mayor parte burgueses, en las que aún desfi-
producido es inseparable de la idea de espacio-tiempo y está lan cientos de Caperucitas engullidas (Darnton, 1987; Grimm,
siempre infundido por un punto de vista emotivo-valorati- 2003; Perrault, 1983), niños huyendo de agitados hornos (Pe-
vo. Así pues, ogros, brujas, Babayagas, gigantes, lobos, cucos, rrault, 1983; Basile, 2007), reyes que se comen a hijos cocinados
zamparrones o tragaldabas, en su voracidad insaciable, se re- por esposas vengativas (Basile 2007; Grimm, 1989), cadáveres
sisten a las garras del olvido. Al ser perseguidos, elididos, o sangrantes de niñas colgando (Perrault, 1983), hermanitos de-
metamorfoseados en épocas de “alta moral” se disfrazan testi- capitados por madrastras resentidas (Grimm, 1989), ogros que
moniando las formas en que las sociedades de distintas épocas degluten a sus propios ogritos (Perrault, 1983; Jacobs, 1973), y
han concebido, tratado y también maltratado a los infantes. gigantes que se tragan a dulces nietecitas (Espinosa, 1997). En
En una primera etapa, situada en la Edad Media, los ni- la tercera etapa, positivista, la instalación de los valores pre-
ños transitan inocentemente las calles prostibularias puesto capitalistas del siglo xix vuelve despreciables, incluso indig-
que aún no existe la protección de la infancia como concepto nos, a estos personajes ancestrales. De allí en más, la horri-
social; son los tiempos en los cuales los devoradores se pasean pilancia, la maldad, lo siniestro van a seguir existiendo pero
impunes y ostentosos en la narración oral. Prueba de ello es relativizados, hasta elidirse de las historias para niños. Gran
que el ogro constituye el malvado por excelencia de la tradi- parte del cuento folklórico se irá desvaneciendo en versiones y
ción oral italiana, recogida por Giambattista Basile en su Pen- reinterpretaciones diversas 2.
tamerón, el cuento de los cuentos (2006). De hecho en la obra Por último, a mediados del siglo xx, ya no será el positi-
original la palabra “uerco”, que significa “ogro”, en napolita- vismo el que descarte los cuentos de hadas, sino que aflorarán
no, tiene en la obra original cientos de ocurrencias. Este texto las corrientes psicologistas (Fernández, 2009, 2012), muy en
monumental, fuente indudable de Perrault y Grimm, se con- boga en la actualidad, que conciben a los cuentos folklóricos
vertirá, por cierto, en el texto fundante del cuento de hadas como de extrema crueldad para los niños. Por otra parte, para
occidental. las ideologías progresistas, su frecuentación promovería con-
ductas ligadas al conservadurismo; por ejemplo, las feminis-

personajes. (…) Así, la tradicional figura del avaro ayuda a la aparición de la


nueva figura del capitalista” (Bajtín, 1989: 235, 236). “Vamos a llamar cronotopo 2 Estas omisiones son explicadas de distintas formas. Por un lado, la Revolución
(lo que en traducción literal significa ‘tiempo-espacio’) a la conexión esencial Francesa por primera vez concibe al hombre y a la sociedad como objetos de
de relaciones temporales y espaciales asimiladas artísticamente en la literatura. estudio. Entonces se habla de la humanización y se rechaza un mundo cruel,
Entendemos el cronotopo como una categoría de la forma y el contenido en la como la Edad Media, en el que los que sobreviven no son precisamente los
literatura (…) El tiempo se condensa aquí, se comprime, se convierte en visible niños. Por otro lado, el oscurantismo y la magia son repudiados por los reforma-
desde el punto de vista artístico; y el espacio, a su vez, se intensifica, penetra en dores que creen en la comprobación científica. Son tiempos en que el Positivis-
el movimiento del tiempo, del argumento de la historia” (Bajtín, 1989: 237-238). mo, en su pretensión cientificista, reacciona contra el oscurantismo medieval.

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tas destacarán el peligro que significa la sumisión de la mujer elemental fórmula de tornar buenos a los malos y malos a los
quien, por ser bella, accedería a la riqueza palaciega; mientras buenos 3.
los grupos más ligados a la militancia de izquierda objetan las Sin embargo, el propio siglo produce, a la vez, un intere-
historias en las que se prefigura la obediencia de los pobres sante viraje que se puede constatar en un género denominado
para con los poderosos. Por su parte, para el capitalismo y su Libro álbum –en el que interactúan, por lo general, dos sig-
histórica explotación, resultarán reprobables las formas faci- nos: la imagen y el código escrito en una dialéctica inusual
listas de obtención de bienes materiales a través de las varitas que rompe el pacto de lectura clásico según el cual la imagen
mágicas o cualquier intervención del azar en detrimento del ilustra el texto. Un libro álbum capitaliza, al menos, dos órde-
esfuerzo. Paradójicamente, la censura del cuento europeo de nes y los pone a operar en un cruce sustancioso; en lo relativo
tradición oral parece ser necesaria tanto para los que quieren a la teoría de la lectura, construye un destinatario capaz de
conservar un orden como para quienes luchan genuinamente incursionar en el análisis discursivo y, a efectos de saciar a ese
por transgredirlo. nuevo lector, lo ubica en una escena en la que la imagen, lejos
En lo que denominamos la quinta etapa del comeniños, la de ilustrar la palabra, expande, niega o enriquece sus sentidos.
producción (y con ella el lector espectador) presa de la neuro- Desde una mirada vigotskyana (1995) podríamos hablar de un
sis de la felicidad, apunta a un mundo políticamente correc- cambio en la forma de leer ya que el Book Picture, como se de-
to donde, en su in nominación, los devoradores ogros y sus nomina en los países anglosajones, exige la utilización de una
secuaces (tal como los conocemos) se extinguen vertiginosa- sumatoria de herramientas semióticas. Es decir, la producción
mente. Fundante mayoritario de esta tendencia es Walt Dis- de significado –proceso por el cual el sujeto ordena el mun-
ney y su mundo feliz que tantas satisfacciones nos ha dado. do– requiere de una percepción desautomatizada. La metafic-
Su heredero es un ogro verde que explica, tajante y despectivo, ción, la intertextualidad, la abstracción, el surrealismo, junto
la necesidad imperiosa de los productores contemporáneos de al diálogo con diversos productos musicales, cinematográficos
acudir a los personajes del género maravilloso para conseguir y plásticos, forman parte de esa compleja semiosis. Estos im-
el aplauso de la gente menuda. En efecto, el simpático y tra- ponentes libros, cuyo origen se puede rastrear en el comic, y en
vestido Shrek, en su flamante estreno de 2001, se nos aparece, autores como Beatrix Potter, que produjo en 1902 The Tale of
en la escena inicial, limpiándose el trasero con las páginas de Peter Rabbit  4; Paul Faucher con Les Albums du Père Castor, de
un cuento de hadas y exclamando “¡Cómo si eso fuera a pa-
sar!” Sin embargo, en su burla, no puede dejar de rescribir el 3 La parodia que en literatura se desarrolla como un procedimiento retórico, en
género a través de la inversión paródica que hoy se reitera en la lij termina de configurarse como género en la proliferación de versiones ilus-
los productos culturales dirigidos a la infancia. Al ser indu- tradas que no cesan de reproducirse, cual objetos suntuosos destinados a pú-
blicos cada vez más exigentes en lo que se denomina arte y diseño gráfico. En
dable la adhesión que despiertan los comeniños, el mercado muchos casos una plástica abrumadoramente bella ubica la historia en un plano
opera y ante la censura histórica los transfigura mediante la secundario.
4 http://digital.lib.uiowa.edu/peterrabbit/pageflip.html

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1931 (Soriano, 1995); y Leo Lionni con Little Blue and Little
Yellow, de 1959 (2005), que logran seducir a los lectores con be- En otras palabras, la figura de la narradora, que parece asumir
llas ilustraciones, cada vez más especuladas tecnológicamente, una actitud maternal tanto hacia su personaje como hacia el
se editan en la década del 80 y su circulación se incrementa de lector, va haciendo evidentes los propios procesos de escritura
manera acelerada. En los comienzos del siglo xxi asumen un y va anticipando los posibles efectos de lectura. Veamos algu-
rol crucial, al verificarse su productividad en un contexto en nos momentos de la narración:
que la lectura de textos literarios comenzaba a menguar. Den-
tro de la serie y en mi cacería del comeniños centraré el análi- · “Aviso que este es un cuento de mucho miedo”: esta
sis en dos álbumes argentinos: Irulana y el ogronte, de Graciela apelación al lector es el inicio de una actitud narrativa
Montes, publicado en 1995; y El globo, de Isol, en 2002. Am- que se va a reiterar a lo largo de toda la obra.
bas producciones testimonian la construcción de destinatarios · “y yo la llamo a mi modo”: en este caso, como decíamos,
reflexivos, capaces de inferir procedimientos retóricos intrin- muestra una relación entrañable con la protagonista, al
cados y de apropiarse de una compleja semiosis a partir de inventarle un nombre juguetón, no la llama Irene sino
los juegos discursivos y plásticos propuestos por la ficción. En Irulana.
consecuencia podrían estar mostrando ciertos cambios inte- · los primeros paréntesis explican, pero a medida que el
resantes relativos a las maneras de configurar a los niños, por cuento va avanzando, explican tanto que parecen chistes
parte de la sociedad de fines del siglo xx y principios del xxi. o dan a pensar en una función mitigadora del miedo al
proteger a Irulana y al lector del temible ogronte.
· Otros paréntesis incorporan la metaficción, es decir que
Irulana y el ogronte, de Graciela Montes la “cocina” de la escritura y la imagen como materialida-
des son dignas de ser narradas y participan de la histo-
Para empezar, Irulana y el ogronte, que lleva entre paréntesis ria, por ejemplo, cuando son sacudidas por el ogronte:
la aclaración “un cuento de mucho miedo” presenta dos com- “(Acá en esta página está todo un poco movido porque
bates simultáneos: el primero es el de una narradora contra el el ogronte se quedó dormido de golpe y cayó al sue-
supuesto miedo de un lector infantil; para eso aclara durante lo haciendo mucho ruido)” o cuando el dibujante del
toda la obra, a modo de metaficción, que lo que estamos le- cuento se convierte en personaje: “(Miren: acá la dibu-
yendo es un artificio. Un ejemplo de esta metaficción es la alu- jante se asustó tanto que dejó el dibujo sin terminar y
sión al miedo de la dibujante. Es decir, se mezclan dos planos: salió corriendo)”.
en la ficción A se cuenta que hay personas que están haciendo
el libro y en la ficción B se cuenta la historia de Irulana. En conclusión, hay dos niveles de ficción: la historia de Iru-
lana y el ogronte y la “otra historia”, la de la “cocina” del libro,
Imagen sin pie en la que participan autora y dibujante. Pero estos dos niveles

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no tienen límites fijos, pues el dibujante y la narradora pueden un hecho trágico, como es la dictadura de 1976 en Argentina
entrar a la historia de Irulana y el ogronte, así como el ogronte (la metonímica imagen de las botas del gigante en la tapa jus-
entra a la historia de la escritura, y sacude una hoja. Aún más, tifican esta lectura).
el texto invita al lector a participar de la historia, por ejemplo,
proponiéndole acercar la oreja a la página. Estas decisiones Imagen sin pie
narrativas contribuyen a mitigar o suavizar el efecto de miedo
puesto que el tema que se elige para contar es digno de ser El lector está invitado a advertir el referente dictadura, pero
contado, pero a la vez es conflictivo ¿Cómo ficcionalizarlo? también tiene permiso para desconocerlo. Y aquí radica en-
En definitiva, este cuento se anuncia como perteneciente a la tonces la minuciosa y extraordinaria estilización de tiempo es-
serie de miedo. Pero no parece serlo dado que las intervencio- pacio en este texto –generoso con el lector– en su polisemia.
nes de la narradora y los recursos narrativos, parecen parodiar Por su parte, la venganza está tan retóricamente encubierta,
(a modo de burla) tanto al género terror como a esa didácti- que no la percibimos como tal sino como parte del juego poé-
ca que está presente en algunas propuestas para niños que lo tico pues quien mata al gigante no es Irulana sino el signifi-
quieren explicar todo. cante “Irulana”. La poética de este libro álbum nos obliga a
El segundo combate presenta a Irulana luchando contra comprobar, en la imagen, a cada rato, la literalización de la
un ogro que se acaba de comer a un pueblo entero. Aunque metáfora nombre. El destinatario –más allá de que advierta el
disfrazado de pseudopalabra, este significante “ogronte”, sigue referente real (la dictadura)– será convocado a desentrañar el
siendo un ogro devorador, solo que aquí se come también a juego ficcional entre la ilustración y las palabras. A la vez, dis-
los adultos. frutará de una nueva venganza, esta vez en manos de la niñez.
La estrategia de Irulana consiste en afirmarse en el propio
Imagen sin pie “nombre propio” puesto que (he aquí la verdadera catarsis) el
comepueblos será vencido, literalmente, por Irulana en su erre
Y continuando con la elocuencia, el elaborado juego poético de rugido y en su decisión de enterrar al enemigo. Aunque lú-
con las letras del nombre de la niña, perspicaz, logra que el dicamente dicho, ambos personajes transgreden unos límites
lector se escape de la historia por un minuto para centrarse en en la serie literaria destinada a la infancia. Esta vez la parodia
cuán poderos es el lenguaje y, más aún, el propio nombre. no invirtió el orden pues el ogro, digno de llamarse ogro, en
su crueldad medieval, se comió al pueblo; y la niña, al mejor
2 imágenes sin pie estilo encarnizado de Pulgarcito, lo enterró. En su discurso
artístico acerca del tiempo/espacio de la dictadura argentina
Más allá de los procedimientos (herederos de la oralidad, tí- del 76, este álbum de Montes nos permite deducir, además, la
picos de la lij) que mitigan el miedo al comeniños, resulta complejización de la idea de infancia, puesto que esa década
relevante, en términos de cronotopo, la inclusión en la lij de nos deja como rastro a un niño ideologizado casi militante.

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El globo, de Isol entiende esa imagen que muestra a madre e hija mirándose.
¿Por qué la adulta está toda naranja? ¿Por qué la cara de la hija
Nuestro segundo libro álbum nos lleva también al terreno lú- esquiva el naranja mientras consiente el celeste en su entorno?
dico. El deseo de hacer desaparecer a la madre forma parte de El lector dará vuelta la página para comprobar cuál fue el de-
todo juego infantil y de toda psicoterapia más o menos seria. seo de Camila. Nuevamente en la página par reza: “su mamá
Gracias a nuestra salud mental ponemos nuestras fantasías se convirtió en globo y no gritaba más”. Entonces, ya avispado
infantiles en los juguetes, el trabajo, el relato, el amor y todo de que está frente a un libro álbum, volverá la página y en-
aquello aceptado socialmente. Lo sintetiza hermosamente Ju- tenderá, ahora la disputa del amarillo con el celeste. He allí la
lia Kristeva (2012) al decir que “el psicoanálisis y la literatura pequeñez de Camila frente a la monstruosidad de la madre.
son la misma cosa. Salvo que una publica, y la otra guarda su
descubrimiento para vivir mejor” 5. 2 imágenes sin pie
Quizás bajo el influjo de una pulsión absolutamente vital,
la narradora de El globo puede hacer que juega a la desapari- Luego Camila parece escapar de todo control narrativo cuan-
ción de la madre al fundir su primera voz con la particular voz do pronuncia la justificación de la desaparición de la madre
de la protagonista infantil. El texto, sobre una página amarilla, con una voz infantil que solo deja de ser inocente cuando el
que es lo primero que advertimos apenas abrimos el libro, al lector baja la vista para detenerse en la imagen.
estar ubicado en la página par, dice: “Un día a Camila se le Vemos entonces la caricatura de una madre furiosa, encres-
cumplió un deseo”. Durante un cuarto de décima de segundo, pada, como poseída. De su boca abierta anaranjada, desenca-
el lector vacila entre dar vuelta la página para saber cuál fue jada, no pueden más que emanar gritos. Su cabeza y su cuerpo
el deseo que se le cumplió a Camila o en correr la vista hacia despiden una sustancia entre celeste y gris que produce, lite-
la izquierda. Mira de soslayo esta página impar pero aún no ralmente, efectos mordaces alrededor puesto que el texto dice:
“La verdad es que mamá gritaba mucho al perro, al horno, a
5 “El psicoanálisis y la literatura son la misma cosa” dice, y traza una conciliadora todo lo que se moviera”. Mientras la imagen muestra cómo
pausa antes de seguir. “Salvo que una publica, y la otra guarda su descubrimien- todo lo que nombra flota en el aire envuelto en esa sustancia
to para vivir mejor. Pero es la misma dinámica psíquica, que consiste en barrer
todo lo que es palabras cansadas y modos de vida aburridos, contar un nuevo grisácea. El lector sospecha que este texto esconde más. Para
aliento, cambiar el modo de hablarse a sí mismo y de nombrar las cosas y ligarse comprobarlo vuelve atrás una página y se da cuenta de que
a los otros. Algunos logran darle un lugar a esa experiencia del lenguaje e ins- no había inferido la hermosa y traviesa maldad de Camila.
cribir esa recreación de la intimidad y de lo personal en una tradición cultural
como la literatura.” Kristeva llama revuelta. “Contrariamente a lo que se dice, Efectivamente, la ingenuidad atribuida a la niña por una parte
el psicoanálisis no es algo viejo o rígido. Es una técnica que consiste en rea- de la enunciación (“¿Qué pasa?, ¿dónde está mamá?”, dice la
propiarse del pasado propio, de los padres y de generaciones anteriores, para niña), choca con unas imágenes (de la otra parte de la enun-
construirse una secularidad: ¿quién soy, cuál es mi singularidad, como la puedo
compartir con los otros?” Julia Kristeva: “Psicoanálisis y literatura son la misma ciación) que la exhiben, al mismo tiempo, levantando la tapa
cosa”. Suplemento Ñ, Viernes 21 de septiembre de 2012. de un pequeño lavarropas donde no puede caber la madre.

