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Capacitación Educación Domiciliaria y Hospitalaria

Datos Personales

Nombre y Apellido: Gisel Romina Gómez.

DNI: 35.134.887

Profesión: Profesora de Lengua y Literatura

Tutora: Rosalba Torres


1) El sujeto de la educación domiciliaria y hospitalaria es aquel alumno/a que
se encuentra inmerso en el sistema educativo obligatorio, pero por atravesar
una situación de enfermedad no pueden concurrir con regularidad a la
escuela.
La labor docente de la modalidad cumple un papel muy importante en esta
situación, ya que trabaja para reincorporar al individuo en una cotidianeidad
interrumpida, para promover la continuidad de los aprendizajes.
2) Análisis de los documentos base de la Educación Domiciliaria y Hospitalaria

La modalidad de Educación Domiciliaria y Hospitalaria posee como marcos


normativos: la Constitución Nacional Argentina, la declaración de Ginebra (1986), la
Carta Europea sobre los derechos de los niños hospitalizados (1986), la Convención
de los derechos del niño (1989), la Ley Nacional 26.061 y N° 26.206.

Esta es una de las ocho modalidades del sistema educativo nacional, que se
desarrolla en los niveles: inicial, primario y secundario, que tiene como objetivo
principal garantizar la igualdad de oportunidades, permitiendo la continuidad de
aprendizajes y la futura reinserción en el sistema educativo común. Por lo tanto,
atiende (como servicio y no como escuela) a sujetos que por razones de salud se
ven imposibilitados de asistir con regularidad al establecimiento.

El hogar de cada alumno se constituye en un aula escolar domiciliaria, donde el


docente lleva a cabo su escolarización, desarrollándola durante un período de
tiempo aproximado de 100 minutos para cada encuentro con la presencia de un
adulto responsable. Por otra parte, la Educación Hospitalaria comprende la atención
educativa de los sujetos que se encuentran internados en los hospitales públicos y
privados superando los 30 días de internación. Los tiempos y días de atención de la
maestra hospitalaria a pie de cama o en el aula, se efectúan teniendo en cuenta las
indicaciones del profesional médico de cabecera del educando.

Las variables primordiales que organizan el encuadre del trabajo son: el diagnóstico
(patología o enfermedad) y la permanencia (el tiempo que dure esta situación). Es
por ello, que la oferta educativa debe ser flexible y adaptada a la condición
específica de cada individuo, es decir, reconocer las particularidades de los
contextos en los que se encuentra el alumno y su incidencia sobre los aprendizajes.

El ingreso de los alumnos al sistema domiciliario se efectúa teniendo en cuenta: la


certificación médica detallada sobre la problemática del alumno, el tratamiento, los
resguardos necesarios y actualizados.

El educador acuerda con los padres o tutor del alumno el horario en el que asistirá
para el dictado de la clase y la asistencia/ puntualidad del docente será corroborada
por los padres o un adulto responsable, quienes firmarán una planilla de asistencia
diaria portada por el mismo. No obstante, éste podrá modificar los tiempos de tarea
en función de la aparición de sintomatología física, neurológica o anímica en el niño,
situación que deberá ser consignada en dicha planilla.

El contacto con la escuela de referencia del alumno que es temporalmente


escolarizado por la modalidad debe ser permanente. Se solicitará a la escuela de
referencia información respecto al desempeño académico del alumno durante el
año (y los anteriores), acerca de los contenidos ya trabajados en el ciclo lectivo, los
temas que su grupo/clase trabajará en el próximo tiempo, el modo en que serán
abordados los contenidos. Asimismo, el servicio domiciliario y/u hospitalario enviará
un informe pedagógico que dé cuenta del proceso de aprendizaje en dicho período.

El proceso de inserción o reinserción en la escuela de referencia deberá ser


planificado en conjunto con dicha institución, a modo de dar continuidad a la
propuesta pedagógica. Por lo cual el docente domiciliario deberá elevar un informe
pedagógico que acredite los logros obtenidos, como así también las adecuaciones
en caso de haber sido realizadas y todo otro dato crea necesario.

Por todo lo antes mencionado, es necesario que el docente domiciliario cuente con
las siguientes capacidades: mantener una conducta ética, mantener la interacción
con la familia y la escuela de origen, conservar bajo confidencialidad todo lo atinente
a la enfermedad, promover planificaciones estratégicas que favorezcan el desarrollo
de las habilidades de los estudiantes y sobre todo demostrar un equilibrio emocional
frente a las diversas situaciones en las que deba desempeñar su rol.

3) La subjetividad no es un complejo entramado que involucra lo psicológico y


lo social en su dimensión histórica y cultural, que nos permite otorgar
significados al mundo. Es el proceso por el cual el sujeto se constituye, es
una forma particular de ordenar su experiencia según el modelo ideológico
dominante de la época en la que vive, atravesado por los valores, la
concepción de familia, los estilos de comunicación, las representaciones de
género y las significaciones compartidas, entre otros.
La subjetividad es amplia y compleja, su construcción está vinculada al
pensar, sentir y fantasear de cada sujeto en relación con los otros y consigo
mismo. La complejidad de esta relación radica en que la influencia es
recíproca, multidireccional y permanente.
Cuando un niño o adolescente se encuentra atravesando por una situación
de enfermedad se ve inmerso en una circunstancia que le ocasiona
sufrimiento y malestar. El impacto traumático que esto produzca estará ligado
a variables tales como la edad, la historia de vida del sujeto, las experiencias
pasadas de enfermedad, su capacidad de simbolización, el contexto social y
familiar, la cultura de la que forma parte, las creencias y valores que sostiene,
etc. Es por ello, que los docentes acompañan estas situaciones haciendo un
uso empático y reflexivo de las palabras y los silencios, interrumpiendo su
actividad para dejar un espacio al descanso y a la recuperación, regulando
la intensidad de la tarea exigida, tolerando las distracciones y ayudando a
recuperar el interés cuando la incomodidad o el malestar se adueñan de la
escena.
4) Uno de los eslabones necesarios para lograr un desarrollo óptimo de la
enseñanza domiciliaria y hospitalaria es la triangulación entre docente,
escuela de origen y familia.
Es sumamente importante que el docente no sólo conozca al alumno con el
cual trabajará, sino también a la familia, ya que es considerada la unidad
interna e insustituible que asegura a sus integrantes estabilidad emocional,
social y económica. Se debe conocer como están conformadas (nuclear,
monoparental, consanguínea, ensambladas, adoptivas, sin vínculos, etc.) y
la relación que existe entre los sujetos que la conforman. De esta manera el
educador podrá pensar las estrategias pedagógicas adecuadas al alumno,
a su situación de salud y a su familia. Ya que, al atravesar una situación de
enfermedad no sólo se ve afectado el sujeto que la transita, sino también los
miembros que lo acompañan.

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