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Daniela Szuster
¿SEXUALIDAD NORMAL/SEXUALIDAD PATOLÓGICA? ANÁLISIS DE LA CONCEPCIÓN DE SEXUALIDAD
DICOTÓMICA DEL PSICOANALISTA OTTO KERNBERG
Revista de Ciencias Sociales (Cr), vol. IV-I, núm. 126-127, 2009, pp. 157-168,
Universidad de Costa Rica
Costa Rica

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15319785002

Revista de Ciencias Sociales (Cr),


ISSN (Versión impresa): 0482-5276
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Universidad de Costa Rica
Costa Rica

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Rev. Ciencias Sociales 126-127: 157-168 / 2009-2010 (IV-I)
ISSN: 0482-5276

¿SEXUALIDAD NORMAL/SEXUALIDAD PATOLÓGICA? ANÁLISIS


DE LA CONCEPCIÓN DE SEXUALIDAD DICOTÓMICA DEL
PSICOANALISTA OTTO KERNBERG

NORMAL SEXUALITY OR PATHOLOGICAL SEXUALITY? ANALYSIS


OF THE DICHOTOMOUS SEXUALITY CONCEPTION OF THE
PSYCHOANALYST OTTO KERNBERG

Daniela Szuster*

RESUMEN

Este artículo propone analizar la concepción dicotómica entre sexualidad normal/


sexualidad patológica presentada en el libro Relaciones amorosas: normalidad
y patología del psicoanalista Otto Kernberg con el fin de interrogar la manera
tradicional en que se concibe la sexualidad humana.

PALABRAS CLAVES: SEXUALIDAD DIVERSIDAD PSICOANÁLISIS TEORÍA ANÁLISIS

SUMMARY

This article proposes the analysis of the dichotomous conception of normal/


pathological sexuality presented in the book “Love Relations: Normality and
Pathology”, by psychoanalyst Otto Kernberg, so as to question the traditional way in
which human sexuality is conceived.

KEY WORDS: SEXUALITY DIVERSITY PSYCHOANALYSIS THEORY ANALYSIS

* Congregación B’nei Israel


danielaszuster@yahoo.com.ar

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INTRODUCCIÓN entre otras cosas, a que fue escrito en 1995, se


publicaron varias ediciones, y sigue vendiéndo-
La psiquiatría y el psicoanálisis son dis- se en librerías costarricenses; lo que indica que
ciplinas que han servido, y sirven, como ele- es una obra vigente, aplicada por psicoanalistas
mentos esenciales para la construcción de las en sus trabajos terapéuticos.
mentes, cuerpos, deseos y fantasías. Sus inven- El psicoanálisis es un campo inmenso.
ciones y discursos han calado hondo en las Este artículo analiza la teorización del psicoa-
subjetividades modernas, hasta el punto de nalista Otto Kernberg, teniendo en cuenta que
haber naturalizado sus estigmas y clasificado existen diferencias con otros profesionales, con
categóricamente a los seres humanos en torno diferentes enfoques.
al desarrollo de sus sexualidades por sus con- El desarrollo teórico elaborado por Otto
ductas, deseos y prácticas. Kernberg presenta una manera dicotómica de
El objetivo de este artículo es analizar la entender, catalogar, diagnosticar y tratar la
manera en que el libro Relaciones amorosas: sexualidad humana: sexualidad normal/sexua-
normalidad y patología del psicoanalista Otto lidad patológica, pierde de vista las múltiples y
Kernberg concibe la sexualidad humana, con el complejas maneras humanas de entenderla.
fin de visibilizar la limitación que tienen teorías
de ese estilo, en el modo de pensar la sexualidad
humana y las consecuencias de esas ideas. Este SEXUALIDAD DICOTÓMICA EN FREUD
ensayo rastrea las bases del pensamiento freu-
diano en la teoría del psiquiatra Krafft-Ebing Como es sabido, Freud hizo un giro
—el primero en introducir el término perver- copernicano dentro del conocimiento de la
sión en una obra científica, y en hacer una clara sociedad occidental en torno a la sexualidad,
división entre sexualidad normal y sexualidad en particular, y en la manera de comprender
patológica—. A continuación, el texto examina y analizar la psique humana, en general. Sus
dicho concepto en dos artículos de la obra de ideas y pensamientos, sin duda, tienen validez
Sigmund Freud. Por último, analiza específica- hasta hoy. Aun así, sus concepciones limitan
mente la perspectiva dicotómica de la sexuali- notablemente la manera que tenemos de enten-
dad, expuesta en el libro Relaciones amorosas: der y concebir la sexualidad, en especial en rela-
normalidad y patología del psicoanalista Otto ción con el concepto de perversión.
Kernberg1. La elección de este título se debe, Al hablar de perversión en materia de
sexualidad, es imprescindible nombrar al pri-
1 Otto Kernberg nació en Viena en 1928. Es psi- mer psiquiatra que usó este término de mane-
coanalista y Profesor de Psiquiatría del Centro de ra científica en el siglo XIX: Krafft-Ebing. Su
Entrenamiento e Investigación Psicoanalíticos obra Psichopathia Sexualis, publicada en 1886,
de la Universidad de Columbia. También es
intentó hacer un estudio sistemático de la
Profesor de Psiquiatría en el Medical College de
la Universidad de Cornell y Presidente Asociado y sexualidad y sus perturbaciones por medio del
Director Médico del New York Hospital, Cornell método descriptivo empirista de la Psiquiatría
Medical Center, Westchester Division. Clásica, de forma neutra y sin juicio de valor.
Kernberg es conocido por sus teorías psicoanalíti- Ese fue el objetivo, sin embargo, Krafft-Ebing
cas sobre personalidades límites y patologías nar-
no lo logró. Es claro que la obra está constitui-
cisistas. Se ha destacado por integrar la Psicología
del Yo, de la posguerra (desarrollado en sus da sobre una determinada ideología y ciertos
comienzos en EEUU e Inglaterra), con la Teoría de principios morales. Roberto Mazzuca postula:
las Relaciones Objetales, de Melanie Klein.
Los textos de Kernberg son centrales en el Debemos también hacer notar que, a
desarrollo de una Moderna Teoría de Relaciones pesar de la enorme empresa realizada
Objetales, una de las más aceptadas dentro del psi-
para despojar a esas formas de conside-
coanálisis.
En 1972 Otto Kernberg ganó el premio Heinz raciones de valor y darle un tratamiento
Hartmann, del Instituto y Sociedad Psicoanalítica científico, el concepto de perversión, tal
de Nueva York. Es autor de varios libros. cual lo forjó Krafft-Ebing, conserva un

