^MVNDO
A n ig v o
,
Esta historia obra de un equipo de cuarenta profesores de va
f im m ,
rias universidades españolas pretende ofrecer el último estado
,
de las investigaciones y, a la vez ser accesible a lectores de di
HISTORIA versos niveles culturales. Una cuidada selección de textos de au
, ,
tores antiguos mapas, ilustraciones cuadros cronológicos y
orientaciones bibliográficas hacen que cada libro se presente con
°^MVNDO ,
un doble valor de modo que puede funcionar como un capítulo
del conjunto más amplio en el que está inserto o bien como una
ANTÎGVO monografía. Cada texto ha sido redactado por. el especialista del
tema, lo que asegura la calidad científica del proyecto.
ROMA
Director de la obra:
Julio Mangas Manjarrés
(Catedrático de Historia Antigua
de la Universidad Complutense
de Madrid)
Diseño y maqueta:
Pedro Arjona
J. F. Rodríguez Neila
Indice
Págs.
!. La crisis republicana......................................................................................... 7
1. La ruptura de la unidad política .............................................................. 7
2. Los elementos político-sociales de la crisis ........................................... 11
3. La política exterior ...................................................................................... 12
VIL La dictadurasilana.............................................................................................. 67
1. La destrucción de los enemigos ............................................................. 67
2. La reforma de las instituciones .............................................................. 69
3. La retirada de Sila ..................................................................................... 72
Cronología..................................................................................................................... 73
Bibliografía ................................................................................................................... 77
Los G racos y el com ienzo de las G uerras Civiles 7
I. La crisis republicana
nos teóricos a la am plia com petencia perm itir un juego libre y a m enudo
de intereses que los diferentes grupos falto de escrúpulos, y ésto ya se había
de presión senatoriales pudieran em visto claro desde el m om ento en que
p render dentro de la palestra institu el desarrollo de un estam ento senato
cional del Estado. La ausencia de una rial bien consolidado en la cúspide
carta constitucional definida, que ga del poder no había dejado de efec
rantizara las diferentes esferas de ac tuarse sin m enoscabo de otras institu
tuación y perfilara adecuadam ente el ciones más populares, com o los co
papel de cada pieza política, podía micios, reducidas en m uchos aspee-
10 AkaI Historia del M undo Antiguo
obra servil, pero p o r otra parte podía na política u n a dura e im placable lu
ser una solución tan to al problem a de cha entre el tribuno, cada vez m ás ex
la em igración in controlada del cam trem ista e incluso aislado en la de
po a las ciudades, asfixiadas p o r el in fensa de sus ideales, y una oposición
crem ento de u n a plebe m enesterosa, senatorial infatigable, una contienda
com o al radical descenso de la cifra en la que las partes en litigio no d u
de ciudadanos-propietarios, que tan d aría n en forzar las reglas de un ju e
hondam ente h ab ía repercutido en el go co n stitu cio n al trad ic io n a lm e n te
reclutam iento del ejército censitario. aceptado. Por lo pronto, Tiberio, em
Q uienes elab o raro n este proyecto pleando sus poderes tribunicios, de
de ley eran claram ente conscientes cretó el estado de iustitium, lo que su
del im pacto que su presentación p o ponía la inm ediata paralización de
día causar entre los sectores m ás con las actividades públicas y los nego
servadores, y sabían de sobra que el cios privados. A renglón seguido, con
recurso a las m asas era la m ejor vía vocó a la asam blea (comitia tributa)
para conseguir sus objetivos. Puesto para plantearle la condena del tribu
que el en fren tam ien to se perfilaba no Octavio quien, por decisión u n á
com o un a abierta divergencia entre nim e, fue violentam ente despojado
los más pobres, en su m ayoría plebe de sus atribuciones. Esta iniciativa,
yos, y los m ás ricos, en su m ayoría se inspirada en las teorías helénicas so
nadores, parecía evidente que cual bre el gobierno directo del pueblo y el
quier estudio previo a la lex agraria en carácter revocable de las m agistratu
el Senado, antes de som eterla a vota ras, significaba u n a ex tra o rd in aria
ción en los comicios, com o había sido novedad en el panoram a institucio
siem pre costum bre, significaba co n nal rom ano. La figura del tribuno,
d enar el proyecto al m ás absoluto fra am parada en su inviolabilidad, siem
caso. Tiberio optó p o r presentar la ley pre había sido respetada, por lo que
directam ente en la asam blea, pero el la actitud de G raco venía a ser un h e
clan senatorial se aprestó a u n a dura cho sin precedentes, no sólo p o r lo
resistencia recurriendo al peso de sus que la deposición de Octavio podía
clientelas. El día de la votación acudie suponer com o recurso excepcional,
ron en m asa, para apoyar a la plebe objeto de escándalo y fuertes críticas
urbana, gran cantidad de cam pesinos desde m uchos sectores, sino por el
e incluso aliados. C u ando la situa papel activo y com bativo que desde
ción parecía que iba a inclinarse a fa ahora iba a arrogarse el tribunado de
vor de Tiberio, respaldado por un alto la plebe al servicio de causas políticas
núm ero de votantes, el Senado recu definidas com o «populares».
rrió a la intercessio esgrim ida por O c El ataque contra Octavio le enaje
tavio, otro tribuno de la plebe, a u n nó a Tiberio los apoyos que había te
que v en d id o a los in tereses de la nido entre los sectores reform istas de
aristocracia. Pese al m agnífico d is la aristocracia, y le convirtió en un lu
curso pronunciado p or Tiberio en de chador casi solitario, am parado ú n i
fensa del proyecto, cuyo contenido cam ente en el respaldo que la voluble
nos ha llegado, el veto de Octavio p a m asa p opular pudiera prestarle. Sin
ralizó la activ id ad com icial, d iso l ningún veto en contra, la ley agraria
viéndose a renglón seguido la asam pudo salir en principio adelante, pero
blea. pronto quedó claro que la com isión
La respuesta de Tiberio G raco ante encargada de ponerla en práctica iba
esta actitud reaccionaria y m an ip u la a encontrar m últiples dificultades es
dora de la oligarquía no fue m enos tim uladas desde el lado m ás conser
radical y aventurada, y a p artir de este vador. E stablecer u n a clara d istin
m om ento se desarrollaría en la esce ción entre tierras privadas y públicas,
Los Gracos y el comienzo de las Guerras Civiles
Retrato de un patricio
(primera mitad del siglo I a. C.),
Roma, Museo Torlonia
o saber en cada caso qué extensiones micos, que debía suministrar un Estado
h abía que confiscar por sobrepasar cuyo aparato ejecutivo estaba en m a
sus poseedores los m árgenes estable nos del estam ento senatorial. La co
cidos por la ley, eran tareas com plica m isión recibió m edios m uy deficien
das y lentas, que no dejarían de susci tes y quedó prácticam ente paralizada.
