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Tema 6: Pericias.

Daño psíquico e imputabilidad

HILDA ABELLEIRA Y NORMA DELUCCA

ACERCA DE CUESTIONES ÉTICAS


El perito psicólogo es aquel profesional convocado o habilitado por un Magistrado o
Juez que entiende en una causa o expediente, a fin de recibir su asesoramiento
especializado, en el contexto de un juicio dentro del fuero Penal, Laboral, Civil y
comercial y de Familia. Este Perito asumirá una posición ética tanto como persona como
profesional desde el inicio de su función; posición que se construye en una articulación
entre libertad y sujeción, e incluye la capacidad de optar. Las autoras consideran como
esencial la capacidad de reflexionar, cuestionar y volver a formular ideas, para asumir la
responsabilidad de los acto, dando cuenta de que la voluntad ética no es estática, y debe
ser formulada y transformada en diferentes circunstancias de acuerdo al contexto. Esto
hará a nuestra ética profesional, consensuada de acuerdo a un código pero en parte
también singular.
Las autoras puntualizan responsabilidades y cuestiones éticas que se constituyen en
“nudos centrales” de su quehacer:
1. Conocer el contexto institucional, es lo primero que impone nuestra
responsabilidad ética como profesionales. Saber sus fines, sus objetivos, sus
reglas de funcionamiento, saber para qué estamos convocados. Esto supone una
clara conciencia y aceptación de las diferencias a afrontar en el marco de una
actitud de alerta crítica, una actitud reflexiva de nuestra parte sobre la función que
cumplimos en la institución, que nos ponga a resguardo tanto de una confrontación
estéril como de la sumisión (Confrontación estéril: oponerse a aceptar las reglas y
códigos con que se maneja la institución, o transgredirlas solapadamente no
cumpliendo la función para la que se nos convoca. Una actitud de sumisión:
aceptar acríticamente cualquier demanda que entre en contradicción con nuestros
códigos de ética profesional y personal).
2. La institución nos demanda el aporte de un conocimiento especializado, lo
que exige una permanente profundización, ampliación y actualización de esos
saberes.
3. Conocer los obstáculos y la especificidad de los discursos. Los paradigmas y
discursos sobre el sujeto, los hechos, las conductas difieren ampliamente y son
antagónicos, en el discurso jurídico y en el psicológico con el que nos manejamos.
Nuestra concepción del sujeto implica: Considerar la subjetividad, como una
construcción atravesada por la cultura, el momento histórico-social, el grupo social de
pertenencia y constituida en los vínculos familiares y con los otros. Por lo tanto es un
sujeto: Escindido (sujeto del inconsciente); Vinculado: a la estructura familiar y a la
estructura social; y Multideterminado o sobredeterminado. Esto necesita de un trabajo
interdisciplinario para poder producir conjuntamente nuevos conocimientos y hacer más
efectivas nuestras intervenciones y la del juez, a nivel de las familias.

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Asimismo, el objetivo último es siempre el mismo: lograr
un cambio de posicionamiento y organización.
4. La transmisión al juez debe ser clara y precisa, es importante que podamos
traducir de manera comprensible conceptos sobre procesos muy complejos. Hay
que transmitir explicando, seleccionando aquello que posea una coherencia
interna.
5. Conocer la propia función y la de los demás. Asumir una posición clara sobre
los alcances y límites de nuestra intervención psicológica, resguarda a su vez, de
invadir las incumbencias de otros.
6. Ubicarse en una posición de neutralidad en relación a la evaluación.
Evaluamos lo pertinente a cada caso, desde el punto de vista psicológico. La
metodología de investigación tiene en cuenta las características de los sujetos o
del grupo familiar a investigar.
7. El perito siempre deberá dar alguna respuesta a lo que se le solicita y
tendrá en cuenta el tiempo. Suele haber plazos perentorios. No siempre lo que
pueda responder abarcara la totalidad de lo demandado.
8. El secreto profesional. Decir lo que se tiene que decir de acuerdo al conflicto
que se pretende resolver o a hecho puntual que está en cuestión y no decir
aquello que no es necesario ni pertinente, aunque surja en una entrevista.

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ROITSTEIN, LEGUIZAMÓN, CATTÁNEO, BIDART

El espacio específico en el que se inserta la actividad pericial: EL PROCESO


JUDICIAL→ es un conjunto de actos coordinados entre sí, cuyo objeto consiste en
pronunciar una sentencia por parte de un órgano perteneciente al Poder Judicial. El
proceso comprende el conjunto de actos que son necesarios en cada caso, para el
pronunciamiento de una sentencia; el procedimiento, en cambio, constituye cada una
de las fases o etapas que aquél puede comprender.
El ordenamiento jurídico procesal se apoya en principios procesales. Dentro del
proceso civil pueden individualizarse: el Principio dispositivo (o de las partes), que
plantea una pretensión que no excede por regla general, el interés de las partes. Son
las partes las que deben llevar el proceso adelante, requiere que éstas lo inicien, lo
impulsen, para transitar las diferentes fases hasta llegar a la sentencia definitiva. Y son
solo las partes las que determinan el objeto del litigio.
La contracara del anterior principio, es el principio de inquisición, predominante en
materia penal, en el cual es el órgano jurisdiccional quien tiene en todo momento el
poder de proceder de oficio, aun sin ser requeridos por las partes; porque el estado
reacciona por iniciativa pública, prescindiendo de toda consideración de interés
individual.
Siguiendo con los principios del proceso penal, el Principio de contradicción o
bilateralidad, implica la prohibición de que los jueces dicten alguna resolución sin que
previamente sean oídos quienes pudieran verse directamente son afectados por ella.
El Principio de escritura, supone que el juez o tribunal conoce las pretensiones y
peticiones de las partes a través de actos escritos. Y el Principio de publicidad,
comporta la posibilidad de que los actos procesales sean presenciados o conocidos
incluso por quienes no participan en el proceso como partes, funcionarios o auxiliares.
Por lo que alcanza su mayor efectividad en materia oral.
Los procesos pueden ser clasificados siguiendo los siguientes criterios:
Por su finalidad: De conocimiento: determinar cuál de las partes se halla asistida de
razón. De ejecución: realizar mediante las medidas coercitivas correspondientes, el
derecho ya declarado en una sentencia de condena anterior.
Cautelares: Con el otorgamiento de las medidas cautelares, la parte que puede
resultar eventualmente perjudicial puede obtener la eliminación del riesgo.
Por su estructura: Ordinario: conocimiento pleno y formalidad. Todas las contiendas
judiciales que no tengan señalada una tramitación especial, tramitarán por juicio
ordinario. Especiales: los sumarios: se caracterizan por la simplicidad de las formas
que los rigen. Esta simplicidad se traduce en la disminución de los plazos, en la
concentración de los actos que lo integran, y en la reducción de los recursos. Los
universales: se caracteriza por la circunstancia de recaer sobre la totalidad de un
patrimonio, con miras a su distribución y liquidación. Son Universales el juicio
sucesorio, el concurso y la quiebra.

¿A través de qué medios, da constancia el perito de su intervención? El escrito


judicial es el medio que permite intervenir en el juicio; forman parte del expediente
judicial que puede ser definido como un legajo de foliatura corrida en el cual se
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reúnen ordenada todas las actuaciones producidas por las partes, el juez, sus
auxiliares o terceros. Es la crónica escrita, oficial y fehaciente de los actos procesales
realizados en el marco de un proceso o procesos. Como peritos estamos autorizados
para consultar el expediente.
¿Existe otro medio de presentación de lo realizado por el perito? Las audiencias
son los actos en los cuales el juez o tribunal escucha las declaraciones de las partes y
de los testigos, el dictamen de los peritos o sus explicaciones. De esto se deja
constancia en el expediente, mediante las actas. Las audiencias serán públicas, salvo
que el juez disponga lo contrario.
¿Cuáles son los medios por los que se manifiestan las comunicaciones en un
proceso judicial?
Estos medios son: traslados (providencias mediante las cuales el juez dispone poner
en conocimiento de una de las partes la petición formulada por la otra), los oficios
(comunicaciones libradas por un juez a otro para encomendarle alguna diligencia o
requerirle informes), los exhortos (medios para dirigir comunicaciones a autoridades
judiciales de otra jurisdicción) y mandamiento (orden escrita del juez, ordenando
ejecutar o cumplimentar una medida). El modo normal de terminación de todo proceso
es el pronunciamiento de una sentencia definitiva.
Los actos procesales deben ejecutarse dentro de un espacio de tiempo al que se
denomina término procesal.
De las resoluciones judiciales, se toma conocimiento por “notificaciones” que pueden
ser: por nota, tacita, personal, por cedula o por telegrama.

LA PERICIA Y SU UBICACIÓN EN EL PROCESO.


- Etapa de postulación o sustanciación. La misma comprende los actos procesales
de: a) Interponer la demanda, ya que todo expediente judicial debe iniciarse mediante
la presentación de una demanda. b) antes de presentar la demanda, se pueden llevar
a cabo diligencias preliminares, a fin de facilitar conocimientos, hechos o
informaciones con el objeto de promover la acción en forma precisa y eficaz. c)
Contestar la demanda: es el escrito a través del cual el demandado, va a negar los
hechos de la actora o reconocerlos, pudiendo relatar su versión de los hechos y las
defensas.
- Etapa probatoria. Donde se debaten los hechos introducidos en las alegaciones de
los litigantes, con el fin de esclarecerlas.
- Etapa decisoria. El juez dicta sentencia de conformidad con los hechos alegados y
probados en el proceso.
- Etapa impugnativa. Es la oportunidad en la cual la parte que se sienta perjudicada
por una resolución judicial, puede impugnarla o recurrirla ante el mismo órgano que la
dictó, u otro de grado superior, a fin de que se la modifique.

