INDICE
- SINOPSIS
- A PRUEBA DE SUEÑOS
- CAPITULO I
- CAPITULO II
- CAPITULO III
- CAPITULO IV
- CAPITULO V (FINAL)
- NOTA DE LA AUTORA
2
Sinopsis
3
=================
- A prueba de sueños -
Ana Coello
4
=================
Capítulo I
- AGUA -
5
pero no existía... ¿química? Sí, esa es la palabra, por lo que
pese a algunas citas que tuvimos, no pasó de ahí.
6
En cuanto él acabará sus estudios, pensábamos mudarnos
juntos, podría trabajar todo el día, al igual que yo, aunque si
me aceptaban en la maestría para la que había aplicado,
que no tendría gran costo pues era en la Universidad del
estado, no tendría tanto tiempo libre. Sin embargo,
acordamos que me apoyaría, veríamos la manera. No
deseábamos seguir ahí, nada nos ataba a ese sitio salvo la
ayuda económica que nos brindaban nuestros padres para
sus estudios, y otras cosas que, si bien nos ayudó, no nos
proporcionó lo que más deseábamos; una familia.
7
había logrado hacer la gran parte del trabajo, si al día
siguiente me dedicaba un poco más, lo acabaría. Apagué el
ordenador y me acerqué para saludarlo, como solía.
8
saldremos de aquí hasta que a ti se te ocurra -soltó una
carcajada llena de diversión.
9
nos hacía reír hasta doler el estómago en ese enorme jardín
que poseía. Isaac era un chico adinerado, pero eso no lo
definía, por lo mismo siempre nos llevamos muy bien.
10
nada, nunca podría estar con alguien que no supiera que
sería de su vida. ¿Controladora? Tal vez. ¿Metódica? Un
poco. ¿Soñadora? No, para nada, realista y deseosa de una
estabilidad en mi futuro.
11
-Lo dudo -musité cerca de su rostro. Abrió los ojos,
asombrado por mi tono gélido.
12
-Lo lamento, vamos, salgamos -habló aquella voz gruesa,
cargada de masculinidad. No debía tener más de
veinticuatro o veintiséis años, aun así, poseía ese "no sé
qué" que brinda la experiencia. Asentí caminando rumbo a
las escaleras, resignada. Venía a mi lado, de reojo noté
como se echaba el cabello húmedo hacia atrás y su rostro
quedaba aún más expuesto. Tragué saliva fingiendo
demencia. Era extraño experimentar ese cosquilleo que
provino desde mis pies y que recorrió mi estómago para
llegar hasta mis mejillas que seguramente mostrarían algo
de lo que me generaba. Tomé el barandal para salir, pero de
inmediato dudé, llevaba una falda, una blusa blanca, ¡no!
Las cosas no podían ir peor. El chico pareció notar mi
turbación-. Cerraré los ojos -bromeó a mi lado. Giré
molesta.
13
guiñando un ojo. Me la puse como pude, acto seguido me
tomó por las muñecas para que no resbalara. Al estar fuera
dejé de respirar apretando su prenda como si deseara
abrigarme con ella, cosa imposible pues estaba húmeda,
como yo, como él. Nos miramos sin más, fijamente, era
extraño, algo se hundía en mi estómago y de pronto me
sentía cohibida.
14
-Si quieren ropa, vayan a la casa, tomen lo que necesiten -
soltó Isaac bebiendo de su vaso.
15
-Es primo de mi mejor amiga -admití bajito.
16
-No me preocupa, pero me ocupo, y asumo mi parte.
Lamento si tenías fotos y cosas que no podrás reemplazar -
habló arrepentido de verdad. Sonreí quitándoselo de las
manos con cuidado.
17
-¿Cómo sabes? -Se encogió de hombros.
-Lees mucho...
-Sí...
