A continuación,
una selección de las respuestas para los curiosos.
Las mosquitos hembra localizan a su presa con una combinación de olfato y visión.
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Sus antenas tienen 72 receptores de olor diferentes y 27 de ellas están sintonizadas para
detectar químicos en su sudor. Estos incluyen dióxido de carbono, 1-octen-3-ol y nonanal.
Los mosquitos pican más a la gente que tiene concentraciones más altas de esos
compuestos en su sudor.
Continuamente hay experimentos para dar con repelentes que bloqueen esos olores.
Como son pequeños, los insectos tienen una proporción alta de área de superficie al
volumen y para poder sobrevivir en ambientes secos han desarrollado varias adaptaciones
para conservar agua.
Una de ellas es su sistema excretorio. En vez de riñones, los insectos usan una red de tubos
llamados "túbulos de Malpigio".
Estos toman el nitrógeno sobrante de la proteína digestiva y lo convierten en una pasta de
ácido úrico. Eso pasa al recto, donde se mezcla con la parte no digerible de la dieta del
insecto.
Cualquier rastro de agua es reabsorbido por el recto y lo que queda es virtualmente una bola
seca.
Los insectos que toman néctar, sin embargo, consumen más agua de la que necesitan y sí
expelen el exceso. Pero es discutible si eso cuenta como orina, pues sólo tienen un orificio
para excretar: técnicamente es más bien diarrea.
En todo caso, el agua es pesada, así que las mariposas y las abejas generalmente se
deshacen de ella antes de despegar.
Ese olor es llamado petricor -del griego petros, piedra, e Ikhôr, componente etéreo,
mitológicamente, la esencia que corre por las venas de los dioses-. También se le conoce
como geosmina, que en griego sería "aroma de la tierra".
Cuando el suelo se seca, producen esporas y la próxima vez que llueve, las esporas salen
volando por los aires lo suficientemente alto como para que las podamos respirar.
Pero no es la velocidad lo que nos afecta sino la aceleración, como cualquiera que haya
usado un auto de carreras puede atestiguar.
Y el "relajado" giro de la Tierra produce una aceleración unas 100 veces menos fuerte que
la de un tiovivo.
Con todo y eso, la rotación de la Tierra puede hacerse sentir, vía un fenómeno llamado
"efecto Coriolis", en nombre del matemático francés Gaspard-Gustave Coriolis.
A quien esté parado en cualquier cosa que esté rotando le parecerá que una fuerza
misteriosa está sacando de curso a cualquier cosa que se mueva a lo largo. Por ejemplo, si
una persona en un tiovivo trata de lanzar una pelota para que caiga en un bote al otro lado
del tiovivo, notará que la pelota constantemente se va para otro lado.
Pero para quienes están en el objeto que gira, parece muy real, y su efecto tiene que ser
tomado en cuenta cuando se calcula la dirección que tomarán los huracanes o los misiles.
Éste es el único lugar en el que la presión y la temperatura son lo suficientemente altas para
permitir que un diamante se cristalice.
Para llegar a la superficie, tienen que ser llevados por las rocas que los rodean por los
canales volcánicos profundos que se extienden hasta el manto.
Y ni siquiera esos son los más viejos pues se han encontrado diamantes incrustados en un
meteorito que es de hace al menos 5.000 millones. Eso es más antiguo que nuestro Sistema
Solar y significa que los diamantes se formaron durante las últimas etapas antes de la
muerte de otra estrella o en un planeta que se desintegró cuando su estrella explotó.
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