tar controversias jurídicas. La com i Ante esta situación Tiberio reaccionó
sión consiguió ser dotada de los nece proponiendo a la asam blea popular
sarios poderes legales para actuar con que la herencia dejada a la República
efectividad, pero p ara indem nizar a por Atalo III de Pérgam o fuese inver
Irá desposeídos o pro porcionar a los tida en p o ten cia r económ icam ente
nuevos colonos los instrum entos ne las actividades de la com isión agra
cesarios para explotar sus nuevas tie ria, usándola com o capital de explo
rras se necesitaban recursos econó tación.
22 Akal Historia del M undo Antiguo
tratura tal proyecto, alcanzara su ob mos sobre esta ingente obra acom eti
jetivo, cosa que no pudo evitar, a u n da p o r el m enor de los G racos es muy
que logró que el n u e v o c ó n s u l, parcial y contradictoria, pero parece
inmediatamente después de su elec evidente que sus iniciativas no fueron
ción, fuese enviado de cam paña a las tom adas irreflexivam ente pues, como
Galias. No obstante, u n a c o n te c i se deduce de su discurso de legibus
miento imprevisto vino a agravar las promulgatis, pronunciado en los pri
tensiones que ya se habían suscitado meros meses de su m agistratura, to
en el seno de las ciudades italianas. dos los proyectos fueron m editados e
Al ver que Fulvio Flaco no iba a p o integrados en un concienzudo p ro
der defender, como tenía previsto, el gram a político destinado a dar urgen
plan de concesión de la ciudadanía tes soluciones a los más acuciantes
romana a los aliados, la localidad la problem as que estaban m inando pro
tina de Fregellae se rebeló, un presagio gresivam ente la sociedad rom ana. Al
de la futura «Guerra de los Aliados». igual que ocurre con Tiberio G raco,
La respuesta del Senado fue fulm i no hay tam poco que ver en Cayo a un
nante, y la ciudad sublevada fue des revolucionario popular, enfrentado en
truida para que su ejemplo sirviera de solitario a su propia clase, y empeñado
escarmiento. en cam biar hasta sus raíces las estruc
turas políticas, sociales y económicas
4. El tribunado de Cayo Graco del viejo Estado republicano. Cayo,
y su actividad legislativa por su formación y entorno familiares,
procedía del estamento senatorial, al
Fue en este ambiente de pasiones en igual que sus más directos colaborado
contradas y esperanzas defraudadas res, pero sí era consciente de que el ex
cuando Cayo Graco se presentó como clusivismo dirigente de la egoísta oli
candidato al tribunado de la plebe garquía a la que pertenecía estaba
para el año 123. Hom bre elocuente y, convirtiendo la m aquinaria del Estado
tal como lo presenta la tradición, a p a en u n a p a ra to esclerotizado, irres
sionado y con dotes de líder, había ponsable e inadaptado a las nuevas
participado desde años atrás en las circunstancias históricas. Rom a ne
actividades de la famosa com isión cesitaba del equilibrio constitucional,
agraria, y había defendido con idénti de la integración en la gestión de go
co interés el proyecto de Fulvio Flaco. bierno de nuevos sectores sociales, de
Ejerció como procuestor en C erdeña, un control más efectivo de sus m agis
puesto que abandonó sin au to riza trados, para responder al reto de tan
ción para acudir a Roma en busca del tos y tantos problem as que en los últi
tribunado. Esta actitud le valió duras mos decenios habían ido acum ulán
críticas por parte de la oligarquía se dose. Para Cayo resultaba evidente
natorial, que deslizó igualm ente la que el organism o m otor de toda esta
acusación de que, tras los sucesos de pro fu n d a reform a tenía que ser la
Fragellae, había estado la m ano de asam blea popular, cuya capacidad de
Cayo. Tales m aniobras no pudieron iniciativa dependía en buena parte de
impedir, sin embargo, que Cayo re las ilusiones que en ella p u d ieran
sultara nombrado tribuno, cargo para suscitar los tribunos de la plebe com o
el que sería reelegido al año siguiente. elem ento ejecutor del cam bio, sobre
A partir de este momento se lanzaría la b ase de n u ev o s av a n ces re fo r
a una gran actividad legislativa, que mistas.
vendría de nuevo a poner a prueba No es posible, a tenor de la confusa
los fundamentos institucionales del d o cu m e n ta c ió n d isp o n ib le, e n c u a
Estado romano. d ra r con exactitud cronológica las di
La información de que d isp o n e ferentes leyes im pulsadas por Cayo
Los Gracos y el comienzo de las Guerras Civiles 25
G raco, pero es factible conocer su diar los más acuciantes problemas so
contenido. La Lex ab actis, que nos ciales, sin quedar coartada, o incluso
transm ite P lutarco com o una de las anulada, por los obstáculos legales que
prim eras, im pedía que un m agistrado habían acabado por elim inar a Tiberio
destituido p or el pueblo pudiera re Graco de la escena política. Cayo dio
vestir otro cargo público. C on esta nuevos bríos a los trabajos de la comi
disposición, de la que probablem ente sión agraria, de la que formaba parte,
tenem os un fragm ento epigráfico en m ediante una lex agraria, que proba
la llam ada Lex Latina tabulae Banti blemente suponía devolver a los triun
nae, se pretendía au m en tar el control viros sus poderes judiciales. N o obstan
del pueblo sobre sus representantes, te, en esta nueva etapa, precavidos ante
los tribunos de la plebe, a fin de evi la experiencia anterior, los triunviros
tar, com o frecuentem ente había ocu actuaron con menos precipitación, cen
rrido, que se convirtieran en simples trando esencialmente sus trabajos en
instrumentos de los intereses del Sena áreas donde se atacara menos los inte
do. Por su parte, la denom inada Lex reses del orden senatorial.