LA PERICIA TENDRÁ LUGAR EN LA ETAPA PROBATORIA.


Los medios de prueba se conceptualizan como los modos u operaciones que,
referidos a cosas o personas, son susceptibles de proporcionar un dato demostrativo
de la existencia o inexistencia de uno o más hechos. La prueba es todo elemento de
convicción del juez, pero igualmente son los medios que le permiten formarse esa
convicción. La prueba es la actividad procesal realizada con el auxilio de los medios
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previstos o autorizados por la ley, encaminada a crear la convicción judicial acerca de
la existencia o inexistencia de los hechos afirmados por las partes en sus alegaciones.
La finalidad de la actividad probatoria es producir en el ánimo del juez una certeza, no
lógica o matemática, sino subjetiva, sobre la existencia o inexistencia de los hechos
afirmados. Quien juzga debe tener la certeza de que ha alcanzado esa verdad.
Los medios probatorios regulados en el CPCC, son: Prueba documental; Prueba
informativa; Prueba confesional; Prueba testimonial; Prueba pericial; Prueba de
reconocimiento.
En ocasiones, surge la necesidad de auxiliar al magistrado, por personas
especializadas en alguna ciencia, arte, industria o actividad técnica, a quienes se
denomina peritos. El perito es la persona capacitada en determinada disciplina
que posee los conocimientos científicos o técnicos necesarios para asistir al
juez en su tarea de administrar justicia, colaborando con él en la correcta
percepción y verificación de los hechos, causas y efectos que comprueban el
juicio. Los peritos se erigen en intermediarios en el reconocimiento judicial de los
hechos controvertidos, supliendo los conocimientos de los cuales el juez habitualmente
carece.
Entre los medios de prueba personales encontramos el dictamen pericial y la prueba
testimonial:

DECLARACION TESTIMONIAL DICTAMEN PERICIAL


versa sobre hechos pasados Puede tener por objeto la comprobación
y enjuiciamiento de hechos pasados,
presentes y futuros.
El testigo declara sobre hechos El perito se expidesobre hechos
percibidos o realizados fuera y con percibidos en ocasión de aquél
independencia del proceso
El testigo, da noticias sobre hechos El perito dictamina científicamente.
El testigo es la prueba El perito la produce
El testigo está obligado a declarar El perito no declara
El testigo no es recusable El perito es recusable
El testigo no cobra honorarios El perito sí

La prueba pericial es suministrada por terceros que, a raíz de un encargo judicial, y


fundados en los conocimientos científicos, artísticos o prácticos que poseen,
comunican al juez las comprobaciones, opiniones o deducciones de los hechos
sometidos a su dictamen. Se trata de un medio probatorio indirecto, por cuanto el
juez podrá extraer, de los datos aportados por el experto, la deducción acerca de la
existencia o inexistencia de un hecho.
Presentación del dictamen: acto mediante el cual los peritos, respondiendo a cada uno
de los puntos de pericia propuestos por las partes –o por el juez- den cuenta de las
operaciones realizadas y exponen su opinión fundada acerca de las conclusiones que
a su juicio cabe extraer de aquellas.
Debe comenzar con un análisis detallado de las cuestiones previas que lo llevaron a la
conclusión, como ser antecedentes, exámenes, inspecciones y observaciones
realizadas, concurrencia al lugar del hecho, bibliografía consultada, documentación
agregada al expediente. Dará una respuesta pormenorizada de los puntos de pericia,
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razón de los mismos, los principios científicos de su materia en los que se basó y
bibliografía utilizada. Finalmente, debe fundar sus conclusiones definitivas a las que
arribó basándose en las diligencias y estudios efectuados y de las pruebas que surjan
del expediente de las que también pudo valerse. También puede agregar al dictamen
distintos instrumentos como son tests psicológicos, croquis del lugar del hecho,
fotografías, planos, radiografías, etc. En todos los casos, debe abstenerse de opinar
sobre cuestiones de índole jurídica. La pericia no ha de ser una mera opinión del
experto, ha de exponerse en detalle.

Medidas en relación a la prueba pericial:


1-Fijación de puntos de pericia: El juez fija los puntos que van a constituir el objeto de
la prueba pericial, pudiendo agregar otros a los ya propuestos por las partes, o
eliminar los improcedentes o superfluos y fijando el plazo dentro del cual deben
expedirse los expertos. Los puntos de pericia son los interrogantes de carácter
técnico que los litigantes formulan al experto, a fin de que éste, basándose en los
conocimientos especializados que posee, los dilucide mediante su dictamen.
2-Pedido de explicaciones: Puede el juez ordenar a los peritos que den explicaciones
para aclarar conceptos oscuros. Las explicaciones forman parte del dictamen pericial.
3-Confección de nueva pericia.

TIPO DE PERITOS INTERVINIENTES.


El perito del cuerpo oficial es quien forma parte como empleado de la Asesoría Pericial
dependiente de la Suprema Corte de Justicia; recibe un salario por la labor profesional
realizada y tienen prioridad en la atención de los Fueros Penal, Familia, Menores y en
última instancia Civil y Comercial y Laboral.
El perito de lista (oficio), todo aquel profesional que habiendo aprobado el curso y
examen de Practica Procesal, y habiendo sido aceptada su solicitud de inscripción,
forma parte de un listado oficializado del cual se extraerán, a través de un sorteo para
intervenir como perito en un proceso judicial. Este perito actúa en los fueros Civil y
Comercial y Laboral, y por su labor profesional cobra honorarios cuando la causa tiene
sentencia firme.
El perito de parte, es aquel que la parte propone para que intervenga en el proceso y
que actuara en conjunto con el resto de los peritos.
Y el consultor técnico es aquel profesional especializado que cumple la función de
asesorar a la parte que lo propuso; por ello se lo considera un defensor. Dadas sus
características no puede ser recusado ni removido por no presentarse en el expediente
o por no presentar su dictamen ya que no tiene obligación de hacerlo.

EL PERITO Y LA REALIZACIÓN DE LA PERICIA.


El perito realiza un acto procesal. Tiene derecho a investigar con absoluta libertad,
cualquier limitación va en contra de los principios de espontaneidad. El perito puede
recibir informes de terceros y utilizar la asesoría de otros expertos, siempre que las
conclusiones las adopte personalmente.

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El ejercicio de la función pericial no constituye una carga pública y el perito puede
rehusarse a su aceptación como tal. Producida la aceptación, el perito es pasible de la
aplicación de sanciones de orden civil, penal y procesal:
1-Sanciones civiles: Será removido el perito que, después de haber aceptado el cargo,
renunciare sin motivo atendible, rehusare dar su dictamen o no lo presentare
oportunamente.
2-El perito es penalmente responsable en el caso que actuare con dolo/estafa.
3-La responsabilidad disciplinaria puede ser: a) su reemplazo, por no rendir el dictamen
en el tiempo designado; b) multas pecuniarias; c) inhabilitación para desempeñar
funciones y supresión en las listas oficiales.

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LUIS CAMARGO – RESPONSABILIDAD E ININPUTABILIDAD.

La responsabilidad es aquello que define intrínsecamente al sujeto, el de derecho de


un lado, el del ICC del otro. Para el derecho, frente a la criminalidad del acto, primero
se debe discernir el estado de responsabilidad de su autor, su capacidad de
comprensión de su acto y la dirección de sus acciones. Ello lo hace imputable y
responsable frente a la Ley. No será punible el que no haya podido al momento del
hecho, por insuficiencia de sus facultades, alteraciones morbosas de las mismas
o por su estado de inconsciencia, no imputable, comprender la criminalidad del
acto o dirigir sus acciones. Para el psa, la responsabilidad supone que el sujeto
asuma no solo el deseo inconsciente que lo habita sino también de los actos que
son su causa.
Para el Derecho, el sujeto es autor pero no es agente, dueño, amo de su acto criminal,
o lo es pero no tiene responsabilidad o no puede responder por su acto y entonces es
inimputable. Para el psicoanálisis el sujeto es siempre responsable.
Culpa/Imputabilidad/Responsabilidad. La culpa es el ombligo de la subjetividad. La
culpa es la marca, el trazo de la Ley en la constitución subjetiva. el derecho, la culpa
está referida al momento de la comisión del delito y a la intencionalidad del autor: para
que a alguien pueda imputársele un delito –ser jurídicamente imputable-, primero tiene
que demostrarse su capacidad de culpabilidad.. He aquí entonces una nueva exclusión
que promueve el código penal, con la categoría de inimputabilidad, la de la culpa. Lo
que luego tendremos que rastrear son las posibles consecuencias subjetivas de esa
exclusión.
El asentimiento subjetivo, en tanto supone la asunción del lugar del sujeto en los actos
que le son propios, anuda la trilogía responsabilidad-culpabilidad-castigo: solo ahí hay
sujeto responsable frente al acto delictivo, solo ahí se responde ante los dos
foros: el externo y el interno. Si la trilogía se desanuda, tendremos culpables o
criminales, pero no sujetos responsables.
- Dictámenes de consecuencia. la declaración de inimputable veda por completo la
posición de que el sujeto responda por su acto, anudando acto y autor con el lazo del
asentimiento subjetivo y la responsabilidad.
Un sujeto es el efecto de su acto, que puede responder por él. Eso es el asentimiento
subjetivo para el psicoanálisis, la responsabilidad, posibilidad de responder por su
posición de sujeto más allá de su condena o absolución.
El rito procesal procurará un decir de la verdad no solo del crimen sino del sujeto en el
punto en que pueda apropiarse o no de la razón de la pena que se le impone.
Posibilitar al imputado subjetivar su falta y socializar la culpa, hacerlo responder a una
acusación jurídicamente fundada, dando cuenta que quien actuó no es un autómata ni
que su acto fue automático. El proceso de juicio y condena penal, entraña en
realidad dos juicios: uno moral y el otro ético. Al primero lo encarna la ficción
jurídica en su procedimiento ritual. Al segundo el sujeto. Solo en esa encrucijada
se anuda la subjetividad con la juridicialidad, única vía para que la penalidad
pueda tener algún efecto subjetivo verdadero sobre quien cometió un delito. La
ética consiste en un juicio sobre nuestra acción, haciendo la salvedad que solo tiene
alcance en la medida que la acción implicada en ella también entraña un juicio. Dado
el crimen de un lado y la sanción penal del otro, la única posibilidad que se
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produzca una implicación subjetiva plena, es que a la culpa se la articule la
responsabilidad.