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núcleo irreductible de juicio moral. Para Es justo en este momento socio-histórico


que una conducta pueda definirse como cuando Foucault ubica el surgimiento de la
desviada es necesaria su comparación hipótesis represiva y la implantación perversa.
con un modelo ideal considerado nor- Hipótesis represiva no en el sentido de repre-
mal. Y este modelo no es nunca ajeno sión, sino para decir que hay represión, es “la
a los valores morales y culturales de la puesta en discurso del sexo” (1976:19).
época (2001:3). No de un sólo discurso sino de múltiples.
Emerge, según Foucault, un incansable impera-
Krafft-Ebing define como perversa, toda tivo de hablar de sexo en las diferentes institu-
manifestación del instinto sexual que no esté ciones de la sociedad, hay que decirlo todo. Las
de acuerdo con los objetivos de la naturaleza, instancias del poder quieren oír hablar de sexo
es decir, que no tengan por finalidad, la pro- constantemente, pero en secreto. Y no por eso
creación (1886:52-53). Esta es la línea diviso- se escucha menos:
ria entre normalidad y patología. En su obra
Psichopathia Sexualis, siguiendo la definición Lo propio de las sociedades modernas no
de perversión citada, Kraft-Ebbing desarrolló es que hayan obligado al sexo a permane-
de manera descriptiva las distintas formas de cer en la sombra, sino que ellas se hayan
desviaciones sexuales. Confecciona una especie destinado a hablar del sexo siempre,
de catálogo de perversiones, aparecen: sadismo, haciéndolo valer, poniéndolo de relieve
fetichismo, masoquismo, exhibicionismo, voye- como el secreto (Ídem. 47).
rismo, zoofilia y homosexualidad.
Esto conllevó a la implementación de
Krafft-Ebing divide dos grupos de perver-
múltiples perversiones. Ya no se pone el foco en
siones:
la sexualidad de la pareja heterosexual, normal,
según el discurso hegemónico, sino en todo lo
1) Aquellas en las que lo perverso es la fina-
demás. Expone Foucault:
lidad: sadismo, fetichismo, masoquismo,
exhibicionismo. … Se interroga a la sexualidad de los
2) Aquellas en las que lo perverso es el obje- niños, a la de los locos y a la de los crimi-
to: homosexualidad, paidofilia, gerontofilia, nales (Ídem. 51).
zoofilia y autoerotismo.
Se enumera y clasifica las sexualidades
Sin duda, la obra de Krafft-Ebing junto periféricas como si fueran especies, en lugar
a la de otros psiquiatras de la época, se puede de simples actos. Es entonces imprescindible
considerar fundante de un nuevo paradigma: la entender las obras de Krafft-Ebing, y de otros
dupla que vuelve inseparable la sexualidad de la médicos de la época, a partir de estas lecturas
perversión. sagaces, de Vendrell y de Foucault. Ellos las
Vendrell afirma: analizan como el big-bang del concepto sexua-
lidad/perversión, indispensable para distinguir
El invento de la sexualidad, creación de en profundidad dónde estamos posicionados
‘científicos’ y de médicos que también con el tema de sexualidad.
se reivindican como tales, conlleva entre Se mencionó antes: Freud presentó un
otros efectos la fragmentación del campo cambio frente al conocimiento psiquiátrico,
erótico, la codificación de las ‘perversio- con respecto a la sexualidad, sin dejar de for-
nes’ […] y la patologización de conductas mar parte del contexto socio-histórico. Este
que hasta entonces sólo eran objeto de basó su desarrollo teórico en la obra de Krafft-
condena moral […] el mismo dispositivo Ebing y en otros psiquiatras de la época. Sin
que construye la sexualidad ‘normal’ y embargo, hizo un quiebre. Uno de sus con-
a los sujetos de ese tipo de experiencia, ceptos revolucionarios, para su tiempo, fue el
construye a la vez sus formas ‘anormales’ de Sexualidad Infantil, el cual lo definió como
(2004:78 y 90). sexualidad perversa polimorfa.