18
-Me gustaría tener mi cámara en este momento -susurró
dejándome muda, con las mejillas calientes. Ya ni siquiera
era consciente de mi ropa húmeda, de nada. De pronto
sacudió su melena, que para ese momento ya se hallaba
medio seca y unos lindos rizos comenzaron a mostrarse,
haciéndolo ver también cándido-. En fin, esa no es una
respuesta, no a semejante afirmación. Lo que quiero decir
es...
-¿Y lo que no está dentro del plan? -negué tomando más del
vino.
-No hay nada afuera del plan -alzó sus gruesas cejas.
19
-O sea que... no tienes planes, solo vives el momento -Teo
negó con un dedo, serio.
20
-¡Ups! ¿Ya te fijaste que no hay nadie? -noté de pronto. Teo
dejó vagar su vista por el lugar, abrió los ojos y luego, con
esa risa que comenzaba a conocer, asintió.
21
Guadalajara, lo cierto es que por lo que comprendí lo
visitaba muy poco pues solía estar viajando. Comenzó,
desde muy pequeño, su afición a ese hobby con el cual
ahora se ganaba la vida. Su padre lo apoyó desde el inicio,
jamás conoció a su madre pues falleció al tenerlo, sin
embargo, al parecer el hombre que lo crió hizo una labor
extraordinaria, y siendo solo ellos dos siempre se sintió
apoyado. Tomó los mejores cursos, viajó a su lado y conoció
de su mano todo lo que se le ocurría, y lo que no, también.
Era un chico que fluía como el aire, que al parecer lo
contenían sus propios anhelos, sus propios deseos, su amor
a lo que hacía. Pese a la evidente atracción que entre
ambos surgía, incluso bullía, supe que no debía adentrarme
en aquel terreno, tal vez una amistad, nada más, pero si era
sincera, me gustaba demasiado como para permitirme
correr aquel peligro. Un hombre así sacudiría mi entorno,
mi mundo, mi... vida.
22
=================
Capítulo II
- TE ENCONTRÉ -
23
todo mi cuerpo y me guio hasta la salida sin que yo siquiera
me percatase. No sé qué ocurría con ese chico, mi cabeza se
ponía en "off" como si alguien apagara las ideas y peor aún,
las alertas.
24
-Pues... no sé, es que... -su mano envolvió las mías que las
movía nerviosa sobre mi regazo. Claro que quería, pero... ¿A
dónde nos llevaría eso? No tenía sentido, y yo no era una
chica que actuaba sin pensar en las consecuencias, eso era
algo inherente a mí.
25
casi me encuentro cerrando los ojos ante lo que me hacía
sentir.
-No soy una joven que desea jugar, Teo, no tengo tiempo
para esas cosas, ni para "pasar el momento" -entrecomillé
con decisión, no era de las que me quedaba las palabras en
la punta de la lengua por vergüenza, y pese a que me
gustaba, porque sí, me gustaba muchísimo, eso no
generaría que moviese nada de mi vida.
26
sé que al resolverlo, me dejará deseando más. Y no me
importa, solo probemos... -Ya no pude negarme más, asentí
sin argumento alguno. Su sonrisa se hizo enorme,
dejándome atontada. Se bajó de la camioneta, abrí mi
puerta y me tendió la mano para que diera un salto. En
cuanto estuve en el piso tomó mi mano y se la llevó a sus
labios de forma elegante, sensual.
27
-Okay, no más acoso, solo recuerda probar que tu móvil
sirva, si no, ya sabes, me ocuparé -sonreí rodando los ojos.
28
-Buenos tardes, señorita -Me saludó riendo, mostrando sus
dientes de aquella forma seductora, imposiblemente
atractiva. Alcé la mano para devolver el gesto.
29
entusiasmo en el tema, sabía bastante, y conocía cualquier
cantidad de aplicaciones, sobre todo de Microsoft,
curiosamente la plataforma preferida de mi jefa. Sonreí,
seguro eso me ayudaría más adelante con dudas que solía
tener.
30
-¿Te incomoda que sea tan directo? O prefieres que me
ande por las ramas. Te aviso que no es mi estilo -negué
sonriendo y humedeciendo mis labios.
