La historia de Caín, el primer hijo de Adán y Eva, es, en esencia, el retrato todos
aquellos que buscan el sentido y el placer de vivir alejados de Dios. La historia de Caín es
también la historia de todos aquellos que hacen de este mundo y sus ocupaciones la
principal meta y propósito de sus vidas.
Cuando Judas escribía alertando a los creyentes sobre los falsos maestros que
habrían de introducirse encubiertamente a la iglesia, dijo que estos perversos, entre otras
cosas, se les conocería porque “...han seguido el camino de Caín” (Jd.11).
¿Cuál es este camino de Caín? Tenemos que mirar las Escrituras y observar lo que
estas nos dicen acerca de Caín y ver que cosas caracterizaron el camino y curso de su vida.
La vida y Camino de Caín, como muchas otras cosas, está allí como ejemplo y
amonestación a cada uno de nosotros, para que en advertencia y conocimiento de lo que
ella muestra, nos apartemos y alejemos de todo lo que ese camino y estilo de vida
representa y ofrece.
“Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a
Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y
miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la
ofrenda suya”.
- La religión de Caín tenía cierto conocimiento de Dios: sabía que Dios debía ser
adorado; sabía como presentar una ofrenda; había escuchado la voz de Dios;
sabía como Dios demostraba su aceptación o no, etc.
- La religión de Caín contemplaba cierta entrega para Dios: el hizo una ofrenda
del fruto de la tierra que él mismo había trabajado y cultivado.
- La religión de Caín contemplaba la adoración en comunidad para con Dios: el se
presentó junto con su hermano para adorar a Dios con su ofrenda, al parecer, en
todo un acto formal y ritual de adoración y no de forma casual e improvisada.
La religión de Caín parecía cumplir con todos los requisitos que se suponían
necesarios. Estaba dirigida y dedicada al Dios verdadero, estaba basada en lo que era el
fruto de sus capacidades, trabajo y esfuerzo, se ofreció formalmente en el momento
adecuado y en el sitio apropiado y con personas que compartían la misma intención. Pero,
sin embargo, Caín pasó por alto un detalle fundamental. Quizá el pensó que eso no era tan
importante, que no era un asunto que a fin de cuentas tuviese mayores implicaciones.
Aparentemente todo estaba en orden, pero Dios no pudo mirar con agrado a Caín y
su ofrenda. El escritor de la carta a los Hebreos nos dice, indirectamente, que fue por falta
de fe. Pero, ¿qué nos quiere decir con eso de que Caín no tenía fe? ¿Caín creía en Dios?
¿Caín conocía a Dios por su hablar? ¿Sabía que Dios era poderoso? ¿Cómo es que no tenía
fe?
El problema con Caín era que en su corazón Dios no ocupaba el lugar de honor, el
lugar principal, el sitio del privilegio.
El problema con la religión de Caín era que se conformaba con presentarse ante
Dios con una ofrenda mientras que su corazón no estaba en ello.
El problema con la religión de Caín era que pensaba se podía divorciar la devoción
a Dios y la cotidianidad de la vida. Caín vivía su vida como el quería y luego venía a
presentar su ofrenda de alabanza a Dios como algo que no tenía mucho que ver con su vida
diaria.
Entre las muchas o pocas cosas que son determinantes en la vida de las personas,
está el carácter. Entre las principales obras que el Espíritu Santo lleva a cabo en la vida de
un creyente está la de transformar su carácter. El principal indicador de crecimiento y
madurez en el cristiano es su carácter. La principal causa de la caída y tropiezos en la vida
cristiana se relaciona con problemas relacionados con su carácter no tratado y transformado
por Dios.