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El padre del psicoanálisis postuló en su Freud escribió:


obra, en especial en Tres ensayos para una
teoría sexual, publicada en 1905, que existe un … Con el advenimiento de la pubertad se
proceso evolutivo de la constitución de la sexua- introducen los cambios que llevan la vida
lidad, que comienza desde el nacimiento hasta sexual infantil a su conformación normal
la adultez. Se va transitando por varias etapas, definitiva. La pulsión sexual era hasta
muy difundidas, la etapa oral, anal, fálica hasta entonces predominantemente autoeróti-
llegar a las genitalidad con la adolescencia y ca; ahora halla al objeto sexual. Hasta ese
continúa “hasta la muerte” (Freud, 1905:179). momento actuaba partiendo de pulsiones
En este proceso, también se circula por y zonas erógenas singulares que, inde-
diferentes elecciones de objeto. La sexualidad pendientemente unas de otras, buscaban
infantil, constituida por todas las etapas recién un cierto placer en calidad de única meta
descritas, con excepción de la última, es con- sexual. Ahora es dada una nueva meta
siderada perversa polimorfa. Esto significa que sexual; para alcanzarla, todas las pul-
presenta pulsiones parciales y no integrales: se siones parciales cooperan, al par que las
basan en una desviación en cuanto el objeto zonas erógenas se subordinan al primado
(succión, retención-expulsión, masturbación), y de la zona genital… (1905:189).
son autónomas; presentan diversidad de zonas
erógenas que brindan placer, a diferencia de O sea que la perversión esencial y uni-
la genitalidad que muestra la primacía de una versal de la sexualidad humana se refiere
zona erógena: la genital. sólo al desarrollo psicosexual infantil. Lo
La sexualidad infantil es perversa porque anterior no quiere decir que Freud no haya
impone objetos y metas que no son el objeto y hecho una distinción entre normalidad y
metas sexuales normales (Freud, 1905:173). anormalidad. De hecho, quien no llega a esta
Esto significa que todos, obligatoria- etapa final de la manera esperada y no rea-
mente, pasamos por las diferentes perversiones liza un desarrollo normal de estos estadios,
del desarrollo psicosexual. Esto es una revolu- es quien presenta perturbaciones. Afirmó
ción, en comparación a la tajante división entre Freud: “… Todas las perturbaciones patoló-
sexualidad normal y anormal de la psiquiatría gicas de la vida sexual han de considerarse,
del siglo XIX. con buen derecho, como inhibiciones del
Sobre esto, Mazzuca (2001) sostiene: desarrollo…” (Ídem. 190).
En el artículo “La moral sexual ‘cultural’
… En síntesis, Freud produce un con- y la nerviosidad moderna” Freud comenta acer-
cepto de perversión que no se refiere a ca de las personas perversas:
una patología, como el concepto original
de Krafft-Ebing, sino que constituye la … Los diversos géneros de perversos,
característica estructural, por lo tanto en quienes una fijación infantil a una
esencial y universal, de la sexualidad meta sexual provisional coartó el pri-
humana. mado de la función reproductora, y los
homosexuales o invertidos, en quienes,
Pero si analizamos en profundidad, nota- de una manera aún no esclarecida por
mos que es una revolución aparente. Si bien completo, la meta sexual fue apartada del
postuló un concepto de perversión esencial y sexo opuesto… (1908: 170).
universal intrínseco en la sexualidad humana,
consideró que en la adultez debería alcanzarse Sin duda, también Freud tuvo un modelo
una sexualidad ideal, que puede tener ciertas ideal de cómo debería ser la sexualidad, siguió
tendencias perversas polimorfas, pero que se el discurso hegemónico de la imposición de la
destaca por presentar una meta y objeto ideal, heterosexualidad obligatoria, monogámica y
por llegar a una normalidad: la primacía de la reproductora como paradigma de la sexualidad
zona genital. normal.