31
tus momentos de dolor. Su madre murió al nacer él, por lo
que su padre lo crio. Cada palabra dicha destilaba el amor
hacia ese hombre que hizo todo por ser lo que Teo
necesitara. Ambos, hombres inquietos, con aspiraciones,
con una cabeza privilegiada al parecer pues el señor era
escritor, relataba bitácoras sobre sus viajes y eso le había
dado la posibilidad de sostenerse a sí mismo y a su hijo sin
problemas, por lo mismo Teo, desde niño, viajó todo el
tiempo. La inquietud por captar en imágenes y no en
palabras lo que sus ojos veían, apareció a muy temprana
edad, por lo que obtuvo su primera cámara a los once años
y desde ahí jamás se detuvo. En vacaciones ambos armaban
excursiones asombrosas e iban a conocer sitios nuevos. La
cultura y lo vivido se le notaba con tan solo mantener fija la
vista en su pupila, y el amor a lo que hacía, tan solo con esa
sonrisa potente y llena de orgullo. Él era vida.
32
de una manera extraña. No lo entendía, sus palabras eran
extrañas, desconcertantes.
33
con esas asombrosas charlas, tuviera la necesidad de
aventarse desde un acantilado sin ver, pero aferrada de su
mano. Por un momento, por ese instante mágico que lo
cambia todo en el destino de las personas, elegí lo que
nunca hubiera elegido, acepté no tener todo bajo mi control
y permitir que ese chico de sonrisa limpia, de mirada
profunda, me sumergiera en esa locura que sabía estaba a
punto de cometer.
34
saberlo atraído de esa forma hacia mí y yo... sentir lo mismo
por él.
35
aventarnos palomitas hasta que nos mandaban callar, o
comprábamos algún juego de mesa y durábamos apenas si
unos minutos pues de inmediato las trampas comenzaban y
las risas nos atacaban. Muchas veces cocinábamos recetas
que él veía en Facebook o So Cookbook y que por supuesto
al intentar replicarlas no nos salían ni cercanamente
similares.
36
-Por favor dime que no juegas así en una cancha -Lo miré de
reojo.
-No sabía que eras machista... Señor fotógrafo -me mofé sin
soltar el comando. Teo no tenía absolutamente nada de
eso, al contrario, su visión de la vida era incluyente, y eso,
entre tantas cosas, había logrado que me fuera
enamorando de esa manera vertiginosa que aún me cuesta
creerla posible, pero que era real, demasiado. Negó
asombrado.
37
y me sentía capaz de comerme el mundo a mordidas. Podía
reír todo tiempo y hasta soñar despierta, de repente "mi
plan" ya no era tan inflexible, creía que podía adaptarlo,
que de hecho, debía tener algunas variantes donde se
incluyera mucha más diversión, sin embargo, fue
satisfactorio comprobar que después de tantas
conversaciones entre él y yo, estaba donde deseaba y hacía
lo que más me gustaba.
-Sé que tus padres viajan todo el tiempo, pero... ¿Por qué
jamás hablas de ellos, Ojitos? -Me preguntó una noche,
mientras me ayudaba a pintar mi habitación. El rojo me
agradaba, así que decidí darle ese color a una pared.
Obviamente todo hubiera sido más rápido de haberlo hecho
sola, pero nunca hubiera reído tanto. Ese apodo lo comenzó
a usar un par de días después de aquella comida, jamás me
quejé pues de alguna manera sabía la razón, siempre me
miraba tan fijamente que parecía poder ver el universo en
ellos. Él era absolutamente irreal, imperfectamente ideal.
Bufé recargando mi cabeza en el colchón, dejando mi trozo
de pizza sobre el plato.
38
-No tengo mucho qué decir, Teo -arrugó la frente dándole
su trago a la cerveza, mirando su alrededor con interés.
Sabía que en algún punto se percataría de ello.
