La energía solar fotovoltaica tiene como principio el aprovechamiento del efecto fotovoltaico
por medio de células solares compuestas por materiales semiconductores cristalinos. Por
medio de este principio se genera corriente eléctrica en cuanto la radiación solar alcanza el
material semiconductor, en la mayoría de los casos el material base para las células solares
actuales es el silicio
El sistema de captación está compuesto por el panel fotovoltaico el cual está integrado por
células fotovoltaicas dispuestas en serie o en paralelo con la finalidad de obtener a raíz de
la radiación solar, determinados niveles de tensión y corriente.
Varias fuentes de energía actuales aprovechan la energía a partir de los fotones, como:
hidráulica, eólica y los combustibles fósiles. El aprovechamiento de los fotones en estas
fuentes de energía es por medio de la evaporación del agua en los mares lo cual aumenta
la energía potencial, por la diferencia de presiones que produce una diferencia de
temperaturas entre regiones y así generando las corrientes de viento, y por la fotosíntesis
que capta la energía solar en forma de moléculas orgánicas. Sin embargo, la única fuente
de energía que produce energía eléctrica de manera directa a partir de los fotones es la
energía solar fotovoltaica.
Los fotones que pueden ser aprovechados por el efecto fotovoltaico provienen del espectro
de colores de la luz solar, donde esta luz blanca está formada por la unión de los colores
del arco iris. Estos colores corresponden a distintas longitudes de onda, donde actualmente
los paneles solares solamente pueden aprovechar la luz
La radiación emitida por el Sol en todas las direcciones es, en parte, interceptada por la
Tierra, de forma que puede definirse una magnitud llamada constante solar, como la
energía por unidad de tiempo y unidad de superficie perpendicular a la dirección de
propagación de la radiación, para la distancia media entre el Sol y la Tierra. Se ha
establecido un valor de constante solar de 1.353 W/m2, sin embargo, debido a las pérdidas
a causa de la naturaleza física del efecto de conversión fotovoltaico solamente un 15% de
la energía solar puede ser transformada en energía eléctrica por el modulo solar.
Han existido y siguen surgiendo muchas investigaciones respecto a las células solares,
donde destacan: células bifaciales de fósforo-boro (aprovechan la luz reflejada en su cara
posterior), nanotecnología (células solares fotovoltaicas realizadas con un material
plástico), células solares supereficientes (paneles solares de Indio-galio-nitrogeno capaces
de cubrir el total del espectro solar), tecnología de triple unión (células de silicio compuestas
de una tecnología de triple unión de United Solar Systems Corporation) y células
fotoelectroquímicas. Sin embargo, las células fotovoltaicas más utilizadas son las de silicio
cristalizado, las thin film y las de concentración fotovoltaica.
El funcionamiento de los paneles solares se rige por cinco aspectos: corriente de
cortocircuito, tensión de circuito abierto, potencia máxima, factor de forma y eficiencia. La
corriente de cortocircuito es la corriente máxima que puede ser obtenida en la célula cuando
la tensión en los bornes de la misma es de cero voltios, mientras que la tensión de circuito
abierto es la máxima tensión que puede ser extraída de una célula solar. El producto de la
corriente de cortocircuito y la tensión de circuito abierto da como resultado la potencia
máxima que puede tener la célula solar. Los primeros tres aspectos se relacionan por medio
del factor de forma, el cual permite tener una visión de cuan buena es la célula. Por último,
la eficiencia relaciona la potencia que se obtiene de la célula solar con la potencia de la luz
que incide sobre la misma.
Existen dos principales sistemas fotovoltaicos, los sistemas autónomos y los conectados a
la red. Los sistemas autónomos son utilizados en su mayoría en aplicaciones para zonas
rurales o aisladas donde la utilización de un sistema conectado a la red no es viable. En
cambio, los sistemas fotovoltaicos conectados a la red representan una potencia instalada
para el suministro de una red eléctrica nacional.
En cuanto a los componentes de los sistemas fotovoltaicos, se destacan los inversores, los
cuales monitorizan la tensión de la red, siempre que ésta esté dentro de los valores
especificados para su funcionamiento y que exista la radiación solar suficiente, el inversor
realizará la conexión a red sincronizándose con su frecuencia y evacuando toda la energía
disponible a la misma. En caso de que exista un fallo en la red que haga que la tensión o la
frecuencia estén fuera de rango, los inversores de manera inmediata desconectan el
sistema automáticamente, además de contar con un sistema de protección antiisla para
casos extremos.
Uno de los principales obstáculos, por no decir el principal, cuando se habla de una
inversión, es el costo. El coste de cada kilowatio-hora obtenido mediante un sistema
fotovoltaico depende del coste de la instalación, la cual debe amortizarse a lo largo de la
vida; del coste de explotación; y de la energía producida, que depende en gran medida de
la radiación solar en el emplazamiento.
En lo que respecta a las primeras, los aspectos negativos son mínimos y estarían
relacionados con el impacto visual. Aspecto que se reduce, teniendo en cuenta las distintas
posibilidades de instalación de los paneles, es fácil integrarlos en el paisaje de tal manera
que su impacto visual sea prácticamente nulo.
Aumentando la eficiencia de los módulos, se reducirán los costes de producción por kWh
tanto en la tecnología de células cristalinas como la de capa delgada.
La calidad del sistema FV es también un parámetro que influye en el coste por kWh. La
calidad del sistema se refleja en su tasa de rendimiento. Esta es la tasa de electricidad
medida en el lado de CA del contador de electricidad, en comparación con la cantidad de
electricidad generada originalmente por los módulos FV. Cuanto más alta es la tasa de
rendimiento, menores son las pérdidas entre los módulos y el punto en que el sistema
alimenta a la red
Bibliografía
[1]. Carta, J., Calero, R., Colmenar, A., Castro, M., & Collado, E. (2013). Centrales de
Energías Renovables. Madrid, España: Pearson.