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De hecho, al igual que Krafft-Ebing, Freud principalmente un concepto para explicar las
presentó una categorización acerca de quienes perversiones: el mecanismo de desmentida. En
practican una sexualidad que se desvía del objeto su artículo Fetichismo, del año 1927, él ana-
y de la meta. En los primeros títulos del índice de lizó a las personas que eligieron como objeto
Tres ensayos…, se lo puede apreciar: sexual un fetiche. Adjudicó ese fenómeno al
mecanismo de desmentida de la castración. Y
I. Las aberraciones sexuales analizó el complejo de Edipo. Freud sostuvo
1. Desviaciones respecto al objeto sexual que hay ciertos hombres (no ocurre en mujeres
A. La inversión según él) que reniegan de la realidad de ver a su
B. Personas genésicamente inmaduras y madre castrada, sin pene. Presentó el mecanis-
animales como objetos sexuales mo de defensa de la desmentida respecto a una
2. Desviaciones con respecto a la realidad percibida (ausencia de pene) como un
meta sexual proceso constitutivo de la organización per-
A. Transgresiones anatómicas versa. Pensó al fetiche como una formación de
B. Fijación de metas sexuales compromiso entre dos pensamientos que se
provisionales… (1905, VII). contraponen: ausencia del pene en la madre y
atribución del pene faltante en forma del obje-
En las desviaciones respecto del objeto to-fetiche. Estas dos representaciones psíquicas,
Freud incluyó la homosexualidad, el fetichismo, inconciliables entre sí, pueden coexistir perfec-
la zoofilia, etc. (1905:124). En las desviaciones tamente gracias al mecanismo de desmentida
respecto de la meta, él mencionó a las prácticas y escisión del yo (Freud, 1927:148). Es como
relacionadas al placer visual: exhibicionismo y si en el perverso se mantuviera una paradoja
el voyeurismo; el placer de sufrir o hacer sufrir, psíquica: consiste en saber algo de la castración
sadismo y masoquismo. Y el placer por sobres- mientras no se quiere saber nada de ella. Este
timación exclusiva de una zona erógena, por artículo se ha tomado en el psicoanálisis como
ejemplo: la boca, el ano, etc. (1905:136). modelo para entender las otras formas de per-
Se debe reconocer que, a diferencia de versión.
Krafft-Ebbing y otros psiquiatras de aquél perío- En síntesis, si bien Freud hizo revolu-
do histórico, Freud no elaboró una descripción ciones en la manera de entender la sexualidad
exhaustiva de la patología, sino que explicó los humana, no dejó de prescribir en qué consiste
procesos y mecanismos psíquicos que actúan en la sexualidad normal y la anormal.
ella. Él no encontró los orígenes en la Biología, ¿Por qué surge esta necesidad constante
sino en la historia infantil de cada persona. A de hacer una división tajante entre sexualidad
partir de las experiencias vividas es que el suje- normal de la anormal? ¿Por qué no presentar
to presentará una neurosis, una psicosis o una diferentes maneras de expresar, sentir y vivir la
perversión. Freud postuló: sexualidad?

… Pero hemos de decirnos, también, que


esta presunta constitución que exhibe los NORMALIDAD Y PATOLOGÍA EN OTTO
gérmenes de todas las perversiones sólo KERNBERG
podrá rastrearse en el niño […]. De ese
modo, nuestro interés se dirige a la vida LO BIOLÓGICO COMO DETERMINANTE
sexual del niño, estudiaremos el juego de
influencias en virtud del cual el proceso Relaciones amorosas: normalidad y pato-
de desarrollo de la sexualidad infantil de- logía, obra del psicoanalista Otto Kernberg, que
semboca en la perversión, en la neurosis, se analiza en este trabajo, refleja con claridad
o en la vida sexual normal… (Ídem. 156). la ideología del autor. Para Kernberg hay una
sexualidad normal y otra patológica. Es llama-
¿Qué ocurre para Freud en los perversos tivo que, a diferencia de Freud y otros psicoa-
que no sucede en los neuróticos? Freud utilizó nalistas, Kernberg comience con un recorrido

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por los orígenes biológicos de la sexualidad; ver la acción de la cultura como represora de
menciona cromosomas, las hormonas, etc. una fuerza biogenéticamente enraizada, sino
Llegando al punto de comparar la sexualidad como la acción de configurar e implantar en el
humana con la de los animales como si fuera organismo una fuerza culturalmente construi-
un continuo. De entrada, nos está diciendo que da” (2004b:39).
hay cosas que son inamovibles, naturales y que El problema más grave con esta perspec-
allí radica la normalidad o la anormalidad. El tiva surge cuando la violencia se justifica con
libro, en términos de Vendrell, se encuadra den- el esencialismo biológico. Eso también parece
tro de una perspectiva necesariamente esen- aceptar el autor:
cialista. Vendrell analiza diferentes maneras
de reflejar una posición esencialista, una es la Hay pruebas de una mayor agresión de
hipótesis naturalista de la sexualidad: “[…] de los machos, tanto en los seres huma-
modo que lo más profundo, lo biológico, marca nos como en los primates subhumanos;
más lo que somos universalmente como especie esta parece una característica universal
que aquello situado en la superficie: lo cultural” transcultural y los datos sugieren que
(2004b:39). los niveles de agresión están vinculados
En el siguiente párrafo se aprecia un a las hormonas sexuales. Es probable que
ejemplo claro de cómo Kernberg presenta esta la predisposición masculina a la agresión
perspectiva esencialista biológica: se extienda a la conducta de dominio,
la competitividad y el nivel de actividad
[…] con independencia de las circuns- (Kernberg,1995:32).
tancias de la crianza y en relación con el
grupo de control, las niñas con hiperpla- Si desde el punto de vista biológico el
sia adrenal congénita presentaban más hombre es más agresivo, ¡no hay nada que
conductas de marimacho, tenían menos hacer más que aceptar los golpes que vienen de
interés en jugar con muñecas, en los la naturaleza!
bebés y en adornarse, y tendían a preferir Cientos de feministas que trabajan con el
juguetes como los autos y las armas […]. tema de violencia contra las mujeres, encuen-
Estos datos sugieren que la conducta del tran reiteradamente este modelo de pensa-
rol genérico de la infancia es influida miento. El asunto se complica aún más cuando
por los factores hormonales prenatales encontramos ese supuesto en ciertas literaturas
(1995:33). feministas. Me refiero a cierto feminismo cultu-
ral, catalogado por Raquel Osborne como esen-
Suena tan absurdo que las hormonas cialista. Esa línea de pensamiento construye una
sean las que determinen con qué le gusta jugar contracultura femenina, jerarquizándola por
a la niña. Ignora por completo cómo la cultura, encima de la masculina: lucha por los derechos
por diferentes caminos, va moldeando y prescri- de las mujeres, y sin querer, termina cayendo en
biendo el modo en que debemos comportarnos el mismo discurso patriarcal. Por ejemplo, una
según la etiqueta que nos hayan sellado en de las afirmaciones del feminismo cultural: “La
nuestro cuerpo. sexualidad masculina es agresiva, irresponsable,
Kernberg dice “con independencia de las orientada genitalmente y potencialmente letal.
circunstancias de la crianza”, ¿cómo se puede La sexualidad femenina se manifiesta de forma
desentender de la crianza y del mundo que educa difusa, tierna y se orienta a las relaciones inter-
a esa niña? De hecho, ¿cuál es el problema si una personales” (Osborne, 2002:41).
niña no quiere jugar con muñecas y prefiere Esto demuestra lo difícil que es salirse de
autos? ¿En qué norma se basa Kernberg para los discursos hegemónicos, pareciera que cuán-
darle a ese dato, carácter de llamativo? Sin duda, to más uno se rebela y va contra la corriente,
depende de las circunstancias de SU crianza. sin darse cuenta, vuelve al camino principal.
Vendrell, al desarrollar la perspectiva Por eso el gran desafío es ir deconstruyendo y
constructivista, concluye: “ […] no se trata de reconstruyendo estudios, reflexiones y análisis.