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choque entre texto e imagen, “El globo” nos ubica críticamen-


Imagen sin pie te frente a la institución familiar. Si aceptamos que todo uni-
verso ficcional se basa en el universo del mundo real que le
El lector lee el efecto irónico y piensa que la niña de Isol vie- hace de fondo (Eco, 1996), el cronotopo que estiliza es el que
ne a revertir un orden. El propio comeniños le teme porque viene cuestionando, desde los años 60, la figura de los padres,
piensa que, por lo menos en Shrek, lo dejaron hacer de bueno, la autoridad, la institución familiar, las leyes. Por eso exhibe
en cambio acá, directamente lo ningunearon. —¿No podrían un movimiento que va de la concepción de la infancia como
haber sugerido que a la madre me la comí yo? –masculla. Pero territorio de idealización hacia la infancia pensada como te-
no, acá las madres que gritan desaparecen solas. Una de las rritorio de ambigüedad. Los escritores escriben infundidos de
explicaciones de esta impresionante justicia literaria podría las teorías de sus tiempos. Entre esas, el psicoanálisis.
buscarse en aquellos momentos de la historia en que se han A propósito, vale recordar la temprana influencia de esta
instalado en la ficción unas voces que antes no estaban re- disciplina en las producciones que involucran a los niños
presentadas haciendo unas cosas que esas voces no podían como protagonistas y destinatarios. Por ejemplo, el matrimo-
hacer y menos aún narrar, como es el caso de Gargantúa y nio folklorista formado por Iona y Peter Opie publica, en 1947,
Pantagruel, de Rabelais (Bajtín, 1987). Aquello sobre lo cual un libro, ilustrado por Maurice Sendak (Opie, Sendak, 1992)
es mejor mantenerse callado (la venganza del niño hacia la con más de una centena de destrabalenguas, canciones, rimas,
madre) se inserta en la obra, de manera compleja, dando tes- juegos con la oralidad y chistes transgresores, a veces escato-
timonio de una etapa en la historia de la infancia en la que el lógicos, que recogieron del folklore infantil escolar. El libro
niño puede lidiar con sus sentimientos contradictorios. ¿Aca- está ilustrado con viñetas, secuencias, e ilustraciones que, en
so no nos recuerda Camila a aquel perverso polimorfo 6 que sintonía con los textos de varias generaciones, se burlan de los
manifiesta su deseo sin represión y que carece de toda mo- adultos de forma bastante subida de tono.
ral? (Freud, 1905-1993: 8). A través de una niña que escapa de
añejo control y de un narrador que especula con el alucinante I Saw Esau: The Schoolchild’s Pocket Book (El libro de bolsillo de los
escolares, Iona y Peter Opie)

6 El niño ubica su deseo en forma desorganizada, sin represión alguna transgre-


de límites puesto que carece de super yo, disposición perversa polimorfa. Probablemente esta obra constituya una de los primeras pro-
Es instructivo que bajo la influencia de la seducción el niño pueda convertirse ducciones en que se empieza a revertir (ya no de forma mora-
en un perverso polimorfo, siendo encaminado a practicar todas las trasgresio-
nes posibles. Esto demuestra que en su disposición trae consigo la aptitud para lista y burda) el comeniños, es decir uno de los antecedentes
ello; tales transgresiones tropiezan con escasas resistencias porque, según sea de la parodia. En este caso la parodia revierte, descontextua-
la edad del niño, no se han erigido todavía o están en formación los diques liza, en este caso, el acto de comerse al otro y lo contextualiza
anímicos contra los excesos sexuales: la vergüenza, el asco y la moral. Freud,
Sigmund (1993) “Tres ensayos de teoría sexual”. En: Obras Completas. Buenos en una situación casi santa, casi religiosa como es la de la ma-
Aires, Amorrortu Editores. (Tomo vii. Punto ii: 8). dre amamantando a un niño.

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Bibliografía
Conclusiones
Textos literarios
Algunos cuentos destinados a los chicos parecen no estilizar
el tiempo y el espacio como esas historias en las que todo se Afanasiev, Alekandr Nikoalevich. “Basilisa, la hermosa” (“Baba-Yaga”
en Ciudad Seva) http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/rus/
vuelve correcto y aburrido: los cosmonautas se hacen amigos, afanasi/bruja.htm
los gigantes ven al niño Jesús en todos los niños, las madres y
Basile, Giambattista (2006a) Pentamerón El cuento de los cuentos. Barcelo-
los padres son ideales y el extrañamiento literario solo pasa a
na: Siruela.
ser un concepto teórico más que una sensación producida por
una historia alucinante. Un contraejemplo es la bella Matilda, ———— (2006b) “Nennillo y Nennella”. Pentamerón El cuento de los
cuentos. Barcelona: Siruela.
de Rolad Dahl, de 1988 (1989), que decide separarse de sus pa- También en: Lo Cunti de li Cunto. Letteratura Italiana Einaudi. p.
dres y consigue la felicidad al irse a vivir con su maestra. Otro 454. http://www.letteraturaitaliana.net/pdf/Volume_6/t133.pdf
es El globo cuya pequeña protagonista sabe que la madre del
———— (2006c) “Sol, luna y Talía”. Pentamerón El cuento de los cuentos.
siglo xxi, finalmente, ha escapado del tango. Otro es Irulana Barcelona: Siruela.
que en aparente doble fragilidad de infante y mujer mata al También en: Lo Cunti de li Cunto. Letteratura Italiana Einaudi, p.
ogro. En uno y otro caso hizo falta la Declaración de los De- 450. http://www.letteraturaitaliana.net/pdf/Volume_6/t133.pdf
rechos de la Infancia paralelamente a la puesta en duda de la Dahl, Roald (1989) Matilda. Ilustraciones de Quentin Blake. Traducción
confiabilidad de los adultos en su ejercicio de madres y padres. de Pedro Barbadillo. Madrid: Alfaguara. Colección Infantil-
En un trabajo trascendental para quienes insisten en la Juvenil.
influencia mimética de la literatura, Freud identifica al poeta Darnton, Robert (1987) “Le petit chapperon rouge”, versión oral anó-
con el niño puesto que ambos, uno en su escritura y el otro nima. Recogida y citada en “Los campesinos cuentan cuentos:
en su juego, toman un elemento de la realidad conocida y lo el significado de Mamá Oca”. La gran matanza de gatos y otros
episodios en la historia de la cultura francesa. México, fce.
transforman. El niño y el poeta pueden sublimar, es decir,
transformar sus pulsiones (a veces negativas) hacia lo que les D’ Aulnoy, Madame (1992) “Finita Cenicienta”. El cuarto de las hadas.
produce placer pero que, a la vez, opera en el mundo de forma Traducción de Emma Calatayud. Barcelona: Siruela. Colección
Clásicos populares.
positiva, tiene aceptación social. La censura de cuentos como
Caperucita, Hansel y Gretel, o Pulgarcito, (Perrault, 1983); Finita Espinosa, Aurelio (hijo) (1997) “El Tragaldabas”. Cuentos Populares de
Castilla y León, Tomo ii. Madrid: Departamento de Antropología
Cenicienta, (D’ Aulnoy 1992); El enebro (Grimm, 1989); o Nen-
de España y América, csic (Consejo Superior de Investigaciones
nillo y Nennella (Basile, 2007) sucede porque los censores no Científicas). Cuento nº 483, pp. 435 a 438.
son niños ni poetas, sino adultos que se niegan a reconocer sus
Grimm, Jacob y Wilhelm (2003) “Caperucita Roja y el lobo feroz”. El
sentimientos contradictorios. Deberían consultar a un psicoa- libro de oro de los Cuentos de Hadas. Caracas: Ekaré.
nalista, no una terapia alternativa.

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———— (1989) “El enebro”. El enebro y otros cuentos de Grimm. Volu- ———— (2009) “Literatura Infantil: la comodidad de la expatriación”.
men i. Selección de Lore Segal y Maurice Sendak. Ilustraciones Ponencia presentada en I Jornadas de historia de la crítica en
de Maurice Sendak. Barcelona: Lumen. Una versión en: http:// la Argentina. Departamento de Letras, Facultad de Filosofía y
grimmstories.com/es/grimm_cuentos/el_enebro Letras, uba. 3 y 4 de diciembre de 2009
Isol (2002) El globo. México: fce. Colección Los especiales de la Orilla Freud, Sigmund (1993) “Tres ensayos de teoría sexual”. Obras Completas.
del viento. Buenos Aires: Amorrortu Editores. Tomo vii. Punto ii: 8.
Jacobs, Joseph (1973) “Molly Whuppie”. English Fairy Tales by Joseph ———— (1981) “El poeta y sus sueños diurnios”. Obras Completas.
Jacobs. Mishawaka, usa: Bookseller. Better World Books. English Traducción del alemán por Luis Ballesteros. Madrid: Biblioteca
Fairy Tales se editó por primera vez en London: David Nutt, 1890. Nueva. Tomo ii. p. 1344.
Lionni, Leo (2005) Pequeño Azul y Pequeño Amarillo. Sevilla: Kalandraka. Kristeva, Julia (2012) “Psicoanálisis y literatura son la misma cosa”. Su-
plemento cultural Ñ, de Clarín. Viernes 21 de septiembre de 2012.
Montes, Graciela (1995) Irulana y el ogronte (un cuento de mucho miedo).
Ilustraciones de Claudia Legnazzi. Buenos Aires: Gramón-Coli- Soriano, Marc (1995) La literatura para niños y jóvenes: Guía de explora-
hue. Colección Los cuentos del Ratón Feroz. ción de sus grandes temas. Buenos Aires. pp. 544-545.
Opie, Iona & Peter (1992) I Saw Esau: The Schoolchild’s Pocket Book. Ilus- Vigotsky, Lev (1995) Obras Escogidas. Tomo ii y iii. Madrid: Aprendizaje
trado por Maurice Sendak. 1947. London: Walker Books. Visor.
Perrault, Charles (1983) “Caperucita Roja”; “Pulgarcito” y “Hansel y
Gretel”. Cuentos de hadas ilustrados por Gustave Doré. Barcelona:
Lumen.
Textos teóricos
Bajtin, Mijail (1989) “Las formas de tiempo y del cronotopo en la novela.
Ensayos de poética histórica”. Teoría y estética de la novela. Ma-
drid: Taurus. pp. 237 a 409.
———— (1987) La cultura popular en la edad media y el renacimiento: el
contexto de François Rabelais. Traducción de Julio Forcat y César
Conroy. Madrid: Alianza.
Eco, Umberto (1996) “Los bosques posibles”. Seis paseos por los bosques
narrativos. Barcelona: Lumen.
Fernández, Mirta Gloria (2012) “La lucha por el sentido: algunas
polémicas en el territorio de la Literatura Infantil Argentina de
las décadas 1960-1970”. Ponencia presentada en las Segundas
Jornadas de Literatura Infantil y Juvenil, Universidad Nacional de
Posadas, Misiones. 4 al 6 de octubre de 2012.

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III
Libros perturbadores: Reflexiones en torno a la
inquietud que provocan ciertos textos

Piel de asno es un relato de tradición oral, que reescribe, en


forma de versos, Charles Perrault (2004), alrededor de 1694 1.
Presenta a un rey lleno de felicidad y riqueza cuyo bien mate-
rial más preciado es un burro defecador de oro. El venturoso
monarca está casado con una bellísima reina que en su lecho
de muerte le ordena casarse con una mujer más hermosa que
ella. El rey, profundamente atribulado, y muy a su pesar, deci-
de obedecer a su amada convocando a todas las damas del rei-
no. Sin embargo, ninguna supera la belleza de la muerta, salvo
su propia hija, con quien el afligido rey decide contraer matri-
monio. Agazapada en la piel del asno mágico, que el padre ha
sacrificado como prueba de su amor, la niña logra escapar del

1 En su estudio sobre Perrault, Susana Navone (2009), basándose en Collinet


(1981: 275) menciona tres instancias de publicación de los cuentos en verso, Piel
de Asno, Los deseos ridículos y La paciencia de Griselda: en Francia, en 1694, por
Jean-Baptiste Coignard; en La Haya por el editor Adrián Moetjens, y en 1781
en el volumen Historias o Cuentos del tiempo pasado en el volumen Cuentos de
hadas (Contes des Fées) publicados por Lamy.

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palacio, con lo cual evita el incesto. Finalmente, se casa con un adulto que haya leído o escuchado esta historia en la infancia,
joven apuesto, rico y con título nobiliario, con quien vive feliz difícilmente recordará la maldad del narrador cuando cuenta
en una lejana comarca. En plena boda se reencontrará con su que la reina, en su etapa final, le exige al rey que se case con
progenitor, quien ya ha casado también y, por ende, no consti- una mujer más hermosa que ella:
tuye peligro alguno. Ahora sí, vuelve a ser hija.
Es de suponer que la reina, que no carecía de amor
Peau-d’Âne. Les Contes de Perrault. Mame: Tours, 1921 propio, exigió este juramento porque estaba tan con-
vencida de que no existía sobre la tierra persona que
En nuestra primera escena hay una practicante leyéndoles pudiera igualarla, que se aseguraba de este modo que
este cuento a 20 niños de Primer Grado que, al llegar al “co- el rey jamás volviera a casarse (Perrault, 1983 84).
lorín colorado” manifiestan irritación, fastidio, algunos hasta
ira. Por su parte, la docente del curso (que protectora con sus A la vez, los niños de cualquier época difícilmente reparen en
alumnos) le expresa su preocupación a la practicante: ¿pero la inverosimilitud planteada por el mismísimo Perrault en la
este es un cuento sobre el abuso? (nótese que no dice incesto) moraleja final:
Sin embargo, para los 20 niños interpelados Piel de asno no
es un cuento sobre el abuso ni sobre el incesto, sino sobre un Le Conte de Peau-d’âne est difficile à croire,
pobre animalito al que le sacaron la piel. Por eso, no es extraño Mais tant que dans le Monde on aura des Enfants,
que alguno, esperanzado, pregunte si hubo que matar al asno Des Mères et des Mères-grands,
para tapar a la niña. El enojo de los chicos es con la niña que On en gardera la mémoire.
pasa a ser el personaje malvado puesto que, según protesta la
gente menuda, “se podía haber tapado con una frazada”. ¿Acaso la deliberada inverosimilitud que se puede confirmar
Nos podemos formular muchas preguntas acerca de la in- en la frase “est difficile à croire” (es un cuento difícil de creer)
terpretación infantil de este cuento. Por ejemplo, ¿el incesto manifestada por Perrault no está exhibiendo la sospecha de
está ausente en el universo de la primera infancia? ¿O se trata multidestinación y, por ende, la transcendencia de este tipo de
de una etapa en la que el amor hacia los animales es especial- relato, por cierto increíblemente abrumador en su prolifera-
mente intenso? ¿O los niños sobrellevan la influencia de la ción de hechos y sucesos mágicos? (el burro caga oro, la niña
educación ecológica? Parafraseando a Terry Eagleton, la lite- viste los vestidos del tiempo, el casamiento final sucede mer-
ratura es un efecto. Es lo que la gente decide que sea. Al escu- ced al anillo mágico). Un lector avezado podrá preguntarse si
char Piel de asno los niños están adaptándose a una literatura la incipiente idea de “infancia” será la causa de que Perrault
de multidestinación deliberada, y desde su tiempo producen declarase inverosímil la idea central del texto puesto que el
unos inauditos sentidos nuevos que nos dejan pensando en incesto si bien es corriente en la Edad Media, “deja de serlo”
nuestras propias interpretaciones canónicas. Por ejemplo, un cuando nace la idea de proteger a los niños.

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Remontarnos al momento de la infancia y a los menudos El segundo caso ocurre cuando la profesora de Taller 5 del
oídos escuchando estos cuentos ¿podría explicar la extraña Profesorado de Nivel Primario, del Normal 2, me cuenta que
lectura contemporánea? Como en ningún otro momento de la una alumna que compartimos, a la cual orienté para dar poe-
historia, la sociedad adulta del siglo xxi manifiesta, horroriza- sía en un 6º grado, les mostró a los directivos de la escuela pri-
da, a través de los medios de comunicación, su preocupación maria, en la que está llevando a cabo su práctica, la antología
por el abuso infantil (en la década del 70 se hablaba de incesto que le envié vía mail, junto con un plan minucioso que evitaba
como una teoría, no como un hecho) mientras los niños optan que la poesía fuese apenas una cuestión de ritmo y rima. Esa
por una visión ecologista de la vida. No será la primera vez selección contenía el texto “Yanquis hijos de puta”, de Hum-
que las formas de ver el mundo, por parte de niños y adultos, berto Costantini (1978).
difieran tan abruptamente. Al respecto, vale recordar la origi- La practicante creyó que yo se lo estaba recomendando
nal lectura hecha por el film musical de Jacques Demy (Peau para dar en 6º y lo expuso ante los directivos. Las autorida-
d’âne), con música de Michel Legrand, de 1970 protagonizada des llamaron a la profesora de prácticas y le manifestaron su
por Catherine Deneuve y Jean Marais. Una versión difícil de preocupación ante este “terrible problema ideológico”. Ahora
concebir desde el presente, en que el cuento maravilloso pasó bien, no se trata de pensar si “Yankis hijos de puta” es adecua-
a ocupar las listas de otro género: el terror. Al respecto, resulta do para 6º grado. Es preocupante tanto la frase “terrible pro-
un curioso viraje teórico que Barbazul, Piel de asno, Blancanie- blema ideológico” como la censura en tiempos de democracia.
ves, Cenicienta y (por qué no) hasta la propia Caperucita pasen Sin embargo, menospreciar a las docentes que protagonizaron
a ser relatos que el lector adulto contemporáneo sitúa en un estos episodios es un facilismo que se corre del centro del pro-
estante inalcanzable de la biblioteca. Mientras tanto, Harry blema. Nuestras residentes y practicantes buscan respuestas.
Potter desborda. La explicación es que éste es recepcionado Humberto Costantini, Francisco Urondo, Rodolfo Walsh,
aún como género maravilloso. Mientras Perrault y Grimm Haroldo Conti hicieron de la literatura una práctica revolu-
pasan a ser terroríficos. cionaria. Sus libros son testimonios de una época durante la
Dadas las disímiles maneras de mirar los textos desde las que el realismo social era una forma de escribir que no sucedía
condiciones históricas de recepción resulta incuestionable que solamente en Argentina. Excluir estas obras es ir dejando de
el hombre suele encontrar en las cosas lo que él mismo ha lado una parte de la historia 2.
puesto en las cosas, que es como decir que la literatura me
sirve para poner en ella aquello que quiero poner, incluso mis
2 Costantini nació el 8 de abril de 1924. Hijo único de un matrimonio de in-
fantasías. migrantes judíos italianos, pasó su infancia en el barrio porteño de Villa Pue-
yrredón. A pesar de haber obtenido el título de veterinario, incursionó en la
Catherine Deneuve en el film Peau d’âne de Jacques Demy cerámica, fue investigador y también se ganó la vida como vendedor. Todo ello
paralelamente a su vida como escritor. Su libro De por aquí nomás, se publicó en
1958. Coherente a la generación del ’70, el motor que lo impulsó a la militancia
revolucionaria fue la figura de Ernesto Guevara.