39
Rodeé su cuello acercándolo para tener mejor acceso a su
piel, a su ser. Nos probábamos con deleite, sus labios de
pronto encontraron la curva de mi cuello, gemí.
40
=================
Capítulo III
Auryn - Electric
-EL DESCUBRIMIENTO-
¡Oh por Dios! Había sido admitida. Lo leí casi mil veces,
hasta que el timbre me sacó de la ensoñación. No lo podía
creer. Quería gritar, saltar, correr, no sé, me sentía
demasiado feliz. Le abrí envuelta en la euforia. En cuanto
41
apareció en mi campo de visión me abalancé sobre él,
abrazándolo con fuerza.
42
Aspiraba mi aroma, no deseaba soltarme. Ya sentía
conocerlo, por lo que comprendí que algo le ocurría.
43
su lado. Tomó mis manos y me observó fijamente. Algo
dentro de mí tembló, me alertó.
44
pensando en eso ya que de otra forma nada hubiera
avanzado entre los dos.
45
-Lo haré, pero contigo a mi lado -sentenció con firmeza.
Arrugué la frente sin comprender-. Sé que podemos
lograrlo, sé que podremos con la distancia... -retiré con
delicadeza su mano de mi barbilla, negando.
46
-No puedo ni quiero que cambies lo que eres, te amo así, tal
cual... Si dejas de ser mi ancla, quien sujeta el cordón, no
podré. Pero... puedes ir a verme, yo correré con todos los
gastos, hablaremos a diario por Skype, WhatsApp,
estaremos en contacto en todo momento... -buscó
convencerme.
47
dentro. Tomó mi brazo y me acercó nuevamente. Bajó su
rostro hasta el mío.
48
-No espero menos de ti, eso es lo que eres, por lo que te
amo, es solo que... yo no y... esas diferencias nos separan...
-quise zafarme, lo evitó-. Quizá algún día...
-Te necesito a ti, ¿no lo ves? Estoy loco por ti. Te quiero en
mi vida, y no ahora, te quiero para vivirla contigo -lucía tan
ansioso.
49
-Un mes, debo estar en Singapur en un mes -dejé de
respirar por un segundo. Él lo notó-. No tomemos ahora una
decisión, por favor... -me rogó elevando mi barbilla con su
dedo, mientras acariciaba la piel de mi cintura. Asentí, me
encontraba absolutamente confundida, perdida, triste. Para
mí la decisión estaba clara, aunque no tenía idea de cómo
llevarla a cabo, sin embargo, evidentemente Teo pensaba
diferente.
50
-Jamás podría admitir algo así, hablemos después, estoy
cansada y...
51
-¿Ya estás mejor? -preguntó soltándome al ver que me
tranquilizaba. Negué mirándolo.
-¿De qué hablas? ¿Te refieres a Teo? Hormiga, por Dios, ese
hombre respira a través de ti, llevan unos meses y ya
parecen estar compenetrados como si fueran años -Sonreí
con tristeza, eso era verdad, tanto que todos los que nos
rodeaban lo notaban, pero a ambos no nos importaba, vivir
lo que sentíamos con esa intensidad era lo primordial, sentir
el momento, tomar todo de él. Le expliqué a grosso modo lo
que ocurriría. Abrió los ojos, asombrado- ¡Pf!, no puedes
detenerlo, Ximena, es un oportunidad impactante...
52
que tienen es tan importante, entonces trata, puede ser
que lo logren.
53
-Pero no estás seguro -noté con voz débil.
-No soy tú, Ximena, no soy él. Esto se trata de ustedes y son
los únicos que saben si podrán con algo así... Lo cierto es
que he conocido personas que lo logran... -me recargué a su
lado sobre la madera, suspirando con fuerza.
