Daniela Szuster
¿SEXUALIDAD NORMAL/SEXUALIDAD PATOLÓGICA? ANÁLISIS DE LA CONCEPCIÓN DE SEXUALIDAD
DICOTÓMICA DEL PSICOANALISTA OTTO KERNBERG
Revista de Ciencias Sociales (Cr), vol. IV-I, núm. 126-127, 2009, pp. 157-168,
Universidad de Costa Rica
Costa Rica
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Rev. Ciencias Sociales 126-127: 157-168 / 2009-2010 (IV-I)
ISSN: 0482-5276
Daniela Szuster*
RESUMEN
SUMMARY
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De hecho, al igual que Krafft-Ebing, Freud principalmente un concepto para explicar las
presentó una categorización acerca de quienes perversiones: el mecanismo de desmentida. En
practican una sexualidad que se desvía del objeto su artículo Fetichismo, del año 1927, él ana-
y de la meta. En los primeros títulos del índice de lizó a las personas que eligieron como objeto
Tres ensayos…, se lo puede apreciar: sexual un fetiche. Adjudicó ese fenómeno al
mecanismo de desmentida de la castración. Y
I. Las aberraciones sexuales analizó el complejo de Edipo. Freud sostuvo
1. Desviaciones respecto al objeto sexual que hay ciertos hombres (no ocurre en mujeres
A. La inversión según él) que reniegan de la realidad de ver a su
B. Personas genésicamente inmaduras y madre castrada, sin pene. Presentó el mecanis-
animales como objetos sexuales mo de defensa de la desmentida respecto a una
2. Desviaciones con respecto a la realidad percibida (ausencia de pene) como un
meta sexual proceso constitutivo de la organización per-
A. Transgresiones anatómicas versa. Pensó al fetiche como una formación de
B. Fijación de metas sexuales compromiso entre dos pensamientos que se
provisionales… (1905, VII). contraponen: ausencia del pene en la madre y
atribución del pene faltante en forma del obje-
En las desviaciones respecto del objeto to-fetiche. Estas dos representaciones psíquicas,
Freud incluyó la homosexualidad, el fetichismo, inconciliables entre sí, pueden coexistir perfec-
la zoofilia, etc. (1905:124). En las desviaciones tamente gracias al mecanismo de desmentida
respecto de la meta, él mencionó a las prácticas y escisión del yo (Freud, 1927:148). Es como
relacionadas al placer visual: exhibicionismo y si en el perverso se mantuviera una paradoja
el voyeurismo; el placer de sufrir o hacer sufrir, psíquica: consiste en saber algo de la castración
sadismo y masoquismo. Y el placer por sobres- mientras no se quiere saber nada de ella. Este
timación exclusiva de una zona erógena, por artículo se ha tomado en el psicoanálisis como
ejemplo: la boca, el ano, etc. (1905:136). modelo para entender las otras formas de per-
Se debe reconocer que, a diferencia de versión.
Krafft-Ebbing y otros psiquiatras de aquél perío- En síntesis, si bien Freud hizo revolu-
do histórico, Freud no elaboró una descripción ciones en la manera de entender la sexualidad
exhaustiva de la patología, sino que explicó los humana, no dejó de prescribir en qué consiste
procesos y mecanismos psíquicos que actúan en la sexualidad normal y la anormal.
ella. Él no encontró los orígenes en la Biología, ¿Por qué surge esta necesidad constante
sino en la historia infantil de cada persona. A de hacer una división tajante entre sexualidad
partir de las experiencias vividas es que el suje- normal de la anormal? ¿Por qué no presentar
to presentará una neurosis, una psicosis o una diferentes maneras de expresar, sentir y vivir la
perversión. Freud postuló: sexualidad?