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Nuestra tercera escena de censura se trata de La gallina de- tos de terror afloraban para diversión en la oscuridad,
gollada, de Horacio Quiroga (1996) que empieza así: lejos de los padres y cerca de sensaciones intensas. Al
igual que en 5º grado hicimos una tabla en donde re-
Todo el día, sentados en el patio, en un banco estaban gistramos el cuento leído, una breve biografía del au-
los cuatro hijos idiotas del matrimonio Mazzini-Fe- tor y una clasificación numérica personal. El puntaje
rraz. Tenían la lengua entre los labios, los ojos estúpi- fue 8 - 9 y 10. En 5to la situación fue diferente. Hici-
dos, y volvían la cabeza con la boca abierta. mos una tabla con la puntuación, cuyo resultado tam-
bién fue 8 - 9 - 10 pero unos cuatro o cinco chicos/
Y termina por supuesto que los cuatro niños le destinan a su as le otorgaron 0 y 1. Cuando terminé de leerlo, en
normal hermanita Berta la misma muerte que había padecido esos segundos que preceden al silencio, se escuchó la
la gallina, degollada en manos de la cocinera. Quiroga, clásico, voz de algunos que se animaron a postular con asom-
naturalista y perverso, nos otorga el derecho de pensar que bro: “yo me lo imaginé todo”. Los padres también
algo de justicia hay en la venganza de cuatro niños, que en el se lo imaginaron. Al otro día estaba sentada frente
siglo xxi tendremos que llamar, obligatoriamente, discapaci- a la directora intentando esbozar una argumentación
tados. Aun sabiendo que se trata de una historia de ficción, ¿al acerca de mi elección. Me había tocado a mí “ir a
ser un arte la literatura que no puede incluir todos los temas y la dirección”. En el banco de los acusados dije: “Me
todos los tratamientos? sentí avalada por usted, ya que fue quien me facili-
La practicante Iliana di Vruno nos cuenta la traumática tó el libro”. A lo cual me respondió: “¡Pero justo ese
experiencia que atravesó en la Escuela del Árbol, del barrio fuiste a leer! ¿No se te heló la sangre cuando lo leías?”
de Belgrano con este texto perteneciente al Naturalismo del Mis argumentos tal vez fueron débiles: la pasión por
Río de la Plata, heredero del Naturalismo francés, es decir un una buena obra literaria, la idea de ficción contraria a
clásico: la realidad, el placer de los chicos. Pero del otro lado
del escritorio había otra postura: “Son clientes, y yo
Cuando empecé la suplencia, la directora de la insti- no estoy dispuesta a enfrentar sus quejas”. Sin más
tución me sugirió algunos libros que tenía en su bi- vueltas, y con el anuncio “no sos el perfil para esta es-
blioteca y me los facilitó. Entre ellos: Cuentos de amor, cuela”, de un día para el otro, me encontré sin trabajo.
de locura y de muerte, de Quiroga. Elegí La gallina de-
gollada para 4º y 5º. Organicé el taller para debatir La censura de La gallina degollada, por parte de docentes par-
acerca de la lectura, lo que una obra literaria nos pue- ticulares, no del estado, sucedió en varias instituciones de la
de transmitir, su estética y su finalidad. En 4º grado el Ciudad de Buenos Aires, y se repitió este año en un Centro
cuento se escuchó con un silencio gélido, para luego de Régimen Cerrado donde grupos de alumnos de Letras de
estallar en recuerdos de campamentos donde los rela- la uba llevan a cabo prácticas pedagógicas, para ser profeso-

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res 3 y también forman parte de voluntariados universitarios, ciudad del juego, por ejemplo, se llama Liberty City,
dependientes del departamento de Extensión de la misma lo cual es paradójico, porque en esa ciudad nadie es
universidad. En ese contexto, uno de los cuentos más exitosos libre, ya que todos viven bajo las amenazas de los
resulta ser El gato negro (Poe, 2005), leído asidua y fervorosa- mafiosos; asimismo, las tiendas de armas reciben el
mente, desde el 2002 hasta el 2011, junto con El corazón delator nombre de Ammo Nation, algo así como Nación Ar-
(Poe, 2005), del indecoroso Edgar Alan Poe, aún con las ilus- mada, esto es una crítica encubierta a la facilidad con
traciones de Luis Scafatti y, por supuesto La gallina degollada. que se consiguen armas en ee uu. Yo pretendía hacer
Pero este año, en ese contexto, algo pasó. Escuchemos el relato un ejercicio de lectura con los chicos que tuviera un
del practicante César Marino: sentido crítico, pero a partir del llamado de atención
decidí suspenderlo.
El coordinador nos dio total libertad en relación al
taller de lectura con los chicos, pero prefiere evitar al- Esta viñeta pertenece a la versión de La gallina degollada, realizada
gunos contenidos que remitirían a un universo crimi- por Alberto Breccia. En “La Argentina en Pedazos”, Buenos Aires,
La Urraca, 1993
nal con el que la institución intenta romper. La para-
doja de esta observación es que una parte, realmente Me interesa detenerme en el último caso de una obra, censu-
muy productiva del cuerpo de textos que antecedió a rada por una supervisora de Ciudad de Buenos Aires, cuyo au-
la lectura de La gallina degollada, entraría dentro de tor es el reconocido, y ya legitimado universalmente, Anthony
ese universo criminal: El Corazón delator, y El gauchi- Browne, un artista plástico inglés que produjo alrededor de
to Gil, entre ellos. Asimismo, dentro de la misma pa- cincuenta libros álbum en los que pone en combinación diver-
radoja, entraría el espacio de recreación de los chicos, sos lenguajes artísticos, como el cine, la literatura y la plástica,
donde, según me contó el coordinador, se entretienen en un juego que convoca al lector a una aventura intelectual,
con el gta, un juego enmarcado en el universo de las en la que la atención debe ser constante.
mafias, las pandillas y la corrupción policial. La di- El narrador/descriptor de Mi papá (2002) es un niño co-
námica que plantea el juego es ascender en el mundo rriente y verosímil que, si bien no relata ningún suceso, nos
criminal recibiendo encargos mafiosos. La contracara convoca a ser testigos de su admiración hiperbólica por un
de esa lectura es la que opera de costado, por ejem- padre, “fuerte como un gorila y feliz como un hipopótamo”
plo en los nombres que se le colocan a las cosas. La que puede hacerlo todo, desde saltar sobre la luna hasta ca-
minar en la cuerda floja, desde vencer a los gigantes hasta ga-
3 Tanto desde la Cátedra de Didáctica Especial en Letras, cuyo titular es Gusta- nar todas las carreras de padres; desde comer como un caballo,
vo Bombini; como desde el Seminario de lij, impartido por Mirta Gloria Fer- nadar como pez, hasta cantar como el mejor tenor y jugar el
nández, los alumnos llevan a cabo talleres de lectura y escritura en los Centros
de Régimen Cerrado, dependientes de Nación, ubicados en la Ciudad de Bs. fútbol como nadie en el mundo.
As., destinados a chicos en reclusión temporaria.

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3 imágenes sin pie


afirmativa (Sí que está bien mi papá), le estará respondiendo
a otro enunciado en el que primaría la negación. Yo digo “sí
Todas las reseñas nos hablan de la ternura de una enunciación que está bien Fulano” solo si le estoy replicando a alguien que
que tanto en sus palabras como en sus imágenes exhibe la mi- dice que “Fulano está mal”. En un mismo sentido, podría alu-
rada cariñosa del hijo. Obviamente, se trata de un libro que dir a la heroicidad de mi papá sin necesidad de decir que está
incentiva a los niños a detenerse en sus propios sentimien- bien, pues “está bien” constituye una redundancia al convivir
tos de hijos. Como lectores mirarán a sus padres desde cierta con actos heroicos como saltar en la luna, jugar carreras o ha-
distancia, como solicita la propia definición de lectura. Este cer equilibrio en la soga. Sería más coherente, en este álbum,
distanciamiento que es propio de todo ejercicio de lectura será que el niño postulara: “sí que es poderoso mi papá”. Vamos al
necesario, posteriormente, para mirar otras casas, otros mun- texto en inglés para comprobar si se produjo un deslizamiento
dos, otros universos, otras prácticas culturales. De eso se trata, en la traducción pero en inglés no habla de powerful, sino que
de distanciarse e ir ensanchando la mirada, como un zoom confirmamos el enunciado “yeah it’s all right my dad”.
constante. No estaremos forzando la interpretación al preguntar ¿Por
Quizás por separarse demasiado de una obra, los especia- qué el narrador empieza diciendo: “Sí que está bien mi papá”?
listas suelen perderse, paradójicamente, lecturas esenciales ¿Por qué nunca es visto sin su bata hogareña?
e interesantes como las que hacen los chicos. Algo así pudo No hay un estado que prohíbe, ni siquiera en dictadura se
pasarle a una inteligente supervisora que consideró que este prohibió La gallina degollada. En todas estas situaciones, la
libro podía ser nocivo para los niños al exhibir a un padre que reprobación de cuentos o poemas por parte de maestras/os,
siempre está en bata, es decir que es un desocupado. Si no profesoras/es y sujetos diversos se instituye como una expe-
supiéramos que Browne le dedicó este álbum a su padre, el riencia social naturalizada pero, al mismo tiempo, nos induce
día que se cruzó con su vieja bata (recuerdo entrañable para a preguntarnos sobre las razones de esta ocurrencia en un mo-
el autor), y si hiláramos muy fino y agudizáramos la mirada mento histórico que no se caracteriza por la falta de libertad.
podríamos deducir, tomando como base el signo “bata”, que Se trata de decisiones individuales que bien podríamos ubicar
la supervisora, no solo es razonable sino que ha realizado una en el conjunto de prácticas de curriculum oculto. Sin embargo,
agudísima lectura distanciada. En efecto, dos razones podero- cuando se multiplican necesitamos respondernos. ¿Dónde es-
sas podrían abonar su hipótesis. En primer lugar, el padre, en tán anclando? ¿Qué hay como telón de fondo? La explicación
la tapa del libro se obliga a sonreír con ambas manos. del curiculum oculto o del habitus no es suficiente. Cualquier
adulto podrá verse tentado a tomar decisiones similares.
Imagen sin pie En primer lugar, es menester remontarnos al concepto de
pacto de lectura puesto que nos sirve para situarnos en el acto
En segundo lugar, el lector podría preguntarse, genuinamente, de habla ficcional; no poder pactar con la ficción implica dejar
si ese primer enunciado lingüístico del niño, en su necesidad de lado que la literatura no es una verdad, que tiene reglas,

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todas asociadas a la verosimilitud. Lo que está pasando en un La literatura pasa a ser una estructura peculiar del lenguaje
cuento, una novela no es verdad, no importa que el autor diga alejado de toda practicidad. Nace así el estatuto científico de
que lo que va a contar sucedió, ya se sabe que a los mejores la literatura. Más allá de que los formalistas luego asumieran
autores de ficción no hay que creerles nada. Pero para poder que las obras son inherentes al medio social, o que el signo
ejecutar un pacto de lectura yo tengo que ser un lector de li- revela la lucha de clases, cuestionaron los análisis psicológicos,
teratura; y este es un momento en que la literatura no está moralistas o didácticos imperantes en la historia de la crítica
dentro de las prácticas sociales frecuentes. Cuando la maestra literaria. Y esto se adopta para siempre.
lee Piel de asno como una historia sobre el abuso tiene razón El uso de las obras literarias en la escuela, (en los hogares
pero si ella ancla en la verdad está des-ficcionalizando un acto del siglo xxi) lejos de nutrirse de la tradición de los formalis-
de habla que no es verdadero. Cuando la directora dice: “¿No tas rusos, hunde sus raíces en los exemplum medievales, que
se te heló la sangre cuando lo leías?”, está muy bien porque el son relatos sintéticos en los que un personaje sirve como mo-
cuento pertenece a ese realismo naturalista que hiela la san- delo de conducta, es decir son cuentos con un efecto de verdad
gre. Entonces hay que tomar en cuenta contextos, para en- que se insertan en los sermones para convencer a la audiencia
tender las razones y las condiciones de producción. El mie- a través de una lección saludable. Un exemplum es breve, na-
do paraliza a la directora que despide a Eliana, lo mismo que rrativo, persuasivo, didáctico y su fin último no es la felicidad,
al coordinador de Centro de Régimen Cerrado, entonces el sino la buena conducta (Sanchez, 1999: 95). En tiempos en
miedo les hace buscar una solución tranquilizadora. El pro- que el 90 por ciento de la población no leía ni escribía, este
ceso cognitivo que hacen es volver real la ficción, hacer del género deleitaba a través de relatos, que resaltaban los precep-
discurso novelesco, inventado, fingido, el centro de la realidad. tos morales a trasmitir. Su triunfo es la convivencia entre la
Probablemente el coordinador del Centro de Régimen Cerra- enseñanza y la narratividad. El desenlace con su “moraleja” le
do, en su genuina preocupación por la violencia, deja de lado asigna sentido al texto. Con el paso de los siglos, los exempla
a la literatura como juego. Los niños de los años 50 leían los se vuelven más pragmáticos. Entonces se clasifican alfabéti-
cuentos de hadas como si fuesen juegos, eran una fiesta, no camente. Tal es el caso del Liber exemplorum ad usum praedi-
sabían teoría ni conocían el pacto literario pero toda vez que cantium de 1275, del franciscano inglés Robert de Malmesbury
abrían un cuento de Perrault o Grimm estaban asistiendo a la (Bravo, 2000: 303-327). Allí, el educador recurre directamen-
fiesta de la ficción. Los chicos que juegan al gta no se van a te a la letra G para buscar gula o groserías, y a la P para
convertir en mafiosos. hostigar a las prostitutas o a los perezosos. Esto nos lleva
Vayamos a una segunda posible razón de esta censura que directamente a los catálogos editoriales actuales destinados a
descoloca. La literatura comenzó a ser un objeto de estudio los adultos que median entre la niñez y los libros donde los
material a partir del siglo xx cuando los formalistas rusos, y apartados son por ejemplo: sexualidad, ecología, sentimientos,
en especial Román Jakobson, entre otros, comienzan a con- comunidad, amistad, construcción de valores, multiculturalis-
cebir los textos desde su “literaturidad” (Culler, 1993: 42-43). mo, diversidad, amor a los animales, la llegada del hermanito,

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el miedo nocturno. Que los futuros docentes y que las familias pensar que los chicos, viendo a nuevos y psicodélicos Batman
(sobre todo) conozcan estas herencias culturales los ayuda a volar, se arrojarán del balcón al vacío.
superar el miedo. El conocimiento no justifica la censura de
libros pero ayuda a ubicarse del otro lado del censor, tomando
distancia del episodio. Luego, el lugar de la prohibición ya no Bibliografía
será el camino más sencillo.
Evidentemente la sociedad adulta contemporánea piensa, Textos literarios
con sinceridad, que es conveniente evitar consumos culturales Browne, Anthony (2002) Mi papá. México: fce.
determinados que, según postulan, provocarían en los chicos Costantini, Humberto (1978) Poesía política y combativa argentina.
algún tipo de efecto nocivo. Educadores y padres están sana- Madrid: Zero.
mente preocupados por este asunto. Una de las respuestas de Perrault, Charles (2004) Piel de Asno. Traducción de María Calzado.
este desajuste entre ficción y verdad se puede advertir en los Adaptación de Anne Jonas. Ilustraciones de Anne Romby. Barce-
medios de comunicación. La televisión, por ejemplo, produ- lona: Zendrera Zariquey.
ce efectos de verdad de una forma constante, monotemáti- ———— (1983) Cuentos de hadas ilustrados por Gustave Doré. Barcelona:
ca y monológica, sustituyendo toda realidad. No interesa lo Lumen.
real sino lo que el medio postula como real, sobre todo en su Poe, Edgar Allan (2005) “El gato negro”. El gato negro y otros relatos de te-
acento puesto en unos niños que llevarían armas a la escuela rror. Ilustraciones de Luis Scafati. Traducción de Elvio Gandolfo.
y en una adolescencia que estaría en estado de delincuencia. Barcelona: Brosquil Edicions / Libros del Zorro Rojo, Colección
He aquí la ficción. Estamos frente a nuevos escenarios epis- Clásicos Ilustrados. (Incluye “El pozo y el péndulo” y “Entierro
prematuro”)
temológicos que refractan ideologías originadas en efectos
ficcionales y no en hechos reales. Esas ficciones no están en ———— (2004) “El corazón delator”. Historias extraordinarias. Ilustra-
la literatura sino en los textos instructivos de los medios ma- ciones de Poly Bernatene. Traducción de Marita Piñeiro. Buenos
Aires: Guadal.
sivos de comunicación, como los noticieros, los reality shows,
documentales y programas varios sobre espacios sociales de Quiroga, Horacio (1996) “La gallina degollada”. Cuentos de amor, de
locura y de muerte y otros cuentos. Notas de Nora Corradini, con
pobreza (a los que llaman “de riesgo”) que fundan una historia la colaboración de Andrea Peremiansky. Buenos Aires: Cántaro.
de la infancia errática y atroz en la que unos niños estarían Colección del Mirador
en un estado de delincuencia permanente. Si esto fuera cierto
———— (1993) “La gallina degollada”. La Argentina en Pedazos. Ilustra-
(las estadísticas muestran lo contrario), si la literatura fuese ciones Alberto Breccia. Buenos Aires: La Urraca.
generadora de violencia también lo serían los necesarios di-
Trillo, Carlos y Breccia, Alberto (1993) “La gallina degollada”. La
bujos animados, y el extraordinario y genial cine infantil con- Argentina en Pedazos. Buenos Aires: La Urraca.
temporáneo gracias al que los chicos pueden ser espectadores
de relatos que no son censurados todavía. Algún día vamos a Textos teóricos

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Bravo, Federico (2000) “Arte de enseñar, arte de contar: en torno al


exemplum medieval”. La enseñanza en la edad media: X Semana de
Estudios Medievales (coord. por José Ignacio de la Iglesia Duarte,
Nájera). Universidad Nacional de México, pp. 303-327.
Bremond, Claude; Le Goff, Jacques, y Schmitt, Jean-Claude (1982) “L’
Exemplum”. Typologie des sources du Moyen Age Occidental. Léo-
pold Génicot, dir. fasc. 40. Turnhout-Bélgica: Brepols.
Culler, Jonathan (1993) “La literaturidad”. Teoría literaria. México: Siglo
xxi. IV
Lucken, Christopher (2005) “Stephani de Borbone” (Étienne de Bou- La venganza de la gente pequeña
rbon), “Tractatus de diversis materiis predicabilibus, Prologus,
Prima Pars. De Dono timoris. Humbert de Romans, Le Don de
crainte ou l’Abondance des exemples Médiévales”.
http://medievales.revues.org/document1089.html
Navone, Susana (2009) La sociedad del Antiguo Régimen en los cuentos de
Charles Perrault: tesis de Maestría. Disponible en la biblioteca del La historia de la Literatura Infantil y Juvenil transcurre, en
Profesorado Joaquín V. González, Buenos Aires.
parte, por fuera de su producción y circulación. Como todo
Prat Ferrer, Juan José (2007) “Los exempla medievales: Una etapa género, no puede ser estudiado en su inmanencia pues es deu-
escrita entre dos oralidades”. Oppidum, nº 3. Universidad SEK. dor de sus relaciones con las demás series literarias y, por su-
Segovia, pp. 165-188. http://oppidum.es/numeros/oppidum_03/
pdfs/op03.07_prat.pdf
puesto, con los sucesos históricos del contexto. En trabajos an-
teriores (Fernández, 2012) intenté mostrar el deslizamiento de
Sánchez, Manuel Ambrosio (1999) Un sermonario castellano medieval.
sentido que produce la literatura respecto del universo infantil
Vol. i. Ediciones Universidad de Salamanca.
que le hace de fondo. Por ejemplo, los devoradores de niños,
personajes cruciales en la constitución del género, merodearon
indemnes durante mucho tiempo hasta que pasaron a ser ca-
zados, burlados y humillados, primero por el destino y el azar,
y luego por las propias caperucitas. El presente se caracteriza
por la exacerbación de una parodia que captura a los persona-
jes del maravilloso de su contexto habitual –la lejana comarca,
el palacio real o el bosque medieval– para situarlos en épocas
actuales o futuras con el objeto de generar un efecto risueño,
extrañado o de simple desacomodamiento lector, como es el
caso de las múltiples tramas en las que Caperucita aniquila al