Sempronia de provocatione prescribía la Q uedaban aún vigentes el acucian
necesidad de un decreto popular para te problem a de los aliados y la reanu
em prender cualquier causa que en dación de las tareas de parcelación
trañ ara un a condena capital. Se trata que tantos conflictos h ab ían provoca
ba de salvaguardar así el derecho de do, pero el nuevo líder p opular consi
ap elació n (ius provocationis) de que guió hacer frente a am bos retos con
disfrutaba todo ciu d adano rom ano, dos proyectos de enorm e trascenden
im pidiendo que se reprodujeran si cia: d ar a la com isión agraria potesta
tuaciones com o la violenta persecu des para que pudiera disponer no sólo
ción judicial de la que habían sido víc del escaso ager publicus italiano, sino
timas en el 132 los partidarios de T i del que en gran cantidad ofrecían las
berio G raco por parte de la aristocra provincias; y p lan tear los futuros re
cia senatorial. El castigo para quien partos de tierras no sólo a título in d i
fuera acusado de no respetar esta ley vidual, sino colectivo, lo que suponía
era el destierro, pena que recayó en d ar un gran im pulso a la fundación
Popilio Lenas, uno de los más ardien de asentam ientos coloniales, entre los
tes perseguidores de la facción graca- que contaron Scolacium (M inervia) y
na. O tra ley, en conexión evidente Tarento (N eptunia), y la instalación
con la anterior, establecía una tajante de 6.000 colonos en la colonia Iuno-
condena para aquellos senadores o nia, en el em plazam iento de la des
m agistrados que buscasen por cual truida C artago (Lex Rubria). La dife
q u ier m edio la elim in a ció n de un rencia entre estas colonias y las que el
enem igo político. Era lugar com ún Estado republicano había fom entado
que los tribunales, m anipulados por tiem po atrás, radicaba esencialm ente
los m iem bros del clan senatorial, uti en su finalidad y com posición social.
lizaban frecuentem ente falsas acusa N o se trataba tanto de establecim ien
ciones o pruebas contra sus adversa tos m ilitares, destinados a controlar
rios, y recurrían a cualquier m edio un territorio enemigo recientemente con
ilícito com o el soborno. quistado, sino más bien de fundacio
C on esta base legal, que significaba nes con propósitos económicos, en las
introducir nuevas pautas de conducta que encontraron acomodo no sólo el
y una m ayor exigencia de responsabi propietario agrario, beneficiado con
lidad en el m arco de la adm inistra los repartos de tierra, sino tam bién ar
ción rom ana, podía tener m ás am plio tesanos y comerciantes instalados en
margen de m aniobrabilidad cualquier colonias que reunían asimismo la con
iniciativa tribunicia que buscara reme dición de puertos. E n conexión con
26 AkaI Historia del Mundo Antiguo
este deseo de estim ular las actividades vo entre las m asas que, pese a las
mercantiles estaría el plan gracano de fuertes críticas suscitadas en el sector
im pulsar la construcción de calzadas senatorial, supo capitalizar adecua
en Italia. dam ente en favor de sus proyectos le
O tras leyes de Cayo G raco busca gislativos. Por otra parte, y con la de
ron rem ediar algunos de los probíe- no m in ad a Lex militaris, Cayo buscó
mas más acuciantes que inquietaban no sólo liberar a los m enores de dieci
no tanto a la plebe rústica, com o a la séis años de la obligatoriedad del ser
m ultitudinaria población que se h a vicio m ilitar, sino tam bién responsa
bía ido acum ulando en Roma. U na bilizar al E stado del equipam iento de
cuestión a m enudo agravada era la los soldados.
del abastecim iento de cereales a la Es indudable que la obra em pren
Urbs y la necesidad de evitar las osci dida por G raco, de llevarse totalm en
laciones que su precio sufría en el te a efecto, tenía que introducir nue
m ercado. U na Lex frum entaria p re vos principios en la forma de entender
sentada p o r Cayo regularizó las dis el papel del Estado con relación al
tribuciones m ensuales de trigo a pre contexto social. Llevar adelante algu
cios estables, m edida que beneficiaba nos de estos proyectos obligaba a la
esencialm ente a los ciudadanos m ás R epública a invertir ingentes recursos
pobres, que qued ab an así liberados económ icos, pero ahí radicaba preci
de la frecuente especulación. C on ello sam ente uno de los cam bios que la
rom pió la p o p u larid a d y clientelas facción gracana estaba m ás interesa
que ganaban los poderosos m ediante da en introducir: el Estado tenía que
los m unificentes repartos frum enta m odificar radicalm ente su im agen, y
rios. No sabem os qué alcance tuvo no sólo su im agen, sino tam bién sus
esta iniciativa, pero parece indudable principios de gestión. El aparato de
que le dio a G raco un enorm e atracti gobierno, las provincias, el erario pú-
i.