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por los orígenes biológicos de la sexualidad; ver la acción de la cultura como represora de
menciona cromosomas, las hormonas, etc. una fuerza biogenéticamente enraizada, sino
Llegando al punto de comparar la sexualidad como la acción de configurar e implantar en el
humana con la de los animales como si fuera organismo una fuerza culturalmente construi-
un continuo. De entrada, nos está diciendo que da” (2004b:39).
hay cosas que son inamovibles, naturales y que El problema más grave con esta perspec-
allí radica la normalidad o la anormalidad. El tiva surge cuando la violencia se justifica con
libro, en términos de Vendrell, se encuadra den- el esencialismo biológico. Eso también parece
tro de una perspectiva necesariamente esen- aceptar el autor:
cialista. Vendrell analiza diferentes maneras
de reflejar una posición esencialista, una es la Hay pruebas de una mayor agresión de
hipótesis naturalista de la sexualidad: “[…] de los machos, tanto en los seres huma-
modo que lo más profundo, lo biológico, marca nos como en los primates subhumanos;
más lo que somos universalmente como especie esta parece una característica universal
que aquello situado en la superficie: lo cultural” transcultural y los datos sugieren que
(2004b:39). los niveles de agresión están vinculados
En el siguiente párrafo se aprecia un a las hormonas sexuales. Es probable que
ejemplo claro de cómo Kernberg presenta esta la predisposición masculina a la agresión
perspectiva esencialista biológica: se extienda a la conducta de dominio,
la competitividad y el nivel de actividad
[…] con independencia de las circuns- (Kernberg,1995:32).
tancias de la crianza y en relación con el
grupo de control, las niñas con hiperpla- Si desde el punto de vista biológico el
sia adrenal congénita presentaban más hombre es más agresivo, ¡no hay nada que
conductas de marimacho, tenían menos hacer más que aceptar los golpes que vienen de
interés en jugar con muñecas, en los la naturaleza!
bebés y en adornarse, y tendían a preferir Cientos de feministas que trabajan con el
juguetes como los autos y las armas […]. tema de violencia contra las mujeres, encuen-
Estos datos sugieren que la conducta del tran reiteradamente este modelo de pensa-
rol genérico de la infancia es influida miento. El asunto se complica aún más cuando
por los factores hormonales prenatales encontramos ese supuesto en ciertas literaturas
(1995:33). feministas. Me refiero a cierto feminismo cultu-
ral, catalogado por Raquel Osborne como esen-
Suena tan absurdo que las hormonas cialista. Esa línea de pensamiento construye una
sean las que determinen con qué le gusta jugar contracultura femenina, jerarquizándola por
a la niña. Ignora por completo cómo la cultura, encima de la masculina: lucha por los derechos
por diferentes caminos, va moldeando y prescri- de las mujeres, y sin querer, termina cayendo en
biendo el modo en que debemos comportarnos el mismo discurso patriarcal. Por ejemplo, una
según la etiqueta que nos hayan sellado en de las afirmaciones del feminismo cultural: “La
nuestro cuerpo. sexualidad masculina es agresiva, irresponsable,
Kernberg dice “con independencia de las orientada genitalmente y potencialmente letal.
circunstancias de la crianza”, ¿cómo se puede La sexualidad femenina se manifiesta de forma
desentender de la crianza y del mundo que educa difusa, tierna y se orienta a las relaciones inter-
a esa niña? De hecho, ¿cuál es el problema si una personales” (Osborne, 2002:41).
niña no quiere jugar con muñecas y prefiere Esto demuestra lo difícil que es salirse de
autos? ¿En qué norma se basa Kernberg para los discursos hegemónicos, pareciera que cuán-
darle a ese dato, carácter de llamativo? Sin duda, to más uno se rebela y va contra la corriente,
depende de las circunstancias de SU crianza. sin darse cuenta, vuelve al camino principal.
Vendrell, al desarrollar la perspectiva Por eso el gran desafío es ir deconstruyendo y
constructivista, concluye: “ […] no se trata de reconstruyendo estudios, reflexiones y análisis.