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lobo. En estas producciones los infantes son de armas tomar, derechos de los niños. Un siglo xxi, heredero de estos ideales,
como por cierto lo fueron hace demasiado tiempo los crueles al menos en apariencia, intenta poner de relieve las terribles
pulgarcitos, cenicientas, Jackes, Ivanes y Basilisas que vapu- crueldades que los adultos les infligen a los niños. La Declara-
learon a los ogros y brujas de toda Europa. Nos preguntamos ción de los Derechos de la Infancia es el correlato de la puesta
entonces si este fenómeno, que sepulta, (esperemos para siem- en duda de la confiabilidad de los adultos en su ejercicio de
pre) la dulzura de la Blancanieves de Disney, se produce en madre, padre, tutor o encargado. De hecho, gracias a una in-
otro tipo de textos, no necesariamente paródicos ni necesaria- cipiente receptividad social, se develan casos de lo que deno-
mente destinados a los chicos a la hora de su producción. minamos abuso infantil como un eufemismo que morigera el
Continuando con el objetivo de explicarnos estas muta- incesto, la violación, el asesinato y la explotación de los más
ciones, en trabajos anteriores, hemos tomado, por un lado, la pequeños.
representación de una infancia militante, como la de Irulana y Sin embargo, medio y hasta un siglo atrás, las personas
el ogronte, de Graciela Montes (1991), publicado en 1991, cuya mayores fueron objeto de sospecha por parte de ciertos per-
frágil protagonista, superando al Pulgarcito de Perrault, mata sonajes infantiles pertenecientes a una literatura para adultos
al devorador militarizado que se tragó literalmente a los habi- que el siglo xxi (este es el detalle que nos interesa) incluirá
tantes de su pueblo. Once años más tarde, a través de una niña en colecciones juveniles e incluso para niños. Se trata de tex-
que escapa de añejo control y de un narrador que especula tos que podrían estar comunicando un cambio de paradigma
con el irónico choque entre texto e imagen, El globo, de Isol respecto de la infancia. Su aparición en ediciones infantiles y
(2002), nos ubica críticamente frente a la institución familiar. juveniles hablaría también de una particular configuración de
Ambos libros, decíamos, estilizan un tiempo y un espacio “que lector. Concretamente, Saki (nacido en 1870), Ray Bradbury
va de la concepción de la infancia como territorio de idealiza- (de 1920) y Edward Gorey (de 1925) a través de su obra, po-
ción hacia la infancia pensada como territorio de ambigüedad” drían estar instalando unas voces contra hegemónicas que se
(Fernández, 2012: 12). Lo cual puede pensarse desde corrientes nos dificulta escuchar y que muy tempranamente dan cuenta
teóricas, entre las que no se puede soslayar el psicoanálisis, y de miradas nuevas sobre lo infantil. Sin embargo, nuestro in-
en razón de sucesos históricos específicos. terés por estos autores no pasa por la insubordinación de sus
Al respecto, el período 1960-1980 se constituye como una personajes en sí, sino por el tratamiento estético de la tragedia
de las etapas históricas más críticas respecto de instituciones familiar a través de la inversión de la ecuación joven víctima/
como la familia y la escuela. Dicho muy escuetamente, las pa- adulto victimario. Vayamos a los textos.
rejas se divorcian en gran escala, se pone en cuestión el casti- En el prólogo a Los Hermanos Karamazov, Sigmund Freud
go corporal y nacen métodos pedagógicos en contra de una confiesa que frente a la literatura “el psicoanálisis no puede
escuela decimonónica represiva e implacable. Esto, sumado a más que bajar las armas” 1. Frase que nos reenvía directamente
otras variables de corte progresista, da lugar a la promulgación
de leyes en el mundo occidental, tendientes a promover los 1 “Freud y la literatura”, en El País. 25 de mayo de 2013.

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a Saki (1980, 2005), cuyos personajes infantiles advierten lo si- Saki se autoriza para adolescentes, y aun para niños, más de
niestro, como lo familiarmente cercano, en un tiempo anterior medio siglo después, lo cual abona nuestra hipótesis respecto
al de la divulgación del psicoanálisis. La aceptación de su obra de la construcción de un lector diferente que puede empezar a
en la preguerra mundial se debe a su filiación en la tradición leer la venganza del niño de Sredni Vashtar (Saki, 1989), quien
de ironizadores fundada por Jonathan Swift (2000) que curó aniquila fantásticamente a la malvada tía o la de los tres her-
de espanto a los ingleses de una vez y para siempre. Si mu- manitos de El castigo (ib. 2005) que torturan –ya no en fanta-
chos no conocían aún sus Gulliver (Swift, 1987), seguramen- sía– al adulto que les ha matado a su gato.
te habían leído su famosa proclama satírica que aconsejaba, Hoy, las editoriales multiplican los títulos del autor in-
a principios del siglo xviii, comerse a los niños pobres para glés (en algunos casos, no por su valor literario sino porque
que no perturbaran a la gente de bien. En sintonía, el irónico se liberaron los derechos autorales). Su inclusión reciente en
narrador de Saki, pone el foco en unos niños mirando a los la escuela secundaria argentina 3 contrasta con una sociedad
adultos desde sus obstinadas ansias de justicia. En su cercanía que reprueba desde la educación sexual hasta los cuentos de
con el absurdo, su efecto humorístico arrollador no deja de to- Horacio Quiroga o Abelardo Castillo 4; mientras clama por
mar partido por los débiles a la vez que fustiga un orden. Para
logar el verosímil que lo aleja del naturalismo hipócrita, o de 3 El primer cuento de Saki que se edita en Bs. As. es Sredni Vashtar, en 1940, en
la protesta ramplona, la voz narrativa asume un tono confi- la revista Sur. Luego, Bioy Casares lo incluirá en la Antología de la literatura fan-
dencial puntilloso y refinado simulando una cercanía amistosa tástica que comparte con Silvina Ocampo y Jorge Luis Borges. Además de ceal
y Colihue, Saki fue vigorosamente editado. En los últimos cinco años se han
con el lector. Todo ello le pone la piel de gallina al lector in- publicado varias de sus obras en español: El insoportable Bassington, por parte
glés, por lo que, sospechamos, perdona sus exabruptos. de Valdemar, en 2010, El contador de cuentos, ilustrado por Alba Marina Rivera
El caso de Saki resulta esclarecedor dado que empieza a y publicado por Ekaré, en 2008; los Cuentos de humor y de horror de Anagrama,
en 2007, y los Cuentos completos de Alpha Decay, en 2005. En versión bilingüe,
formar parte de colecciones destinadas a los niños ingleses en e ilustrado por Carlos Patiño, la editorial Ken, de Pamplona, lo edita reciente-
la década del 60 2, mientras en Argentina, El tigre de la señora mente. También Cuentos crueles, Ilustrados por Irene Singer, de Editorial Co-
Packletide y otros cuentos, del CEAL, es de 1980. Dejando de lado municarte es de 2010. Las ediciones para jóvenes y niños en castellano también
salieron por Andrés Bello. Existe una antología de humor negro de Continente
que unas apuestan a los cuentos completos, y otras seleccio- que publica una selección (del tema, La ventana abierta y El cuentista) Anagra-
nan los menos cruentos, el espíritu justiciero y transgresor de ma vende su complilado en algunos locales como “Literatura para adultos” y a
veces como lij. Además, hay que contar las ediciones del Ministerio que llevan
gratuitamente a las escuelas, sumado a la decisión de usar La ventana en los
2 Para niños ingleses existe una antología de Mc Millan (Modern English Short cuadernillos de evaluación para los alumnos de 6º año de la provincia de Bs. As.
Stories, de 1960) que incluye “Sredni Vashtar” y “La ventana”. La editorial Pen- 4 En una escuela de Santa Fe los padres censuran El marica, de Castillo. Ver Cla-
guin publica los cuentos completos recién en 1976. También The best of Saki. rín, Sábado 14/11/1998 “Denuncian a una profesora por difundir el cuento El
Tom Sharpe Editor. Publicado en 2003 por Pan Books Ltd. (primera publica- marica”. Se lo dio a leer a sus alumnos de 3º año y los padres la denunciaron.
ción en 1950). Esta última no se aclara si es para niños. También se publicó una El ministerio de Educación provincial le inició un sumario. El autor, Abelardo
antología para niños llamada Children, Animals and Strange Adults, en Cideb Castillo, dijo que el planteo estaba fuera de época. Rosario. Corresponsal: Ante
Editrice, con Book + cd recomendada para Educación en 2013. la denuncia de un grupo de padres, el Ministerio de Educación de Santa Fe está

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bajar la edad de imputabilidad. Parece haber entonces, dos lí- En sintonía con Los juguetes de la paz, de Saki (2005), cu-
neas en pugna. Gran parte de los cuentos es impuesto por la yos protagonistas adultos, en su cruzada moralista, arremeten
Iglesia, los docentes y los medios masivos de comunicación. contra los juegos violentos de los pequeños imponiéndoles,
Pero la hegemonía se puede ejercer hasta cierto punto puesto vanamente los juguetes de paz, nuestro segundo cuento es The
que “Toda posición de deseo contra la opresión, por muy local Veldt o “el altiplano africano” traducido como La pradera; de
y minúscula que sea, termina por cuestionar el conjunto del Ray Bradbury (1980), publicado en 1950 con el título de El
sistema capitalista, y contribuye a abrir en él una fuga” 5. mundo que los niños hicieron en The Saturday Evening Post, e
incluido en 1951, en El Hombre Ilustrado (1980) 6. The Veldt es
investigando a una profesora de literatura porque les hizo leer a sus alumnos de
una versión futurista de la familia feliz en la que las máqui-
3º año el cuento El marica del escritor Abelardo Castillo. La docente cuestiona- nas cocinan, lavan la ropa y hasta acunan a sus integrantes a
da, Miriam Valeriani, vicedirectora de la Escuela de Enseñanza Media 272 Juan la hora de dormir, presenta como escenario central un cuarto
Bautista Alberdi de Rosario, enseña Lengua y Literatura en 2º y 3º año. Castillo
publicó El marica en 1959 en la revista literaria El grillo de papel y en 1961 salió
de juegos donde los niños se conectan a una realidad virtual
junto con otros cuentos en el libro Las otras puertas, que ya lleva diez ediciones que reproduce sus lugares deseados. Poco a poco, los padres se
y fue traducido a varios idiomas. No es un cuento que trate la homosexualidad, dan cuenta de que ésta ha quedado fijada en la sabana africa-
sino la iniciación sexual, la incomodidad de una iniciación sexual no querida, sin
amor, dijo el escritor. Son dos amigos, adolescentes, uno es más bien delicado,
na donde unos leones comen eternamente un cuerpo muerto
candoroso, vino de un colegio de curas. El otro es más fuerte y deliberadamente ensangrentado. Preocupados, llaman al psicólogo con quien
le puse mi nombre para que se hiciera cargo. Junto con otros adolescentes del deciden clausurar la realidad virtual. Pero cuando entran a la
pueblo, van al rancho de una prostituta para debutar sexualmente. Uno de los
padres, Rubén Pagano, dijo ayer a Clarín: No nos hacemos los puritanos, no
habitación, los leones comienzan a avanzar hacia ellos. Inútil-
negamos que se hable del tema; nos parece fabuloso que se eduque a los chicos mente intentan salir. Más tarde el psicólogo infiere de quién
para la vida. Pero esto es deformar, hay muchos otros libros que se podrían ha- es la carne que despedazan. El texto de Bradbury invierte la
ber analizado. Noemí Georgetti, otra madre, enfatizó: No nos oponemos a que
se dé educación sexual. Pero hay tantos textos acorde a la materia y la docente
ecuación del poder a través de una serie de recursos que el lec-
justo tuvo que dar El marica. Esto me causó una especie de efecto cómico –co- tor es convocado a descifrar. En primer lugar, la metaficción
mentó Castillo–, es tan extemporáneo. Yo mismo participé hace veinte años de puesto que se ponen en juego dos relatos: el que se está con-
un debate en una escuela de Córdoba con chicos de 7º grado. Lo que me llama
profundamente la atención es que los padres de estos alumnos deben tener en-
tando (A) y el que sucede en la virtual sabana (B). En segundo
tre 35 y 40 años, son jóvenes. Es tan absurdo que no tiene explicación racional. lugar, solicita una inferencia crucial: si el cuarto responde a los
Salvo el hecho de que fueron educados en pleno gobierno militar y tengan in- designios de los niños, la escena de los leones comiéndose a
ternalizada la censura.
Siendo 2013, hay casos de censura por parte de padres. En la Escuela del Árbol,
los padres denuncia que este deseo es anterior a la decisión de
del barrio porteño de Belgrano donde una docente fue expulsada por leer La clausurar el cuarto. De hecho, durante todo el cuento las per-
gallina degollada, del clásico Horacio Quiroga.
5 La cita de Deleuze se extrajo de “El Antiedipo. Entrevista a Gilles Deleuze y 6 Una de las escuelas estatales de Waukegane, en Chicago, está entre los diver-
Felix Guattari”. L’Arc, nº 49, 1972. Entrevista con Catherine Backes-Clément. sos sitios educativos de Estados Unidos que lleva el nombre de Bradbury. En
http://www.herramienta.com.ar/el-antiedipo-entrevista-gilles-deleuze-y-felix- California la lectura de este viejo autor de la ciencia ficción es obligatoria en la
guattari preparatoria y en la high school.

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tenencias manchadas de sangre son pistas de que los leones rechaza por su apariencia por lo cual un buen día decide sui-
se comerán físicamente lo que ya se comieron antes virtual- cidarse arrojándose al agua. Sin embargo, no está muerta sino
mente. Adherido a la ciencia ficción especulativa, La pradera que yace viva en el fondo del océano. De pronto, un monstruo
admite una lectura moralista contra la tecnología cuyo riesgo parece atacarla. Pero simplemente la mira. Así que Theoda
es evadir el problema de la toma del poder por parte de los aprovecha para contarle su desgracia. Poco tiempo después,
niños. Incluso, estudios que se pueden leer en Internet aluden el padre de Theoda aparece muerto a un lado de la bañera; y
al ardid de su enfermedad mental. Estas miradas manifiestan de la misma forma van pereciendo, uno a uno, ridículamen-
cierta imposibilidad de detectar la complejidad de las relacio- te ahogados, los demás integrantes de su familia. Mientras la
nes familiares donde el deseo de la muerte del otro está pre- niña, adornada de perlas, se pasea por en el lomo de su recién
sente pero es inconfesable. Al eludir esta fantasía se pierde de estrenada y única familia.
vista la idea de que estamos frente a una ficción que sublima Desde una trama despojada y un vocabulario sofisticado y
lo perverso para que nunca se vuelva real 7. elegante, el narrador de los cuentos de Gorey no se contenta
Por eso, para finalizar elegimos el álbum de Edward Gorey con fustigar al lector denominando “diapasón” a una turbadora
(1985) (otro autor que empieza a integrar colecciones infan- historia de suicidio infantil, sino que lo obliga a rastrear, lupa
tiles) que lleva el curioso nombre de The tuning fork (1985) 8. en mano, las 15 imágenes en busca del metálico afinador. Por
La protagonista es Theoda, una niña corriente cuya familia la fin lo descubre sobre la mesa, en el cuadro uno, donde desci-
fra otros dos signos: que la familia está fustigando (supues-
7 La ponencia se llama “Psicología y Ciencia Ficción. Lecturas de La Sabana, de
tamente en secreto) a Theoda. Y que ésta, metonímicamente,
Ray Bradbury”. Su autora es Silvia Zubirí. Fue presentado en el 5º Congreso asoma su perfil angustiado. —¿Cómo hizo Gorey para aludir
Virtual de Psiquiatría en México en 2004. al desazón de la niña a partir de dos milímetros de cara? –se
8 La traducción que sigue pertenece a Mirta Gloria Fernández: pregunta el ya perturbado lector. Pero eso no es todo porque
Theoda era una niñita normal/ cuya familia parecía un poco bestial./ Deplo-
raban su vestido y su conversación/ y hasta la miraban con cierta consterna- no ha descubierto aún lo principal. En la imagen final, donde
ción./ Apresurada por satisfacer tan horrible aflicción./ por el suicido temprano la bañera aparece invertida en el fondo del océano, cosa que
la niña se inclinó/ así que gritó “¡adiós!” desde el vacío,/ saltando entonces del le costó deducir, el diapasón, camuflado entre las oscure-
muelle hacia el río./ Mientras el agua sus piernas congelaba/ fragmentos pre-
ciosos de himnos entonaba/ Hundida… sus pies congelados/ con una enorme cidas olitas, va cayendo lentamente para ir a parar, inferimos,
nariz se toparon/ No estaba muerta, sino que revivía/ aunque en el fondo del justo en el medio de la ahora tumba familiar (¿yacerán allí los
océano yacía./ Un monstruo de tamaño descomunal/ la miraba con sorpresa muertitos?).
inusual/ A pesar de este suceso repentino/ la niña pronto comenzó a contarle su
destino/ la simple criatura estaba horrorizada al escuchar el relato de una vida
destrozada./ Al día siguiente, la alegre familia de la nena/ encontró al padre 5 imágenes sin pie
ahogado en la bañera./ Con todos los demás, uno por uno, lo mismo ocurrió/
¿cómo fue que esto sucedió?/ Theoda, que había ansiado cabellos enrulados,/
peina ahora sus rizos perlados./ Los adultos están tan espantados ahora/ que se A esta altura el lector es paranoico y piensa en cosas raras. Por
cuidan bastante de Theoda./ ejemplo, el diapasón sirve para afinar es decir que equilibra.