54
¿Qué debía hacer? Tenía veintitrés años, entrar en algo así
¿no era absurdo a mi edad? Me recosté del lado con la
imagen frente a mí. Evoqué cada instante a su lado, cada
momento y es que todo era tan intenso que de inmediato
vino a mí lo que dijo aquel día cuando comenzamos... "El
tiempo no se mide en horas, sino por la intensidad con la
que se vive cada una de ellas". Dejé salir un suspiro cargado
de ansiedad, de temor. Él me había demostrado el
significado de esas palabras, gracias a Teo veía todo de otra
manera, me sentía ligera, optimista, feliz. Con su ausencia,
¿eso continuaría? ¿Lograría pese a la distancia, sentirlo así
de cerca? Lo que habíamos creado en tan poco tiempo
¿realmente sería tan fuerte como para lograrlo? Y lo más
importante, ¿cuál era el fin de hacerlo?
<<Sé que estás despierta. Solo deseo que sepas algo que yo
mismo he comprobado: La distancia se lleva en el alma. Y
tú, Ximena, vives ya en la mía. Cierra tus párpados, Ojitos, te
amo y eso es lo más real en mi mundo>>
55
Mi corazón sufrió una pequeña arritmia, se podía sentir
tanta tristeza y alegría a la vez.
56
=================
Capítulo IV
57
apartamento o él en el mío muchas más veces de las que
no. Comíamos juntos, cenábamos juntos. Incluso hacía mis
deberes o pendientes con él junto a mí.
58
-Ximena, no te hagas esto. Amiga, arriésgate... -se separó
para verme directamente. Me limpié las mejillas.
59
acabaron, tomó mi vaso, lo depositó en un bote de basura y
se sentó frente a mí, cruzando sus piernas, serio. Enseguida
supe que hablaríamos, por su mirada, por su postura, por lo
que sus ojos me decían. Acercó sus manos hasta las mías y
las entrelazó con firmeza.
60
manos adheridas a las mías, que sabré demostrarte a la
distancia lo mucho que me importas, lo que generas en mí
con tan solo existir, lo que implica el cruce de tu vida en la
mía. Dame una oportunidad, no nos dejes a la deriva.
Permíteme vivir mi sueño, agarrados de las manos tal como
ahora estamos. No te fallaré -cada palabra dicha lograba
que una lágrima más saliera. ¿Qué decir ante semejante
declaración, más aun, cómo no perderse en la seguridad
con la que me envolvía su voz? Mis labios temblaron, hipeé
llena de ansiedad, de miedo. Sin embargo, asentí, no podía
vivir con el "si hubiera" lo sabía, así que cerré mis ojos en
ese momento, sin soltarlo, aferrándolo con más fuerza.
61
Los días siguientes, no sé cómo describirlos. ¿Es posible
flotar sobre las nubes sintiendo bajo tus pies el algodón
delicado de lo que están hechas y, al mismo tiempo, que la
tristeza te ahogue en un pozo oscuro donde sientes que por
mucho que grites nadie escuchará? No lo sé, pero esa era
mi situación, tal cual.
62
aligeraba mucho la angustia que crecía en mi interior día
con día. Por supuesto nos comenzamos a seguir en Spotify,
donde ya tenía él listas de reproducción con mi nombre que
guardé, Facebook, Instagram y una inscripción en Netflix,
donde veríamos series o películas para luego comentar,
como nos gustaba mucho hacer. Además, me mostró cómo
colocar la hora de los sitios donde estaría y su clima en el
escritorio de mi móvil. Así que como prometió, estaríamos
conectados, sincronizados, aunque viviendo realidades
completamente diferentes.
63
-No, Ojitos -puso en marcha la camioneta y dejé que la
música que solía tener inundara mis sentidos, siempre algo
electrónica, pero que invitaba a sentir, a vibrar, a dejarse
llevar por los pensamientos más absurdos y más
asombrosos. Cerré mis ojos adorando la canción que estaba
en ese momento. Cuando noté que no se detenía abrí los
ojos, alcé una ceja y lo encaré. Íbamos en la carretera.
64
conocía precedía a una sorpresa, lo seguí. Caminamos casi
un kilómetro. Cuando ya iba a quejarme pues no iba lista
para ello vi ese campo abierto y ahí, en el fondo, un globo
de colores, aerostático. Abrí los ojos de par en par, me tapé
la boca y lo miré anonadada-. ¿Es en serio?