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CULPABILIDAD DE LA MADRE necesariamente la madre es la causante de la


constitución psíquica de sus hijos:
O t r a va r ia ble deter m in a nte p a r a
Kernberg del tipo de identidad sexual que En mi experiencia clínica con mujeres
adquiere el sujeto, dentro del campo de lo nor- homosexuales he hallado que, si bien
mal o de lo patológico, es el papel que juega la muchas de ellas presentaban tales rasgos
madre. Podría traer a colación varias citas en de vínculos tempranos persecutorios con
las que se atribuye a la madre la constitución sus madres, no todas tenían tales carac-
de alguna patología sexual en su hijo o hija. Por terísticas, y varias de ellas denotaban
ejemplo: vínculos con sus madres que no diferían
marcadamente de los que tenían muchas
… la exploración psicoanalítica de niños mujeres heterosexuales (2001: 95).
con identidad sexual anormal, así como
la historia de los adultos transexuales […] Burin intenta demostrar que no siempre
se cuentan entre esas pautas una madre la madre es la causante de la identidad sexual
con fuertes componentes bisexuales de de sus hijos o hijas, pero no termina de sacarla
la personalidad, distante de un esposo de ese lugar culpógeno. Además, al tener como
pasivo o inaccesible, y que absorbe al hijo parámetro a las madres de hijas heterosexuales,
como provisión simbólica de completa- de alguna manera, sigue pensando de forma
miento para ella misma (1995: 28). binaria: normal/anormal. Se basa en un para-
digma heterocéntrico de la sexualidad, en el
Kernberg llegó al punto de citar el papel que la heterosexualidad es la norma a partir de
central que juega la madre de los monos en la la cual se evalúa también la homosexualidad.
constitución sexual de sus crías:

[]… un apego adecuado obtenido median- SEXUALIDAD MADURA / SEXUALIDAD PATOLÓGICA


te un contacto seguro, físicamente estre-
cho, entre la cría y la madre es esencial En coherencia con el título del libro, con-
para que se desarrolle una respuesta tinuamente, Kernberg distingue la sexualidad
sexual normal en los monos adultos: la madura de la anormal o la patológica. Por ejemplo:
ausencia de un quehacer materno normal
[…] destruye la ulterior capacidad para la En circunstancias normales, la excita-
respuesta sexual adulta (1995:29). ción sexual en el individuo maduro se
activa en el contexto del deseo erótico
¿Cuál es la respuesta sexual anormal en […] En circunstancias patológicas, inca-
los monos? ¿Cómo se manifiesta? La obsesión pacidad para el deseo erótico, con una
por ejercer poder, ¿llegó también a los monos? manifestación de excitación sexual aza-
Parece que a ellos también les toca ser clasifica- rosa, difusa, no selectiva y perpetuamen-
dos y etiquetados por sus conductas sexuales; al te insatisfecha, o incluso a una falta de
menos según Kernberg. capacidad para experimentar excitación
Esta variable del rol materno tiene que sexual (1995: 43 y 44).
ver con la forma en que está estructurada la
sociedad en que vivimos: culpar a las madres es En relación con las circunstancias pato-
una de las estrategias para mantener margina- lógicas, ¿será cierto que les va tan mal sexual-
das y subordinadas a las mujeres. ¡Qué mayor mente? ¿O quizá sólo se trata de la imposi-
sentencia que culpar a una persona por las bilidad de ver y de saber que algo puede ser
patologías de su hijo o hija! No se culpa al padre diferente?, ¿Tal vez hay cierta negación a acep-
sino a la madre y con demasiada facilidad. tar que se puede disfrutar de otra manera a la
Mabel Burin, al mencionar su experien- prescrita? ¿No estará Kernberg haciendo una
cia clínica, rompe un poco con esta idea que desmentida de lo que los perversos gozan?