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Sin duda, esta tajante división es muy nan con la puesta en marcha de un ideal
llamativa. ¿Por qué será que debemos constan- del yo conjunto. El amor sexual maduro
temente discriminar lo que está bien y mal en implica un compromiso en los ámbi-
relación con la sexualidad? tos del sexo, las emociones y los valores
En este sentido, es brillante el aná- (1995: 44).
lisis que hace Gayle Rubin, en su trabajo
Reflexionando sobre el sexo: notas para una ¡Muy romántico! Y demasiado sesga-
teoría radical de la sexualidad. Ella analiza la do. Para empezar, Kernberg da por sentado
manera en que se jerarquiza, por lo general, que el amor maduro emerge en una relación
a la sexualidad. En un extremo está el sexo heterosexual, negando otro tipo de relaciones.
considerado bueno, normal, natural, saludable También supone que se debe vivir toda la vida
y sagrado. En el otro, el sexo malo, anormal, con quien se tiene relaciones sexuales: “la selec-
antinatural, dañino y pecaminoso y extrava- ción madura de la persona que uno ama y con
gante (1984:140-141). En el medio, diferentes la cual quiere pasar su vida involucra ideales
matices. maduros, juicios de valor y metas que, aparte
La propuesta de esta autora es, que en de satisfacer las necesidades de amor e intimi-
vez de levantar fronteras entre el sexo bueno y dad, le procuran un sentido más amplio de la
malo, jerarquizándolo: vida” (Ídem. 117).
Kernberg parece no poder escindir las
… [se] debería juzgar los actos sexuales relaciones sexuales de ideales, valores, amor, etc.
por la forma en que se tratan quienes ¿Y si alguien pretende tener relaciones sexuales,
participan en la relación amorosa, por sin compartir valores, metas, futuro en común,
el nivel de consideración mutua, por la etc.? ¿Sería un amor sexual inmaduro?
presencia o ausencia de coerción y por la Otto Kernberg menciona que quienes
cantidad y calidad de placeres que aporta. presentan patologías narcisistas no tienen capa-
El que los actos sean homosexuales o no, cidad de enamorarse siendo esta “un pilar bási-
en parejas o grupos, desnudos o en ropa
co de la relación de pareja. Supone la capacidad
interior, libres o comerciales, con o sin
para vincular la idealización al deseo erótico, y
video, no debería ser objeto de preocupa-
el potencial para establecer una relación objetal
ción ética (Ídem. 142).
profunda” (Ídem. 109).
Su idea es pensar la sexualidad desde Sin duda, este autor, naturaliza los idea-
una ética sexual pluralista, teniendo en cuenta les y los valores del romanticismo del mundo de
el concepto de variedad sexual benigna (Ídem. rosas, ignora que son una construcción socio-
142). Rubin sostiene que la variedad es una histórica.
propiedad fundamental de toda forma de vida Desde los estudios de género, y también
y el interrogante que nos formula es por qué, a desde otras disciplinas, sabemos que el surgi-
diferencia de otras facetas de la vida, la sexuali- miento de los conceptos de enamoramiento
dad debe adaptarse a un modelo único, ideal y y de amor romántico, se los puede ubicar en
superior (Ídem. 142). un momento determinado de la historia de la
Volviendo al concepto de amor sexual humanidad. Phillip Ariés estudió el amor en el
maduro —implica que hay otro que es inmadu- matrimonio; él distinguió un punto de inflexión
ro—, postula Kernberg: a partir del siglo XVIII, cuando la sociedad ten-
dió a constituir un ideal de matrimonio que
El amor sexual maduro expande el deseo impuso a los esposos la necesidad de amarse.
erótico y lo convierte en una relación (1987: 94).
con una persona específica, en la cual la Ana María Fernández afirma: “En la his-
activación de las relaciones inconscientes toria social de Occidente, el matrimonio por
del pasado y las expectativas conscientes amor es una figura muy reciente, como tam-
de una vida futura como pareja se combi- bién es un anhelo reciente la expectativa de que
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algo del placer sexual de las mujeres se juegue Entonces queda bastante alejado de la
en tal institución” (1994:17). realidad decir que el matrimonio heterosexual
La autora —además de otros académi- es el modelo ideal de sexualidad y que otras
cos—, ubica el nuevo tipo de contrato matri- maneras de expresar la sexualidad, fuera de este
monial: el matrimonio por amor en la familia marco, son patológicas. Estos ideales de amor
burguesa y en el advenimiento de la sociedad romántico y parejas heterosexuales son produc-
industrial. Cita al historiador Shorter, quien ha to de un momento socio-histórico determinado.