-Sí, quiero hacer esto contigo, hay tantas cosas que quiero
mostrarte que creo que jamás terminaré. Sé que amarás ver
todo desde la altura, así como yo amaré tus ojos al
observarlo -caminé hasta donde se encontraba el enorme
artefacto, asombrada, aún sin creerlo. Un hombre se
hallaba ahí, me saludó con un gesto.
-No puedo creer que haré esto -admití casi sobre su boca,
riendo nerviosamente.
-Lo sé, Ximena, y eso hace que solo quiera dar pasos
seguros -lo besé de nuevo.
65
Antes de subirnos, un par de chicos aparecieron con un
mantel a cuadros y comenzaron a montar una especie de
picnic ahí, en medio de aquel hermoso paraje.
66
estoy preparado para pelear con tu razón a muerte si es
preciso, solo te pido eso... Llené una memoria que está en el
cajón de tu buró, dentro de una caja de madera, con
fotografías, dejé, ahí mismo, otras impresas. También subí
algunos vídeos de nosotros, y otros en los que simplemente
converso contigo en OneDrive, sabes como accesar, los
compartí contigo -Yo ya lloraba a cantaros, no lograba
imaginar un segundo sin esa voz, sin su roce, sin su esencia-.
Soy yo el que se va, debía hacerlo, debo cuidar lo mejor de
mi vida, no mi sueño, si no mi realidad, y eso eres tú... -lo
abracé temblorosa.
67
-Siempre es demasiado -solté sobre su boca.
68
"No cuentes las horas, solo los momentos"
69
Permanecí ahí, de pie, por varios minutos. Era real, él se
estaba yendo, no tenía fecha de regreso. Era como subir a
un bote, por propia decisión, que soltaban en altamar. La
soledad al observar lo que rodea, era aplastante, pero no
tan penetrante como la conciencia de saber que no había
un rumbo trazado, ningún sitio a donde llegar pues era
parte del plan. Incertidumbre, indefinición, miedo y la
esperanza de que después de días de viaje, en medio de la
nada, algo apareciera y ese viaje cobrara un sentido.
70
se iba adaptando y estaba ocupado con todo lo que tenía
que hacer, comprendiendo el teje y maneje del lugar,
acomodándose, conociendo los alrededores, deslumbrado
por todo lo que lograba admirar en sus excursiones.
71
Casi un mes fue lo que soporté de esa manera. La llegada de
mis padres, no ayudó pues me sentía invadida, y todo a mi
alrededor se descomponía. No, no podía seguir así y lo
sabía. Esa no era yo, así no reaccionaba antes las cosas.
Comencé a vivir cuando Teo apareció, pero no me
sepultaría ahora que no estaba, Así que era momento de
despertar de ese maldito letargo en el que me sumergí y lo
haría ¡ya!
72
=================
Capítulo V -Final-
- GANAR-
Te amo, Ojitos"
73
Sentí, de alguna manera, que le había fallado, que no estaba
haciendo lo que debía, que no estaba luchando por los dos,
por lo que sentíamos, por lo que tanto amaba. Abrí mi
cuenta y de inmediato entré para ver el primero de sus
vídeos, incluso estaban enumerados. El "uno" era el
adecuado. Me acomodé en mi cama, crucé las piernas y subí
el volumen. Por supuesto era él, sonreía de esa manera tan
especial, mostrando parte de sus dientes, con la comisura
de sus expresivos ojos arrugada debido al gesto. Alcé mi
dedo y recorrí su rostro. Me hacía tanta falta.
74
desahogarme, y sabía que él no se afectaría por mis
reacciones, me sentía una niña viendo la mejor de las
películas, escuchando el mejor cuento. Una hora de
grabación donde decidió hablarme de sobre su niñez, sus
amigos, sus mejores y peores momentos. Más de una vez
solté la carcajada y otras me hubiera gustado tenerlo al lado
y abrazarlo.