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Mientras un monstruo de por sí suele ser la ruptura del gonismo que nos resulta amenazante. En sus cruzadas incan-
equilibrio. A través de un humor demasiado negro, Gorey nos sables por consumir juegos y películas de violencia y terror,
lleva a pensar que en el curso de la historia las cosas se tras- por cierto cada vez más complejos cognitivamente en su cons-
tocaron. Nada es lo que parece. ¿Acaso diapasón y monstruo titución material, los niños no hacen más que intentar ejerci-
pasan a ser sinónimos de equilibrio? Lo que ha sucedido es tar su inteligencia, a la vez que desahogan sus pasiones en el
que la ecuación familia/protección - monstruo/peligro se ha clima supuestamente acogedor del hogar.
invertido. Como si el lobo pasara a proteger a Caperucita de
una lobuna familia.
Bibliografía
Imagen sin pie
Textos literarios
Bradbury, Ray (2011) “The Veldt”. The Illustrated Man. New York: Har-
Conclusiones perCollins Publishers.
———— (1980) El hombre ilustrado. Buenos Aires: Minotauro.
Pese a sus diferencias teóricas, diversos autores (Zipes, 2001; Isol (2002) El globo. fce: México. Colección Los especiales de la Orilla
Darnton, 1987; Tatar, 1987; Tornado, 2001), han acordado en del viento.
que los cuentos de tradición oral, que no estaban dirigidos Gorey, Edward (1983) “The tuning fork”. Amphigorey Also (Amphigorey
especialmente a los chicos, descubren (entre muchos otros además). New York: Congdon & Weed.
dispositivos y prácticas medievales) las relaciones de poder, la Montes, Graciela (1995) Irulana y el ogronte (un cuento de mucho mie-
ideología dominante, la lucha por la subsistencia de los cam- do). Ilustraciones de Claudia Legnazzi. Buenos Aires: Gramón-
pesinos y la desprotección infantil. La producción posmoder- Colihue. Colección Los cuentos del Ratón Feroz.
na de Saki, Bradbury y Gorey, tampoco dirigida al público Saki (héctor Munro) (2005) “El castigo” y “Juguetes pacifistas”. Cuentos
menor, termatiza la venganza de unos niños particularmente crueles, Buenos Aires: Colihue. Colección los Libros del Malaba-
encarnizada con los padres. Una cosa es que Caperucita enve- rista.
nene al lobo o lo muela a palos y otra es que mate a su madre. ———— (1989) “Sredni Vashtar”. El tigre de la señora Packletide y otros
Entre muchas otras interpretaciones lectoras, que la ficción cuentos. Buenos Aires: ceal.
exhiba el fratricidio no significa que de pronto lo narrado se Textos teóricos
vuelva real sino que los más frágiles piden justicia. Después de
Darnton, Robert (1987) “Los campesinos cuentan cuentos: el significado
todo, la épica siempre puso de relieve las luchas de los opri- de Mamá Oca”. La gran matanza de gatos y otros episodios en la
midos contra los opresores. Lo que parece haber cambiado en historia de la cultura francesa. México: fce.
cuanto a las representaciones de la niñez es que los débiles
empiezan a reclamar lugares sociales quizás desde un prota-

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Fernández, Mirta Gloria (2012) Algunas operaciones literarias en torno a


los comeniños a la vuelta del psicoanálisis: De la infancia idealizada a
la infancia psico ideologizada. Ponencia presentada en el V Congre-
so Internacional de letras: Transformaciones culturales. Debates
de la teoría, la crítica y la lingüística. Buenos Aires, 27 de noviem-
bre a 1º de diciembre, Facultad de Filosofía y Letras, uba.
Swift, Jonathan (2000) “Modesta proposición para impedir que los niños
de los irlandeses pobres sean una carga para sus progenitores o V
para su país”. En Bioy Casares, Adolfo. Ensayistas Ingleses. Bs.
As.: Océano.
Literatura Infantil:
———— (1987) Los Viajes de Gulliver. Madrid: Alianza.
la comodidad de la expatriación
Tatar, Maria (1987) The Hard Core of Fairy Tales. New Jersey: Princeton
University Press.
Zipes, Jack (2001) Romper el hechizo: Una visión política de los cuentos fol-
clóricos y maravillosos. Buenos Aires: Grupo Editorial Lumen.
Zornado, Joseph L. (2001) Inventing the Child. Culture, Ideology, and the Una historia de la crítica de Literatura Infantil y Juvenil (lij)
Story of Childhood. New York / London: Garland. argentina, como la que hemos iniciado, desde 2005, en el mar-
co del seminario de lij, de la Universidad de Buenos Aires,
se construye a partir del relevamiento de múltiples fuentes.
Muchos de esos materiales están en archivos públicos, otros
forman parte de bibliotecas personales; y una porción rele-
vante hubo que rastrearla en testimonios orales y entrevistas
provenientes de las provincias que organizaron congresos y
jornadas de reflexión sobre el tema. De hecho, el primer even-
to de lij que registramos es de 1969 y aún no hemos tenido
acceso a gran parte de las ponencias. En esta primera etapa
exploratoria, de tipo historiográfico, en la que nos centramos
en la búsqueda y recopilación de fuentes que constituyen una
compleja red de voces, nos interesa determinar un punto de
partida. Hemos elegido entonces la década del 60 en la que
advertimos algunas de las primeras polémicas, tanto desde
el feminismo como desde la mirada pedagógica, respecto del
cuento de tradición oral. Probablemente estos paradigmas,

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junto a otros, estarían constituyendo cierta esencia ligada a ha sido cosa de provecho” una parte de lo que se suele llamar
lo que se considera que los niños pueden leer. Justamente, es Literatura Infantil y Juvenil corre el peligro de serlo al prio-
la carencia de precisión respecto de su especificidad una de rizar la capacidad de adoctrinamiento por sobre la función
las marcas que padece la lij en su tardía constitución crítica. estética. Hasta los artistas, cuando escriben para los niños se
Contaminada por discursos que exceden lo literario, parte de vuelven afectos a la solemnidad, sea de la mano de un católico
la producción destinada a la infancia ha desatendido su fun- gigante (Wilde, 2003) sea del idioma de soporíferos cosmo-
ción más urgente: la estética. Operaciones como simplificar, nautas (Eco, 1989) 2.
adiestrar, moralizar, psicologizar, pedagogizar, y hasta enseñar En su configuración de un destinatario que excede el epí-
a tolerar las diferencias, lo cual perdura hasta el siglo xxi (y teto “infantil” y hasta lo ignora, la literatura infantil es versada
hasta se ha agudizado), se han naturalizado hasta pretender en estas prácticas de elisión y adjunción. Elide lo supuesta-
ser constitutivas del género. De hecho, ha estado presente mente traumático y adjunta valores acordes con la moral en
en el arduo trabajo de hibridación de Charles Perrault cuyos vigencia. La reflexión sobre este problema, que es parte de la
Cuentos de Mamá Oca, de 1695 (Perrault, Dore, 1983), a pesar crítica argentina de los libros dirigidos a los niños, vamos a
de conservar elementos socio-históricos del Antiguo Régi- situarla en la década del 60, momento en que se hacen visibles
men, van adquiriendo una ideología y un estilo propios de la algunas polémicas en congresos y en revistas como Limen y
modernidad (Zipes, 1983). Como así también en los Cuentos Panorama; y se empiezan a gestar las primeras instituciones
de la infancia y del hogar, de los Hermanos Grimm (1985), pu- dedicadas a la lij de las que se originan las cátedras de los
blicados por primera vez en el año 1812 cuyas marcas religiosas profesorados, a partir de 1970.
y alusivas a la escolarización de la infancia dan cuenta de la La revisión del corpus crítico del campo nos permite dis-
inminente necesidad de refrenar a los niños. tinguir dos vertientes: una emparentada con la escuela, que
Esta cruzada crónica de educar a la infancia, a través del abreva en el cuento de tradición oral pero adaptándolo a lo
control sistemático de los contenidos, se empieza a ver clara- que considera apropiado para los niños; y otra que tendrá un
mente con los Grimm (1985), pero se acrecienta en los suce-
sivos adaptadores que desterraron al Gato con botas, tal vez dez (2006).
por hacer ostensible que las pillerías de la clase baja pueden http://portal.educ.ar/debates/contratapa/recomendados-educar/donde-esta-el-
ser exitosas, que mutaron padres y madres por madrastras, e nino-que-yo-fui.php
impidieron que Gulliver apagara con orina el incendio del 2 Más actual y remozada es la operación de des moralización hecha por el propio
Polansky para que su filme “Oliver Twist”, del 2005 no resultara tan política-
castillo de Liliput, además de evitar que el lobo se comiera a mente incorrecta respecto de la figura del personaje judío, Fagin. Roald Dahl,
Caperucita. Si como postula Jorge Panesi 1 “la literatura nunca en pro del moderno discurso de la diversidad, elimina la referencia a los pig-
meos en la cuarta edición de su “Charlie y la fábrica de chocolate”; Carroll, sin
que nadie se lo pidiera, decide que los lectores de su Alicia para los pequeños
1 En “Los chicos imposibles”, reseña de Jorge Panesi sobre el texto ¿Dónde está el prescindan de la ambigüedad entre la vigilia y el sueño, decisiva en la novela
niño que yo fui?: Adolescencia, literatura e inclusión social, de Mirta Gloria Fernán- original.

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rol crucial en la década del 80 en lo que constituye el auge de riza de Etchebarne, egresada de letras y adjunta de la cátedra
los libros para niños, que cuestionará la falta de autonomía Introducción a la literatura, de la uba, cuya tesis doctoral –de
de la lij respecto de la enseñanza. A este grupo pertenecen 1950– se titula “Los cuentos de hadas”, dicta en el 62 el primer
Graciela Montes, Graciela Cabal, Laura Devetach, Gustavo curso sobre el cuento de tradición oral. Siguiendo la línea que
Roldán, Ema Wolf y –más separada del grupo– Elsa Borne- luego tomaría Bettelheim, postula:
mann 3. En los 80 se irán sumando, entre otros, Oche Califa,
Ricardo Mariño, Silvia Schujer y Canela. Una parte de estos Ciertas historias, de origen inmemorial, objetivan
escritores pretenderá de la lij una función ideológica, claro valores míticos del inconsciente colectivo. Resolvían
que ahora ligada al progresismo que afloró en la democracia los miedos (a la muerte, al poder, a las pérdidas) de
alfonsinista. una forma que hoy interesa también a los psicólogos.
Representante de la vertiente pedagógica, Martha Salotti, (1962: 55-77) 5
amiga de Gabriela Mistral y discípula de Rosarito Vera Peña-
loza, es pionera, en Bs. As., de uno de los primeros grupos de Esta reivindicación hay que ubicarla también en un momento
reflexión sistemática sobre la lij. Egresada del Normal 4, sien- de tensión pues, a pesar de que ejercerán un uso pedagógico
do Directora del Instituto Bernasconi de 1958 a 1964, imparte de los cuentos maravillosos, erradicando los que consideran
los primeros cursos para docentes desde donde preconiza el violentos, imponen el género en las instituciones escolares.
contacto de los niños de temprana edad con la literatura, y Claro que, paralelamente, plantean reescribirlos.
crea una metodología de lectura y escritura que tendrá ecos Por su parte, grupos progresistas, provenientes de la psico-
en todo el país. En una entrevista firmada por el profesor Luis logía, recomendarán su separación de la escuela por conside-
Jorge Zanotti en la revista Mundo Infantil, del 14 de noviem- rarlos violentos. Un testimonio lo provee el diario riojano El
bre de 1955, Salotti declara: Independiente, del 8 de mayo de 1967, en cuya sección crítica,
“Pues… digan a los niños que lean cuentos de hadas… aun una nota dice textualmente:
si quieren aprender matemáticas” 4. En esta línea, Dora Pasto-

3 La dictadura de Videla se encargaría de censurar el trabajo de varias de las au-


toras y críticas pertenecientes al grupo progresista. Los casos más resonados año 1952. Colección personal de Ruth Pardo Belgrano.
fueron los de la prohibición de Un elefante ocupa mucho espacio, de Elsa Bor- 5 Etchebarne hace referencia a un tal Wilhelm Stekel que en “Cartas a una ma-
nemann y La torre de cubos, de Laura Devetach. En los 80, serán ya amplia- dre” postula la exclusión de este tipo de cuentos. Ella no está de acuerdo to-
mente reivindicadas junto a Graciela Montes, Graciela Cabal y una generación talmente con él y dice: “preferiríamos sencillamente apartarlos de circulación,
de autores que publicará en forma masiva y constante, primero en el Centro reservándolos como material de estudio. No desechamos la posibilidad de una
Editor de América Latina, luego en El Quirquincho, Colihue, Sudamericana, adaptación de esos cuentos, efectuada por expertos que cuiden la supervivencia
Alfaguara, y más tarde producen el efecto de abarcar las editoriales dedicadas al del mito que encierran, aunque tal vez sería más beneficioso que surgiera una
mundo infantil. nueva literatura, pues aquellos cuentos fueron buenos en su época y deben ser
4 Revista Mundo Infantil de la Editorial Haynes de Argentina. Publicación del juzgados con relación a ella” (1962: 51-77).

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Tanto en Fray Mocho, como en El Ateneo, Pardo, aburrida/” etc., referidos al gato confite, la canción de títeres,
Hachette, Peuser y Librería Atlántida se confirmó la ratita Ofelia, Doña disparate, etc.
una melancólica noticia: Carlos Perrault no integra Sin embargo, dentro del mismo grupo, Pardo Belgrano,
ya el cuadro de los autores clásicos preferidos, ha sido egresada de Letras de la uba, en su producción crítica, ponde-
condenado por la moderna psicología infantil. rará el absurdo de Javier Villafañe y destacará la importancia
de leer a los clásicos tanto como a Hans Christian Andersen,
Contradiciendo el título de la nota “¿Qué libros buscan los Daniel Dafoe, Horacio Quiroga y Ray Bradbury. Llevando
niños de hoy?” al mostrar que no son los niños los que deter- a cabo la docencia en el Instituto Bernasconi, primero como
minan que Perrault no integre el cuadro de los autores clásicos maestra y luego como bibliotecaria, su trabajo en la formación
preferidos. Esta decisión nos remite a la teoría del reflejo que de lectores fue memorable y tuvo como eje la buena literatura.
supone que el niño lector imitará lo leído, un eje que debere-
mos retomar en futuros trabajos por ser determinante en la Imagen sin pie
serie destinada a la infancia y a la adolescencia.
A la corriente fundada por Salotti podemos sumar a Ma- Estas tensiones se advierten también en otros grupos. Según
ría Hortensia Lacau, Mabel Rosetti, Ruth Pardo Belgrano y cuenta María Adelia Díaz Rönner (2001) la crítica hecha por
Ricardo Nervi. En su genuina aspiración pedagógica, estos in- el psicoanálisis en 1969, a La torre de cubos (1985), de Laura
telectuales producen y recomiendan unos textos de mediación Devetach, dejará muy mal parados a los psicólogos que la ob-
o transición, en los cuales se advierte un uso lingüístico con- jetaron ya que el libro será censurado en el 76 por la Dictadura
siderado correcto como parte de la tarea moldeadora del niño. Militar. Por otra parte, en un artículo de la revista Educación
Sobre matrices y metodologías precisas, sentarán las bases de Popular, de octubre de 1962, María Luisa Cresta de Legui-
la importancia de la literatura en el jardín de infantes y en la zamón, perteneciente al grupo literario de Córdoba, mien-
escuela primaria. Este desvelo por la enseñanza lleva segura- tras valora la agilidad y riqueza ligüística de Tutú Marambá
mente a María Hortensia Lacau a rechazar el Tutú Marambá (1969), condena “el nocivo material difundido mediante la
que publicara María Elena Walsh, en 1969, en Sudamericana historieta” 7.
(1969). En la marginalia 6 de los textos donados a la Biblio- Sin embargo, será Cresta de Leguizamón quien propi-
teca del Ministerio de Educación, se pueden leer comenta- ciará, con su docencia innovadora, y su temprana incursión
rios como: “esto no es poesía/ absurdo/ absurdo no poético/ en la crítica, los procesos de “autonomización” y desescolari-
intrascendente/ nada rimada/ juego instrascendente/ banal y zación de los discursos literarios dirigidos a la infancia. Los
Seminarios Taller de Literatura Infantil y Juvenil, organiza-
dos junto a Lucía Robledo, de 1969 a 1971, desde la Secretaría
6 El libro con las notas de Lacau en la marginalia se puede consultar en la Biblio-
teca Nacional de Maestros, perteneciente al Ministerio de Educación Nacional. 7 El dato fue aportado por Ruth Pardo Belgrano desde su biblioteca personal.

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de Extensión Universitaria, de la Universidad de Córdoba, se (1995) cuyas notas y análisis innovadores sobre espectáculos y
constituyen en el epicentro crítico de los especialistas del país, libros aparecen en Análisis y Panorama a partir de 1968. Egre-
deseosos de intercambiar experiencias renovadoras en relación sadas de letras, han sido las primeras profesoras de lij; y tam-
a la li. Al respecto, dice Cecilia Bettolli, quien integra actual- bién estudiaron en el Instituto summa con Marta Salotti y
mente el grupo de Córdoba, junto a Carlos Piñero, Florencia Dora Pastoriza, con quienes, a la vez, se enfrentaron en dife-
Ortiz, y Adriana Vulponi, entre otros: rentes momentos defendiendo la autonomía de la disciplina
respecto de la pedagogía pero sin dejar de reconocer el im-
Siempre nos impresionó en el cedilij cómo estos portante aporte del equipo del summa en la constitución de
seminarios están en la memoria de las personas que la lij. La primera nota de Itzcovich en la revista Análisis que
hicieron los primeros caminos a partir de estos en- lleva por título “Educar con belleza e imaginación”, del 2 de
cuentros; como algo fundante del campo. Sobre todo julio de 1967, incluye a Etchebarne entre figuras como María
porque fue un evento de carácter público donde se Elena Walsh y Víctor Iturralde 9.
abordó la cuestión de la literatura para chicos desde Estas aparentes contradicciones no se entienden si no se
un lugar de ruptura con lo que se venía haciendo y de recupera el momento histórico. Recordemos que el sistema
quiebre con cierta visión conservadora y tradicional democrático fue interrumpido por dos golpes militares. Gui-
del campo. Estos seminarios le dieron una vuelta de do depone a Arturo Frondizi en 1962 y en el 66 el onganiato
tuerca a esa mirada y plantearon el tema de literatura destituye al presidente Arturo Illia. Fueron tiempos en que
para chicos, la lectura y los libros, desde el ámbito del la doctrina de Seguridad Nacional, de 1959, planteaba que las
arte y la comunicación. En estos seminarios comen- ffaa debían defender las fronteras ideológicas del propio te-
zaron a aparecer ponencias con enfoques nuevos, ab- rritorio, los jóvenes padecían atropellos por llevar el pelo largo
solutamente despegados de perspectivas que hacían o por transitar la calle en grupos de más de tres personas, lo
foco en lo didáctico, lo moral y la tradición oral y fo- mismo que eran fustigadas las vanguardias artísticas.
lklórica como aspectos predominantes en las reflexio- Algunos casos de represión cultural son la censura de la
nes sobre literatura infantil y juvenil 8. ópera “Bomarzo”, de Mujica Lainez y Ginastera, la prohibi-
ción de Don Juan el Zorro, de Javier Villafañe, en 1967, la clau-
De esas reuniones participan María Adelia Díaz Rönner sura de la revista La Rosa Blindada, de José Luis Mangieri y
(2001), que publicará sus comentarios críticos en el diario el encarcelamiento de Damián Hernández, el fundador de la
La Capital, de Mar del Plata, desde 1981; y Susana Itzcovich antigua librería, especializada en Ciencias Sociales y Literatu-
ra, en 1966. Ambas dictaduras arremeten contra las libertades
8 “Malicha entre nosotros”. En: Al Filo, Revista digital de la Facultad de Filoso-
fía y Humanidades de la Universidad de Córidoba. Nº 28, diciembre de 2008. 9 Revista Análisis nº 329, 3 de julio de 1967, dato aportado por Susana Itzcovich
http://www.ffyh.unc.edu.ar/alfilo/26/historias-y-personajes.html que se puede leer también en su libro, citado en la bibliografía de este trabajo.