blico, los tributos, etc., no podían ser dos fueran ju zg ad o s lenitivam ente
ún icam ente u tilizados en provecho por sus pares, los m iem bros de los tri
de la oligarquía dom inante, sino res bunales (quaestiones de repetundis) se
ponsablem ente invertidos en favor de rían escogidos entre ciudadanos no
los diferentes sectores de la sociedad pertenecientes al estam ento senato
rom ana. Era u na quim era, desde lue rial. Se endurecían las penas contra
go, esperar que la aristocracia senato los inculpados, y se perm itía que los
rial cediera el usufructo de sus tra provinciales afectados pudieran pre
d ic io n a le s p re b e n d a s , y d e sv ia ra sentar sus quejas directam ente, no a
m uchos de los recursos económicos través de un patrono senatorial. Se
que controlaba en favor de una políti gún la inform ación transm itida por
ca de gran alcance social que, m ode autores com o Varrón, Cicerón y D io
lada sobre parám etros más propios doro, los nuevos jueces, que a m enu
del p e n sa m ie n to lib era l griego, se do serían llam ad o s Gracchani p o r
presentaba a los ojos de la nobilitas u na m alévola tradición, fueron reclu
m ás reaccionaria com o un verdadero tados enteram ente entre los indivi
experim ento revolucionario. E staba duos de categoría ecuestre, quienes
claro que si Cayo G raco quería finan p or dignidad, conocim ientos e inde
ciar adecuadam ente sus planes debía p e n d e n c ia eco n ó m ica p o d ía n res
buscarse él m ism o un potente respal ponsabilizarse m ejor de unas tareas,
do económico. La provincia de Asia com o las judiciales, que no estaban
podía ser una solución, si se sabía ex pagadas, y en las que fácilmente se
plotar sus recursos. Puesto que el Es podía ser sobornado. Se ha hablado
tado carecía de m edios adm inistrati de que la ley se habría inspirado en
vos p a ra g a r a n tiz a rs e u n a ágil y los dem ocráticos tribunales de Ro
exhaustiva recaudación, parecía con das, paralelo tam bién patente en la
veniente arren d ar m ediante subasta Lex frumentaria. C on la Lex de repe
el cobro de los im puestos a las pode tundis quedó en el am biente uno de
rosas com pañías de publicanos, en los caballos de batalla que en adelan
cargándose de tal actividad los censo te contribuirían más a desestabilizar
res. Eso fue lo que pretendió conseguir la sociedad rom ana: el enfrentam ien
la Lex Sempronia de provincia Asia, to entre senadores y caballeros para
aunque el proyecto diera pie a la sos hacerse con el control de los tribuna
pecha de que Cayo estaba intentando les, división de la que la historiografía
atraer a su b ando al sector más com posterior responsabilizó a Graco. El
prom etido con el m anejo de las fi conílicto no llegó a estallar todavía en
nanzas, el segundo estam ento del Es época de Cayo, quien no pudo encau
tado, el ecuestre. La introducción de zar en su favor un peso político que los
n u ev o s im p u e s to s y d e re c h o s de equites aún no tenían, si bien algunos
adu an a quedaba tam bién contem pla testimonios señalan que intentó incluir
da com o otra altern ativ a p ara a u en el Senado a algunos caballeros. El
m entar los fondos del tesoro público. líder popular sólo buscó con ello cortar
Queda, finalm ente, la más discuti los abusos de poder en que frecuente
da de las leyes gracanas, la Lex de re mente incurrían los magistrados sena
petundis, cuyo exacto contenido aún toriales. Pero pronto la irrupción de
suscita m uchas dudas. Su objetivo los publicanos en el m arco de gan an
fundam ental era san ear la adm inis cias que ofrecía la provincia de Asia
tración provincial asegurando un pro iba a poner de m anifiesto que dicho
cedim iento judicial m ás radical e im estam ento, am parado en su base eco
parcial contra los m agistrados acu nóm ica, em pezaba tam bién a alber
sados de corrupción. A partir de en gar esperanzas de u n a coparticipa
tonces, para evitar que tales m agistra ción en la gestión política del Es
28 Akal Historia del Mundo Antigüe
Paso de San
Gotardo
Paso de A colonias latinas
Stilfser Joch A colonias romanas
colonias posteriores
/ ♦ a los Gracos
Paso de San
Bernardo
Augusta
φ Ρ Γ β β Ιο π β INSUBRES ■• • A
Aquilela
SALASOS
CENOMANOS >fp·
Δ Luna
A Ariminum
Pisauru'm- Δ
Pisae
Arnus Sena Gallica Δ
Galia Cisalpina
y ®
E SP6»)
W -v -v
Capsa
la aprobación de la ley agraria conso tre las facciones en juego. Con unos
lidó de m om ento la alianza entre M a éxitos m ilitares que h ab ían devuelto
rio y Saturnino, que significaba una la confianza a la inquieta plebe ro
garantía para sus intereses, y sem bró m ana, y con el respaldo que le daban
un a gran inquietud en las filas de los sus veteranos, el vencedor de Yugurta
grupos senatoriales, que se m oviliza era el hom bre m ás asentado en el ta
ron activam ente p ara hacer frente al blero p o lítico , q u ien m ejo r p o d ía
irresistible ascenso de los populares, convertirse en adalid tanto del sector
entre los que se co n ta b a n algunos de los populares, com o de aquellos
m iem bros de la oligarquía nobiliaria. núcleos ecuestres con los que m ante
A provechando el retorno de M ario a nía cordiales lazos. U n nuevo plan de
la G alia en el 103, y el cese de S atur acción conjunta quedó fraguado, con
nino com o tribuno, el poderoso clan el objetivo de obtener en las eleccio
de los M etelos hizo valer su fuerza. nes del año 100 otro consulado para
La ocasión la dio el propio Saturnino M ario, que sería el sexto, el tribunado
quien, para dem ostrar ante el pueblo para Saturnino, en tal caso el segun
que su causa no era m ás que la conti do, y la pretura para G laucia. Eran
nuación de la que an tañ o habían de tales los intereses que se dilucidaban,
fendido los G racos, no tuvo escrúpu y tan fuerte la tensión que en ese m o
los en utilizar a un oscuro individuo m ento vivía Rom a, que las elecciones
para que se hiciera p asar por hijo de no pudieron desarrollarse con nor
Tiberio G raco. La m aniobra tuvo eco m alidad. Frente a los candidatos pre
popular, y puso de relieve hasta qué sentados por la aristocracia senato
punto la m em oria de los G racos se rial, M ario, S aturnino y G laucia re
guía a ú n vigente. N o o b stan te los sultaron elegidos sim plem ente por un
censores, que pertenecían al círculo acto de fuerza de las masas. El hecho
de los M etelos, se negaron a incluir al venía nuevam ente a poner de m an i
falso G raco en las listas de ciu d ad a fiesto hasta qué punto la violencia fí
nos, e intentaron un golpe de más fuer sica y la m anipulación popular se h a
za con la exclusión de S aturnino y b ían im puesto por su p ropio peso
G lau cia del Senado. Tanto en este com o técnicas para el éxito político.
