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Paulo Freire y su contribución a la intervención socioeducativa

La educación como práctica de la libertad”

Paulo Freire propone una pedagogía centrada en la actividad humana (praxis), una
pedagogía crítica que permita la concienciación de los individuos, y por tanto su liberación de una
relación social que se constituye como relación de dominación, de opresores sobre oprimidos, una
lucha entre sectarios y radicales, entre reaccionarios y revolucionarios. La crítica implica libertad,
pues implica la puesta en tela de juicio del statu quo, significa un ataque contra la sectarización que
la defiende y que se erige como un obstáculo para la emancipación de los sujetos al atar la
realización histórica del individuo a estructuras prefijadas. La pedagogía del oprimido se enmarca en
una lucha por la superación de la relación opresor-oprimido que permitirá a ambos superar esta
contradicción y crear un hombre nuevo. La radicalidad de la concienciación en ese sentido apunta a
que los sujetos sean capaces de reconocerse en la posición que les corresponde sean opresores u
oprimidos, pero la concienciación requiere de una praxis de transformación objetiva, es decir de
modificación de las estructuras de dominación.

Algunos de los planteamientos centrales del autor

1. La concepción de educación: Para Freire hablar sobre el tema de la


educación, no es hablar neutralmente, evidentemente existen diferentes posiciones
enmarcadas en distintos discursos, lo que no debe impedir el diálogo entre los diferentes
sujetos. No hay crecimiento democrático fuera de la tolerancia. Le educación es
concebida como una práctica social e histórica que se da en un espacio tempo-espacial
y no en la intimidad de la cabeza de las personas (Freire, 1996).

2. La concepción bancaria de la educación: la tónica dominante de la


educación es narrar, siempre narrar, ello implica una relación entre el que narra y el que
oye. Una especie de transposición de contenidos alejados de toda experiencia de
quienes escuchan al narrador. Los oyentes no son más que depositarios de contenidos,
o dicho de en otras palabras, son receptores de sonidos vaciados experiencia, y por
tanto de significado. Ante esta educación “bancaria”, Freire propone el impulso de una
educación “libertadora” cuya finalidad es la superación de estos polos radicalmente

Fernando Valderrama Rojas


distanciados y absolutos, el del sabio- educador y el del ignorante-educando. La
superación de ambos polos permitiría una conciliación entre ambos y la posibilidad de
que cada uno se vuelva educador y educando al mismo tiempo.
La educación bancaria al no permite márgenes de acción para el educando
(dominado) le entrega al educador todas las facultades para ejercer una autoridad en
cuyo proceso educativo los educandos son meros objetos y no sujetos capaces que
piensen sobre el proceso educativo llevado a cabo, una imposición de pasividad

3. Dialogicidad: el diálogo como exigencia existencial, como un encuentro que


solidariza la reflexión, con el cual se crea el mundo. La educación liberadora, es aquella
que dialoga y por tanto aquella que permite la toma de conciencia, la reflexión y la
acción transformadora de las estructuras opresivas. Para Freire los elementos
constitutivos del diálogo son las palabras, la reflexión y la transformación, pues la
palabra auténtica en el diálogo es aquella que presenta una unión inquebrantable entre
reflexión y praxis. Lo que propone Freire al igual que otros autores es una educación
fundamentada en el diálogo que debe servir como plataforma para formar hacia la
responsabilidad social y política, y que supere la contradicción educador vs. Educando.
El diálogo en ese sentido no debe ser concebido como un método sino como una praxis
que debe considerar al otro como un legítimo otro. La actitud dialógica en la educación
difundida por los educadores y educadoras, se expresa en las condiciones de
horizontalidad de la comunicación, de respeto por la autonomía propia y de los otros, en
un espacio de lenguaje y relaciones donde nos encontramos como expresa Freire como
seres históricos, cognoscentes, afectivos, que participamos en la co-construcción de los
conocimientos, así como en una lectura crítica del mundo y de su transformación.

4. El proceso de concienciación: Para Freire alfabetizar es sinónimo de


concienciar. La alfabetización es más que el dominio psicológico y mecánico de las
técnicas de escribir y leer, es el dominio de las técnicas de leer y escribir de forma
conciente, es entender lo que se lee y escribir lo que se entiende, implica no un
repetición mecánica de cláusulas, de palabras, de sílabas, de incongruencias sino una

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actitud de creación y recreación. Supone una formación activa de la persona frente a su
contexto (Freire, 1969).

5. La educación problematizadora: La concienciación no puede disociarse de


la problematización. La educación debe estimular a la capacidad de cuestionar “lo dado”,
de construir un futuro que no está prefijado, se trata más bien de desarrollar la
capacidad de escoger y decidir, de rechazar toda postura que determine la historia
futura. La educación problematizadora pretende formar ciudadanos críticos, sujetos que
sean capaces de portar conocimientos, actitudes, valores que los preparen para la
acción cívica, la vida pública, la búsqueda y realización de una sociedad más
democrática. Esta educación sólo tiene sentido si ofrece a las comunidades la reflexión
sobre sí mismos y al mismo tiempo sus posibilidades. Se trata pues de formar una
conciencia que sea capaz de intervenir y transformar. Se trata no sólo de no sólo de
problematizar “lo dado” sino de educar para fomentar la capacidad social reflexión y
sentar las bases para una democracia (Ovelar, 2005).

