“Una oveja en apuros”

Érase una vez una oveja llamada Josefina, debido a que era muy elegante, educada
y fina. Un día Josefina se encontraba en su casa desayunando con su amiga Ely, la
que había ido a contarle de su embarazo de tres semanas. Mientras charlaban sobre
el posible nombre de la criatura, comenzó a sonar la alarma de alerta anti lobos que
Josefina, la oveja, había comprado para protegerse de sus principales depredadores.
Cuando la alarma estaba en pleno funcionamiento, Josefina comenzó a arreglar su
equipaje porque se sentía cansada del constante acoso de estas bestias. Pensó que
a pesar de ser muy feliz en ese lugar debía buscar paz y tranquilidad.
Ely estaba muy asustada por el ataque del lobo, pero Josefina comprendiendo su
estado se tomó el tiempo para calmarla. Sin embargo, la amiga de la oveja seguía
muy nerviosa, aun cuando su tierna amiga le explicaba que estaba a salvo.
Para relajarla un rato, Josefina decidió darle un tecito y además galletas, lo que
finalmente logró apaciguar a su amiga.
La oveja tenía todo organizado para escapar al fundo de su abuelo, la que se
encontraba ubicada en la comuna de Santa Ramona. En ese lugar había dejado las
provisiones necesarias para sobrevivir más de un año, aunque tenía claro, que
estaría menos tiempo.
Mientras terminaba de empacar, el teléfono de Ely comenzó a vibrar. Quien llamaba
era Jhon, el esposo de Ely, puesto que ya había pasado mucho tiempo sin saber de
su esposa.
Cuando conversaban, la joven comentó que su amiga se iría del pueblo al fundo de
Santa Ramona, y por consiguiente sería muy difícil poder ir a visitarla. El muchacho
la escuchó con atención y le dio una muy buena idea, la que consistía en crear una
cuenta en Skype para mantener teleconferencias y así no perder el contacto.
Al cortar, su amiga Josefina insistió en que le contara de esta idea, por lo que Ely le
reveló los detalles del plan para no perder el contacto.
Habían pasado ya varias horas desde que el lobo se había presentado en la casa, por
lo tanto ya se no se encontraba en el lugar. Ely decidió marcharse tal como si fuera
un ninja, para no ser atrapada por el lobo, a pesar de que ambas conocían la tremenda
habilidad que ésta tenía para escaparse de las situaciones difíciles.
Antes de despedirse Josefina le pidió que la abrazara fuerte, tal como lo hacían cada
tarde cuando eran niñas. Se dieron el abrazo y prometieron volver a juntarse pronto.

Francisco Barahona Y.
Sexto Básico C