llamado a esta época: la revolución sentimental Con este criterio hoy puede concebirse
del S. XVIII (Ídem. 200). patológico que alguien no tenga la capacidad
Estos desarrollos teóricos demuestran de enamorarse, y mañana la misma situación
que el psicoanalista Otto Kernberg mira la rea- podrá ser vista como una manera más saluda-
lidad desde una determinada concepción, que ble de vivir.
tiene sus raíces en el siglo XVIII, y desconoce De alguna manera esto es lo que Gayle
que esas ideas no son una manera necesaria de Rubin intenta cuestionar, trae a colación la
concebir las relaciones, sino una construcción lucha de mujeres lesbianas sadomasoquistas
cultural. por “un reconocimiento de la diversidad erótica
En el libro “Extrañas parejas: psicopa- y una discusión más abierta sobre la sexuali-
tología de la vida erótica”, José E. Milmaniene dad” (1984:177).
sostiene: “La extrema disparidad entre los ¿Quién dice qué está bien y qué está
miembros de una pareja perversa siempre alude mal? ¿Quién determina qué es normal y qué
a la que existe entre un amo y un esclavo” es anormal en relación con la sexualidad?
(1998:80). Deberíamos hacernos esas preguntas conti-
Este autor habla de un amo y de un escla- nuamente.
vo en las parejas perversas, como característica
patológica. Se desentiende de la manera en que
PERVERSIONES SEGÚN OTTO KERNBERG
se desenvuelven, en gran porcentaje, las rela-
ciones de las parejas heterosexuales. El concep-
Kernberg, y otros psicoanalistas, basán-
to de amor moderno ignora la dinámica amo y
dose en la obra de Freud, desarrollaron y anali-
esclava, las luchas de poder que se dan en las zaron diferentes tipos de perversiones, hasta el
relaciones de pareja, la jerarquía —intrínseca día de hoy. A continuación se citan menciones
en estos vínculos— y la limitación de las muje- del libro de Otto Kernberg sobre algunas de las
res a tener un espacio propio de libertad, auto- prácticas consideradas perversiones hasta la
nomía y desarrollo personal. actualidad, para luego analizarlas:
Clara Coria describe:
Transexualidad:
… se trata de una construcción social del
amor que instala el juego amoroso como … los transexuales también presentan
un intercambio jerarquizado entre quie- distorsiones severas en otras áreas de
nes se aman. En otras palabras, entre identidad (1995: 31).
dos personas de las cuales una se consi-
dera a sí misma como sujeto, en posesión [No sólo en relación con la sexualidad
de su deseo, con un potencial amatorio sino que son pura distorsión. Esta afirmación
que le es propio y, por lo tanto, que no se puede entender con el análisis que hace
pierde aunque cambie de amores, y otra Vendrell sobre la centralidad de la sexualidad en
persona que, en cambio, pareciera que- la época moderna]: “identidad sexual” (…) esa
dar a merced del deseo del otro, haciendo identidad es “la identidad”, es decir, aquello que
lo imposible por satisfacer su expectativa fundamentalmente somos y por lo que prima-
creyendo que de esa manera garantiza el riamente nos definimos, nos reconocemos y se
amor (2005:93). nos reconoce (2004b:84).
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Sexo en grupo:
REFLEXIONES FINALES
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Freud, S. (1905). “Tres ensayos para una teoría Conferencia presentada en el octavo
sexual”. La metamorfosis de la pubertad. Congreso Internacional de psiquiatría
Obras Completas VII . Trad. de José L. orga niz ado p or la A so ciación de
Etcheverry. 8ava reimpresión. Argentina: Psiquiatras. Mesa redonda. Temas de
Amorrortu Editores, 1995. Psicopatía. Buenos Aires, 2001.
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