6. Alfabetización como formación de ciudadanía: Para Freire (1996) Ciudadano


significa persona que tiene derechos civiles y políticos de un Estado, y la ciudadanía es
la puesta en práctica de la condición de “ciudadano”, es decir hacer uso de esos
derechos civiles y políticos. Es ciudadano quien ejerce sus derechos y quien contrae
respectivas obligaciones. Pensar en educación es pensar en las posibilidades reales que
tiene la práctica educativa en la formación de ciudadanía de carácter democrático,
teniendo en cuenta las condiciones favorables y los obstáculos que existen para
construir en la sociedades verdaderamente democráticas con mayores niveles de
participación y acceso a la toma de decisiones por parte de las grandes mayorías y con
miras a alcanzar mayores niveles de calidad de vida (Ovelar, 2005).

Resignificando la educación:

En concordancia con los planteamientos señalados por el autor, se vuelve necesario


referirse al concepto de educación popular como concepto articulador de toda una serie de
elementos conceptuales que resignifican la educación como un proceso de formación y capacitación

Fernando Valderrama Rojas


dentro de una perspectiva política, que pasa a formar parte de la acción organizada de grupos
marginados, vulnerados o excluidos. De este eje conceptual se destacan algunos aportes
importantes para la práctica socioeducativa que señalan Molina y Saint (2004):

 La educación se define como una práctica social que tiene una intencionalidad y un objetivo
político. Es un espacio y una herramienta educativa que permite potenciar la capacidad de
los grupos populares para convertirse en sujetos de su propio proceso educativo.
 Plantea contribuir a la transformación social, incorporando la dimensión de “acción” como un
principio orientador, una práctica efectiva y un objetivo de trabajo político-pedagógico al
mismo tiempo.
 El adjetivo popular de la educación tiene que ver con los objetivos que se persiguen y que
se orientan a la construcción de un espacio político-social acorde a las necesidades de los
grupos.
 La educación se define a su vez como un educativo democrático que se aleja radicalmente
del verticalismo, la jerarquía, el autoritarismo y la concepción “bancaria”.
 Proceso continuo.
 Práctica sistémica y de rigor científico social.
 Papel protagónico del educando.
 Educación que pone énfasis en los contenidos
 Educación que pone énfasis en los efectos, educar para lograr cambios
 Educación que pone énfasis en los procesos, dialogicidad, experiencia, horizontalidad.

Trabajo social y práctica socioeducativa

El trabajo social tiene como fundamento los procesos de intervención social, estos se hallan
orientados a modificar en totalidad o en parte una realidad considerada como problemática o como
no resuelta por parte del Estado y sus instituciones. Estos procesos siempre se realizan de forma
consciente, voluntaria e intencionada, es decir hay fines valóricos, ideológicos o políticos de por
medio, sea como discurso o como práctica. El método de intervención en ese sentido busca cambios
o modificaciones y se orienta más que a los factores negativos, a las potencialidades y dinamismos
de las personas. Hay un cambio de enfoque que consiste en centrarse en lo positivo y lo dinámico
como fuente de las actividades y posibilidades comunitarias (De Robertis, 2003). En ese sentido el
trabajo social se articula en una dinámica que propicia los niveles de participación social activa y

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consecuente con la magnitud y calidad de lo problematizado, la potencialidad de los actores y
posibilidad de movilización de recursos. Sin embargo para lograr dicho proceso se requiere
desarrollar procesos de capacitación, concientización, desarrollo habilidades en la toma de
decisiones, movilización de mecanismos para la obtención de recursos individuales o comunitarios.
Es por ello que no podemos desconocer la transversalidad de la acción educativa en el rol del
trabajador social en los diferentes ámbitos de intervención, no obstante este aspecto educativo del
trabajador social que atraviesa su labor como profesional, se puede observar que existe una mayor
afinidad tanto teórica como práctica entre lo que es la práctica socioeducativa y la intervención
comunitaria (el desarrollo comunitario y la organización de la comunidad) Cuyo proceso tiene que
ver con formas de prestación de apoyo y consecución de bienestar de una población determinada,
con su participación social directa y activa en el diagnóstico, análisis y resoluciones de las áreas o
dimensiones problemáticas que las afectan, así como la utilización, el impulso, la creación o la
obtención de recursos para ello (Martí, Pascual y Rebolledo, 2005).

Bibliografía

Freire, P. (1969). “La Educación como práctica de la libertad”. España: Siglo XXI de EspañaEditores.

Freire, P. (1996). “Política y educación”. México: Siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.

Ovelar, N. (2005). “Educación, política y ciudadanía democrática. A través de la especial mirada de


Paulo Freire. Fuente obtenida el 06 de junio de 2014 http://moourl.com/z742o

De Robertis, C. (2003). “Fundamentos del trabajo social. Ética y metodología”. España: Nau Llibres
Universitat de Valéncia.

Martí, J. Pascual. J. y Rebolledo, O. (2005). “Participación y desarrollo comunitario en medio urbano.


Experiencias y reflexiones. España: IEPALA editorial.

Molina, M. y Saint, M. (2004). “Modelos de intervención asistencial, socioeducativo y terapéutico en


trabajo social”. Costa Rica: Comisión Editorial de la Universidad de Costa Rica.

Fernando Valderrama Rojas

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