75
-¿Qué sucede? ¿Luzco mal? -Le pregunté intrigada, mirando
mi imagen en la pequeña pantalla. Negó despacio,
haciéndose para atrás al tiempo que sujetaba su cabello
alejándolo de su frente.
76
-Te dije que tú eras mi realidad, Ximena, no jugué -torcí los
labios, guardando silencio unos segundos, estudiándolo.
77
-Eso que tú ves como defectos, yo los amo, cada uno. No
soy perfecto, sé que a veces puedo ser demasiado soñador,
imprudente, algo intempestivo y muy temerario y sé,
porque te veo, que eso te gusta de mí. Así que, Ximena Lara,
debes saber que me has enseñado más de lo que imaginas.
Prometo equilibrar esta balanza y recompensarte este
tiempo alejados -le mandé un beso fingiendo sensualidad.
-Se puede saber ahora por qué tan alegre, llevabas semanas
sin siquiera mirarnos -Me detuve, tomé una de las sillas y
me senté. Los observé por unos minutos en los que no se
movieron, ni siquiera probaron bocado.
78
-¿Por qué nos alejaron? -solté sin más, sintiéndome de
pronto fuerte, lista para enfrentar también esa parte de mi
vida. De alguna manera Teo me estaba mostrando que la
distancia tenía que ver con una decisión, que se pueden
tener momentos, recuerdos, la esencia de la otra persona
pese a no tenerla a un lado, pese a no poder tocarla.
Necesitaba saber por qué ellos no lo vieron necesario, por
qué no fuimos tan importantes como para demostrarnos
que pese a no poder estar a nuestro lado, merecíamos
saber que nos amaban, y eso va más allá de un roce, de un
beso, eso implica compromiso, constancia y llenar las pocas
horas con momentos, con detalles.
79
-Nuestro sueño era tener una familia, Ximena, pero eso no
fue suficiente, cuando ustedes llegaron a nuestras vidas no
bastaba con el trabajo de uno, y no sabíamos hacer otra
cosa, aunque cuando estabas pequeña, lo intentamos, no
funcionó, tu padre salía, yo me quedaba y lo que ganaba no
dejaba mucho pues no estaba preparada para hacer algo
que me diera suficiente dinero, además lo que él ganaba, no
cubría todo. Cuando llegó Mauro, decidimos que lo
haríamos juntos y que, ilusamente, podrían ustedes
adaptarse a nuestro tren de vida, no fue así, necesitaban
estabilidad... Hicimos muchas cosas mal, demasiadas a lo
mejor, pero... nunca quisimos alejarlos, y estamos muy
orgullosos de lo que son, de que por lo menos, de alguna
manera, nuestro esfuerzo haya dejado a dos personas como
ustedes... -saber el otro lado de la moneda siempre lo
cambia todo. Esta conversación la debí tener mucho tiempo
atrás, años quizá, pero el miedo, lo que se da por sentado,
lo que es fácil creer para protegerse, nos sumergió a todos,
y nos llevó por rumbos que no eran los ciertos, y si los más
dolorosos.
80
frente a mí, por primera vez hablando, mirándonos,
haciendo un contacto.
81
vida. Verlo a ciertas horas era rutina. Sorprendernos con
vídeo, era lo habitual. Comentar sobre la película que por
turnos elegíamos, algo que disfrutaba. Tomaba fotos de
algo que deseaba él viera, se las mandaba por WhatsApp y
cuando la urgencia nos embargaba, y mi novio no tenía
problemas de red, nos marcábamos por Skype. Nada era
sencillo sin su olor, sin sus manos, pero sentía que podía ir
manejándolo cada vez mejor, sobre todo teniendo el apoyo
de mis padres, de mi hermano y de mis amigos que me
hacían fuerte en momentos de crisis.
"Ojitos,
82
Era para un día después del comienzo de mis vacaciones.