asunto, com o cuan d o se le llevó ante Pronto, sin em bargo, quedaría de
los tribunales p o r h ab er acusado a m ostrado que el entendim iento entre
los enviados de M itrídates del Ponto M ario y los líderes populares, em pe
de dejarse so b o rn ar por el Senado, ñados m ás en conseguir am biciosos
S aturnino pudo salir incólum e gra objetivos personales, que en llevar a
cias a la gran presión popular, que cabo la acción reform adora que el
dem ostró cóm o el antiguo tribuno, Estado rom ano estaba necesitando,
pese a su condición ahora de sim ple era algo inestable, que podía fracasar
privado, seguía teniendo un enorm e en cualquier m om ento. Era im pres
ascendiente entre las masas. Al pare cindible, ante todo, resolver la situa
cer los populares, interesándose por ción planteada una vez m ás por los
los asuntos de Asia (lograron en el licenciados de la guerra contra los
101 la aprobación de im portantes m e cim brios, que esperaban recibir un
didas contra la piratería en el M edite trato sim ilar a los veteranos instala
rráneo Oriental), deseaban poner de dos en Africa. Sendas leyes agraria y de
nuevo en entred ich o la tradicional coloniis aprobaron el reparto de lotes
capacidad del Senado para decidir en individuales entre los soldados en las
lo concierniente a la política exterior. tierras galas conquistadas al enem i
El retorno victorioso de M ario, tras go, así com o la fundación de colonias
fin a liz a r la guerra co n tra los cim en las provincias de Africa, Acaya,
brios, vino a au m en tar la tirantez en M acedonia, C erdeña y Sicilia. A M a-
44 Akal Historia del M undo Antiguo
El Senado presionó a M ario para que, rio se daba cuenta de que su p o pula
como cónsul, restableciera el orden rid a d h a b ía registrado un n o tab le
en el Estado, p o niendo en vigor el se descenso, y so lam en te le q u ed a b a
natus consultum ultimum votado en la com o salida trata r de recuperar su
asam blea de los patres. Entre seguir prestigio, com o antaño, lejos de la
am p aran d o a sus antiguos aliados Urbs. En ese m om ento el área más
populares, o defender la estabilidad conflictiva para el Estado republica
interna de Rom a, en beneficio de la no era probablem ente Asia M enor,
oligarquía nobiliaria, M ario escogió donde operaban con enormes ganan
esta segunda salida, encargándose de cias las com pañías com erciales y los
rep rim ir los d esó rd en es. El sector publicanos de la clase ecuestre, entre
ecuestre le siguió en esta coyuntura y los que M ario contaba con buenas
tam bién hizo frente conjunto con la alian zas. Tan d eso rb itad a ex p lo ta
aristocracia senatorial para defender ción económ ica había provocado ya
la supervivencia de las instituciones. un trem endo m alestar entre la pobla
La propia plebe u rbana, m anipulado ción, que veía a la adm inistración ro
una vez m ás su descontento contra m ana bajo el prism a de la opresión y
las m edidas que favorecían a la plebe la injusticia. N o se ocultaba a los po
rústica o a los itálicos, secundó la ac líticos m ás sagaces del m om ento, y
ción oficial y se encam inó al C apito M ario se encontraba entre ellos, el
lio, donde se h ab ían refugiado Satur gran peligro que significaba para la
nino y sus p artid ario s, encabezada estabilidad de la zona las am biciones
por los m agistrados. La resistencia de del vecino rey M itrídates del Ponto. A
los sediciosos fue inútil, pese a las ga p artir de ah o ra quedaba claro que
rantías dadas p o r M ario, y term inó una de las m ás im portantes bazas de
con la m uerte de los sitiados. Fue así la política rom ana se iba a jugar en el
como se cerró una agitada etapa tran- Oriente.
sicional, que iba a d a r paso a otro pe La ausencia de M ario facilitó a la
ríodo decisivo para la supervivencia oligarquía senatorial la tarea de liqui
de la República. dación de los restos del partido p opu
lar, que ahora se encontraba sin líde
3. La reacción senatorial res destacados. U na cadena de juicios,
en los que obviam ente los m iem bros
Si alguien había quedado en difícil del orden ecuestre tuvieron u n a acti
situación tras los azarosos aconteci va participación, se desató con los
mientos del año 100 era, sin duda, m ás fútiles pretextos contra quienes
Mario. La actividad política de Satur hab ían secundado a Saturnino, d a n
nino le h abía colocado en una situa do rienda suelta a las venganzas per
ción com prom etida ante los senado sonales. El Senado se garantizó, ade
res y la propia plebe. Bien es verdad más, los recursos legales necesarios
que gracias a su prestigio en el Seno para m an iatar en lo posible las in i
del Estado los proyectos legales de su ciativas de la asam blea popular. Pero
desaparecido aliado no fueron dero una vez que el enem igo estuvo derro
gados de inm ediato, aunque tam poco tado, y los privilegios de casta bien
llevados a la práctica, pero en tan crí salvaguardados, nuevam ente salieron
tica coyuntura el vencedor de los cim a la superficie la discordias internas
brios no había tom ado partido clara entre las diferentes facciones de la no
mente por la causa popular. Tampoco bilitas, incapaces, por sus am biciones
se había m ostrado decidido a la hora y egoísmos, de encontrar la vía apro
de reprim ir los disturbios que habían piada para co o rd in ar u n a enérgica
asolado Rom a, por lo que en el S ena gestión tendente a evitar la ruina del
do se desconfiaba de su persona. M a Estado rom ano.