HERNÁN DARAY - DAÑO PSICOLÓGICO

El daño es una falla que, por un acontecimiento o evento determinado, sufre una
persona, ya en sus bienes vitales naturales, su propiedad y patrimonio. Esta noción del
daño adquiere virtualidad en el ámbito de la responsabilidad civil cuando existe un
sujeto a quien la ley le atribuye el deber de resarcirlo; es decir, quedan fuera de ese
campo todos aquellos perjuicios que no puedan ser imputables a alguien. Todo daño
para resultar resarcible, debe ser cierto y no puramente eventual o hipotético. Debe
haber certidumbre en cuanto a su existencia misma, presente o futura.
Prejuicios y reparaciones. Se distingue entre el daño patrimonial y el extrapatrimonial
o daño moral. En el primero, sería lo que la persona tiene, cuyo resarcimiento procura
recomponer los bienes destruidos y que cumple una función compensatoria: por medio
de: reparación natural o in natura que consiste en la reintegración en forma
específica, implica literalmente, volver las cosas al estado que tendrían si no hubiera
ocurrido el hecho dañoso. B) reparación por equivalente, o indemnización mediante
la cual aunque no se repone o reintegra en forma específica el bien dañado, se
compensa o resarce el menoscabo patrimonial sufrido en razón del daño: se tiende a
restablecer el equilibrio patrimonial en función del valor que representa el perjuicio. La
indemnización se traduce siempre en el pago de una suma de dinero.
Y en cuanto al daño moral, sería la afectación a la integridad psicofísica, espiritual y
social: lo que la persona es, que compromete un interés no patrimonial en el que el
resarcimiento cumple una función satisfactoria. Desde un punto jurídico el daño moral
sería un quebranto anímico, sufrimiento emocional y/o perjuicio inmaterial. Se trata por
lo tanto de un dolor psíquico que sin llegar a ser patológico, conlleva un cierto
desequilibrio emocional/espiritual limitado en el tiempo. Dicho daño moral puede ser la
consecuencia de un perjuicio, daño físico o acoso moral.
El daño moral repercute en la capacidad del sujeto de gozar o limitan su satisfacción,
pero no modifican su estructura de personalidad anterior al hecho traumático. En
cambio el daño psíquico es considerado como una afección con entidad propia, que
provoca en el sujeto que la padece una alteración en sus funciones psíquicas
objetivables de distinta naturaleza que las actividades precedentes al hecho
traumático.

Caracterización del daño psicológico. Perturbación transitoria o permanente del


equilibrio espiritual preexistente, de carácter patológico, producida por un hecho
ilícito, que genera en quien la padece la posibilidad de reclamar una
indemnización a quien la haya ocasionado o deba responder por ella. La
expresión perturbación del equilibrio espiritual, constituiría el bien jurídico protegido. Al
intentar diferenciar el daño moral y el psicológico, sostuvimos que el desequilibrio
espiritual que se produce en este último supuesto es de carácter patológico. Bastaría
que se viera deteriorada la calidad de vida para que se manifieste el daño psicológico.
La justicia viene reconociendo la procedencia del agravio moral sin exigir que se haya
probado su existencia. Pero el daño psicológico requiere que el evento
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desencadenante revista caracteres de traumático, ya sea por la importancia del
impacto corporal y sus consecuencias, por la forma de ocurrir el evento o por la muerte
de un ser querido muy allegado al demandante.
a) Pérdida de objetos; b) gastos; c) lucro cesante; d) pérdida de chances; e) valor vida; f)
incapacidad sobreviniente; g) lesión estética; h) daño psicológico, e i) agravio moral.
En general, suelen catalogarse y compensarse cada uno de estos rubros como si
fueran compartimentos estancos, cuando en realidad están vinculados entre sí.
La determinación de la procedencia del daño psicológico como rubro indemnizatorio,
requiere que el impacto emocional experimentado se deba a situaciones que revistan
cierta gravedad e irrecuperabilidad. Se trataría, entonces, de fenómenos que
producen una importante modificación en la vida del sujeto, en grados y áreas
variables, con detrimento de la paz anímica, ocasionando estados de tristeza y
descenso en el nivel de calidad de la existencia. La reparación debe ser integral. Se
puede solicitar además de la compensación por el daño, el costo del tratamiento
tendiente a disminuir sus efectos, aunque siempre quedará un resto que no podrá ser
borrado de la vida anímica
Las pautas para evaluar el monto indemnizatorio serían las siguientes: magnitud del
perjuicio; costo del tratamiento; resto no asimilable, y elemento que aumente la
compensación por daño moral.

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Tema 7: Trabajo del psicólogo en la cárcel

ES NECESARIO ENCERRAR? - DOMÍNGUEZ LOSTALÓ Y YAGO DI NELLA

PROPUESTA: La clínica de la vulnerabilidad.


La propuesta apunta a atender a niños, adolescentes y jóvenes en conflicto con la ley,
a través de diferentes opciones, pretendiendo lograr la recuperación y reinserción
social de los internos de la institución. Se basa en un modelo de atención
interdisciplinaria de la Vulnerabilidad psico-social, a través de la contención
comunitaria. Esta estrategia procura reconstruir redes vinculares y grupales que
protejan al sujeto del Riesgo Social que implica incurrir en acciones que están en
conflicto con la Ley.
Se parte del supuesto teórico de que no existe peligrosidad en las personas si antes no
han sido vulnerables. La situación de vulnerabilidad se juega predominantemente
frente a lo social. La vulnerabilidad Psico-social es el grado de fragilidad psíquica de
la persona tiene por haber sido desatendida en sus necesidades psico-sociales
básicas: seguridad afectiva, económica, protección, educación; como así también,
comida, agua potable, trabajo y salud, que lo coloca frente a las instancias punitivo-
represivas del control social formal e informal. Esta vulnerabilidad se genera como una
falla en la función de sostén. El deterioro que sufre, propio de su función, lo coloca en
situación de riesgo psicosocial, que se traduce en violencia innecesaria,
desestimación, resentimiento, etc, frente a quienes deberían ser objeto de su accionar
conciente, responsable y solidario.
Para posibilitar un abordaje integral e interdisciplinario de la problemática del
conflicto y la violencia social, para abordar su consecuencia: la vulnerabilidad psico-
social, se requiere: Diseñar acciones y proyectos orientados a fijar una política local
operativa, sustentada en los lineamientos y normativas nacionales e internacionales
prescriptos en la nueva Constitución. Consolidar bases teóricas y técnicas para
desarrollar redes de contención comunitaria, sustentadas en procesos de participación
activa, derecho al disenso y autogestión, que tiendan a reducir la vulnerabilidad.
Reconsiderar la función social y psíquica de los Sistemas de Atención de la
Vulnerabilidad en instituciones Cerradas, procurando la construcción de instrumentos
de diagnóstico y de tratamiento acordes con la nueva constitución Nacional.
Las Acciones de Prevención del Conflicto Social constituyen un recurso de protección
a las poblaciones más vulnerables para promover en ellas una organización
comunitaria que les permita sustraerse a los aspectos punitivo- represivos del control
social.
El desafío del momento actual está dado en la búsqueda de un control social
alternativo que se asiente en las prescripciones de la Nueva Constitución, y dé
respuestas a la criminalidad y conflictividad real y no basada en estadísticas
parciales que sólo tiene en cuenta la realidad socio-penal local. Se trata de propiciar
una alternativa que se proponga reducir la vulnerabilidad psico-social basada en una
Gestión Comunitaria en Seguridad. Se pretende preparar el camino hacia la búsqueda
de instrumentos menos violentos de resolución del conflicto, que permita reducir los
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niveles de vulnerabilidad social, con especial énfasis en niños y jóvenes, y además
dotando a los agentes de control social de herramientas válidas.

EL MODELO: La comunidad como hogar.


