Casi 28 años han transcurrido desde que Pinochet entregara la banda presidencial a Patricio
Aylwin, uno de los principales instigadores del Golpe de Estado.
Por el contrario, quienes dignamente se rebelaron en todos los campos, contra la dictadura y
su proyecto antipopular, fueron disueltos y aniquilados con toda la fuerza y recursos de los
nuevos administradores de palacio, consolidando por la fuerza de los hechos y los hechos de la
fuerza la política de aniquilación inaugurada con el golpe de Estado.
En Chile, con Pinochet en la Moneda y fuera de ella se continuaron violando los Derechos
Humanos de las mayorías populares, se mantuvo la impunidad para genocidas ahora
travestidos en demócratas, y la prisión para quienes se rebelaron contra la dictadura; se
profundizó el modelo político y económico de la dictadura, manteniendo y legitimado la obra
de la dictadura hecha constitución.
Dadas las condiciones políticas y jurídicas en que fue juzgado y sentenciado Ricardo Palma y
sus compañer@s, además de la particular aplicación del derecho en nuestro país, que permite
que corruptos, coludidos y violadores de derechos humanos gocen de impunidad, mientras
persigue y aplica todo el rigor de la fuerza estatal contra el pueblo mapuche y otras
expresiones de lucha social, es que solidarizamos con su justa demanda de asilo político en
Francia.