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Sin duda, esta tajante división es muy nan con la puesta en marcha de un ideal
llamativa. ¿Por qué será que debemos constan- del yo conjunto. El amor sexual maduro
temente discriminar lo que está bien y mal en implica un compromiso en los ámbi-
relación con la sexualidad? tos del sexo, las emociones y los valores
En este sentido, es brillante el aná- (1995: 44).
lisis que hace Gayle Rubin, en su trabajo
Reflexionando sobre el sexo: notas para una ¡Muy romántico! Y demasiado sesga-
teoría radical de la sexualidad. Ella analiza la do. Para empezar, Kernberg da por sentado
manera en que se jerarquiza, por lo general, que el amor maduro emerge en una relación
a la sexualidad. En un extremo está el sexo heterosexual, negando otro tipo de relaciones.
considerado bueno, normal, natural, saludable También supone que se debe vivir toda la vida
y sagrado. En el otro, el sexo malo, anormal, con quien se tiene relaciones sexuales: “la selec-
antinatural, dañino y pecaminoso y extrava- ción madura de la persona que uno ama y con
gante (1984:140-141). En el medio, diferentes la cual quiere pasar su vida involucra ideales
matices. maduros, juicios de valor y metas que, aparte
La propuesta de esta autora es, que en de satisfacer las necesidades de amor e intimi-
vez de levantar fronteras entre el sexo bueno y dad, le procuran un sentido más amplio de la
malo, jerarquizándolo: vida” (Ídem. 117).
Kernberg parece no poder escindir las
… [se] debería juzgar los actos sexuales relaciones sexuales de ideales, valores, amor, etc.
por la forma en que se tratan quienes ¿Y si alguien pretende tener relaciones sexuales,
participan en la relación amorosa, por sin compartir valores, metas, futuro en común,
el nivel de consideración mutua, por la etc.? ¿Sería un amor sexual inmaduro?
presencia o ausencia de coerción y por la Otto Kernberg menciona que quienes
cantidad y calidad de placeres que aporta. presentan patologías narcisistas no tienen capa-
El que los actos sean homosexuales o no, cidad de enamorarse siendo esta “un pilar bási-
en parejas o grupos, desnudos o en ropa
co de la relación de pareja. Supone la capacidad
interior, libres o comerciales, con o sin
para vincular la idealización al deseo erótico, y
video, no debería ser objeto de preocupa-
el potencial para establecer una relación objetal
ción ética (Ídem. 142).
profunda” (Ídem. 109).
Su idea es pensar la sexualidad desde Sin duda, este autor, naturaliza los idea-
una ética sexual pluralista, teniendo en cuenta les y los valores del romanticismo del mundo de
el concepto de variedad sexual benigna (Ídem. rosas, ignora que son una construcción socio-
142). Rubin sostiene que la variedad es una histórica.
propiedad fundamental de toda forma de vida Desde los estudios de género, y también
y el interrogante que nos formula es por qué, a desde otras disciplinas, sabemos que el surgi-
diferencia de otras facetas de la vida, la sexuali- miento de los conceptos de enamoramiento
dad debe adaptarse a un modelo único, ideal y y de amor romántico, se los puede ubicar en
superior (Ídem. 142). un momento determinado de la historia de la
Volviendo al concepto de amor sexual humanidad. Phillip Ariés estudió el amor en el
maduro —implica que hay otro que es inmadu- matrimonio; él distinguió un punto de inflexión
ro—, postula Kernberg: a partir del siglo XVIII, cuando la sociedad ten-
dió a constituir un ideal de matrimonio que
El amor sexual maduro expande el deseo impuso a los esposos la necesidad de amarse.
erótico y lo convierte en una relación (1987: 94).
con una persona específica, en la cual la Ana María Fernández afirma: “En la his-
activación de las relaciones inconscientes toria social de Occidente, el matrimonio por
del pasado y las expectativas conscientes amor es una figura muy reciente, como tam-
de una vida futura como pareja se combi- bién es un anhelo reciente la expectativa de que

