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LA PRESENCIA AFRICANA EN CÓRDOBA

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POR SOL ALIVERTI. ILUSTRACIÓN DE PABLO ESTÉVEZ. Esta


“Nueva Andalucía” en la que
vivimos está impregnada de un legado genético negro que no
reconocemos, de una identidad tapada que no terminamos de asumir
y valorar. Tras sus huellas va esta nota, con un afrodescendiente local
y un estudioso del asunto como guías.

“Entonces dónde es que están los negros”, di- dientes que constituyeron más de la mitad si sos medio negrito y te pintan la cara para
ce bajito una señora mientras se detiene fren- de la población, apenas quedan muros, estan- hacer de negro, todos se te ríen”.
te al Convento de las Carmelitas Descalzas. cias, campanarios. Carrizo arroja datos contundentes: en 1620,
Ariel, el guía turístico municipal que hace el por cada 110 familias vecinas, es decir unos
recorrido del tour “Córdoba morena”, acaba 500 blancos españoles, había alrededor de
de decir que, en la época colonial, las mon- MERCADO CAUTIVO dos mil esclavos registrados, según las actas
jas llegaron a tener 300 esclavos negros en capitulares. ¿Qué pasó después? En 1778, se-
ese convento. La señora se ríe y cuchichea. Desde que llegaron, casi al unísono con la gún el censo que ordena la Corona, el 48 por
Dice que de esos negros no queda ninguno, fundación de Córdoba, fueron vendidos, re- ciento de la población es afromestiza, entre
que en Córdoba no hay afrodescen- matados y castigados en la Plaza San Martín negros libres y negros esclavizados. Y en ese
dientes, que las guerras de y en el Cabildo. Córdoba funcionaba como lapso comenzó a operar el mestizaje. “Em-
la independencia, o la es- centro de redistribución de esclavos. Llega- piezan a aparecer las categorías étnicas: no
clavitud o el paso del ban traídos del puerto de Buenos Aires y lue- dice mulato, pero dice pardo. Rápidamente
tiempo los borraron go eran enviados al norte, a la zona de Cuyo se opera un gran mestizaje entre indios, ne-
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del mapa. y a Potosí. gros y españoles”, abunda Marcos.
La identidad afri- En 1840, el censo colonial ya estimaba que En el censo nacional de 1850 desaparecen las
cana en Córdoba sobre- el 60 por ciento de la población cordobesa categorías étnicas. Ya no hay ni blancos, ni ne-
vuela con el mito de lo tenía orígenes africanos. Y ese dato le dio a gros, ni indios. Ya son todos argentinos. “En
pasado, del patrimonio de Córdoba el mote de “ciudad negrera”. Acá, el proceso de construcción de estado Nación
muros, piedras y cruces. Las los afrodescendientes aprendieron el oficio también hay una negación de la identidad”,
construcciones jesuíticas de de zapateros y de sombrereros. Para poder asegura Carrizo.
la ciudad y la provincia son reconocerse, cantaban los ritmos que habían Otro ejemplo de la gran cantidad de afro-
testigos de eso: cada pie- traído de sus tierras. descendientes que había en Córdoba hasta
dra de ellas fue puesta por Marcos Carrizo es el autor de Córdoba Morena, principios de siglo XX y de la estigmatización
el lomo de esos africanos un libro de edición independiente recientemen- que aún sufrían, se dio en la Universidad.
que vivían bajo la tutela de te editado que se encarga de analizar la Cór- Allí se siguieron acumulando expedientes
la orden religiosa en los siglos doba negra desde 1830 hasta 1880. Marcos de limpieza de sangre hasta la Reforma Uni-
XV y XVI. Ningún ladrillo es un mito, y sin Carrizo asegura que en todo hay herencia. Só- versitaria. “Si te recibías en 1880 y eras
dudas representa la herencia del trabajo afri- lo que cierto movimiento no permitió que los medio oscurito, eras sospechoso. Tenías que
cano en la ciudad. Sin embargo, un ladrillo afrodescendientes reconocieran la identidad presentar un expediente de limpieza de san-
es una identidad quieta, dura, estática. Un que los parió hace siglos: “Hubo un discurso gre si alguien te lo requería. Entonces tenías
patrimonio construido en el pasado que nos invisibilizador desde la élite, y desde abajo tam- que confirmar que no tenías sangre negra.
recuerda eso: oiga, escuche, mire, estas pa- bién –explica Marcos– Todo lo negro está aso- Sino, no te daban el título.”
redes tienen un solo color, un solo sudor, ciado a cosas malas. Nadie se quiere acordar Durante el periodo de la colonización y mucho
un solo ritmo. porque es un estigma. Es como asumir que tu tiempo después, se dio el proceso de mes-
Pero la señora se sigue preguntando porqué mamá es puta. Hablé con la gente, fui a los tizaje entre españoles, originarios y afrodes-
las paredes no hablan. Y en córdoba sobre- barrios, pero no quieren acordarse. Es un olvi- cendientes. Después de eso, pareciera que
vuela el mito de que, de esos afrodescen- do inducido. Vos empezás en la escuela, que en Córdoba, la identidad africana hubiese

