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Excerpta Adorno, Theodor (1998): Educación después de Auschwitz, en: Adorno, Theodor: Educación para la emancipación, Madrid: Morata,

pp. 79-92.
Por: Franklin Morocho.
Palabras clave: Mecanismos, autoridad, carácter manipulador,
El autor nos muestra los distintos mecanismos que influyen sobre los seres humanos para que estos hayan sido capaces de cometer las
atrocidades que se dieron en Auschwitz y como tomando conciencia de estos mecanismos se podría impedir que esto no se repita.
La perspectiva de esta excerpta se centra en dos aspectos: evidenciar los distintos mecanismos que influyeron para que la barbarie de Auschwitz
se haya dado y demostrar como la toma de conciencia de dichos mecanismos serían el camino para que la barbarie no se repita de nuevo.
Para Adorno es vano cualquier forma de educación mientras existan las condiciones que hicieron posible la barbarie de Auschwitz (Adorno
1998: 79). El autor menciona que tanto las ideas de Freud y de la Sociología muestran que la civilización tiene dentro de sí un carácter de
anticivilización (Adorno 1998: 79). “Si en el principio mismo de la civilización late la barbarie, luchar contra ella tiene consecuentemente algo
de desesperado.” (Adorno 1998: 79).
Según el autor si no se quiere caer en una retórica idealista se necesita tomar conciencia acerca del carácter desesperado, solo de esta manera
se impedirá que Auschwitz se repita. (Adorno 1998: 79-80). Se debe buscar dentro de los propios perseguidores los distintos mecanismos que
hacen posible que los seres humanos sean capaces de cometer las atrocidades perpetuadas. (Adorno 1998: 80). “Hay que sacar a luz los
mecanismos que hacen a los seres humanos capaces de tales atrocidades; hay que mostrárselas a ellos mismos y hay que tratar de impedir que
vuelvan a ser de este modo, a la vez que se despierta una conciencia general sobre tales mecanismos.” (Adorno 1998: 80-81).
Para Adorno los únicos culpables son aquellos que sin cuestionar nada descargaron su odio y agresividad sobre los débiles, las personas deben
ser disuadidas de golpear a otros sin reflexionar sobre sí mismos. (Adorno 1998: 81). “Un esquema confirmado por la historia de todas las
persecuciones es que la ira se dirige contra los débiles, sobre todo contra los percibidos como socialmente débiles y a la vez -con razón o sin
ella- como felices.” (Adorno 1998: 81).
Según Adorno para que no se repita lo sucedido en Auschwitz se necesita que la educación se enfoque en la infancia, sobre todo en la primera
infancia y también es necesario hacer consientes los motivos que llevaron a este horror. (Adorno 1998: 81). El potencial autoritario para el
autor es más fuerte de lo que podría imaginarse. (Adorno 1998: 82).
Según el autor varias personas que no quieren que se vuelva a repetir lo sucedido apelan al concepto de obligaciones, pero para Adorno las
obligaciones no son un mecanismo para que se pueda mejorar a la humanidad. (Adorno 1998: 82). “Por mi parte considero ilusorio esperar que
la apelación a obligaciones o incluso la exigencia de contraer otras nuevas sirva realmente para que el mundo y las personas mejoren.” (Adorno
1998: 82). Para Adorno las llamadas obligaciones llevan a las personas a un estado dependiente de órdenes, de normas que van en contra de la
propia razón del individuo. (Adorno 1998: 82-83). “La disposición de ponerse de parte del poder e inclinarse externamente, asumiéndolo como
norma, ante lo más fuerte, constituye la idiosincrasia típica de los torturadores, una idiosincrasia que no debe volver a levantar cabeza.” (Adorno
1998: 83). La única fuerza en contra del principio de Auschwitz es la autonomía, es decir, la capacidad de no entrar en el juego, la capacidad
para reflexionar y autodeterminarse. (Adorno 1998: 83).
Según el autor otro problema de la autoridad y la barbarie es el de la diferencia cultural que existe entre el campo y la ciudad, convirtiéndose
esta en otra de las condiciones para el terror, los torturadores de los campos de concentración usualmente eran jóvenes provenientes de familias
campesinas (Adorno 1998: 83). “Me permito a tomar nota del hecho de que probablemente en las zonas rurales ha avanzado menos la
superación de la barbarie que en otros lugares.” (Adorno 1998: 83). Para Adorno la superación de la barbarie en el medio rural es uno de los
objetivos más importantes de la educación, debido a que ni la televisión ni el resto de medios de comunicación han hecho gran cosa para que
esta situación cambie. (Adorno 1988: 83-84).
Para Adorno la violencia que se encuentra en los grandes centros poblados también guarda una estrecha relación con la estructura ligada a la
autoridad. (Adorno 1998: 84-85). Para el autor los seres característicos producidos por Auschwitz expresan por parte una ciega identificación
a lo colectivo y por otra están propensos a la manipulación de las masas. (Adorno 1998: 85). “Soy de la opinión de que lo más importante para
evitar el peligro de una repetición es combatir la supremacía ciega de todos los colectivos, fortalecer la resistencia a ellos arrojando luz sobre
el problema de la colectivización” (Adorno 1998: 85). Para el autor esto converge en lo que se conoce como la dureza. (Adorno 1998: 85).
“Quien es duro consigo mismo se arroga el derecho de ser duro también con los demás.” (Adorno 1998: 86). Para el autor es importante hacer
consiente este mecanismo, así como promover una educación en la que no se premie el dolor ni la capacidad de soportarlo, el temor no debe
ser reprimido se necesita tener tanto temor como la realidad lo amerite (Adorno 1998: 86). Según Adorno las personas que se inmiscuyen a
ciegas dentro de los colectivos poseen un carácter manipulador, para que lo sucedido en Auschwitz no se repita es necesario saber cómo aparece
este carácter manipulador mediante psicoanálisis prolongados a los culpables de Auschwitz (Adorno 1998: 86-87).
Según el autor las personas que no cuentan con la capacidad amar se convierten en personas frías, sin la frialdad de los hombres que se
mostraron indiferentes a lo que les ocurría a los demás Auschwitz no hubiera sido posible. (Adorno 1998: 88-89). “Si algo puede ayudar al
hombre contra la frialdad generadora de desdicha es el conocimiento de las condiciones que determinan su formación y el esfuerzo por oponerse
a ellas en el ámbito individual.” (Adorno 1998: 90).
Para Adorno el conocimiento de los mecanismos es totalmente necesario para que lo sucedido en Auschwitz no se repita, quienes manifiestan
que lo allí sucedido no están grave están defendiendo y podrían estar dispuestos a colaborar si esto volviera a ocurrir. (Adorno 1998: 90). “Si
la conciencia cultural en su conjunto tomara buena nota del carácter patógeno de los rasgos que en Auschwitz jugaron un papel tan grande, las
personas podrían tal vez controlarlos mejor.” (Adorno 1998: 91).
Según Adorno la educación política es la encargada de hacer que Auschwitz no se repita, para esto no debe tener miedo de enfrentarse a los
poderes establecidos sean del tipo que fueren. (Adorno 1998: 91). “Para ello tendría que transformarse en sociología, es decir, tendría que
insistir sobre el juego de fuerzas sociales que tiene lugar por debajo de la superficie de las formas políticas” (Adorno 1998: 91)

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