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democráticas, y articulan un plan de destrucción de los logros Los Seminarios Taller de Córdoba dieron pie a pro-
alcanzados por la educación superior, fustigando la calidad de fundas investigaciones y debates. La exigencia y se-
enseñanza de las universidades nacionales. riedad de la selección de los textos presentados y las
No olvidemos que durante la presidencia de Frondizi, el discusiones y análisis de los mismos generaron dife-
rector de la uba, Rissieri Frondizi, que crea eudeba, nom- rentes corrientes. Cuando Devetach, en 1971, presen-
brando como director a Boris Spivakov, se propone el logro de tó su trabajo sobre su cuento Historia de Ratita, se
la excelencia académica. Con Onganía, Spivakov será releva- generó un debate con Etchebarne, quien aseguraba
do de eudeba y creará en 1966 el Centro Editor de América que el final del cuento (en que ratita decide salir a
Latina. Son los tiempos en que los libros se venden en los conocer el mundo pasito a paso), podía influir en los
quioscos de diarios, porque interesa un público masivo, que niños lectores, en la posibilidad de escaparse de sus
no siempre es el que visita las librerías. El lema de Spivakov es casas 10.
libros para todos. Diez años más tarde será otra la dictadu-
ra que quemará los textos del ceal. Devetach postula que las discusiones sobre Historia de Ratita
1960 inicia una década en la que se habla de la revolución (1995) fueron representativas pero que en realidad se reflejaron
cubana del 59, la guerra de Vietnam, la entrada a la universi- ideas en puja de la sociedad. Cito a la autora entrevistada para
dad de los hijos de la clase obrera, el movimiento pacifista y este trabajo:
sobre todo la liberación de la mujer. En Argentina, la disolu-
ción de los sindicatos, el despido de cientos de militantes, y la Quizás hoy parezca un poco inocente, pero se contra-
detención de delegados y dirigentes culminaría el 28 de mayo ponían quizás las metáforas de una ratita recorriendo
de 1969 con el Cordobazo. En ese contexto deben ser estudia- el mundo y los fundamentos de Marta Salotti en un
dos los seminarios de la universidad de Córdoba y tomando libro llamado El patito Coletón, muy usado en jardi-
en cuenta las dicotomías que dejan como herencia las dicta- nes. Allí se hablaba entre otras cosas de que los niños
duras. La polémica sobre el uso del tú o la jerga cotidiana del debían andar “alita con alita” con sus mamás, para no
español rioplatense, que asomaba ya en Pepe Biondi y que se perderse en este mundo.
empezaban a esbozar en los cuentos para niños, la insolencia
lingüística desescolarizada, la aparición de personajes indóci- De alguna manera, estas alegorías marcaron entonces pers-
les, el absurdo de Villafañe frente a la hormiguita de Vigil. pectivas opuestas. Mientras el patito no podía separarse de su
Lengua escolar/ lengua culta; temas conservadores/ temas re- mamá porque se perdería para siempre, la ratita en su libera-
volucionarios son parte del ambiente literario infantil del que ción y su paseo por el ancho mundo conocería el amor.
participa gente que, a la vez, se comprometerá políticamente.
Sobre las jornadas literarias de Córdoba, dice Susana Itzco-
vich, en una entrevista para la presente investigación: 10 Ver Veinte años no es nada, de Susana Itzcovich.

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Historia de Ratita / Cuento que cuento. Ilustraciones de Luis Cos-


con la teoría del reflejo en su consideración de que los niños
ta. Buenos Aires: Editorial Propuestas. Colección Cuentos de la
vereda, 1977. imitan lo que leen en los libros. Con la democracia, se produ-
ce una autonomía respecto de la escuela: gran parte de la serie
Un tema de discusión candente en esos tiempos fue el cuento literaria da lugar a otra puesta en texto, vinculada a los valores
de tradición oral. Como hemos dicho, hubo defensa del gé- progresistas de los años 70. La teoría del reflejo seguirá vigen-
nero. Pero incompleta. Sostiene Etchebarne, en 1962 (p. 55): te en trabajos actuales que los guardianes de la lij gustan de-
“Una de las causas que nos llevaron a ocuparnos de la Lite- nominar humanistas por su tendencia a “rescatar valores como
ratura Infantil fue la necesidad de modificar algunos cuentos la identidad, el crecimiento, el conocimiento de la verdad y del
tradicionales cada vez que nos disponíamos a contárselos a los amor, la justicia, la integración y la tolerancia de las diferen-
niños.” cias” (Sormani, 2002).
Comentando algunos cuentos de Andersen agrega: La lij es un fenómeno extraño. La sociedad completa se
auto-convoca a opinar. No hace falta ser especialista. En su
Así, por ejemplo, el dolor o la crueldad llevados a un expatriación de la academia, la investigación y la crítica espe-
grado extremo tornan inapropiados para los niños cializada reina el monólogo de mercado. Mientras tanto los
ciertos cuentos del gran escritor danés (…) El cuento jóvenes son convocados a leer unos cuentitos sobre el sida, la
no está exento de gracia, a pesar de tan truculentos discriminación y la ecología, pero se aburren y siguen nave-
personajes; pero creemos innecesario recurrir a argu- gando para encontrar la transgresión, como cuando los niños
mentos de ese tipo, en los que la mentira y la ambi- de otras épocas buscaban, ansiosos y vehementes, las malas
ción son los móviles de actitudes crueles y de pésimo palabras del diccionario.
gusto que nada bueno pueden dejar en el ánimo de
los niños lectores. (1962: 55)
Bibliografía
En los 70, escritoras y críticas del progresismo arremeterán
contra el género maravilloso de tradición oral, pero ya desde Textos Literarios
posiciones arraigadas en creencias feministas y psicoanalíticas, Bornemann, Elsa (1988) Un elefante ocupa mucho espacio. Buenos Aires:
que analizaremos en futuros trabajos. Esta corriente será ne- Fausto.
cesaria pues estamos en un momento histórico aún machista Devetach, Laura (1995) Historia de Ratita. Ilustraciones de Juan Manuel
que vuelve imprescindible la denuncia del sexismo en los ma- Lima. Buenos Aires: Colihue.
teriales educativos, como así también la necesidad de revelar ———— (1985) La torre de cubos. Buenos Aires: Ediciones Colihue. Co-
la injusticia del racismo y de todo tipo de discriminación. lección Libros del Malabarista.
Como se puede apreciar, los trabajos críticos de la década Eco, Humberto (1989) Los tres cosmonautas. Madrid: Destino.
respondieron a una doble raigambre que resulta en sintonía

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Grimm, Jacob y Wilhelm (1998) El libro de los cuentos de los hermanos


Grimm. Ilustraciones Jesús Gabán. Barcelona: ediciones B.
———— (1985) Cuentos de niños y del Hogar. Tomos i y ii. Introducción
de Herman Grimm. Traducción María Antonia Castroviejo. Ma-
drid: Anaya. Traducción completa de la edición de 1857 de Berlín.
Perrault, Charles (1983) Cuentos de hadas ilustrados por Doré. Barcelona:
Lumen.
VI
La lucha por el sentido:
Villafañe, Javier (1989) Don Juan el Zorro. Buenos Aires: Colihue.
algunas polémicas en el territorio de la Literatura
Walsh, Ma. Elena (1969) Tutú Marambá. Buenos Aires: Sudamericana.
Infantil Argentina de las décadas 1960-1970.
Wilde, Oscar (2003) “El gigante egoísta”. El príncipe feliz y otros cuentos.
Madrid: Susaeta.
Textos teóricos
Arnoux, Elvira Narvaja (2008) El discurso latinoamericanista de Hugo
Chávez. Buenos Aires: Biblos.
En la década del 60 los movimientos sociales dieron un im-
Díaz Rönner, María Adelia (2001) Cara y cruz de la literatura infantil.
pulso capital a la reflexión sobre la injusticia en el mundo a
Buenos Aires: Lugar Editorial. Colección Relecturas.
través de la lucha contra el racismo y la opresión, la liberación
Itzcovich, Susana (1995) Veinte años no es nada. Buenos Aires: Colihue. de la mujer, la concepción de los jóvenes como personas con
Pastoriza De Etchebarne, Dora (1962) El cuento en la Literatura derechos, la homosexualidad, la libertad sexual y lo que se de-
Infantil. Buenos Aires: Kapelusz. Capítulo iv: Cuentos tradicio- nominó la libre expresión de la niñez. Fue un momento his-
nales. Referencia a los más difundidos.
tórico en el que calaron hondo las premisas del humanismo,
Sormani, Nora Lía (2002) La literatura infantil y juvenil, resistencia en el iniciadas por Sartre, Marcuse, y la nueva izquierda europea y
humanismo ¿y después? Ponencia presentada en la Feria del Libro latinoamericana. Los movimientos políticos y sociales de La-
Infantil y Juvenil, Bs. As.
tinoamérica que se prolongan en las luchas contra las dictadu-
Zipes, Jack (1983) Romper el hechizo: Una visión política de los cuentos folcló- ras de los 70 se sustentan en esos valores de igualdad. En un
ricos y maravillosos. Buenos Aires / México: Grupo Lumen.
lapso de 20 años, atravesados por la Escuela de Frankfurt, el
existencialismo y el psicoanálisis, nada queda sin cuestionar: la
familia, el patriarcado, los métodos psiquiátricos, la cárcel, la
educación.
En las grietas –que muy a su pesar afloran en las dictadu-
ras– se produce en la Argentina de los años 60 un movimiento
cultural trascendental como parte de un mundo que se cues-

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tiona un estado de cosas. Operación masacre, de Rodolfo Wal- tura, Javier Villafañe se destaca como titiritero pero en 1967,
sh; Rayuela, de Cortázar; El eternauta, de Oesterheld; Crónica su libro Don Juan el Zorro será retirado de circulación por la
de un niño solo, de Leonardo Favio y La balsa, de Tanguito son dictadura de Onganía. Un año antes se había editado La torre
apenas parte de un mundo intelectual que lucha por abando- de cubos, de Laura Devetach, que será censurado en 1976.
nar un arquetipo vigilante y conservador mientras admira la
revolución cubana del 59, y fustiga la guerra de Vietnam y la
explotación del proletariado. Son tiempos en los que unos pa- 1. Polémica sobre el Cuento Folklórico Europeo
decen la disolución de los sindicatos, la persecución, la noche (maravilloso) 2
de los bastones largos, y el Cordobazo, entre otras atrocidades,
mientras otros admiran el supuesto orden en las calles y de- A pesar de las corrientes pedagógicas del 60 y también avan-
fienden las cacerías de los pelilargos por parte de la policía. A zados los 70, los niños argentinos aún se pueden deleitar mor-
la vez, pese a la tv, se detecta un crecimiento lector, merced a bosamente con el excelente olfato del ogro de Pulgarcito, la
la venta de libros en quioscos de diarios, promovida por Boris ogresa de La bella durmiente y el lobo de Caperucita Roja en
Spivakov, desde el Centro Editor de América Latina (ceal), antologías de Perrault. También pueden fantasear con la bruja
quien en la misma década será perseguido y los libros de su Babayaga, de Afanasiev 3, que, mientras revuelve huesos, pro-
editorial quemados por la dictadura 1. nuncia su frase favorita: “Huelo a carne de niño…” Aún dis-
A partir de los años 60 se puede asistir a la puesta en es- ponen de antologías de los hermanos Grimm donde figuran
cena argentina de, al menos, dos polémicas entre críticos que cuentos como Los seis cisnes en que la reina es acusada de ha-
participan desde revistas literarias, publicaciones oficiales, el berse comido a sus 6 hijos, o El enebro donde la madrastra le
ceal, y suplementos de diarios del interior (Fernández 2011). corta la cabeza al niño y se la da comer a su marido. Como si
La primera de estas luchas por el sentido se dirime alrededor supieran de futuras censuras, los Grimm ironizan:
del Cuento Folklórico Europeo. La segunda gira en torno a
lo que Sartre y Camus denominaron el compromiso social y 2 Mucho antes de los 60 diferentes autores europeos y americanos toman a los
personajes de los cuentos folklóricos para producir con ellos historias propias,
político. Esas miradas encontradas hay que leerlas desde un a veces más acordes o convenientes con las realidades nacionales y con los pro-
contexto histórico convulsionado y contradictorio. En litera- cesos de escolarización. Tal es el caso de Monteiro Lobato –que reúne a Pul-
garcito, Caperucita y Cenicienta en El país del pájaro carpintero. Su obra, como
la de gran parte de pedagogos argentinos, como Salotti, Iglesias crece a la luz
1 “Después de detener a catorce empleados y de clausurar los depósitos de una de su cercanía temprana con los ideales de libertad de la “Escuela Nueva” y el
prestigiosísima editorial que tenía a Boris Spivacow, un editor como no hubo método Freinet. Ambos rechazan las teorías autoritarias de las décadas anterio-
otro, a la cabeza del ceal, se produce la quema de toneladas de libros. Los libros res y plantean el desarrollo del niño desde el respeto a sus capacidades. Estas
comenzaron a arder exac­tamente a las tres de la tarde, en unos baldíos de Ave- tendencias marcaron cambios significativos en la escena nacional en lo que hace
llaneda. Y ardieron durante varios días, ante los ojos azorados de la gente, en a la relación más horizontal profesor-alumno.
especial de los chicos”. En: Cabal Graciela: La literatura infantil argentina, Foro 3 Recomendamos las reseñas críticas sobre el cuento europeo de tradición oral de
Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura, Resistencia, agosto de 2000. Marcela Carranza en www.imaginaria.com.ar.

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Mi madre me mató Una cosa es el juicio que nos merece un cuento leí-
mi padre me comió/ do por y para nosotros, y otra, muy distinta, si se los
y mi buena hermanita destina a los niños (…) preferiríamos sencillamente
mis huesecitos guardó. apartarlos de circulación, reservándolos como mate-
Los guardó en un pañito rial de estudio (1962: 54).
de seda, ¡muy bonito!,
y al pie del enebro los enterró Argumentos truculentos o una finalidad ajena a la ni-
Kivit, kivit, ¡qué lindo pajarito soy yo! 4 ñez nos obligan a pensar que los cuentos de Perrault,
salvo una que otra excepción, resultan realmente ina-
¿Cuál es la razón de que estas obras empiecen a ser cuestiona- propiados y anticuados (54).
das extensivamente en el campo de la li? En su pormenori-
zado estudio de tesis sobre los Cuentos de Mamá Oca, de 1697, Paralelamente, los libros de cuentos de Perrault y Grimm se
la especialista Susana Navone (2009) muestra cómo las adap- siguen editando y leyendo en forma regular en las casas. En
taciones de Walt Disney de Cenicienta y La Bella Durmiente, la revista Los Libros, por ejemplo, se lee la siguiente publici-
de 1950 y 1959, respectivamente modifican significados crucia- dad: “La editorial Santiago Rueda 6 inicia, en este diciembre
les de las obras de Perrault. Sin dejar de lado las corrientes de 1969, la publicación de una colección de clásicos infantiles
pedagógicas como telón de fondo de esta polémica: ¿Habrá y juveniles traducidos al español, adecuados en su formato y
sido bajo el influjo disneyesco, que el grupo de especialistas diseño al público de hoy”.
que comanda Dora Pastoriza (1962) se anima a encabezar la Por esos años, con el título de “Literatura Infantil-Juvenil:
cruzada de 1962 contra del cuento de hadas? Sus frases serán ¿un problema?”, dice Atilio Veronelli, autor de El libro vola-
fundantes en los profesorados de Nivel Inicial y Primario, aún dor, en la Revista Limen, de Editorial Kapelusz:
hasta nuestros días:
En cuanto se advirtió que muchísimos de los clásicos
El dolor o la crueldad llevados a un grado extremo cuentos para niños no fueron escritos para ellos, pudo
tornan inapropiados para los niños ciertos cuentos comprenderse el porqué de la inaceptable moral que
del gran escritor danés (64) 5. los sostenía. Cuando se empezó a combatir lo mo-
ral y anti infantil que se amontonaba en sus páginas
4 http://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/el_enebro
5 Comentando algunos cuentos de Andersen sostiene Pastoriza: “Así, por ejem- móviles de actitudes crueles y de pésimo gusto que nada bueno pueden dejar
plo, el dolor o la crueldad llevados a un grado extremo tornan inapropiados para en el ánimo de los niños lectores” pero “una cosa es el juicio que nos merece
los niños ciertos cuentos del gran escritor danés (…) El cuento no está exento un cuento leído por y para nosotros, y otra, muy distinta, si se los destina a los
de gracia, a pesar de tan truculentos personajes; pero creemos innecesario re- niños” (1965: 64).
currir a argumentos de ese tipo, en los que la mentira y la ambición son los 6 Revista Los libros del año. Año i, nº 6. Diciembre de 1969, p. 16

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se echó de ver lo arraigados que estaban. El desalojo elegido en ee uu para que uno de sus cuentos forma-
no era fácil; suplirlos menos aún. (…) Mientras tanto ra parte de una antología infantil americana.
aparecen miles de cuentos para niños escritos por mi-
les de escritores que no logran conmover a uno solo Esta polémica será rozada por Amelia Hannois quien escribe
de sus destinatarios (Veronelli, 1966). (1967: 145-167) en un tomo del ceal 8 denominado Literaturas
marginales, un extenso artículo en el que manifiesta su recha-
Desde el interior el diario El independiente, de la Rioja 7 publi- zo al lugar de marginalidad asignado a la Literatura Infantil
ca una nota con el sugestivo nombre de “¿Qué libros buscan tanto como a su función aleccionadora, didáctica y moral y, a
los niños de hoy?” en la que lamenta que la moderna pedago- la vez, historiza minuciosamente el origen del género mara-
gía haya condenado a Perrault, y comenta con entusiasmo que villoso. Hannois va analizando las relaciones de la literatura
Andersen y los hermanos Grimm aún se siguen vendiendo. A infantil con la literatura popular y va dando cuenta de meca-
propósito de las ventas de la época es ilustrativo el siguiente nismos de censura históricos que han fracasado con los niños.
texto firmado por Ede Torresi (1969: 15) aparecido en la revis- En ese merodeo por el cuento de tradición oral a través de
ta Los Libros: un discurso indirecto libre en el que fusiona sus ideas con las
de Marc Soriano, destaca el aprecio del teórico francés por la
Considerada la Literatura Infantil en 15 editoriales función del cuento de tradición oral en cuanto a que favorece
argentinas y 5 españolas, se comprueba que de 1.800 un aprendizaje asimilable a la vida real. Sin embargo, ella no
obras, el 60 % está dedicada a niños menores de diez se expide al respecto.
años (…) Mucho se debate sobre los seres falsos o La discusión sigue 9 pero, entretanto, tres editoriales de
absurdos de los cuentos de hadas que provocan des- venta masiva, editan los clásicos. Los Cuentos de Polidoro, del
equilibrio y angustias en las mentes infantiles. Sin
embargo, los adultos, guiados por su gusto o conoci- 8 La primera (y única) historia de la literatura argentina dirigida a un destinata-
miento, siguen ofreciendo a sus niños los cuentos de rio no especializado, fue publicada por el ceal bajo la dirección de Spivacov, en
1967, y reeditada en 1979. Se llamaba capitulo: biblioteca argentina fun-
Grimm, Perrault, Andersen, que siempre se publican damental y se vendía como fascículos en los kioskos acompañado de un libro
con éxito en muchas editoriales. Por esa razón no tie- de literatura argentina. La relevancia de esta obra entonces es su masividad pues
nen tanta aceptación los libros que presentan hechos mientras la crítica pedagógica discutía si eran convenientes los cuentos tradi-
cionales europeos, cien mil lectores, todas las semanas compraban un tomo de
o personas netamente argentinos. Como es el caso esta revista literaria (Gociol 2010).
de Gauchos y Gauchitos de Editorial Sigmar que fuera 9 Elsa Bornemann que publica en Editorial Latina su famosa Antología del Cuen-
to Infantil, en plena dictadura (1976), va recogiendo cuentos de todas partes del
mundo pero deja afuera a Perrault, toma de Grimm el simpático relato de La
7 La nota, que carece de firma de autor, pertenece al diario El Independiente, del liebre y el erizo y manifiesta en la introducción su objeción al respecto solicitan-
lunes 8 de mayo de 1967. El título que encabeza la página es “Momento argen- do una “cuidadosa selección que permita espigar los que pueden ponerse –sin
tino”. inconvenientes– al alcance de los niños” (1976, 14).