Los G racos y el com ienzo de las Guerras Civiles 47
en el que se lucirían las tropas h isp a Pompeyo E strabón im pulsó una Lex
nas bajo su m ando. En el sur, sin em Pompeia (89 a. C.), que reconocía el
bargo, los resultados fueron desfavo Ius Latii a los habitantes de las co
rables para la causa rom ana, pues no m arcas situadas entre los Alpes y el
solam ente se rebelaron las regiones río Po, la denom inada G alia C isalpi
de L ucania y A pulia, sino que las m i na. C on estas conciliadoras ofertas se
licias sam nitas de Papio M utilo con pretendía, obviam ente, estim ular las
siguieron apoderarse de varias locali deserciones entre las com unidades
d a d e s de C a m p a n ia . E tru s c o s y itálicas que todavía no h ab ían d e
um bros no tardaron m ucho en ad h e puesto las arm as, evitando que la re
rirse a la revuelta itálica. belión se dilatase. Insistían, sin em
bargo, en una idea, rom anizar Italia,
5. Oferta romana: no en italianizar el Estado republica
las leyes de ciudadanía no. Las consecuencias de estas m edi
das fueron decisivas para el final de las
Los resultados negativos de la guerra hostilidades. G ra n parte de las pobla
acentuaron en los m edios políticos de cio n es a lia d a s h a b ía n en tra d o en
R om a la convicción de que solam en guerra para conseguir lo que ahora
te cabía un a salida airosa, negociar p a c ífic a m e n te se les ofrecía. P ara
u na solución pacífica que acogiera quienes perm anecían aún en rebel
las d em an d as de las com u n id ad es día, desconfiando de que la Lex Iulia
italianas. El propio cónsul L. Julio fuera realm ente aplicada, la situación
C ésar fue el prom otor de una Lex Iu- se tornaba difícil, pues al am pliarse el
lia que ofrecía la ciu dadanía rom ana cupo de ciudadanos con las nuevas
a todos los latinos y poblaciones itáli incorporaciones el ejército legionario
cas que hubiesen perm anecido fieles rom ano quedaba reforzado.
a la República, estableciendo un cier La últim a fase del conflicto estuvo
to núm ero de tribus donde debían vo m arcada por una resistencia desespe
tar los nuevos ciudadanos. U na cláu rada de los m ás indóm itos núcleos re
sula autorizaba a los magistrados cum beldes. E n el invierno del 90-89 un in
imperio a conferir, con el concurso de tento m arso para apoyar la revuelta
su consilium, la civitas Romana entre en E tru ria y U m b ría fracasó ante
sus tropas extranjeras. U na ap lica Pom peyo Estrabón, que fue elegido
ción práctica de ello lo tenem os en el cónsul para el 89 ju n to a Porcio C a
denom inado Bronce de Asculum, que tón. M ientras que L. Sila se encarga
contiene el acta de otorgamiento de la ba en el sur de las operaciones contra
ciu d ad an ía efectuado por Pompeyo los sam nitas, para cerrarles el acceso
E strabón en favor de los integrantes a las com arcas etrusca y um bra, los
de la Turma Salluitana, un escuadrón cónsules atac aro n el frente m arso.
auxiliar de caballería com puesto por C atón m urió en un com bate. Pom pe
jinetes reclutados en el valle del Ebro. yo, ahora único jefe, estrechó m ás el
A la Lex Julia siguieron las leyes Cal asedio de Asculum , que no tardó en
purnia (90 a. C ), que facultó a los co caer. Al desm oronarse a renglón se
m andantes m ilitares para d a r la ciu guido la resistencia m arsa, la capital
d ad an ía a los aliados considerados aliada se trasladó de C orfinium a Bo
merecedores de ella, y Plautia Papiria vianum , en el país sam nita. Los éxi
(89 a. C.). Esta últim a acordó la ciu tos acom pañaron tam bién las accio
d ad an ía rom ana a todos los socii que nes de Sila en la C am pania, donde
en el día de la rogatio de la lex estuvie tuvo que recuperar el control sobre
ran dom iciliados en Italia y lo solici P om peya, p a ra in tern arse seguida
taran al pretor urbano en un plazo de m ente en el Sam nium , donde derrotó
sesenta días. Por su parte, el cónsul a Papio M utilo y se apoderó de Bo-
Los Gracos y el comienzo de las Guerras Civiles
• Panticapeum
Chersonesus
COLCHIS
Apollonia Sinope
THRACIA
Amasea
Heraclea · • Comana
Zela
&
^ % ° Thasos BITHYNIA
Cyzicus
Thessalonica
% <T
ASIA
THESSALIA or r- tS'm Samosata
Delphi
Mytilene “ "Pergamum
PHRYGIA
o/
F > V
^ °
Carrhae
REINO PARTO
.Ephesus
Corinthus CILICIA •Tarsus
CARIA
Messenia A,henae Miletus PAMPHILIA
pAntiochia %,
Termessus
• Gythion
RHODUS
ARABES
CRETA CYPRUS ESCENITAS
Sidon· .Damascus
Tyrus ·
Samaria· WDAEA DESIERTO DE
SIRIA
•Jerusalem
Cyrene
ARABES NABATEOS
Alexandria · • Petra
CYRENAICA
AEGYPTUS
Sulpicio, no sólo porque estaban dis ducir contra M itrídates. Ya sin obstá
gustados con la oligarquía senatorial culos fue ap ro b ad a una de las leyes
que había dado el m ando de la gue presentadas por Sulpicio, la que co n
rra asiática a alguien, com o Sila, que cedía a M ario la dirección de la gue
se hab ía opuesto a los abusos allí co rra m itridática. In m ed iatam en te el
m etidos p o r los publicani. Tam bién vencedor de Yugurta envió a Ñ ola al
d eseaban hacer frente com ún con las gunos oficiales para ponerse al frente
aristo cracias m u n icip ales italia n as del ejército allí acantonado.
