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Nombre: Patricia Alvarez Maceda CI: 4773613 RU: 1716837

Materia: Seguridad Social Paralelo: A


A
VOCACIÓN
Vocación puede definirse como aquella tendencia que siente la persona hacia determinadas
actividades, personas, objetos o contextos, es una inclinación natural que generalmente se
comienza a manifestar desde que uno es niño. La vocación no se limita a una profesión u ocupación,
sino que abarca todos los aspectos de la vida. Existen tres elementos para encontrar la vocación:
Talento, pasión y demanda o necesidades del mundo.
Hacer algo por vocación significa dar lo mejor de tu tiempo y energía en ejercer aquello que te
apasiona, esto genera felicidad y satisfacción y la felicidad conlleva a que seas más eficiente, más
creativo en lo que haces y puedas dar al mundo un producto de calidad con tu arte o profesión. Este
resultado repercute también en la familia que podrá percibir la felicidad de desarrollar tu vocación y
esto generará felicidad e inspiración para seguir buscar y ejercer aquello que aman y apasiona,
buscar su propia vocación.
Las personas que tienen vocación ven más allá de la retribución por su trabajo, si bien son
conscientes del valor de su trabajo y la necesitan de la retribución del mismo para subsistir, el no
recibir el pago adecuado o incluso el no recibir nada no es un limitante para dejar de hacer lo que
aman, para ellos es más fácil realizar acciones solidarias, de ayuda y socorro que precise no adquirir
beneficios económicos o materiales para uno mismo sino para alguien más que lo necesite. Las
personas que tienen vocación, hacen las cosas que aman y las realizan con pasión, recibir una
retribución por ello es un plus afortunado, una bendición maravillosa.
Personas que ejercen al arte, profesión u ocupación de su vocación tienen altos niveles de
compromiso con lo que hacen, invierten con pasión las horas que sean necesarias para la resolución
de conflictos dentro del área en que se desenvuelven y pueden generar grandes avances, cambios
y productividad.
A escala más grande, las personas con vocación en lo que hacen generan mayores logros en un
país, repercutiendo positivamente en el avance socio económico del mismo, evitando problemas
globales como la corrupción pues así como aman lo que hacen, respetan e incitan a los demás a
respetar las normas, reglas y límites del ejercicio de su profesión.
Una persona que ejerce algo sin vocación lleva sobre sus hombros una carga muy pesada de
tristeza, frustración y resignación por no amar lo que hace, por no tener certeza sobre cual es su
misión en este mundo, y estos sentimientos negativos repercuten en todos los ámbitos de su vida.
Son personas que esperan con desesperación que lleguen los fines de semana, los feriados, las
vacaciones porque desean despojarse del peso de la rutina con la cual no se sienten identificados,
con la cual no sienten ningún tipo de satisfacción al realizarla.
Esta insatisfacción se lleva al hogar en cuyos miembros ocasionalmente se descarga la frustración
generando un ambiente de maltrato, violencia e insatisfacción.
El realizar algo que no amas, por lo cual no tienes vocación te lleva a desarrollar patologías tanto
físicas como mentales fruto de la infelicidad y del estrés llegando a extremos realmente
preocupantes como la depresión severa que lleva incluso al suicidio.
Personas sin vocación al no encontrar satisfacción personal en la labor que desempeñan tratan de
obtener el máximo beneficio de ella a manera de compensación, se desesperan por la retribución
sobre todo económica, viven esperando el salario de cada mes que es el único incentivo para ejercer
su labor, y si pueden buscan obtener más dinero, no importan los medios, lícitos o ilícitos, la meta
es obtenerlos. Tienen poco o nulo sentido de empatía o solidaridad, no conciben desprenderse de
ni siquiera un centavo de su dinero, compartir para ellos, en su percepción, es un crimen pues han
luchado tanto soportando un trabajo que no satisface su espíritu que merecen cada centavo que de
él obtienen y darlo a los demás no es una opción.
Las repercusiones a nivel de la empresa, negocio, actividad que realizan personas sin vocación
también son negativos, generalmente estas se estancan en cuanto a crecimiento, no pueden lograr
sus objetivos, bordean siempre la quiebra o extinción pues sus componentes no invierten tiempo y
energías suficientes para lograr metas mínimas de subsistencia menos de excelencia.
A nivel del país esto significa una alta carga económica y de desarrollo. Personas que no aman la
profesión, arte u oficio que ejercen pueden llegar a saturar el sistema de enseñanza superior,
llegando a estudiar una o varias carreras adicionales a las que ya tienen con la finalidad de encontrar
su verdadera vocación en alguna de ellas, saturando los sistemas de educación pública, en cuanto
a recursos, espacio y oportunidades para personas nuevas. Igualmente genera una asignación de
recursos para los su temas de salud por cuestiones de estrés, depresión, ansiedad y enfermedades
psicofísicas similares provocadas por la tensión constante al realizar cotidianamente algo que no es
de su agrado. También esto repercute en el desarrollo del país, al existir personas sin vocación que
conforman empresas económicamente poco productivas y de lento o nulo crecimiento. Es igual de
preocupante cómo un país lleno de personas carentes de vocación en la actividad que ejercen
tienen ausencia de compromiso con una alta tendencia a desviarse de los cánones éticos y de
valores cayendo en figuras como la corrupción, dando prioridad al beneficio económico sin importar
los medios para obtenerlos, impidiendo de gran manera al progreso del país el cual adolece del mal
de la corrupción en todos sus niveles como si fuese un tumor metastásico e imposible de erradicar.
Se puede concluir que la ausencia de vocación en la práctica de un arte, oficio o profesión es
totalmente negativo para la persona, para su entorno familiar, para la institución donde trabaja, para
el país donde vive, para el mundo entero. El costo de vivir sin vocación es demasiado alto, y hoy en
día adolecemos de ello en creces, se valoran más los beneficios económicos, sociales que
realizarse como persona, vivimos en una sociedad donde se aparenta pero no se es, donde se hace
pero no se siente, donde se remplazan sueños por los beneficios.
Necesitamos personas apasionadas, que amen lo que hacen, comprometidas con su oficio para
realizarse ellas mismas y para el desarrollo de un país y del mundo no sólo a nivel profesional sino
también personal, necesitamos de individuos que trabajen con vocación y competencia que sean a
su vez seres humanos íntegros, que defienden y respeten las normas, que no renuncien al
desarrollo de sus talentos ni sus sueños, seres realizados en lo individual que proyecten realizar
sueños y proyectos en general para el mundo entero
Aristóteles mencionaba con sabia determinación que “allí donde convergen tus talentos y las
necesidades del mundo allí está tu vocación”. El día, utópico quizás, en que todos los individuos
encuentren y ejerzan su verdadera vocación, regirá en el mundo una etapa de verdadero desarrollo
integral humano.

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