En esta propuesta de tratamiento de la vulnerabilidad social, distinta y convincente,
tomamos al encierro como última medida entre todas las herramientas posibles de
intervención. El modelo de trabajo con sujetos institucionalizados, se desarrolla
teniendo como objetivo operativo principal el egreso, asegurándose el menor
tiempo de retención y las mejores condiciones para su reinserción familiar y
social-comunitaria.
Cuando el nivel de intervención se afloja, se reduce el Riesgo Social del sujeto
de entrar en conflicto y disminuye el riesgo de Daño Psíquico. De esta
consideración deriva el Principio Directriz de la Intervención Mínima.
El ámbito de trabajo que creemos adecuado rompe con la concepción disciplinaria
tradicional de reclusión en una institución cerrada. Comprende, en cambio, tanto el
espacio institucional como el de las redes sociales de contención, ya que ambos
participaron en la subjetivación y socialización misma de la persona y forma parte
activa –positiva o negativamente- en su consecuente vulnerabilidad social y relacional.
La comunidad tiende a aceptar, bajo diversas formas, a todos sus integrantes; a
absorber sus conflictos y constituye el mejor ámbito para su resolución. Nuestro
accionar es acompañar ese proceso.
En este espacio de la vida social de los sujetos en conflicto con la ley, la actividad
profesional se localiza en dos grandes áreas:
1. Atención primaria de la Vulnerabilidad. Las áreas de intervención sobre la
vulnerabilidad psico-social y la de la Comunidad, constituyen mecanismos que
intentan disminuir la aparición de elementos causales de daño psíquico, psicológico y
moral.
Las áreas de intervención son la diagnóstica (ingreso y recepción, urgencias,
diagnóstico, vínculo con la familia, vínculo con otras instituciones, programación
intervenciones institucionales e interservicios) y el área de atención y tratamiento
(reinserción en el núcleo familiar y escolar, animación y recreación en las instituciones
de la zona barrial, vínculo con otras instituciones sustitutivas de la familia). Con esto, el
tratamiento aparece como aquella armazón de técnicas, que se unen en una clara
estrategia, tendiente a la reducción de la vulnerabilidad del sujeto, que disminuya el
riesgo de entrar nuevamente en conflicto con la Ley.
2. Tratamiento de la Vulnerabilidad. Las actividades tendientes a la atención
institucional del sujeto en conflicto, se basarán en la Doctrina de la Protección. Se
evitará caracterizarlo como culpable de su Situación Irregular, considerando los
factores vulnerabilizantes de su persona, para generar o reproducir los recursos que
disminuyan o atenúen dichos factores. El objetivo primero de la internación debe ser
la externación. El modelo de abordaje metodológico-técnico de reducción de la
vulnerabilidad, que tiende a anular la institucionalización.
La metodología se basará en: establecer una buena relación afectiva con el sujeto;

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desarrollar su autoestima; modificar su expectativa acerca de lo que otros piensan de él;
sacarlo de la dependencia institucional; hacerle posible internalizar figuras significativas;
proveerle conocimientos instrumentales y técnicos y hábitos de trabajo; fomentar su
autogestión; y acompañarlo en el egreso. El plan de trabajo: actividades asistenciales,
laborales, psicosociales, pedagógicas, seguimiento.
La contención comunitaria y aceptación social del egresado del Sistema de Control Social
Institucional Formal, debe acompañarse de: Búsqueda de la familia- reinserción familiar.
Reinserción o inserción educativa. Inserción institucional. Recreación. Promoción –
sensibilización e información –formación.
Evitar la institucionalización es un intento preventivo para resguardar al sujeto de
instancias más vulnerabilizantes aún. El encierro ataca la identidad de la persona y
realimenta en ella todos aquellos sentimientos y motivaciones que lo llevaron a delinquir.
La institución cerrada no es el lugar natural de nadie. La no institucionalización obedece
entonces a que el lugar de todo Ser humano está en su comunidad y es éste uno más de
los derechos humanos a preservar.
Nuestra propuesta es la readaptación social a través de un tratamiento institucional
personalizado, como un conjunto de técnicas, organizaciones y métodos de trabajo
que coloca a los individuos en situación de diálogo e intercambio con la institución.
Se desarrolla un proceso de readaptación social. Buscamos que se constituya una
conciencia crítica, un reconocimiento de las necesidades propias y las de la comunidad a
la que pertenece el individuo que ha delinquido.
Supuestos fundamentales para una reforma del sistema de Sistema de Programas
de Acciones de Prevención del Conflicto Social: Procuramos que solo sean internados
aquellos que constituyan, circunstancialmente, un real conflicto social y sean de difícil
adaptación. Que los sujetos vulnerables que no poseen un grado de peligrosidad
significativo sean re-socializados, recuperando gradualmente su libertad. Que pueda
garantizarse la continuidad del Sistema con la incorporación del trabajo comunal, la
participación de universitarios y, posteriormente, el régimen de practicantado e internado,
para transformar las instituciones cerradas, en un lugar de adecuada capacitación con
prestación de servicios. Que no se hipertrofie el sistema, creando más infraestructura de
internamiento que la prevista. Que se garantice el tratamiento individualizado a los niños,
adolescentes y adultos que lo soliciten, y el tratamiento general obligatorio a todos.
No se trata sólo de presentar alternativas a las técnicas de encierro y exclusión de las
instituciones estatales sino de orientar y acompañar la participación de la población en
iniciativas comunitarias, o sea, en el aspecto participativo y autogestivo de la sociedad. Se
debe preservar la actitud crítica. Incorporando una visión ética sobre la práctica
profesional en cualquier ámbito que ésta se ejerza.

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ZAFFARONI - EN BUSCA DE LAS PENAS PERDIDAS

NECESIDAD Y POSIBILIDAD DE UNA RESPUESTA MARGINAL.


Hoy nos encontramos en la tercera revolución tecnológica con consecuencias planetarias:
la revolución tecno-científica. Uno de los sectores más afectados es el de las clases
marginales urbanas: esa es la nueva marginación. Una pieza clave para sortear el
peligro de un tecno-colonialismo genocida es el manejo del sistema penal y su
control, neutralizándolo como instrumento del mismo.
Las agencias del sistema penal son específicas o inespecíficas, según se ocupen sólo o
predominantemente del ejercicio de este poder, o bien incidan en él en el marco de una
incumbencia más amplia. (a) Las específicas son las ejecutoras o policiales (incluyendo
todas las policías y, por supuesto, a los servicios de inteligencia de los estados), las
judiciales penales (incluyendo a jueces, fiscales, defensores, abogados y funcionarios
administrativos), las penitenciarías, las de reproducción ideológica (universidades,
institutos de investigación especializados), las organizaciones no gubernamentales
(dedicadas al tema), las internacionales (especializadas en los niveles mundial o regional)
y las transnacionales (que influyen específicamente sobre los gobiernos desde otros
gobiernos). (b) Las inespecíficas son los poderes legislativos y ejecutivos, los partidos
políticos y, sobre todo, los medios masivos de comunicación social (o aparato de
publicidad del sistema penal).
Ahora nuestros sistemas penales están operando como un genocidio en acto. La
violencia cotidiana del sistema penal cae sobre los sectores más vulnerables de la
población y, particularmente, sobre los habitantes de las “villas miserias”, “favelas”,
“pueblos jóvenes”, etc.
Las agencias no judiciales de los sistemas penales latinoamericanos tienen poderes
para imponer penas, violar domicilios y secretos de comunicaciones, requerir
documentación identificatoria a los habitantes, expedir esa documentación, privar de
libertad a cualquier persona sin cargo ni sospecha alguna, clausurar locales públicos,
censurar espectáculos, fichar a la población, etc. No hay control militarizado más
poderoso y formidable que el ejercicio por estas agencias.
Los medios masivos de comunicación social son hoy los elementos indispensables para el
ejercicio de poder de todo el sistema penal. Los medios masivos son los grandes
creadores de la ilusión de los sistemas penales: a nivel transnacional, los medios masivos
se ocupan de la introyección un modelo de solución de los conflictos, mediante la
supresión del “malo”. El sentimiento de falta de seguridad que experimenta la población
por la simple duda acerca de la ineficacia tutelar de todo este aparato es enorme, puesto
que conmueve un plano muy profundo de su equipo psicológico. Al nivel de las
coyunturas nacionales, los medios masivos de comunicación son los encargados de
generar la ilusión de eficacia del sistema, haciendo que se perciba sólo como peligro la
amenaza de muerte violenta por ladrones o de violación por pandillas integradas por
jóvenes. Otra importante función a nivel nacional es la fabricación de los “estereotipos del
criminal”. El sistema penal opera siempre selectivamente y selecciona conforme a
estereotipos que fabrican los medios masivos. Las agencias del sistema penal
seleccionan conforme a esos estereotipos y les asignas y exigen esos comportamientos,
les tratan como si se comportasen de esa manera y los miran e instigan a todos a mirarlos
del mismo modo, hasta que se obtiene finalmente la respuesta adecuada al rol asignado.
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No cabe duda que el maltrato, la tortura, los vejámenes y las amenazas, que son usuales
en la práctica de las agencias policiales, son deteriorantes como condicionamiento
criminalizante. La prisión o “jaula” es una institución que se comporta como una verdadera
máquina deteriorante: genera una patología cuya característica más saliente es la
regresión. El preso o prisionero es llevado a condiciones de vida que nada tienen que ver
con las del adulto. Por otra parte, se le lesiona la autoestima en todas las formas
imaginables: pérdida de privacidad y de su propio espacio, sometimiento a requisas
degradantes, etc. A ello se agregan las deficientes condiciones de casi tosas las
prisiones: superpoblación, alimentación paupérrima, falta de higiene y asistencia sanitaria,
etc.
El efecto de la prisión, al que se denomina prisionización, sin duda que
esdeteriorante y sumerge a la persona en una “cultura de jaula”. Pero la presión no
deteriora, sino que lo hace para condicionar: “invade” al sujeto con sus requerimientos de
rol, se trata de una continuidad deteriorante llevada a cabo por todas las agencias –
incluyendo la judicial- que implica un verdadero “lavado de cerebro”. En un pequeño
número de casos, esta invasión tendrá un efecto desestructurante y el deterioro del sujeto
será hacia la psicosis o el suicidio.
Aparecen las agencias ejecutivas del sistema penal como máquinas de policizar,
aquellas destacadas por el papel protagónico central que se desempeñan, debido a su
altísimo poder configurador, las agencias policiales, y las penitenciarias.
El policizado es seleccionado de la misma faja etaria masculina que los criminalizados y
también conforme a un estereotipo; se le introduce en una práctica corrupta, debido al
poder incontrolado de la agencia de la que pasa a ser parte; se le entrena en un discurso
externo moralizante, y en una práctica interna corrupta. El policizado sufre una grave
pérdida de identidad y, por ende, es parejo su grado de deterioro, porque nadie puede
estar en condiciones intelectuales ni emocionales de obrar racionalmente en semejante
anomia.
Podríamos definir la policización como el proceso de deterioro al que se somete a las
personas de los sectores carenciados de la población, que se incorporan a las agencias
militarizadas del sistema penal, consistente en deteriorarles su identidad originaria y
reemplazarla por una identidad artificial, funcional al ejercicio de poder de la agencia.
Las agencias judiciales como máquinas de burocratizar. El proceso de entrenamiento
al que se somete a los sujetos es igualmente deteriorante de la identidad y se lleva a cabo
mediante la internalización de signos de falso poder. El único camino es la
burocratización, las respuestas estereotipadas, la conformidad con las pautas “de
siempre”, la “ineficacia entrenada” mediante la elevación de los medios a la categoría de
fines, etc.
Contemplando la policización, la burocratización y la criminalización, el sistema
penal es un complejo aparato de deterioro regresivo humano que condiciona falsas
identidades y roles negativos. Por lo tanto, por “sistema penal”, entendemos la suma
de los ejercicios de poder de todas las agencias que operan. Pese a que el sistema penal
es plurifuncional, entre estas funciones emerge la creación y profundización de
antagonismos y contradicciones sociales y consiguiente debilitamiento y destrucción de
vínculos comunitarios, horizontales o de simpatía. El sistema penal genera estos
antagonismos mediante el deterioro regresivo de identidades y la creacion de roles
artificiales que ocupen el espacio deteriorado, sean de “delincuentes” o de “policías” o de
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“jueces”, entre distintos grupos de carenciados, en el interior de esos mismos grupos,
entre esos grupos y los sectores.