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ceal, dirigida por la escritora Beatriz Ferro (1962), con ilus- Desde una posición de vanguardia, respaldada por el psi-
traciones de Hermenegildo Sábat, Ayax Barnes, y otros ar- coanálisis, en cuyo seno se producen reflexiones que inaugu-
tistas de la época, pone en los quioscos de diarios 80 títulos ran una nueva complejidad constituyente en torno a la idea de
entre los que incluye a Perrault, Grimm y Andersen (Navone, infancia, Clara R. Roitman (1969), asume la defensa del géne-
2009). También hay una antología en Fabulandia, de Codex, ro maravilloso postulando que el mito ayuda al niño a ver sus
de 1962. Circulan además los Cuentos completos de los herma- propias fantasías. Según esta psicoanalista argentina, el niño
nos Grimm, traducidos directamente del alemán por Francisco gana autoestima en su identificación con un héroe que –aun
Payarols, que editorial Labor publica por primera vez en 1955 siendo tan pequeño– logra triunfar en la adversidad. En su
y que se re edita sucesivamente hasta 1964 10. Incluso aparece identificación no se siente solo o raro por tener fantasías ne-
con tapa dura en 1961, e incluye Hansel y Gretel; Pulgarcito y gativas respecto de los sentimientos duales o ambiguos, sino
Los tres pelos de oro del diablo 11, que son cuentos bastante tru- comprendido. Dice Roitman:
culentos 12.
Dado el auge del psicologismo, o vulgarización de la
psicología con características de moda, se produce en
10 Para profundizar sobre Cuentos folklóricos consultar los artículos de Marcela
Carranza: los padres de ciertos sectores una preocupación por
http://www.imaginaria.com.ar/2011/05/dos-cuentos-populares-italianos-conta- suministrar a sus hijos cuentos que consideran “edu-
dos-por-italo-calvino/#more-10348 cativos”, sin “crueldad”, etcétera. Por ello rechazan los
http://www.imaginaria.com.ar/2011/05/libros-recomendados-5/#more-10321
http://www.imaginaria.com.ar/2011/09/los-cuentos-populares-rusos-en-imagi- cuentos maravillosos. En realidad lo que se rechaza
naria/ en ellos es la descripción de este doble vínculo, donde
11 En lo que atañe a las colecciones dirigidas a un público masivo vale destacar todos son víctimas y victimarios, se rechaza la iden-
una que menciona Susana Navone en su tesis (2009). En 1976 la editorial La-
defa publica en Bs. As. la masiva colección Trampolín, el maravilloso mundo
tidad entre la fantasía propia y la del mito, es decir
de los cuentos infantiles, compuesta 102 cuentos, de venta semanal en kioskos. que “se niega la crueldad propia y el reconocimiento
Allí se incluye Caperucita, bajo el nombre de Perrault, pero la versión es la de del sufrimiento del niño y su necesidad de idealiza-
Grimm pues el cazador salva a Caperucita y a la abuela. El gato con botas y La
bella durmiente son fieles a Perrault, incluso la escena en la que la abuela ogresa
ción…” A través del cuento los padres pueden llegar
tiene la intención de comerse a los hijos de Bella. También es fiel el ogro que se a sentir que se cuestiona realmente quién depende de
quiere comer a Pulgarcito y sus hermanos, pero se elide la parte en que, confun- quién, si sus hijos de ellos o también (como ocurre
diéndolas con Pulgarcito y sus hermanos, el ogro degüella a sus propias hijas.
Respecto de Blancanieves, de los Grimm, la madrastra sigue con su idea asesina.
realmente) ellos de sus hijos. Los cuentos actuales
Pero la escena en la que cree estar comiéndose los pulmones y el hígado de son hechos por el adulto para el niño. Los cuentos
Blancanieves se suprime (Navone, 2009). Estos datos ponen de relieve el interés
del público por estas obras, a pesar de las objeciones del campo pedagógico. a sus lectores. En uno de los fascículos el lobo aparece bellamente descrito y
12 A la vez, convivían con esta colección Los cuentos de Chiribitil de 1976 que lle- reivindicado a través de la comparación con la loba que amamantó a Rómulo y
gó a editar alrededor de 50.000 ejemplares. Los libros venían con ilustraciones Remo (Información obtenida en Biblioteca Había una vez, propiedad de Susa-
y significaron un cambio de paradigma en el modo de presentar la literatura na Navone).

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clásicos son míticos, fueron creados en y por el pue- Acaso el nombre de su artículo “Una encrucijada”, de 1974, dé
blo, por el hombre de épocas primitivas, que tenía cuenta de su propia querella puesto que siendo mi maestra de
mucho de niño. Es por eso que el adulto que vivió 7º grado, en el Instituto Bernasconi, me contagió su devoción
plenamente su infancia no los rechaza y puede gozar por los cuentos clásicos.
con ellos, a hacer gozar a sus hijos con quienes los En segundo lugar tenemos la posición de Graciela Montes
comparte, como otra forma de ayudarlos en su propio quien postula:
proceso madurativo (…) el niño acepta más que el
adulto, aunque inconscientemente, el doble vínculo El niño, que como el pueblo que creyó en esos cuen-
establecido con sus padres (amor odio) (1969: 6). tos está en una situación social de desvalimiento, se
identifica fácilmente con los héroes perseguidos, con
Esta cita, anterior al propio Bettelheim, nos muestra la po- los relegados, y se siente reivindicado con el final
sición interesante de quienes han leído inteligentementa a feliz. Esta dimensión dramática del cuento incluye
Freud. Su influencia va a operar en la cuentística infantil de a veces la crueldad y hasta el sadismo: ogros y ma-
una manera quizás mimética, pero no tensionará una crítica drastras son capaces de acciones repugnantes, que el
acuciada por conflictos urgentes. cuento se complace a veces en detallar, y el castigo
Dejamos para el final de este primer apartado un conjun- que reciben también es despiadado. Mucho se dijo
to de discursos que constituyen una especie de bisagra pues- sobre este aspecto de los cuentos infantiles tradicio-
to que, en la polémica del cuento maravilloso, parecen operar nales, mucho se los criticó y hasta hubo quien propu-
desde un efecto de corrimiento del eje de discusión. so que se los desterrase del ámbito infantil. Sin áni-
Por ejemplo, es paradigmático el caso de Ruth Pardo Bel- mo de intervenir en la polémica, mencionaremos solo
grano (1974: 8) porque sus trabajos manifiestan la contradic- que ese ingrediente de sadismo parece estar presente
ción de la que es presa una generación. Al referirse a cuentos también en el juego infantil, tal vez con una función
como Barba Azul, (nota 13) de Perrault, advierte: catártica que permite conjurar miedos y tensiones
(Montes: 1977: 11-12).
Si aún permanecen en la memoria popular es porque
favorecen el vuelo de la imaginación y están carga- En tercer lugar el ecuatoriano Jorge Enrique Adoum (1979),
dos de poesía, lo cual no impide que puedan provocar figura influyente en la literatura nacional destinada a los chi-
traumas o miedos muy difíciles de desarraigar. La ac- cos, exhibe un posicionamiento enérgico:
titud más positiva es la que los somete a una cuida-
dosa selección. …los millones de pequeñas vendedoras de cerillas, de
cuidadoras de ovejas o de cenicientas latinoamerica-
nas, después sólo son cenicientas adultas. No tienen

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hadas madrinas con varitas mágicas que las liberen Como podemos comprobar, el cuestionamiento de los 60, e
del trabajo ni que cambien sus harapos por trajes de incluso de los años 70, hacia el género maravilloso, derivado
seda y zapatillas de cristal. No tienen un príncipe que de la tradición oral, sucede, no solo desde disciplinas como la
las salve, ni siquiera su prosaico equivalente moder- pedagogía o la psicología, sino que responde a un momento
no, hijo de presidente, de industrial o de banquero. histórico en el que gran parte de la sociedad está luchando
Cuando más, del sueño iluso de Cenicienta la mujer contra el conservadurismo y el machismo. El sometimiento
caerá a la realidad de Blancanieves: si quiere vivir en de las innumerables Cenicientas, la resignación de los pobres
un hogar, puede quedarse y nada le faltará si hace las (que no es tal y merece un estudio minucioso) la apuesta a la
camas, cocina, lava, cose, teje y mantiene todo lim- belleza física de las mujeres y su dependencia de los hombres
pio y en orden para los enanitos (…) la finalidad (del poderosos no son soportables en ese memorable momento de
cuento maravilloso) es exaltar el poder real, de origen fascinante insubordinación.
divino, y la devoción por las instituciones (1979: 13).

Más centrada, como Adoum, en un lugar absolutamente ideo- 2. La apuesta al compromiso social y político
lógico y apostando a una educación en la igualdad y la liber-
tad es importante la posición de Laura Devetach –implicada Un grupo de niños no puede ir a la escuela porque, como par-
en Córdoba en un colectivo de teatro que reivindica el de- te de la población golondrina, trabaja en la vendimia o en la
recho a la cultura de todos los niños. Esta autora prolífica y zafra (Durán, Tornadú, 1975). Laurita es tan pobre que dibu-
comprometida en su doble oficio de palabrera y crítica, será ja con carbón en la pared porque no tiene lápices de colo-
una de las figuras que en el Congreso cordobés de 1969 recha- res, mientras Bartolo reparte entre los chicos de su pueblo los
zará el maravilloso por considerarlo vehículo de una ideología cuadernos que le crecieron de su planta (Devetach, 1985) y un
conservadora en la que se premia la resignación de los pobres, pícaro y taimado Don Juan el zorro da el mal ejemplo enga-
la obediencia a las clases dominantes y se exalta la sumisión ñando a todo el mundo (Villafañe, 1989). Un elefante orga-
de las mujeres (Devetach, 2012: 79) Refiriéndose a Caperucita niza una huelga en contra de los dueños del circo para volver
dice en una conferencia de 1982: a su África natal (Bornemann, 1998). Mientras el camarada
Prevert (1973) resucita para contarnos que:
Si las mujeres somos así, pasivas y acríticas, y por eso
buenas y queribles, si la realidad es tan peligrosa y no Los habitantes de África son los hombres negros,
podemos enfrentarla, nuestro lugar protegido, seguro, pero también hay hombres blancos; éstos están de
está en el ámbito conocido por las generaciones ante- paso, van para hacer negocios y necesitan que los ne-
riores. Adentro y no afuera, para poder seguir siendo gros los ayuden; pero a los negros les gusta más bailar
como somos (61). que construir caminos y ferrocarriles. Es un trabajo

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muy duro para ellos, un trabajo que a menudo los y Sarmiento; organizaciones recreativas como Diálogos, el
hace morir. Club Atlanta y San Lorenzo de Almagro –junto a pedagogos
de raigambre socialista– adhieren a un proyecto comunitario
Son los tiempos en que Mirta Goldberg y Augusto Bianco desde el cual la recreación es válida en la heterogeneidad de
crean “Rompan Filas”, “Una editorial con premisas antiauto- las clases sociales. Paralelamente autores, editores, teóricos y
ritarias”, “para incorporarse al mundo y no estar al margen”, críticos de la lij revitalizan la idea del compromiso intelectual
definirá Itzcovich en “El cronista comercial” del 3 de octu- y el artista con la sociedad.
bre de 1975 (1995: 48). Pero los títulos sugieren más. Por ejem- Si las pedagogas del summa estaban imbuidas del halo
plo, El pueblo que no quería ser gris, cuenta que, en tiempos en protector hacia la infancia, las nuevas corrientes que arreme-
que el color está prohibido, un hombre se atreve a colorear su ten contra el cuento de hadas ¿fundan un nuevo tipo de niño?
casa; entonces los demás habitantes del pueblo poco a poco lo El cuento de hadas nos condujo directamente al conflicto
empiezan a imitar. El cuento de la publicidad expone, en pocas político porque las disputas siempre son por lo mismo: por
páginas, la manipulación mediática de la que somos presa; y la posesión de los signos. ¿La literatura para niños deben os-
La ultrabomba narra cómo los ricos en alianza con los reyes tentar deliberadamente esas luchas? ¿O por ser literatura, las
pueden provocar una guerra. Esa colección sale en febrero de exhibe, de hecho?
1976 y se censura por decreto del Poder Ejecutivo a mediados En el horizonte setentista el cuento de hadas sigue atra-
del mismo año. Lo mismo sucede con gran parte de los libros vesando catártica y morbosamente los hogares argentinos de
publicados por Daniel Divinsky en Editorial de la Flor que amigos y enemigos para deleite del perverso polimorfo que
además será víctima de encarcelamiento y persecución. los irá permutando (por sí solo) por nuevos y seductores pro-
Como hemos podido comprobar, mientras la década del ductos mucho más catárticos y morbosos. Si la década del 60
60 es rica en pedagogías antiautoritarias de postguerra, como nos advierte que el niño tiene una psiquis sensible al trauma,
la Escuela Nueva, Montessori, Freinet y la Escuela Activa de al niño de los 70 se le pide ser un niño ideológico, además de
las hermanas Cossettini, los años 70 sumarán a esa libertad conflictuado. Los autores son inevitablemente marcados por
las primeras enseñanzas de Paulo Freire. Su texto fundante la cultura en la que viven. No se les puede reprochar el entu-
Pedagogía del oprimido se publica en el 68, en Brasil, y en el siasmo.
69, en español. Por esos tiempos se contaba, por ejemplo, que Existe en las generaciones de los 60 y 70 una legítima es-
el maestro brasilero había logrado alfabetizar a 300 trabaja- peranza en las revoluciones socialistas que, según se espera,
dores de la zafra en 45 días. Las experiencias directas con la van a defender la justicia social, luchando contra la desigual-
naturaleza, el niño libre, la educación por el arte son discursos dad de las clases. Por eso, a pesar de que, según creemos, el
muy vigentes, pues nace otro tipo de infancia. No es una con- cuento maravilloso, además de ser apasionante, es un testimo-
ducta masiva, ni llega a ser un cambio curricular. En la Ciu- nio crucial del medioevo, cuyos valores estéticos exhiben un
dad de Buenos Aires, escuelas como Acuario, Mundo Nuevo tiempo y un espacio ancestral que es preciso conocer, no nos

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Bornemann, Elsa Isabel (1998) Un elefante ocupa mucho espacio. Santafé


interesa arribar a conclusiones maniqueas al respecto puesto
de Bogotá: Norma.
que será un cambio en las condiciones estéticas de producción
y recepción lo que nos permitirán recuperar este antiguo lega- Devetach, Laura (1985) “El pueblo dibujado” y “La planta de Bartolo”.
La torre de cubos. Buenos Aires: Colihue. Libros del Malabarista.
do artístico. La 1º edición es de 1966 en Córdoba: Eudecor.
Después de todo, los niños del siglo xxi consumidores
Doumerc, Beatriz (1975) El pueblo que no quería ser gris. Ilustraciones de
eternos de juegos virtuales, a través de una amplia oferta de
Ayax Barnes. Buenos Aires: Rompan filas.
aparatos sofisticados, saben separar, magistralmente, la reali-
dad de la ficción. Por eso, sin duda, se burlarían de nuestra Duran, Carlos y Tornadú, Beatriz (1975) “Una familia nómade”. Dulce
de leche Libro de lectura para cuarto grado. Buenos Aires: Estrada.
justificada decisión de cuidarlos de frases como las siguientes:
Ferro, Beatriz (1968) Los cuentos de Polidoro. Ilustraciones de Oscar
Grillo, Hermenegildo Sábat, Ayax Barnes y otros artistas. Buenos
Al principio no vio nada porque las ventanas estaban
Aires: Centro Editor de América Latina.
cerradas; al cabo de un momento, empezó a ver que
el piso se hallaba todo cubierto de sangre coagulada, Grimm, Jacob y Wilhelm (2003) “Caperucita Roja y el lobo feroz”. El
libro de oro de los Cuentos de Hadas. Caracas: Ekaré.
y que en esta sangre se reflejaban los cuerpos de va-
rias mujeres muertas y atadas a las murallas (eran to- ———— (1989) “El enebro”. El enebro y otros cuentos de Grimm. Vol.
i. Selección de Lore Segal y Maurice Sendak. Ilustraciones de
das las mujeres que habían sido las esposas de Barba
Maurice Sendak. Barcelona: Lumen. Una versión en:
Azul y que él había degollado una tras otra. http://grimmstories.com/es/grimm_cuentos/el_enebro
Charles Perrault. Barba Azul. Biblioteca Digital Ciu-
———— (1955) Cuentos completos de los hermanos Grimm. Traducción de
dad Seva http://www.ciudadseva.com/textos/cuen- Francisco Payarols. Barcelona: Labor.
tos/fran/perrault/barba.htm
———— “Los seis cisnes”. Los cuentos de los hermanos Grimm. En:
http://grimmstories.com/es/grimm_cuentos/los_seis_cisnes
———— “Los tres pelos de oro del diablo”. En: http://www.cuentosyfa-
Bibliografía bulas.com.ar/2009/11/cuento-hermanos-grimm-el-diablo-con-
los.html
Textos literarios Lodi, Mario (1975) La ultrabomba. Ilustraciones de Sedazzari. Buenos
Aires: Rompan filas.
aa. vv Creación colectiva (1975) El cuento de la publicidad. Buenos Aires:
Rompan filas. Perrault, Charles (2003) (texto, versión de Lynn Roberts) Cenicienta,
una historia de amor Art Decó. Ilustraciones de David Roberts.
Afanasiev, Alekandr Nikoalevich. “Basilisa, la hermosa” (“Baba-Yaga”
Barcelona: Lumen.
en Ciudad Seva) http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/rus/
afanasi/bruja.htm ———— (2002) Barba Azul. Traducción de Roberto Mansberger Amo-
rós. Ilustraciones de Éric Battut. Barcelona: Juventud.

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———— (1983) “Caperucita Roja”, “Pulgarcito” y “La bella durmiente del Pastoriza de Etchebarne, Dora (1962) “Cuentos tradicionales. Re-
bosque”. Cuentos de hadas ilustrados por Gustave Doré. Barcelona: ferencia a los más difundidos”. El cuento en la Literatura Infantil.
Lumen. Buenos Aires: Kapelusz. Capítulo iv, pp. 51 a 77.
Prévert, Jacques (1973) “Escena de la vida de los antílopes”. Cuentos para Rocha Alonso, A. (2006) “Los Cuentos de Polidoro y el proyecto
chicos traviesos. Buenos Aires: Librerías Fausto. editorial del Centro Editor de América Latina”. En Bueno, M. y
Taroncher, M. A. (coords.) Centro Editor de América Latina.
Villafañe, Javier, (1989) Don Juan el Zorro. Vida y meditaciones de un píca-
Capítulos para una historia, pp. 199-206. Buenos Aires: Siglo xxi.
ro. Ilustraciones de Gustavo Roldán (h) Buenos Aires: Colihue.
Roitman de Maldavsky Clara (1969) “Crueldad e idealización”. Los
Textos teóricos
Libros. Diciembre de 1969, p. 9. Año i, nº 6. Director de la revista:
Adoum, Jorge Enrique (1979) “Las hadas las prefieren rubias”. El Correo Héctor Schmucler. Buenos Aires: Galerna.
de la UNESCO. Año xxxiii. París, p. 13.
Torresi, Ede (1969) “Estadísticas”. Los Libros. Diciembre de 1969, p. 15.
Bornemann, Elsa Isabel (1976) Antología del cuento infantil. Bs. As.: Año i, nº 6. Director de la revista: Héctor Schmucler. Buenos
Latina. Aires: Galerna.
Cabal, Graciela (2000) La literatura infantil argentina. Foro Internacio- Veronelli, Atilio (1966) “Literatura Infantil-Juvenil: ¿un problema?”
nal por el Fomento del Libro y la Lectura, Resistencia, agosto de Revista Limen. Buenos Aires: Kapelusz. Año iv, nº 12 (sin foliar).
2000.
Fernández, Mirta Gloria (2011) Literatura Infantil: la comodidad de la
expatriación. Ponencia presentada en el Primer Simposio de Lite-
ratura Infantil y Juvenil del Mercosur, Facultad de Humanidades,
Universidad Nacional de Salta, 21 y 22 de noviembre de 2011.
Gociol, Judith (2010) Boris Spivacow. El señor editor de América Latina.
Buenos Aires: Capital Intelectual. Colección Paisanos.
Hannois, Amelia (1972) “La literatura infantil”. Las literaturas marginales.
Buenos Aires: ceal. Colección Capítulo.
Itzcovich, Susana (1995) Veinte años no es nada. La literatura y la cultura
para niños vista desde el periodismo. Buenos Aires: Colihue.
Monteiro Lobato, José Bento (1985) Reinações de Narizinho. São Paulo:
Editora Brasiliense.
Montes, Graciela (1977) El cuento infantil. Buenos Aires: ceal.
Navone, Susana (2009) La sociedad del Antiguo Régimen en los cuentos de
Charles Perrault. Tesis de Maestría. Disponible en la biblioteca del
Profesorado Joaquín V. González.