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algo del placer sexual de las mujeres se juegue Entonces queda bastante alejado de la
en tal institución” (1994:17). realidad decir que el matrimonio heterosexual
La autora —además de otros académi- es el modelo ideal de sexualidad y que otras
cos—, ubica el nuevo tipo de contrato matri- maneras de expresar la sexualidad, fuera de este
monial: el matrimonio por amor en la familia marco, son patológicas. Estos ideales de amor
burguesa y en el advenimiento de la sociedad romántico y parejas heterosexuales son produc-
industrial. Cita al historiador Shorter, quien ha to de un momento socio-histórico determinado.
llamado a esta época: la revolución sentimental Con este criterio hoy puede concebirse
del S. XVIII (Ídem. 200). patológico que alguien no tenga la capacidad
Estos desarrollos teóricos demuestran de enamorarse, y mañana la misma situación
que el psicoanalista Otto Kernberg mira la rea- podrá ser vista como una manera más saluda-
lidad desde una determinada concepción, que ble de vivir.
tiene sus raíces en el siglo XVIII, y desconoce De alguna manera esto es lo que Gayle
que esas ideas no son una manera necesaria de Rubin intenta cuestionar, trae a colación la
concebir las relaciones, sino una construcción lucha de mujeres lesbianas sadomasoquistas
cultural. por “un reconocimiento de la diversidad erótica
En el libro “Extrañas parejas: psicopa- y una discusión más abierta sobre la sexuali-
tología de la vida erótica”, José E. Milmaniene dad” (1984:177).
sostiene: “La extrema disparidad entre los ¿Quién dice qué está bien y qué está
miembros de una pareja perversa siempre alude mal? ¿Quién determina qué es normal y qué
a la que existe entre un amo y un esclavo” es anormal en relación con la sexualidad?
(1998:80). Deberíamos hacernos esas preguntas conti-
Este autor habla de un amo y de un escla- nuamente.
vo en las parejas perversas, como característica
patológica. Se desentiende de la manera en que
PERVERSIONES SEGÚN OTTO KERNBERG
se desenvuelven, en gran porcentaje, las rela-
ciones de las parejas heterosexuales. El concep-
Kernberg, y otros psicoanalistas, basán-
to de amor moderno ignora la dinámica amo y
dose en la obra de Freud, desarrollaron y anali-
esclava, las luchas de poder que se dan en las zaron diferentes tipos de perversiones, hasta el
relaciones de pareja, la jerarquía —intrínseca día de hoy. A continuación se citan menciones
en estos vínculos— y la limitación de las muje- del libro de Otto Kernberg sobre algunas de las
res a tener un espacio propio de libertad, auto- prácticas consideradas perversiones hasta la
nomía y desarrollo personal. actualidad, para luego analizarlas:
Clara Coria describe:
Transexualidad:
… se trata de una construcción social del
amor que instala el juego amoroso como … los transexuales también presentan
un intercambio jerarquizado entre quie- distorsiones severas en otras áreas de
nes se aman. En otras palabras, entre identidad (1995: 31).
dos personas de las cuales una se consi-
dera a sí misma como sujeto, en posesión [No sólo en relación con la sexualidad
de su deseo, con un potencial amatorio sino que son pura distorsión. Esta afirmación
que le es propio y, por lo tanto, que no se puede entender con el análisis que hace
pierde aunque cambie de amores, y otra Vendrell sobre la centralidad de la sexualidad en
persona que, en cambio, pareciera que- la época moderna]: “identidad sexual” (…) esa
dar a merced del deseo del otro, haciendo identidad es “la identidad”, es decir, aquello que
lo imposible por satisfacer su expectativa fundamentalmente somos y por lo que prima-
creyendo que de esa manera garantiza el riamente nos definimos, nos reconocemos y se
amor (2005:93). nos reconoce (2004b:84).

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Sadomasoquismo: meses a un año después de la partici-


pación regular en actividades perversas
En la relación emocional de la pareja polimorfas múltiples, desaparece la capa-
puede observarse una perversidad con- cidad de estas parejas para la intimidad
comitante en las relaciones sadomaso- sexual (Ídem. 159).
quistas prolongadas… (Ídem. 159). Es
probable que las relaciones masoquistas Una vez más, la advertencia y la amena-
persistentes sin intervención de terceros
za: no volver a gozar de la verdadera sexualidad
sean las manifestaciones más frecuente
de la patología severa del superyó (…) en si se continúa desviados del camino.
el largo plazo las interacciones sadoma- Estas citas dicen mucho: muestran cuán
soquistas también afectan el funciona- internalizado está este sistema normalidad/
miento sexual de la pareja (Ídem. 193). patología y cómo, aún en la era posmoderna,
postestructuralista, podemos leer estos párrafos
en libros contemporáneos, de pretendida vigen-
Exhibicionismo: cia. Con el agregado que estos conceptos se
aplican a diario, en tratamientos terapéuticos,
que tratan de normalizar lo anormal. ¿Cómo se
Lo mismo que las otras perversiones, la
puede sentir alguien que ejerce alguna de esas
exhibicionista es una desviación sexual
típica de los hombres… (Ídem. 62). prácticas sexuales? ¿Cuál será la primera reac-
ción? ¿Vergüenza? ¿Culpa? ¿Se sentirá diferente?
¿Qué le ocurre al lector que no ejerce estas
Masturbación: prácticas? ¿Se siente orgulloso de no entrar en
estas categorías? ¿Mira con malos ojos cuando
se entera de alguien que las practica?
Pero la masturbación como actividad Sin duda estamos bajo una de las estra-
compulsiva, repetitiva (…) genera un tegias del saber-poder-placer que formula
deterioro de la excitación, del placer y de Foucault:
la satisfacción… (Ídem. 91).
Proliferación de las sexualidades por la
Si se repite quizá sea, justamente, por- extensión de poder: aumento del poder al
que hay excitación, placer y satisfacción. que cada una de las sexualidades regio-
Para Kernberg, ¿constituye un problema nales ofrece una superficie de interven-
que estas emociones se sientan sin pene- ción (1976: 63) (…) toda una titilación
tración vaginal? visible de lo sexual que emana de la mul-
tiplicidad de los discursos, de la obsti-
nación de los poderes y de los juegos del
Masoquismo: saber con el placer (Ídem. 91).

