LAS ESCRITURAS
"El cielo y la tierra pasarán, más mis palabras no pasarán." "Secase la
hierba, marchitase la flor: más la palabra del Dios nuestro permanece para
siempre. "Mateo 24:35, Isaías 40:8.
El Dr. Payson, refiriéndose a la Biblia, ha dicho lo siguiente: "Destruye
este volumen, tal como han tratado de hacerlo en vano los enemigos de
la felicidad del hombre, y nos dejarás sumido en profunda ignorancia con
respecto a nuestro Creador, a la formación del mundo en que habitamos,
al origen de nuestra raza y sus progenitores, a nuestro destino futuro,
relegándonos al plano de la fantasía, de la duda y conjetura. Destruye este
volumen y nos privarás de la religión cristiana, con todos sus consuelos
vivificantes, esperanzas y perspectivas que ofrece, no dejándonos nada
sino elegir (¡miserable alternativa!) entre las lóbregas tinieblas de la
infidelidad y las sombras monstruosas del paganismo. Destruye este
volumen y despoblarás el cielo, cerrarás para siempre sus puertas a la
desdichada posteridad de Adán, restituirás al rey de los terrores su fatal
aguijón, sepultarás la esperanza en la misma tumba que recibe nuestros
cuerpos, consignarás a todos los que han muerto antes que nosotros al
sueño eterno o calamidad infinita, y nos dejarás sin esperar nada a nuestra
muerte, sino suerte similar a la de ellos. En una palabra, destruye este
volumen, y nos despojarás al instante de todo lo que impide que la
existencia se convierta en el peor de todos los azotes apagarás el sol,
secarás el océano y harás desaparecer la atmósfera del mundo moral, y
degradarás al hombre a un nivel desde el cual quizá mire con envidia a los
brutos que perecen.
2. Única y no común.
Algunos confunden la inspiración con la iluminación. La iluminación
es la influencia ejercida por el Espíritu Santo, la cual es común a todos los
creyentes, y les facilita comprender las verdades divinas. 1Corintios 2:4;
Mateo 16:17. Afirman que tal iluminación es una explicación adecuada del
origen de la Biblia. Existe una facultad en el hombre, según se enseña, por
la cual el hombre puede conocer a Dios, algo así como un ojo del alma. En
circunstancias que los hombres piadosos de antaño meditaban en Dios, el
Espíritu Divino vivificaba sus facultades, permitiéndoles el acceso a los
misterios divinos.
Tal iluminación ha sido prometida a los creyentes y ha sido
experimentada por ellos. Pero no es lo mismo que la inspiración. Se nos
dice (1Pedro 1:10-12) que a veces los profetas recibieron verdades por
inspiración, y al mismo tiempo les fue denegada la iluminación para
comprender esas verdades. El Espíritu Santo inspiró sus palabras, pero no
creyó oportuno proporcionar el significado de esas palabras. Se nos dice
que Caifás fue el instrumento de un mensaje inspirado (aunque no tuvo
conciencia de ello) cuando aún no pensaba de Dios. En ese momento era
inspirado pero no iluminado. Juan 11:49-52.