Si bien
cuenta con una marquesina institucional que indica su existencia, este pasa desapercibido
confundiéndose con los otros viejos edificios del lugar que recuerdan a los famosos
conventillos.
Al entrar una vez recibido por una cabina de atención al público donde se pueden realizar
consultas y presentarse a turnos.
Las ventanas del habitáculo están abarrotadas de cartelería hecha a mano, que informa
sobre el funcionamiento del CESAC (por ejemplo, horarios y requisitos para la atención).
La información se encuentra desorganizada. Debido a que no parece seguir ningún patrón,
es dificultoso encontrar visualmente aquello que uno necesita.
A la derecha, una pantalla -un tanto escondida- por medio de la cual, previa digitación del
Documento Nacional de Identidad, se pueden solicitar turnos inmediatos para distintos
sectores: vacunatorio, dación de leche, farmacia y enfermería.
Un tanto más a la izquierda, se encuentra la puerta del sector pediatría la cual posee un
cartel que anuncia los horarios de la juegoteca.
Por último, en este hall de entrada, encontramos la Dirección. Más tarde, al realizarle la
entrevista a la médica pediatra, descubriré un ambiente muy luminoso dónde una dupla de
profesionales debaten sobre un tema que no llego a dilucidar.
Avanzando por el pasillo principal, nos encontramos con dos puertas enfrentadas:
vacunación, por un lado y CEPAD por otro.
Hemos llegado a destino. En el umbral del cepad esperan: una pareja heterosexual joven
que ya se ha hecho el test rápido y ahora espera el resultado; y un chico, joven, también
que aguarda ser atendido por el único profesional que el sector posee disponible.
El más vistoso, indica el horario de atención del CEPAD. Luego, nos comentarán el
fundamento de la informalidad de la exposición de los horarios y su ausencia en la página
oficial del Gobierno de la Ciudad (ver Off the record).
El siguiente, anuncia la suspensión de las actividades en el día de la fecha, producto de una
situación particular también explicitada en el apartado Off the record.
Por último, un pequeño cartel advierte que sólo se entregarán cinco turnos al abrir el
consultorio. Me pregunto qué sucedería si yo, luego de juntar fuerzas y tomar coraje para
testearme por HIV, llego al lugar, o bien fuera del horario de atención (dado que la única
manera de saber los horarios es concurriendo efectivamente) o bien, un día que no abren…
¿Volvería?