p ara co n trarrestar el peso de la nobili
tas en el gobierno de la República. 2. La audaz respuesta de Sila
Sulpicio, que defendía la inclusión
sin restricciones de los nuevos ciuda Tal decisión tendría im portantes con
danos italianos, así com o de los liber secuencias. Asistim os ahora a uno de
tini, dentro de las citadas 35 tribus, esos m om entos claves en la vida de la
pasó tam bién a prom over la ca n d id a R epública, com o lo fue ulteriorm ente
tura de M ario para dirigir la guerra el paso del R ubicón por César, en que
contra M itrídates..E sta provocadora un político audaz y sin escrúpulos
in iciativ a le valió g ra n d es críticas adopta una línea de actuación perso
desde el sector conservador. Es facti nal y decidida, que com prom ete el fu
ble que el tribuno defendiese el repar turo de las instituciones. Tal fue lo
to equitativo de los nuevos ciu d ad a que ocurrió al conocer Sila la resolu
nos en las tribus com o m edio para ción de la asam blea de Roma, que le
au m en tar la incidencia com icial de despojaba del m ando en la cam paña
M ario cu a n d o se votara el m ando de Asia. Sin perder tiem po tanteó a
asiático. De hecho, si quería llevar las tropas concentradas en Ñola, h a
adelante sus postulados reform istas, ciéndolas ver que, si M ario le reem
Sulpicio sólo tenía una opción, bus plazaba, ellas tam bién serían sustitui
car la cobertura política de un h o m das a la hora de percibir los bene
bre, com o M ario, que seguía gozando ficios que prom etía la guerra m itridá
de gran aquiescencia ante el pueblo. tica, puesto que lo lógico era que su
R azones sim ilares explican el acerca sustituto condujera a sus propios sol
miento del tribuno al estam ento ecues dados, vinculados fielm ente a su ge
tre, cuyos intereses prestam istas se neral. Su proclam a tuvo el efecto de
cundó al defender un proyecto de ley seado, y el peligro de un p ro n u n cia
que preveía duras sanciones contra m iento m ilitar se hizo entonces evi
los senadores endeudados en aquella dente, inaugurando una cadena que
crítica coyuntura. acabaría d an d o el golpe de gracia a la
La presentación de estos proyectos cada vez m ás agonizante República.
d esencadenó grandes disturbios en A partir de ese m om ento los frenos
Rom a, dado que los apoyos que p u constitucionales q uedaban en entre
diera tener Sulpicio estaban co n tra dicho, el respeto al juego institucio
rrestados p o r el peso de las clientelas nal venía a ser un recuerdo del p asa
que la nobilitas tenía entre la plebe u r do, y la voluntad del político m ás
bana. A unque los cónsules decreta fuerte, y m ejor resp ald ad o m ilitar
ron un iustitium, que suponía la p a ra mente, se convertía en el factor deci
liz a c ió n de to d a s las a c tiv id a d e s sorio en la vida del Estado. Las inter
públicas, la asam blea fue convocada. venciones del ejército en la evolución
C uando los cónsules intentaron a n u política de R om a serían desde ese
larla estalló u na violenta revuelta, m om ento algo norm al.
que obligó al propio Sila a escapar de Al optar p o r m archar con sus tro
R om a y h u ir a Ñola, donde estaban pas sobre la Urbs Sila actuaba con la
preparadas las tropas que debía co n convicción de que estaba salvaguar-
Los Gracos y el comienzo de las Guerras Civiles 59
a fin de cuentas, sólo había sido p re llevaría las riendas de la República
cariam ente asentada por la fuerza de com o cónsul, con una gestión perso
las armas. Pom peyo Rufo m urió en nalista y autoritaria, que una tradi
un m otín que estalló entre las tropas ción historiográfica claram ente pro-
acantonadas en el Piceno, m ientras sen ato rial no dudó en calificar de
que C inna se desentendía de los ju ra tiránica. Para em pezar, la actitud de
m entos que h abía prestado. Es más, M ario y C inna tras ocupar la Urbs fue
resucitó el proyecto de Sulpicio para d ec id id a m e n te vengativa co n tra la
repartir los nuevos ciudadanos en el nobilitas senatorial, algunos de cuyos
conjunto de las tribus, tras com pro m iem bros m ás destacados (como P.
bar que la gestión del tribuno había Licinio Craso, L. Julio César, o el p ro
dejado una im portante huella en los pio cónsul Octavio) fueron elim ina
medios populares, como lo había de dos en la ola de venganza entonces
m ostrado el fracaso de los candidatos d esa la d a. O b v iam en te la reacció n
silanos para las elecciones consulares contra Sila fue m ás radical. D eclara
del 87. Otra de sus iniciativas fue la do enem igo público, su casa fue in
am nistía para los exiliados. cendiada y sus bienes confiscados.
Am bas propuestas provocaron una M ario y C inna fueron elegidos cón
inm ediata y tajante reacción de la oli sules para el 86, pero el prim ero lo fue
garquía senatorial, a la que pertene p o r poco tiem po, dado que m urió
cía Cn. Octavio, el otro cónsul, quien m uy pronto. A C inna le quedaba la
expulsó a C inna de Rom a y le despo tarea de consolidar sin el concurso
seyó de su m agistratura. C inna, huido del prestigioso general un m odele de
a Ñola, reaccionó de forma sim ilar a Estado que aunara intereses a priori
com o antes lo h abía hecho Sila, y o r m uy contrapuestos. Tenía que cum
ganizó en torno a su persona una se plir con los nuevos ciudadanos itáli
rie de contingentes m ilitares, engro cos, que eficazm ente habían apoyado
sados pronto con las tropas que le su asalto al poder, y con aquellos gru
enviaron aquellas com unidades itáli pos ecuestres que hab ían secundado
cas, cuya total integración en la m a a M ario. Y, sobre todo, tenía que ga
quinaria política del Estado había a r rantizarse la colaboración del sector
dorosam ente defendido. Tam bién se m o d era d o del S enado, que seguía
le añ adieron los exiliados por Sila, conservando una fuerte incidencia en
entre ellos M ario, que regresó a E tru los resortes del Estado. C inna sabía
ria, donde reclutó tropas. Los ejérci que el clan senatorial m antenía una
tos de C in n a desde el sur (con la gran capacidad de m aniobra sobre la
alianza sam nita) y de M ario desde el plebe urbana gracias a las clientelas,
norte se dirigieron contra R om a (se y esa plebe tenía sin duda más potes
repetía, paso a paso, el peligroso pre tad decisoria en la m aquinaria políti
cedente m arcado por Sila), m ientras ca a través de las asam bleas que los
que el Senado se disponía a defender dispersos nuevos ciudadanos, inscri
la ciudad con los efectivos que había tos en los registros censuales con gran
conducido E strabón desde el Piceno. lentitud. Y C inna sabía tam bién que
Este últim o general, tras haber inten la situación era perentoria, porque
tado negociar con los sitiadores, m u Rom a vivía la atm ósfera inquietante
rió a consecuencia de una epidem ia. de un inm inente retorno de Sila vic
Pronto se hizo inútil la resistencia. A fi torioso desde Oriente. Com o se ha
nes del 87 C inna y Mario, cuyo decreto destacad o ad ecu ad am en te, la obra
de exilio había sido anulado por la política de C inna estuvo encam inada
asam blea, entraron triunfalm ente en esencialm ente a conseguir un acuer
Roma. do entre las m ás opuestas facciones.