- La necesidad de una respuesta marginal como imperativo jushumanista. El


ejercicio de poder de los sistemas penales resulta incompatible con la ideología de
los Derechos Humanos. En tanto que los Derechos Humanos señalan un programa
realizador de igualdad de derechos de largo alcance, los sistemas penales son
instrumentos de consagración o cristalización de la desigualdad de derechos en
todas las sociedades. Por lo tanto, quien participa como operador en alguna agencia
del sistema penal en nuestro margen, pero particularmente quien lo hace en las
agencias reproductoras de ideología, al reproducir el discurso de justificación que
estas agencias proporcionan al sistema penal, no puede menos que detectar la
necesidad de enfrentar la deslegitimación, vivenciando esa necesidad como una
urgencia de carácter ético, una imposición o imperativo de conciencia.
Creemos que la decisión éticamente correcta es la que elige la valoración de la vida, pese
al coraje de pensar. Tener el valor de pensar y elegir y apostar a la vida, es la actitud de
optimismo consciente que asumimos. Creemos que es posible reducir los niveles de
violencia, salvar muchas vidas humanas, evitar mucho dolor inútil, y, finalmente, hacer
desaparecer un día al sistema penal y reemplazarlo por mecanismos reales y efectivos de
solución de conflictos.
¿Qué es lo marginal? Denota que estamos ubicados en la periferia del poder planetario,
en cuyo vértice se encuentran los llamados “países centrales”, “marginal” equivale a
“periférico”. Con “marginal” estamos señalando la necesidad de adoptar una perspectiva
de nuestros hechos de poder en el marco de la relación de dependencia con el poder
central, sin pretender identificarlos con los procesos originarios de ese poder. Lo marginal
también señala aquí a la gran mayoría de la población marginada del poder, pero objeto
de la violencia del sistema penal. La marginación urbana, es una clase marginada de
cultura industrial, que genera sus propias relaciones de supervivencia, excluyendo las
pautas estatales. Marginal señala para nosotros la conceptualización del sector urbano
más golpeado por los albores del tecno-colonialismo.
El realismo marginal que proponemos pretende brindar una aproximación a la realidad
objetiva del sistema penal que, a través de las estructuras lógico-reales, pueda servir
también de base a un nuevo discurso jurídico-penal que paute las decisiones de las
agencias judiciales como parte de una táctica orientada hacia la misma estrategia que
delimita el campo del saber criminológico (La criminología es el saber necesario para
instrumentar una decisión política, de salvar vidas humanas y disminuir la violencia
política en nuestro margen y, algún día, llegar a la supresión de los sistemas penales y a
su reemplazo por formas efectivas de solución de los conflictos). En este sentido, el
realismo marginal, en lugar de eliminar la etización del derecho, etizaría por igual a la
criminología y al derecho penal, en base a una decisión ético-política priorizadora de la
vida humana como valor y de la muerte como disvalor.
Una respuesta desde el realismo marginal: Una criminología enmarcada en el
realismo marginal permitiría señalar sucesivos objetivos estratégicos tendientes a
reducir el ejercicio de poder del sistema penal y a reemplazarlo por formas efectivas
de solución de conflictos. El objetivo más inmediato debe ser la reducción del
número de muertes y la generación de espacios de libertad social que permitan la
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reconstrucción de vínculos comunitarios pese a la concentración urbana.
Las tácticas para lograrlo son relativamente sencillas, a condición de que las agencias
políticas no pierdan el rumbo. En primero lugar, es necesario introducir un discurso
diferente y no violento en las usinas reproductoras de la ideología del sistema penal. Es
clave neutralizar el aparato de propaganda violenta del sistema penal, la introducción de
mensajes diferentes en los medios masivos. En segundo lugar, las noticias pueden ser
sometidas a un control técnico, que evite su difusión televisada en forma que provoque o
implique meta-mensajes reproductores o instigadores públicos de violencia, de delito, de
uso de armas, de conductas suicidas o de consumo de tóxicos. En la medida en que no
se encare una política criteriosa respecto del aparato de propaganda del sistema penal,
no habrá forma de disminuir la violencia ni de modificar el sistema penal ahorrando vidas
humanas.
La tendencia a la mínima intervención del sistema penal, como táctica de progresiva
disminución de la intervención penal, sólo es admisible en la medida en que los conflictos
se sustraigan a la programación decisoria por el modelo punitivo para proporcionarle otra
solución por la vía de un modelo diferente de solución de conflictos (reparador,
cociliatorio, etc.)

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DOMÍNGUEZ LOSTALÓ Y TATIANA FERNÁNDEZ. - POLÍTICA Y BUROCRACIA.

PRINCIPIOS INSTITUCIONALES
1- El principio de Corrección. El principio de corrección es la alternativa ante la
función represiva de la pena, ya que los recursos sociales disponibles hacen
suponer que existen posibilidades de readaptar a la persona que ha delinquido.
Proceso de readaptación o tratamiento, es un trato regulado y programado de un sujeto
con la finalidad de su transformación por el uso de recursos técnicos.
Si bien el tratamiento es aceptado y promulgado desde la perspectiva conservadora,
queda reducido a sus aspectos formales y vacío de contenido, ya que sólo posibilita la
existencia de un aparato burocrático que produce trabajo y poder a los custodios. Su
proyección en la realidad sólo refleja la protección de la sociedad ante los
delincuentes que perturban su orden y no la aspiración un cambio positivo de éstos
para su incorporación conciente al sistema productivo. Sostenemos que la pena
(tiempo de segregación) debe aprovecharse para cubrir las carencias que las
personas detenidas sufrieron en su desarrollo. Se busca una adaptación activa que,
cuestionando la conducta propia y ajena, permita entender críticamente la realidad.
El criterio de adaptación activa propone la participación en los diferentes niveles de
relación: comunitarios, grupales e individuales, donde la persona vaya adquiriendo su
autorespeto y el respeto a los otros como obligación y como derecho.
2- El principio de Clasificación. Aceptado el principio de Corrección, es necesaria para la
organización, determinar agrupaciones, clases, que permitan señalar una ubicación
diferenciada para el interno con base en la mayor o menor peligrosidad para sí mismo o
para con los otros. También el esquema de clasificación refleja en sí las actitudes
conservadoras o progresistas de quienes lo han diseñado y lo van a utilizar.
Buscamos determinar los factores dominantes y subsidiarios en la motivación
delictiva: 1- la patología individual (inimputable); 2- el condicionamiento neurótico
del infractor, producto de la relación de éste con sus grupos primarios; 3-
contaminación antisocial; y la propia institucionalización. Siempre se dan dos o
más de estos factores.
3- El principio de Modulación de la Pena. Al ser la recuperación social del individuo el
objetivo último de la pena, su modulación es el principio según el cual la pena se
modifica de acuerdo con la transformación de la persona dentro de la institución que le
proporciona el tratamiento. Este principio es el eje fundamental del sistema progresivo de
tratamiento penitenciario, sistema mediante el cual el interno avanza desde distintas
etapas, según su diagnóstico y clasificación, hasta la libertad en régimen de prueba.
Por otro lado, el sistema progresivo de tratamiento es el único sistema que permite
la participación activa del interno en su tratamiento, pues gracias a sus avances o
retrocesos, le hace reconocer la capacidad que ha logrado para
manejar sus impulsos y el grado de capacitación que ha obtenido para poder
desenvolverse en la sociedad. Rescatando el sistema de la progresividad para la
modulación de la pena, nuestra propuesta hace especial hincapié en los fenómenos de
convivencia evaluados mediante dinámicas grupales. La participación de la persona en el
grupo le permite tomar conciencia de por qué avanza o no en las distintas etapas del
sistema progresivo, pues al ser sus actos constantemente reflejados les encuentra
significación y sentido.
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4- El principio del trabajo. El fin último del tratamiento penitenciario es la
reincorporación social del individuo, frente a sus necesidades y las de su familia,
proveer a la satisfacción de las mismas, sin quebrantar las normas de convivencia
social y los bienes jurídicos que la legislación protege.
5- El principio de la Educación. La actitud progresista frente a la educación pretende
enseñar al sujeto a aprehender correctamente su realidad individual y social por
medio de una participación activa en el conocimiento, la cual le haga aspirar a su
desarrollo integral: individual, social y cultural. Abarca la capacitación para el
trabajo, la recreación y la convivencia con sus semejantes. Sus ejes son el diálogo, la
discusión y la acción. El objetivo es crear las condiciones que permitan al educando
detectar sus necesidades y adquirir los elementos conceptuales e instrumentales para
poder atenderlas.
6- El principio del Control Técnico. El control técnico en el modelo conservador, se ejerce
a través de una jerarquización verticalista y rígida que excluye el diálogo y favorece la
arbitrariedad y discrecionalidad en las decisiones. En nuestra propuesta, la metodología
produce la ruptura de la verticalidad rígida y promueve situaciones dialógicas que
permiten una disciplina permanente y cogestionaria. Para nosotros, que asumimos la
actitud progresista, este es el único y verdadero control técnico en una institución.
Modificamos el sentido de la institución al transformarla en un ámbito pedagógico
cuyo principio es que a las cárceles entran hombres y el delito queda en la puerta.
El técnico se transforma en un militante de la justicia social.
7- El Principio de las Instituciones anexas. Estas instituciones, al tener como objetivo
común la justicia social, deben complementarse en la especificidad de su función.
El trabajo interinstitucional favorece el proceso de reinserción social. La posición
conservadora pretendería disminuir los programas de ayuda social y hacer que el
marginado resuelva sus problemas de modo totalmente individual, quedando sumergida
en su propia dinámica, al margen del funcionamiento y de las necesidades de las otras
instituciones. Cuando se tiene claro que la creación de la institución obedece a un
planteo político general y que su objetivo fundamental es la prestación de
servicios para combatir la desigualdad social, lo que sólo reconoce una actitud
progresista, entonces la organización interinstitucional es totalmente distinta.