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Kari
En este artículo hay una nota al final que no
tiene su referencia en el archivo, por eso no
está puesta. La nota dice:
El libro con las notas de Lacau en la margina-
lia se puede consultar en la Biblioteca Nacio-
nal de Maestros, perteneciente al Ministerio
de Educación Nacional.

VII
El absurdo como inquietud
o la ideología siempre pugna por salir.

Como hemos mostrado en trabajos anteriores (Fernández,


2011-2012), la crítica destinada a la lij en Argentina se cons-
tituye sobre la base de discursos provenientes de la pedago-
gía, la psicología, la moral en todas sus formas, y, en menor
medida, la teoría literaria. Es en el siglo xx que se empieza a
generar, más extensivamente, la inquietud por parte de ciertos
autores acerca de la función estética dirigida a la infancia. En
este trabajo me propongo iniciar un pequeño recorrido por al-
gunos de los textos críticos del campo de la lij, deteniéndome
en las décadas 1960 y 1970, período en el que surgen polémicas
que persisten en la actualidad. En un trabajo anterior decía-
mos que una de las primeras contiendas de la década del 70 se
sucede, curiosamente, alrededor de dos personajes literarios.
Me referí en ese momento a la dicotomía construida en torno
al conocido cuento El patito coletón, de Dora Pastoriza de Et-
chebarne frente a Historia de Ratita, de Laura Devetach. Estas
alegorías marcaron entonces perspectivas opuestas. Me cito:

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Mientras el patito de Etchebarne debía andar con ta Lanteri, María Angélica Barreda; socialistas como Alicia
mamá pata alita con alita porque, de lo contrario, se Moreau, Carolina Muzilli; anarquistas, como Virginia Bolten;
perdería para siempre, la ratita, en su liberación y su radicales como Elvira Rawson de Dellepiane; escritoras pe-
paseo por el mundo conocería el amor (Fernández, riodistas, docentes, etc. En una de las comisiones de reflexión
2011: 6). se presentaron distintas posiciones acerca del papel que po-
dría tener el cuento en la educación de la infancia (aa. vv,
En otro reciente trabajo para el Segundo Simposio de lij en 2008). En ese contexto se discute a partir de un cuento deno-
Posadas trabajé sobre dos polémicas sucedidas en las décadas minado El ratón y el gato, de Juan Emilio Corbalán, editado
del 60 y del 70 (Fernández, 2012). Una de ellas es la que se en 1895. Nos animamos a suponer que la inquietud por incluir
dirime alrededor del cuento maravilloso, considerado de ex- el tópico en el contexto del congreso se despierta en razón de
trema crueldad en los 60 para luego, constituirse, según au- que la escritora sueca, Selma Lagerlöf, fuera la primera mu-
tores y críticos de la época en vehículo de valores conserva- jer en obtener el Premio Nobel de Literatura, en 1909. Más
dores y machistas. Así pues, llegamos a la conclusión de que, aún cuando El maravilloso viaje de Nils Holgersson, de su au-
en ambos casos, se estaban discutiendo patrones ideológicos toría, inspirado en los cuentos de animales de Rudyard Ki-
absolutamente opuestos. Por eso, la segunda polémica que pling es encargado por el Consejo de Educación sueco para
presentamos en Posadas giró en torno al problema político enseñar a los niños la geografía del país. Este es el epicentro
preguntándonos acerca de la relación entre compromiso social de la cuestión: un cuento que contiene elementos fantásticos
y literatura, tratada por Sartre y Camus a mediados del siglo y maravillosos es instrumentado para la enseñanza destinada
xx. Nos referimos en ese momento a Laura Devetach, una a la niñez. Así pues, se discute en la comisión el problema de
de las primeras en plantearse esta tensión, tempranamente, no la influencia en el niño de lo que denominan extrema fantasía.
solamente a nivel de la crítica, sino también en su propia es- Quien se expide al respecto es Sara Musleta de Machado pos-
critura, que será censurada en la dictadura. tulando lo siguiente:
La tercera polémica que tomaremos para este trabajo gira
en torno al absurdo. La particularidad es que este género será Los cuentos fantásticos pueden ser cuentos de edu-
fustigado mucho antes de que se publicaran los primeros tex- cación moral siempre que no caigan en lo absurdo.
tos pertenecientes a la serie, al menos en el marco de la lite- Conviene una educación con cuentos apropiados que,
ratura infantil. En efecto, en mayo de 1910, en el contexto del sin faltar a la realidad, contribuyan con el desenvolvi-
primer centenario de la Revolución de Mayo, ocurre en Bue- miento de sus ideas (ib. 2008: 214).
nos Aires el Primer Congreso Feminista Internacional, con-
vocado por la Asociación de Universitarias Argentinas. Bajo Este es solamente un testimonio acerca de la inconveniencia
la dirección de Cecilia Grierson, la primera médica argentina, del absurdo instalado en la escena argentina 50 años antes de
participan también quienes encabezarían el feminismo: Julie- las décadas que nos interesa estudiar. Enunciados como “la

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educación moral” y “el desenvolvimiento de las ideas de los ensangrenta al gallo de la veleta, Los sueños del sapo, Historias
niños”, propósitos directamente asociados a la concepción de pájaros, Cuentos y títeres, El Gallo Pinto y Maese Trotamun-
roussoniana de niñez, no son compatibles con una literatura dos por el camino de Don Quijote son sólo unos pocos temas y
del absurdo. títulos en los que conviven el humor con el lenguaje absurdo,
¿Pero quiénes conviven en la li de las décadas del 60 y 70? la picaresca con el desacato al orden establecido. Transgresión
El instituto Summa, Dora Pastoriza, Fryda Schulz de Man- que también supo cultivar en su particular elaboración del gé-
tovani, María Elena Walsh, María Hortensia Lacau. Está Bo- nero poético a través de textos como El que empezó por comerse
ris Spivakov creando el ceal. Se incorporan poco a poco a las uñas (1965), un caligrama que, en su ruptura semántica y
la escena Laura Devetach y una muy joven Graciela Montes. formal y en su distancia con la poesía frecuente de su época,
En fin, me gusta decir que es un mundo en el que coexiste el sintetiza la cultura absurda, fantástica y popular que es nece-
humor absurdo popular de Javier Villafañe con la hormigui- saria para luchar contra los estereotipos.
ta conservadora de Constancio Vigil; y el patito temeroso de
Salotti con la ratita liberada de Devetach (Fernández, 2011). Empezó por comerse las uñas
Desde un contexto mayor, el género absurdo hace su apa- después se comió las manos
rición en el teatro de Eugène Ionesco y Samuel Beckett en el codo
el intento de denunciar lo irracional del mundo luego de una el hombro
guerra inexplicable. En Argentina es relevante el artista in- la espalda
tegral Javier Villafañe, que pone en juego, magistralmente la el vientre
farsa de la Edad Media y la Comedia del Arte, géneros de ori- las rodillas
gen popular, carnavalesco, que están en la tradición oral y que los pies.
son de un parentesco directo con la picaresca. El gato con botas, Se quiso ir
de Charles Perrault podría considerarse representante de esta y se buscaba en la silla
serie de pícaros en la lij francesa. debajo de la mesa
También anticipadamente Javier Villafañe, otro perseguido en el ropero
por la dictadura militar, cuyo libro Don Juan el Zorro es retira- detrás de la puerta
do de circulación por los dictadores en 1967 –mientras recorre en la sombra de la pared
España y Latinoamérica con su Andariega– produce textos en en la calle
los que el absurdo se funde con la poesía y la crítica social: un y no estaba.
sapo que sueña que es árbol, río, caballo, al fin sapo; un titiri- Javier Villafañe
tero que le pide a la muerte que espere un ratito hasta que ter-
mine la función; una manguera que se transforma en serpien- La resistencia de los adultos hacia el consumo del género ab-
te y ahoga al jardinero; un diálogo sobre nada; alguien que surdo por parte de la niñez no es exclusiva de los años 60 o

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70 de sino que pulula también en la actualidad argentina. Al María Elena opera desde otro ángulo: su irreverencia
respecto, la colección escolar denominada Tinta Fresca, edita- con el idioma y con la vida, que es alarde de travesura,
da por Clarín, hace muy pocos años, censuró este caligrama conquista un plano poético cuyo encanto sorprende-
para la escuela primaria, argumentando que su destinatario es rán los hombres por encima de la cabeza de sus hijos
el adulto y que, por lo tanto, resulta oscuro e incomprensible (Itzcovich, 1995).
para los niños. Villafañe se hubiese rebelado contra tan des
inteligente decisión pues jamás dudó de la relación natural Mantovani no representa en ese momento la voz cantante de
que podían establecer los niños con el género absurdo, presen- la mayor parte de las críticas de esa época puesto que, como
te en toda su obra, aun en la poética. En una entrevista del 31 dijéramos en trabajos anteriores, autoras consagradas, desde
de diciembre de 2006 en Radar, declaraba, convincente: su sincera preocupación por la enseñanza, reaccionan contra la
publicación de Tutú Marambá (Walsh, 1969) como es el caso
Fíjese, un chico que nunca había leído a García Már- de Lacau que sí encarna los sentimientos de los pedagogos,
quez me cuenta ese cuento de Dios que cae en el ga- escritores y críticos de la época hacia el género.
llinero de una casa. “A mí se me ocurren muchas co-
sas”, me dijo el chico cuando le pregunté. “Pero nadie 2 imágenes sin pie
me pide que las escriba”.
Sin duda cuando Lacau inscribe las palabras “horrible y dis-
Otra de las figuras que ha trabajado el humor absurdo en su parate” en sus comentarios sobre este texto de Walsh está
apropiación personal e imaginativa del nonsense británico, pensando en la niñez y en la importancia de la literatura en la
recogido en las Nursery Rhymes, es María Elena Walsh. Tan vida de los niños pequeños. Es un momento en que la forma
original que, en su recorrido a través del folklore nacional y en que se concibe la lij está asociada a la enseñanza. Son po-
la tradición oral, acaso pueda pensarse como una de las fun- siciones absolutamente sensibles que se suscitaban, incluso, en
dadoras, junto a Villafañe, del humor absurdo rioplatense en el interior de los grupos de pertenencia puesto que la discu-
el marco de la lij. Fryda Schultz de Mantovani considera por sión y aun la disidencia eran consideradas enriquecedoras. De
ejemplo que en Tutú Marambá María Elena Walsh: hecho, Ruth Pardo Belgrano, a pesar de trabajar muy cercana-
mente con ella, sobre todo en Plus Ultra, asume una opinión
Ha tocado una cuerda hasta ahora inédita en espa- que contradice a Lacau, en su Lexicón de lij, de 1978. Esta
ñol: tiene importancia porque nuestra lengua nacio- estudiosa distingue dos tipos de absurdo: el de Lewis Carol,
nalizada en ruralismos arrastraba dejos de tizones y que sería “la representación metafórica del caos a la que serían
facones, arenilla de razonamiento, jerga de ahogados proclives los adolescentes”; la segunda es la poesía del dispara-
y de clérigos con la que siempre aspiró a imponer al- te que (cito) “encuentra sus adeptos entre los prescolares que
guna cosa o enseñar, cuando tenía un niño a mano… disfrutan con los juegos verbales y disparatados” (1978: 9).

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Menos lindante con lo pedagógico, la revista Los libros pu- estético, ilimitada fantasía, carencia de estímulos espirituales y
blica un artículo denominado “María Elena Walsh: preguntas trascendentes” (Devetach, 2012)
sin respuestas”, firmado por Germán García (1969: 10). Este En este caso, si la “simbología” es “confusa” y la “fantasía” es
autor alude al abuso adulto centrado en la capacidad filicida “ilimitada” cuesta inferir cómo llegarían a los niños los cues-
contenida en la obra de María Elena Walsh en su “abuso del tionamientos ideológico-sociales. Sin embargo, puede resultar
nonsense”. Para concluir cita el Limerick “Lobo”, de Zoo Loco: un ejercicio interesante preguntarse sobre la relación que los
censores advierten entre aquellas historias que cultivan el ab-
Un día por la calle Carabobo surdo (“de fantasía ilimitada”) y las que contendrían cuestio-
se pasea una nena con un globo. namientos ideológicos, sociales, o políticos a un orden, puesto
De pronto da un traspié que la obra de Villafañe, Walsh tanto como la de Laura De-
y todo el mundo ve vetach (al menos cualitativamente) son exponentes de ambas
que no es Caperucita tendencias. En este sentido, vale la pena conocer otra crítica
sino el lobo brutal, esta vez, no disparada hacia Walsh que, como bien dice
Susana Itzcovich, dejaría muy mal parados a los psicoanalistas
Al final, apelando a la idea freudiana de esquizofrenia cons- que gustaron acercarse a la Literatura Infantil. Nos referimos
titutiva entre lo monstruoso y lo bueno, García postula la si- a la reseña que firman Norberto Ferreyra y Raúl Sommer pu-
guiente idea: blicada en la revista Los Libros:

Si la nena y el lobo se confundieran, siempre habría Se ve así cómo, a diferencia de Caperucita roja, que a
que asesinarla a ella en su pureza para evitar los peli- pesar de su mala acción es querida por su padre (sal-
gros del lobo que encierra y que la encierra. ¿La po- vada por el leñador), en La torre de cubos, de Laura
sibilidad de esta fusión y la necesidad de ponerle fin Devetach los niños sólo son queridos si son buenos
mediante los medios que fuesen, no es el paradigma (cumplen las tareas que Laura Devetach les impo-
de nuestra relación con la infancia? ne). Es así que los “problemas sociales adultos” que
Germán Leopoldo García. por un lado ocupan el lugar en el cual deberían ubi-
carse los problemas más reales del niño (sus propios
Terriblemente triste e inesperado es que la crítica de base psi- deseos y pulsiones), por el otro pone de manifiesto
coanalítica será “usada” por los militares para censurar La torre que este libro que pretenda hablar a los niños no lo
de cubos, de Laura Devetach cuya primera edición es del 66: hace. Pensamos que ya se torna insostenible mante-
Los censores argumentan “simbología confusa, cuestiona- ner dividido el mundo en adultos y en niños. ¿De qué
mientos ideológico-sociales, objetivos no adecuados al hecho adulto se trata? ¿De qué niño? Es posible contestar a
estos interrogantes simultáneamente, para ello volve-

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Corbalán, Juan Emilio (1895) El Ratón y el gato: Cuento dedicado al supre-


mos a plantear aquella pregunta que formuláramos al
mo gobierno. Buenos Aires: Imprenta y Librería Ercilla.
comienzo: ¿Quién es el lector de este libro? El niño
al que Laura Devetach escribe es el niño que en ella Devetach, Laura (2012) Oficio de palabrera. Bs. As.: Comunicarte.
aún sigue siendo, es el niño que habita a los padres ———— (1995) Historia de Ratita. Ilustraciones de Juan Manuel Lima.
del Barrio Norte. (Ferreyra 1969: 15) Bs. As.: Colihue.
———— (1985) “La planta de Bartolo”. La torre de cubos. Bs. As.: Edicio-
Por suerte, más allá de unas críticas acaso surgidas de cierto nes Colihue. Colección Libros del Malabarista.
snobismo psicoanalítico que caracterizará a los años 70, Villa- Fernández, Mirta Gloria (2012) La lucha por el sentido: algunas polémi-
fañe, Walsh y Devetach han sabido cultivar el absurdo desti- cas en el territorio de la Literatura Infantil Argentina de las décadas
nado a la infancia. Probablemente, no sea necesario planificar 1960-1970. II Simposio de Literatura Infantil y Juvenil en el
Mercosur, Universidad Nacional de Posadas, 4, 5 y 6 de octubre de
que la literatura se construya para responder a los problemas o
2012.
a los tópicos del momento de su producción puesto que estos
siempre pugnan por aparecer aún en aquellos géneros cuyo ———— (2011) Literatura Infantil: la comodidad de la expatriación. Actas
I Simposio de Literatura Infantil y Juvenil en el Mercosur, Facul-
epicentro simula ser el juego lingüístico. Al respecto es dable tad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta, Salta, 21 y 22
recordar que la injusticia social es ineludiblemente tematizada de septiembre de 2011
en la literatura popular; en su seno los astutos y arteros prota-
Ferreyra, Norberto y Sommer, Raúl (1969) “Problemas sociales para los
gonistas se burlan de los poderosos siempre, aún en tiempos niños”. Los Libros. Diciembre de 1969, p. 15. Año i, nº 6. Director
de dictaduras, como Bartolo, Galerita, Narigón y la vaca estu- de la revista: Héctor Schmucler. Buenos Aires: Galerna.
diosa que ahora es una maestra a punto de jubilarse, pero que García, Germán (1969) “María Elena Walsh: preguntas sin respuestas”.
no se cansa de decirles a los chicos que todos, absolutamente Los Libros. Diciembre de 1969, p. 10. Año i, nº 6. Director de la
todos tienen que ir a la escuela. revista: Héctor Schmucler. Buenos Aires: Galerna.
Itzcovich, Susana (1995) Veinte años no es nada. La literatura y la cultura
Nota 1: El libro con las notas de Lacau en la marginalia se para niños vista desde el periodismo. Buenos Aires: Colihue.
puede consultar en la Biblioteca Nacional de Maestros, perte- Villafañe, Javier (2011) El pícaro burlado. Buenos Aires: Colihue.
neciente al Ministerio de Educación Nacional.
———— (1965) “El que empezó por comerse las uñas”. El gran paraguas.
Buenos Aires: La Rosa Blindada.
Bibliografía Walsh, María Elena (2000) Zoo loco. Buenos Aires: Alfaguara.
———— (1993) Tutú Marambá. Ilustraciones de Vilar. Buenos Aires:
aa. vv (2008) “Historias, actas y trabajos (El ratón y el gato, cuento de crí- Sudamericana.
tica social, de J. E. Corbalán)”. Actas del Primer Congreso Femenino.
Buenos Aires, 1910. Universidad Nacional de Córdoba, 2008.

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