Asumirse como afrodescendiente no es tarea fácil en una


sociedad donde todo lo equívoco, lo siniestro, lo ilegal,
es señalado como cosa de negros.
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desaparecido, pero hay algo que todavía la- TRIPLEDOBLEVÉ: www.rutadelesclavocba.wordpress.com


te en las provincia negrera.
“Yo vivo en Ferreyra, que es un barrio donde
PARA LEER: La Ruta del Esclavo en el Río de la Plata, compilado de ponencias realizado
por Marisa Pineu. Eduntref Editorial.
hay muchos curanderos. Eso es expresión sin-
Ponencias del seminario Internacional sobre el tema organizado por la Cátedra Unesco de
crética de la cultura aborigen y africana. Otra
Turismo Cultural y realizado en Buenos Aires en 2009.
cosa que yo veo en los cordobeses es la mu-
Córdoba Morena (1830 – 1880), de Marcos Carrizo. Edición Independiente.
sicalidad: están en cualquier lado y están gol- Aborda los aspectos más relevantes relacionados a la posición de los afrodescendientes en la
peando algo”, dice Marcos Carrizo, percutiendo
sociedad cordobesa de mediados del siglo XIX.
la mesa con sus manos.

SOMOS LOS
QUE SOMOS
Asumirse como afrodescendiente no es ta-
rea fácil en una sociedad donde todo lo equí-
voco, lo siniestro, lo ilegal, es señalado como
cosa de negros. “El problema es encontrar,
Hubo un discurso invisibilizador desde la en este proceso identitario de nuestro país,
élite, y desde abajo también” una pata que falta. Y que es fundamental.
Nuestro tango, nuestro folclore, nuestras
Marcos Carrizo palabras, hasta nuestra comida típica tiene
raíces africanas: el mondongo eran las so-
bras que comían los esclavos, y mondongo
era lo que ellos llamaban panza”, continúa
Ludueña. Para él, lo primero es empezar a
reconocerse como sujetos históricos, volver
una marca de la pertenencia que les adjudi- a poner a la vista una identidad borrada, que
SE VE, SE NOTA caba una nueva identidad. Eso hace suponer parece haber sido una leyenda de antaño,
que no todos los Guzmán o los Ledesma, por volver a decir las cosas por su nombre.
“El primer ejercicio es visual”, explica Alejandro ejemplo, descienden de españoles, y enfren- Hay que volver a decir, por ejemplo, que la
Ludueña, un afrodescendiente de Córdoba. ta la ciudad cuartetera a la certeza de que historia del Indio Bamba, que secuestró a
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“Parate en cualquier esquina y empezá a muchos de sus habitantes también descien- una mujer en el río, contiene varias falacias.
mirar. Hay muchos rasgos fenotípicos carac- den de los navíos negreros. Que se sepa: el indio no era indio, era negro;
terísticos del africano. Los rulos, el pelo bien “Hay que acabar con ese mito de que todos y aquella mujer que secuestró al costado del
ensortijado es el más notable, el único ras- los negros murieron en la Guerra del Para- río, de apellido Allende, no era rica ni era
go que no desaparece. También se nota en guay –amplía Alejandro– La situación de cór- blanca, sino que también era negra: una es-