Quizá por eso está tan anclado en la


… al igual que todas las perversiones
sociedad, son demasiadas las personas que
sexuales, el masoquismo es más frecuen-
te en los hombres… (Ídem. 224). no quieren, no están dispuestas a renunciar a
tanto saber, poder y placer.

Sexo en grupo:
REFLEXIONES FINALES

Pueden ilustrar la perversidad en el Más que elaboradas respuestas, surgen


encuentro sexual los desarrollos típicos numerosos interrogantes: ¿por qué aún hoy,
de las parejas que participan durante un se usan textos como el analizado? ¿Por qué se
cierto lapso en sexo grupal. Entre seis siguen aplicando esas ideas? ¿Es más fácil leer

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lo que escribió Krafft-Ebbing en el siglo XIX , Es complicado cambiar nuestro sistema


que leer un libro de 1995? ¿Y por qué en 1995 se de vida; es difícil superar costumbres, manda-
repite, de alguna manera u otra, ese mismo dis- tos, herencias. El desafío es tomar conciencia
curso, la misma discriminación? ¿Será posible, y cuestionarnos la forma en que percibimos
alguna vez, pensar en sexualidad sin dicotomi- y construimos nuestras sexualidades. Por lo
zar entre normal y anormal? ¿Podrán ser con- menos, es importante darse la oportunidad, en
sideradas las llamadas perversiones maneras el ámbito académico, de pensar y de cuestionar
posibles de expresar la sexualidad? la sexualidad construida hasta la actualidad, sin
Es harto complejo determinar cuál es el miedos ni tapujos, sin prejuicios ni certezas, sin
mejor posicionamiento frente a la temática de advertencias ni peligros. Simplemente intentar
la sexualidad. Lo que se hizo hasta el momen- liberarnos por un momento de las ataduras
to en materia de sexualidad no es demasiado cotidianas.
aconsejable. No puede ser favorable que sea-
mos etiquetados, y que un rótulo condicione
nuestro destino. Tampoco puede ayudar que BIBLIOGRAFÍA
algunas fórmulas sean deseadas y otras, odia-
das. Y no puede favorecer que nos hagan la A ries, Ph. El amor e n el matrimonio.
vida difícil por llevar en la carne un sello que Sexualidades occidentales. Ph. Aries, A.
no solicitamos. No es bueno que se margine, Béjin, M. Foucault y Otros. Argentina:
discrimine ni que no se respete la diversidad. Editorial Paidós, 1987.
Foucault lo expresa claramente: “Al más dis-
creto acontecimiento en la conducta sexual,
But ler, Judit h . “Actos prefor mat ivos y
accidente o desviación, déficit o exceso, se lo
constitución del género: un ensayo sobre
supone capaz de acarrear las consecuencias
fenomenología y teoría feminista”. Debate
más variadas a lo largo de toda la existencia”
Feminista 18. 1998.
(1976: 82-83).
El control es tan grande que ante un
pequeño movimiento alejado de lo esperado… Burin, Mabel. (1998). La familia: sexualidades
se nos condena con determinada identidad para permitidas y prohibidas. Género y
toda la vida. Pareciera no haber escape posible a Familia: Poder, amor y sexualidad
en la construcción de la subjetividad.
ese sello, es una marca para la eternidad.
Eds: Burin, Mabel y Meler, Irene. 2ª
Los seres humanos encarnamos un mis-
reimpresión. Argentina: Editorial Paidós,
terio, con riqueza y potencial inimaginable,
2001.
¿para qué reducirnos a una identidad rígida?,
¿por qué limitarnos a creer que ya está escri-
to todo nuestro comportamiento y todas las Coria, Clara. (2001). El amor no es como nos
maneras de deber ser? Esas actitudes limitan, contaron… ni como lo inventamos. 3ª
impiden descubrir otras formas de existencia, reimpresión. Argentina: Editorial Paidós,
otras maneras de actuar. En este sentido son 2005.
interesantes las ideas de Judith Butler: ¿por qué
no pensar en un escenario, en personajes, dán- Fernández, Ana María. (1993). La mujer de
donos la libertad de actuar diferentes libretos? la ilusión: Pactos y contratos entre
No tan estipulados ni estereotipados. La autora hombres y mujeres. 1ª reimpresión.
afirma que vivimos actuando pero tratamos Argentina: Editorial Paidós, 1994.
de encajar con los libretos hegemónicos: “El
acto que uno hace, el acto que uno ejecuta, es, Foucault, Michel (1976). Historia de la
en cierto sentido, un acto que ya fue llevado sexualidad. La voluntad del saber. Trad.
a cabo antes de que uno llegue al escenario” Ulises Guiñazú. 23ª edición. México:
(1998:306). Siglo Veintiuno, 1996.

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