Mis mejillas se encendieron y poco me faltó para gritar de la
emoción. Pasé saliva sin saber qué hacer, temblando. Ya iba
a responder cuando un mensaje de WhatsApp entró. Él.
83
-Me voy el domingo por la noche, el martes debo estar allá,
logré escapar dos días y solo pensé que este era mi sitio... -
Lo besé con ternura.
84
Casi dos años después, todo iba mejor. Él venía cuando
podía, pero no era lo común y yo ya había viajado hasta
donde estaba en cinco ocasiones, gracias a ello había
conocido lugares que jamás imaginé, y logré presenciar el
momento justo cuando recibió un par de premios por
imágenes que había logrado captar con su lente. Mi
maestría me mantenía sumergida, entusiasmada, pero no
tanto como para no cuidar los detalles respecto a lo
nuestro. Nada se enfriaba, al contrario, incrementaba.
85
peculiar. Leía cierta culpabilidad, impotencia,
inconformidad. Ese fue uno de los tantos momentos en los
que la frustración de la lejanía nos hizo sus presas. Yo
intenté hacerle ver que no podía pensar mi vida sin él, y
Teo, a su vez, repitiéndome una y otra vez que no era
desconfianza, sino temor por no poder estar el día a día a
mi lado, compartiendo cada instante tonto e importante,
por haberme presionado para seguir en esto pese a mi
manera de ser, pese a mi recelo. En todos esos meses
separados jamás lo vi más confundido, más desorientado.
Después de hablarlo, todo volvió a su cauce, pero algo en lo
profundo de su ser había cambiado, podía sentirlo y eso me
mantenía alerta, algo nerviosa si era sincera.
86
lentamente siguiendo sus movimientos. Y sin más, al leerlo,
me tapé los labios abriendo los ojos de forma desmesurada.
87
favor y gracias a ella nuestra relación iba mejor de lo que
imaginé, no me agradaba pensarme casada sin poder verlo,
sin saber el rumbo de nuestra vida en pareja. Miles de
preguntas me asaltaron y las dudas que no estaban,
aparecieron.
88
-Sé que lo viste... -silencio-. Ximena, te acabo de proponer
matrimonio -soltó con simpleza pero sin poder esconder su
decepción, su tristeza.
-Háblame
-suplicó de pronto.
-Teo... yo...
89
que eso ocurriera pronto. Sin embargo, ahora que sucedía,
así, simplemente no podía gritar de la felicidad pues esto no
tendría sentido.
90
-Sí, vine por mi realidad, Ximena -Negué sin comprender,
buscando bajar de mi cama. Se acercó aún más impidiendo
que me pusiera de pie.
-Eso quiere decir que vine por ti, porque amo el lugar a
donde me llevó tu mirada y si tú quieres, deseo vivir ahí por
siempre, a tu lado.
91
-¡No lo puedo creer! -besó mis labios con desespero, nada
importaba salvo lo que ambos estábamos sintiendo.
-He sido feliz, aunque nada comparado con ahora, con este
momento, pero lo fui, y te amé más con cada vídeo, con
cada canción, con cada conversación, con cada momento,
Teo.
92
de ellas, eso hice -le recordé al tiempo que veía mi dedo
anular. Lagrimas salieron de mis ojos-. Es hermoso...
FIN…..
93
=================
NOTA DE LA AUTORA.
94
Ana Coello
Ana Coello nació en la Ciudad de México. Ejerció su carrera
como docente por once años. Ahora dedica su tiempo a su
familia y escribir, así como a compartir su material en una
plataforma virtual de escritores desde septiembre del 2013,
donde ella ha dado a conocer muchas de sus obras. Su
primera novela publicada, Muy profundo, la cual ha llegado
a todos los países de habla hispana gracias a la asombrosa
acogida que tuvo entre sus lectoras.
Belleza atormentada, consiguió la misma aceptación, así
como Eterno, Muy profundo II, logrando con este último
título, visitar varios países para presentarlo y agotando
ejemplares y teniendo llenos en cada lugar.
95