la boca y la nariz ancha. En Cruz del Eje es doba es muy compleja, porque muchos clava portadora del apellido de sus amos.
muy interesante, impresionante, ver la can- esclavos eran llevados a trabajar a las sie- Hay que volver a decir que nada desapare-
tidad de afrodescendientes no asumidos que rras, por ejemplo a la fábrica de armas de ce, que nadie nace de un repollo. “Lo que
hay”. Colonia Caroya durante la época indepen- pasa es que es más romántico decir que un
Alejandro tiene la piel morena, el cuerpo gran- dentista, y en esos lugares se produjo un gran indio secuestró a una blanca”, señala Ale-
de y fuerte, uñas blanquísimas y un fuerte mestizaje” jandro Ludueña, enojado con ese marketing
acento local. Su ascendencia africana viene novelesco que sepulta la verdadera identi-
por parte de madre: su bisabuela tuvo un af- dad de las cosas.
faire con un negro del ejército. Ale pertene- Uno de los avances fue que en el último cen-
ce al grupo cordobés de La Ruta del Esclavo, so nacional una de las preguntas indagara
un proyecto internacional de investigaciones sobre la posible ascendencia africana. Pero
multidisciplinarias impulsado por la Unesco para Alejandro, lo que todavía falta es un gran
en 1993. También forma parte de un grupo trabajo de sensibilización, así como se reali-
de afrodescendientes que milita por la visibi- zó con los pueblos originarios. Un trabajo de
lización de su existencia en Córdoba, un gru- “Ser afrodescendiente visibilización que le devuelva el rostro a la
po que no reclama, que sólo lucha por ser. identidad afro.
Un movimiento silencioso pero pujante que es una decisión de Dice la historia que antes de subir a los es-
comienza a tomar vida y ayuda a los descen- clavos a los navíos negreros, se los bautizaba.
dientes de africanos a salir del clóset.
identidad. Tiene que Un bautismo exprés que les daba un nuevo
“Ser afrodescendiente es una decisión de iden- dios y un nuevo nombre. Aquellos negros se
ver con cuestiones desesperaban porque creían que les estaban
tidad, no sólo una cuestión biológica –subra-
ya Alejandro Ludueña – La madre de Malcom biológicas, sí. Pero arrojando una maldición, creían que los blan-
X era blanca pero se asumió negra porque era cos los iban a comer. Algo que casi hicieron.
fruto de una relación entre una esclava y un también con fundamen- La revancha es pararse en la Plaza San Martín
blanco. Tiene que ver con cuestiones biológi- o en Cruz del Eje o en cualquier lado, y
cas, sí. Pero también con fundamentos ideo-
tos ideológicos” volver a mirar.
lógicos. Esto me llevó, ya de grande, a decirle Alejandro Ludueña “Un obispo dijo en una misa que en Cór-
a mi mamá que dejáramos esa historia de que doba ya no quedaban negros ni indios
somos descendientes de españoles”. –cuenta Ludueña– Entonces yo, que esta-
Gran parte de la confusión viene a raíz de que ba sentado al lado de un descendiente de
los esclavizados, una vez que eran vendidos, comechingones, le dije: ´¿Y vos qué sos? ¿Y
adquirían el apellido de sus amos españoles, yo qué soy?’ ”.

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