D u ran te tres años (86-84), C inna En la búsqueda de este objetivo cesa
Los Gracos y el comienzo de las Guerras Civiles 63
lmraf?i7,rrTA'irfiT i
Templo del Foro Boario, Roma, consagrado
tal vez a Portumnus (época de Sila)
66 Akal Historia del Mundo Antiguo
provincial la gestión silana tam bién del Estado, etc. Tam bién se estim uló
introdujo modificaciones. La Lex Cor notablem ente durante este período el
nelia de provinciis ordinandis buscó desarrollo de la vida m unicipal italia
im pedir la consolidación de fuertes na, uniform izándose los estatutos y
m andos en las provincias, que pudie sistem as de gobierno de m uchas ciu
ran utilizarse contra la autoridad se dades. La ciudadanía local se integró
natorial. Los m agistrados que goza en la estatal.
ban de imperium (cónsules y pretores)
tenían que ejercer du rante un año su 3. La retirada de Sila
com etido en R om a, y únicam ente tras
ese p erío d o p o d ía n g o b e rn a r o tra Toda esta enorm e actividad reform a
a n u a lid a d en u n a p ro v in cia com o dora, en la que Sila em pleó escasa
procónsules o propretores. Estos p ro m ente dos años, fue culm inada con
m ag istrad o s co n se rv ab a n su im pe u n a decisión sorprendente e inespe
rium hasta la llegada del sucesor, de rada: la abdicación de todos los po
bien d o a b a n d o n a r la provincia en deres públicos que el dictador había
treinta días. Al ser el núm ero de go disfrutado. D espués de revestir la dic
bernadores disponibles diez (dos cón tadura en el 81, y el consulado com
sules y ocho pretores salientes), igual partido en el 80, y tras esperar la pro
al de provincias, no tenían por qué clam ación de los cónsules para el 79,
darse prórrogas en los m andos p ro el vencedor de M itrídates, a quien se
vinciales. Por otra parte, una Lex Cor le hab ía ofrecido el proconsulado de
nelia de maiestate reguló el procedi la G alia, cedió todas sus atribuciones
m iento para el crimen maiestatis m e ante la asam blea popular, m ostrando
diante u na quaestio perpetua. Se casti su absoluta disposición a presentar
gaba duram ente toda obstaculización cuentas de su m andato. N ada se le
o falta de respeto hacia los m agistra exigió. Com o sim ple particular, Sila
dos del Estado y sus funciones, pero se retiró a vivir con seguridad a P u
al m ism o tiem po se controlaba la ges teoli, guardado por los esclavos de los
tión del poder ejecutivo, prohibiendo proscritos, a los que había m anum iti
a los gobernadores que franquearan do y hecho ciudadanos, y muy cerca
con sus tropas sin perm iso del S ena de donde estaban instalados m uchos
do las fronteras de la provincia bajo de sus viejos veteranos. Allí m urió a
su jurisdicción, o que entraran e Ita principios del 78 a. C. El Senado le
lia con un ejército, precisam ente lo decretó pom posos funerales y u n a
contrario de lo que en su m om ento tum ba en el C am po de M arte. C on él
Sila había hecho. Sólo el Senado que desapareció u n a de las figuras más
daba facultado paa perm itir a un m a controvertidas y enigm áticas de la
gistrado operar extraordinariam ente historia rom ana: sim ple ejecutor de
fuera de los límites de su provincia. los planes defendidos por la oligar
C om o la actividad reform adora de quía m oderada, que supo renunciar a
Sila abarcó las m ás diversas esferas sus extraordinarias potestades, u n a
del E stado, d eb en señ a la rse fin a l vez culm inada su tarea (como lo ve
m ente un conjunto de disposiciones G abba); o bien estim ulante ejemplo,
relativas a varios cam pos: restableci el del dictador m ilitar, que serviría de
m iento para los colegios sacerdotales m odelo a la tendencia absolutista y
de la cooptatio, aum entándose a q u in m onárquica de algunos am biciosos
ce el núm ero de pontífices y augures; estadistas posteriores, que contribui
abolición de las frumentationes; m edi rían por esa vía a liquidar los últim os
das contra el lujo y la inm oralidad; rescoldos de la languideciente R epú
disposiciones sobre testam entos; in blica, abriendo las puertas al régim en
crem ento de los recursos financieros im perial (la visión de Carcopino).
Los Gracos y el comienzo de las Guerras Civiles 73
Cronología
Acontecimientos
Año a.C.
133 T ribunado de Tiberio Graco. Propuesta d q Lex Agraria. O po
sición senatorial y deposición del tribuno Octavio. C om isión
triunviral. Atalo III lega el reino de Pérgamo a Roma. Asesi
nato de Tiberio Graco. Escipión Emiliano captura Numancia.
113 Cn. C arbón derrotado por los cim brios en Noreia (Nórico).
Y ugurta saquea Cirta, capital de N um idia; asesinato de los
negotiatores itálicos.
105 D errota de las tropas rom anas en A rausio ante cim brios y
teutones.
102 C uarto consulado de M ario. Victoria rom ana ante los teuto
nes en Aquae Sextiae. C am paña rom ana contra los piratas
en Cilicia.
101 Q uinto consulado de M ario. Victoria rom ana ante los cim
brios en Vercelli. M itrídates VI del Ponto y Nicom edes II de
B itinia se reparten Paflagonia y ocupan G alatia.
90 D errotas rom anas ante los aliados. Lex Varia de maiestate. Lex
Iulia ofreciendo la ciudadanía rom ana a las com unidades no
rebeldes. Roma ordena a N icom edes IV de Bitinia castigar a
M itrídates del Ponto.
85 Paz de D árdanos.
Bibliografía