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Tema 8: Niñez y adolescencia: sistema de promoción y
protección de derechos. Adopción.

EMILIO GARCÍA MENDEZ - PREHISTORIA E HISTORIA DEL CONTROL SOCIO-


PENAL DE LA INFANCIA

Prehistoria y orígenes de la infancia.


Los mecanismos e ideas creadores de la infancia corresponden a los mecanismos e ideas
creadores del control de la misma. La historia de la infancia es la historia de su
control.

A partir del siglo XIX, empiezan a aparecer algunas disposiciones específicas para los
menores: se introduce la categoría jurídica del discernimiento, parámetro objetivo a ser
determino por el juez para decidir acerca de la conciencia o no del carácter judicial del
acto. El triunfo de la Revolución Francesa acarrea cambios notables en las ideas y
prácticas de control social. El control social se “humaniza” y juridifica. Es el nacimiento del
Estado de Derecho. Desaparecen progresivamente los castigos bárbaros, y por sobre
todo, la pena privativa de libertad se convierte en la pena más importante. Con los
códigos penales del siglo XIX y sus disposiciones relativas al discernimiento,
llegamos al fin de la prehistoria del control socio-penal de la infancia.

Aquella porción de la infancia-adolescencia que por razones de conducta o de


condición social entre en contacto con la compleja res de mecanismos de la
caridad-represión, se convertirá automáticamente en “menor”. Este es el
nacimiento de una cultura de judicialización de las políticas sociales supletorias. Es
decir, de tratar de resolver por medio de normas jurídicas, las deficiencias de las
políticas sociales básicas.

Creación de la figura del “menor en situación irregular”: el acento está puesto


definitivamente en el tratamiento institucional de una conducta o condición que implica un
desvío de las normas sociales que se suponen mayoritariamente aceptadas.
Institucionalización segregadora como mecanismo de las tareas de defensa de la
sociedad y protección del menor abandonado-delincuente. Es menor delincuente todo
joven imputado o condenado por el cometido de una infracción. La privación de libertad es
una medida de última instancia, de carácter excepcional y de mínima duración posible.

En la década del ’50 se refuerza la imagen y función real del juez como formulador y
ejecutor de políticas supletorias de contención. Es indudable que los acontecimientos
actuales obligan a una radical redefinición de las funciones de los tres sujetos
institucionales que conforman el universo de las políticas de la infancia- adolescencia:
Estado (políticas públicas), movimiento social y mundo jurídico.
La Convención Internacional cancela definitivamente la imagen del “menor” como
objeto de la compasión-represión, convirtiéndolo en el niño-adolescente sujeto
pleno de derechos. Es necesario encontrar los mecanismos institucionales adecuados
que consagren la cuestión de la infancia como cuestión de toda la sociedad. El Estado
tiene el derecho y el deber intangible de trazar políticas sociales básicas. La lucha por
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consolidar el Estado de Derecho es la lucha por condiciones dignas y justas, priorizando a
los más vulnerables entre los vulnerables.
Convenios internacionales. La CDN en su artículo 34, cita que los estados deben
comprometerse a proteger al niño contra todas las formas de explotación y abuso sexual.
Esto implica impedir cualquier ilicitación o coacción para que un niño se dedique a
cualquier actividad sexual ilegal; la explotación de los niños en la prostitución u otras
prácticas sexuales ilegales, la explotación en espectáculos o materiales pornográficos.
Los estados tomaran parte de las medidas para impedir el secuestro, venta o trata de
niños para cualquier fin o cualquier forma. Los estados partes protegerán al niño contra
todas las formas de explotación perjudiciales para cualquier aspecto de su bienestar. Los
estados parte velarán porque ningún niño sea sometido a torturas ni a otros tratos o
penas crueles, no se impondrá la pena capital ni lo de prisión perpetua sin posibilidad de
excarcelación por delitos cometidos pormenores de 18 años. Ningún niño será privado de
su libertad ilegal o arbitrariamente.
- Prehistoria e historia del control socio-penal de la infancia. El control penal de la
minoridad comienza a plantearse, en nuestro país, a fines del siglo XIX y comienzos del
presente siglo. Aparece íntimamente asociado a la crisis de 1890 y a la llegada de las
grandes olas inmigratorias: control de los hijos de los inmigrantes.
Los discursos que se esbozan sobre el control de la infancia pasan por varias etapas: el
discurso caritativo, de protección a los pobres y huérfanos; el discurso de tutela de los
seres inferiores y/o enfermos; el discurso de alarma social, en el que se hipertrofia el
peligro de la delincuencia y, dentro de ésta, la minoril por sí misma, como necesidad de
prevención de la delincuencia adulta, esto es, el planteo de defensa social, a través de la
“protección” de la infancia.
El control social punitivo urbano era el policial. Aparece el discurso de la necesidad
de “tutelar” y “proteger” al menor y, con ello, la necesidad de instituciones de
corrección y de leyes específicas que habiliten para ello.
Los autores comienzan a criticar la “dura” aplicación de la ley penal, sin tener en cuenta al
“menor necesitado de protección”. Comienza a surgir el discurso del “nuevo derecho
infantil”, independiente del de los adultos.
La primera etapa, que se extiende hasta la sanción del primer Código Penal, se
caracterizó, entonces, porque el control estaba reservado a la familia, a la escuela, a la
iglesia y a las instituciones privadas de beneficencia. La legislación mostraba un carácter
netamente privativista. Las disposiciones legales se referían al aspecto de regular las
relaciones patrimoniales y familiares. El control era más bien administrativo, a través de la
policía. En el segundo período se legisla en el Código Penal la cuestión de los menores,
pero para establecer la edad en que se la aplicaba las disposiciones del derecho penal,
no se preveía ninguna intervención “tutelar”. Esto es criticado y comienzan a surgir los
proyectos de reforma del Código.
Se saca al menor del Derecho Penal y al juez de menores del proceso formalmente
garantizador. En la medida en que se lo saca del Derecho Penal, se lo saca de la
determinación de la culpabilidad o inocencia y el menor es siempre considerado infractor y
pasible de tratamiento. No era la idea de la protección a la infancia desvalida, sino de la
defensa de la sociedad a través de la prevención del delito.
- A modo de conclusión. La solución pasa por la penalización de los problemas. La
dupla abandono-delincuencia implica la mezcla de los problemas familiares, sociales y
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tutelares con los penales, con lo cual la tutela deviene en estigmatización para el menor y
los problemas de índole penal salen del Derecho Penal garantizador, dejando al menor
privado de las garantías propias del proceso penal. El juez “tutor” dispone del destino y de
la libertad del menor, sin posibilidad de defensa o revisión de sus decisiones.
Lo que ha primado es un criterio de defensa social, el control socio-penal de la minoridad
ha funcionado dentro de los principios del “derecho penal infantil”, privando a los menores
de toda garantía, penalizando los problemas sociales y estigmatizando.

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VIDELA MIRTA – LA VIOLENCIA Y LOS CHICOS.

Existen políticas y leyes para los “menores”. Esto implica un significado discriminatorio, ya
que se refiere a niños y a familias pobres, producto de inmigración del siglo XIX y XX que
desencadeno una metamorfosis en la subjetividad colectiva. El proceso de minorización
bajo la concepción positivista, posee el objetivo de tutelar y corregir a eso niños
supuestamente en riesgos, favoreciendo políticas de control social, sobre estos
desviados, en situación de peligro moral o material. Estos funcionarios aseguraban
que un niño sin familia o abandonado sería un futuro delincuente. Por lo cual había que
tutelarlos.
Hoy el desafío es tratar a los niños como personas, con la dignidad y el respeto que
merece toda persona. Se trata de los derechos de los niños necesitan tener para
convertirse en sujetos, desarrollados integralmente, tanto en la faceta biológica, psíquica
como social. Esta es la ética de la niñez, una política para la niñez, por la que hoy se
lucha por los derechos de nuestros chicos, que es la única forma de llevar a cabo una
transformación social.
La juventud es la capa más vulnerable de la población, el sector que ha sufrido más
directamente el impacto de la población y de los acontecimientos políticos argentinos que
los incluyen, como el terrorismo de estado y la guerra de las Malvinas. Además son
blanco de los impactos culturales como crisis de paradigmas, utilitarismo, individualismo,
desencanto, como los de orden económico: el desempleo, el subempleo, el temor a
perderlo y la changa, además del orden social como la violencia juvenil, la criminalización
y las drogadicciones.