Caín era una persona que a juzgar por lo que nos describe el pasaje que estamos
considerando
- Poseía un espíritu soberbio y altivo (Dios no podía mirarle con agrado por ello)
- Poseía un espíritu caprichoso y malcriado (se manifestó en su furia y
desencajado rostro)
- Poseía un espíritu envidioso y rencoroso (lo cual se manifestó al dar muerte a su
hermano)
Todas estas cosas que caracterizaban a Caín son diametralmente opuestas al carácter
del evangelio, al carácter de Cristo, al carácter del Espíritu Santo, y contrarias al carácter de
Dios. De igual forma un cristiano espiritual jamás será una persona soberbia y altiva, pero
tampoco una persona caprichosa y malcriada; ni tampoco envidiosa y rencorosa. Un
cristiano altivo, malcriado, envidioso o rencoroso, es alguien que no ha permitido que el
Espíritu Santo obre en su carácter. El modelo de carácter para cada creyente es el Señor
Jesucristo quien dijo ser manso y humilde de corazón (Mt.11:29).
“Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la
puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. Y dijo Caín a su
hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se
levantó contra su hermano Abel, y lo mató”
“Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu
mano la sangre de tu hermano. Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza;
errante y extranjero serás en la tierra”
Dios le dijo a Caín que de ese momento en adelante sería un hombre maldito sobre
la tierra y que andaría como errante y extranjero sobre la misma.
Entre las muchas consecuencias del pecado siempre hay algunas que tienen que ver
con aquellas cosas que ama la persona, por ejemplo:
- Con toda seguridad una de las cosas que más deseaba y esperaba ver Moisés era
el momento cuando por fin entrasen a la tierra de la promesa, pero el pecar
contra Dios trajo como consecuencia que esto en particular no le fuese
permitido.
- David en un momento de su reinado se sintió orgulloso de su ejercito y
población y la consecuencia de este pecado fue precisamente que Dios
desbaratase y aniquilase gran parte de su ejercito y pueblo.
- Sansón repetidas veces tuvo problemas con el pecado de los ojos al dar rienda
suelta a sus ojos para codiciar mujeres prohibidas por la ley de Dios, al caer en
mano de los enemigos por causa de su pecado precisamente estos le sacaron los
ojos.
- Caín amaba su tierra, y sentirse dueño y señor de la misma. Parte de las
consecuencias que su pecado le acarreó fue que Dios le retiró el favor de la
tierra en su producción y le impuso que fuese tratado por el resto de su vida
como un errante y extranjero.
Unas son las consecuencias propias del pecado o la mala acción, y otras son las
consecuencias impuestas por la justicia de Dios por el pecado.
6.- La familia de Caín (vs.16-24)
De seguro mucho pesar trajo Caín y su descendencia a Adán y su madre Eva. Sin
embargo, Dios compensaría a estos dolidos padres con otros hijos y especialmente con uno
en quien se cumplirían los propósitos de Dios para ese tiempo.
“Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre
Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín.
Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres
comenzaron a invocar el nombre de Jehová”
Cuando parecía que toda la tierra se iba a llenar de hombres y mujeres que vivían
según el camino de Caín, Dios levantó una generación diferente por medio de este hijo de
Adán y Eva llamado Set y su nieto Enos. Algunas cosas que podemos apreciar de esto:
Dios nos ha llamado para transitar por un camino diferente al camino de Caín
- Un camino de adoración genuina y sincera: no basta con la ofrenda de Caín
nuestra ofrenda debe ser como la ofrenda de Abel.
- Un camino de entrega y sumisión a la voluntad de Dios: no el camino de la
obstinación y terquedad de nuestra propia voluntad.
- Un camino de reconciliación para con Dios: ¡Cuántas llamadas Dios hizo a
Caín! Y todas las rechazó.
- Un camino de madurez al asumir responsablemente nuestras obligaciones y las
consecuencias de nuestros actos y decisiones
- Un camino de reverencia, respeto y estima para con la persona de nuestro Dios y
Salvador.
- Un camino donde lo más importante no es el progreso, la educación, el dinero o
a cultura, sino el temor y la devoción a Dios.
- Un camino donde nosotros, nuestros hijos, y muchos más que están a nuestro
alrededor invoquemos juntos el nombre del Señor.
En Octubre de 2008