Paulo Freire propone una pedagogía centrada en la actividad humana (praxis), una
pedagogía crítica que permita la concienciación de los individuos, y por tanto su liberación de una
relación social que se constituye como relación de dominación, de opresores sobre oprimidos, una
lucha entre sectarios y radicales, entre reaccionarios y revolucionarios. La crítica implica libertad,
pues implica la puesta en tela de juicio del statu quo, significa un ataque contra la sectarización que
la defiende y que se erige como un obstáculo para la emancipación de los sujetos al atar la
realización histórica del individuo a estructuras prefijadas. La pedagogía del oprimido se enmarca en
una lucha por la superación de la relación opresor-oprimido que permitirá a ambos superar esta
contradicción y crear un hombre nuevo. La radicalidad de la concienciación en ese sentido apunta a
que los sujetos sean capaces de reconocerse en la posición que les corresponde sean opresores u
oprimidos, pero la concienciación requiere de una praxis de transformación objetiva, es decir de
modificación de las estructuras de dominación.
Resignificando la educación:
La educación se define como una práctica social que tiene una intencionalidad y un objetivo
político. Es un espacio y una herramienta educativa que permite potenciar la capacidad de
los grupos populares para convertirse en sujetos de su propio proceso educativo.
Plantea contribuir a la transformación social, incorporando la dimensión de “acción” como un
principio orientador, una práctica efectiva y un objetivo de trabajo político-pedagógico al
mismo tiempo.
El adjetivo popular de la educación tiene que ver con los objetivos que se persiguen y que
se orientan a la construcción de un espacio político-social acorde a las necesidades de los
grupos.
La educación se define a su vez como un educativo democrático que se aleja radicalmente
del verticalismo, la jerarquía, el autoritarismo y la concepción “bancaria”.
Proceso continuo.
Práctica sistémica y de rigor científico social.
Papel protagónico del educando.
Educación que pone énfasis en los contenidos
Educación que pone énfasis en los efectos, educar para lograr cambios
Educación que pone énfasis en los procesos, dialogicidad, experiencia, horizontalidad.
El trabajo social tiene como fundamento los procesos de intervención social, estos se hallan
orientados a modificar en totalidad o en parte una realidad considerada como problemática o como
no resuelta por parte del Estado y sus instituciones. Estos procesos siempre se realizan de forma
consciente, voluntaria e intencionada, es decir hay fines valóricos, ideológicos o políticos de por
medio, sea como discurso o como práctica. El método de intervención en ese sentido busca cambios
o modificaciones y se orienta más que a los factores negativos, a las potencialidades y dinamismos
de las personas. Hay un cambio de enfoque que consiste en centrarse en lo positivo y lo dinámico
como fuente de las actividades y posibilidades comunitarias (De Robertis, 2003). En ese sentido el
trabajo social se articula en una dinámica que propicia los niveles de participación social activa y
Bibliografía
Freire, P. (1969). “La Educación como práctica de la libertad”. España: Siglo XXI de EspañaEditores.
Freire, P. (1996). “Política y educación”. México: Siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.
De Robertis, C. (2003). “Fundamentos del trabajo social. Ética y metodología”. España: Nau Llibres
Universitat de Valéncia.