Los jóvenes que no terminaron la escuela y tampoco trabajan, forman parte de un sector
de la población es violentado por el sistema socioeconómico imperante y seguramente
conlleva un nivel de frustración, que les hará a corto a largo plazo, asumir
comportamientos violentos contra los demás y contra ellos mismos. Son generaciones
sacrificadas del modelo económico, productos de este sistema económico imperante. El
problema es mucho más complejo de lo que parece: antes que libros los niños necesitan
abrigarse, alimentarse, vacunarse, beber agua potable y vivir dentro de un techo digno.
Pero por sobre todo necesitan ser amados y aceptados por sus familiar, especialmente
los padres, pertenecer a una comunidad que los reconozca como parte de su cultura y su
historia.Las condiciones de desamparo físico o afectivo de niños y niñas, puede existir en
todos los estratos sociales y culturales.

ABUSO SEXUAL INANTIL: cuando un sujeto mayor, joven o adulto de ambos sexos,
utiliza al niño para su propio goce sexual, físico o mental, de índole perversa.
Contactos que se realizan contra la voluntad del niño, empleando la fuerza, los engaños,
los sobornos, las amenazas o presiones de toda índole. El abuso sexual puede ser físico,
verbal o emocional. El abuso sexual es un delito de connotación sexual que involucra a
sujetos en posiciones asimétricas, donde los niños involucrados experimentan el tipo de
reacciones habituales propias de las ofensas sexuales, como sentimientos de
estigmatización, humillación, culpa y vergüenza. Esto los lleva al ocultamiento, lo cual
puede conducir a desajustes severos en su vida de relación y su vida sexual futura.
Implica una fuerza física y violencia menor que el maltrato.Es necesario diferenciar la
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explotación sexual de los abusos sexuales sin connotación mercantil, así como de la
explotación laboral y aun de la esclavitud sin connotaciones sexuales.

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RODULFO, MARISA: (1994) PERTURBACIONES EN EL VÍNCULO TEMPRANO. LA
SUSTRACCIÓN DE UN TRAYECTO IDENTIFICATORIO.

Clase dictada en el Curso de especialización en materia de adopciones.

En algunos casos la verdad sobre sus orígenes le es negada al niño supuestamente por
tratarse de un embarazo de madre soltera que tiempo después del nacimiento del niño
forma pareja con otro hombre que pretendería sustituir en su función al padre
abandonante, sin que medie información alguna al respecto.
La sustitución del nombre propio por otro sin que medir interlocución al respecto al niño,
independiente de la edad del mismo, reaparece en el material de las sesiones, pero
además, y lo que es grave, en la subjetividad del niño que la padece.
Los adultos se arrogan el derecho de ser los únicos en decidir sobre el espacio corporal y
psíquico del niño.
Al separarse al niño de su historia, al arrancarle su prehistoria, lo que se produce es una
mutilación, en esa subjetividad en cierne.
El discurso de la madre que le cuenta su propia historia, le devolverá a la vez la prueba de
su propia expectativa y de su propio deseo. Y así como el niño le toma restados sus
primeros enunciados identificatorios, le tomará prestadas las informaciones con las cuales
inaugura su proceso de identificación.
Se le ha robado a su Yo la representación del bebé que fue en el vientre de su madre o
en los brazos de ella. Se le ha robado la posibilidad de que su Yo se apropie de ese modo
relacional produciendo una desposesión y una mutilación en su pensamiento al impedir
que el niño ingrese al mismo los elementos fundamentales que pasarían a formar parte de
su caudal memorizable.

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Tema 9: Niñez y Adolescencia: Sistema de responsabilidad penal
juvenil

GARCÍA MENDEZ - ADOLESCENTES EN CONFLICTO CON LA LEY PENAL:


SEGURIDAD CIUDADANA Y DERECHOS FUNDAMENTALES

Existen dos tipos de posiciones equívocas sobre el área de la “delincuencia juvenil”. En


primer lugar, un retribucionismo hipócrita para el cual el derecho penal lo es todo.
Desde esta perspectiva, solo un aumento de las sanciones penales, es el único
instrumento capaz de resolver los problemas sociales comprendidos en ésta área.
Segunda posición, paternalismo ingenuo. El derecho penal no es nada. La conducta
estaría denotando o tendencias patológicas o trivialidades propias de la edad. Cualquier
respuesta jurídica firme sería inútil.
DOS PARADIGMAS EN TORNO A LA NIÑEZ: La doctrina de situación irregular y la
doctrina de protección integral. Al primero le corresponde la denominación menor (se
relaciona con lo tutelar y la represión) y al segundo le corresponde niño- adolescente
tomado como sujeto de derecho y protección
LA DOCTRINA DE LA SITUACIÓN IRREGULAR
El concepto de “acto antisocial” y la competencia ilimitada del juez de menores son dos
aspectos que se complementan y refuerzan mutuamente contribuyendo decisivamente a
la consideración del menor como un objeto, a veces de la
compasión, a veces de la represión. Es posible que un menor generalmente perteneciente
a los sectores más bajos y desprotegidos de la sociedad, que haya cometido un hecho
banal, o incluso un “acto antisocial” sólo es posible que sea institucionalizado (un mero
eufemismo para designar a la privación de la libertad) por años, ya que desde los
parámetros normativos de las leyes basadas en la teoría de la “situación irregular” dicho
menor se encontraba en peligro moral o material.

LA DOCTRINCA DELA PROTECCION INTEGRAL


En el espíritu y texto de la Convención Internacional, el “menor” se transforma en
niño o adolescente y la vaga categoría social de “delincuente”, se transforma en la
precisa categoría jurídica del infractor. Es infractor sólo quien ha violado dispositivos
jurídicos previamente definidos como crimen, falta o contravención según las leyes del
país, se le haya atribuido o imputado dicha violación, se le haya realizado un debido
proceso y con el respeto estricto de las garantías procesales y de fondo, se lo haya
finalmente declarado responsable.
- Imputabilidad / Inimputabilidad / Impunidad / Responsabilidad. La condición de
imputable de un individuo, se legitima muchas veces con sus características personales,
no siendo estas últimas sin embargo, el factor decisivo que explica una condición
esencialmente jurídica. Los menores de 18 años, que son sujetos en desarrollo para la
psicología evolutiva, resultan en última instancia inimputables por una decisión política del
legislador y no por sus características de tipo personal por más que éstas sean
reconocidas por la psicología evolutiva u otras disciplinas conexas.
La condición de imputable o inimputable es consecuencia de una decisión de
política criminal asumida por el legislador. En general puede afirmarse que un
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individuo es imputable cuando se le pueden atribuir violaciones a conductas
previamente descritas en las leyes de crímenes, faltas o contravenciones. Por el
contrario, son inimputables aquellos individuos que en razón alguna características
definidas por la ley (edad, estado de salud mental, etc.) no se les puede atribuir las
mismas consecuencias que el código penal o leyes conexas proveen para aquellos
individuos que la ley considera imputables.
Bases para la construcción de un Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil. Los
instrumentos que conforman la Doctrina de Protección Integral, particularmente la
Convención Internacional, poseen aquellos elementos (de política jurídica) para superar
los gravísimos errores y limitaciones que presuponen las visiones de retribucionismo
hipócrita y el paternalismo ingenuo.

Requisitos para la construcción de un sistema de responsabilidad penal juvenil:


Los menores de 18 años (y mayores de 12) son inimputables penalmente, siendo,
sin embargo, penalmente responsables. La responsabilidad penal significa que a los
adolescentes (de 12 a 18 años incompletos), se le atribuyen, en forma diferenciada
respecto de los adultos, las consecuencias de sus hechos que siendo típicos, antijurídicos
y culpables, significan la realización de algo denominado crimen, falta o contravención,
siendo las leyes penales, el punto de referencia común para adultos y menores de 18
años, el concepto de responsabilidad difiere sustancialmente respecto del de
imputabilidad, en tres puntos fundamentales: los mecanismos procesales, el monto
de las penas difiere del monto de las medidas socio-educativas (adolescentes) y el
lugar físico de cumplimiento de la medida. Cuando un menor de 12 años, comete un
hecho, que si cometido por un adolescente pudiera constituir una infracción penal, no
corresponde aplicar en estos casos un medida socio-educativa, sino una medida de
protección. El adolescente infractor es una precisa categoría jurídica. Solo es infractor
quien ha realizado una conducta previamente definida como crimen, falta o contravención,
se le ha imputado la responsabilidad por dicha conducta, se la ha sustanciado un debido
proceso y se le ha decretado judicialmente una medida socio- educativa.
- Un SRPJ, presupone la existencia de una gama de medidas socio-educativas, que
permitan dar respuestas diferenciadas según el tipo de infracción cometida. En
general, esta escala incluye medidas tales como: Advertencia; Obligación de
reparar el daño; Prestación de servicios a la comunidad; Libertad asistida;
Semilibertad y Privación de libertad. Un SRPJ, presupone la existencia de diversos
tipos de privación de libertad: Arresto in flagrante o por orden judicial; Detención
judicial como medida cautelar o Detención judicial como medida definitiva de
privación de la libertad.
La privación de libertad es una medida de naturaleza estrictamente judicial. La privación
de libertad (como medida definitiva), es una medida excepcional y último recurso que
debería ser solamente el resultado posible de infracciones gravísimas. Es necesario que
se verifiquen dos condiciones imprescindibles: Que el órgano judicial, realice una
interpretación estricta y garantista de los dispositivos jurídicos que regulan la privación de
libertad y Que el órgano administrativo, diseñe, construye y ejecute el conjunto de
medidas alternativas a la privación de libertad.
Hay dos tendencias contradictorias predominantes: el enfoque represivo clásico o
el enfoque clásico de la marginalidad. Entre ambos enfoques, subyacen múltiples
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elementos comunes, entre los que vale la pena destacar que ambos confirman
objetivamente la consideración del “menor” como un mero objeto del derecho y las
políticas sociales; y en ambos existe una fuerte tendencia a interpretar en forma
mecánica, la real o supuesta comisión de una infracción como la manifestación
clara de disturbios de naturaleza física o psíquica. Es decir, se trata de una clara
tendencia a la patologización de los problemas sociales.
DOS PRINCIPIOS: EL INCOMPLETO INSTITUCIONAL Y EL INCOMPLETO
PROFESIONAL: Cualquier propuesta de trabajo pedagógico con jóvenes infractores,
debería comenzar por enfrentar dos aspectos obvios de naturaleza diversa. El primero se
refiere al hecho de que el objetivo primordial a alcanzar por un programa de esta
naturaleza, debe estar orientado a identificar y reducir los efectos negativos de la
privación de libertad. El segundo objetivo se refiere a que el conjunto de los esfuerzos y
actividades pedagógicas debería estar orientado a la reintegración de los adolescentes
privados de libertad al mundo exterior.
El incompleto institucional. Este principio de refiere a la necesidad de revertir la
cultura imperante en las instituciones totales, que se manifiesta en la propuesta de
que las instituciones debe poseer “todos” los servicios necesarios para los adolescentes
privados de libertad.
Por el contrario, el principio del incompleto institucional tiende a subrayar la normalidad de
la personalidad del adolescente infractor. El principio del incompleto institucional, que no
se deja expresar como receta cerrada, consiste simplemente en tornar a la institución
total, lo más dependiente posible del mundo exterior. Se trata de que, a menos que
resulte absolutamente imposible, los servicios normales concebidos para toda la
infancia penetren en las instituciones totales. El principio del incompleto institucional,
debe manifestarse no solo bajo la forma pedagógica, sino también bajo la forma
jurídica.
- El incompleto profesional. Este principio es dependiente y complementario del
principio anterior. Consiste en promover que, con excepción del mínimo personal
directivo y administrativo, el resto de los funcionarios que trabajan con adolescentes no
posean un vínculo total o permanente con estos jóvenes.

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DOMINGUEZ LOSTALÓ -MODELOS DE INTERVENCIÓN CON
NIÑOS/ADOLESCENTES EN CONFLICTO CON LA LEY EN EL MARCO DE LA
CONVENCIÓN INTERNACIONAL SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO.

Los educadores o técnicos vinculados al trabajo sobre el conflicto social, tenemos que
favorecer metodológicamente lugares específicos de facilitación de la expresión, de
aquello que realmente se formula como sufrimiento o demanda. El trabajo propuesto toma
como instrumento el trabajo de tipo grupal, que constituye la única metodología que nos
garantiza efectos reales comprobados. El trabajo grupal, como primer eje
metodológico, tiene como objetivo favorecer el desarrollo de las posibilidades
vinculares de los chicos entre sí, y con nosotros. Ir construyendo una forma de
expresión que omita la violencia.

La estrategia interdisciplinaria de capacitación vincular como segundo eje


metodológico, ya que antes que la capacitación educativa, tiene que haber una instancia
anterior, que es la capacitación vincular. La capacitación vincular es la que se nos da a
nosotros y a todas las personas, como forma de convivencia. La matriz grupal es la que
va generando las condiciones para que después se puedan asimilar otros aprendizajes y
otros conocimientos. La capacitación vincular es fundamental para que se pueda
reconstruir y garantizar, reformular o resignificar, el derecho a una vida en comunidad
mediante el trabajo grupal, que permite establecer distancia entre la palabra y la acción, a
través de una tarea cotidiana.

Principio fundante de la tarea: la restitución de derechos. El educador es un


facilitador para que se den todas estas resignificaciones, que permiten el acceso a los
derechos. Resulta que, sin trabajo comunitario, el reintegro es virtualmente imposible. Si
no lo hacemos, podemos ir después a buscar al infractor a la cárcel, lo vamos a encontrar
porque que salga de la institución no equivale a que la comunidad lo reciba y lo contenga.
Esto nos marca un fracaso metodológico del sistema tradicional, que solamente se puede
revertir cambiando las metodologías, las formas de intervención y venciendo las propias
resistencias que, a veces, tienen orígenes en reclamos sumamente válidos, inadecuados
salarios y falta de específica capacitación en otros.
La Convención somos nosotros mismos. debemos comenzar a trabajar siguiendo los
lineamientos de la Convención. Vemos qué insumos necesitamos, realizamos plenarios,
vemos cuáles técnicas tenemos. Hay que tomar la Convención, bajarla a los métodos
apropiados. Esto requiere voluntades políticas, pero no tenerlas no nos exime del deber
de tratar de hacer nuestra tarea lo mejor posible, dentro del marco de la Convención.
Debemos tener la responsabilidad de aplicar, en lo posible, los elementos que nos
permitan la capacitación vincular, la resignificación con el núcleo familiar, la capacitación
educativa y la capacitación laboral. Nuestra función será reintegrar, capacitando
vincularmente a quienes se les adeudan los derechos previstos en la Convención, razón
por la cual fueron vulnerados y ahora victimizados (Doctrina de Protección Integral).

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Ley 13.634- PRINCIPIOS GENERALES DEL FUERO DE FAMILIA Y DEL FUERO
PENAL DEL NIÑO.

- Los niños tienen derecho a ser oídos en cualquier etapa del proceso, a peticionar, a
expresar sus opiniones y a que éstas se tengan en cuenta en las decisiones que
afecten o hagan a sus derechos.
- Queda prohibida la difusión de la identidad de los niños.
- El niño al que se le atribuya haber infringido leyes penales debe ser tratado de
manera digna.
- La internación y cualquier otra medida que signifique alojamiento del niño en
instituciones tendrá carácter excepcional y será aplicada como medida de último
recurso.

Fuero de responsabilidad penal juvenil.


- Son principios rectores para el proceso penal: la protección integral de los
derechos del niño, su formación plena, la reintegración en su familia, la
solución de conflictos y la participación de la víctima, que el niño asuma una
actitud constructiva y responsable ante la sociedad, adquiriendo respeto por
los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas.
- El niño sujeto a proceso penal gozará de todos los derechos y garantías reconocidas
a los mayores y en especial tendrá derecho a: ser informado de los motivos de la
investigación; no ser interrogado por autoridades policiales o militares; que la
privación de libertad sea sólo una medida de último recurso en instituciones para
niños; que no se registren antecedentes policiales que perjudiquen su dignidad; entre
otros.
- La privación preventiva no podrá exceder de 180 días. Transcurrido ese plazo, el niño
será puesto en libertad.
- Los niños privados de su libertad deberán estar alojados en centros especializados.
- Concluido el debate judicial se resolverá: declarar absuelto al niño dejando sin efecto
la medida provisional impuesta; declarar penalmente responsable al niño y aplicarle
las medidas de integración social.
- la respuesta que se le dé al delito será teniendo en cuenta la gravedad del mismo y
las necesidades del niño; las restricciones a la libertad del niño se impondrán luego
de un cuidadoso estudio; considera como factor rector el interés superior del niño.
- Imputabilidad por su edad. El niño que no haya alcanzado la edad establecida por la
legislación, el Agente Fiscal solicitará al Juez de Garantías su sobreseimiento.
- Comprobada la participación del niño en un hecho punible y declarada su
responsabilidad, o en los casos de inimputabilidad, el Juez podrá disponer de las
siguientes medidas: orientación y apoyo socio-familiar; obligación a reparar el
daño; prestación de servicios a la comunidad; asistencia especializada,
inserción escolar; inclusión prioritaria en los programas estatales de
reinserción social; derivación a los Servicios Locales de Protección de
Derechos; Imposición de reglas de conducta.
- Para determinar la medida de integración social aplicable se deberá tener en cuenta:
la comprobación del acto delictivo; que el niño ha participado de dicho acto; grado de
responsabilidad del niño; la proporcionalidad de la medida; capacidad del niño para
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cumplir la medida; esfuerzos del niño por reparar los daños; los resultados de los
informes técnicos solicitados en la causa.
- Si el niño responsable del delito padeciere de una enfermedad física o psíquica,
o fuese adicto a sustancias que produzcan dependencia, el Juez podrá ordenar
que la medida se cumpla con la asistencia de especialistas o que reciba el
tratamiento en un establecimiento adecuado.
- Se debe incluir al niño en programas que tiendan a que asuma una responsabilidad
en el hecho y reinserción social, promoviéndole el apoyo necesario.
- Si el niño debe prestar servicios a la comunidad, deberá realizar tareas gratuitas de
interés general que deberán realizarse por un término no mayor a 6 meses.
- Será de incumbencia de los operadores especializados: promover socialmente al
niño y a su familia integrarlos en programas comunitarios de auxilio; supervisar
la asistencia y el aprovechamiento escolar del niño; profesionalizar al niño e
insertarlo en el mercado de trabajo; posibilitar la construcción de un proyecto
de vida digno para el niño y su familia; presentar cada 2 meses un informe del
caso.
- La privación de libertad deberá ser cumplida en establecimientos exclusivos y
especializados para el niño. Serán obligatorias las actividades socio- pedagógicas.
- Son derechos del niño privado de libertad: el acceso a los objetos necesarios para
la higiene y aseo personal; recibir escolarización y capacitación; realizar
actividades deportivas, culturales y de recreación; tener acceso a medios de
comunicación; recibir asistencia religiosa; mantener posesión de sus objetos
personales; acceso a luz solar y aire libre el mayor tiempo posible.

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